Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Logica
Logica
Los argumentos que usan los juristas son variados. Son recursos retóricos a
los que no cabe aplicar las ideas de verdad o error. No tienen nada que ver con
la ciencia, si por ella entendemos la búsqueda de conocimientos “verdaderos”.
Sin embargo, todos —digamos casi todos, para matizar y evitar una discusión
al respecto— los argumentos a los cuales estamos acostumbrados los juristas
tienen algo en común: afirman que si no se resuelve de tal o cual manera,
sucederá algo terrorífico, catastrófico, malo, desaconsejable o peligroso.
ditar al otro como absurdo, esto es, como contrario al logos, a la razón. Pues
bien, los argumentos jurídicos se parecen a la reducción al absurdo, sólo que
en vez de hacernos temer caer en la irracionalidad, nos hacen temer los
terroríficos resultados de resolver de una cierta manera. Y si tal sentido de la
resolución acarreará tales perjuicios, parece quedar claro que debe resolverse
en el sentido contrario, es decir, a favor de la otra interpretación, la que nos
conduce a la paz, la armonía y otras aspiraciones legítimas, a veces, incluso a
la propia justicia. No parece necesario discutir en este momento un elenco de
los argumentos jurídicos, porque discusiones las hay, y a veces tan
complicadas como se espera que sean las que se dan entre abogados. Pero
puede decirse que se habla del argumento a fortiori, del mayor y el menor, de
la analogía y otros. A cambio de detallar estos argumentos y lo que de ellos
han dicho los juristas, hemos de preferir “mirar” lo que “hacen” los jueces.
Algunos jueces.
¿Cuáles son los argumentos o “motivos” que llevan a los jueces a resolver
como lo hacen y no de manera contraria?, ¿son los que se enuncian en las
sentencias o son otros, ocultos, que no se mencionan? En la sentencia de
marras lo primero que salta a la vista es que los jueces resolvieron un conflicto
que enfrentaba al sector social de la alta burguesía mexicana, relacionada con
los bancos, en contra de una enorme cantidad de mexicanos deudores, la
mayoría pequeños capitalistas y, sobre todo, ciudadanos simples que tal vez
habían conseguido comprar una vivienda. Sin embargo, en la sentencia, los
jueces no hablaron de eso. Es decir, en el cuerpo de la sentencia no hay
párrafos en los cuales se argumente acerca de la conveniencia o no de alguna
decisión teniendo en cuenta el problema social y económico que se estaba
resolviendo.