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Hirsch – Unidad 3

Para los mercantilistas, la crisis de los 70 estaba vinculada a la estructura del Estado. Los sindicatos
eran poderosos y el gobierno estaba a merced de las presiones sociales en área de bienestar.
Además, crecían las demandas de los asalariados y los Estados continuaban
financiando/subvencionando sectores improductivos debido a las presiones de los sindicatos. Por
ello, lo que se requería era: reducir las demandas, debilitar a los sindicatos, cambiar los patrones de
consumo, reestructurar el Estado (desregularizando y minimizando intervenciones), revitalizar las
fuerzas de mercado.
Factores que incidieron en crisis: aumento excesivo de salarios, expansión excesiva de gasto estatal,
incremento de endeudamiento, incremento de inflación, y también del costo del factor trabajo. Ello
derivó en aumento de desempleo, en estancamiento en innovación tecnológica, en descenso de
inversiones, de crecimiento y de rentabilidad.
La crisis favoreció el resurgimiento de la teoría del ciclo largo, basado en la teoría marxista del
valor y en la ley de la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. La elevación de la composición
orgánica del capital lleva a una caída en la tasa de ganancia, a una sobreproducción de capital, a
estancamiento y crisis.
Se requiere una reorganización estructural de las condiciones tecnológicas y sociales de producción,
así como de las relaciones laborales y de clase.
La teoría marxista enfrenta dos dificultades: problema de fundamentación en la teoría del valor y la
interacción contradictoria entre tendencias y contratendencias. Se considera que los triunfos
materiales de los asalariados implican una pérdida en las ganancias del capital, produciendo débiles
inversiones, estancamiento y crisis.
Cuando ya no es posible movilizar contratendencias a la caída de la tasa de ganancia o cuando la
valorización del capital requiere de la transformación capitalista, hablamos de crisis. Una crisis
secular es una crisis de la formación social, del bloque histórico, y su función es la de revolucionar
dicha estructura para permitir la continuidad de la acumulación del capital sobre nueva base social.
El error de los teóricos burgueses ha sido atribuir la causa de la crisis al fracaso del sistema político.
Por ello se debe utilizar la ley de la tendencia a la caída de la tasa de ganancia como punto de
partida.
El fordismo es una formación capitalista que se constituyó entre las décadas de los 30 y de los 50
como consecuencia de la crisis y de la IIGM. Está apoyado en la acumulación intensiva del capital.
Con taylorismo se intensificó explotación, se destruyeron formas de poder del trabajo artesanal y se
introdujeron técnicas eficientes de control y supervisión. Implicó la destrucción de formas de vida
precapitalistas: hubo movilización forzada, se inculcó individualismo consumista y se debilitó la
familia tradicional. Ocurrió proceso de disgregación social. La concentración de capital sumada a la
disgregación social llevaron a la burocratización y expansión del Estado de vigilancia. Regulación
estatal se convirtió en base del proceso económico y para que las fuerzas de trabajo actúen/se
adecúen conforme a los patrones de consumo y producción.
Fordismo se caracteriza por producción y consumo masivo. La universalización del trabajo
asalariado, el incremento de la productividad y el establecimiento de un mercado interno amplio
conformaron los pilares o las bases del nuevo ciclo de acumulación. Por desintegración social y
homogeneización de la clase obrera, se dio crecimiento de sindicatos, de partidos de masas y de
programas carentes de especificidades de clase.
La crisis aparece cuando aparecen obstáculos al proceso de valorización del capital. Condiciones
que dispararon dicha obstaculización deben buscarse en las características específicas del fordismo.
Crisis en la organización taylorista del trabajo → aumento en la intensificación, descalificación
y monotonía del trabajo llevó a que se generaran formas de resistencia. Elevado nivel de inversiones
hizo que los sabotajes, paros y ausentismo fueran cada vez más costosos. Además, se hizo cada vez
más dificil reclutar trabajadores mal pagos, expuestos a trabajos rutinarios y pesados.
Crisis del Estado benefactor-corporativo → el sistema institucional encargado de asegurar la
integración fordista y el disciplinamiento de los asalariados aparecía como una amenaza para las
ganancias capitalistas. El sistema de seguridad social absorbe una cantidad cada vez mayor de
ganancias para satisfacer subsidios, fondos de desempleo, etc. Por otro lado, los sindicatos abogan
porque los salarios reales no sufran pérdidas. De esta manera, la superestructura política, el sistema
de seguridad social y el sistema sindical funcionan como barreras a la valorización del capital.
Crisis del Estado intervencionista → es un factor de crisis dado que institucionaliza patrones de la
reproducción material de los asalariados. Además, tiene una capacidad limitada a la ahora de
introducir procesos socio-tecnológicos de innovación/modernización.
Crisis del sujeto fordista → la constitución del sujeto hace que la estructura del individuo esté
atada con el consumismo. Se institucionaliza el deseo de extender y producir necesidades. Esto
llevaría a una inflación de demandas materiales, lo cual puede amenazar con hacer estallar las
relación de valorización.
Crisis ecológica → explotación de materias primas y destrucción de medio ambiente y de
naturaleza ha llegado a punto tal de amenazar la continuidad de las condiciones de producción.
Crisis del fordismo global → además de la creación de centros metropolitanos, se dio
industrialización selectiva de países del tercer mundo que consistió en transferir procesos de
producción simples y en explotación de mano de obra barata. Ella fue una de las causas del
posterior lento crecimiento y del desempleo en las metrópolis.
Capitalismo posfordista
Hiperindustrialismo → nuevas tecnologías informativas, en telecomunicaciones y en
procesamiento de datos son los pilares del nuevo ciclo de desarrollo. La revolución
microelectrónica ha transformado profundamente las relaciones sociales laborales. Se apela a la
reducción y racionalización de la fuerza viva del trabajo. La reorganización del proceso laboral se
dirige a combinaciones flexibles de humanos y máquinas, a la individualización sistemática de las
relaciones de trabajo y a la creación de nuevas jerarquías entre asalariados. Se busca fragmentar y
diversificar al trabajador masivo, reducir vulnerabilidad del proceso de producción y debilitar la
organización colectiva de intereses. Se busca gestar un nuevo tipo de trabajador masivo,
flexibilizado, individualizado, dividido. A su vez, se crea una nueva capa reducida de profesionales,
cualificada, que supervisa y dirige.
Dualización y segmentación de la sociedad → se da división entre trabajadores con empleo
estable, con condiciones relativamente seguras de trabajo, bien remuneradas y calificadas, y
trabajadores con empleo inestable, condiciones inseguras de trabajo vinculadas a la temporalidad y
subcontratación.
Estatismo autoritario y corporativismo segmentado → Estado posfordista no es un Estado débil
que permite el libre juego de las fuerzas del mercado, sino que es un Estado fuerte, con autonomía
frente a la pluralidad de intereses, intervencionista en múltiples formas y fuertemente armado. Se da
origen a corporativismo segmentado, cuyas células están compuestas por grupos profesionales de
intereses que compiten entre sí. El sistema político que regule y estabilice este corporativismo debe
expandir el aparato represivo del Estado, así como profundizar y controlar burocráticamente las
divisiones sociales. No se trata sólo de desmantelar el Estado de Bienestar, sino de diversificar su
potencial, para integrar, controlar y dividir dentro de contexto de reducción de beneficios
materiales.
Así, hay una estrategia de privatización selectiva en favor de grupos económicos privilegiados, y
ayuda restringida materialmente y bajo control a grupos marginados. Desregulación de fondos.
Crecimiento de asistencia social a costa de sistema institucionalizado de seguridad social, y a través
de la reestratificación del sistema educativo.
Se da una división del aparato del Estado de bienestar en sectores privilegiados, protegidos
legalmente, e instituciones encargadas de modo discrecional de regular la pobreza.

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