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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.

co/53560/

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

Geotecnia para el
trópico andino

CARLOS ENRIQUE ESCOBAR P.


GONZALO DUQUE-ESCOBAR

Manizales, Colombia 2017

A la Universidad Nacional de Colombia, en sus 150 años…

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CONTENIDO
Capítulo Descripción Lecturas complementarias

Capítulo Descripción Lecturas complementarias

Dinámicas del clima andino Árboles, poblaciones y ecosistemas.


colombiano. El Ruiz continúa dando señales…
Introducción. Manizales, ¿ciudad del agua? Terremotos en el occidente
1 Pg 008 Medio tropical Un nuevo modelo urbano. colombiano.
y clima andino. Cambio climático y Riesgos para el agua en la
sustentabilidad del ecorregión cafetera de
territorio. Colombia.
El ocaso del bosque andino y la Cerro Bravo, tras trescientos años de
selva tropical. calma volcánica.
Caracterización Exordio de una tragedia Arroyo Bruno, entre la muerte negra
geotécnica de volcánica. y la vida wahuu.
2 Pg 055 El Estado y la función del suelo El Paisaje Cultural Cafetero: ¿sujeto
los materiales
térreos. urbano en Manizales. de derechos?
Desarrollo minero-energético de ¿Qué hacer con la vía al Llano?
Caldas..
Colombia biodiversa: potencialidades
El agua en la biorregión
y desafíos.
La caldense.
Agua, ordenamiento territorial y
degradación: Mohán: sin bogas ¿pa’ onde va
desastres.
el río?
3 Pg 108 Erosión y Prisas para tiempos de calma.
El territorio del Río Grande de la
Movimientos Magdalena.
La encrucijada ambiental de
en masa. El porqué de los aguaceros en
Manizales.
Colombia.

El Ruiz, amerita medidas de


Nuestras aguas subterráneas.
Métodos de prevención y no pánico.
Adaptación al cambio climático
análisis de Hidro-Ituango: una lectura a la
para Manizales.
crisis.
4 Pg 173 estabilidad. El Un diálogo con la dinámica
Minería metálica sí, pero
factor de urbana.
sustentable.
Seguridad. Huracanes y terremotos
La economía azul en la esfera de la
acechan.
producción.
Clima extremo, desastres y Antes que La Colosa a galerizar
refugiados. Cajamarca.
Manizales, ciudad de laderas. Otra vez El Niño: ¿cómo Adaptarnos?
Tratamiento Los guetos urbanos o la ciudad Llegó La Niña… ¿Y entonces?
5 Pg 247 amable. Acuerdo sectorial ganadero.
de taludes.
Anotaciones para un
crecimiento previsivo
con desarrollo.
Nuestro frágil patrimonio El calentamiento global arrecia... ¿y
hídrico. las heladas qué?
Manejo de Llega el invierno, pero la La previsión en la gestión del riesgo
6 Pg 292 vulnerabilidad qué. volcánico.
aguas.
Una agenda pública para Antropoceno, concepto cultural o
Manizales. geológico?

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Sol, clima y calentamiento Huella ecológica, y Huella hídrica.


global.
Ingeniería, Incertidumbre y Ética.
Un SOS por la bambusa guadua.
Dos notas para el Pacífico
Bioturismo y adaptación
Biogeográfico.
Estabilización ambiental para la
7 Pg 337 Ecorregión Cafetera.
Muelle de Tribugá.
de cauces. Una mirada a los mares de
Pobreza y ruralidad cafetera.
Colombia.
No todo lo que brilla es oro.
Bosques en la cultura del agua. Colombia, país de humedales
Paisaje Cultural Cafetero: amenazados.
disrupción para un Intimidades del Ruiz para un examen
Coberturas desarrollo sostenible. de la amenaza volcánica.
8 Pg 401 La identidad del territorio Clima, deforestación y corrupción.
vegetales.
caldense. Patrimonio hídrico: carencias en la
Aire urbano contaminado… ¿qué abundancia.
hacer?
Acuerdo Climático: avance COP21, un reto social y político a
necesario pero nivel global.
insuficiente. ¿Dónde está la gestión planificadora
Estructuras de Paramos vitales para la del riesgo volcánico?
9 Pg 447 Ecorregión Cafetera. Sismo, bahareque y ladera.
contención
Reflexiones sobre el POT de Vulnerabilidad de las laderas de
Manizales. Manizales.
Las cuentas del agua.
Irma arrasa las Antillas Plusvalía, desarrollo urbano y
menores. mercado.
Perfil ambiental de Manizales y Cambio climático y pasivos
10 Pg Auscultación su territorio. ambientales del modelo
505 de taludes La historia del Cerro Sancancio. urbano.
Planeación preventiva y cultura El agua en Colombia: glosas.
de adaptación Un país con grandes retos
ambiental. ambientales.
Pg 581 Adjuntos El desastre de Armero. Ecocidio en Río Blanco.
Pg 608 Bibliografía Fuentes de complemento.
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del territorio, Conflictos socio-ambientales en Colombia, Gobernanza forestal en Colombia, Deforestación en Colombia, Ingeniería del
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Nacional de Colombia,

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Presentación

Imagen 0.1: Promedios anuales de Temperatura (ºC) y Lluvia (mm), y Zonificación de suelos por humedad
en Colombia. Fuente: www.todacolombia.com

A continuación esta herramienta que se entrega con propósitos académicos de forma virtual y
sin ánimo de lucro, la cual creemos puede resultar de interés para la ingeniería del suelo al ser
concebida en el marco de la práctica geotécnica con experiencias en la Ecorregión Cafetera de
Colombia, un territorio que se ubica sobre la zona tropical de los Andes más septentrionales de
América. De ahí, la inclusión de lecturas con información sobre Colombia y en particular sobre
dicha región.

En consecuencia, este material se ocupa de la región montañosa y más poblada de Colombia,


un escenario con cerca de 300 mil km2 ubicado entre Ecuador y Venezuela, en el que los Andes
cuando se bifurcan entregan tres los valles interandinos y las tierras más productivas, donde el
clima bimodal que se condiciona por las interacciones atmosféricas de las costa Pacífico y en
parte del Caribe, y con la atmósfera de las llanuras orientales de la Orinoquía y Amazonía,
presenta dos temporadas húmedas y dos secas que se alternan a lo largo del año sincronizando
sus períodos entre solsticios y equinoccios, y produciendo un régimen de pisos térmicos
asociados al cambio de la temperatura con la altitud y posición intertropical, característico de la
Región Andina.

Pero el ENOS como fenómeno cíclico de comportamiento errático, se ha venido exacerbando


con el calentamiento global, generando fenómenos climatológicos extremos. Durante los años
de La Niña, mientras las dos temporadas invernales de Octubre y Abril son en promedio más
húmedas, los deslizamientos e inundaciones suelen darse en Noviembre y Mayo; y en los años
de El Niño mientras las temporadas veraniegas son en promedio más secas y arrecian los
incendios forestales, también se suceden con mayor probabilidad las depresiones tropicales y
huracanes por el Caribe, intensificándose el riesgo de eventos hidrogeológico a con las lluvias
intensas.

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Los Andes colombianos que se inician a partir del Nudo de Los Pastos, donde se bifurcan para
dar origen a las cordilleras Occidental y Central, separadas por los ríos Guáitara y Patía,
conforman más al norte el extenso Macizo Colombiano, una estrella orográfica donde se origina
la cordillera Oriental, que con 1200 km es la más extensa y ancha y joven de las tres. La más
antigua de ellas, es la cordillera Central que con una longitud de 1000 km y una altitud media
de 3000 m, llega a la costa Atlántica, mientras la cordillera Occidental con 1095 km de longitud
y 2000 m de altitud media, es la más baja.

Imagen 0.2: Regiones Naturales (DEAM), Coberturas Vegetales ( Minambiente), Amenaza


sísmica en Colombia (Ingeominas)Fuente: http://web.minambiente.gov.co

Las tres cordilleras son de diferente naturaleza y edad: la Central de edad Paleozoica, es
fundamentalmente de rocas cristalinas metamórficas, así presente segmentos de vulcanismo y
granitos emplazados; la Occidental de edad Mesozoica, muestra rocas en su mayoría de
naturaleza ígnea básica, afines a los ambientes oceánicos; y la Oriental de edad Cenozoica, se
constituye básicamente por rocas de tipo sedimentario, como calizas, areniscas y arcillolitas.

Los tres principales valles interandinos, que también transcurren de sur a norte, son el del
Magdalena localizado entre las cordilleras Central y Oriental, que con una extensión de 200 mil
km2 recorre sucesivamente regiones con diferentes climas y vegetación, por lo que en su
transcurso alternan praderas, estepas, selvas, ciénagas y pantanos; el del Cauca entre las
cordilleras Central y Oriental que, con una extensión de 85 mil km2, comprende una de las
regiones más fértiles de Colombia en su parte media; y finalmente el del Atrato-San Juan, de 35
mil km2 de superficie, ubicado entre la cordillera Occidental y la Serranía del Pacifico chocoano,
donde transcurren sendos ríos en direcciones opuestas en medio de un ambiente húmedo,
ardiente y selvático.

Pero dado que sobre la Cordillera Central encontramos tres segmentos volcánicos de edad
reciente, en general las formaciones de cobertura colombianas por ser jóvenes no tienen la
madurez ni la estabilidad de los suelos de la plataforma africana. Y dado que su formación en
dicho ambiente andino tropical responde a diferentes factores, como lo son: material parental,

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edad, gradiente climático y altitudinal, topografía y relieve, y formadores biológicos, sus


características edáficas, estabilidad y fertilidad, como los posibles usos y adecuados manejos,
plantean diferentes retos en materia de uso y manejo, como de desarrollos tecnológicos
apropiados.

En la zona andina se localizan los suelos más productivos del país. Una hectárea en la Sabana
de Bogotá es 24 veces más productiva que una hectárea promedio en los Llanos Orientales
cuyos suelos son lateríticos (oxidados). Igualmente los del Chocó son suelos lixiviados por las
intensas lluvias. Mientras estas dos regiones son de suelos pobres con vocación para la
ganadería extensiva, la agricultura de subsistencia y la silvicultura, los suelos productivos de la
zona andina presentan una oferta ambiental variada, pero igualmente una demanda de
Prácticas salvo pastoriles y agro forestales para un uso y manejo adecuados, dado que son
suelos inestables y ecológicamente frágiles. Además de conflictos severos entre uso y aptitud,
también existen suelos pobres de notable extensión en el Cauca, Antioquia y Santander.

Según el Ministerio del Medio Ambiente de Colombia, el 69% de la superficie continental del país
es de aptitud forestal, pero de esa área solo el 46,6% está cubierta por bosques, y gran
proporción de las tierras restantes ha sido adaptada a actividades agropecuaria, con fuerte
impacto sobre las microcuencas, afectando así el suelo y el agua a causa del mal uso o del
manejo inadecuado de los recursos. En suelos de laderas de fuerte pendiente por no ser aptos
para la ganadería, de ser viable el aprovechamiento para la agricultura, se deben evitar cultivos
rotativos y procurar para las zonas más susceptibles las prácticas de conservación, mediante
bosques, productores y no productores. Dichos suelos, además de jóvenes, de su morfología
empinada, por estar asociados a rocas blandas alteradas por el intenso ambiente tectónico,
están sometidos a un clima de fuertes contrastes de temperatura y precipitación que los hace
altamente inestables.

Esto es, si en Colombia predominan las rocas blandas con fuerte alteración tectónica, que son
materiales intermedios entre suelo y roca, altamente fracturados y descompuestos y expuestos
a agentes bioclimáticos intensos, entonces nuestros suelos tropicales andinos se asocian a
macizos rocosos también altamente susceptibles a los factores detonantes de deslizamientos y
fallas similares del medio ecosistémico, como son las lluvias y los sismos sobre todo en las
laderas de fuerte pendiente donde se han intensificado los procesos de modelado y la
deforestación, además de las actividades urbanas.

Los elementos teóricos y metodológicos subyacentes en los mecanismos ecológicos que


gobiernan o condicionan nuestros suelos, dependen de cada región, e igualmente las amenazas
que pueden afectarlos. Además, la mecánica de los suelos que ha sido desarrollada para los
suelos de las latitudes altas donde dominan los suelos transportados cuyas discontinuidades
dominantes son horizontales, pocas posibilidades ofrece en el escenario de los suelos andinos de
Colombia, que son principalmente suelos residuales formados sobre un macizo meteorizado y
tectonizado, cuyas discontinuidades son de variada actitud y disposición aleatoria. Esto hace que
en el diseño de obras ingenieriles subterráneas, como lo son túneles y cimentaciones de
grandes terraplenes, la incertidumbre resulte ser cinco a siete veces superior a la de las
estructuras de concreto.
CEEP y GDE

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GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
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CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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1. GEOTECNIA

1.1. DEFINICIONES.
Geotecnia es la aplicación de los métodos científicos y de los principios de ingeniería a la generación,
interpretación y utilización del conocimiento de los materiales y procesos que ocurren en la corteza terrestre
para la solución de problemas de ingeniería. Para su cabal desarrollo requiere la aplicación de diferentes
campos del conocimiento, entre ellos, la mecánica de suelos, la mecánica de rocas, la geología, la geofísica,
la hidrología, la hidrogeología y las ciencias relacionadas.

1.2 PROBLEMAS QUE SE PLANTEAN EN LA PRÁCTICA DE LA GEOTECNIA.


a. Taludes.
La infraestructura, el urbanismo y las
edificaciones en áreas pendientes requieren
movimientos de tierra para adecuación de
terrenos. Estas actividades dan como resultado
taludes de corte y de relleno, pendientes y altos,
donde es necesario optimizar el espacio útil, o
requieren estructuras de contención. Los taludes
y laderas naturales sufren inestabilidad y
ocasionan problemas graves con pérdidas
económicas y de vidas.
b. Estructuras en tierra
Cuando se construyen estructuras en suelos
granulares o plásticos para la adecuación de
terrenos en un proyecto vial, una conducción de
agua o una edificación, son necesarias estructura
o terraplenes con materiales con las
características geomecánicas de diseño. Para
lograrlo es necesario realizar el control de la
humedad, verificar el grado de compactación, la
estabilidad volumétrica y la resistencia del suelo.
Estos valores se verifican por medio de los
ensayos de campo y laboratorio sobre
especímenes tomados de la estructura y los
Figura 1.1 Los problemas vinculados con la
análisis de estabilidad física y volumétrica.
construcción de un terraplén incluyen el manejo de
c. Estabilidad de estructuras aguas superficiales y subsuperficiales, de taludes, de
estructuras de contención, la estabilidad volumétrica
Los problemas de la capacidad portante de del suelo, el tratamiento de cauces y el establecimiento
suelos de una cimentación, los asentamientos, la de coberturas vegetales. (Fotografía. Carlos E. Escobar
interacción suelo estructura, los empujes que P.)
soporta una estructura y los esfuerzos por
presiones de agua, son abordados por la geotecnia. Se incluye la estabilidad de estructuras afectadas por
la socavación en ríos.

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d. Drenajes
Las estructuras hidráulicas son el soporte de la estabilidad de estructuras como vías, áreas urbanas,
tratamientos de taludes, y su omisión o las fallas que se pueden presentar en una estructura hidráulica son
causas de problemas graves. De ahí que las soluciones de geotecnia incluyen la determinación de los
caudales de las aguas de escorrentía, el dimensionado de las estructuras hidráulicas y de los descoles.
e. Subdrenajes.
Los elementos de subdrenaje contribuyen a la estabilidad de estructuras como vías, muros de contención,
pantallas ancladas y taludes, todos conservan su estabilidad en el tiempo gracias a la acción de los
elementos de subdrenaje, cuando controlan la fluctuación de los niveles freáticos y las presiones de poro.

1.3 LA EROSIÓN COMO PROCESO GEOMORFOLÓGICO.1

Los procesos de modelado del relieve están asociados


a factores vinculados al clima, las geoformas, las
coberturas vegetales, entre otros; los procesos que
intervienen en ellos y sus manifestaciones son
diferentes. Identificar adecuadamente las causas, la
magnitud y el tipo de proceso, permiten plantear el
modelo físico de análisis, al identificar origen y
severidad de las causas y adoptar las soluciones al
problema. Se estudian los conceptos básicos sobre
las causas, los mecanismos y efectos de los procesos
morfodinámicos, a la vez que se analizan los factores
clima, la hidráulica, la hidrología y la geomorfología
fluvial, que los originan y modelan.
La Denudación
Todas las formas del relieve que observamos son
transitorias y se deben a la acción antagónica de dos
tipos de procesos: los internos, que crean montañas,
valles y otras formas del relieve y los externos que
tratan de reducir a un nivel común esas geoformas.
Figura 1.2 Las geoformas que observamos y
ocupamos son el resultado de los procesos de Las rocas expuestas en el exterior de la corteza
morfodinámicos que modelan cauces y cuencas. terrestre deformadas y fracturadas por diversas
(Fotografía Carlos E. Escobar). fuerzas de orden natural, quedan sujetas a la acción
del agua, el clima, los organismos vivos y la materia
orgánica, desintegrándose y descomponiéndose por la acción de la meteorización. Los productos de esa
alteración, son entonces desalojados y transpuestos por los agentes de erosión, los movimientos en masa,
los flujos y otros desplazamientos del terreno, fenómenos que constituyen procesos naturales del ciclo
geomórfico, conocidos colectivamente como "denudación".

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Montero, J 1995. Adaptado del capítulo del manual de control de erosión de Corpocaldas.

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1.3.1 La Erosión.
La erosión es el desalojo, transporte y depósito de los materiales sueltos de la superficie terrestre, por la
acción del agua, el viento y el hielo, con la contribución de la gravedad la cual actúa como fuerza direccional
selectiva. Esa acción permanente de la denudación sobre la tierra, es la responsable de la formación de los
valles, las montañas y otras formas de relieve, las cuales experimentan cambios constantes, bajo la acción
de las lluvias, el viento y la fuerza de gravedad, moderados en parte por la cobertura vegetal.
Cuando la erosión actúa a una tasa mayor que la impuesta por los agentes naturales, como consecuencia
de actividades antrópicas, principalmente por deforestación, la agricultura, la expansión de áreas urbanas,
los proyectos de ingeniería y muchas prácticas de uso y manejo del suelo, se presenta la erosión acelerada
o "erosión antrópica", modalidad que constituye impactos negativos a los ecosistemas.
Dentro de los daños ambientales es conveniente considerar no solo los que producen las obras civiles, sino
también, los relacionados con las actividades antrópicas. Aunque aparentemente la reducción del nivel de
la tierra por erosión es muy pequeña comparada con el transcurso de una vida humana (10 cm cada 100
años), la eliminación permanente de la capa más superficial, despoja al suelo de la materia orgánica y de
su porción más fina, y con ello, de las sustancias que nutren las plantas. Además esta capa empobrecida
de suelo infértil es muy sensible a la erosión.
La renovación de un suelo que ha perdido su capa orgánica, constituye un proceso sumamente lento; según
investigaciones de la FAO, pueden transcurrir entre 200 y 400 años para que se forme un centímetro de
suelo en un terreno arenoso. (Ortiz, 1986); en contraste, la desertificación de una región donde los suelos
son mal manejados, solo tarda algunos años.
Al tratar el tema de la erosión hídrica, es conveniente considerar tres aspectos:
1) Las geoformas denudativas creadas por erosión y los procesos de inestabilidad asociados.
2) El destino de los materiales desalojados, los cuales generalmente se involucran en procesos de
transporte en masa.
3) Los procesos de sedimentación y consiguiente colmatación de los cauces naturales.

1.3.2 La Remoción en masa.


Este término abarca un conjunto de procesos debidos a transposición directa de materiales de la tierra por
acción de la gravedad. Se consideran dos tipos de movimientos: "desplazamiento en masa", relativo a la
movilización descendente de materiales hacia los drenajes naturales, en forma lenta o rápida y en estado
relativamente sólido, y "transporte en masa", referido a movimientos rápidos a extremadamente rápidos,
de mezclas viscosas de agua y materiales térreos a lo largo de cauces naturales o por el fondo de las
depresiones del terreno (Montero 1995).
En el "desplazamiento en masa", las masas afectadas no se desintegran, o muy poco, durante la
transferencia, y el carácter de los materiales es esencialmente sólido; mientras que en el "transporte en
masa", los componentes inicialmente en estado sólido, se desintegran y se mezclan con agua, y luego se
desplazan en estado viscoso. (Montero, 1.991).
Esta diferenciación permite enfocar mejor el análisis de estos procesos; los desplazamientos en masa
obedecen esencialmente las leyes de la mecánica de sólidos, mientras que, los procesos de transporte en
masa, se rigen por principios de la hidráulica y la mecánica de fluidos. En realidad los procesos de transporte
en masa podrían considerarse más bien como procesos de transición entre la erosión hídrica y los
desplazamientos en masa y tienen mucho que ver con el destino de los materiales desalojados por erosión
hídrica superficial.

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1.3.3 Interacción de los procesos denudativos.


Como procesos naturales, los procesos de remoción en masa intervienen conjuntamente con la erosión en
la formación de los valles y el modelado general del relieve, y de igual manera que la erosión, su actividad
es mucho mayor, cuando intervienen factores inducidos por el hombre.
Es muy significativo que la erosión constituye el principal mecanismo detonante o activador de los
deslizamientos y otros procesos de remoción en masa, razón por la cual, se consideran prioritarias todas
las acciones encaminadas a prevenir y controlar este tipo de procesos.
Los procesos de denudación en general, permiten el desplazamiento de grandes volúmenes de regolito
hacia la parte baja de las laderas, incorporando estos desechos a la carga de sedimentos transportados por
las corrientes. Y en general, en cuencas intervenidas por el hombre, el volumen de esos escombros es
considerablemente superior al de los sedimentos normales que llegan a los ríos de cuencas protegidas,
produciendo obstrucciones, taponamientos y otros daños a los ecosistemas, que se podrían prevenir y
controlar.

1.4 EL CLIMA Y LA VEGETACION

1.4.1 El Clima.

Elementos y Factores.
El clima puede definirse como el comportamiento anual promedio de los elementos de la atmósfera tales
como la temperatura, el viento, la presión, la humedad y la precipitación. Se modifica de manera
permanente por los factores de latitud (temperatura), altitud, vientos y vegetación, entre otros. Tomado
de IGAC (1989).
En relación con los procesos de inestabilidad, la cantidad y distribución de la precipitación durante el año,
el tipo y densidad de la cobertura vegetal y el balance hídrico, constituyen los factores climáticos de mayor
interés.
Los factores y elementos del clima se pueden agrupar en dos conjuntos básicos: la circulación de los vientos
y el relieve, tal como se presenta en la Tabla 1.1 Clasificación del Clima. Dentro de las clasificaciones del
clima, tal vez la más conocida es la de KÖPPEN. Se soporta en dos elementos esenciales del clima: la
temperatura y la precipitación y considera seis tipos de clima, tal como se presenta de forma muy resumida
en la Tabla 1.2.

Tabla 1.1 Factores y Elementos del Clima.

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Factores Incidencia
La temperatura es más alta en el Ecuador donde los rayos del sol inciden verticalmente. El
aire asciende en la zona Ecuatorial originando zonas de baja presión; luego desciende frío
en los polos donde origina zonas de alta presión y regresa al Ecuador. Estos intercambios
térmicos producen vientos dominantes que soplan desde los polos hacia el Ecuador. El
Circulación de los enfrentamiento de estos vientos origina un cinturón de baja presión llamado Cinturón de
vientos Convergencia Intertropical CIT el cual se desplaza latitudinalmente entre los trópicos,
dependiendo del plano orbital solar: septentrional en Julio-Agosto y austral en Febrero. El
paso del CIT produce tiempo lluvioso o ciclónico y su ausencia tiempo seco o anticlónico.

-Las masas de aire chocan con el pie de monte y las montañas lo cual las obliga a
ascender. En consecuencia se enfrían, condensan y precipitan, produciendo
respectivamente lluvias pre-orogénicas y orogénicas.
-Las lluvias se distribuyen espacialmente, dependiendo de la altura de las montañas.
-Debido al ascenso de las nubes cargadas de humedad, su condensación se produce a
Relieve
determinada altura, originando una faja lluviosa denominada "óptimo pluviométrico", por
encima del cual las lluvias, por lo general, disminuyen.
-En el Trópico, el gradiente altitudinal, reproduce, de manera algo irregular y en cortas
distancias, toda la gama de ambientes de vegetación que están esparcidos en otras partes
del mundo, en largas distancias de acuerdo al gradiente latitudinal.

Tabla 1.2 Clasificación del Clima según KÖPPEN

Nombre-Letra Temperatura y Precipitación Tipos de Vegetación


Vegetación de Selvas, bosques y
Tropical > lluvioso A 18°C, todo el año Lluvias abundantes
sabanas.
Grandes variaciones Balance hídrico negativo.
Seco B Vegetación muy escasa
Evap. > Precip
Mes más frío < 18°C >-3°C; una estación
Templado Húmedo C Vegetación de bosque y matorral.
lluviosa.
Mes más caliente >10°C más frío <-3°C;
Frío Húmedo D Vegetación de bosque frío.
pocas lluvias y nieve.
Polar E Mes más caliente <10°C pocas lluvias; nieve. Sin árboles.
Desciende con la altitud; lluvias mayores en Vegetación variada según el piso
Vertical o de Montaña H
zona de Barlovento térmico

1.4.2 Vegetación y Zonas de Vida.


Holdridge (1987), elaboró una clasificación del clima, que tiene en cuenta básicamente las formaciones
vegetales típicas de las diferentes regiones latitudinales y pisos altitudinales para diferentes provincias de
humedad. La Figura 1.3 presenta las zonas de vida propuestas por Holdridge.

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Figura 1.3 Zonas de vida según HOLD

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Esta clasificación es muy significativa puesto que tiene en cuenta la armonía que debe existir entre las
comunidades biológicas y el entorno físico de los diferentes ecosistemas del mundo, cuyo estudio tiene
profundas aplicaciones en la preservación del medio ambiente.
Cada zona de vida está representada por un hexágono que caracteriza valores específicos de
biotemperatura, precipitación y humedad.
La temperatura se mide con el termómetro. Esta medición permite apreciar los efectos de la radiación
solar y de las masas de aire. Se tiene en cuenta además el rango de temperatura dentro del cual crecen
las plantas, (entre 0°C y 30°C), es decir la “biotemperatura”.
Para determinar la precipitación, se toma el promedio de los últimos 10 años expresado en milímetros y
los distintos pisos altitudinales que correspondan, representan diferentes asociaciones de vegetación.
Finalmente la humedad se establece con base en la evaporación potencial, la cual es definida por
Holdridge (op.cit) como "la cantidad teórica de agua, que podría ser cedida a la atmósfera por la
cobertura natural del área, en un clima zonal y un suelo zonal, si existiera agua suficiente, pero no
excesiva, durante toda la estación de crecimiento".
En el diagrama de la Figura 1.3 las líneas guías de la evapotranspiración potencial, se cruzan con la de
temperatura y precipitación, para determinar los puntos medios de los lados de los hexágonos de cada
zona de vida. Las provincias de humedad corresponden entonces a las bandas regionales latitudinales y
altitudinales, demarcadas por pares de líneas guía de evapotranspiración potencial.

1.4.3 Clima, vegetación y tasas de erosión.


Al plantear el papel de la cobertura vegetal natural Kirkby (1994), compara el efecto de las lluvias para
varios ambientes climáticos y la tasa de erosión esperada, según el tipo y densidad de la vegetación en
cada región. Con el incremento en la precipitación, aumentan tanto el escurrimiento que produce
erosión, como la vegetación que la previene. En la Figura 1.4 se presenta la variación de la tasa de
erosión hídrica y eólica para varios climas representativos, considerando el papel de las coberturas y de
los cultivos.
Considerando la erosión hídrica en los desiertos o regiones áridas, con precipitación inferior a los 250
mm-año y vegetación muy escasa, se puede presentar erosión severa si ocurren aguaceros intensos; en
zonas semiáridas (sabanas y estepas), con precipitación entre 250 y 500 mm-año, aparece una cubierta
vegetal de pastizales y matorrales, con alguna efectividad para prevenir la erosión, pero la escorrentía
se incrementa de tal manera que, el balance entre la mayor escorrentía, que favorece la erosión, y la
protección de la cobertura que la limita, se traduce en una tasa de erosión máxima, en comparación con
otros ambientes.
En los bosques tropicales la cobertura es óptima y la tasa de erosión disminuye en principio, pero se
incrementa nuevamente donde la precipitación es intensa, sin alcanzar, sin embargo, el ritmo observado
en las zonas semiáridas.

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En términos generales, se aprecia un incremento en la erosión con la mayor precipitación, y una


disminución, con la mayor cobertura. Y es razonable pensar que, cuando la cobertura natural es
intervenida para labores agrícolas u otros usos, la erosión en general se incrementa, en mayor o menor
medida, dependiendo del tipo de intervención y de la influencia que puedan tener las prácticas de
manejo.

Tomado de Kirkby, 1994


Figura 1.4 Tasas de erosión en función de precipitación y cobertura

En las zonas semiáridas no perturbadas, las tasas de erosión se incrementan más con las lluvias que en otras
regiones, y es difícil separar los cambios naturales de los inducidos por el hombre. (Kirkby, op. cit.). En cambio, en
las zonas subtropicales y tropicales, se ha reconocido ampliamente que la deforestación, el sobrepastoreo y en
general los cambios en el uso y el manejo del suelo, contribuyen más al incremento de la erosión y de la denudación
general, que el incremento mismo de la lluvia.
Este efecto es más sensible en las regiones montañosas de bosque húmedo, donde las pendientes son altas y la
capa de suelo orgánico es extremadamente frágil a la acción del intemperismo por los ciclos de secado y
humectación.

1.5 CICLO HIDROLÓGICO

Se describe el ciclo hidrológico como generador de lluvias que son factores contribuyentes y detonantes de los
procesos de degradación, de gran interés en la ingeniería geotécnica. Las lluvias están íntimamente ligadas a los
procesos de erosión e inestabilidad, razón por la cual se trata como punto importante.
La mayor parte de la precipitación que cae sobre la tierra retorna a la atmósfera por evaporación y transpiración,
otra se infiltra para alimentar el agua subterránea y el resto escurre, bien sobre las laderas en forma de aguas de

15
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escorrentía, o bien se infiltra por la capa superior más suelta del suelo, cerca de superficie, como escurrimiento
subsuperficial.
Alguna parte del agua subterránea emerge más tarde adicionándose también al escurrimiento. Estas aguas
alimentan los drenajes naturales y llegan al océano, de donde se evaporan nuevamente para reiniciar el proceso.
La figura 1.5 presenta un esquema del ciclo hidrológico.

Tomado de Aparicio, 1994.


Figura 1.5 Ciclo hidrológico

En los climas húmedos, cerca de una tercera parte de la precipitación forma el escurrimiento superficial,
directo o indirecto. En cualquier lugar sin embargo, la proporción que corresponde a este tipo de
escurrimiento, puede aumentar considerablemente si se presentan aguaceros muy intensos y el terreno
está desprovisto de vegetación, especialmente si el suelo es poco permeable y la pendiente es muy
fuerte.

Y en cuanto a los pozos subterráneos, la eficiencia depende no solo de la permeabilidad de las rocas de
los acuíferos detectados, sino también de su recarga, lo que finalmente lleva a la precipitación. En
Colombia, la eficiencia de un pozo de la Guajira, estimada en 1 litro por segundo y por kilómetro cuadrado
en el Estudio Nacional del Agua, IDEAM (2014), es cien veces inferior a la de un pozo de la Región
Pacífico o 26 veces menor que la de uno de la Región Andina.

La anterior es la razón por la cual, en cuencas hidrográficas intervenidas por deforestación y prácticas
inadecuadas de manejo del suelo, el exceso de escorrentía durante precipitaciones intensas provoca no
solamente erosión hídrica severa, sino el incremento desmedido de los caudales líquidos y sólidos,
adquieren mayor poder de erosión y ocasionan inundaciones y otros desastres.

Dado que la concentración de isótopos de oxígeno contenida en la atmósfera varía con la altitud, para
elaborar los modelos hidrogeológicos suele valorarse dicha concentración isotópica en las aguas

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subterráneas emergentes cuando son capturadas en los manantiales, para inferir con la diferencia de
altitud involucrada el camino recorrido y tiempo de permanencia de las aguas infiltradas.

Y en cuanto a la minería que hoy amenaza los ecosistemas en los bosques alto-andinos y páramos de
Colombia, debe advertirse el impacto nefasto de las perforaciones exploratorias, destruyendo acuíferos
naturales al afectar la circulación de las aguas de infiltración, por alterar las cuencas hidrogeológicas,
permitiéndose con ello la contaminación de cuencas hidrológicas vecinas cuando dichas aguas profundas
emergen ya alteradas alimentando los manantiales.

La Ecuación del Ciclo Hidrológico es:

Precipitación + Condensación = Escorrentía + Infiltración + Evaporación + Transpiración

De la Ecuación, donde suelen medirse la Precipitación y la Escorrentía, y considerarse la Evapo-


Transpiración como una variable conjunta, suele desconocerse la Condensación, pese a ser una variable
fundamental sin la cual no se puede comprender el papel de los bosques de niebla y la presencia de las
aguas subterráneas en paisajes cársticos de zonas desérticas.

1.6 CAMBIO CLIMÁTICO Y PASIVOS AMBIENTALES DEL MODELO URBANO

Figura 1.6: Asignación de usos del suelo en Manizales, según el POT de 2017. Fuente: POT
de Manizales, en: http://bdigital.unal.edu.co/57290/1/manizalesporlasendaverde.pdf
La tormenta en Manizales y Villamaría del martes 18 de abril, sólo fue el preámbulo de una
tragedia por un torrencial aguacero, que en la madrugada del miércoles 19, al precipitarse
17
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156 mm en cinco horas y media, desencadena múltiples deslizamientos y deslaves en esta


ciudad de 400 mil habitantes: el saldo, la declaración de calamidad pública por la pérdida de
17 vidas, además de 60 viviendas arrasadas o con daños severos y 400 evacuadas. El evento
subraya cómo en nuestras jóvenes montañas con sus frágiles laderas cubiertas de cenizas
volcánicas, dadas las condiciones singulares del trópico andino y el cambio climático, en las
zonas de fuerte pendiente bajo las cuales subyacen rocas con alto grado de plegamiento y
fracturamiento, el equilibrio límite de estabilidad ha quedado comprometido por la
destrucción del bosque andino y los modelados antrópicos.
En efecto, el trazado fundacional de 1849 de Manizales caracterizado por una retícula
ortogonal, que conforme crece la aldea exigió rellenos en cañadas para nivelar el terreno, ya
en los albores del siglo XX debe evolucionar para adaptarse a la escarpada topografía, y
avanzar hacia el oriente con un trazado de vías en el entorno de las curvas de nivel, lo que
permite el progreso de la naciente ciudad con su caracteriza y singular morfología. Pero hacia
los años setenta, con el advenimiento de la revolución verde entrando con el monocultivo del
Caturra a estas tierras, se producen importantes dinámicas migratorias y con ellas nuevos
asentamientos mal planificados, que cambian la fisonomía de la pequeña urbe, donde los
barrios del conglomerado se expanden sin control ocupando vaguadas y presionado
ecosistemas andinos por las vertientes del Chinchiná y Guacaica.
Para entonces y dadas las carencias en el ordenamiento territorial y el desconocimiento
respecto a las aptitudes y limitaciones del medio, los conflictos por el uso del suelo no darán
espera: cuando los eventos geodinámicos empiezan a cobrar vidas, se crear CRAMSA, hoy
Corpocaldas, cara institución que capitaliza aportes de la academia y la ingeniería local en el
desarrollo de una tecnología para el control de la erosión, aunque ya en el siglo XXI el
calentamiento global caracterizado por eventos climáticos extremos entra como nuevo factor
ambiental a incidir, no solo en la vulnerabilidad de la ciudad sino también de toda la
ecorregión cafetera donde el paisaje deforestado está dominado por potreros que en área
por coberturas superan doce veces la aptitud del suelo, y donde los bosques actuales con un
19% sólo representan en el 35% de lo que deberíamos tener como área de protección
ambiental.
Es que los árboles, además de descargar las nubes y regular las escorrentías para prevenir el
descontrol hídrico y pluviométrico, con sus raíces “amarran” los frágiles suelos de ceniza
volcánica que le dan el carácter aterciopelado al abrupto paisaje de nuestras montañas. Pero
gracias a la deforestación, tras las abundantes lluvias que sin posibilidad de retención se
transforman en torrenciales arroyos, que al superar la capacidad hidráulica del drenaje
natural erosionan el terreno de los medios periurbanos y rurales, dichos eventos climáticos
desencadenan deslaves y riadas como los que descendieron de Sancancio; y deslizamientos
de laderas intervenidas, donde la infiltración acumulada de aguas lluvias, al saturar el suelo
desprotegido provocan su colapso, afectado el medio urbano.
Queda entonces como lección que los avances en gestión del riego, pese a la red de
monitoreo hidrometeorológico, de un sistema de alerta temprana, de los desarrollos
tecnológicos para el control de la erosión y de otros haberes institucionales, aunque
necesarios e importantes son todavía insuficientes; con el calentamiento global tendremos
que continuar saldando cuentas por los escenarios de vulnerabilidad urbana, mientras no
18
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avancemos en la adaptación al cambio climático empleando procesos de planeación


participativa y no recuperemos como zonas de protección las frágiles laderas del medio
periurbano y sus cauces, dadas sus funciones fundamentales como relictos del medio natural
de soporte al hábitat, además de emprender otras acciones de cultura socio-ambiental e
institucional, que empiezan por ponerle límites a las fuerzas del mercado, donde el Estado
debe prevenir la separación de costos y beneficios en la explotación del suelo, y la presión
sobre los ecosistemas en las reservas de la periferia urbana.
[Ref:. La Patria. Manizales, 2014/04/24]

1.7. El PAISAJE CULTURAL CAFETERO

Texto de la Conferencia a nombre de la SMP, para la Segunda Semana del Paisaje Cultural Cafetero,
que se llevó a cabo en el Teatro Fundadores de Manizales. Manizales, Junio 22 de 2017.

Presentación

Imagen 1.7: Íconos de los Mundos de Samoga que identifican el territorio, en


http://www.bdigital.unal.edu.co/50853/1/contenido.pdf y Mapa del PCC en
http://caleidoscopiosurbanos.blogspot.com

El contenido comprende la descripción de la Ecorregión Cafetera, la Caldensidad, la historia, el desarrollo


del territorio y el impacto del café, las problemáticas económicas y socioambientales del modelo cafetero,
el transporte rural y el bahareque, y el Patrimonio arquitectónico sumado a la Ruta y al Aeropuerto del
Café como soportes del bioturismo, para cerrar en un balance de problemáticas y opciones a tener en
cuenta para hacer del PCC una opción de desarrollo sostenible.

19
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El “Paisaje Cultural Cafetero es un territorio que cubre sectores cordilleranos ubicados entre 1200 y 1800
msnm de a Caldas, Risaralda, Quindío y norte del Valle del Cauca, pero que también por razones culturales
y fisiográficas se deberían incluirse poblados del Sur-oeste de Antioquia, Oriente de Caldas y Nor-oeste de
Tolima para no desestructurar el territorio, entendido como una construcción social e histórica.

EL Paisaje Cultural Cafetero PCC

El 25 de junio de 2011, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO declara el Paisaje Cultural


Cafetero PCC Patrimonio Mundial de la Humanidad. Al conmemorar los seis años de esta declaratoria,
se presentan los desafíos institucionales, socioambientales y económicos a enfrentar para honrar este
reconocimiento.

Con un área principal de 141.120 hectáreas (1074 ha en área urbana), el PCC que comprende 411
veredas de 47 municipios de la Ecorregión Cafetera, contempla además un área de amortiguamiento
constituida por 447 veredas adicionales, cuya extensión es de 207.000 hectáreas donde se incluyen 17
cascos urbanos o cabeceras municipales adicionales que rodean los centros históricos o bienes de interés
cultural de la declaratoria. La altitud del área principal del PCC, se ubica entre 1200 y 1800 msnm.

La declaratoria de la UNESCO también es una oportunidad para que, como habitantes de la Ecorregión
Cafetera, emprendamos tareas de recuperación y preservación para la transformación de sus ventajas
comparativas culturales y naturales en ventajas competitivas, haciendo del PCC una opción de desarrollo
social y económico, implementando actividades de reconversión productiva incluyentes que incorporen
la producción responsable de bienes y servicios culturales y ambientales, tanto industriales como
artesanales, entre ellos el ecoturismo, además de acciones relacionadas con la preservación de los
ecosistemas, la biodiversidad y el agua, y el fortalecimiento de la economía rural, como una estrategia
de adaptación al cambio climático.

El Contexto

El Museo Interactivo presenta la Ecorregión Cafetera, con cuatro mundos asociados al potencial
natural y cultural del territorio, así:

El Mundo de la Tierra, Pachamama recoge el occidente minero con Anserma, Marmato y Riosucio, un
lugar de marimbas, de resguardos, de carnavales y de negritudes, y además una subregión panelera
con arquitectura de tapia pisada y vocación minera: en el oro de Marmato y Riosucio existe más
novela y poesía que en el café; para este territorio triétnico y colonial, la música es el curruláo.

El Mundo del Agua, Bachué en la subregión magdalenense con su recurso hídrico excedentario; es el
oriente caldense, tierra de ranchos de hamacas, de chinchorros, de subiendas de bagres, nicuros y
bocachicos, del petróleo de Barranca, de la historia de los vapores por el río y de la Expedición
Botánica. Es la subregión del bunde, donde sobresalen el bosque de Florencia y los humedales del
Magdalena.

Por el Mundo del Aire, Yuruparí, donde el aroma de la tierra del café cubre los dos ejes de la
colonización antioqueña; es la región Cafetera propiamente dicha, que empieza en Neira y llega hasta
el norte del Valle; es la tierra de las chivas, del bahareque de guadua, de los cables aéreos, de los
Ferrocarriles Cafeteros, del bambuco y de la música de carrilera. En este territorio de guaduales y
yarumbos, la gastronomía se relaciona con el plato montañero.
20
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Por el Mundo del fuego, Chiminigagua para la alta cordillera con sus volcanes y las fértiles tierras de
San Félix-Murillo, un espacio geográfico que tiene sus propios íconos en el cóndor, el pasillo, la ruana
de Marulanda, los caminos empalizados, la palma de cera, el pasillo y el sombrero aguadeño. Es el
territorio del páramo y del bahareque entablado.

Además, para las estrategias de ciencia y tecnología, y la incorporación de los saberes populares,
agrega tres mundo más: Chía (arte) dado el carácter pluricultural de la ecorregión, Bochica (lógica)
por la necesaria articulación entre ciencia y saberes, y el de Chibchacum (tecnología) para incorporar
los desarrollos tecnológicos requeridos en el trópico andino en el marco de un desarrollo sostenible.

La Ecorregión Cafetera

Imagen 1.8: Íconos de los siete mundos de Samoga en http://www.bdigital.unal.edu.co/50853/ y


Áreas Protegidas de la Ecorregión Cafetera. SIRAP EJE CAFETERO MATER
http://www.sirapejecafetero.org.co
.
La Ecorregión Cafetera es un territorio complejo, mediterráneo, biodiverso, pluricultural y mestizo, que
ubicado en el sector más septentrional de los Andes de Sur América, y con cerca de 2,7 millones de
habitantes, está conformado por el Norte del Valle y del Tolima, y por Caldas, Risaralda y Quindío.

En este verde y deforestado territorio, el SIRAP del Eje Cafetero, ha identificado diferentes áreas
protegidas que, por su representatividad y extensión, puedan constituir una herramienta fundamental
para la preservación de la biodiversidad, bajo el presupuesto de que la degradación y fragmentación
de los hábitats naturales conlleva la extinción local o regional de poblaciones de innumerables especies
de flora y fauna.

Aunque tanto en el Oriente de Caldas como en el alto San Juan, gracias a la alta precipitación existe
un patrimonio hídrico excedentario susceptible de aprovechamientos responsable, se tiene un potencial
riesgo para el suministro de agua en el Corredor del Río Cauca y Norte de Tolima asociado al déficit
severo de precipitación en temporadas de El Niño y a la limitación por la precariedad de los acuíferos,
consecuencia de las rocas impermeables, morfología y deforestación entre Irra y La Pintada.

Y en cuanto al sistema subterráneo de toda la ecorregión, sobresalen:1- las zonas de recarga de los
complejos de páramos del PNNN, Tatamá y Caramanta, y la gran cobertura boscosa de bosques alto-
21
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andinos en áreas de reserva cordilleranas, en las zonas del Roble y alto del Nudo, y en el bosque de
Florencia; y 2- los acuíferos del extenso Valle del Magdalena, de los valles del Risaralda y el río La
Vieja alimentado por el Glacis del Quindío, y el de Santágueda.

La caldensidad

En la Colonia, la Nueva Granada se erigía como gran productor de oro en el mundo casi todo
proveniente de la economía minera del Cauca y Antioquia, una y otra diferenciadas por sus modos de
producción social: la caucana soportada fundamentalmente por esclavos africanos (Chocó y
Barbacoas) o indígenas (Quiebralomo), y la antioqueña en el trabajo del minero independiente, que
entra por Remedios y sube a Santa Rosa de Osos.

Aislada por dos siglos en tiempos de la Nueva Granada, Antioquia que se aplicaba a una economía
extractiva y a una agricultura de subsistencia condicionada por la ubicación del yacimiento aurífero,
tras el crecimiento demográfico y agotamiento de las minas, produce corrientes migratorias que
generan la Colonización del siglo XIX cuyos frentes pueblan, entre otros, el centro-occidente
colombiano desde Sonsón, Abejorral y Aguadas, hasta Sevilla y Caicedonia.

Así, al establecerse el principio de “La tierra para quien la trabaje”, ya en el siglo XIX surge en estas
tierras colonizadas un nuevo modelo capitalista en el que florece esta economía cafetera de pequeña
superficie y alto efecto redistributivo del ingreso, con el cual se acentúa y moldea el carácter definitivo
del caldense al crearse una sociedad igualitaria, poseedora de una cultura que se nutre gracias al
cultivo y al comercio del café.

Entre tanto al sur, el Cauca a lo largo del siglo XIX soportaba su economía en las grandes haciendas
del fértil valle, con sus masas de campesinos asalariados y sin tierra, basada en un modelo de
servidumbre similar al de Cundinamarca y Santander, que contrasta con el anterior.

El café: algo de historia

Imagen 1.9: Paisaje caldense, y Manizales a principios del Siglo XX; obras del Maestro Luis Guillermo
Vallejo http://www.bdigital.unal.edu.co/39441/

Entre 1913 y 1935, la producción de café del Gran Caldas, según Antonio García presenta un
incremento del 539 por ciento, gracias al apogeo de una nueva estructura productiva capitalista
soportada en las pequeñas y medianas explotaciones cafetaleras de nuestra región, cuya participación
en la producción de café entre 1932 y 1970 por departamentos, pasa del 29.5% al 26.8%. Si en 1932
Antioquia, el Gran Caldas y el Valle del Cauca contribuían con el 57% de la producción nacional, hoy el

22
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

mapa cafetero colombiano ha cambiado gracias a la expansión cafetera del Tolima Grande, Cauca,
Nariño y Santander

Actualmente, por extensión cafetera, el orden es: Huila 154.980 ha, Eje Cafetero 153.230 ha,
Antioquia 130.990 ha y Tolima 117.180 ha. Entre 1990 y 2012, el país incrementó la producción total
de café 1,85 veces, pasando de 27 millones a 50 millones de sacos. En dicho fenómeno influye la
estructura de costos altos asociada a la mayor productividad existente en el Eje Cafetero.

El origen del capital industrial de Colombia, aunque en algunos casos parte de la propiedad de
haciendas o de actividades especulativas asociadas al periodo de inflación de 1899-1902,
fundamentalmente surge de la producción y el mercadeo de café, después de 1870.

Según Renzo Ramírez Bacca -citando a William Paul-, si por 1870 existían 5 mil
fincas cafeteras, hacia 1932 el número asciende a 150 mil, la mayoría de ellas pequeñas propiedades
menores de diez hectáreas. Añade que hacia 1970, según el censo cafetero, existen 315 mil fincas
cafeteras con una extensión de 4 y 1/2 millones de Ha, de las que 1 millón de ha están sembradas de
café, cultivo al cual se aplican 3 y ½ millones de personas, y 1 millón de jornaleros adicionales.

La economía

Fundado Manizales (1849), el poblado de bahareque y de caminos de arriería, vive un primer período
de economía de subsistencia y de guerras civiles (1860, 1876 y 1884), el que llega hasta la guerra de
los Mil días (1900-03).
En los albores del siglo XX, cuando se ha creado el departamento (1905), la aldea entra a un segundo
período económico de acumulación gracias al café; son los tiempos de los cables y ferrocarriles
cafeteros, medios que llevan dicho producto más allá de los mares, y que detonan una apertura
cultural que se expresa en la arquitectura ecléctica de Manizales.

Sigue un tercer período de verdadero desarrollo económico, favorecido por el modelo keynesiano
implementado tras la recesión de 1929, el de los Jeepaos y las Chivas cuando se abren los caminos
rurales para electrificar el campo y dotarlo de acueductos, además de escuelas y puestos de salud,
todo implementado con el concurso de los productores del denominado “grano de oro”, vía Federación
Nacional de Cafeteros (1927).

Finalmente, a partir de 1970 entramos a un cuarto período económico, que es el de la crisis social,
económica y ambiental, en el que palidecen los poblados cafeteros y el campo, no sólo por el deterioro
de los términos de intercambio, sino también por las consecuencias demográficas y ambientales de la
Revolución Verde asociadas al monocultivo del monocultivo del café caturra y al empleo de los
agroquímicos.

Y tras palidecer la sociedad industrial de ayer y haber desmontado el Estado solidario, con la
implementación del modelo neoliberal mediante la Carta del 91, nuestra sociedad ahora más
fragmentada, entra a un quinto período: el de la globalización de la economía y la cultura, en el que la
industria nacional se desmantela para regresar al modelo de economía extractiva.

Los productores

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Imagen 1.10: La cadena de valor del Café, ubicada entre el sistema natural y la provisión de insumos,
y el consumo del producto (Adaptada), en: www.dof.gob.mx - y Destino de las exportaciones del
Fondo Nacional del Café de Colombia, por país (2015)

Lo industrial y lo artesanal no son lo mismo: en lo artesanal y en la producción rural, los productos


deben ser bienes con identidad cultural y denominación de origen, tener sello verde y estar soportados
en economías asociativas, buscando que la organización de productores tenga control de la cadena
productiva. Son bienes no industriales los cafés especiales por ejemplo, y las mochilas wayuu, aunque
faltan algunos elementos para garantizarle el beneficio a los actores primarios y no para los
intermediarios; o las sedas de Anserma donde las tintas deben ser naturales, las pintas o imágenes
estar inspiradas en la cultura Umbra, y las moreras poseer certificación ecológica; también el sombrero
aguadeño para el cual aplican varias limitaciones que impiden acceder a mercados preferenciales y
lograr los beneficios del sombreo panameño.

Contrariamente, lo industrial y agroindustrial son otra cosa, donde obliga la metodología de los clúster
basada en la producción en serie y las economías de escala, y se requiere contar con una organización
que implemente actividades de investigación y desarrollo, tal cual lo hace la Federación Nacional de
Cafeteros con Cenicafé. Ejemplo, el clúster cafetero de Colombia, pero cuya crisis se explica por haber
concedido dos de los tres grandes eslabones de su cadena productiva; el de la transformación y el del
mercadeo del café, a terceros, por dedicarse únicamente a vender el café pergamino como
materia prima, quedándose en el primer eslabón de la cadena de valor en lugar de transformar y
mercadear cafés con valor agregado. Paradójicamente, el primer productor mundial de cafés solubles
es Alemania, y de cafés de sabores Italia. En el mercadeo, igualmente sobresales Nestlé, Kraft Foods y
Sara Lee / DE.

Una Cadena Productiva, es el proceso integral, que comprende el conjunto de operaciones


planificadas, así: 1- desde la obtención de la materia prima o insumos, 2- pasando por su
transformación mediante determinados factores en bienes o en servicios gracias a la aplicación de
procedimientos tecnológicos, y 3- llegando a las operaciones de distribución y mercadeo hasta el
consumo final.

El modelo cafetero

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La declaratoria de la Unesco (2011) para el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, obliga a


implementar acciones concertadas para mitigar las amenazas locales y globales que puedan afectar los
atributos que le dan el carácter de Patrimonio de la Humanidad a ese frágil sistema de elementos
naturales y culturales.

Ayer cuando arrasamos el sombrío, con la disrupción del modelo cafetero abandonamos un modelo de
producción que engrandeció a Colombia desde 1900 hasta 1970, hasta cuando renunciamos a la
caficultura orgánica para apostarle con el Caturra al monocultivo del café y a los agroquímicos.

Ahora, con el Paisaje Cultural Cafetero PCC podríamos recuperar la senda perdida, si es que nos
decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica de la caficultura tradicional, a la luz de la
LOOT 1454 de 2011, puesto que no de otra manera podrán acceder a los instrumentos de
financiamiento en el marco de correspondiente Plan de Desarrollo del orden Nacional.

Con el PCC la suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá del fortalecimiento de la
economía rural, del papel del transporte rural como catalizador de la reducción de la pobreza, del
bahareque dado su valor como arquitectura vernácula, de la salud del suelo y del agua, del sombrío y
de la biodiversidad, de las sanas costumbres, del arrullo de pájaros y cigarras, de las delicias de la
gastronomía local, y de esta clase de elementos tangibles e intangibles de nuestro patrimonio cultural
y natural. Este paisaje no es de casonas de recreo equipadas con piscinas, propiedad de comerciantes
y profesionales que viven de la economía urbana.

Una estrategia para hacer del PCC un factor de desarrollo, es la implementación del “bioturismo”,
concepto que incorpora cultura y medio ecosistémico, apalancado con un programa de vías lentas y
poblados lentos, en medio de cultivos limpios con sombrío y de productores rurales con su oferta de
servicios ambientales y de bienes artesanales, como canastos, tejidos, cerámicas y otras manualidades
típicas, donde unos y otros se trancen en un mercado justo, lo que exige además de la preservación
de la cultura local, emprender el ordenamiento de las cuencas cafetaleras para alcanzar la protección
de la biodiversidad y de las fuentes hídricas.

Transporte rural

..
Imagen 1.11: Locomotora Ferrocarril de Caldas. John Wotard (1926) www.banrepcultural.org , y
Manizales: arquitectura republicana: Palacio Nacional años 40. Centro de Historia de Manizales.
https://godues.wordpress.com/2016/02/12/

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Ahora, que la apertura económica impulsa la construcción de megaproyectos viales requeridos para la
competitividad de los grandes centros urbanos, eventualmente se interferirá la conectividad local con
los peajes implementados para su financiación, con los cuales también pueden resultar aislando a las
pequeñas poblaciones de la ecorregión cafetera, dada su condición de bisagra consecuencia de
nuestra ubicación en medio de las grandes urbes y los mares de Colombia.

Es el caso de la subregión del Alto Occidente de Caldas y de otras comunidades rurales de la


Ecorregión Cafetera, donde existen pequeños centros poblados de precaria economía rural, que
tendrán que hacer uso de estos corredores viales por no contar con una vía alterna expedita para
acceder a servicios vitales en la capital caldense.

Un mismo proyecto puede ser al tiempo, un instrumento de paz o un factor de conflicto: la clave está
en la forma como se diseñe y construya con los actores sociales del territorio. La sostenibilidad de la
red terciaria de la ecorregión cafetera dependerá cada vez más de dos asuntos imbricados entre sí,
como son el desarrollo y aprovechamiento del Paisaje Cultural Cafetero, y la reconversión productiva
del sector agropecuario enfocada a resolver la brecha de productividad entre ciudad y campo, y con
ella la pobreza rural.
Para prevenir las externalidades negativas de los macroproyectos, y no emplear estrategias de
crecimiento soportando la competitividad a costa del desarrollo de las comunidades rurales ampliando
las brechas que se propone cerrar el PND, se deben ubicar los Peajes adecuadamente para no
engrosar los recaudos de las constructoras de autopistas, a costa de la economía rural.

Para comprender la dimensión de esta problemática, basta decir que: a- los ingresos urbanos en las
capitales cafeteras donde se concentra más del 50% del PIB regional, superan unas cuatro veces los
ingresos rurales; y b- mientras las NBI de las capitales cafeteras son del orden del 10% en la provincia
dicho índice supera el 30% en algunos poblados, caso Marmato, Norcasia, Samaná y Victoria, en
Caldas.

Una arquitectura vernácula

Manizales, tras los pavoroso sismos de 1878 y 1884 que derrumban el templo principal, se cambia la
tapia pisada por esa arquitectura vernácula de estructura temblorera denominada bahareque,
configurada por una cercha de arboloco y guadua, con paneles de esterilla cubiertos por una mezcla
de estiércol de equinos y limos inorgánicos, arquitectura cuyo mayor exponente era la Catedral de
Manizales que se incendia en 1926.

Reclama Albeiro Valencia Llano que, a raíz de los incendios de 1922, 1925 y 1926, que destruyen la
cuarta parte de un centro poblado, “de calles estrechas, empedradas y con construcciones en
bahareque y tapia, algunos grecolatinos pretendiendo “regresar a las fuentes hispánicas” y la clase
dirigente de Manizales enriquecida por la producción y comercio de café, olvidaron que la región se
hizo en alpargatas y que nuestra cultura de la colonización, es la de las fondas caminos de arriería y
aldeas con casas de bahareque.

De ahí que, según dicho Historiador, Manizales haya emprendido la “segunda fundación”, olvidando las
casas de “vara en tierra” al referirse al bahareque, “los caminos de herradura, con recuas de mulas y
bueyes”, al reconstruir la ciudad comprometidos con la cultura europea, al implementar una
arquitectura ecléctica con mezcla de estilos victorianos, afrancesados e italianos, como “modelo a
seguir”, aunque para ello también el bahareque evoluciona incorporando coberturas en láminas
metálicas, tablas y cemento.
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Salamina, emblemática y patrimonial

..
Imagen 1.12: Salamina, Caldas, y Aguadas, Caldas. Obras de Gustavo Cárdenas.
.
Para aprovechar las ventajas del Paisaje Cultural Cafetero habrá que empezar por Salamina,
un precioso municipio de 1825 fundado en tierra de Carrapas y Picaras, instituido Monumento
Nacional desde 1982. Esto, dada su condición de bisagra como articulador de territorios y poblados
con historia y etnias, entre el norte y el occidente caldenses.

La aldea de bahareque con su arquitectura vernácula, que es un hito por los inmemoriales continuos
urbanos, también resulta estratégica para articular territorios y poblados de sur a norte, con historia y
etnias mediante el desarrollo “vías lentas” que abriguen otras poblaciones históricamente ligadas a la
Colonización Antioqueña, como lo son Abejorral, Aguadas y Neira, todas ellas dotadas del bahareque
patrimonial aún preservado.

Para mantener esta tecnología constructiva asociada al empleo de guadua, limos y cagajón, además
de recuperar la menguada extensión de nuestros guaduales, se deberá fortalecerse la escuela de
artesanos del bahareque de Salamina. Si la base natural de Salamina contempla un clima tropical
andino y un ambiente tectónico complejo, esta arquitectura “temblorera” soporte del Paisaje Cultural
Cafetero, como los guaduales y la biodiversidad, resultan fundamentales para la adaptación ambiental
a la amenaza sísmica y al cambio climático.

Aguadas, esplendor entre neblinas y pasillos

guadas, fundada en 1808 al este de Santiago de Arma, sobre la ruta que de Medellín y Rionegro
conduce a las provincia de Marmato y del Sur de Antioquia, una tierra de arrieros, clima saludable,
bahareque, neblinas y pasillos, que está habitada por gente amable con sentido de familia, en cuyo
folclor se conservan tradiciones y costumbres paisas heredadas de la colonización antioqueña del siglo
XIX.

La ruta que llega de Medellín y Rionegro, se bifurca en Arma y Aguadas: de un lado para cruzar el río
Cauca en Bafú y entrar a la Provincia de Marmato donde están Supía, Anserma y Cartago; y del otro,

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para entrar a la Provincia del Sur de Antioquia conforme el frente de colonización va ocupando con sus
fundaciones la vasta Concesión Aranzazu, cuyos dominios inicialmente establecidos entre la vieja Arma
y el Chamberí, se extienden por la vertiente oriental del río Cauca hasta la Provincia de Robledo,
ubicada al sur del río Chinchiná.

Tras la fundación de Sonsón (1800) y Abejorral (1805), la nueva aldea de 1808, será el portal más
septentrional de entrada en la tierra del sombrero de iraca y el pionono, a la ruta donde el esplendor
de nuestra arquitectura vernácula en continuos de bahareque, se repetirá al sur en las nuevas
fundaciones del norte caldense.

La Ruta del Café

El municipio de Chinchiná, ha propuesto la creación del Centro Interpretativo de la Ruta del Café
CIRCA, como emblema y ente estratégico para impulsar el turismo en este municipio de más de 50 mil
habitantes fundado en 1857, donde se puede establecer un nodo para el Paisaje Cultural Cafetero
PCC.
Con el CIRCA, se pueden fortalecer aspectos como la educación, la cultura, la ética pública, la equidad
y el desarrollo desde la perspectiva regional… haciendo de dicho centro un verdadero tanque de
pensamiento que aborde las problemáticas socioambientales de la Ecorregión Cafetera y del Paisaje
Cultural Cafetero.

En relación con los elementos notables para estructurar dicho nodo del PCC entre Chinchiná y
Palestina, la idea sería: en primer lugar, desarrollar una vía lenta recuperando la ferrovía del antiguo
Ferrocarril de Caldas con sus estaciones y túneles desde Chinchiná hasta Villamaría (24 km), y en una
segunda etapa hasta Santa Rosa de Cabal (23 km), o si se quiere hasta Dosquebradas, como elemento
de conectividad regional. Y en segundo lugar, integrar el nodo con los principales activos cafeteros del
territorio, entre ellos: 1- Buencafé Liofilizado, el Centro de Investigaciones del Café (CENICAFE) y la
Cooperativa de Caficultores. 2- El Hotel Campestre Curazao, el Ecohotel Centro de Convenciones, la
Hostería del Café y la Granja Pinares. 3- Las grandes haciendas y pequeñas fincas cafetaleras que
emplean prácticas agroforestales. 4- La Fundación Manuel Mejía Vallejo, creada en 1980 por la
Federación Nacional de Cafeteros, y demás instituciones del gremio.

El Aeropuerto del Café

Sin el Aeropuerto del Café, no es viable hacer del Paisaje Cultural Cafetero un motor de desarrollo
rural soportado en el ecoturismo. Al extender la pista a 3800 m se podrán operar aviones de alcance
transoceánicos con tarifas más económicas para acceder mercados lejanos.

Además de fortalecer la producción de bienes y servicios con valor agregado relacionados con
informática, biotecnología y economía naranja, Aerocafé sacará ventaja de por su posición de
privilegio como epicentro del Triángulo de Oro de Colombia, un territorio de 200 km de radio, donde
habitan 23 millones de habitantes y se genera el 64% del PIB de Colombia.

Según la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles, un Jumbo que levanta 75 mil libras del
aeropuerto de Rionegro y 83 mil libras de El Dorado, podría levantar 112 mil libras desde Palestina,
Caldas, generando economías de un 36% y 49% para Bogotá y para Medellín, en su orden, lo que
permite pensar en la conformación de un gran nodo aéreo para las Américas en Colombia, sumado las
ventajas de estos tres aeropuertos.

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Imagen 1.13: El Aeropuerto del Café, operando con rutas transoceánicas a bajo costo podrá resolver
limitaciones del El Dorado y del José María Córdoba, y servir de complemento al Matecaña al igual que
lo hacen el José María Córdoba con el Olaya Herrera. Ver: http://www.bdigital.unal.edu.co/55969/
.
Por lo anterior, si desde el Aeropuerto del Café se podrán ofrecer fletes más económicos en aviones de
largo alcance, también se podrán resolver limitaciones del El Dorado y del José María Córdoba, y servir
de complemento al Matecaña, fortaleciendo así un gran nodo aéreo interoceánico, ubicado entre los
aeropuertos de México y Sao Paulo.

Esta ventaja en operaciones aéreas de aviones full carga, pasajeros y combustible, al operar como
“Aeropuerto Low Cost” y de carga pesada, ofreciendo desde el centro de las américas, vuelos con
destino a Europa, África, Asia y Oceanía, también tiene como plus darle viabilidad al turismo del
Paisaje Cultural Cafetero.

Problemáticas de la Ecorregión Cafetera

Modelo agroindustrial cafetero de dependencia tecnológica, soportado en monocultivos y


agroquímicos, sin soporte cultural ni ecológico para hacer viable la preservación del Paisaje Cultural
Cafetero PCC.

Conflictos entre uso y aptitud de suelos, deforestación intensa y extendida, minería ilegal y licencias
mineras perversas, además de desarrollos urbanos expansivos como factores de vulnerabilidad al
cambio climático, amenaza severa de ecosistemas, y crisis del agua.

Existe una profunda brecha de productividad entre economía urbana y rural, y una amenaza adicional
que hará que los precarios ingresos rurales con los Tratados de Libre Comercio (TLC), bajen del 25%
al 50%.

Un sistema educativo que al priorizar la ciencia, las matemáticas y el lenguaje, por olvidarse de la
cultura y las artes no desarrolla el talento humano, ya que está pensado para la sociedad industrial de
ayer, pero no para la sociedad del conocimiento.

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La fragmentación socio-espacial del territorio, por la pérdida de valores, el precario desarrollo de la


identidad cultural y el “para estado”, que han menguado el tejido social y facilitado la corrupción.

Los Municipios abrigados por la declaratoria del PCC, no han capitalizado los instrumentos de la LOOT
para constituir un ente territorial que pueda captar recursos del Presupuesto Nacional.

Opciones para la Ecorregión Cafetera

El Paisaje Cultural Cafetero PCC apalancado en el bioturismo, en vías y poblados lentos, en Aerocafé,
en la reconversión del modelo agrocafetero, y en la organización de pequeños productores rurales y
artesanales controlando la cadena productiva.

Ordenamiento de cuencas para la adaptación al cambio climático, con recuperación de corredores de


conectividad biológica, salvaguarda de páramos y humedales, y protección de cuencas abastecedoras
de agua.

Políticas de Ciencia, Tecnología imbricadas con la Cultura, y expansión de las TIC al campo, para cerrar
la brecha de productividad e ingresos entre los medios urbanos y rurales.

Un nuevo modelo educativo con perspectiva rural y urbana, que le de igualdad prioridad a la cultura, al
arte y a la formación del cuerpo humano, y que le tienda rieles al empleo temprano y al campo.

Procesos socio-ambientales soportados en la cultura para el empoderamiento del territorio por parte
de los actores sociales, bajo el presupuesto de que la ecorregión es una construcción social de un
territorio mestizo, pluricultural y biodiverso.

Conformación de un ente como las Regiones Administrativas de Planeación, para implementar un


Contrato Plan entre los entes territoriales incluidos en la Declaratoria del PCC.

Conclusiones I

..
Imagen 1.14: Bosque con barranquillo o barranquero. Obra de Pablo Chávez, y El caminante. Obra de
Carlos Alberto Osorio M.

Para apalancar el Paisaje Cultural Cafetero PCC, se requiere de estrategias institucionales relacionadas,
en primer lugar, con Políticas de Ciencias y Tecnología que incorporen la Cultura, soportadas en un
Modelo educativo pensado para la sociedad del conocimiento, y en segundo lugar fortalecer los
precarios procesos de identidad cultural ajustados a la variada singularidad histórica del complejo

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territorio, dos asuntos para los cuales la articulación del Estado con los sectores de la producción, la
academia, la sociedad civil y las comunidades de base, resulta fundamental.
Ahora la cultura será necesaria, no solamente para abrazar los conocimientos ancestrales y los saberes
populares, sino también para abrirle espacio a los productores rurales y artesanales, bajo el entendido
de que para ellos no aplica la metodología de clúster válida para la industria y la agroindustria, sino la
del desarrollo de productos rurales y artesanales con denominación de origen, soportados en la
organización de pequeños productores controlando la cadena productiva, y empleando modelos de
producción limpia certificados, para acceder a mercados preferenciales.

Habrá que desarrollar el transporte rural como factor de conectividad y como catalizador de la
reducción de la pobreza, y desarrollar opciones para el acceso a las TIC no solo desde la provincia sino
también desde el campo, además de fortalecer la democracia comunitaria y la sociedad civil, y la
presencia del Estado, de la academia y de los gremios de la producción, implementando procesos
mediados por la práctica de la gobernanza; esto es, decidiendo y construyendo los procesos de
transformación del territorio con y para las comunidades de base, en lugar de implementar decisiones
inconsultas ideadas y “socializadas” por los tecnócratas.

Conclusiones II

La Ecorregión Cafetera, por su ubicación en el trópico andino, donde la interacción de la atmósfera


ecuatorial con la del Pacífico, y en menor grado con la altillanura y la Amazonía, proveen un ciclo
hidrológico dinámico, gracias al carácter de sus biomas terrestres de selvas, altillanura, y montaña, y a
los biomas tanto de aguas dulces, como del Caribe y del Pacífico, cuenta con un patrimonio hídrico,
frágil y abundante, espacialmente distribuido con asimetrías y cuyo GINI es del 0,92, y con un
ecosistema biodiverso amenazado por deforestación, minería y contaminación.

Allí, donde el agua puede convertirse en un notable factor de desarrollo y de bienestar social para la
región, también el modelo agroindustrial cafetero soportado en monocultivos y en el uso de productos
químicos, requiere una reconversión estructural, dado que actualmente se constituye en una amenaza
creciente para el hábitat animal y humano, como consecuencia del cambio climático, el avanzado
estado de deforestación de sus cuencas y la crisis del agua. Para el efecto, el agua, el suelo y la
biodiversidad, no pueden ser considerados un recurso y como tal un objeto de explotación por la vía
del mercado, sino como un patrimonio inalienable que solo debe ser objeto de
aprovechamientos responsables.

Se debe priorizar el ordenamiento y reforestación de cuencas, implementando estrategias que


resuelvan los conflictos entre uso y aptitud del suelo a partir de modelos de reconversión productiva
económicamente viables, que incorporen prácticas silvopastoriles y agroforestales para mitigar la
amenaza del cambio climático, además de proteger los ecosistemas estratégicos y bosques alto
andinos, y de promover la venta de servicios ambientales haciendo del PCC la locomotora del turismo.

El fenómeno ENSO, además de facilitar la ocurrencia de incendios forestales, compromete la seguridad


alimentaria y del suministro del agua en El Niño, también con La Niña trae temporadas invernales con
fenómenos extremos asociadas a su fase húmeda, razón por la cual además de combatir la
deforestación, proteger las fuentes de agua, resolver los conflictos de uso del suelo, mitigar la
vulnerabilidad a los desastres hidrogeológicos y reducir las emisiones de gases de efecto de
invernadero, deberíamos revisar a fondo los Planes de Manejo de las Áreas de Interés Ambiental, para
verificar si existen instrumentos de alerta temprana y respuesta oportuna en áreas críticas
preestablecidas.
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1.8- LECTURAS COMPLEMENTARIAS

1.8.1- Dinámicas del clima andino colombiano.

Resumen: En la zona tropical ubicada entre las latitudes 30°N y 30°S, las corrientes de
vientos alisos que, sometidos a la fuerza de Coriolis se van calentando e incorporando
humedad mientras transitan por la superficie, al ir desde la alta subtropical hacia la baja
ecuatorial. Al converger cerca del Ecuador, el aire cálido asciende y se enfría por expansión,
dándose el desarrollo de nubes de gran desarrollo vertical al favorecerse la condensación.
Esta zona nubosa de inestabilidad atmosférica que deriva a lo largo del año, en la que se
presentan frecuentes e intensas lluvias y en la que convergen los vientos alisios del noreste y
del sureste, es la Zona de Confluencia Intertropical (ZCIT).

Imagen 1.15: Dinámica anual de la ZCIT, en: http://www.fondear.org y Eventos del ENSO
durante medio siglo. Según ERSST

Con el solsticio de verano ha concluido el primer período de lluvias del año. Nuestro clima
bimodal de la zona andina colombiana está regido por las posiciones relativas de la Zona de
Confluencia Intertropical ZCIT, ese ecuador meteorológico que en cada solsticio pasa a
ubicarse al sur de nuestro Ecuador, para regresar de nuevo durante los equinoccios al
costado norte para traernos las lluvias.
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Pero las anomalías de temperatura del Océano Pacífico, que se constituyen en freno para el
desplazamiento natural y regular de la ZCIT, generan desórdenes en el clima: el Niño y la
Niña, un fenómeno del Pacífico Sur, reto para la ciencia y la historia. Sus causas reales van
más allá de los factores naturales asociados a sus ciclos de 2 y de 7 años, y a su duración
media del orden de los 12 a 18 meses, porque también la mano del hombre ha podido
penetrar exacerbando el desorden que muestra el funcionamiento de la máquina atmosférica
del planeta

Las consecuencias de esta oscilación del sur, que se inicia en Australia e Indonesia y se
extiende hasta América del Sur, según observaciones hechas desde 1525 entre las que
sobresalen los efectos de las temporadas 1940/41, 1972/73, 1882/83, 1986/87, 1990/94, son
de enorme importancia para la actividad humana: sequías e inundaciones, deslizamientos y
flujos de lodo, epidemias e incendios forestales, trastornos en la agricultura, en la pesca, en
el transporte, en la salud, etc.

En los períodos de El Niño, las temporadas de invierno y verano del año son más secas para
la zona andina colombiana, y más frecuentes e intensos los huracanes del Caribe. Durante La
Niña, ocurre lo contrario: temporadas más húmedas a lo largo del año, con menos tormentas
tropicales.

Aún están en nuestra memoria las 30 mil víctimas del desastre de diciembre de 1999 en el
Estado de Vargas, Venezuela, fenómeno que pudo tener correlación con el Niño y la Niña,
aunque la intensidad del evento océano-atmosférico no haya sido una de las más destacadas.

Ref: Ed. Circular RAC 237 de junio de 2003. http://oam.manizales.unal.edu.co

1.8.2- Manizales, ¿ciudad del agua?

RESUMEN: Falta implementar desde la ciudad políticas públicas soportadas en procesos


culturales para construir un territorio ambientalmente sustentable para Manizales, que
comprendan la gran cuenca del río Chinchiná y sus patrimonios hídrico y biótico bajo la
perspectiva de que estos no son recursos, y donde se contemplen estrategias y acciones
concertadas para la adaptación al calentamiento global.
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Imagen 1.16: Ave emblemática de Manizales, el barranquillo o barranquero, en:


casadrake.com

Tras las tragedias invernales que asolaron nuestro entorno en el último lustro, cerrando el
2012 fuimos sorprendidos con la pregunta que titula mi columna, con la tesis de que ese
podría ser el carácter ambiental que mejor define a Manizales, y en la cual se plasma una
idea tan cautivadora como desafiante de la que haré eco para desarrollar un somero perfil de
la ciudad con las falencias y potencialidades, además de una visión deseable de ella, en tan
trascendental materia.

Para empezar, si esta fuera “la cuidad del agua”, ya habríamos adquirido las cuencas
abastecedoras de agua, donde los conflictos entre uso y aptitud del suelo abundan, para
integrar los corredores de conectividad biológica del margen cordillerano occidental de la
ecorregión cafetera; además, proyectos mineros, como el de Toldafría que prospera, no
contarían con el silencio cómplice de actores estratégicos de nuestras cuencas; igualmente,
tendríamos mayores avances en la solución a la contaminación de los cuerpos de agua con
vertimientos residenciales, ya en los distritos sanitarios urbanos de la Quebrada Olivares, el
Río Chinchiná y las microcuencas de La Francia y El Arenillo, como en la zona industrial
donde por volumen de carga contaminante casi los igualan; y finalmente, el valioso
patrimonio institucional de Aguas de Manizales construido a lo largo de tres lustros, no
hubiese sido presa de la imprevisión en una administración municipal pobre en políticas
públicas ambientales.

Sabemos que el “agua pura” identificada únicamente con H2O, es casi un asunto de tablero,
y que el agradable sabor de la nuestra tiene un particular encanto. Esto, dado que las

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naturales antrópicamente incontaminadas, son soluciones acuosas variables y complejas,


donde las sustancias disueltas explican sabores característicos de los ambientes geológicos,
edafológicos y bióticos, escenario en el cual se establece el ciclo hidrológico respectivo, y del
cual participan los bosques cuya función consiste en condensar y regular el agua, además de
servir como medio y contribuyente directo en los procesos de alteración de los minerales,
base de las sales y sustancias que arrastran las aguas infiltradas hasta los manantiales que
nutren ríos y quebradas.

Pero siendo el fundamental líquido la base misma de la vida en este “planeta azul”, aunque
por la escasez del agua potable unos cinco millones de seres humanos mueren año tras año,
lamentablemente la Constitución y la ley colombiana la han llevado, con los bosque y la
biodiversidad, al terreno de los recursos, y como tal la han condenado al mundo del mercado
donde caben el oro y el petróleo, lo que permite que se negocie en mesas de traficantes,
olvidando que agua, bosques y biodiversidad no deberían ser objeto de explotación, porque
ellos conforman una unidad sistémica indisoluble. Al respecto, el término latino explosio -que
se asocia con violencia-, resultaría adecuado para referirlo a la naturaleza de una bomba o al
carácter de un modo de producción tan oprobioso como la esclavitud, pero nunca para tratar
a nuestra “madre tierra” merecedora de consideraciones superiores.

Se enseña en la cátedra de epistemología ambiental del IDEA de la Universidad Nacional,


donde se hace eco del fecundo pensamiento del maestro Augusto Ángel Maya, que mientras
café y té al igual que oro y petróleo son recursos, dado que tienen sustitutos en el mercado,
el agua por su naturaleza no posee ese carácter propio de una mercancía, sino el de un
patrimonio inalienable cuyo uso responsable debe garantizar al tiempo, el bienestar humano
y la estabilidad de los ecosistemas.

En consecuencia, si estas ideas resultasen de importancia para construir un territorio


ambientalmente sustentable soportado en la cuenca y su patrimonio hídrico, deberá
aprovecharse la histórica decisión de dotar a nuestra ciudad de una Secretaría del Medio
Ambiente, ahora encomendada al Partido Verde, para implementar entre otras cosas,
políticas públicas ambientales que contemplen procesos participativos al enfrentar las
problemáticas señaladas, entrando al terreno del ordenamiento territorial con la amenaza

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asociada al calentamiento global y la gestión integral del suelo en el nuevo modelo urbano,
entre otros, con estrategias concertadas y coordinadas a nivel intersectorial e
interinstitucional, para generar una base cultural en la que la construcción social del territorio
urbano y periurbano, parta del agua como factor de desarrollo.

Sobre la viabilidad de un proceso bien orientado hacia semejante objetivo, no caben dudas
ahora ni cabrán excusas mañana: desde 2003 miembros de la sociedad civil, la academia,
ONG y organizaciones sociales de base, promovieron un cabildo abierto sobre el agua en
Manizales, proceso aún vigente en el que a partir de medio centenar de ponencias iniciales,
se siguen tratando temas como: Río Blanco, cuenca del Chinchiná, PNN los Nevados, zonas
de interés ambiental, gestión del riesgo, saneamiento ambiental, tasas retributivas, SSPP
públicos rurales y urbanos, manejo de residuos sólidos, lixiviados del relleno sanitario, y
minería en cuencas abastecedoras, entre otros.

* [Ref: Manizales, La Patria, 2013-01-7]

1.8.3- Un nuevo modelo urbano

Imagen 1.17: Plaza de Bolívar de Manizales. Metrópolis Graphic.com

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Entre los desafíos regionales y locales que deberán enfrentar nuestros planificadores, está el
de estructurar la subregión Centro-Sur, en el marco de un nuevo ciclo de 12 años de los
Planes de Ordenamiento Territorial que obliga a pensar dicho territorio al año 2024, y de la
nueva Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, la LOOT, que pasa del enfoque municipal al
de regiones y asociaciones de municipios, contemplando aspectos estructurales como la
gestión integral del riesgo y el manejo responsable del medio ambiente, temas en los que
nuestra ciudad muestra una notable dicotomía cuando vemos el deficitario manejo de
nuestras cuencas y bosques, a pesar de los notables desarrollos en el tema de los riesgos.

Al respecto, los cinco municipios que comprenden la capital caldense y su entorno, donde la
principal asimetría parte de la concentración del PIB y la población en Manizales, los entes
territoriales ya han explorado temas estratégicos para sus comarcas y las formas de
organización posibles, tras meses de actividades ininterrumpidas de varios actores sociales
estratégicos, entre los que han brillado por su encomiable labor, concejales y consejeros
territoriales atentos a honrar la responsabilidad que se les ha encomendado.

No obstante, temas sustantivos para resolver la integración, como son el agua, las cuencas,
la inversión, los servicios públicos, la movilidad y la vocación de los entes territoriales como
elementos clave para decidir sobre la asignación de las funciones metropolitanas y usos del
suelo, dependerán del modelo urbano, más que de la figura de integración para la cual la
Ley, que ofrece alternativas insuficientes, urge cambios estructurales, razón por la cual habrá
que desplegar fundamentos conceptuales y mucha creatividad.

Ya no son los tiempos de la ciudad industrial de la primera mitad del siglo XX; ahora las
economías que siguen siendo fundamentalmente urbanas, se han tercerizado, al tiempo que
las zonas rurales sobre el eje Pereira-Manizales, desde los años 70 se han rururbanizado,
mientras el modelo urbano difuso se fue acentuando: a la par que se especializaban las
funciones urbanas demandando cuantiosas inversiones en avenidas para su articulación, en
la periferia los predios rurales, antes fincas con clara vocación agropecuaria, se destinaron al
recreo, la plusvalía o la especulación, por comerciantes y profesionales como nuevos dueños,
cuya actividad económica fundamentalmente resulta urbana.

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Pero la tendencia en el medio citadino, ahora cuando las grandes superficies comerciales con
sus equipamientos tecnológicos y variada oferta de servicios dispuestos de forma estética,
segura y confortable, se multiplican capturando el interés de ciudadanos que van mutando al
campo del consumo, es el de la ciudad insolidaria donde el espacio público usurpado por la
informalidad se ha degenerado, y en la que proliferan los guetos, tanto para los pobres de las
conflictivas barriadas populares, como para las clases pudientes que se encierran en
exclusivas unidades residenciales, unos y otros como máxima expresión de una sociedad
profundamente fragmentada.

Mientras no entendamos las relaciones entre ciudad y campo, entre lo rural y lo urbano, y no
comprendamos que la suerte de Manizales igual pasa por Neira que por Pereira, nuestra
ciudad continuará postrada a esas leyes del mercado dominante propias del actual modelo de
desarrollo, que en nombre de la competitividad, tras haber debilitado al Estado, agotará el
agua disponible, envenenará suelos de cultivo y concentrará la riqueza hasta niveles
francamente insostenibles.

Así las cosas, surge la necesidad de repensar el modelo urbano en que se soportará la
subregión Centro-Sur a la luz de las nuevas visiones y teorías de la planificación no
cartesiana, para abatir los profundos conflictos del ordenamiento que han dado cuenta de las
limitaciones de la ley colombiana, en pro de un territorio sostenible, solidario y competitivo,
en el que las tradicionales áreas metropolitanas concebidas como una capital hegemónica,
autosuficiente y autocontenida, sitiada por poblados satelitales subordinados, de segunda
categoría y erróneamente considerados como funcionalmente inocuos, deben dar paso a
territorios equivalorados con competencias complementarias vitales, con identidad cultural,
donde se priorice el desarrollo humano, y en el que los entes territoriales articulados hacia
adentro y hacia afuera, respondan a una estructura sistémica.

De surtir efecto el nuevo modelo, bajo la premisa de un buen diagnóstico como línea de base
y unas visiones regionales afortunadas, antes que competir entre sí las ciudades capitales y
marginar comunidades rurales del entorno metropolitano cafetero, con el desarrollo de una
red de núcleos urbanos autosuficientes, gracias a la democratización de la infraestructura de
servicios y productiva, tanto a nivel de comunas como de los pequeños poblados, surgirá un

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sistema de movilidad que reduciendo los tiempos de transporte de la casa al trabajo y por lo
tanto los viajes motorizados, acercará las oportunidades citadinas a la provincia y facilitará la
expansión de servicios de alta complejidad, en virtud de la complementariedad de las
economías regionales. [Ref: La Patria/ Manizales, 2112-12-10]

1.8.4- Cambio Climático Y Sustentabilidad Del Territorio.

RESUMEN: A diferencia del calentamiento global asociado a causas naturales cíclicas como
las variaciones de la actividad solar, el actual cambio climático caracterizado por el aumento
de la temperatura del planeta tiene una componente antropogénica notable, asociada a las
emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero. Veamos a nivel regional sus
implicaciones, de conformidad con los escenarios modelados a lo largo del siglo XXI que
entrega el IDEAM para Colombia en 2015, y los retos para mitigar sus graves consecuencias
sobre los ecosistemas en el Eje Cafetero, dada la vulnerabilidad del territorio asociada a sus
altos niveles de deforestación, fragmentación de los frágiles ecosistemas y modelo conflictivo
de ocupación del territorio.

Imagen 1.18. Colombia: Escenarios de cambio Climático 2011-2100. IDEAM (2015).

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Las consecuencias del cambio climático y de la desproporcionada intervención humana


señalada en “Colombia Viva 2017” por la WWF, son los ecosistemas en estado crítico y
cientos de especies amenazadas, que están poniendo en riesgo de colapso al 86,1% de dicho
patrimonio en la Región Andina. En Colombia, el segundo país más biodiverso del mundo,
ubicándose por debajo de Brasil, se han identificado 85 tipos de ecosistemas, de los cuales la
tercera parte se ha deteriorado, 20 tipos aparecen en estado crítico y 17 más en peligro.
Al respecto: a) según “Colombia Viva 2017”, de 284 especies de animales terrestres en los
libros rojos (44 insectos, 4 arácnidos, 54 anfibios, 29 reptiles, 125 aves y 28 mamíferos), 41
están en peligro crítico, 112 amenazadas y 131 son vulnerables”; y b), el informe “Escenarios
de Cambio Climático 2011-2100” (IDEAM 2015), contempla para Colombia incrementos de
Temperatura promedio en las áreas continentales de 1,4°C y de 1,5°C en los mares de la
patria. Adicionalmente las lluvias, que se incrementarán en las zonas de montaña entre un 10
y 40%, con máximos en Caldas y Risaralda, también se reducirán entre un 10 y 40% en la
costa norte y archipiélago de San Andrés, y en la Amazonía.
Y aunque cuenta nuestro territorio en su valioso patrimonio natural con cuatro Parques
Naturales Nacionales PNN: el de los Nevados, el Tatamá, la Selva de Florencia, y el Santuario
de Fauna y Flora Otún-Quimbaya, tal cual lo hizo Pereira, deberían elevarse a la misma
categoría las RFP de Chec y Río Blanco, y el Parque de Cocora, para blindar los ecosistemas y
el agua en las capitales cafeteras. A pesar de la Ley 99 de 1993, cuyo Art. 1. N4 dice: “Las
zonas de páramos, subpáramos, los nacimientos de agua y las zonas de recarga de acuíferos,
serán objeto de protección especial”, este patrimonio está amenazado, no sólo por el cambio
climático, sino también por pasivos ambientales y presiones actuales de naturaleza
antropogénica.
En Caldas, para el fin de siglo la temperatura del Departamento, según el IDEAM, podrá
aumentar en 2,4°C en promedio. Los principales aumentos se podrán presentar en la región
magdalenense, en donde la temperatura podría aumentar hasta en 2,5°C. Y en
precipitaciones, estima el IDEAM que en general el departamento tendrá aumentos de entre
un 20% en 2040 y hasta un 28% para fin de siglo, y que en las subregiones Centro Sur, Bajo
Occidente y Alto Occidente para entonces, la precipitación podrá aumentar hasta el 30%.

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En Risaralda, para el IDEAM a finales de siglo la temperatura podrá presentar aumentos de


hasta 2,4°C en los valles de los afluentes del Cauca, y un mayor el incremento hacia el
poniente en Pueblo Rico y Mistrató. En precipitaciones añade, se podrán presentar aumentos
importantes en promedio de hasta un 28%, y entre 30% y 40% en Pereira, Quinchía y
Santuario. En la cuenca del San Juan, la zona cordillerana y otras localidades vecindades del
Cauca, se esperan los menores cambios de precipitación.
Y en Quindío, estima el IDEAM que para finales de siglo, se podrán presentar aumentos de
temperatura sobre el valor actual, en especial hacia el poniente (Quimbaya, Montenegro, La
Tebaida, Armenia, Circasia y Filandia) donde esa variable podría incrementarse 2,3°C. Y en
cuanto a la precipitación, el mayor aumento con un 24%, se daría en los municipios de
Quimbaya y Filandia, según los escenarios modelados.
La migración de las zonas de vida en 170 m de altitud por cada grado centígrado conforme el
clima varíe, pasará factura sobre los ecosistemas fragmentados. Habrá que mitigar el
descontrol hídrico y pluviométrico, y resolver de paso la fragmentación de los ecosistemas
recuperando rondas hídricas, dos problemas relacionados con el alto índice de deforestación
que vulnera los derechos bioculturales del territorio e incrementa el riesgo frente a la
amenaza del cambio climático.
En suma: la planificación integral para un desarrollo sustentable, en la que los usos del suelo
garanticen la función social y ecológica de la propiedad, debe empezar por una adaptación
del modelo productivo y de ocupación del territorio, no solo a los preceptos de la ley
ambiental sino también a las dinámicas del clima, para garantizar los servicios ambientales y
proteger la biodiversidad.
[Ref.: La Patria. Manizales, 2019.10.7]

1.8.5- Árboles, poblaciones y ecosistemas

RESUMEN: Este documento sobre el papel de los árboles como sumideros de carbono y la
importancia de los bosques tropicales, se complementa con información relacionada con las
problemáticas del territorio asociados a la presión urbanística sobre las áreas de interés
ambiental de la Nación y la Ciudad, caso de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco hoy
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amenazada por daño severo e irreversible como consecuencia de los cambios de uso del
suelo en su anillo de contención, ha sido preparado para nutrir las lecturas del Contexto de
CTS de la Universidad Nacional de Colombia y el trabajo cívico de la SMP de Manizales como
integrante de los colectivos ambientales de Manizales.

Imagen 1.19: Zonas climáticas del mundo, en https://commons.wikimedia.org/

El cambio climático como factor de riesgo que compromete el suministro de agua en el 63%
de las ciudades del planeta y la seguridad alimentaria a nivel global según el Consejo Mundial
del Agua (2017), debe ser motivo para reflexionar sobre la necesidad de una cultura que vele
por la protección, conservación y restauración de los bosques. Aunque 1.600 millones de
seres humanos en los países más pobres sobreviven por los alimentos, materiales,
agua, medicinas, fibras o leña que les provee, también con la deforestación los árboles están
desapareciendo de la superficie de la tierra: cerca del 46 por ciento los bosques del mundo,
se ha arrasado por el Homo sapiens.

Las especies arbóreas que se estiman en 60 mil a nivel global, de las cuales la mayoría son
tropicales, equivalen 1/5 de todas las especies de plantas terrestres. En Colombia, donde
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contamos con 7.500 de ellas, el hábitat natural de algunas se ha reducido el 80 por ciento: es
el caso de maderables finos como Abarcos, Caobas y Cedros, y de árboles importantes para
otros usos, como el Canelo de los Andaquíes y el Palorosa, que son las 5 más amenazadas, a
las que se suman 10 más: Molinillo, Almanegra, Mangle Nato, Roble, Guayacán, Marfil, Palma
de cera de la Zona Cafetera, Nolí o Palma americana, Palma de moriche, y Mararay de San
Carlos. Nombres como Guaduas, Arbolocos, Alisos, Tulipanes, Pino colombiano y Arrayanes,
evocan también valores culturales y usos económicos y ambientales del árbol.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que en la pasada década
planteaba sembrar 1 árbol por habitante del planeta, busca proteger las áreas más
biodiversas donde muchas de las especies endémicas están en peligro de extinción. Según la
Universidad de Yale, aunque tenemos un percápita global de 422 árboles, a través de la
explotación forestal y de actividades como la agricultura, la ganadería o la minería, cada año
derribamos alrededor de 15 mil millones de árboles, y en el comercio de madera mundial, de
conformidad con la WWF, la ilegalidad representa 7.000 millones de dólares al año.

En este planeta donde el tráfico ilegal podría representar el 75% del comercio de madera en
2017 según la WWF, aunque somos el país más biodiverso por kilómetro cuadrado, aún
deforestamos 200 mil hectáreas por año y nuestro escenario de riesgos contempla pasivos
ambientales por procesos como: sobreexplotación en las selvas, incendios forestales y talas
intensivas para expandir la frontera agrícola y urbana o extender potreros, además de plagas
de insectos y enfermedades forestales; fenómenos todos cuyas consecuencias han sido la
pérdida del hábitat de especies y ecosistemas, además de caos en la regulación del ciclo del
agua, y de erosión del suelo por acción de vientos y escorrentías, lo que se traduce en
desertificación y desastres por ocurrir.

Si en Colombiana, dado que el 74% de la población habita ciudades y cabeceras, falta


conocer de las interacciones en el trópico andino entre ecosistemas urbanos y entornos
suburbanos y rurales asociados, y profundizar en el conocimiento de la distribución de los
árboles para comprender la biosfera terrestre y mejorar el hábitat, también en Manizales,
donde una gestión histórica el Honorable Concejo Municipal acoge el clamor mayoritario de
un Cabildo abierto que reclama poner freno a las regresiones ambientales del modelo de

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expansión urbana, nuestra planificación deberá desarrollar una política pública con
estrategias de adaptación al cambio climático y suministro de servicios ambientales, además
de acciones para recuperar cuencas y rondas hídricas deforestadas, y prevenir la
fragmentación de bosques que amenaza nuestra biodiversidad.

Adicionalmente, desde la academia deberemos investigar sobre los ecosistemas urbanos y su


relación con la estructura ecológica en este fragmento del medio tropical andino, con su
particular clima, laderas inestables y ambiente vulcano-tectónico, como fundamento del
bienestar general con el objeto de lograr un desarrollo tecnológico autóctono que le ofrezca
solidez ecológica a las transformaciones del medio natural a través de la cultura, sin
comprometer el ecosistema al satisfacer las demandas del territorio, mediante la creación de
elementos para la arquitectura del paisaje, la regulación acústica, térmica y lumínica, la
química ambiental y ecología de los ecosistemas, la calidad del aire y del clima, y la
estabilidad de los suelos en laderas y cauces de protección.

[Ref.: La Patria. Manizales, 2017.10.9]

1.8.6- El Ruiz continúa dando señales…

Imagen 1.20: Volcán Nevado del Ruiz. Archivo particular www.eltiempo.com

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RESUMEN: El Ruiz es un volcán activo en estado ON, que según investigadores del Instituto
Colombiano de Geología y Minería (Ingeominas), registra alrededor de 12 etapas eruptivas en los
últimos 11 mil años. Pero dada la actividad sísmica sentida en el área de influencia del volcán, el
observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales recomienda mantener la “alerta amarilla” y
atender las medidas de previsión y prevención correspondientes, según los riesgos al que están
expuestos los pobladores de conformidad con el mapa de amenazas potenciales del Volcán.

Un sismo ocurrido el viernes 7 de octubre a las 15:34 hora local asociado al volcán Nevado
del Ruiz y con magnitud 4,2 en la escala de Richter, según el Servicio Geológico Colombiano,
fue sentido en Manizales, Chinchiná y Villamaría (Caldas), en Herveo, Vistahermosa y Murillo
( Tolima), y en Santa Rosa, Dosquebradas y Pereira (Risaralda).

Aunque el evento ocurrido a tan solo 5,4 kilómetros de profundidad y epicentro 4,4 km al
norte del cráter, necesariamente no es erupción inminente, dada su naturaleza
volcanotectónica al estar asociado a fracturamiento de rocas dentro del edifico volcánico, si
obliga a mantener las previsiones a que da lugar el estado de alerta amarillo.

Igualmente en Febrero 6 del presente año a las 20:39 también se había presentado otro
sismo de similar naturaleza con 3,6 magnitud en el Volcán Nevado del Ruiz, a una
profundidad de 4,9 kilómetros, que fue sentido por los habitantes en el área de influencia del
volcán, razón por la cual se recomendó estar atentos a la evolución de los procesos.

Mientras la Unidad de Gestión del Riesgo de Manizales realizó un recorrido por diferentes
puntos de la ciudad sin advertir incidentes por el temblor, las autoridades de Caldas y Tolima
han recomendado mantener el estado de alerta correspondiente al citado nivel III de
amenaza, de conformidad con las dinámicas del fenómeno volcánico.

Si lo normal en un volcán activo como el Ruiz que sigue en actividad emitiendo pulsos de
cenizas y gases, es erupcionar, también parece sensato esperar eventos cuyo alcance
espacial se aproxime a las previsiones señaladas en su mapa de amenazas, para prevenir
desastres como el ocasionado con la erupción del 13 de noviembre de 1985, cuando
desapareció Armero.

Entre tanto, la comunidad que recuerda la citada tragedia, conocedora del eficiente
desempeño de los miembros del Observatorio Vulcanológico y quien ha estado preparándose
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durante lustros, guarda la calma y continúa presta a acatar las medidas de previsión, y a
seguir las instrucciones de los Comités de Emergencia.

A pesar de los eventos históricos de 1595 y 1845, y de los efectos destructivos de los flujos
de lodo del 13 de noviembre de 1985, el riesgo actual ya no resulta ser tan determinante,
gracias a la preservación de los usos del suelo previniendo la ocupación conflictiva a lo largo
de las vaguadas de los ríos afectados hace 30 años, y a la existencia del Sistema Nacional
para la Gestión del Riesgo de Desastres.

Prehistoria Geológica

En el Pleistoceno, hace 1,8 millones de años, según Jean-Claude Thouret; Armando Murcia y
Rosalba Salinas, tienen lugar las primeras erupciones, que corresponden al período ancestral
que dura entre 0,8 a 1,0 millones de años, en el que se forma un complejo de grandes
estratovolcanes que colapsan, quedando calderas de entre 5 y 10 km de diámetro. Continúa
el período antiguo que dura entre 0,8 a 0,2 millones de años, en el que se desarrolla un
nuevo complejo de grandes estratovolcanes que incluyen lo que era entonces el Ruiz, el
Tolima, el Quindío, y el Santa Isabel; luego entre hace 0,2 y 0,15 millones de años, una vez
más se formaron calderas explosivas en sus cumbres.

Finalmente, según dichos investigadores, entra el periodo presente hace aproximadamente


150.000 años, en el que se desarrolla el actual edificio volcánico a través del emplazamiento
de domos andesíticos y dacíticos, en medio de las viejas calderas. Según Ingeominas,
durante los últimos 11.000 años, el Ruiz ha tenido cerca de 12 etapas eruptivas
con múltiples corrimientos de tierra, flujos piroclásticos y lahares, en las que se ha dado la
destrucción parcial de los domos de la cima. Las erupciones importantes datadas por
radiocarbono concluido el Holoceno y ya en el Antropoceno, son del 6660 a. C., 1245
a.C±150 años, cerca del 850 a. C. y 200 a.C±100 años, así como del 350 d.C±300 años y
675 d.C±50 años. (Ref: Revista Eje 21. 2016/10/8).

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1.8.7- Terremotos en el occidente colombiano

Imagen 1.21: Amenaza sísmica en Colombia: valores pico de aceleración y velocidad sísmicas
de diseño Aa y Av para un evento con un período de retorno de 750 años. Comité AIS-300,
en Estudio General de la Amenaza sísmica de Colombia 2009.

Al llegar esta Semana Santa con preocupantes noticias que invitan a reflexionar sobre las
penurias de los bomberos voluntarios de los municipios de Caldas ocasionadas por la falta de
recursos para su funcionamiento, y los pendientes del POT 2017 de Manizales relacionados
con la microzonificación sísmica, la norma geotécnica, la protección y seguridad contra
incendios, las edificaciones de bahareque y la estructura ecológica de soporte, quisiera hacer
una lectura a las lecciones del fatídico terremoto de Popayán ocurrido a las 8h 15m de la
mañana del Jueves Santo de 1983, cuando 18 segundos de sacudidas cobraron 300 vidas y
causaron pérdidas estimadas en U$580 millones, equivalentes al 1,5% del PIB de entonces,
con daños invaluables como los de la cúpula de la Catedral Metropolitana (1906), el Templo

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de Santo Domingo (1788) y la Torre del Reloj (1673), tres joyas del Centro Histórico de una
de las ciudades emblemáticas de Colombia y que hasta entonces fuera conocida como “la
ciudad blanca”, dados los hallazgos de diversos estilos de pintura mural en varias fachadas
coloniales que ahora destapados tras la reconstrucción se pueden contemplar.

Lo anterior, porque si en algo ha cambiado el país en la gestión del riesgo por la vía de la
prevención frente a la amenaza sísmica, ha sido gracias a la creación en 1993 de la Red
Sísmica Nacional a cargo de Ingeominas y a la expedición del Decreto 1400 de 1994 que crea
el Código Colombiano de Construcciones Sismo Resistentes, todo esto como herencia del
terremoto de Popayán de hace 36 años, del cual el país aprendió que era necesario normar
las construcciones para soportar las sacudidas del suelo, prever la concentración de daños en
edificaciones de pocos pisos, reducir la flexibilidad en los edificios aporticados, mitigar la
vulnerabilidad de vigas y columnas dotándolas de más de estribos, resolver la fragilidad de
estructuras en tapia, incorporar el diseño en elementos no estructurales y acometer la
microzonificación urbana. A esto deberá añadirse que posteriormente la norma se ha venido
actualizando, para contemplar las construcciones en tierra o bahareque del patrimonio
arquitectónico y los problemas derivados de las asimetrías como fuente de cambios abruptos
en rigidez y resistencia de las estructuras, entre otros asuntos.

Volviendo al caso de Manizales, debemos partir del reconocimiento a los esfuerzos


interinstitucionales que desde 2012 hace la ciudad, implementando un sistema integral de
gestión de riesgos que contemple el análisis de sus causas y factores contribuyentes además
de su evolución espacial y temporal, y en el que se contemplan el manejo de información, la
investigación y monitoreo de las amenazas geodinámicas (sismos, deslizamientos y lluvias), la
capacitación y transferencia tecnológica en temas relacionados, lo que explica la
incorporación en el POT de los pendientes señalados: sin ellos, se hace difícil precisar el
modelo de ocupación del territorio ajustado a la aptitud del suelo y por lo tanto a la oferta
ambiental de su estructura ecológica, dado que de la amplificación sísmica y tipología
constructiva de cada segmento de la ciudad dependen no sólo el nivel de pérdidas, sino
también el diseño sismorresistente de las estructuras vulnerables a intervenir.
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A modo de recuento histórico, en el Occidente Colombiano donde la amenaza es alta, ya que


la fuerza sísmica a contemplar en los diseños estructurales varía desde aceleraciones (Aa y
Av) del 50 al 40% en la costa del Pacífico, hasta el 25% en las capitales del Eje Cafetero, Cali
y Pasto; esto contra un 15 a 20% para el caso de Medellín, Ibagué y Bogotá que aparecen en
zona de amenaza sísmica intermedia. Nuestras fuentes sísmicas en la provincia sismo-
tectónica que va del Eje Cafetero hasta Nariño, son dos: el sistema de fallas de Romeral que
transcurriendo por la vertiente occidental de la Cordillera Central origina eventos
superficiales, como los del Quindío (1999) con magnitud 6,2 (Richter) e intensidad IX
(Mercalli) y el de Popayán (1983) con magnitud 5,5 e intensidad VIII; y segundo la zona de
subducción cuyos eventos de magnitud cercana a siete con treinta veces más de energía, por
ser profundos hacia el interior de la citada provincia no hacen el mismo daño en estas
ciudades mediterráneas: véanse los sismos de 1962 (El Cairo), 1979 (Mistrató), 1995 (Tuluá)
y 2013 (Nariño).

[Ref.: La Patria. Manizales, 2019/04/08]

1.8.8- Riesgos para el agua en la Ecorregión Cafetera de Colombia

En este territorio biodiverso pero deforestado, pluricultural y mestizo, caracterizado por ser
una zona tropical andina ocupada por cerca de 3,7 millones de habitantes herederos de una
cultura cafetera, la mayor proporción de su población deberá enfrentar la amenaza climática
bien sea por eventos climáticos extremos que se traducirán en falta de agua y desastres
naturales, o por el incremento de la temperatura, que ocasiona pérdida de biodiversidad
facilitada por la fragmentación de los ecosistemas.

En la Región Andina de Colombia el clima bimodal –con sus periodos de lluvias y secos que
cambian con los equinoccios y solsticios– está condicionado por el ENOS, ese fenómeno
climático de comportamiento cíclico y carácter errático que ha venido intensificando

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inundaciones o sequías tanto en los periodos de El Niño, cuando las temporadas de invierno y
verano del año son más secas, como durante La Niña, cuando ocurre lo contrario1.

Imagen 1.22: El Ruiz, pone en evidencia el retroceso de los glaciares en Colombia: con el
cambio climático, en los últimos 50 años hemos perdido el 63 por ciento del área glaciar.
Fuente: UNIMEDIOS.

1- PROBLEMAS DEL TERRITORIO

En el patrimonio hídrico de la ecorregión aparecen tres páramos como áreas de recarga:

 Tatamá

 Caramanta

 Parque Nacional Natural de los Nevados

También están los bosques alto-andinos, en los que sobresalen las zonas del Roble, el alto
del Nudo y el Nevado del Ruiz –conocido también como la Mesa de Herveo– que
comprometen la infiltración y la biodiversidad afectadas por los procesos de potrerización y
usos conflictivos del suelo.

En cuanto a los acuíferos –además del extenso valle del Magdalena como gran reservorio–,
están los valles del río La Vieja por la vertiente del río Cauca, cuyo potencial de agua
50
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subterránea se asocia con el glacis del Quindío, el valle del Risaralda y la zona de
Santágueda.

Imagen 1.23: Ecorregión cafetera: usos potenciales y actuales del suelo 2002. Fuente: SIR-
Alma Mater

De otro lado, aunque la copiosa precipitación en el oriente caldense ofrece un patrimonio


hídrico excedentario susceptible de aprovechamientos hidroenergéticos, allí también están las
cuencas más degradadas como las de los ríos Chinchiná, Otún, Quindío y Combeima, lugares
que albergan las ciudades capitales emplazadas sobre sus abanicos aluviales.

Como escenario de alto riesgo de sequía está el Cañón del Cauca, peligro que se acentúa
entre Irra y La Pintada por el carácter impermeable de las rocas, el grado de deforestación y
lo abrupto del relieve.

2- ZONAS DE ALTA PRODUCTIVIDAD

Desde la perspectiva ecosistémica existen suelos de notable productividad en la alta cordillera


entre San Félix y Roncesvalles, en los valles del Magdalena Centro, La Vieja y el Risaralda, y
en la zona cafetera desde el sur de Neira hasta el Quindío, gracias a la variedad de paisajes y
climas andinos de montaña, con sus complejos volcánicos, altiplanicies y valles tropicales,
aunque se han formado suelos en su mayoría jóvenes, de mediana fertilidad natural y ligera
acidez.

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Si a partir de los años veinte la distribución y el desarrollo de pequeños poblados y veredas


cafetaleras se fue haciendo importante y vigorosa gracias a la caficultura, después de 1970
sobrevinieron los efectos nocivos para la salud del agua y del suelo como consecuencia de la
revolución verde, asociados con la introducción de monocultivos sin sombrío y el empleo de
agroquímicos.

A partir de 1991, y tras la irrupción del modelo neoliberal y la reforma del Estado con la
“reprimarización” de la producción y la instrumentalización de la naturaleza, creció la presión
sobre la estructura ecológica al tiempo que arreció la problemática de los desastres
ambientales ocasionados por eventos climáticos extremos que les “pasaron factura” a los
pasivos ambientales del modelo de ocupación del territorio.

A tal punto que en el 2000 la gravedad de la deforestación en la ecorregión se expresó en los


conflictos por el uso del suelo así: mientras la superficie apta para potreros era del 4 % del
territorio, las coberturas en dicho uso alcanzaron el 49 %, y mientras el potencial forestal era
del 54 %, las áreas en bosque bajaron al 19 %2, según Alma Mater.

3- URGEN ACCIONES DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO

Imagen 1.24: Estructura fisiográfica de la ecorregión cafetera. Fuente: Ideam

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Dado que en las cuencas altas –2.000 msnm– y en las zonas bajas y cálidas –por debajo de
los 1.200 msnm de altitud– se presenta deforestación, el sector agropecuario deberá
replantear el modelo productivo desde la perspectiva ecológica, implementando la
agroforestería y las prácticas silvopastoriles para resolver dicha problemática.

Y para los suelos ubicados entre los 1.200 y 1.800 msnm, el referente deberá ser el Paisaje
Cultural Cafetero, una declaratoria de la Unesco en beneficio de 47 cabeceras y 411 veredas
que demanda una caficultura orgánica con sombrío, en la que además de reivindicar la
economía rural se le deberá apostar a la producción limpia y a la incorporación de valor
agregado a la oferta de bienes culturales y servicios ambientales, en busca del control de la
cadena productiva.

En general, para mitigar la amenaza del cambio climático, en todo el territorio se deberá
priorizar el ordenamiento y la reforestación de cuencas, incorporando estrategias que
resuelvan los conflictos entre el uso y la aptitud del suelo a partir de modelos de reconversión
productiva económicamente viables, que se soporten en la apropiación social del territorio.

Entre tanto, en los actuales planes de desarrollo se deberán implementar políticas de ciencia
y tecnología imbricadas con la cultura, para resolver la brecha de productividad que sume en
la pobreza los medios rurales y un nuevo modelo urbano más verde e incluyente, que
controle el uso expansivo del suelo. Además se debe generar confianza mediante prácticas
sociales de gobernanza y transparencia, y reconstruir el tejido social haciendo de la identidad
cultural y el desarrollo social y humano los pilares del desarrollo.

[1] Calentamiento global en Colombia http://www.bdigital.unal.edu.co/3673/

[2] Agua como bien público http://www.bdigital.unal.edu.co/57697/

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/
CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

HOME:
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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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2. MATERIALES TÉRREOS

2.1 INTRODUCCIÓN.

El estudio de los materiales pétreos (suelos–


materiales intermedios-roca), aborda varias facetas
como los elementos que integran las obras civiles, en
forma pasiva, como en los taludes, interactuando con
estructuras de contención en muros o en
edificaciones y como elementos de construcción que
integran terraplenes y túneles.
El análisis es soportado en la geología, en la mecánica
de suelos y en la mecánica de rocas, con miras a que
el ingeniero realice el diseño de proyectos con un
mínimo de problemas de construcción, por ejemplo
cuando se trata de la estabilidad de un talud, el
diseño de un terraplén, el control de erosión o
socavación por encoles o descoles de estructuras
hidráulicas de una vía, los estudios de vías nuevas o
existentes, las fuentes de material, la optimización de
explotaciones, la evaluación de riesgos geotécnicos,
la patología de estructuras, la selección de corredores
para infraestructura como poliductos, vías y canales,
entre otros.
Un suelo, un material intermedio o una roca puede
formar la cimentación de una estructura o la Figura 2.1 La estabilización de un talud incluye
estructura misma, donde atienden, en unos casos, y la exploración, la toma de muestras, los
aplican en otros, esfuerzos y sufren deformaciones laboratorios, el campo y los análisis. (Carlos E Escobar
P.)
que los afectan. Estos materiales están siendo
alterados por agentes externos como el clima, el flujo
de agua superficial y sub-superficial, los eventos naturales, la flora, la fauna y las actividades antrópicas,
entre otros.
Como estructura, los suelos, los materiales intermedios y la roca presentan resistencias muy variadas:
la resistencia de los suelos es baja, la de los materiales intermedios está gobernada por la matriz de un
conglomerado o la composición granulométrica de un material granular grueso, y la resistencia de la
roca depende del estado del macizo rocoso, principalmente del grado de alteración, del fracturamiento,
la disposición de las estructuras del macizo como fracturas, diaclasas, foliaciones, todos ofrecen
respuestas diferentes y los problemas a abordar tienen diferentes complejidades debido a las
deformaciones, la compresibilidad, el control de humedad, la resistencia mecánica; mientras que la roca
sana y dura, puede plantear problemas de economía o de estabilidad.
Los suelos son materiales que se clasifican como cohesivos y granulares. Los materiales granulares como
gravas arenas y limos no plásticos, poseen mejor capacidad de soporte y baja compresibilidad, las arenas
y los limos son erosionables, pueden presentar potencial de licuación, perder capacidad de soporte por

55
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flujos de agua ascendente o tubificación cuando los suelos de terraplenes quedan mal compactados o
deficientemente drenados.
Los suelos cohesivos presentan otras propiedades que son evaluadas en la geotecnia: la permeabilidad
es baja, son compresibles, las resistencia es menor, tienen cohesión, el ángulo de fricción interna es
más bajo que el de los materiales granulares y presenta dificultades vinculadas con la magnitud y el
tiempo que puede demorar las deformaciones que pueden afectar una estructura, la excavación para la
conformación del suelo y la construcción de terraplenes son muy sensibles a las condiciones del clima,
principalmente durante los inviernos.
Los limos orgánicos son compresibles, inestables y sus parámetros mecánicos son muy heterogéneos,
motivos que hacen que sean removidos del todo o en parte y sustituidos por materiales friccionantes o
de mejor calidad.
Las rocas ígneas sanas son duras y admiten taludes de corte vertical. La excavación es más difícil y la
rugosidad superficial baja, demandaría un material intermedio para apoyar una estructura en tierra.
Las rocas sedimentarias son menos duras, facilitan la excavación, pero pueden tener estratos
deleznables, estratificación desfavorable, o capas desleibles como yesos o margas y presentan
comportamiento anisotrópico.
Las rocas metamórficas varían en calidad, desde las cristalinas a las foliadas; las más frecuentes, como
esquistos y pizarras no siempre exigen explosivos y no siempre resultan estables.

2.2 RELACIONES GRAVIMÉTRICAS Y DE VOLUMEN DEL SUELO.

El suelo tiene tres fases constituyentes: la sólida, la líquida y la gaseosa. La fase sólida está formada
por las partículas minerales del suelo (incluyendo la capa sólida adsorbida); la líquida por el agua (libre,
específicamente), aunque en el suelo pueden existir otros líquidos de menor significación; la fase
gaseosa comprende sobre todo el aire, pero pueden estar presentes otros gases (vapores sulfurosos,
anhídrido carbónico).
Las fases líquida y gaseosa del suelo comprenden el volumen de vacíos (VV), y la fase sólida constituye
el volumen de sólidos (VS).
Un suelo está totalmente saturado cuando
todos sus vacíos están ocupados por agua. Aire A
Un suelo en tal circunstancia consta de dos
fases, la sólida y la líquida. Agua W
La relación entre las fases constitutivas del
suelo (sólida, líquida y gaseosa), permite
avanzar sobre el análisis de la distribución Sólidos S
de las partículas por sus tamaños y sobre
el grado de plasticidad del conjunto.
En los laboratorios de suelos se determina Sólidos: fragmentos de roca, minerales individuales, materiales orgánicos.
fácilmente el peso de la muestra húmeda,
el peso de la muestra secada al horno, el Líquido: Agua, sales, bases y ácidos disueltos, incluso hielo.

volumen y la gravedad específica de las Gaseoso: Aire, gases, vapor de agua.


partículas que conforman el suelo, entre
otras. Figura 2.2 Esquema de una muestra de suelo y el modelo de
sus fases.

56
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Las relaciones entre las fases del suelo son necesarias en la


geotecnia para la determinación de la magnitud de los
esfuerzos. La relación entre las fases, la granulometría y los VA
límites de Atterberg se utilizan para clasificar el suelo e A WA
identificar su comportamiento. VV
VW W WW
Modelar el suelo es colocarlo en fronteras, sin olvidar que
VT WT
el suelo es un modelo discreto y se incluye en la modelación
con dos parámetros, “e” y “” (relación de vacíos y
porosidad). VS S WS
El agua adherida a la superficie de las partículas (agua
adsorbida), se incluye en la fase sólida. La fase líquida está
Volúmenes Pesos
conformada por el agua libre que se puede extraer a 60°C
o a 110°C cuando después de 18 o 24 horas, el peso del Figura 2.3 Esquema de una muestra de suelo,
suelo no disminuye y permanece constante. para la indicación de los símbolos usados: V
2.2.1 Relaciones de volumen: , e, DR, S, CA volumen y W peso

En la geotecnia es necesario determinar las relaciones de volumen de las fases del suelo con el fin de
determinar la variación del peso que sufre el material con el cambio de humedad, la permeabilidad del
suelo, su grado de saturación, su densidad relativa para determinar si está o no compacto, son muy
útiles en los análisis de la geotecnia.
a. Porosidad .
Es la probabilidad de encontrar vacíos en el volumen total. Varía entre 0 <  < 100% (se expresa en
%). En un sólido perfecto tiene  = 0; en el suelo   0 y   100%.

VV
 *100 (%) (2.1)
VT
b. Relación de vacíos e.
Vv Es la relación entre el volumen de vacíos y el de los sólidos.
e (2.2) Su valor puede ser e > 1 y alcanzar valores muy altos.
Vs En teoría 0 < e  .
En suelos compactos, las partículas sólidas que lo constituyen tienen un alto grado de acomodo y la
capacidad de deformación bajo cargas será pequeña. En suelos poco compactos el volumen de vacíos
y la capacidad de deformación serán mayores.
c. Densidad relativa DR. (Compacidad relativa)
Medida de la compactación de un suelo, dada por
la relación porcentual entre: a) La diferencia de emax  e
la relación de vacíos de un suelo no cohesivo en DR   100 (2.3)
su estado más suelto y cualquier relación de emax  emin
vacíos del suelo compactado, y b) la diferencia
entre las relaciones de vacíos en sus estados más
sueltos y más denso. (Norma ASTM D4253 y D4254)

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Una forma equivalente de esta expresión en términos de las respectivas densidades del suelo es:

 max    min 
DR   100 (2.4)
  max   min 
Este parámetro permite determinar si el suelo está cerca o lejos de los valores máximo y mínimo de
densidad que se pueden alcanzar. Además 0  DR  1, siendo más resistente el suelo cuando DR  1 y
menor cuando DR  0. En suelos granulares, DR < 35% es flojo, 35%  DR  65% es medio y DR >
65% es denso.
d. Grado de saturación S (%).
Es la proporción en que los espacios vacíos de un suelo o una roca contienen un fluido (agua, gas,
petróleo). Usualmente se expresa como un porcentaje en la relación con el volumen total de vacíos.
Relación porcentual entre: a) el volumen del agua en una masa de suelo o roca. b) el volumen total de
los espacios intergranulares (vacíos). Su valor fluctúa entre 0  S  100%. Físicamente en la naturaleza
S  0%, pero admitiendo tal extremo:
S = 0%  suelo seco
S = 100%  suelo saturado.
Vw
S 100 (2.5)
Vv
e. Contenido de humedad: 
Es la relación, en %, del peso del agua del espécimen, al
peso de los sólidos. El problema es ¿cuál es el peso del W
agua? Para tal efecto existen varias formas de agua en 
 W *100 (en %) (2.6)
el suelo, y unas requieren más temperatura y tiempo de WS
secado que otras para ser eliminadas. En consecuencia,
el concepto “suelo seco” también es arbitrario, como lo
es el agua que se pesa en el suelo de muestra. Suelo seco es el que se ha secado en el horno, a
temperatura de 60°C – 110°C, hasta peso constante durante 24 ó 18 horas.
El valor teórico del contenido de humedad varía entre:
0    . En la práctica, las humedades varían de 0 (cero) hasta valores del 100%, e incluso de
500% ó 600%.
NOTA: En compactación se habla de humedad óptima o, la humedad de mayor rendimiento, con la
cual la densidad del terreno alcanza a ser máxima.
f. Peso unitario del suelo.
Es el producto de su densidad por la gravedad. El valor depende, entre otros del contenido de agua
del suelo. Este puede variar del estado seco d hasta el saturado sat como muestra la relación 2.10,
en la que el estadio intermedio supone valores de S entre 0 y 1, dependiendo del menor o mayor
contenido de humedad del suelo. Queda establecido entonces que el concepto difiere del de densidad
y también que:

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WS WSat WW WT
d  (2.7) y  sat  (2.8); W  (2.9)  T  (2.10)
VT VT VW VT

Algunos valores del peso unitario seco de los suelos de interés, dado que no están afectados por el
peso del agua contenida, sino por su estado de compacidad, el que se puede valorar con la porosidad.
Tabla 2.1 Valores de  y d para suelos granulares (MS Lambe).

Descripción
 d
% g/cm3
Arena limpia y uniforme 29 – 50 1,33 – 1,89
Arena limosa 23 – 47 1,39 – 2,03
Arena micácea 29 – 55 1,22 – 1,92
Limo INORGÁNICO 29 – 52 1,28 – 1,89
Arena limosa y grava 12 – 46 1,42 – 2,34
Arena fina a gruesa 17 – 49 1,36 – 2,21

Los suelos bien compactados presentan pesos unitarios de 2,20 Ton/m3 a 2,30 Ton/m3, en d para
gravas bien gradadas y gravas limosas. En la zona del viejo Caldas, las cenizas volcánicas presentan
pesos unitarios entre 1,30 y 1,70 Ton/m³.
g. Peso unitario sumergido ´.
Esto supone considerar el suelo saturado y sumergido. Al sumergirse según Arquímedes, el suelo
experimenta un empuje, hacia arriba, igual al peso del agua desalojada.

Wsat  WW WSAT  VT *  W
 ´    SAT   W
VT VT
Entonces:

    sat    (2.11)

Que es la situación de la masa de suelo bajo el nivel de agua freática (NAF) del terreno.
h. Gravedad específica.
La gravedad específica es la relación del peso unitario de un cuerpo referida a la densidad del agua,
en condiciones de laboratorio y por lo tanto a su peso unitario γ 0 . La gravead específica de la fase
sólida (GS) que es de vital importancia por describir el suelo y la fase líquida (G W) que se asume es
1,00 por ser la  W la misma del agua en condiciones de laboratorio. En cualquier caso, el valor de
referencia es 0, pero 0  W. En geotecnia sólo interesa la gravedad específica de la fase sólida del
suelo, dada por GS= s/w pero referida al Peso Unitario de la fase líquida del suelo  W , para efectos
prácticos.

Los valores típicos de la gravedad específica, aunque están asociados a los valores de los minerales
constituyentes de la fase sólida del suelo, son: Gravas 2.65 a 2.68; Arenas 2.65 a 2.68; Limos 2.66 a

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2.70 y Limos 2.68 a 2.80. En general los suelos presentan valores de GS comprendido entre 2,5 y 3,1
(adimensional).

d 
GS  ; GW  W (2.12)
W 0
Una relación básica entre la , S, e y GS es:

WW VW * γ W  γ W 1 
  ya que GS  S  S * 
WS VS * γ W * GS  γ W V S  W 

WW VW VV 1  V 
 * *  cancelamos γ w e introducim os V 
WS VV VS GS  VV 
S *e
    Gs  S  e (2.13)
GS
Otra relación fundamental surge de:

 W 
W S 1  W 
WT W S  WW  WS  G S 1   
T    T  
VT V S  VV  V  1  e  W
V S 1  V 
 VS 

Obsérvese que no se escribió s sino GS  W . Ahora, se sustituye GS X  por S X e

 GS  S * e 
T    *  W (2.14)
 1 e 

 GS  e 
 SAT    *  W (2.15)
 1  e 

60
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G 
 d   S  *  W (2.16)
1  e 

Dos relaciones deducibles, útiles en geotecnia, al analizar resultados de compactación son:

WT WS  WW WS  WW 
T 
VT

VT

VT 1  W  
 S 
 T   d 1    (2.17)

2.2.2 Consistencia y plasticidad.

En mecánica de suelos, sólo se utiliza para los suelos finos plásticos que dependiendo del contenido de
agua y su mineralogía, fluyen sin romperse. La consistencia de la arcilla seca es alta y húmeda es baja.
Atterberg (1911) estableció arbitrariamente tres límites para los cuatro estados de la materia, así:
Tabla 2.2 Límites para los cuatro estados de los suelos finos Atterberg 1911.

Estado líquido
 Límite líquido WL LL
Estado plástico
Crece la 

 Límite plástico WP LP
Estado semi – sólido
Límite de
 WS LR
retracción
Estado sólido

Un suelo está en estado líquido (arcilla o limo) cuando se comporta como un fluido viscoso, se deforma
por su propio peso y su resistencia al corte es casi nula. Al perder agua, ese suelo pierde su fluidez,
pero continúa deformándose plásticamente; dado que pierde su forma, sin agrietarse. Si se continúa
con el proceso de secado (de la arcilla o limo), el suelo alcanza el estado semisólido y al intentar
moldearlo, se desmorona. Si se seca más, a un punto en el cual su volumen ya no se reduce por la
pérdida de agua, y el color se torna de un tono más claro, el estado del suelo se define como sólido.
El estado plástico se da en un rango estrecho de humedades, comprendidas entre los límites líquido y
plástico. Este rango genera el Índice de Plasticidad IP, definido así:

61
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Figura 2.4 Aparato de Casagrande para obtener el límite líquido LL.

diferencia de contenido de
IP  WL - WP  (2.18)
humedades en los LL Y LP
En consecuencia, los límites de Atterberg son contenidos de humedad del suelo, para suelos finos
(limos, arcillas), solamente. Los índices son rangos de humedad.
a. Indice de liquidez IL.
El contenido de humedad natural, , que presenta una arcilla o un limo en el campo, puede compararse
con sus límites Wp, WL mediante el Índice de Liquidez, IL, así:

  P
IL  *100 (en %) (2.19)
IP
Si IL  100%, el suelo en campo está cerca al LL.
Si IL  0%, el suelo en campo está cerca al LP.
Pueden presentarse arcillas con IL < 0, cuando  < WP.
La plasticidad de un suelo se atribuye a la deformación de la capa de agua adsorbida alrededor de los
minerales; y en las arcillas, por su forma en láminas y tamaño microscópico, es alta, dependiendo la
plasticidad del suelo, del contenido de arcilla. Skempton (1953) expresó esta relación matemáticamente
con la actividad A de la arcilla, así:

IP
A  % de arcilla  % en peso WS de partículas con φ  2μμ (2.20)
% de arcilla

 La actividad de la caolinita es baja; Ejemplo, A  0.38 


 La actividad de la illita es media; Ejemplo, A  0,90 
 La actividad de la montmorillonita es alta. Ejemplo, A  7,20 
b. El límite líquido LL.
62
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Es el contenido de humedad L requerido para que la muestra, en el aparato de Casagrande (Figura


2.4) cierre una ranura de ½’’ de amplitud, a los 25 golpes generados a la cápsula de bronce, con un
ritmo de dos golpes por segundo.

c. El límite plástico LP.


Es el menor contenido de humedad P para el cual el suelo se deja moldear. Este se logra cuando,
tomando bolas de suelo húmedo, se pueden formar rollitos de 1/8’’ de diámetro sobre una superficie
plana, lisa y no absorbente.

d. El límite de retracción LR (o L. de Contracción).


Contenido de humedad para el cual el suelo sometido a secado, mantiene constante su peso. Se coloca
en una cápsula el suelo húmedo ( > L) y se determina su peso Wi y volumen Vi, siendo Vi también el
volumen de la cápsula. Se seca el suelo en la estufa y se obtiene su peso Wf y volumen Vf. El problema
está en obtener Vf, y el cual se logra conociendo el peso del mercurio desplazado por el suelo seco,
operación que es delicada; así se tiene:

LR 

Wi  W f   Vi  V f * w
* 100 (2.21)
Wf

Donde (Vi – Vf)W es el peso del agua perdida y (Wi – Wf) - (Vi – Vf)W es el peso del agua en la muestra,
cuando está en el límite de retracción. El LR se denomina también límite de contracción del suelo.
e. Índice de consistencia, IC (o Índice de de liquidez)
Es la medida de la consistencia o facilidad relativa con
que un suelo puede ser deformado dada por la relación 
numérica entre: a) la diferencia entre límite líquido y el  L  
contenido de agua de un suelo, y b) su índice de  IC  *100 (2.22)
plasticidad. Puede tener valores negativos o superiores
  L   P
a 100% 
f. Índice fluidez, If.
Es la medida de la consistencia o la facilidad relativa con que un
W  WP
suelo puede deformarse espontáneamente dada por la relación
numérica entre: a) la diferencia entre el contenido de humedad IF  (2.23)
de un suelo y su límite plástico, y b) su índice de plasticidad. IP
2.3 OTROS MATERIALES
En geotecnia es común encontrar materiales intermedios conformados por suelo y bloques de piedras o
rocas, macizos rocosos fracturados y meteorizados, otros conformados por rocas intercaladas con
materiales muy alterados, todos como el resultado de la actividad volcánica, la tectónica, la inestabilidad
de materiales que generan depósitos de tipo coluviales (Gravedad), aluviales (Agua), fluvio-volcánicos

63
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originados por la actividad volcánica, deshielo, inestabilidad de masas y los flujos por los valles de cauces
torrenciales hasta depositarse en los valles más amplios.
a) Materiales granulares.
Los materiales granulares están conformados por partículas gruesas de diferentes diámetros en estado
drenado o seco, como el caso de zonas desérticas, lechos de ríos o depósitos que no se dejan muestrear
por métodos convencionales, ni se pueden realizar ensayos en estado inalterado.
Para la caracterización de estos materiales, la obtención de pesos y volúmenes se debe acudir a otros
métodos indirectos, donde, con el apoyo de los ensayos de campo, la fotografía y ensayos de laboratorio
sobre muestras alteradas se conocen los rangos de sus parámetros.
En el caso de los conglomerados el peso unitario es un valor medio entre el peso unitario de la matriz
del suelo y la gravedad específica de los bloques. La resistencia del material está gobernada por los
parámetros mecánicos de la matriz y la permeabilidad si bien corresponde al suelo que conforma la
matriz, se pueden presentar presiones piezométricas debido a la variación de las áreas de las secciones
de flujo por la presencia o no de bloques impermeables.
Cuando los materiales son granulares, o son depósitos gruesos, roca muy fracturada y meteorizada o
saprolito, los parámetros se pueden obtener por métodos indirectos con el apoyo de ensayos de campo
de Penetración Estándar (SPT) o conos de penetración, todos se realizan con el apoyo de equipos de
hincado que permiten determinar el número de golpes de una pesa (martillo) que cae desde una altura
constante para que el muestreador avance una distancia determinada en el material que se está
ensayando, y por medio de correlaciones se determinan los parámetros físicos y mecánicos del material.
El ensayo de Penetración Estándar (SPT) constituye el penetrómetro dinámico abierto de uso más
común, es un tubo partido en dos cascos, ensamblados por dos terminales. El superior cuenta con una
rosca que permite conectar el toma-muestra a las varillas de perforación, el inferior cuenta con unas
dimensiones estándar diámetros, ángulos y aberturas.
La resistencia del suelo a la penetración se mide por el número de golpes “N”, necesarios para hincar el
SPT 30 cm. La masa para realizar la hinca pesa 63,7 Kg, cae desde una altura de 76,2 cm. Se inicia el
hincado hasta que se ha introducido 15 cm. A partir de este momento se comienzan a contar los golpes
para penetrar 15 cm, hasta hincar 30 cm. Son con más de 100 golpes no hay avance del hincado, se
considera el rechazo y se suspende el ensayo.
Cuando el ensayo se realiza por debajo del nivel freático, el número de golpes para la hinca se debe
corregir según la siguiente fórmula (Terzaghi y Peck 1948):

N  15 
1
N   15  (2.24)
2
En donde N´ es el número de golpes medidos en el ensayo.
La obtención de los pesos de los conglomerados se apoya en la toma de fotografías, con el apoyo de
una escala del material que se quiere analizar. Con la fotografía y el programa Autocad se hace la
medición de las áreas de los bloques y de la matriz, y con ellos se hace la ponderación. En campo se
hace la toma de muestras inalteradas de la matriz y de los bloques. En laboratorio se hace la obtención
del peso unitario de cada uno de los materiales y se procede a obtener el rango de los pesos unitarios
del material.

64
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En suelos granulares y en macizos rocosos fracturados se obtienen a partir de los ensayos de


penetración estándar en campo, y por medio de correlaciones se obtiene el rango de los pesos unitarios
de los materiales.

Tabla 2.3 Propiedades Comunes de los Suelos no Cohesivos, según HUNT. Tomado del Manual de Ingeniería a de
Taludes. Pag 132

Densidad Relación Ángulo de


Dr
Material Compacidad N Seca de vacíos fricción
(%)
 d (Ton/m3 ) e (°)
Dens a 75 90 2,21 0,22 40
GW: Gra va s bi en gra da da s , mezcl a s de
Medi a na mente dens a 50 55 2,08 0,28 36
gra va y de a rena
Suel ta 25 < 28 1,97 0,36 32
Dens a 75 70 2,04 0,33 38
GP: Gra va s ma l gra da da s , mezcl a s de
Medi a na mente dens a 50 50 1,92 0,39 35
gra va s y a rena s
Suel ta 25 < 20 1,83 0,47 32
Dens a 75 65 1,89 0,43 37
SW: Arena s bi en gra da da s , mezcl a s de
Medi a na mente dens a 50 35 1,79 0,49 34
a rena s y gra va s
Suel ta 25 < 15 1,70 0,57 30
Dens a 75 50 1,76 0,52 36
SP: Arena s ma l gra da da s , a rena s con
Medi a na mente dens a 50 30 1,67 0,60 33
gra va s
Suel ta 25 < 10 1,59 0,65 29
Dens a 75 45 1,65 0,62 35
SM: Arena s l i mos a s Medi a na mente dens a 50 25 1,55 0,74 32
Suel ta 25 <8 1,49 0,80 29
Dens a 75 35 1,49 0,80 33
ML: Li mos i norgá ni cos , a rena s muy fi na s Medi a na mente dens a 50 20 1,41 0,90 31
Suel ta 25 <4 1,35 1,00 27

A partir de los ensayos de penetración Estándar (SPT), existen diversas correlaciones que permiten
estimar el ángulo de fricción (), por medio de la densidad relativa (Dr). Los materiales granulares
gruesos de gravas afectan el ensayo, elevando el valor de N. En arenas gruesas y gravas, la saturación
no afecta el ensayo. En arenas finas y limos, localizados por debajo del nivel freático, se debe corregir
el valor de N mediante la ecuación 2.24. La tabla 2.3 presenta los valores de los parámetros de suelos
granulares obtenidas a partir de los ensayos de Penetración Estándar (SPT), empleados en las prácticas
de ingeniería.
Otra estrategia para obtener los parámetros de los suelos granulares la propone el profesor Álvaro
Gonzales, con el apoyo de correlaciones a partir de los resultados obtenidos en los ensayos de SPT se
puede calcular los valores de los parámetros de cohesión y el ángulo de fricción; así como los pesos
unitarios de las diferentes unidades de suelo, todos con miras a determinar la capacidad portante de los
materiales de cimentación, o que conforman un talud.
El método aproximado para la evaluación de los parámetros efectivos de resistencia c' y ', mediante el
empleo de los datos de SPT2 (N en golpes/pie) se soporta en la obtención de valores estimados, para
tener valores razonables de los materiales granulares o intermedios.
El valor normalizado de penetración N para 12" (1 pie » 30 cm), se expresa en golpes/pie y es la suma
de los dos últimos valores registrados. El ensayo se dice que presenta "rechazo" si:

2
González G. A. J. Estimativo de parámetros efectivos de resistencia con SPT. www.scg.org.co/wp-
content/uploads/ESTIMATIVOS-DE-PARAMETROS-DE-RESISTENCIA-CON-SPT.pdf.
65
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(a) N es mayor de 50 golpes/15 cm.


(b) N es igual a 100 golpes/pie.
(c) No hay avance luego de 10 golpes.
Aunque se denomina "estándar", el ensayo tiene muchas variantes y fuentes de diferencia, en especial
a la energía que llega al toma-muestras, entre las cuales sobresalen (Bowles, 1988):
1. Equipos producidos por diferentes fabricantes.
2. Diferentes configuraciones del martillo de hinca, de las cuales tres son las más comunes: (a) el antiguo de pesa con varilla de
guía interna, (b) el martillo anular ("donut") y (c) el de seguridad.
3. La forma de control de la altura de caída: (a) si es manual, cómo se controle la caída y (b) si es con la manila en la polea del
equipo depende de: el diámetro y condición de la manila, el diámetro y condición de la polea, del número de vueltas de la
manila en la polea y de la altura real de caída de la pesa.
4. Si hay o no revestimiento interno en el tomamuestras, el cual normalmente no se utiliza.
5. La cercanía del revestimiento externo al sitio de ensayo, el cual debe estar alejado.
6. La longitud de la varilla desde el sitio de golpe y el tomamuestras.
7. El diámetro de la perforación.
8. La presión de confinamiento efectiva al tomamuestras, la cual depende del esfuerzo vertical efectivo en el sitio del ensayo.

Para casi todas estas variantes hay factores de corrección a la energía teórica de referencia Er y el
valor de N de campo debe corregirse de la siguiente forma (Bowles, 1988):

Ncrr = N Cn 1 2 3 4 (2.25)


En la cual:
- Ncrr: valor de N corregido
- N: valor de N de campo
- Cn: factor de corrección por confinamiento efectivo
- 1: factor por energía del martillo (0.45  11)
- 2: factor por longitud de la varilla (0.75 2 1)
- 3: factor por revestimiento interno de tomamuestras (0.8  3 1)
- 4: factor por diámetro de la perforación ( > 1 para D> 5”, = 1.15 para D=8")

Para efectos de cálculos comunes se considera que 2 = 3 = 4 = 1 y solamente se tienen en cuenta los
factores 1 y Cn.
Corrección por Energía (1)
Se considera que el valor de N es inversamente proporcional a la energía efectiva aplicada al martillo y
para obtener un valor de Ne1, a una energía dada "e1", sabiendo su valor Ne2 a otra energía "e2" se aplica
la relación:

e2
N e1  N e 2  (2.26)
e1
Corrección por Confinamiento (Cn)
Este factor fue identificado desde hace tiempo (Gibbs y Holtz, 1957) y se hace por medio del factor Cn
de forma tal que:

N corr  N1  C n  N (2.27)

66
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Para su cálculo se ha estandarizado a un esfuerzo vertical de referencia


 vr = 1 kg/cm2 1 atmósfera
= Pa como función del parámetro Rs, definido por:

 vr
Rs  (2.28)
Pa

Y se obtiene Cn con el parámetro de Skempton:

2
Cn  (2.29)
1  Rs

Con los ensayos realizados en campo y teniendo en cuenta lo expuesto por el Ing. Álvaro Jaime Gonzales
en su artículo, se hacen los estimativos para de los parámetros de resistencia, trazando una gráfica con
los esfuerzos efectivos verticales vs los esfuerzos cortantes, se obtiene una línea de tendencia de la cual
el corte con el eje “Y” se obtiene el valor de la cohesión y de su pendiente el ángulo de fricción.
El ángulo de fricción interna del suelo, es soportado en los conceptos propuestos por Meyerhof 1.965,
Schmertmann 1.977 y Shioi-Fukuni 1.982 (Japanese National Rail Way).
Para adoptar el valor del ángulo de fricción interna del suelo se toma la correlación a partir del número
de golpes obtenido en el campo denominado Nspt.campo corregido por energía o N60, el cual se obtiene
con la aplicación de la siguiente fórmula (González, 1999):

 45 
N 60  N spt    (2.30)
 60 
La adopción del valor del ángulo de fricción interna equivalente del suelo (eq se soporta en la correlación
tomada a partir del número de golpes obtenido en el Ensayo de Penetración Estándar (SPT) propuesta
por Kishida para uso en Colombia:

  15  12,50  N 0,5 


La obtención de los parámetros efectivos de los materiales se apoya en la metodología propuesta por el
ingeniero Álvaro Jaime González. Con los datos obtenidos se obtienen valores de esfuerzo normal y
esfuerzo cortante, los cuales permiten calcular una envolvente de falla para el material. La línea de
tendencia es realizada a través de una regresión lineal.

b) Macizos Rocosos
Para hacer la caracterización de un macizo rocoso explorado en sondeos sobre roca fracturada, se acude
al sistema GSI (Geological Strength Index), Hoek 2006, como una herramienta para estimar los
parámetros “s”, y “mi”. Con el GSI se puede estimar la reducción de la resistencia de un macizo rocoso
para diferentes condiciones geológicas, incluyendo macizos débiles.
La caracterización del macizo rocoso está soportada en la verificación visual de la estructura de la roca,
en términos del estado de los bloques y de la condición superficial de las discontinuidades indicadas por
la rugosidad y alteración de las juntas. La combinación de estos dos parámetros proporciona una base
67
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práctica para describir un rango amplio de los tipos de macizos rocosos. La estimación de los parámetros
para hallar la resistencia, se soporta en una relación empírica y los procesos asociados a las
clasificaciones de la ingeniería de rocas.

Tabla 2.4 Caracterización del macizo rocoso en función de los bloques basado en el entrabamiento y las
condiciones de las juntas. Adaptada de Hoek (2006)

La determinación del GSI se hace a partir de la Tabla 2.4 a la que se ingresa por el eje horizontal: donde
se identifica el tamaño de los bloques, su composición y estructura, y en el eje vertical se identifican las
condiciones que presentan las discontinuidades. Al cruzar los ejes horizontal y vertical, se obtiene un
rango de valores de GSI, dispuesto en las líneas diagonales.

El valor de mi se obtiene de la tabla 2.5, donde se hace la asignación de valores a partir de las
características de la roca.

68
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Tabla 2.5 Valores de mi a partir del tipo y estado de la roca

Textura
Tipo de roca Clase
C M F VF
Sedimentaria Clástica Conglomerado Arenisca Limolita Lodolita
mi 22 19 9 4
Metamórfica No foliada Mármol Chert Cuarcita
mi 9 19 24
Metamórfica Foliada Neiss Esquisto Florita Pizarra
mi 33 10 10 9

c) Software de análisis Roclab®


Para la determinación de los parámetros de resistencia de un material rocoso compuesto por roca
fracturada, se utiliza el software de análisis Roclab®, el cual, mediante el ingreso de los valores de
clasificación de la metodología de Hoek–Brown del macizo rocoso observadas en campo, determina los
valores de cohesión y del ángulo de fricción equivalentes para un material Mohr–Coulomb.
En la Figura se presentan los valores de resistencia determinados por el software de análisis, para un
esquisto fracturado existente en el subsuelo para la cimentación de una estructura.

Figura 2.5 Determinación de parámetros de resistencia para esquistos fracturados

Con el procedimiento se tienen los parámetros de resistencia de un macizo rocoso de peso unitario,
cohesión y ángulo de fricción.

69
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2.4 CLASIFICACIÓN DE SUELOS.


En problemas de pavimentos o vías, no se dispone de expresiones racionales para llegar a soluciones
cuantificadas. Por esta razón, se requiere una taxonomía de los suelos en función de su comportamiento,
a partir de la clasificación de los suelos, desde la geotecnia.
Agrupar suelos por la semejanza en los comportamientos, correlacionar propiedades con los grupos de
un sistema de clasificación, aunque es un proceso empírico, permite resolver multitud de problemas
sencillos. Eso ofrece la caracterización del suelo por la granulometría y la plasticidad. Sin embargo, el
ingeniero debe ser cuidadoso al utilizar esta valiosa ayuda, ya que soluciones a problemas de flujos,
asentamientos o estabilidad, soportados sólo en la clasificación, puede llevar a resultados desastrosos.
Las relaciones de fases constituyen una base esencial de la Mecánica de Suelos. El grado de compacidad
relativa de una arena es indicador del comportamiento de ese suelo. La curva granulométrica y los
Límites de Atterberg, de gran utilidad, implican la alteración del suelo y los resultados no revelan el
comportamiento del suelo in situ.

2.4.1 Sistema Unificado de Clasificación de Suelos SUCS.


Inicialmente se tienen suelos granulares o finos, según se distribuye el material que pasa el tamiz de 3’’
o 75 mm; el suelo es fino cuando más del 50% pasa el T 200. Si no ocurre, el material es granular y
será grava o arena.

a. Los suelos granulares se designan con estos símbolos


Prefijos
G Grava El 50% o más queda retenido en el T4.
S Arena Sí más del 50% pasa el T4.
Sufijos
W bien gradado P mal gradado Depende del Cu y Cc.
Depende de WL y el IP. Ver línea A en la Carta de
M Limoso C Arcilloso
Plasticidad de SUCS
Si menos del 5% pasa el T200, los sufijos son W o P, según los valores de Cu y Cc. Si más del 12% pasa
el T200, los sufijos son M o C, dependiendo de WL e IP. Si el porcentaje de finos está entre el 5% y el
12%, se utilizan sufijos dobles (clase intermedia), como ocurre para un suelo denominado GW-GC.

b. Los suelos finos se designan con estos símbolos.


Prefijos Sufijos
M Limo L Baja plasticidad (WL < 50%) En la Carta de Plasticidad L y H
C Arcilla H Alta plasticidad (WL > 50%) están separados por la línea B.
O Orgánico Se debe reportar este suelo Suelos por debajo de la línea A

Esta clasificación está basada sólo en los límites de Atterberg para la fracción que pasa el T 40, y se
obtiene a partir de la CARTA DE PLASTICIDAD así:

70
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Línea A : IP  0,73(LL - 20)



 Línea U : IP  0,9(LL - 8)
Sobre la línea A: arcillas inorgánicas.
Debajo de la línea A: limos y arcillas
orgánicas.
La línea B: LL = 50 separa H de L

Figura 2.6 Carta de plasticidad

Tabla 2.6 a. Nombres típicos de los materiales.


GRUPO NOMBRES TÍPICOS DEL MATERIAL
GW : Grava bien gradada, mezclas gravosas, poco o ningún fino.
GP : Grava mal gradada, mezclas grava – arena, poco o ningún fino.
GM : Grava limosa, mezclas grava, arena, limo.
GC : Grava arcillosa, mezclas gravo – arena arcillosas.
SW : Arena bien gradada.
SP : Arena mal gradada, arenas gravosas, poco o ningún fino.
SM : Arenas limosas, mezclas arena – limo.
SC : Arenas arcillosas, mezclas arena – arcilla.
ML : Limos inorgánicos y arenas muy finas, polvo de roca, limo arcilloso, poco plástico, arenas finas
limosas, arenas finas arcillosas.
CL : Arcillas inorgánicas de plasticidad baja a media, arcillas gravosas, arcillas arenosas, arcillas
limosas, arcillas magras (pulpa)
OL : Limos orgánicos, arcillas limosas orgánicas de baja plasticidad.
MH : Limos inorgánicos, suelos limosos o arenosos finos micáceos o diatomáceos (ambiente marino,
naturaleza orgánica silíceo), suelos elásticos.
CH : Arcillas inorgánicas de alta plasticidad, arcillas gruesas.
OH : Arcillas orgánicas de plasticidad media a alta, limos orgánicos.
Pt : Turba (carbón en formación) y otros suelos altamente orgánicos.
NOTA: G = gravel; W = well; C = clay; P = poor; F = fair; S = sand; M = mud; L = low; H = high; O = organics; Pt = pest

Este sistema propuesto por Arturo Casagrande (1942) lo adoptó el cuerpo de Ingenieros de EE.UU. en
los aeropuertos y, actualmente, es ampliamente utilizado en el mundo, al lado del sistema de la
AASHTO o el de la ASTM, todos basados en los LIMITES Y LA GRANULOMETRÍA.

c. Definición del Grupo SUCS, con la CARTA DE PLASTICIDAD


Se define para gravas (G) y para arenas (S), la situación W o P de acuerdo a dos coeficientes: Cu y Cc
¿cuándo decimos que es GM, GC, SM o SC?

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GM  Debajo de la línea A o IP  4 Sobre la línea A con


GC  Sobre la línea A o IP  7  4  IP  7  doble símbolo
 
SM  Debajo de la línea A o IP  4 En la zona sombreada con
 SC  Sobre la línea A o IP  7  4  IP  7  doble símbolo
 
Adicionalmente, como se señaló atrás
a) GW, GP, SW, SP exigen que MENOS del 5% pase el T200
b) GM, GC, SM, SC exigen que MAS del 12% pase el T200
c) Si el porcentaje de finos está entre 5% y 12%, se requiere símbolo doble.

Tabla 2.6 b. Características y uso de los suelos (Grupo del SUCS)

Grupo VALORACIÓN ATRIBUTOS APTITUDES SEGÚN USOS


GW + ++ ++ + ++ + ++ Mantos de presas, terraplenes, erosión de canales.
GP ++ + ++ ++ + ++ Mantos de presas y erosión de canales.
GM ++ - ++ + ++ Cimentaciones con flujo de agua.
GC ++ -- + ++ Núcleos de presas, revestimientos de canales.
SW + ++ ++ + ++ + ++ Terraplenes y cimentación con poco flujo.
SP m ++ ++ ++ Diques y terraplenes de suave talud.
SM m - ++ + Cimentación con flujo, presas homogéneas.
SC ++ -- + + Revestimiento de canales, capas de pavimento
ML m - M m Inaceptable en pavimentos, licuable.
CL + -- M m Revestimiento de canales, pero es erodable.
OL m - -- m No recomendable, máximo si hay agua.
MH -- - - --- Inaceptable en cimentaciones o bases (hinchable)
CH -- -- -- --- Inaceptable en cimentación (hinchable)
OH -- -- -- --- Inaceptable en cimentaciones o terraplenes.
tratamiento en obra

Resistencia al corte
CARACTERÍSTICAS
FUNDAMENTALES

Sobresaliente + ++
Compresibilidad
Permeabilidad

Muy alto ++
Facilidad de

Alto +
Moderado m
Deficiente -
Bajo --
Muy bajo ---

2.4.2 Clasificación de la AASHTO.

Este es el sistema del Departamento de Caminos de U.S.A., introducido en 1929 y adoptado por la
“American Association of State Highway Officials” entre otras. Es de uso especial para la construcción
de vías, en especial para manejo de sub-rasantes y terraplenes.
72
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Los grupos de suelos son 7, subdivididos en otros más (para llegar a 12)

a) Grueso granulares: 35% o menos pasa el T-200 comprende


A-1, si menos del 20% pasa el T-200 y menos del 50% pasa el T-40
A-2, si menos del 35% pasa el T-200, (limoso o arcilloso).
A-3, si menos del 10% pasa el T-200 y 51% o más pasa el T-40

b) Suelos fino granulares (grupo limo arcilla): más del 35% pasa el T-200
A-4 si IP  10 (limo) y LL  40%
A-5 si IP  10 (limo) y LL  41%
A-6 si IP  11 (arcilla) y LL  40%
A-7 si IP  11 (arcilla) y LL  41%

En consecuencia: A-1 = cascajo y arena; A-3 = arena fina; A-2 = cascajos y arenas limosas o
arcillosas; A-4 y A-5 suelos limosos, y A-6 y A-7 suelos arcillosos

A-1 y A-3 son suelos excelentes y buenos, A-2 buenos y moderados, y A-6 y A-7 son suelos de
moderados a pobres.

Tabla 2.6 c. Características de suelos según la AASHTO


Permeabilidad
Grupo Suelos.

Terraplenes.
pavimentos.
Capilaridad.
Elasticidad.

Sub bases.
Cambio de
volumen.

Bases de

Valoración escala.
A-1 ++ --- -- - ++ ++ ++ + ++ Sobresaliente.
A-2 - ++ + m - M + ++ Muy alto.
A-3 + - -- - + + + + Alto.
A-4 - + +- + ++ - - +- m Moderado.
A-5 - m ++ + ++ --- - -- - Deficiente.
A-6 --- - ++ ++ -- -- - -- Bajo.
A-7 -- m ++ ++ -- -- -- --- Muy bajo.

2.5 DEFORMACIONES DEL SUELO, CONSOLIDACIÓN


( = esfuerzo;  = deformación)

73
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Un suelo puede presentar deformaciones permanentes o no,


a causa de las cargas que soporta. Las deformaciones
pueden ser:

Deformación elástica: El suelo cambia de forma o de


dimensiones sometido a un esfuerzo dentro del rango de
comportamiento elástico. La deformación elástica desaparece
al cesar la acción de la fuerza que la produce.
Deformación plástica: Cambio permanente, sin ruptura, de
la forma o volumen de un suelo. Deformación de un material
plástico más allá de su punto de recuperación, acompañada
por un proceso de deformación continua, sin incremento de
esfuerzo.
Deformación compresiva: En este caso, existe
Reducción de volumen en el suelo sometido a carga, y la
deformación se conserva después de esa acción. Esta
deformación puede ser por CONSOLIDACIÓN o por
COMPACTACIÓN. Figura 2.7 Gráficas esfuerzo deformación.

a) Consolidación: Es la reducción gradual de volumen del


suelo por compresión debido a la aplicación de cargas estáticas. También puede darse por pérdida de
aire o agua, o por ajuste de la fábrica textural.

Figura 2.8. Curva deformación tiempo para una carga.

74
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La consolidación puede ser PRIMARIA o SECUNDARIA. Primaria cuando al cargar el suelo, la reducción
del volumen se debe a la expulsión de agua,
fenómeno en el que se transfiere la carga soportada
por el agua al esqueleto mineral.
Secundaria, cuando la consolidación ocurre por el
ajuste del esqueleto mineral y la carga está casi toda
soportada por este y no por el agua.
b) Compactación: Es la densificación del suelo
por medios dinámicos, con el propósito de mejorar
sus propiedades físicas y mecánicas para fines de
ingeniería.

2.5.1 Consolidación.
El ensayo de consolidación consiste en la aplicación
de una serie de cargas sobre un espécimen
e
saturado, donde éstas hacen que el agua se evacue
por las piedras porosas. Las cargas son a  (2.27)
P
V
incrementales y después de la aplicación de cada
una, se registran las deformaciones y los tiempos Figura 2.9 Curva relación de vacíos presión vertical.
que duran estas deformaciones (Gráfico de Tiempo-
Deformación). También se analiza la gráfica de carga y relación de vacíos. Las cargas se van doblando
cada vez y los incrementos se hacen cada 24 horas. Finalmente, la descarga se hace gradual.
Se dibujan las curvas que relacionan compresión P, y relación de
vacíos “e”. aV
mV  (2.28)
1  e0
a. Coeficiente de compresibilidad (av)
Relación entre: a) La disminución de volumen, y de la correspondiente relación de vacíos, y b) un
incremento dado de esfuerzo en un suelo. El coeficiente de compresibilidad está dado en el ensayo de
consolidación por la pendiente de la secante de la curva esfuerzo
relación de vacíos, en un intervalo dado de esfuerzos.
Tu  H 2
t (2.29)
b. Coeficiente de compresibilidad volumétrica CV
(mV).
Llamado también módulo edométrico; es la relación entre el incremento de esfuerzo compresivo y la
deformación volumétrica unitaria en el ensayo de consolidación. e 0 es la relación de vacíos del suelo
antes de un incremento de carga específico y de interés para el geotecnista.

c. Coeficiente de consolidación CV.


Valor numérico utilizado en los cálculos de consolidación para determinar el tiempo necesario t, para
que se produzca un porcentaje dado de consolidación, U, y un factor tiempo T u, en una masa de suelo
con una longitud de drenaje vertical, H, mediante la expresión:

75
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Las curvas e-P, no son rectas, como lo son las curvas  -  (que siguen la ley de HOOKE) donde la
pendiente da una medida del grado de rigidez o de deformabilidad del material (módulo de YOUNG “E”).
Aquí la compresibilidad cambia con la magnitud del esfuerzo, y el valor aV debe ser la pendiente que
corresponda con las presiones del terreno.

d. Asentamiento “S” en el ensayo de consolidación


(Deformación vertical, confinamiento lateral, material compresible)
Para expresar el asentamiento total (de laboratorio), en función de las características de compresibilidad
de la muestra, podemos hacer analogía entre S y e.
h = altura inicial de la muestra.
S = asentamiento total de la muestra.

s  mv  H   V (2.30)
Cálculo de asentamiento: S = f(CC)

 P  P 
e  CC * log  0 
 P0 

CC  P  P 
S H * log  0  (2.31)
1  e0  P0 

e. Carga de preconsolidación
Todo suelo tiene una historia geológica de
esfuerzos que puede investigarse en las
curvas del ensayo de consolidación. En la
figura se diferencia, en un ciclo CARGA–
DESCARGA, el tramo de recompresión y el
tramo virgen de la curva e–(log), que se
corresponden con dos situaciones así:
Presiones ya soportadas por el suelo y
nunca antes sobrellevadas por él.
Arturo Casagrande desarrolló el método
para conocer la PRESIÓN DE
PRECONSOLIDACIÓN
Se escoge el punto de mayor curvatura en
Figura 2.10 Determinación de la presión de preconsolidación escala semilogarítmica; se traza la
horizontal y la tangente a ese punto. Luego se obtiene la bisectriz del ángulo. Se traza la asíntota al
76
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tramo virgen, y la intersección con la bisectriz genera un punto, cuya abscisa corresponde a la presión
de preconsolidación 0.

ARCILLA PRECONSOLIDADA: Es aquella que recibe hoy cargas menores de las que en su historia
geológica ha tenido. Esta arcilla es más dura.

ARCILLA NORMALMENTE CONSOLIDADA: Es aquella que nunca en su historia geológica ha


soportado las cargas actuales. Esta es más compresible.
Relación de sobreconsolidación RS

Esfuerzo de Preconsoli dación (P0 )


RS 
Presión de sobrecarga efectiva actual

Si RS < 1, estaremos con cargas inferiores a la presión de preconsolidación, el suelo responde como
suelo duro.

Si RS > 1, estaremos con cargas superiores a la presión de preconsolidación P0 y el suelo se comporta


como blando.

2.5.2 Teoría de la consolidación. (Terzaghi 1925)


Útil para conocer aproximadamente la rata de asentamiento de un suelo por cargas, con base en el
resultado del ensayo de consolidación (laboratorio).
Hipótesis
 Estrato de suelo homogéneo, isótropo y de espesor constante.
 Estrato saturado 100% entre 1 ó 2 superficies más permeables.
 Compresibilidad del agua y los granos, despreciable.
 Acciones similares de masas infinitesimales o masas grandes.
 Compresión unidimensional, en dirección normal a la capa de suelo.
 Validez de la ley de Darcy.
 Valores constantes de las profundidades del suelo (algunas cambian).
 Relación lineal (idealizada) entre relación de vacíos y presión.
 Deformaciones lentas que permitan despreciar las fuerzas de inercia.

La ecuación del grado de consolidación puede resolverse para varios valores de UV en función de Z/H y
de TV. Podemos hacer ZV  Z
H . Si la lámina de agua reposa en una frontera impermeable y sólo drena
hacia arriba, lo que se denomina drenaje simple, se trabaja con la mitad superior del ábaco UV, TV, ZV,
y en drenaje doble, con todo el ábaco. La figura aludida refleja el proceso de consolidación, ya que

77
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muestra la rapidez de aquel en las fronteras drenantes y la lentitud en la frontera impermeable. Además,
muestra cómo la consolidación avanza en el tiempo, a medida que aumentan los valores de ’.

Zv

Figura 2.11 Ábaco del grado de consolidación UV = f(ZV, TV)

Z
ZV 
H

CV t
TV 
H2

H = H0
Drenaje simple

H = H0 / 2
Drenaje doble

Pero además de los valores UV, también se requiere el grado promedio de consolidación UV , que
refleja el asentamiento en toda la superficie horizontal.
78
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Grado de consolidación
en el plano medio Uv

Grado promedio de
consolidaciónUv

Figura 2.12 Grado de consolidación en función del tiempo.


Para valores dados de TV puede calcularse el UV correspondiente.

En la gráfica de la figura se tiene:

UV = Consolidación en el plano medio;

UV = Consolidación promedio.

2.6 ESFUERZOS VERTICALES.


Como la solución analítica para unas determinadas cargas y condiciones de frontera, es bastante
tediosa, los libros de Mecánica de Suelos básicos no las reportan, pero sí las emplean. Algunas son:

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a) Carga puntual vertical Q (con  y R)

3Q * Z 2
 V 

2 r 2  Z 2  5
2

Figura 2.13 Carga puntual


Q  3R 2 Z 1  2 
 R    

2  R 2  Z 2 
5
2
R 2  Z 2  Z R 2  Z 2 
3Q * R 2 Z 2
 RZ 

2 R 2  Z 2 5
2

b) Carga lineal vertical de longitud infinita:

2Q * Z 3 2Q *  * X 2 * Y 2 2Q * X * Z 2
 V   X   XZ 
 X 2  Y 2 
2
 X 2  Y 2 
2

 X 2 Y 2 
(10.

c) Carga uniformemente distribuida sobre una


franja infinita

Figura 2.14 Esfuerzos por una carga


uniforme

80
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 V 
q
  sen * cos  2  

 X 
q
  sen * cos  2  

sen  * sen  2  
q
 XY 

Se puede suponer los casos c) y d) en casos como terraplenes o cortes

d) Carga con distribución triangular sobre franja infinita.

X 
 B   2 sen 2  
q 1
 V 

X 2 
 
q Z R1 1
 X    Ln
2
 sen 2 
  B B R2 2 
 
1  cos2   
q 2Z
 XZ  
2 B 

e) Carga uniformemente distribuida sobre un


área rectangular.
Para calcular el incremento del esfuerzo vertical V total,
bajo la esquina de un área rectangular, de lados B y L, que
está uniformemente cargada. El punto N está a una
profundidad Z a partir de la esquina. I0 es el FACTOR DE
INFLUENCIA. m y n son “intercambiables”

v=q x I0
.

Figura 2.15 Carga triangular sobre franja


infinita.

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Figura 2.16 Ábaco de Fadum (1945)

f) Carga uniforme sobre un área circular de radio r (Tanque, por ejemplo)

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 
3

  1  
2

 V  q 1      Para R  0
 
 1   r 2
Z  

Figura 2.17 Valores del factor de influencia para calcular el incremento de esfuerzo vertical
total bajo un área circular uniformemente cargada. (Abaco de FOSTER – AHLVIN 1954. R  0)

g) Diagrama de influencia de Newmark (1942), útil para áreas rectangulares en la forma, pero
uniformemente cargadas. El método de cálculo es gráfico. El ábaco es una malla o una red de
puntos radial y anular, con un centro para N. Se requiere conocer el efecto sobre el punto N de una
carga q colocada en el terreno sobre un área A de forma cualquiera. Debo hacer iguales la escala

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AB del ábaco y la profundidad Z del punto (AB = Z). Ahora, los radios parten del origen y forman,
con los anillos, áreas de influencia, cuadrilongos,
cargados con el mismo incremento de carga. Si
el área total del ábaco equivale a q, y son 200
cuadrilongos, el área de un solo cuadrilongo
representará un cambio de esfuerzo de
0,005q  q 200 .

Dibujada la planta a escala, tal que Z = AB, y


puesto N en el origen, contamos el número n de
áreas de influencia, cada una con un valor de
influencia I0, ocupadas por la planta a escala,
sobre el ábaco.

V = q * I0 * n

Figura 2.18 Diagrama de Newmark.

2.7 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

2.1- El ocaso del bosque andino y la selva tropical

Imagen 2.19: Áreas protegidas - Colombia, Ecorregión Cafetera y Cuenca del Chinchiná.
Dos problemas estructurales íntimamente ligados, la deforestación y el comercio ilegal de la
madera, han sido las causas primeras del gradual ecocidio cometido sobre un patrimonio
fundamental para el agua y la biodiversidad, como lo son nuestros bosques andinos y selvas
tropicales. Si en Colombia la tasa anual de deforestación en 2013 llegó a valores superiores a
300 mil hectáreas, también en la Ecorregión Cafetera, un territorio biodiverso que alberga al
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7% de las especies de plantas y animales del país donde el paisaje estuvo dominado por
bosques, ahora solo se conserva menos del 20% de dicha cobertura.
Para el Ideam, mientras la cifra entre 1990 y 2010 llegó a 310 mil hectáreas-año, y en el Chocó
se pierde la batalla contra la deforestación: la Región Andina fue la zona más afectada, seguida
de la Amazonía. En cuanto a los principales procesos de destrucción de bosques y selvas de
Colombia durante los últimos 60 años, Julio Carrizosa Umaña señala la colonización con
propósitos de ganadería extensiva cuando se ofrecieron como alternativa a la reforma agraria,
luego el uso de estos como protección de grupos armados y más tarde la presión sobre estos
ecosistemas como soporte de cultivos ilícitos. Indudablemente, faltarían la expansión urbana,
la palma africana y la actividad minera. La tala ilegal en Colombia cuya cuantía alcanzó al 42
por ciento de la producción maderera según el Banco Mundial (2006), cantidad equivalente a
1.5 millones de metros cúbicos de madera que se explota, transporta y comercializa de forma
ilegal, evidencia una problemática que amenaza la sostenibilidad de los bosques nativos, y la
subsistencia de especies maderables apreciadas en el mercado, como el abarco, el guayacán
y el cedro, para lo cual las Corporaciones Autónomas aplican nuevos modelos y ajustan los
existentes, para hacerlos más efectivos.
El Eje Cafetero, donde los paisajes están dominados por potreros, cafetales, plantaciones
forestales, plataneras y cañaduzales, también la infraestructura y uso de agroquímicos, le pasa
factura a los ecosistemas boscosos. Aún más, de un potencial del suelo que es del 4% para
potreros, dicha cobertura en 2002 llegó al 49%; de un potencial del suelo para usos forestales
del 54%, en 2002 los bosques del territorio solo llegaban al 19%; y de unos usos agrícolas y
agroforestales cuyo potencial es del 21% y 20% en su orden, la cobertura agrícola en 2002
subía al 30%. Y respecto a los bosques naturales de guadua, una especie profundamente
ligada a nuestra cultura que se expresa en el bahareque, cuyo óptimo desarrollo se da entre
1000 y 1600 msnm, afortunadamente las CAR de esta ecorregión han logrado mitigar la
tendencia a su pérdida mediante la implementación de la Norma Unificada para su manejo,
aprovechamiento sostenible y establecimiento de rodales y la combinación de dos estrategias:
el proceso de Certificación Forestal Voluntaria, cuyo objeto es la apropiación del guadual por
parte del propietario para lograr la articulación de los planes de manejo y de cosecha, y la
zonificación de las áreas potenciales y el inventario de áreas cubiertas con guadua.
A pesar de los esfuerzos que históricamente se han hecho desde el Estado colombiano para
combatir el delito de la ilegalidad forestal y la preocupante pérdida de los bosques naturales,
dos flagelos que podrían acabar con los recursos forestales del país en cien años, se requiere
avanzar en el desarrollo de una cultura forestal, del suelo y del agua que abarque a todos los
miembros de la cadena forestal, e incluso a los consumidores finales. Para el efecto se requiere
fortalecer los aspectos técnicos, normativos, operativos y financieros en los instrumentos y
estrategias de las autoridades ambientales responsables del control y vigilancia forestal y del
cuidado de los recursos naturales; y desarrollar campañas orientadas al conocimiento de la

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normatividad sobre legalidad forestal y a la sensibilización sobre la importancia del bosque; y


segundo, desarrollar políticas públicas que enfrenten esta problemática como una estrategia
de adaptación al cambio climático, con directrices que contemplen el ordenamiento de cuencas,
establecimiento de corredores de conectividad biológica e implementación de modelos
agroforestales y silvopastoriles, para resolver los conflictos entre uso y aptitud del suelo, lo que
obligaría a replantear el modelo agroindustrial cafetero desde la perspectiva ecológica.
[Ref.: La Patria, Manizales, 2014-03-31]

2.2- Exordio de una tragedia volcánica

Imagen 2.20: Flujos de lodo históricos del Lagunilla, según Geociencias U.N.
Se conmemoran los 30 años de la tragedia de Armero y Chinchiná, el mayor desastre
causado por una amenaza natural en Colombia: la erupción del Ruiz que comienza con
emisiones de ceniza fruto de explosiones premonitoras pasadas las tres de la tarde, pero
cuyo paroxismo se da a las 9:09 de la noche del miércoles 13 de noviembre de 1985, cuando
detonan los flujos de lodo generados por el agua del deshielo ocasionado por las riadas gaso-
piroclásticas que funden la nieve, además de la copiosa lluvia que acompaña la erupción
magmática. Dichos lahares, estimados en 100 millones de metros cúbicos, al descender por
los ríos Gualí, Lagunillas-Azufrado y Río Claro-Chinchiná, llevaron desolación y muerte al
devastar a su paso los asentamientos rivereños con sus puentes, vías y cultivos.

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Las avalanchas de lodo y piedra, tras cerca de dos horas de recorrido, al arrasar las
poblaciones ubicadas en los valles de salida de los ríos que drenan desde el volcán nevado
hacia el Cauca y el Magdalena, en ambos poblados cobraron la vida de 25 mil compatriotas
que no fueron oportunamente alertados, y menos preparados con anterioridad para evacuar
preventiva y oportunamente frente a una eventualidad, dado el fatal riesgo de esta amenaza
hidrogeológica de origen volcánico, con probabilidad de ocurrencia del cien por ciento en
caso de erupción, según lo señalaba el mapa de amenazas concluido desde octubre del
mismo año por el equipo de geólogos de Ingeominas y la Universidad de Caldas.
Aunque la UNDRO había recomendado meses antes el monitoreo del volcán, la elaboración
de un mapa de riesgos y la implementación de planes de evacuación, a pesar de los
antecedentes del Ruiz asociados a las erupciones de 1595 y 1845, donde la primera cobró
unas 600 vidas y la segunda otras 1000 asentadas en el mismo lugar donde se fundaría
Armero (1895), por nuestra inexperiencia, la falta de apoyo del gobierno explicada en la
tardanza para emprender las tres tareas recomendadas, y la inexistencia de los valiosos
instrumentos de gestión del riesgo hoy implementados, aunque se contaba con dos horas
después de iniciada la erupción de 1985 para que un poblado como Armero fuera evacuado
hacia las zonas más altas contiguas, sus pobladores no fueron notificados.
Hace 30 años en el ámbito colombiano, donde el gobierno estaba preocupado por los asuntos
de la toma del Palacio de Justicia, no era fácil advertir lo que ocurriría: El Ruiz se había
reactivado casi un año antes tras un período de calma de 140 años, silencio que permitió
acuñarle el apelativo de “león dormido”. Igualmente, en la tarde del fatídico 13 de
noviembre, cuando la ceniza llevada por el viento cae como copos de nieve sobre el poblado,
el cura de Armero a través del megáfono le había asegurado al pueblo que las condiciones
eran seguras, por lo que no había que abandonar el pueblo, al tiempo que por la emisora
local el alcalde de la localidad informaba que no había nada de qué preocuparse aludiendo a
la ceniza volcánica que caía.
Dado que la magnitud del desastre sólo se advierte a la madrugada del día siguiente cuando
vía aérea se observa la destrucción de la “ciudad blanca”, que los sobrevivientes de Armero
sumergidos en el lodo se esparcían sobre un área de 30 kilómetros cuadrados inundada por
el fango, se perdieron muchas vidas al haber transcurrido horas vitales sin poder iniciar el
rescate, y porque al emprenderlo la logística de salvamento se dificultaba, dada la condición
del escenario con vías y puentes destrozados, y un sistema hospitalario colapsado que debió
expandirse de forma improvisada para las urgencias.
En Armero, las primeras acciones las emprenden héroes sobrevivientes que al alba
penetrando el pantano en medio de una masa enmarañada y esparcida de árboles,
escombros y cuerpos mutilados, ayudan a quienes heridos yacían gimiendo en agonía; la
difícil tarea que luego prosiguen los socorristas conforme van llegando de las poblaciones
vecinas, horas más tarde se apoya con insuficientes helicópteros. A modo de lección, con la
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convicción de que esta tragedia podría haberse evitado con una planificación adecuada,
habrá que continuar con acciones socioambientales integrales, hasta alcanzar una cultura del
riesgo que contribuya a la construcción sostenible del hábitat, considerando las amenazas
naturales. [Ref: La Patria. Manizales, 2015-11-09]

2.3- El Estado y la función social del suelo urbano

No parece viable un ordenamiento que propenda por la sustentabilidad del medio ambiente
urbano, mientras persistan en Manizales las dinámicas incontroladas de expansión de la
frontera urbana, la distribución inequitativa de cargas y beneficios, la separación de costos y
utilidades obtenidos de la actividad urbanizadora, y una estratificación de Ley altamente
inconveniente, inequitativa y anacrónica, mediante la cual se otorgan subsidios y cobran
contribuciones en función de la morfología urbana de la vecindad y de las características de
la vivienda, y no de la realidad socioeconómica del ciudadano.

Imagen 2.21. Piezas Intermedias de Planificación PIP, de Manizales. Secretaría de Planeación


de Manizales.
Los planificadores, más allá de una perspectiva técnica opaca a los procesos socioeconómicos
del hábitat, para el desarrollo de sus actividades deberían contar con elementos de política
pública, que prevengan la especulación con el suelo urbano y garanticen la función social de
la propiedad, en lugar de dejar las dinámicas urbanísticas a merced del mercado, olvidando

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asuntos vitales para decisiones que deberían redundar en el bienestar colectivo, en un


modelo no conflictivo de ocupación del territorio, y en una propuesta de ciudad más verde y
humanizada como lo propone el colectivo “Subámonos al bus del POT” desde la SMP de
Manizales.
Uno de los fenómenos que caracterizan el subdesarrollo, es la segregación espacial y social
urbana a la que se refiere Samuel Jaramillo González (2010) de la Universidad de los Andes,
definiéndola como “una característica no neutra de nuestras ciudades”, para la cual reclama
una decisión política orientada a controlar las dinámicas espontáneas que produce el
mercado asociadas a la especulación con el suelo urbano, y generar instrumentos de
intervención del Estado útiles para prevenir ganancias no productivas ocasionadas por el
cambio de uso del suelo, como la apropiación de la plusvalía urbana por el municipio, la
promoción estatal planificada de vivienda y la aplicación de cuotas de vivienda social a los
urbanizadores.
Aunque estén relacionados, “valor y precio” no son lo mismo: los bienes tienen un valor de
uso que se asocia a la satisfacción que nos brindan, y al tiempo pueden o no poseer un valor
de cambio, gracias al cual se intercambian con otras mercancías y se establece su precio en
el mercado. Por ejemplo, el aire que tiene un considerable valor de uso, no tiene precio,
como sí las mercancías que por ser bienes económicos que se venden, compran o
intercambian. Desde Aristóteles, cuando alude a la reciprocidad y al talión, pasando por
Adam Smith cuando se ocupa de las dinámicas del mercado y de la teoría de los precios, o
por David Ricardo con sus ideas sobre la teoría de la renta de la tierra asociada a su
productividad agrícola, hasta Marx con la teoría histórica y social del valor-trabajo, el
pensamiento económico se ha ocupado del asunto para explicar precio y renta de la tierra.
Si efectivamente el aire, aunque posee valor de uso, no posee precio toda vez que en él no
se incorpora trabajo humano para su purificación y suministro, entonces al reflexionar sobre
la naturaleza del precio de la tierra, dado que ella en sí no es un bien transformado, para el
Profesor-Investigador Jaramillo, en el caso del suelo urbano la tierra tiene precio así no sea
un valor en sí misma, gracias a la renta que genera en virtud del control que ejercen los
dueños de los terrenos, sobre una condición suya indispensable para la producción y
consumo del espacio construido, con lo cual los terratenientes se apropian de parte del valor
producido socialmente por los agentes económicos que generan capital.
Finalmente, si en Colombia la deuda histórica con el campesinado parte de que el Estado no
ha controlado el régimen de propiedad de la tierra, ni usado con eficiencia herramientas
como el catastro, la extinción del dominio y la reforma agraria, en nuestra ciudad la
problemática del suelo advertida en procesos que acentúan las inequidades, como la
fragmentación y renovación urbana, la presión sobre la selva andina, las zonas de riesgo de
la periferia, deberíamos aplicar correctivos al mercado inmobiliario, densificar la retícula de la
ciudad antigua, prevenir la propagación de los guetos urbanos y emplear a fondo
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instrumentos impopulares como el impuesto predial y la contribución de valorización, además


de la recuperación de la plusvalía urbana ya aplicada en Pereira y no en Manizales.
[Ref.: La Patria, Manizales, 2014.09.1]

2.4- Desarrollo minero-energético de Caldas

RESUMEN: Industrias químicas de base minera propuestas por Gabriel Poveda Ramos,
destinadas a transformar la riqueza del subsuelo aprovechando el recurso minero relacionado
con el oro de Marmato, las calizas de Victoria, y el manganeso de Apía, y haciendo uso de la
posición geoestratégica del territorio, del potencial multimodal en La Dorada y de nuestros
recursos energéticos.

Imagen 2.22: Mapa Geológico de Caldas. Ingeominas.

Ahora que Caldas retoma la senda perdida en el desarrollo hidroenergético con El Edén y Miel
II, al declinar la bonanza del oro, carbón y petróleo para la Colombia minera, e iniciar el
quinquenio de la infraestructura por las inversiones en curso para carreteras, líneas férreas,
aeropuertos y la navegación del Magdalena, veamos las problemáticas y potencialidades de la
ecorregión con los desafíos, grandes ventajas y tareas por resolver, para un desarrollo de
industrias pesadas destinadas a transformar la riqueza del subsuelo, aprovechando el recurso
minero relacionado con el oro de Marmato, las calizas de Victoria, y el manganeso de Apía,

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haciendo uso de la posición geoestratégica del territorio, del potencial multimodal en La


Dorada y de nuestros recursos energéticos.

Para entrar en la materia, algo sobre los dos escenarios privilegiados de la ecorregión para
implementar industrias químicas de base minera: por el poniente, el Corredor del Cauca entre
La Virginia y La Felisa, cuenta con el carbón de la cuenca carbonífera de Antioquia que se
extiende hasta Quinchía y Riosucio, pero depende para su viabilidad de un sistema férreo
eficiente como medio de transporte y debe resolver su balance deficitario en agua. Y por el
naciente, La Dorada, aunque el recurso hidroenergético e hídrico excedentario, y la hidrovía
del Magdalena la favorecen, también requeriría del Ferrocarril Cafetero entre La Dorada y el
Km 41 cruzando la cordillera, para resolver el suministro de materas primas al integrar la
Región Andina, y encontrar la salida de productos transformados a la cuenca del Pacífico.

Como punto de partida, del trabajo del ilustre Maestro e Investigador Gabriel Poveda Ramos,
“Propuesta de un Plan Minero- Industrial de Caldas 2006-2016”, tomaré algunos elementos,
donde al citar el “Inventario minero nacional” Ingeominas (2000), advierte sobre la carencia
de estudios serios de cuantificación de reservas, y condiciona los proyectos a los costos del
transporte y de la energía disponible.

Poveda Ramos rescata la existencia de filones de oro que califica de interesantes, en


Manizales, Manzanares, Marmato, Riosucio y Supía, y agrega que de las jaguas de los
beneficios y de las gangas de las explotaciones de estos y otros lugares, caso Pensilvania y
Samaná, se podría obtener apreciables cantidades de sulfuros de zinc, de plomo, de hierro,
de cobre, de antimonio y de arsénico, o zinc metálico y sus derivados. Añade que
previamente habrá que cuantificar y caracterizar las cantidades de materias primas existentes
en las escombreras auríferas y que se generan en las minas, para asegurar suficiencia
alimentando una planta de producción de zinc metálico y óxido de plomo.

Sobre el manganeso de Apía y Viterbo, el eminente Investigador también señala que en dicho
Inventario no se mencionan estas minas, califica el yacimiento minero-metálico como el más
importante de Caldas, y considera su eventual aprovechamiento de mucho interés para el
Plan Minero-Industrial. Similarmente, anota que tal compilación del Ingeominas no precisa la
existencia de arenas silíceas de alta pureza en cuarzo (SiO2), existentes en Pueblo Rico y el
Valle del Cauca, y posiblemente en el distrito minero Riosucio-Supía-Quinchía, las que
podrían explotarse y complementarse con otras de Antioquia y Tolima para implementar
industrias de transformación, garantizando un proyecto a 20 años para tres importantes
productos: silicato de sodio, sílice-gel y carburo de silicio.

Adicionalmente y entre los principales prospectos para el Plan Minero de Caldas, el Doctor
Gabriel Poveda considera los materiales calcáreos, al anunciar que parece inferirse una
inmensa cadena de yacimientos de calizas en el oriente caldense, que parte desde el centro
de Tolima y llega al nordeste de Antioquia, cuyos mayores prospectos requieren ser ubicados
y aforados, al igual que los existentes en la otra vertiente de la cordillera entre Manizales y
Aguadas. Al respecto recomienda un programa para inventariar los yacimientos de caliza y
mármol de las dos franjas calcáreas que recorren a Caldas de sur a norte: la de La Victoria-La
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Dorada-Río La Miel, y la de Neira-Aranzazu-Salamina, aforando su calidad, dispersión y


cantidad, para proveer de materias primas en un horizonte de 20 años como mínimo, una
industria de carburo y fosfatos fertilizantes que en un plano de mayor nivel de desarrollo
daría origen a plantas de acetileno, cianamida, cloruro químicamente puro y cemento.

* [Ref.: La Patria. Manizales, 2014.12.8]

2.5- Cerro Bravo, tras trescientos años de calma volcánica

Imagen 2.23: Amenazas por Flujos Piroclásticos de Cerro Bravo. CRET del Tolima. Alberto
Núñez T. Fuente, Mapa de Amenazas de Cerro Bravo, Ingeominas (1999).
RESUMEN: Aunque las erupciones del Ruiz y del Cerro Bravo tienen en común un carácter
explosivo, sus coeficientes explosivos difieren: mientras las del Ruiz han sido de nivel
moderado bajo con presencia de columna eruptiva preferiblemente vertical sostenida (salvo
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la de 1845), las Cerro Bravo cuya frecuencia es del orden de cuatrocientos años según los
depósitos que se han datado, han mostrado un nivel moderado alto y con un mayor nivel de
dispersión, lo que se explica por lavas más viscosas propiciando columnas eruptivas de
colapso.

Sobre el eje cordillerano al norte de Tolima, en jurisdicción de Herveo aparece Cerro Bravo,
una reciente estructura del segmento volcánico más septentrional de los Andes
sudamericanos, con 4000 metros de altitud y cuya edad se remonta a tan solo unos
cincuenta mil años, según Ingeominas, lo que también se infiere, entre otros elementos que
lo diferencian del edificio volcánico del Ruiz, por la presencia de lavas más recientes a juzgar
por la morfología fresca de las estructuras petrificadas, anunciando que no fueron afectadas
por los procesos erosivos del modelado de los hielos en la última glaciación, cuando estos
cubrieron cerca de 800 kilómetros del Complejo Volcánico Ruiz-Tolima.

Aunque no existen registros históricos (anotaciones), los investigadores le han asignado a


este estrato-volcán erupciones explosivas de características similares a las del Vesubio
ocurrida en el año 79 de nuestra era y narrada por Plinio el joven- en la que se destruyen
Pompeya y Herculano- cuyas fechas estimadas por radiocarbono con errores de entre 150 y
75 años, son de los años 1720, 1330, 1050 y 750. Las evidencias de estas erupciones
violentas, que parecen sucederse cada cuatro siglos y de los cuales Cerro Bravo lleva unos
tres en reposo, son varios de los estratos que conforman las capas de nuestros suelos sobre
la geografía circundante de Cerro Bravo, dispersos sobre un radio que supera ampliamente
las decenas de kilómetros medidos a partir del Cráter.

Aunque las erupciones del Ruiz y del Cerro Bravo tienen en común un carácter explosivo,
mientras las del Ruiz han sido de nivel moderado bajo con presencia de columna eruptiva
preferiblemente vertical sostenida (salvo la de 1845), las de Cerro Bravo ya mencionadas han
mostrado un nivel moderado alto y con un mayor nivel de dispersión, lo que se explica por
lavas más viscosas propiciando columnas eruptivas de colapso. En ambos casos, las
manifestaciones violentas se acompañan de grandes volúmenes de gas volcánico y ceniza,
con fragmentos de pómez cuya expulsión a gran velocidad y temperatura forma las citadas
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columnas eruptivas, de las cuales pueden surgir riadas gaso-piroclásticas a alta temperatura,
acompañadas de tormentas eléctricas y de lluvias torrenciales generadoras de flujos de lodo,
así Cerro Bravo no tenga glaciares.

La imagen que ilustra esta nota es el mapa con una de las amenazas potenciales de Cerro
Bravo, el de las nubes ardientes, juiciosamente elaborado por los científicos del Observatorio
Vulcanológico de Manizales adscrito al Ingeominas, entidad que también ha establecido
centros similares para la vigilancia de los segmentos volcánicos vecinos al Huila y al Galeras,
donde igualmente existen varios sistemas activos y comunidades vulnerables habitando sus
territorios, que por estar en riesgo deben aplicar la información de dichos mapas en el
ordenamiento territorial, y la del monitoreo volcánico en la administración de las eventuales
crisis eruptivas, dado que ambas actividades las viene abordando esta prestigiosa Institución,
así la mayoría de los volcanes estén en reposo temporal, como ocurre con Cerro Bravo. Solo
que dado el período típico y la incertidumbre en su estimación, habrá que tomar en serio esta
amenaza.

De conformidad con el mapa y la información suministrada para el mismo, entre las


amenazas volcánicas de Cerro Bravo, habrá que contemplar, además de caída de ceniza
volcánica, flujos de lodo por los ríos Aguacatal afluente del Gualí y por el río Perrillo afluente
del Guarinó, llegando con pocos metros de espesor hasta el Magdalena; además de los flujos
piroclásticos que podrían superar los 10 kilómetros de extensión avanzando por dichos
drenajes e incluso por las cabeceras del Río Blanco y del Guacaica, vecinos a Manizales de
conformidad con el mapa anexo, consecuencia ello de una erupción importante en volumen
dado que la columna eruptiva de dicho volcán, por su mayor coeficiente explosivo en
comparación con el Ruiz y el Tolima, tiende al colapso como también lo haría una erupción
del Cerro Machín vecino a Cajamarca. Para información del lector, mientras Herveo está
localizado a 14,2 km, el centro de Manizales se encuentra ubicado a 25 km y la Enea a 20
km, de Cerro Bravo.

[Revista Eje 21. Manizales, 215-05-24]

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2.6- Arroyo Bruno, entre la muerte negra y la vida wahuu.

Imagen 2.24: Área de intervención, en http://www.cerrejon.com

Hasta no contar con el consentimiento favorable de una consulta popular, la Sala Plena de la
Corte Constitucional ha dicho no a la pretensión de Cerrejón de explotar carbón sobre el
arroyo Bruno, dejando en firme la suspensión de las obras que desplazarían dicho arroyo con
graves consecuencias ambientales y sociales para el territorio wayuu: la escasez del agua
que con frecuencia afecta a varias comunidades de la media y alta Guajira, una situación que
reiterativamente crea dificultades durante las temporadas de intenso verano, es una amenaza
severa toda vez que al secarse cultivos y pasturas con impacto para los animales, agrava el
círculo fatal por las enfermedades derivadas de sequías y carencias alimentarias.

La exótica península de La Guajira parcialmente compartida con Venezuela, para Colombia no


solo es sinónimo de la sal de Manaure y de la tragedia del pueblo Wayuu dada la mortalidad
infantil asociada a la falta de agua y la desnutrición, sino también de cuantiosas regalías
generadas por la explotación de su enorme potencial de carbón y gas natural, donde la Anla
y Corpoguajira otorgan las licencias ambientales, amén de otras problemáticas como la
corrupción en contratación de programas de educación, salud, atención a infancia y obras
civiles. Allí, las comunidades indígenas que ancestralmente han ocupado el territorio, viven
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principalmente de la ganadería trashumante, la pesca, la extracción de yeso y sal marina, y


ocasionalmente del comercio o el cultivo estacional.

El arroyo Bruno es un cuerpo de agua intermitente con comportamiento bimodal que nace en
la Serranía del Perijá, y en sus 26 kilómetros de recorrido transitando con dirección noroeste
baña el paisaje de estepa para luego desembocar en el río Ranchería. El desvío del cauce
para excavar su cuenca en dominios de la multinacional expandiendo la zona de explotación
y el uso del agua para destinarla a las medidas ambientales de control de polvo, son dos
intervenciones que pese a estar incluidas en los planes de la compañía desde 1998, de contar
con licencias y de contemplar el equilibrio dinámico del caño y otros requerimientos técnicos,
no solo atentan contra el derecho al agua, sino que también causarían la pérdida de
diversidad biológica y generarían cambios en las prácticas y usos del suelo. Esto, a cambio de
las regalías de 40 millones de toneladas de carbón adicionales, compromete la supervivencia
de miles de indígenas wayuu y de grupos afro-descendientes.

Mientras el percápita de agua en la Guajira es inferior a un litro por segundo al día, contra un
consumo de 17 millones de litros diarios que requiere Cerrejón, con el desvío del citado cauce
y la explotación carbonífera en el subsuelo de dicho cuerpo de agua cuyo caudal medio
alcanza 0,9 metros cúbicos por segundo, además de la amenaza de desertificación y del daño
severo e irreversible al ecosistema, se afectaría el suministro para varios asentamientos de la
península, y con ello una función social fundamental de dicha fuente de aprovisionamiento
del vital líquido que, transportado en vehículos día a día a lo largo y ancho de La Guajira,
satisface las necesidades en Albania, Maicao, Uribia, Riohacha y algunos sectores de
Manaure.

Es que los antecedentes de la empresa carbonera en la solución de conflictos que terminan


en negociación directa con campesinos que quedan desarraigados al perder su cultura, o que
transan presionados al ver iniciados los trámites de desalojo, no son buenos: como prueba
estarían las historias de las comunidades de Chancleta, Patilla, el Roche y Tabaco, que tras
largos procesos de reasentamiento, reparación colectiva o negociación directa, recibieron
casas con deficiencias de servicios públicos y predios en tierras áridas, que agravaron su
calidad de vida.

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Si para advertir de la fragilidad del territorio guajiro frente a la amenaza al cambio climático,
basta señalar que en lugares como Uribia ocasionalmente se han secado los 350 reservorios
construidos para proveer del vital líquido a sus 280 mil habitantes del área rural; también
podríamos cuestionar las regalías para la nación estimadas en un billón de pesos anuales
provenientes del carbón extraído, si esto implica comprometer la seguridad alimentaria de
grupos vulnerables, cuando en la última década entre 400 y 500 niños Wayuu han muerto
por desnutrición.

* [Ref.: La Patria. Manizales, 2017/12/04]

2.7- El Paisaje Cultural Cafetero: ¿sujeto de derechos?

Imagen 2.25: Territorio del PCCC y Ecorregión Cafetera (Obras de Luis Guillermo Vallejo).

RESUMEN: El Pasaje Cultural Cafetero de Colombia que comprende 340.000 hectáreas de la


zona rural en 858 veredas cafeteras, declarado por la UNESCO en 2005 patrimonio de la
humanidad, representaría una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de
desarrollo rural integral. No obstante, al ver las disrupciones socio-ambientales que persisten
en dicho paisaje, se propone la declaratoria de sujeto de derechos como estrategia para que
el sistema judicial colombiano ordene el cumplimiento de los atributos que soportan dicha
declaratoria.

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Tal cual lo estamos advirtiendo en Colombia, con el calentamiento global además de los
eventos extremos ocurrirían alteraciones climáticas preocupantes, ya que para finales del
siglo XXI por cada grado centígrado se producirá un cambio altitudinal de 170 m en las zonas
de vida de la ecorregión cafetera, fenómeno que además de incidir en la aptitud de los
suelos, demandará una planificación que contemple la gestión del riesgo, el análisis de los
cambios en el uso del suelo, y la valoración de los impactos sobre la biodiversidad y la
disponibilidad hídrica, entre otros.
Para el Eje Cafetero según el IDEAM (2015), los escenarios 2011-2100 muestran que lloverá
entre un 10% y un 40% más en el centro y occidente de Caldas, occidente de Risaralda y
noroeste de Quindío, al tiempo que dichos cambios serán despreciables en el oriente
caldense y cuencas medias del Otún y San Eugenio. Y en temperaturas, dichos pronósticos
muestran que los incrementos que en dicho lapso estarían entre 1°C y 3°C, serían mayores
en el valle del Magdalena, medianos en el corredor del Cauca, cuencas medias de La Miel y
Guarinó y valles de La Vieja y Risaralda, y menores en páramos y subpáramos de ambas
cordilleras.
Si quisiéramos mitigar los impactos de semejantes variaciones climáticas, la clave estaría en
los bosques, ya que de cara al clima ellos tienen una doble función: retienen humedad y
descargan las nubes: de la primera función, el resultado es la existencia de las aguas
subterráneas y manantiales, y por lo tanto la regulación hídrica; y de la segunda además de
la regulación climática también las lluvias resultan moderadas y bien distribuidas.
Pero la amenaza para el agua y la biodiversidad en la ecorregión cafetera, es la excesiva
potrerización y falta de coberturas boscosas y conectividad biológica: según Alma Mater
(2002) al tiempo que la superficie apta para potreros que es del 4 % alcanzó el 49 %, el
potencial forestal que es del 54 %, bajó al 19%, lo que expresa graves conflictos de uso del
suelo que aún persisten y reclaman modelos agroforestales.
Siendo así, pese a contar con los escenarios de cambio climático del IDEAM, para la toma de
decisiones en los procesos de ordenamiento y planificación territorial, se requiere de algo
más para una construcción de un paisaje resiliente en este territorio biodiverso, multicultural
y mestizo deforestado, cuya problemática no solo pasa por la adaptación al cambio climático,
sino también por la crisis de la economía rural campesina de base artesanal.
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La clave estaría en el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCC declarado patrimonio de la


humanidad por la UNESCO en 2005, por representar una oportunidad para hacer de dicho
instrumento un factor de desarrollo rural integral en 47 municipios en su área principal y 4
más de su área de influencia, ya que allí se comprenden 340 mil hectáreas de la zona rural
en 858 veredas cafeteras donde habitan cerca de 500 mil personas, que se suman a las
3.500 hectáreas de cabeceras municipales de la ecorregión, con poblados emblemáticos
como Aguadas, Salamina, Neira, Marsella, Salento y Pijao.
Pero dada la disrupción del modelo cafetero en la ecorregión, para lograr su desarrollo rural y
adaptarlo al cambio climático, si es que nos decidimos por el rescate de la estructura natural
y simbólica con sus elementos tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema
cafetero: ¿por qué no declarar sujeto de derechos bioculturales el territorio del Paisaje
Cultural Cafetero para ordenar su recuperación bajo los preceptos de la declaratoria de la
UNESCO?
Lo anterior permitiría recuperar la vida de las comunidades rurales y la reconversión de su
modelo agrario cafetero convertido en una agroindustria que ha destruido la biodiversidad,
para abrir un claro de luz en este sector cuya crisis se explica por no haberle incorporado
valor agregado al grano de oro, ya que con el PCC la suerte de los pequeños poblados
cafetaleros dependerá de la salud del suelo y del agua, del sombrío para la biodiversidad,
como también del transporte rural, del bahareque como arquitectura vernácula, y del
bioturismo sumado a la venta de servicios y artesanías que expresen nuestro patrimonio
cultural y natural.
[Ref.: La Patria. Manizales, 2019-09-9]

2.8- ¿Qué hacer con la vía al Llano?


RESUMEN: A pesar de los avances, la comunicación de los llanos con el centro del país sigue
estando seriamente limitada. Reconociendo la fragilidad y complejidad extremas del macizo
rocoso, y la vulnerabilidad del territorio frente a la amenaza relacionada con el cambio
climático como consecuencia de los usos conflictivos del suelo, se han presentado problemas
de ingeniería que no tienen justificación. La estabilidad del corredor vial dependerá del plan
de acción que se elabore así el riesgo y la incertidumbre sean inevitables en un proyecto
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como este, en el que el cierre ya ha producido pérdidas superiores a los dos billones de
pesos, razón por la cual los diseños de ingeniería y la respuesta gubernamental ante el
desastre deben estar a la altura del desafío.

Imagen 2.26: vía al llano. Razón Pública

Cerrada durante varios meses


A pesar de los avances, la comunicación de los llanos con el centro del país sigue estando
seriamente limitada.
La vía que comunica a Villavicencio con Bogotá fue habilitada la semana pasada durante
algunas horas diarias, para vehículos de carga y de pasajeros. Sin embargo, el viernes tuvo
que cerrarse debido a nuevos derrumbes.
La carretera hace parte del corredor transversal Puerto Carreño-Buenaventura y ha estado
inhabilitada desde el pasado 15 de junio. Según la gobernadora del Meta, Marcela Amaya
García, el cierre ya ha producido pérdidas superiores a los dos billones de pesos, y deja
graves consecuencias para los llaneros.
La ruta fue concesionada a Coviandes y Coviandina para construir una autopista de 85,6
kilómetros en tres tramos. En condiciones normales, la carretera tiene un tráfico promedio de
11 mil vehículos por día y tres peajes: Boquerón, Naranjal y Pipara, que estarán hasta 2054.
Debido a la fluctuación impredecible de los factores ambientales y a los desafíos técnicos, no
parece haber luz verde para terminar la obra en 2023.

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Imagen 2.27: Mapas de la Vía al Llano, en El Espectador (Adaptada) y en ANI.

Algo de historia
Cuenta la historia que el antiguo camino de herradura que unía a Villavicencio con Bogotá se
recorría en dos o tres días debido a las dificultades topográficas y la inestabilidad de las
laderas. Luego, el auge económico de Villavicencio y la creciente demanda de bienes
agropecuarios en la capital del país llevó a que entre 1924 y 1936 se convirtiera en un
camino carreteable.
Pero en el trópico andino las laderas son frágiles y puede ser afectarlas por cualquier obra de
desarrollo longitudinal mal planificada. Además, el modelado, la ocupación conflictiva del
territorio en los márgenes de la vía y la deforestación empeoran la situación. Esto fue lo que
ocurrió con la antigua carretera.
En 1974, un derrumbe en la vía cobró cientos de vidas y causó pérdidas económicas
significativas. El suceso se conoce como la tragedia de Quebrada Blanca y fue lo que
desencadenó la construcción del actual túnel de Quebrada Blanca, una rectificación y varias
obras complementarias destinadas a reducir el riesgo y el tiempo de viaje.

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Para lidiar con la demanda de conectividad vial entre Bogotá y los Llanos Orientales, desde
1994 se decidió construir la “nueva vía al Llano”, que se recorrería en 90 minutos a un costo
de 79 mil millones de pesos. En 2011, cuando ya el nivel de servicio de la vía se hacía
imposible, la Concesionaria Coviandes empezó la construcción de la doble calzada, gracias a
una inversión a seis años que superaba los 1,8 billones de pesos.
Según la ANI, luego de las modificaciones, el contrato sumaba 4,8 billones iniciando el 2018.
Pero el diseño —que contempla la excavación de 25 túneles y 69 puentes entre otras obras
viales como galerías para una operación fluida, la instalación de cientos de miles de metros
cuadrados de malla metálica sobre los taludes, túneles falsos y obras adicionales
preventivas— tendría un costo final de 8 billones de pesos.

¿Problemas de diseño o naturaleza indócil?


En la construcción de la vía al Llano se han presentado problemas de ingeniería que no
tienen justificación. Es el caso de la caída del puente Chirajara en enero 15 del año 2018. Se
desplomó uno de los dos pilones terminados pocos meses antes de la inauguración de la
obra, dejando un saldo de nueve trabajadores muertos.
El incidente mostró la falta de ética traducida en la absoluta precariedad del diseño que
soportaba esta pieza fundamental de un viaducto galardonado con el Premio Nacional de
Ingeniería en 2010. Este es el tipo de cosas que no deberían ocurrir. Pero otra cosa son los
riesgos inevitables que impone la naturaleza, que además dependen del tipo de obra y las
características del terreno. Mientras en las obras subterráneas la incertidumbre suele ser del
30 por ciento o más, en las estructuras de concreto y similares ésta se reduce al 6 o 4 por
ciento.
Por ejemplo, los túneles tienen un alto riesgo porque su estabilidad está asociada, entre otras
cosas, con cambios erráticos en las discontinuidades y variaciones litológicas del macizo
rocoso. Al contrario, una obra de concreto representa un riesgo mínimo dado que depende
de elementos que se conocen y pueden ser controlados, como la cuantía y configuración del
acero y resistencia de los agregados o la geometría y comportamiento dinámico de las
estructuras.

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Para entender el riesgo también hay que tener en cuenta el clima. Por supuesto es necesario
mejorar los pronósticos que permiten tomar medidas de precaución y así salvar vidas y
proteger la economía. Esto va a la par de los sistemas de alerta. Pero aquí es necesario tener
en cuenta que la información del clima revela probabilidades y no predicciones, por lo que
siempre hay algún grado de incertidumbre.

Imagen 2.28: Las frágiles laderas de la Vía Bogotá-Villavicencio – Fotos W Radio y Coviandes

Todos estos son factores que podrían explicar la complejidad del problema de la vía al Llano:
 La incertidumbre consustancial del macizo rocoso relacionada con la geología;
 La ocurrencia de eventos climáticos extremos dados los usos conflictivos del suelo;
 Las decisiones técnicas y sus consecuencias —como el posible impacto del uso de
dinamita para la construcción en un macizo altamente tectonizado—;
 Y las cuestiones administrativas relacionadas con obras inconclusas.

¿Cómo lidiar con el riesgo?


Para determinar la viabilidad de una obra como la vía al Llano, el diseño ingenieril debe
contemplar e intentar calcular el riesgo relacionado con los factores ambientales. Para esto
existen fórmulas (ver tabla) que calculan el riesgo de una amenaza —como un evento
climático extremo— sobre la estabilidad de una obra teniendo en cuenta su vida útil, que en
este caso debería ser de un siglo.

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Tabla 2.7: valores del Riesgo R, en función del período de retorno “Tr” de una amenaza
expresado en años (Columna 1), y de la vida útil “n” de una obra (Fila 1). La diagonal en rojo
(64 a 63%), destaca los valores utilizados para que las obras sean rentables

Por supuesto, el riesgo depende de la recurrencia de ese tipo de eventos a lo largo de la vida
útil de la obra. El problema radica en que, con el calentamiento global, los eventos climáticos
extremos se han exacerbado. Esto significa que el periodo de recurrencia o “Tr” de una
amenaza puede aumentar, por ejemplo, de 100 a 25 años.
Como lo muestra la tabla, esto aumentaría el riesgo “R” de 0,63 a 0,98. Un resultado así
significa que hay un riesgo demasiado alto —cercano a la certeza— de que la obra falle
frente a la presencia de una amenaza. Cuando eso ocurre la obra deja de ser rentable.
Entonces, cuando el cambio climático ha logrado agravar la amenaza, la pregunta es: ¿qué
se debe hacer? La respuesta es simple: se deben ajustar los diseños a la par con la amenaza,
y con ello el nivel de riesgo se mantiene en niveles aceptables.
Así, a pesar de la incertidumbre relacionada con la geología y el comportamiento “salvaje” del
clima, los diseños en escenarios complejos pueden conducir a obras robustas y confiables.
Para ello es necesario hacer uso de los factores de seguridad y de la gestión del riesgo. Lo
importante es reconocer las limitaciones de la ingeniería al planificar, diseñar y construir
grandes proyectos, previniendo pasivos ambientales importantes que se traduzcan en
riesgos.

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Las medidas necesarias


Con la carretera cerrada o solo parcialmente abierta, la conectividad de esta importante
región del país es reducida. Solo hay otros dos caminos que sirven como alternativa para
conectar la capital del Meta con Bogotá:
 La Transversal del Sisga de 137 Km que, pasando por Guateque (Boyacá) y Aguaclara
(Casanare), se recorre en 8 horas; y
 El corredor Briceño–Tunja-Sogamoso por Tauramena (Casanare) de 350 Km, que se
transita en 11 horas.
Para paliar el impacto, el Gobierno ha debido:
 Garantizar el abastecimiento de combustible en las zonas afectadas;
 Otorgar incentivos de almacenamiento a los productores de arroz;
 Subsidiar el precio para productores de maíz tecnificado;
 Cubrir hasta el 50 por ciento del costo de peajes en vías alternas para vehículos de
transporte público y de carga;
 Otorgar excepción al cobro y recaudo de la tasa aeroportuarias;
 Promover el consumo de bienes y servicios turísticos; y
 Declarar la alerta amarilla en la red hospitalaria de Cundinamarca y Meta, entre otras
medidas.

A pesar de haberse iniciado hace 24 años, es evidente que las dificultades ingenieriles del
proyecto continuarán, y con ellas la difícil situación del Llano. No se trata solo del medio
agreste de una cordillera sedimentada de edad reciente y alto grado de afectación tectónica
del macizo rocoso. Los usos conflictivos del suelo, el calentamiento global, las limitaciones
institucionales y la falta de experiencia empresarial —dada la complejidad del proyecto y
afectación antrópica y natural del escenario— también le pasan factura al país.

Sumando a la fatídica historia de esta vía, la problemática actual incluye el derrumbe de los
kilómetros 58 y 46+200, que ocurrió cuando las obras estaban a punto de concluir, o los
desprendimientos en los kilómetros 38 y 64, que taponaron ambos carriles.

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En un informe técnico realizado por la concesionaria Coviandes se identifican otros 17 lugares


críticos de la vía similares a los que han generado cierres continuos. La estabilidad del
corredor vial dependerá del plan de acción que se elabore para resolver esas
vulnerabilidades. Mientras tanto, por lo menos hasta que la situación se regularice, el Estado
deberá ejecutar un plan de ajuste macroeconómico para salvar el difícil trance.
(Razón Pública, Bogotá, 2019-09-23)

GEOCIENCIAS U.N.:
Agua como bien público. Geomorfología.
Aprendiendo del sismo de Honshu, Japón. Gestión del Riesgo.
Aspectos geofísicos de los Andes de Colombia. Gestión del riesgo natural y el caso de Colombia.
Bosques, Cumbre del Clima y ENSO. Gestión del riesgo por sismos, volcanes y laderas.
Bosques para la Estabilidad del Medio Ambiente. Inestabilidad de laderas en el trópico andino.
Calentamiento global en Colombia. Intemperismo o meteorización.
Ciclo geológico. Manizales, intervención y uso del suelo urbano.
Círculo de Mohr. Manizales: un diálogo con su territorio.
Clasificación de suelos. Manual de geología para ingenieros.
Consistencia y plasticidad. Medio ambiente, mercado y Estado.
Consolidación de suelos. Minería metálica sí, pero sustentable.
COP 23, la cumbre del clima en Bonn. Módulo para la Maestría Medio Ambiente y Desarrollo.
Curso de capacitación para el CIDEAMA. Mecánica de los suelos.
Desafíos del Complejo Volcánico Ruiz – Tolima. Minerales.
Eje Cafetero: cambio climático y vulnerabilidad Macizo rocoso.
territorial. Movimientos masales.
El aporte ético y técnico de la UN en Aerocafé. Problema “ALEPH”:
El cuidado de la casa común: Agua y Clima. Propiedades hidráulicas de los suelos.
El Río Cauca y el desarrollo de la región. Relaciones gravimétricas y volumétricas del suelo.
Esfuerzos en masas de suelo. Riesgo sísmico: los terremotos.
Estructura del suelo y granulometría. Sismos y volcanes en Colombia.
Erosión de suelos. Tiempo geológico.
Flujo de agua en el suelo. Tierra sólida y fluida.
Geociencias y Medio ambiente. Túnel Manizales.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/
CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

HOME:
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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

107
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3. EROSIÓN Y MOVIMIENTOS EN MASA.

3.1 INTRODUCCIÓN.
En el estudio de la geotecnia es necesario identificar y entender la clase de proceso de degradación
(Erosión, movimiento en masa), los mecanismos de falla, las causas y efectos con el fin de planificar la
campaña de prospección, la toma de muestras, la exploración del sitio del problema, los ensayos de
laboratorio, realizar el diagnóstico y plantear el tipo de solución. No entender el proceso, el mecanismo
y las causas de un proceso de inestabilidad es dar un inicio incierto, que lleva a una posible solución
poco práctica.
Se pretende hacer la diferencia entre los procesos de erosión y los movimientos en masa, con sus
mecanismos, causas y posibles tipos de soluciones, con el fin de realizar las prácticas más apropiadas al
momento de abordar un problema de origen geotécnico y plantear sus soluciones.

3.2 LOS PROCESOS DE DEGRADACIÓN.

3.2.1 la erosión.
Se identifican siete tipos de erosión:
Erosión hídrica ocurre en las laderas y es el resultado del arranque, transporte y depósito de los suelos
por la acción de las aguas pluviales y de escorrentía.
Erosión fluvial es lineal y afecta los cursos de agua. Es el arranque, transporte y depósito de los
materiales que conforman el lecho de un cauce.
Erosión eólica es el modelado del suelo por la acción del viento, cuando arranca, transporta y deposita
los suelos finos, desprovistos de vegetación.
Erosión glaciar es el resultado del modelado del relieve por la acción de los glaciares cuando movilizan,
transportan y depositan materiales.
Erosión periglaciar es propia de zonas cercanas a los casquetes polares cuando se presentan procesos
de congelamiento, descongelamiento, combinado con otros tipos de erosión.
Erosión litoral o costera propia de las costas y ocurre por la acción de las olas y las mareas cuando
remueven transportan y depositan suelos.
Erosión kárstica propia de formaciones calcáreas donde los suelos solubles en agua se erosionan
internamente, formando cavernas.
En geotecnia se hace énfasis a los problemas causados por la erosión hídrica, fluvial y eólica que son las
más frecuentes y generan problemas en estructuras.

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3.2.1.1 La Erosión Hídrica.


Los procesos de erosión hídrica modelan las laderas y taludes gracias a las aguas lluvias y de escorrentía
que se generan durante los aguaceros. Estos procesos suceden en equilibrio cuando la vegetación es
natural o se realizan obras y prácticas de control de erosión en terrenos sometidos a actividades
antrópicas. En laderas y taludes sin prácticas estos procesos se ven acelerados y ocasionan problemas
inestabilizando laderas y taludes. Las manifestaciones de la erosión hídrica son las siguientes:
a) Erosión Pluvial
Es la erosión causada por el impacto del agua lluvia sobre el suelo. El mecanismo de erosión por impacto
la gota de lluvia incluye la compactación que sufre el suelo por la energía de las gotas y la acción
hidráulica del agua que permite arrancar las partículas de suelo superficial e incorporarlo al flujo. Este
fenómeno es estimulador de los caudales líquidos cuando la compactación disminuye la permeabilidad,
y de los caudales sólidos cuando las partículas finas se
incorporan al caudal. Es el principio de los otros procesos
de erosión.
Las partículas son levantadas cerca de un metro desde la
superficie, a la vez que desplazadas lateralmente algo más
de un metro; cuando la lluvia golpea el suelo expuesto en
taludes o terrenos inclinados, puede causar
desplazamientos descendentes de pequeñas porciones de
suelo. Se ha estimado que cerca de 224 ton/Ha de
partículas de suelo, pueden ser desalojadas del terreno en
un aguacero intenso, por este mecanismo. (Ellison, 1948 y
Goldman et al, 1986)
Como consecuencia del impacto de las gotas de lluvia se
destruye la estructura del suelo y éste se compacta un
poco reduciéndose su capacidad de infiltración. Se puede
alcanzar hasta un incremento del 15% en la densidad de
una capa superficial de una pulgada de espesor (Gray y
Leiser 1.982).
Cuando el suelo se seca, queda una costra dura lo cual Figura 3.1 Geoformas creadas por la
erosión pluvial. Las columnas de suelo son
dificulta la repoblación de la cobertura vegetal y prolonga generadas gracias a la movilización de los
la exposición del suelo al intemperismo. suelos finos y la protección de las gravas.
(Carlos E Escobar)
Para formarse una idea sobre la cantidad de energía
desplegada en este proceso, se comparan aquí datos reportados por Lull (1.959), sobre la intensidad y
el tamaño de las gotas de lluvia en dos aguaceros: uno, moderado con intensidad de 0.15 pulgadas por
hora, con otro de 4 pulgadas por hora. Para ese rango, el tamaño de las gotas de lluvia se incrementa
en un 250% mientras la velocidad de la lluvia se aumenta en un 150%, en tanto que la energía cinética
es 65 veces superior. Esto hace llamar la atención sobre la necesidad de proteger el suelo del impacto
de las gotas de lluvia, proceso que se considera el precursor de los procesos de erosión restantes.
Wischmeier and Smith (1958), desarrollaron la siguiente expresión matemática para calcular la energía
cinética (E) de las gotas de lluvia como una función de su intensidad.
E = 916 + 331 log i (3.1)
Donde,
E = energía cinética en ton-pie/acre-pulgada
i = intensidad de la lluvia, en pulgadas/hora
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b. Escurrimiento Superficial Difuso.


En los suelos desprovistos de vegetación en pendientes donde ha actuado la saltación pluvial, el agua
escurre con régimen laminar un trayecto muy corto, removiendo las partículas de suelo y materia
orgánica desalojada por ese proceso.

En este caso se concentra menos energía que en el de las gotas de lluvia; mientras que, en caída libre,
la mayoría de las gotas de lluvia se desplazan a velocidades de 6 a 9 m/seg en aguaceros fuertes, en el
escurrimiento asociado a la erosión laminar, la velocidad del agua no supera por lo general 30 cm/seg.
(Gray and Leiser, op. cit.).
En concepto de Goldman et al (1986), el flujo laminar
superficial, se desplaza como una lámina uniforme
efectiva solo unos pocos metros; cuando la velocidad
de flujo sobrepasa los 30 cm/seg, el flujo se torna
turbulento y la escorrentía se concentra en terrenos
más pendientes y rugosos dando lugar a surcos de
erosión y cárcavas.
Por lo anterior, parece que la erosión laminar como
tal, tiene poca importancia en la práctica. Existen
otros procesos como las escamaduras de suelo seco
y deslaves, algo semejante a la erosión laminar, que
vale la pena considerar por su agresividad.
En el primer caso se trata de desprendimientos de
costras superficiales de suelo con textura gruesa que
en estado seco, pierden su cohesión aparente y se
separan en forma rápida de los taludes.
El segundo, se refiere a la acción del agua que
escurre libremente sobre las caras de excavaciones
recientes, provocando la separación de capas
relativamente uniformes de suelo o roca triturada,
que se han aflojado por razones diferentes, como el
congelamiento y deshielo de masas sueltas y
húmedas en alta montaña, el carácter desleíble de
Figura 3.2 Los surcos son canales labrados por
algunas rocas arcillosas, la presencia de terrenos los flujos concentrados, cargados con sedimentos.
saprolíticos o arenosos sueltos, o de roca (Carlos E Escobar P.)
fuertemente cizalladas en zonas de falla.
Las dos modalidades señaladas constituyen mecanismos importantes de degradación de taludes y una
inmensa fuente de sedimentos por separación de bloques y masas de suelo desde los taludes de cortes,
con pérdida de varias toneladas de suelo que durante el año, y principalmente en excavaciones
recientes, invaden las estructuras hidráulicas y finalmente contaminan las corrientes.
c. Surcos de erosión (Escurrimiento Superficial Concentrado).
Tan pronto como el flujo se vuelve turbulento el agua adquiere energía suficiente para formar canales
pequeños pero bien definidos, relativamente paralelos o anastomosados, a veces con control estructural,
denominados surcos de erosión. La figura 3.2 presenta una pendiente afectada por erosión en surcos.
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Este proceso es más grave que el de erosión laminar a causa de que la velocidad del flujo es mucho más
alta en los canales, especialmente durante los aguaceros fuertes en laderas pendientes conformadas por
materiales erodables. Si los surcos de erosión no
son muy profundos, éstos se pueden remover en
forma relativamente fácil perfilando el terreno,
pero si no se tratan, se generan cárcavas.

d. Cárcavas.
Son canales o zanjones de diferente tamaño y
forma, formados por flujos concentrados y aguas
de manantiales. Más profundos y amplios que los
surcos, por ellos circula agua en forma
intermitente, durante o un poco después de los
aguaceros.
Según Gray y Leiser (1982.), se presentan 4
estados en su desarrollo: 1) formación y
entallamiento de un canal o zanja, por
escurrimiento concentrado de agua, 2) erosión
remontante desde la base del canal y
ensanchamiento del mismo, 3) cicatrización y 4)
estabilización.
Dentro de las dos primeras etapas, las cárcavas
se consideran activas y se reconocen, porque en
ellas el suelo está desprovisto de vegetación. En
respuesta a cualquier control artificial que se Figura 3.3 Cárcava formada por concentración de
establezca o a una acción natural, las cárcavas aguas que bajan desde la corona de la ladera y labran
pueden llegar a estabilizarse con el tiempo. el fondo. Las laderas ajustan sus pendientes al canal,
gracias a los movimientos en masa y los procesos de
En el proceso de estabilización la vegetación se erosión. (Carlos E Escobar).
establece primero en el fondo del canal y la
estabilización total se logra, si se equilibra la pendiente del canal y se arraiga la cobertura en toda el
área afectada.
Las causas del avance de una cárcava pueden ser muy variadas y no deben atribuirse al escurrimiento
aislado del agua lluvia. Pueden obedecer a procesos completamente naturales sin la intervención
humana, en las partes más altas de las cuencas, o constituir procesos inducidos artificialmente.
En laderas protegidas con vegetación, el proceso puede iniciarse como consecuencia de entregas
deficientes de alcantarillas de carreteras, que provocan desborde libre de agua sobre las laderas.
Estas aguas causan primero la formación de canales pequeños que se abren paso a través de la
cobertura; si en esta etapa no es controlado, el proceso continúa con el entallamiento de esos canales
y la exposición del suelo y la roca que quedan sometidos al impacto directo de las aguas pluviales. Los
canales se van transformando en zanjones cada vez más profundos y amplios y en conjunto se va
conformando una depresión acanalada, donde pueden tributar varios canales secundarios. La
hondonada así formada, se profundiza y ensancha progresivamente, a la vez que la ladera se sobre-
empina en la corona de la cárcava, debido a erosión remontante.

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Con el avance de la erosión remontante el canal incrementa su capacidad de concentrar flujo y en épocas
de lluvias, se va extendiendo también en la dirección de aguas abajo, generando un arroyo o torrente.
Al mismo tiempo, hacia la cabecera se inician múltiples procesos denudativos como flujos de detritos y
tierras desde los bordes de la zona ocupada por el sistema de cárcavas, ahora más amplia, y
desplazamientos en masa en las partes más pendientes de la misma.
Si en el proceso de socavación queda expuesto el nivel freático, la erosión regresiva puede hacer
retroceder una ladera de 10 a 15 metros por año y como causa de la denudación, el volumen de material
desalojado puede ser de varios cientos de miles de metros cúbicos en un período de 5 a 10 años.
En su estado evolucionado, lo que se inició como un par de surcos de erosión, en una ladera de pendiente
uniforme y cubierta de vegetación, se transforma en una inmensa hondonada con taludes muy
pendientes donde se ha formado un sistema complejo de cárcavas y desplazamientos en masa, y un
canal de flujo alimentado por las cárcavas, a lo largo del cual, son transportados los escombros de roca
y suelo desalojados por la denudación durante las épocas invernales.
Debido al poder abrasivo de la carga, el canal se profundiza y ensancha aún más, incrementándose la
inestabilidad, lo mismo que el volumen de carga sólida. Finalmente esa carga acarreada, se acumula
en forma de abanico en la desembocadura del canal, sobre un terreno más suave o sobre la margen de
alguna corriente, produciendo allí perturbaciones en su cauce, y generando otros daños.
Durante aguaceros intensos se incrementa considerablemente el caudal sólido y por ende, el poder
abrasivo de una corriente, lo que hace que estos eventos constituyan pulsos erosivos muy fuertes. Como
consecuencia de ello, el proceso de degradación se caracteriza por; 1) saltación pluvial intensa y deslave
en toda la ladera expuesta; 2) incremento notable del carcavamiento general con gran aporte de sólidos
incorporados en los flujos de detritos y de lodos; 3) el consiguiente sobre empinamiento de las laderas
en el pie del frente de erosión, con posible inducción de movimientos en masa; y 4) notable trabajo de
los sedimentos de fondo a lo largo de toda la red de drenaje, con fuerte eliminación de soporte,
principalmente desde el fondo del cauce principal, con activación de los movimientos en masa,
principalmente hacia la zona de corona y en el contorno de toda la ladera afectada.
El efecto general de cada uno de estos pulsos de degradación, se traduce en un significativo avance
retrogresivo y lateral de la inestabilidad, un incremento importante del socavamiento y un nuevo aporte
de sedimentos en la zona de acumulación en la parte baja.
Un proceso de carcavamiento también puede iniciarse por deforestación o por la acción de manantiales
que comienzan a brotar en alguna ladera, como consecuencia del incremento en el nivel freático, con la
contribución de otros factores.

e. Escurrimiento Sub-superficial.
Las aguas de infiltración ocasionan tubificación o sifonamiento, proceso que consiste en la formación de
cavidades cuando las fuerzas de filtración exceden la resistencia del material. Afectan principalmente
suelos no cohesivos como arenas finas, limos y algunas areniscas mal cementadas (Sowers and Sowers,
1.972).

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Por su parte la formación de cavernas y otros conductos,


se debe a la disolución de rocas solubles como las calizas
y otras rocas carbonatadas, a partir del ensanchamiento
de grietas por la acción disolvente de las aguas
meteóricas cargadas con anhídrido carbónico, oxígeno y
en algunos casos ácidos orgánicos.

3.2.1.2 Erosión Fluvial.


Propia de los cauces de ríos y quebradas; las
manifestaciones son los procesos de socavación de fondo
y socavación lateral.

a. Socavación lateral y de fondo


Se trata de la erosión producida por el agua encauzada,
debido a su circulación por drenajes naturales de
quebradas y ríos. Consiste en la movilización y el desalojo
de suelo del canal, la erosión lateral y la socavación en el
Figura 3.4 Socavación de fondo en el cauce
fondo. Es una erosión lineal, moderada por la erosión contribuye a la inestabilidad de las laderas
hacia la cabecera, o erosión regresiva. En corrientes que conforman el drenaje. El flujo moviliza
juveniles que drenan terrenos generalmente muy material fino y deja los bloques que no puede
pendientes, y a lo largo de arroyos y torrentes, predomina movilizar. (Carlos E Escobar P).
la erosión de fondo sobre la erosión lateral, mientras que
en corrientes maduras o de orden alto, es más importante la erosión lateral. La figura 3.4 presenta un
proceso de erosión fluvial intenso en el pie de un deslizamiento de la ladera derecha de la fotografía.
En el estudio de estos procesos debe considerarse el hecho de que las corrientes se integran en sistemas
fluviales, gobernados por un número de variables hidrológicas e hidráulicas que incluye la descarga de
la corriente, el carácter de la carga transportada, la profundidad, anchura y forma del canal, así como
la pendiente y sinuosidad del valle. Estas variables están en equilibrio dinámico unas con otras y varios
investigadores han encontrado importantes relaciones entre ellas, las cuales resultan útiles para analizar
su actividad.
Mecanismos
Desde el punto de vista de la evolución morfológica, Keown et al (1977), señalan tres mecanismos de
erosión en canales:
1. Ensanchamiento, debido al desgaste producido por el incremento del flujo y/o de las descargas de
sedimentos.
2. Profundización por degradación en el fondo causada por el incremento del flujo o cambios de la
pendiente.
3. Cambios en la sinuosidad del cauce, por pérdida de materiales en las orillas y la evolución de los
meandros.
En la Tabla 3.1 se presenta una clasificación general de los procesos de erosión hídrica y se comentan
algunos de sus efectos ambientales

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Tabla 3.1 Procesos de erosión hídrica y su contribución a la inestabilidad

TIPO ACCION EFECTOS


Erosión Pluvial El impacto de la lluvia sobre el suelo, disminuye la
Desalojo y dispersión de partículas de porosidad por compactación, reduciendo su
suelo por el impacto de las gotas de capacidad de infiltración.
lluvia. Los suelos son arrastrados en Este proceso desencadena el resto de procesos
suspensión, estimulando otras formas erosivos.
de erosión.
ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL DIFUSO
Erosión Laminar. El escurrimiento de suelos limosos y limo-arenosos
Arrastre uniforme de capas delgadas en taludes viales y otras excavaciones, constituye
EROSION
de suelo, muy cortas distancias, de- una fuente muy importante de sedimentos.
HÍDRICA.
bido a escurrimiento difuso.
La acción de las aguas ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL CONCENTRADO
lluvias y de escorrentía Erosión en surcos.
son más intensos en El escurrimiento concentrado labra Esta manifestación de la erosión es más incisiva
laderas desprovistas de pequeños canales más o menos debido a la energía que adquiere el agua
vegetación. paralelos, independientes. Se pueden concentrada en los canales.
eliminar con el perfilado y la protección
del suelo.
Erosión en cárcavas. Estos procesos se inician generalmente por
Es la erosión en zanjas profundas, de vertimiento no controlado de aguas de
gran tamaño, estimulada por la escorrentías o de filtros. Acentúan el relieve
concentración de aguas y sólidos. El promoviendo otras formas aun más graves de
proceso crece gracias a la inestabilidad y constituye una fuente importante
profundización del fondo y los procesos de sedimentos.
remontantes.
EROSIÓN ESCURRIMIENTO SUB-SUPERFICIAL
KARSTICA Tubificación y cavernas. Puede originar manantiales, cárcavas y
Agua subterránea Debilitamiento interno del terreno hundimientos.
Socavación de Fondo Profundiza el fondo de los cauces naturales,
bisectando el terreno y eliminando soporte en la
EROSION FLUVIAL.
base de las laderas, lo cual puede promover
deslizamientos.
Acción de las aguas
Socavación lateral Provoca destrucción de las orillas inestabilizando
encauzadas: Torrentes,
fundaciones y originando deslizamientos
quebradas ríos
Descarga torrencial Efectos devastadores en las márgenes de los
torrentes de montaña.

3.2.1.3 Erosión Eólica.


Se relaciona con el arrastre y depósito de partículas tamaño limo y arena fina por acción del viento y
opera principalmente en regiones donde la vegetación es escasa, como los desiertos cálidos y fríos, y
zonas de arenas costeras.
A partir de los depósitos sueltos de arena se forman las dunas, en tanto que las acumulaciones de limo
y arcilla, con algo de arena muy fina, forman loess.
Los vientos contribuyen al secado del suelo cuando este está desprovisto de vegetación, y los suelos
arcillosos de cenizas volcánicas sometidos a secado por el calor del sol y la acción de los vientos pierden
su plasticidad hasta convertirse en suelos altamente erodables. El secado es más intenso en los taludes

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viales muy pendientes, protegidos con pastos,


sometidos a podas sucesivas donde se retira todo el
follaje y quedan desprovistos de vegetación.
La vegetación protectora del suelo es disipadora de la
energía del viento y controla las temperaturas que
acceden al suelo, conservando la humedad, la
plasticidad del suelo y su estabilidad.

a. Factores
En el caso de las dunas, el movimiento de las
partículas se inicia cuando en las regiones secas
desprovistas de vegetación, se presentan vientos
Figura 3.5 Las geoformas redondeadas creadas
fuertes. Según datos de Chepil (1945), las partículas por la erosión eólica. (Carlos E Escobar P.)
son transportadas por el viento de tres maneras, tal
como se presenta en la Tabla 3.2, a continuación.
La mayoría de las partículas viajan rasantes a la superficie, a no más de un metro de altura.

Tabla 3.2 Transporte de partículas por el viento


Mecanismo Tamaño Partícula Suelo Movilizado
(mm) %
Suspensión < 0.1 3 - 38
Saltación 0.1 - 0.5 55 - 72
Creep Superficial 0.5 - 1.0 7 -25

b. Control.
El movimiento de las dunas se puede controlar, instalando barreras rompevientos que atenúan o impiden
el movimiento de las partículas o la migración de las masas de arena.
También se acostumbra plantar coníferas o herbáceas para crear obstáculos, o ligar las partículas con
aceite u otro aglutinante. (Krynine and Judd, 1980).

3.2.2 MOVIMIENTOS EN MASA

Por movimientos en masa se entiende el desplazamiento del terreno


que constituye una ladera o un talud, hacia el exterior del mismo y
en sentido descendente.
Las laderas o taludes pueden ser naturales o bien conformados de
manera artificial al efectuar excavaciones en el terreno o incluso
terraplenes, es interesante antes de aplicar soluciones estabilizadoras
a una ladera o talud identificar correctamente los mecanismos de
rotura, ya que de lo contrario dichas soluciones pueden llegar a ser
poco efectivas o contraproducentes. Figura 3.6 Caídas. Tomado de
Manual de Ingeniería de Taludes, pag 12

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Existen numerosas publicaciones que describen los diferentes mecanismos de rotura, pero no hay aún
un consenso científico a la hora de utilizar una terminología común. Se considera así conveniente incluir
en este capítulo una reciente clasificación de los movimientos de masas (Corominas, J. y Garcia Yague,
A. 1997), que aparte de resultar didáctica, ayudará a abordar correctamente las actuaciones técnicas a
seguir en cada uno de los casos donde se produzcan problemas de inestabilidad.
Los movimientos pueden ser agrupados según dichos autores, en cinco mecanismos principales:
desprendimiento y colapso, vuelco, deslizamiento, expansiones laterales y flujos.
A continuación se describe brevemente cada uno de estos mecanismos, siguiendo la citada publicación:

3.2.2.1 Movimientos con predominio de la trayectoria vertical.


Son procesos que involucran masas de suelo y roca y los factores contribuyentes principales son el
intemperismo, la erosión hídrica, fluvial y eólica y el factor detonante pueden ser vientos, lluvias o
actividad sísmica con la contribución de la gravedad.
a. Desprendimientos o caídas
Se originan por el despegue de una masa del suelo o roca de una pared empinada o acantilado y
posterior descenso mediante caída libre, a través del aire, y rebote o rodadura final.
La rotura tiene lugar por mecanismos de deslizamiento o vuelco de
pequeña envergadura que proporcionan a la masa despegada una
velocidad inicial en el momento de caída libre. El movimiento es de
muy rápido a extremadamente rápido.
b. Colapsos
También conocidos como desplomes, consisten en la caída de masas
de material, con una trayectoria vertical, debido a la socavación
efectuada por un río o el oleaje en un acantilado o la meteorización y
disgregación de las rocas del pie del mismo.

Figura 3.7 Vuelco por flexión.


3.2.2.2 Movimientos de giro de bloques conformados Tomado de Manual de Ingeniería de
Taludes, pag 15
por fracturación vertical.
a. Vuelcos
Es la rotación hacia delante y hacia el exterior de una ladera, de una masa del suelo o roca alrededor
de un eje situado por debajo de su centro de gravedad. Las fuerzas desestabilizadoras son la gravedad
y las fuerzas ejercidas por el terreno adyacente o por fluidos en las grietas. Dentro del mecanismo de
vuelco se distinguen dos procesos
b. Vuelcos por flexión
Tiene lugar cuando las discontinuidades del macizo forman columnas semicontinuas en voladizo, con la
posibilidad de flexionarse hacia adelante por descarga hasta romperse por flexión.
c. Desplomes
Se produce en bordes de acantilados rocosos o de materiales areno-arcillosos compactados, donde la
masa movida cae inicialmente con un movimiento de giro apoyado en la base inferior y posteriormente
un movimiento vertical de colapso, al deshacerse el apoyo de dicha zona.

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3.2.2.3 Desplazamiento en masa.


a. Deslizamientos
Son movimientos ladera abajo de masas de
suelo o roca sobre una o varias superficies de
rotura, o zonas relativamente delgadas con
intensa deformación de corte, en los que se
preserva a grandes rasgos la forma de masa
desplazada.
Las superficies pueden coincidir con planos
Figura 3.8 Deslizamiento rotacional. Tomado de Manual de estructurales (deslizamientos traslacionales de
Ingeniería de Taludes, pag 18 rocas o de capas delgadas de suelo), o son
inducidas (deslizamientos rotacionales en
suelos y/o materiales intermedios).
Dentro de este mecanismo se distinguen los deslizamientos rotacionales y los traslacionales.
Deslizamientos rotacionales
El terreno en movimiento experimenta un giro a lo largo de una superficie de rotura curvilínea y cóncava,
y según un eje situado por encima del centro de gravedad de la masa deslizada.
El material de cabecera queda con una
inclinación contra ladera, generando
depresiones donde se acumula el agua e
induciendo nuevas reactivaciones. En el pie,
por el contrario, se presentan
abombamientos o levantamientos del
material con una superficie convexa.
Este tipo de deslizamientos suele producirse
en suelos cohesivos homogéneos y en
macizos intensamente diaclasados. En Figura 3.9 Deslizamiento traslacional. Tomado de Manual de
Ingeniería de Taludes, pag 18
materiales arcillosos y, sobretodo, si hay
presencia de agua, la parte baja deslizante
puede evolucionar hacia un deslizamiento de tierras.
Deslizamientos traslacionales
Las masas se desplazan a lo largo de una superficie de rotura plana u ondulada, pudiendo deslizar
posteriormente sobre la superficie del terreno original y proseguir si la inclinación es suficientemente
fuerte. Los componentes de la masa desplazada se mueven inicialmente con la misma velocidad y
trayectorias paralelas, pudiendo fragmentarse o disgregarse si posteriormente aumenta su velocidad,
derivando en un flujo más que en deslizamiento.
Cuando los bloques de suelo o roca se deslizan sobre una superficie única se suele hablar de
deslizamientos planos y cuando la superficie de rotura está formada por dos planos que obligan a la
masa de roca desplazarse según la línea de intersección se habla de deslizamiento en cuña.
Las masas rocosas que se desplazan sobre materiales más plásticos en los que se hunden por extrusión
de estos y con movimientos muy lentos ladera abajo, se dice que lo hacen por desplazamientos
concordantes. Cuando los mismos bloques se trasladan sobre una superficie donde el buzamiento de los
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estratos no coincide con el de la ladera, el hundimiento es escaso o inexistente y las laderas tienen
mayor pendiente, denominándose entonces deslizamientos discordantes.
Los deslizamientos en los que la masa desplazada se trocea en su movimiento y resulta una acumulación
caótica de bloques se denomina corrimiento y cuando la rotura por cizalla se produce en suelos no
cohesivos con partículas gruesas se llama
deslizamiento de derrubios.
b. Reptamientos.
Movimiento de tipo viscoso sumamente lento
(unos pocos centímetros por año), asociado a
una deformación continua de terrenos no
consolidados o relativamente sueltos, sin rotura
o falla del mismo a lo largo de superficies de
corte. Afecta principalmente a los depósitos y a
los suelos residuales, pero puede presentarse
también en rocas.
Figura 3.10 Propagación lateral. Tomado de Manual de
En el caso de suelos, abarca generalmente Ingeniería de Taludes, pag 21

grandes extensiones y es difícil de controlar; se


asocia con zonas deforestadas o intervenidas de manera inadecuada. Frecuentemente presenta
terracetas debidas a pisadas del ganado, lo cual favorece posteriormente otros procesos.
c. Propagación lateral.
El caso más común corresponde al desplazamiento horizontal de masas duras por flujo plástico o
licuación del material subyacente más blando.
d. Escurrimiento.
Se designa de esta manera al colapso o derrumbe de masas secas o húmedas expuestas en excavaciones
viales o semejantes, que se desplazan de manera viscosa, por lo general poco tiempo después del corte.
e. Subsidencia.
Aunque no se trata de un movimiento que afecte la cara libre de un talud o ladera, es más común de lo
que parece. Se trata de desplazamientos verticales del terreno, asociados a remoción o consolidación
del material subyacente, por causas diversas.

3.2.3 Transporte en masa


Son movimientos especialmente continuos en los que las
superficies de cizalla tienen vida corta, se encuentran muy
próximas y generalmente no se conservan. Se identifican
varias clases.
a. Flujos.
Se trata de movimientos de tipo viscoso, la mayoría de los
cuales involucra mezclas de agua y materiales sueltos, los
cuales se desplazan lenta o rápidamente a lo largo de
canales o depresiones naturales o artificiales generalmente
Figura 3.11 Flujo de tierra. Tomado de Manual de
angostas, provocando distintos tipos y grados de
Ingeniería de Taludes, pag 23

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devastación. Los materiales pueden avanzar desde algunos metros hasta varios cientos de metros.
Pueden ser:
Flujos de detritos.
Afectan fragmentos de roca de diferente tamaño embebidos en matriz fina, que se movilizan en forma
rápida a muy rápida, dependiendo de la
pendiente del terreno y del contenido de
humedad.
Flujos de tierras.
Involucran materiales predominantemente finos,
y por su carácter más viscoso, son más lentos que
los anteriores.
Estos procesos presentan por lo general tres
rasgos característicos morfológicos: una zona de
alimentación en la parte superior,
correspondiente a la zona denudada que aporta
la mayor parte de los materiales desplazados,
como consecuencia de desprendimientos u otros
movimientos; el canal, correspondiente a la zona
deprimida a lo largo de la cual se desplaza el Figura 3.12 Avalancha. Tomado de Manual de
material y el cono de deyección. El canal y el cono Ingeniería de Taludes.
pueden estar separados por un cuello angosto. A
lo largo de las carreteras es común encontrar estas expresiones, algunas de las cuales se asemejan
mucho a un reloj de arena. Los flujos de tierras pueden convertirse en flujos de lodos, por mayor
contenido de humedad, movimientos estos últimos extremadamente rápidos.
b. Avalanchas de rocas y detritos.
Enormes volúmenes de rocas y detritos se desplazan con extraordinaria rapidez a lo largo de
hondonadas, aprovechando en parte los cauces naturales.
La expresión morfológica de estos procesos es similar a la descrita para los flujos de detritos y tierras.
Según se ha investigado, la enorme velocidad (250 km/h y más) y el gran volumen de material
desplazado se atribuye a la fluidificación de las masas involucradas en estos procesos, debido a bolsas
de aire que quedan atrapadas entre los fragmentos, favoreciendo una acción de dispersión de las
partículas más finas entre los bloques mayores, y provocando un mecanismo de flotación o empuje de
los materiales, que reduce la presión efectiva ejercida por los granos y proporciona al mismo tiempo un
colchón de aire hacia la base de la zona en movimiento.

Tabla 3.3. Clasificación de los movimientos en masa

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CLASIFICACION DE MOVIMIENTOS EN MASA

Rocas y sus productos de alteración Depósitos y acumulaciones


ORIGEN Y
Roca de Suelo de
CLASIFICACION Material intermedio de Ingeniería
Ingeniería Ingeniería
DEL MATERIAL
Roca Roca Roca Depósito
´IN SITU´ Suelo Depósito matriz-
dura blanda triturad Saprolito fragmento-
PROCESO residual soportado
masiva masiva a soportado

DESPLAZAMIENTO EN MASA 1

REPTAMIENTO En roca En suelo En talus En suelo


DESLIZAMIENTO Traslacional
Rt./Tr. Tr/Rt Rotacional/Traslacional
[Bloques, cuñas]
PROPAGACION LATERAL En roca En suelo
DESPRENDIMIENTO Volcamiento, caída, saltamiento, rodamiento
ESCURRIMIENTO Derrumbes o Colapsos
SUBSIDENCIA Hundimientos asociados a excavaciones subterráneas o descenso del nivel freático.

TRANSPORTE EN MASA 2

FLUJO De Detritos o de Lodos Detritos, lodos o Tierras


AVALANCHA De Rocas De Rocas o Detritos De Detritos
Material (Varnes) Rocas Rocas y Detritos Detritos y Tierras
J. Montero, 1991.
1. Su comportamiento obedece esencialmente las leyes mecánicas de sólidos
2. Su comportamiento obedece esencialmente las leyes de la hidráulica y la mecánica de fluidos; transición entre la erosión hídrica
y los desplazamientos en masa.

3.2.4 FACTORES Y CAUSAS DE LOS MOVIMIENTOS EN MASA.

La estabilidad de los taludes y laderas es gobernada por un conjunto de variables topográficas,


geológicas, ambientales y antrópicas que determinan la posibilidad de los materiales a movilizarse. En
realidad la mayoría de los procesos de inestabilidad se presentan tan pronto como las fuerzas
desestabilizantes superan la resistencia de los materiales a desplazarse o ser arrastrados por corrientes.
En los procesos de inestabilidad intervienen tres tipos de factores:
a. Factores inherentes.
Relacionados con la composición de los materiales involucrados, la condición de los mismos, las
estructuras geológicas y el patrón de flujo de agua. Representan los factores de estado original y
constituyen la causa real de la inestabilidad, es decir, la real posibilidad de que puedan presentarse este
tipo de procesos. (Tabla 3.4).
b. Factores externos de tipo natural.

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Entre los cuales sobresalen los relativos a los cambios en la condición de los materiales, la influencia
directa o indirecta de la lluvia, la humedad del suelo, la actividad sísmica asociada al reactivación de
fallas geológicas y la actividad de los volcanes. (Tabla 3.5).
c. Factores externos de tipo antrópico.
Debido a la intervención del hombre por acciones tales como: la deforestación y el deficiente manejo
del suelo, las sobrecargas, y el inadecuado manejo de las aguas en vertimientos y drenajes. (Tabla 3.6).
Los factores inherentes se expresan morfológicamente en unidades de terreno con diferente
susceptibilidad a fallar o desplazarse y los deslizamientos y otros procesos de inestabilidad, son el
resultado de la interacción entre estos factores y los factores externos. Estos últimos actúan como
“detonantes”, es decir, como factores determinantes de la inestabilidad, activando o reactivando los
procesos.
Vale la pena comentar que la mayor parte de los problemas de inestabilidad del terreno, son “detonados”
por factores antrópicos, los únicos sobre los cuales es posible ejercer algún tipo de control.
1. d. Tratamiento.
En la Tabla 3.5 se presentan algunos métodos para prevenir y tratar deslizamientos, teniendo en cuenta
si estos se deben a causas naturales o artificiales, y según los tipos de materiales afectados, con base
en la experiencia Japonesa. (Manual for Slope Protetion, JAPAN ROAD ASSOCIATION, 1984). En esa
tabla, (1) corresponde a los métodos más frecuentemente usados, (2) métodos de uso frecuente y (3)
los menos usados.

Tabla 3.4 Factores y causas de la inestabilidad del terreno.

FACTORES DE ESTADO ORIGINAL O CONDICION INICIAL


CONSTITUYEN LA CAUSA REAL DE LA INESTABILIDAD Y SON INMODIFICABLES POR
NATURALEZA
Factores relacionados con la composición y fábrica textural
La presencia de los siguientes materiales determina una baja resistencia inicial:
- Lutitas blandas y desleibles como arcillolita, shale arcilloso, shale lodoso y limolita laminada.
- Areniscas y conglomerados poco litificados o pobremente cementados, generalmente de edad terciaria.
- Tobas poco soldadas, margas con abundante arcilla o rocas en general con abundante mica.
- Rocas metamórficas con abundantes finos como pizarras, filitas y esquistos.
- Shales y limolitas laminadas.
- Arcillas normalmente consolidadas, loes, materiales orgánicos, suelos volcánicos o arenas sueltas,
intercalados con materiales más estables o como materiales predominantes.
- Acumulaciones coluviales o de talud; varios depósitos de carácter torrencial de origen coluvial glacial o
glaciofluvial, especialmente cuando conforman acumulaciones gruesas expuestas en laderas de fuerte
inclinación.
- Rocas y minerales solubles como caliza, dolomita, sal o yeso, en capas o masas.
Factores relacionados con el estado de alteración o degradación mecánica
- Rocas y materiales volcánicos descompuestos en general que inducen la presencia de suelos lateríticos o
saprolitos ricos en caolinita, haloisitica, gibsita o alofana, minerales éstos, erodables y débiles.
- La presencia de otros minerales de alteración: desleibles y fisiles como clorita, sericita, vermiculita y talco;
blandos y expansibles como la montmorillonita; solubles como yeso, calcita y dolomita; en masa o como
rellenos de diaclasas. En este último caso, cuando no se presenta contacto entre éstas o éste es parcial, su
influencia es más significativa inducen también inestabilidad los revestimientos externos de óxido de
manganeso en las paredes de las diaclasas o fracturas.

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- Minerales asociados a metamorfismo dinámico como: cataclasita, milonita y filonita; o rasgos de esfuerzos
como superficies pulidas, harina de falla, inducen muy baja resistencia y direccionan las propiedades
mecánicas.
Factores relacionados con la actitud estructural
- Discontinuidades estructurales (diaclasas, estratificación, foliación, laminación) desfavorables orientadas en
macizos de roca dura o en saprolitos.
- Alternancia de capas permeables-impermeables (confinan y direccionan el flujo); capas rígidas-plásticas,
(favorece extrusión, flujo plástico o el mecanismo de propagación lateral en capas horizontales).
- Actitud estructural regional que favorece la acumulación de agua
Cambios en el estado inicial de Esfuerzos
- Cualquier unidad geomórfica constituye un estado transitorio en la evolución del relieve, el cual es modificado
constantemente por la acción de los procesos geológicos asociados al clima y a la actividad volcánica y sismo-
tectónica, y como consecuencia de la actividad antrópica, correspondientemente el estado de esfuerzo
asociado
- estado inicial para un instante particular en la evolución de la unidad geomórfica cambia constantemente bajo
la influencia de esos procesos y acciones.

Tabla 3.5 Factores y causas de la inestabilidad del terreno

II - FACTORES MODIFICADORES NATURALES


DISMINUYEN EL FACTOR DE SEGURIDAD Y PUEDEN SER DETONANTES O CONTRIBUYENTES
REDUCEN RESISTENCIA [RR], INCREMENTAN ESFUERZOS [IE] O
PRODUCEN UN EFECTO COMBINADO O COMPLEJO [EC]
Factores relacionados con la composición de los materiales geológicos
[IE]- Las arcillas sobreconsolidadas y los shales expuestos en excavaciones, liberan altos
esfuerzos residuales [energía de deformación recuperable], lo cual conduce a un mecanismo
de “falla progresiva”.
[IE]- La presencia de arcillas expansivas o el progreso de la descomposición dan lugar a cambios
volumétricos que incrementan los esfuerzos internos o favorecen la fisuración y
debilitamiento.
Factores relacionados con la degradabilidad de los materiales geológicos
[RR]- El incremento en el grado de descomposición de las rocas el cual afecta más a las rocas
ígneas y metamórficas básica (ricas en minerales ferro-magnesianos), en ambientes
tropicales húmedos.
[RR]- El desleimiento de lutitas en ambientes húmedos.
Factores relacionados con las estructuras geológicas
[IE]- Capas con inclinación muy fuerte hacia el interior de las laderas se deforman por efecto de
la gravedad favoreciendo mecanismos de reptamiento y/o volcamiento flexional.
[IE]- Basculamiento regional que incrementa el ángulo de inclinación de las laderas (muy largo
plazo)
[IE]- En las paredes de los valles abruptos se originan diaclasas de relajación, debidas a alivio
por descarga, como consecuencia de la erosión.
Factores relacionados con el ambiente climático-sísmico-tectónico y volcánico
[EC]- Múltiples factores debidos a la precipitación y flujo de agua y cambios: de temperatura, el
flujo superficial y sub-superficial de agua y los cambios de temperatura, contribuyen a la
inestabilidad por: erosión superficial o interna [tubificación] (RR); expansión-contracción
térmica asociada al reptamiento estacional (IE); sub-presión o presión de poros negativa
(RR); incremento en presión hidrostática (IE); ablandamiento (RR); incremento en la
descomposición de las rocas y del desleimiento de las lutitas (RR); cambios volumétricos
que conllevan la fisuración y el agrietamiento de las lutitas y otras rocas arcillosas (RR);
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saturación y colapso estructural (RR); disolución y erosión interna que favorece la formación
de cavernas [subsidencias y colapsos] o pérdidas de cohesión debida a las fuerzas de
filtración (RR).
[EC]- Las cargas dinámicas debidas a terremotos, incrementan los esfuerzos de corte actuantes,
debido a la aceleración horizontal provocada, detonando muchos deslizamientos; o reducen
la resistencia al corte por disminución en la relación de vacíos de algunos suelos, lo cual
conlleva excesos de presión de poros, favoreciendo en este caso la licuación. Además de
que las erupciones volcánicas constituyen en si mismas fenómenos catastróficos, muchos
flujos, avalanchas y deslizamientos de efectos devastadores, ocurren a causa del
derretimiento del hielo y nieve en los conos volcánicos.

Tabla 3.6 Factores y causas de la inestabilidad del terreno

III- FACTORES MODIFICADORES DE ORDEN ANTRÓPICO


El hombre a través de diferentes actividades no controladas, induce mecanismos detonantes o
contribuyentes de inestabilidad como los que se mencionan a continuación:
Por apilamiento de escombros de residuos industriales u otros materiales de
desecho; botaderos de explanaciones o derrumbes; construcción de
[IE] Sobrecargas: estructuras en la parte superior de las laderas o taludes vulnerables o
rellenos de cualquier índole en terrenos pendientes.
[IE] Eliminación Por excavaciones superficiales en la base de las laderas pendientes o sub-
de Soporte: superficiales (minería, vías, etc) sin suficiente cobertura lateral o superior.

Obstrucción o desvío de cauces naturales, fuga de agua desde conductos


(túneles, canales), descenso brusco del nivel freático (excavaciones),
fluctuaciones en los niveles de los embalses u otros reservorios, bloque de
manantiales por escombros u otras causas, carencia en zanjas de
coronación (vías) bloqueo de cauces (rellenos sin obras de cruce o
[EC] Manejo del
deficiente), obstrucción de cauces (botaderos), canalizaciones de cursos de
Drenaje:
agua hidráulicamente descompensados; puentes o alcantarillados con
insuficiente sección para el paso de carga sólida; prácticas de riego por
gravedad o disposición incorrecta de sobrantes de agua (lavaderos de café,
industrias, otras); carencia o deficiente servicio del alcantarillado de zonas
urbanas.
[IE] Sobrecargas Por vibración fuerte de equipos, voladuras no controladas, paso del tráfico
Dinámicas: pesado u otras causas, en sitios vulnerables.
Deforestación, plantación de cultivos limpios, plantación de cultivos
[EC] Coberturas permanentes que agotan el suelo, surcos para siembras en la dirección de
Vegetales: la pendiente natural, limpias o deshierbas inapropiadas, quemas e incendios
forestales, etc.
[EC] Pastoreo: Excesivo número de animales o pastoreo en laderas pendientes.

[IE] Incrementan esfuerzos, [EC] efecto combinado o complejo.

Tabla 3.7 Medidas para el tratamiento de deslizamientos

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Medidas
Causa Principal Tipos de Deslizamiento
A B C D E F G H I J
 Infiltración  En roca 2 3 1 3 1 2 2 1 1 2
 Ascenso N.F.  En saprolito 1 3 1 3 1 2 2 1 1 2
Natural 1 2 1 3 2 1 1 2 2 3
 Erosión por corriente  En coluvión arcilloso
en la base.  En suelo fino 1 1 2 2 3 1 1 3 3 3
 En roca 3 3 2 3 1 1 2 1 2 2
 Corte  En saprolito 3 3 2 3 1 1 2 1 2 2
Artificial 2 2 2 3 1 1 2 1 2 3
 En coluvión arcilloso
 En suelo fino 1 1 2 3 3 1 2 2 3 3
 En coluvión arcilloso 3 3 2 3 3 1 2 1 1 2
 Relleno 3 3 3 3 3 1 2 2 2 3
 En suelo fino

Símbolos
A Drenaje superficial: red integrada de canales y bajantes que se ajusten al caudal por manejar y a las condiciones topográficas.
B Sub-drenaje: sistemas para recolectar y conducir aguas sub- superficiales, como drenajes en “espinazo de pescado” que se
instalan en laderas húmedas con escurrimiento sub-superficial de aguas o con empozamientos, o zanjas filtro en la corona o
alguna parte del talud de corte.
C Drenaje Profundo: sub-drenes profundos (>4-5-m), drenes horizontales, trincheras filtrantes, pozos o galerías de drenaje o la
combinación de estas medidas, para abatir el nivel freático: previamente debe establecerse muy claramente las condiciones de
flujo de agua en el terreno.
D Cortinas Impermeables: para cortar y desviar el flujo de agua, evitando su acceso a zonas inestables; deben tenerse muy
claramente establecidas las condiciones de flujo, dado que estas medidas son costosas, y podrían resultar inefectivas o aún
contraproducentes.
E Remoción de carga activa, escalas o terrazas + protección requerida. Antes debe establecerse muy claramente la distribución
de las masas involucradas en el deslizamiento y sopesar la contribución de la medida en el incremento del factor de seguridad.
La remoción de carga activa ha mostrado ser efectiva en el caso de deslizamientos rotacionales simples, y debe llevarse a cabo
en épocas secas. Se remueve material del tercio superior del talud, en la porción de éste donde la superficie de falla es más
inclinada. En algunos casos se justifica remover toda la masa inestable. Se debe acompañar el descargue con medidas apropiadas
de protección dentro de la zona tratada.
F Colocación de contrapeso en la pata (puede incluir contención): Es recomendable para controlar cualquier tipo de
deslizamiento (rotacional simple o compuesto, translacional etc.) y da mejor resultado entre más suave sea la superficie de falla.
Generalmente es necesario acompañar esta medida con subdrenaje, para evitar los efectos de sub-presión que se pueden
originar al sobrecargar el terreno húmedo y blando que generalmente conforma la pata e un deslizamiento.
Las medidas adicionales pueden consistir en obras de contención en la pata, obras de defensa contra socavamiento de corrientes
u otras medidas que se requieran según el caso, incluyendo la protección de las áreas expuestas.
G Estructuras para el manejo de aguas encauzadas: pueden consistir en diques de disipación de energía y encauzamiento, obras
de protección de orillas u otras semejantes.
H Pilotes de concreto o acero prefabricados: Son efectivos solo en el caso de deslizamientos de masas delgadas (4-5m) y masas
poco activas; sería preferible considerarlos como medidas de tipo preventivo.
I Cortinas de Pilotes o pilares: vinculados con una viga cabezal, empotrados en roca firme, y sostenidos desde su parte superior
por tendones de anclaje.
J Anclajes: generalmente como parte de alguna estructura, como en las cortinas de pilotes, las cortinas corridas (vinculados co n
vigas individuales que se pueden instalar en forma descendente para no exponer excavaciones profundas en sitios inestables),
o los muros anclados.
1, 2, 3 Orden de prioridad en la selección del tipo de tratamiento.
Con base en Manual for Slope Proteccion, Japan Road As. (1984)

3.2.5 FACTORES DE EROSIÓN HÍDRICA Y SU CONTROL.

Al clasificar y describir los procesos de erosión hídrica, se sugirieron o pueden intuirse algunas medidas
de prevención y control de la erosión, medidas que de todas maneras se tratan con mayor profundidad
en el capítulo de coberturas vegetales.
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En esta parte se mencionan y analizan brevemente los factores a tener en cuenta para la prevención y
tratamiento de este tipo de problemas.
3.2.5.1 Erosión hídrica.
La erosión por hídrica es favorecida por varios factores naturales y antrópicos.
a. Factores naturales.
Se consideran cuatro factores básicos naturales: la vegetación, el clima, el tipo de suelo y la morfología
del terreno, cada uno de los cuales se debe valorar, con el fin de estimar o predecir los efectos
inmediatos, así como la pérdida de suelo y el fenómeno consiguiente de sedimentación.
La Vegetación
La cobertura vegetal, juega un papel excepcionalmente importante en el control de erosión hídrica,
principalmente en la zona tropical húmeda. En el trópico el follaje denso brindado por los árboles, los
arbustos y las plantas herbáceas, forman un manto natural que abriga y protege el suelo de la acción
de la erosión hídrica acelerada. La deforestación y muchas prácticas incontroladas relacionadas con el
uso y manejo del suelo, dan lugar por lo general a procesos más severos de erosión hídrica.
Con base en Gray y Leiser (op.cit) el efecto de la vegetación herbácea y en menor extensión el de la
vegetación arbustiva en el control de la erosión hídrica incluye:
 Intercepción de las gotas de lluvia. El follaje y la hojarasca depositada en el suelo disipan la energía
cinética de las gotas de lluvia, previenen la compactación del suelo preservando su capacidad de
infiltración y fraccionan los caudales que acceden al suelo.
 Barrera. El sistema radical superficial, predominantemente fibroso, amarra y retiene las partículas de
suelo, en tanto que el agua infiltrada en las acumulaciones de la hojarasca arrastra los sedimentos
finos, evitando que éstos sean trasportados por escorrentía.
 Retardo. La hojarasca acumulada en laderas incrementan la rugosidad del terreno, con la
consiguiente disminución de la velocidad de las aguas de escorrentía.
 Infiltración. Las raíces finas y los residuos de plantas conservan la porosidad y permeabilidad del
suelo.
 Transpiración. La extracción de la humedad del suelo por la actividad fisiológica de la vegetación
retarda el estado de saturación y el escurrimiento.
En conjunto la cobertura de árboles, arbustos y plantas herbáceas constituyen un sistema estratificado
que protege y fija el suelo, evitando su pérdida por la acción de la erosión.

Clima y Erosividad.
Gray y Leiser (op. cit.), proponen la intensidad y duración de la precipitación como los factores climáticos
más importantes a tener en cuenta.
Aun las regiones áridas reciben un poco de lluvia durante el año; pero más que la cantidad anual de
precipitación, es importante tener en cuenta, si el total de la precipitación anual se concentra en unos
pocos aguaceros intensos, condición en la cual la precipitación causa erosión severa, lo que no ocurriría
si la misma cantidad de agua cae en forma más continua durante el año.

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Tabla 3.8 Clasificación de erodabilidad de suelo según USCS

Suelos de grano fino > 50% pasa Suelos de grano grueso > 50% retenido tamiz # 200
tamiz # 200
Limos y arcillas Arenas Gravas
>50% Fracción gruesa
LL >50% LL<50% >50% Fracción gruesa retenida en el tamiz #4
pasa tamiz #4
ML Limos inorgánicos y
Arenas muy finas,
1 Polvo de roca, Arena
fina limosa o arcilla
de baja plasticidad
SM Arenas limosas
> mezclas de arena y
limo mal gradadas.
2 Arenas arcillosas y
mezclas mal
SC> gradadas de
arenas y arcillas.
MH> Limos OL> limos orgánicos y
inorgánicos arcillas limosas
Suelos limosos o orgánicas de baja
3 arenosos finos plasticidad
con mica o con
diatomeas
Limos plásticos.
CL> Arcillas inorgánicas
con plasticidad baja a
media; arcillas
4 mezcladas con otras
fracciones y arcillas
magras.
CH> Arcillas
inorgánicas de
5 alta plasticidad y
arcillas grasas
GM> Gravas limosas, mezclas mal gradadas de
grava , arena y limo
GP> Gravas mal gradadas, mezclas de arena y
6 grava con pocos finos o sin ellos.
GW Gravas bien gradadas, mezclas de grava y
arena con pocos finos o sin ellos

Al analizar el ciclo hidrológico, se encuentra que la mayor parte del agua de precipitación retorna a la
atmosfera por evaporación y transpiración. Otra parte es retenida por el suelo o en el follaje de árboles
que la interceptan, otra se infiltra y escurre una mínima parte en forma de aguas de escorrentía o sub-
superficial, involucrándose a los procesos erosivos. Pero esta última fracción puede incrementarse
considerablemente, si dominan suelos poco permeables, si la cobertura vegetal es escasa, o las lluvias
se concentran en unas pocas horas.
La mayor parte de las investigaciones relacionadas con las lluvias como detonantes de la erosión y los
movimientos en masa, destacan la importancia de dos factores: el efecto de la precipitación aislada y el
de la precipitación acumulada.
En nuestro país se ha observado que precipitaciones con intensidades superiores a 50 mm/h o 250
mm/día han provocado daños cuantiosos y dolorosas calamidades por la ocurrencia de avalanchas y
descargas torrenciales muy agresivas. (Montero, 1993)
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Erodabilidad
Se conoce como "erodabilidad", la susceptibilidad del suelo a los procesos erosivos. A este respecto se
presenta una clasificación, basada en la clasificación Unificada de Suelos USC, la cual se incluye en la
Tabla 3.8.
Los suelos presentados en esta tabla pueden agruparse en 6 categorías de erodabilidad, considerándose
los de las categorías 1, 2 y 3, mucho más sensibles que los de las 3 categorías restantes.
Gray and Leiser (op. cit.) consideran que la erodabilidad decrece, con el incremento en el contenido de
arcilla y de materia orgánica, así como con valores bajos en la relación de vacíos y altos contenidos de
humedad natural. Por otro lado se incrementa, con el aumento en la relación de absorción de sodio y el
decrecimiento en la resistencia iónica del agua.

b. Factores Antrópicos.

El problema general de la erosión acelerada.


Según se comentó atrás, diferentes actividades y prácticas llevadas a cabo por el hombre aceleran la
tasa de erosión, incrementándose así la severidad de los procesos de erosión que hacen parte del ciclo
geomorfológico.
Como en el caso de los movimientos en masa, estas actividades y prácticas están comprendidas en cinco
tipos de acciones: la deforestación, el manejo inadecuado de suelos de cultivos, el manejo de las aguas
deficiente, el sobre-pastoreo y las obras de ingeniería.
Erosión en proyectos de carreteras.
Las carreteras se alojan en franjas relativamente estrechas dentro de una cuenca hidrográfica, por lo
cual debe tenerse muy en cuenta su relación con el entorno físico, cuando se programan las medidas
destinadas a preservar la estabilidad; en particular el manejo de las aguas y la protección de llos suelos
de las excavaciones.
En el caso particular de los proyectos de carreteras se presenta una serie de actividades y prácticas que
favorecen los procesos de erosión en las diferentes etapas de estos proyectos, y contribuyen de una
manera muy significativa al deterioro de las cuencas hidrográficas, debido principalmente a tres factores:
el deficiente manejo de las aguas, la falta de protección de los taludes y la inadecuada disposición y
manejo de los materiales sobrantes.

A continuación se describen los problemas comunes de erosión en las distintas etapas de un proyecto
vial, y se exponen, de manera general, las medidas de prevención y control.

1. Diseño y Construcción.
En la etapa de construcción de una carretera, se introducen varias de modificaciones en el entorno físico,
las cuales pueden agruparse así:
a) Cambios en la geometría de las laderas y de su morfología, debidos principalmente a las
actividades de excavación y relleno.
127
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b) Cambios en el patrón hidráulico e hidrológico


en los sitios de cruce de corrientes.
c) Diversas prácticas inconvenientes, las cuales
se comentan adelante, pueden
desencadenar o incrementar procesos
erosivos.
El carácter, intensidad y frecuencia de los procesos
erosivos, debido a los cambios y prácticas
referidos, dependen de la interacción de estas
acciones con las características del suelo, las
condiciones del clima y de los cursos de agua.
Estos procesos afectan tanto a la carretera como
su entorno físico, produciendo daños directos e
indirectos variados, para evitarlos debe adoptarse
una serie de medidas tal como se establece a
continuación.

a. Taludes de excavaciones.
Las modificaciones geométricas impuestas por los
cortes, suponen la exposición de áreas
desprovistas de vegetación, la acción del flujo
superficial y sub-superficial de aguas de Figura 3.13 Secado de un talud vertical por déficit
escorrentía, al sol y el viento, y al abatimiento del hídrico y la falta de protección con vegetación por la
nivel freático, o la exposición y posible bloqueo imposibilidad de su arraigo y establecimiento (Carlos
posterior de flujos de agua como consecuencia de E Escobar P)
obstrucción de manantiales por acumulación de
escombros.
Las aguas que escurren sobre las laderas incrementan su velocidad en la corona de los taludes de
corte, y a menos que se disponga oportunamente de zanjas o barreras que las intercepten, conduzcan
y entreguen adecuadamente hacia un sistema de drenaje superficial de la carretera, van a provocar
erosión intensa en la cara del talud, si este está conformado por materiales erodables. La erosión
será más intensa entre mayor sean la longitud y la pendiente del talud.
Se supone que los taludes a proteger son estables, es decir, que no están involucrados en procesos
de movimientos de masa; de otra manera, carecería de sentido su protección. A este respecto es
muy conveniente asegurarse que se presenta tal condición, y en los casos de tratamientos especiales,
establecer procedimientos de instrumentación y observación del comportamiento que permitan
advertir sobre la presencia de fallas de taludes.
No obstante, aún en taludes bien diseñados desde el punto de vista de su estabilidad respecto de
procesos de falla, la intervención sobre el flujo sub-superficial produce como efecto inmediato
procesos de escurrimientos y deslaves de suelos, los cuales pueden reactivarse en cada período
invernal.
A más largo plazo y debido al abatimiento del nivel freático, el talud superior se seca y agrieta,
produciéndose desprendimientos, pequeños deslizamientos y flujos, que van creando una ligera
concavidad en la parte alta del talud de corte, la cual remata en un pequeño escarpe.

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La conformación de taludes que rematen con un contorno redondeado y medidas de establecimiento


de vegetación, acompañadas de prácticas de manejo de arvenses en la zona superior adyacente a
los cortes, pueden controlar o reducir sustancialmente los problemas de agrietamiento e inestabilidad
de suelos en la parte superior de los taludes de corte, originados por la deshidratación del suelo
inducida por el abatimiento del nivel freático y la acción de los vientos y las temperaturas altas que
inciden en el suelo.
Con respecto a la protección de los taludes se consideran las siguientes actividades y/o prácticas:
Sembrar vegetación de arbustos y arvenses para proteger y reforzar el suelo, prevenir el impacto de
la lluvia, controlar la infiltración y retardar la escorrentía. Sembrar árboles y arbustos en el pie de
algunos taludes para incorporar refuerzo mecánico especial.
La selección de las especies y las prácticas vegetativas que se adopten, deberán estar precedidas de
cuidadosos estudios sobre las especies nativas o adaptables y la realización de prácticas
demostrativas, cuyo seguimiento permite optimizar este tipo de medidas.

b. Taludes de terraplenes.
Los suelos de la cara de los terraplenes quedan expuestos a la erosión por lo cual se hace necesario
protegerlos con coberturas vegetales de arbustos y arvenses o mediante el establecimiento de pastos
que son especies vegetales de rápido crecimiento y cubrimiento del suelo.
Adopción de medidas complementarias como la instalación de canales, para la conservación de las
pendientes y de las áreas planas con suelos expuestos.

c. Cruces de corrientes.
Se considera el ponteo de cauces torrenciales en procesos de socavación de fondo, en zonas
montañosas y el cruce de cauces mayores o su alineamiento cerca de la vía.
En el primer caso es muchas veces necesario construir diques de consolidación que permiten la
fijación de los sedimentos, la corrección torrencial y las condiciones para el arraigo de la vegetación
riparia. En otros casos los muros de encauzamiento y las protecciones de orilla son soluciones
adecuadas para prevenir un proceso de erosión lateral y de fondo.
En el caso de corrientes mayores, el cauce debe ser razonablemente estable en los sitios de ponteo.
Pese a ello, debe prevenirse el socavamiento lateral y de fondo que pueda afectar la vía o las
estructuras fundadas en el lecho o sus orillas.
Tanto en el caso de los cauces torrenciales como en los cauces mayores, la protección de sus orillas
se debe complementar con el establecimiento de barreras vivas de cañas y árboles, combinadas con
otras prácticas de establecimiento de vegetación.

d. Mantenimiento
Los taludes protegidos durante la construcción van a sufrir deterioro después de algunos años. En
algunos casos se presentarán fallas de taludes, lo cual requiere la programación y ejecución de obras
de reconstrucción y recuperación.
Las medidas de mantenimiento pueden consistir en:
Adecuadas prácticas de poda y manejos silviculturales de la vegetación.
Reposición de coberturas.
Aplicación de fertilizantes.
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Reposición de estructuras deterioradas.


Si la instrumentación revela signos de deformación o falla, debe establecerse el grado de peligro y
hacer los correctivos necesarios a nivel de las estructuras.
En el caso de fallas mayores éstas deben controlarse previamente a la nueva protección de los
taludes.
Inspección periódica del estado de las obras de corrección torrencial, protección de orillas y protección
de fundaciones es de vital importancia dentro de los programas de prevención de daños a estructuras
y vías.

e. Prácticas y acciones que inducen erosión.


Ya se mencionó como durante la construcción de carreteras se llevan a cabo algunas prácticas
inconvenientes que desencadenan procesos erosivos. Se mencionan a continuación algunas de estas
prácticas y otras acciones que frecuentemente motivan este tipo de problemas, las cuales se sugiere
tener en cuenta dentro de las tareas preventivas que se programan para reducir los problemas de
inestabilidad.
Disposición desordenada de sobrantes que se arrojan lateralmente en las explanaciones; estos
escombros arrasan por lo general la vegetación y la cobertura orgánica, obstruyen los drenajes
naturales y quedan expuestos a proceso erosivos o desplazamientos.
Carencia de zanjas de coronación en los taludes de corte y de obras de entrega en las alcantarillas.
Apilamiento de escombros de derrumbes en las bermas, los cuales se erosionan produciendo
obstrucción y contaminación de fuentes de agua, y ocasionan otros daños.
Desaprovechamiento de la capa orgánica y del material vegetal en los desmontes y explanaciones,
materiales que deben reutilizarse para proteger los taludes.
Obstrucción de cursos de agua con materiales de desecho.
Desvío intencional de cursos de agua en los cruces de corriente, para simplificar la construcción de
obras de cruce.
Drenaje deficiente en caminos industriales o desvíos temporales.
Abandono de canteras sin que previamente se realicen obras mínimas de restauración, principalmente
obras de drenaje y encauzamiento de aguas.

3.3 INVESTIGACIÓN DE DETALLE.

La investigación de detalle es complementaria con la investigación a gran escala. Una investigación


detallada siempre tiene menor extensión en área, pero se realiza con mayor profundidad y detalle,
tendiendo a la comprensión de los fenómenos que influyen en la estabilidad de un talud.
A través de una serie de técnicas de investigación y ensayos se busca definir con precisión los distintos
parámetros que rigen el comportamiento de rocas y suelos. La figura 3.14 presenta un esquema
significativo de la investigación de detalle.
En la actualidad se desarrollan una serie de técnicas que permiten optimizar el uso de los resultados,
originados en las tareas de investigación.

130
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La teoría Geoestadística es una de las herramientas más empleadas. Según G. MATHERON, “La
Geoestadística es la aplicación del formalismo de las funciones aleatorias el reconocimiento y
estimación de fenómenos naturales”.
La gran cantidad de información geológico-geotécnica relativa a la investigación y análisis de la
estabilidad de taludes pone de manifiesto la necesidad de recopilación de datos y su mecanización.

Actualmente el almacenamiento de los datos requiere el uso de sistemas informáticos.


El tratamiento de la información necesita una etapa previa para su adquisición y análisis. Se llega así
a una sistematización de las variables que definen la organización de un banco de datos.

Investigación de
detalle

Problema

Análisis de Proyecto Medidas de


riesgo de diseño corrección

TALUDES
Naturales
Excavados

Figura 3.14. Esquema de una investigación de detalle. (Tomado de


Manual de Ingeniería de Taludes)

3.3.1 Finalidad y alcance de la investigación


Todas las fases de investigación han de desarrollarse para obtener el mejor conocimiento posible de
las características resistentes del terreno. A partir del conocimiento se pueden obtener una serie de
datos que permiten deducir la respuesta del terreno a través del tiempo o ante una obra determinada.
La investigación ha de permitir la discretización del terreno en zonas homogéneas, determinando los
valores de los parámetros característicos que rigen su comportamiento.

3.3.2 Métodos de investigación


Tienen como objetivo inmediato proporcionar la información necesaria para prever el comportamiento
de los materiales que forman el terreno.
Pueden enfocarse a lograr el análisis de estabilidad de taludes naturales, el diseño de cortes nuevos
y de terraplenes, o hacia la elaboración de hipótesis de rotura de un talud, para adecuar las labores
más idóneas en su corrección.
131
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En este apartado se pretenden recoger los métodos y medios de investigación más usuales en la
determinación de los fenómenos de inestabilidad de taludes.

a. Apiques, calicatas y Pozos


Normalmente se realizan en terrenos relativamente fáciles de excavar. Se pueden realizar de forma
manual, mediante maquinaria de excavación (retroexcavadora, etc.) o empleando grandes barrenas.
Sus dimensiones dependen de la amplitud de la información deseada, limitándose su operación por
factores de seguridad u operatividad de la maquinaria empleada.
Permiten una observación in situ del material, así como la toma de muestras inalteradas y medidas.
En el reconocimiento de las calicatas y pozos se ha de registrar en los formatos los detalles suficientes
como la profundidad de los diferentes niveles o capas, la litología y su descripción, la revisión de un
plano de falla, la estructura del material, la toma de muestras, etc. La figura 3.15 presenta la
construcción de un pozo o apique de exploración.

b. Sondeos manuales, mecánicos y penetraciones


Constituyen los métodos más ampliamente utilizados.
Sondeos manuales.
Se realizan con la ayuda de barrenos de cuchara o helicoidales, herramientas que se conectan a un
varillaje de extensión que permite profundizar la exploración. Con el avance de la perforación manual
se toman muestras alteradas, obtenidas en la herramienta de perforación. Se pueden tomar muestras
inalteradas en un muestreador de tubo de pared delgada o tubo shelby, para realizar los ensayos de
suelo en laboratorio.
Sondeos mecánicos
Se realizan mediante sondas montadas sobre
vehículos o de forma autónoma. Generalmente
los sondeos se dividen en dos grupos: percusión
y rotación, según el procedimiento utilizado en la
perforación.
Los sondeos permiten el reconocimiento del
terreno a lo largo de su profundidad –caso de
testificación continua-, la posibilidad de tomar
muestras a diferentes profundidades para
determinar las características del material en
ensayos posteriores e incluso realizar otro tipo de
ensayos en el interior de la perforación.
Penetrómetros
Son aparatos capaces de introducir una punta en
el terreno mediante golpes o por empuje. Su
objeto es medir la resistencia a la penetración a
lo largo de una profundidad deseada. Según la
forma de introducirlos en el terreno se dividen en
dinámicos y estáticos. Existen diversos tipos de Figura 3.15 Construcción de un apique o pozo.
penetrómetros de los que se describen los
utilizados más frecuentemente.
132
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El ensayo de penetración estándar (SPT) constituye el penetrómetro dinámico abierto de uso más
extendido. Se asemeja a una toma muestras de tubo bipartido, pero de diámetro inferior.
La resistencia del suelo a la penetración se mide por el número de golpes, N, necesarios para hincar
el SPT a 30 cm.

c. Métodos geofísicos
Estudian la distribución en profundidad de alguna determinada propiedad físico-química de las capas
del terreno, o de alguna característica relacionada con dichas propiedades.
Son de gran utilidad para la resolución de estructuras geológicas y como ayuda al conocimiento de
las características mecánicas de suelos y rocas.

Geofísica de superficie
Los métodos de geofísica más usuales realizados sobre la superficie del terreno son sísmicos y
eléctricos, sin considerar aquellos métodos de testificación geofísica que se utilizan solo en ocasiones
especiales.
Geofísica sísmica
Se basa en el análisis de la propagación de las ondas elásticas a través del terreno. Estas se pueden
clasificar de la siguiente forma:
- Ondas elásticas internas.
- Ondas elásticas superficiales.

Sísmica de reflexión
Determina los tiempos de llegada de las ondas reflejadas en las superficies de separación de los
medios de diferentes velocidades de propagación.
Geofísica eléctrica
Se basa en el estudio de los campos de potencial eléctrico provocados artificialmente, de cuya
deformación pueden deducirse conclusiones sobre las características geológicas del suelo.
Se utiliza, tanto corriente continua como alterna, preferentemente de frecuencias muy bajas. Esto se
debe a que la profundidad de penetración disminuye rápidamente, a medida que aumenta la
frecuencia.
La principal ventaja de los métodos eléctricos es el costo reducido.
El método se basa en las diferentes propiedades eléctricas de las rocas: resistividad, conductividad,
etc.

d. Ensayos in situ
Tienen como objeto estimar las características mecánicas o hidrogeológicas del terreno. Suelen ser
muy costosos, cuando son a gran escala y tienen un carácter puntual. Con frecuencia la pequeña
porción de terreno a que afectan plantea difíciles problemas de interpretación para extrapolar sus
resultados a la escala real. Sin embargo son los únicos que ofrecen garantías respecto al carácter
inalterado del terreno ensayado.

133
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Medios rocosos
Los macizos rocosos son conjuntos heterogéneos y generalmente discontinuos, lo que implica que la
escala de un experimento determina los resultados del mismo.
Los ensayos que se describen a continuación son los de uso más extendido, debido a que los aparatos
necesarios para su realización son fácilmente transportables.
Martillo Schmidt (Esclerómetro)
Ideado en un principio para estimar la resistencia a compresión simple del hormigón, se ha modificado
convenientemente dando lugar a varios modelos, tipo L, N, P, etc., alguno de los cuales esta
apropiado para estimar la resistencia a compresión simple de la roca.

3.3.3 Descripción geomecánica de medios rocosos


El comportamiento de los macizos rocosos puede
deducirse del análisis de los datos suministrados por
una amplia y costosa campaña de investigación. No
obstante, las características geotécnicas de un macizo
rocoso pueden estimarse con los diferentes tipos de
clasificaciones mecánicas, de gran desarrollo en los
últimos años.
Dichas clasificaciones permiten discretizar una serie
de sectores, dentro de un medio rocoso, que facilite
el diseño de posteriores labores de investigación.
Una completa descripción geomecánica de un macizo
rocoso pretende una estimación de sus características
mecánicas mediante determinados índices de calidad.
Estos métodos empíricos proporcionan una valiosa
información, cuyo valor depende principalmente de la
experiencia y criterio de la persona que los utilice.

a. Clasificaciones geomecánicas
Las clasificaciones geomecánicas de los macizos Figura 3.16. Macizo rocoso que conforma la
rocosos tienen aplicación en el análisis del pared del cauce de la cárcava El Tablazo está
muy alterado, estado que se identifica por su
comportamiento de los taludes. Se basan en la diaclasado, estado de relajación y
cuantificación de determinados parámetros que plegamiento de su estructura. (Carlos E
influyen en la estabilidad de los taludes, obteniéndose Escobar P.)
una serie de índices de calidad. Estos permiten la
aplicación de fórmulas empíricas, que estiman las características resistentes de los macizos rocosos.
Dichos macizos también pueden clasificarse de forma cualitativa, dando una estimación de su
comportamiento.
Tipos de clasificaciones
Las primeras clasificaciones se basaban en descripciones cualitativas, que de forma empírica
establecían diversos comportamientos de los macizos rocosos.
Actualmente los sistemas de clasificación intentan obtener índices cuantitativos de la calidad de la
roca, establecidos en base a una serie de parámetros, que contemplan la resistencia de la roca matriz,
disposición y estado de las discontinuidades y presencia de agua.
134
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Unas clasificaciones se diferencian de otras según el número de parámetros considerados y la


valoración que les asigna cada autor. De todas las clasificaciones existentes se describe a
continuación la de BIENIAWSKI por ser una de las más aplicadas en la práctica y por tener utilización
directa en taludes.
La clasificación geomecánica de BIENIAWSKI, obtiene un índice de calidad denominado “Rock Mass
Rating” (RMR), que depende de:
- La resistencia de la roca matriz
- Las condiciones de diaclasado
- El efecto del agua
- La posición relativa del diaclasado respecto a la excavación.
Para tener en cuenta la incidencia de estos factores se definen una serie de parámetros con
determinados valores, cuya suma proporciona el índice de calidad RMR. Este varía entre 15 y 100.
En función del valor RMR, se clasifican las rocas en cinco categorías diferentes. También proporciona
valores estimativos de la cohesión y ángulo de rozamiento interno del macizo rocoso que pueden ser
útiles especialmente en rocas de mala calidad con roturas de tipo curvo y permite la estimación del
módulo de deformación del macizo, EM, mediante la correlación:

EM (GPa)  1,75 RMR  85


Se describen diez parámetros seleccionados para definir sus características:

1. Orientación (rumbo)
Posición de la discontinuidad en el espacio. Definida por la dirección de buzamiento de la línea
máxima pendiente en el plano de la discontinuidad.
2. Espaciamiento
Distancia perpendicular entre dos discontinuidades adyacentes. Normalmente se refiere al
espaciamiento medio de una familia de discontinuidades.
3. Continuidad
Extensión superficial de una determinada discontinuidad en un plano imaginario que la contenga.
4. Rugosidad
Conjunto de irregularidades de diferentes órdenes de magnitud (asperezas, ondulaciones), que
componen la superficie de las paredes de una discontinuidad.
5. Resistencia de la discontinuidad
Resistencia a la compresión de la superficie de discontinuidad. Puede ser más baja que la resistencia
de la roca matriz a causa de la meteorización de la misma.
6. Apertura
Distancia perpendicular entre las paredes de una discontinuidad.
7. Relleno
Material que separa las paredes de una discontinuidad, normalmente más débil que la roca matriz.

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8. Filtración
Flujo de agua y humedad libre visible en discontinuidades
o en la totalidad de la roca.
9. El número de familias
Comprende el sistema de discontinuidades del medio
rocoso.
10. Tamaño del bloque
Dimensiones del bloque de roca resultante de la mutua
orientación y espaciado de las familias de
discontinuidades.

b. Descripción geotécnica básica.


Constituye una caracterización geomecánica del terreno,
basada en la observación directa del mismo.
Proporciona de forma sistemática y racional la toma de los
datos necesarios y su interpretación, según recomienda
la Sociedad Internacional de Mecánica de Rocas (1980).
Los aspectos que se tienen en cuenta para estimar el
comportamiento geomecánico de un terreno son los Figura 3.17 Alteración de una roca metamórfica.
siguientes: (Carlos E Escobar).

 Nombre de la roca o suelo, con una descripción


geológica somera.
 Características estructurales y mecánicas del macizo rocoso, como son espesor de los estratos
y características de las discontinuidades. En el caso de los suelos, sus características de
deformación y resistencia, así como el espesor de las capas.
 Estado del macizo estudiado. En este caso se estudió el grado de meteorización, presencia
de agua, descripción del entorno, entre otros.
Para su aplicación se efectúa en primer lugar una zonificación del dominio estructural en unidades
geotécnicas, cuyas características sean uniformes o similares.

3.3.4 Ensayos de laboratorio.


Con estos se determinan algunos parámetros que influyen en la estabilidad de los taludes. Resulta
un instrumento necesario para comprender, interpretar y explorar los resultados de los ensayos in
situ.
El éxito de los ensayos mecánicos e hidráulicos de laboratorio depende de la calidad de las muestras
inalteradas que se obtienen en campo.

3.3.4.1 Ensayos en roca.


Se trata de determinar las propiedades geomecánicas de la roca matriz mediante el ensayo de
muestras de roca, talladas de testigos de sondeos o bloques irregulares. Una vez determinadas las
características resistentes de la roca se pueden adoptar los diferentes criterios de rotura, que
permitan controlar las características de respuesta del macizo rocoso, frente a diferentes escenarios.

136
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a) Identificación y estado.
Proporciona el conocimiento de la naturaleza de la roca y su
estado natural aparente. A partir del reconocimiento visual se

pueden establecer zonas representativas de la roca, haciendo
una selección de las mismas para la aplicación de técnicas de
ensayos sofisticados.



Tabla 3.9 Ensayos de identificación y estado. (EPTISA, 1981)

Figura 3.18 Esquema de un ensayo
de compresión simple. (Herrera)

Tipo Observación
Grado de meteorización, discontinuidades, zonas
Reconocimiento visual
de oxidación, entre otros
Naturaleza mineralógica, textura, orientaciones,
Microscopía petrográfica de polarización
entre otros.
Microfisuras, orientaciones preferentes de los
Microscopía eléctrica de Scanning.
cristales, meteorización, entre otros.

b) Alterabilidad.
Con ellos se busca reproducir los posibles procesos de alteración que sufren las rocas, por la meteorización.
c) Resistencia y deformación.
Las características resistentes de las rocas se determinan mediante una serie de ensayos que permiten
determinar el límite máximo de esfuerzos que pueden soportar la roca bajo determinadas condiciones.
- Ensayo de resistencia a la compresión simple. Se comprime una probeta cilíndrica por su eje vertical. La
probeta tiene una relación longitud/diámetro entre 2 y 2,50, el ensayo se puede realizar con o sin
medida de la deformación. Orta variable que influye en el ensayo es l velocidad de carga y las
condiciones de borde de la muestra.

Tabla 3.10 Resistencia de la roca a la compresión simple. (Jiménez Salas, 1975)

Resistencia de la roca c (Kp/cm2)


Muy baja < 50
Baja 50 – 200
Media 200 – 1000
Alta 1000 – 2000
Muy alta > 2000

137
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- Ensayo brasileño. Se ensaya una probeta cilíndrica, cuya altura H puede ser pequeña respecto al
diámetro, (entre 0,5 y 1,0) y se carga a lo largo de dos generatrices opuestas. La resistencia a la
tracción, t, se expresa como.

2P
t  (3.2)
DH
En donde.

P= Carga total de rotura


D= Diámetro de la probeta
H= Altura de la probeta

Ese ensayo es utilizado para clasificar las rocas según la resistencia a la tracción de las mismas. La
tabla 3.11 presenta la resistencia según Fourmaintraux y de Deere & Millar.

Tabla 3.11 Valores de la resistencia por el método brasilero.

FOURMAINTRAUX (1976)
Resistencia t (Kp/cm2)
Muy Alta > 300
Alta 100 – 300
Media 50 – 100
Débil 20 – 50
Muy débil 0 - 20

DEERE & MILLER (1978)


Resistencia t (Kp/cm2) F
Muy débil 0 – 15
Débil 15 – 35
Media 35 - 65
Alta 65 – 100
Muy Alta > 100

- Ensayo de corte directo. Se realiza sobre las superficies


de discontinuidad y su objetivo es determinar los F
parámetros de cohesión y el ángulo de rozamiento
interno. La muestra se ensaya con diferentes esfuerzos
normales, n, y se obtiene el esfuerzo cortante, , en Figura 3.19. Esquema de un ensayo
función del n, para un mismo material. En los ensayos brasilero
sobre las probetas se obtienen los valores de los
esfuerzos cortantes y desplazamientos, máximos y residuales, contra los esfuerzos normales y
de ellos se obtienen los parámetros de la cohesión “c” y ángulo de fricción “".

138
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3.3.4.2 Ensayos en suelo.


Los suelos constituyen un sistema discontinuo con diferentes fases (sólido, líquido, gas). El estudio
de las relaciones de fase, la morfología y el tamaño de las partículas contribuye al conocimiento de
las características mecánicas de los suelos.
Los ensayos sobre muestras inalteradas constituyen el medio más eficaz para conocer las distintas
propiedades de los mismos y evaluar su comportamiento. Los procedimientos usados en los ensayos
se hallan regulados por normas que permiten la homologación de los resultados.
a. Identificación.
De los ensayos de identificación no se obtienen índices que expresan las propiedades mecánicas de
los suelos pero sirven para clasificarlos en grupos de comportamientos semejantes. Estos ensayos se
realizan con frecuencia y su utilidad se presenta en la tabla 3.12. La clasificación más acostumbrada
en la geotecnia es el Sistema Unificado de Clasificación de Suelos (SUCS).
Tabla 3.12. Ensayos de identificación de suelos.

Tipo Finalidad
Basada en el tamaño de partículas, textura, color,
Descripción de la muestra humedad, etc. Es una etapa previa para realizar
otros ensayos.
Basada en técnicas de tamizado y de sedimentación,
proporcionan el porcentaje del tamaño de las
Granulometría
partículas y su distribución en una muestra de
material.
Líquido, Plástico, Retracción.
Límites de Atterberg Marcan las fronteras en los estados sólido,
semisólido, plástico y semilíquido.
Contenido de:
Carbonatos Permite estudiar el grado de rigidización,
erosionabilidad, etc.

Sulfatos Proporciona una estimación de la agresividad del


terreno.

Materia orgánica Permite determinar el origen y la deformabilidad de


un suelo.
Permite determinar propiedades como el volumen
Gravedad específica de los materiales de sólidos, el peso unitario, la relación de vacíos,
entre otros.
Permite determinar los rangos de peso y volumen
Peso unitario
que puede alcanzar el suelo.

b. Composición química y mineralógica


Permiten determinar el tipo de materiales arcillosos, la capacidad de cambio de cationes y estructura
de la partícula, permitiendo la estimación del comportamiento del suelo. Proporcionan información
sobre las características de plasticidad, expansividad, deformabilidad, dispersabilidad, de los suelos.

c. Estado natural.
Se refiere a la densidad y humedad que presenta el suelo in situ.

139
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d. Deformabilidad.
El ensayo más común es el de consolidación unidimensional, donde se aplica una serie de presiones
verticales sobre una muestra confinada en un anillo, impidiendo la deformación en sentido horizontal.
La deformación axial es proporcional a la deformación volumétrica.
El ensayo se realiza con ciclos de carga y descarga, proporcionando el cálculo de los asentamientos
y su evolución en el tiempo. Los resultados de estos ensayos de representan en gráficas deformación
– tiempo, y esfuerzo vertical – deformación.

e. Resistencia.
Los diversos ensayos permiten la posibilidad de solicitar las probetas con diferentes estados de
presión de confinamiento. Esta posibilidad es de gran importancia en la determinación de las
propiedades resistentes de los suelos, conformados por una acumulación de sedimentos, ya que
estos tienden a rigidizarse por efecto de la presión de confinamiento.

- Ensayo de compresión simple. Consiste en someter a una probeta de suelo a una compresión
uniaxial no confinada. Como el ensayo se realiza en forma rápida, se considera un ensayo de
rotura sin drenaje, especialmente en suelos arcillosos. En suelos saturados la cohesión se puede
estimar como la mitad de la resistencia a la compresión simple. La tabla 3.13 presenta una
clasificación de suelos cohesivos atendiendo los valores de resistencia a la compresión simple.

Tabla 3.13. Clasificación de suelos cohesivos a partir de los valores de compresión simple (Terzaghi
y Peck, 1995)

Consistencia del suelo qu (Kp/cm2)


Muy blanda < 0,25
Blanda 0,25 – 0,50
Media 0,50 – 1,00
Firme 1,00 – 2,00
Muy firme 2,00 – 4,00
Dura > 4,00

- Ensayo triaxial. Es la prueba más versátil para determinar las propiedades esfuerzo deformación de
los suelos. En el ensayo se aplica una presión de confinamiento sobre el contorno de la probeta
y un esfuerzo desviador en su eje. En el ensayo clásico se mantiene la presión lateral constante
y se aumenta la presión vertical hasta llegar a la falla. Con el ensayo se pueden obtener los
parámetros de cohesión y ángulo de fricción en términos efectivos (drenado) y totales (No
drenado).

- Ensayo de corte directo. Este ensayo consiste en una caja que permite la falla del suelo por un
plano medio. En cada espécimen se aplica una carga vertical y otra carga tangencial hasta
obtener la falla. Se registran las fuerzas tangenciales y las deformaciones de cada ensayo, y el
cambio de espesor de la muestra (dilatancia). Este ensayo permite determinar la cohesión y el
ángulo de fricción interna del suelo en el plano de rotura, con o sin drenaje.

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Ensayo de veleta. Es un ensayo que permite determinar la resistencia al corte sin drenaje en suelos
limosos y arcillosos. Se emplea in situ. La resistencia al corte se determina a partir del momento de
torsión que se necesita para fallar el terreno a través de las aristas de la veleta.

3.4 El Riesgo
Es mucho más barato prevenir que curar. Veamos en costos la máxima: de la prevención al
desastre hay un orden de diferencia y del desastre a su recuperación hay otro orden; por lo
tanto de la prevención a la recuperación del desastre la diferencia es de dos órdenes:
Riesgo: Posibilidad de afectar significativamente las vidas o bienes a causa de un fenómeno
dañino dentro de un período de tiempo y con una probabilidad determinada.
Amenaza: Evento o fenómeno perjudicial con un cierto nivel de magnitud y alcance espacial,
que tiene una probabilidad de ocurrencia significativa en un período de tiempo dado.
La probabilidad será cualitativa si decimos que es alta o baja, o será cuantitativa si le
señalamos al evento su frecuencia temporal.

La relación entre amenaza y riesgo se establece por medio de la expresión:

Riesgo = Amenaza x Vulnerabilidad

Siendo la vulnerabilidad el factor de riesgo que tiene en cuenta la resistencia o fragilidad de


las personas y de los bienes expuestos. Por lo tanto:

Vulnerabilidad = Exposición/Resistencia
Riesgo = Amenaza x Exposición/Resistencia

La vulnerabilidad puede ser física, cultural y socioeconómica. El riesgo puede ser directo o
indirecto, o de otros ordenes, según la amenaza sea natural, antropogénica o tecnológica.
La amenaza depende del evento detonante, y de su grado de susceptibilidad, como de la
energía potencial que lo caracteriza, razón por la cual se puede escribir:

Amenaza = Detonante x Susceptibilidad x Potencial

Riesgo = Detonante x Susceptibilidad x Potencial x Exposición/Resistencia

En el riesgo por deslizamientos podemos incidir sobre la amenaza, pero en el riesgo sísmico
sólo queda la alternativa de intervenir la vulnerabilidad. En el riesgo volcánico podemos
incidir sobre la exposición (evacuación temporal o definitiva) y en el riesgo sísmico
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normalmente intervenimos la fragilidad (parámetros de sismo-resistencia y seguridad


ignífuga).

Imagen 3.20: Costos esperado Ce y Nivel de riesgo Nr. Izquierda, Costo Probable de falla
CP vs Resistencia. Derecha, Siniestralidad vs Frecuencia de una amenaza con una
magnitud dada.

– Estudio del riesgo: evaluación de la amenaza, la vulnerabilidad y del riesgo. En la figura 1


derecha, la función que relaciona la probabilidad de falla Pf con la magnitud de un evento,
alude a su grado de siniestralidad S, y la que relaciona la probabilidad de ocurrencia Po con
la magnitud de un evento, alude a la frecuencia probable del fenómeno F.

La primera función (S) expresa la curva de daños cuya pendiente es positiva, y la segunda
función (F), la curva de ocurrencia cuya pendiente es negativa. El producto de ambas da el
nivel de riesgo del evento Nr que gráficamente se representa por una campana cuyo máximo
coincide con la intersección de las dos curvas anteriores, S y F.

– Medidas: sistemas de observación y alarmas, reducción de la exposición, reducción de la


amenaza, incremento de la resistencia, y jerarquización de prioridades y estudios.
– Estudios económicos (Ver figura 1 izquierda): análisis de las funciones de costo esperado
Ce, que es la suma del costo usual (curva Cu) y el costo de falla (curva Cf).

El costo de falla Cf involucra pérdidas, reposición, interrupción, lucro cesante y efectos


sociales; el costo usual Cu involucra estudios, control, construcción y mantenimiento. La
suma de ambas funciones es una parábola (Ce) cuyo mínimo coincide con la intersección
de ambas funciones.

Ordenes de las amenazas naturales

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– Primer orden: sismos, huracanes, volcanes y lluvias.


– Segundo orden: deslizamientos, maremotos, inundaciones.
– Tercer orden: aludes y avalanchas.

Valoración del Riesgo en función del período de las Amenazas y la vida útil de una obra

R=1-(1-1/Tr)n

En la fórmula precedente:
R =Riesgo de falla,
Tr= Período de retorno de las amenazas y
n= vida útil de una obra.

Veamos el plotéo de valores para el riesgo R, en función del período de retorno de la


amenaza y de la vida útil de una obra, estimando R para Tr y n dados en años.

Tabla 3.14: Riesgo por Período de retorno de una amenaza v.s. Vida útil de una obra.
Fuente: www.bdigital.unal.edu.co/6497/

Obsérvese el incremento de R de 0,63 a 0,98 para una obra con una vida útil “n” de 100
años, cuando el período de retorno “Tr” de la amenaza cambia de 100 a 25 años: es el
caso de los eventos hidrometeorológicos, por el calentamiento global. Como fundamento,
1/Tr es la probabilidad temporal del evento.
En la vida práctica, dado el enorme costo de las obras de reconstrucción, la conclusión es
que para hacer viable el hábitat, aunque también la mitigación cuesta, las obras no solo se

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diseñan del lado de la falla donde R>50% (ver diagonal en rojo), sino que también al igual
que en el caso de la salud se recomienda el enfoque preventivo y no el reconstructivo.
Como símil, dado el enorme costo de la tecnología médica frente a la implementación de
una cultura de vida sana, agua potable y buenos hábitos para prevenir enfermedades, en
el caso del medio ambiente la componente económica de la sustentabilidad pasa por
reforestar cuencas e implementar modelos silvopastoriles y agroforestales, al ordenarlas
para prevenir los usos conflictivos del suelo.

3.5 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

3.5.1- El agua en la biorregión caldense

Imagen 3.21 A: Ecorregión cafetera - Índice de escases de agua y Susceptibilidad


a los deslizamientos. SIR Alma Mater.

Mientras la nueva Ley de Ordenamiento Territorial propone superar la visión municipalista


y no desestructurar territorios en el nuevo ciclo de ordenamiento territorial, también
anticipadamente en el alba del siglo XXI, desde Alma Mater con ejercicios de planificación
prospectiva que involucraron al Eje Cafetero, Norte del Valle y Norte cordillerano del
Tolima, se definió la Ecorregión Cafetera con 92 municipios que comparten ecosistemas
estratégicos y afinidades culturales y de desarrollo en torno al café. Pero hoy,
lamentablemente Manizales continúa construyendo un POT sin haber concertado los
144
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lineamientos para la subregión Centro Sur de Caldas, y menos con el área metropolitana
de Pereira buscando generar sinergias, lo que afectaría la viabilidad de los modelo de
ocupación territorial de lado y lado, de surgir conflictos al desestructurar territorios, o por
imprevistos ambientales en temas de bienes comunes patrimoniales como el agua y el
suelo, donde el cambio climático impone grandes desafíos.

Imagen 3.21 B: Sectorización de Cuencas y Acuíferos de Caldas. Fuente: CORPOCALAS.

145
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Allí Caldas con cerca de un millón de habitantes en 27 municipios, unos en la hoya central
del Cauca y otros en el Magdalena Centro, aparece definida como una construcción social
e histórica de singular carácter, no sólo por la condición mediterránea y biodiversa de su
territorio, sino también por los procesos culturales emprendidos en sus subregiones,
donde habitan comunidades con diversas identidades y en continuo mestizaje, primero
desde la Conquista y la Colonia, y luego tras la colonización del siglo XIX. Quienes vienen
construyendo una visión para la Ecorregión Cafetera, ven en este espacio dotado de
unidad territorial la oferta ambiental disponible en unidades ecológicas prioritarias, y las
posibilidades de articular su demanda a las dinámicas de las áreas urbanas, definiendo y
caracterizando con rigor la “biorregión”, entendida como un territorio de agua y suelo
cuyos límites están definidos por las fronteras geográficas de comunidades humanas y
ecosistemas. Veamos el caso nuestro.

En 2004, Caldas con cerca de 127 mil Ha en bosques, 251 mil Ha en cultivos y 336 mil Ha
en pastos y rastrojos, cuantías que cubrían el 96% de su escarpado, verde y deforestado
territorio, para preservar el agua y la biodiversidad debió lograr la recuperación integral de
sus cuencas, yendo más allá de los escenarios naturales más sobresalientes, como lo son:
los cerros de Tatamá y Caramanta, como visibles elementos del corredor biológico de la
Cordillera Occidental que dominan el poniente de Manizales; el sistema de páramos que
viene de Sonsón y sigue a Roncesvalles con sus fértiles tierras en San Félix y Marulanda,
lugar donde se establece el Complejo Volcánico Ruiz-Tolima; y la Selva de Florencia,
ecosistema con alto grado de endemismo, ubicado en límites de Samaná y Pensilvania.

Sobre el recurso hídrico disponible, en cuanto al sistema subterráneo sobresalen las zonas
de recarga en áreas cordilleranas altas, como páramos y sectores vecinos de gran
cobertura boscosa, lo que incluye el Parque de los Nevados y su área de amortiguación, o
las regiones del Oriente caldense donde la copiosa precipitación explica un recurso hídrico
excedentario, susceptible de aprovechamientos hidroenergéticos responsables, mientras
otra sería la situación para los acuíferos asociados al valle interandino del Magdalena,

146
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cuyas importantes reservas de agua se establecen a profundidades que van desde


decenas hasta algunos cientos de metros, donde habría que perforar las potentes capas
sedimentarias de edad terciaria, hasta interceptarlas para extraerlas.

Si en la Ecorregión Cafetera el recurso hídrico más comprometido es el de las cuencas


donde se fundan las capitales con sus áreas industriales exacerbando la demanda, y
mañana lo será la conurbación Honda – La Dorada, Manizales y este puerto caldense
deberían implementar una política pública para el agua, declarándola patrimonio público.
También en Caldas, urge tomar previsiones similares en cabeceras con riesgo de déficit
severo, caso Marmato y Riosucio como consecuencia de la centenaria actividad minera, o
Salamina, La Merced y Filadelfia por las malas prácticas pecuarias, situación que
compromete las ventajas estratégicas del corredor La Felisa – Km 41 – La Virginia, dada
una amenaza asociada al suministro que se extiende a Quinchía, Marsella, Apía, Balboa y
Cartago, comprometiendo severamente el desarrollo industrial y urbano, en el escenario
estratégico y más promisorio para la ciudad región Pereira – Manizales, como potencial
nodo logístico con privilegios para emplazar industrias químicas de base minera, entre
otras. [Ref.: La Patria, Manizales, 2014.11.10]

3.5.2- Mohán: sin bogas ¿pa’ onde va el río?

Imagen 3.22: Champanes, vapores y convoyes por el Magdalena, en Credencial, El Planeta


y Cormagdalena.

Para empezar, la hidrovía del Magdalena tiene una capacidad fluvial máxima de 500
millones de toneladas-año, y una demanda cercana a los 12 millones toneladas anuales

147
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para diferentes tipos de carga. Hoy, la navegación se da desde Barrancabermeja hasta la


costa en una longitud de 630 Km, y más adelante entre Barranca y La Dorada cuando se
acometa la adecuación del dinámico río, en el que se pretende establecer un canal
navegable y estable de 42 m de ancho, aunque con riesgo de exceder las condiciones
naturales del variable curso, consecuencia de soportar el diseño sólo en simulaciones sin
llegar a los necesarios modelos.

Se contempla, además de dragados de mantenimiento en 900 km entre La Dorada y


Barranquilla, estructuras de encauzamiento en 260 km desde Puerto Salgar hasta
Barrancabermeja, para establecer ese canal navegable que tendría inicialmente de 4,5
pies de calado hasta puerto Berrio, y 6 de allí a Barranca. El problema a futuro, lo causaría
el dragado adicional para dejar todo en 7 pies, a fin de facilitar el acceso de convoyes con
6 pies de calado hasta el puerto caldense: al extralimitar la capacidad del sistema biofísico,
se desconectarían los ecosistemas con severo impacto ecológico y afectación grave para
los pescadores.

Para la gestión integral de la gran cuenca Cauca-Magdalena, en razón a la complejidad de


este biodiverso y pluricultural territorio que cubre el 23,6% del suelo continental de la
patria, donde habita el 67,7% de los colombianos y se genera el 85 % del PIB nacional,
urge una adecuación de los instrumentos de política pública acorde a los desafíos del
cambio climático, si se quiere una gestión socioambiental que proteja ecosistemas y
pescadores, o de lo contrario los desaciertos darían al traste con la anhelada navegación,
al desconocer la naturaleza de un río enfermo y contaminado que descarga 172 millones
de toneladas anuales de sedimentos, y no mitigar los eventos extremos esperados del
calentamiento global, en este histórico y poblado escenario objeto de un proyecto
excluyente y fragmentado, pensado para beneficiar únicamente carbón y petróleo.

Es que definitivamente, recuperar la navegación del Magdalena debería ser una tarea
integral que contemple la reforestación de las cuencas tributarias que están en un 40%
deforestadas, implementando una intervención para la hidrovía que no comprometa los
humedales y ecosistemas del río, y una recuperación incluyente y compatible con los
pescadores y ecosistemas del río. Y respecto a los convoyes, para una solución de
transporte verde, en lugar de remolcar tres pares de barcazas con 7200 ton, se podría
elevar la frecuencia y remolcar sólo dos de hasta 3,5 pies de calado llevando 5000 ton
148
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hasta Caracolí, adaptando los convoyes al río y no lo contrario al requerirse menores


radios de curvatura en el canal navegable, lo que evitaría la desconexión del río con los
ecosistemas de humedales y llanuras de inundación. Además, esto redundaría en
economías de tiempo remontando el río.

Si la cuantiosa inversión se justifica en la implementación de un sistema intermodal de


carga eficiente, deberían contemplarse trenes que lleguen a la hidrovía desde el Altiplano
y el Norte del Valle; no obstante, si la carga del río alcanzó a 2 millones de toneladas al
año en la década del 2000 donde 1,5 millones fueron hidrocarburos, y si en contenedores
Bogotá sólo genera 6 millones de toneladas anuales, habrá que implementar la locomotora
del carbón andino exportado al Pacífico, para hacer viable el transporte intermodal con los
trenes pasando por la hidrovía, o de lo contrario la ventaja económica de la
intermodalidad y la relación costo-beneficio del proyecto estarían comprometidos.

[Ref.: La Patria. Manizales, 2015-09-28]

3.5.3- Prisas para tiempos de calma

Imagen 3.23 In: Creating an engineering geological data base for the city of Manizales,
Colombia. C.J. van Westen. ITC

149
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Llega el solsticio, y con él la temporada seca del año para la región andina de Colombia.
Igual, para este miércoles 22 de junio, mientras los habitantes de las regiones
septentrionales de la Tierra esperan el verano y los de las zonas meridionales empiezan a
sentir los rigores del invierno, los asuntos del clima se han regularizado. En esta época
justo cuando el planeta transita su órbita elíptica por los lugares más alejados del Sol, éste
ha mostrado interesantes perturbaciones como las explosiones del pasado 8 de junio,
extrañas para los profanos pero conocidas por los astrofísicos interesados en investigarlas
y conocer sus interacciones con la magnetósfera, para desentrañar la naturaleza del
comportamiento variable del astro y pronosticar dichos eventos precisando sus
consecuencias sobre nuestro planeta, lo que por supuesto incluye temas tan importantes,
que van más allá de las comunicaciones, como los del funcionamiento de la máquina
atmosférica para los asuntos del clima.

Con la fecha, queda atrás para nosotros no solo el primer período de lluvias agravado por
la ocurrencia de La Niña, sino también otras consecuencias que van más allá de lo que
regularmente dicen las noticias: después de casi un lustro con un clima anómalo para el
país, donde la Niña 2010/2011 generó una inesperada conmoción por sus mayores y
graves consecuencias, está a punto de sancionarse una nueva Ley de Ordenamiento
Territorial que incorpora mejores instrumentos para la adecuada gestión del riesgo
mirando el antes y el después, tal cual lo ha hecho la expedición del Plan Nacional de
Desarrollo donde se incorporó un capítulo completo para los asuntos de una
reconstrucción con carácter preventivo. Para mostrar la huella de lo acaecido, subraya el
Coordinador de la Maestría en Desarrollo Regional y Planificación del Territorio de la
Universidad Autónoma de Manizales, Profesor Jahir Rodríguez R., que de 713 municipios
afectados con la ola invernal, más de 30 están en la situación de Gramalote: con el drama
de tener que ser reasentados y no todos en territorio de su jurisdicción previendo la
susceptibilidad a la ocurrencia del fenómeno padecido. También pensando en la mayor
capacidad demandada al Sistema Nacional de la rama, la misión encomendada a la
Dirección de Gestión del Riesgo del Ministerio del Interior y de Justicia pasa a una nueva
dependencia del orden nacional que la sustituye, al constituirse el Departamento
Administrativo de Gestión del Riesgo adscrito a la Presidencia de la República.

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Y en cuanto al Ordenamiento Territorial, para quienes nos ocupamos de las ciencias de la


Tierra, parece importante saber cómo debemos dialogar con el territorio si es que
deseamos entender los proceso sociales y ambientales, dado que de las formas de su uso,
ocupación, dotación, afectación y apropiación, y por lo tanto de las relaciones dialécticas
que en él se establezcan entre ciudadanos y medio con sus transformaciones y contenidos
culturales y naturales, dependerán las mayores posibilidades de desarrollo al lograr
resolver las condiciones conflictivas que impiden mejorar el nivel de vida de sus
habitantes. Al respecto, define el Profesor Jahir la gestión del riesgo, como “la capacidad
de la sociedad y de sus actores sociales para modificar las condiciones de riesgo
existentes, actuando prioritariamente sobre las causas que lo producen”, con el fin de
mitigarlo.

Si en ocasiones actuamos interviniendo la amenaza, otras solo podemos reducir los


niveles de vulnerabilidad, bien sea a partir de desarrollos tecnológicos para enfrentarlas o
evitando la exposición cuando el riesgo no resulta mitigable. Entonces, habiendo entrado
un verano sin El Niño como detonante de condiciones climáticas extremas – sequías e
incendios forestales-, gracias al sosiego debemos trabajar sin pausa para la adaptación
ambiental del caso. Si bien obliga priorizar la atención a millones de compatriotas pobres
damnificados que esperan, como quiera que empieza un nuevo período de formulación del
Ordenamiento Territorial, queda el importante desafío con la nueva Ley de acometer las
tareas de una reconstrucción mediada por acciones ambientales estructurales, nutridas de
estrategias de apropiación social de los procesos, para que no se “clone” la vulnerabilidad
a los fenómenos catastróficos devastadores, como el calentamiento global en el caso de
Colombia.

Ref: Ed. Circular RAC 615.

3.5.4- La encrucijada ambiental de Manizales


RESUMEN: La tragedia ocurrida en Manizales tras un fuerte aguacero de 156 mm el
pasado 19 de abril, que generó eventos hidrogeológicos similares a los que han afectado
la ciudad, invita a reflexionar sobre las causas de su mayor incidencia en los barrios
populares. Como hipótesis, se trata de pasivos ambientales relacionados con múltiples
factores que han intervenido en la construcción social e histórica de un territorio de
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laderas vulnerables a los eventos climáticos extremos, lo que obliga a fortalecer la


prevención de factores como corregir las deficiencias en una planificación precedente que
no contempló la dimensión ambiental y del riesgo, prevenir la separación de costos y
beneficios en la explotación del medio ambiente, y controlar las dinámicas de un mercado
del suelo que especula con la plusvalía urbana.

Imagen 3.24: Ladera del Alto Persia en 19 de Abril, Manizales. Alcaldía de Manizales.

La preocupación por el hábitat no debería reducirse a las tragedias del


momento: existen factores estructurales por resolver. Ciudades como
Manizales, donde hace poco se registró una tragedia, tienen estudios e
instituciones para evitar estos sucesos.

Los sectores más vulnerables se localizan en zonas populares. Hay que


fortalecer la prevención*.

No es la primera vez

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Figura 3.25: Agencia de Noticias U.N. Manizales: Ladera de la cuenca de la quebrada


Olivares 2015.05.26.
La tragedia ocurrida en Manizales tras un fuerte aguacero (156 mm) en la madrugada del
pasado 19 de abril en el distrito sur, vecino a la cabecera de Villamaría, se debió a
múltiples deslizamientos y deslaves que dejaron un saldo de 17 muertos, 23 heridos, 80
viviendas destruidas, 12 vías afectadas y 500 familias damnificadas.

La situación obligó a declarar el estado de emergencia en la capital caldense, donde cerca


de medio millar de personas de los organismos de emergencia (apoyados por personal
venido de Pereira y municipios vecinos) emprenden las labores de rescate y salvamento,
con esmero y diligencia.

Sería interminable hacer la lista de emergencias por eventos hidrogeológicos similares que
han afectado a la ciudad. Pero podrían recordarse los que se han dado en el siglo XXI,
todos asociados con las lluvias intensas. En ellos el factor detonante ha sido la ocurrencia
de eventos climáticos extremos, propios del calentamiento global:

 En diciembre 2003 un deslizamiento cobró 16 vidas en la Sultana;

 En julio 10 de 2005 se perdieron 8 vidas en el barrio Bosconia;

 En marzo 18 de 2006 una creciente cobró 18 vidas en La Gruta;

 En diciembre 15 de 2006 se afectó el medio periurbano occidental en el Arenillo;

 En 2007 un evento en el norte cobró 1 vida;


153
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 En noviembre de 2008 se afectó la infraestructura de servicios del oriente;

 En octubre 19 de 2011 una avalancha destruyó la planta Luis Prieto Gómez, y la ciudad
quedó 17 días sin agua; y

 En noviembre 5 del mismo año sobrevino la tragedia de Cervantes, en la que murieron 48


personas.

Construyendo el territorio

Para comprender la construcción social e histórica del territorio partamos de “la aldea
encaramada” de 1848, cuando 400 familias que habitaban este complejo territorio
fundaron un poblado sobre un ramal de los Andes al oeste de la Mesa de Herveo y sobre
la cuenca media del Chinchiná, a 2.150 metros sobre el nivel del mar en lo alto de una
colina.

Figura 3.26: Amenaza por deslizamiento en Manizales (2005). En rojo, las zonas de
amenaza alta del área urbana. Fuente: Municipio de Manizales – Idea U. N. De Col.

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Los fundadores trazaron una rígida retícula ortogonal. Medio siglo después de haber
expandido a más de un centenar de manzanas la retícula, lo que requirió el relleno de
cauces para nivelar el abrupto terreno, optaron por cambiar el trazado de la naciente urbe
por uno más apropiado. Se ajustaron al terreno y extendieron la cabecera hacia el oriente
siguiendo las curvas de nivel, donde se aprovecha la corona de la montaña. Adecuaron el
camino de arriería y lo convirtieron en El Carretero, un corredor vial desde el cual se
accedía a los nuevos barrios emplazados por las dos vertientes.

Sería interminable hacer la lista de emergencias por eventos hidrogeológicos


similares que han afectado a la ciudad.

No obstante, en los años 1970, como consecuencia del advenimiento de la revolución


verde que trajo el café caturra a la zona cafetera y produjo el desplazamiento de legiones
de campesinos hacia la ciudad, Manizales creció “sin compás ni escuadra”, con barrios
localmente planificados o con invasiones que luego se consolidaron. .

El resultado fue una ciudad donde cerca de un tercio del suelo urbano actual (en rojo en la
figura 2) corresponde a las áreas con algún nivel de amenaza, donde construyen viviendas
en riesgo sobre áreas de alto grado de susceptibilidad a los deslizamientos. El desarrollo
urbano

Aunque en las décadas siguientes se establecieron planes de desarrollo en Manizales,


estos carecieron de la dimensión ambiental y del riesgo, ya que tanto el ordenamiento
territorial como las instituciones ambientales son recientes en Colombia. Estas llegaron con
la Constitución de 1991, que además de ocuparse de la organización territorial, creó un
Sistema Nacional de Planeación conformado por el Consejo Nacional y los Consejos
territoriales de planeación.

Aunque se dispuso que las entidades territoriales habrían de elaborar de manera


concertada planes de desarrollo, solo a partir de la Ley 1454 de 2011 se establecieron
mecanismos para lograr un ordenamiento territorial proclive a la descentralización (aunque
no se descentralizó el presupuesto) y a una planeación, gestión y administración del
territorio coherente y concertada. Además, según la Ley 1523 de 2012 los municipios de
Colombia están obligados a formular un Plan Municipal de Gestión del Riesgo de
Desastres.

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Sin embargo, todavía tenemos en Manizales un gran pasivo ambiental, consecuencia de la


separación de costos y beneficios en la explotación del medio ambiente, y de la mala
planeación asociada con el crecimiento acelerado y desordenado de la ciudad, que se
expresa en la fragmentación espacial urbana y vulnerabilidad del hábitat, y en las
prácticas depredadoras del medio rural caracterizadas por la quema y la tala, ya que a
nivel de toda la Ecorregión Cafetera el área de potreros equivale al 48 por ciento del
territorio, una cifra que supera 12 veces el 4 por ciento de superficie apta para dicho uso.
Además, el área apta para bosques se ha reducido 2,7 veces, al pasar del 54 por ciento al
19 por ciento.

Mediante la Ley 40 de 1971 se creó la Cramsa (hoy Corporación Regional Autónoma de


Caldas), con el propósito de atender el problema de la erosión y sus consecuencias en
Manizales, Salamina y Aranzazu. Con esto la ciudad logró el desarrollo de una tecnología
para el control de la erosión, gracias al aporte de la academia, de la ingeniería local y del
Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé).

El modelo de ocupación

Imagen 3.27. Manizales, Colombia. Foto: Wikimedia Commons

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Según el plan de ordenamiento territorial (POT), el área afectada por la erosión (2 por
ciento del área urbana) aumenta cada año en un 11 por ciento. Según este documento,
las causas de los deslizamientos son los sismos, la deforestación, el clima, los suelos, la
topografía, el deterioro de las condiciones socioeconómicas de la población y la falta de
cultura ciudadana.

Todavía tenemos en Manizales un gran pasivo ambiental, consecuencia de la


separación de costos y beneficios en la explotación del medio ambiente, y de la
mala planeación asociada con el crecimiento acelerado y desordenado de la ciudad.

Se propone en ese documento la restricción para el desarrollo urbanístico de la zona


afectada directamente por el deslizamiento, y de otros sitios que puedan ser objeto de
esta restricción. Además de señalar los asentamientos creados sin ningún proceso de
planificación, se establece para ellos que la Secretaría de Planeación adelantará la
realización de los planes zonales, la rehabilitación, estabilización de laderas, arborización y
demás acciones que propendan por el desarrollo y mejoramiento del hábitat de los
ciudadanos del sector.

Ante el reclamo de la sociedad civil y de la academia, preocupada al observar la


privatización de los beneficios y socialización de los costos de la actividad urbanizadora
que continúa destruyendo ecosistemas (caso Monteleón) y presionando zonas de reserva
estratégicas (caso Río Blanco), el POT de la ciudad incluyó la plusvalía urbana, una
moderna herramienta de gestión que no se podía encontrar en administraciones
anteriores.

Con ella se espera controlar las fuerzas que especulan con el suelo urbano y captar
recursos para hacer viable la intervención de zonas de riesgo con población vulnerable en
las frágiles laderas de la ciudad (Alto Persia) y sobre cauces de cuerpos de agua como la
quebrada Manizales (Verdum).

Los desafíos

Manizales es una ciudad que ha desarrollado una tecnología para el control de la erosión,
tiene un sistema de alertas tempranas, así como el programa de guardianas de las

157
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laderas, y ha hecho obras notables para la estabilización en cerca de 300 sitios. Sin
embargo, a pesar de autodenominarse “ciudad del agua”, continúa vertiendo unas 20
toneladas por día de material de carga orgánica proveniente de las aguas residenciales, y
una carga contaminante comparable proveniente del sector industrial.

Además, tiene indicadores verdes de un árbol por cada 27 habitantes y de 2,7 metros
cuadrados de áreas verdes por habitante en espacio público (nueve y tres veces menores
que los estándares internacionales respectivamente). Y su cerro tutelar, Sancancio, cobra
pasivos ambientales en Aranjuez por permitir la deforestación de su ladera de protección.

En conclusión, no es que este desastre hubiera podido ser mayor ni que la ciudad esté en
el lugar equivocado, sino que estas tragedias se pueden prevenir si en lugar de presionar
la estructura ecológica principal para corregir el descontrol hídrico y pluviométrico en las
áreas rurales, reforestamos nuestras cuencas donde la potrerización y la pérdida de
bosques han sido constantes.

Podemos optar por recuperar la función ecológica de las laderas de protección y cauces
del medio periurbano, además de gestionar la vulnerabilidad que subyace en las zonas de
riesgo urbano, para tratar el hábitat con una mirada biocéntrica que reoriente el modelo
urbano.

* Razón Pública. Domingo, 30 Abril 2017

***

3.5.5- Colombia biodiversa: potencialidades y desafíos.


RESUMEN: Con 9.153 especies endémicas y 56.343 registradas en 2016, entre los doce países
biodiversos del mundo, Colombia ocupa el segundo lugar después de Brasil, al tiempo que es el
primero en aves y en orquídeas. Entre las áreas con mayor riqueza biológica, sobresalen la selva
Amazónica, el Chocó Biogeográfico y el Macizo Colombiano. De los 81 ecosistemas que tiene
Colombia, 38 presentan riesgo de deterioro por acciones antrópicas. Aunque el país cuenta con el
«Sistema de Parques Nacionales Naturales» (SPNN) constituido por 59 parques naturales, Según
el Instituto de Investigación Alexander von Humboldt & la Universidad Javeriana, el Bioma de
bosque seco tropical, el bioma de desierto tropical y los ecosistemas húmedos, son algunos de los
que están en situación más crítica. Por fortuna, algunos de ellos podrían ser preservados al estar
ubicados en resguardos indígenas y comunidades negras.

158
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Imagen 3.28: IAVH y UJ en http://www.elespectador.com y SiB Colombia.

Con 9.153 especies endémicas y 56.343 registradas en 2016, entre los doce países bio-
megadiversos del mundo Colombia es el segundo, al tiempo que es el primero en aves y
en orquídeas. También somos segundos en plantas, anfibios, mariposas y peces
dulceacuícolas; terceros en palmas y reptiles, y cuartos en mamíferos. Sí en anfibios
poseemos más de 700 especies de ranas, y en vertebrados terrestres unas 2.890 especies
de las cuales 456 son mamíferos y 520 de reptiles, también poseemos cerca de 55.000
especies de plantas, de las cuales 1/3 son endémicas.

Pese a lo anterior, aunque contamos con el 60 por ciento de los páramos del planeta y con
59 áreas protegidas a nivel nacional, la biodiversidad está en riesgo en 38 de 81
ecosistemas por factores antrópicos que los destruyen, explotan o contaminan: al
respecto, en 2014 el Instituto de Investigación Alexander von Humboldt, quien destaca
que gran parte de la biodiversidad de Colombia se encuentra en territorios colectivos
indígenas, había presentado un panorama “desalentador” por los efectos de siglos de
transformación e intervención humana, para reclamar más educación y conciencia pública.

En cuanto al marco normativo, según la Constitución Política de 1991, los Parques


Nacionales Naturales (caso PNN los Nevados) no prescriben, son inembargables e
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intransferibles; y las Áreas Protegidas (como las Reservas de Río Blanco y La CHEC) son
declaradas a perpetuidad. Y en relación con el marco legal, la Ley 99 de 1993 crea el
Sistema Nacional Ambiental SINA, donde los ecosistemas amenazados están mal donde
representados. Además, mediante el Decreto único 1076 de 2015, se creó Parques
Nacionales Naturales de Colombia.

Colombia está dividida en seis regiones naturales: dos costeras en sendos océanos, dos
más sobre el naciente de cara a las cuencas de la Orinoquía y Amazonía, una insular de
pequeña extensión, y la región andina que soporta la mayor proporción de la población del
país. Los ecosistemas señalados en riesgo según expertos, son los del bioma de bosque
seco tropical y del desierto tropical, los secos intra-andinos, los húmedos y los del bosque
húmedo tropical del piedemonte llanero.

Poseemos 2900 km de costas en dos océanos, conectamos las Américas desde el sector
más septentrional de los Andes con sus nevados, volcanes, altiplanos, sabanas y valles
intercordilleranos; pisos térmicos con gran variedad de ecosistemas tropicales, que van
desde selvas húmedas y secas, sabanas, bosques y páramos, hasta ríos, costas, arrecifes
de coral, ciénagas y manglares. Entre las áreas con mayor riqueza biológica, sobresalen la
selva Amazónica, el Chocó Biogeográfico y el Macizo Colombiano.

Si Colombia alberga 4.812 especies protegidas por la Convención Internacional sobre el


comercio de especies en peligro, entre ellas 66 que están en alto riesgo de extinción e
incluyen 11 especies de orquídeas, 31 de mamíferos y 10 de aves. Adicionalmente,
talamos cerca de 200 mil hectáreas de bosques por año, contamos con alrededor de 1.200
especies en peligro crítico, e introducimos 922 al país, 22 de ellas clasificadas como
invasoras.

Y en cuanto al Eje Cafetero, dado su potencial relacionado con el aviturismo, sin duda
alguna debemos abordar el estudio de la diversidad de aves, ya que de las 1.912 especies
del país podemos contar con más de 650 en la región y de ellas al menos 433 reportadas
en Caldas al 2010, donde un sinnúmero adicional que permanecen ocultas, le demanda a
ornitólogos y aficionados profundizar y completar el conocimiento de la diversidad por
áreas determinadas, resaltando especies migratorias, amenazadas y endémicas con su
hábitat.

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Las áreas protegidas, además de salvaguardar la biodiversidad y ofrecer invaluables


servicios ambientales, a la luz del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la
Construcción de una Paz Estable y Duradera, incorpora retos: allí se reconoce en el tercer
considerando que el “Desarrollo económico con justicia social y en armonía con el medio
ambiente, es garantía de paz y progreso”. Su primer punto, sobre la “Política de desarrollo
agrario integral”: señala la “Reducción de la ampliación de la frontera agrícola y protección
de zonas de reserva”; y el cuarto, sobre la “Solución al problema de drogas ilícitas”:
contempla “Programas de sustitución de cultivos de uso ilícito”… mediante “Planes
integrales… con recuperación ambiental de las áreas afectadas”.

[Ref.: La Patria. Manizales, 2017/08/28]

3.5.6- Agua, ordenamiento territorial y desastres

Imagen 3.29: Sector de Gallinazo; Manizales. Autor: Felipe Mejía


Repite el evento de la Planta Luis Prieto Gómez que suministra la mayor proporción de
agua potable para Manizales, con una avalancha de medio millón de metros cúbicos, muy
superior a la del pasado 19 de octubre, que vuelve y destruye a su paso sobre el río
Chinchiná, las dos tuberías de conducción de agua potable para la ciudad, recién
reparadas a pesar de su sobre elevación que no resultó suficiente. Igualmente, colapsaron
por el movimiento en masa procedente del hato La Marmolera, y del cual se hacía el
161
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monitoreo necesario por el riesgo cuyas consecuencias superaron los niveles esperados, el
gasoducto que pasa al otro lado del rio y dos puentes vehiculares, entre ellos el de la vía a
los hoteles termales.

Ahora la diferencia es, primero que contamos con la Planta Niza recién puesta en servicio
para proveer la mitad del consumo de agua que podría bombearse al tanque más alto
vecino a Niza donde se recibe el agua potable de la planta de Gallinazo, para redistribuirla
en toda la ciudad dado que un circuito ha quedado fuera de servicio, y segundo que
además se tienen repuestos y mayor capacidad para reparar de forma expedita las
conducciones de agua dañadas, reinstalar un puente metálico para pasar el Chinchiná en
el lugar de los hechos y de reponer sin mayores tropiezos la citada línea de gas.

No obstante, la lección que queda de estos daños que afectan las líneas vitales y otros
ocurridos sobre la vía al Magdalena y la carretera al norte por Neira, exige nuevas
consideraciones ambientales para romper paradigmas.

Uno de ellos con la propuesta de Corpocaldas de meses atrás, útil para enfrentar el grave
deterioro de la vía Maltería-La Esperanza, y que consiste en implementar una figura
ambiental que vea más allá de las cunetas, muros, transversales y pavimentos de la
carretera, entendiendo que una vía como cualquier línea vital comprende todo el corredor
ecológico del sistema, y las relaciones socioambientales y económicas que se dan en ella,
y donde la extensión del área de influencia del modelado comprende, además del medio
transformado, el medio natural que le sirve de soporte y que lo conforman las
microcuencas interferidas.

Y a pesar de que el Cambio Climático es realmente la amenaza, y la Niña solamente el


fenómeno natural que exacerba el clima, estos desastres son antrópicos: existen normas
para aplicar los instrumentos de planificación existentes, pero en los suelos no están bien
aplicadas o se violan, lo que finalmente conduce a permitir, a través del Plan de
Ordenamiento Territorial, el uso conflictivo del suelo en lugares sin aptitud para el destino
que tienen, lo que potencia las amenazas, cuando no el mayor riesgo para las personas y
las líneas vitales. De ahí que se construya sobre deslizamientos y ocupen humedales y
vaguadas a lo largo y ancho de nuestra geografía.

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Igualmente, tampoco se ha valorado con suficiente resolución el alcance espacial y


temporal, y probabilidad de ocurrencia de las amenazas, en muchos casos; de ahí que se
deban sumar esfuerzos para proveer a Corpocaldas y a las dependencias responsables de
la gestión del riesgo, de una cartografía con mapas temáticos donde se incluya la
espacialización del conjunto de variables que esto demanda, sino también para los mapas
ambientales que requiere el ordenamiento de las cuencas y otros necesarios para el
ordenamiento ambiental del territorio a lo largo y ancho del departamento, dado que se
inicia un nuevo ciclo del ordenamiento territorial en Colombia.

Otro asunto, es que prevalece la creencia de que la ingeniería es garantía absoluta por no
decir invencible, cuando por regla general sus diseños están del lado de la falla: una obra
construida para una vida útil de 25 años, sometida a eventos con un período de retorno
de 25 años, tiene un riesgo del 64%, similar al que presentan obras cuya vida útil es de
100 años, frente a eventos con 100 años de período de retorno. Ahora, las obras con una
vida útil de 25 años que deban enfrentar amenazas cuyo período de retorno sea de 100
años, tienen un riesgo de falla del 98%, casi cercano a la certeza de falla.

[Ref: La Patria, Manizales, 12/12/2011]

3.5.7- El Territorio del Río Grande De La Magdalena


RESUMEN: Una declaratoria que priorice al río Magdalena como uno de los escenarios más
representativos en la historia del país, debería partir del concepto del territorio como
sujeto de derechos. Si su cuenca es el hábitat donde se dan nuestras relaciones con el
bioma andino tropical, también el río, pese a haber sido fundamental como ruta de acceso
para la ocupación del territorio, y como medio para la consolidación de la nación durante
el siglo XIX, hoy víctima del olvido, se encuentra degradado y contaminado. Amparar sus
derechos ambientales, es darle primacía a sus 30 mil pescadores, y a los humedales y
bosques secos que lo circundan, no sólo para ponerle límites a las intervenciones que
buscan establecer un canal navegable para que no alteren su vaguada ni los humedales
como ecosistemas vitales, sino también para ordenar el cumplimiento de las acciones que
demanda su recuperación integral.

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Imagen 3.30: Rio Magdalena: Inundaciones rápidas y lentas según el PMC del Magdalena.
Mapa de Cormagdalena
.
Yuma (“río amigo”) o Huanca-hayo (“río de las tumbas”), bautizado en 1501 por Bastidas
Río de la Magdalena, fue a lo largo de cuatro siglos y medio el principal medio de
transporte en Colombia y el eje de desarrollo nacional. Jiménez de Quesada, lo remontó
hasta Barrancabermeja, desde donde penetra las montañas del Opón, para subir al
altiplano y fundar Bogotá. Posteriormente, bogas en champanes, en extenuantes jornadas
de hasta dos meses remando en dirección aguas arriba, suben y regresan para transportar
cientos de personas que en el proceso de ocupación y consolidación de la Nueva Granada,
deben soportar la inclemencia del ardiente clima y la incomodidad del viaje.
El río Magdalena que nace en el extremo suroccidental del país, a 3.685 metros de
elevación, en el Páramo de las Papas, recorre 1.528 km de los cuales 900 km son
navegables, hasta desembocar en Bocas de Ceniza sobre el mar Caribe. Como parte de la
cuenca Magdalena-Cauca que con el 75% de la población del país, constituye el sistema
de drenaje más importante de nuestra región andina, en su sinuoso recorrido esta juvenil
corriente, se relaciona con 12 parques naturales nacionales, baña 20 departamentos,
recibe entre otros tributarios al Cauca, su principal afluente, y también descarga parte de
sus aguas a la Bahía de Cartagena por el Canal del Dique, construido en el siglo XVI para
acceder por Calamar a Cartagena de Indias.

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Los comienzos del desarrollo industrial en Colombia a principios del siglo XX, marcaron el
inicio de la afectación ambiental asociada a la contaminación y la deforestación. Pero
desde mediados del siglo XX, conforme se daba el crecimiento y la modernización del país,
con el advenimiento del transporte aéreo y las carreteras, el río como medio de transporte
se fue olvidando, y con la revolución verde impulsando la expansión de la frontera agrícola
y propiciando los procesos de migración hacia los centros urbanos, también llegaron los
impactos de la deforestación, la erosión, el descontrol pluviométrico y la contaminación,
fenómenos que se expresan en sedimentos, descontrol hídrico y pérdida de ecosistemas.
Esto sin mencionar las consecuencias sociales y económicas que de allí se derivan.
Dadas las condiciones geológicas, toda la parte media del río está constituida por un
complejo sistema de humedales y un curso inestable; allí, los municipios ribereños en la
mayoría de los casos, muestran bajas condiciones de vida y pobreza. El área de la gran
cuenca, es de 257.400 km2; y aunque representa el 24% de la superficie del país y es el
asiento de 32,5 millones de habitantes, según el Foro Ambiental Nacional, el 77% de su
cobertura vegetal ha sido arrasada, el vertimiento de mercurio no para y el daño a
páramos y humedales continúa.
La Ley 161 de 1994 constituyó Cormagdalena como una entidad corporativa especial, con
presupuesto administrativo y autonomía financiera. Su misión, garantizar la plena
utilización del río Magdalena; además de la navegación, la actividad portuaria, la
conservación del suelo, la generación hidroenergética, emitir también lineamientos para la
administración hidrológica, el manejo integrado del río, el uso sostenible y la preservación
del medio ambiente.
Solo que las estrategias en lo corrido del siglo, para impulsar la navegación, abordar el
complejo marco institucional, conocer y participar de la coordinación del sistema ambiental
de la cuenca, han palidecido por múltiples factores, entre los cuales creo que sobresale la
falta de un instrumento filosófico y jurídico de orden superior, para orientar la planificación
de acciones y priorizar objetivos, mirando el río como un territorio sujeto de derechos
bioculturales.
Es que el territorio, entendido como una construcción social e histórica, es un sujeto de
derechos ambientales. Por ejemplo, siendo el Magdalena tierra de ranchos de hamacas, de
chinchorros, de subiendas, de los vapores por el río y de la Expedición Botánica, de
conformidad con las sentencias de la Corte Constitucional, que en 2016 y 2018 protegen al
165
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Atrato y al Amazonas, también al poseer derechos que amparen sus ecosistemas y a 30


mil pescadores de sus poblados ribereños, solo deberá ser objeto de una restauración que
sea ecológicamente sólida y compatible con su cultura.
[Ref.: La Patria. Manizales, 2018/06/4].

3.5.8- El porqué de los aguaceros en Colombia

Imagen 3.31: Escenarios de Cambio climático en Colombia IDEAM.


Con el advenimiento del equinoccio de marzo 21 marcando el inicio de la primera
temporada húmeda de la Colombia andina, ahora que El Niño se debilita y enseña que no
todos los eventos de dicho patrón climático se comportan de la misma manera, el invierno
con sus torrenciales lluvias y tormentas eléctricas ya cobra decenas de vidas, entre ellas
las de 30 habitantes de Rosas víctimas del deslizamiento ocurrido el 22 de abril en la
vereda Portachuelo (Cauca), a las que se suman entre otras las de Antioquia, Santander y
Caldas.

En lo corrido de abril así estemos enfrentando El Niño y no La Niña, dado que la asimetría
entre estos fenómenos se relaciona con deficiencias y abundancias de lluvias, entre los
eventos hidrogeológicos registrados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
Ambientales IDEAM sobresalen 111 ocurridos en 85 municipios del país, que no son
propiamente las sequías esperadas: 34 movimientos en masa, 32 inundaciones, 25
vendavales, 17 avenida torrenciales y 3 tormentas eléctricas.
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Al igual que la amenaza de desabastecimiento de agua como evento característico de El


Niño que enfrenta Colombia, el actual invierno también pasa factura por la deforestación
como factor del descontrol hídrico y pluviométrico con sus efectos colaterales de doble
carácter. Mientras que por superficie la cobertura de bosques del país llega al 53.5%, en
lugar de estar incrementando la superficie boscosa tal cual lo hacen Chile y Costa Rica
cada año deforestamos entre 150 y 250 mil ha, la mitad de ellas en la Región Andina que
con el 24% de la superficie continental y el 75% de la población, sólo posee el 13% de
nuestro patrimonio hídrico de agua dulce.

El fruto de dicha degradación en este país que cuenta con el 5% del patrimonio hídrico
mundial, en caso de lluvias extremas son los deslizamientos y flujos de lodo, al igual que
las inundaciones lentas en planicies deprimidas o zonas de ciénaga, e inundaciones súbitas
causadas por avenidas o crecientes de ríos. Las primeras, se ilustran con las que se
presentan en la Depresión Momposina donde la adecuación de tierras involucra la
desecación de ciénagas, al tiempo que las segundas -caso de Mocoa y Salgar-, se dan a lo
largo de la geografía andina sin diferencia entre áreas rurales y urbanas, y en el ámbito de
cuencas deforestadas donde los cauces de montaña encuentran ocupados sus valles de
salida.

Dado lo anterior y previendo las funestas consecuencias de las pertinaces lluvias, como
deslizamientos tras la infiltración acumulada o inundaciones por crecientes, el IDEAM ha
declarado el estado de emergencia en 569 de los 1122 municipios del país -entre ellos 432
ubicados en la Región Andina-, y estimando los niveles de alerta por ente territorial, así:
roja en 22, naranja en 198 y amarilla en 349 localidades.

Aunque Colombia cuenta con el Plan Nacional de Gestión del Riego de Desastres 2015-
2025, además de la contaminación y degradación ambiental y del uso conflictivo del suelo,
enfrentamos grandes retos relacionados con la degradación de espacios boscosos y
corredores verdes de la estructura ecológica del territorio, lo que conduce a la pérdida de
regulación hídrica en el 75% de las fuentes de agua en los lugares más secos poniendo en
riesgo de desabastecimiento 318 cabeceras durante las temporadas de El Niño, y también
en riesgo por inundación, avenidas o deslizamientos durante cualquier invierno a 318
jurisdicciones.

El ENSO

El ENSO -El Niño Southern Oscillation-, es un patrón climático cíclico no periódico conocido
hace más de un siglo, producto de las fluctuaciones de temperaturas oceánicas
provenientes de Australia, que al detonar en el Pacífico ecuatorial con fases húmedas o
secas ocasionan dos fenómenos: “El Niño o La Niña” según el caso, con graves
consecuencias climáticas en gran parte del mundo.

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Imagen 3.32: Pronóstico para el ENSO 2019 del CPC/IRI favorable para una fase cálida,
con una probabilidad que varía del 94% en Marzo- Abril- Mayo al 51% en Noviembre-
Diciembre- Enero.
Para medir su intensidad, se evalúa la magnitud de la anomalía térmica del citado océano
en un área geográfica determinada, así: de 0 a 0.5°C las condiciones climáticas son
normales; de 0.5 a 1°C el evento es "débil", denominándose “El Niño” cuando es cálido o
“La Niña” sin es frío; de 1 a 1.5°C el evento es moderado, de 1.5 a 2°C será un evento
fuerte, y por arriba de 2°C será evento extraordinario.

Si bien esta es en Colombia la situación pese a estar avanzando la fase cálida hacia
condiciones débiles de un ENSO, es decir estando en El Niño, la causa de las tragedias
parte del carácter extremo de los eventos climáticos que caracterizan el calentamiento
global, en virtud de la lluvias que acompañan el invierno en la cuenca Cauca-Magdalena,
presente hasta cuando llegue la temporada seca con el solsticio del 21 de junio.

Y de conformidad con los pronósticos del Centro de Predicciones Climáticas y el Instituto


Internacional de Investigación del Clima, del pasado 11 de abril, si con un 65% de
probabilidad regresará la amenaza de sequía porque las condiciones débiles de El Niño
prevalecerán durante el verano 2019 del hemisferio Norte, el país deberá enfrentar al
tiempo la problemática de los desastres climáticos por lluvia o sequía, resolviendo la causa
común de la vulnerabilidad ambiental.

El drama humano
Los desastres naturales que afectan a Colombia -donde la doble problemática del
desplazamiento de población de las zonas rurales a las áreas urbanas atenta contra las
metas del desarrollo- también en el mundo vienen ocasionan en promedio 100 millones de
desplazados por década, a los cuales se suman 33 millones que abandonan su territorio
por conflictos armados y violencia antropogénica.

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Imagen 3.33: Colombia: Vulnerabilidad al cambio climático (PMA), y Mapa de Coberturas y


Clima (La Historia con Mapas).
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados en 2017 el número de desplazados en
Colombia ascendió a 7,7 millones; y según el DPN entre 2006 y 2014 de cada cuatro
colombianos uno resultó afectado por desastres climáticos. Esta situación es común en
América Latina y el Caribe, dadas las amenazas naturales propias del medio tropical, y las
consecuencias socio-ambientales del subdesarrollo.
De ahí la importancia de una gestión integral del riesgo, que a partir de una organización
de carácter participativo emprenda acciones eficientes para conocer, planear y transformar
su medio ambiente en un medio ecológicamente sólido y compatible con su cultura,
atendiendo de forma eficaz y oportuna la oferta y demanda del medio ambiente
amenazado, con las limitaciones que imponen el ecosistema y el contexto socio
económico.

¿Qué hacer?

Habrá que saldar pasivos ambientales de décadas engendrados por múltiples factores que
han intervenido en la construcción de la vulnerabilidad a los eventos climáticos extremos,
en un medio ambientalmente complejo y pluricultural, lo que obliga a intervenir
estructuralmente las deficiencias de una planificación precedente permeable a un modelo
de ocupación conflictivo del territorio, que facilita la socialización de los costos y la
privatización de los beneficios, buscando la explotación del medio ambiente en contravía
del interés general.

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Imagen 3.34- Colombia, Amenaza por remoción en masa (Ingeominas) y Degradación de


suelos por erosión (IDEAM)
Para dicha gestión del riesgo, se requiere acompañar los procesos sociales de
empoderamiento del territorio, de la previsión a corto plazo instrumentando los fenómenos
geodinámicos, las alertas tempranas y la modelación de los eventos probables, y de la
previsión general donde resultan vitales los mapas de amenaza para resolver la ocupación
conflictiva del suelo implementando modelos de exposición al riesgo. Entre las medidas de
prevención, además de las mejoras físicas o estructurales, y de la gestión eficiente de los
sistemas estratégicos y líneas vitales, se debe preparar a las personas y contemplar la
planificación participativa de acciones rápidas y eficaces para restaurar los servicios y
controlar o mitigar los daños al hábitat y al medio transformado.

Y en materia de planificación, se deberán establecer, no sólo un plan general diseñado en


función del riesgo de cúmulo (de importancia para las autoridades), sino también el
correspondiente plan operativo diseñado en función del riesgo específico (de interés para
el usuario), coordinado con el anterior para dar respuestas a las inquietudes y necesidades
locales. Añádase la educación requerida para formar una cultura ambiental que propenda
por la apropiación social del territorio en la gestión participativa e integral del riesgo,
propendiendo por una prevención de los desastres por la vía de la planificación y del
ordenamiento del territorio.

Finalmente, para enfrentar la adaptación al cambio climático, las anteriores acciones a


emprender en el marco de una gestión, deberán apostarle a objetivos y medidas
estratégicas, tales como: resolver las disrupciones de un modelo productivo que atenta
contra su estructura ecológica; expandir las figuras de conservación para viabilizar la
preservación de los ecosistemas en áreas críticas; zonificar el territorio y planificar el uso
del suelo y del patrimonio hídrico; e implementar acciones para la investigación de la

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amenaza y de educación ambiental como estrategias fundamentales para lograr una


apropiación social del territorio, mediada por la cultura ambiental.

Razón Pública [2019/04/28]

***

TEXTOS U.N.
Agricultura sostenible: reconversión productiva en la cuenca del río San Francisco. Aguirre D.
Carlos Mario, Ortiz O. Doralice, Duque E. Gonzalo. (2014). Corporación Aldea Global.
CTS, Economía y Territorio. Duque Escobar, Gonzalo (2018). Universidad Nacional de Colombia,
Manizales.
Elementos para la construcción de una visión estructurada del desarrollo de
Caldas. Book. Duque Escobar, Gonzalo (2014) U.N. – SMP Manizales. Manizales.
Fundamentos de economía y transportes. Book. Duque Escobar, Gonzalo (2006) Universidad Nacional
de Colombia.
Geomecánica. Book. (10 Book Section)Duque Escobar, Gonzalo and Escobar Potes, Carlos
Enrique (2016) Universidad Nacional de Colombia – Sede Manizales, Manizales, Colombia.
Geotecnia para el trópico andino. Escobar Potes, Carlos Enrique and Duque Escobar,
Gonzalo (2016) Book. (10 Book Section). U.N. de Colombia, Sede Manizales, Colombia.
Guía astronómica. Book. (13 Book Section).Duque Escobar, Gonzalo (2003) Universidad Nacional de
Colombia.
Introducción a la teoría económica. Duque Escobar, Gonzalo (2019) Museo Interactivo Samoga,
Manizales.
La logística del transporte: un elemento estratégico en el desarrollo
agroindustrial. Book. Sarache Castro, William Ariel and Cardona Alzate, Carlos Ariel and Giraldo García,
Jaime Alberto and Duque Escobar, Gonzalo and Orrego Alzate, Carlos Eduardo and Tamayo Arias, Johnny
Alexander and Builes Ocampo, Sabina and Cardona Jaramillo, Adriana and Granados Ortiz, María Luisa
(2007) Universidad Nacional de Colombia – Sede Manizales, Manizales, Caldas, Colombia.
Legalidad y sostenibilidad de la guadua en la ecorregión cafetera. Book. Duque Escobar, Gonzalo
and Moreno Orjuela, Rubén Darío and Ortiz Ortiz, Doralice (2014) Carder- Corporación Aldea Global, CARs
Socias del Proyecto.
Manual de geología para ingenieros. Book. (20 Book Section). Duque Escobar, Gonzalo (2003)
Universidad Nacional de Colombia, Manizales
Mecánica de los suelos. Book. (15 Book Section). Duque Escobar, Gonzalo and Escobar Potes, Carlos
Enrique (2002) Universidad Nacional De Colombia.
Procesos de Control y Vigilancia Forestal en la Región Pacífica y parte de la Región Andina de
Colombia. Book. Duque Escobar, Gonzalo and Moreno Orjuela, Rubén Darío and Ortiz Ortiz, Doralice and
Vela Murillo, Norma Patricia and Orozco Muños, José Miguel (2014) Carder- Corporación Aldea Global, CARs
Socias del Proyecto.
Sistematización de Experiencias y Estrategias de los Planes de Acción Inmediatos PAI de la
cuenca del río Guarinó y la Charca de Guarinocito. Vela Murillo, Norma Patricia and Duque Escobar,
Gonzalo and Ortiz Ortiz, Doralice (2012) Editorial Blanecolor Ltda. Manizales, Colombia.
UMBRA: la Ecorregión Cafetera en los Mundos de Samoga. Book. (5 Book Section). Duque-Escobar,
Gonzalo (2015). Museo Interactivo Samoga. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
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CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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4. ANÁLISIS DE ESTABILIDAD DE TALUDES

4.1. INTRODUCCIÓN
Al hablar de deslizamientos se ha ilustrado la importancia que puede adquirir el estudio de la
estabilidad de taludes en nuestro medio, pero ese es apenas uno de los aspectos que trata dicha
rama de la geotecnia, puesto que también es pieza fundamental en otras actividades de la ingeniería
tales como el diseño y construcción de presas de tierra y enrocado, diques, rellenos y terraplenes.
Dichas estructuras de tierra, en conjunto con los cortes o excavaciones que se practican en los
proyectos de ingeniería, forman lo que se ha denominado los taludes artificiales; estos se diferencian
de las laderas y taludes naturales, por la naturaleza de los materiales involucrados en cada caso o
por las circunstancias de formación del talud, su historia geológica, el clima al cual ha estado sometido
y la influencia del hombre. (Rico y Del Castillo, 1974).
Dentro de los taludes artificiales deben reconocerse las diferencias entre los cortes y los terraplenes,
teniendo en cuenta que éstos, como en las presas, el grado de control que puede ejercer la ingeniería
es mayor, dado que se seleccionan los materiales que los forman, los sistemas de colocación,
compactación y drenaje. En las excavaciones de laderas habrá que trabajar con los materiales en su
estado natural, con todas las variaciones que puedan presentarse de un punto a otro en las
condiciones hidrológicas y geológicas, las propiedades geotécnicas de suelos y rocas y el grado de
meteorización. En cualquier caso deberán considerarse a mediano y largo plazo factores tales como
el cambio que introduce en el medio ambiente toda obra de ingeniería, la influencia del agua sobre
la resistencia, la estabilidad y la respuesta de los materiales a las cargas aplicadas y las modificaciones
que sufren los materiales con el tiempo (en especial por la meteorización intensa que puede ocurrir
en nuestro medio tropical).
Dicen Skempton y Hutchinson (1969) en uno de los trabajos más importantes sobre la materia: el
estudio científico de taludes de tierra y roca tiene aplicaciones que varían desde problemas de
geomorfología pura, hasta la predicción de estabilidad de taludes para propósitos de ingeniería civil
y el diseño de medidas correctivas donde un deslizamiento ha destruido o amenaza vidas humanas,
propiedades o medios de comunicación.
Sea cual fuere el enfoque dado al tema, se requiere un conocimiento adecuado de numerosos puntos
que pueden reunirse en cuatro grupos relacionados entre sí:
Reconocimiento y clasificación de los diversos tipos de movimientos en masa que pueden ocurrir, sus
características morfológicas, ambiente geológico, velocidad y causas de la falla.
Clasificación y descripción precisa de los materiales englobados en los movimientos en masa y
medidas cuantitativas de sus propiedades relevantes.
Método del cálculo de la estabilidad del talud en términos del tipo de falla, real o prevista y las
propiedades de los materiales.
Correlación entre las observaciones de campo y los resultados del cálculo de estabilidad.
Agregan los autores citados que “los movimientos en masa ocurren principalmente en respuesta a
fuerzas gravitacionales, ayudadas algunas veces por actividad sísmica. La manera como un talud
cede ante dichas fuerzas está controlada por una multitud de factores, entre los cuales los más
importantes son la geología, la hidrología, la hidráulica, el relieve, el clima y la meteorización”.

4.2 FACTOR DE SEGURIDAD

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Una definición del factor de seguridad contra la falla de un talud, es la del valor resultante de dividir
la resistencia al corte disponible del suelo, a lo largo de una superficie crítica de deslizamiento, por
la resistencia al corte requerida para mantener el equilibrio (Bishop, 1955)
La tarea del ingeniero encargado de analizar la estabilidad de un talud es determinar el factor de
seguridad. En general el factor de seguridad se define como

f
FS s 
d (4.1)

Donde FSS= Factor de seguridad con respecto a la resistencia


f= Resistencia cortante promedio del suelo
d= Esfuerzo cortante promedio desarrollado a lo largo de la superficie potencial de falla.

La resistencia cortante de un suelo consta de dos componentes, la cohesión y la fricción, y se expresa


como

 f  c     tan  (4.2)
Donde c= Cohesión
= Ángulo de fricción
'= Esfuerzo normal efectivo sobre la superficie potencial de falla

De manera similar

 d  C d     tan d (4.3)

Donde cd y d son, respectivamente, la cohesión efectiva y el ángulo de fricción que se desarrolla a


lo largo de la superficie potencial de falla. Sustituyendo las ecuaciones (2) y (3) en la ecuación (1),
se obtiene.

c     tan 
FS s 
cd     tan d
(4.4)

Se puede introducir algunos otros aspectos del factor de seguridad, es decir, el factor de seguridad
con respecto a la cohesión FSC y el factor de seguridad con respecto a la fricción FS y se define como
sigue:

C
FS C  (4.5)
Cd
y
tan 
FS 
tan d
(4.6)

Cuando se comparan las ecuaciones (4.4), (4.5) y (4.6), se aprecia que cuando FSC se vuelve igual a
FSf, ese es el factor de seguridad con respecto a la resistencia. O si

C tan 

C d tan  d

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Se puede escribir

FSS = FSC + FS(4.7)


Cuando FS esa igual a 1,00, el talud está en un estado de falla incipiente. Generalmente un valor de
1,40 como factor de seguridad con respecto a la resistencia es aceptable para el diseño de un talud
estable.
El valor mínimo del factor de seguridad aceptable en una ladera depende de varias circunstancias,
que se pueden asociar con el tipo de talud. A continuación se incluyen algunas recomendaciones
relacionadas con los taludes nuevos, los existentes, los naturales y los construidos en obras
temporales.

a. Taludes nuevos.
Un factor de seguridad de diseño contra la falla de un talud depende de la magnitud de las pérdidas
económicas y de vidas que dicha falla pueda producir. En el “Geotechnical Manual of Slopes (1984)”
se indican los factores de seguridad los factores de seguridad recomendados para taludes nuevos
que se presentan en la tabla 4.1. Dichos factores de seguridad son válidos para condiciones de aguas
resultantes de una lluvia con período de retorno de 10 años. Hay tres categorías de riesgo en cada
caso, despreciable, bajo y alto. La categoría “riesgo para vida” refleja la probabilidad de pérdidas de
vida en el evento de falla.

Tabla 4.1 Factores de seguridad recomendados para taludes nuevos, considerando una lluvia con período de
retorno de diez años.
Riesgo para Vida Factor de Seguridad recomendado contra pérdidas de
vidas para una lluvia con período de retorno de diez años.

Despreciable Bajo Alto


Riesgo económico
Factor de seguridad
recomendado contra Despreciable >1 1,2 1,4(1)
pérdidas económicas
para una lluvia con Bajo 1,2 1,2 1,4(1)
período de retorno
de diez años. Alto 1,4 1,4 1,4(1)

Nota (1)
Adicionalmente al factor de seguridad de 1,4 para lluvia con período de retorno de diez años, un talud en la
categoría alta “riesgo para vida” debe tener un factor de seguridad de 1,1 con las condiciones más críticas
posibles del agua subterránea.

(2)
Los factores de seguridad dados en esta tabla son valores recomendados. Sin embargo, pueden adoptar
valores mayores o menores, particularmente en relación con las pérdidas económicas probables.
(Geotechnical Manual for Slopes, 1984)
La categoría de “riesgo económico” refleja la magnitud probable de las pérdidas económicas en los
casos de falla. En las tablas 4.2 y 4.3 se presentan ejemplos típicos de las situaciones de fallas en
taludes correspondientes a cada categoría de riesgo, tomados del “Geotechnical Manual for Slopes
(1984)”
Se debe señalar que los factores de seguridad contra pérdidas económicas y los ejemplos típicos de
falla de taludes en cada categoría de riesgo económico, se deben utilizar como una guía, dado que
no cubren todas las situaciones de falla posibles. Es esencial que el diseñador adopte una decisión
adecuada haciendo un balance entre las pérdidas económicas potenciales en el evento de la falta y
el costo adicional de construcción, requerido para garantizar un factor de seguridad más alto.

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Tabla 4.2 Ejemplos de fallas de taludes en cada categoría de riesgo para vida.
Riesgo de Vida
Ejemplo
Despreciable Bajo Alto
1. Fallas que afectan parques campestres y áreas de recreación a cielo abierto
(*)
con uso ligero.
2. Falla que afecta carreteras con densidad de tráfico baja (*)
3. Fallas que afectan bodegas de materiales (no peligrosos). (*)
4. Fallas que afectan espacios abiertos con uso masivo y facilidades de
(*)
recreación (áreas de descanso, campos de deporte, parqueaderos).
5. Fallas que afectan carreteras con densidad vehicular, o tráfico peatonal altos. (*)
6. Fallas que afectan áreas públicas de espera (plataformas de ferrocarril,
(*)
paraderos de buses, estaciones de gasolina.
7. Fallas que afectan edificios ocupados (residenciales, educacionales,
(*)
comerciales, industriales)
8. Fallas que afectan edificios de almacenamiento de materiales peligrosos. (*)
(Geotechnical Manual for Slopes, 1984)

Tabla 4.3 Ejemplos de fallas de taludes en cada categoría de riesgo económico.


Riesgo Económico
Ejemplo
Despreciable Bajo Alto
1. Fallas que afectan parques campestres. (*)
2. Falla que afecta carreteras rurales, ramales, distribuidoras distritales y
(*)
distribuidoras locales, que no son el único acceso.
3. Fallas que afectan parqueaderos al aire libre. (*)
4. Fallas que afectan carreteras rurales o distribuidoras primarias, que no son
(*)
el único acceso.
5. Fallas que afectan servicios esenciales, que pueden causar pérdidas de ese
(*)
servicio en forma temporal (conducciones de agua, gas, electricidad).
6. Fallas que afectan carreteras troncales rurales o urbanas, de importancia
(*)
estratégica.
7. Fallas que afectan servicios esenciales que pueden causar pérdidas de ese
(*)
servicio por un período largo.
8. Fallas que afectan edificaciones a las que les pueden causar un daño
(*)
estructural excesivo.

Nota Los ejemplos anteriores son una guía. El diseñador debe decidir el grado de riesgo económico y debe balancear el
riesgo económico potencial en el evento de la falla, contra el incremento de los costos de construcción que se
requiere para lograr un factor de seguridad alto.
(Geotechnical Manual for Slopes, 1984)

Las fallas en la categoría de riesgo alto para la vida no son aceptables aún en el evento de condiciones
excepcionales de agua subterránea. Adicionalmente un factor de seguridad de 1,4 para una lluvia
con período de retorno de diez años, un talud en la categoría mencionada debe alcanzar un factor
de seguridad de 1,1 con las peores condiciones esperadas de agua subterránea.
En cualquier área de préstamo o en el sitio de un proyecto en desarrollo, los factores de seguridad
que se adopten para el diseño de los taludes deben estar de acuerdo con el uso futuro del área,
considerando las sobrecargas al talud que puedan resultar del desarrollo posterior. Cuando se
desconozca el uso futuro del terreno, se debe asumir que este es residencial.
b. Taludes existentes.
Cuando se analiza un talud antiguo para determinar la extensión de cualquier obra correctiva o
preventiva requerida, la historia del comportamiento de dicho talud puede ser de gran importancia
para el diseñador. Se presenta por ejemplo, la oportunidad de examinar la geología del talud mucho
mejor que en el caso de un sitio por desarrollar y de obtener una información más confiable del agua
subterránea. El diseñador puede, por lo tanto, adoptar con confianza unos factores de seguridad para
las obras remediales o preventivas, menores de los señalados anteriormente para los taludes nuevos.
Siempre que se realicen unas investigaciones rigurosas de geología y geotecnia (las cuales incluyen
un completo examen de la historia del mantenimiento del talud, los registros del agua subterránea,
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los registros de lluvias y los registros de instrumentación del talud), se podrán utilizar los factores de
seguridad incluidos en la tabla 4.4 para el diseño de obras remediales o preventivas, siempre y cuando
que las condiciones de carga, la forma básica del talud modificado y el régimen del agua subterránea
se mantengan substancialmente iguales a aquellas del talud existente.
Para el diseño de las obras remediales o preventivas, se puede asumir que el talud existente tiene
un factor de seguridad mínimo de 1,00 para las condiciones más críticas de cargas y de aguas
subterránea. En el caso de un talud fallado o peligroso, se deben identificar las causas de la falla o
del peligro para tenerlas en cuenta en el diseño de las obras. En aquellos casos donde el talud se
modificará sensiblemente, o donde su estabilidad será afectada por nuevas obras, se deben adoptar
los factores de seguridad recomendados en la tabla 4.1.
Tabla 4.4 Factores de seguridad recomendados para el análisis de taludes existentes y para el diseño de las
obras remediales y preventivas, considerando una lluvia con período de retorno de 10 años.

Factor de seguridad recomendado contra pérdidas de vida para una


lluvia con período de retorno de 10 años.
Despreciable Bajo Alto
Riesgo para la Vida
1,00 1,10 1,20

Notas Estos factores de seguridad son valores mínimos para utilizar únicamente donde se han efectuado estudios
geológicos y geotécnicos rigurosos, donde los taludes han permanecido estables durante un tiempo considerable,
y donde las condiciones de las cargas, el régimen de agua subterránea y la forma básica del talud modificado
permanecen substancialmente iguales a las del talud existente.

Se debe adoptar el procedimiento de análisis regresivo para el diseño de las obras remediales o preventivas, se
puede asumir que el talud existente alcanzó un factor de seguridad mínimo de 1,00 para las peores condiciones
conocidas de carga y de agua subterránea.

Para un talud fallado o en peligro de falla, las causas de la falla o del peligro deben identificar específicamente y
tener en cuenta para el diseño de las obras remediales.
(Geotechinal Manual for Slopes, 1984)
c. Taludes naturales
Los taludes naturales generalmente se encuentran cerca del equilibrio límite en áreas extensas, de
tal manera que las medidas preventivas pueden ser costosas y difíciles. Obviamente no es
recomendable en estos casos acometer el abatimiento del talud para lograr solo un mejoramiento
marginal de estabilidad. En tales casos se pueden desarrollar rápidamente presiones de poros altas.
En estos casos generalmente no se produce una señal previa al deslizamiento, y el material en
movimiento, si hay licuación, puede viajar grandes distancias a velocidad alta, aún sobre superficies
relativamente planas. Materiales como un peso unitario seco menor que la densidad crítica se pueden
formar bebido a la compactación inadecuada de un relleno, por la disposición de material coluvial en
un estado suelto o por la meteorización in situ.
Las rocas que tienen una meteorización alta o total se pueden comportar como suelo en términos de
sus propiedades de ingeniería, de tal manera que los taludes con estos materiales se deben evaluar
analizando una amplia variedad de superficies potenciales de falla. En roca menos meteorizada la
falla del talud es controlada por el sistema de fisuras.

4.3 ANÁLISIS Y DISEÑOS.


Como requisito para un buen análisis, los ingenieros deben determinar con suficiente precisión los
mecanismos de falla que intervinieron en el deslizamiento bajo estudio, o que pueden actuar en el
futuro. Además deben estar familiarizados con las técnicas de investigación del terreno, la
exploración, los ensayos de campo y laboratorio y conocer los sistemas de obras correctivas y
preventivas disponibles. La experiencia de campo permite mejorar nuestra compresión general sobre

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los tipos de falla de taludes y los mecanismos actuantes y suministra bases para su reconocimiento
y clasificación.
Tanto el análisis como el diseño de taludes de excavaciones y rellenos constituyen una aplicación de
la investigación y los avances que se logran en la mecánica de suelos y la mecánica de rocas, ciencias
que proporcionan los métodos para cuantificar el factor de seguridad y la probabilidad de falla. Esa
aplicación en casi todos los casos requiere simplificaciones, pero esto no obsta para que siempre sea
recomendable algún análisis, por simple que sea, en todas las labores de diseño. Al mismo tiempo,
es esencial que no se pierdan de vista las diferencias entre la realidad, a mentido compleja y el
modelo teórico simplificado, en particular, cuando se están interpretando los resultados del análisis.
a. Procedimiento general de diseño.
Se presenta en la tabla 4.5 un procedimiento general de diseño de taludes (y de fundaciones), que
también describe la secuencia diseño-construcción. El diseño en ingeniería busca ofrecer un margen
de seguridad adecuado, dentro de las condiciones económicas y sin perder de vista las posibilidades
reales (físicas, técnicas y financieras) de llevar a cabo las obras.
La secuencia descrita en la tabla 4.5 puede considerarse sencilla, pero su realización en los proyectos,
en la vida real, no es siempre fácil. Al estudiarla puede plantearse un contraste entre la investigación
y la práctica de la ingeniería; la investigación permite, y más aún, estimula el desarrollo de las ideas
acaecidas por individuos, mientras que un diseño de ingeniería puede no ser mejorado por un
refinamiento extremo en los detalles, sino que está gobernado por el eslabón más débil en la
secuencia compleja de diseño.
Un eslabón débil puede producirse por errores u omisiones tales como:
a) datos de entrada, irreales o errados;
b) análisis irreal en el diseño;
c) criterios de diseño insuficientes;
d) diseño poco práctico;
e) documentos contractuales deficientes, confusos e imprecisos, en los cuales el problema real no
esté adecuadamente definido;
f) construcción deficiente, pobre o defectuosa. En ocasiones puede ser el fruto de un control
descuidado.
Por otra parte se debe tener en cuenta que el análisis no es igual al diseño; el análisis debe servir
para guiar el diseño y solo entonces será útil en la ingeniería práctica. El análisis es una componente
importante del diseño funcional de un talud, junto con las consideraciones de drenaje y el control de
la construcción. En el análisis se avalúan las propiedades mecánicas de los materiales, para llegar a
diseñar una configuración acorde con los requisitos de comportamiento del talud (Morgenstern y
Sangrey, 1978).

Tabla 4.5 Proceso diseño-construcción. (*)


Requisitos del proyecto, técnicos y económicos.
Diseño preliminar: Abarca un estimativo de los
Selección del sitio.
problemas potenciales de diseño, basado en:
Evaluación preliminar de las condiciones del terreno.
Exploración.
Investigación de campo, consiste en: Ensayos en el sitio y en el laboratorio.
Mediciones (instrumentación).
Condiciones naturales, incluyendo el estado de esfuerzos.
Idealización (o modelado) de: Propiedades de los materiales naturales (parámetros geotécnicos).
Mecanismos potenciales de falla.
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Resultados numéricos.
Análisis, el cual producirá:
Conclusiones y recomendaciones para el diseño.
Diseño: basado tanto en los resultados del Criterios de diseño.
análisis como en el criterio de ingeniería (buen juicio Concepto del diseño.
y experiencia práctica) de generalistas y Dimensiones de la estructura.
especialistas. Ente sus limitaciones juega papel Detalles de diseño.
importante la economía del proyecto. Comprende: Especificaciones de construcción.
Cantidades de obra.
Presupuesto.
Especificaciones generales y particulares.
Contrato: Determinación del precio y el plazo.
Sistema de contratación.
Selección del contratista.
Ejecución del proyecto.
Inspección y control de la obra (Interventoría).
Construcción: Ajustes al diseño.
Instrumentación.
Pruebas de funcionamiento.
Observaciones y mediciones de la instrumentación.
Control y Mantenimiento de la Interpretación de registros de las anteriores.
estructura terminada: Mantenimiento rutinario.
Obras complementarias.
(*) Adaptada de K.N. John (1975)

El análisis requiere conocimiento sobre la geometría del terreno y las obras de ingeniería proyectadas
o ya existentes, la resistencia al corte de los materiales y las condiciones de presión de poros. En
caso de inestabilidad actual, es necesario definir el tipo de movimiento de falla del talud, mientras
que en la predicción del comportamiento, se debe establecer el tipo de inestabilidad con mayores
posibilidades de ocurrir; esto requiere un buen conocimiento y utilización de la geología, la
geomorfología, la foto interpretación, el poder de observación y la experiencia. Algunos tipos de
inestabilidad, básicos o simples, son susceptibles de análisis convencionales; otros no y por lo tanto
debe acudirse a técnicas de observación y análisis probabilístico.
Las mayores dificultades residen en la determinación de la geometría de la falla (forma y tipo de
movimiento, localización de la superficie de deslizamiento), la predicción del tipo de falla que puede
ocurrir y sobre todo, la selección de los parámetros de resistencia al corte apropiados, su variabilidad
en el tiempo y el espacio y las condiciones de presión de poros.
Los taludes artificiales de obras en tierra, donde hay selección de materiales, control de la
construcción, colocación y compactación del suelo que los forma, se llega a una masa relativamente
homogénea, en la cual el tipo de movimiento de falla es común, simple y definido. En los taludes
naturales la forma de la falla estará fijada por las condiciones geológicas, la resistencia de los
materiales presentes y la geometría del talud; la multiplicidad de factores y su variabilidad, pueden
llevar a situaciones muy complejas.

b. Métodos de análisis.
Hay toda una gama de métodos de análisis para el diseño de taludes en suelo o roca, los cuales
pueden encuadrarse en dos grandes categorías que se presentan en la tabla 4.6.
1. El concepto del Equilibrio Límite, que se desarrolló primero en la mecánica de suelos y más
tarde se adoptó en la mecánica de rocas.
2. El Método de los Elementos Finitos, con sus muchas variaciones, más reciente. Se aplica en
el llamado Análisis de Deformación.

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Tabla 4.6 Análisis convencionales en el diseño de taludes.


ENFOQUE ANÁLISIS DE EQUILIBRIO LÍMITE ANÁLSIS DE ELEMENTOS FINITOS
Bidimensional, Bidimensional,
Tridimensional (cuña) Tridimensional.
Masa rígida o semirrígida Material de comportamiento elástico lineal no
CARACTERÍSTICAS
lineal.
Con o sin resistencia a la tracción
Con o sin discontinuidades.
Geometría Geometría.
Modo de falla: Translacional, rotacional, Campo de esfuerzos natural, roca: E, , c, .
plana, cuña. Discontinuidades: Kn, Ks, dilatancia, c, .
DATOS DE ENTRADA
Parámetros c, : de fluencia, pico, residual. Agua: Efecto de las presiones neutras.
Agua empuje hidrostático, fuerzas de
infiltración, presiones neutras.
Factores de seguridad Campo de esfuerzos,
RESULTADOS
Campos de deslizamiento.
No considera deformaciones. Por lo general admite únicamente
LIMITACIONES
desplazamientos pequeños.
(*) Tomada de K.W. John (1975).
Existe en la actualidad una tendencia definida a combinar los dos enfoques anteriores – análisis de
equilibrio límite y método de los elementos finitos – buscando un sistema cada vez más unificado en
el cual, los resultados del segundo, campos de esfuerzos y patrones de deformación, son reanalizados
por medio de diferentes procedimientos de equilibrio límite, con el fin de suministrar respuestas
adicionales a los diseñadores. El análisis se ve facilitado con los computadores y la disponibilidad de
programas.
En los métodos de equilibrio límite se postula una condición de falla incipiente a lo largo de una
superficie continua de deslizamiento cuya forma es conocida o supuesta. Se obtiene luego un
estimativo del factor de seguridad del talud con respecto a la resistencia al corte, examinando el
equilibrio de la masa de suelo sobre la superficie e rotura. En líneas generales el Factor de Seguridad
(FS) se define como la relación entre la resistencia al corte disponible por el suelo y la requerida para
mantener el equilibrio (Bishop, 1954, citado por Skemptom y Hutchinson, 1969). Esta es la noción
convencional del Factor de Seguridad y su cálculo se basa en un análisis estático que predice los
esfuerzos cortantes asociados con la falla del talud natural o artificial. Otro desarrollo de la geotecnia
tiende al concepto más lógico de la probabilidad de falla del talud, en el cual se hace una evaluación
apropiada de la confiabilidad de las variables consideradas en el análisis de estabilidad.
c. Datos de entrada para el análisis.
En un análisis de estabilidad de taludes se requiere contar con una información confiable sobre la
topografía del sitio, la geología, la resistencia de los materiales y las cargas externas que actúan
sobre el talud. A continuación se indican algunas de las condiciones que deben satisfacer cada uno
de estos datos:
Topografía. Es indispensable contar con un plano preciso del sitio, donde se localizan la posición de
los sondeos, las áreas donde se efectuó el levantamiento de las fisuras la localización de estructuras
y de las secciones que se deben analizar. Estas secciones se deben levantar con un detalle tal que
se puedan dibujar a una escala adecuada para medir las dimensiones con una exactitud de 0,10 m.
Generalmente una escala 1:100 es suficiente aunque una escala 1:50 o 1:20 se puede necesitar
cuando la altura del talud es menor de 10 m.
Geología. Como resultado de la investigación del terreno se debe establecer la profundidad de
meteorización, la presencia de las formaciones superficiales como las capas de cenizas volcánicas,
los depósitos de coluviones, rellenos y las estructuras del macizo rocoso.
En los análisis de estabilidad la información geológica se debe interpretar en términos de capas o
zonas de materiales con características de ingeniería similares. En el caso de que se tengan rocas
180
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meteorizadas en el talud, se pueden adoptar uno de los perfiles internacionalmente aceptados


(ejemplo el de la Asociación Internacional de Ingeniería Geológica, 1981). No obstante lo anterior,
en algunos sitios específicos puede resultar necesario desarrollar esquemas individuales para
clasificar zonas de material.
Los detalles de geología disponibles para el análisis generalmente se basan en una información
restringida, la cual frecuentemente puede tener más de una interpretación. Consecuentemente en el
análisis se debe considerar todo el rango de posibilidades. Las condiciones geológicas se deben
evaluar continuamente durante la construcción, y el diseño se debe modificar si las condiciones
geológicas reales difieren de aquellas asumidas. La estructura geológica adoptada para el diseño se
debe mostrar en las secciones seleccionadas para el análisis.
Resistencia al corte de los materiales. Tal como se mencionó en el capítulo anterior, la
resistencia al corte de los materiales que conforman el talud se debe expresar en términos de los
parámetros de esfuerzos efectivos. c’ y ’, y deben obtenerse ensayando muestras representativas
de los materiales de la matriz y de los que se encuentran en las discontinuidades. Las muestras se
deben ensayar en un rango de esfuerzos comparables a los existentes en el talud y en condiciones
saturadas, a menos que haya evidencia que los materiales no llegarán a una situación cercana a la
saturación durante la lluvia de diseño.
La resistencia al corte de un material no saturado generalmente es bastante mayor que la del mismo
material en condiciones saturadas. Sin embargo, tanto los taludes con vegetación como los protegidos
pueden alcanzar contenidos de humedad cercanos a la saturación durante la lluvia de 10 años de
período de retorno, a no ser que los taludes se encuentren protegidos efectivamente contra la
infiltración directa e indirecta. Por lo tanto, no es conveniente confiar en la succión del suelo como
un factor que contribuya a la estabilidad a largo plazo.
Para que las medidas de protección de un talud se mantengan trabajando es necesario suministrarles
un mantenimiento adecuado. Por razones ambientales se prefiere la vegetación a los materiales duros
(concreto lanzado) como cubierta protector para controlar la erosión superficial.
Agua Subterránea. Las condiciones del agua subterránea deben evaluarse durante y después de
efectuada la investigación del terreno, mediante la instalación y lectura de piezómetros y a través de
la observación de tasas de infiltración. Los niveles que se obtengan durante el período de observación
seguramente no representan los niveles máximos que deben producirse durante la lluvia de diseño;
por lo tanto, debe hacerse una predicción de los niveles que pueda alcanzar el agua como
consecuencia de la lluvia y otros factores (fugas de redes).
Los taludes se deben diseñar para las condiciones del agua subterránea que resulten de la lluvia de
diez años de período de retorno. Adicionalmente, los taludes que se encuentren en categoría de alto
riesgo para la vida se deben evaluar para determinar la sensibilidad de su estabilidad, a niveles de la
tabla de agua superiores a los que se predigan para la lluvia de los diez años de período de retorno,
es decir, para las peores condiciones esperadas. Estas condiciones críticas pueden ser ocasionadas
por la rotura de las tuberías de acueducto o alcantarillado, por el taponamiento de los filtros de
drenaje, por una lluvia excepcionalmente fuerte (con período de retorno superior a diez años) y el
subsecuente llenado de las grietas de tensión o de las fisuras abiertas. En la sección del talud que se
utilice para efectuar el análisis de estabilidad, se deben mostrar las tablas de agua esperadas para la
lluvia de diez años de período de retorno y las de peores condiciones posibles.
Mediante el examen de los perfiles de los materiales del talud, se debe considerar la posibilidad de
que presenten niveles de agua colgada en la interface de las capas con diferentes permeabilidades.
Las tablas de agua colgadas se pueden formar en la interface entre el coluvión o relleno y el suelo
subyacente, entre las zonas de meteorización, o entre las zonas de meteorización y el coluvión. Estas
condiciones transientes normalmente se forman y se disipan relativamente rápido, y son difíciles de
detectar con la medición de los piezómetros o con la observación de la infiltración.

181
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En los taludes de roca presiones máximas del agua se pueden desarrollar durante las lluvias fuertes,
como resultado del llenado de las grietas de tensión y de las fisuras abiertas. La presión del agua en
estos casos debe asumirse con el valor máximo en la base de la grieta de tensión, y con un valor
cero en la superficie. La presión del agua puede variar entre fisura y fisura dentro de la masa rocosa,
de tal manera que los valores medidos con los piezómetros solo tienen significado para las fisuras
interceptadas por el filtro que rodea la punta del piezómetro. Estos valores son confiables solo si el
filtro intercepta una sola fisura.
Cargas externas. Todas las cargas que pueden influir sobre la estabilidad del talud se deben incluir
en el análisis, teniendo en cuenta los factores de seguridad que se les hallan asignado durante su
evaluación. Estas cargas pueden provenir del tráfico, de las fundaciones de edificaciones, de muros
de contención, de botaderos de residuos de construcción, de explosiones, de hincado de pilotes, y
finalmente, de los sismos que puedan afectar la región.

4.4 MÉTODOS DE ANÁLISIS


Existen muchos métodos de análisis de estabilidad que se pueden utilizar en el diseño de taludes. La
mayoría de ellos se basan en el principio del equilibrio límite, aunque algunos utilizan la teoría del
límite plástico, y otros se basan en deformación.
Históricamente se han presentado dos maneras de resolver los problemas relacionados con la
estabilidad de taludes:
1. Solución matemática. Fue propuesta por Rankine en 1857 y formalizada por Kotter en
1903. En 1939 fue desarrollada por Sokolovsky. Consiste en formular un sistema soluble de
ecuaciones para encontrar las cargas limites que puede sostener el suelo, de acuerdo con la
forma y la naturaleza de la superficie a lo largo de la cual se produce la falla, en el instante
en que esta se genera. Este tipo de solución puede emplear el método analítico o el numérico
(elementos finitos), pero presenta el inconveniente de requerir, además de los parámetros
de resistencia al corte, otros parámetros como el modulo elástico y la relación de Poisson.
Dado que no todos estos parámetros se pueden definir de una manera muy precisa, los
resultados que se obtienen dependen de la incertidumbre de los datos iniciales.
2. solución convencional o de equilibrio limite. Esta solución fue propuesta por Coulomb
en 1776. consiste en asumir la forma geométrica de la superficie de falla, generalmente
basándose en observaciones de superficies de falla reales, e introducir procedimientos
simplificatorios entre los cuales se aproxima el esfuerzo normal sobre la superficie de falla,
hasta encontrar la relación entre las fuerzas actuales y las resistentes en la condición de
equilibrio límite o de falla inminente. Teniendo en cuenta las dificultades que presenta la
solución matemática y las facilidades del cálculo de la solución convencional, la mayoría de
los métodos de análisis se basan en el principio del equilibrio límite.
a. Soluciones de equilibrio límite
4.4.1 Condiciones idealizadas. En el análisis de estabilidad de taludes se presentan dos factores
que lo dificultan. El primero es la presencia de suelos heterogéneos, lo que determina que las
propiedades del suelo en los taludes no sean homogéneas e isotrópicas. El segundo está relacionado
con las condiciones de borde que definen la red de flujo, las cuales en la mayoría de los casos solo
se conocen de una manera aproximada.
Para resolver las dificultades anteriores, se adoptan las siguientes simplificaciones:

182
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a. Se utiliza una sección promedia típica y se asume que no actúan esfuerzos de corte de
dirección normal a la sección, y por lo tanto, que tenemos un caso bidimensional de
esfuerzos. La masa que se analiza tiene dimensión unitaria en dimensión normal a la sección.
b. Se asume que la sección promedio está formada por suelos uniformes, cada uno con
propiedad constante. En la mayoría de los casos se supone que toda la masa está formada
por una solo tipo de suelo.
c. Se asume que la resistencia al corte de cada suelo individual presente en la sección se puede
expresar mediante la ecuación de Mohr-Coulomb.
d. Se asume que las condiciones de
 flujo de agua y las presiones
correspondientes, representadas por una red
n de flujo, son conocidas.
s
s 4.4.2 Procedimiento de las soluciones.
Las diferentes soluciones que emplean el
principio del equilibrio límite utilizan el
Superficie siguiente procedimiento:
de falla
a. Se asume la superficie de falla.
b. Se estudia el equilibrio de la masa
de suelo que se deslizaría, considerando el
Figura 4.1 Sección de un talud con la definición del
problema.
conjunto de los esfuerzos actuales. El suelo
genera cierta resistencia y se comporta
común material rígido-plástico, es decir, no
presenta movimientos antes de la falla.
c. Se asume que el factor de seguridad, Fs, está dado por la relación entre la resistencia al
corte disponible en el suelo, y los esfuerzos movilizados en el suelo por el sistema de fuerzas
actuantes sobre la masa considerada.

f Resistencia al corte del suelo


Fs   (4.8)
 m Resistencia al corte movilizado

Si Fs es mayor que 1,00 se supone que no hay movimiento, mientras que si es menor de
1,00, debe presentarse movimiento de la masa de suelo.
d. Se utiliza el criterio de falla de Mohr-Coulomb, el cual señala que la resistencia disponible
está dada por:

 f  c   n  u   tan  (4.9) ,
Mientras que la resistencia al corte, movilizada se expresa como.

f
 c   n  u tan   (4.10)
1
m  
Fs FS
4.4.3 Diferencias entre los métodos. Existen varios métodos basados en el principio del equilibrio
límite que utilizan el procedimiento anterior; estos se diferencian en la entrada de datos, como se
indica a continuación:
183
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a. En la suposición sobre la forma de la superficie de falla. Algunos ejemplos son los siguientes:

Plana Coulomb (1776), Culman (1866)


Arco cicloidal Collin (1846)
Arco circular Petterson (1916), Fellenius (1936), Bishop (1955)
Arco espiral logarítmica Rendulic (1935)
Bloque deslizante (dos o tres superficies planas)
Superficie parabólica Vargas (1981)
Kenney (1956), Janbu ((1973), Morgerstern-Price (1965),
Superficie de falla general Chugaev (1964), Sarma (1973).

b. El tipo de solución. Estas pueden ser analíticas, como en el método de tajadas, o gráfica,
como en los métodos de círculos de fricción de Taylor, como arco circular de Fellenius y
bloque deslizante.
c. En la aplicabilidad del método. Algunos se utilizan para analizar masas homogéneas de
suelo, como el del círculo de Taylor, o el de Hoek y Bray (1981), otros a masas homogéneas
de suelo a diferentes tipos de superficies de falla, como los de tajadas.
d. En las consideraciones sobre el equilibrio estático. De acuerdo con las suposiciones
que utilice el método, se obtendrán soluciones simplificadas, rigurosas o aceptables.
e. En el tipo de parámetros de resistencia al corte del suelo que emplea. Las soluciones
pueden aceptar parámetros en esfuerzos totales únicamente, otras aceptar los parámetros

4.4.4 Definición del problema. Como se indica en la figura 4.1, con los métodos basados en el
principio de equilibrio límite se pretende, dada una posible superficie de falla, encontrar un conjunto
de fuerzas actuantes a lo largo del límite de dicha superficie, de tal manera que la masa de suelo se
encuentre en equilibrio.

La solución debe satisfacer:


n ydeben ser aceptables para el material.
n>0 y debe ser un esfuerzo de compresión.
debe tener una dirección.
debe ser positivo
s y s son esfuerzos internos en la masa deslizada, deben ser aceptables para el material y/o,

 s  c p   s  u  tan  p

Donde c p = Cohesión efectiva promedio

 p =Ángulo de fricción interna efectivo promedio


 El punto de aplicación de la resultante de s debe estar dentro de la masa de suelo.

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4.5 ANÁLISIS PARA UN TALUD INFINITO.

Figura 4.2 Talud infinito


Se entiende por talud infinito el que tiene una inclinación constante, una extensión ilimitada y unas
condiciones y propiedades constantes del suelo a cualquier profundidad desde la superficie del talud.
El talud puede estar constituido por estratos de diferentes suelos, si todos son paralelos a la superficie
del talud. Por definición, cualquier columna de suelo dentro del talud infinito es igual a cualquier otra
columna en todos sus aspectos. Tal como se indica en la figura 4.2a, el análisis del talud infinito se
puede aplicar cuando la longitud del deslizamiento es mucho mayor que su espesor.

4.5.1 Análisis en términos de esfuerzos efectivos. Se asume una tajada vertical de ancho b,
sobre la que actúan las fuerzas mostradas en la figura 4.2b. Aplicando las condiciones de equilibrio
límite y teniendo en cuenta el tipo de falla, se concluye que las fuerzas Rn y Rn+1, son iguales, opuestas
y colineales.

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Sumando las fuerzas paralelas al talud se encuentra:

w  se 
 S  1 (Profundid ad unitaria)
l 1 s

Donde
W= Peso de la tajada   z  l  cos  1
P
= Resistencia al corte del suelo c   tan  
l

Por lo tanto,

wsen   b  z  sen
p S 
c  tan   l b
l  1 cos 
Fs 
  z  sen  cos 
S    z  sen cos 

Sumando fuerzas en dirección normal a la superficie de falla,

P  W  cos   P   U

De donde
p  W  cos   U    b  z  cos   U    z  l  cos 2   U

P    z  l  cos 2   u  l 1
U  u  1 l 
l 1 l 1
Por lo tanto,

Fs 

c     z  cos 2   u tan   
(4.11)
  z  sen  cos 
Esta expresión se reduce a los siguientes casos:

a. Cohesión cero (c´=0)

 u  tan  
Fs  1   (4.12)
   z  cos   tan 
2

b. Cohesión y presión de poros cero (c´=0 y u=0) (arenas y gravas secas).

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Tan 
Fs  (4.13)
Tan

c. Cohesión igual a cero c´=0 y flujo paralelo a la superficie del terreno (Figura 4.2c)

   tan  
Fs  1  m  w  (4.14)
   tan 
Donde, para m=1 (tabla de agua en la superficie)

   tan  
Fs  1  w  (4.15)
   tan 


y para Fs=1, tan  ult  tan   , donde      w

4.5.2. Análisis en términos de esfuerzos totales. Se consideran las fuerzas mostradas en la


figura 4.2d, asumiendo que la resistencia al corte del suelo está dada por,

  cu
Sumando fuerzas se encuentra que

cu
Fs  (4.16)
  z  sen  cos 

4.6 ANÁLISIS PARA FALLA CIRCULAR CON =0


Esta falla ocurre en uno de los siguientes modos:

a. Cuando la falla ocurre de tal manera que la superficie de deslizamiento interfecta el talud, en
una, o arriba de su pie es llamada falla de talud.

Al círculo de falla se le llama círculo de pie si este pasa por el pie del talud y círculo de talud si
pasa arriba de la punta del talud.

En ciertas circunstancias es posible tener una falla de talud superficial como muestra en la figura
4.3

187
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O
O

Círculo de
talud

Círculo de
pie

Base firme
Base firme

Figura 4.3 Modos de falla de taludes finitos, Falla de talud

b. Cuando la falla ocurre de tal manera que la superficie de deslizamiento pasa a alguna distancia
debajo del pie del talud, se llama falla de base. El círculo de falla en el caso de una falla de
base se llama círculo de medio punto.

O
O

Círculo de
medio punto

Falla
superficial

Base firme

Falla superficial de un talud Falla de base


Figura 4.4 Modos de falla de un talud finito.

Este análisis se realiza en términos de esfuerzos totales y considera el caso de una arcilla totalmente
saturada, que soporta esfuerzos bajo condiciones no drenadas. Por lo tanto, permite determinar el
factor de seguridad de un talud inmediatamente después de su construcción o de la aplicación de
nuevas cargas sobre él. En sección se asume que la superficie potencial de falla es un círculo,
permitiendo así que se encuentre el factor de seguridad considerando únicamente el equilibrio de
momentos.
Como se muestra en la figura 4.5, la inestabilidad potencial de una superficie de falla circular, con
centro en “o”, radio “r” y longitud La, se debe al peso total de la masa de suelo (W por unidad de
longitud) situada encima de la superficie de falla.

188
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Para que exista equilibrio, la resistencia al corte que debe movilizarse a lo largo de la superficie de
falla se puede expresar como,

f cu
m   (4.17)
Fs Fs

Figura 4.5 Falla rotacional

Donde Fs es el factor de seguridad con respecto a la resistencia al corte.


Haciendo suma de momentos alrededor de “O” se tiene:

cu
W d   La  r (4.18)
Fs

De donde,
cu  La  r
Fs  (4.19)
W d

Si existe alguna fuerza adicional actuando sobre el talud, se debe tener en cuenta el momento
correspondiente. Si consideramos una grieta de tensión en el extremo superior de la superficie de
falla debe disminuirse la longitud La, y debe considerarse la fuerza hidrostática actuando normalmente
a la grieta.

189
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4.7 MÉTRODO DE HOEK Y BRAY.

Hoek y Bray presentaron una serie de gráficas para el


análisis de estabilidad de fallas circulares, que permiten
determinar rápidamente el factor de seguridad de un
talud, o establecer la sensibilidad de este a los cambios
en las condiciones del agua subterránea. Las gráficas
solo se deben utilizar para el análisis de superficies de
fallas circulares, en suelos o en depósitos de rocas
donde las propiedades no cambian (material
homogéneo), y para las condiciones señaladas en cada
gráfica. Las suposiciones adoptadas para encontrarlas
fueron las siguientes:
a. El material que forma el talud se asume
homogéneo, y sus propiedades mecánicas no
varían con la dirección de la carga.
b. La resistencia al corte del material está
determinada por una cohesión c y un ángulo
de fricción , los cuales están relacionados con Figura 4.6 Situaciones de la línea de
la ecuación, saturación consideradas en los ábacos de
(HOEK Y BRAY, 1977)

  c    tan (4.20)
c. La falla ocurre sobre una superficie circular que pasa por el pie del talud. De acuerdo con
Terzaghi (1943), cuando el valor de  es mayor de 5°, el círculo de falla cuyo extremo inferior
pasa por el pie del talud, da el factor de seguridad mínimo.
d. Se presenta una grieta de tensión vertical en la parte superior, o en la cara del talud.
e. La geometría del talud es simple, es decir aquel donde las superficies del terreno limitantes,
por la corona y por el pie, son horizontales.
f. La localización de la grieta de tensión y la superficie de falla son tales que el factor de
seguridad del talud es un mínimo, para las condiciones consideradas de la geometría y del
agua subterránea.
g. Se consideran cinco condiciones de drenaje, las cuales varían entre un talud completamente
seco y un talud totalmente saturado. Estas condiciones se muestran en la figura 4.6.
Las gráficas que deben utilizarse para el análisis se presentan en las figuras 4.7 a 4.11, numeradas
de 1 a 5 para coincidir con las condiciones de drenaje indicado en la figura 4.6. La forma de utilizarlas
con el fin de obtener el factor de seguridad del talud es la siguiente:
a. Decidir cuál o cuáles de las condiciones de drenaje del talud presentadas en la figura 4.6 se
asemeja a las condiciones existentes o esperadas del agua subterránea en el talud.
b. Calcular el valor adimensional de la relación,
c
  H  tan 
Encontrar este valor en la escala circular de la gráfica correspondiente a la condición de
drenaje seleccionada (1).
190
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c. Seguir la línea radial desde el valor encontrado en 2 hasta su intercepción con la curva que
corresponda al ángulo del talud bajo consideración.

Tan c
d. Encontrar el valor correspondiente de o , el que sea más conveniente,
Fs   H  Fs
y calcular el factor de seguridad, Fs.
e. Para localizar el círculo de falla crítico (mínimo valor de Fs) y la grieta de tensión crítica,
correspondientes al equilibrio límite (Fs=1), se emplean las figuras 4.12 y 4.13. La primera
se utiliza cuando se trata de taludes drenados, mientras que la segunda, cuando existe nivel
freático.
f. cualquier condición de drenaje, es decir, entre la 2 y la 5 de la figura 4.7 a 4.11.

Figura 4.7 Ábacos para rotura circular. Caso 1. (Talud drenado)

191
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Figura 4.8 Ábacos para rotura circular. Caso 2. (Talud drenado cerca al pie)

Figura 4.9 Ábacos para rotura circular. Caso 3. (Talud parcialmente drenado)

192
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Figura 4.10 Ábacos para rotura circular. Caso 4. (Talud parcialmente saturado)

Figura 4.11 Ábacos para rotura circular. Caso 5. (Talud saturado)

193
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Figura 4.12 Localización de la superficie de falla crítica y de la grieta de tensión


crítica para taludes drenados.

194
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Figura 4.13 Localización de la superficie de falla crítica y de la grieta de tensión crítica


para taludes con nivel de agua freática.
195
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Ejemplo.
Se desea calcular el factor de seguridad de un talud de ceniza volcánica con las siguientes
características.
C´= 2,50 Ton/m2
´= 30°
H= 6,00 m
= 1,45 Ton/m3
= 60°

El talud se encuentra parcialmente saturado, siendo la situación de la línea de saturación similar a la


del caso 3. El factor de seguridad se calcula utilizando el ábaco No 3.

C´ 2,50
  0.498
  H  Tan 1,45  6  Tan30
Entrando en el ábaco No 3 con este valor y con la inclinación del talud de 60°, se obtiene:
Tan 
 0,144
FS

El factor de seguridad es:

Tan30
FS   4,00
0,144

4.8 MÉTODO DE LAS TAJADAS.

Cuando los deslizamientos se producen en terrenos homogéneos, ya sea suelos o rocas altamente
fracturadas sin direcciones predominantes de fracturación, en los que además de darse la condición
de que las partículas de suelo o roca tengan tamaño muy pequeño en comparación con las
dimensiones del talud.
El estudio de la estabilidad de un talud mediante formas de rotura circulares ha sido y es altamente
utilizado, pues se acerca razonablemente a la realidad en una gran parte de casos.
Los métodos de cálculo más empleados son los llamados métodos de las dovelas o tajadas, que
requieren cálculos muy laboriosos por lo que son importantes programas de computadores.
Se describen el método simplificado de Bishop (plano de falla circular) y el método simplificado de
Janbu (plano de falla irregular).
4.8.1 Condiciones Generales.
Existen varios métodos en los cuales se recurre a dividir la masa potencialmente deslizante en un
número “n” de secciones verticales o tajadas, para proceder a analizar el sistema de fuerzas que
contribuyen al equilibrio. Tienen la ventaja que permiten considerar materiales heterogéneos y
analizar cualquier superficie de falla.
Las tajadas no necesariamente deben ser verticales, pero de esta forma se facilita adoptar las
suposiciones que se requieren para lograr una solución. Como se muestra en la figura 4.14, el número
necesario de suposiciones que se deben adoptar es igual a 2n-2, donde n es el número de tajadas,
para 6n-2 incógnitas.

196
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4.8.2 Tipos de soluciones.


De acuerdo con las suposiciones que se realicen se pueden obtener las siguientes soluciones:

a. Soluciones rigurosas. Una vez adoptadas las suposiciones necesarias, la solución


encontrada satisface todas las condiciones de equilibrio.

b. Soluciones simplificadas. Se hacen suposiciones adicionales a las necesarias, y por lo


tanto la solución no satisface todas las condiciones de equilibrio.

c. Soluciones aceptables. Es una solución rigurosa que cumple la condición adicional de ser
aceptable físicamente, es decir,
Las fuerzas normales NI, son de compresión.
Las fuerzas tangenciales, Ti, tienen dirección correcta.
Las fuerzas de masa de suelo cumplen el criterio de falla.
Las fuerzas Ei, son de compresión y actúan dentro de la masa de suelo.

4.8.3 Algunas soluciones existentes


Entre las soluciones simplificadas se encuentran las siguientes:

Figura 4.14. Esquema del modelo de cálculo de estabilidad con el apoyo de las
dovelas.

a. Solución simplificada de Bishop.

Li conocida =n
Asume Xi conocida (Xi = 0) =n-1
Suposiciones totales = 2n – 1 (>2n - 2)

197
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Es decir, la solución adopta una suposición más de


las necesarias, y por lo tanto no se utiliza una
condición conocida. Consecuentemente, la última
tajada no se encuentra en equilibrio y E n+1≠ 0.
Cuando la superficie circular de falla no es muy
profunda, esta desigualdad no es muy grande y el
método simplificado de Bishop proporciona
resultados comparables a la solución rigurosa.
Este método supone la superficie de deslizamiento
circular. Supone la masa deslizante dividida en “n”
dovelas. En la figura 4.15 se presentan las fuerzas
actuantes sobre la dovela i.
Establecido el equilibrio de momentos de toda la masa
deslizante respecto al centro del círculo de deslizamiento
y despejando FS se obtiene:

n
 bi 
 c sen i  N i  tan  i  Figura 4.15 Fuerzas actuantes sobre

FS 
i 1  i  una dovela.
n (4.21)
W
i 1
i  Sen i

De las ecuaciones de equilibrio de fuerzas verticales de cada dovela se puede despejar N i y


sustituyendo en 4.21 se obtiene:

n
sec i
 cb i i  tan  i W i  ui bi  X i  X i 1 
tan  i tan  i
i 1
1
FS  FS (4.22)
n

W
i 1
i  sen i

En el método simplificado de Bishop se supone que se cumple:

 X i  X i 1  tan  i sec i
 tan  i tan  i
0
1
FS
Con esta simplificación la expresión 4.22 queda:

n
sec i
 cb i i  tan  i Wi  ui bi 
tan  i tan  i
i 1
1
FS  FS (4.23)
n

W
i 1
i  sen i

198
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Ecuación que se emplea para obtener el factor de seguridad por el método simplificado de Bishop.
Como FS aparece de modo implícito ha de obtenerse mediante un proceso iterativo que suele
converger rápidamente.

b. Método convencional, USBR o de Fellenius.

Li conocida =n
Xi conocida =n-1
Asume Ei conocido =n-1
Suposiciones totales= 3n – 2
Es decir, el método hace demasiadas suposiciones (n más de las necesarias) y por lo tanto está lejos
de ser una solución rigurosa. En algunos resultados suministra buenos resultados.
El talud sujeto a un flujo de agua que lo atraviesa y con una cabeza (tirante) de agua en su parte
exterior. Se supone un círculo de falla como superficie de falla. Una de las dovelas aparece en la
parte b de la figura 4.16, donde se dibujan las fuerzas que intervienen.
De acuerdo con la teoría de Fellenius, se acepta que las fuerzas entre las dovelas ( E1 , E 2 , S1 , S 2 )
no influyen en el estado de equilibrio de una de ellas, por lo que las fuerzas totales normal y tangencial
en la base de la dovela pueden obtenerse a partir del esquema mostrado en el aparte c de la figura
4.16 , de donde:
En donde Wi es el peso total de la dovela de ancho b, calculado considerando el peso unitario saturado
por debajo del nivel freático y posiblemente no saturado sobre el mismo. En el caso de que la dovela
esté cubierta por agua (talud sumergido), el peso del agua sobre la dovela deberá incluirse en W i,
puesto que este es el peso total (suelo y agua) arriba de la base de la dovela que se considere.

Con Ni, el esfuerzo normal total medio en la base de la dovela podrá calcularse como:

N i  W i cos  (4.24)

Ni Wi Wi
i   cos   cos 2  (4.25)
Li Li b
b
donde  cos 
Li

Como se conoce la presión de agua “u” en la base de la dovela, el esfuerzo efectivo en esa zona
podrá valorarse como:
Wi
 i   i  u  cos 2   u (4.26)
b

Con este valor de  i se entra a la envolvente de resistencia en términos de esfuerzos efectivos


(que ha de conocerse) y podrá obtenerse un valor de la resistencia disponible, Si, en la base de la
dovela.

199
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M R  R si Li (4.27)

Donde Si se obtiene a partir de la envolvente de resistencia en términos de los esfuerzos efectivos, a


partir de  i , en cada caso.

El momento motor se calcula a partir del peso total de las dovelas, incluyendo el suelo y el agua
contenida en él.

M M  RWi sen (4.28)


El factor de seguridad es:

MR
FS  (4.29)
MM

200
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c. Método de Janbu.

Li conocida =n
Asume Zi conocida =n-1
Suposiciones totales = 2n – 2 (>2n - 2)

En la solución no se satisface el equilibrio de momento para la última tajada (Mn≠ 0). Además
introduce error al despreciar durante el análisis un término con diferencial de primer orden.
Similar a la solución de Bishop, la solución simplificada es muy conocida y se puede escribir:

sec2  i
 ci bi  Wi  ui bi tan i  tan  i tan  i
1
FS  FS (4.30)
W i tan  i

Figura 4.17. Formato para el cálculo de la estabilidad de un talud por los métodos de Bishop, Janbu y
Fellenius.

cálculo de estabilidad  1,43 Ton/m


2

Proyecto
Lugar
Perfil No
Condiciones
Dovela 1 2 3 4 5 6 7 8
2
1 C Ton/m
2  °
3 Tan 
4 b m
5 h m
6 W Ton
7  °
2
8 U Ton/m
9 Uxb
10 W-Uxb
11 10xtan
12 cxb
13 11+12
14 Tan
15 TanxTan

BISHOP FSA 1,05 FSC


16 Wxsen 0,0
17 1+(15)/FSA
18 (17)xcos
19 (14)/(18) 0,0

JANBU
FSA 1,24 FSC
20 Wxtan 0,0
21 1+(15)/FSA
22 21xcos2
24 (13)/(23) 0,0

FELLENIUS FSC
25 l
26 cxl
27 Wxcos-uxl
28 cxl+(27)xtan 0,0
FSB FSJ FSF FS
0,00 0,00 0,00 0,00

201
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4.9 Evaluación de la estabilidad en macizos rocosos3.


La ley de Mohr-Coulomb para evaluar la resistencia al corte del plano de deslizamiento se considera
válida en las discontinuidades de macizos rocosos. En este caso los parámetros resistentes
corresponden a la superficie de discontinuidad y no coinciden con los de la masa de la roca.

4.9.1 Proyección semiesférica equiareal de Schmidt.


En taludes sobre macizos rocosos con una o varias familias predominantes de discontinuidades es
muy útil representar el plano del talud y de las familias de discontinuidades utilizando una proyección
astrográfica o semiesférica. En el estudio se emplea la proyección semiesférica equiareal de Schmidt.
Observando la orientación y la inclinación de las discontinuidades y su posición relativa respecto al
plano del talud, se puede deducir cual es el tipo de rotura más probable en el talud. A continuación
se describen los principios y aplicaciones, siguiendo los expuesto en HOEK y BRAY, 1977.
Para trabajar con la proyección de Schmitd es necesario conocer la definición de los siguientes
términos geométricos.

Buzamiento. Ángulo que forma con la horizontal la línea de máxima pendiente de un plano.
Rumbo. Recta de intersección del plano con el plano horizontal de referencia.
Dirección de buzamiento. Ángulo, medido en sentido de las agujas del reloj, entre la
dirección norte y la proyección horizontal de la línea de máxima pendiente considerada
siempre en el sentido hacia el que desciende el plano.

Norte
Rumbo
Un plano queda definido por su
buzamiento y su orientación.
Esta última se determina Plano horizontal 
mediante la dirección de de referencia 
buzamiento o el ángulo que
Plano
vertical
forma el rumbo con la dirección Plano de la estructura
determinada (generalmente el de roca

norte), aunque en este caso es


preciso especificar el sentido
hacia el que buza el plano.
(Figura 4.18)  Dirección del buzamiento del plano de la estructura de roca


Para representar un plano en Buzamiento del plano de la estructura de roca

una proyección semiesférica se


la supone pasando por el centro Figura 4.18 Valores angulares empleados en la definición de un
de una esfera de la que se plano.
considera únicamente el
hemisferio inferior Figura 4.19 El plano queda definido por el círculo máximo y también se puede
definir mediante el polo que es el punto de intersección de la semiesfera con una recta perpendicular
al plano desde el centro de la misma, según se aprecia en la figura 4.19

3
Adaptado de Manual de Ingeniería de Taludes, Instituto Tecnológico Geominero de España.
202
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La superficie semiesférica puede


proyectarse sobre un plano tangente a la
misma. En la figura 4.20 (HOEK y BRAY,
1977) se muestra el método de proyección
equiareal, el aquí utilizado. La proyección
del polo o del círculo máximo del plano
constituye la representación en proyección
equiareal del mismo.
La representación de una recta es la
proyección del punto de intersección de la
misma con la semiesfera de referencia.
La representación de planos y rectas se
hace con la ayuda de la plantilla de Schmidt,
la cual se obtienen trazando los meridianos
y paralelos de una esfera con una cierta
Figura 4.19 Representación de un plano en una
equidistancia angular y proyectándolos
proyección semiesférica (HOEK y BRAY, 1977). (Tomado del
desde un punto del ecuador de la misma. En Manual de Ingeniería de Taludes Pag 196)
la figura 4.22 se muestra una plantilla de
Schmidt construida con una equidistancia angular de
2°.
Para trabajar con la plantilla se debe dibujar en un
papel transparente un círculo de igual radio que el de
la plantilla y definir en él la dirección norte cuya
situación es, en principio, arbitraria. Haciendo
coincidir los centros de la plantilla y del papel, y
orientando ambos de forma que el rumbo del plano a

Figura 4.20 Proyección equiareal (HOEK y


BRAY, 1977). Tomado del Manual de Ingeniería de
Taludes pag 196)

Figura 4.21 Representación de un plano con la


ayuda de la plantilla de Schmidt. (Tomado de Manual de
Ingeniería de Taludes Pag 198).

representar coincida con el eje N-S de la plantilla (Figura 4.21), el círculo máximo del plano coincidirá
203
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con uno de los meridianos de la plantilla que quedará a uno u otro lado del eje N-S de la misma,
dependiendo del sentido en que buza el plano. Para encontrar el meridiano buscado se debe medir
en el eje E-O de la plantilla plano y desde la circunferencia exterior de la misma un número de grados
igual al buzamiento del plano en cuestión. El ángulo entre el norte (Definido previamente en el papel)
y el extremo del eje E-O de la plantilla desde el que se mide el buzamiento del plano, es el buzamiento
del plano representado.
El polo del plano se encuentra en el eje E-O de la plantilla y para situarlo deben medirse desde el
centro de la misma y alejándose del círculo máximo un número de grados igual al buzamiento. En la
figura 4.21 se representa el polo y el círculo máximo de un plano cuyo rumbo forma 40° con el norte,
medidos hacia el este (N40°E) y tiene un buzamiento 50° SE. El plano se puede definir también por
su buzamiento y su dirección del buzamiento (50/130)

Figura 4.22 Plantilla de Schmidt (HOEK Y BRAY, 1977)

204
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4.9.2 Cálculo de la estabilidad de un talud infinito.


Se define talud infinito aquel de espesor constante y la masa involucrada en la falla de poco espesor
respecto a la altura del talud. El plano de falla es paralelo al talud y la falla es común en materiales
con baja o nula cohesión. La falla se puede presentar en suelos cohesivos, cuando el estrato descansa
sobre materiales más resistentes, de escaso espesor y plano paralelo a la cara del talud. El talud se
supone con suelos homogéneos, con la cohesión, el ángulo de fricción y el peso unitario constantes
en toda la extensión de las masas.

a. Talud drenado. a

La figura 4.23 presenta el esquema de las fuerzas que h


actúan sobre un elemento de dimensiones conocidas. 
El peso de la masa es:
W

W  ah (4.31)
T
En donde
N
a, h : Dimensiones del elemento.
: Peso unitario natural del suelo. Figura 4.23 Equilibrio de un talud infinito
seco.

Del equilibrio de fuerzas se obtiene:

W  Tsen  N cos  0
T cos  Nsen  0
En donde
N: Esfuerzo normal efectivo sobre una superficie paralela al talud a una profundidad h.
T: Esfuerzo tangencial sobre el plano paralelo.
: Ángulo del talud.
Despejando N y T y definiendo el factor de seguridad como la relación entre la resistencia al corte
del terreno y la necesaria para mantener el equilibrio, se tiene:

c
 tan 
  h cos 2 
FS  (4.32)
tan
En materiales no cohesivos el factor de seguridad (FS) es independiente de h. En este caso, para
talud drenado, se tiene:

tan 
FS  (4.33)
Tan
El talud es estable si > e inestable en caso contrario.
205
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b. Talud con flujo de agua paralelo al


mismo.

En este se presenta una filtración en régimen
estacionario con el nivel freático paralelo a la
superficie del talud. La red de flujo presenta las
líneas de corriente paralelas al talud y las
equipotenciales perpendiculares. Se supone el h
plano de falla situado a una profundidad h. La A
altura del nivel freático es mh, con valores del mh
hp
parámetro m entre 0 y 1.
B
La presión piezométrica a la profundidad h, se
puede deducir de la figura 4,24. La altura Presión de poro a la profundidad h.
piezométrica (z+p/w) es constante según la
equipotencial AB. Al igualar las alturas h p  w  mh  w cos 2 
piezométricas en A y B y teniendo en cuenta que
PA=0 (a está a Presión atmosférica), se obtiene Figura 4.24 Red de flujo en un talud infinito con
la presión intersticial uh, a la profundidad h es: flujo paralelo.

uh  PB  hp w  mh w cos 2  (4.34)

Siendo hp la diferencia de cota ente A y B.

Las presiones hidrostáticas sobre las caras laterales del bloque se anulan y la resultante de la presión
de poro en la base del elemento, vale:

a
U  mh w cos 2    amh w cos
cos
Del equilibrio de fuerzas en el bloque se obtiene:

T  ahsen
N  ah cos  U    m w ah cos
El peso unitario no es constante en toda la masa deslizante, dado que se encuentra parcialmente
saturada. El valor del peso unitario  que se emplea es un valor intermedio.

 tan    m w 
c
h cos 2 
FS  (4.35)
 tan
Si el terreno presenta saturación total, m=1 y =sat

  m w   sat   w   
206
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Para el caso de un terreno saturado con suelo no cohesivo la ecuación 4.35 queda:

  tan 
FS  (4.36)
 sat tan
b. Falla plana.
Se presenta cuando el deslizamiento se presenta a través de una superficie plana. Esta falla se
presenta cuando la fracturación dominante del macizo rocoso se orienta concordante con el talud e
intercepta el pie del talud. En taludes conformados por suelos granulares de buena resistencia,
limitados por un estrato de menor espesor y menor resistencia.
Para que se presente la falla planar y el modelo físico se pueda analizar por este método, se deben
presentar dos condiciones:
Los rumbos del plano del talud y del plano de falla deben ser paralelos o casi paralelos, formando
entre sí ángulos menores de 20°.
Los límites laterales de la masa deslizante han de producir una resistencia al deslizamiento
despreciable.
Estas condiciones simplifican el problema de análisis, porque permiten analizarlo en dos dimensiones,
considerando un bloque de ancho unitario, limitada por dos planos verticales.
La geometría del plano del talud y de las discontinuidades, en una proyección semiesférica de
Schmidt, presentan rumbos similares y el buzamiento de la discontinuidad menor que aquel.

Figura 4.25 Fuerzas actuantes en la cuña sometida a falla planar. (Tomado de Manual de Ingeniería de Taludes Pag
206)

207
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El factor de seguridad se logra al determinar el cociente entre las fuerzas que tienden a producir el
deslizamiento y las resistentes que aporta el terreno y se oponen a las primeras. Las fuerzas se
suponen constantes en todo el plano y no se consideran los momentos que se puedan presentar
sobre el plano de rotura. El plano de falla se encuentra limitado, en su parte superior, por una grieta
de tensión, plana y puede o no estar llena de agua. En el plano de falla aparecen presiones
intersticiales que dependen de la posición del nivel freático y de las características del terreno. El
cálculo considera el sismo cuyo efecto se asimila con una aceleración horizontal a h y otra vertical av.
El cálculo del factor de seguridad se logra con la siguiente expresión:

  a   
c A  W 1  v  cos p  h sen p   U  Vsen p    tan 
a
  g g  
FS  (4.37)
 a v  
W 1   sen p  cos p   V cos p   
ah
 g g 
En donde:

c Cohesión efectiva en el plano de falla U Resultante de las presiones de poro que actúan
en el plano de falla
 Ángulo de rozamiento efectivo en el plano  Ángulo que forma la grieta de tracción con la
de falla. vertical
A Área de la superficie del deslizamiento, de V Resultante de las presiones de poro que actúan
ancho unidad en la grieta de tracción.
W Peso de la masa deslizante, de ancho g Aceleración de la gravedad
unidad
p Ángulo que forma el plano de falla con la
horizontal

La fórmula se puede aplicar al caso de no sismo, haciendo av = ah = 0, y al caso de terreno totalmente


drenado, haciendo U = V = 0. Si no se considera grieta de tracción, el plano de falla se prolonga
hasta la superficie del terreno y V = 0.

4.10. MÉTODOS DE LAS DOVELAS.

1.1 Consideraciones generales


Existen varios métodos en los cuales se recurre a dividir la masa potencialmente inestable en un
número “n” de secciones verticales o dovelas, para proceder a analizar el sistema de fuerzas que
contribuyen al equilibrio. Tiene la ventaja que permiten considerar materiales heterogéneos y
analizar cualquier superficie de falla.
Las dovelas no necesariamente deben ser verticales, pero esta forma facilita adoptar las suposiciones
que se requieren para lograr la solución. Como se muestra en la figura A-4.1, el número necesario
de suposiciones que se deben adoptar es igual a 2n-2, donde n es el número de dovelas, para 6n-2
incógnitas.
En las dovelas se tienen las siguientes incógnitas:

208
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Sección de una masa limitada por un plano de falla.

Incógnitas totales
para n dovelas

Fuerzas que intervienen en una dovela

Nota: La fuerza KWi puede ser aplicada por un sismo

Figura A 4.26 Método de las dovelas.

Cada dovela
Ni n

Ti n
xi n–1
Ei n–1
li n

zi n–1
6n – 3

209
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Además se desconoce el factor de seguridad “FS”, igual para todas las dovelas. Esto permite ajustar el total de
incógnitas a 6n - 2

En cada dovela se puede establecer las siguientes ecuaciones:

FVi  0
FU i  0
M i  0
Ti  f ( N i ) de la ecuación de Mohr Coulomb

Por lo tanto el total de ecuaciones conocidas es 4n

Esto conduce a que se debe realizar un total de suposiciones igual a 2n – 2 para obtener la solución.

4.10.1 Equilibrio de una dovela.

Equilibrio de fuerzas.
Independiente de la forma de la superficie de falla y considerando las fuerzas presentadas en la
figura a 4.2, el equilibrio de una dovela se establece de la siguiente manera:

210
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N i  N i  U i
Ei  Ei  PWi
Ei1  Ei1  PWi1
X i1  X i  DX i
Ei1  Ei  DEi
Li  bi  sec i (Li  li )
tan  
Tan  
FS
C
C 
FS
(Xgi,Ygi): Coordenadas del centro de gravedad de
Dovela en la masa potencialmente inestable la masa de suelo con respecto al origen de
coordenadas, (O).
(Xmi,Ymi): Coordenadas del punto de aplicación
de la fuerza Ni.

Fuerzas en la dovela

Figura A 4.27 Fuerzas que actúan sobre


una dovela.

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Vi  0 ; N i  cos  i  Ti  sen i  Wi  DX i (1)


H i  0 ; Ti  cos  i  N i  sen i  KWi  DEi (2)
tan i Ci  Li
donde, T  f(N) ; Ti  N i  U i  
FS FS
Ti  Ni  U i Tan i  Ci  Li (3)

Eliminando T y N de las ecuaciones (1), (2) y (3),


DX i .Tan i   i   DEi  Wi .Tan i   i   C .Li . cos i  U i .sen i sec i   i   KWi (4)

De las ecuaciones (1) y (3)

N i   Ci.bi . tan  i  Wi  U i sen i . tan icos i. sec i   i   DX i . cos i. sec i   i  (5)
Ti  Ci.bi  Wi  U i . cosU i  tan icos i. sec i   i   DX i .sen i. sec i   i  (6)

Remplazando en (6) ui  rui .Wi . sec i , donde


ui
rui  parámetro de presión de poros 
 i .H i

Ti 
1
Ci.bi  Wi .1  rui  tan i  DX i . tan i tansec. tan
i
i
(7)
FS 1 i
FS
Sumando todas las ecuaciones dadas por (4),
DX i . tan i   i   DE i  Di  KWi (8)
donde, Di  Wi . tan i   i   Ci.Li . cos i  U i .sen i . sec i   i  (9)
Haciendo arreglos algebraicos e introduciendo, ui  rui .Wi . sec i

sec2  i
Di  Wi . tan  i 
i
Ci.bi  Wi 1  rui . tan i tan  i . tan i
(10)
FS 1
FS
La solución simplificada de Janbu se obtiene de la ecuación (8), asumiendo DXi = 0, K=0 y DEi = 0
(No se consideran fuerzas horizontales externas). De esta manera Di = 0, y de la ecuación (10) se
llega a la expresión de Janbu simplificado.

sec2  i
ci  bi  Wi 1  rui  tan i
tan  i  tan i
1
FS  FS (11)
Wi  tan  i

212
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Donde el valor de “FS” se modifica por aproximaciones sucesivas hasta obtener el valor que satisface
la ecuación.
Con el fin de satisfacer el equilibrio estático también se debe cumplir la condición de equilibrio de
momentos. Los momentos pueden tomarse alrededor de cualquier punto arbitrario; en el caso de
una solución rigurosa el centro del momento no tiene importancia, mientras que para una solución
simplificada, este puede influir notoriamente en el resultado.

1. Equilibrio de momento.

Si se considera la dovela mostrada en la figura A4.2, y se toman momentos alrededor del punto de
aplicación de la fuerza Ni, se tiene:

Wi X mi  X gi   K .Wi Ymi  Ygi   X i .li  X i1 bi  li   Ei1 zi1  bi  li  tan  i   Ei  zi  li tan  i   0 (12)
Y arreglando términos
Wi X mi  X gi   K .Wi Ymi  Ygi   X i .bi  DX i bi  li   Ei bi tan  i  Z i1  Z i   DEi Z i1  bi  li tan  i   0 (13)
El método riguroso de Janbu utiliza las ecuaciones (4) y (13) con Xmi = Ymi para satisfacer la ecuación
(8), pero la ecuación (13) desprecia los dos términos subrayados. Consecuentemente
en su equilibrio de momento hay un error desconocido, que depende del tamaño de
la dovela. El procedimiento de Janbu consiste en asumir conjunto de valores de Zi y
Xi para resolver el FS de la ecuación (10); con este último se calcula Ei de la ecuación
(4) para encontrar un nuevo conjunto de valores de Xi en la ecuación (19). El
procedimiento se repite hasta hallar la convergencia.

4.10.2 Equilibrio de la masa total

1. Superficies circulares.
Como se puede apreciar en la figura A 4.2, para superficies de falla circulares el mejor punto para
tomar momentos es el centro del círculo, dado que todas las fuerzas normales pasan por éste. Por
otra parte, las fuerzas entre las dovelas, Ei y Xi no producen momento alguno para el equilibrio de la
masa total. Suponiendo que KWi actúa en el punto medio de la dovela,

 h
Ti .R  Wi .Rsen i  KWi . R. cos  i  i  (14)
 2
Y utilizando la ecuación (7) se llega a,

sec i  h 
ci .bi  Wi 1  rui  tan i  DX i . tan i
1
 Wi .sen i  KWi . cos  i  i 
FS tan  . tan    2R 
1 i i
FS
Arreglando términos se llega,

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sec i
ci .bi  Wi 1  rui  tan i  DX i . tan i
tan  i . tan i
1
FS  FS (15)
 h 
Wi .sen i  KWi . cos  i  i 
 2 R 
Con el fin de obtener una solución rigurosa se deben resolver simultáneamente las ecuaciones (8) y
(15), para encontrar un conjunto de valores de Xi y FS.
De la forma mencionada se encuentra la solución rigurosa de Bishop, es decir, se asume un conjunto
de valores de DXi y se encuentra FS con la ecuación (15). Se verifica si satisface la ecuación (8), si
esto no sucede, se modifican los valores de DX.
La solución simplificada de Bishop satisface únicamente la ecuación (15) con DXi=0. De esta forma y
para K=0, se obtiene
sec i
ci .bi  Wi 1  rui  tan i
tan  i . tan i
1
FS  FS (16)
Wi .sen i
Dado que FS aparece en ambos términos de la ecuación, se debe iterar para lograr la solución.

2. Superficies generales.
Un punto conveniente para tomar momentos es el origen de los ejes de coordenadas, localizado de
tal manera que el eje X pase por encima de la masa de suelo y el eje Y a la izquierda de la misma,
como se muestra en la figura A 4.3 (b). Dado que las fuerzas internas no producen un momento
neto, y si las coordenadas del centro de gravedad de la dovela i, gi, son (Xgi, Ygi), y las del punto de
aplicación de Ni son (Xmi, Ymi), la ecuación de equilibrio de momentos para todas las dovelas será:

Ni . cos  i  Ti .sen i Xmi  Ti .Cos i  Ni .sen i Ymi  Wi . Xgi  K .Wi .Ygi
Con las ecuaciones (1), (2) y (4) se puede llegar a,

Wi  Dxi Xmi  Di  Dxi . tan i   i .Ymi  Wi . Xgi  K .Wi .Ygi (17)
Otro punto conveniente para tomar momentos de la masa total es el centro de gravedad (Xg, Yg) de
la masa total deslizante, definido con las coordenadas
W i. Xg i Wi .Ygi
Xg  y Yg  (18)
Wi Wi
Puesto que Wi y KWi no producen momento neto alrededor de (Xg, Yg), la ecuación de momentos
se convierte en,

N .Cos
i i  Ti .seni  Xg  Xmi    Ti . cosi  Ni .seni 
. Ymi  Yg  (19)
Con las ecuaciones (1) y (2),

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W  Dx . Xg  Xm   K.W  DE . Ym  Yg 


i i i i i i

Figura A 4.28 Equilibrio de la masa total

Y con la ecuación (4),

W  DX . Xg  Xm   D  DX . tan    . Ym  Yg 


i i i i i i i i

O de otra manera,

 DX Ym  Yg . tan      Xm  Xg   W .Xm  Xg    D .Ym  Yg 


i i i i i i i i i (20)

EJERCICIO.
En la figura A 4.4 se presenta un talud
conformado por suelo homogéneo,
(Kh=Kv), de 10 m de altura, inclinación
1:2. Se establece una red de flujo
definida a partir del nivel freático.
Determinar las cabezas de elevación,
presión y total. Calcular las presiones
hidrostáticas en los puntos 1, 2, 3, 4, 5,
6, A y B.

Figura A 4.29 Red de flujo en un talud

Cabeza
Punto
Elevación Presión Total
1 7,70 0,00 7,70
2 6,00 0,60 6,60
3 4,20 0,60 4,80
4 2,60 0,60 3,20
5 1,00 0,20 1,20
6 0,00 0,00 0,00
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u1 u2
h1   Z1  7,70 m h2   Z 2  6,60 m
 
u3 u4
h3   Z 3  4,80 m h4   Z 4  3,20 m
 
u5 u6
h5   Z 5  1,20 m h6   Z 6  0,00 m
 
uA uB
hA   Z A  7,25m hB   Z B  4,80 m
 

4.11 GOBERNANZA FORESTAL PARA LA ECORREGIÓN ANDINA

Imagen 4.30 : Izq. Selva Tropical Andina y Der. Guadua de la Ecorregión Cafetera. Créditos en la imagen.

A continuación, dos notas verdes asociadas a la regulación hídrica y a la estabilidad de nuestros suelos, sobre
nuestro patrimonio biótico, con la idea fundamental de crear conciencia sobre la importancia de avanzar en el
desarrollo de una cultura forestal, del suelo y del agua, que abarque a todos los miembros de la cadena forestal,
e incluso a los consumidores finales. En relación con los bosques y con el agua, más importante que la cantidad
de agua disponible y extensión de las forestas protegidas, lo que importa es su gestión y la conciencia social
sobre su valor estratégico para la biodiversidad y la calidad de vida de los colombianos.

Los temas a tratar, son: Primero, para hacer un llamado sobre el deterioro de nuestros bosques andinos y
selvas tropicales, consecuencia de la deforestación y del comercio ilegal de la madera, entre otras acciones que
se constituyen en severa presión antrópica sobre estos frágiles y vitales ecosistemas. Y segundo, la guadua,
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planta emblema de caldas y recurso fundamental nativo de la región andina, que por sus múltiples usos en el
hábitat rural y urbano, se constituye en un elemento estructurante de nuestra cultura y en una impronta del
paisaje de la ecorregión cafetera colombiana. Ambos se han tomado de un par de columnas, surgidas de un
ejercicio académico en el que he participado con Carder y Aldea Global, para producir un par de textos
relacionados con el proyecto de Gobernanza Forestal en Colombia.

A- El ocaso del bosque andino y la selva tropical

Dos problemas estructurales íntimamente ligados, la deforestación y el comercio ilegal de la madera, han sido
las causas primeras del gradual ecocidio cometido sobre un patrimonio fundamental para el agua y la
biodiversidad, como lo son nuestros bosques andinos y selvas tropicales. Si en Colombia la tasa anual de
deforestación en 2013 llegó a valores superiores a 300 mil hectáreas, también en la Ecorregión Cafetera, un
territorio biodiverso que alberga al 7% de las especies de plantas y animales del país donde el paisaje estuvo
dominado por bosques, ahora solo se conserva menos del 20% de dicha cobertura.

Para el Ideam, mientras la cifra entre 1990 y 2010 llegó a 310 mil hectáreas-año, y en el Chocó se pierde la
batalla contra la deforestación: la Región Andina fue la zona más afectada, seguida de la Amazonía. En cuanto a
los principales procesos de destrucción de bosques y selvas de Colombia durante los últimos 60 años, Julio
Carrizosa Umaña señala la colonización con propósitos de ganadería extensiva cuando se ofrecieron como
alternativa a la reforma agraria, luego el uso de estos como protección de grupos armados y más tarde la
presión sobre estos ecosistemas como soporte de cultivos ilícitos. Indudablemente, faltarían la expansión
urbana, la palma africana y la actividad minera. La tala ilegal en Colombia cuya cuantía alcanzó al 42 por ciento
de la producción maderera según el Banco Mundial (2006), cantidad equivalente a 1.5 millones de metros
cúbicos de madera que se explota, transporta y comercializa de forma ilegal, evidencia una problemática que
amenaza la sostenibilidad de los bosques nativos, y la subsistencia de especies maderables apreciadas en el
mercado, como el abarco, el guayacán y el cedro, para lo cual las Corporaciones Autónomas aplican nuevos
modelos y ajustan los existentes, para hacerlos más efectivos.

El Eje Cafetero, donde los paisajes están dominados por potreros, cafetales, plantaciones forestales, plataneras
y cañaduzales, también la infraestructura y uso de agroquímicos, le pasa factura a los ecosistemas boscosos.
Aún más, de un potencial del suelo que es del 4% para potreros, dicha cobertura en 2002 llegó al 49%; de un
potencial del suelo para usos forestales del 54%, en 2002 los bosques del territorio solo llegaban al 19%; y de
unos usos agrícolas y agroforestales cuyo potencial es del 21% y 20% en su orden, la cobertura agrícola en 2002
subía al 30%. Y respecto a los bosques naturales de guadua, una especie profundamente ligada a nuestra
cultura que se expresa en el bahareque, cuyo óptimo desarrollo se da entre 1000 y 1600 msnm,
afortunadamente las CAR de esta ecorregión han logrado mitigar la tendencia a su pérdida mediante la
implementación de la Norma Unificada para su manejo, aprovechamiento sostenible y establecimiento de
rodales y la combinación de dos estrategias: el proceso de Certicación Forestal Voluntaria, cuyo objeto es la
apropiación del guadual por parte del propietario para lograr la articulación de los planes de manejo y de
cosecha, y la zonificación de las áreas potenciales y el inventario de áreas cubiertas con guadua.

A pesar de los esfuerzos que históricamente se han hecho desde el Estado colombiano para combatir el delito
de la ilegalidad forestal y la preocupante pérdida de los bosques naturales, dos flagelos que podrían acabar con
los recursos forestales del país en cien años, se requiere avanzar en el desarrollo de una cultura forestal, del

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suelo y del agua que abarque a todos los miembros de la cadena forestal, e incluso a los consumidores finales.
Para el efecto se requiere fortalecer los aspectos técnicos, normativos, operativos y financieros en los
instrumentos y estrategias de las autoridades ambientales responsables del control y vigilancia forestal y del
cuidado de los recursos naturales; y desarrollar campañas orientadas al conocimiento de la normatividad sobre
legalidad forestal y a la sensibilización sobre la importancia del bosque; y segundo, desarrollar políticas
públicas que enfrenten esta problemática como una estrategia de adaptación al cambio climático, con
directrices que contemplen el ordenamiento de cuencas, establecimiento de corredores de conectividad
biológica e implementación de modelos agroforestales y silvopastoriles, para resolver los conflictos entre uso y
aptitud del suelo, lo que obligaría a replantear el modelo agroindustrial cafetero desde la perspectiva ecológica.

B- Un SOS por la bambusa guadua

Cuando esta “aldea encaramada” de trama urbana reticulada superaba los 10 mil habitantes y soportaba su
economía en el café y en la arriería de cientos de bueyes y mulas, tras los pavoroso sismos de 1878 y 1884 que
derrumban el templo principal, surge el bahareque al cambiar la tapia pisada por una “estructura temblorera”
configurada por una cercha de arboloco y guadua, con paneles de esterilla cubiertos por una mezcla de estiércol
de equinos y limos inorgánicos, o por láminas metálicas, arquitectura cuyo mayor exponente era la Catedral de
Manizales que se incendia en 1926.

Si en algún lugar de Colombia la guadua ha sido factor fundamental del paisaje natural y del patrimonio
arquitectónico nativo, es en la ecorregión cafetera donde la gran riqueza de su construcción vernácula se basa
en el uso de esta bambusa, en cuyo estudio se han ocupado la Universidad Nacional de Colombia y la UTP
abordando los ámbitos socio-económicos, tecnológicos y arquitectónicos de los sistemas constructivos, como la
Universidad de Caldas y la CRQ en las componentes agronómica y biótica de la guadua. Además de la utilidad
que presta el rodal como regulador hídrico de las quebradas, en el control de la erosión del suelo y como
hábitat de la biodiversidad, este “acero vegetal” liviano de rápido crecimiento, resistencia y manejabilidad, ha
servido como material de construcción en formaletas, andamios o como elemento estructural en columnas y
vigas, y usado para muebles, herramientas, artesanías, canales de conducción de agua, trinchos, postes, juegos
e instrumentos musicales, o para materia prima del papel y leña, entre otros.

Cualquier cafetero por sus vivencias exitosas asociadas a los beneficios cotidianos de la guadua, sabe que en
lugar de llevar los cafetales hasta la quebrada debería recuperar los bosques de galería sembrando guaduales
para proteger los cauces. Y hoy podría hacerlo soportado en las acciones de las autoridades ambientales
orientadas a incidir en un modelo agropecuario y ambiental que reconoce la importancia de la guadua como
alternativa económica y cultural para el desarrollo rural, e inspiradas en una política ambiental que busca
prevenir la deforestación y propiciar el uso y manejo de los rodales naturales de guadua en el marco de la
adaptación al cambio climático y la problemática del agua. Actualmente las CAR de la región cafetera, han
construido y consolidado un esquema de gobernanza forestal, soportado en cuatro elementos: 1) el
acompañamiento técnico brindado a los actores forestales, 2) los ajustes normativo para el acceso legal a los
aprovechamientos, 3) la atención a los usuarios buscando la reducción del tiempo en los tramites, y 4) el
fortalecimiento del mercado legal no sólo de la guadua sino de la madera.

Lo anterior lo consignamos en las “Lecciones aprendidas entorno a la legalidad y sostenibilidad de la guadua”


(2012), publicación de la Corporación Autónoma Regional del Risaralda CARDER elaborada en el marco del

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proyecto Posicionamiento de la Gobernanza Forestal en Colombia, donde se trata la problemática de la


legalidad y de la sostenibilidad de esta preciosa gramínea, una de las especies nativas más representativas de
los bosques andinos, declarara planta emblema de Caldas según Decreto 1166 de octubre 20 de 1983.
Similarmente, la Corporación Autónoma Regional de Caldas CORPOCALDAS y la Cámara de Comercio de
Manizales, en el trabajo “Microclúster de la guadua” (2003), su prólogo “El milagro de la guadua” de Mario
Calderón Rivera, recuerda que esta especie que formó no solo el hábitat que creó la gesta colonizadora, sino
todo un universo cultural, por la captura de CO2 podría jugar un papel de primer plano en el desarrollo del
protocolo de Kioto.

Pero, así Jorge Villamíl haya visto los guaduales “danzar al agreste canto que dan las mirlas y las cigarras” y
Simón Vélez con el empleo estético en sus notables creaciones arquitectónicas haya exaltado las virtudes sismo-
resistentes de la guadua, no hemos sabido valorarla: de conformidad con lo consignado en ambos documentos,
en los últimos dos siglos la extensión de guaduales en el país se redujo ostensiblemente: se pasa de unos doce
millones de hectáreas a sólo cincuenta mil, de las cuales cerca de 20 mil hectáreas están en la zona cafetera y 6
mil en Caldas.

Cuando esta “aldea encaramada” de trama urbana reticulada superaba los 10 mil habitantes y soportaba su
economía en el café y en la arriería de cientos de bueyes y mulas, tras los pavoroso sismos de 1878 y 1884 que
derrumban el templo principal, surge el bahareque al cambiar la tapia pisada por una “estructura temblorera”
configurada por una cercha de arboloco y guadua, con paneles de esterilla cubiertos por una mezcla de estiércol
de equinos y limos inorgánicos, o por láminas metálicas, arquitectura cuyo mayor exponente era la Catedral de
Manizales que se incendia en 1926.

Si en algún lugar de Colombia la guadua ha sido factor fundamental del paisaje natural y del patrimonio
arquitectónico nativo, es en la ecorregión cafetera donde la gran riqueza de su construcción vernácula se basa
en el uso de esta bambusa, en cuyo estudio se han ocupado la Universidad Nacional de Colombia y la UTP
abordando los ámbitos socio-económicos, tecnológicos y arquitectónicos de los sistemas constructivos, como la
Universidad de Caldas y la CRQ en las componentes agronómica y biótica de la guadua. Además de la utilidad
que presta el rodal como regulador hídrico de las quebradas, en el control de la erosión del suelo y como
hábitat de la biodiversidad, este “acero vegetal” liviano de rápido crecimiento, resistencia y manejabilidad, ha
servido como material de construcción en formaletas, andamios o como elemento estructural en columnas y
vigas, y usado para muebles, herramientas, artesanías, canales de conducción de agua, trinchos, postes, juegos
e instrumentos musicales, o para materia prima del papel y leña, entre otros.

Cualquier cafetero por sus vivencias exitosas asociadas a los beneficios cotidianos de la guadua, sabe que en
lugar de llevar los cafetales hasta la quebrada debería recuperar los bosques de galería sembrando guaduales
para proteger los cauces. Y hoy podría hacerlo soportado en las acciones de las autoridades ambientales
orientadas a incidir en un modelo agropecuario y ambiental que reconoce la importancia de la guadua como
alternativa económica y cultural para el desarrollo rural, e inspiradas en una política ambiental que busca
prevenir la deforestación y propiciar el uso y manejo de los rodales naturales de guadua en el marco de la
adaptación al cambio climático y la problemática del agua. Actualmente las CAR de la región cafetera, han
construido y consolidado un esquema de gobernanza forestal, soportado en cuatro elementos: 1) el
acompañamiento técnico brindado a los actores forestales, 2) los ajustes normativo para el acceso legal a los

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aprovechamientos, 3) la atención a los usuarios buscando la reducción del tiempo en los tramites, y 4) el
fortalecimiento del mercado legal no sólo de la guadua sino de la madera.

Lo anterior lo consignamos en las “Lecciones aprendidas entorno a la legalidad y sostenibilidad de la guadua”


(2012), publicación de la Corporación Autónoma Regional del Risaralda CARDER elaborada en el marco del
proyecto Posicionamiento de la Gobernanza Forestal en Colombia, donde se trata la problemática de la
legalidad y de la sostenibilidad de esta preciosa gramínea, una de las especies nativas más representativas de
los bosques andinos, declarara planta emblema de Caldas según Decreto 1166 de octubre 20 de 1983.
Similarmente, la Corporación Autónoma Regional de Caldas CORPOCALDAS y la Cámara de Comercio de
Manizales, en el trabajo “Microclúster de la guadua” (2003), su prólogo “El milagro de la guadua” de Mario
Calderón Rivera, recuerda que esta especie que formó no solo el hábitat que creó la gesta colonizadora, sino
todo un universo cultural, por la captura de CO2 podría jugar un papel de primer plano en el desarrollo del
protocolo de Kioto.

Pero, así Jorge Villamil haya visto los guaduales “danzar al agreste canto que dan las mirlas y las cigarras” y
Simón Vélez con el empleo estético en sus notables creaciones arquitectónicas haya exaltado las virtudes sismo-
resistentes de la guadua, no hemos sabido valorarla: de conformidad con lo consignado en ambos documentos,
en los últimos dos siglos la extensión de guaduales en el país se redujo ostensiblemente: se pasa de unos doce
millones de hectáreas a sólo cincuenta mil, de las cuales cerca de 20 mil hectáreas están en la zona cafetera y 6
mil en Caldas.

* Fuente: Revista Civismo 461. SMP Manizales (2014). Referencias: 1. Posicionamiento de la gobernanza
forestal en Colombia: legalidad y sostenibilidad de la guadua en la Ecorregión Cafetera. 2. Procesos de Control
y Vigilancia Forestal en la Región Pacífica y parte de la Región Andina de Colombia.

4.12 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

4.12.1- Nuestras aguas subterráneas

RESUMEN: Mientras en grandes regiones del planeta el agua utilizada proviene del
subsuelo, en Colombia, donde el 31% del agua dulce está contenida en acuíferos y la Ley
ha tenido que legislar para proteger los páramos, hace falta garantizar el carácter
patrimonial y de bien público del agua subterránea. Veamos el desafío en esta materia
para la Región Andina, y para el Eje cafetero y Caldas, donde el deficitario territorio del
Cañón del Cauca entre Irra y La Pintada, con sus impermeables rocas, alta deforestación y
vertimientos de mercurio, es la zona más problemática.

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Imágenes 4.31, Colombia: Índice de Aridez, Índice de retención y regulación hídrica, y


Provincias hidrológicas. Estudio Nacional del Agua. Nelson Vargas. IDEAM 2010.

Mientras en grandes regiones como Australia y EE.UU. el 60% del agua utilizada proviene
del subsuelo, en Colombia, donde el 31% del agua dulce está contenida en acuíferos y la
Ley ha tenido que legislar para proteger los páramos, hace falta garantizar el carácter
patrimonial y de bien público del agua subterránea. Si en el país lo técnico-administrativo
está al día, falta para su gestión la dimensión socioambiental, lo que incluye problemáticas
como la severa deforestación, la contaminación por efluentes mineros y lixiviados, el uso
sin restricciones y la falta de incentivos para su preservación.

Aunque en el país las cuencas hidrogeológicas con posibilidades de aprovechamiento


abarcan el 74% del territorio, según el estudio “Zonas hidrogeológicas homogéneas de
Colombia” del IDEAM (2005), mientras el 56% de dicha área corresponde a la Orinoquía,
Amazonía y Costa Pacífica, y el 31,5% a la región Caribe e Insular, sólo el 12,5% está en
la Región Andina, que es la más densamente poblada: al respecto, el citado documento
advierte cómo por la Depresión Momposina pasa el agua de este 23% del territorio
nacional, contaminada con efluentes de 30 millones de colombianos y 80 toneladas
anuales de mercurio provenientes de 1200 minas de oro de aluvión.

Las cuencas hidrogeológicas más utilizadas, según el IDEAM, son las de los valles del
Cauca, Magdalena Medio y Superior y la Cordillera Oriental; siguen en importancia, las de
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los golfos de Urabá y de Morrosquillo y de los departamentos de Bolívar, Magdalena, Cesar


y La Guajira. No obstante, habrá que trazar estrategias a largo plazo, para prevenir
desórdenes ambientales mayores que los del agua superficial, e incluso daños irreversibles
en las aguas subterráneas. Posiblemente en la Sabana, tras el advenimiento de la
floricultura, se están explotando los acuíferos, a tasas superiores a su reposición, situación
que se agrava por: la eutrofización de sus lagunas, precaria precipitación del altiplano,
vulnerabilidad a la erosión severa de sus suelos y bajos rendimientos medios de agua en
sus cuencas altas.

En Caldas, sabemos que en el cañón del Cauca donde se sufre el impacto por escasez de
agua, Corpocaldas traza estrategias con participación de actores sociales para mitigar el
riesgo severo de sequias por baja precipitación, avanza en acuerdos con las CAR de los
departamentos vecinos que comparten nuestras cuencas para lograr su necesario
ordenamiento, y pretende en el oriente caldense donde el patrimonio hídrico es
abundante, velar por el manejo sostenible de los proyectos hidroenergéticos para que
operen con responsabilidad social y ambiental, no como enclaves económicos.

En el Eje Cafetero, para trazar las políticas públicas relativas a la conservación, uso y
manejo del patrimonio hídrico subterráneo, y para enfrentar la amenaza del cambio
climático y la vulnerabilidad sísmica e hidrogeológica, deberá implementarse un programa
de investigación y desarrollo integral y a nivel de detalle en el tema del agua, de carácter
interinstitucional e interdepartamental con la concurrencia de las Gobernaciones, las CAR,
la academia, Ingeominas y el MAVDT; las fortalezas institucionales, planes de
ordenamiento y manejo ambiental de cuencas, niveles de información de base existente,
entre otros elementos, facilitaría el programa.

Habrá que reconocer y caracterizar las unidades hidrogeológicas, mediante geología


directa de campo, prospección geofísica y perforaciones exploratorias; hacer una
evaluación hidrodinámica de los acuíferos y flujos de aguas subterránea, desde las zonas
de recarga hasta los reservorios y de allí a los manantiales, además de conocer las
condiciones hidrológicas del territorio, lo que significa dimensionar el ciclo hidrológico y
entrar a corregir los conflictos severos entre uso y aptitud del suelo, relacionados con el
estado de nuestras cuencas abatidas por el descontrol hídrico y pluviométrico,
consecuencia de la deforestación y potrerización del territorio.
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Según CORPOCALDAS, de una extensión de 744 mil Ha, en 2010, las coberturas verdes
del departamento eran: 300 mil Ha en pastos y rastrojos (40%), 265 mil Ha en cultivos
(36%) y 163 mil Ha en bosques (22%), tres cuantías que cubren el 98% de nuestro
escarpado y deforestado territorio. Igualmente, según estudios emprendidos por nuestra
CAR, en cuanto al sistema subterráneo sobresalen las zonas de recarga de páramo y
bosques de la alta cordillera, el extenso valle magdalenense, además del oriente caldense
donde la copiosa precipitación explica un patrimonio hídrico excedentario que debería
llevar bienestar a estos pobladores y comunidades de pescadores.

* [Ref.: La Patria. Manizales, 2016.02.15]

4.12.2- Adaptación al cambio climático para Manizales

Imagen 4.32: Esto no es la erosión natural, sino destrucción del suelo por dos acciones
antrópicas: potrerización y modelado. Vía al Magdalena, en meridianoinformativo1390.com

Los desastres vividos por los siniestros invernales que abaten a Manizales, obligan a
superar el pesimismo y desconcierto ciudadano, para repensar la gestión integral del
riesgo asociado al cambio climático: a modo de ejemplo, el colapso del gasoducto y del

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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

servicio de agua, se pueden interpretar mejor al recorrer la vía al Magdalena, para señalar
que lo que muestra su corredor con los mega deslizamientos, es la destrucción antrópica
del suelo, a diferencia de lo que muestra la montaña reforestada del otro lado del río, en
la que los ocasionales deslizamientos son la expresión de un fenómeno natural llamado
erosión, más limitado. De ahí que la solución debe empezar por entender que
conceptualmente una carretera va más allá de su pavimento, muros y transversales, al
extender su dominio hasta las micro cuencas del corredor vial.

Al igual que lo sucedido con el Terremoto del Eje Cafetero (1999), donde las
consecuencias superaron en varios órdenes las que se derivan de los acontecimientos de
Manizales, suele ocurrir que siempre los desastres desnudan los conflictos y
contradicciones que padece la sociedad afectada, al tiempo que sus consecuencias
terminan flagelando con mayor severidad a los más pobres en razón a su vulnerabilidad
económica y ambiental.

En primer lugar, la investigación e instrumentación de la amenaza, porque podría sentarse


como tesis que, de mantenerse la dinámica del último lustro, sus efectos desbordarían
nuestro nivel de resiliencia, por la incapacidad de recuperar la base económica y ambiental
de la ciudad: al comparar Las Niñas 2007/8 y 2010/11, ambas de nivel moderado y 10
meses de duración, mientras en la primera las cifras de damnificados no llegaba a 50 mil
por cada invierno y los eventos eran puntuales, en la segunda superó 2 millones en cada
una de sus dos temporadas de lluvias, y como eventos quedaron cerca de 30 municipios
para reasentar, caso Gramalote, para no hablar de Bogotá sumida en el agua de los
humedales que le robó a la sabana.

En este asunto: ni conocemos debidamente la amenaza, ni hemos atendido el llamado que


se ha hecho para implementar un centro de estudios que la atienda, como tampoco
persistido con los estudios de la amenaza sísmica y volcánica, al haber dejado al
Observatorio Vulcanológico de Manizales a su suerte.

En segundo lugar, la adaptación al cambio climático, lo que supone cambiar rumbos y


corregir disfunciones en el modelo socioambiental, mediante una construcción social del
territorio para establecer unas relaciones de simbiosis y parasitismo entre los habitantes y
el medio natural, ecológicamente sólidas y compatibles con la cultura: para enfrentar la

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deforestación, la exposición a la amenaza y los conflictos entre uso y aptitud del suelo,
surge como oportunidad el nuevo ciclo de ordenamiento territorial 2012-2023.

Al respecto quisiera señalar que la Ingeniería como tal, no solo diseña del lado de la falla,
sino que su propuesta científico-tecnológica en sí misma resulta insuficiente, requiriendo
para su adaptación de los saberes y haberes de la cultura local.

Y en tercer lugar, las políticas públicas para una planificación que incorpore la gestión del
riesgo de forma integral, asunto para el cual el Estado Colombiano ha dado pasos
fundamentales, al cambiar el perfil de la anterior oficina de Prevención y Atención de
Desastres que surgió tras los sucesos de Armero, por la Dirección General del Riesgo con
mayor capacidad y jerarquía, al tiempo que empieza a fortalecer el Sistema Nacional de
Prevención y Atención de Desastres SNPAD de Colombia, el sistema de información
ambiental, la gestión del recurso hídrico y el inventario de asentamientos y aseguramiento
de bienes en riesgo: Manizales y Caldas, deben ahora fortalecer sus instrumentos a nivel
departamental y municipal, para emprender la rehabilitación, reconstrucción y prevención,
sector por sector, sin perder de vista las acciones que van en curso desde Corpocaldas, la
Oficina Municipal de Atención y Prevención de Desastres OMPAD de Manizales, y el Comité
Regional para la Prevención y Atención de Desastres CREPAD de Caldas.

En relación con este tema, en Caldas urge resolver la carencia de instrumentos mínimos,
como una cartografía temática y de detalle con mayor resolución para las zonas urbanas
que las rurales e incluir en ella los mapas agrológicos.

Y para finalizar, sí de la prevención al desastre la diferencia es de un orden y del desastre


a su recuperación de otro más, vale el dicho: “más vale prevenir que curar”. Sólo que las
acciones han de ser de extremada urgencia y largo plazo, y por lo tanto estructurales,
para desarrollar una cultura de adaptación al cambio climático, dada la complejidad de la
crisis socioambiental de Colombia. [Ref: La Patria, Manizales, 2011-12-04]

4.12.3- Un diálogo con la dinámica urbana

RESUMEN: Si en algo ha influido el café, es en el desarrollo de la ecorregión cafetera: el


pequeño tamaño de la propiedad con un efecto redistributivo del ingreso y la asociación

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de los cafeteros para irrigar sus beneficios, explican cuatro períodos históricos de
Manizales, que parten de la arriería, pasan por cables y ferrocarriles, avanzan con el
transporte rural y quiebran con la era del transporte urbano. Una lectura simple esta
evolución que se lee en el transporte y sus consecuencias urbanas y económicas, parece
útil para encontrar lecciones y establecer retos en materia de desarrollo.

Imagen 4.33: Íconos del transporte en el Eje Cafetero: http://cdi.ariadna.com.co

Creo importante una mirada simple a la evolución del transporte y sus consecuencias
urbanas y económicas, en el caso de Manizales desde su fundación hasta hoy, para
encontrar lecciones y establecer retos en materia de desarrollo. Al respecto, señalaré
cuatro períodos históricos que parten de la arriería, pasan por cables y ferrocarriles,
avanzan con el transporte rural y quiebran con la era del transporte urbano.

El primer período que inicia en 1849, es el de la ocupación del territorio gracias a la


colonización antioqueña, fenómeno que al lado de la revolución de los comuneros y la
independencia, es uno de los procesos sociales más importantes de Colombia. En éste
intervalo bajo una economía de subsistencia se dependerá primero de las guerras de 1860
y 1876, y luego de la portentosa arriería de miles de mulas y bueyes que transitaban
trochas para salvar la Cordillera Central y otros puntos cardinales. Allí emerge Manizales
como teatro de tales acontecimientos establecida sobre la tradicional retícula urbana,
mostrando edificaciones de bahareque en tierra, con empañetado de limos y cagajón en
mezcla.

Pero creado el departamento (1905) empezará a declinar ese motor que soporta la
naciente aldea, para dar paso a un segundo período de crecimiento económico, que
llegará hasta los albores del centenario, época en que se propone una Universidad Popular
(1943) para el desarrollo de las fuerzas productivas. Sobresale desde ésta perspectiva la
década de 1920, en la que se funda el periódico La Patria (1921), por los cables a

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Mariquita (1922 a 1962) y Aranzazu (1929 a 1943), y en especial por el Ferrocarril de


Caldas (1927-1959) apéndice del Ferrocarril del Pacífico cuyo impacto detona al
inaugurase el Canal de Panamá (1914).

A pesar de los incendios (1925 y 1926), gracias al efecto combinado de café, Ferrocarril y
cables, el meridiano político y económico de Colombia pasa por Manizales, se da el
poblamiento del occidente colombiano y se industrializa el país. La prosperidad de
Manizales se expresa en esa arquitectura ecléctica de construcciones de cemento, metal y
bahareque enriquecido que muestra hoy el Centro Histórico. Y como evidencia de un
modo más adecuado de desarrollar el hábitat citadino fruto de la apertura cultural del
momento, surge El Carretero, esa avenida que avanza siguiendo los contornos del terreno
por la divisoria de aguas para hacer del conjunto urbano una estructura con cola de
cometa por el naciente.

Y continúa un tercer período de verdadero desarrollo, que llega hasta el


desmembramiento del departamento (1967). Gracias al efecto redistributivo del ingreso
consecuencia del pequeño tamaño de la propiedad cafetera, tras las directrices surgidas
de la crisis de 1929 que empiezan a priorizar el transporte carretero sobre el ferroviario,
con los caminos cafeteros se logra llevar escuelas, puestos de salud, acueductos y redes
de electrificación al campo. Son los tiempos del jeep Willys y “la chiva”, testigos del
apogeo de decenas de poblados que han palidecido.

En lo urbanístico, si bien se densificó la trama urbana con barrios para la clase media
favorecida por el Estado solidario, la arquitectura cartesiana propia de la sociedad
industrial es la “moderna”, caracterizada por el particular estilo que muestra el Banco del
Comercio de la Plaza de Bolívar.

Pero a partir de los 70, entramos a un cuarto período que nos abriga, con la migración del
campesino, quien al no poder asimilar los paquetes tecnológicos y financieros de la nueva
caficultura al no tener suficiente escolaridad, deja de ser propietario y emigra a la ciudad
para intentar proletarizarse, sin alcanzarlo. A esa problemática social se añade la
ambiental consecuencia de la reconversión del modelo de producción que introdujo el
monocultivo a costa del sombrío y su biodiversidad, de la salud del suelo y el agua.
Entramos a un deterioro de los términos de intercambio y destinamos las rentas del

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“grano de oro” a la importación de agroquímicos para concederlas a terceros, exterminar


la biodiversidad y provocar plagas.

Y como razonablemente la trama urbana no debió expandirse con rapidez, menos para un
uso y ocupación conflictivos del suelo, haciéndolo sin responder a criterios claros de
planeación y responsabilidad ambiental, por no densificarse ahora Manizales ve agotados
sus precarios remanentes de bosque andino y desprotegidas las frágiles laderas del medio
rur-urbano, para obtener un hábitat que está dando paso a un modelo de urbanizaciones
populares con estructura satelital, más vulnerables, desarticuladas y crecientemente
alejadas de la oferta de servicios de “la cometa urbana” precedente. En este escenario los
moradores en circunstancias más apremiantes, viven tras ese “muro” que separa a pobres
y ricos, para expresar los agudos conflictos y contradicciones, como también los retos de
la época actual. [Ref: La Patria, Manizales 2011.06.06]

4.12.4- Huracanes y terremotos acechan

Imagen 4.34: rutas de huracanes y Zonas sísmicas del planeta: co.pinterest.com

RESUMEN: Esta nota se ocupa de dos amenazas naturales de gran impacto que acechan

en la región: los Huracanes y los Sismos. Primero, porque los fenómenos ciclónico del

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Atlántico que dejan destrucción a su paso por el Caribe, también puede impactar sobre el

Archipiélago de San Andrés y Providencia, y generar lluvias intensas y fenómenos colaterales

en el norte de Colombia. Y segundo, porque además de la amenaza por maremotos

asociados a sismos originados en el fondo oceánico del entorno vecino, también nuestras

fuentes sísmicas continentales pueden afectar los centros urbanos del país ubicados en

zonas de riesgo sísmico alto y moderado.

Tras los desastres recientes en México, en el Caribe y en Estados Unidos

es imperioso volver sobre las amenazas que afectan a Colombia y sobre

las medidas que debemos adoptar para hacer frente a estos riesgos*

Dos graves amenazas ambientales

Tanto los planificadores urbanos como las autoridades colombianas deben reflexionar con

urgencia sobre las dos amenazas ambientales que –también para nosotros- representan los

huracanes y los grandes terremotos.

 La primera de estas amenazas, dado lo ocurrido con Irma, un huracán de categoría 5

que azotó el norte del Caribe y el sur de Estados Unidos entre el 30 de agosto y el 12

de septiembre pasados, con brazos de hasta 300 kilómetros de diámetro, y vientos

máximos de 302 km/h, calificado como el más poderoso que ha sido registrado en el

Atlántico. Irma cobró 37 vidas en el Caribe y 14 en Estados Unidos.

 La segunda amenaza, dado el sismo de magnitud 8,2 en la escala de Richter que sacudió

México el viernes 8 de septiembre y al cual se sumaron cientos de réplicas debido al

carácter superficial de este fenómeno telúrico, el cual cobró 98 vidas y afectó

principalmente los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco.

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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

El estudio de los terremotos en áreas sismo-tectónicamente activas, que son vecinas a

grandes urbes, y de las tormentas ciclónicas que surgen en los mares para llevar caos y

destrucción a las ciudades costeras, es tan antiguo como la humanidad misma, aunque en

principio contaron con una explicación mítica relacionada con la ira de los dioses.

Según la mitología griega, Tifón hijo de Gea, quien intentó destruir a Zeus en venganza por

haber derrotado a los Titanes, además de erupcionar lava, creó los huracanes y los

terremotos con el batir de sus enormes alas. Para los griegos -quienes fueron los primeros

en dar una explicación natural a los terremotos-, dichos estremecimientos ocurrían cuando

Poseidón, el dios de los mares, hacía tambalear a Atlas, quien recibió como castigo de Zeus

sostener al mundo en sus hombros.

Imagen 4.35: Daños por sismo en Oaxaca y por huracán en San Martín. Fuente:
Nationalgeographic.com

Vientos enfurecidos y sacudidas de la tierra

La ocurrencia de eventos climáticos extremos como los que ya se advierten a nivel global,

es resultado del calentamiento del planeta, calentamiento que en los próximos cincuenta

años aumentará la temperatura entre 1,5°C y 2,5°C según las características de las

distintas regiones de la Tierra.

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Este calentamiento traerá desastres mayores: tormentas ciclónicas de mayor intensidad,

lluvias inusuales, sequías severas, inundaciones, deslizamientos, incendios forestales, y

degradación ambiental: pérdida de ecosistemas terrestres, elevación del nivel del mar y

desaparición de los glaciares.

La intensidad de una tormenta ciclónica depende de la velocidad de sus vientos. Sus

daños pueden variar de conformidad con la escala Saffir-Simpson -que califica el poder

destructivo de los huracanes desde 1 a 5 cuando éste toca tierra-.

 Cuando la categoría es 1, hay inundaciones en zonas costeras y daños menores en zonas

urbanas por vientos entre 119 y 153 kilómetros por hora y olas que pueden

llegar a 1,5 metros de altura.

 Cuando la categoría es 5, hay destrucción masiva de viviendas e infraestructuras con

vientos sostenidos por encima de 250 kilómetros por hora, o por olas que pueden

superar los 6 metros de altura.

Adicionalmente, durante las últimas décadas hemos presenciado desastres sísmicos

mayores que han afectado a países en desarrollo. Esto no se debe a que en el mundo se

estén presentando más terremotos, sino al acelerado crecimiento de la población residente

en zonas sísmicas, de manera que la magnitud de los daños ha venido en aumento.

Ejemplo de lo anterior son las urbes latinoamericanas de los Andes, Centro América y en el

Caribe, aquellas de la línea Alpes-Himalaya, y algunas ubicadas en el Pacífico asiático; este

margen oceánico y las costas occidentales de las américas conforman el “Cinturón de Fuego

del Pacífico”, caracterizado por su intensa actividad sísmica y volcánica.

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Países tan lejanos entre sí como Irán, Chile, Japón y Nueva Zelanda son particularmente

vulnerables a esta actividad sísmica. Asimismo, la lista de grandes ciudades azotadas por la

pobreza incluye a Estambul en Turquía, Karachi en Pakistán, Teherán en Irán, Katmandú en

Nepal y Lima en Perú.

No obstante, no podemos descartar a Bogotá como posible escenario a pesar de

encontrase en una zona de amenaza sísmica intermedia, ya que podría sufrir el embate de

movimientos tectónicos superficiales de mediana magnitud, partiendo de fuentes símicas

vecinas relacionadas con pequeñas fallas locales, e incluso de grandes eventos no muy

lejanos provenientes de mega-fallas activas como las del frente llanero o la Falla Salinas.

Refugiados y víctimas

Entre 2003 y 2013, se registró una media de 388 desastres naturales al año que afectaron

a 216 millones de personas y cobraron 106.654 vidas. Según el Consejo Noruego para los

Refugiados, mientras las pérdidas económicas por los desastres naturales de los últimos 30

años tuvieron un valor medio anual de 130 mil millones de dólares, la posibilidad de tener

desplazados ha aumentado en un 60 por ciento en cuarenta años.

Según el informe “Estado de la población mundial 2015, un refugio en la tormenta “, en los

últimos 20 años los damnificados por desastres naturales sumaron en promedio cerca de

200 millones por año, cifra que triplica los 65 millones anuales de víctimas de epidemias,

adversidades tecnológicas y conflictos armados a nivel global.

A pesar de que la mayoría de los desplazamientos por desastres de origen sísmico y climático

son internos y en ocasiones pueden cruzar fronteras, no existen instituciones que puedan

mitigar su sufrimiento.

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El cambio climático ha ocasionado más de 4.000 millones de heridos o damnificados en el

mundo durante los últimos veinte años, ya que ha contribuido al desplazamiento humano

acelerando sequías y la desertificación, al igual que la erosión costera y la salinización de

aguas subterráneas y tierras de cultivo. Mientras las catástrofes de origen sísmico han

cobrado la vida a más de un millón de personas desde principios del presente siglo.

La amenaza climática y sísmica en Colombia

Imagen 4.36: Colombia - Amenaza de Desabastecimiento de Agua (IDEAM) y Nivel de


Amenaza Sísmica (INGEOMINAS).

Tras la erupción del Ruiz y la desaparición de Armero en 1985, el Gobierno instauró el

Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres (SNPAD) que institucionaliza

la gestión del riesgo, ya que esa falencia gravitó como causa fundamental del desastre.

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Inicialmente se diseñó una dependencia del Ministerio de Gobierno para atender las fases

de emergencias, luego a raíz del terremoto del Eje Cafetero de 1999 se implementó la fase

de reconstrucción, y finalmente tras las Niñas 2007/8 y 2010/11, el SNPAD pasó a un plano

de mayor desarrollo organizacional al ocuparse también de la prevención y mitigación de

los desastres, al tiempo que se creó el Fondo Nacional de Calamidades.

La gestión del riesgo para enfrentar los huracanes tiene un manejo distinto del de los

terremotos, puesto que estos eventos tectónicos se presentan de forma súbita. Los

huracanes son fenómenos climáticos donde intervienen gran número de variables de

comportamiento aleatorio como vientos, temperatura y humedad, y que igualmente se

aborda con pronósticos.

En Colombia el desafío está en estudiar de forma integral la amenaza climática, a pesar de

que dicha tarea está a cargo del IDEAM y de que las sequías son poco frecuentes y los

ciclones tienen incidencia marginal. La Oficina de Pronósticos y Alertas suele elaborar los

avisos y boletines ambientales sobre huracanes para advertir sobre la posibilidad de lluvias

intensas y marejadas con sus peligros colaterales.

Si bien lo anterior procede para el archipiélago de San Andrés y Providencia por ser nuestro

lugar más comprometido en virtud de su latitud, para el caso de la Guajira la ocurrencia de

las tormentas significa el advenimiento de lluvias esperadas para calmar la sed de la tierra.

Para los terremotos los factores principales del riesgo son: la influencia de las fuentes

sísmicas y la caracterización de las provincias sismo-tectónicamente homogéneas. Allí deben

considerase la frecuencia, naturaleza y magnitud de los eventos, además de la

vulnerabilidad física de las construcciones, asentamientos humanos expuestos en cada

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contexto, y variaciones en la respuesta dinámica del terreno, ya que los suelos blandos al

igual que el relieve agravan la intensidad local del desastre.

En Colombia, además del mapa de sismicidad elaborado por la Red Sismológica Nacional se

ha expedido la norma sísmica NSR-10 sobre diseño y construcción sismo resistente,

instrumento que para el efecto aplica un período de retorno de 475 años.

También ha habido esfuerzos específicos en materia de microzonificación sísmica en las

grandes ciudades y estudios sobre la tipología constructiva. Sin embargo, en muchas zonas

de amenaza sísmica alta, falta abordar dicha labor; tal es el caso de las poblaciones ubicadas

en fallas del sistema Cauca-Romeral, el Margen Llanero y de la región del Pacífico.

[Razón Pública. Bogotá, 2017.09.18]

4.12.5- El Ruiz, amerita medidas de prevención y no pánico

Imagen 4.37: Mapa Amenaza del Volcán Nevado del Ruiz. Ingeominas, en
http://www2.sgc.gov.co/

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A diferencia de lo ocurrido en 1985 con el volcán Nevado del Ruiz, cuando los flujos de
lodo por los ríos Gualí, Rioclaro, Lagunillas y Azufrado alcanzaron poblados como Armero,
Mariquita y Chinchiná causando muerte y destrucción al cobrar la vida de unos 25 mil
habitantes, hoy las zonas de amenaza severa ya no están ocupadas, la gestión del riesgo
se ha institucionalizado, se tiene como garantía el eficiente servicio de monitoreo
volcánico, y se sabe con relativa certeza del nivel de severidad, alcance y clase de las
amenazas que podemos y debemos atender.

El Nevado del Ruiz a pesar de persistir en estado de amenaza latente de erupción, tiene su
propia historia geológica; al igual que Sancancio, es el Ruiz una estructura vulcanogénica
contemporánea al cerro tutelar de la ciudad con una edad inferior a los dos millones de
años, y por lo tanto de similar origen, aunque alcanzaron niveles de desarrollo opuestos: a
diferencia de Sancancio, un domo volcánico fruto de una porción de magma que se
extruye a la superficie a causa de las mismas fuerzas tectónicas que otrora levantaron la
colina de Chipre formando el Escarpe de la Francia, la evolución del Ruiz ha sido en sumo
grado catastrófica y dinámica: los cráteres La Olleta y La Piraña, con ochenta mil a cien
mil años de antigüedad revelan parte de esa historia.

De otro lado, habitamos el segmento volcánico más septentrional de los Andes, y aunque
poco sabemos de las corrientes humanas migratorias asiáticas que hace 12 o 14 mil años
entraron por el estrecho de Bering, pasaron por Colombia y bajaron hasta la Patagonia, sí
conocemos de dicho período algo de la actividad del Ruiz, por las capas de cenizas
volcánicas y otras evidencias geológicas que a modo e huellas dejaron las erupciones
ocurridas en los últimos 11 mil años: según los investigadores del Ingeominas, el Ruiz en
esa época tuvo cerca de 12 etapas eruptivas con múltiples eventos, como corrimientos de
tierra, flujos piroclásticos y lahares, además de la destrucción parcial de los domos de la
cima. Y en lo que más nos debe competir, sabemos también de las erupciones históricas
de 1595, 1845 y 1985, repitiéndose donde se destruye Armero.

A diferencia de lo ocurrido hace más de tres décadas con Armero, el Estado Colombiano
consciente de la necesidad de mitigar el riesgo por la amenaza volcánica, y de
implementar la gestión del riesgo frente a otras amenazas como sismos y eventos
hidrogeológicos y climáticos, además de crear el Observatorio Vulcanológico de Manizales,
la Red Sismológica Nacional de Colombia y la Oficina Nacional para la Atención de
Emergencias del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, a través

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de sus diferentes instituciones ha logrado consolidar a la fecha un Sistema Nacional de


Atención y Prevención de Desastres de gran capacidad y proyección.

No obstante, tras la tragedia que dejó este año 669 víctimas mortales el terremoto en
Ecuador, evento con de 7,8 grados de magnitud ocurrido el pasado 16 de Abril, y que fue
sentido desde Perú hasta el sur occidente de Colombia; y luego, con las sacudidas de los
pasados días consecuencia del sismo de origen volcánico del 9 de octubre sentido en
Manizales, cuya ocurrencia se ha relacionado con las frecuentes emisiones de ceniza del
Ruiz que llegan a la ciudad, a pesar de la seguridad que se ofrece tras generarse
oportunamente la necesaria activación de los protocolos de asistencia sobre el área de
influencia del volcán, y de conocerse el carácter sólo local de los sismos volcánicos,
continúa la natural inquietud de la población por la incertidumbre de los acontecimientos.

Aunque sabemos de la imposibilidad de predecir eventos de comportamiento errático, no


obstante sí se puede prever con algún acierto una erupción de importancia, tal cual lo hizo
Ingeominas en el Volcán del Huila el año 2007 cuando logró anticipar la ocurrencia de
flujos de lodo catastróficos asociados a la erupción de dicho volcán nevado, pese a las
naturales limitaciones que imponen la ciencia y la tecnología, permitiendo dar alerta a
varios miles de habitantes de las poblaciones rivereñas de Belalcázar, Inzá y Tesalia que
se aseguraron en la parte alta de la montaña la madrugada del 18 de abril, poniéndose a
salvo de avalanchas comparables a las del Páez causadas por el fatídico Sismo de 1994
que había dejado unos 1100 muertos.

Contrario a lo que ocurrió en 1985 con el Ruiz, cuando los flujos de lodo por el Gualí, Río
Claro, Lagunillas y Azufrado alcanzaron poblados como Armero, Mariquita y Chinchiná
causando la muerte a unos 25 mil habitantes, además de causar la pérdida de ganados y
propiedades arrasadas por dichas riadas que igualmente destruyeron carreteras, puentes y
anegaron tierras de cultivos, hoy por fortuna las zonas de amenaza severa no están
ocupadas, la gestión del riesgo se ha institucionalizado, se tiene como garantía el eficiente
servicio de monitoreo volcánico, y se sabe con relativa certeza del nivel de severidad,
alcance y clase de las amenazas que podemos y debemos atender.

[REVISTA EJE 21. Manizales, 2016/410/17]

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4.12.6- Hidro-Ituango: una lectura a la crisis

Imagen 4.38: Hidroituango y parte de las aguas del río Cauca / Colprensa. In: www.lafm.com.co

RESUMEN: La vulnerabilidad de Hidroituango, se relaciona con su escala y clase de


megaobra, y con la complejidad del medio geológico en el cual se emplaza. El cañón del
Cauca como estructura tectónica del trópico andino, tiene una doble condición a resolver,
que lo hace vulnerable a las nuevas dinámicas del agua, impacto de la presa y modelados
subterráneos a gran escala: el fracturamiento y fallamiento preexistente de las rocas, y la
compleja litología y suelos en laderas de alta pendiente, condicionado la estabilidad de los
macizos sometidos a cambios por cargas, flujos de agua, variaciones piezométricas y
pérdida de confinamiento, que modifican el estado de esfuerzos, lo que actúa como factor
contribuyente del riesgo, frente al frágil equilibrio de las estructuras litológicas, micro fallas
potencialmente activas y laderas altamente susceptibles al deslizamiento.

¿Habrá pasado factura la naturaleza al actual modelo de desarrollo por la hidroeléctrica de


Pescadero-Ituango?, esto, dados los pasivos ambientales del mayor proyecto de
generación en la historia del país, con el cual se incorporan 2,4 millones de kilovatios que
aportarían 4 puntos al PIB, y cuya energía- salvo las consideraciones pertinentes de
Gabriel Poveda Ramos invitando a transformar los minerales de nuestro subsuelo para
justificarla-, se exportaría. Lo anterior, cuando esta obra concebida en 1960/70, estudiada
en 1980/90, e iniciada en 2010, al represar el río Cauca con un enrocado y núcleo de
arcilla de 225 m de altura, y conformar un embalse de 79 km de largo y 3800 hectáreas
de superficie, además de sus enormes impactos socioambientales, incorpora una amenaza
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para poblaciones ubicadas aguas abajo, quienes han estado en vilo tras un fallo en el
túnel de desvío, ocurrido cuando está a punto de culminar la presa.

La emergencia derivada del fallo en una obra subterránea vital para dicho proyecto, bajo
el presupuesto de que los túneles alternos se sellaron acorde a un programa
preestablecido y adecuado, son la consecuencia de dos factores determinantes: de un
lado, la incertidumbre consustancial propia de las grandes obras subterráneas, para las
cuales los métodos de diseño, procesos constructivos, y planeación técnica y financiera, no
pueden ser convencionales, tal cual lo enseña el método observacional propuesto por Karl
Terzaghi (1945-48) y desarrollado por Ralph B. Peck (1967-69), justo para tales obras; y
del otro, las consecuencias de un modelo de desarrollo extractivista que explota el medio
ambiente, pensado para el crecimiento económico y no para el desarrollo, ya que al
instrumentalizar la naturaleza e incorporar grandes riesgos, olvida que también somos
parte de ella.

Sobre lo primero, tal cual lo hemos aprendido con los múltiples casos que agobian nuestra
ingeniería, mientras la incertidumbre en la estabilidad de una estructura superficial de
concreto como lo es un edificio como el Space o el puente de Chirajara, varía entre el 4 y
6 porciento gracias al conocimiento previo que tiene el calculista de la geometría,
resistencia y comportamiento predecible de los elementos estructurales; contrariamente,
en las obras subterráneas, como lo son los túneles y las cimentaciones que soportan
grandes cargas, caso Hidroituango y Aerocafé, la incertidumbre ocasionada por las
variaciones erráticas y aleatorias de los macizos rocosos, llega al 30 por ciento en
condiciones normales, e incluso a valores del 50 por ciento en el complejo medio tropical
andino.

Y sobre lo segundo, porque a diferencia de una hidroeléctrica a filo de agua, o de una


planta en una corriente menor alimentada por medianos embalses concebidos para
generar beneficios locales significativos directos, apalancando proyectos de transformación
de la riqueza y un uso del agua para resolver problemas ambientales y generar empleo,
por ejemplo a través del control de inundaciones, de sistemas de riegos y del
fortalecimiento del turismo; contrariamente, las grandes represas como Asuán en el Nilo e
Itaipú en el Paraná, han dejado significativas lecciones: si no se conciben para usos
múltiples, ni se contemplan los derechos bioculturales, sólo propician enclaves económicos
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que desestructuran territorios, al producir el desarraigo borrando de tajo la cultura de las


comunidades desplazadas y excluir de sus beneficios a los pobladores; y al modificar de
forma irreversible el curso natural en grandes ríos y el microclima, afectando las dinámicas
de especies de peces y aves que los remontan, y sepultando la flora y la fauna en
extensiones considerables.

Finalmente, del examen de esta grave crisis, además de las anteriores reflexiones
extraídas de sus crudas enseñanzas y en lugar de satanizar la ingeniería colombiana,
quisiera rescatar dos asuntos aleccionadores: primero, la responsabilidad de la evacuación
preventiva y oportuna del escenario potencialmente comprometido ocupado por 120 mil
habitantes, para prevenir un eventual desastre aguas abajo del proyecto: recuérdese que
en Armero (1985), a pesar de conocerse previamente el riesgo, por la carencia de un
desarrollo institucional en la materia, no se previno un desastre ya anunciado; y segundo,
reconocer el sentido ético que subyace en la valerosa decisión de asumir las cuantiosas
pérdidas económicas, al desviar el flujo de agua que se represaba hacia la casa de
máquinas, para prevenir el daño del embalse tras un colapso de la presa.

[Ref.: La Patria. Manizales, 2018/05/21]

4.12.7- Minería metálica sí, pero sustentable

Imagen 4.39. Colombia: Territorios indígenas V.S. Títulos mineros; Zonas de yacimientos
mineros; y Minería ilegal V.S. Áreas de interés ambiental.

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RESUMEN: Colombia tiene un PIB minero importante, donde el sector metalífero no solo
ofrece posibilidades significativas, sino que también enfrenta grandes desafíos. Veamos el
contexto: y lo que se puede hacer en el país para sortear los devenires en materia fiscal,
prevenir situaciones de enclaves mineros, y evitar conflictos en los que las explotaciones
ilegales pasan factura al medio ambiente y a comunidades que sufren desplazamientos y
la desaparición de sus líderes.

América Latina se ha convertido en destino importante de inversiones para la explotación


minera. Junto con la abundancia de minerales, la región ofrece condiciones atractivas para
empresas extractivas, lo que explica el crecimiento de las exportaciones de materias
primas mineras, que en peso casi se duplicaron en los últimos 20 años. De acuerdo con
datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL, Chile es el
principal productor de cobre, Brasil el tercero de hierro, México el mayor productor de
plata, y Perú está entre los primeros de plata, cobre, oro y plomo.
Además, la región tiene una participación relevante en las reservas mundiales de los
principales minerales metálicos. En Latinoamérica, donde la extracción ha aumentado 6
veces entre 1970 y 2017, Brasil, Chile, México y Perú concentran el 85% de las
exportaciones de minerales y metales a nivel global; y así se haya ganado participación en
las reservas de oro, plomo, níquel, plata y zinc, y se haya perdido en cobre, litio, hierro,
estaño, bauxita y alúmina, a nivel mundial cuenta con el 61% de las reservas de litio
(Chile 48,2% y Argentina 12,8%). Adicionalmente el flujo de ingresos de inversión
extranjera directa IED en minería, se concentró en Chile (40%), Brasil (24%), México
(15%) y Colombia (14%).
Ahora, así en la producción aurífera el rol de América Latina sea discreto, para entender el
caso colombiano, aunque el país aparezca sólo en el puesto 21 como productor del
preciado metal, se requiere conocer el contexto regional del sector, ya que entre 2016 y
2019 con 45 toneladas de oro como promedio anual, a nivel de Latinoamérica somos el
quinto productor, superados sólo por Perú, Brasil, México y Argentina, lo que significa que
contamos con un PIB minero donde el sector metalífero no solo ofrece posibilidades
significativas, sino que también enfrenta grandes desafíos.

241
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En primer lugar, así como en América Latina y el Caribe las nuevas tecnologías de
extracción minera, especialmente las que conllevan cianuro y ácido sulfúrico son las que
más afectan territorios y comunidades por el alto impacto sobre recursos vitales como el
agua y la biodiversidad, en Colombia con el mercurio en actividades extractivas ilegales
ocurre lo mismo; de ahí la represión de las protestas comunitarias ante proyectos mineros
que generan conflictos socio-ambientales en América Latina, donde las manifestaciones se
enfrentan con represión, criminalización y judicialización de la protesta.
Segundo, para advertir las características del subdesarrollo, basta mirar la composición
promedio 2015-2017 del valor de las exportaciones de minerales y metales, por grado de
elaboración y por regiones, para comprender la vulnerabilidad al deterioro de los términos
de intercambio. Para América Latina y Caribe: Productos Primarios (PP) 37%, Productos
Semielaborados (PS) 43% y Productos Elaborados (PE) 20%; para África: PP 21%, PS
57% y PE 23%; contrariamente para EE UU y la Unión Europea PP 6 y 3%, PS 43 y 26% y
PE 51 y 71%; y para el mundo: PP 9%, PS 38% y PE 53%.
Y tercero, las fluctuaciones fiscales por la volatilidad de los precios de productos con bajo
nivel de transformación en estos países minero-dependientes. Según la CEPAL, los
ingresos tributarios y no tributarios por explotación de minerales en lo corrido del siglo
variaron dramáticamente, alcanzando mínimos de 0,20% en 2002 y 0,25 en 2016, y
máximos de 1,58% en 2007 y de 1,35% en 2011. Como referente, durante el boom de
2007, dichos ingresos en Colombia tuvieron una participación del 0,5% en el PIB, y en el
caso de Chile donde las concesiones son regresivas al privilegiar el mercado por sobre la
propiedad del Estado, aportaron 8,1% al PIB.
Entonces: ¿qué hacer en el país para sortear los devenires en materia fiscal, prevenir
situaciones de enclaves mineros, y evitar conflictos en los que las explotaciones ilegales
pasan factura al medio ambiente y comunidades que sufren desplazamientos y la
desaparición de sus líderes? La respuesta es simple; habrá que fortalecer el Estado para
lograr en crecimiento pero con desarrollo, lo cual exige no sólo una minería legalizada con
equidad social y ambientalmente responsable, sino también con valor agregado, y que
parta de la gobernanza minera y del respeto de los derechos bioculturales en los
territorios.
[Ref.: La Patria. Manizales 2020.01.13]

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4.12.8- La economía azul en la esfera de la producción

Imagen 4.40: Colombia anfibia. IAvH

RESUMEN: No se trata de la economía asociada a nuestros mares y ríos, ni tampoco a la


del agua que participa con el 10% del PIB en Colombia incluyendo el 2% de la
hidroelectricidad, y cuyos costos ambientales son el 3,5% y los ocultos el 1% relacionados
con la calidad del vital líquido; se trata de la novedosa propuesta de Gunter Pauli, sobre
una economía asociada a procesos que vinculen los residuos a la cadena de producción y
donde los desperdicios o la basura no existen, dejan de ser despojos inutilizables que se
incorporan a la cadena de valor. La economía azul reduce los costos sociales y económicos
por el bienestar perdido como consecuencia de la degradación de los paisajes terrestres y
marinos y la contaminación del aire, y los costos ambientales por el incremento y manejo
de la eutroficación de cuerpos de agua y suelos, mayores costos de producción por
reducción de emisiones y tratamiento de residuos, y pérdida de patrimonio natural biótico,
hidrológico y edáfico.

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Colombia como potencia bioceánica, aunque empieza a hablar de la economía azul, sólo
desde principios de siglo cuando se generaron los lineamientos de la Política Nacional del
Océano y los Espacios Costeros, apenas ahora logra integrar en el Plan de Desarrollo, la
Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros: al reconocer que el país, pese a su
potencial hídrico está geográficamente fragmentado, por lo que busca integrar y conectar
las hidrovías con los modos de transporte terrestre y sus mares.
Pero hay otra economía azul diferente que va más allá de los mares y ríos concebidos
como motor del desarrollo, e incluso de la “Colombia Anfibia”, ese maravilloso estudio del
IAvH que reconoce la importancia y la fragilidad de nuestros ecosistemas: se trata de
aquella que propone otro relacionamiento de la cultura con la naturaleza para comprender
su gran potencial productivo, haciendo de los residuos otra fuente de riqueza si se articula
a la creatividad y a la innovación con la idea fundamental de lograr una producción de
bienes y servicios eficiente, ambientalmente sostenible y socialmente responsable.
Se trata del modelo del belga Gunter Pauli, autor de “La economía azul: 10 años, 100
innovaciones, 100 millones de empleos”, un concepto socio-económico propuesto en 1994
soportado en un planteamiento más profundo, que va más allá de la ineficiente y onerosa
economía verde donde se obliga a la empresa privada a hacer grandes esfuerzos
económicos, incurriendo en costos ambientales para que sus productos sean respetuosos
con el medio ambiente; contrariamente, la economía azul al ser más eficiente produciendo
para todos en la agricultura y la manufactura, es una apuesta por innovaciones, que
inspiradas en la naturaleza impliquen bajos costos, generen empleo, amplíen el capital de
las empresas y produzcan beneficios, a partir de la utilización de productos locales para
satisfacer la demanda del lugar.
Mientras en la economía verde se propende por el bienestar social, la reducción de los
riesgos medioambientales y las amenazas ecológicas, el uso eficiente de los recursos y la
disminución de las emisiones de carbono a un alto costo, que trasladado al consumidor
privilegia un mercado de élites; en la economía azul el modelo parte de la Iniciativa e
Investigación de Emisiones Cero ZERI, de conformidad con las ideas de Pauli. Allí los
impactos socioambientales y económicos se logran cuando los residuos dejan de ser
despojos inutilizables para convertirse en recursos del ciclo de producción que se
incorporan a la cadena de valor.
Los fundamentos de este innovador modelo, son:
244
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En lo social: el modelo es socialmente responsable y compatible con una economía de


pleno empleo; en el sistema natural cada riesgo motiva la innovación; el aire, el agua y el
suelo son bienes comunes; la naturaleza, al ser ambientalmente resiliente, optimiza
recursos y procesos para orientarse hacia las necesidades básicas.
En lo ambiental: el agua como principal soluble sirve de catalizador; en la naturaleza todo
está conectado; la gravedad y la energía solar son el principal recurso; la naturaleza es
realmente diversidad y está sujeta a cambios constantes; las soluciones parten de la física,
la presión y la temperatura del lugar; y los sistemas naturales no responden a procesos
lineales.
En lo económico: el modelo cosecha los bienes y recursos del patrimonio natural, para
reemplazar por “nada” cada recurso; en la naturaleza un proceso tiene múltiples usos,
todo es degradable en el tiempo, y los desperdicios o la basura no existen; la naturaleza
trabaja solo con lo disponible, persigue las ventajas de la diversificación, y promueve una
economía de pleno empleo.
En suma: la economía azul, no solo propone sino que también desarrolla proyectos
empresariales en diversos sectores, demostrando la viabilidad de un modelo empresarial
sostenible y competitivo, de producción ecológica amigables con el medio ambiente,
generador de bienes accesibles, y de beneficios medioambientales, financieros y sociales:
se han implementar proyectos como el cultivo de hongos comestibles a partir de desechos
de café, e intervenido procesos de transformación reutilizando desechos mineros o
agrícolas, además otros con ahorro de combustible y reducción de emisiones
contaminantes, mostrando que el país innovador y creativo y la región tienen una nueva
alternativa compatible con la economía naranja.
[Ref.: La Patria. Manizales, 219.11.18] Curso de Contexto en CTS.
TEXTOS VERDES U.N.
Agua como bien público. Gestión y política pública ambiental, para el manejo
Aprendizajes en procesos participativos de del patrimonio natural.
reconversión productiva. Gestión del riesgo natural y el caso de Colombia.
Bioturismo y ruralidad en la ecorregión cafetera. Legalidad y sostenibilidad de la guadua en la
Ciencia, tecnología y ruralidad en el POT de Caldas. ecorregión cafetera.
CTS, Economía y Territorio. Paisaje y región en la tierra del Café.
Doscientos años de regresiones rurales en Río Blanco, cuna de vida…
Colombia. Problema “ALEPH”:
Ecorregión cafetera y bioturismo. UMBRA: la Ecorregión Cafetera en los Mundos de
Eje Cafetero: cambio climático y vulnerabilidad Samoga.
territorial. Una lectura al PCC desde Pijao.
Experiencias y Estrategias de los Planes de Acción Vías lentas en el corazón del Paisaje Cultural
Inmediata PAI. Cafetero.

245
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/
CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

HOME:
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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

246
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5 OBRAS DE ESTABILIZACIÓN DE TALUDES


5.1 INTRODUCCIÓN
Las obras civiles, los desarrollos urbanos y las explotaciones mineras a cielo abierto, son
actividades que intervienen las formas del terreno y en muchas ocasiones es necesario
modificar para estabilizarlas, para construir las estructuras hidráulicas y la siembra de la
vegetación
El presente capítulo se realiza una descripción de los métodos más comunes utilizados para
la estabilización de taludes, en terrenos conformados por suelos. La siguiente tabla es un
resumen de los métodos de estabilización de taludes en suelos.
Tabla 5.1 Métodos de estabilización de taludes en suelos (Holtz y Schuster, 1996)
Adaptado del Manual de Estabilización y Revegetación de Taludes. Pag 152.

CATEGORÍA ACTUACIÓN APLICACIÓN LIMITACIONES


Cambiar el emplazamiento de Altos costos si se está realzando el
Una alternativa siempre
la obra proyecto o se ejecuta la obra
Excavaciones de pequeños La excavación puede ser costosa; no
Retirada de materiales
volúmenes de material, a poca es aconsejable en grandes
inestables
Evitar el problema profundidad en suelos. deslizamientos.
Puede ser costosa y no proporcionar
En laderas con movimientos de el soporte lateral para restar el
Instalación de puentes
suelo en niveles superficiales. movimiento a los posibles
deslizamientos.
Se requieren mayores volúmenes de
Cambiar la pendiente Durante el diseño del proyecto
movimientos e tierras.
Es necesario implementarlo Puede dificultarse la conducción y
Instalar drenaje superficial
como medidas complementarias entrega en taludes escarpados.
Reducir las fuerzas En los taludes donde se
Instalar drenajes Cuando las aguas freáticas son muy
desestabilizadoras incrementan la estabilidad al
subterráneos localizadas, difíciles de interceptar.
reducir la presión hidrostática.
Se requiere movimientos de tierra y
En cualquier proceso de
Reducir el peso escombreras para la disposición de
inestabilidad potencial o real.
los materiales.
Puede presentar problemas por
En deslizamientos existentes en
Incremento de los Contrafuertes o muros asentamiento y requiere espacio para
combinación con otros métodos.
esfuerzos resistentes realizar la estructura.
aplicando fuerzas externas En lugares con limitación de Requiere resistencia del suelo a las
Instalación de anclajes
espacio. fuerzas de cortante de los anclajes
En deslizamientos con niveles
Drenajes profundos freáticos por encima de la Requiere equipo especializado
superficie de falla.
En escarpes y negativos donde
Se requiere durabilidad de los
Muros de tierra armada se requiere reconstruir una
materiales
superficie.
Estructuras temporales en Se requiere que los anclajes como los
Instalación de refuerzo in situ
suelos poco resistentes. pilotes perduren a largo plazo.
Climática, puede requerir riego y la
Incremento de la Bioingeniería En taludes de altura moderada
duración de las especies.
resistencia interna.
Cuando el plano de falla está
bien definido y el suelo Puede ser reversible y no se ha
Tratamiento químico
reacciona positivamente a esta comprobado a largo plazo.
medida.
Reduce la presión de poro e
Requiere energía eléctrica constante
Electroósmosis incrementa la resistencia al
y mantenimiento.
corte del suelo.
Para reducir la sensibilidad de Costos muy altos en la ejecución y
Tratamiento térmico
las arcillas al agua mantenimiento.

5.2 MODIFICACIÓN DE LA GEOMETRÍA DEL TALUD


El tratamiento de una superficie es necesario cuando un talud es inestable o su estabilidad
es incipiente. Las actividades se enfocan a modificar su geometría para obtener una nueva

247
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configuración que resulta estable. Esta


configuración busca obtener al menos uno de los
dos efectos siguientes.
 Disminuir las fuerzas que tienden al
movimiento de la masa.
 Aumentar la resistencia al corte del terreno
mediante el incremento de las tensiones
normales en zonas convenientes de la
superficie de rotura.
El primer efecto se logra al reducir el volumen de
material de la corona de un talud o deslizamiento
y el segundo incrementando del volumen del pie
de un talud.
Las estrategias para actuar sobre la geometría de
un talud para mejorar su estabilidad son las
siguientes:
a. Eliminar la masa potencialmente
inestable o inestable.
Es una solución que solo se aplica en casos Figura 5.1 Labores de perfilado de un
extremos, consiste en retirar toda la masa talud de cenizas volcánicas. (Carlos E Escobar P)
incorporada en la inestabilidad con el fin de evitar
su movilización. Para lograrlo se debe comprobar
que la nueva configuración del talud no es inestable.
b. El perfilado de taludes.
Su finalidad es configurar un talud de corte o de un terraplén para adaptarlo a las pendientes
y alturas que los hacen estable. El perfilado permite borrar los surcos o las irregularidades
que se presentan en un talud. Se ejecuta simultáneo con la construcción de las estructuras
hidráulicas para el manejo de las aguas de escorrentía y con las labores de establecimiento
de vegetación de las áreas a tratar.
El perfilado se inicia desde la corona del talud. La corona se redondea con el fin de controlar
la velocidad de las aguas de escorrentía cuando acceden al talud, conservar la humedad del
suelo y su características de plasticidad para estimular la presencia de materia orgánica
suficiente para el arraigo de las coberturas vegetales, además de incrementar la estabilidad
y ejercer el control de la erosión en la corona del talud.
Con el perfilado de un talud se disminuye el grado de la pendiente, se mejora su estabilidad
y se adecua para el establecimiento de la vegetación. Estas prácticas son convenientes para
realizar el ordenamiento de los taludes y adaptarlos al paisaje.
c. Construcción de tacones de tierra o escollera.
Los tacones de tierra en el pie de un talud se realiza simultáneo con el perfilado y la finalidad
es aumentar las tensiones normales en la parte baja para aumentar la resistencia. El
incremento depende del ángulo de rozamiento interno de la parte inferior de la superficie
de falla. Si es elevado el deslizamiento se produce por el pie y es ventajoso construir el
248
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

tacón encima del pie del talud; si el ángulo de


rozamiento interno es bajo, el deslizamiento
compromete la base y es igual de efectivo
colocar el relleno frente al talud.
El peso propio del tacón aumenta el momento
estabilizador frente a la rotura.
Como obras complementarias se deben instalar
sistemas filtrantes que permitan el drenaje de
las aguas freáticas. Estos pueden ser lechos en
grava o drenes en zanja encargados de abatir
los niveles freáticos y evitar las presiones de
poro. El tacón se puede reemplazar por una
escollera que cumple la función de
estabilización y es elemento filtrante.
d. Secuencia de bermas y taludes
(Abancalamientos)
La disposición de bermas intermedias en un
talud es una medida que se diseña previamente
y su función es lograr varios beneficios en la Figura 5.2 El perfilado del talud tiene como
tarea de estabilización de un talud o ladera. Las finalidad lograr continuidad de la superficie, la
bermas cumplen una función estabilizadora del estimular las escorrentías y la siembra de la
vegetación. (Carlos E Escobar P.)
talud, facilitan el proceso constructivo y las
labores de mantenimiento del tratamiento,
retienen la caída de fragmentos de roca y se
pueden disponer las estructuras hidráulicas y los drenes horizontales permitiendo el
ordenamiento de aguas superficiales y subsuperficiales.
Los taludes pendientes dejados por los cortes
de excavaciones o de terraplenes se abancalan
con el fin de interceptar las escorrentías y
controlar la erosión hídrica. Los taludes del
tratamiento cuentan con alturas entre cuatro y
ocho metros, separados por bermas
impermeables recubiertas con concreto o
geomembrana.
La berma por lo general, está conformada por
un canal localizado en la base del talud y una
área impermeabilizada con concreto o
geomembrana, la cual se dispone con bombeo
hacia el canal. Este sistema es muy utilizado Figura 5.3 Impermeabilización de una
para impermeabilizar laderas de pendientes zona inestable con geotextil no tejido y
fuertes y a la vez permite el ordenamiento de asfalto.
las aguas superficiales y subterráneas de
zonas tratadas.

249
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5.3 DRENAJE SUPERFICIAL.

Las medidas de drenaje superficial tienen varias finalidades:


 Evitar que las aguas de escorrentía que lleguen a un talud o área tratada, se puedan
infiltrar directamente o a través de grietas, contribuyendo a incrementar los niveles freáticos
del talud.
 Controlar los efectos por la erosión hídrica de las aguas de escorrentías acumuladas
en las áreas tratadas.
 Evitar altos volúmenes de infiltración en áreas niveladas que acumulan grandes
volúmenes de agua de escorrentía.
 Controlar los procesos de erosión fluvial en quebradas y ríos o en vaguadas por
donde se conducen aguas de un tratamiento, una vía o un área urbana.
El agua superficial más nociva en un talud es aquella que se infiltra por su corona y es muy
posible que las aguas que se empozan en la corona de un talud, se infiltren a través de los
poros o por fisuras del terreno.
Las prácticas más utilizadas en el manejo de las aguas son las siguientes:
a. Imprimaciones.
Se selecciona cuando se quiere proteger e impermeabilizar una superficie horizontal que no
requiere ser pavimentada o cubierta por una berma en concreto y que permite el incremento
de las aguas de infiltración con presión sobre una ladera.
Para ejecutar la imprimación, al impermeabilizante se le debe colocar material compactado
en forma adecuada y con la gradación más abierta posible.
La superficie del material compactado y perfilado se barre con cuidado hasta retirar todo el
polvo, y se imprima con asfalto hasta formar una película continua de impermeabilizante en
toda la superficie, de tal manera que el asfalto penetre a voluntad en la superficie del
material, saturándolo. Después de tres o cuatro días se retirará el exceso de asfalto con
arena.

Las superficies imprimadas se deben proteger del tráfico vehicular y del peatonal intenso.
Su vida útil no puede estimarse en más de 5 años con buena protección y mantenimiento.
Existen alternativas de impermeabilización con Geotextiles no tejidos impregnados con
asfalto. La figura 5.3 presenta una impermeabilización con geotextil y asfalto.
b. Pavimentos
Los pavimentos se consideran estructuras encargadas de impermeabilizar áreas de tráfico
vehicular o peatonal; además sirven como canales abiertos permitiendo la conducción de
las escorrentías hasta estructuras de captación que pueden ser alcantarillas o canales
abiertos.
c. Impermeabilización con geomembrana
La impermeabilización con geomembrana se realizan en zonas de movimientos lentos de
suelos y sobre las cuales es necesario controlar el exceso de infiltración. La figura 5.4
presenta un corte de una berma recubierta con geomembrana.
250
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La pendiente longitudinal de la berma se hace en lo posible concordante con la rata de los


movimientos; es decir, la localización de las entregas del sistema de drenajes se orienta
hacia las zonas con mayor desplazamiento. Localizar las estructuras con este criterio permite
incrementar la vida útil del tratamiento, además de disminuir los costos de mantenimiento
y reparación.
La geomembrana colocada sobre la berma excavada y nivelada es protegida por un relleno
de 15 centímetros de espesor, conformado por suelo libre de piedras y materiales que
puedan romper la geomembrana. Las pendientes del bombeo, entre 4 y 6 por ciento
permiten mejorar el escurrimiento en la berma. Las aguas de escorrentía se conducen por
una cañuela de concreto simple.

Cañuela
en concreto

Geomembrana

1. El talud se perfila con sus bordes superior (corona) e inferior (pata) en forma redondeada.
2. La geomembrana se coloca hasta una altura mínima de 20 cm por encima de la cañuela en concreto.
3. El relleno que cubre la geomembrana cuenta con un espesor de 15 cm en tierra, libre de fragmentos rocosos.
4. La pendiente transversal de la berma es mayor al 4%
5. La pendiente longitudinal de la cañuela, en concreto, está entre el 4% y el 7%.
6. La cobertura vegetal para la berma es de tipo rastrero y cuenta con un sistema radicular poco profundo.
7. La sección de la cañuela es semicircular, el espesor del concreto varía desde 5 cm en el centro a 0 en los extremos.

Figura 5.4 Berma protegida con geomembrana

Las secciones de los taludes y las bermas, se redondean, con el fin de controlar el excesivo
secado del suelo, garantizar la presencia de materia orgánica necesarios para el
establecimiento de coberturas vegetales, además de la protección que se le brinda al suelo
de los agentes del intemperismo por la exposición al sol o a las lluvias.
Posterior se establece la cobertura vegetal de tipo rasante y arbustivo evitando los
problemas de interacción negativa entre las obras y el entorno, y menor impacto ambiental
por la presencia de las obras de corrección.
El tratamiento es económico y de fácil instalación. Cuando se tratan bermas en taludes de
depósitos, la geomembrana se puede remplazar por un geotextil tejido. La geomembrana,
además de regular la infiltración sirve de refuerzo a la cañuela de concreto, protegiéndola
de la socavación que puede comprometer la estructura de drenaje.

5.4 MANEJO DE AGUAS SUBTERRÁNEAS.

Las aguas subterráneas son causantes de múltiples problemas de estabilidad de taludes en


proyectos lineales. Dentro de las labores de control de la erosión se hace necesario ejercer
un control sobre el incremento de las presiones intersticiales en un talud o ladera, o sobre
la fluctuación del nivel freático en zonas inestables. Las obras más utilizadas para el manejo
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de las aguas subterráneas son los drenajes en zanja, las trincheras filtrantes, los geodrenes,
los pozos verticales, las capas filtrantes, las pantallas filtrantes, las galerías de drenaje y los
drenes horizontales. Las estructuras para el manejo de aguas subterráneas se localizan, por
lo general en la pata de los taludes o laderas.
Cuando se trata de drenes horizontales, las perforaciones se localizan en la pata del talud.
Los drenajes en zanja se localizan, por lo general paralelos a la cuneta interior de la vía o
en forma de espina de pescado en áreas de niveles freáticos muy superficiales donde
ocasionan problemas sobre la banca de una vía o sobre los taludes que la conforman. Las
trincheras filtrantes se utilizan para controlar las aguas freáticas de grandes movimientos
en masa. Las soluciones son las siguientes:
a. Drenajes en zanja.
Los drenajes en zanja son lechos filtrantes establecidos en excavaciones en zanja.
Dependiendo de las condiciones de humedad del terreno a proteger y de los caudales de
aguas se pueden instalar con tubería o sin ella. Dentro de las prácticas más comunes en el
manejo de los drenajes se tienen las siguientes: Son útiles para controlar las subpresiones
sobre canales construidos por líneas de drenajes o cauces.
Cuando el agua drenada presenta oxido, se acostumbra construir cámaras de inspección en
tramos cortos (entre 5 y 8 metros), con el fin de hacer la inspección y el lavado del filtro
permitiendo mayor vida útil del sistema, o poder reemplazar los tramos colmatados.
Cuando se trata de una zona con altos caudales de agua a drenar, se recomienda la
construcción de un alcantarillado, paralelo al filtro, encargado de conducir las aguas sin
ocasionar la saturación de otros terrenos aguas abajo. La disposición del alcantarillado
permite la entrega paulatina del drenaje a la red, en cámaras instaladas a lo largo del
drenaje.
Cuando se instala un drenaje en zanja paralelo a una cuneta, esta se debe revestir en
concreto a fin de proteger el relleno del drenaje en zanja, de la erosión lineal y evitar la
presión sobre el filtro por el exceso de infiltración.
b. Trincheras filtrantes:
Las trincheras filtrantes son estructuras utilizadas para establecer un camino preferencial al
agua en zonas de bajo nivel freático.
Las trincheras filtrantes y los drenes son elementos utilizados para provocar un abatimiento
de las presiones intersticiales y permitir así un incremento de las presiones efectivas. En
otras ocasiones se persigue también la captación y evacuación de las aguas de algún terreno
húmedo.
El material filtrante deberá estar constituido de partículas sanas, duras y limpias. El material
filtrante y filtrado deben tener características compatibles para que se produzca un buen
flujo de agua sin que ocurra arrastre de partículas que generarían lavado y posterior erosión
interna del material.
Las trincheras filtrantes practicadas en zonas de movimientos lentos controlados por capas
impermeables (asfaltos sepultados, estratos arcillosos), sirven de apoyo a drenes sub
horizontales para abatir niveles freáticos de zonas con dificultades de drenaje. Las trincheras

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cuentan con estructuras de inspección que permitan el mantenimiento y monitoreo sobre la


evolución del flujo de agua.
c. Drenes horizontales:
Los drenes horizontales son perforaciones sub horizontales ejecutadas normalmente en la
pata o sitios inferiores de laderas y taludes. Van revestidos con tubería perforada o especial
y se utilizan para generar abatimiento de las presiones neutras o intersticiales en la pata de
taludes saturados total o parcialmente.
Algunas recomendaciones de diseño: Cuando se construye un muro en la pata de un talud
o ladera inestable y se requiere, en forma simultánea instalar drenes horizontales y drenes
en zanja por el trasdós del muro. Los primeros se deben llevar hasta la cara exterior del
muro con el fin de poder inspeccionarlos; se facilita el monitoreo y el mantenimiento además
de evitar presión sobre el drenaje en zanja.
d. Gateras o "Lloraderos" en muros y pisos:
Gran parte de las cargas que soportan los muros de contención se deben al cuerpo de agua
que se almacena atrás de los mismos. Por ello siempre se debe colocar un filtro en el
trasdós. Otro sistema de alivio de presión adicional que contribuye a mejorar la estabilidad
de las estructuras de contención son las "gateras" o "lloraderos". Estos orificios practicados
en el vástago de los muros, evacuan rápidamente las aguas del trasdós, impidiendo que se
llegue a establecer presión hidrostática contra el tablero del muro.
En suelos pueden ser "lavados" a través de dichas gateras, se recomienda colocar geotextil
no tejido interior del muro. El diámetro sugerido varía de acuerdo al tipo de suelo y a la
separación de los agujeros.
Otro tipo de gateras son las que se practican en losas de piso de gran tamaño, donde se
pudiese presentar una sub-presión apreciable. En este caso es conveniente no sólo el
geotextil, sino un material bien gradado con el que se llena la gatera para evitar que se
colmate con material fino de sedimentos del río o quebrada. Este tipo de gateras de piso,
requieren un mantenimiento periódico para verificar el que no se hayan taponado
completamente.

5.5 ESTRUCTURAS DE CONTENCIÓN

a. Muros en concreto ciclópeo:


Los muros de gravedad en concreto ciclópeo tiene diferentes usos: como muros de
contención, diques para corrección de cauces, o como paredes dentro de una canalización.
De acuerdo a la utilización, varían algunos detalles como la longitud de la base, la pendiente
de la cara inclinada, el espesor de la corona o la disposición de los agujeros en el vástago.

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8. Una mezcla ideal para obtener un buen concreto ciclópeo es la relación de 70% de
concreto simple y 30% de piedra, teniendo cuidado en el vaciado para que las piedras
queden separadas entre sí al menos 5 centímetros.
9. b. Muros en gaviones.
Son estructuras con base en gaviones, las cuales constan de canastas rectangulares de
alambre galvanizado rellenas de piedra, para estabilizar escarpes o taludes viales.
Las canastas tienen dimensiones diversas para adaptarlas a las estructuras y a las
necesidades de la obra. Se pueden conseguir mallas de gaviones de triple torsión de 2.00
x 1.00 x 1.00, 3.00 x 1.00 x 1.00, 2.00 x 1.00 x 0.50, 3.00 x 1.00 x 0.50, entre otros.
La canasta para el gavión deberá ser fabricada con malla "eslabonada" de triple torsión.
Cuando se requieran mallas de triple torsión, los calibres mínimos de alambre que la
conforman deberán ser de acuerdo con su escuadría, los siguientes:
- Escuadría de 5 x 7 centímetros con alambre de diámetro 2.00 milímetros (BWG No. 14).
- Escuadría de 8 x 10 centímetros con alambre de diámetro 2.40 milímetros (BWG No. 13).
- Escuadría de 12 x 14 centímetros con alambre de diámetro 3.00 milímetros (BWG No. 11).

La abertura de las mallas electrosoldadas tendrán como máximo 10 x 10 centímetros de


lado y el calibre mínimo del alambre será de 3.4 milímetros (BWG No. 10).
El alambre de las mallas de triple torsión debe cumplir con los siguientes ensayos:
1. Calidad: Acero dulce, galvanizado en caliente (Al zinc puro) exento de defectos. (Norma ASTM A 90).
2. Tracción: Carga mínimo a la rotura 42 kg/mm2.
3. Alargamiento bajo la carga de 42 kg/mm2: El alargamiento será un mínimo del 10% relacionado con
una longitud de diez (10) centímetros.

4. Enrollamiento: El alambre deberá dejarse enrollar en espirales cerradas y paralelas sobre un cilindro
de diámetro doble del suyo, sin que al zinc le pase nada.
5. Torsión: Tiras de alambre de 20 centímetros de longitud deberán soportar sin romperse y sin que al
zinc le pase nada, 30 vueltas completas de torsión (360 grados para cada vuelta) permaneciendo el eje
del alambre en línea recta.
6. Espesor del zinc (galvanizado): El alambre deberá soportar sin perder su capa protectora de zinc, ni
aun parcialmente, cuatro inmersiones sucesivas de un minuto cada una, en una solución de sulfato de
cobre cristalizado, cuya concentración será una parte de cristales por cinco (5) de agua. La temperatura
de la solución será de 15 grados centígrados. Entre cada inmersión los alambres serón lavados,
limpiados y examinados.
7. El hilo sostenido en una prensa de bordes redondeados (con curvatura de radio igual al diámetro del
alambre), deberá soportar sin romperse 10 plegados sucesivos de 90 grados. Los plegados se
efectuarán en un mismo plano con una amplitud de 180 grados.

El alambre utilizado para unir entre sí las caras de un mismo gavión y las aristas de un
gavión con las del vecino, deberá ser del mismo calibre y calidad de aquel que forma la
malla.
b.- Relleno: El relleno de las canastas consiste en fragmentos de roca o cantos rodados,
sanos, resistentes y durables y deberá cumplir los mismos requisitos que la piedra para el
concreto ciclópeo. La dimensión de cada fragmento de roca o canto rodado deber estar
comprendida entre 10 y 30 centímetros.

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La construcción se inicia con la excavación y nivelación del terreno de fundación. Sobre este
terreno se construye una capa continua de grava y arena, con espesores de 5 cms; sobre
esta capa se colocarán los gaviones de base, en la forma como se indica en los planos. Los
gaviones de base deberán colocarse en forma tal que por lo menos la mitad de su altura
quede por debajo del lecho o terreno existente.
Durante la operación de llenado, las mallas deberán mantenerse firmes y en posición
correcta por medio de formaletas y tensores transversales adecuadamente espaciados. Las
aristas tanto verticales como horizontales de cada gavión deben ligarse firmemente con las
correspondientes de los gaviones adyacentes.
El llenado de las canastas se efectúa a mano, colocando cuidadosamente las piedras de
mayor tamaño en la periferia y el resto de tal forma que se obtenga una masa rocosa bien
gradada, con mínimo porcentaje de vacíos y con superficies de contacto entre gaviones,
parejas y libres de entrantes o salientes.
Se debe tender especial cuidado de no formar zonas con una gran acumulación de piedras
pequeñas.
Los muros en gaviones son estructuras que se pueden considerar flexibles, de fácil
construcción y adaptación a taludes viales con problemas de inestabilidad.
10.c. Muros en concreto reforzado.
Son estructuras utilizadas para estabilizar cortes y rellenos en espacios reducidos, donde no
se aceptan deformaciones del material de relleno. Estas estructuras ocupan espacios
reducidos de concreto y utilizan los materiales de relleno como elementos que contribuyen
a la estabilidad.
Constan de concreto de resistencia superiores 3000 psi. En el respaldo de todos los muros
se colocará material filtrante con un espesor mínimo de 0.20 metros, que cumpla las
características establecidas para el material, construyendo además el sistema adecuado para
la evacuación del agua captada y con orificios de drenaje.
11.d. Muros en tierra reforzada.
Uno de los tipos de obras más comunes en la ingeniería de vías ha sido la de muros de
contención, bien sea para la conservación de las dimensiones de la bancada, cuando se
habla de suelos de relleno o para el caso de deslizamientos en zonas de corte.

Tradicionalmente se han venido utilizando muros de contención por gravedad que


contrarrestan las presiones horizontales gracias a su gran masa. Una de las alternativas
presentadas a mediados de la década de los sesenta, fue creada por el ingeniero francés
Henry Vidal, que consistía en la inclusión de una serie de tiras metálicas, amarradas a unos
elementos externos que componían la cara del muro, hasta una determinada longitud dentro
del relleno utilizado, para conformar así la masa de contención. Este es un sistema que se
ha venido empleando con relativo éxito en la actualidad y tiene el nombre registrado de
tierra armada. Se ha visto que aunque el sistema tiene un buen desempeño, su principal
problema radica en la determinación de la duración del refuerzo metálico dentro del suelo,
ya que este se encuentra expuesto a un proceso permanente de corrosión.

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Gracias al desarrollo de nuevos materiales que pueden soportar las condiciones de humedad
y de acidez o alcalinidad dentro del suelo, se ha venido implementando el uso de mantos
sintéticos tales como los geotextiles, para que suministren refuerzo debido a las
características mecánicas que estos poseen, como su resistencia a la tensión, desarrollando
de forma análoga la misma función que las tiras metálicas, solamente que el refuerzo es
suministrado en zonas determinadas por franjas. Los estudios que condujeron al uso de
esta nueva tecnología tuvieron origen en Francia y Suecia a finales de la década de los
setenta.

Los muros de contención reforzados con geotextil se han convertido mundialmente en una
alternativa de construcción frente a los muros de concreto reforzado y a los terraplenes
conformados naturalmente, principalmente cuando hay deficiencias en la capacidad
portante del suelo de fundación o cuando las condiciones geométricas de la sección de la
vía no permiten que las zonas de relleno sean realizadas a un ángulo igual o menor al de
reposo natural del suelo de relleno.

No necesariamente las condiciones tienen que ser tan críticas como las mencionadas
anteriormente, la gran ventaja es que son alternativa más económica, de hecho bajo las
mismas condiciones geotécnicas y constructivas, un muro de suelo reforzado puede originar
una reducción de los costos totales de un 30 a un 60%, si se compara con las técnicas
tradicionales para la construcción de este tipo de obras, debido al hecho de poder utilizar
los materiales térreos del sitio.

En países como los Estados Unidos de América solamente en proyectos de autopistas


federales, se han construido más de dos mil muros en suelo reforzado con geosintéticos. La
evolución en este campo ha sido tan grande, que hoy en día, gracias a investigaciones
realizadas por la FHWA (Federal Highway Administration) de este país, se han desarrollado
métodos constructivos y de diseño para conformar las pilas de puentes, en suelo reforzado
con geosintéticos.

5.6 TRATAMIENTOS CON VEGETACIÓN

a. Ejecución de las actividades


Durante la etapa de ejecución de las actividades se deben realizar los ajustes necesarios
para adaptar los tratamientos al proyecto. Los rendimientos se basan en la disponibilidad
del recurso humano con experiencia, la disponibilidad del material vegetal, del agua, además
de las dificultades topográficas y climáticas de la región.
b. Consideraciones al analizar las soluciones para recuperar taludes
Dentro de los taludes con problemas de erosión se encuentran aquellos que siendo estables,
presentan alta susceptibilidad a la erosión por la intemperización o por el lavado, y para los
cuales es necesario, además de los diseños derivados de los resultados de la mecánica del
suelo, son necesarias otras observaciones sobre erodabilidad y sensibilidad de los suelos.
La fotografía 33 presenta un talud estable con erosión severa.

256
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En estos taludes se hace necesario complementar las investigaciones de campo haciendo


comparaciones sobre el comportamiento con otros taludes con suelos y características
similares; sobre la evolución de la estabilidad, la respuesta frente a los procesos erosivos
con la cobertura vegetal presente.
Además se hace necesario identificar la respuesta de los suelos frente a la intensidad de los
procesos erosivos por la acción de las escorrentías (por ejemplo en taludes con pendientes
intermedias en suelos aluviales con matriz arenosa); o por las modificaciones que sufre el
suelo por los agentes del intemperismo como la retracción y agrietamiento de los bloques
de suelo arcillosos superficiales. Estos fenómenos degradan los taludes estables.
Los taludes formados por los depósitos de sobrantes de suelo, los depósitos a media ladera
o los generados por la construcción de terraplenes, corresponden a taludes con pendientes
cercanas al ángulo de reposo, y estabilidad incipiente; son de alta susceptibilidad a la erosión
y sus características físicas y mecánicas no corresponden a las de los suelos in situ. El aporte
de sedimentos durante un aguacero es alto; la socavación es rápida los que puede generar
el colapso de las estructuras en ellos cimentadas.
Estos se deben proteger con rapidez con el fin de evitar problemas de carcavamiento y
sedimentos.
Una de las formas de mejorar la estabilidad de una ladera es controlar los niveles freáticos:
esto se logra mediante la combinación de varias soluciones tales como la instalación de
drenajes subterráneos, la construcción de bermas impermeables en concreto y el diseño de
taludes muy pendientes. Cuando se logra el estricto control sobre la infiltración se llega a
una deficiencia de humedad en el suelo, agravada por la presión que ejerce la vegetación,
principalmente los árboles, sobre la humedad del suelo.
Cuando se logra el excesivo secado de los suelos se tiene el fenómeno de contracción por
tensiones capilares, induciendo el asentamiento de la superficie del suelo y afectando las
estructuras en concreto como bermas y zanjas especialmente aquellas construidas con bajas
pendientes de bombeo. Esta ausencia de humedad es la culpable de la desaparición de las
coberturas vegetales protectoras del talud.
En los diseños se deben prever las labores durante la operación del proyecto. Esto se refleja
en la programación de actividades durante los mantenimientos de las obras, adicionales a
la rocería de los taludes y la limpieza de las obras hidráulicas: la revisión de las estructuras
en cauces y quebradas y la reparación de sus tramos deteriorados, son actividades ajenas
al mantenimiento la revisión de los sistemas de monitoreo y las lecturas de los instrumentos,
los cuales son básicos para conocer el comportamiento y la evolución de los problemas más
críticos en una vía.

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Las rondas de mantenimiento adecuadamente programadas deben servir de apoyo para


revisar las zonas instrumentadas, registrar las
lecturas y acumularlas en el tiempo necesario
para el análisis y los correctivos en forma
oportuna de los problemas.
El inventario debe contemplar además las áreas
en proceso de degradación; las estructuras de
drenaje en proceso de socavación o con
problemas y los cauces en proceso de
socavación. Esto permite programar las
actividades tendientes a corregir los
problemas, y a su vez programar el
mantenimiento, no como la rutinaria rocería y
limpieza de los taludes, sino como una
actividad donde la disposición de los residuos
orgánicos sirve de apoyo para la recuperación
de zonas degradadas y la corrección de
problemas incipientes en drenajes con
procesos de socavación.
Los residuos orgánicos vistos así, se clasifican
como material leñoso para la construcción de
bio-estructuras; la hojarasca como materia
orgánica para estimular el crecimiento de las
coberturas vegetales en las áreas desprovistas
de vegetación y las semillas y estolones como Figura 5.5 Talud de un terraplén con
material vegetal vivo útil para proteger nuevas establecimiento
(Carlos E. Escobar P.)
de vegetación nativa de la zona.
áreas.

-
5.7 AMENAZA SÍSMICA EN EL EJE CAFETERO

RESUMEN: El Eje Cafetero, está ubicado en el centro occidente de Colombia, sobre una
provincia sismotectónica donde los terremotos de 1938, 1961-62, 1979 (2) y 1995 (2)
ponen en evidencia una fuente sísmica generadora eventos fuertes dobles cada dos o tres
décadas, generadores de sismos de magnitud cercana a 7 grados provenientes de la zona
de subducción; pero también, además de lo que ocurre en Magdalena Centro (1805) y
Huila (1967), las fallas del sistema Cauca-Romeral son otra fuente que merece mayor
consideración, dadas las devastadoras consecuencias de sismos superficiales y de
magnitud 6, pero de mayor intensidad como los de Popayán 1983 y Quindío 1999.

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Imagen 5.6: Mapa de Fallas y Lineamientos en Manizales (GDE y EDE).

En Colombia los sismos son frecuentes en la región del Pacífico y Andina, eventuales en la
del Caribe y escasos en la Orinoquía y la Amazonía. Casi toda la población del país habita
zonas del alto y moderado riesgo sísmico. Y los sismos intraplaca son someros e intensos
en la región del Pacífico y profundos y menos leves sobre la Región Andina.

Hay singularidades en Riosucio (Chocó) y en la región de Bucaramanga, como también


fallas de gran actividad en la joven cordillera Oriental y en otras regiones del país, según
lo visto atrás. La falla Atrato afecta a los departamentos del Valle del Cauca, Chocó y
Antioquia. La falla de Romeral atraviesa los departamentos de Nariño, Cauca, Tolima,
Quindío, Risaralda, Caldas, Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena.

La falla del Cauca recorre los departamentos de Nariño y Cauca. La falla de Palestina cruza
los departamentos de Tolima, Caldas, Antioquia y Bolívar. La falla de Santa Marta-
Bucaramanga afecta a los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santanderes, Cesar y
Magdalena. La falla Guaicaramo cruza los departamentos del Meta, Cundinamarca, Boyacá
y Arauca. También se han registrado sismos en Puerto Carreño, Putumayo y San Andrés.

El Eje Cafetero está localizado en una de las zonas de alto riesgo sísmico de Colombia. Los
sismos de 1938, 1961-62, 1979 y 1985 ponen en evidencia una fuente sísmica de
importancia, generadora de sismos de magnitud cercana a 7 grados e intensidades de VII,
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la que por la profundidad (70 a 100 km.) y posición de los focos (basamento de la
Cordillera Occidental) se ha relacionado con la zona de subducción de la Placa de Nazca
(Pacífico). Las aceleraciones registradas, han alcanzado valores del 11% de la gravedad.

Pero las fallas del sistema Cauca-Romeral y las que delimitan la fosa tectónica del
Magdalena son dos fuentes sísmicas que merecen consideración en esta poblada región.
Los terremotos superficiales de Popayán 1983 y Quindío 1999, con magnitud 6 e
intensidad VIII, anuncian una segunda fuente sísmica de implicaciones diferentes. Las
aceleraciones en los depósitos mal consolidados, han alcanzado aceleraciones hasta 5
veces superiores a las registradas en los sismos profundos, aunque en intervalos de
tiempo muy pequeños.

Esta temática ha sido uno de los principales objetivos de técnicos y científicos que laboran
en el Programa de la Red Sísmica del Eje Cafetero y el Tolima, para poder llegar a lo que
se conoce como respuesta sísmica. Es importante señalar que las tres ciudades capitales
de la conurbación cafetera, están sobre potentes abanicos asociados a depósitos
fluviotorrenciales de origen volcánico, asociados a los ríos Chinchiná, Otún y Quindío. El de
Manizales anuncia levantamiento desde el terciario tardío hasta el holoceno. La formación
Manizales con sus depósitos fluviotorrenciales a la altura de Chipre y Villa Kempis, anuncia
el levantamiento respecto a Villamaría y Morrogacho.

Las características sismotectónicas de la región apenas empiezan a conocerse y el


catálogo de información sísmica se remonta apenas a algunas décadas, manteniendo
lagunas, imprecisiones e inconsistencias. No se sabe aún como se atenúa la intensidad en
función de la magnitud y distancia focal del sismo y a lo sumo podríamos suponer que la
actividad sísmica del futuro tendrá alguna semejanza con la del pasado. Aún deberá
caracterizarse mejor las fuentes sismotectónicas identificadas y conocer otras que puedan
provocar sismos destructores aunque locales.

Como no es posible aún, predecir los fenómenos sísmicos de un modo determinista se ha


recurrido a modelos probabilísticos para elaborar pronósticos, cuya eficacia depende de la
validez, cantidad, calidad y extensión de los datos que alimentan el modelo. Pero dada la
limitación en nuestras bases de datos, se ha buscado representar la historia sísmica con la
recurrencia de las magnitudes generadas por las diferentes sismo-fuentes, asumiendo su

260
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localización y unas determinadas leyes de atenuación de intensidad, donde las variables se


modelan con características aleatorias dada la incertidumbre de los registros y del
fenómeno en sí (modelo estadístico bayesiano).

Se parte del presupuesto de que la intensidad es la variable más determinante en los


daños sísmicos y que la calibración de los resultados finales y consistencia entre tasas de
excedencia de magnitudes e historia sísmica se obtiene con el catálogo sísmico del lugar.

Ciertamente la incertidumbre e imprecisión inherentes a un tratamiento estadístico, no


resultan aceptables al evaluar el impacto sobre el total de pérdidas que pueden tener las
obras de infraestructura comunitaria, razón por la cual cada caso (cada línea vital o cada
centro de servicio) debe ser tratado particularmente. La vulnerabilidad física de una
estructura se describe en términos de la aceleración basal, el período fundamental de
vibración de la estructura y la función de daños.

Anotaciones al Riesgo Sísmico

Imagen 5.7: Cambios en la morfología costera del Pacífico colombiano por tsunami -
Tumaco 1979 - Corporación Osso

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En el Riesgo se conjugan dos factores: la Amenaza y la Vulnerabilidad. Aunque sabemos


que en el tiempo, a escala humana la Amenaza sísmica permanece como un variante, la
Vulnerabilidad cambia, y con ella el Riesgo sísmico; éste que crece cuando los escenarios
vulnerables lo hacen, también se puede reducir si se implementan gestiones integrales
para acometer su mitigación.

Ahora, si en la región y el país se han dado avances significativos en lo técnico y en lo


administrativo, como la institucionalidad alcanzada con el desarrollo de un Sistema
Nacional, la incorporación del Riesgo en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y la
expedición de normas sismo resistentes con el NSR-10, que ya permiten incorporar el
bahareque, aún falta mucho por hacer en la dimensión socio-ambiental. Veamos estas tres
anotaciones sobre la materia, para el Eje Cafetero:

En cuanto a la Amenaza, el Eje Cafetero se ubica al norte de una provincia sismo


tectónicamente homogénea, ubicada entre la fosa del Pacífico Colombiano y la Cordillera
Central de los Andes más septentrionales de América, un territorio sísmicamente activo,
que parte del Macizo Colombiano y llega hasta las Montañas de Antioquia, donde
transcurren de Sur a norte los Sistemas de Fallas de Romeral y del Cauca-Patía.

La Falla Cauca y sector central de la de Romeral, desde Cartago a Puerto Valdivia,


delimitan una graben comprimido o depresión estructural, entre las dos cordilleras; allí, al
observar las trazas de la Falla de Romeral con una distribución alineada de cuerpos ígneos
afines a la corteza oceánica en su contorno, se prevé que profundice la corteza.

Según la investigación del potencial geotérmico del Ruiz hecha por la Central
Hidroeléctrica de Caldas (CHEC, 1979-1985) y la Geología de Manizales y sus alrededores
estudiada por José Luis Naranjo y Carlos Borrero de la Universidad de Caldas, un esquema
de los rasgos estructurales de la región señala las fallas o lineamientos inferidos, cuya
verificación en varios casos se ha venido haciendo por investigadores del Observatorio
Vulcanológico y Sismológico del Ingeominas, establecido en Manizales desde 1985.

Y respecto a la Vulnerabilidad, como desafíos de importancia se puede añadir que,


aunque conocemos las fuentes sísmicas, para abordar la gestión integral del riesgo a nivel
del Eje Cafetero, además del estudio y valoración espacio temporal de la amenaza, está de

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por medio el conocimiento y desarrollo de instrumentos para la gestión del hábitat y


manejo de la dimensión socioambiental.

En lo urbano, esta compleja dimensión pasa por la presión de las frágiles laderas del
escarpado territorio, en especial en los ambientes periurbanos de Manizales, y por el
control urbano sobre todo en las zonas deprimidas de los centros urbanos de las áreas
metropolitanas en rápida expansión, caso Pereira-Dosquebradas, donde las múltiples
actividades comerciales mixtas e informalidad, sumada a la alteración estructural de los
viejos inmuebles de mampostería no reforzada y de bahareque para su adecuación y
expansión recurriendo a prácticas inadecuadas, hacen el escenario un cúmulo de
potenciales escombros, ya por la amenaza de las sacudidas, ya por la de la propagación
de los incendios.

En los medios rurales, donde la deforestación y potrerización relacionadas con usos


conflictivos del suelo, afectan severamente el territorio, y con él las comunidades
asentadas en condición vulnerable, además de las vías de comunicación, líneas vitales e
infraestructura de conectividad, como elementos expuestos a la amenaza por flujos
torrenciales causados por deslizamientos en caso de sismo.

Y finalmente, sobre los actores en la escena: Además de los aportes fundamentales del
Geofísico Jesús Emilio Ramírez S.J., con investigaciones como el de Proyecto Nariño
(1973) y la Historia de los terremotos en Colombia (1969), de la permanente labor por
décadas de monitoreo a cargo del OVS de Manizales, y de los estudios a nivel regional de
Hans Meyer y su equipo de trabajo desde el Observatorio Sismológico del Sur Occidente
Colombiano OSSO, en el Eje Cafetero también merecen mención los siguientes trabajos,
entre otros:

– Desde la U.N. en Manizales los del Idea liderados por el Profesor Omar Darío Cardona,
donde además de actividades fundamentales como la Microzonificación Sísmica de
Manizales (SIMOC 2002), se avanza con el concurso de los profesores de la Facultad de
Ingeniería y Arquitectura en la instrumentación y el estudio detallado de la amenaza para
Manizales; y desde la Sede Bogotá el valioso aporte de Carlos A. Vargas con la propuesta
de Caldas Tear (2011), donde se modifican el modelo geotectónico y la amenaza sísmica
en el centro del país.

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– También en Pereira, los trabajos de Anna Campos y sus compañeros y colaboradores


haciendo lo propio en el 2000, para obtener un mapa preliminar de riesgos del área
urbana y otras investigaciones para valorar los efectos de sitio en el A.M. de Pereira; y
finalmente en Armenia, la labor continuada y reconocida de los Profesores de la
Universidad del Quindío: Hugo Monsalve quien maneja el Observatorio Sismológico del Eje
Cafetero, y Armando Espinosa quien ha estudiado en detalle la historia sísmica regional.

Extracto tomado del Capítulo “Sismos” del Manual de Geología para Ingenieros y ajustado
por el autor. Ver en: http://www.bdigital.unal.edu.co/1572/

5.8 - PNN ESTRATÉGICOS PARA LA ECORREGIÓN.


Dos notas: la primera para subrayar que, en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas»
(SINAP) de Colombia, donde sobresale a nivel nacional el «Sistema de Parques
Nacionales Naturales» (SPNN), constituido por 59 parques naturales, la Ecorregión
Cafetera, cuenta con varios de estos estratégicos escenarios. Y la segunda, sobre el
Parque Natural Nacional de los Nevados, por su valor estratégico para la conservación
de la biósfera como santuario de ecosistemas nivales y de páramo del trópico andino,
con su complejidad geológica asociada al vulcanismo activo, a su potencial geotérmico
y su ubicación estratégica en el corazón del sistema climático de la Región Andina de
Colombia.

5.8.1- Cuatro PNN, patrimonio natural de la Ecorregión Cafetera

Imagen 5.8: Ecorregión Cafetera - áreas protegidas y zonificación del agua. SIR Alma Máter.

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Cuenta este deforestado territorio en su valioso patrimonio natural con cuatro Parques
Naturales Nacionales PNN: el de los Nevados, el Tatamá, la Selva de Florencia, y el
Santuario de Fauna y Flora Otún-Quimbaya. El Páramo de Tatamá, junto con los páramos
del Sol en Frontino y El Duende que hospeda el Cerro Calima, son los únicos tres páramos
de Colombia que no han sufrido alteración humana. Esto, a pesar de que según la Ley 99
de 1993, Art.1.N4 “Las zonas de páramos, subpáramos, los nacimientos de agua y las
zonas de recarga de acuíferos, serán objeto de protección especial”. Apoyados en la
información del Sistema de Parques, veamos dicho valioso y amenazado patrimonio.
Primero, por su importancia tenemos el Parque de los Nevados, un ecosistema con
volcanes activos que se encumbran hasta 5311 msnm, y una extensión de 583 kilómetros
cuadrados, cuyo 80% lo constituye el ecosistema de páramo con sus frailejones, pajonales
y humedales, que gracias al “león dormido” con sus inequívocas señales, solamente
permite el ingreso por el sector de Brisas hasta el Valle de las Tumbas. Allí, al cuidado de
los guías del majestuoso escenario, los visitantes encuentran además del cóndor andino, el
periquito de los nevados, el pato andino y varias especies de colibríes: como el chivito de
páramo endémico de la región y único en el mundo. Pero en la espesura, hay dantas,
venados, tigrillos, pumas y perezosos. Además de multitud de aves, exóticos paisajes y
aguas termales, se destacan el “cacho de venado” como planta endémica del
superpáramo; los “colchones de agua” en humedales; y la palma de cera del Quindío en
los bosques alto andinos o de niebla.
Segundo, en el poniente aparece El Tatamá ubicado sobre el parteaguas de la confluencia
entre el Pacífico Biogeográfico y el Eje Cafetero, lugar indómito de 519 kilómetros
cuadrados visible por el imponente cerro tutelar del mismo nombre a 4200 msnm, dotado
de un páramo virgen que ofrece refugio a sus ecosistemas y hábitat de mamíferos de la
fauna endémica de los Andes que gozan del beneficio de este territorio preservado. Según
Parques Nacionales, Tatamá alberga: en aves, 51 familias, 270 géneros y 402 especies; en
mamíferos registrados, 110 especies pertenecientes a 67 géneros; en reptiles con registro,
108 especies, pertenecientes a 51 géneros y 9 familias; y además del anturio negro, 564
especies y morfo-especies de orquídeas, y varias especies arbóreas en peligro de
extinción.
En tercer lugar, tenemos entre Samaná y Pensilvania lo que describen los expertos como
“una mancha de bosque nublado, de colinas ondulantes y vegetación tupida y
265
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

enmarañada” para referirse al Bosque de Florencia, un frágil relicto de bosque fluvial


declarado PNN en 2005, que con 100 kilómetros cuadrados de superficie y altitudes entre
850 y 2400 msnm, sobresale por un endemismo que involucra al 71% de sus especies de
ranas, y poseer más de la mitad de estos anfibios registrados en la Cordillera Central. Su
mayor amenaza, es la pobreza circundante, que con nuestra indiferencia no hemos
resuelto en la región más olvidada de Caldas, donde los campesinos magdalenenses aún
esperan la Carretera del Renacimiento entre Sonsón-La Dorada que cruza el Samaná por
Puente Linda, en límites de Antioquia y Caldas.
Y finalmente el Santuario de Fauna y Flora Otún-Quimbaya, ubicado sobre la vertiente
occidental de la Cordillera Central, un área protegida para el departamento de Risaralda
con sólo 489 hectáreas declarada PNN en 1996, que se integra al Parque de los Nevados
en la cuenta alta del río Otún, donde cerca del 90 % del área resguardada corresponde a
bosques naturales; todo esto gracias a la decisión responsable de los pereiranos que los
ha llevado a buscar la perpetuación de los servicios ambientales aportados a su ciudad por
la cuenca de su río tutelar, dando una lección que podríamos aprender en Manizales para
que hagamos lo mismo declarando PNN la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco, en
lugar de declarar irresponsablemente áreas de expansión urbana los anillo de contención
de nuestras reservas protectoras buscando llevar la ciudad hasta su frontera, como si la
“jungla de concreto” tuviese la capacidad de amortiguar los severos impactos urbanos
sobre los ecosistemas y la estructura ecológica que nos protege del cambio climático.
* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://godues.webs.com {Ref.: La Patria.
Manizales, 2017/08/14} Imagen: Estructura Fisiográfica de la Ecorregión Cafetera (IDEAM)
y Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia.

5.8.2- Investigación estratégica en el PNN de los Nevados

Este emblemático lugar de la Cordillera Central de Colombia, adscrito al Minambiente y


que hace parte del SINAP, declarado parque en 1973, por estar localizado en la Ecorregión
Cafetera y en el corazón de la Región Andina, amerita una mirada desde las ciencias
naturales, más integral e interdepartamental para construir sinergias. Su territorio de 583
km² de superficie con altitudes entre 2.600 y 5.300 msnm, no solo comprende parte del

266
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segmento volcánico más septentrional de los Andes, y varios ecosistemas tropicales,


glaciares o nivales, de páramo y de bosques andinos, importantes a nivel mundial.

Imagen 5.9: PNN de los Nevados y sus Zonas Amortiguadoras. IDEAM.

Si a través de la lupa de las tres grandes corrientes de pensamiento del siglo que acaba de
pasar, el marxismo de Karl Marx y de Engels, la filosofía analítica de Bertrand Russell y de
Wittgenstein, y el existencialismo de Nietzsche y de Jean-Paul Sartre, nos preguntamos, ¿a
qué le deberíamos apostar en esta la denominada sociedad del conocimiento?, desde la
perspectiva ética habría divergencias sustantivas aunque los temas coincidan, salvo
cuando se trate de la necesidad de garantizar la sustentabilidad del medio ambiente y de
priorizar la vida en todas sus formas, así la mirada provenga de la ideología del socialismo
científico, de la lógica formal con sus sistemas deductivos, o del individualismo moral y
subjetivismo moral de los existencialistas.
Entre los proyectos que allí se han contemplado, empecemos por el Observatorio
Vulcanológico y Sismológico de Manizales OVSM creado en 1986 y administrado por el
Servicio Geológico Colombiano, antes Ingeominas, donde además del muestreo de fluidos
y del monitoreo instrumental de la actividad sísmica, se investigan la amenaza y la gestión
del riesgo vulcano-tectónico.
En segundo lugar, estaría el Geoparque Volcánico del Ruiz propuesto por InfiCaldas en
2016, como parte de una estrategia que busca el desarrollo socioeconómico y sostenible a
través de la conservación del PNN de los Nevados, entregándolo en concesión para
267
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explotarlo como singular activo turístico con potencialidades en el vulcanismo, la


biodiversidad y el paisajismo andinos; siendo el primero en su género en Colombia y el
tercero en Sudamérica, y buscando para dicho objeto una declaratoria del patrimonio
geológico, cultural y natural por parte de la Unesco para dicho geoparque, similar a la
otorgada al Paisaje Cultural Cafetero PCC en 2011.
Como tercer elemento, estaría el Observatorio de Alta Montaña para Colombia, que en
2009 propusiera Jorge Arias de Greiff desde el Observatorio Astronómico Nacional, como
instalación remota ubicada en un paraje de excepcionales condiciones atmosféricas dotado
de un telescopio con abertura del orden de 1,5 metros de diámetro, equipado de
fotómetros y cámaras CCD y complementado con una instalación de soporte para los
técnicos, y los astrónomos visitantes y de base. Para el efecto, se realizó un estudio e
identificó en vecindades de Anzoátegui Tolima, un sitio que cumplía con los requisitos del
caso, por el número de noches despejadas al año, la estabilidad del suelo y la atmósfera,
además de la transparencia del aire.
Para construir más sinergias, a lo anterior, podrían sumarse otras líneas de investigación,
así: en correspondencia con el Observatorio de alta montaña, si se opta por la astronomía
atmosférica como línea de investigación sería, más que factible, necesaria la creación un
centro de investigaciones climáticas: a partir de las anotaciones del ilustre geógrafo Élisée
Reclus en su obra Geografía de Colombia de 1893, se pueden advertir contrastes locales
del clima, así: a partir del río Gualí, cambia el régimen de lluvioso al Norte a seco al Sur; y
también cambia de Este a Oeste a cada lado de la Cordillera Central, dada la existencia de
un microclima más y por el costado oriental, sobre tierras del Tolima.
Y adicionalmente, en correspondencia con el OVSM, se podría crear un centro de
investigaciones geotérmicas con proyección nacional, que además de prospectar las
dinámicas fisicoquímicas de las emanaciones minero-termales y la energía geotérmica,
elabore el modelo hidrogeológico y ausculte las aguas subterráneas con proyección
regional. Esto, ya que la presencia de volcanes activos y fuentes termales, además de la
existencia de zonas con alteración hidrotermal, son evidencia de un probable patrimonio
geotérmico susceptible de ser utilizado con fines de generación eléctrica, con
aprovechamiento del agua termal para propósitos turísticos.

5.9 LECURAS COMPLEMENTARIAS


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5.9.1- Clima extremo, desastres y refugiados

Mientras a nivel global en los últimos 20 años, los desplazamientos por epidemias,
adversidades tecnológicas y conflictos armados sumaron en promedio 65 millones de
víctimas por año, los damnificados por desastres naturales alcanzaron promedios anuales
de 200 millones de personas afectadas, de los cuales la mayor proporción se explica tanto
por sismos como por eventos climáticos extremos. Según el Departamento Nacional de
Planeación DNP, entre 2006 y 2014 uno de cada cuatro colombianos resultó afectado por
desastres climáticos con detonantes naturales.

Imagen 5.10: Tsunami de Japón y Sequía en el Cuerno de África, año 2011.

Con la incidencia de los fenómenos climáticos extremos ahora exacerbados por el


calentamiento global, la posibilidad de tener desplazados es un 60% mayor que hace
cuarenta años; según el Consejo Noruego para los Refugiados, a causa de los desastres
naturales cada segundo una persona está siendo desplazada; en 2014 los desplazados
internos del mundo sumaron 19,3 millones, de los cuales 17,5 lo fueron a causa de
siniestros relacionados con el clima. Con 23.000 víctimas, las catástrofes naturales de
2015 costaron más vidas que en 2014; contrariamente, dichos siniestros en 2015
generaron pérdidas económicas por U$90 mil millones, cuantía no sólo inferior a las
pérdidas por U$110 mil millones alcanzadas en 2014, sino también a la media anual de
U$130 mil millones para los últimos 30 años.

El informe ‘Estado de la población mundial 2015, un refugio en la tormenta’, además de


advertir que “Vivimos en un mundo en el que las crisis humanitarias arrebatan una
cantidad cada vez mayor de recursos a las economías, las comunidades y los individuos”,
señala cómo en los últimos 20 años los damnificados por desastres naturales sumaron en
promedio cerca de 200 millones por año. A esta cifra habrá que sumar 65 millones de

269
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víctimas por epidemias, adversidades tecnológicas y conflictos armados, como el caso de


Siria donde 7 millones de desplazados internos y 4 millones de refugiados, expresan la
peor crisis humanitaria de la época.

En lo corrido del siglo, 8 eventos climáticos y 8 telúricos comparten el ranking de los


desastres naturales memorables: el Sismo de Nepal en 2014, el Tifón Haiyan de Filipinas
en 2013, el paso del Huracán Sandy por el Caribe y Norte América en 2012, el Terremoto
y Tsunami de Japón en 2011, la Sequía y hambruna del Cuerno de África en 2011, el
Sismo de Haití en 2010, la Ola de calor en Rusia durante el 2010, el Terremoto y tsunami
de Chile en 2010, los Huracanes Ike y Gustav por el Caribe y EE.UU. en 2008, el Huracán
Nargis de Birmania en 2008, el Terremoto de Sichuan (China) en 2008, el Terremoto de
Ika en 2007, el Huracán Katrina por centro América y el Caribe en 2005, el Terremoto de
Cachemira en 2005, el Tsunami de Indonesia en 2004, el Terremoto de Bam (Irán) en
2003, y la Ola de calor en Europa el 2003.

Al examinar estas catástrofes con sus causas y consecuencias, pareciera que la


problemática radicará, más que en las amenazas que no siempre pueden ser intervenidas,
en la vulnerabilidad de las comunidades expuestas, porque no están siendo preparadas ni
mitigada la susceptibilidad del hábitat a los desastres con medidas integrales previas
suficientes para reducir el riesgo. Si décadas atrás, dado el hacinamiento en las grandes
urbes del tercer mundo ubicadas sobre áreas geológicamente activas, los esfuerzos en la
mitigación del riesgo sísmico fueron precarios, ahora con el cambio climático también
habrá que gestionar el riesgo hidrogeológico, corrigiendo el uso conflictivo del suelo para
prevenir los crecientes desastres ambientales originados por la ocurrencia cada vez más
frecuente de eventos climáticos extremos, causantes de incendios forestales y hambrunas
en tiempos de sequía, e inundaciones y deslizamientos en períodos invernales.

Para el caso colombiano, según el Departamento Nacional de Planeación DNP, entre 2006
y 2014 uno de cada cuatro colombianos resultó afectado por desastres climáticos con
detonantes naturales, como fenómenos hidrogeológicos asociados a pasivos ambientales,
conexos a factores antrópicos como la deforestación y el calentamiento global. Esto
significa un total de 12.3 millones de damnificados en dicho período, de los cuales 9.4 se
vieron afectados por deslizamientos e inundaciones. Ahora, en el marco territorial, dada la
alta exposición de las zonas pobladas a las amenazas y deterioro ambiental causado por
270
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actividades conflictivas, según el DNP, la más afectada en esos catorce años fue la Región
Andina, seguida de otros departamentos, así: por departamentos y por vidas perdidas, lo
fueron Antioquia, Cundinamarca, Caldas, Tolima, Cauca y Santander con el 52% de las
3181 vidas perdidas; en cuanto a viviendas destruidas, el mayor nivel con un 47% de las
pérdidas, se dio en Nariño, Chocó, Bolívar, Boyacá, Cundinamarca y Santander; y por
infraestructura vial afectada, puntearon Huila, Nariño, Cundinamarca, Santander y Cauca,
con el 66 % del total. [Ref.: La Patria. Manizales, 2015.01.18]

5.9.2- Manizales, ciudad de laderas

Imagen 5.11: Rellenos antrópicos y susceptibilidad al deslizamiento de laderas, en


Manizales. Programa GIRD-M, U.N. de Colombia-Corpocaldas.

RESUMEN: Con estrategias de adaptación al cambio climático que combinan la apropiación


del territorio y la investigación hidrogeológica para el conocimiento de la amenaza, Manizales
enfrenta la fragilidad de sus laderas: de un lado, el programa ”Guardianas de las laderas”
que desde 2003 ha formado en el liderazgo y capacitado en la labor ambiental de
mantenimiento de obras de estabilidad a cerca de un centenar de mujeres; y del otro, con
una componente temática para evaluar esta amenaza, como parte del Programa de Gestión
Integral de Riesgo de Desastres en Manizales GIRD-M ejecutado durante 3 años a un costo
cercano a 9000 millones de pesos, cuya financiación se hace con un crédito de Findeter que
toma Corpocaldas, utilizando la sobretasa para evaluación y gestión del riesgo del 0,5 por

271
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mil que aprobó el Concejo de Manizales en 2009, adicional a la del 1,5 por mil para el tema
ambiental.

Por estar la ciudad emplazada en lo alto de un ramal cordillerano del trópico andino,
después de haber contribuido a la creación del Sistema Nacional de Prevención y Atención
de Desastres gracias a las enseñanzas obtenidas del desastre de la erupción del Ruiz
(1985), de los sismos de la zona de subducción (1979 y 1995) y del terremoto del Quindío
(1999), para enfrentar la creciente amenaza de eventos climáticos extremos asociados al
calentamiento global, nuestras instituciones actuando en conjunto han venido avanzando
en la cultura del riesgo relacionado con la amenaza climática en el ambiente urbano y
periurbano de nuestros frágiles suelos, mediante dos estrategias: la apropiación social del
territorio orientada a la mitigación de la vulnerabilidad global, y la generación de
conocimiento sobre la amenaza por ser vital para la gestión integral del riesgo.

En cuanto a lo primero, tras los desastres ocurridos en Manizales asociados a la ola


invernal del 2003 y derivados de acciones antrópicas, como el uso y manejo conflictivo del
hábitat periurbano relacionado con la falta de cultura ambiental, falencias de planeación, y
fenómenos de migración y pobreza, la administración municipal crea el programa
Guardianas de la Ladera, como una estrategia de empleo con perspectiva de género para
grupos vulnerables ubicados en zonas afectadas o expuestas a deslizamientos. Dicho
programa dirigido a capacitar a mujeres cabeza de familia en el cuidado y mantenimiento
preventivo de laderas, y de las obras de estabilidad de las comunas más afectadas, que se
diseñó con tres componentes: vigilancia de laderas, limpieza y mantenimiento de obras, y
formación y capacitación, para el año 2006 contaba con 200 mujeres vinculadas al cuidado
de medio centenar de zonas críticas, actuando con liderazgo en su entorno local,
mejorando la capacidad de respuesta de su propia comunidad.

En 2013 cuando cumplía diez años el citado programa, además de haber extendido el
cuidado a más de 700 obras de infraestructura, ya había replicado la exitosa experiencia
en otros 10 municipios caldenses: Chinchiná, Neira, Aranzazu, Salamina, Supía,
Manzanares, Pensilvania, Marquetalia, Victoria y Norcasia; y para 2014 con una inversión
de 1310 millones de pesos aportados por la Secretaría de Obras Públicas, la Unidad de
Gestión del Riesgo, Aguas de Manizales y Corpocaldas, vincula durante once meses a 100
madres cabeza de hogar. Actualmente, por su ejemplar labor Guardianas de la Ladera ha
272
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sido reconocido por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales


IDEAM, al sugerirlo como estrategia para enfrentar la amenaza por el cambio climático en
otras ciudades de Colombia.

Y en cuanto al estudio y monitoreo de la amenaza asociada a la susceptibilidad de los


deslizamientos, en el marco del convenio interinstitucional celebrado entre la Universidad
Nacional de Colombia y Corpocaldas, además de expandir a 10 unidades la red de
acelerógrafos, de la actualización del sistema de información sísmica de Manizales, y de la
evaluación probabilística del riesgo sísmico de su sistema de acueducto, donde se incluye
el cálculo y mapa de daños esperados, con este proyecto se ha expandido a casi medio
centenar de estaciones el sistema de instrumentación hidrológico e hidrometeorológico,
para permitir el monitoreo telemétrico y en “tiempo real” de las cuencas urbanas y
algunas zonas rurales críticas.

Para acometer esta tarea y actualizar la microzonificación sísmica de Manizales mediante


la aplicación de una metodología que contempla la evaluación de efectos de sitio, cabe
destacar la elaboración de un estudio cartográfico y fotográfico de la evolución
morfológica del área urbana a partir de 1848, que tras pasar por nueve décadas concluye
en 2010 con un mapa de formaciones superficiales, drenajes, modelados, cortes y rellenos
antrópicos de la ciudad.

Además de su significativo impacto, lo novedoso del sistema de alerta temprana, que


abriga además las cuencas de las quebradas El Guamo, Manizales y Olivares, se asocia a
la forma de prevenir desastres o mitigarlos mediante su pronóstico a partir de la relación
lluvia-deslizamiento, estimando la probabilidad espacial y temporal de los eventos en
función del nivel de lluvias antecedentes acumuladas y del aguacero detonante,
herramienta que ahora se pretende ajustar investigando en 10 zonas piloto de la ciudad,
el tipo y grado de correlación entre la ocurrencia de dichos fenómenos geodinámicos, con
los niveles piezométricos observados en varios pozos de dos cuenca urbanas vecinas.
[Ref.: La Patria. Manizales, 2016.09.12]

5.9.3- Los guetos urbanos o la ciudad amable.

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RESUMEN: Mientras persistamos en modelos de ciudad insolidaria, excluyente y sin


opciones de vida para los pobres, las consecuencias se harán insostenibles: los
programas públicos terminarán fracasando cuando las estrategias ya no apliquen,
las intervenciones sobre el tejido social no llegarán al objetivo, la fragmentación
social privilegiará el asistencialismo y clientelismo, los programas de seguridad
palidecerán frente a las tensiones, y la población pauperizada quedará entre las
fronteras de la ilegalidad y la delincuencia.

Imagen 5.12: Geomorfología de Manizales. Plano de van Westen (ITC)

Ya los pobres de la ciudad son una mezcla de los pobres urbanos con su particular noción
del consumo y peculiares costumbres, y de los pobres rurales como los recién desplazados
con otra identidad y sin hábitos metropolitanos e hijos de esa violencia que asola la ruralidad
de la patria, donde la urgencia de enfrentar la concentración en la propiedad de la tierra,
obliga a mirarla como un bien que debe verse, no sólo como medio de producción, sino
también en su función social más profunda: como soporte de una cultura. Esto, si queremos
la paz y de paso facilitar las soluciones a la traumática descomposición de la vida urbana,
donde urge resolver la precariedad de una educación deficitaria en valores y que en
promedio no alcanza el nivel profesionalizante.

Si bien algunos menesterosos viven en las diferentes texturas cosechando los residuos de
las actividades citadinas, también este medio presenta otros escenarios
periurbanos degradados a modo de guetos, donde la vida deteriorada y condiciones de
inequidad, sumadas a la desigualdad inherente de las clases sociales, alimentan los factores
274
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

que generan acciones perturbadoras de la seguridad sobre las demás zonas del sistema
urbano, lo que ha impulsado la proliferación de otros guetos constituidos por unidades
residenciales cerradas para la clase pudiente que se aísla y protege, y donde las vías al
perder su carácter público limitan su función social.

Mientras persista ese modelo urbano que concentra la infraestructura social y de servicios
a favor de los sectores pudientes y no se reconozcan unos mínimos para priorizar la atención
a la pobreza y en lo posible corregir la desigualdad; entre tanto el modelo de ciudad no
resulte descentralizada e incluyente; y mientras el Estado no priorice la pequeña y mediana
empresa como generadoras y articuladoras de las actividades al alcance de los pobres: no
se logrará prevenir la “guetificación”, reducir el desempleo, y combatir las tensiones y la
violencia urbanas.

De ahí la importancia de concebir los necesarios procesos de renovación urbana, no como


proyectos de infraestructura sino como procesos sociales para la recuperación del hábitat,
o de lo contrario la buena intención del Estado terminará destruyendo la economía solidaria
de complemento para unas comunidades vulnerables, al implementar programas que no
consideran las singulares actividades características de dichos espacios, adaptados como
activos donde la tipología de la vivienda debe ser compatible con los oficios que
complementan el menguado ingreso familiar.

Pero estos pobres de hoy conforman una masa sin identidad ciudadana, profundamente
fragmentada y pauperizada dada la dinámica de una economía de mercado que pone en
retroceso los beneficios del Estado y concentra el ingreso. Entonces, si estos pobres urbanos
han quedado sin empleo y los desplazados rurales sin tierra, en unos y otros encontraríamos
alguna afinidad aleccionadora según consta en las historias de vida del pasado Siglo: la
urbanización de la Colombia agraria, consecuencia de esa revolución verde que generó una
dinámica demográfica favorecida por el analfabetismo rural que le impidió al campesino
asimilar la nueva tecnología del monocultivo y su fórmula financiera, y acelerada por el
espejismo de las opciones citadinas sumado a la pobreza campesina.

En consecuencia, si los enfoques de la planeación han favorecido los guetos y la asimetría


en la distribución de oportunidades- como la salud donde el acceso físico varía pero el
económico se restringe según se trate del régimen subsidiado o contributivo-, y si además

275
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

la revolución tecnológica y la apertura han afectado los ingresos que dependen del trabajo:
dichos cambios imponen nuevas condiciones y la necesidad de reducir la brecha de
productividad, servicios e ingresos que desfavorece al campo frente a la ciudad, y en la
propia ciudad donde igualmente una similar fisura consecuencia de la inequidad y pobreza,
obliga a pensar en políticas y programas sectoriales, y en subsidios y fondos solidarios como
parte de la solución.

Y mientras persistamos en estos modelos de ciudad insolidaria, excluyente y sin opciones


de vida para los pobres, caracterizados por una competitividad que desprotege la pequeña
y mediana industria, quiebra tiendas y pequeños negocios, y rompe cadenas de economía
solidaria vitales para que los pobres cosechen sus escasos activos, entonces las
consecuencias descritas se harán insostenibles: los programas públicos terminarán
fracasando cuando las estrategias ya no apliquen, las intervenciones sobre el tejido social
no llegarán al objetivo, la fragmentación social privilegiará el asistencialismo y clientelismo,
los programas de seguridad palidecerán frente a las tensiones, y la población pauperizada
quedará entre las fronteras de la ilegalidad y la delincuencia.

[Ref: LA PATRIA, Manizales, 2010-09-26]

5.9.4- Anotaciones para un crecimiento previsivo y con desarrollo

RESUMEN: Ahora que la exploración avanza por todos los rincones de la geografía
colombiana, obliga a prevenir las consecuencia de una minería extractiva, donde oro e
hidrocarburos cobran valor estratégico y son fórmula para movilizar una locomotora clave
para el crecimiento económico, pero que requiere operarse sin atropellar comunidades y
generar conflictos, sin deteriorar el medio ambiente y el recurso hídrico, y sin
comprometer el patrimonio de la nación, si lo que deseamos es el desarrollo.

276
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

Imagen 5.13: Caldas: biomas (Corpocaldas) y áreas mineras CMC (2017).

El tema de los enclaves mineros y petroleros ahora que la exploración avanza por todos
los rincones de la geografía colombiana, obliga a prevenir la amenaza de devastación de
ecosistemas.

Este título para dos temas relacionados con la minería extractiva en Colombia, objeto de
políticas económicas globales que han reprimarizado nuestra economía buscando
alimentar el modelo de consumo, pero donde oro e hidrocarburos cobran valor estratégico
y son fórmula para movilizar una locomotora clave para el crecimiento económico, aunque
requiere operarse sin atropellar comunidades y generar conflictos, sin deteriorar el medio
ambiente y el recurso hídrico, y sin comprometer el patrimonio de la nación, si lo que
deseamos es el desarrollo. Naturalmente, mientras en el caso del petróleo la situación
resulta más homogénea, en la minería del oro, donde existen tres formas de explotación:
la industrial, la artesanal y la ilegal, me centraré en la primera por ser fundamental para el
asunto del cual me ocupo, cuando la bonanza minera con el brillo del precio del “vil metal”
puede opacar el valor fundamental de las aguas, la biodiversidad y la cultura ancestral, en
ciertas formas y situaciones.

Sabemos que dichos recursos del subsuelo como bienes que le pertenecen a la Nación y
solo a ella, por su carácter no renovable que impide hacerlos objeto de una política de
agotamiento, al no ser sostenibles deben utilizarse marginalmente y por lo tanto no
pueden destinarse en sí para financiar el Plan Nacional de Desarrollo así sea por el
Gobierno, puesto que su nivel de explotación debe limitarse a satisfacer los niveles de
consumo interno y las necesidades de su legítimo dueño, manteniendo preceptos sociales,
277
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ambientales y económicos, y dejando sólo una fracción a las dinámicas exportadoras, para
aquellos fines.

El tema de los enclaves mineros y petroleros ahora que la exploración avanza por todos
los rincones de la geografía colombiana, obliga a prevenir la amenaza de devastación de
ecosistemas, en territorios sensibles como San Andrés y las zonas amortiguadoras del
páramo en PNNN, en Tolda Fría y La Colosa, e invitar a reflexionar sobre
las consecuencias de la minería extractiva en descontrolada expansión animada por el
elevado precio del “oro azul” en el caso de nuestro archipiélago cuyos ecosistemas se
comprometerían, y del valor económico del oro en áreas de interés ambiental o cultural
objeto de mesas de inversionistas, como las que resuelven la suerte de los marmateños y
las que comprometen el agua de la ciudad a cambio de insulsas regalías, que para el oro
son 1/5 de las que recibe la Nación de las empresas petroleras o 1/3 de las que aplican
para el níquel y la sal.

Y mientras el precio interno de la gasolina se reajusta al vaivén de los precios


internacionales del petróleo, no ocurre lo mismo con las regalías auríferas, afectándose la
contraprestación económica que recibe el Estado por la explotación de este recurso
natural susceptible de agotarse, por lo que nos preguntamos por qué en el oro donde sólo
paga el 4% del valor de la producción en boca de mina o el 6% en oro de aluvión, las
multinacionales que en dos años han duplicado y triplicado el valor de sus acciones fruto
del “boom” minero que en la década ha elevado 5 veces el valor del oro, objetan la
fórmula para el “gana-gana” alegando requerir beneficios adicionales. Igualmente, cuando
la explotación petrolera le apunta al millón de barriles día, cuantía que triplica el consumo
nacional y consumiría en menos de una década las actuales reservas probadas del país,
nos preguntamos si con unas exportaciones que no guardan proporción con nuestros
precarios activos petroleros, a pesar de la exploración de nuevos yacimientos no se estaría
comprometiendo la vida útil de las refinerías y la seguridad energética de Colombia.

Motivado por lo dicho y temiendo el detrimento de nuestro patrimonio, considero


conveniente volver a ajustar la legislación ambiental colombiana que fuera ablandada para
permear una economía de enclave de tal naturaleza. En virtud de esto recalcaba para mis
colegas de la Red de Astronomía de Colombia convocados en Barrancabermeja, a discutir
temas como la órbita geoestacionaria y el desarrollo aeroespacial de Colombia, al decirles
278
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

que todo esto no se compadece con lo que recibimos por un metal no renovable y de
elevado precio ni compensa las consecuencias ambientales y sociales de dicha minería, al
tiempo que señalaba la necesidad de implementar políticas que le apuesten a la
incorporación de valor agregado como soporte para el desarrollo minero, tal cual lo
hicimos ayer al constituir Ecopetrol en este emblemático puerto para sentar soberanía
sobre el petróleo de Colombia, por ser mejor alternativa esa que la de optar por “entregar
la riqueza del subsuelo y mantener indicadores del 70% de pobreza en escenarios como
Barbacoas Nariño, Tibú Santander, Orito Putumayo, Cantagallo Bolívar y El Difícil en
Ariguaní Magdalena”. [Ref: La Patria, Manizales, 2011.08.15]

5.9.5- Antes que la Colosa a “galerizar” Cajamarca

Imagen 5.14: El Machín. Adaptada de Google Maps.

RESUMEN: A los 25 años del desastre de Armero asociado a la erupción del Volcán Nevado
del Ruiz, Colombia ha tenido avances, pero igualmente enfrenta retos como la amenaza
279
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

volcánica del Cerro Machín, que gravita fuertemente en poblados como Cajamarca y otros
más del Tolima: ¿qué hacer y cómo hacerlo?

Justo ahora cuando se cumplen 25 años de la erupción del Volcán Nevado del Ruiz
ocurrida el 13 de noviembre de 1985, mientras arrecia el invierno comprometiendo más de
500 municipios colombianos y damnificando a millón y medio de compatriotas, en Pasto,
donde brilla la ciencia desde siempre, quiero resaltar los invaluables aportes de la Dra.
Marta Lucia Calvache que como responsable de la Sub-Dirección de Ingeominas coordina
los esfuerzos de los vulcanólogos que atienden los 14 volcanes activos de Colombia,
aplicados a la difícil tarea de elaborar el soporte cartográfico, de monitoreo instrumental,
de investigación y de análisis conceptual de la amenaza, requerida para asegurar la no
ocurrencia de desastres volcánicos como el de Armero, tal cual ocurrió en abril de 2007al
haberse evacuado 4000 personas, tras haber anunciado una avalancha causada por la
erupción del Volcán Nevado del Huila, evento donde perecieron 12 personas.

Pero igualmente lo hago sin pasar por alto la grave “desgalerización” de la citada ciudad
del Valle de Atriz con la cual se desatienden las alarmas en las múltiples coyuntura del
vecino volcán, práctica que también empleó un sector retardatario de Manizales hace 25
años, preocupado más por la economía que por la vida de quienes estaban a merced del
Ruiz, ya que hoy deseo llamar la atención sobre la situación de los vecinos del Cerro
Machín, amenazados por riadas huracanadas de gas, polvo, arena y fragmentos rocosos
que a cientos de grados centígrados y superando la velocidad de un alud podrían arrasar
los poblados del lugar.

Y para que no queden dudas de la gravedad de este asunto, mientras el escenario de


mayor amenaza volcánica de Colombia se corresponde con el Galeras dada la inusual
frecuencia de sus eventos y la cercana ubicación de la ciudad al pie del volcán, la mayor
amenaza de todas está en el Cerro Machín, donde los poblados vecinos de Cajamarca y
Anaime, quedarían sin opción frente a eventuales flujos piroclásticos, de conformidad con
lo que señala el mapa de amenazas elaborado por Ingeominas, donde se consigna el
alcance espacial que debe esperarse de este y de otros eventos del volcán tolimense,
entre ellos grandes flujos de lodo que llegarán al valle del Magdalena, así éste volcán de
lavas explosivas no tenga nieve, ya que se están registrando unas preocupantes señales
de advertencia fruto de su reactivación: a modo de ilustración, la cabecera de Cajamarca
280
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

está ubicada a solo 8 km del Cerro Machín, sobre la vía Ibagué Armenia. Igualmente,
mientras la reubicación de Marmato se argumenta sobre la amenaza del lugar, el tema no
se ha considerado al tenor de la mina de oro La Colosa por la cual se han puesto los ojos
en el lugar.

De ahí la insistencia, primero, en subrayar la fundamental labor de nuestros vulcanólogos,


recordando que algunos ya han dado su vida en labores científicas al servicio de la
comunidad, dado que su necesaria labor es la única esperanza a la vista para conocer lo
que ocurre y saber qué podemos esperar, y por lo tanto para evaluar anticipadamente las
consecuencias según lo que hagamos y omitamos en materia de prevención. Y segundo
en señalar la deficiente acción anticipada que se ha acometido por el Estado y los entes
territoriales en relación con la exposición al riesgo, necesaria y estratégica para reducir
oportunamente su magnitud en zonas conflictivas como esas, donde no se aplica un
ordenamiento y una planificación que consideren dicha dimensión, temas que le
corresponde vigilar al gobierno desde un Sistema Nacional de Prevención y Atención de
Desastres al que no se le ha dado la importancia que tuvo en las administraciones de
Virgilio Barco y César Gaviria, pero que en esta necesariamente tendrá que dársele, dado
que todos sabemos que la prevención en épocas de calma volcánica no ha sido prioritaria,
y que las acciones de ayer han aparecido solamente a la hora de las emergencias y los
desastres, con enfoques cortoplacistas propios para las temporadas de emergencia, y
como tal de carácter asistencialista. Desde el OAM, Ed. Circular RAC 588. Manizales, 1-11-
2010-

5.9.6- Otra vez El Niño: ¿cómo Adaptarnos?

RESUMEN: Dado el pronóstico de la llegada de El Niño al finalizar 2018, Colombia debe


enfrentar su vulnerabilidad a los impactos del calentamiento global, emprendiendo
acciones de adaptación al cambio climático, relacionadas no sólo con una mayor capacidad
de respuesta en los medios rurales y urbanos para enfrentar las sequías prolongadas e
intensas de dicha fase seca del ENSO. El fenómeno ENSO, además de facilitar la
ocurrencia de incendios forestales, compromete la seguridad alimentaria y del suministro
del agua en El Niño, también con La Niña trae temporadas invernales con fenómenos
extremos asociadas a su fase húmeda, razón por la cual además de combatir la
281
Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

deforestación, proteger las fuentes de agua, resolver los conflictos de uso del suelo,
mitigar la vulnerabilidad a los desastres hidrogeológicos y reducir las emisiones de gases
de efecto de invernadero, deberíamos revisar a fondo los Planes de Manejo de las Áreas
de Interés Ambiental, para verificar si existen instrumentos de alerta temprana y acción
oportuna en áreas críticas preestablecidas.

Imagen 5.15: Variación del pronóstico trimestral el ENSO, entre Abril-Mayo-Junio 2018 y
Diciembre-Enero-Febrero 2019. Fuente: IRI de Columbia, y CPC de la NOAA.

Por todos es sabido que el clima de la Tierra está cambiando: el calentamiento global
provocado por la deforestación y por la emisión de gases de invernadero, principalmente
el dióxido de carbono fruto del uso de combustibles fósiles además de otros gases como el
metano, que al evitar que los rayos solares puedan salir de la atmósfera, al modificar las
condiciones térmicas del planeta tendrán un impacto importante sobre el clima y nuestros
océanos, que producirá disturbios adicionales en la “máquina atmosférica” como la
intensificación de El Niño y La Niña, dos fenómenos asociados a las fases extremas del
ENSO que representan una amenaza para ecosistemas y regiones pobladas y vulnerables.

282
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Mientras el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático IPCC,


advierte sobre el riesgo global de extinción de un 10 % de las especies cuando el
gradiente de temperatura se incremente en un grado centígrado, el informe ‘Estado de la
población mundial 2015, un refugio en la tormenta’, señala cómo en los últimos 20 años
los damnificados por desastres naturales sumaron en promedio cerca de 200 millones por
año. De ahí que el cambio climático ya se ha constituido en la primera causa de
migraciones en el mundo.

En el marco del calentamiento global, en el que los efectos de los eventos climáticos
extremos van en progreso, el Centro de Predicciones Climáticas CPC de la NOAA y el
Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad IRI, acaban de
anunciar que, conforme se acerque el invierno del hemisferio norte 2018-19, tendremos
más de un 50% de posibilidades de pasar de las actuales condiciones neutrales del ENSO,
a una fase seca o de El Niño, con lo cual, mientras en Perú y Ecuador se podrían presentar
inundaciones, en las regiones Andina y Caribe de Colombia la anomalía se traduciría en
sequías. La imagen anterior, muestra el escenario de estos pronósticos.

En consecuencia, para el caso colombiano en el corto plazo y para las regiones señaladas
que concentran la población y el PIB del país, lugares donde el clima es bimodal, de cara
al primer período seco del año entrante que inicia con el solsticio de diciembre de 2018 y
cierra con el equinoccio de marzo de 2019, dada la amenaza de un posible retorno de El
Niño provocando en la gran cuenca del Magdalena-Cauca una reducción significativa de
lluvias y caudales, y una disminución pronunciada de la humedad, de cumplirse dicho
pronóstico resulta imperativo señalar que cualquier alteración del clima que conduzca a
eventos climáticos extremos, como lo sería una sequía intensa y prolongada, traerá
impactos en el sector agrícola, agudizará las limitaciones de agua para generación
eléctrica y podría llevar al racionamiento del vital líquido para el consumo humano y
animal, además de facilitar la mayor ocurrencia de incendios forestales.

Veamos en la Imagen siguiente la dinámica aleatorias de las dos fases extremas del ENSO,
mostrando las característica propias de los fenómenos atmosféricos que no se puede
predecir tal cual se hace con los eclipses, sino que se pronostican al igual que la
ocurrencia de los sismos y las erupciones volcánicas.

283
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Imagen 5.16: Oscilaciones del ENSO entre 1950 y 2015, mostrando fases cálidas (rojas) y
frías (azules) de temperaturas anormales de la superficie del mar en el Océano Pacífico
tropical, por Kevin E. Trenberth.

El patrón climático de Colombia, al estar condicionado por la posición tropical del territorio,
la presencia de dos mares, las cuencas del Amazonas-Orinoco y la presencia de tres
cordilleras, ofrece una gran cantidad de microclimas y mesoclimas. Allí, los sistemas
orográficos condicionan los pisos térmicos; la humedad relativa del aire con una media
anual superior al 60%, tiene sus máximos en las regiones Pacífico y Amazónica, y los
mínimos en La Zona Centro del Tolima Grande y Guajira; y el régimen de precipitación
ofrece tres ciclos anuales, así: monomodal en la Orinoquía y Amazonía, bimodal en la
región Andina, y entre cuasimonomodal o cuasibimodal en la región Caribe.

La situación del país en caso de El Niño no es fácil, puesto que el agua espacialmente está
mal repartida: en la Región Andina sólo contamos con el 13% de las aguas superficiales y
subterráneas, y en la del Caribe pese a contar con el 36% del patrimonio hídrico, para la
Guajira resulta casi inexistente. Además, recordemos que con el cambio climático, en
medio siglo hemos perdido el 63 % del área glaciar, se están deteriorando los ecosistemas
coralinos, avanza la pérdida de playas por erosión costera y vemos las consecuencias de
desastres hidrogeológicos y climatológicos frecuentes y de importancia, como las avenidas
torrenciales de Salgar (2015) y Mocoa (2017), o las sequías en la tierra de los Wayuu
(2015) y en Casanare (2014) cobrando la vida de 20 mil chigüiros.

284
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En el cuadro siguiente, se puede advertir que, salvo el empleo de tecnologías para el


control de los deslizamientos, y en ocasiones las obras para prevenir inundaciones, la
imposibilidad de intervenir la fuerza del ENSO y de los huracanes, es absoluta.
Igualmente, que las dificultades de implementar acciones para la gestión del riesgo
durante una crisis asociada a El Niño o a La Niña por la vía gubernamental, dada la
asimetría entre el riesgo de cúmulo -de interés para el gobernante-, y el riesgo específico -
de interés para el ciudadano expuesto a una amenaza en particular-.

Cuadro 5.2: Riesgos Específico y de Cúmulo para algunas amenazas, con su frecuencia
y área afectada
Fenómeno Posible Riesgo local o Riesgo total Frecuencia Área afectada
control específico o de cúmulo por siglo en km
2

Inundaciones Duda Agravado (1) Bajo (5) 50-500 1-10


súbitas

Inundaciones Duda Mediano (2) Reducido (4) 200-4000 10-100


lentas

Deslizamientos Si Mediano (2) Reducido (4) 500-10000 1a5

Huracanes No Reducido (4) Bajo (5) 100-500 <50000


Fuertes G 3 a 5

La Niña No Agravado (1) Reducido (4) 1-8 <1millón


(T<-1,5ºC)

El Niño No Agravado (1) Reducido (4) 1-12 <1millón


(T>+1,5ºC)

Pero también, al evaluar la adaptación al calentamiento global como proceso de largo


plazo, frente a la amenaza del ENSO con sus dos ciclos de comportamiento errático, el
tema de la planificación es clave: recordemos El Niño 1991-1992 por el apagón durante la
sequía del ENSO, y La Niña 2009-2010 por la destrucción de Gramalote en la fase húmeda
del ENSO. Así las cosas, el país también debe preguntarse, ¿qué se ha hecho y qué debe
hacerse para prevenir conflictos socioambientales severos asociados a desastres,
hambrunas y enfermedades? Y aunque el fenómeno ENSO esté asociado al Pacífico
Ecuatorial, y las consecuencias se centren en Colombia, Ecuador y Perú, o sus impactos
eventualmente puedan tener alcance global, de no profundizar y actuar en los aspectos
estructurales de la adaptación ambiental, las consecuencias de un ENSO gravitarán de
forma creciente y negativa sobre la economía nacional.

285
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En ese ámbito temporal, las acciones necesarias para reducir la vulnerabilidad de la


población frente a la intensificación de las amenazas naturales a causa del cambio
climático, y para prevenir un ecocidio dada la vulnerabilidad de nuestros ecosistemas ya
fragmentados, obligan al examen e intervención de un cúmulo de factores que aumentan
el nivel de riesgo por la vía de la vulnerabilidad, tanto de ecosistemas amenazados como
de sectores rurales y urbanos pobres, mediante una gestión participativa, soportada en el
empoderamiento del territorio, además de la incorporación de información para el análisis
e intervención de las problemáticas socio-ambientales, y su relación con las
administraciones municipales, con la planificación urbana y con el mercado, propiciando
ajustes profundos al modelo de desarrollo.

Si en una perspectiva general Colombia, que en menos de tres décadas perdió 6 millones
de hectáreas de bosques, y entre 2006 y 2014 contó 12.3 millones de damnificados por
desastres climáticos conexos a factores antrópicos según el DNP, buscando aliviar
semejante problemática trazó una Política Nacional de Cambio Climático, también el
Minambiente presentó en 2017 una estrategia a desarrollar durante los próximos años,
basada en estrategias que involucran el desarrollo urbano y rural, el manejo y
conservación de ecosistemas con los servicios que proveen, un minero-energético bajo en
carbono, y el desarrollo de infraestructura estratégica.

Pese al notable desarrollo del Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres


SNPAD, al esfuerzo del IDEAM monitoreando la deforestación en tiempo real, y a las
acciones de la Corte Suprema fallando a favor de los derechos bioculturales del Atrato
(2016) y la Amazonia (2018), aún continuamos desmantelando áreas protegidas buscando
capturar la plusvalía urbana en beneficio del mercado inmobiliario, y arrasando los
bosques -que son la solución al calentamiento global- , por cuenta de la minería ilícita, la
coca y el mercado ilegal de la madera. Habrá que intensificar entre otros aspectos, el
fortalecimiento institucional, el desarrollo de las políticas públicas ambientales, la
gobernanza forestal, la reconversión de los sistemas productivos y la bioética ciudadana.

* [Ref.: Razón Pública. Bogotá 2018-11-05]

5.8.7- Llegó La Niña… ¿y entonces?

286
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Imagen 5.17: Campo de la Cruz, Atlántico, luego del rompimiento del Canal del Dique.

Apreciados amigos de la astronomía

Justo con la llegada del equinoccio como inicio del período húmedo para el clima de la
región andina de Colombia, y cuando se informa la entrada en firme de La Niña que lo
agrava, en la XV Reunión de la Asociación Regional (AR III) de América del Sur que se
lleva a cabo en Bogotá D.C., Michel Jarraud, Secretario General de la Organización
Meteorológica Mundial OMM, ha recalcado la importancia y urgencia de promover medidas
para reducir la emisión de gases contaminantes causantes del efecto invernadero, y el
Director del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia
IDEAM, Ricardo Lozano, reconoce entre las prioridades y preocupaciones del actual
gobierno, la prevención de desastres generados por los fenómenos hidrometeorológicos.

Igualmente, en el XIII Congreso Nacional de Geotecnia de la Sociedad Colombiana de


Geotecnia SCG que acaba de concluir en la Universidad Nacional de Colombia sede
Manizales, y donde se trataron temas asociados a la Minería, la ingeniería de los suelos y
las rocas, y los desastres naturales, el Instituto Colombiano de Geología y Minería
INGEOMINAS ha entregado unas importantes publicaciones del “Proyecto Multinacional
Andino: Geociencias para las Comunidades Andinas”, una importante herramienta para
enfrentar dicha problemática ambiental, desarrollada como una iniciativa interinstitucional
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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

soportada en el liderazgo de los servicios geológicos de Argentina, Bolivia, Canadá, Chile,


Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, como países participantes, y cofinanciada por la
Agencia Canadiense para el desarrollo Internacional ACDI.

Y no es para más: cuando apenas “empieza la función” con cerca de 70.000 hectáreas de
cultivos afectadas en Colombia por las fuertes lluvias e inundaciones, según el Ministerio
de Agricultura y Desarrollo Rural, se han perjudicado entre otras, plantaciones de arroz,
maíz, hortalizas y cereales en 65 municipios de 14 departamentos de la geografía
colombiana; e igualmente, mientras la Director de Socorro de la Cruz Roja Colombiana
entrega un balance de 770 mil damnificados por la ola invernal en 412 municipios de 27
departamentos, también se informa que ríos tan importantes como el Magdalena, el
Cauca, el Atrato y el San Jorge están ad portas de causar graves emergencias.

En consecuencia, a las prioridades señaladas como de consenso para Colombia, tales


como fortalecer las bases de datos con estadísticas confiables de detalle y de largo plazo,
propiciar el intercambio de información y experiencias, e incorporar y desarrollar
tecnologías para la gestión integral de los desastres, podríamos añadir las de resolver
cuanto antes la precaria cartografía del país e implementar los programas ambientales
más estratégicos, partiendo de la necesaria incorporación de la dimensión del riesgo en los
POT ya aplicada por gran parte de nuestros municipios, e impulsar una cultura preventiva
de los desastres donde los actores sociales se incorporen como actores y las regiones
como su sujeto de reconstrucción.
Desde El OAM, Ed. RAC 581. http://oam.manizales.unal.edu.co/ Ref: Circular 09-26-2010.

5.9.8- Acuerdo sectorial ganadero

RESUMEN: Entre las acciones emblemáticas de la Corporación Ambiental de Caldas -


CORPOCALDAS, habrá que subrayar el Acuerdo Sectorial Ganadero firmado en 2019, que
soportado en un Plan de Manejo para la Cuenca Alta del Río Chinchiná liderado por los
propios empresarios de este estratégico territorio, busca implementar una reconversión
productiva sostenible y sustentable en el marco de una política de adaptación al

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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

calentamiento global ajustada a la jurisprudencia ambiental del país, para lo cual se


requiere el soporte institucional y el acompañamiento de la academia.

Imagen 5.18: Coberturas y Susceptibilidad en la subcuenca alta del Río Chinchiná. Joan
Sebastián Londoño Q. (2019) – Corpocaldas _Corporación Aldea Global.

Justo en esta temporada invernal en la que el IDEAM, para prevenir los estragos de los
fuertes aguaceros y sus fenómenos colaterales, ha declarado en estado de alerta cientos
de municipios del país y en particular del Eje Cafetero, habrá que valorar y apoyar el pacto
promovido por Corpocaldas que soportado en el histórico acuerdo sectorial -no vinculante-
liderado por ganaderos de la microcuenca alta del río Chinchiná sobre el área de influencia
de la vía Manizales-Mariquita, donde la CAR hace eco al Plan de Desarrollo de Caldas y
reconoce el esfuerzo que viene haciendo el sector pecuario en dicho lugar desde años
atrás, buscando mejorar la producción del negocio ganadero a través del trabajo amigable
con el medio ambiente.

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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

Sabemos que la cuenca alta del Chinchiná, como proveedora de servicios ambientales para
Manizales y Villamaría y asiento de ecosistemas altoandinos y de páramos que albergan
especies endémicas vulnerables del país, además de ser estratégica para la frágil
conectividad vial y de las líneas vitales a cargo de instituciones del orden nacional como el
Invías, Isagén y Ecopetrol, es objeto de una política ambiental de Corpocaldas que
propende por mejorar la cubierta forestal para reducir la erosión y regular el agua,
mediante una reconversión productiva coherente con los lineamientos del ordenamiento
territorial del departamento, donde se contempla cerrar la brecha productiva del sector
rural, y enfrentar mediante la responsabilidad social y ambiental tanto los desafíos del
cambio climático como los conflictos socioambientales del desarrollo.
La gran cuenca del Río Chinchiná, gracias a Corpocaldas, Chec, Aguas de Manizales y
EMAS, desde 2017, viene siendo intervenida por “VivoCuenca” como instrumento de
financiamiento para la gestión ambiental y del patrimonio hídrico, como heredera del
programa “Pactos por la cuenca” creada como estrategia interinstitucional responsable del
fortalecimiento de la gobernanza forestal en este escenario conformado por tres
subcuencas: las de los ríos Chinchiná, Guacaica, y Claro, que bañan tierras en jurisdicción
de cinco municipios caldenses que conforman la Subregión Centro-Sur, donde se
concentran el 65% del PIB y el 56% de la población de Caldas y en la cual las empresas
ecoturísticas podrían aportarle un porcentaje significativo al empleo y a la economía
departamental.
El presente acuerdo sectorial privilegiando como zona piloto 8 mil 270 hectáreas extraídas
de dicho escenario, en el cual la apertura de caminos y la deforestación han dejado
pasivos ambientales asociados a la construcción de la vía al Magdalena (1939) y la
ampliación de la frontera agrícola emprendida desde la fundación de la ciudad, representa
el interés manifiesto de los ganaderos interesados en convocar a las instituciones
nacionales y en especial a la dirigencia de Caldas, Manizales y Villamaría, a sumar
esfuerzos para apalancar sus propuestas de mediano y largo plazo, que bajo la premisa de
la CAR de que se debe producir conservando y conservar produciendo, requieren
decisiones políticas de fondo.
De ahí la importancia de figuras como la zonificación del territorio, el concurso de la
academia, el pago de servicios ambientales, la expansión de servicios públicos esenciales y
las exenciones tributarias, como estrategias metodológicas y de complemento para
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alcanzar una producción agrícola y pecuaria económicamente sostenible y ambientalmente


sustentable, que dé respuesta a las políticas de adaptación al cambio climático y a la
nueva ley de páramos que ya comienza a implementarse en el país con un doble
propósito: salvaguardar estos frágiles ecosistemas andinos intertropicales, y garantizar la
calidad de los servicios ambientales que proveen el agua al 70% de los colombianos.
No se trata de un simple acuerdo de voluntades, puesto que los ganaderos se han
asociado para buscar el apoyo del Estado en la ejecución de un plan de acción con
seguimiento y retroalimentación, como carta de navegación para dicho proceso de
reconversión productiva de su propio sector, cuyos objetivos le apuesten a acciones, tales
como: resolver las disrupciones de un modelo productivo que atenta contra la estructura
ecológica del territorio; expandir las figuras de conservación para viabilizar la preservación
de los ecosistemas en áreas críticas; planificar el uso del suelo y del patrimonio hídrico; e
implementar acciones para viabilizar una reconversión productiva intensiva en el
conocimiento como factor de producción, mediante la investigación, capacitación y
educación como estrategias fundamentales ambientales para la construcción del territorio.
[Ref: La Patria. Manizales, 2019/05/06]

ENLACES SOBRE CUENCAS Y GOBERNANZA FORESTAL.

Aprendizajes en procesos participativos de Gobernanza forestal para la ecorregión andina.


reconversión productiva: cuenca del río Pacífico biogeográfico y geoestratégico colombiano.
San Francisco.
Paisaje Cultural Cafetero y Cultura en el territorio
El Río Cauca en el desarrollo de la región. caldense.

El territorio del Guarinó. Posicionamiento de la Gobernanza Forestal en


Colombia: legalidad y sostenibilidad de la
El territorio como sujeto en el contexto del
guadua en la ecorregión cafetera.
Magdalena Centro.
Procesos en control y vigilancia forestal en la región
Fase prospectiva del POMCA de la cuenca del río
pacífica y parte de la región andina de
Campoalegre.
Colombia.
Fase prospectiva del POMCA de la cuenca del río
Río Blanco, cuna de vida..
Guarinó: fase prospectiva.
Sistematización de Experiencias y Estrategias de
Gestión y política pública ambiental, para el manejo
los Planes de Acción Inmediatos PAI de la
sostenible y uso ecoeficiente del
cuenca del río Guarinó y la Charca de
patrimonio natural en Colombia.
Guarinocito.

291
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/
CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

6. ESTRUCTURAS DE DRENAJE.

292
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6.1 Criterios para identificar las modificaciones en el drenaje por la presencia de


proyectos de ingeniería.
En los proyectos de ingeniería es de vital importancia reconocer la red del drenaje natural para
establecer los cambios inducidos por la presencia del proyecto; las observaciones incluyen las áreas
tributarias y los caudales que tributan al proyecto por taludes y laderas, el incremento o retiro de
áreas tributarias, el cambio de uso del suelo, la reducción de los tiempos de concentración y los
caudales por el sub-drenaje. Otros cambios significativos se presentan cuando se intervienen las
pendientes de laderas o las curvas de los cauces naturales. En los cauces se alteran las áreas
tributarias y se modifican las pendientes o la resistencia del lecho a la socavación.
El diseño apropiado de las estructuras hidráulicas que atienden las aguas de escorrentía y el control
de los cauces torrenciales, depende del detalle de la investigación de campo. Un adecuado
levantamiento topográfico y los recorridos de campo para verificar el estado de los drenajes y el uso
del suelo son indispensables; sin embargo la localización definitiva de las estructuras es realizada
durante la construcción, atendiendo las observaciones directas en el terreno.
Los drenajes intervenidos por un proyecto pueden sufrir diversas modificaciones:
a. Los taludes de corte interceptan las líneas de corriente de las aguas de escorrentía y estimulan el
acceso por la corona, con ganancia de energía, incrementando el riesgo por erosión.
b. La presencia de las estructuras hidráulicas concentran las aguas de escorrentía y disminuyen los
tiempos de concentración, incrementando los caudales pico durante los aguaceros.
c. Se puede colgar el lecho del drenaje por la excavación de un talud nuevo.
d. Los drenajes aguas abajo del proyecto, sufren cambios por incremento de caudales y sedimentos
al incorporar nuevas áreas tributarias.
e. Sobre otros drenajes ocurre la disminución de sus áreas tributarias o el retiro de manantiales que
lo alimentan en forma permanente.
Estas y otras situaciones se deben
incluir en los inventarios sobre las
modificaciones que sufre el patrón de
drenaje natural, con el fin de plantear
las obras y labores necesarias para
disminuir los impactos negativos y
conservar los drenajes naturales
estables bajo las nuevas condiciones
generadas por el proyecto.
El diagnóstico sobre las variaciones
de los drenajes naturales parte del
inventario de la red de drenaje sin las
intervenciones y con ellas, y su
finalidad es identificar los drenajes
que no sufren alteraciones, aquellos
Figura 6.1 El tratamiento de una ladera con taludes separados por con modificaciones poco
canales que permiten el ordenamiento de las aguas de escorrentía significativas y un grupo de drenajes
y freáticas. (Fotografía Carlos E. Escobar P.) con variaciones severas que
requieren análisis detallados para
plantear las soluciones de manejo. El diagnóstico permite la economía del proyecto y los manejos
ambientales oportunos; los diseños son acordes con las variaciones, lográndose soluciones en los
sitios que las ameritan y el manejo de las aguas en forma oportuna, evitando problemas en labores

293
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de explanación, perfilado de taludes, construcción de terraplenes o durante el establecimiento de la


vegetación.

6.2 Estructuras hidráulicas para el manejo de aguas.


El drenaje en los proyectos comprende varios matices que han de ser tratados separadamente. Unos
se refieren al control de las aguas subterráneas que afectan de un modo u otro el proyecto llegando
a él por infiltración; el manejo de estas se logra mediante obras de subdrenaje como drenes en zanja,
trincheras filtrantes o drenes horizontales.
El control de las aguas de escorrentía se logra mediante la construcción de estructuras de drenaje
como canales, alcantarillas o cunetas, entre otras; y el control de los procesos de erosión en los
cauces torrenciales de quebradas o ríos es realizado con el establecimiento de canales o estructuras
de corrección como diques, jarillones, defensas laterales o espolones.
La ubicación oportuna de las estructuras hidráulicas son el soporte de las soluciones de estabilidad y
el control de erosión de taludes y laderas y de la corrección de cauces torrenciales; su omisión
representa en casi todos los casos la destrucción de las obras existentes. Las obras hidráulicas
constituyen en sí mismas una garantía de la estabilidad de los tratamientos. Se hará una descripción
de las más comunes utilizadas para el manejo de aguas en las prácticas de geotecnia cuando se
realizan tratamientos de laderas, taludes y drenajes.
6.2.1 Estructuras de captación de aguas
Cuando la intensidad de la precipitación es mayor que la infiltración básica se presenta la escorrentía.
Esta se debe manejar cuando el escurrimiento causa la erosión, activa movimientos en masa, satura
suelos que reposan en estratos impermeables susceptibles a deslizarse o en áreas donde se debe
impedir la infiltración. En todos estos casos se debe dotar las áreas con estructuras hidráulicas
encargadas de interceptar las aguas de escorrentía.
12.Las estructuras de captación son empleadas además para ordenar las aguas de los sub-drenajes,
conduciéndolas en armonía hasta los colectores. Las más utilizadas para manejo de aguas en
pendientes son:
a. Pavimentos
Cuando se confina entre sardineles o se dota de cunetas se convierte en un canal abierto eficiente
para el manejo de las aguas de escorrentía. El pavimento se construye con pendientes transversales
desde el eje de la vía hacia los bordes para orientar los flujos hacia los costados y hacia las obras de
arte o los sumideros, los cuales se acostumbran localizar en los lugares donde concurren los drenajes
naturales. En vías normales de dos carriles de circulación y tramos rectos es común que el bombeo
se disponga con un 2% de pendiente desde el eje de la vía hasta el borde correspondiente. Los
pavimentos y las zanjas de corona son las estructuras que garantizan la captación y conducción de
las aguas de escorrentía.

b. Zanjas y canales de corona


Se construyen con el fin de interceptar la escorrentía que llega a un área, la cual debe protegerse.
Se localizan en los límites de áreas construidas o de cultivos en zonas montañosas, donde la
escorrentía está notoriamente incrementada por la impermeabilización de áreas o el cambio del uso
del suelo. Por lo general tienen secciones mayores a los canales que se construyen en un tratamiento
a media ladera.

294
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c. Cunetas
Las cunetas se construyen generalmente en sitios donde se ha efectuado un banqueo de tamaño
apreciable, como vías. La Figura 6.2 presenta la sección de dos cunetas típicas; la tabla 6.1 presenta
la capacidad de las cunetas típicas diseñadas para diferentes pendientes.

Tabla 6.1 Capacidad de cunetas


PENDIENTE CAUDAL CUNETA (Lts/seg.)
% Peatonal Vehicular
2 69.7 75.5
3 85.3 92.5
4 98.5 106.8
5 110.2 119.4
6 120.7 130.8
7 130.3 141.3
8 139.3 151.0

Figura 6.2.a. Sección típica para cuneta Figura 6.2 b. Sección típica de cuneta
vehicular peatonal

d. Zanjas colectoras

Las zanjas colectoras son canales localizados a media ladera, separados una distancia tal que impida
la formación de corrientes de agua que erosionen el talud a proteger. Es común ubicarlas con una
separación vertical entre 3 y 8 metros. Su dirección debe ser tal que descarguen las aguas en canales
colectores, cuando se trata de zonas de tratamientos de taludes o cuando no se tenga un cauce
natural definido y estable. La pendiente de la estructura debe garantizar el arrastre de sedimentos
de suelo, hojas y ramas. Se recomiendan pendientes entre 4% y 8%.

La Figura 6.3 presenta una sección típica de zanjas colectoras utilizadas en tratamientos de taludes
y la tabla 6.2 presenta el formato de cálculo para dimensionar una zanja colectora.

295
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Cuando por el talud atraviesa un drenaje natural estable, se dirige el sistema de zanjas colectoras
hacia él. Las zanjas colectoras se acostumbran acompañar con una berma que permita el tránsito de
una persona con la herramienta adecuada para realizar el mantenimiento necesario. Así mismo, el
ancho del fondo de la zanja debe permitir introducir una pala; en lo posible debe ser mayor de 25
centímetros. La capacidad y la velocidad del flujo en una zanja colectora es función de la sección
hidráulica y de la pendiente. El cálculo de la sección se soporta en la fórmula de Manning.

e.

e. Acequias de ladera.
Cuando se proyecta recuperar laderas de pendientes fuertes y prolongadas, desprovistas de
vegetación, la protección con vegetación es apoyada en el control que se ejerce sobre las aguas de
escorrentía a lo largo de la ladera.
Esta actividad se logra con la instalación de acequias a media ladera. La figura 6.4 presenta la sección
típica de una acequia a media ladera.

296
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Las acequias son estructuras económicas, de fácil


construcción. Por lo general son complementadas con
estructuras menores como trinchos o barreras vivas. Se
prefieren secciones semicirculares por facilidad de
construcción, economía y eficiencia hidráulica. En laderas
de pendientes fuertes van siempre revestidas en concreto
con espesor de 5 cm. Las acequias se entregan a canales
colectores o a cauces naturales estables.
Las pendientes de la acequia debe permitir el arrastre de
sedimentos por el flujo; el espaciamiento o intervalo entre
acequias varía con la pendiente de la ladera y con el tipo
de cobertura a emplear.
Figura 6.4 Acequia de ladera.
Tabla 6.3 Caudales y velocidades para acequia de
sección circular.

Calculo de la capacidad de una acequia

Diámetro 0,35 m Ángulo Área Perímetro R Y V CAUDAL


2 3
Perímetro mojado 0,55 m m m m m/seg m /seg LPS
Área 0,05 m2 180,00 0,05 0,55 0,09 0,18 4,45 0,21 214,16
Altura del agua (y) 0,200 m 160,00 0,04 0,49 0,08 0,14 4,08 0,15 153,12
Pendiente (s) 10% 135,00 0,03 0,41 0,06 0,11 3,51 0,09 88,62
Manning (n) 0,01 90,00 0,01 0,27 0,03 0,05 2,27 0,02 19,81
Espesor del canal (e) 0,05 50,00 0,00 0,15 0,01 0,02 1,10 0,00 1,79

6.2.2 Consideraciones adicionales en el diseño de canales de corona y a media ladera


Las obras hidráulicas menores de corona y a media ladera son diseñadas para captar y conducir
aguas de escorrentía en armonía hacia los drenajes, canales colectores o cauces naturales estables.
A partir de los registros hidrológicos, el uso del suelo, el relieve, la extensión del área tributaria y
utilizando la formula racional se estiman los caudales de las aguas de escorrentía; se elige la sección
de la estructura hidráulica, la cual se dimensiona utilizando la fórmula de Manning. La sección
calculada es ampliada con el fin de reducir el riesgo por desbordamiento ocasionado por
obstrucciones y para facilitar las labores de mantenimiento. La fórmula de Manning permite verificar
las velocidades del flujo suficientes para garantizar el arrastre de sedimentos, sin llagar a
desbordamientos o a la erosión de la estructura.
Las secciones más eficientes son: semicircular, triangular, trapezoidal, rectangular y parabólica. Las
obras hidráulicas emplazadas en zonas protegidas con vegetación requieren secciones mayores a su
capacidad de tal forma que permitan la acumulación de sedimentos orgánicos sin ocasionar
desbordamientos prematuros. El incremento de la pendiente longitudinal de la estructura, el
establecimiento de barreras vivas paralelas, encargadas de filtrar residuos orgánicos y la elección de
secciones eficientes que conservan la velocidad del flujo, son alternativas que garantizan estructuras
eficientes que disminuyen los costos de mantenimiento.

297
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En zonas de movimientos lentos no son


recomendables las estructuras hidráulicas de
secciones rígidas de concreto reforzado, porque los
movimientos comprometen módulos completos
entre juntas, y es difícil y costosa su reparación por
los inconvenientes en la demolición y reconstrucción.
Las estructuras dotadas con espesor mínimos de
concreto, pendientes moderadas y secciones
eficientes que imprimen velocidad al flujo son las
más recomendadas por tener mejor comportamiento
frente a los movimientos del terreno.
Las zanjas de sección semicircular y mínimo espesor
de concreto cumplen estas solicitudes y frente al
movimiento del terreno, el daño es menor, la
estructura se acomoda fácilmente a las
irregularidades del terreno, destruyéndose en los
sitios de mayor movimiento, pero con la ventaja de
exigir reparaciones sencillas y rápidas. Otra
Figura 6.6 El canal de rápidas con tapa integra
alternativa son los canales en geotextil no tejido
los canales menores y conduce las aguas
impregnado con asfalto.
hasta el pie de la ladera. (Fotografía Carlos E
Los taludes nuevos de terraplenes, rellenos de Escobar P.)
materiales sobrantes de excavación o depósitos de
ladera, son conformados por suelos erosionables y
es necesario construir obras hidráulicas provisionales para controlar la energía del agua. Los riesgos
por asentamiento diferencial inducido por consolidación o por compactación del suelo, la presencia
de sedimentos, la socavación rápida y la erosión por el desbordamiento de una estructura hidráulica
se deben considerar en el diseño.
Los canales y bermas instalados en zonas de rellenos deben contar con pendientes suficientes que
garanticen la estabilidad de las estructuras frente a posibles asentamientos diferenciales; su
flexibilidad deberá atender, con eficiencia los movimientos
diferenciales, sin sufrir daños, además de permitir las
actividades de mantenimiento. El control de los
sedimentos se logra con el establecimiento de vegetación
de crecimiento rápido y follaje denso.
Las acequias o canales a media ladera no son estructuras
que mejoran la estabilidad de un talud por los esfuerzos
resistentes que puedan aportar al suelo, sino por el
control efectivo sobre las aguas de escorrentía.

6.3 Estructuras de bajada.


Las aguas se deben disponer disipadas en cauces o
quebradas donde no generen socavación. Las entregas
indiscriminadas en una ladera, suelen ser la causa de
Figura 6.5 Zanja en concreto.
procesos erosivos severos. Por esta razón se recomienda
Estructura provisional para controlar la
que en todos los casos se logre una conducción de aguas
erosión en el talud del terraplén. La
eficiente y segura.
cobertura vegetal filtra sedimentos y
Las estructuras de bajada tienen como finalidad proteger evita la colmatación de la zanja. (Carlos E
los suelos de las vaguadas y los lechos de los cauces Escobar P.)
298
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naturales de la erosión lineal ocasionada por las aguas de escorrentía concentradas. La ausencia o el
desbordamiento de una estructura son las causas de daños graves o de su destrucción y el avance
rápido de un proceso erosivo severo, comprometiendo, en el corto tiempo nuevas áreas.
Generalmente se establecen por líneas de drenaje o
cauces permanentes. También se construyen en las
laderas para captar las aguas de escorrentía que
bajan por la pendiente.

6.3.1 Estructuras utilizadas como obras de


bajada
Dependiendo de las condiciones del terreno, las
pendientes y la estabilidad del lecho se acostumbran
las siguientes:
a. Canal en piedra en seco.
Se utiliza para proteger tramos de cauces de
pendiente baja. En la granulometría de los bloques
utilizados en el canal deben predominar tamaños que
difícilmente pueden ser removidos por los caudales de
creciente. Estos canales se complementan vegetación
herbácea, dotada de raíces fibrosas, sembrada en las
juntas de las piedras. Él conjunto piedra vegetación
son elementos disipadores de la energía del agua y a
la vez mitigan el impacto ambiental. Estos canales se Figura 6.7 Canal en piedra ligada con concreto.
recomiendan en los descoles de estructuras y las (Carlos E. Escobar P.)
piedras se confinan con estacas vivas de arbustos.
b. Canal en piedra pegada.
Se utiliza en tramos de lechos conformados por suelos erodables, como el caso de cenizas volcánicas,
suelos saprolíticos, suelos granulares o suelos limo-arenosos. Recomendado para cauces de
pendientes bajas la figura 6.7 presenta la canalización de un tramo de una quebrada de características
torrenciales.
c. Canales en gaviones.
Se utilizan de sección rectangular o trapezoidal; pueden ser lisos o escalonados. Se recomiendan
para atender áreas con problemas de cimentación o en tramos donde se presentan movimientos
lentos de suelo. Su peso, la permeabilidad a través del cuerpo del gavión, además de la tolerancia a
las deformaciones y su composición en canastas lo hacen flexible y de fácil reparación. La sección
interior se reviste en concreto con el fin de evitar fugas de agua, para mejorar la eficiencia hidráulica
y prolongar su vida útil.
d. Canal revestido en concreto.
Los canales en concreto simple se utilizan para conducir las aguas de escorrentía en drenajes o
laderas de pendiente suave. Se utilizan para proteger los tramos iniciales de un drenaje.
e. Canal en concreto reforzado.
Se utiliza para revestir cauces o líneas de drenaje con caudales medios y en estructuras localizadas
en pendientes fuertes donde se requiere del manejo de aguas a través de laderas o cauces
escarpados.

299
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El tratamiento con canales se debe limitar a los sitios donde sea estrictamente necesario, como en el
caso zonas pobladas, en entregas de alcantarillas o en tramos de cauces inestables. Esto, porque son
muy costosos y reducen los tiempos de concentración.
Canal con pantallas deflectoras.
Son canales de disipación de energía que atienden caudales en laderas o cauces que estén dentro
de un rango entre 10 y 50% de pendiente. Estas estructuras permiten cambios de dirección y de
pendiente dentro de los rangos establecidos. El dimensionado de la estructura parte de la
determinación del caudal a atender. Con este se calcula el ancho de la estructura con el apoyo de las
siguientes fórmulas, desarrolladas en el laboratorio de Hidráulica de la Universidad Nacional de
Colombia Sede Manizales.

2 1
b  0,905  Q D
5
v prom  4,376  Q D
5

En donde
b: Ancho del canal,
QD: Caudal de diseño
Vprom: Velocidad del flujo en el canal.

Figura 6.8 Planos de un canal con pantallas deflectoras.


300
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Canal de rápidas con tapa.


Son canales que disipan la energía del agua en laderas y cauces con pendientes mayores a 50%.
Estas estructuras permiten cambios de dirección y de pendiente dentro de los rangos establecidos.
El dimensionado de la estructura se logra a partir de la determinación del caudal a atender, y con la
fórmula se calcula el ancho del canal. Las fórmulas fueron desarrolladas en el laboratorio de Hidráulica
de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

0, 4
 Qp 
a  0,1  3 
 4,79  10 
0, 2
 Qp 
v rap  3,01   3 
 4,79  10 

0, 2
 Qp 
v prom  1,60   3 
 4,79 10 

En donde:
a: es función de Qp
a: ancho del canal (m)
Qp: Caudal a atender (m3/seg)
Vrap: Velocidad del flujo en la rápida en función de Qp
Vrap: velocidad (m/seg)
Vprom: Velocidad promedio en función de Qp

301
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Figura 6.9 Planos de un canal de rápidas con tapa.

302
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6.3.2 Consideraciones en el diseño de canales


Un procedimiento lógico para el diseño de canales comprende los siguientes pasos:
a. Trazado geométrico. La determinación de trazado geométrico, tanto en planta como en perfil,
incluye la ejecución de un buen levantamiento topográfico del sector a canalizar. Sobre el plano
de un levantamiento topográfico, con curvas de nivel, se traza la línea del eje del canal, de la
misma forma que se traza el eje de una vía. Se debe procurar que las curvas del canal sean lo
más amplias posibles para evitar cambios bruscos del régimen hidráulico.
El perfil del canal depende de dos factores: la topografía del terreno y los parámetros del diseño
hidráulico (velocidad, altura de lámina, etc.); por ello, el perfil propuesto inicialmente en la primera
etapa, seguramente será modificado en el proceso de diseño hidráulico.
b. Cálculo de los caudales. Generalmente las áreas tributarias hacia una canalización serán
inferiores a las 25 hectáreas, límite para la utilización de fórmula racional. Para determinar
caudales tributarios de áreas mayores, se han desarrollado métodos que requieren un alto
conocimiento de las condiciones meteorológicas de la zona (hidrograma unitario, escurrimiento
superficial, modificado, etc.).
c. Diseño estructural. Los espesores y el refuerzo de las estructuras que lo requieran, varían
ostensiblemente con la sección transversal del canal, la calidad geomecánica del suelo y la
profundidad del relleno, este último para el caso de los box culvert.
Las canalizaciones realizadas con muros longitudinales y elementos de control de fondo o enrocados
de fondo, se dimensionan a partir de la necesidad de sección hidráulica que atienda los caudales de
crecientes y el cálculo estático de los muros de confinamiento por gravedad. En los diseños hidráulicos
es necesario determinar las profundidades de socavación para cimentar las estructuras en cotas por
debajo de estas profundidades.
6.3.3 Aspectos de construcción
Los canales son las estructuras utilizadas para la captación y conducción de las aguas de escorrentía
de una ladera o una cuenca y las aguas subterráneas de trincheras o drenes horizontales. Muchos
problemas relacionados con daños a las estructuras, en épocas de lluvias, obedecen a la secuencia
de construcción, donde no se tiene en cuenta el manejo de las aguas por desvíos provisionales. No
se puede olvidar que la concentración de caudales es causa de desbordamientos, principalmente
durante aguaceros fuertes y ocasionan problemas graves, difíciles de manejar por su rápida
evolución.
La construcción de las canalizaciones se inicia en sus entregas, se realizan los desvíos para hacer el
control de las aguas de escorrentía durante lluvias. Cuando la línea del drenaje principal receptora
de los canales a media ladera, es inestable o sus suelos son erodables es necesario hacer protección
con estructura provisionales en madera, geotextiles geomembranas o plásticos de conexión de
canales y acequias existentes.
Cuando un canal a media ladera no se puede conectar a un drenaje estable o a un canal y se tienen
que atender los caudales generados por un aguacero, la solución para evitar problemas por
desbordamiento es hacer tapones sucesivos en tierra, con el fin de programar desvíos sucesivos de
caudales a lo largo de la estructura.

6.4 Alcantarillas
Son estructuras empleadas en la conducción de aguas desde laderas o cuencas superiores de una
vía, hacia las inferiores. Las alcantarillas pueden ser en concreto simple o reforzado, en tuberías de
acero, PVC o alcantarillas de cajón en concreto reforzado. Estas estructuras están dotadas de un

303
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encole encargado de reunir las aguas de escorrentía y freáticas en el inicio de la alcantarilla, y puede
ser una caja o poceta, o aletas y enrocado de fondo, y el descole o descarga de la alcantarilla son
por lo general aletas y enrocado de fondo o un canal cuando se trata de una ladera.
Una alcantarilla se puede sedimentar en el encole, cuando el caudal de sólidos es alto y la corriente
sufre pérdida de energía hasta depositar los sólidos. El descole corre riesgo por socavación cuando
éste no está protegido, o la entrega se realiza a media ladera o sobre suelos erodables, casos donde
se recomienda la construcción de canales de descole para conducir y disponer las aguas en sitios
seguros.
La localización de una alcantarillas requiere la revisión de los siguientes detalles: que coincida en lo
posible con un drenaje natural, si no es posible se dota de estructuras que permitan en acceso de
las aguas, se deben disminuir las turbulencias del flujo, la velocidad interior debe ser igual o mayor
a la velocidad de la corriente en condiciones naturales e inferior a la velocidad límite erosionable que
soporta el material de la tubería.
Las alcantarillas se ajustan a las condiciones topográficas e hidráulicas haciendo de cada diseño un
caso particular. Las características topográficas de nuestras montañas forman cuencas con áreas y
caudales relativamente reducidos dando como resultado tuberías de diámetros reducidos; sin
embargo, no es recomendable diseñar alcantarillas de vías con diámetros inferiores a 90 cm, ya que
la tubería debe permitir el paso de palos, piedras y residuos vegetales.
Además de la capacidad de la conducción, es conveniente verificar las velocidades del flujo necesarias
para transportar sólidos en suspensión, debiéndose prever las condiciones mínimas razonables para
evitar sedimentación. Las alcantarillas se diseñan como escurrimiento con superficie libre.
6.4.1. Rugosidad en las tuberías
Para el diseño se adoptan preferiblemente los coeficientes de rugosidad de Manning para conductos
cerrados a tubo lleno, o en caso de secciones semejantes de acuerdo con la tabla 6.4.
Tabla 6.4 Coeficiente de rugosidad en tuberías de varios materiales.
MANNING
MATERIAL
n
Tubos de concreto simple prefabricados 0,014
Tubos de concreto reforzado prefabricados 0,013
Tubos de gres de resistencia normal 0,014
Tubos de Asbesto-cemento 0,012
Canales revestidos en concreto 0,014
Mortero 0,013
Concreto bien acabado 0,013
Concreto con acabado deficiente 0,015
Sin acabado 0,017

6.4.2 Consideraciones geotécnicas en torno al diseño de alcantarillas.


Las alcantarillas son estructuras transversales al eje de una vía, su función es conducir las aguas de
escorrentía o de drenajes hacia la parte baja de un proyecto. Una de las dificultades de la estabilidad
de la alcantarilla se refiere a las presiones a que está sometida la estructura por los rellenos o
terraplenes. Estas estructuras en tierra generan problemas durante la construcción por las dificultades
de compactación en la vecindad de la tubería, o presiones que se deben manejar disponiendo
materiales que permitan presiones homogéneas y se controlen las deformaciones que no pueden
soportar las tuberías como en el caso de concreto reforzado, acero o tuberías en PVC. En estos casos
se recomienda construir la cimentación, los laterales y la clave del tubo en material granular bien

304
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compactado que distribuya los esfuerzos de confinamiento, controlando las deformaciones de la


tubería.

6.4.3 Dimensionado hidráulico.


El diseño hidráulico de las alcantarillas incluye la verificación de la capacidad de la tubería para
atender un caudal, en una pendiente determinados. En vías, por exigencias normativas, se
recomiendan diámetros mayores de 90 cm. Las alcantarillas se diseñan con un porcentaje de su
capacidad máxima, o atuvo lleno, principalmente en los casos de tener pendientes bajas. Las fórmulas
adoptadas para el cálculo son las siguientes.

1 23
V R s
n
En donde:
V: Velocidad del flujo
R: radio hidráulico
s: pendiente en tanto por uno.
n: Coeficiente de rugosidad de Manning.

Después de determinada la velocidad de la corriente, se verifica la capacidad de la tubería por medio


de la ecuación de continuidad del flujo:

Q V  A
En donde:
Q: caudal
V: Velocidad del flujo
A: Área de la sección hidráulica.

Los cálculos se realizan para tubería llena y se procede a determinar las condiciones del flujo en
tuberías parcialmente llenas por medio de las relaciones hidráulicas de los conductos.
Para caudales altos se debe tener la precaución de construir una estructura de disipación a la salida
de la alcantarilla. Se debe tener especial cuidado con la calidad del apoyo y del relleno de la zanja,
pues de ellos depende en gran medida la vida útil de la tubería y la estabilidad de una estructura
como una vía.

6.4.4 Relaciones hidráulicas de los conductos


La tabla 6.7 presenta las relaciones que permiten determinar la altura de la lámina, la velocidad del
flujo y el porcentaje de tubo utilizado para un caudal determinado, menor que el correspondiente a
tubo lleno en tuberías con una pendiente predeterminada. Es de gran apoyo para verificar las
velocidades y compararlas con las máximas y mínimas recomendadas.

Tabla 6.5 Relaciones hidráulicas en conductos circulares. Coeficiente de rugosidad (n) variable
Q/Qo h/D V/Vo d/D Q/Qo h/D V/Vo d/D Q/Qo h/D V/Vo d/D

0.00 0.000 0.000 0.000 0.35 0.365 0.775 0.465 0.70 0.635 0.950 0.695
0.01 0.045 0.279 0.070 0.36 0.370 0.780 0.470 0.71 0.645 0.955 0.700
0.02 0.067 0.340 0.100 0.37 0.375 0.785 0.475 0.72 0.655 0.960 0.710
305
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0.03 0.082 0.376 0.115 0.38 0.380 0.790 0.485 0.73 0.665 0.962 0.715
0.04 0.100 0.415 0.150 0.39 0.385 0.795 0.490 0.74 0.675 0.965 0.720
0.05 0.111 0.437 0.170 0.40 0.390 0.800 0.500 0.75 0.685 0.970 0.730
0.06 0.122 0.458 0.180 0.41 0.400 0.810 0.505 0.76 0.695 0.975 0.735
0.07 0.133 0.478 0.195 0.42 0.407 0.815 0.515 0.77 0.705 0.977 0.740
0.08 0.145 0.499 0.210 0.43 0.414 0.820 0.520 0.78 0.720 0.980 0.745
0.09 0.156 0.517 0.225 0.44 0.420 0.825 0.525 0.79 0.730 0.982 0.752
0.10 0.166 0.533 0.235 0.45 0.430 0.830 0.530 0.80 0.740 0.985 0.760
0.11 0.174 0.545 0.247 0.46 0.438 0.835 0.540 0.81 0.750 0.990 0.765
0.12 0.184 0.560 0.260 0.47 0.444 0.840 0.545 0.82 0.765 0.992 0.770
0.13 0.193 0.573 0.273 0.48 0.450 0.845 0.555 0.83 0.785 1.000 0.780
0.14 0.204 0.589 0.285 0.49 0.457 0.850 0.560 0.84 0.795 1.000 0.785
0.15 0.212 0.600 0.294 0.50 0.463 0.855 0.565 0.85 0.810 1.002 0.790
0.16 0.221 0.612 0.300 0.51 0.469 0.860 0.570 0.86 0.825 1.005 0.798
0.17 0.230 0.624 0.315 0.52 0.481 0.870 0.580 0.87 0.840 1.008 0.805
0.18 0.237 0.633 0.325 0.53 0.488 0.875 0.585 0.88 0.860 1.010 0.810
0.19 0.246 0.644 0.335 0.54 0.495 0.880 0.595 0.89 0.880 1.015 0.820
0.20 0.253 0.653 0.345 0.55 0.505 0.885 0.600 0.90 0.895 1.018 0.825
0.21 0.262 0.664 0.353 0.56 0.511 0.890 0.605 0.91 0.915 1.020 0.830
0.22 0.270 0.674 0.360 0.57 0.519 0.895 0.610 0.92 0.940 1.025 0.838
0.23 0.277 0.682 0.370 0.58 0.525 0.900 0.620 0.93 0.975 1.028 0.845
0.24 0.285 0.691 0.380 0.59 0.538 0.905 0.625 0.94 0.990 1.030 0.850
0.25 0.292 0.699 0.386 0.60 0.545 0.907 0.630 0.95 1.030 1.035 0.869
0.26 0.300 0.708 0.396 0.61 0.550 0.910 0.635 0.96 1.050 1.035 0.865
0.27 0.308 0.717 0.405 0.62 0.558 0.915 0.645 0.97 1.100 1.040 0.875
0.28 0.312 0.721 0.410 0.63 0.566 0.920 0.650 0.98 1.130 1.045 0.885
0.29 0.320 0.730 0.420 0.64 0.575 0.925 0.657 0.99 1.190 1.047 0.895
0.30 0.330 0.740 0.430 0.65 0.585 0.930 0.662 1.00 1.230 1.050 0.900
0.31 0.335 0.745 0.435 0.66 0.595 0.935 0.670 1.01 1.280 1.052 0.910
0.32 0.340 0.750 0.440 0.67 0.600 0.937 0.675 1.02 1.35 1.053 0.925
0.33 0.350 0.760 0.450 0.68 0.610 0.940 0.682 1.03 1.400 1.053 0.935
0.34 0.360 0.770 0.460 0.69 0.625 0.945 0.690 1.04 1.480 1.054 0.936

6.4.5 Velocidad máxima


Teniendo en cuenta los materiales de los tubos, se recomiendan como velocidades máximas a lo largo
de los tramos, las presentadas en la tabla 6.8.

Tabla 6.6 Velocidad máxima del flujo según los materiales de los tubos.
VELOCIDAD
MATERIAL
m./seg.
Concreto simple 6,00
Gres 6,00
Concreto reforzado 2.500 psi 7,00
Concreto reforzado 3.000 psi 7,00

Si a lo largo del tramo de alcantarillado la velocidad del flujo es mayor que la máxima recomendada, se
calcula en qué punto del tramo donde se presenta ésta última, y hace disipación en ese punto del exceso
de energía producido.

6.4.6 Porcentaje de la capacidad utilizable (Borde libre):


La tabla 6.9 presenta el porcentaje de la capacidad utilizable por diámetros. Cuando se sobrepasen
dichos límites, se recomienda aumentar el diámetro o la pendiente de la tubería.
306
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Tabla 6.7 Porcentaje de capacidad a sección llena según el diámetro de la tubería.

DIÁMETRO PORCENTAJE DE CAPACIDAD SECCIÓN LLENA


pulgada %
6 a 10 50
12 a 21 60
24 a 48 70
Mayores 48 90

***

6.5 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

6.5.1- Nuestro frágil patrimonio hídrico

Imagen 6.10. Pronósticos del Calentamiento Global (Apod.NASA.gov) y usos conflictivos del suelo
en Caldas (Corpocaldas).
RESUMEN: Ahora que afrontamos los graves retos en relación con un calentamiento global
que compromete el patrimonio hídrico, habrá que hacer ajustes y trazar nuevos enfoques en
las políticas públicas, en el ordenamiento territorial y en materia de adaptación al cambio
climático, dotando dichos instrumentos de una orientación socio-ambiental, y redefiniendo el
verdadero carácter del agua, el suelo y la biodiversidad erróneamente considerados un
recurso y como tal un objeto de mercado, y no un patrimonio inalienable.

307
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Si entre los objetivos del milenio, aparecen la lucha contra la pobreza, el hambre, las
enfermedades y la degradación del medio ambiente, cabría subrayar la meta establecida para
el 2015, de reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso al agua potable y a
servicios básicos de saneamiento, ahora que afrontamos los graves retos en relación con un
calentamiento global que compromete el patrimonio hídrico en Colombia, un país en el que el
50% del agua es de mala calidad y donde aparecen regiones con acceso limitado al vital
líquido, a pesar de una enorme oferta hídrica que en 1990 por volumen de agua y por unidad
de superficie, llegó a ocupar el cuarto puesto a nivel mundial.

Si la pluviosidad media anual por regiones en Colombia al pasar de 10 mil mm a 800 mm,
varía hasta 8 veces entre el alto San Juan del Chocó y la Península de la Guajira, también
existe asimetría de oferta hídrica entre la gran cuenca del Cauca-Magdalena, que cubre el
23,6% del suelo continental de la patria y que al drenar 8 mil metros cúbicos por segundo
participa con el 12% del agua del país, y el resto del territorio donde habita el 32% de la
población colombiana que dispone del 89% del patrimonio hídrico restante.

Con el calentamiento global, incrementando la intensidad y frecuencia de los eventos


climáticos extremos, habrá que tomar medidas en materia de gestión de riesgos, tal cual lo
advertimos con La Niña 2010/11 al ver sus inundaciones afectando dos millones de
colombianos, con eventos que quedaron plasmados en la trágica destrucción de Gramalote, y
ahora con las sequías asociadas al Fenómeno de El Niño por el drama de los incendios
forestales que han arrasado 93 mil hectáreas, evento que antes de pasar del nivel moderado
al fuerte, ha afectado severamente la producción agrícola del país secando las pasturas y
causando la muerte a unas 32 mil reses, quedando por delante un horizonte temporal en el
que las lluvias de los meses siguientes podrían reducirse entre el 40 y 70%.

Y ante ese panorama, ¿cómo estamos? Creo que a pesar de los grandes esfuerzos
institucionales, al examinar los indicadores fundamentales, no muy bien: en los años
precedentes la deforestación venía cobrado más de 200 mil hectáreas, en parte para la
expansión de cultivos de palma de aceite en Caquetá, acción depredadora que equivale a
destruir un río de la patria cada año; también, porque en la Guajira donde las sequías
siempre acechan, las lluvias no llegaron en los últimos tres años, o porque en 80 municipios

308
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de 17 departamentos las aguas han estado contaminadas con mercurio, producto de la


extracción ilegal de oro; a todo esto se suma la preocupante presión sobre un
ecosistema estratégico: nuestros páramos.

En Caldas, la situación igualmente apremia: ya por la contaminación con cianuro y mercurio


proveniente de la minería en Villamaría, Marmato y Supía, por la amenaza indebida de origen
antrópico sobre los corredores cordilleranos de flora y fauna, por la eutrofización de acuíferos
y los conflictos entre aptitud y uso del suelo en áreas de vocación agropecuaria; o ya por el
modelo de ocupación expansionista del territorio en los medios periurbanos, caso Manizales
donde el proyecto urbanístico de La Aurora presiona la reserva de Río Blanco, o por el
prospecto minero en la vereda Gallinazo que pone en riesgo ambiental además de la reserva
de la Chec ubicada sobre su frontera, la calidad del acuífero que soporta las aguas de las
fuentes asociadas a la planta de tratamiento de la ciudad.

Habrá que hacer ajustes y trazar nuevos enfoques en las políticas públicas del país y en el
ordenamiento territorial en materia de adaptación al cambio climático, dotándolas de una
orientación socio-ambiental, y redefiniendo el verdadero carácter del agua, el suelo y la
biodiversidad, erróneamente considerados un recurso y como tal un objeto de mercado, y no
un patrimonio inalienable, puesto que de lo contrario además de hacer inviable el territorio,
en uno o dos siglos como máximo, en nombre de un modelo de desarrollo deshumanizado y
centrado en el crecimiento económico, por las falencias de un Estado débil y una sociedad
indolente y no previsiva, habremos agotado la biodiversidad del país.

 [Ref.: La Patria. Manizales, 215.10.12

6.5.2- Llega el invierno, pero la vulnerabilidad qué

En atención al interés nacional por las expectativas sobre la temporada invernal que año tras
año se inicia con los equinoccios, y por conocer los niveles de preparación para enfrentarla
tras los conocidos eventos que asolaron a Colombia durante La Niña 2010/11, resulta
importante señalar los pronósticos sobre el clima y presentar algunos elementos clave, sobre
cómo está amenazada y preparada Colombia.

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En atención al interés nacional por las expectativas sobre la temporada invernal que año tras
año se inicia con el equinoccio del 22 de septiembre, y por conocer los niveles de preparación
para enfrentarla tras los conocidos eventos que asolaron a Colombia durante La Niña
2010/11, resulta importante señalar los pronósticos sobre el clima y presentar algunos
elementos clave, sobre cómo está amenazada y preparada Colombia.

Para lo primero: debe señalarse que tras el final de La Niña 2010/11 cuya intensidad ha sido
de moderada a fuerte, desde mayo de 2011 han seguido unas condiciones neutrales hasta
principios de agosto, cuando cambian hacia otras para La Niña débil. Para lo segundo,
francamente se han dado cambios organizacionales en el Estado y creado los instrumentos
idóneos, pero a la magnitud y naturaleza del problema se suma la deficiencia estructural que
parte de una cultura organizacional de improvisaciones, consecuencia de niveles de
información deficientes para el análisis oportuno y acertado de las acciones.

Figura 6.11. Anomalías térmicas para el ENSO en el Pacífico ecuatorial a Sep. 10 de 2011,
calculadas con respecto a los promedios semanales de 1971-2000, mostrando las condiciones
de La Niña débil: zonas frías en azul frente a Latinoamérica América y cálidas en rojo hacia
Indonesia. Fuente: cpc.ncep.noaa.gov

La Niña y El Niño no son un desastre, sólo son un fenómeno natural dual definido como El
ENSO por ser una oscilación cíclica y natural de la temperatura en la superficie del Pacífico,
cuyos máximos y mínimos determinan El Niño y La Niña en su orden; pero otra cosa es el
Calentamiento Global del planeta aún en curso, donde la acción antrópica con el efecto
invernadero ha mediado por ser quien altera la magnitud de dicho fenómeno como factor
310
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determínate del Clima global, que al exacerbarlo irá causando inviernos con lluvias
torrenciales e inundaciones severas, o sequías intensas y huracanes más devastadores,
según el caso.

Si la temperatura en Colombia se incrementa en 3ºC, los pisos térmicos se modifican: esto


equivale a modificar el clima de cada región y ciudad por otro más cálido, equivalente a 500
m más cerca al nivel del mar. En Colombia estarían amenazados ecosistemas como páramos,
manglares, ambientes coralinos, glaciares y todas las selvas andinas, costeras y de la
Amazonía. En 25 años, entre 1983 y 2008, la extensión de los glaciares de Colombia se ha
reducido a la mitad. Entre tanto la expansión urbana, la deforestación y la degradación del
ecosistema, continúan.

De conformidad con las previsiones asociadas al pronóstico global de incremento de la


temperatura para el cambio climático, como las que presenta NASA en apod.nasa.gov, en
Colombia se calentarían menos las zona de relieve montañoso como la Región Andina (2º a
3ºC), y más las planicies y praderas de las regiones planas, como la Costa norte, la Orinoquía
y la Amazonía (3º a 4ºC).

El escenario y la amenaza

Mientras en la zona Norte y Oriental del país el clima es monomodal, en la andina o central
es bimodal al presentar dos temporadas invernales que se inician con los equinoccios (Marzo
2 y Septiembre 22) y dos veraniegas que empiezan con los solsticios (Junio 21 y Diciembre
22). En la zona andina colombiana, cuando tenemos La Niña las temporadas de invierno y
verano se hacen más húmedas, y cuando estamos en El Niño, ambas son más secas pero
también en ellas los huracanes arrecian por el Caribe con mayor frecuencia e intensidad.
Veamos las zonas del país más expuestas a los diferentes desastres por eventos de primero,
segundo y tercer orden, asociados con el Cambio Climático.

Amenaza: Nivel Alto / Nivel Medio a Bajo.

La Niña y El Niño:
Nivel Alto, Departamentos Andinos, Pacífico y Caribe continental. / Nivel Medio a Bajo, San Andrés.
Amazonía y Orinoquía.

311
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Incendios forestales:
Nivel Alto, Nivel Región Andina. / Nivel Medio a Bajo, Regiones Pacífico, Amazonía, Orinoquía y
Caribe.
Huracanes Fuertes:
Nivel Alto, Nivel San Andrés y Providencia. Caribe continental. / Nivel Medio a Bajo, Santanderes,
Boyacá, Antioquia, Chocó.
Inundaciones súbitas:
Nivel Alto, Todos los Departamentos Andinos y de la Sierra Nevada / Nivel Medio a Bajo, Regiones
con torrentes del relieve menor.
Inundaciones lentas:
Nivel Alto, Valles interandinos del Chocó y hoyas del Cauca y Magdalena. Región Sinú-San Jorge.
Llanuras, Sabanas y Altiplanos. / Nivel Medio a Bajo, Región Andina.
Deslizamientos de tierra o roca:
Nivel Alto, Departamentos Andinos y Sierra Nevada de Santa Marta. / Nivel Medio a Bajo, Regiones
con laderas del relieve menor.
Heladas:
Nivel Alto, Altiplanos Cundi-boyacence y Región de Túquerres e Ipiales. / Nivel Medio a Bajo,
Paramos de Antioquia, y de la Cordillera Central entre el Eje Cafetero y Valle del Cauca.
Cuadro 6.9- La Amenaza en Colombia: ¿dónde y cómo? Adaptado de: Amenazas naturales
en los Andes de Colombia. Duque Escobar, Gonzalo (2007) U.N. de Col.

Figura 6.12- Pronóstico sobre la Probabilidad para los estados del fenómeno ENSO: La Niña,
Neutral y El Niño. Fuente iri.columbia.edu/

312
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Se habla de oscilación sur ENSO moderada o fuerte, dependiendo de si la magnitud de la


anomalía térmica calificada con el Índice Oceánico El Niño ONI en valor absoluto, está entre
0,5 y 1,5 °C o si supera 1,5 ° C, respectivamente. Pero otra cosa es la magnitud de los
efectos del ENSO por los eventos hidrometeorológicos y geodinámicos durante La Niña, o por
los incendios y sequías ocasionados en caso de El Niño, según el caso. Mientras en las dos
últimas Niñas cuya duración fue de 10 meses en cada caso, las anomalías de temperaturas
fueron en promedio de -10,5° C para la del 2007/08 y de -11,5° C para la del 2010/11, pese
a la pequeña diferencia térmica de 0,6° C entre una y otra, los efectos mostraron asimetría
total.

En cuanto a los pronósticos, para la temporada del trimestre septiembre a noviembre en


curso, el International Research Institute for Climate and Society IRI, basado en las
predicciones de modelos y en las observaciones térmicas actuales -como las que se ilustran
con la Figura 1-, estima que a pesar de que las condiciones débiles de La Niña son el
escenario más probable, también resulta posible un retorno a condiciones neutras. En efecto,
para la temporada de septiembre a noviembre en curso, el IRI estima una probabilidad del
52% para la continuación de las condiciones de La Niña, una probabilidad del 48% para el
retorno a condiciones neutras, y prácticamente ninguna posibilidad para el desarrollo de las
condiciones de El Niño.

La gestión del Riesgo

Lo grave del pasado evento y de ahí el temor, es que a pesar de no encontrar grandes
diferencias en las anomalías térmicas del Pacífico Ecuatorial entre Las Niñas 2007/08 y
2010/11, los daños ocasionados para Colombia en cada caso sí fueron sustancialmente
diferentes: mientras en La Niña 2007/08 las cifras llegaron a decenas de miles de
damnificados en algo más de un centenar de municipios colombianos, en La Niña 2010/11
ascendió a unos dos y medio millones de damnificados con daños severos a cientos de
municipios, de los cuales cerca de tres decenas de cabeceras requieren reasentamiento,
como es el caso de Gramalote.

Entonces, admitiendo que existe un cúmulo de problemas estructurales y de orden mayor


cuya solución debe esperar, para no hablar de las cuencas deforestadas como causa primera

313
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de unas inundaciones cuyas consecuencias no son fáciles de mitigar, en atención al mandato


constitucional donde se consagra la gestión descentralizada para la autonomía de las
entidades territoriales y una democracia participativa fundada en el respeto de la dignidad
humana y la solidaridad, vale el reclamo desde la provincia por las acciones centrales
pendientes.

En ese marco, el gobierno también ha dado pasos fundamentales gracias a lo contemplado


en el Plan Nacional de Desarrollo, donde el tema se constituye en eje fundamental y se
implementan tres estrategias: Gestión Ambiental, Gestión del Riesgo y Emergencia Invernal.
Allí entran asuntos como el sistema de información ambiental, la gestión del recurso hídrico,
el fortalecimiento del Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres SNPAD, el
inventario de asentamientos y aseguramiento de bienes en riesgo, el fortalecimiento de la
Dirección General del Riesgo y sus similares a nivel departamental y municipal, y la
rehabilitación, reconstrucción y prevención, sector por sector. Sólo que las acciones van en
curso.

A esto se suma, la expedición del Decreto de Emergencia Nº 144 del 21 de enero de 2011
para los Planes Municipales de Reducción de Riesgos, y el fortalecimiento del Sistema
Nacional de Prevención y Atención de Desastres SNPAD al crear un ente de mayor jerarquía y
proyección con la Dirección General del Riego, además de la incorporación de la Gestión del
Riesgo en los Planes de Desarrollo a la luz de la Ley 152 de 1994 y la expedición de la Ley
1454 de 28 de junio del 2011 para el ordenamiento territorial, donde se incorpora la Gestión
del Riesgo en los procesos de revisión y ajuste de los Planes de Ordenamiento Territorial y se
contempla la asociación de las CAR y de los entes territoriales, para emprender acciones de
planificación y gestión de los desastres.

Referencias.
Amenazas naturales en los Andes de Colombia GDE (2007) U.N. de Col., en:
http://www.bdigital.unal.edu.co/1579/1/amn-and-colombia.pdf
Calentamiento global en Colombia. GDE (2011). U.N. de Col., en:
http://www.bdigital.unal.edu.co/3673/1/gonzaloduqueescobar.201138.pdf
Enso histórico. NOAA, en:
http://www.cpc.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ensoyears.shtml
Pronostico evento Enso. IRI, en:
http://iri.columbia.edu/climate/ENSO/currentinfo/update.html
314
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6.5.3- El calentamiento global arrecia... ¿y las heladas qué?

Imagen 6.13. Helada en la Sabana. El Espectador.

RESUMEN: Explicación comprensible de por qué y dónde se producen las heladas en


Colombia, y de qué se puede hacer.

Los pronósticos
Los pronósticos de la Organización Meteorológica Mundial y organismos como el International
Research Institute for Climate and Society (IRI) o el Climate Prediction Center (CPC) del
gobierno de Estados Unidos siguen pronosticando “normalidad” – o “condiciones del “El
Niño-Southern Oscillation” (ENSO) de carácter neutral durante el verano del hemisferio norte.
En Colombia sin embargo se han presentado sequías intensas y además fuertes heladas en
ciertas partes del Altiplano Cundiboyacense – cuya extensión, 220 mil hectáreas, es igual a la
del fértil valle del río Cauca-. Aunque los modelos habían anticipado escenarios climáticos
“neutrales” para este verano, hoy se estima que dichas condiciones podrían cambiar hacia un
episodio de El Niño para finales del año en curso.

El problema
Después del riesgo de inundaciones y deslizamientos en temporadas invernales -que
coinciden con la fase húmeda del ENSO conocida como La Niña- Colombia enfrenta el riesgo
de las sequías que se asocian con El Niño -un fenómeno atmosférico exacerbado por el
cambio climático-.

315
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De aquí a su vez tienden a resultar las heladas en los altiplanos andinos, que ocupan el 7%
de la superficie agropecuaria colombiana y conllevarían pérdidas económicas para 1.758.000
habitantes expuestos (3,6% del total nacional), particularmente en actividades como la
producción de leche en praderas, y los monocultivos a cielo abierto de cereales, hortalizas,
frutas, flores, papa y otros perecederos.

Imagen 6.14: Mapa: Zonas Susceptibles a las Heladas. In: http://www.comunidadandina.org


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Factores de las heladas


Una helada climática se produce cuando el termómetro marca menos de 0°C en los dos
primeros metros sobre el terreno, así existan temperaturas ligeramente superiores en el
subsuelo de labranza o en el entorno inmediato de las plantas.

Estas heladas pueden resultar de una corriente de aire frío, o pueden ser mayores si resultan
de un estado de alta presión atmosférica con vientos en calma. También existen heladas de
irradiación térmica, sobre todo en altiplanos, cuando el terreno se enfría durante la noche
porque el calor ha subido hacia la atmósfera sin presencia de nubes, lo cual intensifica las
heladas en la madrugada.

Ahora bien, para valorar el grado de exposición a las heladas hay que tener en cuenta:

 La altitud del territorio, ya que la temperatura disminuye 6°C por cada mil metros sobre el
nivel del mar (msnm), de modo que el riesgo es Alto sobre los 3000 msnm, Moderado entre
2800 y 3000 msnm, y Bajo entre 2500 y 2800 msnm;

 La morfología del terreno, donde planicies y hondonadas presentan condiciones de exposición


Alta, los terrenos ondulados nivel Moderado, y las llamadas “formas dómicas” nivel Bajo;
 La compacidad del suelo, siendo Alto el nivel de susceptibilidad en suelos granulares sin
finos, Medio en suelos granulares semicompactos o con pocos finos, y Bajo en suelos
compactos y densos;
 La cobertura vegetal. Mientras que los pastos limpios y sabanas, al igual que los cultivos
menos densos ofrecen un grado de exposición Alto, y los mosaicos de cultivos arbustivos con
pasturas y matorrales ofrecen exposición Moderada, en las coberturas boscosas o arbóreas
altas y densas, el grado es Bajo;
 Y finalmente, la cercanía a cuerpos de agua, donde la distancia a ríos y lagos mayor de 3 Km
se califica con exposición Alta, entre 1 y 3 Km como Moderada, y menor de 1 Km como Baja.

Antecedentes en la región y en Colombia

317
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Pero el fenómeno no es nuevo.

Según la Comunidad Andina, entre 1970 y 2007 se reportaron 639 casos de heladas en la
región con diversos niveles de pérdidas en población, cultivos y ganadería, distribuidos así:
553 eventos corresponden a Perú -dada la mayor extensión territorial y población expuesta-,
35 a Bolivia, 40 a Colombia y 11 a Ecuador (Cuadro adjunto).

Superficie agropecuaria expuesta – Kilómetros cuadrados

Parte I Área total Área expuesta % área

Bolivia 269 000 100 000 37

Colombia 533 000 37 000 7

Ecuador 115 000 25 000 21

Perú 256 000 193 000 75

Comunidad Andina 1 173 000 355 000 30

Población expuesta a heladas

Parte II Población total Población expuesta % Población.

Bolivia 9 427 000 2 922 000 31

Colombia 45 000 000 1 758 000 3,6

Ecuador 13 215 000 2 470 000 19

Perú 27 254 000 5 669 000 21

Comunidad Andina 94 896 000 12 819 000 14

Cuadro: Fuente: Cuando hiela. Comunidad Andina, en http://www.comunidadandina.org/

Las heladas en Colombia afectan áreas localizadas a más de 2500 msnm -como el Altiplano

Cundiboyacense, la sabana de Túquerres-Ipiales y tierras frías de Antioquia y la Cordillera

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Central-, principalmente en los meses secos del año. Estas heladas han ocasionado pérdidas

cuantiosas en cultivos de flores, maíz, papa y hortalizas, y para productores de leche.

Entre 1978 y 2007, los municipios más afectados según el número total de heladas fueron

Sogamoso (200 heladas), Tenjo (270), Zipaquirá (240), Sopó (200), Mosquera (100) y

Sesquilé (100). En febrero de 2007 las heladas en Cundinamarca y Boyacá llegaron a

registros por debajo de -8° Celsius y afectaron cerca de 160 mil hectáreas.

¿Qué hacer?

El pronóstico cuantitativo de las heladas puede hacerse con métodos estadísticos distintos,

como decir los métodos de Katz, Murphy y Winkler (1982) y el método de Allen (1957). Este

último estima la Temperatura mínima en función del punto de rocío y porcentaje de humedad

relativa, medidos dos horas antes de la puesta de Sol. El método anterior permitiría

pronosticar la temperatura mínima para las noches de heladas con cielo despejado y viento

en calma.

Es importante el pronóstico para poner en marcha los métodos activos de protección contra

las heladas, entre ellos:

 Los riegos por aspersión cerrando el día para bajar las temperaturas en el predio;

 Los riegos por inundación para mantener el suelo húmedo y reducir

considerablemente el riesgo;

 El calentamiento del aire y la plantación para mantener los tejidos vegetales por

encima de la temperatura letal;

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 La ventilación del predio para reducir el efecto de radiación al homogenizar la

temperatura del aire;

 El aislamiento térmico de los cultivos, empelando materiales comunes en el mercado.

Hay por supuesto que evaluar el costo- beneficio de las opciones anteriores, pero además

hay que pensar en las medidas preventivas, entre las cuales se destacan:

 Elección de especies y variedades cuya producción no coincida con el período de

heladas;

 Emplazamiento del cultivo, evitando depresiones topográficas y ocupando zonas

convexas del terreno por ser dispersoras de aire frío;

 Eliminar la floración precoz para que no coincida con la época de heladas, usando

productos químicos o técnicas de enfriamiento como la aspersión de agua;

 Utilizar cercas de plantas para evitar los flujos de aire frío sobre el cultivo;

 Manejo adecuado en la fertilización y mínimo laboreo del suelo para disminuir la

pérdida de energía; y

 Técnicas de cultivo como la compactación del terreno para sacar el aire contenido en

la masa de suelo que favorece la helada.

[Razón Pública. Bogotá, 2020-01-27]

6.5.4- Sol, clima y calentamiento global

RESUMEN: Varios estudios muestran que si bien la actividad Solar contribuyó al


calentamiento global de principios del siglo XX, desde 1970 su aporte más probable parece
ser negativo, y por lo tanto, al resultar improbable que las relaciones Sol-clima, puedan dar

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cuenta de dicho fenómeno, las causas del cambio climático deben tener un origen
fundamentalmente antrópico.

Imagen 6.15: Impacto dl viento solar sobre la magnetósfera terre4stre


http://sohowww.nascom.nasa.gov
Para las ciencias de la Tierra, uno de los dilemas por resolver, es: hasta qué punto influye la
actividad solar en el clima terrestre. De conformidad con los modelos heliofísicos, es el
magnetismo de la atmósfera solar quien influye en la luminosidad del Sol, y por lo tanto en
los cambios en radiación solar, fenómeno cuya evolución inferida a partir de mediciones y
aplicación de modelos, permite elaborar pronósticos sobre el complejo comportamiento del
Sol, necesarios para estimar las tendencias del clima terrestre. Aunque astrónomos y
geofísicos soportados en correlaciones, pueden afirmar que cuando el Sol está tranquilo la
Tierra permanece fría, aún no sabemos el porqué de los cambios de la actividad del Sol, así
en 2002 se haya logrado desentrañar el misterio de los neutrinos solares.

Cuando hablamos del clima, nos referimos a las condiciones de la atmósfera en una región,
durante un periodo de largo plazo; no obstante a nivel global, el Sol puede influir en el clima
de diversas maneras, incidiendo sobre la temperatura, la humedad, la precipitación, la
presión y los vientos de un determinado territorio, así estos elementos estén determinados
por factores como la latitud, la altitud, el relieve y la distancia al mar. A modo de ejemplo, el
agujero en la capa de ozono descubierto sobre la Antártida en 1985, no sólo parece ser
provocado por la actividad humana, sino también por los rayos ultravioletas provenientes del
321
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Sol: al debilitarse el efecto fotoquímico con la destrucción de esta capa que filtra la radiación
solar, la alta energía incidente que llega a la Tierra modifica nuestro clima, de la misma
forma en que lo venimos haciendo con la actividad antrópica durante el último siglo.

Con sus dinámicas estelares, tales como el ciclo de 11 años de las manchas solares, el Sol
modifica la estructura del campo magnético de nuestro planeta, presentándose la expansión
y contracción de la atmósfera terrestre, con las variaciones en las temperaturas y densidades
de la magnetosfera. Evidentemente, la imposibilidad de una predicción a largo plazo del
comportamiento solar, así sea teórica, es que al ser la actividad solar un fenómeno caótico,
en lugar de predicciones lo que procede es la elaboración de pronósticos. Este tipo de
estimaciones, propio para cualquier fenómeno caracterizado por las incertidumbres, se
dificulta en el caso del Sol, por el desconocimiento exacto del campo magnético solar y por la
falta de registros históricos sobre radiación solar y rayos cósmicos, así la relación entre
cambios de luminosidad solar y energía recibida en la Tierra, sea prácticamente lineal.

Para ilustrar los cambios del clima que se han dado en todas las escalas de tiempo, a lo largo
de la historia de la Tierra, tenemos además de las cinco grandes glaciaciones, cuyo último
evento ocurrió en el Cuaternario, dos situaciones antagónicas y recientes: una, la “pequeña
glaciación” asociada a un periodo frío ocurrido entre 1550 y 1850, en el que se presentaron
tres picos fríos (1650, 1770 y 1850), pequeña edad del hielo acompañada de lluvias que
coincidió con un período de baja actividad en las manchas solares. Y dos, el actual
“calentamiento global” un efecto invernadero de celeridad excepcional ocurrido en los últimos
50 años, en el que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha alcanzado un
nivel sin precedentes en los últimos de 500 mil años, fenómeno cuya característica
fundamental es la ocurrencia de eventos climáticos extremos.

Para mostrar el alcance de la actual problemática, dos escenarios. El Ártico, está en peligro
por el calentamiento global: el fenómeno facilita actividades depredadoras que amenazan
esta “última frontera”, tales como prospecciones petroleras, pesca industrial y tráfico
interoceánico. Degradar dicho ecosistema, traerá consecuencias insospechadas como
elevación del nivel del mar, erosión costera y temporales. Y la Amazonía, donde el cambio
climático y la deforestación comprometen este ecosistema que alberga el 30% de la

322
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biodiversidad de la Tierra; allí donde la selva se transforma en sabana, los apetitos del
mercado presionan por los recursos del tercer reservorio de materias primas estratégicas del
planeta, después del Oriente Medio y la Antártida. La degradación de la Amazonía traerá
consecuencias trágicas para los pueblos indígenas que la habitan y para la biodiversidad,
además de severas afectaciones climáticas globales.

[Ref. La Patria. Manizales, 20014.08.4]


6.5.5- Una agenda pública para Manizales

Imagen 6.16: Mapas de pendientes, espesores de cenizas y susceptibilidad a los movimientos


en masa en condición saturada y drenada del suelo, para Manizales. C.J. van Westen, en:
http://www.itc.nl/ilwis/applications/application06.asp
Permítanme una mirada aproximada a los problemas de Manizales para proponer algunos
elementos de agenda pública, abordando el tema de la sostenibilidad en cuatro dimensiones:
la ambiental, la social, la económica y la político-institucional, de conformidad con la teoría
del desarrollo.

En lo ambiental, si bien el escenario de las transformaciones del medio muestra logros


significativos en la tecnología del control de la erosión y la prevención de los desastres, como

323
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hábitat la ciudad muestra que ya no es el poblado amable de mediados del siglo XX, sino una
pequeña urbe de guetos duales donde la periferia se reparte: de un lado en los condominios
cerrados, enverdecidos y con vías de acceso pero sin funciones significativas, allí donde los
estratos altos se protegen de la entropía social expresada en una masas de desposeídos, la
que del otro lado habita en guetos de estructura tugurizada ubicados en las zonas de riesgo,
lugares donde el tejido social casi ha colapsado, la sociedad se ha fragmentado y la pobreza
extrema arrincona a las personas entre la informalidad y la delincuencia. Aquí la propuesta es
que la ciudad descentralice sus funciones, enriqueciendo la infraestructura periurbana
popular para desarrollar ciudadelas autosuficientes que posibiliten el desarrollo del tejido
social en las comunas de bajos estratos, equilibrando el equipamiento urbano con obras
sociales, culturales, recreativas y de servicios.

En lo social, esta Manizales, ayer pujante, solidaria y laboriosa, pero hoy sin alternativas y
afectada por las contradicciones que afectan a las sociedades de consumo en los escenarios
urbanos, muestra señales de creciente deterioro, como los de la delincuencia juvenil,
drogadicción y la preocupante proporción de personas en edad productiva que nutre las
legiones de desempleados; y peor aún, el que la mitad de los niños esté desnutrida según
información del Foro por Caldas, guarda coherencia con el hallazgo de un 85% de población
que padece hambre en las muestras de dos capitales colombianas y dos escenarios rurales
de Cundinamarca (UN Periódico Nº 140). Así que a modo de propuesta, en lo social habrá
que priorizar el desarrollo del capital humano sobre el crecimiento económico, máxime ahora
cuando los actores sociales han decidido apostarle al conocimiento como estrategia de
desarrollo, en Manizales.

En lo económico, si bien en la década de 1920 el meridiano económico de Colombia pasó por


esta capital, el que Manizales genere ahora cerca del 70% del PIB del departamento, solo
refleja la pobreza rural puesto que eso sólo muestra la enorme brecha de productividad entre
los sectores económicos de los medios urbanos y rurales del país. Y frente a la preocupante
obsolescencia del sector industrial de Manizales, a la factura del impacto ambiental que
entrará en vigencia, se suma la barrera del desempleo cuya causa real parte del precario
nivel de una educación de baja calidad, como freno estructural para acceder a la ciencia, la
tecnología y la innovación, y del profundo cambio en la estructura del empleo consecuencia
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de una revolución industrial cada vez menos intensiva en mano de obra. Por lo tanto, para
esta dimensión indudablemente, tras aplicar la estrategia educativa habrá que apostarle a la
ciencia, la tecnología y la innovación, como también a la cultura para integrar valores y
saberes al conocimiento, buscando reconvertir el aparato productivo.

Finalmente en lo político-institucional, si ayer fuimos reconocidos como el Departamento


Modelo de Colombia, gracias a la excelencia de nuestra gente y de sus instituciones, tal cual
se evidenció con la gestión de instituciones hoy casi centenarias como la Benemérita SMP
(1912) y nuestra Cámara de Comercio (1913), en los actuales tiempos la moral pública se ha
venido derrumbando como consecuencia de una cultura de antivalores: basta señalar que
apenas una fracción del destino de los precarios presupuestos del erario público que se ha
privatizado, ha sido éticamente cuestionada así la gestión de los inmorales actores goce del
respaldo de quienes en nombre de la pasiva intelectualidad ejercen la conciencia ciudadana.
En lo político-institucional, la propuesta es sustituir la gobernabilidad por la gobernanza, para
fortalecer el Estado y apostarle a construir una democracia participativa nutrida en los valores
más fundamentales de la sociedad, tales como el orden, la justicia, la solidaridad, la
responsabilidad, la coherencia, el respeto, la libertad, la honestidad, el compromiso, la
inclusión, la transparencia y la dignidad.

En resumen, habrá que decir que cualquier sociedad siempre tendrá la fuerza para emerger
de sus cenizas, siempre y cuando tenga la capacidad de creer en las personas; sólo que el
camino para Manizales será más arduo cuanto más tarde en decidirse la sociedad civil de esta
ciudad que nos invita a defenderla para no padecer más desgracias. [Ref: LA PATRIA,
Manizales, 2010-02-28]

6.5.6- La previsión en la gestión la gestión del riesgo volcánico


La previsión a corto plazo y la previsión general, dos temas claves que obligan a ser tenidos
en cuenta en las políticas públicas ambientales para la gestión del riesgo volcánico en
Colombia, país donde alrededor de quince volcanes acechan, entre ellos los del segmento
más septentrional de los Andes colombianos, con importantes escenarios de riesgo de interés
para el Eje Cafetero y Tolima.

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Imagen 6.17: Imagen: Cerro Bravo en primer plano y Parque de los Nevados al fondo.
Gustavo Wilches Chaux, en: http://wilchesviajerofrecuente.blogspot.com

La actual crisis volcánica que plantea el Nevado del Ruiz a raíz de una alerta naranja que
obliga a considerar una probable erupción en días o semanas, sumada a la seria amenaza
que se infiere de la actividad del volcán Cerro Machín donde sobresale la preocupante
ubicación de Cajamarca, y las frecuentes crisis del volcán Galeras con el consecuente riesgo
para Pasto y varios poblados vecinos, son tres hechos notables que invitan a revisar los
temas de la gestión del riesgo volcánico en Colombia, país donde alrededor de quince
volcanes acechan, entre ellos los del segmento más septentrional de los Andes colombianos
con importantes escenarios de riesgo de interés para el Eje Cafetero y Tolima.

Por lo tanto, para entrar a un tema particular de la previsión de los desastres que obliga a ser
tenida en cuenta en las políticas públicas ambientales, me permito señalar dos
consideraciones para el riesgo volcánico: uno, la previsión a corto plazo que se relaciona con
el proceso magmático donde entran el monitoreo volcánico y la definición del modelo
eruptivo; y dos, la previsión general que se materializa en los mapas de amenaza para

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estudiar el riesgo, un presupuesto que se ocupa del conocimiento de la historia y prehistoria


eruptiva y de la evolución e historia estructural del volcán.

Lo anterior, porque tras haber advertido en las solicitudes de los alcaldes del área de
influencia del Ruiz que se reclamaban recursos para atender la emergencia planteada por una
exposición que debió merecer acciones concretas como haber estado resolviendo la
ocupación conflictiva en las zonas de alto riesgo volcánico, se puede colegir ahora que en los
precedentes planes de desarrollo y ordenamiento territorial no se había contemplado la
mitigación de la vulnerabilidad en las áreas amenazadas, donde los eventos contundentes y
altamente probables señalados desde años atrás podrían “echar al traste” los frutos de la
loable y muy difícil labor desarrollada oportuna e ininterrumpidamente por los científicos del
Ingeominas, iniciada tras el desastre de Armero del 13 de noviembre de 1985 en varios
volcanes colombianos como el Galeras, el Huila, el Ruiz y el Cerro Machín, entre otros.

Ahora el desafío para las Corporaciones Regionales Autónomas y los diferentes entes
territoriales colombianos en cuya jurisdicción entran los fenómenos volcánicos que ameritan
acciones, es entrar al terreno de la previsión general durante los períodos de calma para
aplicar las medidas correspondientes de acuerdo a los respectivos mapas de amenaza
volcánica, y proceder así con los planes del caso para implementar un modelo de ocupación
no conflictiva del suelo y de exposición aceptable al riesgo volcánico, dado que la utilidad de
dicha cartografía no debe restringirse únicamente al manejo de las coyunturas en tiempos de
crisis, períodos en los que estos mapas también resultan fundamentales para desarrollar
planes de defensa civil y administración de recursos, a partir de una evaluación previa de la
vulnerabilidad evento por evento.

Notas al margen:

1- Las amenazas volcánicas más probables que debe atender Manizales en su zona
urbana, donde equivocadamente se piensa en sismos intensos que a 30 km del volcán se
atenúan y por lo cual las evacuaciones no proceden, es el efecto de las cenizas si
eventualmente resultara desfavorable la dirección del viento. Semejante fenómeno obliga a
resguardarse para proteger los ojos y vías respiratorias en un ambiente oscuro y turbio con
descargas eléctricas y probablemente lluvias intensas, todo consecuencia de la erupción, y en

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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

el que las cenizas podrían impedir el tráfico al bloquear las vías y afectar los motores de
combustión.

2- Sí lo normal del Ruiz como volcán activo es erupcionar, parece sensato esperar eventos
cuya ocurrencia solo se pueden pronosticar pero no predecir, y cuyo alcance espacial
esperado en el caso de este volcán obliga atender las previsiones señaladas en el actual
mapa de amenazas volcánicas, dado que la erupción del 13 de noviembre de 1985 alcanzó
apenas un volumen de 1/10 de kilómetro cúbico, cuantía 10 a 20 veces menor en
comparación con los eventos históricos de 1595 y 1845. Y sobre la erupción del
Ruiz ocurrida el 12 de marzo de 1595, Fray Pedro Simón desde Cartago (Pereira) cuenta que
habiendo amanecido el día despejado, tras el evento el cielo se oscurece a tal punto que no
se puede leer una carta, produciéndose una capa de ceniza que al día siguiente alcanza una
cuarta de espesor.

[Ref. Revista Eje 21. Manizales, 20-04-2012]

6.5.7- ANTROPOCENO… ¿CONCEPTO CULTURAL O GEOLÓGICO?

Imagen 6.18: Períodos geológicos según The British Geolodical Survey, y Luces urbanas en
La Tierra por investigadores de NASA GSFC y NOAA NGDC.

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RESUMEN: “Antropoceno”, término que proviene del griego “anthropos” (hombre) y “kainos”
(nuevo), designa un nuevo período en el que la historia del planeta y la historia humana
confluyen y se entrelazan, o una época en la que los humanos actuando como una fuerza a
escala planetaria, provocamos un cambio ambiental sin precedentes. Veamos en que consiste
la dual expresión que no sólo invita a pensar en sus orígenes sino también en nuestro futuro.

En 2000 el Nobel de química Paul J. Crutzen y el Profesor de la Universidad de Michigan


Eugene F. Stoermer, propusieron el Antropoceno en la escala del tiempo geológico, como
una época asociada a la presencia de los seres humanos en el planeta. No obstante, darle
sentido al término supone tener evidencias estrato-cronográficas, como marcadores de un
fenómeno de extensión global. Aunque la época propuesta partiría del comienzo de un
impacto humano significativo en la geología y los ecosistemas de la Tierra, desde la filosofía y
otras disciplinas asociadas a las ciencias del comportamiento -antropología, ciencias políticas
y sociología-, el Antropoceno ofrece múltiples miradas dado su carácter dual geológico y
cultural.

Así se trate de sustituir el Holoceno que es la época posglaciar que surge hace 11700 años
como subperíodo del Cuaternario en la historia terrestre, o de insertar una subdivisión al
Holoceno, para empezar veamos, entre otros impactos de la especie humana que servirían de
punto de partida, el cambio climático antropogénico, ya como fenómeno que podría estar
asociado al surgimiento de la Revolución Agrícola ocurrida entre 12000 a 15000 años atrás;
como un fruto de la Revolución Industrial del Siglo XVIII, o como una consecuencia de la
Gran Aceleración de 1945.

Uno, el advenimiento de la Revolución Agrícola en el Neolítico, porque tiene como


antecedentes la invención de los calendarios y como consecuencia el surgimiento de los
poblados. La agricultura y la ganadería empezaron en diferentes lugares del planeta de
manera independiente y en distintas fechas; por ejemplo, a diferencia de egipcios y
babilonios que cultivaron el trigo, posteriormente incas y mayas -quienes también
desarrollaron sus calendarios basados en el Sol y en la Luna-, cultivaron el maíz. La dificultad
de esta propuesta, es la falta de uniformidad temporal del proceso, que si bien explotó 8000

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años aC en Mesopotamia y Egipto, tardó hasta el 6000-5000 aC en India y China, hasta el


4500 aC en Europa, y hasta el 3000-2500 aC en África y América.

Dos, en cuanto a la Revolución Industrial relacionada con la era del vapor, por tratarse de la
mayor transformación de la humanidad desde el Neolítico, fruto del cambio de una economía
rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio, a otra economía de carácter
urbana, industrializada y mecanizada, lo que conduce a un incremento espectacular de la
población y del percápita a partir de 1800 como nunca en la historia. No obstante, algunos
investigadores contra argumentan que las implicaciones ambientales, fueron graduales.

Y tres, respecto a la Gran Aceleración, se arguye el impacto del incremento en un tercio de la


concentración del dióxido de carbono en la atmósfera por el uso de combustibles fósiles, con
lo cual se ha debilitado la capa de ozono sobre la Antártida, aunque las fracciones más
pequeñas son el resultado de la urbanización y deforestación. Al respecto, podemos señalar
que pese a la presión ejercida por la humanidad en la naturaleza, haciendo que el planeta se
caliente, el nivel medio del mar se eleve y los océanos se acidifiquen, los hechos globales
aunque notorios, materialmente no constituyen evidencia estratigráfica.

La inexistencia de capas en secuencia como prueba material de que la humanidad ha logrado


convertirse en una fuerza geológica de ámbito planetario, invita a mirar otras causas de
cambios dramáticos, diferentes a la biodiversidad (extinción del Mamut), la bioquímica de los
mares (acidificación) y la físico-química atmosférica (gases de invernadero), para soportar el
Antropoceno en evidencias geológicas de origen antrópico: de ahí que se proponga la era
atómica por las huellas radiactivas de restos nucleares o los “plastiglomerados” como
depósitos de residuos de aluminio, hormigón y plástico, fruto de la actividad humana.

Si algo en común tienen algunos de estos fenómenos, sin capa rocosa como testimonio, es
que varias de las consecuencias más sobresalientes se asocian a las emisiones de CO2, o a
eventos de naturaleza funesta, donde sobresale el actual modelo energívoro y consumista
que se expresa en una huella hídrica y ecológica que supera la biocapacidad del Planeta,
razón por la cual, el fin de este Antropoceno podría marcarlo el cambio de nuestro modelo de
desarrollo, si es que no queremos la desaparición de la vida comprometiendo la especie
humana, de persistir en una vocación suicida. [Ref:. La Patria. 22 de Oc. De 2018]

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6.5.8- Huella ecológica y Huella hídrica.

En términos generales, el concepto de Antropoceno, pasa por dos huellas: la


del carbono y la del agua. La del carbono o huella ecológica, se relaciona con
la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o
indirecto de un individuo, organización, evento o producto; y la hídrica o del
agua, se mide en volumen de agua consumida (o evaporada) y/o contaminada
por unidad de tiempo.

A finales del siglo XX, expertos de la Sociedad para la Conservación de la


Naturaleza, preocupación por los impactos derivados de las actividades
antrópicas, crearon el primer mapa de la huella humana del planeta. Los
impactos de agricultura, la pesca, el urbanismo, la infraestructura, el
transporte, la energía, y los residuos sólidos, líquidos y gaseosos, entre otras
actividades, no dejan de crecer, y posiblemente su origen estaría asociado al
del Antropoceno. Veamos estos tres conceptos

1- DESARROLLO URBANO Y HUELLA ECOLÓGICA

RESUMEN: La creciente huella ecológica de Colombia, consecuencia del crecimiento de su


población y de un modelo de desarrollo que privilegia el crecimiento económico a costa de los
ecosistemas y del bienestar social, amenaza la capacidad biológica y la estructura ecológica
del país. Dado el peso de la deforestación, de la contaminación del agua, del uso intensivo
del automóvil y de una expansión urbana irresponsable, los retos para la sustentabilidad
ambiental de Colombia no solo pasan por las políticas urbanas, del agua, y del agro, sino
también por las del transporte y del sector energético. Mientras a nivel global la biocapacidad
percápita es de 1,8 ha y en Colombia de 3,4 ha, nuestra huella percápita en 2014, llegó a 1,9
ha.

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Imagen 6.19: Biocapacidad V.S. Huella ecológica percápita por países, al 2014. En verde,
superávit, y en rojo déficit. Fuente: Global Footprint Network

Entre 1960 y 2017, mientras la población de los centros urbanos del mundo pasó del 33,5%
al 54,7%, en Colombia en dicho período el porcentaje varío del 45% al 77%. Si las demandas
al planeta continúan con un horizonte en el cual al 2030 tres cuartas partes del consumo
energético mundial provendrá de combustibles fósiles, la huella ecológica cuyo percápita en
Colombia alcanzando 2 hectáreas excede el percápita de 1,2 hectáreas como límite de la
capacidad del planeta, en el 2035 se requerirá el equivalente a dos Tierras, salvo que
modifiquemos el actual modelo de desarrollo consumista. Sí además de las actividades
agrícolas e industriales, también la expansión urbana continúa presionando la estructura
ecológica, se generarán impactos al medio ambiente en las áreas urbanas, al romperse el
equilibrio territorial y desestabilizar el hábitat.

Si un concepto central en la conservación ambiental mundial, es “el desarrollo sostenible”


descrito en el Informe de la Comisión de Bruntland (1987), como un “desarrollo que
satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”, además de combatir la

332
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contaminación como problemática de la cual todos somos responsables, debemos propiciar


una estructura urbana compatible con una movilidad sostenible en materia de emisiones, y
un urbanismo soportado en un modelo de ocupación territorial no conflictivo que se adapte al
cambio climático. De ahí la necesidad de una política pública orientada a la silvicultura urbana
y al cuidado de las áreas protegidas que en la ciudad no hemos tenido.

En Colombia, donde 735 de los 1122 municipios talan al menos una hectárea de bosques al
año, un tema fundamental en la estabilidad del territorio lo constituye la conservación de los
ecosistemas, máxime ahora cuando la amenaza del calentamiento global arrecia: si
destruimos los bosques, no sólo estamos arrasando sumideros de carbono -dado que la
captura de dióxido de carbono CO2 por metro cuadrado al año es de 212 gramos en el follaje
y de 646 gramos en las raíces-, sino que también estaríamos generando riesgo de suministro
de agua a través del descontrol hídrico y pluviométrico, incrementando de paso el mayor
riesgo de sequías e inundaciones.

No olvidemos que el cambio climático está comprometiendo al 63% de las ciudades del
mundo, y que 1600 millones de habitantes del planeta son pobres que enfrentan la carencia
de alimentos, agua y medicinas, entre otros recursos que provee el ecosistema que estamos
degradando para satisfacer los apetitos del mercado en un modelo de desarrollo consumista
e irresponsable; esto, en un mundo con 60 mil especies de árboles, en el cual a pesar de que
cerca del 46% de los bosques han sido arrasados, la deforestación como amenaza continúa:
para el caso de Colombia, donde tenemos 7500 especies arbóreas y las dinámicas
deforestadoras continúan, hemos reducido el 80% del hábitat de algunas, entre las cuales
aparecen: abarco, caobas, cedros, palo rosa canelo de los andaquíes, con amenaza severa.

La huella ecológica, como indicador de in-sostenibilidad que mide la superficie requerida, no


sólo para obtener los recursos y el aire que respiramos, sino también para absorber los
residuos de una determinada población -entre ellos el CO2 como gas con efecto de
invernadero que vertido a la atmósfera puede reducir la nubosidad y las precipitaciones-,
obliga a mirar el tema de la energía y los combustibles: en Colombia según la UPME (2015),
el consumo de energía se concentra en los sectores transporte (40,90%), industrial
(29,36%), residencial (16,72%) y sector terciario (5%). Si bien en el Transporte la principal

333
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fuente son los combustibles fósiles; en cuanto a la industria, el cambio en la actividad


económica desde la producción artesanal a la agroindustria y a la producción de bienes de
capital, ha intensificado el uso de energía; y respecto los hogares, el 70% de la energía
eléctrica lo consumen aire acondicionado, ventilación y electrodomésticos.

Finalmente: al 2030, Colombia debe establecer como meta, tres ejes fundamentales:
incrementar las energías renovables no convencionales, apostarle a mejorar la eficiencia
energética, y a reestructurar el transporte para bajar el uso de hidrocarburos, apostándole a
un transporte intermodal de carga con trenes e hidrovías en lugar de tractomulas; y
desarrollando sistemas colectivos limpios de transporte urbano, en lugar de una movilidad
motorizada basada en automóviles particulares. * Profesor Universidad Nacional de
Colombia. [Ref.: La Patria. 2018-10-8]

2- HUELLA HÍDRICA EN COLOMBIA

Imagen 6.20: Huella Hídrica de la agricultura en Colombia según La WWF 2012.


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RESUMEN: Al cuantificar la huella hídrica azul, verde y gris de las actividades agrícolas y
pecuarias de Colombia, se pone en evidencia una grave problemática en la Región Andina,
relacionada la concentración de la población y del PIB nacional. La magnitud de dicha huella,
alcanza los 25000 Mm3 al año, cuantía en la que el 85% es HH verde, el 10% es HH azul y el
5% HH gris. Al respecto, debe considerase que la cuenca Magdalena-Cauca, aunque
concentra 32,5 millones de habitantes equivalentes al 65% de la población del país, sólo
posee el 12% de su patrimonio hídrico subterráneo y el 13% de las escorrentías. En cuanto a
la huella hídrica total del sector agropecuario, las mayores contribuciones provienen del café,
el maíz, el arroz, el plátano, la caña de azúcar y la palma africana.

El Estudio Nacional del Agua ENA (Ideam 2014) se ocupó de la Huella Hídrica en Colombia.
Como herramienta que permite estimar el contenido de agua oculta en cualquier bien o
servicio consumidos, la huella hídrica HH, además de tener en cuenta el agua consumida y
contaminada, y sus usos directos e indirectos en procesos antrópicos, se basa en un
desarrollo de tres conceptos previos: el Agua Verde, que mide el agua dulce superficial o
subterránea incorporada y que no retorna a la cuenca origen; el Agua Azul, si se valora solo
el agua de precipitación; y el Agua Gris, si trata del volumen de agua contaminada en la
cadena de suministros.

Según el ENA, en la demanda hídrica nacional, que en 2012 alcanzó 35.987 millones de
metros cúbicos, la participación de usos por sector fue: 46,6% agrario, 21,5% energético,
8,5% pecuario, 8,2% doméstico, 5,9% industrial, 4,6% acuícola, 3,4% minero e
hidrocarburos y 1,3% servicios. De dicha demanda, el 67% se concentró en el área
hidrográfica de los ríos Magdalena y Cauca, el 16% en el Caribe y el 12% en la Orinoquía. En
los cultivos permanentes, el de mayor HH azul fue la palma de aceite, seguido del plátano y
la caña de azúcar; por su parte el de menor HH azul fue el café, que constituye también el
cultivo permanente con la mayor HH verde de Colombia, seguido de caña, palma de aceite y
plátano, mientras que el de la menor HH verde se encontró en flores y follajes.

En los cultivos transitorios la mayor HH azul le correspondió al arroz de riego, seguido de la


papa y el maíz, mientras la menor estuvo en el arroz secano. La mayor HH verde la presentó

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el maíz y el arroz de riego nuevamente, seguidos de la yuca y la papa, en tanto que la menor
estuvo en los cultivos de trigo. En la Orinoquía y Amazonía los pastos de corte y forrajeros no
presentaron HH azul por comportarse como cultivos transitorios de secano. Se denomina
agricultura de secano la que en lugar de irrigación, utiliza la lluvia. En pastos ganaderos,
mientras por áreas sobresalieron Vichada, Meta, Casanare, Antioquia, Arauca y Córdoba, al
abarcar cerca de la mitad del pasto de Colombia, contrariamente, la superficie destinada a la
ganadería extensiva en el Eje Cafetero solo representó el 2,3% y en el Tolima el 3%.

Al cuantificar la HH verde y azul para el sector agrícola y pecuario, como único sector con las
dos huellas hídricas, el ENA estima a nivel nacional, una participación porcentual de 11% de
HH azul, contra el 89% de HH verde. Pero otra cosa ocurre en la cuenca Cauca-Magdalena
que cubre el 24% del área continental. Al respecto, dada la concentración del 70 % la
actividad agrícola y del 80% del PIB del país en dicho territorio, allí se generó el 68% de la
HH verde agrícola y el 66% de la HH azul agrícola; a esto se añade, que pese a la gran oferta
hídrica de Colombia, la cuenca Magdalena-Cauca, aunque concentra 32,5 millones de
habitantes equivalentes al 65% de la población del país, sólo posee el 12% de su patrimonio
hídrico subterráneo y el 13% de las escorrentías.

Si en la gran cuenca del Cauca-Magdalena sobresalen los valles del Cauca y Alto Magdalena
por la abundancia de aguas subterráneas, dicha disponibilidad resulta precaria en el
Magdalena Medio y Bajo y en el cañón del Cauca. Esto es fundamental para las previsiones
sobre los efectos del ENOS (El Niño y La Niña), donde se prevén variaciones de caudales con
respecto al periodo de referencia (2010), según los escenarios proyectados por el IMAT, así:
Para el Magdalena Alto, reducciones del 1% al 42% durante el Niño e incrementos mayores
del 30% durante La Niña; para el Magdalena Medio, con El Niño se presentarían
disminuciones entre 1% y 35%, y con La Niña incrementos del 7% al 30%; para el Bajo
Magdalena durante El Niño reducciones entre 20% y 46%, y con La Niña incrementos que
superarían el 20%; en tanto que para la Cuenca del Rio Cauca, con El Niño las disminuciones
excederían el 30%, y con La Niña los incrementos serían del 12% al 60%.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
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CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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7 CORRECCIÓN DE CAUCES TORRENCIALES

7.1 Introducción.
La Zona Andina Colombiana aloja el 80% de la población del país, cuenta con la mayor
cobertura en infraestructura; en ella se establecen ciudades y poblaciones; sus laderas y valles
tienen áreas destinadas a explotaciones agropecuarias, actividades que generan impactos
severos en los componentes físico y biótico reflejados en el incremento de las aguas de
escorrentía, la invasión, el cambio o la interrupción de drenajes naturales con efectos como el
incremento de la carga de lavado y de acarreo, movimientos en masa y sedimentación de
cauces, todos afectan infraestructura, ciudades y zonas de cultivos.
Los proyectos lineales de
montaña cruzan con frecuencia
cauces torrenciales, afectados
por socavación o
sedimentación, que resultan
afectando y en muchas
ocasiones destruyen
estructuras del proyecto con
pérdidas económicas difíciles
de cuantificar. La figura 7.1
presenta problemas en una vía
por la actividad de un torrente
inestable.
En forma simultánea los
proyectos de ingeniería alteran,
en muchas ocasiones, la
dinámica de los cauces
Figura 7.1 Muchos problemas asociados a cauces naturales se
torrenciales y aceleran la vinculan con los volúmenes de sólidos movilizados por la corriente y
socavación o la sedimentación en la intensidad de la socavación del lecho por la corriente. (Carlos E
del lecho arreando problemas Escobar P).
sobre sus estructuras.

La ciencia relacionada con el estudio de cauces torrenciales es relativamente nueva, hace falta
investigación vinculada con la dinámica de corrientes en ambientes tropicales, y materiales de
origen volcánico, con el objetivo de atender problemas por socavación o sedimentación de
cauces, las variables que gobiernan la acción hidráulica, el transporte y la sedimentación de
sólidos, entre otros.
El estudio de los cauces torrenciales tiene como objetivo plantear las acciones que permitan
corregir en forma eficiente los problemas relacionados con la dinámica torrencial,
principalmente la relacionada con los caudales que fluyen por un cauce. Se pretende presentar
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en este capítulo los principios básicos de la corrección de cauces torrenciales y expresar las
experiencias que sobre el tema se tienen en varias partes de nuestro país.

7.2 EL TORRENTE
El torrente se identifica como un lecho de un cauce natural que tiene unas características
definidas:
 Sus pendientes son altas e irregulares.
 Los caudales son muy variables y son frecuentes avenidas son súbitas
 Se presenta carga de sedimentos en las aguas: el material transportado por la corriente es
por lo general grueso
 La cuenca tributaria es de extensión reducida y por lo general deforestada.
Los trabajos de restauración de los cauces torrenciales se enfocan a realizar acciones en laderas
y taludes, por medio de prácticas de control de erosión y regulación de caudales al hacer el
manejo de las aguas de escorrentía y establecer vegetación, y en los cauces y drenajes
naturales se construyen obras de corrección de los procesos de erosión severa. El tratamiento
de una parte influencia la otra.

7.2.1 Las Laderas


Las laderas deforestadas o desprovistas de vegetación generan grandes volúmenes de
sedimentos (carga de lavado), originados en la erosión pluvial, laminar, en surcos y los
movimientos en masa; todos estimulados por el impacto de las gotas de lluvia, la energía de
las aguas de escorrentía y la erosión fluvial (lineal) en un lecho erodable e inestable.
Los tratamientos en las laderas se soportan en las obras mecánicas de conservación de suelos,
como perfilado de taludes, instalación de canales de corona, a media ladera y acequias, todos
con el fin de fraccionar la pendiente y desviar el agua lluvia que sobrepasa la capacidad de
infiltración del suelo. Estas obras son la garantía para la estabilidad de las otras medidas.
Las prácticas de conservación están orientadas a proteger los suelos de laderas desprovistas
de vegetación, por lo general de pendientes fuertes, con el establecimiento de la cobertura
vegetal adecuada que estimule el arraigo de plantas de establecimiento y crecimiento rápido,
herbáceas, rasantes, colonizadoras, que mejoran la capacidad de infiltración, protegen el suelo
de los elementos del clima que los pueden alterar y mejoran la estructura del suelo.
La vegetación debe brindar protección al suelo del impacto de la lluvia, del intemperismo y a
la vez aporte la materia orgánica abundante que mejora las condiciones edafológicas del
sustrato y estimulan el arraigo de otras especies vegetales que ejercen control sobre los
elementos del clima que pueden afectar el suelo como las temperaturas elevadas o los vientos
fuertes que secan el suelo.
Los tratamientos más comunes son el establecimiento de vegetación con abonos verdes, los
empradizados, los emplastos, la siembra de plántulas, entre otros: su aplicación en cada caso

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depende de las condiciones locales, de la calidad del suelo, la disponibilidad del material
vegetal, la mano de obra y la disponibilidad de insumos.
Cuando se trata de recuperar áreas desprovistas de vegetación se recomienda realizar el
establecimiento de coberturas rasantes que garanticen el 100% de cubrimiento al suelo para
amortiguar las gotas de lluvia cerca de la superficie, lográndose la disipación de energía. Los
árboles no cumplen con eficiencia la función de protegen el suelo de las variaciones del clima
ni del impacto de la lluvia; esto se logra con las coberturas rastreras que son eficientes para
disipar la energía del agua a nivel de superficie del suelo.
La vegetación establecida conserva los recursos que hacen posible la evolución vegetativa de
los estratos rasantes a los arbustivos y a los arbóreos lográndose la conservación del suelo, la
regulación de las aguas y del clima.
Las laderas deforestadas son tratadas con el establecimiento de bosques de especies nativas
eficientes en mejorar las condiciones locales de temperatura, humedad relativa, luminosidad,
vientos; son reguladores de caudales, retiran de circulación la carga de lavado y estimulan la
presencia de flora y fauna que fortalecen los ecosistemas.
Las masas forestales, según J.M. Gandullo (1990), generan un microclima, que él llama
ecoclima, en comparación con el de un sitio con vegetación rasante es: menos luminoso, con
reducción hasta el 90%; menos caluroso, con disminución de unos 4°C en la temperatura
media anual; menos ventoso y más húmedo. Además, los bosques tienen una influencia
marcada en el origen de las lluvias convectivas y orográficas, en la intercepción y en las lluvias
horizontales (neblina).
Las lluvias orográficas muy frecuentes en la zona Andina Colombiana, son influenciadas por la
vegetación en dos aspectos: los bosques incrementan la altura efectiva de la ladera y en
consecuencia los desniveles que deben remontar las nubes, lo que equivale a un incremento
en la precipitación, y el efecto de fricción de las copas irregulares de los árboles disipa al
energía y disminuye la velocidad del viento.
La menor luminosidad induce cambios en la composición de las especies rasantes y arbustivas
estimulando la aparición del sotobosque, con el incremento de hojarasca y humus encargados
de regular las aguas y filtrar los sedimentos.
Las masas boscosas estimulan la infiltración debido a la presencia de mayores obstáculos de
tallos y hojarasca que disminuyen la velocidad de las aguas de escorrentía, aumentan su
recorrido y disipan la energía de la corriente; las raíces por su parte aumentan los canículos en
el suelo y la posibilidad de infiltración.

7.2.2 Cauces torrenciales


El compendio físico de la cuenca, el clima y la vegetación definen las características fluviales y
torrenciales del curso de aguas que la drena, con un flujo de agua y sedimentos encargados
de modelar el cauce a través de procesos de erosión, socavación, transporte y sedimentación.
La principal dificultad para el tratamiento de cauces se origina en las características del lecho
en las pendientes medias y la presencia de estructuras que están determinadas por factores

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fuertemente interrelacionados como la sección hidráulica, los caudales líquidos y los caudales
sólidos. Los caudales líquidos determinan los caudales sólidos y la sección hidráulica; el caudal
sólido a su vez, impone variaciones en la sección hidráulica y en el caudal líquido, al disipar la
energía.

7.2.2.1 El lecho.
El lecho del cauce puede estar conformado por suelo cohesivo (arcillas y limos), donde las
fuerzas que evitan el movimiento del suelo se deben a la cohesión desarrollada por las
partículas, porque su peso no ejerce ninguna resistencia. Cuando la partícula es desprendida
por el movimiento del agua, desaparecen las fuerzas de cohesión y la partícula es mantenida
con facilidad en el agua. Al cesar el movimiento muchas de ellas quedan en suspensión.
En los lechos conformados por materiales no cohesivos (arenas, gravas, cantos y bloques) el
peso de las partículas es la fuerza principal que se opone al movimiento. Cuando el material es
acarreado por la corriente encuentra estas fuerzas resistentes y cuando cesa la acción del agua,
las partículas se detienen, caen y se depositan.
Las principales características que interesan en el material granular son las referentes a las
partículas en sí: el peso específico, tamaño,
forma y velocidad de caída dentro del agua.
En cuanto al tamaño de las partículas se
pueden determinar diámetros representativos
en la curva granulométrica, útiles para el
análisis de los sedimentos y del lecho:
 El diámetro característico d90 (Meyer Peter)
o d85 (Simmons y Richardson) y d65
(Einstein), permite caracterizar la rugosidad
del contorno.
 El d50 (Meyer Peter) y d35 (Einstein)
permiten caracterizar la movilidad.
Los lechos formados por roca (contorno fijo)
ejercen control vertical y horizontal: en estos
lecos la corriente requiere mayor trabajo para
labrarlo.

a. Perfil longitudinal y nivel de base de


erosión. Figura 7.2. Cauce de socavación. El lecho está
conformado por cantos y bloques que son los
Como consecuencia del trabajo de un río, este síntomas de la alta torrencialidad. (Carlos E
evoluciona el perfil longitudinal del lecho Escobar P).
ajustado al nivel de base de erosión, y está definido por una curva continua que forma la línea

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de fondo de la corriente desde su cabecera hasta su desembocadura. Si bien el perfil


longitudinal de una corriente joven (recién formada), coincide con el perfil superficial irregular
del terreno, en una corriente bien establecida es una curva cóncava hacia arriba que tiende a
ser una hipérbola. Esto resulta del ajuste de cada parte del perfil a las condiciones de la
corriente en cada tramo.
En su curso superior el caudal de la corriente es bajo, pero debido a la pendiente alta de la
cuenca, el gradiente del cauce es alto; su carga de sedimentos no es muy grande por lo que
su energía se consume en profundizar el cauce. En el curso bajo el caudal es mucho mayor;
por esta razón y debido a que su canal es más eficiente y su carga es de grano más fino, la
corriente mueve su carga sobre un gradiente menor y la erosión de fondo es mínima. En puntos
intermedios se presentan condiciones intermedias: la pendiente se hace más suave hacia aguas
abajo, mientras que, se incrementa gradualmente hacia aguas arriba.
Con el paso del tiempo, cuando la corriente corta en el fondo hacia el nivel de base, el perfil
longitudinal es gradualmente menos pendiente en su conjunto.

b. Ajustes al Nivel de base.


El nivel de base es el punto más bajo al cual una corriente puede erosionar su cauce, se puede
controlar temporalmente por accidentes tales como un lago, la presencia de rocas muy
resistentes en el fondo del lecho o por el incremento del nivel de la corriente principal, donde
entrega un tributario.

Si por alguna razón este nivel se eleva o desciende, la corriente ajusta su perfil longitudinal.
En la Figura 7.3 se puede apreciar el ajuste del canal por la construcción y el retiro de un dique.
La construcción eleva el nivel de base del río y al imponer una velocidad menor aguas arriba,
se presenta el depósito de sedimentos en esta sección del canal y la erosión aguas abajo; el
retiro del dique incrementa la velocidad de la corriente y acelera la erosión de los sedimentos
que se habían depositado, y estimula el depósito de sedimentos en la sección que se había
erosionado abajo del dique. (Leett y Hudson, op. cit.).

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c. Cascadas y rápidos.
Se presentan en ciertos puntos donde las pendientes cambian abruptamente debido a la
presencia en el lecho de rocas resistentes a la erosión, alternadas con rocas débiles en el perfil,
o por curvas del cauce. Considerando la magnitud del tiempo geológico, estas irregularidades
"tarde o temprano" son niveladas.

7.2.2.2 El caudal. Lago


Dique
El flujo de agua
concentrado en los Pendiente de la corriente original

canales de drenaje, se
expresa como caudal, es A
decir, como el volumen de Deposito a lo largo del lecho de la corriente aguas arriba del lago
agua que pasa a través de Pendiente de la nueva Depositos en lago
una sección dada del corriente

canal, en la unidad de Canal de erosión aguas


abajo del dique
tiempo. Pendiente inicial

Según lo exponen
Longwell et al (1950) el
B
caudal está controlado
por dos factores: el área Erosión de los depósitos fluviales y
Dique y lago
destruidos
de la sección transversal del canal Depósitos en la sección
erosionada del canal
del canal y la velocidad de
flujo de la corriente.
Restablecimiento de la pendiente de la
La velocidad de flujo a su corriente original

turno depende de:


C
a) La pendiente
longitudinal del canal, a. Cambio en las condiciones del canal impuesto por la construcción de la presa.
b) El volumen de agua,
b. Ajuste del canal al nuevo nivel de base. Se presenta depósito aguas arriba de la presa
expresado como "caudal" debido a la disminución de la velocidad de la corriente.
c) La carga sólida
c. Reajuste del canal por el retiro del dique originado por el trabajo de la corriente sobre
acarreada, los sedimentos, debido al incremento de la velocidad.
d) La naturaleza del lecho
(rugosidad y Figura 7.3 Ajuste del canal por construcción y retiro de una presa.
erodabilidad) Tomado de Leet et al. (op. cit.)

e) las dimensiones y la
forma del canal.

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A continuación se Figura 7.4 La variación del nivel de la corriente induce variaciones en el lecho del
analiza la interacción de cauce. Los niveles máximos estimulan mayor socavación y a los niveles de estiaje
estos factores. le corresponden niveles de menor socavación.

 Caudal y velocidad.
El caudal puede expresarse en función de las dimensiones del canal y de la velocidad de flujo
mediante la siguiente expresión:

Q V  A
Durante la creciente de un río, éste es más ancho y su nivel más alto, a la vez que
supuestamente más profundo, con lo cual se presenta un ajuste del canal. Ajustes del mismo
tipo se presentan en época de estiaje.
A este respecto Lett y Hudson (1974), presentan una serie de consideraciones interesantes,
basadas en registros experimentales de Leopold y y Maddock, sobre la relación entre el caudal
y las dimensiones del canal y velocidad de flujo.
Se investigó primero lo qué ocurre cuando el caudal aumenta en una sección de una corriente.
En este caso se comprobó que, con el aumento del mismo, el ancho, la profundidad y la
velocidad se incrementan en forma proporcional, tal como se aprecia en la Figura 7.4.
Se estudiaron después, los cambios que operan en varios sitios a lo largo del mismo cauce. Por
intuición se sabe que, hacia aguas abajo, el caudal y consecuentemente el ancho y la
profundidad del cauce de la corriente aumentan, debido a la mayor cantidad de agua que
aportan las corrientes tributarias.

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Se pudo establecer que, con el incremento del caudal hacia aguas abajo, según datos tomados
de 3 sitios de aforo, para una condición particular de los flujos de avenidas y estiaje, la
profundidad, el ancho y aunque nos sorprenda un poco, también la velocidad, se incrementan
proporcionalmente, a pesar de la disminución de la pendiente. Respecto a esta última
afirmación, se debe tener en cuenta que la velocidad debe incrementarse hacia aguas abajo,
dado que se requiere manejar mayor caudal.
Analicemos ahora cómo influye en la velocidad el incremento de fricción por el mayor perímetro
mojado, cuando se incrementa el nivel del agua en la corriente de un río o canal. Por lo general,
el ancho del canal es mayor que la profundidad y en la condición de flujo de agua, las paredes
y el fondo que integran el perímetro mojado del canal, oponen resistencia de fricción.
West (1995), establece que, cuando se incrementa la profundidad en una corriente, el
incremento del perímetro mojado es menor, en forma proporciona que el incremento del área
de la sección mojada.
En la Figura 7.5 se puede apreciar cómo, en una sección transversal fija, el nivel del agua antes
(a) y después (b) por un incremento de caudal, se incrementa el perímetro mojado en menor
proporción que el incremento del área de la sección.

7.2.2.3 Los Sedimentos.

Figura 7.5 En las figuras a y b, el incremento del perímetro


mojado es casi de 16% mientras que el incremento del área de
la sección transversal se acerca al 100%.
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Solución

Alta
velocidad
baja
turbulencia

Carga suspendida
Velocidad y
turbulencia
intermedias

Velocidad
baja, alta
Figura 7.6 En cauces turbulencia

torrenciales predominan
bloques en los acarreos.
(Fotografía Carlos E Escobar) Los sedimentos transportados que enturbian el agua, constituyen la carga suspendida;
en tanto que, los fragmentos mayores que son arrastrados por el piso del lecho,
conforman la carga de fondo.

Figura 7.7. Modalidades de transporte de detritos con la velocidad de la


corriente.
Tomado de Robinson, (1990).

El material sólido que es transportado por la corriente recibe el nombre de sedimento. En


ingeniería se suelen dividir los sedimentos en dos grupos, según su origen: la carga de lavado
que proviene de las laderas tributarias del cauce; está gobernada por el suministro por la
erosión hídrica de finos y arenas y es independiente de las condiciones hidráulicas de la
corriente. La figura 7.6 presenta el cauce del río San Eugenio. En el lecho son notorios cantos
y bloques que moviliza la corriente durante las crecientes.
La carga del material del lecho corresponde a los materiales del lecho del cauce, está
determinada por la capacidad de transporte del flujo, estando estrechamente relacionada con
el caudal líquido. Estos materiales pueden ser transportados tanto en acarreo como en
suspensión.
La carga total de sedimentos es la suma de la carga de lavado y la carga del material del lecho.

7.2.2.4 El Trabajo de las Corrientes.


El agua que circula por las redes de drenaje, realiza cuatro tipos de trabajo diferentes:
1) desalojo y tratamiento de las partículas acarreadas,
2) modificaciones en el relieve,
3) transporte de los materiales desalojados,
4) sedimentación de estos materiales a lo largo del valle, o en lagos y mares.

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Se pueden distinguir 4 modalidades de erosión fluvial: acción hidráulica, atrición, corrasión o


abrasión y corrosión.
a. Acción hidráulica.
Es la fuerza misma del agua, capaz de desalojar partículas de suelos y arrancar bloques y
fragmentos grandes de roca, del fondo o paredes de un cauce, dejando expuestas superficies
ásperas, que poco a poco se van desgastando y suavizando por abrasión. El material retirado
del lecho, es incorporado gradualmente a la carga sólida, incrementándose con ello, el poder
abrasivo de la corriente.
b. Atrición
Es la fragmentación y desintegración de los bloques de roca al chocar entre sí y con el lecho,
mientras son arrastrados por la corriente.
c. Corrasión o abrasión
La corrasión o efecto lija es el desgaste de las rocas causado por el impacto de los granitos de
arena arrastrados por el viento o el desgaste mecánico entre los bloques acarreados por la
corriente y el contorno del lecho, o entre los fragmentos mismos que se mueven a velocidades
diferentes, cuando los minerales más duros actúan sobre los menos competentes.
Por lo general todas las corrientes acarrean fragmentos y bloques de roca producidos, bien por
la acción hidráulica a lo largo de los cauces mayores o sus tributarios, o bien, por el aporte
directo desde las laderas. La abrasión opera entonces conjuntamente con la acción hidráulica,
en el desgaste y redondeado de los fragmentos acarreados. Está testimoniada por la presencia
en el fondo del cauce de oquedades cilíndricas que pueden alcanzar algunos metros de
diámetro y profundidad variable, y que son excavados por los fragmentos de roca, que trabajan
en esos huecos como una broca gigantesca.

d. Corrosión.
La corrosión se define como el deterioro de un material a consecuencia de un ataque
electroquímico por su entorno. Esta que es la modalidad de erosión fluvial más agresiva, se
debe a la acción disolvente del agua de los cauces naturales, la cual por lo general está cargada
de ácidos y óxidos. Las rocas disueltas por esta acción son luego transportadas en estado de
disolución.

7.2.2.5 Transporte y Depósito.


Las corrientes de los cauces naturales, transportan su carga de tres maneras diferentes: en
estado de solución, en suspensión y por tracción. En este último caso los fragmentos de roca
se desplazan saltando, rodando, o por jalamiento, de manera más o menos intermitente. La
carga se distribuye entonces en tres porciones: carga disuelta, carga suspendida y carga de
fondo. Las sustancias transportadas en solución provienen del agua subsuperficial y otra parte
directamente del escurrimiento, pero solo una porción pequeña del material disuelto que se
encuentra en la corriente de agua, es disuelto por la corriente misma. Las partículas más

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pequeñas y livianas se mueven más fácil y rápidamente (carga suspendida), mientras las más
grandes se desplazan rodando sobre el lecho en forma más lenta y menos continua que las
partículas que viajan en suspensión (carga de fondo). (Figura 7.7).
a. Desalojo y tratamiento de las partículas acarreadas.
La capacidad del agua para desalojar las partículas de suelo y los fragmentos rocosos del lecho
de una corriente, constituye una primera tarea selectiva que depende de la velocidad con la
cual, la corriente puede separar partículas de diferente tamaño. En la gráfica muy conocida de
la Figura 7.8, se aprecia cómo, con una velocidad de 30 cm/seg, el agua de una corriente
puede separar del lecho las partículas de arena fina, mientras que para desalojar partículas
más finas o más gruesas, se requiere velocidad más alta; esto debido a que las más gruesas
tienen mayor masa y las más finas mayor cohesión.
También se puede observar que, tratándose de un mismo tamaño de partícula, cuando la
velocidad de la corriente decrece, aumenta la tendencia a la sedimentación; pero, si aumenta
el tamaño de la partícula, disminuye el poder de transporte del agua. Así por ejemplo: una
partícula de 0.02 mm es desalojada de su lecho, cuando la velocidad de la corriente supera
una velocidad aproximada de 50 cm/seg; la corriente puede transportarla, mientras la velocidad
se conserve en el rango de 50 cm/seg a 0.15 cm/seg y se deposita por debajo de esta última
velocidad.
Si la velocidad de la corriente decrece lentamente, las partículas más grandes y pesadas se
detienen y sedimentan, mientras las partículas pequeñas siguen su movimiento provocando
una clasificación por tamaños y densidades. Solo rara vez la velocidad de la corriente se
detiene tan repentinamente que las partículas de diferente tamaño se depositen juntas, pero
puede ocurrir cuando una corriente emerge de la zona montañosa a la zona plana formándose
entonces un abanico aluvial.
Se denomina "capacidad" al modelado del canal por una corriente. El modelado ocurre en las
tres dimensiones: lateral cuando el lecho del cauce migra lateralmente, vertical cuando el lecho
profundiza y remontante cuando migra hacia la parte alta de la cuenca. Los dos últimos
modelados son más frecuentes en
cauces torrenciales y el primero
en cauces de llanura.
Por su parte la "competencia"
se refiere al tamaño más grande
de fragmentos que es capaz de
transportar una corriente y
depende de la velocidad, de la
densidad y del caudal de la
corriente, siendo máximo durante
las avenidas.
Se ha calculado que la
competencia varía con la sexta Figura 7.8. Velocidades críticas de la corriente para el inicio del
potencia de la velocidad y la movimiento, transporte de sedimentos en función de su tamaño.

348
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capacidad con la tercera potencia de la velocidad.


b. Relación de la Velocidad con la Erosión y el Transporte
La velocidad de la corriente se incrementa cuando aumenta el caudal durante avenidas; el
incremento puede no ser periódico o establecido en términos exactos, lo que hace muy difícil
la aplicación de expresiones matemáticas.
El incremento en la velocidad de una corriente aumenta su capacidad para erosionar su lecho
y transportar una carga. En teoría, según lo expuesto por Logwell et. al. (1950), bajo
condiciones ideales, si se dobla la
velocidad:
1. Se incrementa cerca de 4 veces el
poder abrasivo.
2. Se incrementar el diámetro del
fragmento más grande de roca que
a. Caudal normal
la corriente puede arrastrar a lo
largo de su cauce por lo menos 4 b. Al aumentar el caudal se incrementa la velocidad y se profundiza el cauce.

veces. c. El caudal ha disminuido con lo cual se reduce la velocidad y se deposita


nuevamente material en el cauce.
3. Se incrementa enormemente la
capacidad de transportar Figura 7.9 Modificaciones en la sección transversal de un cauce
fragmentos de roca de un tamaño por los cambios de caudal. Tomado de West, 1995.
dado.
El aumento de la velocidad puede deberse al incremento de la pendiente o del caudal. Si la
pendiente se incrementa 4 veces la velocidad casi se doblada. Un incremento mayor a este se
puede presentar en las laderas de pendientes fuertes de nuestras montañas. Cuando montañas
con laderas pendientes y prolongadas son erosionadas por aguas de escurrimiento, pueden
presentarse graves procesos erosivos si estas están desprovistas de vegetación.
En caso de las avenidas torrenciales el incremento del caudal, supera muchas veces el doble
de la velocidad de la corriente. Durante las avenidas torrenciales que se presentan en los ríos
de montaña, los incrementos de velocidad pueden ser hasta de 20 veces; es decir cerca de 10
veces más que en condiciones normales de precipitación.
Tal incremento de la velocidad resulta del incremento del caudal solamente, dejando en claro
el por qué muchas corrientes alcanzan su más alto poder erosivo y de transporte durante las
avenidas, y la mayoría de su depósito ocurre cuando las crecientes se calman. Por ejemplo en
la India (Ghona), durante una gran avenida ocurrida en 1895, la cual duró 4 horas, el agua
transportó tal cantidad de gravas, que a lo largo de 20 kilómetros de su curso la corriente dejó
un depósito continuo con espesor entre 15 y 80 metros, lo cual habría sido imposible en
condiciones normales de flujo, (Longwell, et. al., op. cit).
c. Ajuste del canal y la carga por el caudal.
Las fluctuaciones del caudal, obligan una serie de cambios o ajustes en las dimensiones del
canal y en la pendiente, tal como se expone a continuación.

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El incremento del caudal durante una avenida, aumenta la velocidad y por tanto la fuerza
tractiva de una corriente, así como el diámetro y el volumen total de los fragmentos de roca
que pueden ser transportados. El canal es profundizado proporcional a su ancho, haciéndose
más eficiente.
Más de las dos terceras partes del incremento del área de la sección transversal del canal, se
debe a la profundización del mismo. (West, 1995). (Figura 7.9).
El material desalojado durante la avenida es transportado junto con la carga sólida que arrastra
la corriente, y se deposita aguas abajo, selectivamente según el tamaño de los fragmentos,
tan pronto como la energía de la avenida se reduce.
De esta forma, una corriente de creciente erosiona su canal, y lo llena parcialmente con
fragmentos de roca cuando la creciente cede. En algunos ríos grandes son movidas y
posteriormente sustituidas por sedimentos nuevos, capas con espesor de 30 metros, o más en
cada avenida.
Además, a causa de la profundización del lecho, el fondo del canal se rebaja y la pendiente
disminuye temporalmente, debido a que el nivel de base no se reduce. Esto reduce la velocidad
de flujo y con ello el incremento del caudal, hasta un punto en que la erosión cesa.
Sin embargo, como el caudal no se reduce súbitamente, siempre queda un exceso de carga
que se deposita, provocando la agradación del canal y consiguiente incremento del gradiente
promedio, facilitando el transporte de la carga remanente de aguas arriba.
Así, por erosión y depósito, la corriente ajusta continuamente su pendiente, mientras ella pueda
transportar la carga disponible. Tal ajuste ocurre con cada inundación pero también puede
ocurrir con cambios mayores en las condiciones de la corriente como por ejemplo por la
construcción de una presa.
Las fluctuaciones en el sistema por avenidas y estiaje usualmente estacionales y los delicados
ajustes del canal que ellos conllevan, constituyen el régimen de la corriente el cual denomina
su comportamiento habitual durante todo el año.
d. Perfil de Equilibrio.
Según se ha explicado, existe un ajuste mutuo entre erosión y depósito, con respecto a la
carga que es transportada.
Se sabe que en las corrientes jóvenes o de alta montaña, predomina la erosión y la
profundización del cauce sobre el depósito. Esto conlleva una reducción de la pendiente, a
expensas de la profundización del cauce y de la erosión remontante en la cabecera, y un
incremento del volumen de la carga a movilizar exige la energía que produce socavamiento, la
cual se utiliza temporalmente para arrastrar el exceso de carga.
Por este mecanismo la corriente ajusta el gradiente a su carga, y trata de establecer un balance
entre la energía disponible y el trabajo requerido para transportar la carga. En otras palabras
el perfil longitudinal se aproxima a un "perfil de equilibrio". Sin embargo las variaciones
frecuentes en el caudal y otros factores impiden que alguna vez se alcance este equilibrio.

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De todas maneras, la tendencia a lograrlo es permanente y la corriente elimina gradualmente


las irregularidades del perfil debidas a cascadas,
rápidos y otras irregularidades suavizándola de algún
modo, y cuando se ha logrado un perfil "próximo a la
condición de equilibrio", se dice que el perfil se ha
nivelado.
A causa de que las condiciones de energía y carga
requeridas para alcanzar ese perfil casi equilibrado,
pueden lograrse en algunas partes del perfil más
pronto que en otras, y la nivelación se logra en unos
sitios más pronto que en otros.
La situación descrita es aplicable solo a cauces
aluviales; en el caso de corrientes que fluyen sobre
roca sana, estas, pocas veces llegan a nivelarse, a
causa de que su carga es pequeña y gran parte de su
energía es dedicada a desgastar su lecho rocoso. A
menos que ocurra un cambio en el régimen de una
corriente, ésta conserva su condición de nivelación Figura 7.10 El cauce en proceso de
indefinidamente mientras que muy lentamente reduce socavación severa, se profundizó y formó
una zanja muy profunda. La profundización
su gradiente. del lecho moviliza el material del pie de las
laderas, haciéndolas susceptibles a la
A nivel de una cuenca de drenaje, las corrientes inestabilidad por movimientos en masa.
afluentes tributan en la corriente principal al mismo (Carlos E Escobar P).
nivel de sus orillas, a pesar de la mayor capacidad que
tiene la corriente principal para erosionar el fondo,
como consecuencia de su mayor caudal y cuando por
alguna razón, desciende el nivel de base local, se incrementa la pendiente de los tributarios, lo
cual les permite ajustarse al trabajo de la corriente principal, a pesar de sus caudales más
reducidos.
El incremento de la pendiente de los tributarios, originalmente más pendientes que la corriente
principal, aumenta su erosión de fondo, en respuesta a la profundización de la corriente princi-
pal, lo cual origina valles tributarios angostos y profundos. Esto es muy evidente en la mayor
parte de los ríos interandinos, cuyos afluentes en consecuencia son de carácter torrencial.
Cuando una parte de la corriente principal alcanza la condición de nivelación, los tributarios
locales también lo alcanzan respecto a esta corriente principal. Cualquier cambio normal a largo
plazo en la pendiente, el caudal o la carga, (períodos normales de invierno o verano), altera la
condición de nivelación debido al cambio en la tasa de erosión.
Por otro lado, corrientes relativamente niveladas pueden evolucionar a corrientes de
agradación, debido al incremento en la carga, ocasionada por mal uso del suelo, el
sobrepastoreo o la deforestación o por cualquier otro motivo que intempestivamente adicione
gran cantidad de carga en ella, con peligro de inundaciones.
Cambios más lentos de larga duración y efectos no perceptibles históricamente, ocurren por
razones geológicas tales como el descongelamiento de casquetes polares, los ajustes del relieve

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Figura 7.11 Pendiente de compensación.

ante el desplazamiento provocados por fallas geológicas. En uno u otro caso, las corrientes
reinician su tarea niveladora, tardando más o menos tiempo en lograrlo según el caso.

7.3 LA CORRECCIÓN DE TORRENTES.


Para realizar las acciones intensivas (mecánicas) y extensivas (establecimiento de vegetación)
en la corrección de cauces torrenciales es necesario identificarlo a partir de una clasificación
cualitativa en:
 Cauces de socavación.
 Cauces de transporte.
7.3.1 Cauce de socavación.
Se identifica porque el caudal líquido es contaminado con la carga de lavado y del material del
lecho, y adquiere mayor energía. El flujo contaminado socava el cauce, lo profundiza, lo amplía
y acelera los procesos de degradación de las laderas, en las formas de erosión hídrica y
movimientos en masa. La ausencia de coberturas vegetales trae como consecuencia crecientes
que involucran grandes caudales, durante los aguaceros. La figura 7.10 presenta el cauce
principal de la cárcava El Tablazo, afectado por socavación severa.

Soluciones:

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a. Canalizaciones. La corrección más común en los tramos iniciales de cauces urbanos y de


proyectos de ingeniería, consiste en el revestimiento del lecho con canales, obteniendo una
sección artificial en concreto, en piedra pegada o en gaviones, controlando la profundización
del cauce, al conducir las aguas en forma ordenada, y permitiendo el paso de la corriente y de
los sedimentos sin ocasionar daños.
b. Diques de consolidación. La solución a los problemas de socavación en cauces de
montaña, consiste en reducir la fuerza erosiva de la corriente disminuyendo la velocidad del
agua, a través de pendientes longitudinales menores y secciones más amplias del cauce. Esta
disminución se logra al realizar una serie de saltos de fondo, con obras transversales hasta
lograr un tratamiento en forma de escalas. La nueva pendiente del cauce se denomina
“pendiente de compensación”. Figura 7.11.
La corrección tiene como finalidad controlar los procesos en el lecho, evitando que se
incorporen sólidos en la corriente. La acción de las aguas sobre el lecho, está ligada a la
tensión tractiva que ejerce la corriente sobre el contorno móvil del canal que lo limita. Esta
tensión tractiva arranca y transporta los materiales en la forma de acarreos, viene dada por:

    R i (7.1)

En donde
: Tensión tractiva (Ton/m2)
: Peso Unitario del agua (Ton/m3)
R: Radio hidráulico (m)
i: Pendiente del cauce (Tanto por uno)
A la tensión tractiva se opone la resistencia que ofrecen los materiales al arranque y transporte
(peso, inercia, fricción, etc.). Esta resistencia se evalúa mediante la tensión tractiva existente
en la descarga, en el momento de iniciarse el movimiento de la masa de los materiales y suele
denominarse tensión crítica.

 o     m   f  d 50 (7.2)

En donde:
o: Tensión crítica (Ton/m2).
: Coeficiente
m: Peso unitario del material (Ton/m3)
f: Peso unitario del fluido (Ton/m3)
d50: Diámetro característico (m)

La pendiente de compensación se puede obtener:

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 Comparando el comportamiento del cauce a tratar, con otros cauces ecológicamente


similares.
 Sobre la base de la velocidad límite de transporte de los acarreos con dimensiones de
diámetro (d).
 Sobre la base de un gran número de observaciones en combinación con la experiencia del
proyectista.

Comprobación de la pendiente de compensación.


Una forma de determinar, en forma aproximada, la pendiente de compensación de un cauce,
se logra a partir de la velocidad límite de arrastre de los materiales por el agua.
103  4
(V  U ) B 3
 n2
ie  4 (7.3)
3
Q

En donde
ie: Pendiente estable o de equilibrio
U: Velocidad máxima permisible a la cual empieza la erosión.
V: Relación entre la velocidad media y la velocidad en el fondo del cauce (varía entre 1,3 y 1,5)
B: Perímetro mojado que puede considerarse igual al ancho del cauce.
n: Coeficiente de rugosidad del río.
Q: Caudal de diseño.

La velocidad máxima
permisible a la cual empieza
la erosión, se obtiene a partir
de los ábacos de las figuras

Figura 7.12 Dique abierto diseñado para retener material de roca


y madera. Aguas arriba cuenta con una plaza de depósitos.

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7.13, para suelos cohesivos y 7.14 para suelos granulares.


7.3.2 Cauce de transporte.
Se distingue porque la carga que baja por el cauce, pasa gracias a la energía de la corriente
líquida permitiendo el transporte del material al valle. El lecho tiende a elevarse por la
acumulación de sedimentos, divaga en forma caótica presentando procesos de trabajo sobre
el lecho inestable. La figura 7.15 muestra un tramo de un cauce de transporte en proceso de
sedimentación y socavación de las orillas.
Problemas. Es indicador de una cuenca altamente degradada siendo urgente el tratamiento
de las laderas con labores de carácter extensivo (acciones biológicas). Los materiales
acumulados en el lecho, no consolidados, se pueden incorporar al caudal provocando flujos de
lodos. La acumulación de sedimentos a lo largo del cauce ocasiona en forma simultánea
problemas por sedimentación y socavación de orilla que afecta infraestructuras y zonas de
cultivos.

Soluciones: Los tratamientos en las laderas incluyen acciones mecánicas como movimientos
de tierra, acequias o canales a media ladera y la siembra de vegetación en las áreas
desprovistas de esta. Con las coberturas vegetales se mejora la respuesta hidrológica de las
laderas, al ampliar las áreas de
bosque, los cambios del uso del
suelo y prácticas de conservación
de suelos, entre otros. Las labores
extensivas son económicas y su
respuesta requiere tiempos más
largos.
Las estructuras en los tramos de
cauces estrechos y profundos, son
diques cerrados que retienen el
material en el lecho, permitiendo
el control del poder erosivo del
caudal sólido, al fijar el nivel de la
línea de drenaje, evitando su
socavación lateral y permite el
establecimiento de coberturas
vegetales, eficientes en la fijación
Figura 7.15 Cauce de transporte. El incremento de finos por
de las orillas del depósito. deshielo del casquete polar del nevado del Ruiz generó la
sedimentación del cauce y su colmatación, afectando el puente
Figura
de la7.13 Velocidad
vía del permisible
parque natural Los para suelos(Carlos
Nevados. cohesivos.
E Escobar P).

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Figura 7.14 Velocidad permisible para suelos granulares.

Los tratamientos con diques de retención tipo abierto, como el presentado en la figura 7.12,
permiten la regulación de los caudales líquidos y
sólidos, retienen en forma temporal el material de
arrastre, retiran de circulación los tamaños
grandes, contribuyen a disminuir el poder erosivo
de la corriente y protegen la infraestructura
localizada en la parte baja del cauce, de daños por
inundaciones por flujos de lodos.
Estos diques están dotados en su costado aguas
arriba de una plaza de depósito, localizada en los
tramos amplios del cauce o en los conos aluviales
y su función es retener los tamaños grandes y
disminuir el poder erosivo de las aguas. Con
frecuencia, necesitan labores de mantenimiento.
En los cauces muy anchos se construyen
protecciones de orilla con tratamientos de
espolones, enrocados, coberturas vegetales o
diques longitudinales. Estas soluciones son
recomendadas en tramos de cauces afectados por
socavación lateral. El requisito indispensable es
que el ancho del cauce permita establecer obras
sin modificar la profundidad de la lámina de agua.
Figura 7.15 Cauce sometido a erosión severa por
Los cauces que atraviesan áreas urbanas se socavación de finos que escurren por el lecho del
corrigen con la construcción de muros cauce. El proceso llevó al colapso del terraplén de
longitudinales dotados de rastrillos, canalización de la vía. (Carlos E Escobar P).

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fondo móvil donde se logra en forma simultánea, el control lateral del cauce y se conserva la
pendiente de compensación.

7.4 CRITERIOS PARA EL DISEÑO DE ESTRUCTURAS DE CORRECCIÓN DE CAUCES.


Se pretende incluir algunas consideraciones a tomar en el momento de realizar los estudios y
diseños de una corrección, con el fin de lograr soluciones funcionales durante la construcción
y operación de un proyecto.
Hacer la zonificación que permita identificar los drenajes por las características de sus lechos:
haciendo diferencias de aquellos que son altamente afectados por erosión, de los que
presentan susceptibilidad media y de los resistentes a la erosión; aquellos drenajes que cruzan
zonas inestables y otros que son invadidos por depósitos. Además se identifican en cada cauce
los tramos de socavación y de sedimentación.
Las modificaciones que sufre el patrón del drenaje natural permiten identificar los drenajes
sometidos a dinámicas por el incremento o
disminución de caudales. Los cauces que son cortados
por la excavación de un talud nuevo o aquellos que
son alterados por sedimentos originados en
actividades propias de construcción de un proyecto de
ingeniería; los drenajes con cuencas deforestadas y
aquellos que son modificados por depósitos de
disposición. La figura 7.16 presenta un cauce con
erosión severa por la circulación de la corriente por
encima del terraplén de una vía del parque Los
Nevados.
Estas y otras situaciones se incluyen en los inventarios
de las modificaciones del patrón del drenaje natural,
con el fin de englobar el fenómeno torrencial dentro
de los planes de manejo ambiental de un proyecto y
plantear las obras y labores necesarias para disminuir
los impactos y conservar estable el drenaje natural
bajo las nuevas condiciones impuestas por un
proyecto.
Además el inventario del estado de los drenajes
permite programar la intensidad de los tratamientos y
Figura 7.16 Las laderas son inestables, la secuencia de las labores, así como en el tipo de
represan el cauce y estimulan la socavación
severa. La corriente adquiere la capacidad medida a implementar.
de movilizar sólidos de gran tamaño. (Carlos
E Escobar P). Los problemas en cauces torrenciales están
íntimamente relacionados con el incremento de los
caudales líquidos, la producción, el transporte de
sólidos y al cambio del perfil longitudinal del cauce.

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En los tramos de cauces en la influencia de infraestructura, es posible que se estimule la


socavación de fondo y lateral, se amplíen las áreas desprovistas de vegetación y se incrementen
las aguas de escorrentías, hasta alterar la dinámica del cauce.
El cauce erosionado permite el incremento del caudal sólido y dota a la corriente de mayor
poder erosivo, socava y desestabiliza las laderas, involucra en el flujo nuevas masas de suelo,
de rocas y de madera, las cuales son transportadas ocasionando problemas en estructuras,
viviendas y cultivos localizados en las cercanías del cauce. La figura 7.17 presenta un cauce
inestable en el pie de dos laderas afectadas por movimientos en masa. Los sólidos de gran
tamaño quedan susceptibles a movilizarse e incorporarse en el caudal sólido
La socavación de fondo se controla con la construcción de diques de consolidación. Este
tratamiento en forma de gradas permite disminuir la fuerza erosiva de la corriente, se amplía
la sección transversal del cauces por el aterramiento que ocurre en este, se disminuye la altura
y los ángulos de inclinación de laderas y taludes que forman el cauce, incrementando la
estabilidad hasta disminuir la dinámica erosiva. La corrección permite retener sedimentos en
el lecho del cauce o en el fondo de una cárcava, y simultáneamente se retira un porcentaje de
caudal sólido de circulación; además de disminuir las pendientes de los cauces tributarios. El
fin primordial es alcanzar el equilibrio necesario para el arraigo y establecimiento de la
vegetación reguladora del medio y soporte del equilibrio dinámico del sistema.
La figura 7.18 presenta una síntesis de las acciones que se pueden seguir para el control del
transporte sólido y líquido en cauces torrenciales, de acuerdo a la dinámica erosiva en laderas
y cauces, las características de los caudales líquidos y sólidos y su localización respecto a
infraestructura que pueda ser afectada.

Control del transporte solido

Estabilidad del cauce Tratamiento del cauce

Regulación del transporte solido


Consolidación del cauce
Regulación del caudal
Selección de material
Rotura de un flujo de lodos
Selección de madera
Selección de solidos

Tomado de: Per una Difensa del Territorio. 1992


Figura 7.17 Acciones para el control de cauces torrenciales.

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Las obras de corrección pueden ser de carácter permanente o temporal. Las primeras son el
soporte del sistema de corrección, son sólidas, costosas y son el soporte de todo el tratamiento.
Las de carácter temporal controlan la inestabilidad durante el tiempo necesario para el
establecimiento de la vegetación, como el caso de los trinchos. Al retirar solidos de circulación,
mejorar la calidad del agua y regular los caudales se hace el control de la erosión.
Para adoptar el el tipo de solución es necesario investigar la dinámica del proceso, su intensidad
y magnitud, las condiciones y el estado de los drenajes y de las laderas.
El proyecto para la corrección de un cauce torrencial requiere de la localización correcta de las
estructuras, ligada a la comprensión del fenómeno torrencial, a la elección adecuada del tipo
de dique a utilizar para corregir el problema y al análisis de alternativas económicas con énfasis
en los aspectos de construcción, de transporte y disponibilidad de los materiales. Por otro lado
el análisis de los caudales, las fuerzas actuantes y las características geomecánicas de los
suelos son los insumos para el dimensionado de las estructuras.

7.5 DISEÑOS DE DIQUES PARA LA CORRECCIÓN DE TORRENTES.


El dique es una estructura de poca altura, construida en un cauce torrencial, localizada en
forma transversal a la corriente. Su finalidad es corregir los problemas de socavación, mediante
el control de la torrencialidad de la corriente. Con el dique se establece un nuevo nivel del
cauce y se orienta la corriente en forma conveniente para controlar la socavación de fondo y
de las márgenes en curvas del cauce o por la sedimentación y trabajo del agua en los depósitos
que conforman el nuevo lecho. La figura 7.19
presenta la corrección con diques de
consolidación.

7.5.1 Tipos de dique:


a. Según el método de cálculo se diseñan:
 Diques de gravedad
 Diques en arco
 Diques en tierra
 Diques autosoportados en concreto reforzado
 Diques con interceptor horizontal
 Dique como lastre o a contrafuerte.
b. Según su funcionalidad se acostumbra
diseñar:
 Diques planos
Figura 7.18 Corrección de un cauce torrencial
 Diques abiertos. con diques en gaviones. (Carlos E Escobar)

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7.5.2 Dimensionado del Dique de Gravedad:


El dique de gravedad es el más utilizado en nuestro medio debido a las características de
nuestros cauces, el tipo de problemas a tratar, las condiciones de los lechos y de las laderas y
la facilidad de construcción al utilizar materiales del lecho.
a. Estabilidad del dique
Para el dimensionado del dique se consideran dos grupos de fuerzas que intervienen en su
estabilidad.
Las fuerzas desfavorables a la estabilidad son:
 El empuje hidrostático sobre el paramento aguas arriba
 Empuje de aterramiento
 Empuje hidráulico sobre la base del dique
 Empuje debido al principio de Arquímedes
 Empuje de hielo
 El choque de cuerpos flotantes
 El efecto del vacío entre el agua y el paramento aguas abajo
 El rozamiento del agua contra el escarpe.
Las fuerzas favorables a la estabilidad son:
 El peso del material que constituye el dique
 La componente vertical de los sedimentos y del agua en el paramento aguas arriba
 El peso del agua sobre el vertedero
 La fuerza del agua contra el paramento aguas abajo
 La cohesión del material.
Los cálculos de estabilidad son semejantes a los realizados para muros de gravedad; se verifica
la seguridad contra el volcamiento, el deslizamiento y la capacidad portante del suelo de la
fundación.
El llenado del vaso del dique se presenta en tres etapas reconocidas, de valiosa identificación
para realizar las consideraciones necesarias al estimar las cargas actuantes y determinar los
períodos más críticos en su estabilidad. Estas son: el llenado del vaso, el aterramiento y relleno,
y la consolidación y establecimiento del nuevo lecho.
La primera etapa es la más crítica debido a que en ocasiones los empujes hidrostáticos y por
los cuerpos flotantes sobre el paramento aguas arriba de la estructura actúan desde la
fundación de la estructura. Estos se pueden disminuir incrementando la cantidad o capacidad
de los mechinales, o mediante un relleno en el trasdós del dique.
Durante la etapa del aterramiento se presenta la condición de empuje por suelos sumergidos.
Estos empujes se disipan con la presencia de los mechinales o la colocación de drenajes
subterráneos que permitan el control de las presiones de poros sobre la estructura.

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Los diques en gaviones son permeables a través del cuerpo, traen peligro de erosión interna
de llenos conformados por materiales mal gradados, predominantemente finos. Para corregir
este problema se recomienda la instalación de una tela de geotextil no tejido en el paramento
aguas arriba, con el fin de retener finos y lograr la estabilidad.
La principal fuerza que contribuye a la estabilidad es el peso propio de la estructura. En los
cálculos de los diques en concreto se utiliza un peso específico de 2,30 ton/m³. Los diques en
gaviones de calculan asumiendo un peso unitario 1.80 ton/m³.
Otras fuerzas favorables a la estabilidad son el peso del agua y del terreno sobre la base del
dique, en la cara aguas arriba y el peso del agua sobre el vertedero de la estructura. Aguas
abajo del dique actúa, contra el paramento, un empuje pasivo por el suelo de depósito y el
empuje por el agua. Estas últimas fuerzas no se consideran en el momento del cálculo, con el
fin de prever eventuales socavaciones de la estructura. Cuando el dique dispone de un
enrocado o el tirante de aguas abajo es importante, se hace necesario considerar estas fuerzas
en los cálculos. La figura 7.20 presenta la configuración de las fuerzas que intervienen en un
dique.

1. Empuje del terreno


2. Entre 1 y 10 veces el empuje hidrostático, cuando se considera flujos veloces.
3. Entre 0,5 y 2 veces el empuje hidrostático, homogéneo en la altura.
4. Empuje del terraplén aguas abajo del dique.
5. Peso del terreno aguas arriba del dique.
6. El peso del agua en el vertedero.
7. El peso de la estructura.
Figura 7.19 Configuración de las fuerzas sobre un dique.

La localización de un dique depende de las condiciones físicas del suelo de cimentación, de


sección transversal del cauce y de la magnitud de los caudales líquidos y sólidos que se
presentan. Estas variables gobiernan el cálculo de la estructura, además de la elección del perfil
más conveniente de la estructura y las estructuras adicionadas como enrocado o contradique.

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Figura 7.20 Dique de consolidación.

b. Perfil Transversal del Dique:


El perfil se refiere a la selección de la forma del cuerpo o vástago de la estructura, el cual está
soportado en una base encargada de garantizar su estabilidad y transmitir al suelo los
esfuerzos.
La elección del perfil parte de la sección que sufra menores daños en el parámetro aguas abajo,
por los materiales transportados por la corriente, y sobre la evaluación económica,
principalmente en obras de poca altura. De todos modos las soluciones dependen de los
métodos utilizados en el dimensionado de la estructura, en la configuración de las fuerzas
elegidas y en el espesor de la corona del dique. Las figuras 7.21 y 7.22 presentan diques de
consolidación.

Figura 7.21 Dique en mampostería y enrocado de fondo

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De los análisis de los


resultados obtenidos por
experiencias resulta que,
excepto para el caso de
diques bajos, menores de dos
metros, es conveniente
diseñar diques con
paramentos agua arriba
vertical y aguas abajo
inclinado, con un valor
intermedio de 1:5 (H:V).
En el diseño de obras de
corrección de cauces
torrenciales es necesario
hacer la evaluación
económica de la solución la Figura 7.22 Vertedero trapezoidal. (Carlos E Escobar P).
cual debe incluir, además del
tipo de estructura y su dimensionado, otras variables como la vida útil de la solución, el
mantenimiento, la maquinaria y mano de obra necesarios para su construcción.
c. Espesor de la corona.
El espesor adecuado de la coronación permite defender la estructura de desgastes o roturas
por impactos de piedras o materiales que bajan por el cauce.
El espesor de la coronación está relacionado con la altura del dique, por lo general es mayor a
80 centímetros. La coronación se construye con materiales resistentes al desgaste y en lo
posible el vertedero se nivela convenientemente.
d. Vertedero.
Los diques están provistos en la parte superior del vástago de un vertedero encargado de
evacuar los caudales. Puede tener forma rectangular, trapezoidal o semicircular y sus
dimensiones dependen de las necesidades del proyecto, de los caudales a manejar o del control
que se quiera sobre los caudales. El vertido se puede realizar de dos formas: en caída libre
despegándose la lámina del paramento aguas abajo de la estructura o adosándose al
paramento mediante el diseño de un perfil hidrodinámico.
El dimensionado del vertedero se soporta en los caudales máximos que atiende el cauce, para
darle la suficiente capacidad al vertedero, principalmente cuando se trata de diques en tierra,
mampostería o gaviones.
Un vertedero insuficiente obliga al paso de la creciente por encima de los hombros de la
estructura, que con mayor poder erosivo sobre zonas desprotegidas ocasiona la socavación
que por lo general hace fallar la estructura.
El vertedero como el presentado en la Figura 7.23 se dimensiona hallando la altura de la lámina
de agua, para un caudal total Q en un vertedero rectangular, considerando el dique aterrado

363
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y con caída libre, el escurrimiento alcanza una altura h. Siendo q 0 el caudal por unidad de
longitud del vertedero, se tiene:

2
qo
h  3
(7.4)
g
En donde:
q0: Caudal por unidad de ancho. m³ seg¯¹
h: Altura de la lámina de agua. m
g: Aceleración de la gravedad. m seg¯²

Considerando un dique sin aterrar, con caída libre se puede utilizar la fórmula.
2
 
Q 3

h 
 1.705L  (7.5)

En donde L es la longitud del vertedero.

e. Mechinales:
Son los huecos de desagüe dejados en el cuerpo del dique o vástago. Tienen la misión de
aliviar el efecto de las presiones hidrostáticas sobre el vástago, permitiendo el flujo de una
parte de la corriente y evitando así que el vaso formado por la construcción del dique se llene
de agua, además de permitir el escurrimiento del agua durante el llenado, evitando las
presiones de poro sobre la estructura.
Para calcular el caudal que pasa por el orificio se considera una luz circular. Si h es la
profundidad al centro del orificio y d es el diámetro, el caudal será.

P
Q  CU  d
2
2gh (7.6)
4
En donde Cu= entre 0.6 y 0.8
La distancia entre los orificios sobre una misma hilera no debe ser inferior a 15 veces el
diámetro. Los orificios se ordenan a tres bolillos y la separación entre hileras no deberá ser
inferior a 7.5 veces el diámetro del orificio.
f. Contradique y platea:
Para evitar daños por socavación del dique en la descarga del vertedero, es necesario disponer
de una zona de amortiguación de la energía cinética, mediante la construcción de un
contradique. La figura 7.24 presenta la distancia entre el dique y el contradique.
Para lechos de suelos finos, arenas y gravas o en cauces con arrastres de sedimentos de
tamaño medio (gravas), se recomienda la construcción de un enrocado en la descarga del

364
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vertedero. El cuenco entre el dique y el contradique deberá contar con una longitud suficiente
para disipar la caída del agua y permitir la transformación de la corriente rápida a corriente
lenta a través del resalto hidráulico.
Una fórmula empírica muy usada para determinar la distancia a la estructura de disipación es
aquella propuesta por ANGHERHOLZER

 
z
d v 2gh 2 h
g (7.7)

En donde:
d: Longitud a la obra de amortiguación (m)
V: Velocidad del agua sobre el vertedero (m seg¯¹)
h: Altura del agua en el vertedero (m)
z: Altura de la caída libre, considerada igual a la altura del dique (m)

Figura 7.23 Contradique y platea


Para calcular la altura del contradique se debe tener en cuenta que ambos vertederos tienen
las mismas dimensiones, puesto que el caudal que debe pasar es el mismo.
La altura h, aguas arriba del dique, será igual respecto al fondo del vertedero. Debido a que la
altura de agua respecto al fondo deberá ser un poco mayor de h 2, el contradique tendrá un
desarrollo vertical igual a:


Z C  1.2 h2  h  (7.8)

365
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La platea generalmente está formada por un enrocado de grandes piedras unidas con concreto
y resistentes al impacto del agua y de los materiales que caen desde el vertedero del dique
principal. La figura 7.25 presenta un enrocado de fondo.
Se deben tener en cuenta algunos cuidados durante la construcción de los diques:
 El dique se ancla en los taludes con el fin de evitar la socavación lateral.
 Su dirección es decisiva en la orientación de la corriente por el eje del cauce.
 El vertedero por lo general, va centrado por el eje del cauce.

g. Enrocado de protección
Son los elementos de protección del cauce contra el efecto por socavación en la descarga del
vertedero. Su función es evitar que las aguas vertidas, con velocidades mayores a la del cauce,
por causa de a aceleración producida por el escalón en la corriente a que da lugar la estructura
del dique. Esta protección se logra al instalar, en la zona de la descarga del vertedero, donde
se presenta la turbulencia, un enrocado conformado por materiales resistentes a la erosión,
bien por su tamaño o ligados con concreto. El enrocado ligado con concreto presenta buena
resistencia, los espesores deben ser mayores a 0,40 m, alta rugosidad y el ancho debe
garantizar que la lámina de agua o la turbulencia no generen socavación y conflicto en la
vecindad de la estructura.

Los enrocados pueden ser horizontales o inclinados, con


relación al cauce tratado, aguas abajo del dique a
proteger.

i. Los enrocados horizontales son calculados a partir


de la siguiente fórmula (F. López Cárdenas del Ll.
Corrección de Torrentes y estabilización de Cauces Pag
121)

Figura 7.24 El enrocado de fondo


protege el dique de la socavación en la
descarga del vertedero. (Carlos E Escobar
P).

366
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c2q  1 1  c2q2  1 1
L1      4  4 
g  v2 v1  4  v2 v1 
(7.9)

En donde:
L1 (m) Longitud del enrocado (en caso de vertederos de caída recta, debe contarse a partir del punto de
alcance de la lámina al pie del dique)
C (m1/2/s) Coeficiente de Chezi correspondiente a los materiales del enrocado. Si es superficie rugosa puede
hacerse C=20; en caso de concreto liso C=50.
q (m2/seg) Caudal de cálculo, por unidad de ancho.
V1 (m/seg) Velocidad de descarga en el pie del dique
V2 (m/seg) Velocidad en régimen uniforme en el tramo libre aguas abajo.

ii. Cuando el enrocado es inclinado con la misma pendiente del cauce (adecuado para
pendientes fuertes), la relación matemática derivada de las ecuaciones de régimen variado
resulta muy compleja, por lo que basándose en estas ecuaciones, se ha obtenido por regresión
una relación más simple, muy aproximada, a partir de coeficientes de rozamiento del Manning
en el enrocado de 0,05 y 0,04 en el cauce.

Figura 7.25 Tipos de enrocados. (Tomado: F.


López Cárdenas de Llano. Corrección de Torrentes
y Estabilización de Cauces. FAO, Roma 1988
Página 121).

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L1    H 0,5  h0 (7.10)
Siendo:
L1(m) Longitud del enrocado
H(m) Altura del dique
h0 (m) Altura de la lámina de agua en el vertedero

Coeficiente vinculado con la pendiente del enrocado, según la siguiente tabla.


Pendiente (%) 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
 4,61 4,16 3,80 3,51 3,27 3,07 2,89 2,72 2,56 2,41 2,27

Al finalizar el enrocado se asegura la estructura con un dentellón del mismo material con
profundidad mínima de 0,50 metros en el cauce y ancho del doble de esta profundidad. Los
enrocados se emplean cuando los sólidos que acarrea el cauce presentan tamaños de gravas.
Cuando el cauce transporta bloques, no son recomendables los enrocados debido a fallas por
el impacto, después de la caída.

7.5.3 Tipos de dique según el material de construcción.


a. Trinchos
Los trinchos son estructuras de carácter temporal encargadas de ejercer el control de fondo
de una cárcava o un drenaje que atiende aguas de escorrentía, durante el tiempo necesario
para el arraigo y establecimiento de la cobertura vegetal. Es fundamental su adecuada
localización y el correcto dimensionado del vertedero con el fin de controlar los procesos de
sedimentación y socavación que se generan por su presencia.
i. Trinchos de pared simple en madera o en guadua:
Son barreras construidas en madera, localizadas normales a la línea del drenaje. Se utilizan
para corregir surcos, cárcavas de poca profundidad y tramos iniciales de líneas de drenaje. Su
carácter temporal en un tratamiento permite su proyección para controlar la erosión mientras
se establece la vegetación, que es, en últimas, la que estabiliza el área de tratamiento. Su
altura máxima recomendable a la base del vertedero es de 40 centímetros. Intercalados con
los elementos verticales se acostumbra instalar estacas de árboles nacederos. Se proyecta para
el tiempo necesario de la vegetación del área de tratamiento y se dispone un vertedero central.
El trincho está construido con elementos horizontales, que pueden ser de madera o guadua,
soportados por elementos verticales anclados mínimo 100 centímetros de profundidad,
separados entre sí un metro. Los elementos horizontales son amarrados a los verticales con
alambre galvanizado figura 7.27.
Se nivela el terreno por medio de una zanja que coincide con la estructura con el fin de construir
un trincho regular; se excavan hoyos separados un metro que sirven para hincar los elementos
verticales, los cuales serán bien asegurados con un relleno bien apisonado. Posteriormente se

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colocan uno a uno los elementos horizontales amarrados a los verticales con alambre
galvanizado. Paralelo a la construcción se realiza el lleno de suelo en capas horizontales, el
cual queda con un desnivel por la línea a máxima pendiente de mínimo 4 por ciento. Se coloca
un enrocado ligado con concreto en el área de la descarga del vertedero, aguas abajo del
trincho, para evitar la socavación del lecho.
Cuando no se realiza el relleno, se protege el trincho con una tela de costal de fique para evitar
la pérdida de finos a través del trincho y lograr la colmatación del vaso.

Figura 7.26 Trincho de pared simple en madera


ii. Trincho de pared doble.
Consiste en la construcción de dos trinchos de pared simple paralelos, separados 50
centímetros, localizados transversales a la línea de drenaje rellenos con suelo bien apisonado
y dotados con vertedero. Los trinchos se construyen en forma similar a los trinchos de pared
simple. La figura 7.28 presenta el corte de un trincho de pared doble. Aguas abajo del vertedero
se construye el enrocado.
Para la construcción del trincho de pared doble se nivela el terreno por medio de una zanja
que coincide con el ancho de la estructura con el fin de conseguir un trincho regular. Se
construyen dos trinchos de pared simple, y a medida que se colocan los elementos horizontales,
se realiza el relleno entre los trinchos en capas horizontales bien apisonadas, se colocan
amarres en forma de templetes atortonados (retorcidos), a los tercios de la altura de los
trinchos. Se coloca un enrocado ligado con concreto en la zona de la descarga del vertedero,
aguas abajo del trincho.

369
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Figura 7.27 Trincho de pared doble sección por el eje del


cauce.
iii. Trincho en V.
Es la construcción de dos trinchos de pared simple uno a
continuación del otro, localizados en posición
convergente a 60 grados respecto al eje de la línea del
drenaje a cada lado. Los elementos horizontales cuentan Figura 7.28 Trincho en V para
con una inclinación hacia el centro del drenaje de mínimo corrección de drenajes
25%.
Estos elementos van soportados por elementos verticales
separados 50 centímetros hasta conseguir la altura del trincho, cuidando de hincar dos maderos
verticales en el inicio de cada trincho. La altura del trincho, es de 40 centímetros. La figura
7.29 presenta un esquema de los trinchos en V.
Se nivela el terreno por medio de una zanja que coincide con los alineamientos y la pendiente
de la estructura con ancho de 30 centímetros, con el fin de conseguir una estructura estable y
segura. Se construyen los dos trinchos de pared simple, orientados con la línea del drenaje.

iv. Trincho mixto, construido con piedra acomodada y madera:


Se utilizan para corregir surcos cárcavas de poca profundidad y líneas de drenaje. La
decisión de construir trinchos combinados depende de la disponibilidad de los materiales en
la zona. Su finalidad es confinar piedras con material leñoso, para permitir la vegetación y
lograr la recuperación de una cárcava.
b. Dique en tierra.
Se utiliza para retener suelo en cauces de aluvión con pocas piedras, donde no hay
afloramientos rocosos. Se utilizan para retener suelos en rellenos hidráulicos o para
almacenar agua cuando predominan suelos finos. Es indispensable un vertedero con
suficiente capacidad hidráulica que evite desbordamientos por la estructura, por lo general

370
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revestido en concreto. En rellenos hidráulicos es recomendable el dimensionado de los


filtros, encargados de acelerar los procesos de
consolidación.
c. Diques en piedra acomodada en seco:
Se utilizan cuando el terreno de cimentación es de
mala calidad. Tiene la ventaja de anular el peligro de
las subpresiones, inconveniente cuando la roca de
cimentación está muy fracturada. Son utilizados en
líneas de drenaje y cauces secundarios con bajos
caudales y alta producción de sedimentos.
d. Diques en piedra ligada con concreto.
En cauces permanentes contaminados con aguas
negras. Son estructuras con alturas hasta de diez
metros. En nuestro medio son frecuentes alturas
hasta de tres metros. Estas estructuras se pueden
remplazar por diques en concreto ciclópeo o en
concreto simple. Se prefieren cuando las condiciones
de resistencia de los suelos de fundación sea
aceptable y presente buena consolidación. La figura Figura 7.29 Tratamiento de un cauce con
7.30 presenta un tratamiento de cauces con diques en diques en piedra ligada con concreto. (Carlos
piedra ligada con concreto. E Escobar P).

e. Dique en gaviones.
Son estructuras utilizadas en cauces con alto
aporte de sedimentos. Recomendadas para
corregir cauces poco contaminados con aguas
negras. El vertedero es por lo general rectangular
y se reviste con concreto con el fin de conseguir
mayor vida útil de la estructura. La ventaja de
estos diques radica en su permeabilidad y la
flexibilidad de la estructura además de la
economía cuando se corrigen cauces de difícil
acceso conformados por lechos rocosos. La figura
7.31 presenta una corrección de cauces con diques
en gaviones.
f. Dique en concreto reforzado.
Es la estructura principal dentro de la corrección
de cauces. Su localización debe ser cuidadosa y las
obras complementarias de protección, bien
diseñadas con el fin de garantizar su estabilidad
frente a fenómenos de socavación.
Figura 7.30. Diques en gaviones para
tratamiento de cauces. (Carlos E Escobar P).
371
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El concreto reforzado es utilizado en estructuras sometidas a altos empujes por flujos, como
los diques abiertos o los diques principales en una corrección de torrentes.
g. Dique con estructuras metálicas y elementos prefabricados.
Son diques de retención tipo abierto. Su uso más común es el de retener los sobre tamaños
como bloques o madera en cuencas reforestadas. Estos diques son localizados aguas arriba
de estructuras especiales como los box culvert
o puentes. Están dotados de una plaza de
depósitos que alberga los sólidos. Los diques
están dotados de un vertedero de excesos para
evacuar el caudal, al momento de llenada la
plaza de depósito. Estos diques requieren
mantenimiento sistemático para habilitar la
plaza después de llenada. De ahí la necesidad
de construir una vía de acceso de maquinaria y
equipo para realizar los mantenimientos.

7.6 ESTRUCTURAS COMPLEMENTARIAS


a. Control de fondo:
El control de fondo se consigue con la
construcción de azudes y su propósito es el fijar
el lecho del cauce en un nivel predeterminado
por la presencia de estructuras y viviendas.
Se construyen excavando una zanja que
coincide con una sección transversal del cauce
y haciendo el vaciado de piedras de buen
tamaño embebidas en concreto. La profundidad
Figura 7.31 El enrocado en piedra ligada con
varía de acuerdo con el tipo de material del concreto protege el lecho de los procesos de
lecho, la pendiente y la profundidad a la que se socavación severa. (Fotografía Carlos E Escobar P).
encuentre el lecho estable.
c. Enrocados:
Los enrocados son elementos de protección de fondo cuando se prevén flujos turbulentos
o cuando se requiere proteger el pie de una estructura, como diques o en entregas de
alcantarillados y canales de todo tipo a cauces naturales.
El espesor del enrocado y la calidad del concreto que liga las piedras dependen del grado
de seguridad que requiera la protección. Comúnmente los enrocados se utilizan para
completar la disipación de energía de las entregas, por la rugosidad de su superficie. Es
conveniente agregar al final de los enrocados un dentellón construido en el mismo material
(piedra - concreto), para evitar que la socavación aguas abajo del enrocado deje sin apoyo
la placa. La figura 7.32 presenta un enrocado de fondo.

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7.7 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

7.7.1- Un SOS por la bambusa guadua

Imagen 7.32: Manizales años 20. Mural del Maestro Guillermo Vallejo.

Cuando esta “aldea encaramada” de trama urbana reticulada superaba los 10 mil
habitantes y soportaba su economía en el café y en la arriería de cientos de bueyes y
mulas, tras los pavoroso sismos de 1878 y 1884 que derrumban el templo principal, surge
el bahareque al cambiar la tapia pisada por una “estructura temblorera” configurada por
una cercha de arboloco y guadua, con paneles de esterilla cubiertos por una mezcla de
estiércol de equinos y limos inorgánicos, o por láminas metálicas, arquitectura cuyo mayor
exponente era la Catedral de Manizales que se incendia en 1926.

Si en algún lugar de Colombia la guadua ha sido factor fundamental del paisaje natural y
del patrimonio arquitectónico nativo, es en la ecorregión cafetera donde la gran riqueza de
su construcción vernácula se basa en el uso de esta bambusa, en cuyo estudio se han
ocupado la Universidad Nacional de Colombia y la UTP abordando los ámbitos socio-
económicos, tecnológicos y arquitectónicos de los sistemas constructivos, como la
Universidad de Caldas y la CRQ en las componentes agronómica y biótica de la guadua.
Además de la utilidad que presta el rodal como regulador hídrico de las quebradas, en el
control de la erosión del suelo y como hábitat de la biodiversidad, este “acero vegetal”
liviano de rápido crecimiento, resistencia y manejabilidad, ha servido como material de
construcción en formaletas, andamios o como elemento estructural en columnas y vigas, y
373
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usado para muebles, herramientas, artesanías, canales de conducción de agua, trinchos,


postes, juegos e instrumentos musicales, o para materia prima del papel y leña, entre
otros.

Cualquier cafetero por sus vivencias exitosas asociadas a los beneficios cotidianos de la
guadua, sabe que en lugar de llevar los cafetales hasta la quebrada debería recuperar los
bosques de galería sembrando guaduales para proteger los cauces. Y hoy podría hacerlo
soportado en las acciones de las autoridades ambientales orientadas a incidir en un
modelo agropecuario y ambiental que reconoce la importancia de la guadua como
alternativa económica y cultural para el desarrollo rural, e inspiradas en una política
ambiental que busca prevenir la deforestación y propiciar el uso y manejo de los rodales
naturales de guadua en el marco de la adaptación al cambio climático y la problemática
del agua. Actualmente las CAR de la región cafetera, han construido y consolidado un
esquema de gobernanza forestal, soportado en cuatro elementos: 1) el acompañamiento
técnico brindado a los actores forestales, 2) los ajustes normativo para el acceso legal a
los aprovechamientos, 3) la atención a los usuarios buscando la reducción del tiempo en
los tramites, y 4) el fortalecimiento del mercado legal no sólo de la guadua sino de la
madera.

Lo anterior lo consignamos en las “Lecciones aprendidas entorno a la legalidad y


sostenibilidad de la guadua” (2012), publicación de la Corporación Autónoma Regional del
Risaralda CARDER elaborada en el marco del proyecto Posicionamiento de la Gobernanza
Forestal en Colombia, donde se trata la problemática de la legalidad y de la sostenibilidad
de esta preciosa gramínea, una de las especies nativas más representativas de los
bosques andinos, declarara planta emblema de Caldas según Decreto 1166 de octubre 20
de 1983. Similarmente, la Corporación Autónoma Regional de Caldas CORPOCALDAS y la
Cámara de Comercio de Manizales, en el trabajo “Microclúster de la guadua” (2003), su
prólogo “El milagro de la guadua” de Mario Calderón Rivera, recuerda que esta especie
que formó no solo el hábitat que creó la gesta colonizadora, sino todo un universo
cultural, por la captura de CO2 podría jugar un papel de primer plano en el desarrollo del
protocolo de Kioto.

374
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Pero, así Jorge Villamil haya visto los guaduales “danzar al agreste canto que dan las
mirlas y las cigarras” y Simón Vélez con el empleo estético en sus notables creaciones
arquitectónicas haya exaltado las virtudes sismo-resistentes de la guadua, no hemos
sabido valorarla: de conformidad con lo consignado en ambos documentos, en los últimos
dos siglos la extensión de guaduales en el país se redujo ostensiblemente: se pasa de
unos doce millones de hectáreas a sólo cincuenta mil, de las cuales cerca de 20 mil
hectáreas están en la zona cafetera y 6 mil en Caldas.

[Ref. La Patria. Manizales, 2014.05.26

7.7.2- Bioturismo y adaptación ambiental para la Ecorregión Cafetera

Imagen 7.33: Mural sobre la Reserva Forestal Conrado Gómez en Río Blanco. Obra de Luis
Guillermo Vallejo, en: http://bdigital.unal.edu.co/65885/
375
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Cuando llega la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero como Patrimonio de la


Humanidad otorgada por la Unesco, surge una opción para la ruralidad del centro
occidente colombiano donde se demanda el concurso de las instituciones, empresas,
gestores culturales y académicos de la ciencia y la tecnología, para un asunto vital que
debe empezar por reconocer que lo industrial y lo artesanal, no son lo mismo: en lo
artesanal y en la producción rural, los productos deben ser bienes culturales y servicios
ambientales imbricados con los íconos de la identidad cultural. Contrariamente, lo
industrial y agroindustrial son otra cosa, donde se habla de producción en serie y de
economías de escala, y de la complejidad de los bienes como clave para hacerlos
competitivos, al incorporarles valor agregado.

El otro asunto, es que semejante desafío donde se incluyen 47 municipios cafeteros del
antiguo Caldas y norte del Valle, con su área de influencia, exige ver esta ecorregión de
Colombia como un escenario biodiverso y pluricultural que merece acciones de
conservación, sostenibilidad, integridad y autenticidad. Allí están: la región de Marmato y
Riosucio como tierra de resguardos y negritudes, como una subregión panelera y minera;
la región Cafetera de las chivas, el bahareque, los cables aéreos, los Ferrocarriles
Cafeteros y la música de carrilera; la región San Félix-Murillo sobre la alta cordillera, con el
cóndor, el pasillo, la ruana de Marulanda, la palma de cera y el sombrero aguadeño; y el
Magdalena Centro como tierra de ranchos de hamacas, chinchorros y subiendas, y de los
vapores por el río y la expedición botánica.

Pero el asunto ahora, empieza por comprender las grandes implicaciones del proyecto,
toda vez que el Paisaje Cultural Cafetero es un compromiso cuya sostenibilidad exige la
recuperación del paisaje deforestado hace cuatro décadas, emprendiendo una
reconversión del actual modelo socio-ambiental soportado en monocultivos y productos de
base química, porque francamente con estos no resultaría viable el proyecto del Paisaje
Cultural Cafetero ni enfrentar el calentamiento global, los dos mayores desafíos del sector
para las siguientes décadas: con el calentamiento global se hacen necesarios los bosques
para regular el agua y preservar los ecosistemas, y por lo tanto la atención de una
problemática social y ambiental que obliga al ordenamiento de las cuencas hidrográficas
de esta ecorregión colombiana.
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Igualmente, dicha tarea pasa por un escenario aún más complejo, el de cerrar la brecha
de productividad que igual afecta la ruralidad colombiana: más del 60% del PIB regional
se concentra en las capitales cafeteras: todo porque nuestra actividad agropecuaria nunca
ha incluido políticas de ciencia y tecnología necesarias para incorporar el conocimiento
como factor de producción, al lado de la tierra, el trabajo y el capital. Aún más, con solo
cuatro años de educación básica en el campo, la grave problemática del transporte rural y
la ausencia institucional, no se hace viable elevar la baja productividad rural. Y frente a
esta brecha de productividad, que explica la profunda pobreza campesina, ahora los
deprimidos ingresos rurales caerán un 50% como consecuencia del TLC pendiente con EE
UU.

Pero para paliar esta situación, se hace imperativo el bioturismo: un servicio que se
soporta en lo autóctono y en la biodiversidad, como estrategia que exige una revolución
educativa para la reconversión productiva, el desarrollo cultural y el fortalecimiento del
tejido social, además de implementar Aerocafé para alcanzar de forma directa los
mercados de Europa, Norteamérica y el Cono Sur. Con el Paisaje Cultural Cafetero, la
suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá de programas como las “vías
lentas con poblados lentos” para las rutas bioturísticas, del papel del transporte rural como
catalizador de la pobreza, del bahareque dado su valor como arquitectura vernácula, de la
salud del suelo y del agua, del sombrío y la biodiversidad, de las sanas costumbres, del
arrullo de pájaros y cigarras, y de esta clase de elementos tangibles e intangibles de
nuestro patrimonio cultural y natural.

[Ref.: Ed. Circular RAC 626]

7.7.3- Pobreza y ruralidad cafetera

RESUMEN: Cuando las estadísticas señalan que la proporción de población con


Necesidades Básicas Insatisfechas, en Caldas es 17.76%, contra 0.99% en
Manizales donde se concentra del PIB caldense, simplemente se obliga a
considerar nuestra pobreza campesina no sólo bajo parámetros de pobreza

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monetaria, sino de otros factores para plantear soluciones a la inequidad regional y


social, y a las deficiencias en el desarrollo de las capacidades humanas de la
población.

Imagen 7.34: Los Mundos de Samoga - Museo Interactivo U.N. de Colombia, Sede
Manizales

Esta época amerita pensar en la pobreza, por ser un tema asociado a valores
fundamentales como la humildad cuando obliga a reconocer nuestras flaquezas, y en el
amor bajo la acepción que lo define como virtud que representa toda la compasión con el
ser humano. Para empezar, cuando la carta estadística de Caldas (2010) señala que la
proporción de población con Necesidades Básicas Insatisfechas, en el departamento es
17,76%, contra 0,99% en Manizales donde se concentra casi el 70% del PIB caldense,
simplemente obliga a considerar nuestra pobreza campesina.

Según el informe “Panorama social de América Latina” (CEPAL 2012), Latinoamérica


finalizará este año con 167 millones de pobres, un millón de personas menos que en 2011,
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lo que equivale a 28,8% de los habitantes, y con 66 millones de indigentes, la misma


cantidad que en 2011. Para el organismo, en Brasil, Colombia, Honduras, Paraguay y
República Dominicana, mientras cerca del 40% del ingreso es para los más ricos, sólo
entre el 11% y 15% es para los más pobres. En América del Sur, Paraguay lidera la lista
con más del 50% de pobres, seguido por Bolivia con el 40%. Colombia, donde la cifra es
del 37,2%, ocupa la tercera posición, a pesar de un decrecimiento de 3,1% en los últimos
años. Eso pone al país lejos de los niveles de pobreza de Argentina (5,7%), Uruguay
(6,7%) y Chile (11,0%)

El concepto de pobreza, bajo la perspectiva de Amartya Sen que se asocia a pobreza de


desarrollo humano, es el enfoque instrumentalizado por el PNUD, donde se establecen una
serie de criterios de satisfacción de necesidades básicas -esperanza de vida, nivel de
educación e ingreso- como factores que formarían la base de recursos y habilidades que
demanda el “desarrollo humano”. De ahí que el PNUD, en lugar de utilizar los ingresos
para medir la pobreza, recurra, para el Índice de Pobreza Humana, a la medida de las
dimensiones más básicas en que se manifiestan tales privaciones: una vida corta, carencia
de educación básica y falta de acceso a los recursos públicos y privados.

No obstante, en Colombia la pobreza se mide de dos formas complementarias: la


primera, la pobreza monetaria, que se calcula a partir de los ingresos de los hogares;
mientras la otra, adaptada por el DNP, evalúa los hogares a través de cinco dimensiones,
así: condiciones educativas, situación de la niñez y la juventud, estado de la vivienda,
salud y trabajo, y acceso a servicios públicos domiciliarios. Mientras la indigencia supone
ingresos per cápita no superiores a $11.144 diarios, y por lo tanto una canasta de
alimentos insuficiente que no satisface los requerimientos de proteínas, calorías y otros
nutrientes, la pobreza que llega a personas con ingresos per cápita inferiores a $24.944
diarios, incluye, además, privaciones en vivienda, transporte y vestuario, entre otros.

Pero más allá de las cifras, debería examinarse la dimensión de la pobreza entrando tanto
al escenario regional como a su contexto, dado que lo señalado hasta acá no reconoce
causas y circunstancias, complejas por demás, como factores reales o contribuyentes
necesarios para enfrentar con políticas acertadas una problemática socioambiental y

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económica, caso las comunidades pobres del Eje Cafetero que ya no perciben los
beneficios del “grano de oro” que enriquece mercados externos ahora, tal cual ha ocurrido
con las comunidades de indígenas y afrodescendientes de Riosucio y Marmato tras siglos
de explotación aurífera, olvido y miseria.

Ahora vemos con preocupación las afujías de los cafeteros, asociadas a una crisis
estructural de precios para productores del grano, donde la globalización de la economía
resulta ser factor determinante. La prueba irrefutable parte de la franca decadencia de
este sector símbolo de Colombia, no propiamente frente a otros renglones de nuestra
economía, sino porque su gremio ayer glorioso y protagónico, a pesar de la redistribución
del ingreso consecuencia de la estructura minifundista de la propiedad cafetera, sufre las
penurias de un mercado desfavorablemente controlado por terceros.

Aunque el modelo de crecimiento de la pasada década llevó a Colombia a un puesto de


“privilegio” en el ranking de la concentración de la riqueza, en escenarios rurales de
nuestra ecorregión donde los ingresos medios son varias veces menores que los urbanos,
por lo menos gozamos de mejores índices de desarrollo relativo. Luego, habiendo
superado la inequidad y debiendo sólo enfrentar la pobreza, donde la lucha resulta menos
ardua, podríamos centrar la atención en mejorar la problemática cafetera, consolidando
una nueva sociedad donde el protagonismo del saber condiciona la estructura del empleo,
mediante el desarrollo de competencias sociales e intelectuales, y de una mayor capacidad
creativa e innovadora de los habitantes, a partir de estrategias como priorizar el desarrollo
humano y la cultura sobre el crecimiento económico, apostándole a otro modelo educativo
que propenda por formar el talento humano. [Ref: La Patria, Manizales, 2012-12-24].

7.7.4- No todo lo que brilla es oro

Resumen: A diferencia de una minería artesanal y limpia que puede coexistir con la
minería industrializada subterránea, cuando se practica con responsabilidad social y sin
comprometer biomas estratégicos, la mega minería y la minería ilegal, son dos flagelos
que amenazan el frágil ecosistema andino en la Ecorregión Cafetera.

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Imagen 7.35: Minería ilegal, río Ovejas. Juan Bautista Díaz. El Tiempo 13.02.2015.

El “vil metal” como se le llama al oro cuando se usa como medio de pago, que si hace una
década se cotizaba a U$600 la onza hoy cuesta el doble, desde épocas coloniales ha sido
uno de los principales motores económicos del país: si en el siglo XVI la Nueva Granada
producía el 39% el oro del mundo, y hasta el siglo XX Colombia participaba con el 30%,
hoy con 56 toneladas por año ocupa el puesto decimocuarto a nivel mundial y el segundo
en Sudamérica, después de Perú (151). Además, para el caso de Caldas que con 1,8
toneladas por año aparece en el sexto lugar de Colombia, el municipio productor por
excelencia es Marmato, cuyas regalías por tal concepto suman $1.639 millones, cuantía
más de veinte veces superior a lo que generan los demás municipios juntos.

Ahora, si en Colombia existen dos grandes empresas que controlan el 12% de la


producción: la Mineros conformada por Colpatria, la Corporación Financiera Colombiana y
otros socios menores, y la Gran Colombia Gold de Canadá, pero la mayor proporción
estimada en el 80% del oro del país es de la minería ilegal, entonces, en nombre de esta
actividad empresarial, a las fuentes de agua del país se vierten 200 toneladas de mercurio
al año, 100 de ellas en Antioquia, y también en la Depresión Momposina donde los ríos
Cauca, Cesar y San Jorge desaguan al río Magdalena, convergen las aguas servidas

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llevando el mercurio de 1.200 minas de aluvión y los vertimientos de la Región Andina


donde habitamos el 70% de los colombianos.

Además, en razón a la mirada utilitarista de multinacionales blindadas por una ley que
desampara a los colombianos, o de la máquina devastadora de la informalidad cooptada
por el “para-estado”, esta actividad extractiva se ha venido constituyendo en una severa
amenaza para los ecosistemas andinos ubicados en los departamentos de mayor
producción de oro en Colombia: basta examinar los procesos de deforestación en el
Amazonas y el Chocó, los intentos de arrasar santuarios como el páramo Santurbán y de
perforar por el “oro negro” en Caño Cristales, cuando no la criminal degradación del
paisaje en el Bajo Cauca con la destrucción del humus, y las charcas de mercurio y
cianuro, herencia de uno de los negocios más fructíferos de los últimos tiempos: el oro.

En Marmato, el cuarto municipio más viejo de Colombia (1537), un verdadero enclave


económico dado el contraste entre su elevado PIB per cápita para unas NBI mayores al
30%, y donde las reservas auríferas tras 100 km de perforaciones exploratorias han
pasado a 11,4 millones de onzas de oro, pese a haber sido objeto temprano de la
intervención del Estado desde la Misión Boussingault (1822-1831) que eleva la eficiencia
de la explotación en un 25%, y de haber contado desde 1980 con la presencia de
Ecominas -luego Mineralco- como ente administrador de las minas en representación del
ministerio de Minas y Energía, se tiene que de las 500 minas de socavón, la mitad
concentrada en el Cerro el Burro, únicamente 121 tienen título, entre estas 103 propiedad
de la Gran Colombia Gold.

Si en el precioso poblado de Iván Cocherín, guacheros y pequeños mineros que en medio


de minas ilegales cuya legalización no está a su alcance técnico ni económico, al no
encontrar oficio empujados por la necesidad van tras los socavones abandonados
asumiendo los riesgos que conlleva la informalidad mientras sus mujeres, niños y mayores
deben recurrir al mazamorreo en aguas contaminadas, entonces qué podremos esperar en
La Colosa o Cocora y Tolda Fría, donde la sudafricana Anglo Gold Ashanti o la canadiense
Río Novo han puesto el ojo para explotar oro a cielo abierto, sin importar el equilibrio

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ambiental de esta barrera natural protectora del PNNN, ni la sobrevivencia de especies


emblemáticas como el cóndor y la palma de cera.

Razonablemente, nuestra Sociedad de Mejoras Públicas previendo la amenaza sobre


ecosistemas y el agua, como defensora del territorio y de la vida al conocer lo que está
ocurriendo en la quebrada La María de la Vereda Montaño de Villamaría, vecina a la
Reserva de la Chec y afluente directo del Río Chinchiná cuya cuenca comparte con
Manizales, ha logrado la suspensión provisional de la Mina Tolda Fría.

[Ref.: La Patria. Manizales, 2016.05.23

7.7.5- INGENIERÍA, INCERTIDUMBRE Y ÉTICA.

Imagen 7.38: El SPACE en Sismología en el Meta, y el Puente Chirajara en Publimetro


Colombia.
Existen vicisitudes que en la ingeniería, ni tienen justificación, ni deben ocurrir: primero, el
colapso del edificio Space ocurrido el 12 de octubre de 2013 en Medellín, y la posterior
demolición de los otros bloques de apartamentos, previendo más desplomes asociados a
deficiencias estructurales, asentamientos del suelo y falencias constructivas; todo lo cual
cobró 12 vidas y pérdidas patrimoniales a 161 familias propietarias, y puso en evidencia la

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precariedad de las normas sobre viviendas seguras en el país; y segundo la caída del
puente Chirajara, ocurrida el pasado 15 de enero en la autopista al Llano, un viaducto
atirantado de 280 metros de altura y 446 metros de extensión, cuyo diseño, así haya sido
galardonado con el Premio Nacional de Ingeniería en 2010, con el desplome de uno de los
dos pilones terminados pocos meses antes de la inauguración de la obra, y un saldo de 9
trabajadores muertos, mostraría su absoluta precariedad de haber sido factor
contribuyente o causa real del fatídico evento.
Lo grave del asunto, es que estos colapsos no se deben a imponderables tecnológicas,
sino a la condición humana del ingeniero: mientras en las obras subterráneas la
incertidumbre suele ser del 30% o más, en las estructuras de concreto y otros desarrollos
tecnológicos, ésta se reduce a cuantías menores que varían entre el 6 y 4%. Por ejemplo,
mientras los túneles incorporan un alto riesgo dada la incertidumbre asociada a cambios
erráticos en la disposición y condición de las discontinuidades y variaciones litológicas del
macizo rocoso; contrariamente, una obra de concreto incorpora un riesgo mínimo, dado
que la cuantía y configuración del hierro, como la resistencia de los agregados y geometría
de las estructuras, se conocen y están controladas.
Algunos dirán que son los avatares de un oficio en el que convergen la técnica y el arte al
aplicar la ciencia al diseño y construcción de la infraestructura; otros, justificarán los
hechos diciendo que en todas las partes del mundo, también colapsan estructuras como
edificios y puentes; pero no: cuando prima la ética en la ingeniería, a pesar de la
incertidumbre estos sucesos pueden prevenirse haciendo uso de los factores de seguridad
y de la gestión del riesgo, e incluso empleando el método observacional en obras de
naturaleza compleja; sólo que debemos reconocer las limitaciones de la ingeniería al
planificar, diseñar y construir grandes proyectos, donde el costo de tomar las cosas a la
ligera suele traducirse en pasivos ambientales importantes, o en preocupantes desastres
como los anotados.
La historia de la región, aunque ha estado marcada por siniestros como los incendios de
Manizales de 1922, 1925 y 1926, la erupción del Ruiz en 1985, el terremoto del Quindío de
1999 y los deslizamientos de la Planta de Gallinazo y el barrio Cervantes tras la temporada
invernal asociada a la Niña 2010/11, también muestra cómo pese a las dificultades del

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medio natural y limitaciones tecnológicas de la época, se consiguieron obras memorables


como el Ferrocarril de Caldas, el Cable Aéreo, y en especial una que sobresale entre todas,
concebida en 1927 y concluida en 1939, ya que tras los incendios de los años 20 que
cobraron 34 manzanas del poblado, emerge en medio de las cenizas como una obra sin
precedentes soportada en la fe y la más significativa del civismo caldense: la Catedral de
Manizales, una estructura de 106 m de atura en ferro-concreto para una aldea de
bahareque.
Pero hoy nos encontramos ante graves contingencias que, antes que desdecir de la
capacidad técnica de la ingeniería colombiana, evidenciarían una profunda crisis ética que
podría corromper sus cimientos, consecuencia del ejercicio profesional social y
ambientalmente irresponsable de algunos miembros. Es que el ejercicio profesional del
ingeniero, además de sucumbir frente al mercado al permitir con la instrumentalización de
la naturaleza y la especulación con el suelo urbano para captar la plusvalía urbana, la
fragmentación social y espacial del territorio, también se ha infectado con la corrupción en
la contratación pública. De ahí que como ingenieros debamos ejercer liderazgo cívico y
fortalecer el compromiso de la profesión, para enfrentar los conflictos y contradicciones
relativos a dicha problemática ética, fundamentando
[Ref.: La Patria. Manizales, 2018.01.29]

7.7.6- Dos notas para el Pacífico Biogeográfico

1- Vida y desarrollo para el territorio del Atrato.

RESUMEN: La Corte Constitucional mediante la Sentencia T-622 de 2016 que reconoce el


Atrato como sujeto de derecho, le ha ordenado al Gobierno tomar las medidas necesarias
para restaurar el río y proteger en sus riberas a las comunidades afrocolombianas e
indígenas afectadas por graves acciones antrópicas, como la minería ilegal que además de
la salud, también altera suelos, aguas y ecosistemas con el uso intensivo de maquinaria
pesada y el vertimiento de sustancias tóxicas como el mercurio, entre otras graves
problemáticas socio-ambientales que amenazan y afectan el territorio chocoano. Añade

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además que, asociada a la problemática de la ilegalidad, confluyen actores armados,


pobreza, desigualdad, prostitución, violencia y falta de oportunidades.

Imágenes 7.39: El caudaloso Atrato, tributario del Golfo del Darién: Mercado en Quibdó;
Poblados de la cuenca, y Topografía del Chocó Biogeográfico.

En una inédita sentencia el caudaloso Atrato ha sido declarado un sujeto objeto de


derechos que el Estado debe proteger. Este río que entre el Cerro Plateado de los
Farallones de Citará y el Golfo de Urabá baña una cuenca de 38.500 kilómetros cuadrados,
y que recorre 750 kilómetros del Chocó biogeográfico, resultará beneficiado gracias a esta
histórica decisión que toma la Corte Constitucional de Colombia, al verificar en el lugar la
depredación ambiental del río y de sus afluentes, razón por la cual ordena la protección y
recuperación de su territorio, mediante un plan de acción que neutralice y erradique las
actividades de la minería ilegal y otras desgracias socioambientales, consecuencia de la
guerra, las dragas, la deforestación y la siembra de coca.

Sabemos que las riquezas de esta ecorregión, la zona de mayor biodiversidad del planeta
y una de las más lluviosas, bañada por un cauce de 11 metros de profundidad y 282
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metros de ancho promedios, y que cuenta con un sistema de ciénagas de 65 mil hectáreas
y el Parque Natural Nacional de los Katíos, van más allá del oro, el platino y la madera,
toda vez que pasan por la cultura ancestral de las comunidades indígenas de la etnia
Embera, y de unos 60 mil habitantes en su mayoría afrodescendientes, que en poblados
sin acueducto ni sistemas de saneamiento habitan dicho territorio, un patrimonio que al
igual que la estructura ecológica de su cuenca está amenazado por la ausencia y
abandono de un Estado, lo que le han dado paso a guerrillas, paramilitares y criminales,
quienes han entrado por el cauce, caños y afluentes del río para desestructurar el
territorio desplazando pobladores, destruyendo selvas, tierras y humedales, saqueando
riquezas y contaminado aguas.

Sobre la historia del Atrato, río antes denominado Grande o Darién, cuenta Joaquín Acosta
en “Historia de la Nueva Granada” (1848) que Vasco Núñez de Balboa, dejando atrás a
Santa María la Antigua, población que fundara con Martín Fernández de Enciso hacia 1509
sobre la desembocadura de dicho río y que se reasentará en Panamá en 1524, hacia 1511
procede a explorar la culata del golfo y los ríos que desaguan en él, obteniendo a su vez
del cacique Comagre información sobre la existencia de otro mar al Sur. En su primera
incursión navegando en el único buque que poseía y en diez canoas de un solo tronco de
árbol hechas por los indios, penetra el insalubre lugar por una de las bocas del río Grande,
encontrando a diez leguas la población que gobernaba el cacique Dabeiba; luego, hace la
segunda irrupción alcanzando la primera isla del río que denomina Cañafístola y no lejos
de ella un afluente que por el color de sus aguas llamaron Negro, el que puede hoy ser río
Sucio; y finalmente, al salir de la cuenca por el poniente, en 1513 descubre el Pacífico.

En la lábil cuenca localizada entre el arco de Sautatá y la serranía del Baudó, de sur a
norte discurre el Atrato con su canal navegable de 500 km, cuyos afluentes más
destacados son el Riosucio, el Murrí, el Arquía y el Truandó, al tiempo que siendo la
principal vía de comunicación del Chocó, dado que por ella se conectan 8 puertos y un
cúmulo de poblados emplazados en el valle húmedo hasta llegar a su principal puerto
Quibdó, un poblado fundado en 1648 a 43 msnm que cuenta ahora con 110 mil habitantes
se ha transformado en pequeña una urbe, capital del departamento de Chocó y cuya
composición étnica es 87,5% negra,10,2% mestiza o blanca y 2,3% indígena.
387
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Cabe preguntarnos ahora, si como consecuencia de esta tutela veremos transformar la


emblemática arteria fluvial que sólo ha servido para la expoliación de nuestra riqueza, en
una vía de progreso que salde la deuda histórica con sus comunidades, porque también en
2014 mediante un fallo de acción popular en favor del río Bogotá, el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca les requirió a las autoridades ambientales replantear la
política de protección del patrimonio natural, ordenándoles prevenir la catástrofe ecológica
del río, sus quebradas y afluentes, y emprender una dura tarea que puede tardar una
generación hasta lograr la recuperación de tan solo 354 kilómetros de este cuerpo de
agua de la sabana. [Ref: La Patria. Manizales, 2017.08.08]

2- Deuda histórica con el Pacífico Colombiano

Imagen 7.40: Distritos mineros y Propiedad de la tierra en el Pacífico colombiano (OPyT),


y Ecorregiones en dicho territorio (WWF)

RESUMEN: Las causas de la perenne crisis humanitaria y ambiental del Pacífico


Colombiano, donde miles de ciudadanos han estado reclamando la atención de demandas
legítimas relacionadas con derechos fundamentales, parten no sólo de la expoliación de su
riqueza minero-forestal, de las consecuencias de un modelo de desarrollo caracterizado
por una economía extractiva y de enclave, de la destrucción de su biodiversidad y del
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desaprovechado potencial de su patrimonio natural y cultural. Al igual que en el Territorio


del Atrato, el Estado debe extender el Plan de Acción requerido para la protección y
recuperación de todo el Pacífico Colombiano con el propósito de neutralizar y erradicar la
minería ilegal, la deforestación, la violencia, la pobreza y otras problemáticas
socioambientales.

Las causas de la perenne crisis humanitaria y ambiental del Pacífico Colombiano, donde
miles de ciudadanos han estado reclamando la atención de demandas legítimas
relacionadas con derechos fundamentales, parten no sólo de la expoliación de su riqueza
minero-forestal, de las consecuencias de un modelo de desarrollo caracterizado por una
economía extractiva y de enclave, de la destrucción de su biodiversidad y del
desaprovechado potencial hídrico y marítimo, sino también del centralismo vallecaucano,
del desconocimiento de sus culturas ancestrales indígena y afrocolombiana, y de la
ausencia del Estado que ha favorecido la ilegalidad y la presencia de grupos armados.

Pese a que Buenaventura, aunque responde por el 53% del comercio marítimo y le tributa
$5,5 billones anuales al país, con su crisis expresa las contradicciones del Pacífico
colombiano, región de 83 mil kilómetros cuadrados con baja movilidad social, aislamiento
geográfico y debilidad institucional ubicada en medio de la densa selva tropical húmeda,
en cuyo territorio limitado por la cordillera Occidental que actúa como barrera natural, vive
cerca de un millón de personas, el 90% negra y el 4% indígena, la mitad habitando el
Chocó, casi un tercio Nariño y el resto el Valle y Cauca. Allí sobresalen tres centros
urbanos que suman 700 mil habitantes (Buenaventura, Tumaco y Quibdó).

Respecto a los movimientos sociales, en primer lugar, hace una semana, luego de 17 días
de justos reclamos, Chocó logró un acuerdo de inversiones con el Gobierno y levantó el
paro. En segundo lugar, contrariamente hace una semana con el movimiento cívico que se
adelantó en Buenaventura casi a la par, no se logró concretar el preacuerdo logrado entre
el Comité de paro y una comisión del Gobierno, consistente en la creación de un fondo
exclusivo con manejo autónomo local, en lugar de la declaratoria de una emergencia
económica, social y ecológica, dado que sobre las fórmulas gravitan, de un lado la
ineficiencia del Estado e injerencia de una clase política corrupta, y del otro la ineficacia de

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los órganos de control garantizando el manejo impoluto de $10 billones que entregarían
en 10 años.

Aunque lo fundamental obliga a fortalecer las instituciones, combatir las actividades


ilegales extractivas, poner fin al conflicto armado, y mejorar tanto la cobertura como la
calidad de la educación y la salud, habrá que impulsar una mayor conectividad con el resto
del país superando las barreras naturales que lo impiden con inversión en infraestructura
estratégica, para luego desarrollar la estructura productiva de la región orientada a
generar valor agregado, empleo formal y un mayor aprovechamiento del sistema portuario
en Tumaco, Buenaventura y Cupica articulando su desarrollo a la Cuenca del Pacífico,
además de recuperar la cuenca y la hidrovía del Atrato, como la carretera a Quibdó desde
Antioquia y el Eje Cafetero.

Antes que criminalizar la protesta social, de enviar el Esmad a reprimir brutalmente el


movimiento contradiciendo el espíritu de una Colombia en posconflicto, debemos combatir
la desesperanza para prevenir conflictos, mitigando factores detonantes como pudieron
ser: la pérdida de $21 mil millones del contrato de 2014 pactado en obras para la
carretera Quibdó–Ánimas–Nóvita entre la Gobernación de Chocó y la Unión Temporal
Istmina; o el presunto desfalco del hospital de Buenaventura que maneja un presupuesto
cercano a $40 mil millones, situación relacionada con la muerte de un concejal y la
destitución de un alcalde.

Finalmente, habrá que enfrentar la crisis del Pacífico no solo mirando a Buenaventura,
donde las inversiones en infraestructura al igual que los desarrollos portuarios cada vez
menos intensivos en mano de obra, sólo benefician al capital exportador, pero no a una
población ni a un territorio donde la crisis se extiende de sur a norte: primero, porque la
tragedia parte de Tumaco donde sus habitantes en medio de una gran riqueza natural que
se subraya por el potencial para industrias asociadas a mariscos y cacao, viven con unas
NBI del 60 por ciento; y segundo, porque Belén de Bajirá, estratégico territorio del Urabá
Chocoano para el Corredor de la Américas y la integración de nuestros mares, con sus
ricos yacimientos mineros y enorme potencial agropecuario, espera ver transformadas en

390
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oportunidades dichas bondades, antes que la desmembración y colonización de su


territorio disputado por Antioquia. {Ref.: La Patria. Manizales, 2017/06/5}

7.5.7 Muelle de Tribugá.

¿Es posible el desarrollo sostenible?: sin desconocer derechos de comunidades y cuidando


el medioambiente, un puerto en el Chocó Biogeográfico articulando nuestros mares,
podría impulsar la economía local si las comunidades propietarias de las tierras participan
como socias.

Imagen 7.41: En Nuquí, la mayoría de pobladores vive de la pesca artesanal, la agricultura


y el ecoturismo. Algunas comunidades indígenas y afro se oponen al proyecto y aseguran
que los afectaría. Foto: Guillermo Ossa / Archivo EL TIEMPO

Mejorar la infraestructura y el transporte es esencial para expandir el sector productivo,
más ahora que nuestra economía se fundamenta en la minería extractiva, el petróleo
crudo y el carbón. Para eso es fundamental (1) articular el Altiplano con el
Caribe, Buenaventura y Urabá, y (2) conectar el océano Pacífico con el Atlántico.
La construcción de un puerto en el golfo de Tribugá busca mejorar la conectividad y, por
lo tanto, aumentar las exportaciones. Para que eso suceda, es necesario, además, utilizar
el potencial de las hidrovías y construir túneles para ferrocarriles a lo largo de nuestras
cordilleras, lo que reduciría los fletes seis y tres veces respectivamente.

391
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Mientras que en Europa hay un puerto cada 100 kilómetros, en Colombia los principales
puertos están concentrados en cuatro ciudades: Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y
Buenaventura. Por eso, otro gran puerto en el Pacífico podría ser un instrumento de
desarrollo para conectar esa región con el resto del país.

Sin embargo, aunque sean necesarios para conectar los mares, los puertos no son
suficientes para crear desarrollo –los mejores ejemplos son Buenaventura y Cartagena–.
Por eso, el puerto de Tribugá puede no tener un impacto positivo si su construcción no se
acompaña de políticas públicas, planes y estrategias para reducir la pobreza y para
respetar los derechos bioculturales de ese territorio y sus poblaciones.
Lamentablemente, en Colombia la ley y las políticas ambientales se han adaptado más a
los desafíos del mercado que a los retos del desarrollo sostenible. Con el enfoque erróneo,
los megaproyectos como el del puerto de Tribugá pueden amenazar seriamente ciertas
áreas sensibles ecológica y culturalmente.

La disyuntiva

Imagen 7.42: Tribugá frente a la ensenada, amenaza el humedal y al PNN de Utría.


Además, el riesgo de licuación de suelos dados el ambiente arenoso de la ensenada y la
amenaza sísmica, se constituye en otra determinante ambiental que invita a reubicar el
proyecto.

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La construcción del puerto de Tribugá ha interesado durante mucho tiempo a políticos y


empresarios del Eje Cafetero –que buscan conectarse con el Pacífico– y del Chocó –que
pese a tener costas en dos océanos, buscan puertos y vías para accederlos–.

En 2006 se creó la organización Promotora Arquímedes S. A., con el propósito de construir


y operar el puerto de Tribugá. Desde entonces, Arquímedes ha buscado ajustar su diseño
a las condiciones ambientales del entorno. Por eso propuso construir el 80 por ciento de
su infraestructura en mar, para lograr el licenciamiento ambiental. También se ha
contemplado construir un ferrocarril a Quibdó y terminar la vía terrestre a Risaralda, con el
propósito de crear una “ciudad-puerto”.
Sin embargo, muchos ambientalistas han advertido que la construcción del puerto tendría
impactos funestos para el medioambiente por: “La amenaza para los cientos de hectáreas
de manglares que hay en el golfo; el impacto del dragado y de los vertimientos sobre las
playas donde anidan las tortugas; el daño a la ruta migratoria de las ballenas jorobadas,
que todos los años llegan a esta región, y la pérdida de biodiversidad que implicaría
construir carreteras y trenes en medio de la selva”.
Además, la Academia de Ciencias de California, el Instituto Carnegie de Ciencias, la
Institución Central Clima y la Universidad de California en Berkeley señalan que en el
presente siglo los bosques de coníferas tropicales y subtropicales tendrán que adaptarse a
una velocidad de 80 metros por año, mientras que los manglares tendrán que hacerlo a
950 metros por año.

¿Hay otras alternativas?

En caso de que no se cuente con la voluntad de la comunidad o que se encuentre que los
manglares del golfo, la ensenada o el parque nacional natural Utría resultarían afectados
por el puerto, es necesario contemplar otras alternativas:
Una opción es construir el puerto en el extremo sur del golfo, donde el medio es rocoso y
la morfología costera protegería el puerto de la corriente oceánica de dirección noreste. A

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diferencia de la barra de la ensenada de Tribugá, donde existe una alta vulnerabilidad


sísmica, esta zona parece más apta para la construcción de un puerto profundo.

Imagen 7.43: Habrá oportunidad para cabotaje transoceánico por Colombia dados el
crecimiento exponencial del comercio global y las limitaciones de Panamá, que para
duplicar su capacidad con el nuevo paso reutilizará el 40% del agua.

Y si no fuera en Tribugá, 90 kilómetros más al norte se encuentra el golfo de Cupica. Esta


alternativa favorecería un paso transoceánico más corto, siempre que se construya el
ferrocarril verde Urabá-Cupica propuesto desde la Sociedad de Mejoras Públicas de
Manizales. Esa línea pasaría por Vigía del Fuerte y Chigorodó, hasta llegar al complejo
portuario antioqueño, de manera que se complementaría con la hidrovía del río Atrato.
En todo caso, la construcción de un nuevo puerto en la región Pacífica no debe
desconocer los derechos de este territorio biodiverso y pluricultural. Las comunidades
indígenas y afrodescendientes que allí habitan no han recibido nada en más de 200 años
de olvido y desconocimiento de su cosmovisión. Por eso, la clave está en no repetir la
historia de Buenaventura, el puerto vallecaucano que le representa a la nación impuestos
por 5,5 billones de pesos al año.

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Si se busca un verdadero desarrollo, es necesario partir del enorme potencial pesquero del
Pacífico colombiano. Eso implicaría dotar a la comunidad de un astillero para
embarcaciones pesqueras, equipos para el procesamiento de pescados y mariscos, fuentes
de energía y unidades térmicas para refrigerar la cosecha marina, sistemas de
conectividad para sacar dichos alimentos y programas integrales de formación y
capacitación en estas materias. Lo anterior podría traducirse en decenas de miles de
empleos dignos y remunerados para los habitantes del Pacífico.

Ordenar el territorio y blindar el patrimonio natural y cultural en áreas estratégicas; sin


embargo, para llegar a ese objetivo también es necesario: convertir las rentas de los
recursos primarios y megaproyectos en capacidades humanas, fortalecer el quehacer de
las instituciones ambientales y la sociedad civil, fortalecer los procesos culturales
endógenos y construir paisajes resilientes en los ecosistemas, y proteger las comunidades
rurales de pescadores y artesanos de las agresiones de un modelo ‘de enclave’.
En suma, un proyecto de este tipo con el enfoque correcto puede traer enormes beneficios
para la región si las comunidades propietarias de las tierras participan como socias

La importancia

En la cuenca del Pacífico se producen dos tercios del PIB mundial y habita cerca de la
mitad de la población del planeta. Allí está el nuevo escenario de la economía planetaria.
Por eso, el eje Urabá-Tribugá puede ser un complemento de la nueva troncal
transoceánica entre Europa y Asia que ha llegado a Panamá, y puede convertirse en una
forma de acceder al Pacífico del siglo XXI.

La ampliación del canal de Panamá aumentará entre 300 y 600 millones de tonelada-año
su capacidad de carga. Con esa ampliación se permitirá el tránsito de embarcaciones tipo
Suez de 12.000 contenedores (TEU), cuya economía en fletes supera cinco veces la de los
Panamax de 4500 TEU.

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Imagen 7.44: El transporte férreo, al reducir fletes 3 veces respecto a la tractomula e


incrementar con ello 9 veces las exportaciones de Colombia, invita a conectar el Altiplano
y el Eje Cafetero a Urabá – Cupica y a Buenaventura, extendiendo el sistema ferroviario.

Ante ese nuevo panorama, habrá oportunidades para que Colombia construya un paso de
cabotaje desde el complejo portuario antioqueño hasta Cupica o Tribugá. Nuestro país
puede aprovechar (1) las limitaciones del canal de Panamá, cuyas esclusas deben reutilizar
el 40 por ciento del agua, y (2) el hecho de que el comercio contenedorizado ha crecido
en el largo plazo a tasas que varían entre 1,5 y 2 veces el PIB global.

Un puerto en Tribugá con ferrocarril de conexión al Atrato o un puerto en Cupica


articulado con el complejo portuario antioqueño mediante el ferrocarril Urabá-Cupica
pueden ser oportunidades para atraer carga de cabotaje y crear un paso interoceánico por
Colombia.

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Imagen 7.45- Un paso transoceánico por el Chocó Biogeográfico complementando el


Ferrocarril Verde con la Hidrovía del Atrato, además de ser un proyecto estratégico para
acceder a los mares de Colombia y redimir el Andén Pacífico, no le compite a
Buenaventura.

Además, el ferrocarril del Atrato que llegaría al complejo portuario de Antioquia contribuirá
a la estructuración de un sistema intermodal de carga mediante los corredores logísticos
que integren el Altiplano, Buenaventura y Urabá-Chocó. En ese escenario, la hidrovía del
Atrato, cuya capacidad es de 150 millones de toneladas-año o 50 trenes de 10.000
toneladas-día, resulta necesaria.

En suma, un proyecto de este tipo con el enfoque correcto puede traer enormes beneficios
para la región si las comunidades propietarias de las tierras participan como socias. La
locomotora del carbón andino exportado a Asia puede sustituir la caída del precio de los
hidrocarburos, gracias a la alta calidad de dicho mineral. Esas exportaciones pueden
financiar la variante Loboguerrero, dotada de viaductos y túneles, la extensión del tren
que conformaría los grandes corredores y las plataformas logísticas de nuestra región
Andina.
*El Tiempo, 22 de junio 2019. Tomado de Razón Pública.

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7.5.8- Una mirada a los mares de Colombia

Imagen 7.46: Cuenca del Amazonas (WWF), Fronteras y Relieve de Colombia


(Wikipedia.org) y Cuenca del Mar Caribe (Invest Offshore).

RESUMEN: Colombia, que posee los andes más septentrionales de América, ubicada en el
noroccidente de América del Sur, con territorio en las cuencas altas del Orinoco y
Amazonas y aguas en los océanos Atlántico y Pacífico, ha vivido de espaldas a estos
valiosos espacios que la confinan. Si bien los mares de Colombia constituyen el 45% de su
territorio, las dos cuencas señaladas con sus enormes hidrovías y una superficie de 8
millones 487 mil kilómetros cuadrados, cubren el 46,6% de Sudamérica.

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El país, que por no tener una visión marítima perdió a Panamá y mar en San Andrés,
requiere ocuparse de la formación e investigación en la materia, para conocer desde una
perspectiva científica integral el patrimonio que albergan nuestros mares e hidrovías, no
solo por su importancia estratégica y geopolítica, sino también por el potencial ambiental,
biótico y geológico que ofrecen para el futuro de la Nación.
---
La semana pasada en la visita de la Misión de Sabios a Manizales, la mesa de trabajo sobre
océanos instalada por el científico Jorge Reynolds, consciente de que históricamente el país
ha vivido de espaldas a este valioso espacio que constituye el 45% de su territorio, propuso
crear un instituto intercedes en la Universidad Nacional, para ocuparse de la formación e
investigación en ciencias básicas y aplicadas sobre la materia, propiciando una mirada desde
una perspectiva integral al patrimonio que albergan nuestros mares, no solo para
aprovechar su importancia estratégica y geopolítica, sino también por el potencial ambiental,
biótico y geológico que ofrecen para el futuro de la Nación.
Recuérdese que el país, además del robo de Panamá en 1903 por Roosevelt, quien resolvió
tomarse el istmo después de que el Senado colombiano negara el tratado Herrán-Hay que
le cedía a EE UU la franja del canal, también en 2012 perdió mar en San Andrés, cuando la
Corte Internacional de Justicia de la Haya emitió su sentencia sobre el litigio con Nicaragua
por varios islotes y una plataforma continental, concediéndole una franja de 531 km al país
centroamericano desde su costa y de solo 65 km para al archipiélago.
A nivel del planeta los mares que cubren alrededor del 72 % de la superficie, producen la
mitad del oxígeno y absorben el 30 % de las emisiones de dióxido de carbono, pese a la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar adoptada en 1982, por no
contar con medidas globales de protección al menos para las aguas internacionales que son
el 46% de los océanos, la hidrósfera está al borde del colapso como consecuencia del cambio
climático, de la contaminación con derrames de petróleo, del vertimiento de residuos
químicos y metales pesados, y de la acumulación de plásticos.
A los anteriores factores de naturaleza antropogénica, habrá que sumar la captura ilegal y
sobreexplotación pesquera, y la acidificación oceánica e intervención indebida de litorales,
además de los graves impactos del cambio climático dada la influencia directa de los océanos

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en la máquina atmosférica, y por lo tanto en los fenómenos meteorológicos y en la


regulación del clima. Todo lo anterior configura la grave amenaza que está afectando
directamente la vida silvestre de los hábitats oceánicos e indirectamente la salud humana,
ya que gracias a la sobreexplotación y contaminación, desde 1950 se ha devastado un 40
% de la vida en los océanos.
Es que además la acidificación de los océanos consecuencia de la captura de dióxido de
carbono por el agua marina, que al disolver el gas favorece la reacción con el carbonato
cálcico y el cambio de su PH, se induce en los medios marinos la migración y cambio de
hábitos de especies, la pérdida de fitoplancton, el blanqueamiento de corales y la
desaparición de ecosistemas; igualmente, la mayor concentración de dióxido de carbono en
la atmósfera, por el efecto de invernadero provoca el calentamiento de los mares, lo que
favorece la ocurrencia de tormentas tropicales y huracanes fuertes por el Caribe, como
detonantes de desastres climáticos.
Aunque la riqueza de la hidrósfera terrestre es enorme, ya que los mares contienen cerca
de 200 mil especies identificadas entre millones que albergan, sin una intervención de orden
mayor así exista la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos responsable de regular la
extracción y explotación de nódulos metálicos de manganeso, níquel, cobre o cobalto, pero
no de la protección del ecosistema, la amenaza resulta aún mayor: a pesar de conocerse
únicamente el 2% de los fondos marinos aunque el 20% de su superficie son áreas marinas
protegidas, al igual que el espacio exterior y en particular la órbita geoestacionaria, los
ambientes abisales como nuevos espacios son vulnerables.
En Colombia, donde existen 500 mil hectáreas de nuevas áreas marinas protegidas,
contamos con manejo efectivo en 10 de las 18 áreas marinas protegidas: allí, nuestra
riqueza biótica está representada en 33 especies de mamíferos acuáticos oceánicos, 6 de
las 7 especies de tortugas marinas del mundo y 123 especies de peces evaluadas; a ello se
añaden los arrecifes coralinos donde sobresale el del archipiélago de San Andrés equivalente
al 34% del territorio caribeño colombiano, y los pastos marinos con notable extensión en la
Guajira.

[La Patria. Manizales, 2019.08.26].

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
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CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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8. COBERTURAS VEGETALES

8.1 LA VEGETACION Y LAS ESTRUCTURAS EN GEOTECNIA.


Las medidas correctivas de los movimientos en masa y los procesos de erosión se enmarcan
en ambientes dinámicos, donde los suelos y las coberturas vegetales evolucionan a partir
de las exigencias impuestas por los tratamientos. Los cambios que sufre el suelo por el
intemperismo debido al secado excesivo, la humectación, y la ausencia de recursos para la
vegetación, como agua, nutrientes, espacio, carencia de materia orgánica, son factores que
dificultan el arraigo, el establecimiento y el crecimiento de la vegetación. Además la
respuesta del concreto frente a asentamientos diferenciales inducidos por el secado, por la
presión que ejercen las raíces y tallos son causas de alto deterioro de un tratamiento,
reduciendo la vida útil de la solución.
Los proyectos de ingeniería generan
impactos ambientales severos y una
de las herramientas más comunes y
adecuadas para mitigarlos es el
establecimiento de la vegetación. Sin
embargo la actividad de
vegetalización no se planifica con el
detalle necesario, no se realizan los
inventarios florísticos que permitan
hacer eficiente la solución con
vegetación. Este vacío se ve reflejado
en los problemas que se presentan en
el funcionamiento de las obras,
Figura 8.1 La Corrección de la quebrada El Silencio
siendo los más comunes: la incluyó la instalación de diques de consolidación en
colmatación de canales y zanjas por gaviones y la regeneración natural con especies
acumulación de sedimentos orgánicos endémicas de la región. (Carlos E. Escobar P.)
de hojarasca, la excesiva
impermeabilización de los suelos por la acción de los concretos donde se alcanzan
humedades bajas, que no garantizan el arraigo de la vegetación; las exigencias de humedad
que sobre el suelo ejercen los árboles y en forma simultánea la interceptación de la lluvia
por el follaje de los árboles localizados en las coronas de taludes escarpados, contribuyen
al déficit hídrico del suelo y la ausencia de la cobertura vegetal rastrera, encargada de
proteger el suelo del secado excesivo y del impacto de las gotas de lluvia, y el efecto
negativo de los sistemas radicales que invaden y destruyen las estructuras en concreto,
además del efecto de palanca que ejercen los árboles inclinados, en taludes escarpados.
Los anteriores factores hacen necesario plantear lineamientos para el establecimiento de
coberturas vegetales apropiadas para cada tratamiento, donde se incluyen la identificación
agrológica de los suelos, la fisiología y morfología de las plantas, la respuesta de las
coberturas a condiciones extremas y sus comportamientos en obras de control de erosión,

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permitiendo prolongar la vida útil de la solución y disminuyendo los costos de


mantenimiento.
El establecimiento de las coberturas vegetales en labores de control de la erosión se
adelantan labores que incluyen: la identificación de las especies a utilizar existentes en la
zona de similitud biótica, la adaptación de los tratamientos a las condiciones del terreno, la
vocación de las soluciones, las recomendaciones sobre el manejo de las coberturas vegetales
y el mantenimiento más recomendado de las obras dentro del plan de funcionamiento de
las soluciones. La figura 8.1 presenta medidas intensivas de corrección de torrentes
complementadas con el establecimiento de coberturas vegetales reguladoras del medio.
El procedimiento a adoptar para escoger las especies vegetales para la recuperación de
áreas degradadas es el siguiente:
 Caracterización del material vegetal en las zonas con similitud biótica al área a tratar.
 Evaluación del comportamiento de la vegetación existente; su estado en las zonas
geomorfológicas homogéneas, principalmente taludes y laderas, el proceso de
recuperación de las áreas vecinas, haciendo énfasis en la respuesta de las coberturas.
Es importante considerar variables como la pendiente de los taludes, la respuesta de la
vegetación frente a la sequía, la presencia de especies pioneras en el proceso de
regeneración natural y la vocación del tratamiento.
 Comparación de la respuesta de las coberturas vegetales inducidas con la regeneración
natural, en áreas con similitud biótica y geomorfológica.
 Identificación de los procesos erosivos presentes en las zonas con cobertura vegetal,
describiendo sus causas y efectos.
 Identificación de los efectos de las coberturas sobre las obras de drenaje.
Las siguientes son las actividades específicas que se adelantan para la ejecución del análisis:
1. La cartografía del área apoya la localización de las áreas biológicas y climáticas similares
y los bancos para cosechar el material vegetal de propagación. Además se identifican
variables como la orientación y pendiente de los taludes, la distribución de los drenajes
y las características de los suelos. La figura 8.2 presenta un tratamiento de
establecimiento de coberturas vegetales en un talud escarpado, conformado por un
macizo rocoso.

2. Los recorridos por áreas de similitud ecológica permiten la identificación de los


problemas asociados a las coberturas vegetales, a las labores de recuperación y a la
acción de las aguas, además de la respuesta de las coberturas vegetales en los procesos
de recuperación.
3. Inventario de las especies pioneras útiles para la recuperación de las áreas degradadas.

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4. Comparación entre los comportamientos de los diferentes materiales vegetales útiles.


5. Identificación de los procesos erosivos
presentes en los taludes cubiertos con
especies vegetales.
6. Identificación de los problemas de cubrimiento
y estabilidad presentes en los taludes.
7. Selección de las especies útiles para recuperar
las áreas degradadas.
8. Adaptación de los tratamientos más adecuados
para el establecimiento de coberturas
vegetales a utilizar en las soluciones.
9. Análisis y caracterización agrológica y
geomorfológica del suelo.
10. Identificación de los posibles efectos negativos
de las coberturas vegetales sobre las
estructuras de drenaje.
11. Revisión de literatura con experiencias
similares.
12. Entorno de los taludes, respecto a las variables
socio-económicas y socio-ambientales.
Fotografía 8.2. Talud escarpado
13. Integración de la cobertura a la dinámica del conformado por un macizo rocoso
ámbito. vegetalizado con la incorporación de materia
orgánica, semillas, estolones, protegidos con
14. Mantenimiento de las obras y plan de manejo una tela de fique. (Carlos E. Escobar P.)
de las coberturas.
Las actividades relacionadas permiten la
caracterización de las especies de la zona de estudio y su inventario, orientados a identificar
la disponibilidad de las plántulas a utilizar en el proyecto y la posible respuesta como
coberturas en labores de control de la erosión.

8.2 ESTABLECIMIENTO DE COBERTURAS VEGETALES EN EL CONTROL DE LA


EROSIÓN.
Para garantizar el avance de las labores de vegetalización es necesaria una infraestructura
mínima para la producción de plántulas así como la localización de las áreas de acopio del
material vegetal vivo (bancos de propagación) y de la materia orgánica; de todos modos las
actividades necesarias para lograr el cubrimiento de un área degradada con cobertura
vegetal, se adelantan en forma simultánea con las obras de corrección del problema. La
figura 8.3 presenta la revegetalización de taludes conformados por roca con vegetación de
la zona.

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La elección de las especies vegetales a utilizar en labores de control de erosión, cuentan


con criterios tendientes a obtener resultados óptimos: el tipo de cubrimiento esperado, la
resistencia de las plántulas a condiciones adversas, la disponibilidad del material en la zona,
los cuidados y mantenimientos, las distancias de siembra, la forma de propagación y la
dominancia frente a otras especies, son de gran importancia al momento de escoger las
coberturas vegetales. La figura 8.3 presenta una estrategia para vegetar taludes de cortes
con semillas, suelo orgánico y gallinaza.
El diseño de las obras de ingeniería y el
establecimiento de la vegetación están
ligados al tipo de solución y a su entorno
(zona urbana o zona rural). Cuando se trata
de canales, se deben evitar especies
rastreras de crecimiento rápido que
invaden las estructuras; o la presencia de
árboles y plantas con alto aporte de materia
orgánica de hojas y tallos; la siembra de
árboles junto a obras hidráulicas generan
riesgos por presión y estrangulamiento de
la estructura por el tallo o por las raíces
leñosas que tienden a levantar el concreto.
El entorno se refiere a la seguridad de una
comunidad urbana vecina de un
tratamiento, o la regulación hidrológica o
sobre la calidad y cantidad del agua en un
área a tratar y de importancia para labores
industriales o para consumo humano.
Es por eso que las especies vegetales no Figura 8.3. El tratamiento con suelo orgánico,
cumplen en todos los casos las mismas gallinaza, semillas y tela de fique son estrategias
funciones. El tipo de cobertura y su sistema para establecer vegetación en taludes pendientes
de propagación dependen de las de roca. (Carlos E. Escobar P.)
condiciones del tratamiento y de la
susceptibilidad de los suelos a proteger.
8.2.1 Tratamientos con vegetación.
Las labores de campo incluyen los análisis agrológicos de los suelos involucrados con el fin
de orientar el tipo de apoyo (fertilización) y estimar la posible respuesta de la vegetación
instalada. Además se realiza el inventario de las especies vegetales propias de la zona
viables ecológicamente, útiles para los tratamientos vegetales; los sitios de acopio del
material vegetal, la materia orgánica y las áreas que sirven como bancos de propagación.
8.2.2 Análisis y diseños.
Con los elementos identificados en el trabajo de campo y las necesidades del tipo de
cobertura vegetal, se adelanta el diseño de los tratamientos vegetales más apropiados para
recuperar las áreas. Estos se deben integrar con los tratamientos de estabilidad de taludes,

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con las estructuras para el manejo de las aguas las aguas de escorrentía, las líneas de
drenaje y los cauces naturales. Pero la vegetación se establece en los sitios donde se
requieren labores de mitigación y compensación, sin recurrir a ejecutar obras. La figura 8.3
presenta un tratamiento diseñado para vegetar el talud rocoso.
8.3 SELECCION DE ESPECIES VEGETALES
En la selección de especies para el establecimiento de coberturas vegetales en labores de
control de erosión se debe considerar los siguientes criterios:
 Sistema radical.
 Aporte de materia orgánica.
 Porte (altura máxima).
 Morfología.
 Cobertura aérea (diámetro de copa).
 Exigencias climáticas.
 Exigencias edáficas.
 Exigencias hídricas.
 Sistemas de regeneración.
 Recuperación de suelos.
 Influencia sobre obras de ingeniería.
 Periodicidad del mantenimiento.
 Agresividad y dominancia.
 Usos antrópicos (alimenticio - medicinal - artesanal - industrial).
 Palatinidad a los ganados.

8.3.1 Sistema radical.


La respuesta de los sistemas radicales de las especies utilizadas para recuperar áreas
degradadas está relacionada con las características mecánicas y orgánicas del suelo. Se
requieren sistemas radicales leñosos capaces de penetrar en el suelo, logrando a la vez la
mayor cobertura lateral posible a efecto de producir el amarre del suelo.
Las comunidades de plantas de especies vegetales diversas poseen sistemas radicales de
distintas formas, tamaños y profundidades, todos se complementan, cada uno ejerce una
acción específica y todos forman mallas que refuerzan el suelo con eficiencia. Son comunes
los sistemas radicales pivotantes, los fasciculados, los tuberosos, los rastreros y los fibrosos.
Estos son propios de cada especie pero su comportamiento varia con las condiciones físicas
del suelo o de la roca, la posición del nivel freático, las estructuras presentes o heredadas
de la roca. Es por eso que su comportamiento no es homogéneo ni previsible y puede
alcanzar sitios que muchas veces no están dentro de las proyecciones de su establecimiento.
Las zonas degradadas carecen de suelos profundos y por lo general están presentes las
estructuras geológicas heredadas. Esto limita el desarrollo vertical de las raíces, estimulando

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el crecimiento horizontal, de escasa profundidad o siguiendo los planos de diaclasas,


alterando con su presencia los estratos más superficiales de la roca.
En las plantaciones se deben dejar suficientes retiro
entre los árboles y entre estos y las obras de drenaje,
en las franjas resultantes se siembran especies
herbáceas encargadas de proteger las estructuras de
la acción perturbadora de los sistemas radicales
leñosos. Estas especies serán en lo posible,
dominantes con el fin de controlar la invasión de las
otras especies menos eficientes.
8.3.2 Aporte de materia orgánica
En las labores de control de la erosión son necesarias
las obras de drenaje en ambientes forestales, situación
que hace que el ambiente donde operan las soluciones
sea dinámico y se alteren las condiciones iniciales
proyectadas en los diseños. Si bien la hojarasca es
aporte orgánico para el suelo, es sedimento orgánico
en las estructuras hidráulicas y es un inconveniente
por la frecuente colmatación que sufren los canales y
el arraigo de las especies vegetales invasoras que
disminuyen la eficiencia hidráulica de la estructura.
Una de las formas de remediar el problema de
sedimentos orgánicos, es el diseño de las estructuras Figura 8.4 Talud protegido con cobertura
vegetal nativa de la región y que brinda
hidráulicas de drenaje dotadas con secciones y cubrimiento del 100% al suelo de los
pendientes que estimulen el arrastre de los sedimentos agentes del intemperismo. (Carlos E.
por el flujo de agua; o la siembra de barreras vivas de Escobar P.)
plantas frondosas como Limoncillo ( Cymbogogon citratus (D.C. ex Nees) Stapf ), Citronela
(Cymbopogon citratus), pasto Vetiver (Vetiveria Box ex.), paralelas a la estructura,
encargadas de filtrar sedimentos orgánicos del agua. En consideración es necesario retirar
prudencialmente los árboles caducifolios con abundante aporte de hojas.

8.3.3 Porte de la especie


La altura máxima que alcanza la especie es de gran importancia respecto al alcance que
pueda tener la diseminación de su parte orgánica, en relación a la transitabilidad del área,
por la facilidad para su mantenimiento o el efecto de palanca sobre los taludes y la presión
sobre las obras de drenaje. La figura 8.4 presenta un talud protegido con vegetación de
porte rastrero.
Las coberturas vegetales para proteger áreas erosionadas se establecen teniendo en cuenta
las características topográficas de la zona, la calidad del suelo o de la roca presentes, la
concentración de las aguas de escorrentía en la ladera, el volumen y la dinámica que

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adquieren los sedimentos, los efectos sobre los movimientos en masa, la fertilidad del suelo
y las características bio-climáticas del área.
Las zonas degradadas se sectorizan con base en las variables antes mencionadas con el fin
de ubicar en forma adecuada las coberturas vegetales. En las zonas de depósitos coluviales
y en los abanicos aluviales se recomienda sembrar especies de porte arbustivo o arbóreo
que mejoren agrológicamente el suelo, en colinas y laderas son convenientes las especies
de herbáceas, rastrera, rastrojos medios y altos, y en las vecindades de las estructuras de
drenaje, especies de porte bajo, con invasión lateral controlada. Para ello es muy útil
establecer plantas nobles que se regulan por principios aleopáticos.
8.3.4 Morfología
La morfología de las especies seleccionadas como cobertura vegetal tiene alta incidencia en
el comportamiento del agua precipitada en el área. Especies con alta densidad del sistema
foliar tienen mayor capacidad de interceptación de la lluvia. Sistemas foliares espigados
(ejemplo acículos de las coníferas) tienen menor área específica en el sistema, lo que reduce
su capacidad interceptadora.
La densidad, la forma, la rugosidad y el tamaño de las ramas, de los fustes y de los sistemas
foliares son determinantes en la capacidad de la cobertura para aumentar el tiempo de
concentración de las aguas en la ladera.
Además los follajes de tamaño, morfología y alturas diferentes son altamente eficientes en
el control de los elementos del clima como los vientos fuertes, las temperaturas altas y las
humedades bajas que acceden al suelo y lo alteran. De ahí la importancia de establecer
plantas con follajes diversos para proteger, no solo el suelo sino las estructuras como los
pavimentos y los concretos que quedan sometidos a temperaturas altas durante los días
calurosos.
8.3.5 Cobertura aérea
Las especies utilizadas en control de erosión deben tener una cobertura de copa amplia,
derivada de un sistema foliar denso que se constituya en una barrera contra la precipitación
y genere en el suelo un microclima que favorezca el establecimiento de microorganismos
descomponedores que recuperen el suelo orgánicamente.
Aquí es importante la eficiencia que presentan los sistemas multiestratos que son
encargados de regular las aguas en las laderas. Esto asociado a la complejidad de los
sistemas radicales que permiten el amarre de los suelos a varias profundidades
incrementando la estabilidad del sistema.
La reforestación con especies arbustivas estimula el establecimiento de las coberturas bajas
y rastreras encargadas de interceptar las gotas de agua de los árboles, retienen los
sedimentos y amarran los suelos, complementando las acciones de la recuperación del área.
La composición multiestrato de las coberturas vegetales constituye una cadena de
amortiguación de la precipitación, con alta eficiencia, permite la adecuada disposición de la
materia orgánica aportada por el sistema, lo que repercute positivamente en la rapidez de
regeneración orgánica del suelo.

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La cobertura aérea es nicho para la fauna. Esta a su vez es dinamizadora de la sucesión


vegetal al contribuir con la polinización, el transporte y la siembra de vegetación nativa de
la zona y estimula la sucesión vegetal.
8.3.6 Exigencias climáticas
Con el fin de garantizar el arraigo de la vegetación
se deben tener en cuenta las exigencias climáticas
de las especies seleccionadas y estar en armonía
con las del sitio donde se realizan las labores de
control de erosión. La altura sobre el nivel del mar,
la temperatura, la precipitación y la humedad
relativa son recursos que se deben tener en
cuenta para que la vegetación sea vigorosa y
cumpla su papel con éxito.
Las condiciones climáticas inciden directamente
en la capacidad de respuesta de la vegetación. De
ahí la importancia de dotar de riego las áreas que
quedan expuestas a sequía.
8.3.7 Exigencias edáficas
La calidad de los suelos es factor determinante en
el desarrollo de las especies vegetales, por tal Figura 8.5 La corrección del cauce es soportada
razón, al seleccionar la cobertura para labores de en las estructuras de control y apoyada con
control de erosión se deben tener en cuenta las vegetación rastrera, arbustiva y arbórea que
exigencias de nutrientes de las especies de contribuye a conservar el recurso hídrico. (Carlos
acuerdo a la calidad de los suelos del área a tratar. E. Escobar P.)

Si existe deficiencia en la presencia de nutrientes, se debe adelantar un programa de


fertilización acorde a las exigencias de la cobertura seleccionada. En casos en que el suelo
presente una avanzada degradación es recomendable utilizar abonos orgánicos
compensados que contribuyan a mejorar la estructura física y las propiedades químicas del
suelo.
8.3.8 Exigencias hídricas
En la fisiología de las plantas el elemento hídrico es un factor de primer orden por tanto, al
seleccionar la cobertura vegetal debe compararse las exigencias de agua de las especies
con la existente en el área de tratamiento y considerar además las fluctuaciones que sufre
el nivel freático y la humedad del terreno, por la presencia de las obras de control de erosión.
8.3.9 Sistema de regeneración
La propagación de especies utilizadas para recuperar áreas degradadas debe ser simple y
de alta viabilidad, las mejores características las presentan aquellas plantas que aportan
gran número de semillas o las que tienen una reproducción vegetativa por tallos rastreros,
estolones, rizomas o bulbos, con los cuales se logra el cubrimiento rápido de la zona.
8.3.10 Recuperación de suelos

409
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En las prácticas se utilizan especies pioneras de rápido crecimiento, que aportan materia
orgánica, mejorando las condiciones para el establecimiento de las especies definitivas.
La materia orgánica aportada por las especies herbáceas y pioneras se descompone
rápidamente y favorece el aumento de microorganismos en el suelo y restituyen un eslabón
básico en la cadena alimenticia. Esto conduce a una rápida activación de la dinámica
sucecional de la cobertura y al equilibrio ecológico en el área recuperada.
De ahí la necesidad de establecer coberturas vegetales de follajes densos, con sistemas
radicales fibrosos y fasciculados que al descomponerse contribuye a la formación del suelo
como una estructura edafológica eficiente.
8.3.11 Influencia sobre obras de drenaje
El éxito de los tratamientos de control de erosión está supeditado a la simbiosis que existe
entre las coberturas vegetales y a su evolución en ambientes con las obras de drenaje. Su
acción es complementaria y no debe existir presión entre ellas. La figura 8.5 presenta un
tratamiento integral de un cauce que abastece agua para consumo humano.
El establecimiento de coberturas vegetales debe considerar las presiones que se pueden dar
sobre las estructuras en concreto: la presión que ejercen los sistemas radicales sobre las
obras, la acción de palanca que ejercen los árboles sobre taludes de pendientes fuertes, el
aporte de sedimentos orgánicos y la presencia de especies vegetales sobre las estructuras
de drenaje son entre otras, muy frecuentes.
De ahí la importancia de seleccionar con detalle la cantidad, la frecuencia, la sección y las
pendientes de las estructura hidráulicas, así como las prácticas de mantenimiento como
podas, manejos silviculturales a plantas de porte medio y alto y las labores de recuperación
de áreas degradadas con el material vegetal extraído de las rondas de mantenimiento de
obras.
8.3.12 Periodicidad en el mantenimiento
El espacio de tiempo que requiera una cobertura vegetal para regenerarse, extenderse y
desarrollarse hasta el punto de convertirse en un obstáculo para las obras de drenaje es un
factor de amplia repercusión económica y de eficiencia de las obras.
Las coberturas deben tener un período de desarrollo lo más amplio posible con el fin de que
disminuya el número de mantenimientos en espacio de tiempo.
8.3.13 Agresividad y dominancia
Para la elección de las coberturas vegetales en obras de control de erosión se tiene en
cuenta la agresividad de las especies con el fin de poder estimar el tiempo el cubrimiento
óptimo de la zona; la dominancia existente entre las especies permite el control de las menos
eficientes con el fin de proteger las obras de drenaje, apoyando su funcionamiento y
contribuyendo a la regulación de los caudales y de los sedimentos orgánicos.
8.3.14 Usos antrópicos

410
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Al seleccionar la cobertura vegetal es determinante considerar el uso final que tendrá el


área sometida a tratamiento. Las condiciones de estabilidad que se esperan obtener con la
solución determinan, en muchos casos, el uso potencial del terreno.
En zonas donde se lograr alta estabilidad podrán establecerse especies aprovechables como
frutales, medicinales, leña o madera; por el contrario, si la estabilidad conseguida por el
tratamiento es baja, la zona debe revegetalizarse con especies que desestimulen la
presencia de personas en el área.
8.3.15 Palatinidad a los ganados
Uno de los principales agentes de daño en áreas con tratamiento de coberturas vegetales
es la presencia de ganados (equinos, vacunos, caprinos, otros). Con el fin de evitar la
presencia de estos animales en la zona debe considerarse, como criterio de selección de
cobertura, la palatinidad de las especies a los ganados, de esta forma se evita que el área
sea atractiva para el pastoreo.

Si las especies más apropiadas para el establecimiento de vegetación en el área son


forrajeras, se debe cercar el área para evitar el daño por animales.

8.4 CONCEPTOS DE BIOINGENIERIA PARA EL CONTROL DE LA EROSION.


8.4.1 Las bioestructuras del suelo
Se definen como estructuras enmarcadas en ambientes donde se establece vegetación. Son
especies vegetales dotadas de sistemas radicales leñosos pivotantes y fasciculados, y
fibrosos que forman mallas que refuerzan el suelo.
Muchos problemas de inestabilidad del suelo son atendidos con soluciones de bioingeniería
del suelo. Estas soluciones además de económicas, tienen menor impacto ambiental, los
elementos naturales se autorreparan y los controles sobre los elementos del clima como
vientos fuertes, temperaturas altas y humedades relativas bajas son controlados y con ello
se conserva el suelo plástico con las condiciones de humedad que lo hacen eficiente y
estable.
8.4.2 Influencia hidromecánica de la vegetación
8.4.2.1 Prevención de la erosión.
Usualmente el establecimiento de las coberturas vegetales previene simultáneamente la
erosión superficial provocada por el viento y las lluvias repentinas.
La vegetación herbácea y la arbórea, presenta los siguientes efectos positivos sobre la
regulación de caudales de aguas pluviales y de escorrentía:
 Intercepción: El follaje reduce el impacto de las gotas de lluvia sobre el suelo, previene
su compactación aumenta el tiempo de concentración de los caudales en la cuenca.
 Amortiguación: El follaje reduce la velocidad del viento y es barrera evitando altas
velocidades a nivel de suelo. Además mitiga las temperaturas altas que acceden al suelo
411
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y la hojarasca es una barrera que permite conservar la humedad del suelo, haciéndolo
eficiente.
 Fijación del suelo: Las raíces ligan las partículas del suelo, mientras los residuos
vegetales superficiales filtran los sedimentos del agua. Simultáneamente se crean las
condiciones para la deposición de los sedimentos por la reducción de la velocidad de las
aguas de escorrentía.
 Retardación: Las hojas, los tallos y los residuos vegetales incrementan la rugosidad
del suelo, por lo tanto disminuyen la velocidad del agua de escorrentía evitando que se
presente la erosión del suelo. El follaje brinda mayor aspereza quitándole velocidad al
viento.
 Infiltración: Los sistemas radicales contribuyen a mejorar la porosidad del suelo y por
lo tanto la permeabilidad. El cúmulo de obstáculos por los tallos, las raíces y la hojarasca
son disipadores de la energía del agua de escorrentía, obligan mayor recorrido de las
aguas superficiales y con ello la infiltración.
 Evapotranspiración: Las plantas toman parte del agua del suelo, retardando su
saturación y participando decididamente en el ciclo hidrológico.
 Fertilidad: Se obtienen mejores condiciones agrológicas del suelo como consecuencia
del aporte de materia orgánica y otras funciones como la fijación de nitrógeno.
8.4.2.2 Prevención de movimientos de masa.
Las plantas leñosas (árboles y arbustos) previenen los movimientos en masa que involucran
el suelo, particularmente de poca profundidad, mediante el incremento de la resistencia a
la cizalladura.
La vegetación influye en el equilibrio de fuerzas actuantes de los taludes, así:
 Efecto de las raíces: Mecánicamente asumen el esfuerzo de cizalladura del suelo y lo
transforma en tensión, actuando como refuerzo.
 Control de la humedad: La evapotranspiración, la intercepción del follaje y la capa
orgánica aportada controlan la humedad en el suelo.
 Efecto de contrafuerte y arco: Los tallos anclados y embebidos funcionan como tales,
para contrarrestar la cizalladura.
 Sobrecarga: La vegetación aunque implica un sobrepeso, posee un componente
perpendicular al talud que contribuye a evitar el deslizamiento.
Sin embargo, existen algunos factores que podrían disminuir el efecto estabilizante de la
vegetación arbórea, como por ejemplo:
 Apalancamiento: La tendencia de las raíces es la de servir de cuña sobre grietas,
fisuras y canales del suelo, contribuyendo a su inestabilidad.
 Arrastre del viento: Cuando este es fuerte, puede arrancar los árboles y lanzarlos
ladera abajo.

412
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 Presión sobre las obras hidráulicas: ejercida por las raíces y los tallos de los árboles
cercanos a las estructuras ó por el aporte de hojarasca y residuos orgánicos que taponan
las estructuras hidráulicas.
Imitaciones artificiales de las propiedades biotécnicas son las "estructuras de tierra armada"
y las "pilas de raíces reticuladas" (colocación de un arreglo de pilas en concreto
entrecruzadas, fundidas "in situ" de pequeño diámetro).
En desventaja de estos métodos radica en la rápida corrosión y deterioro; puesto que las
raíces tienen la propiedad de auto-repararse y
regenerarse.
Para lograr la recuperación integral de las áreas
degradadas, se adelantan medidas intensivas
encargadas de corregir, en primera instancia, los
problemas erosivos activos logrando el equilibrio
necesario para el posterior arraigo y
establecimiento de la cobertura vegetal.
8.5 APOYO A TRATAMIENTOS CON
VEGETACIÓN.
La recuperación de taludes y laderas
desprovistos de vegetación se logra mediante
prácticas para el establecimiento de vegetación,
utilizando plantas de tipo rastrero y de rápido
crecimiento con el apoyo de materia orgánica y
fertilizantes a fin de lograr el rápido cubrimiento
del área.
Los tratamientos están conformados por varios Figura 8.6 El material vegetal es extraído de
elementos: unos, como las estacas o mallas, individuos del mismo cauce. (Carlos E.
Escobar P.)
garantizan la seguridad del tratamiento en los
taludes escarpados; otros, como el abono verde son aporte de materia orgánica, protegen
el material vegetal vivo y el suelo de las variaciones climáticas, garantizando la humedad
suficiente para la germinación, el arraigo y el establecimiento de las plantas, y los últimos,
el material vegetal vivo, es la fuente que genera las plantas encargadas de proteger
definitivamente el talud, cuando estas se establecen.
Los tratamientos vegetativos requieren de una infraestructura que garantice la producción
del material vegetal orgánico de abonos verdes y el material vegetal vivo como estacas de
palos nacederos, estolones y semillas, según las necesidades. A continuación se hace la
relación de la infraestructura y los tratamientos para el establecimiento de vegetación.
8.5.1 Banco de propagación.
Lugar que se establece con el propósito de obtener material vegetal vivo como tallos,
rizomas, estolones o semillas útiles para la propagación vegetativa. Este material es
cosechado y transportado al sitio de siembra.

413
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Los bancos de propagación son útiles cuando se requieren plantas de reproducción por
rizomas, estolones y semillas. Se debe escoger un terreno de excelentes condiciones de
textura y drenaje (suelo franco arenoso) y con presencia de elementos mayores y menores.
Las deficiencias deben ser suplidas con fertilizante.
Los bancos de propagación para labores de revegetalización en proyectos de ingeniería, se
localizan previamente, aprovechando las áreas cubiertas por las especies a utilizar las cuales
se explotan por el método de entresaca, evitando así que se agote el recurso. La figura 8.6
presenta un ejemplo de una estaca de un árbol nacedero sembrada en una margen de un
cauce para reforzar la vegetación del bosque de galería. Esta siembra aprovecha elementos
que se reproducen por métodos asexuales cosechados de árboles de la cuenca.
8.5.2 Suministro de material vegetal.
Esta actividad comprende la obtención de semillas, rizomas, estolones y estacas de palos
nacederos, de especies rasantes y arbustivas, elementos esenciales para adelantar las
prácticas y labores de revegetalización de áreas degradadas y en la estimulación de zonas
que necesitan mayor cubrimiento vegetal.
8.5.3 Suministro de materia orgánica.
Esta actividad comprende la explotación de la materia orgánica, de suelo orgánico, abonos
verdes, compost, con el fin de mejorar los suelos orgánicamente, obtener mejores
condiciones de humedad y nutrientes para las plantas. Además se logra la protección del
suelo del secado por las temperaturas altas y los vientos y se logra la respuesta rápida de
las coberturas vegetales en el tratamiento.
Las labores de apoyo en viveros y los suministros de material vegetal como semillas,
estolones, rizomas, plántulas y materia orgánica, son el soporte para la ejecución de los
tratamientos los cuales se explican a continuación.
8.6 TRATAMIETOS CON VEGETACIÓN
Son las distintas prácticas utilizadas para el establecimiento de coberturas vegetales en
taludes y laderas.
8.6.1 Plantaciones.
La presencia de árboles y arbustos constituyen el último eslabón de la cadena vegetacional
en la recuperación de los suelos. Por eso se recomienda solo arborizar las áreas que
presenten coberturas de especies rastreras o rastrojos, encargadas de amortiguar el impacto
de las gotas y proteger el suelo. Los árboles no son recomendados como plantas pioneras
para la recuperación de áreas degradadas, porque no brindan suficiente protección al suelo
debido al impacto de las gotas que caen por escurrimiento y la carencia de los obstáculos
suficientes para la disipación de las aguas de escorrentía. Sin embargo son pilares
fundamentales para la regulación de aguas y el control de los elementos del clima que
acceden al suelo.
Se dan las recomendaciones para el establecimiento en el sitio definitivo, de las plántulas
obtenidas en el vivero o suministradas. Sistema de siembra: se recomienda ubicar los
árboles entre sí con espaciamiento regular y suficientemente denso; los sistemas de siembra

414
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son: el cuadro y tresbolillo. El sistema en tresbolillo tiene la ventaja con respecto al sistema
al cuadro de permitir la plantación de aproximadamente el 15% más de árboles en una
misma superficie y asegura una mayor protección del suelo en pendientes fuertes.
Distancia de siembra: las distancias de siembra de los árboles están marcadas en principio
por el desarrollo de los árboles, su crecimiento y de los objetivos generales que pueden ser:
cobertura de suelos, protección de cuencas o ensayos entre otros. También depende de las
especies ya que cada una en particular tiene características que acreditan tratamientos
diferentes y de las condiciones del sitio como la pendiente del terreno. De todos modos las
distancias deben ser suficientemente amplias para permitir el ingreso de luz a los estratos
arbustivos y herbáceos, logándose así un follaje denso que proteja integralmente el suelo.
La tabla No 8.1 presenta el número de árboles a plantar por hectárea según diferentes
espaciamientos.
Tabla 8.1. Cantidad de árboles por hectárea

Espaciamiento Árboles por hectárea


entre árboles
Cuadro Tresbolillo
metros
2,0 x 2,0 2500 2888
2,5 x 2,5 1600 1848
3,0 x 3,0 1111 1283
3,5 x 3,5 816 943
4,0 x 4,0 625 722
5,0 x 5,0 400 462
6,0 x 6,0 278 321
7,0 x 7,0 204 236
8,0 x 8,0 156 180
9,0 x 9,0 123 142
10,0 x 10,0 100 116

Preparación del suelo: la preparación del suelo depende de las condiciones particulares de
cada sitio, consiste en la eliminación de la vegetación existente por métodos manuales
(machete) o de medios mecánicos (motosierra, tractores), con el objeto de evitar la
competencia de luz y nutrientes a los árboles que se van a plantar.
Disposición de los residuos vegetales: todos los materiales de la preparación del terreno
deberán colocarse en sitios seleccionados, de tal manera que no interfieran los trabajos de
plantación. Estos se acumulan y sirven como materia orgánica para recuperación de otras
áreas degradadas.
Trazado: se ejecuta en el campo directamente con el apoyo de cintas o cuerdas marcadas
con el propósito de que las distancias escogidas queden uniformemente distribuidas en el
terreno, y en cada sitio se puede dejar una estaca a manera de marcación. Se procede al
plateo, que consiste en limpiar de vegetación un área circular con diámetro de un metro y
en el centro del plato se realiza un hoyo, de tamaño tal, que permita la colocación del árbol
(generalmente 30 x 30 x 30 cms).

415
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Plantación: la siembra en lo posible debe coincidir con la época de lluvias. Este trabajo
consiste en retirar la bolsa, evitando desmoronar el pan de tierra y se coloca el árbol en el
hoyo rellenándolo con la tierra que se extrajo es para afirmarlo y prensándolo para evitar
espacios vacíos. Transcurridos 15 días de la siembra se fertiliza con productos que
contengan los nutrientes necesarios para el tipo de suelo que se reforesta. Al mes se practica
la resiembra reemplazando las plántulas muertas o en mal estado y su fertilización.
Las labores de plantación se realizan con plántulas con portes de más de 0,30 m con el fin
de lograr un tratamiento exitoso.
8.6.2 Empradizado.
Los empradizados se utilizan para proteger áreas de taludes y laderas de la erosión y
simultáneamente contribuyen a mejorar el paisaje, cuando se ejecuta un tratamiento en
zonas urbanas. Se acostumbra utilizar el procedimiento de implantación de cespedones. La
figura 8.7 presenta los esquemas donde se identifican los elementos de una empradización
de un talud.

0,30
Tepe (cespedón)

0,30

Figura 8.7 Empradizado con tepes o cespedones.


Materiales y control de calidad:
Cespedones. Se recomienda que los cespedones sean de una sola clase de pasto; deberán
provenir de campos sanos, libres de malezas y espartillos. El cespedón cuenta con una capa
de tierra vegetal no menor de cinco centímetros de espesor.
Los fertilizantes deben contener nitrógeno, potasio y ácido fosfórico en proporciones
adecuadas. Se podrá usar estiércol muy desmenuzado y pulverizado.
Control de calidad. En las implantaciones de cespedones se debe lograr un cubrimiento del
100% del área tratada.
El material será ecológicamente viable para el trabajo, con el vigor suficiente para una
propagación rápida, adaptabilidad al medio y con la suficiente madurez fisiológica para
garantizar su retoño.
416
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Aspectos de construcción:
Se arrancan los cespedones en cuadros de 30 x 30 centímetros, cuidando de evitar los daños
en las raíces. Los cespedones se implantan directamente sobre el suelo. Cuando las
condiciones de pendiente así lo exigen, se utilizan estacas de guadua u otro material
adecuado para fijar los cespedones al talud.
8.6.3 Cubrimiento de laderas con abonos verdes.
Algunas zonas degradadas se aíslan a la acción y presión del hombre y animales, induciendo
la aparición de cobertura vegetal autóctona, utilizando estacas como elementos de soporte
para los abonos verdes conformados por semillas, estolones, tallos y rizomas recolectados
en la región. La figura 8.8 es un esquema del tratamiento con el establecimiento de
vegetación con abonos verdes. Las estacas fijan el tratamiento al talud pendiente, el abono
verde con semillas, tallos, estolones y rizomas es el elemento que provee el material
orgánico y los elementos vivos que formarán las plantas.
Procedimiento:
Se clavan estacas de 30 centímetros de
longitud, distanciadas 30 centímetros,
colocadas a tres bolillos, posteriormente se
cubre el suelo con una capa de abonos
verdes dotados de semillas, estolones, Estaca de
rizomas y tallos, de 10 centímetros de guadua o
espesor. El abono verde protege el talud de material
resistente
la degradación por intemperismo y de la Capa de
erosión, además aporta la materia orgánica rastrojo
necesaria para soportar el arraigo y el
Suelo
establecimiento del material vegetal vivo y
conservándolo estable en el sitio de 0,15

tratamiento.
8.6.4 Cubrimiento de taludes con tela
biodegradable. Figura 8.8 Revegetalización con abonos
verdes
Es el establecimiento de cobertura vegetal
correspondiente a estratos rasante y
arbustivo en sitios donde el suelo es rocoso,
de pendientes fuertes, utilizando telas biodegradables de fique o coco, estacas de 30
centímetros de largo, abnos verdes dotados de semillas, tallos nacedero y estolones. El
material vegetal vivo (semillas, tallos y estolones), es ecológicamente viable para el trabajo,
con el vigor suficiente para una propagación rápida, adaptabilidad al medio y con la
suficiente madurez fisiológica para garantizar el retoño.
Procedimiento:
Se limpia el talud del material suelto, se clavan las estacas distanciadas 30 centímetros al
triángulo (aproximadamente 11 estacas por m 2), posteriormente se cubre el suelo con una
capa de abnos verdes de 7 centímetros de espesor; sobre ésta se riegan semillas al voleo,

417
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de diferentes especies; se coloca otra capa de abonos verdes hasta conseguir un espesor
de 12 centímetros. Por último se cubre con tela biodegradable y asegurándolos con estacas.

Tela de fique (costal)

Estacas de
guadua o material
resistente
Capa de
rastrojos semilla

Roca

0,15

Figura 8.9 Revegetalización con tela


biodegradable

8.6.5 Barreras vivas.


Es la siembra en línea de tallos, plantas, arbustos y árboles de porte bajo y medio. Se utilizan
plantas perennes de crecimiento denso que en corto tiempo formen un obstáculo efectivo.
El material vegetal será ecológicamente viable para el trabajo, con el vigor suficiente para
la una propagación rápida, adaptabilidad al medio y con la suficiente madurez fisiológica
para garantizar su retoño. La figura 8.10 presenta las alternativas para establecer barreras
vivas

Figura 8.10a. Barreras vivas con limoncillo

418
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Figura 8.10b Barreras vivas con cañas

DH

0,30

Figura 8.10c Barreras vivas con cañas


Las barreras pueden ser sencillas, dobles o triples y son utilizadas para reducir la velocidad
del agua de escorrentía o del viento, para atrapar sedimentos o para fijar las orillas de
cauces torrenciales de sección amplia (tramos de sedimentación), conformados por la
acumulación de sedimentos.
Procedimiento:
Se siembran sobre alineamientos preestablecidos, con material vegetal distanciado cada 20
centímetros a 3.00 metros entre barreras. La distancia entre barreras depende de la
pendiente del terreno. Las especies más utilizadas son: limoncillo (Cymbopogon citratus);
caña brava (Gyneryum sagittatumm); chusque (Chusguea sp); bambú (bambusa sp);
nacedero (Trichartera gigantea); guadua (guadua sp), entre otras.
8.6.6 Trinchos para laderas.

419
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Son barreras transversales construidas en una


ladera con el
fin de fijar
materiales y
suelo para
lograr el
ambiente
apropiado para covertura

el
vegetal

Suelo natural

Relleno

Madera

Figura 8.12 Ladera tratada con trinchos


en guadua

establecimiento de cobertura vegetal. En


Figura 8.11 Trinchos en guadua para laderas se aconseja la utilización de trinchos de
confinar un antiguo cauce y apoyar labores pared simple, como se presenta en la figura
de establecimiento de vegetación. (Carlos E.
8.11.
Escobar P.)
8.6.6.1 Trinchos en madera.
El trincho es una estructura de carácter temporal, conformada por elementos horizontales
que pueden ser de guadua o madera rolliza los cuales son soportados por elementos
verticales (se pueden colocar palos nacederos), con diámetros iguales a los horizontales
previamente hincados al terreno, como mínimo a 80 centímetros de profundidad, y con una
altura de 40 centímetros por encima del nivel del terreno, separados entre sí un metro,
siguiendo las curvas de nivel. Los elementos horizontales se amarran con alambre
galvanizado de 3 milímetros de diámetro y tensado con grapas. La figura 3.12 presenta un
el perfil de una ladera tratada con trinchos en guadua.
Procedimiento:
Los trabajos necesarios para la construcción de los trinchos consisten en la nivelación del
terreno con el fin de construir un trincho regular, se realizan los hoyados que permitan
hincar los elementos verticales los cuales cuentan con un relleno alrededor bien apisonado.
Posteriormente se colocan uno a uno los elementos horizontales, asegurándolos a los
verticales con alambre galvanizado.
Paralelo a la construcción se realiza el relleno, bien apisonado en capas horizontales, el cual
debe quedar terminado con un desnivel por la línea de máxima pendiente de tal forma que
permita el rápido escurrimiento del agua de exceso. Por último se establece vegetación
rastrera para controlar la erosión y proteger el suelo
8.6.6.2 Trinchos en esterilla.

420
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Es un tratamiento en forma de gradas, se utiliza como soporte a tratamientos vegetativos


en escarpes de suelos estables e inertes, dejados por deslizamientos o por cortes. Son
estructuras pequeñas encargadas de retener en forma temporal, suelos y material vegetal
para lograr el establecimiento definitivo de las coberturas vegetales o para proteger obras
de drenaje a media ladera. La figura 8.13 es un esquema de los trinchos en esterilla.
Procedimiento:
Los trinchos en esterilla consisten en barreras transversales formadas con esterilla de
guadua de 20 a 30 centímetros de altura soportadas a la ladera por macanas hincadas 70
centímetros en el terreno, amarradas con alambre negro, distanciadas 60 centímetros entre
sí. Posterior se ejecuta el relleno, con tierra de la excavación, dejada por el perfilado y el
trincho.
Para lograr la continuidad del trincho se traslapan las esterillas, cuidando de colocar una
macana en cada extremo del traslapo. Por último se realiza el relleno hasta conseguir una
terraza convenientemente nivelada para permitir el escurrimiento de las aguas de
escorrentía. La berma formada por el trincho se cubre con vegetación apropiada,
especialmente especies de gramíneas y leguminosas.

Esterilla

h Estaca viva o macana Macana o


de 1 m. de longitud estaca viva
VISTA FRONTAL
Esterilla CORTE LONGITUDINAL

Figura 8.13 Trinchos en esterilla

8.6.6.3 Trinchos en caña brava.


Los trinchos en cañabrava son bioestructuras que se utilizan como soporte a tratamientos
vegetativos en escarpes dejados por deslizamientos o cortes de suelos estables e infértiles.
Son estructuras transversales pequeñas encargadas de retener en forma temporal, suelos y
material vegetal y lograr el establecimiento, de la cañabrava y de coberturas vegetales nativas.
Se utilizan además para fijar las orillas en tramos de cauces torrenciales amplios, en proceso
de sedimentación o para recuperar áreas degradadas de escarpes, donde no existen
estructuras de drenaje como acequias o canales. Figura 8.14

421
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L
L

H
Estaca viva

Cañabrava CORTE LONGITUDINAL

Figura 8.14 Trinchos en cañabrava

Procedimiento:
El tratamiento en forma de gradas, está conformado por macanas o estacas vivas de un metro
de largo, las cuales se hincan distanciadas cada 60 centímetros. Posteriormente se hace un
tendido de tallos de cañabrava, cortados en trozos de 3.00 metros, con la suficiente madurez
fisiológica para garantizar su retoño, los cuales van asegurados a las estacas con alambre negro
No 16 hasta conseguir una altura de 30 centímetros, por último se realiza el relleno detrás del
trincho hasta nivelar la grada.
Se nivela el terreno y se hincan las macanas hasta conseguir alturas de 30 centímetros. Se
extienden los tallos en cañabrava hasta alcanzar la altura requerida. Por último se realiza el
relleno hasta lograr la terraza nivelada. Sobre esta se siembran especies de gramíneas y
leguminosas como refuerzo al tratamiento.
8.6.7 Senderos.
Son los caminos de acceso a las obras dejados después de la ejecución de un proyecto de
control de erosión y de labores para el control de la erosión. Los senderos, coinciden con los
utilizados por las comunidades o aquellos dejados después de la ejecución de las obras. Se
utilizan para realizar las revisiones y el mantenimiento de las obras de control de la erosión.
La ausencia de los senderos es causa del abandono de las estructuras y su destrucción por
falta de revisiones, los mantenimientos y las reparaciones oportunas.

8.7 Pasivos ambientales e imprevisión.

8.7.1. El siniestro de Mocoa, designio de la imprevisión

RESUMEN: Durante la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril de 2017, cuando
fuertes lluvias provocaron deslizamientos, deslaves y flujos de lodo en las cuencas altas de
los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco, con los desbordamientos que arrasaron varios sectores

422
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urbanos en el municipio colombiano de Mocoa capital del Departamento del Putumayo, se


generó un desastre que cobró, además de la destrucción de viviendas puentes, redes de
servicios públicos y vehículos, al menos 320 personas fallecidas, más de 400 heridos y una
cifra no oficial de 300 desaparecidos. Según cálculos oficiales, tras el alud de los 70.000 de
Mocoa se han afectado cerca de 45.000 habitantes, de los cuales 4.506 sin vivienda y con
necesidad de ayuda humanitaria están distribuidos en albergues.

Imagen 8.15: Imagen satelital de Mocoa antes y después del desastre de la noche de Marzo
31/Abril 1 de 2017, suministrada por Corpoamazonia.

Las avalanchas asociadas a las lluvias exacerbadas por el calentamiento global, y que
continuarán arrasando poblados ubicados en los piedemonte cordilleranos, caso Salgar y
Mocoa, son una amenaza latente y creciente para la región andina de Colombia, donde
estamos pagando deudas ambientales con cientos de poblados en condición de riesgo
ubicados sobre abanicos aluviales de cuerpos de agua en régimen torrencial abrigados por
cuencas deforestadas, al ocupar sus vaguadas con usos conflictivos del suelo y exponer a
sus pobladores: en esta nueva dinámica los desastres, que parten de eventos climáticos
extremos como detonantes de riadas predecibles, son el costo de nuestra precaria cultura de
planeación.

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Para tratar el asunto, permítanme dos elementos conceptuales de importancia para la gestión
del riesgo: uno, la previsión a corto plazo, que se relaciona con el proceso hidrogeológico, y
que incluye el monitoreo de la amenaza y la definición del modelo de encadenamiento y
propagación de los eventos; y dos, la previsión general, que se ocupa de los factores de la
vulnerabilidad global y de los mapas de susceptibilidad a la amenaza, como insumos
necesarios para estudiar el riesgo probable y los grados de exposición al peligro de bienes y
personas.

Si para tales lugares, además del mapa señalando los escenarios amenazados, de una red de
monitoreo que opere en tiempo real, existiesen políticas públicas, procesos educativos y
herramientas para la planificación integral del territorio, se podría hablar de prevención de
desastres; de lo contrario, otra sería la suerte de pobladores que en condición vulnerable
habitan dichos lugares, que hoy sólo son escenarios con escombros a la espera de una
tragedia, que aunque puede anticiparse, más tarde los convertirá en “campos santos” para
honrar a sus víctimas mortales.

Justo durante los meses precedentes veíamos con dolor imágenes de los huaycos en Perú y
Ecuador, producto del fenómeno de “El Niño costero” ocasionado por un calentamiento
anómalo del mar focalizado en las costas sudamericanas, donde varios fenómenos
hidrogeológicos cobraron más de un centenar de vidas, y al cual podrían sumarse las de
Mocoa. Vale la pena señalar, que dicho fenómeno climático difiere del ENOS producto de las
fluctuantes de temperaturas oceánicas provenientes de Australia, que al detonar en el
Pacífico ecuatorial, ocasionan lo que conocemos como “El Niño o La Niña” según el caso.

En el PBOT de Mocoa, donde se consigna que el río al igual que algunos afluentes suyos al
bajar de la cordillera cruzan el casco urbano, y que dada su juventud geológica al
encontrarse en permanente formación generan una erosión activa que pone en peligro
permanente sus zonas de influencia en la ciudad, también se reconoce la alta pluviosidad
anual característica de la región, el alto grado de fragmentación del ecosistema y la presión
antrópica sobre el sistema boscoso como factores de amenaza generadora de riesgos por
movimientos de remoción en masa, inundaciones, crecientes de ríos y erosión. Es decir, la

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amenaza y el riesgo ya estaban identificados en Mocoa, pero las acciones humanas


precedentes y omisiones institucionales crearon las condiciones propicias para esta tragedia.

Por las mismas razones, en la Ecorregión Cafetera, un escenario deforestado donde la


superficie en potreros supera 12 veces lo debido y la extensión de bosques es 2,8 veces
inferior a la esperada, podríamos encontrar áreas pobladas potencialmente amenazadas.
Bastaría señalar centralidades, que al igual que en Maltería por donde transita la quebrada
Manizales, también están cruzadas por un cuerpo de agua en régimen torrencial, para
encontrar pobladores en riesgo, e implementar acciones para resolver las contradicciones del
modelo de ocupación del territorio, emprendiendo el ordenamiento de las respectivas
microcuencas y las acciones de planificación para prevenir la destrucción de la selva andina,
e instalar sistemas de alerta temprana, como los utilizados en Manizales para el tema de los
deslizamientos y la amenaza volcánica.

Por lo tanto, el gran desafío para mitigar esta amenaza del cambio climático, es aplicar
determinantes socioambientales con un enfoque más biocéntrico que antropocéntrico, para
recuperar y ordenar nuestras cuencas con sus cuerpos de agua, ecosistemas y bosques, e
implementar planes de manejo ambiental participativos que contemplen estrategias de
adaptación al cambio climático y modelos no conflictivos de ocupación del territorio.

[La Patria. Manizales, 10/04/2017]

8.7.2. El desastre en el río mira

Imagen 8.46: Inundación en Nariño (17 de febrero del 2009): http://www.diariodelsur.com.co/febrero/19/

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Existiendo daños severos en Barbacoas y Telembí, habiendo quedado devastados los caseríos ribereños y
desaparecido unos 26 moradores, además de anegadas unas 20 mil hectáreas de cultivo y destruidos caminos,
acueductos y redes eléctricas, por el desbordamiento del cauce del río Mira, Tumaco en Nariño es la zona más
afectada con el fatídico evento del 16 de febrero de 2009 en la costa pacífica del sur de Colombia: tras borrar
veredas, aguas abajo el río desbordado por la crecida corriente, inunda la población y sus veredas para obligar la
salida de 11 mil habitantes de este municipio, quienes deben buscar albergue en los centros educativos de la
localidad y de paso afectar sus actividades académicas regulares. En Tumaco, se ha suspendido el fluido eléctrico
en al menos veinte veredas, destruido más de medio millar de viviendas, por lo que el número de familias
damnificadas supera las 6000 (Portafolio 26-02-2009).

Aún más: el columnista Jaime Arocha de El Espectador en su artículo titulado “El del río Mira, ¿desastre natural?”
(26-02-2009) cita una fuente que señala “las veredas que visitamos ya no existen; algunas de las personas que
usted conoció murieron y otras se encuentran seriamente heridas.”, y advierte sobre las severas acciones
antrópicas que han venido transformando la cuenca, relacionadas con minería para la extracción de agregados de
construcción y en especial con selva destruida para cultivos limpios destinados a palma de aceite, una nueva
actividad productiva que acertadamente asocia el columnista al sistema económico causante de la hecatombe.

Ahora: si bien la recuperación de la costa de Nariño afectada por este desbordamiento podría tardarse un par de
años gracias a la declaratoria de Tumaco como zona de desastre, efectuada el 24 de febrero por el Gobierno
Nacional, y si además pasada la fase de emergencia inmediata se podrá dar oportunamente con ella inicio a la
acción humanitaria en beneficio de la población damnificada ávida de servicios públicos esenciales, y luego
proceder con la remoción de escombros y recuperación de la infraestructura educativa, de salud y vial, queda
pendiente otro asunto de naturaleza estructural y por lo tanto de largo plazo pero extremada urgencia: la
recuperación de la cuenca del río Mira en términos sostenibles.

Esperamos que la comunidad nariñense, con la decisión de todo el país priorice este proyecto y aborde de
inmediato un plan de intervención en la cuenca del río Mira con las acciones prioritarias ambientales y
socioeconómicas, enfocado a resolver la problemática estructural de este casi olvidado territorio de la patria. Aún
más: que este plan se extienda gradualmente a los escenarios de los ríos Telembí, Nulpe y Mataje, incluyendo para
ellos los Planes de Ordenamiento Ambiental. Y para hacerlo, una opción de acompañamiento puede surgir desde la
Universidad Nacional de Colombia, institución que tras señalar a Tumaco como una zona estratégica del Pacífico
colombiano, tiene previsto hacer presencia mediante una sede con la cual contribuirá en formación académica,
procesos de investigación y actividades de extensión.

8.8 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

8.8.1- Bosques en la cultura del agua

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Tras haber caído el telón de La Niña 2010/2011 con legiones de damnificados y cuantiosas
pérdidas en los medios urbanos y rurales, debe advertirse la urgencia de una reconstrucción
que empiece por ordenar las cuencas. La Niña, esta vez significativamente superior a la
media y por lo tanto una de las más intensas de las últimas décadas, como fenómeno que
hace con El Niño un ciclo de comportamiento errático, regresará para hacer más húmedas las
temporadas secas y de lluvias del singular clima bimodal de la región tropical andina
colombiana.

Imagen 8.17: Bosque andino http://ecovalcucine.wordpress.com

Y tras evaluar y proyectar grosso modo las elocuentes lecciones de las consecuencias de
torrenciales aguaceros que han batido registros históricos en frecuencia e intensidad, de no
apurar la adaptación ambiental de la que habla el ambientalista colombiano Gustavo Wilches
Chaux en “La construcción colectiva de una cultura del agua”, preocupa lo que se vivirá en
las siguientes temporadas invernales cuando de nuevo arrecie La Niña, de conformidad con
lo ocurrido en este lustro y las dramáticas consecuencias de múltiples y variados eventos
hidro-meteorológicos, que entregan para la historia de Colombia las aterradoras imágenes de
inundaciones de poblados enteros en la Mojana y la Sabana de Bogotá, de los estragos de
flujos de lodo como en Útica y del corrimiento de tierra que se llevó a Gramalote, a modo de

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inequívocas señales de que somos altamente vulnerables al desastre del calentamiento


global.

Y para la ecorregión cafetera, las inundaciones en La Dorada y La Virginia, la pérdida de las


bancas de las vías principales para las transversales de Manizales y Armenia y de la red
terciaria de las zonas rurales del Eje Cafetero, o la grave problemática de la cuenca de la
Quebrada Manizales, tres hechos que tienen en común la falta de una adaptación a la
amenaza del calentamiento global, donde se reclama la declaratoria de zonas de interés
ambiental en sectores críticos de los corredores viales y un ordenamiento de cuencas que le
apunte a la planificación agrícola, al manejo de nuestras represas hidroeléctricas, al
aseguramiento de fuentes hídricas, al debido uso del agua, y a la ocupación no conflictiva del
territorio en lugares susceptibles a sequías, inundaciones y movimientos en masa.

Entonces, para mitigar la vulnerabilidad del hábitat frente a las torrenciales lluvias
invernarles, en principio debemos aceptar que dicha fragilidad está asociada a las condiciones
que favorecen el descontrol hídrico y pluviométrico resultante de la tala de bosques, dada su
doble función como reguladores de las precipitaciones y de los caudales; lo primero al
descargar las nubes gracias a la condensación del vapor de agua, y lo segundo al retener la
humedad resultante de las precipitaciones. De esta segunda función se nutren las aguas
subterráneas y por lo tanto los acuíferos y manantiales, lo que reduce las escorrentías a tal
punto que el caudal de los ríos puede ser casi el mismo en invierno que en verano. Y de la
primera función, al tener bosques se moderará la intensidad de las lluvias al igual que su
distribución a lo largo del año: quien penetra al bosque andino puede advertir en el ambiente
húmedo de los musgos y en el fresco del follaje, la condensación del vapor de agua extraída
de las masas de aire que trae la brisa diurna a transitar por ese ámbito. Pero si hemos
deforestado las montañas, desde la cuenca baja cercana a los valles interandinos hasta la
cumbre, no habrá posibilidad de condensación alguna, y por lo tanto se cargarán más las
nubes en su tránsito hacia la cordillera, pudiendo a su paso generar precipitaciones a la
altura de nuestras ciudades de montaña, chubascos que caerán a modo de aguaceros
diluviales.

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En conclusión, para comprender mejor el impacto de haber destruido humedales, talado


bosques y ocupado rondas de ríos y quebradas, y entender mejor la necesidad de reponer el
bosque como fundamento para la estabilidad del medio biofísico, socioeconómico y cultural
de nuestro entorno rural y urbano, habrá que aceptar la crítica situación causada por el
efecto del “pavimento verde” asociado a la grave potrerización de nuestras montañas, y
también la problemática de los “pavimentos grises” constituidos por nuestros mayores
centros urbanos, cuyas escorrentías no están reguladas dado su sistema de alcantarillado
directo carente de estructuras hidráulicas de almacenamiento y efecto regulador llevando de
inmediato las aguas lluvias a las quebradas periurbanas, y abreviando como en el caso de las
montañas desnudas los tiempos de concentración de las aguas para elevar sustancialmente
los caudales, e incrementar con ellos la erosión hídrica y detonar flujos y deslizamientos en
las zonas de pendiente, e inundaciones sobre valles y sabanas.

[Ref: La Patria, Manizales, 2011, 05, 23]

8.8.2- Paisaje Cultural Cafetero: disrupción para un desarrollo sostenible

Imagen 8.18: Inestabilidad de laderas en la zona cafetera. Cenicafé.

Resulta necesario diferenciar una caficultura orgánica nutrida de elementos culturales, de


otra no amigable con el medio ambiente y de corte agroindustrial. La primera donde el valor
agregado alienta a unas comunidades rurales que le han apostado a su organización como

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base para su cadena productiva y la producción limpia; y la segunda, intensiva en productos


de base química, como pesticidas, herbicidas y fungicidas para enormes volúmenes de café
pergamino, en la que se generan utilidades para quienes controlan el mercado y los
agroquímicos. Aún más, cada una de ellas tiene su propia historia: la orgánica con su doble
carácter al ser remembranza de los años veinte y consecuencia de nuestra identidad cultural,
o reflejar una experiencia alternativa compatible con las demandas ambientales que corren el
riesgo mimetizarse en un nuevo mercado certificado para consumir, y la segunda de la
rubiácea de los plaguicidas con su carácter antiecológico como relicto de la sociedad
industrial de ayer y expresión de los impactos negativos de la revolución verde.

Y aludo a una disrupción por ser una acción que se opone a la del simple mejoramiento del
actual modelo cafetero como vía que no admite implementar un desarrollo sostenible, porque
francamente no resultaría viable intervenirlo para soportar el proyecto del Paisaje Cultural
Cafetero y enfrentar el calentamiento global, los dos mayores desafíos del sector para las
siguientes décadas. Ayer cuando arrasamos el sombrío se dio una disrupción en el modelo
cafetero, que supuso abandonar un sistema que engrandeció a Colombia hasta cuando
cometimos el error de apostarle al monocultivo del café y perder esta tecnología con la cual
se industrializó a Colombia e hicimos pasar el meridiano cultural, económico y político del país
por Manizales. Tras haber palidecido la economía cafetera de las grandes haciendas
exportadoras en el eje Cundinamarca-Santander de finales del Siglo XIX, entrado el Siglo XX
se consolida otro modelo de producción para la exportación cafetera basado en la economía
campesina, y por lo tanto de estructura minifundista como lo es la de la tenencia de la tierra
en la zona cafetera. Y gracias al impacto de los ferrocarriles cafeteros de la década de 1920 y
al efecto dinamizador de los mercados internos asociado al nuevo modelo de producción del
grano, se dio el poblamiento de la región cafetera en Colombia y la creación de la Federación
Nacional de Cafeteros (1927), dos factores fundamentales para un crecimiento con desarrollo
que benefició la región andina de Colombia, dado que además del alto efecto redistributivo
del ingreso, las grandes rentas de esta tecnología en manos propias se destinaron a la
economía rural para escuelas, acueductos, puestos de salud y vías terciaras.

Gracias a décadas de crecimiento y desarrollo se elevaron sustancialmente los índices de


calidad de vida en esta ecorregión, consecuencia de una organización que creó el

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Fondo Nacional del Café para tal fin, y rara blindar a los asociados de los altibajos del
mercado, y facilitar la logística y comercialización del grano; con la fijación del precio
cubriendo los costos de los pequeños productores menos eficientes se generaron rentas
adicionales para los grandes cafeteros. Pero en los años setenta llega la nueva caficultura
basada en la revolución verde, que elimina el sombrío y la biodiversidad al transformar en
monocultivos los cafetales y desnudar quebradas.

La fórmula que facilitó las plagas, desterró del campo a legiones de campesinos sin
educación suficiente que no pudieron asimilar el nuevo modelo financiero y tecnológico más
complejo. Ellos, atraídos por el espejismo de la ciudad como escenario de oportunidades que
tampoco estarían a su alcance, migrarán para vivir otra crisis consecuencia de la
desindustrialización que ahora explica el dramático empobrecimiento y notable desempleo
que arrincona a las masas urbanas de las capitales cafeteras, entre la informalidad y la
delincuencia.

Pero llega un nuevo desafío y no todo está perdido, gracias a nuestra ubicación en el centro
de la región andina y a la variedad de pisos térmicos del relieve cordillerano con su
biodiversidad propia de un mosaico de zonas de vida urgidos de recuperarse como valor
patrimonial: el del Paisaje Cultural Cafetero que podríamos convertir en factor estratégico
para recuperar la senda del desarrollo rural en la ecorregión cafetera y para adaptarnos al
cambio climático, si es que nos decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica
con sus elementos tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema del café,
apalancados en elementos estructurales como la educación y el transporte rural, y en
especial por la reconversión productiva orientada a una producción de bienes culturales y
servicios ambientales, soportados en ciencia, tecnología y saberes como una apuesta por lo
autóctono.

[Ref: La Patria, Manizales, 20110718]

8.8.3- La identidad del territorio caldense

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Caldas, urge del desarrollo de una identidad cultural orientada a la construcción de sinergias
territoriales, y de proyectos de ciencia y tecnología articulados a un modelo educativo
profundo, para cerrar la brecha de productividad entre su capital donde se concentra el PIB
caldense, y la provincia donde pobreza y falta de oportunidades contrastan con su potencial
natural y cultural, aún inexplorado e inutilizado.

Imagen 8.19: Mosaico con imágenes de la Ecorregión Cafetera. Créditos en cada imagen.

Debemos fortalecer y valorar el carácter heterogéneo de nuestro territorio, que emulando la


cosmogonía Aristotélica lo constituyen cuatro escenarios: por el “elemento tierra” el occidente
minero con sus raíces indígenas y afrodescendientes, cuya historia se remonta a la provincia
del Cauca; por el “elemento agua” el oriente caldense, que se expresa en el potencial de la
navegación del Magdalena y recursos hidroenergéticos en La Miel y el Samaná; por el
“elemento fuego”77 la alta cordillera de fértiles tierras, recursos geotérmicos y ecosistemas de
páramos, con sus volcanes de la Mesa de Herveo; y por el “elemento aire” el aroma del café
por los dos corredores de la colonización antioqueña, establecidos por sendos flancos
cordilleranos.

Primero, respecto a la subregión del “elemento tierra” cuyos referentes culturales


fundamentales como la cultura Umbra y el aporte de comunidades de mineros
afrodescendientes a la caldensidad, parten de la Colonia cuando la Nueva Granada producía el
70% del oro del mundo y Quiebralomo era la primera mina del orbe, se debería rescatar a
Marmato previniendo el traslado de su cabecera en respuesta a las políticas mineras, y
aprovechar los 9,8 millones de onzas de oro de sus entrañas, implementando una minería
integral con desarrollos artesanales del preciado metal, en lugar de permitir un enclave minero

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que arrase el poblado y la montaña, y desestructure dicho territorio mediante una actividad
extractiva sin valor agregado.

Segundo, en la tierra del “elemento agua” donde los íconos son la navegación del río,
subiendas, ranchos de hamacas y la Botánica de Mutis, poseemos un potencial energético
cercano a dos millones de kilovatios, cuyas regalías contribuirían a la viabilidad de los
municipios cordilleranos del naciente caldense, y la posibilidad de una reducción significativa
de costos del transporte hacia y desde el Caribe por el Magdalena, dos factores que harían
viables varias industrias químicas de base minera contempladas en el respectivo plan sectorial
de Caldas 2006-2016, gracias a un trascendental estudio de Gabriel Poveda Ramos que
contiene perfiles de proyectos donde las materias primas provendrían de yacimientos cercanos
de carbón, calizas, sal y arenas silíceas.

Tercero, el ecosistema del “elemento fuego” en la alta cordillera de feraces suelos y paisajes
de nieves y volcanes, donde los símbolos de la identidad son empalizados, cóndores,
frailejones, la ruana de Marulanda, el sombrero aguadeño y el pasillo; allí la primacía debe ser
cuidar el agua como fuente de vida y el frágil ecosistema de humedales y páramo, y atender
la amenaza volcánica como determinante, pues de sur a norte aparecen Santa Isabel, Ruiz,
Cerro Bravo y Romeral.

Y cuarto, para el “elemento aire” en la tierra del café, donde el Paisaje Cultural Cafetero
realzando el bahareque de guadua, cultivos diversificados con sombrío y la música de carrilera,
obliga a replantear un modelo de producción soportado en agroquímicos y monocultivos que
expresa en sumo grado el deterioro de los términos de intercambio, consecuencia de haber
reprimarizado la producción, olvidando la transformación y el comercio del café colombiano.

Al revisar los grandes desafíos de la época, además de priorizar la formación del capital social
sobre el crecimiento económico, urge recuperar cuencas hidrográficas para preservar agua y
biodiversidad; prevenir el aislamiento de Manizales; conurbar la subregión Centro Sur con
Pereira; gestionar acertadamente proyectos como Aerocafé, Miel II, la Transversal Cafetera y
la navegación del Magdalena; extender las acciones del Paisaje Cultural Cafetero a Aguadas,
Salamina y Manzanares; desarrollar las TIC y el transporte rural en Caldas; resarcir pueblos
coloniales de secular mísera “sembrados” en oro como Marmato, Riosucio, Supía y Anserma;

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desarrollar estrategias para que el Oriente caldense aproveche el potencial industrial derivado
del recurso minero-energético y la multimodalidad en el puerto doradense, además de
desarrollar las opciones agropecuarias del valle magdalenense, de la alta cordillera y de la zona
cafetera.

[Ref: La Patria, Manizales, 2013-07-08]

8.8.4- Aire urbano contaminado… ¿qué hacer?

Imagen 8.20: Colombia; contaminación en centros urbanos con PM10. El Tiempo.

RESUMEN: Según la Organización Mundial de la Salud, el 92% de los humanos respira aire
contaminado. Si el uso del carbón en la industria es una de las causas, también el transporte
público como emisor de sulfatos, nitratos y hollín, genera el 68% de la contaminación del
aire. Mientras la exposición humana al hollín vertido por los automotores provoca en el
mundo alrededor de 3 millones de muertes por año, en Bogotá donde el 53 por ciento de los
vehículos del SITP estarían evadiendo la revisión técnico-mecánica, y en Medellín donde el 48
por ciento de los vehículos no pasaron la prueba de emisión de gases, en lugar de combatir
la corrupción y de exigir filtros en las fuentes contaminantes, se aplican medidas que afectan
la movilidad y la economía. Aunque la Resolución 2154 de 2010 del MinAmbiente obliga a

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que los municipios de más de 50.000 habitantes instalen sistemas de monitoreo del aire,
muchas ciudades de Colombia aún no han implementado las mediciones.
.
La contaminación del aire por industrias y vehículos, en especial por automotores de motor
diésel sin filtro ni control, es un problema que afrontan muchas ciudades del mundo, y que
ahora preocupa en Colombia dada la problemática de Bogotá y Medellín exacerbada por la
carencia de lluvias, y en la Guajira por el polvillo de carbón. Los indicadores ambientales que
valoran el material particulado por metro cúbico de aire son el PM2,5 y el PM10, que en su
orden miden la masa de partículas menores o iguales a 2,5 y a 10 micras en suspensión
como causa de efectos negativos para la salud humana, especialmente para la población
infantil y de adultos mayores.
La norma internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al establecer límites por
dicha contaminación considerando el riesgo de afectación antropogénica irreversible del
tracto respiratorio, fija las siguientes cuantías en microgramos por metro cúbico: para el
PM10 donde el 75% de las emisiones se relaciona con la ignición ineficiente de combustibles
fósiles: 20 µg/m3 (media anual) y 50 µg/m3 (media diaria); y para el PM2,5 en el cual la
problemática comúnmente se asocia a partículas ácidas provenientes de combustibles fósiles
con una participación del 81%, y de la producción manufacturera y quema agrícola con el
porcentaje restante: 10 µg/m3 (media anual) y 25 µg/m3 (media diaria).
Si Colombia en la norma para la media diaria fija 70 µg/m3 como límite en el PM10 y 37
μg/m3 para el PM2,5, aunque algunas ciudades como Bogotá y Medellín o regiones como la
Guajira y lugares puntuales, no sólo superan dichos límites más tolerantes que los de la OMS,
en el caso de Manizales donde el volcán del Ruiz hace un aporte natural con ceniza y por
fortuna se cuenta con la Red de monitoreo operada por la U.N. y Corpocaldas, aunque las
medias son buenas en vecindades de zonas industriales y en el Centro con algunos vehículos
que vertiendo hollín transitan como “chimeneas”, el asunto amerita atención dado que ya se
reportan anomalías ocasionales.
Los niños que viven en áreas contaminadas del país buscan más atención médica por
síntomas respiratorios y crisis de asma: en el sector portuario carbonífero de Santa Marta,
donde las concentraciones excedieron los 70 µg/m3 de PM10 en Gaira (83,7 µg/m3) y

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Pescaíto (74,7 µg/m3), un estudio descriptivo sobre el asma identificó alérgenos


intradomiciliarios y presencia de sintomatología en niños. Similarmente, en Bogotá, otro
estudio con población infantil estableció una asociación significativa entre la enfermedad
respiratoria aguda y la concentración de PM10.
Si bien la exposición prolongada a lugares de aire contaminado por dichas partículas puede
causar desde irritación en los ojos, reacciones alérgicas hasta cáncer, también habrá que
considerar que este es un problema de salud pública con consecuencias de morbilidad y
mortalidad dadas las afectaciones en las vías respiratorias superiores -congestión nasal,
sinusitis y tos- que se suman a las producidas en las vías respiratorias inferiores -bronquitis
crónica, exacerbación del asma preexistente, enfisema y enfermedades cardiopulmonares-.
Según el Min-Ambiente, entre los focos de emisión en Colombia, donde el transporte
contribuye con el 80% de la contaminación del aire, las mayores concentraciones registradas
se han presentado así: por PM10, en Carvajal – Sevillana en Bogotá, Las Américas en Yumbo
(Valle del Cauca), Tráfico Centro en Medellín, Molinos en Santa Marta y Éxito San Antonio en
Medellín; y por PM2,5 en Tráfico Sur en Sabaneta, Tráfico Centro en Medellín, Carvajal-
Sevillana en Bogotá, Facultad de Minas en Medellín y Corporación Lasallista en el municipio
de Caldas.
Finalmente, si se desea un ajuste estructural habrá que exigir el filtro del diésel y fortalecer
controles semaforizados con calcomanías ambientales roja, amarillo y verde para acceder
selectivamente zonas urbanas críticas: dicha medida de mayor impacto ambiental y menor
costo social por no afectar la movilidad ni la economía, sería más efectiva que el “día sin
carro” implementado en Bogotá para inmovilizar 1.700.000 carros y 480.000 motos entre las
5:00 am y las 7.30 pm, así se hayan generado más de 2.000.000 de viajes en bicicleta; o que
las de Medellín para sustituir el “pico y placa ambiental” de 7:00 a 8:30 am y de 5:30 a 7:00
pm en su Área Metropolitana donde circulan más de 1.300.000
carros.
[Ref.: La Patria. Manizales, 2018-02-24]

8.8.5- Colombia, país de humedales amenazados

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RESUMEN: Según la Convención sobre los Humedales, estudios científicos muestran que desde 1900 ha
desaparecido el 64% de los humedales del planeta, por lo que urge hacer un llamado para preservar dichos
ecosistemas, hoy amenazados por el cambio climático y por la acción humana. En el país según el IAVH en
“Colombia anfibia, país de humedales”, contamos con 20 millones de hectáreas de marismas, charcas, lagos,
ríos, llanuras de inundación y pantanos, entre otros, equivalentes a cerca del 17% de nuestra superficie
continental, que conforman 31.702 humedales de los cuales el 93% requiere figuras de conservación por ser
frágiles cuerpos de agua estratégicos para el desarrollo sostenible y para la biota.

Imágenes 8:21: Ciénaga Grande de Santa Marta y Poblado del litoral del delta del río Mira en:
imeditores.com (Deltas y Estuarios de Colombia. Banco de Occidente); Charca de Guarinocito
por Darío Correa, en: flickr.com
Según el Instituto Alexander von Humboldt IAVH en su libro “Colombia Anfibia, país de
humedales”, en 20 millones de hectáreas equivalentes a cerca del 17% de nuestra superficie
continental, tenemos 31.702 humedales, de los cuales el 48% están en nuestras Orinoquia y
Amazonia. Pero estos ecosistemas dinámicos de cuyos elementos fundamentales, el agua y la
biota, al estar amenazados por acciones antrópicas y por el cambio climático, han permitido
declarar una alerta para protegerlos, ya que cerca del 93% requiere figuras de conservación
por ser frágiles cuerpos de agua estratégicos para insectos, batracios y peces, como para
aves, reptiles y mamíferos, donde se hace insostenible la creciente presión de uso sobre el
patrimonio hídrico; esto como resultado de la expansión urbana, del crecimiento
demográfico, de la demanda de agua, de la desecación antrópica y de la contaminación,
entre otros: a modo de ejemplo, la propuesta de urbanizar las tierras de la reserva “Thomas
van der Hammen”, o la agonía de manglares y la masiva mortandad de peces en la Ciénaga
Grande, consecuencia de obras viales del Estado.

La Convención de Ramsar (Irán) sobre los humedales de importancia internacional, aprobó el


2 de febrero de 1971 un visionario y estratégico tratado intergubernamental que sirve de

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marco para la conservación y uso racional de dichos ecosistemas, logrando vincular a casi el
90% de los Estados miembros de las Naciones Unidas, entre ellos Colombia que ingresa en
1998, suscribiendo progresivamente y desde entonces seis humedales de importancia con
una superficie de 708.683 hectáreas, y que son: el Sistema Delta estuario del río Magdalena,
albufera con 400.000 ha, que es el complejo lagunar más grande de Colombia; el Delta del
río Baudó con 8.888 ha y ubicado en el Pacífico colombiano; el Complejo de Humedales
Laguna del Otún con 6.579 ha, ubicado en el PNNN; el Sistema Lacustre de Chingaza, con
4.058 ha localizadas en Cundinamarca; la Laguna de La Cocha con 39.000 ha, un santuario
ubicado a 2.660 msnm en Nariño; y el Complejo de Humedales de la Estrella Fluvial Inírida
con 250.159 ha, de Guainía.

Se propone el IAVH consensuar un sistema con cerca de 55 clases diferentes de humedales


en Colombia, cantidad que se explica por el relieve cordillerano de nuestro trópico andino con
su clima bimodal, la altillanura y la selva amazónica con sus peculiares incidencias
atmosféricas, y el régimen climático del Pacífico o las condiciones biogeográficas del
Archipiélago, por lo que más allá de los seis emblemáticos ecosistemas húmedos
denominados Sitios Ramsar, también habrá que integrar los demás humedales del país a los
procesos de Ordenamiento Territorial y Planes de Manejo Ambiental, entre otros
instrumentos de planificación donde se define el modelo de ocupación del suelo urbano y
rural, no solo reconociéndolos como parte fundamental de los complejos ecosistemas
biogeográficos y como espacios estratégicos del territorio, lo que supone emprender un
inventario detallado y su caracterización, sino diseñando las acciones para su recuperación y
manejo orientadas a resolver los conflictos socioambientales que los afectan y a garantizar su
estabilidad ecológica, para asegurar la oferta de bienes y servicios ambientales asociados.

Al observar el mapa preliminar de humedales de Colombia del IAVH, aunque por la escala no
se visibilizan turberas y otros humedales de páramo y bosques andinos que regulan los
caudales de las regiones más pobladas de Colombia y que contribuyen a las dinámicas del
clima, sobresalen por su extensión varios reservorios, como marismas y manglares en la
costa del Pacífico desde el sur de Tribugá hasta el río Mira, y en especial sobre el delta del
Patía donde aparece Tumaco; o ciénagas y madre viejas en corrientes de meandros, como
las comprendidas entre el río Meta y el piedemonte de la Cordillera Oriental; o las rondas del

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río Guaviare y en parte del Vichada e Inírida; además de las vaguadas del Putumayo,
Caquetá y Vaupés; y el valle del Atrato aguas abajo de Vigía del Fuerte, y en parte del San
Juan; o en regiones como el Magdalena Medio y Bajo y el Bajo Cauca, donde a pesar de
ecocidios agroindustriales, mineros, etc., sobresalen, además de la Ciénaga Grande de Santa
Marta, La Mojana, la Depresión Momposina y el área del Sinú-San Jorge. [Ref:. La Patria.
Manizales, 2016.08.15]

8.8.6- Intimidades del Ruiz para un examen de la amenaza volcánica

Imagen 8.22: Mapa Preliminar de amenazas potenciales del V.N. del Ruiz, en 1986. Manual
de geología para ingenieros http://www.galeon.com/manualgeo

En el contexto de la crisis del volcán Nevado del Ruiz que viene desde el pasado 23 de
febrero, tras reportar la ocurrencia de sismos volcánico-tectónicos, salida de gases y
deformaciones, aunque el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales aclara que
el nivel energético de la actividad sísmica resulta inferior a los alcanzados en las crisis
posteriores a la erupción de 1985, vale la pena reflexionar sobre la amenaza volcánica, para
revisar la gestión del riesgo en Caldas y Tolima.

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Para empezar, la natural inquietud que despierta la notica respaldada por la enorme columna
de vapor visible desde Manizales, hace palpable su diferencia con lo que ocurría durante la
coyuntura pre eruptiva de 1985 cuando despertaba el “león dormido”, posiblemente gracias
al reducido nivel de incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir ahora, a la experiencia
acumulada por la comunidad científica, y al nivel de apropiación del conocimiento por parte
de los actores sociales del territorio y su confianza en el Observatorio Vulcanológico de esta
ciudad.

Cuando se reconoce que lo normal para un volcán no extinto donde alternan estados “Off y
On” tras largos períodos de calma, al llegar los tiempos de actividad para el Ruiz lo normal
es que se presenten crisis con este tipo de señales geofísicas y emisiones del cráter Arenas,
tal cual ocurrió en 2002 y 2010. Se supone que estos ciclos característicos de cada volcán,
finalmente responden a factores como la estructura interna cambiante y clase de magma, y a
su ambiente geológico y evolución de los procesos vulcano-tectónicos, asuntos que en el
caso del Ruiz se investigan y monitorean desde varios frentes para satisfacer la demanda
para atender las amenazas geológicas y el desarrollo de la geotermia.

El Ruiz a pesar de haber entrado en estado “On” hace 26 años, no ha concluido esta fase
para entrar a su estado “Off”. Al respecto, en un mapa de la conquista que muestra los
primeros poblados del Magdalena Centro aparecen además de Mariquita (1551), escritos tal
cual los nombres de “Vitoria” donde supuestamente quedaba la histórica población de
Victoria (1553) y “Bolcán” adonde está el Nevado del Ruiz. Así que habiéndose producido la
erupción en 1595, también se infiere una actividad pre eruptiva décadas antes del paroxismo,
por la presencia de una columna que emerge entre los glaciares para anunciar a distancia un
volcán en lo alto de la Cordillera Central.

Entonces, si lo normal del Ruiz como volcán activo es erupcionar, parece sensato esperar
eventos cuyo alcance espacial se aproxime a las previsiones señaladas en su mapa de
amenazas, dado que la erupción del 13 de noviembre de 1985 apenas alcanzó un volumen de
1/10 de kilómetro cúbico, cuantía ínfima en comparación con los eventos históricos de 1595 y
1845 donde el volumen de magma superó entre 10 y 20 veces esa magnitud. Pero esto con
flujos de lodo mayores a los de 1985, para los cuales el riesgo actual ya no resulta tan

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determinante gracias a la preservación de los usos del suelo previniendo la ocupación


conflictiva en el escenario de Armero y a lo largo de las vaguadas de los ríos afectados hace
26 años.

De paso, se recuerda que en 1985 la magnitud de los lahares estimados en cien millones de
metros cúbicos, se incrementó por los deshielos dada la fusión de glaciares ocasionada por
riadas gasopiroclásticas y vertimiento de piroclastos: allí agua y sólidos participaron casi por
partes iguales, para conformar flujos de lodo como los que arrasaron Armero, donde se
vertieron 60 millones de metros cúbicos sobre 30 kilómetros cuadrados.

La emisión de cenizas que suele afectar las rutas aéreas, sólo alcanzan a tener impacto en el
caso de erupciones importantes por la turbiedad de las aguas y zonas de pastoreo de las
cuencas que drenan desde el volcán, por los costados en que la columna de ceniza resulta
desplazada por la dirección del viento dominante.

Entre tanto, la comunidad que ha debido prepararse durante lustros, podrá guardar la calma
para proceder con seguridad acatando las medidas de previsión frente a la amenaza
volcánica, siguiendo las instrucciones de los Comités de Emergencia quienes interpretan las
evaluaciones científicas de los miembros de nuestro Observatorio Vulcanológico, grupo
humano del cual varios integrantes han perdido la vida en actividades al servicio de la
comunidad, en el Ruiz y el Galeras.

De ahí la importancia de no bajar la guardia en tiempos de crisis, para ajustar la preparación


de las comunidades expuestas a los diferentes eventos probables, y verificar la ocupación de
las zonas de amenaza sobre los 10 primeros kilómetros del entorno del volcán y las vaguadas
de los ríos Gualí, Azufrado, Lagunillas, Molinos, Rioclaro-Chinchiná y Recio, para ver si en el
largo plazo persisten las medidas de defensa civil y ordenamiento del territorio, asuntos clave
para la mitigación del riesgo en el área de influencia del volcán.

Y como prueba de que el esfuerzo fructifica, en la erupción del Nevado del Huila de
noviembre de 2008, se logró evacuar un centenar de personas expuestas a dos avalanchas
que destruyeron por lo menos cinco puentes del río Páez.

[Ref. La Patria, Manizales, 2011-03-19]

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8.8.7- Clima, deforestación y corrupción

Imagen 8.23: Mapa de coberturas forestales mostrando en rojo zonas críticas por procesos
de deforestación. Minambiente-IDEAM.

Entre las medidas de adaptación al cambio climático, urge, además de una reconversión
productiva que permita corregir los usos conflictivos del suelo, combatir la corrupción como
factor que reduce la eficiencia de la acción del Estado, máxime si se considera que la
recurrencia de los fenómenos hidrometeorológicos extremos, será tan alta como la frecuencia
de los fenómenos cíclicos de El Niño y de La Niña, donde el impacto del fenómeno dependerá
de las adaptaciones ambientales, tanto para enfrentar en caso de El Niño las sequías y en el
de La Niña los inviernos severos. Veamos algo al respecto, de lado y lado.

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En cuanto a la máquina atmosférica, donde convergen Calentamiento Global como desastre


de primer orden y el aludido fenómeno climático de comportamiento erráticamente cíclico,
cabe esta pregunta: sabemos que su denominación dada por las comunidades rurales de las
costas del Pacífico sudamericano vecino al Ecuador, obedece a una explicación mítica para las
marejadas que azotaban esas costas, hacia la navidad, cada tres a cinco años. Pero la razón
que las explica son los cambios en la circulación de los vientos, producidos por variaciones de
presión en sistema atmosférico, consecuencia a su vez de una anomalía térmica dada una
modificación en el patrón regular de la dinámica de la corriente oceánica que fluye a lo largo
de la zona intertropical del Pacífico entre Ecuador y Filipinas.

Respecto al objeto de reconvertir la actividad productiva del medio rural, es reducir la presión
sobre las cuencas, al facilitar dos asuntos vitales que exigen políticas de Ciencia y Tecnología:
concentrar la actividad económica en áreas aptas liberando humedales, ecosistemas
estratégicos y áreas que se deban reforestar, y entrar a los usos adecuados del suelo con
sus correspondientes manejos requeridos para resolver la profunda brecha de productividad
que explica la pobreza rural, como factor incidente. Al respecto sólo basta señalar que los
desastres en Gramalote, Útica y Santa Ana en La Mojana, en parte son la consecuencia de
actividades donde juegan la potrerización o la ocupación indebida del suelo. Igualmente, la
causa primera del drama que viven las comunidades a lo largo del Magdalena y en la sabana
de Bogotá, son consecuencia de la falta de bosques y de la expansión urbana, en su orden,
dos fenómenos que apuntan a la pérdida del factor de regulación de aguas.

Y respecto a la corrupción, si bien la cuantía puesta en evidencia en Colombia por que ha


sido descubierta o denunciada, tiene un costo estimado cercano al 1% del PIB, más allá
estaría la proporción oculta de las adjudicaciones de contratos públicos fraudulentos no
descubiertos o no denunciados, agravando el detrimento patrimonial que afecta los intereses
de la Nación e incrementa la cuantía del costo social asociado a temas estructurales de mal
funcionamiento de la administración pública, especialmente en materia de contratación. Esto
para señalar la urgencia de empezar con la acción correctiva del caso, desde el nivel nacional
hasta el local, para desmontar igualmente los carruseles de la “corrupción transparente” que
alimentan la maquinaria política de quienes aprovechan la vulnerabilidad de la Ley.

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Las cifras lo dicen todo: más de tres millones de damnificados desde abril del 2010 a la
fecha, cuyo presupuesto para la atención de la fase de emergencia supera el 1% del PIB,
cuantía en la que no entran gastos de reasentamientos de poblados, ni las cuantiosas
inversiones necesarias y urgentes para recuperar infraestructura destruida, reactivar tierras
de cultivos anegados y reponer viviendas averiadas, temas que serán motivo de la penosa
fase de reconstrucción: en efecto, el gobierno nacional ha anunciado inversiones del orden
de $1,2 billones para ayuda humanitaria de emergencia, $5,4 billones en obras de
rehabilitación, y $19 billones en obras de prevención y mitigación de riesgos. Esto es ahora,
pero lo grave es que de no tomar las previsiones del caso, la lista de damnificados crecerá y
la economía del país se desangrará en acciones inocuas, al olvidar lo sustantivo y terminarán
en un asistencialismo que continuará alimentando la maquinaria del fraude.

[Ref.: Ed. Circular RAC 608. May 2, 2011]

8.8.8- Patrimonio hídrico: carencias en la abundancia.

Imagen 8.24: Clima, riesgo, precipitación y coberturas en Colombia. PMA, Maps-Colombia y


La Historia con Mapas.
Se ha celebrado el pasado 22 de marzo “el día mundial del agua” centrando la atención en la
calidad y cantidad de este vital recurso, que pese a los enormes avances de las últimas
décadas hacia un cambio histórico en materia de cobertura, 750 millones de personas aún

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carecen de agua potable en sus hogares, y Colombia con el 5% del patrimonio hídrico
mundial y un rendimiento hídrico que supera seis veces el promedio mundial y tres veces el
de Latinoamérica, solamente trata de manera adecuada el 11% de los vertimientos que
genera el país, y según el DANE aún requiere extender la cobertura del servicio de acueducto
que no llega a 3,6 millones de personas y de alcantarillado para cubrir a 5,6 millones de
colombianos que no lo tienen.

Mientras en nuestro departamento se daba la protesta social por los incrementos exagerados
en las tarifas de agua impuestos a los usuarios de Empocaldas por la Comisión de Regulación
de Agua Potable y Saneamiento Básico como entidad del orden nacional, al tiempo que la
Corte Constitucional reitera mediante jurisprudencia que es obligación del Estado garantizar
la prestación del servicio de agua potable, también se instalaba el primer esquema de pilas
públicas en Maicao como parte de un mejoramiento del servicio de agua y alcantarillado para
la Guajira, y se anunciaba una reducción del 9% de la deforestación en la Región Andina.

Si en 2010 las Naciones Unidas reconocieron “el derecho al agua potable”, dicho derecho que
no quedó consagró en nuestra Constitución Política, así los Artículos 334, 336, y 365, a 370
se ocupen del tema, aparece fragmentado en la legislación: por ejemplo en la Ley 142 de
1994 sobre servicios públicos domiciliario cuando prioriza el agua potable y el saneamiento
básico entre las necesidades básicas que deben satisfacerse, o cuando la Ley 60 de 1993 fija
las competencias de los municipios y obliga al uso de los recursos de la Nación que trata el
Artículo 357 de la Constitución, en inversión para proveer servicios de agua potable y
saneamiento básico y otorgar subsidios a sectores sociales vulnerables.

Hechas las anteriores consideraciones, máxime ahora cuando el cambio climático se anuncia
con una reducción del 22% de nuestros glaciares durante la última década, veamos el tema
del agua en Colombia, donde según el Estudio Nacional del Agua -ENA 2018-, tenemos
grandes desafíos ya que por conocimiento insuficiente el 71% de los acuíferos no pueden
aprovecharse, 391 cabeceras incluidas 9 capitales del país y 11 municipios de Caldas
presentan alta susceptibilidad al desabastecimiento en temporadas secas de El Niño, el 70%
de ellas en la cuenca Magdalena-Cauca y el 22% en la región Caribe.

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Al valorar la oferta hídrica superficial del país en un año medio según dicho estudio, mientras
el 77,4% del volumen se concentra en las regiones Pacífico, de la Amazonia Pacifico y de la
Orinoquia que son las más despobladas, el 13,5% le corresponde a la región Magdalena-
Cauca y el 9,1% a la del Caribe que concentran el 80% de la población del país. Y en cuanto
a la demanda de agua, donde el 15 % proviene de las aguas subterráneas, el sector agrícola
representa el 33% del total y el hidroenergético el 12,8%.

Y en cuanto a la contaminación, la carga orgánica biodegradable (DBO5) vertida a los


sistemas hídricos que en 2012 se estimó en 2.102 t/día, en su mayoría provino del sector
doméstico (69%) seguido del industrial (28%), el 80% fue aportada por 55 municipios; y de
la carga total vertida de demanda química de oxígeno (DQO) estimada en 4.654 t/día de
sustancias provenientes en su mayoría del sector doméstico (61%) e industrial (37%), el
85% se generó en 53 municipios.

Finalmente, en cuanto a sedimentos los departamentos con mayor potencial a la erosión


hídrica, son: Antioquia, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Caldas, Risaralda, Quindío, Chocó,
Tolima, Cauca y Nariño. Cada año en Colombia son transportados en promedio cerca de 300
millones de toneladas, siendo el río Magdalena el mayor aportante; esto dado que de la
superficie continental del país, el 40% presenta algún grado de erosión, el 3% erosión muy
severa a severa, el 17% erosión moderada y el 20% erosión ligera, según el IDEAM.

[Ref.: La Patria- Manizales, 2019.03.25]

AGUA Y CLIMA.
Acciones frente al clima y el "desarrollo". Construyendo el territorio UMBRA. Más allá de las profecías Mayas.
Agua como bien público. COP 23, la cumbre del clima en Bonn. Nuestras aguas subterráneas.
Agua y Clima. Crecimiento con deuda social. Nuestro frágil patrimonio hídrico.
Agua para todos: el desastre del río Mira. Cuatro PNN, patrimonio de la Ecorregión Otra vez El Niño: ¿cómo adaptarnos?
Agua, ordenamiento territorial y Cafetera. ¿Para dónde va el Magdalena?:
desastres. Degradación del hábitat y gestión Paramos vitales para la Ecorregión
Aguas superficiales. ambiental. Cafetera.
Aguas Subterráneas. Dinámicas del clima andino colombiano. POMCA del río Guarinó: fase prospectiva.
Bosques en la Cultura del Agua. El agua en la biorregión caldense. Preservación Ambiental e Hídrica y PCC
Aprendizajes en procesos de El inestable clima y la crisis del agua. de Colombia.
reconversión productiva. Geociencias y Medio ambiente Problema “ALEPH”:
Calentamiento global en Colombia. Gestión del riesgo natural y el caso de Río Blanco: el legado de Conrado Gómez
Ciencias Naturales & CTS. Colombia. Gómez.
Clima andino y problemática ambiental. Geomorfología. Sol, clima y calentamiento global.
Clima, deforestación y corrupción. Construyendo el territorio UMBRA. Una política ambiental pública para
Clima extremo, desastres y refugiados. Huracanes y Terremotos acechan. Manizales, con gestión del riesgo.
Colombia: riesgos geodinámicos y Las cuentas del agua. Vulnerabilidad de Río Blanco frente a la
hábitat. Llegó La Niña… ¿Y entonces? expansión urbana.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/
CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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9. ESTRUCTURAS DE CONTENCIÓN.
9.1 PRESIÓN LATERAL DE TIERRAS.
Un muro de contención, es una estructura lineal y vertical construida a modo de pared como
elemento rígido, para el soporte de taludes escarpados de masas de suelo y rocas en macizos
fracturados, o de arrumes de materiales heterogéneos, entre otras soluciones donde
estructurales, como tablestacas y cortes apuntalados. En este aparte veremos el diseño de
muros de contención, vistos como una estructura que requiere determinar la presión lateral de
la masa de tierra, la cual es función de factores como el tipo y magnitud de los movimiento
dinámicos y de presiones estáticas que debe soportar el muro, de los parámetros de resistencia
al cote en los materiales del relleno, del peso unitario del material que se contiene y de las
condiciones de drenaje en el relleno.

La figura 9.1 presenta una estructura de contención de altura H. Para tipos similares de relleno:

a. El muro está restringido contra el movimiento. La presión lateral de tierra sobre el muro, a cualquier profundidad,
se llama presión de la tierra en reposo.
b. La estructura de contención se inclina respecto al suelo retenido. Con suficiente inclinación de la estructura de
contención, fallará una cuña triangular de suelo detrás del muro. La presión lateral para esta condición se llama
presión activa de tierra.
c. La estructura de contención es empujada hacia el suelo retenido. Con suficiente movimiento del muro, fallará
una cuña del suelo. La presión lateral para esta condición se llamará presión pasiva de la tierra.

Figura 9.1 Estructura de contención para tipos de relleno. (Tomado de Principio de Ingeniería de
Cimentaciones de Braja M Das Pag 334)

9.1.1 PRESIÓN LATERAL DE TIERRA EN REPOSO.


La estructura de contención de altura H, presentada en la figura 9.2, tomada de Braja M. Das,
retiene un suelo con peso unitario . Allí, la sobrecarga carga uniformemente distribuida sobre

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la corona del muro, está dada por q/área unitaria. De conformidad con la Ley Moor Coulomb,
que describe la respuesta de materiales frágiles como la masa de suelo, la resistencia cortante
“s”, dada por sus parámetros de cohesión y fricción, es:

s  c    tan  (9.1)
En donde
C Cohesión
 Ángulo de fricción
´ Esfuerzo normal efectivo

Figura 9.2 Presión de tierra en reposo. (Tomado de Principio de Ingeniería de


Cimentaciones de Braja M Das; Pag 335)
Ahora, el esfuerzo a cualquier profundidad “z” por debajo de la superficie del terreno de la
corona del muro, el esfuerzo vertical es

z  q   z (9.2)
Si se define la “Presión lateral de un suelo”, como la presión que la masa de suelo y roca ejerce
en el plano horizontal, y como K la relación entre la presión lateral de tipo horizontal y el
esfuerzo vertical anterior, entonces, para la presión en reposo, representadas por K 0, que es la
presión horizontal del terreno cuando la masa está en reposo, es decir, el estado que supone
la consolidación de la masa asociada a la formación del depósito horizontal de suelo, con
deformación vertical y sin deformación horizontal. Así, cuando la deformación horizontal es
nula y existe agua saturando el suelo, la presión lateral a cualquier profundidad “z”, estaría
dada dos componentes, según la fórmula 9.3

 h  K 0 v  u (9.3)
En donde

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U Presión de poro del agua


K0 Coeficiente de presión de la tierra en reposo

Cuando el suelo está normalmente consolidado, la relación para K 0 (Jaky, 1944) es una
aproximación empírica, que está determinada por la fórmula 9.4

K 0  1  sen (9.4)

Cuando las arcillas son normalmente consolidadas, el coeficiente de presión de tierra en reposo
se aproxima (Broker y Ireland, 1965) por medio de la fórmula 9.5.a y suelos finogranulares,
normalmente consolidados, Massarsch 1979) propone la expresión 9.5.b

K 0  0,95  sen (9.5.a)

K0 0.44+0.42 [IP%/100] (9.5.b)


Con un valor seleccionado aproximado del coeficiente de presión de tierra en reposo, la
ecuación (9.2) se utiliza para determinar la variación de la presión lateral de la tierra con una
profundidad z. La figura 9.2b presenta la variación de h con la profundidad para el muro
presentado en la figura 9.2a. Si la sobrecarga q = 0 y la presión de poro u = 0, el diagrama de
presión será triangular. La fuerza total, P0, por unidad de longitud del muro presentado en la
figura 9.2a, se obtiene del área del diagrama de presión dado en la figura 9.2b.

1
P0  P1  P2  qK0 H    H 2 K 0 (9.6)
2
En donde P1 Área del rectángulo 1
P2 Área del triángulo 2
La localización de la línea de acción de la fuerza resultante, P0, se logra tomando momentos
respecto a la base del muro. Entonces,
H H
P1   P2 
z 2 3
(9.7)
P0
Si el nivel freático está a una inferior a la altura del muro, profundidad z<H, el diagrama de
presión en reposo mostrado en la figura 9.2b, tendrá que ser modificado como muestra la
figura 9.4. Si el peso unitario sumergido del suelo debajo del nivel freático es ´,

450
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Figura 9.4 Presión de tierra en reposo con la presencia de nivel freático. (Tomado de Principio de Ingeniería de
Cimentaciones de Braja M Das Pag 338)

En z=0,  h  K 0 v  K 0 q
En z=H1,  h  K 0 v  K 0 (q  H 1 )
En z=H2,  h  K 0 v  K 0 (q  H 1   H 2 )
Nótese que en estas ecuaciones, ´h y ´v son las presiones efectivas horizontal y vertical. La
determinación de la distribución de presión total sobre el muro requiere añadir la presión
hidrostática “u”. La presión hidrostática, u, es cero en z=0 a z=H 1; en z=H2, u=H2w. La
variación de ´h y u con la profundidad se presenta en la figura 9.4b. Por lo tanto, la fuerza
total por longitud unitaria del muro se determina del área del diagrama de presión. Se obtiene
entonces
P0 = A1 + A2 + A3 + A4 + A5
Donde A = área de diagrama de presión.
Entonces,

1 1 1
P0  K 0 qH1  K 0 H 12  K 0 (q  H 1 ) H 2  K 0  H 22  K 0  w H 22 (9.8)
2 2 2

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9.1.2 PRESIÓN ACTIVA DE TIERRA DE RANKINE.

El estado activo del suelo, ocurre


cuando existe una relajación en la
masa que le permite moverse hacia
fuera del espacio confinado, por
ejemplo cuando un muro de tierra se
rompe, y el suelo falla al extenderse.
Ésta es la presión mínima a la que el
suelo puede ser sometido para que
no se rompa. Al contrario el estado
pasivo ocurre cuando la masa de
suelo está sometida a una fuerza
externa que lleva al suelo a la tensión
límite de confinamiento.
Según Das, si un muro falla
desplazándose su corona
horizontalmente una distancia x,
como muestra la figura 9.5a, la
presión del suelo sobre el muro
decrecerá con la profundidad, y en
consecuencia, para un muro sin
fricción, el esfuerzo horizontal, h a
una profundidad z será igual a K0v
(=K0z) cuando x es cero. Sin
embargo, con x > 0, h será menor
que K0v.
Los círculos de Mohr
correspondientes a desplazamientos
del muro de x = 0 y x > 0 se
muestran en los círculos a y b,
respectivamente, de la figura 9.5b. Si Figura 9.5 Presión activa de Rankine. (Tomado de Principio
el desplazamiento del muro, x, de Ingeniería de Cimentaciones de Braja M Das Pag 340)

continúa creciendo, el
correspondiente círculo de Mohr tocará la envolvente de falla Mohr-Coulomb definida por la
ecuación

s  c    tan 
El círculo marcado con c en la figura 9.5b representa la condición de falla en la masa del suelo;
el esfuerzo horizontal es igual entonces a a y se denomina presión activa de Rankine. Las
 
líneas de desplazamiento (planos de falla) en el suelo forman ángulos de  45   2 con la
horizontal como lo presenta la figura 9.5a.

452
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A partir de la fórmula que relaciona los esfuerzos principales en un círculo de Mohr que toca la
envolvente de falla Mohr-Coulomb

   
 1   3 tan 2  45    2c tan 45  
 2  2

Para el círculo de Mohr c en la figura 6.7b, el esfuerzo principal mayor, 1=v y el esfuerzo
principal menor, 3 =a, entonces

   
 v   a tan 2  45    2c tan 45  
 2  2
v 2c
a  
   
Tan 2  45   tan 45  
 2  2
Ordenando los términos se llega a

   
 a   v Tan 2  45    2c tan 45     a K a  2c K a (9.9)
 2  2

Donde K a  tan 2  45    (coeficiente de presión activa de Rankine).


 2
La variación de la presión activa con la profundidad para el muro mostrado en la figura 9.5a
se da en la figura 9.5c. Observe que v=0 en z=0 y v=H en z=H. La distribución de presión
muestra que en z = 0, la presión activa es igual a  2c K a , que indica un esfuerzo de tensión,
el cual decrece con la profundidad y es cero a la profundidad z=zc, o

z c K a  2c K a  0
y

2c
zc  (9.10)
 Ka
La profundidad zc se denomina profundidad de la grieta de tensión, porque el esfuerzo de
tensión causará eventualmente una grieta a lo largo de la interfaz suelo muro.

453
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Figura 9.6 Convención para la presión activa


(Tomado de Principio de Ingeniería de Cimentaciones de Braja M Das Pag
348)

9.1.3 PRESIÓN ACTIVA DE TIERRA DE RANKINE PARA TERRAPLÉN INCLINADO.


Si el relleno de un muro sin fricción es un suelo granular (c = 0) y se eleva con un ángulo 
con respecto a la horizontal (figura 9.6), el coeficiente de presión activa de la tierra, K a, se
expresa de la forma

cos   cos 2   cos 2 


K a  cos  (9.11)
cos   cos 2   cos 2 
Donde = ángulo de fricción del suelo. A cualquier profundidad z, la presión activa de Ranking
se expresa como

 a  zK a (9,12)

La fuerza total por unidad de longitud del muro es

1
Pa  H 2 K a (9.13)
2
Note que en este caso, la dirección de la fuerza resultante, Pa, está inclinada un ángulo  con
la horizontal y cruza el muro a una distancia de H/3 desde la base del muro.

9.1.4 PRESIÓN ACTIVA DE TIERRA PARA CONDICIONES SÍSMICAS.

454
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La teoría de presión activa de Coulomb se puede extender para considerar las cargas generadas
por un sismo. La figura 9.7 presenta una condición de presión activa con un relleno granular
(c=0). Se presenta una adición de khW y kvW en las direcciones horizontal y vertical,
respectivamente; kh y kv se definen como

componente horizontal de la aceleración del sismo


kh  (9.14)
aceleración debida a la gravedad, g

componente vertical de la aceleración del sismo


kv  (9.15)
aceleración debida a la gravedad, g

Figura 9.7 a. Presión de tierra para condición sísmica. (Tomado de Principio


de Ingeniería de Cimentaciones de Braja M Das Pag 358)

La relación para estimar los esfuerzos activos por unidad de longitud de muro (P ae) se puede
determinar como

H 2 1  k v K ae
1
Pae  (9.16)
2
Donde
Kae= Coeficiente de presión activa de tierra

455
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sen2      
K ae  (9.17)
 sen   sen       
cos  sen2 sen      1  
 sen     sen    

 k 
   tan 1  h  (9.18)
1  k v 

9.1.5 CEDENCIA EN MUROS.

Hacia 1776, Charles-Augustin de Coulomb quien observó que en los muros reventados, el
trasdós se derrumbaba siguiendo siempre una forma inclinada más bien plana propuso un
modelo de empujes activos del terreno (empujes activos para plantear el equilibrio de la masa
con cuña de rotura en el trasdós de forma triangular. Ahora, al evaluar los factores de seguridad
al volcamiento y contra deslizamiento, al igual que la presión sobre el suelo en la punta y en
el talón, al estimar las fuerzas que actúan en dirección horizontal y vertical, dependiendo de la
clase de suelo, tanto la ficción como la cohesión y la adherencia de la cuña con el plano de
falla y sobre el muro, entran en juego.
Pero en Rankine propone otro método más elaborado desde un punto de vista matemático,
que el de Coulomb, en el que obtiene los empujes del terreno partiendo de un estado de
equilibrio en rotura, donde la estructura de contención no produce perturbaciones y en el que
todos los puntos del suelo están en situación de rotura (plastificados), como si en cada punto
el círculo de Mohr correspondiente a su estado tensional fuese tangente a la línea de
resistencia.
Aunque se requiere un movimiento suficiente en magnitud, para que un muro alcance el estado
de equilibrio plástico, la forma en que un muro cede, influye en la distribución de esfuerzos
laterales sobre la estructura. Sin fricción, cuando un muro gira rotando respecto al talón o pie
hacia la Izquierda, varía la presión lateral de tierra, apareciendo el efecto de una masa
triangular de suelo que alcanza el estado activo de Rankine, definida por los planos de
deslizamiento de (45° +  /2). Ver Fig 9.7.a Izq.
Contrariamente, si el giro del muro fuese una rotación contraía desplazando la corona hacia la
Derecha, el suelo alcanza el estado activo de Rankine, definido otros planos de deslizamiento
de (45° -  /2) de menor pendiente, Ver Fig 9.7.a. Der. En ambos casos, cada punto del suelo en
la cuña triangular delimitada por los planos de falla, sufre la misma deformación unitaria en la
dirección horizontal.

456
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Figura 9.7 b. Cuñas de los estados pasivo y activo

Ahora, según Braja M. Das, los alores típicos para el desplazamiento lateral DL en cada uno
expresados en función de la altura H del Muro de los dos estados de Rankine, son:

Tabla 9.1 Valores típicos del desplazamiento del muro en la Corona, para los dos estados
de Rankine. Tomada de Braha M. Das.
Material Deta La/H Delta Lp/H
Arena suelta 0,001 a 0,002 0,01
Arena densa 0,0005 a 0,001 0,005
Arcilla blanda 0,02 0,04
Arcilla dura 0,01 0,02

Tabla 9.2 Valores de Kp


 /
5° 15° 20° 30° 40°
0 1.19 1.70 2.04 3.00 6.60
1/4 1.22 1.82 2.26 3.62 6.26
1/2 1.23 1.92 2.43 4.13 7.08
3/4 1.24 1.98 2.55 4.52 9.18
1 1.26 2.06 2.70 5.03 11.03

9.2 MUROS DE RETENCIÓN MECÁNICAMENTE ESTABILIZADOS.

457
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El procedimiento general de diseño de cualquier muro de retención mecánicamente estabilizado


se divide en dos:
 El cumplimiento de los requisitos que permiten la estabilidad interna
 La revisión de la estabilidad externa del muro.
La verificación de la estabilidad interna incluye determinar la resistencia a la tensión y por
zafadura de los elementos de refuerzo así como la integridad de los elementos frontales. Las
verificaciones de la estabilidad externa incluyen el volcamiento, el deslizamiento y la capacidad
de carga.

(a) Deslizamiento (b) Volteo

(c) Capacidad de Carga (d) Estabilidad Profunda

Figura 9.8 Revisiones de la estabilidad externa (según el Transportation Research Board,


1995) (Tomado de Principio de Ingeniería de Cimentaciones de Braja M Das Pag 424)
Aunque por tradición, se solía utilizar muros de gravedad como estructuras de contención para
absorber presiones horizontales, hacia la década de 1960 surge como una alternativas ideada
por el ingeniero francés Henry Vidal, la inclusión de tiras metálicas amarradas a elementos
externos en la cara del muro, que al penetrar hasta una determinada longitud dentro del relleno
podían conformar una masa de contención. El sistema empleado con relativo éxito en la
actualidad y que se denomina “tierra armada, pese a su buen desempeño, por quedar expuesto
a la corrosión está limitado a la duración del refuerzo metálico dentro del suelo.
Si bien existen diferentes métodos para resolver el diseño de muros en suelo reforzado, la
diferencia entre unos y otros radica principalmente en la manera de enfocar las distribuciones

458
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de esfuerzos, la superficie de falla y los valores de los factores de seguridad involucrados. No


obstante, se recomienda evaluar la alternativa más viable, mediante una comparación entre
una estructura de concreto reforzado o un muro de gravedad, según el caso y otra en suelo
reforzado con geotextil o tiras metálicas, por ejemplo.
Finalmente, en virtud del desarrollo de nuevos materiales con mejores competencias
ambientales frente a las condiciones de humedad, acidez o alcalinidad de los suelos según el
caso, se ha implementado el uso de mantos sintéticos durables como los geotextiles, con
determinadas características mecánicas de resistencia a la tensión y deformabilidad, y de
permeabilidad según el caso, que de paso ofrecen economías en costos totales entre un 30 y
60%, respecto a la alternativa de un muro de suelo reforzado.

9.2.1 ESTRUCTURAS DE RETENCIÓN CON REFUERZO DE TIRAS METÁLICAS.


Los muros de tierra reforzados son muros flexibles. Sus componentes principales son:

1. El relleno, que está conformado, por lo general, por suelo granular.


2. Las tiras de refuerzo, que son franjas delgadas y anchas colocadas a intervalos regulares
3. Un recubrimiento sobre la cara frontal, al que se le llama escama.
La figura 9.9 presenta un diagrama de un muro reforzado. Nótese que a cualquier profundidad,
las tiras o tirantes de refuerzo están colocadas con un espaciamiento horizontal centro a centro
de SH; el espaciamiento vertical de las tiras o tirantes es de SV centro a centro. La escama se
construye con secciones de material delgado relativamente flexible. Lee y otros (1973)
mostraron que con un diseño conservador, una escama de acero galvanizado de 0.2 pulgadas
de espesor (≈ 5 mm) será suficiente para sostener un muro de aproximadamente 40 o 50 pies
(14-15 m) de altura. En la mayoría de los casos también se usan losetas de concreto como
escamas. Las placas son ranuradas para ajustarlas entre sí, de modo que el suelo no pueda
fluir entre las juntas. Cuando se usan escamas metálicas se atornillan entre sí y las tiras de
refuerzo se colocan entre las escamas.

Tirante
Escama

SH

Suelo

SV

Figura 9.9. Muro de retención de tierra reforzado (Tomado de Principio de Ingeniería de Cimentaciones
de Braja M Das Pag 425)

459
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El sistema más simple y común para el diseño de tirantes es el método de Rankine. A


continuación se presenta un análisis detallado de este procedimiento.
Cálculo de las presiones activas horizontal y vertical
La figura 9.10a muestra un muro de retención con relleno granular con peso unitario 1 y ángulo
de fricción 1. Debajo de la base del muro de retención, el suelo in situ ha sido excavado y
compactado con suelo granular usado como relleno. Debajo del relleno, el suelo in situ tiene
un peso unitario 2, un ángulo de fricción 2 y una cohesión c2. Una sobrecarga con intensidad
q por área unitaria se encuentra sobre el muro de retención. El muro tiene tirantes de refuerzo
a las profundidades z = 0, SV, 2SV,...,nSV. La altura del muro es nSV = H.
De acuerdo con la teoría de la presión activa de Rankine,

a   v K a  2c K a (9.19)

Donde a = presión activa de Rankine a cualquier profundidad z


Para suelos granulares sin sobrecarga en su parte superior, c = 0, v = 1z y Ka = tan2(45º-
1/2). Entonces

 a 1   1zK a (9.20)

Cuando se agrega una sobrecarga en la parte superior, como se muestra en la figura 9.10,

 v   v 1   v 2 
 
  1z Debido a la
sobrecarga
Debido
únicamente al
suelo

La magnitud de v(2) se calcula usando el método 2:1 de distribución de esfuerzos descrito en


la figura 9.11. De acuerdo con Laba y Kennedy (1986),

 v 2  
qa'
para z  2b'  (9.21)
a' z
y

v 2  
qa'
z
para z  2b'  (9.22)
a'  b'
2

460
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También, cuando se agrega una sobrecarga en la parte superior, la presión lateral a cualquier
profundidad es

 a   a 1   a 2 
(9.22)
 
Debido a la
 K a 1z
sobrecarga
Debido únicamente al
suelo

La magnitud de v(2) se calcula usando el método 2:1 de distribución de esfuerzos descrito en


la figura 9.11. De acuerdo con Laba y Kennedy (1986),

 v 2  
qa'
para z  2b'  (9.23)
a' z
y

v 2  
qa'
z
para z  2b'  (9.24)
a'  b'
2
También, cuando se agrega una sobrecarga en la parte superior, la presión lateral a cualquier
profundidad es

 a   a 1   a 2 
(9.25)
 
Debido a la
 K a 1z
sobrecarga
Debido únicamente al suelo

461
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b' a'

45º+1/2
A C
SV

SV
(a) z
lr le SV
H
SV

SV

z = NSV SV
B
Suelo in situ

2; 2; c2

(b) + =

 a 1  1zK a  a 2  a

Figura 9.10. Análisis de un muro de retención de tierra reforzado (Tomado de Principio de Ingeniería de
Cimentaciones de Braja M Das Pag 429)

a(2) se expresa (figura 9.11b) como:


 2q 
 a2   M   sen cos 2 
  
 (9.26)
En radianes 
Donde:

0.4b'
M  1 .4   1 (9.27)
0.14H

462
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b' a' b' a'

q/área unitaria q/área unitaria


z z 

a (2)
2 2

1 1
H H
Arena Arena
 1; 1  1;  1

Franja de refuerzo Franja de refuerzo

(a) (b)

Figura 9.11. v(2) a(2);


ecuaciones 9 y 10 (Tomado de Principio de Ingeniería de Cimentaciones de Braja M Das Pag 430)

La distribución de presión (lateral) neta activa sobre el muro de retención calculada usando las
ecuaciones 9.23, 9.24 y 9.25 se muestra en la figura 9.10b.
Fuerza en el tirante
Refiérase de nuevo a la figura 9.10. La fuerza en el tirante por longitud unitaria del muro
desarrollada a cualquier profundidad z es:
T  presión activa de la tierra a la profunidad z  área del muro por ser soportada por el tirante   a SV S H  (9.28)
Factor de seguridad contra falla del tirante
Los tirantes de refuerzo en cada nivel y por consiguiente los muros, llegan a fallar por:
a. Ruptura
b. Zafadura
El factor de seguridad contra ruptura del tirante se determina como:

resistencia por fluenica o ruptura de cada tirante


FS B  
fuerza máxima en cualquier tirante
(9.28)
wtf y
FS B  
 a S V SH
Donde w = ancho de cada tirante
t = espesor de cada tirante
fy = resistencia por fluencia o ruptura del material del tirante

463
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Un factor de seguridad de entre 2.5 y 3 es generalmente recomendado para los tirantes a


todos los niveles.
Los tirantes de refuerzo a cualquier profundidad, z, fallarán por zafadura si la resistencia por
fricción desarrollada a lo largo de sus superficies es menor que la fuerza a la que están
sometidos los tirantes. La longitud efectiva de los tirantes a lo largo de la cual se desarrolla la
resistencia por fricción se toma conservadoramente como la longitud que se extiende más allá
de los límites de la zona de falla activa de Rankine, que es la zona ABC en la figura 9.10. La
línea BC forma un ángulo 1/2 con la horizontal. Ahora, la fuerza FR máxima de fricción
que se desarrolla en un tirante a la profundidad es:
FR  2l e w v tan   (9.29)

Donde le = longitud efectiva


v = presión vertical efectiva a una profundidad z
 = ángulo de fricción entre el suelo y tirante
El factor de seguridad contra zafadura del tirante a cualquier profundidad z es:
FR
FS P   (9.30)
T
Donde FS(P) = Factor de seguridad contra zafadura del tirante
Sustituyendo las ecuaciones 11 y 13 en la ecuación 14 se obtiene:
2l e w v tan  
FS P   (9.31)
 a S V SH
Longitud total del tirante
La longitud total de los tirantes a cualquier profanidad es:
L  lr  l e (9.32)
Donde lr = longitud dentro de la zona de falla de Rankine
le = longitud efectiva

Para un FS(P), de la ecuación 15,


FS P  a S v SH
le  (9.33)
2w v tan 
De nuevo, en cualquier profundidad z,

lr 
H  z  (9.34)
  
tan 45 º  1 
 2
Entonces, combinando las ecuaciones 9.17, 9.18 y 9.19 se obtiene:

464
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L
H  z  
FS P  a S V S H
(9.35)
   2w v tan  
tan 45 º  1 
 2

9.2.2 MUROS DE RETENCIÓN CON REFUERZO GEOTEXTIL


La figura 9.12 muestra un muro de retención en el que las capas de geotextil se usan como
refuerzo. Igual que en la figura 9.11, el relleno está conformado por suelo granular. En estos
muros de contención, la fachada del muro se forma traslapando las telas como se presenta,
con una longitud de traslape de lr. Cuando se termina la construcción del muro, la cara expuesta
de éste debe recubrirse con un material o con elementos que protejan el geotextil de la
exposición a la luz ultravioleta. Una emulsión bituminosa o Gunita se rocía sobre el geotextil
para mantener el recubrimiento sobre la fachada del muro.
El diseño de este tipo de muro de contención es similar al de los muros con refuerzo de tiras
metálicas. A continuación se presenta un procedimiento, paso a paso, de diseño basado en
las recomendaciones de Bell y otros (1975) y Koerner (1990).
Estabilidad interna:
1. Determine la distribución de la presión activa sobre el muro con

 a  K a  v  K a  1z (9.36)

SV
Geotextil
Arena
1;1 SV
z
lr le SV
H
SV
Geotextil
SV

45º+1/2 SV

ll
Suelo in situ
2;2;c2

Figura 9.12. Muro de retención con refuerzo geotextil (Tomado de Principio de Ingeniería de Cimentaciones de Braja M
Das Pag 439)

Donde Ka = coeficiente de presión de tierra de Rankine = tan 2 (45º- 1/2)


1 = peso específico del relleno granular
1 = ángulo de fricción del relleno granular

465
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2. Se selecciona un geotextil que tenga una resistencia permisible de G (lb/pie o kN/m)


3. Se determina el espaciamiento vertical de las capas a cualquier profundidad z con
G G
SV  
 aFS B   1zK a FS B  
(9.37)

Note que la ecuación 9.22 es similar a la 9.29. La magnitud de FS (B) es generalmente entre
1.3 y 1.5.
4. Determine la longitud de cada capa del geotextil con

L  lr  l e (9.38)

Donde:
H z
lr  (9.39)
  
tan 45  1 
 2
y

S V  a FS P  
le 
  
tan 45 º  1 
 2
(9.40)

 a   1zK a
 v   1z
FS(P) = 1.3 a 1.5
F = ángulo de fricción entre el geotextil y la interfaz del suelo

2
 f  1
3
Note que las ecuaciones 9.23, 9.24 y 9.25 son similares a las 9.18, 9.19 y 9.20
respectivamente.
F
Con base en los resultados publicados, la hipótesis de que 1  2
3
es razonable y
conservadora. Martín y otros (1984) presentaron la siguiente prueba de laboratorio para
F/1 entre varios tipos de geotextiles y arena.

466
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F
Tipo 1

Tejido; monofilamento/arena de concreto 0.87


Tejido; película de limo/concreto arena 0.80
Tejido; película de limo/arena redondeada 0.86
Tejido; película de limo/arena limosa 0.92
No tejido; adherido pro fusión/arena de concreto 0.87
No tejido; punzonado con aguja/arena de concreto 1.00
No tejido; punzonado con aguja/arena redondeada 0.93
No tejido; punzonado con aguja/arena limosa 0.91
5. Determine la longitud de traslape, ll, con

S V  aFS P 
ll  (9.41)
4 v tan F

La longitud mínima de traslape debe ser de 3 pies (1m)

Estabilidad externa:

6. Revise los factores de seguridad contra el volcamiento, el deslizamiento y la capacidad


portante del suelo.

9.2.3 MUROS ANCLADOS.


Las soluciones de contención en ingeniería se aplican cada día, con mayor frecuencia el
concepto de masas de suelos ancladas, mediante la utilización de elementos pretensazos,
lográndose un campo de aplicación muy amplio como sótanos, pasos a desnivel, la contención
de rellenos en laderas, y ha permitido su ejecución en forma exitosa. El desarrollo de la
tecnología constituye un campo para garantizar la estabilidad de estructuras diversas,
contrarrestando los momentos de vuelco así como el efecto de las presiones hidrostáticas por
las fuerzas de filtración.
Los muros anclados se pueden construir después de finalizada una excavación, o a medida que
se lleva a cabo la excavación, y se pueden instalar con anterioridad, previo a realizar una
excavación (Muzas et al).

467
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9.2.3.1 Métodos de cálculo.


El procedimiento de cálculo para el diseño de los muros anclados se basa en la técnica
propuesta por Kranz, tal como lo menciona Ranke y Ostermayer, donde los autores se
fundamentan en los métodos para el diseño muros con un solo anclaje y ampliado a tirantes
anclados en varios niveles.
Kanz analiza la rotura producida a lo largo de un plano de deslizamiento profundo, tomando
en cuenta el equilibrio de una cuña limitada por el muro, la superficie exterior, la superficie de
deslizamiento y una pantalla ficticia.
La pared de anclaje ficticia está enmarcada por la superficie exterior del terreno y el plano de
deslizamiento profundo, que atraviesa el centro de transmisión de los esfuerzos de anclaje al
terreno. El centro de la transmisión de tensiones se considera el punto medio de la longitud
media de empotramiento calculada. La línea de deslizamiento (superficie de rotura interna) se
toma recta y está limitada por el pie del muro, en caso de apoyo libre, o por el punto al que
corresponde el momento de empotramiento máximo para el caso de muro empotrado en su
base.
Al calcular el equilibrio de una cuña de la masa del suelo entre el muro y la pantalla ficticia, se
obtiene un polígono de fuerzas, del cual se puede deducir el valor máximo posible de la fuerza
del anclaje A, tal como se indica en la figura 9.13.

Figura 9.13 Elementos que conforman un muro atirantado y el polígono de fuerzas.


(Tomado de Manual de Anclajes En Ingeniería Civil UCAR N. R. Paga 445)

El factor de seguridad se define, de acuerdo a Kanz por el cociente entre la fuerza máxima del
tirante anclado y la movilizada, es decir:

468
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Figura 9.14 Relaciones geométricas en el polígono de fuerzas.


(Tomado de Manual de Anclajes En Ingeniería Civil UCAR N. R. Paga 445)

Ah
FS  (9.42)
Ah
En la figura se encuentra un polígono de fuerzas donde se igualan las horizontales y las
verticales:

Erh  G  Eah  E1h  tan  tan    (9.43)


1
fA  (9.44)
1  tan   tan   

Ah  f A  Eah  E1h  Erh  (9.45)

469
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En donde:
G= Peso de la masa de suelo situada sobre la superficie de falla
Eah Empuje activo (sin presión de agua) actuando sobre la pantalla desde la corona hasta el punto de giro.
=
E1h Empuje activo sobre la pantalla ficticia
=
 Ángulo de rozamiento interno del suelo
 Ángulo de inclinación de la superficie de rotura
 Ángulo de rozamiento con la pantalla

 Ángulo de inclinación del tirante anclado con la horizontal.

Estimación de los empujes sobre la estructura.


Cuando los suelos presentan parámetros promedios, Schnabel estima razonable el máximo
empuje en muros de contención lateralmente de altura H con la siguiente expresión:

 0,60  H  H 
P
 2   0,20    H (9.46)

Terzaghi y Peck en arenas consideran:

470
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  0,65    K a  H (9.47)
P  0,65    K a  H 2 (9.48)
La envolvente de presiones en suelos arcillosos, según los autores es:

  0,20    H (9.49)
 0,50  H  H 
P
 2   0,20    H (9.50)

Figura 9.16 Comparación entre diferentes envolventes de esfuerzos aparentes. a) Schnabel,


b) Terzaghi y Peck en arenas, c) Terzaghi y Peck en suelos arcillosos.
(Tomado de Manual de Anclajes En Ingeniería Civil UCAR N. R. Paga 448)

Ejemplo 1.
Dimensionar una pantalla de contención con anclajes de tres niveles para una excavación de
6,00 metros de altura, para la adecuación de un área. El suelo es un limo arenoso con las
siguientes características.
 Ángulo de fricción 25°
 Peso unitario del suelo 1,7 Ton/m3, (16,7 KN/m3)
 Ángulo de rozamiento del suelo con el muro (2/3) 17°
Ka = Coeficiente activo de presión de tierras. 0,40
Kp = Coeficiente pasivo de presión de tierras. 2,50

471
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q= Sobrecarga 1,00 Ton/m3, (10 KN/m3)


H= Altura del muro 6,00 m

Cálculo de los esfuerzos en el muro.


La presión en profundidad z=H, en la base de la excavación:

 h  q  Ka    H  Ka
 
 h Z 6,00  10 KN m 3  16,7 KN m 3  6,00m  0,40  44,08 KN m 2
El empuje total por el suelo es:

 q   
E ah       K a  H 2
 H  2 
 10 KN 3  16,7 KN 3 
 m 
E ah   
m   0,40  6,00 m 2  144 ,24 KN
 6m  2  m2
  
La presión horizontal promedio en el muro, para una distribución horizontal es:
E ah
 24,04 KN 2
H m
Los niveles de anclaje se han escogido, situando los anclajes en las cotas -1,00, -3,00 y -5,00
m, tal como se presenta en la figura 9.10, lográndose una solución acertada, con momentos
máximos en los tramos muy iguales y próximos al momento obtenido en el nivel de anclaje
superior.
Determinación aproximada de la fuerza de anclaje.
Suponiendo los momentos flectores sobre el muro, nulos al nivel de los anclajes, a excepción
del nivel superior y el de la excavación, permite determinar los valores aproximados de las
fuerzas de anclajes, al considerar el muro de franja unitaria.


A1h  3  1m  24,04 KN
m2
 
 3,00m  3 m
2
A1h  54,09 KN de longitud de muro
m


A1h  5,0  1,0m  A2 h  5,0  3,0m  24,04 KN
m2  5,0 
 5,0m  
 2 
m

472
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A2h  42,01 KN de longitud de muro


m

A3h  6,0  5,0m  A2 h 6,0  3m  A1h 6,0  1,0m  24,04 KN  m


  6,0 
 6,00 m  
 2 
m

A3h  36,24 KN de longitud de muro


m
El esfuerzo E al nivel de la excavación es, al considerar la condición de equilibrio, el siguiente:

A1h  A2h  A3h  E   h  promedio  H

E = 11,9 KN/m.

Dicha fuerza es adoptada por el empuje pasivo, por lo tanto la profundidad de hincado h,
necesaria es la siguiente:

Kp   H
E    h 2   K a q    H   K a h
2  2 
Al resolver la ecuación de segundo grado se obtiene h = 3,25 m. Se adopta una profundidad
de hinca de ht= 3,50m.
Fuerza de anclaje considerando el muro como una viga continua.
La viga se considera apoyada en los puntos de anclaje y el punto de aplicación de la resultante
de las fuerzas que actúan sobre el pie del hincado del muro. Con la profundidad de hinca de
3,00 metros, la resultante E quedará localizada a una profundidad de (2/3) h t = 2,00 m por
debajo del nivel de excavación. Además se asume el apoyo correspondiente a ese punto con
articulación libre.
El sistema de ecuaciones que representa al sistema estático considerado, supone nulos los
desplazamientos o corrimientos de los apoyos. El valor del momento en el primer apoyo es:


M 1  24,04 KN
m

 1,00 m 
1,00
2
m  12,02 KN
m
Con la ayuda de la ecuación de los tres momentos, la cual puede ser adoptada una vez para
cada apoyo intermedio de la viga continua, es posible calcular los demás momentos, tal como
lo indica Timoshenko y Young4

4
Timoshenko S. y Young D.H, Elementos de Resistencia de Materiales Pag 246.

473
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6 An a n 6 An1  bn1
M n1  l n  2  M n l n  l n1   M n1  l n1   
ln l n1
Siendo.
Mn y Mn-1 = Momentos en el apoyo n y (n-1) respectivamente
ln = Longitud entre los apoyos (n-1) y n
ln+1 = Longitud del tramo entre los apoyos n y (n+1)
An y An+1 = Áreas correspondientes a los diagramas de momento flector con centros de gravedad C n y
Cn+1, cuyas posiciones están definidas por an y bn+1

Asumiendo una franja unitaria, la fuerza correspondiente a una distribución rectangular es


24,04 KN/m, por lo tanto, al aplicar la ecuación anterior se obtienen los siguientes resultados.
Nodo 2

  24,04  2,0 3    24,04  2,00 3 


M 1  2,0  2 M 2 2,0  2,0   M 3  2,00    
 4   4 
Nodo 3, M4=0

  24,04  2,00 3   24,04


M 2  2,00  2  M 3 2,00  3,00   M 4  3,00   

 
1,00 2 2  3 2  3 2 
 4  4 3,00
Al resolver el sistema de ecuaciones se llega a:
M2= -10,26 KN-m/m
M3 = -4,98 KN-m/m.
Determinación de las reacciones. Tomando nuevamente dos tramos adyacentes, se obtiene el
valor de la reacción simple R´n en (n) debida a las cargas del tramo ln, y R¨n la reacción en (n)
debida a las cargas del tramo ln+1.

M n1  M n  M n  M n1
Rn  Rn  Rn  
ln l n1
Al observar la figura 9.11 se encuentra:

 KN 1,50   KN 2,00    12,02 KN  m   12,02  10,26 KN  m 


A1h   24,04  m    24,04  m    
 m 2   m 2   1,00 m   3,0m 

A1h  18,03  24,04  12,02  0,59  KN  54,68 KN de muro


m m

474
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 KN 2,0   KN 2,0    12,02  10,26   10,26  4,98 


A2 h   24,04  m    24,04  m    KN  m    KN  m
 m 2   m 2   2,00   2,00 

A2h  24,04  24,04  0,88  2,64   49,84 KN de muro


m

 KN 2,0   24,04 KN / m  2m 3,33  2,33m   10,26  4,98 KN / m  4,98 KN / m


A3h   24,04  m    
 m 2   3,33m   2,0m  3,33m

A3h  24,04  14,43  26,4  1,50   42,61KN / m de muro

 24,04 KN / m  1,0m  1,00 m    4,98 KN  m 


E   
 3,33m   3,33m 
E  7,21  1,50   5,71KN / m de muro

Determinación de los coeficientes de seguridad.


Cálculo del empuje horizontal sobre la pantalla ficticia.
De acuerdo con la normativa existente para la inclinación de anclajes adoptada debe obtenerse
un factor de seguridad n>1,50.
El buzamiento del plano profundo de deslizamiento t se calcula para cada nivel de anclaje, de
acuerdo con la figura como sigue:

Cos  45   
BC  OB  2
seno 45     
 2 
 Inclinación del anclaje (negativo cuando el barreno está situado por debajo de la horizontal
 Ángulo de fricción interna
OB Cota del anclaje medido a partir del nivel de hincado
CD Longitud mínima que garantice que la zona de anclaje se encuentra localizada en la masa de suelo
estable, es decir detrás de la superficie de deslizamiento generada por presión activa del terreno. (15%
A 20% de la altura total de la excavación.
DE Distancia correspondiente a la mitad de la longitud de la zona de anclaje.

475
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cos57,5
BC  9,5  5,14m
sen45  12,5  25 

CD  0,19  9,5
1
DE  LB
2
A1  S  
LB 
   

59,68 KN
A1  m  6,08 Ton
cos 25  9,81 m

6,08  2,0  2,0


LB   3,22 m
  0,20  12 Ton m
Calculando para cada nivel de anclajes:
Tensión del
Tensión horizontal DE BC CD BE
anclaje
A1h 5,57 A1 6,14 4,34 4,60 1,80 10,74
A2h 5,08 A2 5,60 3,96 3,52 1,80 9,28
A3h 4,34 A3 4,80 3,39 2,43 1,80 7,62
Longitudes Bulbo libre Total

Determinación de los coeficientes de seguridad en cada nivel.


a. Cálculo del empuje horizontal activo sobre la pantalla ficticia.
Z= 4,62 m
1
Ea  K a  q  z  Ka   Z 2
2
E1h  A1   0,40 10  4,62  0,5  0,4 16,74,62  89,77 KN / m
2

Z= 6,08 m
E1h  A2   147 ,79 KN / m
Z= 7,50 m
E rh  A3   217 ,88 KN / m

476
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El peso del terreno por encima del plano de rotura profunda es:

Hp Hpf Lpantallas Carga Sobrecarga


9,50 4,62 7,36 867,75 73,6 G(A1) = 941,35
9,50 6,08 6,61 858,36 66,1 G(A2) = 924,46
9,50 7,50 5,36 760,85 53,6 G(A3) = 814,45

Determinación del Erh

El empuje activo sobre la pantalla, considerando la profundidad de hinca h t=3,50m.

E ah  K a  q   H  ht      K a  H  ht 
1 2

E ah  0,40  10  9,50  16,7  0,409,50   339 ,43 KN / m


1 2

Primer nivel:

E rh  A1   G  E ah  E1h  tan   tan   

E rh  A1   941,25  339 ,43  89,77  tan 17  tan( 8,54)  129 ,88


E rh  A1   129 ,88 KN / m

Fuerza máxima del anclaje Ah+


1 1
fA    1,075
1  tan   tan    1  tan 25  tan(25  33,54
A1h  f A  E ah  E1h  E rh 

A1h  1,075 339 ,43  89,77  129 ,88   128,76 KN / m

Coeficiente de seguridad.
A1h 128 ,76
   2,35
A1h 54,68

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9.3 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

9.3.1- Acuerdo Climático: avance necesario pero insuficiente.

Imagen 9.17: COP24 – Katowice en https://climate-risk-transfer.o

RESUMEN: Según el informe del IPCC, incluso si se aplican los objetivos de París, a finales de
siglo la temperatura global aumentaría 3 grados, y las consecuencias además de irreversibles,
serían catastróficas. Cop 24 es la penúltima cita crucial en el camino hacia 2020 cuando el
Acuerdo entre en vigor. Y para el caso de Colombia, además de implementar estrategias
forestales y modelos agroforestales, en un escenario de cambio climático y bajos precios del
petróleo y el carbón, ¿cómo sortear las dificultades que se advierten en nuestro horizonte
económico?

La COP24 de 2018, acaba de entregar el pasado 15 de diciembre en Katowice, Polonia, el
instrumento para implementar la COP21 de París 2015.
Aunque la transparencia fue un logro clave para garantizar que los países cumplen el pacto
para mitigar el calentamiento global, al parecer las conclusiones de esta cumbre no parecen
ser suficientes para que en los siguientes 12 años se logre evitar que la temperatura global
aumente 1,5 grados Celsius, de conformidad con lo recomendado por el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

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Según el informe del IPCC, incluso si se aplican los objetivos de París, a finales de siglo la
temperatura global aumentaría 3 grados, y las consecuencias además de irreversibles, serían
catastróficas.

Imagen 9.18: Evolución de la temperatura desde mediados del siglo XIX,


Fuente: https://public.wmo.int
Pero en la COP24, pese a las normas alcanzadas, no se logra un compromiso colectivo claro
orientado a mejorar los objetivos específicos, con el fin de implementar una acción climática
que se ajuste a las dinámicas y a la magnitud de una amenaza creciente, que viene
afectando grupos humanos vulnerables y poniendo en riesgo severo de extinción varios
ecosistemas del planeta: al tiempo que los glaciares y polos se vienen fundiendo y se ha
incrementado el nivel del mar, en varias regiones, caso en Colombia donde alternan sequías
e inundaciones, como consecuencia de eventos meteorológicos extremos cada más
frecuentes, ya es evidente el mayor riesgo de ocurrencia de desastres naturales.
Es indiscutible la pertinencia y necesidad de un pacto global por el clima, pese a las
divergencias fundamentales sobre quién paga y cómo lo hace, no sólo entre los países que se
desarrollaron a costa del medio ambiente, y entre estados emergentes como China o Brasil
que reclaman apoyo financiero y tecnológico para hacerlo de manera sostenible, sino también
entre otras naciones en vía de desarrollo que al contar con reservas energéticas que
quedarían cesantes –caso Venezuela por el petróleo y Colombia por el carbón- o con una

479
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oferta forestal conveniente para prestar servicios ambientales remunerables -caso Colombia y
Brasil-.

La ruta de los acuerdos
En París 2015, la COP21 había sido el acuerdo más difícil que se ha negociado: allí, 195
países decidieron acotar el actual ritmo de las emisiones, con el objeto de prevenir impactos
como la extinción de especies, entre ellas los corales que son fundamentales para el
ecosistema marino, o reducir en 10 centímetros el incremento del nivel del mar para 2100, en
beneficio de extensas zonas costeras y litorales del planeta.
En Marruecos 2016, con la COP22 dándole una continuidad al debate sobre la configuración
del Acuerdo de París, los firmantes se comprometieron a promover acciones antes del 2020,
para frenar el calentamiento global, avanzar en materia de financiación climática y a dar
respuesta a las necesidades de países en vías de desarrollo.
Posteriormente, en Bonn 2017, con la COP23, tras la retirada de Estados Unidos de los
acuerdos, la comunidad internacional reconoció la urgente necesidad de implementar una
acción oportuna, suficiente y concertada, que permitiera enfrentar problemáticas como los
desastres climáticos y la escasez de alimentos en regiones ambientalmente vulnerables.
De este modo, afianzar el esfuerzo en mitigar el cambio climático como factor de conflictos
por el control de la tierra y de los recursos, y detonante de sequías, incendios, tormentas e
inundaciones causantes de crisis migratorias y refugiados.
Llega así la vigesimocuarta Cumbre del Clima, como penúltima cita crucial en el camino hacia
2020 cuando el Acuerdo entre en vigor, presentando entre sus principales escollos la
dificultad de lograr un consenso en materia de financiación y reglas a los que se debían
comprometer los países.

480
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Imagen 9.19: Los que han ratificado, han firmado y se han retirado del pacto por el clima,
con sus niveles de emisión de gases de invernadero. Fuente: CMNUCC.
Las naciones, deben emitir esas metas según sus capacidades y emisiones históricas, y sin
resolver el controvertido tema de los mercados de carbón, que le niega a la Naturaleza su
condición de sujeto de derechos para convertirla en un simple objeto de mercado, y todo
esto a pesar de estar advertidos no solo de que la temperatura media global del planeta ya
ha aumentado 1°C grado centígrado desde la era preindustrial, sino también de que se
requiere “descarbonizar” la economía a tiempo para reducir las emisiones globales de CO2 la
mitad en el año 2030 y a cero en 2050, si se quiere evitar que el calentamiento global supere
los 1,5°C a finales de siglo.

¿Y Colombia qué?

Tras cien años de haber descubierto el petróleo en Barranca y 69 años de nacionalizar


nuestros hidrocarburos escribiendo así una página de oro en la historia empresarial del
desarrollo económico de Colombia, al crear en 1951 la Empresa Colombia de Petróleos que
luego será Ecopetrol, el país logró consolidar un sector que hoy representa cerca de 5% del
PIB Nacional.

481
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Si en los años cincuenta del siglo pasado, el país cafetero empieza a transitar la ruta de su
industrialización gracias a la nacionalización del petróleo, hoy el desafío para Colombia con
las reservas petroleras convencionales desabastecidas y el cambio climático acechando en
contra del abundante carbón, aunque Ecopetrol genera más del 60% de la producción
nacional y el mineral disponible abunda, es aprovechar el margen temporal de estas fuentes,
mientras emergen las energías renovables y reconvertimos el transporte.
Lo anterior, dado que a nivel mundial por el cambio climático, al 2050 deberá reducirse el
80% del consumo mundial de carbón, el 50% del gas natural y el 30% del petróleo, mientras
el desarrollo tecnológico hace económicamente viables las fuentes alternas de energía
Si en Colombia el sector que consume más energía es el transporte, como responsable de
casi el 50% del total y la principal fuente de generación continúa siendo la hidráulica con
cerca del 70%, seguida por la térmica con el 29%; y además, si nuestro arco del consumo
energético al 2016, fue 38,7% petróleo, 25,8% hidroelectricidad, 23,1% gas natural, 11,2%
carbón y 1,2% fuentes renovables; entonces, en un escenario de cambio climático y bajos
precios del petróleo y el carbón, ¿cómo sortear las dificultades que se advierten en nuestro
horizonte económico?

El panorama

Imagen 9.20: Países que más CO2 emitieron hasta 2010 y su evolución histórica desde 1990.
Fuente: unstats (2013).

482
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Mientras los científicos alertan sobre la necesidad de implementar cambios “sin precedentes”
contra el cambio climático, al tiempo que Bruselas fija como meta para 2050 el fin de las
emisiones de efecto invernadero en Europa, menos de un tercio de los países del mundo va
camino de cumplir sus objetivos climáticos.
La Cumbre del Clima de Katowice, es la penúltima oportunidad. Para el efecto, Colombia con
países de la región que comparten intereses, avanza en diálogos para la implementación de
los compromisos con la Cumbre del Clima, que aún no se han traducido en lineamientos y
metas. Finalmente, la regulación del mercado de carbono, tema de importancia para países
con importantes reservas forestales, caso de Colombia y Brasil, quedó aplazada para próxima
cumbre del clima, en 2019.
La COP24 además de haberse quedado corta en reto de cerrar el acuerdo entregando unas
reglas del juego para conseguir un acuerdo operativo pero suficiente, no parece haber
logrado que China, el país más contaminante del mundo, asumiera un nuevo liderazgo
mundial tras la salida del Acuerdo por parte de EEUU, contando para ello con la Unión
Europea que actuando como un solo estado en las negociaciones, se ha comprometido con al
menos para el año 2030 con una rebaja del 40% de sus emisiones, respecto a los niveles de
1990.
Según estudio de la Universidad de Boston y del Centro de Investigación de Woods Hole
publicado en Science, mientras Latinoamérica aporta cerca del 60% de las emisiones, en
África la cifra es de 24% y en Asia del 16%.
Además de la inconformidad de muchos países en desarrollo con el financiamiento al no ver
claro el compromiso de naciones desarrolladas a visibilizar mejor el acceso a los recursos
comprometidos, también ha gravitado la oposición de países como Estados Unidos, Rusia,
Arabia Saudita y Kuwait a que la COP24 fundamente en el informe del IPCC 2018, las
acciones y decisiones a emprender, en especial las de disminución de emisiones de gases de
efecto invernadero.
Para la COP25 del año entrante, Chile con el apoyo de Costa Rica como co-organizadora,
reemplazará a Brasil país que, argumentando problemas financieros, canceló su compromiso
para ser sede y presidir la Cumbre de 2019.

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Epílogo
Entre las causas del deterioro ambiental sobresalen la contaminación industrial en los medios
naturales y paranaturales, la expansión urbana y la degradación del ecosistema por indebido
uso o mal manejo de los recursos.
Aquí, los combustibles fósiles, como carbón y petróleo juegan un papel protagónico, lo que
impone medidas estructurales relacionadas con el modelo energético y el transporte, para
“descarbonizar” la economía.
Las acciones necesarias son la gestión ambiental territorial, la participación comunitaria, la
incorporación de información útil y suficiente para el análisis de los problemas ambientales, y
su relación con las administraciones municipales, con la planificación urbana y con el
mercado.

Imagen 9.21: Mapa mundial del Índice de riesgo climático global para 1997–2016. Fuente:
Germanwatch y Munich Re NatCatSERVICE.

Con el calentamiento global, el ecoturismo debe enfrentar un reto sin precedentes que debe
abordarse desde ahora, y la forma de hacerlo es empezar por conocer las causas y
consecuencias de dicha problemática, para trazar estrategias de conservación.
Urge un nuevo modelo de ocupación del territorio que además de corregir un uso conflictivo
del suelo y expansionista del territorio, y de favorecer la especulación con la plusvalía urbana

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prevenga el deterioro ambiental, el incremento de la vulnerabilidad al cambio climático y la


fragmentación de los ecosistemas.
El cambio climático tendrá consecuencias más intensas en el hemisferio norte que en el del
sur, y mayores efectos en el Caribe y en Mediterráneo que en otros mares.
Similarmente, para Colombia, el escenario será más intenso en la Amazonía y Orinoquía, que
en la Región Andina. Como consecuencias aparecen el incremento de la vulnerabilidad de la
población y la intensificación de algunas amenazas naturales, que son las que se relacionan
con el clima: Incendios forestales, sequías, deslaves, deslizamientos, e inundaciones, pasarán
factura al modelo conflictivo de ocupación del territorio, la deforestación, la presión indebida
sobre los ecosistemas y la falta de medidas de adaptación ambiental, prácticas culturales y
tecnologías ambientalmente inconvenientes.
Aumentará el nivel de riesgo de las comunidades frente a deslizamientos e inundaciones, y
frente a sequías y desabastecimiento de agua, causando la pérdida de la propiedad en zonas
urbanas y rurales.
A lo anterior se añaden, la degradación de suelos productivos, la pérdida de ecosistemas
estratégicos, la escasez en el abastecimiento de agua para animales y comunidades
vulnerables, energía hidroeléctrica y alimento, y las alteraciones del paisaje.
Para mitigar semejante amenaza, el país tendrá que fortalecer el sistema de áreas
protegidas, administrar con suma diligencia las áreas de interés ambiental, controlar la
deforestación y el comercio de madera ilegal, implementar estrategias forestales y modelos
agroforestales, tanto para lograr la mitigación del calentamiento global como para garantizar
la calidad de los servicios ambientales y la preservación de la biodiversidad.
De ahí la importancia de la recuperación y conservación de los bosques como sumideros de
CO2 y de los corredores de conectividad biológica, como procesos de adaptación al cambio
climático.
El turismo deberá flexibilizar la oferta fortaleciendo la componente cultural y ambiental, para
contrarrestar las amenazas relacionadas con la componente social y natural.

[Ref.: La Silla Vacía. Bogotá, 2018.12.20.]

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9.3.2- Paramos vitales para la Ecorregión Cafetera

RESUMEN: El país tiene 36 complejos de páramo, que cubren cerca de 2’906.137


hectáreas, equivalentes al 3 por ciento de la superficie del país, que están en proceso
de delimitación, dado que en virtud del fallo de la Corte Constitucional no se puede
realizar ningún tipo de actividad extractiva o minera. Colombia, gracias a las tres
cordilleras y a sus particularidades edáficas y de biota, no solo tiene el 50% de los
páramos existentes en los Andes, sino también los más diversos de la región.

Imagen 9.22: Zonificación de Manejo del PNNN. G.T Minambiente; y Variaciones de los
biomas en altitud por cambios climáticos ocurridos en el Cuaternario. Imeditores.com
Colombia es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, cuyos impactos
socioambientales y económicos también afectarán a la Ecorregión Cafetera, no solo por la
migración en altitud de las zonas de vida alterando la aptitud de los suelos y con ello la
estructura de la tenencia de la tierra, sino también por cambios en el balance hídrico y
régimen de precipitaciones, y en la frágil estabilidad de comunidades vegetales nativas frente
a las variaciones del clima por la fragmentación de los ecosistemas, entre ellos los de
montaña que están en peligro y los páramos donde por fortuna la Corte Constitucional ha
blindado el subsuelo de los apetitos mineros que acechan.
Esta Ecorregión Cafetera con su verde, escarpado y deforestado paisaje tropical enclavado
entre las cordilleras y profundos valles de los Andes más septentrionales de América, donde
sobresalen los páramos establecidos en ambientes fluviales, glaciares y gravitacionales que
se entreveran, ubicados tanto sobre la Cordillera Central en vecindad de las cumbres nevadas
del Complejo volcánico Ruiz-Tolima y la Mesa de Herveo a más de 5.000 msnm, como en el
continuo de farallones de la Cordillera Occidental ubicado al sur de los Complejos Paramillo y

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Frontino-Urrao, con sus notables alturas como el Cerro Caramanta del Complejo Citará y el
Tatamá del Macizo Tatamá que son sus mayores alturas en jurisdicción del Eje Cafetero.
En los Andes sudamericanos, estos y otros páramos se extienden como islas, en ocasiones en
medio de paisajes volcánicos, tal cual se observa desde la Depresión de Huancabamba al
norte del Perú, hasta la Cordillera de Mérida en Venezuela o la Sierra Nevada de Santa Marta,
pasando por las tres cordilleras de Colombia. Si el páramo es un ecosistema tropical de
montaña con vegetación achaparrada tipo matorral, que se desarrolla por encima del área del
bosque montano y por abajo del sistema nival, aunque también existen en Centro América,
Sudamérica, Asia, Oceanía y África, en términos absolutos la mayor extensión paramuna del
mundo está en Colombia, aunque solo algunos han escapado a diferentes procesos de
alteración y afectación antrópica.
Así como hemos visto la migración de los cafetales conforme el clima ha venido cambiando,
avanzando 170 m en altitud por cada grado centígrado de incremento en la temperatura,
también en el PNNN ya se advierte el calentamiento global con la pérdida de los glaciares: si
entre 1979 y 2010 la superficie de los hielos perpetuos en el Complejo Volcánico Ruiz-Tolima
ha pasado de 32 o 29 a 12 o 10 kilómetros cuadrados, mucho antes, cuando se funda
Manizales (1849), como consecuencia del último pico de una pequeña glaciación ocurrida
entre 1550 y 1850, según Antonio Flórez (2002) e Ideam-Unal (1997) los hielos del PNNN
sumaban cerca de 93 kilómetros cuadrados, 10% de los cuales cubrían el Cisne y el Quindío.
El Tatamá con 4.250 msnm y su ecosistema de páramo y bosques alto-andinos muy
húmedos delimitados por los 3.450 m de altitud, y el Caramanta con su cumbre a 3.900
msnm que ubicado al sur de los farallones del Citará igualmente comprende el páramo, no
solo marcan el paisaje del norte de Caldas y de Manizales por el poniente, sino que también
nutren el drenaje de los ríos San Juan, Atrato, Risaralda y Cauca de esta ecorregión, al
albergar varias cuencas de las dos vertientes de la Cordillera Occidental, tanto por el norte de
la ecorregión con los ríos Arquía, San Juan Antioqueño , como al sur con los ríos San Rafael,
Tatamá, Negro y Mapa.
Pero además de ser el de Tatamá un Parque Natural Nacional por fortuna cuasi-inaccesible y
casi virgen y desconocido, y el de Caramanta una zona de interés declarada Reserva Forestal
Protectora Regional en Antioquia para proteger sus páramos con su particular biota y fauna
biodiversa, e importantes especies endémicas, también ambos escenarios al lado del PNNN
como singulares medios de regulación hidrológica, suministro de oxígeno y captura de
carbono atmosférico, además de ser espacios vitales para varias comunidades vecinas, de
territorios colectivos afrodescendientes, resguardos indígenas Embera y poblados de
mestizos, son medios estratégicos y fundamentales para la sustentabilidad urbana y rural de
la Ecorregión Cafetera, donde vivimos cerca de 2,7 millones de habitantes que ignoramos
estas y otras complejas relaciones y dinámicas culturales y ecosistémicas
[Ref.: La Patria. Manizales, 2016/03/28.]

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9.3.3- Reflexiones sobre el POT de Manizales

Imagen 9.23: Mapa de la Estructura Ecológica de Soporte General para el Municipio


de Manizales. Fuente, documentos del POT de Manizales.

Por la carencia de ideas más precisas que proyecten un futuro sustentable para Manizales,
con enfoques más regionales, a pesar de los avances en planificación urbana respecto al POT
anterior, y en especial en la componente rural del municipio donde lo ambiental alude al
desarrollo social, al agua y a los necesarios corredores de conectividad para la biodiversidad,
pero no a la cultura como factor fundamental para el desarrollo de bienes y servicios
artesanales y no agroindustriales, por decisión del Honorable Concejo la saliente
administración municipal le deja a la ciudad, un POT importante a revisar.
Posiblemente gravitaron las críticas que ha presentado el Colectivo Subámonos al Bus del
POT, centradas en aspectos socio-ambientales profundos, donde se recogen en parte
propuestas presentadas en varios documentos y foros, dado que la propia Secretaría de

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Planeación en un hecho loable y sin precedentes programó ocho eventos para la participación
de diferentes actores sociales y de la sociedad civil, buscando nutrir el interesante proceso. A
continuación, resalto algunos aspectos del POT que ameritarían revisión.

Imagen 9.24: Clasificación del suelo en el POT de Manizales. Fuente: POT de Manizales en
http://bdigital.unal.edu.co/56408/7/observacionesalcomponentegeneraldelpot.pdf
1- El POT no consagró como política pública el cobro de la plusvalía urbana, proponiendo la
creación de cargas compensatorias para la actividad urbanizadora en beneficio del municipio,
al gravar a los actores que consuetudinariamente especulan con un modelo expansivo de
ocupación de la “jungla de concreto” que va más allá de las propias necesidades de la ciudad.
Posiblemente bajo el falso argumento de la escasez de suelo, se ha permitido que la plusvalía
urbana continúe privatizada, además de presionar el bosque natural andino tal cual lo
advertimos en Monte León, cuando está previsto que la población de Manizales apenas
alcanzaría los 400 mil habitantes en la siguiente década. A modo de ejemplo, hacia la zona
de La Aurora no se ha puesto límite a nuevos usos que entrarían en conflicto con la reserva
de Río Blanco.
2- El POT no debería sostener un modelo urbano anacrónico, pensado para la sociedad
industrial de ayer y para el automóvil, que inspirado en dinámicas económicas que no
consultan las demandas socio-ambientales de la ciudad, además de concentrar la inversión
social y productiva, sigue fragmentando espacial y socialmente la ciudad. El POT tiende a
privilegiar la infraestructura vial para el transporte individual y para las grandes superficies de
mercado, en lugar de propender por un hábitat sostenible, para una Manizales más humana,
incluyente, segura y solidaria, al irrigar los beneficios del gasto público con más equipamiento

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verde, mejores medios para la movilidad autónoma, y más rutas para el transporte colectivo
limpio, lo que en conjunto supone otro modelo urbano.
3- El POT debería hacer honor a su promesa de respetar las actuales zonas de reserva
ambiental, cerrándole posibilidades a la explotación minera en la cuenca media-alta del
Chinchiná, actividad que compromete la zona de amortiguamiento del PNN de los Nevados, y
a los vertimientos industriales sobre la quebrada Manizales. Por todos es sabido que en
Toldafría la canadiense Rio Novo avanza con un prospecto minero de mayor envergadura,
afectando la Reserva forestal de CHEC y poniendo en riesgo los acuíferos de las quebradas
La María, California y Romerales, afluentes del Chinchiná, cuenca compartida con Villamaría,
que por desgracia aparece al lado de las de Marmato y Supía, y posiblemente de la del
Guarinó, entre las que continúan estando afectadas por mercurio en Colombia.
4- El POT debería concretar una apuesta por la Ciudad Región, entre Pereira y Manizales,
creando elementos para facilitar la construcción de sinergias económicas que apliquen la
metodología de clúster urbano, además de acuerdos respecto a servicios públicos, a un
sistema integrado de transporte para abrigar las potenciales Áreas Metropolitanas o sus
equivalentes, a crear complementariedades entre Aerocafé y Matecaña fundamentales para el
Paisaje Cultural Cafetero y al desarrollo de un sistema de conectividad férrea para el
transporte intermodal de carga, implementado una plataforma logística común para
industrias minero-energéticas asociadas a corredores logísticos estratégicos para el país,
como el Ferrocarril Cafetero entre La Dorada y el Km 41, el Puerto Multimodal de La Dorada
y la extensión del Corredor Férreo del Cauca entre la Virginia y Urabá, propuestas de la UN-
SMP que aún desconoce el nuevo Plan Maestro de Transporte Intermodal (2015).
[Ref.: La Patria. Manizales, 2016-01-04]

9.3.4- COP21, un reto social y político a nivel global.

RESUMEN: Es evidente y pertinente la necesidad de un pacto global por el clima, pese a las
divergencias entre los países que se desarrollaron a costa del medio ambiente, los países
emergentes como China o Brasil que reclaman apoyo financiero y tecnológico para hacerlo de
manera sostenible, y otros en vía de desarrollo que cuentan con reservas energéticas que
quedarían cesantes o con una oferta forestal bosques para prestar servicios ambientales
remunerables, diferencias que conducen a plantear preguntas fundamentales sobre quién
paga y cómo lo hace.

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Imagen 9.25. Deshielo del Nevado Santa Isabel. fuente IDEAM.


Va cayendo el telón de la cumbre del clima en París, donde delegados de 190 países buscan
un nuevo acuerdo mundial sobre reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero
y cómo enfrentar el cambio climático, fenómeno global con consecuencias muy perjudiciales
para el ambiente y la salud humana y uno de los problemas ambientales más graves de
nuestros tiempos. Las pretensiones fundamentales contemplan, no sólo la firma de un
acuerdo vinculante, sino también la verificación periódica del cumplimiento de las metas
acordadas. Si bien, en los últimos 8000 años alrededor de la mitad de la cubierta forestal del
mundo ha sido destruida, también por causas no antrópicas, el clima del planeta siempre ha
variado; sólo que ahora el ritmo de estas variaciones se ha acelerado durante las últimas
décadas de manera anómala. El cambio climático causado por el calentamiento global que ha
surgido desde la Revolución Industrial, y que se acentúa a principios del Siglo XX, se puede
advertir en los últimos 50 años, máxime cuando la década de los noventa fue la más caliente
en los últimos mil años.
Según la WWF, como consecuencia de la degradación del hábitat, de la explotación a través
de la caza y la pesca, y del cambio climático, el declive de la biodiversidad en el planeta es
muy grande y muy rápido: la biodiversidad global ha disminuido un 52% entre 1970 y 2010.
Expertos predicen además que, por el aumento de la temperatura media de la atmósfera
terrestre y de los océanos, para el año 2050 habrá 250 millones de refugiados climáticos en
el mundo; y según la ONU, durante los próximos 15 años, el costo de los daños directos para
la salud alcanzarían entre dos mil y cuatro mil millones de dólares anuales. Pero así el
fenómeno sea global, su asimetría es evidente: a partir de 2020 los ecosistemas del

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Mediterráneo y del Caribe van a ser los más perjudicados, en especial por procesos de
erosión costera; igualmente, se afectarán más las zonas continentales que las oceánicas, o
más la región del Ártico que la del Antártico, cuando las aguas profundas al enfriarse
ocasionen más frío en América del Norte y Europa.
Lo que está en “juego” es el derecho a la vida: para evitar mayores impactos de un cambio
climático que ya afecta por igual a los ecosistemas y a los humano, no se podrá exceder la
barrera de 2ºC en el aumento de la temperatura media global antes de finalizar el siglo, lo
que exigiría reducir las emisiones de gases de invernadero, respecto a las emisiones de 1990,
entre 25% y 30% hacia 2025, y de 35% a 40% para 2030. Las amenazas anunciadas,
incluyen: desastres naturales causado por eventos hidrogeológicos e incendios forestales,
extinción de ecosistemas y de especies, epidemias por inundaciones y sequías, conflictos por
el agua y los alimentos, y pérdidas de cosechas e infraestructura. Para responder a este reto,
además de intervenir severamente la quema de combustibles fósiles y la deforestación, se
deberá incrementar la resiliencia con acciones oportunas, no sólo de mitigación sino también
de adaptación para los más vulnerables.
En Colombia, cada vez son más marcadas las transformaciones ambientales causadas, y
evidente la amenaza durante las temporadas de El Niño y de La Niña para nuestros páramos,
manglares, ambientes coralinos y glaciares, y para las selvas andinas, costeras y de la
amazonia, por los desajustes en la “máquina atmosférica” con sus eventos climáticos
extremos. Aunque se detengan ahora las causas, la recuperación de nuestros ecosistemas
donde ya se advierten daños irreversibles, tardará décadas. Estamos urgidos de estrategias
colectivas articuladas a nivel global, regional y local, para afrontar las amenazas y riesgos
que conllevan las poblaciones y ecosistemas vulnerables. Así se afirme que el cambio
climático y su probable impacto están demostrando ser más lentos y menos perjudiciales de
lo que se temía, y que el reducir las emisiones resulta en sumo grado costoso, al apreciar
imágenes como el colapso de Gramalote, el ecocidio de los chigüiros en Casanare, y la
tragedia por el deslave en Salgar, podemos advertir la alternancia cada vez más intensa y
frecuente, de lluvias torrenciales e inundaciones con sequías intensas e incendios
forestales. [Ref: La Patria, Manizales, 2015-12-07] Imagen: en desmotivaciones.es

3.3.5- Las cuentas del agua


RESUMEN: Con precipitaciones anuales promedio de 1.800 mm y unas 720 mil cuencas
hidrográficas, Colombia alcanza una oferta de 7.859 kilómetros cúbicos de agua superficial y
subterránea, de los cuales el 25% son las aguas de las escorrentías anuales; pero el país
tiene severos problemas de calidad en la mitad de dicho patrimonio, dado el vertimiento de 9
mil toneladas de materia orgánica contaminante por año que llegan a los acuíferos y cuerpos
de agua, proveniente del sector agropecuario y residencial, a las que se suman otras
sustancias como las 200 toneladas anuales de mercurio proveniente de la actividad minera.

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Imagen 9.26: Temáticas del agua (ENA Colombia), en www.ingenieria.bogota.unal.edu.co y


en http://sig.anla.gov.co
Colombia, con 2.011 kilómetros cúbicos de aguas de escorrentía y 5.848 kilómetros cúbicos
de aguas subterráneas, es reconocida por su potencial hidrológico: según el Estudio Nacional
del Agua, ENA, nuestro rendimiento hídrico estimado en 56 l/s/km2, es 5,2 veces superior a
la media mundial y 2,7 veces a la de América Latina; de ahí la necesidad de fortalecer el
Sistema Nacional de Áreas Protegidas que alberga el 62% de los nacimientos de agua, ya
que abastecen al 50% de la población y al 20% del sistema de generación hidroenergética.
Mientras que por superficie, la cobertura de bosques del país llega al 53.5% y la de
humedales al 2,7%, cada año deforestamos cerca de 300 mil ha, 100 mil de ellas en la región
Andina, que con el 24% de la superficie continental y el 75% de la población, solamente
posee el 13% de la oferta de agua superficial y subterránea
Es que la escasez del agua agravada por procesos de urbanización, cambios en el uso de la
tierra y degradación ambiental, por una gobernabilidad débil, y por el costo económico de los
frecuentes desastres naturales de origen climático, es un asunto político y social de gran
importancia que igualmente nos afecta: en Colombia, con 24 grandes ciudades de las cuales
Bogotá representa el 16 % de su población y con Cundinamarca el 26 % del PIB, en 2008 la
participación del agua en el PIB nacional fue del 10% (incluido un 2% por la
hidroelectricidad), además los costos económicos de la contaminación hídrica ascendieron al
3,5% del PIB, y según el Banco Mundial el costo oculto de la mala calidad del agua y de los
servicios de saneamiento, podría ascender al 1% del PIB.
Dada la problemática acentuada por el cambio climático, en el siglo XXI muchas sociedades
deberán enfrentarse a la crisis ambiental del agua, y Colombia no será la excepción: en los
años secos nuestra oferta hídrica ya se ha reducido el 38%, incidiendo con mayor intensidad

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en áreas hidrográficas de baja eficiencia hídrica como La Guajira y sectores con el mayor
factor de aridez en el Caribe y la región Andina. Además, en Colombia, donde la cobertura de
agua potable alcanza 96% de las ciudades y 56% de las áreas rurales, de 1122 municipios de
la geografía nacional, según la Defensoría del Pueblo 521 consumen agua sin tratamiento
alguno, el 70% de ellos con riesgo para la salud y en el 21% sanitariamente inviable; y de
318 cabeceras municipales con amenaza de desabastecimiento, 265 se alimentan de
corrientes de agua superficiales, 24 obtenida de pozos profundos y 25 de reservorios o
soluciones mixtas.
De ahí la importancia de la institucionalidad, para elevar la productividad del agua sin
comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas, máxime si se tiene en cuenta la
deficiente capacidad de municipios y algunas CARS para enfrentar un sensible asunto que
pasa por el cuidado de los páramos y humedales amenazados por la minería, por el
vertimiento de mercurio contaminando aguas que alimentan poblados enteros, y por la
pérdida de resiliencia del Magdalena agobiado por 135 millones de toneladas anuales de
sedimentos en suspensión.
Creado el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible en reemplazo del Instituto
Colombiano de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras HIMAT, aparece el Instituto
de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM que desde su inicio, en 1995, se
trazó como objetivos principales la necesidad urgente de conocer y estudiar la riqueza en
agua del país, y el uso y las medidas de protección de nuestro patrimonio hídrico.
Por fortuna ha logrado el IDEAM ir más allá de los intereses sectoriales, al poder alertar sobre
el potencial desabastecimiento para algunos centros urbanos del país y entregar avances en
cada versión del ENA sobre la interdependencia del patrimonio hídrico con la biodiversidad, el
suelo, el subsuelo y la atmósfera, incluyendo enfoques fundamentales como el concepto de la
huella hídrica, y abordando el análisis del comportamiento del ciclo hidrológico en el territorio
nacional, contemplando cuencas hidrográficas, cuerpos de agua y aguas subterráneas. No
obstante, el país está urgido de acciones y soluciones para enfrentar dicha problemática socio
ambiental, en el marco de la adaptación al cambio climático.* [Ref.: La Patria. Manizales
2016.08.29]

9.3.6- Manizales: política pública ambiental y gestión del riesgo

RESUMEN: Reflexiones de la sociedad civil, interesada en una respuesta estructural a los


conflictos que ha vivido la ciudad, en el ocaso de la ola invernal de las dos Niñas de los
últimos años. Entre los asuntos públicos uno de los principales problemas de Manizales, se
relaciona la problemática del riesgo asociado a los fenómenos naturales, aunque pese a su

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fragilidad la ciudad ha logrado sobreponerse y salir airosa al emprender una ruta de aciertos
en materia de desarrollos tecnológicos y conceptuales, en los temas ambientales.

Imagen 9.27: Manizales; Estructura Ecológica de Soporte Urbano. POT 2017.

Tras una historia urbana signada por desastres como la erupción del Ruiz en 1985, los
terremotos profundos de 1961/62, 1979 y 1995 o el sismo superficial de 1999 de importancia
para el Eje Cafetero, y ahora las Niñas 2007/8 y 2010/11 con su enorme impacto para
nuestra conectividad vial y frágiles laderas y para el suministro del agua de esta ciudad del
trópico andino, si en algo pareciera existir consenso entre los manizaleños es que, entre los
asuntos públicos después de la corrupción, nuestro principal problema se relaciona con la
ausencia de una política pública ambiental que abrigue, entre otros aspectos
socioambientales, la problemática del riesgo asociado a los fenómenos naturales, y que
empiece por reconocerle al agua y la tierra el carácter de patrimonio por ser fundamento de
la vida, y no de un recurso objeto del mercado.

Pero hacer viable y eficaz la formulación, implementación, seguimiento y evaluación de una


política pública coherente, obliga a apostarle a objetivos estratégicos viables desde la
perspectiva social, económica y ambiental para alcanzar su sostenibilidad, a materializar
decisiones democráticas sobre derechos civiles en el plan de desarrollo, a expresar unos usos

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no conflictivos del suelo espacializados al detalle en el plan de ordenamiento territorial, y


finalmente a implementar una pedagógica en torno a ese proceso para ayudar a su
comprensión y apropiación social, como cualificación de un desarrollo ambiental soportado
en el empoderamiento del territorio.

Si nuestra problemática contempla la amenaza del cambio climático con sus consecuencias
hidrogeológicas en cuencas deforestadas y frágiles montañas, de las fuentes sísmicas y en
especial Romeral por la incidencia de terremotos de intensidad severa como detonantes de
incendios y sacudidas que pueden hacer de edificaciones vulnerables desechos de concreto a
la espera, y de los eventos volcánicos del Ruiz y en especial de Cerro Bravo ahora en calma,
también dicha política deberá encarar otros aspectos relevantes, como:

1- deterioros ambientales urbanos donde el espacio público brilla por su compleja


problemática;

2- degradación de ecosistemas y áreas de interés ambiental por efectos de una


expansión urbana;

3- contaminación hídrica y de suelos por altos niveles de concentración de


vertimientos industriales y agroindustriales; y

4- guetificación de la ciudad consecuencia de un modelo urbano inequitativo


concebido más para el transporte motorizado que para las personas.

Nuestras políticas públicas ambientales, deberán incorporar varios objetivos clave para la
gestión integral del riesgo, como son el desarrollo de las capacidades relacionadas con:

a) la previsión a corto plazo que atañe a la instrumentación de los fenómenos


geodinámicos, alertas tempranas y modelación de los eventos probables, y la
previsión general de los desastres donde resultan vitales los mapas de amenaza para
resolver la ocupación conflictiva del suelo e implementar modelos de exposición al
riesgo;

b) con la atenuación de los efectos adversos de los eventos mediante medidas de


prevención tanto con mejoras físicas o estructurales como de gestión eficiente de los
sistemas estratégicos y líneas vitales, y medidas de preparación asociadas a la

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planificación de acciones rápidas y eficaces para restaurar los servicios y controlar o


mitigar los daños al sistema construido y los efectos al ambiente; y

c) con los diferentes niveles de las emergencias, donde el plan general debe diseñarse
en función del riesgo de cúmulo y los planes operativos en función del riesgo
específico, coordinados con el anterior.

En el tema de sismos y volcanes, para subrayar el desafío y naturaleza de la tarea que se


demanda, me permito estas ideas sumarias: aunque la amenaza del Ruiz no resulte
significativa para la ciudad frente a una erupción pliniana comparable a los eventos históricos
de 1595 y 1845, y a pesar de conocer los daños ocasionados en Manizales por los sismos
profundos ya señalados, habrá que empezar a tomar acciones de largo plazo y extremada
urgencia frente a la amenaza volcánica de Cerro Bravo y paralelamente mejorar las
condiciones de sismo-resistencia y seguridad ignífuga dado lo ocurrido en Popayán y Armenia
y el advenimiento del gas, para sortear tarde que temprano un sismo superficial del entorno
vecino de la falla Romeral.

Y para finalizar, el tema de las laderas en el que habrá que avanzar buscando la adaptación
al cambio climático y en la investigación científica resolviendo en detalle las zonas urbanas
potencialmente inestables y ordenando nuestras cuencas y microcuencas, puesto que al
observar las dos últimas Niñas citadas, pese a su condición intrínseca similar, los graves
efectos dejan ver una dinámica creciente del calentamiento global que anuncia consecuencias
cada vez mayores, tal cual lo advertimos al observar la Sabana de Bogotá convertida en una
“Venecia” y 30 municipios colombianos como Gramalote que requieren reasentamiento,
cuando no por los múltiples estragos sobre la vía al Magdalena, en las quebradas La Mula,
Manizales y El Perro. [Ref. La Patria, Manizales, 2012-04-30]

9.3.7- Sismo, bahareque y laderas

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Imagen 9.28: daños en bienes arquitectónicos de Pijao tras el sismo de 1999,


captadas de video de Jorge Hernán Aristizabal.

Resumen: el terremoto del 25 de enero pasado, con el cual el Quindío pierde dos
décadas de trabajo en sólo 20 segundos, al observar los daños concentrados en el
medio urbano y en los taludes de las vías de montaña, puso en evidencia una
asimetría entre los impactos del terremoto en viviendas de mampostería simple y las
de bahareque, y entre laderas con modelados y laderas sin modelados: en dicho
evento cuyo período de retorno puede ser del orden de 750 años, a la arquitectura
vernácula le fue muy bien y también los cafetales se mantuvieron en pie.

Del examen del pasado sismo del 25 de enero se deduce que la intensidad en la escala
modificada de Mercalli alcanzó grado VIII, siendo los mayores efectos los ocasionados sobre
la conurbación Armenia-Calarcá y en los poblados cerca del epicentro, dada la superficialidad
del evento y su magnitud cercana a seis, como la fragilidad de las transformaciones agrarias
y urbanas sobre el medio ambiente.

Recuérdense las vías a Pijao y a sus veredas cerradas por derrumbes varios días y semanas,
y las casonas de bahareque en el marco de su plaza, o en el de Barcelona, en pie y en medio
de ruinas de construcciones de mampostería derrumbada. También, que el efecto del

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desastre pudo más sobre la economía terciaria de Calarcá y Armenia absolutamente


colapsada, que sobre la de Pereira, e incluso, que sobre la economía cafetera de los pueblos
del Quindío, donde aparte de la infraestructura afectada, los cafetales quedaron en pie.

En la subregión sur del Quindío, sobre la zona cordillerana epicentro del sismo, las laderas de
las montañas no colapsaron, pero sí los taludes de las vías todas. Es que las laderas son las
cuestas naturales de montañas con suelos que durante miles de años vienen ajustándose a
los eventos telúricos de la zona, mientras los taludes son el fruto de las recientes
transformaciones sobre un frágil equilibrio alcanzado por la montaña. Cuando cortamos las
laderas para construir lotes y caminos afectamos el equilibrio.

Pero lo más sorprendente es el caso del bahareque, no sólo porque ha sobrevivido con
absoluto éxito a las sacudidas del suelo, sino porque se le ha desconocido su calidad de bien
cultural autóctono que potencia el turismo del Quindío. Como arquitectura vernácula el
bahareque de la colonización antioqueña es hermoso, sismo-resistente y de bajo costo, y no
tiene que arbitrarse exclusivamente por normas externas como las del actual código
deconstrucciones, en el que la palabra bahareque no aparece, ni prohibirse como tecnología
constructiva capaz de dar una respuesta eficaz a nuestra comunidad y en especial a los más
pobres.

La cultura se entiende como el resultado de una relación dialéctica de simbiosis y parasitismo


entre las colectividades humanas y el medio ecosistémico que ocupan, por lo que el medio
ambiente evoluciona desde el estado natural al paranatural. El bahareque lleva con nosotros
más de un siglo y surge de la tapia cuando se incorporan la guadua y el arboloco como
materiales de construcción con propiedades “tembloreras” para casas de ambiente sísmico
construidas donde no se debe modelar la topografía, porque se hiere el terreno para el lote y
se reduce el factor de seguridad de la ladera que es cercano a uno.

Si un medio natural se transforma con bienes culturales exógenos inapropiados, el medio


resulta vulnerable a las amenazas que encuentran frágil ese bien traído de otro escenario y
no adaptado a las nuevas circunstancias. El bahareque de la colonización, con sus cuatro
versiones de bahareque: con tierra y cagajón, entablillado, metálico y encementado- como lo
clasifica el arquitecto baharecólogo Jorge E. Robledo C.- adquiere su mejor expresión en el

499
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último, donde las formas variadas admiten los estilos coloniales, republicanos y victorianos
que han adornado los centros históricos y residenciales de muchas de nuestras poblaciones
del Eje Cafetero.

La lección que nos deja este sismo en materia de sismo-resistencia, es que debemos
desarrollar una tecnología de viviendas y caminos, apropiada para el hábitat del medio
tropical andino, donde la mecánica de suelos de nuestras universidades se ha quedado corta
al diseñar los taludes para el corte de las laderas sin diferenciar las dificultades inherentes de
los suelos tropicales, y donde el bahareque de la zona cafetera debe ser reconocido como
arquitectura vernácula, con la propiedad inherente de la sismo-resistencia que tiene ya una
carga histórica centenaria ajustándose a las exigencias del medio natural nuestro.

Finalmente dos conclusiones. La primera, que el código colombiano debe reconocer al


bahareque, y que para el bahareque se expidan oportunamente las normas de buena calidad
y las que previenen el precoz deterioro por la acción de la humedad, los hongos y las
termitas, para dar paso a la reconstrucción del Quindío. Y segunda, que los taludes
admisibles en zona montañosa sean los que no aumenten la pendiente a las laderas de
montaña, y que de nuestras frágiles laderas con los planes de ordenamiento territorial
limitemos y normemos los usos y manejos del suelo a fin de garantizar su estabilidad y con
ella la vida. Pijao, Quindío. Mayo 30 de 1999.

9.3.8- Vulnerabilidad de las laderas de Manizales.

En el POT, se deben considerar ajustes en el factor de seguridad de las laderas, teniendo en


cuenta además de los resultados de la microzonificación sísmica desarrollada por el CIMOC
que invitan a contemplar el efecto de amplificación de los suelos, los cambios en la amenaza
climática donde el período de los eventos extremos se ha acortado de forma sustantiva.

1- Respecto a la amenaza sísmica, véanse las siguientes imágenes: Mapa no oficial de


Amenaza Sísmica para Colombia según Carlos A. Vargas, en UN Periódico (2011), y Litología
y Suelos, y Espectros de la Microzonificación Sísmica para Manizales, del CIMOC (2002).

500
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Imagen 9.29: Amenaza Sísmica en Colombia y Espectros para Manizales. UN Periódico y


SIMOC Manizales.

El mapa propone reconsiderar la distribución de las zonas de amenaza sísmica de Colombia,


en el centro se sugiere como evento sísmico de diseño para Manizales un evento con período
Tr =475 años (azul), y a la derecha el espectro de amenaza permite inferir que la fuente
sísmica del Sismo del Quindío de 1999 fue Subducción y no Romeral y que el período de
retorno del evento fue Tr = 750 años aprox.

Recuérdese que el nivel de riesgo se hace máximo, en un período de retorno que antecede al
máximo evento probable, tal cual lo ilustra la imagen 3.20 en el Capítulo 3; Ítem 3.4 Riesgo,
donde el Costo Esperado (Ce) como suma del Costo Usual y del Costo de Falla, obtenido al
graficar el Costo Probable versus la Resistencia de una estructura dada tiene un mínimo que
armoniza con el Nivel de Riesgo (Nr) máximo obtenido del producto de dos factores: la
Frecuencia y la Siniestralidad del evento.

2- En cuanto a la amenaza hidrometeorológica, conforme los períodos de retorno de los


eventos extremos Tr se han acortado por el calentamiento global, también el riesgo R se ha
incrementado, tal cual lo ilustra la tabla de Valoración del Riesgo adjunta, donde el riesgo

501
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pasa de 0,63 a 0,98 cuando el período de retorno Tr de una amenaza pasa de 100 años a 25
años, incidiendo sobre una obra cuya vida útil n es de 100 años.

Imagen 9.30: Ladera del sector El Cable en Manizales. (http://geotecnia-sor.blogspot.com.co)


y falla por saturación en Ladera tratada (Blog SMP Manizales).

Al respecto véase la Tabla 3.14: Valoración del Riesgo “R” en función del Período de Retorno
de las Amenazas “Tr” y la Vida Útil de una obra “n”, cuya relación se establece mediante la
expresión:

R=1-(1-1/Tr) n
Como fundamento, en la fórmula para estimar R, el factor 1/Tr es la probabilidad temporal
del evento, así se trate de lluvias o de sismos. Las obras se diseñan del lado de la falla,
donde R>50%, pues de lo contrario la ciudad no sería viable: obsérvese los valores de la
diagonal. (Ver Capítulo 3, Ítem 3.4).

Igualmente, la Tabla 3.14 allí consignada permite inferir cómo, con la tala y los modelados,
se ha comprometido el factor de seguridad de largo plazo de nuestras frágiles laderas, dado
que para valores elevados de n el valor del riesgo R con eventos extremos, es uno. Mayor
información en: http://www.bdigital.unal.edu.co/45902/

Véase en el talud de la fotografía, cómo la presencia de las cenizas volcánicas que aparecen
por debajo de un suelo orgánico (sobre el cual hay un depósito antrópico), dan testimonio de
la estabilidad a largo plazo de una ladera ligeramente inclinada. Pero igualmente; los suelos

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volcánicos son colapsables: fallan cuando se saturan, tal cual lo ilustra la ladera tratada de la
derecha. De ahí la necesidad de captar aguas y drenar los taludes, pero también, la de evitar
con bermas pavimentadas que se sequen, ya que la humedad natural en el talud no
saturado, garantiza la cohesión.

Al respecto, si la formación de una capa orgánica de tan solo 10 cm de espesor en este clima
y a esta altitud, puede tardar un siglo, las cenizas que subyacen el horizonte orgánico y que
probablemente provienen de Cerro Bravo, se remontan adecenas de miles de años.

Imagen 9.31: Las zonas de mayor susceptibilidad a los deslizamientos en Manizales,


dibujadas en rojo, coinciden con las laderas de fuerte pendiente de la ciudad. Mapa
Preliminar de Amenazas por Deslizamiento UN-Corpocaldas.

Como conclusión, si las laderas de fuerte pendiente del trópico andino poseen un factor de
seguridad de largo plazo igual a uno, con los modelados y con la deforestación se ha
vulnerado ese frágil equilibrio límite de estabilidad.

De ahí la importancia de: a- prevenir la separación de costos y beneficios en la explotación


del suelo que subyace en la construcción de viviendas de interés social; b- controlar el

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modelo de expansión del suelo que especula con la plusvalía urbana; c- ajustar los factores
de seguridad para responder a las condiciones sísmicas de la ciudad y a los eventos
climáticos extremos; y d- implementar la plusvalía urbana para hacer viable un POT que
pueda llevar infraestructura ambiental para asegurar zonas ya intervenidas, y atender así las
demandas socioambientales asociadas con la fragilidad del medio.

AMENAZA, VULNERABILIDAD Y RIESGO:

Agua para todos: el desastre del río Mira. Gestión del riesgo por sismos, volcanes y
Amenaza para la Reserva de Río Blanco en laderas.
Manizales. Hidro-Ituango: una lectura a la crisis.
Arroyo Bruno, entre la muerte negra y la vida Huracanes y terremotos acechan.
wayuu. Ingeniería, incertidumbre y ética.
Calentamiento global en Colombia. Inestabilidad de laderas en el trópico andino.
Cambio climático y gestión ambiental en Caldas. La catástrofe del Eje Cafetero en un país sin
Cambio climático y pasivos ambientales del memoria.
modelo urbano. La encrucijada ambiental de Manizales.
Cambio climático y sustentabilidad del territorio. La previsión en la gestión del riesgo volcánico.
Clima extremo, desastres y refugiados. Más ecosistemas para enfrentar la crisis del
Colombia: riesgos geodinámicos y hábitat. agua.
Daño a reserva forestal que protege a Manizales. Manizales: política pública ambiental y gestión
Desafíos del Complejo Volcánico Ruiz – Tolima. del riesgo.
El calentamiento global arrecia... ¿y las heladas Manizales, por la senda verde.
qué? Riesgo en zonas andinas por amenaza
El desastre de Armero por la erupción del Ruiz. volcánica.
El desastre en el río Mira. Riesgo en la zona andina tropical por laderas
inestables.
El Ruiz, amerita medidas de prevención y no
pánico. Riesgo en zonas de montaña por laderas
inestables y amenaza volcánica.
El siniestro de Mocoa, designio de la
imprevisión. Riesgo para el agua en la ecorregión cafetera.
Eje Cafetero: cambio climático y vulnerabilidad Riesgo sísmico: los terremotos.
territorial. Sismos y Volcanes en Colombia.
Geomecánica de las laderas de Manizales. Vulnerabilidad de conducciones en laderas de la
Gestión ambiental del riesgo en el territorio. cuenca media del río Chinchiná.
Gestión del Riesgo. Vulnerabilidad de las laderas de Manizales.
Gestión del riesgo natural y el caso de Vulnerabilidad de Río Blanco frente a la
Colombia. expansión urbana.

504
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
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CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

505
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10 AUSCULTACIÓN DE TALUDES
(Instrumentación)
10.1 INTRODUCCIÓN.
En la geotecnia el desarrollo de un trabajo no puede agotarse en la fase de diseño, ya que sus
resultados sólo tienen el carácter de hipótesis más o menos confiables. Por eso es necesario
realizar controles en la obra mediante la ejecución de las siguientes labores:
a- Predicción del comportamiento del talud en la fase de diseño.
b- Elección de las magnitudes cuyo control resulte significativo para reflejar simplificadamente
el comportamiento del talud.
c- Definición de instrumentos adecuados para medir las magnitudes elegidas en el punto (b).
Dichos instrumentos dependen del rango (valor máximo esperado), precisión requerida y
frecuencia de lectura.
d- Instalación de los instrumentos elegidos y lectura de los mismos.
e- Comparación de los valores previos con los reales.

10.2 MAGNITUDES USUALMENTE SUJETAS A CONTROL

 Determinación de movimientos superficiales por métodos topográficos.

 Movimientos en el interior del terreno con la ayuda de equipos instalados en sondeos que
permiten definir la profundidad de la zona afectada.

 Movimientos de apertura de grietas y movimientos entre bloques de macizos rocosos,


apoyan la interpretación de los datos aportados por otros controles

 Presiones intersticiales control de sus variaciones (niveles freáticos y piezométricos).

 Fuerzas de anclaje.

 Modificación de presiones intersticiales provocadas por la instalación de subdrenajes.

10.3 SISTEMAS DE MEDIDA

10. 3.1 Control de movimientos superficiales


Consiste en determinar la magnitud y velocidad de los movimientos que sufre la superficie del
suelo afectado por un proceso de inestabilidad (Deslizamiento o Reptamiento). Se pueden
utilizar los siguientes métodos:

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Tabla 10. 1. Control de Movimientos.


Métodos de control Sistemas de medida Observaciones
- Permite medir movimiento en 3 dimensiones
Triangulación
Medida de ángulos - Precisión media
Clásicos Trilateración
Medida de ángulos y distancias - La lectura y la toma de datos es laboriosa.
Poligonación
- Requiere personal especializado.
- sólo permite controlar movimientos verticales
Medida de movimiento vertical - Alta precisión (1mm en 1Km)
Nivelación
respecto a una base fija. - La toma y el tratamiento de los datos es
rápida y sencilla.
- Buena precisión (mm)
- El procedimiento de lectura y tratamiento de
Medida de los movimientos
los datos es rápido y sencillo.
horizontales de los puntos de
Colimación - Sólo permite el control de movimientos
control respecto a un plano
horizontales perpendiculares al plano de
vertical
colimación.

10.3.2 Control de movimientos en el interior del terreno.


Se instalan aprovechando los sondeos, los más comunes son los inclinómetros y los
extensómetros.

Tabla 10.2. Instrumentos de CI

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Sistema de
Equipo Tipos Observaciones
funcionamiento
El más fiable, preciso y de
Medida de inclinaciones en
menor tiempo de respuesta es
diversos puntos del interior de De resistencia
el de servoacelerómetro, que
un sondeo mediante una eléctrica
puede lograr precisiones en la
sonda que da una señal
medida de giros de 2 * 10-4 rad
Inclinómetro eléctrica proporcional a la De cuerda vibrante
inclinación. Permite conocer
Hay que asegurarse en la
los movimientos De
instalación que el punto inferior
perpendiculares a la dirección servoacelerómetros
de medida se sitúe por debajo
del sondeo
de la zona de movimiento.
Miden movimientos relativos
Longitud < 40m – ext – varillas.
entre la cabeza de un sondeo
Longitud > 60m – ext – de
y/o varios anclajes situados
hilos.
en su interior.
A
De hilos. Elegir el tipo de anclaje más
Extensómetro Los movimientos de los
De varillas. adecuado para que quede
de hilo o varillas anclajes se transmiten a la
sólidamente unido al terreno
de 1 o más boca del sondeo mediante
B circundante.
anclajes hilos o varillas.
De lectura mecánica.
De lectura eléctrica. Asegurarse que el punto más
Las medidas se realizan en la
profundo de medida del
cabeza mediante
extensómetro esté por debajo
procedimientos eléctricos o
de la zona de movimiento.
mecánicos.

10.3.3 Medida de deformaciones entre puntos superficiales próximos

Tabla 10.3 Lectores

Sistema de lectura Sensor de medida Observaciones


- La cinta de convergencia es utilizada para
- Cinta de convergencia
distancias de medida grandes (> 2 m)
Equipos con sistema de - Cinta métrica
- Baja precisión en la cinta métrica (mm)
Lectura mecánico - Calibre
- Precisión media en el calibre (0,1 mm)
- Flexímetro
- Precisión alta en el flexímetro (0,01 mm)
- Indispensables cuando se quiere
automatizar el proceso de toma de datos o
- Potenciómetro
Equipos con sistema de los puntos a controlar no son accesibles.
- LVDT
Lectura eléctrico - Potenciometros (cm)
- Cuerda vibrante
- LVDT (mm)
- Cuerda vibrante (0,1 mm)

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Consiste en elementos anclados firmemente en los puntos cuya distancia se desea controlar
(estacas, mojones, puntillas). La medida se puede realizar con elementos mecánicos (cintas
métricas, hilos) o sistemas eléctricos (transductores).
Control de deformaciones entre puntos superficiales próximos


Control de puntos superficiales próximos

Figura 10.2 Control de movimientos en el interior del terreno


Punto S V a S, S1 y S2: Distancias
1 S: desplazamiento
2 S1 S1/T S1/T2 V: velocidad
3 S2 S2/T S2/T2 T: Tiempo (días,
horas)
...

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10. 3.4 Medidas de presiones intersticiales.

Tabla 10.4. Freatímetros


Tipo Sistema de medida Observaciones
- Medidas de niveles freáticos en terrenos
permeables.
- No se deben utilizar cuando existan niveles
Tubo perforado instalado en el
Pozo de colgados o capas artesianas.
interior de un sondeo cuyo nivel
Observación - Tiempo de respuesta largo principalmente en
de agua se mide con una sonda.
terrenos poco permeables.
- Movimientos grandes pueden dañar los tubos e
impedir las medidas.
- Medida de presiones intersticiales en terrenos
Tubo ranurado en su extremo permeables.
inferior, instalado en un sondeo. - Bajo costo
El extremo inferior se sella para - Solamente se puede instalar en un punto del
Piezómetro
evitar transmisión de presiones sondeo
Abierto
intersticiales en el interior del - Tiempo de respuesta grande principalmente en
tubo. La medida del nivel se suelos poco permeables
realiza con una sonda. - Movimientos grandes pueden dañar los tubos e
impedir las medidas.
- Permiten el control de presiones intersticiales
en varios puntos de un sondeo.
Sensor que detecta la presión
- Mayor costo
intersticial en un punto mediante
- Tiempo de respuesta corto aún en terrenos
un transductor que da una señal
pocos permeables
proporcional a los cambios de
- Poco afectados por los movimientos que se
presión.
Piezómetro puedan producir en el talud.
Cerrado - Los de cuerda vibrante son precisos y fiables.
- Los de resistencia eléctrica pierden precisión
- El transductor puede ser
con variaciones de temperatura y pierden su
neumático, de resistencia
estabilidad, a largo plazo, por señales a
eléctrica o de cuerda vibrante.
distancia.
- Los neumáticos son aconsejables para
distancias menores de 200 m.

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Figura 10.4 Medidas


de presión intersticial

Para verificar la efectividad de un drenaje horizontal se combinan observaciones en el


abatimiento del nivel (freático o piezométrico) con la realización de aforos en los drenajes
horizontales al determinar los caudales que fluyen en un tiempo determinado.

10.3.5 Control de fuerzas


Incluyen los equipos para control de cargas en anclajes y los equipos para control de presiones totales
en muros de contención o en el interior del terreno.
Tabla 10.5 Control de fuerzas
Medidas Equipo Sistema de Funciona Tipos Observaciones
- Los errores se producen por la
- Mecánicas excentricidad de la carga
Elementos que instalados
- Hidráulicas aplicada sobre la célula (hasta
entre la cabeza del anclaje y
Tensiones en Células de - Cuerda 10%)
el terreno miden las cargas
Anclaje carga vibrante - Las mecánicas se utilizan si el
que un medio transmite al
- Resistencia punto de medida es accesible.
otro.
eléctrica. - Cuando se quiere automatizar
se utiliza la cuerda vibrante.
- Los errores mayores ocurren en
la transmisión de la presión del
terreno al líquido.
Equipo compuesto por dos
- Neumáticas - Los transductores neumáticos
láminas planas metálicas
- Hidráulicas se utilizan para presiones < 35
circulares o rectangulares
Presiones Células de - Resistencia kg/cm2
soldadas en sus extremos y
Totales Presión total eléctrica - Transductores hidráulicos tiene
rellenas de un líquido que
- Cuerda procedimiento de lectura
trasmite la presión del
vibrante laborioso
terreno a un transductor
- Cuerda vibrante: cuando se
requiere automatizar y para
distancias largas.

511
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10.4- Geomecánica de las laderas de Manizales *

Imagen 10.5: Manizales: Latitud 5º 4' N; Longitud 75º 31' W; Altitud 2150 msnm;
Temperatura 18ºC; Fundación 1849. Fuente: SMP de Manizales

Manizales y Villamaría están ubicadas en una zona de alto riesgo sísmico y geotécnico,
específicamente las laderas superiores que resultan inestables y aparecen afectadas con
actividades antrópicas intensas. Este es el medio ambiente del trópico andino, donde el clima
y la particular circunstancia de los suelos residuales le imponen condiciones a cualquier
proyecto de desarrollo urbano, máxime si se trata de expandir el área de la ciudad a estos
escenarios que deben mantenerse como zonas de interés ecológica vitales para el drenaje y
el paisaje.

Sismos como el del Quindío 1999; lluvias torrenciales y prolongadas como las de marzo, junio
y noviembre del año 2003; deslizamientos como el de la Sultana en el 2003 y el de La Carola
en 1994; flujos como el de la quebrada Gallinazo afectando la planta de tratamiento de
Gallinazo e inundaciones como la de la Quebrada Minitas en el Barrio La Toscana, ambos
casos en el segundo quinquenio de los 80, son eventos que han dejado lecciones para la
ciudad.

Este documento incorpora textos preparados por Gonzalo y Eugenio Duque para INGESAM
Ltda., en el proyecto de Saneamiento Ambiental del Río Chinchiná, contratado por Aguas
Manizales en 2006, y que se referencian en la bibliografía.

Manizales es una ciudad de laderas que, a diferencia de Medellín, ocupa el territorio de arriba
hacia abajo y empieza a generar presión sobre los bosques andinos y drenajes de la
vecindad. La densidad urbana en Manizales es el 55% de la densidad de Medellín; además el
crecimiento demográfico permite estimar que la población de la ciudad crecerá cerca de un
15% en los próximos 30 años, lo que permite contemplar la posibilidad de acometer medidas
oportunas para hacer viable ese crecimiento urbano moderado en las siguientes décadas,
mediante la redensificación del área ya construida, y para restarle presión al medio
ecosistémico y facilitar los procesos de estabilización del territorio ocupado.

A pesar de su crecimiento acelerado en los umbrales del siglo XX y a su protagonismo

512
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económico y político ocurrido en la década de 1920, el futuro de Manizales se perfilaba como


el de una ciudad intermedia de pequeño tamaño, cuya dinámica quedará supeditada al
proceso de conurbación del Eje Cafetero. El trazado urbano reticulado, la arquitectura del
bahareque y las grandes empresas de arriería fueron los aspectos dominantes del modelado
del suelo en las décadas de finales del S XIX y principios del S XX; luego con el café llega a la
ciudad el impacto del ferrocarril y los cables aéreos, y al tiempo una apertura cultural que
transforma la arquitectura en ecléctica y un nuevo trazo urbano curvilíneo ajustado a las
curvas de nivel y contornos del relieve. En 1929 se construye la vía a occidente que cruzará
el Río Cauca en el corregimiento de Arauca, para llegar a Anserma. Posiblemente de fecha no
muy posterior a ese año sea la vía al Norte, puesto que en 1929 se construyó el Cable Aéreo
Manizales - Aranzazu que funciona interrumpidamente por 14 años, lo que significa que esa
ruta no debía existir para entonces, y que debe ser de fecha cercana a 1940. Después de la
crisis de 1929, el protagonismo del transporte es el medio carretero que se despliega a las
veredas y pequeños poblados de la geografía caldense; entonces Manizales aprende la
construcción racional de llenos.

Fig. 10.6- Laderas de Manizales: sur de la ciudad en El Carmen (Izq), y norte de Manizales en
la Olivares (Der).

La actual expansión urbana descontrolada de Manizales presionando las laderas a partir de


1970, es consecuencia de la revolución verde, que permitió transformar un país de prósperos
campesinos propietarios, en un país urbano de asalariados e informales. Ya a partir de la
década de 1970 aparecen los asentamientos que le dan a la estructura urbana que hasta
entonces era la de una “cometa” cuya “cola” la conformaba la Avenida Santander, una
configuración alargada con múltiples satélites periféricos constituidos en mayor medida por
los barrios populares. La vía que sale de Villamaría a Rioclaro, utiliza la antigua banca del FF
CC de Caldas construido entre 1924 y 1927. Fue en el año 1926 que esta vía llegó a
Villamaría por la margen izquierda del río Chinchiná, y en 1959 que se levantan los rieles. Es
evidente la necesidad de controlar mediante la planeación del territorio y la elaboración de

513
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planes maestros el uso adecuado del suelo y el agua, en Villamaría, para afianzar el buen
comportamiento de las laderas.

GEOLOGÍA

Las unidades geológicas comprometidas en estas laderas, son de dos clases: unidades
estratigráficas y cuerpos de rocas ígneas. Según Naranjo y Ríos, en su obra "La geología de
Manizales y sus alrededores", estas son las unidades y cuerpos:

Fig. 10.7 a- Planta de la geología del entorno urbano de Manizales y Villamaría en la zona de
estudio, con las Unidades geológicas así: Gabros de Chinchiná y Olivares en rojo fuerte (Kgch
y Kgol); Complejo Cretácico Quebradagrande en verde (Kqd); Formación Manizales del
Terciario superior en amarillo (Tsmz); Formación Quebradagrande del Terciario superior en
rosado (Tscb); Cubierta piroclástica del Cuaternarias en gris (Qcp); Lavas basálticas del domo
de Sancancio en rojo claro (Qdsc). En negro, además de la retícula urbana de Manizales y
Villamaría, curvas de nivel, contornos y drenaje, los lineamientos estructurales ciertos (__) e
inferidos (…). Fuente: Naranjo y Ríos. 1989.

514
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Fig. 10.7 b- Perfil idealizado de la Geología de Manizales de occidente a oriente. En verde el


basamento cretácico intruido por el domo Sancancio (rojo); más arriba, en amarillo la
Formación Manizales y en rosado la Formación Casabianca que son del Terciario; y por
último, en gris la cobertura de Cenizas Volcánicas más reciente y en blanco flujos de lodo
cuaternarios. En azul se anuncia la presencia de una unidad del basamento metamórfico
cristalino de la Cordillera Central de edad Paleozoica. Fuente: Naranjo y Ríos. 1989.

Complejo Quebradagrande.

Fig. 10.8 a- Complejo Quebradagrande en la entrada a Sinaí (Izq) y en La Sultana (Cen y


Der).

El Complejo Quebradagrande es una unidad Cretácica constituida por dos miembros: uno
volcánico y otro metasedimentario. El primero de lavas basálticas y el segundo –ver Fig.3 a-
de areniscas líticas, brechas sedimentarias, conglomerados con clastos volcánicos, además
cuarzo lechoso, fragmentos de anfibolitas, chert, lutitas, lentes de calizas y grauvacas; todo
el paquete con fuerte buzamiento. Desde la óptica de la estabilidad es necesario subrayar la

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presencia en el segundo miembro, de rocas carbonosas altamente susceptibles a alteración,


por meteorización. Es el caso de las inestabilidades en la Quiebra del Billar, la Siria, la
Cárcava del Tablazo y el sector de Java, lugares afectados en principio por actividad
tectónica.

Formación Manizales.

Fig. 10.8 b- Formación Manizales en la Panamericana (Izq y Cen) y en la banca del FFCC de
Villamaría (Der).

Para Naranjo y Ríos esta Formación es del Terciario y su edad de 4 a 8 millones de años, ver
Fig. 3 b. Suprayace a Quebradagrande y es a la vez suprayacida por la Formación Casabianca
o por la secuencia volcaniclástico de Manizales. Está constituida por un conjunto de rocas
sedimentarias vulcanogénicas con clastos del complejo volcánico Ruiz–Tolima. Los
afloramientos de la Formación Manizales según Naranjo y Ríos, aparecen entre otros lugares,
al occidente de Manizales, donde la unidad presenta un escarpe de falla de más de treinta
metros de altura asociado con la Falla de Romeral, la misma que define el límite con rocas de
ambiente oceánico.

Para Naranjo, en el escarpe de Chipre, La Formación Manizales se muestra con


"conglomerados bloquesoportados, conglomerados lodosos matriz soportados, areniscas con
estratificación cruzada de ángulo bajo, areniscas y conglomerados tobáceos. Los niveles
conglomeráticos están mal seleccionados, pobremente sorteados y poseen fragmentos de
filitas, pizarras, cuarzodioritas, andesitas basálticas, neiss biotíticos, andesitas y cuarzo
lechoso". Esta Formación presenta bloques de centímetros hasta los primeros metros, de
subangulares a subredondeadas y algo cementados en una matriz limosa de color café
oscuro, Según el investigador, la potencia de la formación que exhibe 140 m en Chipre y 80
m en el río Chinchiná, alcanza un promedio de 260 m.

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Formación Casabianca.

Fig. 10.8 c- Formación Casabianca: en La Autónoma (Izq), en Villa Carmenza (Der) y en San
Rafael (Der).

Esta segunda unidad conglomerática del Terciario Superior, Fig.3 c, al igual que la anterior,
con las Cenizas de cobertura constituye el supraterreno de Manizales. Espacialmente, reposa
sobre la Formación Manizales o sobre el Complejo Quebradagrande. Es fácil su
reconocimiento debido a su color rojizo característico y alto grado de meteorización. Para
Naranjo y Ríos el espesor promedio de esta secuencia volcanoclástica en el área de Manizales
es de 50 m y su estructura muestra flujos individuales cuyo espesor varía de 0,5 m hasta 15
m. Para Naranjo y Ríos los clastos de los flujos de escombros son fundamentalmente de
andesitas, con un 65 - 80% de más de 2 cm de tamaño. La matriz de Casabianca es
arcillolimosa y por lo tanto plástica e impermeable. Incluso ha podido formar suelos blancos
altamente expansivos y fácilmente identificables (ver Fig.3c Der).

Lavas Basálticas.

A lo largo de la falla Manizales - Termales del Ruiz y de su fracturamiento asociado, afloran


domos volcánicos cuaternarios que aparecen alineados. Entre estas construcciones merece
mención la del Cerro Sancancio, por su valor estético y paisajístico. Se trata de un vulcanismo
fisural con una edad cercana a los dos millones de años y donde la cota de Sancancio alcanza
2222 msnm.
Al examinar la altura de Sancancio sobrepasando los 200 m sobre el nivel de su base e
igualando la del escarpe de Chipre, Fig. 6b, debe considerarse la posibilidad de que esa
presión hidro-litostática, la misma que se requiere para extruir un cuerpo en estado viscoso o
semisólido, es la requerida para el levantamiento del escarpe de Chipre. Las lavas de
Sancancio son basálticas.

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Fig. 10.8 d- Capas de cenizas volcánicas en sectores de la ciudad: en Sinai (Izq), en La Enea
(Cen) y en Colseguros (Der).

Piroclastos:

Estos materiales de la cobertura del territorio comprenden dos unidades cuaternarias de


piroclastos: la más antigua, es una capa de tobas volcánicas afectadas por la última
glaciación, que debido a procesos diagenéticos ha modificado sus rasgos estructurales y
texturales. La segunda, son tefras donde alternan lapilli, arena volcánica y ceniza;
permeables y que facilitan la infiltración, y que en su base encuentran a diferentes
profundidades y como contraste de permeabilidad, la matriz arcillolimosa de Casabianca en el
área de Manizales. La presencia de las tefras le da al relieve de las laderas no intervenidas y
estables, una textura aterciopelada, ondulada y suave, la misma que se constituye en
poderosa herramienta para la interpretación y diagnóstico de las zonas inestables, y por lo
tanto para identificar procesos erosivos, movimientos en masa y actividad neotectónica. La
pérdida de esa particular textura, sumada a la presencia de cicatrices de deslizamientos y
cárcavas y surcos de erosión, permitirá establecer una variable denominada rugosidad en
este estudio. Al observar las tefras en la imagen del centro de la Fig d, el lapilli y la arena que
se observan son capas no plásticas que no presentan capilaridad; esto afecta no solamente la
estabilidad del suelo sino también la calidad del suelo como recurso agrícola. El lapilli
remoldeado pierde la sinterización intergranular y la capa pierde toda su integridad.

Gabros de Chinchiná.

Los gabros de Chinchiná, rocas básicas plutónicas que afloran en la ladera del canal de la
Planta Municipal aguas abajo de La Uribe, aflorando como plutón asociado a Quebradagrande

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en El Tablazo, El Rosario, La Floresta y Tejares.


Otros gabros afloran en el lecho de la quebrada Olivares y en las paredes de los macizos,
aguas abajo del viejo puente colgante.

TECTÓNICA

Es evidente el levantamiento compresivo que muestra la ciudad en el costado occidental y


que se anuncia con el escarpe de Chipre. Los flujos de lodo que afloran en los taludes de San
Jorge, La Autónoma, Olivares, La Avanzada, Chipre, La Francia, Santa Sofía, Villa Kempis,
Estambul, Marmato y La Panamericana, anuncian el levantamiento del Centro de la ciudad y
no el hundimiento de la Francia, en el Cuaternario. De ahí la presencia de los conglomerados,
en los taludes y en sus coronas, de estos lugares. Es como si Manizales en el pasado reciente
hubiera estado a nivel de Morrogacho y Villamaría, sin haber entrado el Cuaternario.

Las zonas vecinas al fallamiento compresivo ofrecen problemas de inestabilidad, a causa de


su intenso fracturamiento: esto en vecindades de los escarpes tectónicos como es el caso de
la Uribe, Tejares y La Linda, resulta importante para valorar como deficiente la estabilidad de
las laderas, y para entender la problemática a lo largo de las microcuencas de las quebradas
El Mico y Marmato, que son la expresión de la falla Manizales-Aranzazu.

Fig. 10.9 - Las salientes de las laderas marcan un contraste de estabilidad. Sector de Olivares
(Izq) y sector de La Uribe (Der).

Para el sector occidental de la ciudad, hacia el Rosario, habrá que considerar como
potenciales corredores de inestabilidad los lineamientos del Sistema de Fallas Romeral, a la
luz de los trabajos de Naranjo & Ríos y de Hermelín & Velásquez.

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Para el perímetro del área urbana de Manizales, los rasgos estructurales a utilizar serán
fundamentalmente los identificados en la cartografía suministrada por Aguas de Manizales.
De éstos, y como se ha señalado en el trabajo de los túneles de INGESAM señalado en la
bibliografía, las fallas con actividad reciente, según estudios de neotectónica local y
mediciones de radón, parecen ser Villamaría-Termales del Ruiz, Manizales-Aranzazu,
Palogrande y San Esteban.

Debe recordarse el trabajo efectuado por investigadores del Departamento de Geociencias de


la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, quienes hallaron dos estados de esfuerzo
regionales con actividad neotectónica: El asociado con estructuras norte - sur del Sistema de
Fallas de Romeral (SFR) y el relacionado con el sistema de fallas transversales al SFR,
representado en esta región por el Sistema de Fallas Villamaría-Termales.
Según lo anterior, las silletas de falla, escarpes de falla, y trazos de falla, que en este mismo
orden de intensidad generan conflictos de estabilidad en sectores como La Uribe y La Linda
para el primer caso ; el de Tejares, La Linda y La Francia para el segundo caso; y los de las
quebradas Del Batallón, La Camelia, La Textil, La Marmato, La Uribe, la Del Mico, la de
Castilla y Villajulia, además de la que controla la quebrada Olivares y el Río Chinchiná, para el
tercero.

Hacia el sector del occidente, en Morrogacho, el Tablazo, El Rosario y La Linda, entran en


juego los trazos de las fallas del Sistema de Fallas Romeral (SFR) que discurren de norte a
sur, al occidente de la ciudad, entre Chipre y la Troncal de Occidente. Son ellos los que
delimitan las unidades mayores que representan los dos miembros del Complejo
Quebradagrande, el Metasedimentario y el Volcánico. El primero de estos trazos es el que
explica el levantamiento del Alto Tablazo respecto al Bajo Tablazo y que pasa cercano al
sector de ISA; el segundo, la falla que va por Aguabonita, entre Java y El Alto del Caballo; el
tercero y el cuarto, los contactos que delimitan el cuerpo lábil de naturaleza ígnea básica,
extruido en medio de metasedimentitas entre la Siria y La Violeta, e interpretado por Naranjo
y Ríos como un graben, y cuyo trazo luego avanza hacia las quiebras del Billar y de Vélez
apareciendo en ambos lugares como silleta de falla; finalmente la Falla Chinchiná cuyo trazo
cruza por el puente de Cenicafé para avanzar hacia El Rosario.

MORFOLOGÍA Y GEOTECNIA

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Fig. 10.10. En naranja, lineamientos estructurales asociados a grandes fracturas y fallas en


Manizales. Túnel Manizales, GDE y EDE, en: http://www.bdigital.unal.edu.co/2046/

Las Formaciones Manizales y Casabianca asimilables a un Conjunto Conglomerático, y en


especial la primera de ellas, le imprimen al paisaje de Manizales ciertas características.

El Conjunto Conglomerático se extiende como un depósito de gran potencia sobre una gran
depresión con características de escalamiento tectónico, a modo de valle localizado donde el
drenaje principal modifica su régimen torrencial en fluvial. De ahí que el conjunto sea un
abanico aluvial, de características similares a los de Pereira y Armenia. El territorio urbano
está tectonizado y levantado hacia el occidente.

Fig. 10.11 a- Modelo de estructural en la cuenca Norte o de la Olivares. Fuente: Eugenio


Duque y Gonzalo Duque.

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Fig. 10.11 b- Modelo estructural en la cuenca Sur o del Chinchiná. Fuente: Eugenio Duque y
Gonzalo Duque.

Yendo de oriente a occidente, gradualmente va cambiando cada vez más, hacia formas
verticalizadas en medio de un drenaje que se estrecha en medio de laderas en V con
salientes visibles y cauces más entallados a medida que se incrementa el potencial
gravitacional. Mientras descienden los cauces de la quebrada Olivares y el río Chinchiná el
territorio urbano de Manizales no lo hace, y los de Chipre y Villa Kempis se levantan aún más.

Las cuestas elementales de Manizales pueden quedar ubicadas en laderas de cualquiera de


las unidades geológicas señaladas:

Las localizadas en la Formación Manizales más verticales a causa de la mayor competencia de


la roca, rara vez presentan caída de bloques y en caso de lluvia intensa, deslizamiento
traslacional o de tipo planar.

Las asociadas a la Formación Casabianca, que están sobre la saliente del terreno (Fig. 4), los
presentan con mayor frecuencia y del tipo rotacional, en especial cuando aparecen los suelos
blancos o cuando se saturan las vaguadas más cóncavas en las dos direcciones, arriba de la
saliente.

Las inestabilidades en el Complejo Quebradagrande surgen por el deterioro de las laderas a


partir de afloramientos de naturaleza carbonosa o grafitosa ubicados en su base o en los
niveles inferiores del basamento, cuando estos se saturan o cuando aparecen saturados y
expuestos; además aparecen en las zonas de mayor fracturamiento tectónico de esa unidad
litológica, identificable por su color negro, aspecto pizarroso y presencia de azufre.

Las Cenizas Volcánicas -tefras y tobas de la cobertura-, ofrecen estabilidad a las laderas,
salvo cuando su basamento falla o cuando se les expone a factores de erosión por

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sobrepastoreo, caminos de arriería y entrega deficiente de aguas desde las vías o


concentración de escorrentías. Estos fragmentos piroclásticos eruptivos que suavizan la
topografía al depositarse en capas que siguen las irregularidades y ondulaciones del terreno,
y le dan un especial aspecto aterciopelado cuando las laderas son pasturas, con las
eventuales irregularidades, escarpes o rizos que muestren, sirven en el diagnóstico de las
áreas erosionadas y las zonas inestables.

Para las conducciones viales, las capas de cenizas en laderas de fuerte pendiente son más
delgadas y susceptibles a deslizamientos por lluvias, cuando ha avanzado el invierno.

La Formación Manizales, presenta zonas con distinta capacidad mecánica por variaciones de
consolidación, alteración, naturaleza y fábrica textural de sus clastos. La cementación de la
matriz, aunque más incipiente, suele añadirle propiedades casi impermeables al material.
Esto unido al tectonismo local, explica las variaciones de estabilidad entre laderas y taludes,
como también la presencia de zonas más degradables que otras a escala urbana, desde
donde suelen caer bloques.

El ambiente torrencial y eventualmente catastrófico de los eventos, explica el buen


empaquetamiento y alta densidad de bloques de esta Formación con propensión a conformar
un macizo clastosoportado, salvo cuando abundan los finos. Para el anclaje de estructuras de
contención este macizo resulta competente.

De otro lado, la Formación Casabianca, en profundidad presenta bloques aislados y alterados,


y por lo tanto es una unidad matrosoportada en un suelo duro y que hacia la superficie se va
modificando, hasta alcanzar las características de suelo blando y cohesivo que admite taludes
casi verticales de mediana altura o de mayor desarrollo cuando el suelo es más profundo.
Como evidencia, en la banca del ferrocarril aquellos, con 80 años de excavados, llegan hasta
los 20 m e incluso a los 30 m de altura de forma muy ocasional.

Para las construcciones y vías las laderas asociadas a ciertos suelos expansivos de esta
unidad, son inestables. Estos conducen a situaciones como las que aparecen en la Avenida
Kevin Ángel entre Aguas de Manizales y San Rafael.

Los parámetros geotécnicos suministrados por la prestigiosa empresa Aquaterra Ingenieros


Consultores SA, correspondientes a muestras de la Formación Casabianca obtenidas en el
estudio del Teatro Fundadores, y para el Complejo Quebradagrande, del estudio de la ladera
sur de La Sultana, y que son de dos lugares diferentes de la ciudad, se presentan en la Tabla
siguiente.

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Tabla 10.6a. Complejo Quebradagrande. Observaciones en La Sultana


según Aquaterra.

Ensayo Promedio Mínimo Máximo


Humedad natural -% 34,13 10,70 176,6
Límite Líquido -% 39,68 17,6 178,1
Límite Plástico -% 27,02 13,9 67,8
Índice Plástico -% 12,65 3,1 110,3
Compresión Inconfinada -t/m2 9,94 5,54 18,28
Peso Unitario Húmedo -t/m3 1,738 1,06 2,15
Cohesión t/m2 2,98 0,30 4,90
Ángulo de Fricción -grados 31,92 28,16 35,67
Fuente: Estudio Geológico, Geotécnico e Hidráulico de la Ladera Sur del Barrio
La Sultana, Manizales. Aquaterra Ingenieros Consultores SA. Manizales 2004.

Tabla 10.6b. Formación Casabianca. Observaciones en Fundadores según


Aquaterra.
Ensayo Promedio Mínimo Máximo
Humedad natural -% 88,3 51,9 128,9
Límite Líquido -% 86,0 65,2 135,4
Límite Plástico -% 40,9 37,2 45,0
Índice Plástico -% 45,0 19,0 90,4
Índice de Liquidez -% 0,9 0,8 0,9
Peso Unitario Húmedo -t/m3 1,715 1,609 1,821
Peso Unitario Seco -t/m3 1,036 0,874 1,198
Compresión Inconfinada -t/m2 21,22 13,86 28,57
Penetración Estándar -Golpes /pie 17,0 15,0 19,0
Fuente: Estudio de Suelos para la Rehabilitación Estructural del Teatro
Fundadores. Aquaterra Ingenieros Consultores SA. Manizales 2003.

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Tablas 10.6 a y 10.6 b. Características Geotécnicas en muestras del Complejo


Quebradagrande obtenidas en la Sultana y de Casabianca en Fundadores, por Aquaterra
Ingenieros Consultores S.A.

Los parámetros geotécnicos de los Suelos Residuales de Depósitos Conglomeráticos, en el


sector de la Comuna 2 de Manizales hoy denominada Olivares -que son suelos de las
Formaciones Casabianca y Manizales-, y también los parámetros de las cenizas volcánicas
consolidadas y no consolidadas -que en su orden son las tobas y tefras de la cobertura-, se
presentan en la Tabla siguiente, y han sido tomados todos ellos de un artículo de
Corpocaldas presentado el 2004 en la Revista de los 48 años de la SCIA en Manizales,
firmado por la Dirección de la entidad ambiental.

Tabla 10.7 Parámetros geotécnicos de los suelos

Parámetros Cenizas Cenizas Suelos residuales de


geotécnicos para el Volcánicas Volcánicas depósitos
rango de valores Unidad No Unidad conglomeráticos
Consolidada Consolidada

Peso Unitario 1,5-1,7 1,33 1,5-1,9


Húmedo (t/m3)

Humedad Natural 25-65 >80 30-80


(%)

Pasa 200 (%) 25-50 >70 5->90

Límite líquido (%) 30-70 >100 NP->80

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Límite plástico (%) 20-50 >60 NP->50

Índice plástico (%) 5-30 >40 NP->40

SUCS SM MH MH-ML-SM-SP

Cohesión (t/m2) 1-3 >4 1->4

Ángulo de fricción 30-36 25-30 20-35


interna(º)

Permeabilidad 15-85 2-14 >20

(cm/día)

Fuente: Tomada de Francisco José Cruz Prada. Relaciones Lluvias Deslizamientos


en la Ciudad de Manizales- Revista SCIA 48 años. Manizales 2004.

El Complejo Quebradagrande es el basamento de Manizales y está compuesto por


dos miembros: el miembro metasedimentario y el de origen volcánico.

El miembro metasedimentario presenta propiedades geomorfológicas y geotécnicas


de un doble carácter, las afines a las sedimentitas y las propias de las metamorfitas
de bajo grado. Por la vía sedimentaria, los estratos de este primer miembro
presentan fuerte inclinación, plegamiento y fracturamiento. }

Los contactos estratigráficos de limolitas, arcillolitas y lutitas, son difícilmente


identificables. Esta unidad metasedimentaria presenta capas plásticas como las tres

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anteriores, que son las predominantes, y otras rígidas como los chert y algunas lutitas
de composición silícea.

Además, entre estas capas aparecen otras rápidamente alterables de composición


carbonosa, y unas más de características frágiles: las de cuarzo lechoso asociado a
magmatismo residual. La permeabilidad de la unidad sedimentaria varía localmente y
está condicionada por la porosidad secundaria.

El otro componente del Complejo Quebradagrande, el miembro de origen volcánico,


está constituido por lavas básicas de ambiente oceánico.

Estas lavas afloran en el cauce de la Quebrada Olivares y en la vía a Neira, y sus


propiedades son las mejores cuando el macizo está sano como en el primer caso;
pero en zonas con tectonismo se afecta notablemente tal como se observa en la
cantera de la salida a Neira, ubicada pocos km abajo del viejo Puente Olivares.

Finalmente, para una mejor caracterización geotécnica, de conformidad con los


resultados del trabajo de túneles que se efectuó en el marco del trabajo de INGESAM
para Aguas Manizales, en 2006, los macizos ya clasificados presentan las siguientes
características generales:

Clasificación de los macizos rocosos de tres de las unidades geológicas de Manizales

Tabla 10.9 Clasificación de los macizos rocosos de tres de las unidades


geológicas de Manizales
RQD Q de Valoración de Denominación
estimado Barton Bieniawski - Categoría
F. Manizales 60% 0,825 (60) – III (frontera con De regular a buena
II)
F. Casabianca 6% 0,002 (10) – V Muy mala
C. 30% 0,011 (22)– IV (de rango Mala cercana a muy mala
Quebradagrande inferior)

Tabla 2. Resultados obtenidos para clasificar las rocas de los macizos estudiados: Índice de
calidad de roca RQD, Índice de Calidad de Túneles Q del NGI y clasificación del CSIR según
Bieniawski. G. Duque y E. Duque, 2006.

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Los parámetros que influyen en la inestabilidad del suelo se relacionan con el agua, el
material, la geometría del terreno, y las situaciones del ambiente (fuerzas, procesos, etc). Los
parámetros son:

- Tipo de material: roca, capa alterada y cobertura.

- Pendiente: gradiente, forma y longitud.

- Condiciones hidrológicas: infiltración, permeabilidad, NAF, cantidad de agua.

- Procesos morfológicos: erosión fluvial e hídrica, movimientos masales.

- Parámetros externos: distribución de la pluviosidad, es decir, relación (intensidad/período),


sismicidad, vulcanismo.

Pero también es verdad que las laderas (cuestas naturales) han sido transformadas en
taludes por los modelados de la actividad antrópica y que con la expansión de la frontera
agrícola, por prácticas deficientes en el uso y manejo del suelo, se han producido el
descontrol hídrico y pluviométrico, la erosión y la desertificación de los suelos andinos.

El movimiento de masas ocurre cuando el esfuerzo cortante supera la resistencia al corte del
suelo, lo que se da cuando ocurre al menos una de estas situaciones:

a) Al incrementarse el esfuerzo cortante (sismos). Aquí se incrementan las fuerzas actuantes.

b) Al caer la resistencia al corte del suelo (saturación). Esto reduce las fuerzas resistentes del
suelo.

Para evaluar acertadamente un evento de movimiento de suelos, deben responderse las


preguntas básicas.

¿Qué pasó?... Mecanismo

¿Qué lo causó?... Causa

¿Continuará?... Estabilidad actual

¿Qué hacer?... Prevención y corrección

¿Ocurrirá en otro lado?... Predicción espacial

¿Cuándo ocurrirá?... Predicción temporal

¿Es evitable?... Causa

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Para lograr una evaluación exitosa, que conduzca a resultados concretos y útiles.

1º Secuencia de eventos: testigos, instrumentos, mecanismos, volumen, energía, causas,


signos.

2º Condiciones ambientales: averiguar las causas y hacer estimativos espacio-temporales


sobre la ocurrencia y extensión de los eventos. Utilizar datos meteorológicos, sismológicos y
registrar si se dieron cambios previos en áreas aledañas como construcciones, riegos,
explosiones, deforestación, roturas de líneas con líquidos, sobre cargas, interrupción de
drenajes o cultivos.

3º Inspección detallada de morfología y estado de áreas aledañas y del deslizamiento:


grietas, flujos de agua, obras, edificaciones, cultivos.

4º Análisis adicional.

5º Plan de manejo y control e instrumentación, , según obras decididas.

6º Evaluación de las consecuencias y Abandono del sitio.

Si bien la causa real de un movimiento de masas es casi un problema que se resuelve a


posteriori, los factores contribuyentes pueden ser más visibles que la causa real o que el
detonante del problema.

- Causas intrínsecas: suelen ser naturales y se relacionan con el agua subterránea, material,
tectónica, topografía abrupta, etc.

- Causas detonantes: pueden ser naturales como la lluvia, el sismo, la erosión, o artificiales
como cortes, deforestación, etc.

- Causas contribuyentes: similares a las causas detonantes pero que simplemente anticipan el
evento.

- Las medidas: pueden ser preventivas o correctivas, según prevengan la ocurrencia del
evento o corrijan los efectos por él ocasionados

Los detonantes:

Como detonantes de los deslizamientos se asumirán dos fenómenos: Las lluvias y los sismos.

Los sismos actuarán con mayor acierto afectando por amplificación los depósitos de cenizas
volcánicas de potencia significativa -mayores de 10 m-, mientras las lluvias lo harán sobre las
capas de ese suelo donde el espesor es escaso -menores de 10 m-.

Pero para la ocurrencia de los deslizamientos de las capas de ceniza la pendiente será un

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factor decisivo, y también una condicionante. En caso de sismos, la topografía interviene


incrementando la frecuencia o el período de las excitaciones.

Para el caso de lluvias, en las laderas empinadas, cóncavas y extensas, sin vegetación
arbórea densa, la saturación favorecida por la geometría de la ladera después de intensas
lluvias y la falta de sistemas radicales profundos que interfieran la superficie de falla ubicada
en el inferior del depósito permeable saturado, favorecen la ocurrencia de los deslizamientos.

Sismos

En cuanto a la amenaza sísmica, el Eje Cafetero posee dos fuentes de singular importancia,
las fallas y la zona de subducción.

El Sistema de Fallas Romeral y otras Fallas, como la Palestina y el sistema Cauca-Patía,


generan sismos superficiales como los del Huila 1997, Popayán 1983 y Quindío 1999.
Romeral es la fuente cercana y de más relevancia, con eventos de magnitud 6 e intensidades
VII a VIII.

La Zona de Subducción y el Plano de Benioff generan sismos profundos como los del Eje
Cafetero en los años 1962, 1979 y 1995. El alcance es del orden regional y los sismos son de
magnitud 7 e intensidad VI a VII.

La base histórica de la amenaza sísmica muestra que el 65 % de los eventos son de Romeral,
el 28% de Benioff y la Zona de Subducción, y el 7% de otras fallas como la de Palestina,
asociada al Complejo Volcánico del Ruiz.

En virtud de la historia sísmica registrada en el país, en el Código Colombiano de


Construcciones Sismorresistentes CCCS, Ley 400 de 1997 y Decreto 33 de 1998, se ha
considerado la región en alto riesgo y se le ha asignado una aceleración de 0,25g para
efectos de diseño, cuyo espectro es el de la Zona C en la Fig. 7 c.

Respecto a la amplificación, se tiene esta comparación a 112 km del foco y en tres lugares de
Manizales, establecida a partir de registros de aceleración máxima para la componente EW
durante el Sismo de Risaralda de 1995:

· En dos suelos de topografía semi-plana los valores fueron 206 y 117 cm/seg2.

· En una roca de la planta de Gallinazo, 17 cm/seg2.

Esto es, la fuerza medida se redujo varias veces como consecuencia de la calidad del piso.

Otro ejemplo; en el sismo del Quindío 1999, la aceleración medida en Armenia a 20 km y en


dos lugares diferentes:

· En suelos blandos y en topografía plana de Armenia, la aceleración ha alcanzado 0,59g.

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· En el conglomerado de una bocatoma de Armenia, la aceleración registrada fue 0,09g.

Esto es, respecto a un depósito blando de 30 m de espesor, en el suelo rocoso las fuerzas
sísmicas fueron seis veces menores, componente por componente. Entonces, en caso de
sismos, las capas potentes de suelo a diferencia de lo que ocurre sobre una roca, presentan
problemas de amplificación severa. Las aceleraciones que se han observado en los sismos de
Manizales no son tan elevadas como las que se obtendrías en caso de un sismo con las
características del sismo del Quindío, y los lugares más afectados serían los construidos con
normas deficientes y sobre suelos saturados y de gran potencia, lo que tiene a su vez
relación con las normas vigentes en época de cada construcción, y los mapas de la Fig. 7 a
(Der) y 7b.

Figura 10.12 a: Magnitud de la fuerza sísmica por amplificación del suelo en caso de
terremoto, y Espesores de suelos en la ciudad. CIMOC.

Los datos para ambos ejemplos, al igual que estas imágenes y otros conceptos dados en este
documento, se han obtenido del estudio Microzonificación Sísmica de la Ciudad de Manizales,
CIMOC -Alcaldía de Manizales. 2002.

El sismo de trabajo depende del período de retorno, y éste a su turno se relaciona con la vida
útil de las obras, la cual depende también de su naturaleza, función social y nivel de
desarrollo económico de la comunidad.

Se recuerda que los investigadores del anterior estudio del CIMOC han sugerido diseñar las
obras regulares de la Ciudad para una vida útil de 50 años, y recomendado un período de
retorno de 475 años para la amenaza sísmica, y que entre ellos participaron expertos como
O. D. Cardona, J. E. Hurtado, S. D. Prieto, W. L. Estrada y J. D. Arango, todos conocedores
del medio ecosistémico y del contexto de Manizales.

Ahora bien: el asunto trae implicaciones donde la amplificación es severa, para prevenir el
diseño de estructuras vulnerables o limitar su uso, y en consecuencia esto sobre suelos
blandos y en lo alto de las laderas a causa del efecto topográfico.

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Con el evento de trabajo que se asume, el de 475 años, la aceleración máxima esperada en
un punto del basamento de la ciudad, varía de acuerdo a la fuente que lo produce y su
distancia a ella; pero esa fuerza se amplificará, reduciéndose la frecuencia e incrementándose
la amplitud de la excitación, según la topografía, geometría y rigidez del suelo depositado o
formado sobre el basamento del lugar considerado, quien le transmite las oscilaciones
profundas.

El estudio del CIMOC estimó además de la fuerza máxima, la duración de la fase intensa de
la excitación en el basamento, así:

· Fuente Romeral, para una distancia de 20km y una magnitud de 6,2: la aceleración máxima
0,18g y duración de la fase intensa 15 seg.

· Fuentes regionales, más lejanas y profundas y con sismos magnitud 7,0: aceleración
máxima 0,15g y duración de la fase intensa 45 seg.

Ahora, el espectro de la roca base es uno y el de los suelos otro, lo que supone ajustar los
diseños a las variaciones locales de la amenaza, usando los criterios de la zonificación del
CIMOC, previniendo la resonancia entre estructura y suelo, y atendiendo la topografía del
lugar.

La velocidad de la onda en el basamento, Vs, se asume de 1500 m/seg, valor que interesa
para el módulo de cortante Gs=ρVs2 donde ρ es la densidad del medio rocoso.

Multiplicada ésta por la gravedad, se obtiene el peso unitario PU. Los PU en t/m3, para el
CIMOC, varían así:

· En cenizas 1,3 a 1,9.

· En la F. Casabianca de 1,5 a 1,9.

· En la F. Manizales de 1,8 a 2,2.

Entonces, con el máximo módulo de cortante, el Gs máx obtenido midiendo las velocidades
de la onda de corte Vs, los valores medios de los períodos fundamentales de los suelos según
las diferentes fuentes sísmicas están entre 0,47 y 0,56 seg.

Para suelos arcillosos, la degradación del módulo de cortante Gs va de la mano con el Índice
de Liquidez (relación agua-plasticidad) cuya variación en profundidad se da conforme cambia
el origen del depósito; aquí los períodos fundamentales obtenidos para el conjunto de
fuentes sísmicas, variaron entre 0,47 y 0,6 seg.

También se consideró por CIMOC el espesor del depósito de suelo blando considerando
espesores de 5, 10, 20 y 30 m; para estos, los períodos fundamentales promedios, en

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segundos, con eventos de las fuentes sísmicas, varían así en cada caso para el orden de los
espesores dados: 0,11, 0,26, 0,51 y 0,76seg.

Fig. 10.12 b- Zonificación de Manizales según CIMOC. Verde para cenizas; Amarillo para
llenos. Mostaza para Casabianca; Marrón para la F. Manizales; Rojo para el C
Quebradagrande; y Negro para los aluviones cuaternarios del Chinchiná y el drenaje mayor
de la Olivares. Con números algunos sitios de interés. Fuente: Microzonificación de Manizales.
CIMOC. 2002 (Adaptado)

La microzonificación de la ciudad concluye identificando 6 zonas, quedando:

Las Cenizas volcánicas como la Zona I.

Los Rellenos como la Zona II.

La F. Manizales como la Zona III.

La F. Casabianca como la Zona IV.

El C Quebradagrande como la Zona V.

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Depósitos competentes aislados Zona VI.


Luego por razones prácticas éstas se simplifican y únicamente se definen 3 Zonas, así:

Zona A para Cenizas que eran la Zona I

Zona B para llenos que eran la Zona II

Zona C, para las Zonas III, IV, V, y VI.

Fig. 10.12 c - Espectros de diseño para Manizales, según CIMOC. Los tres espectros son: el
superior para la Zona A, el intermedio para la Zona B y el inferior para la Zona C.

Finalmente, para pasar de las superficies planas y horizontales a las laderas, el factor de
amplificación por efectos geométricos y topográficos (F Top), que procede en las zonas
cercanas a los taludes ubicadas a menos de 2 veces el espesor H del depósito de suelo
blando, o a menos de 60m de su borde; está dado por las siguientes expresiones:

Para F Top = 1,5 T*


Y
Para T> T* se aplica F Top = 1+0,5 (T*/T) 1,5

Siendo T* = 4H/Vs

Donde se ha considerado, H en metros; Vs = 250 m/seg; y T en segundos.

En general, según las consideraciones aquí presentadas que son del CIMOC, el período de la
onda sísmica en lo alto laderas y cerca de sus coronas, sufre una amplificación adicional del

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50%.

Lluvias

Según Andrés Eduardo Rubio y Juan Pablo Trujillo, al evaluar la relación lluvia -deslizamiento
en el área de Manizales, aparecen dos trabajos de interés: uno, el de Juan David Arango
Gartner, titulado "Relaciones Lluvias – Deslizamientos y Zonificación Geotécnica en la comuna
dos de la ciudad de Manizales", y otro el de Mark T. Terlien titulado Modeling spatial and
temporal variations in rainfall triggered landslides".

Los valores de precipitación asociada a deslizamientos en Manizales, según Arango (2000), se


da para un periodo de lluvias acumulado de 30 días, con una precipitación igual o mayor a
175.4 mm. Y según Terlien (1996) el valor de la precipitación que se relaciona directamente
con la generación de deslizamientos es de 200 mm para un periodo acumulado de 25 días.

Figura 10.13- Isoyetas en mm mensuales, para Octubre (Izq) y Julio (Der), en la cuenca del
río Chinchiná. Los valores: azul claro 270 mm; verde oscuro 250 mm habano 170mm amarillo
150 mm, rosado 90 mm y rojo 70 mm. Fundación Profesional para el Manejo Integral del
Agua, Proagua (2005).

Rubio y Trujillo estudiaron la serie histórica de precipitaciones desde el año 1956 hasta el
2003 con el fin de determinar el número eventos de esta magnitud con capacidad de
afectación. De acuerdo a lo sugerido por Arango, de un total de 17503 periodos acumulados
de 30 días, se encontraron 6180 intervalos de recurrencia que exceden 175.4 mm. Luego, el
periodo de retorno de precipitaciones acumuladas de 30 días que son superiores a 175.4 mm
en la ciudad de Manizales, es aproximadamente de 2.83 días, y los 6180 periodos
acumulados de 30 días que han superado el valor de 175.4 mm representan el 35.31% de los
casos. Para la tesis de Terlien, encontraron 2977 intervalos de recurrencia entre los 17508
periodos acumulados de 25 días, cuya excedencia de precipitación supera 200 mm; estos

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intervalos representan el 17.00% de los períodos acumulados. Entonces el periodo de retorno


de precipitaciones acumuladas de 25 días superiores a 200 mm en la ciudad de Manizales, es
aproximadamente 5.88 días.

Las isoyetas mensuales de la cuenca media del río Chinchiná, como las de figura anterior,
muestran que la precipitación media en el sector de Chipre es superior a la de Sancancio.
Para los meses más lluviosos, el promedio alcanza valores entre 270 y 210 mm; para los
meses más secos, el promedio varía desde 140 mm hasta 80 mm. Se recuerda que en caso
de “El Niño”, las temporadas de invierno y verano resultan más secas y en caso de “La Niña”,
ambas resultan más húmedas.

Mes Chipre Sancancio


Enero 140 mm 100 mm
Abril 230 mm 210 mm
Julio 100 mm 80 mm
Octubre 270 mm 220 mm

Tabla. 10.10. Precipitación en los meses más húmedos y más secos, en dos lugares de
Manizales. Fuente Proagua.

Lo anterior se ha transformado en una herramienta que se aplica en la ciudad, gracias al


establecimiento de una red de monitoreo de lluvias. Después de Octubre y de Abril que son
los meses más lluviosos del año, cuando las lluvias acumuladas de los últimos 30 días
alcanzan los niveles críticos de 200 y 300 mm, las autoridades decretan la alerta amarilla y
roja en la ciudad. Los deslizamientos suelen darse en Noviembre y Mayo, en especial durante
los años de “La Niña”, ya que es la temperatura media del Océano Pacífico la que condiciona
el clima en la región. La susceptibilidad de un sector a los deslizamientos y flujos se
determinará a partir de la zonificación de la amenaza en términos de su susceptibilidad, para
luego examinar la vulnerabilidad del sistema urbano en su conjunto. Esta evaluación facilita
comparar alternativas de ocupación, diseñar obras de protección, adecuar diseños y
establecer planes para manejo y mitigación de riesgos.

Debe advertirse que si bien resulta factible determinar la extensión espacial de la amenaza
por deslizamientos, no resulta fácil evaluar la probabilidad de ocurrencia de un evento con
determinadas características y en un determinado período de tiempo.

De ahí que la amenaza de deslizamiento frecuentemente se presente como la susceptibilidad


a deslizamientos (Brabb, 1985).

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En este caso, para un estudio de la amenaza, de manera similar a como se maneja el


concepto de áreas inundables, la susceptibilidad a deslizamientos sólo identifica las áreas
potencialmente afectables, sin aludir a un período de tiempo durante el cual podría ocurrir un
evento con una magnitud dada.

Pero los deslizamientos también pueden tener como evento detonante los sismos. Mientras
las capas delgadas de cenizas sobre el basamento impermeable resultan más afectadas por
las lluvias intensas que las capas de mayor potencia; ocurre lo contrario con los sismos, a
causa de la amplificación.

También se puede considerar el efecto de la lluvia y los sismos, simultáneamente, sobre la


estabilidad de las cenizas: las pumitas pueden almacenar agua en su estructura intergranular
e intragranular. Las capas de tefra de la región cuentan horizontes importantes de lapilli con
baja sinterización causada por el calor de deposición. Cuando el material se satura y
sobreviene el sismo, en zonas inclinadas, la resistencia al cortante puede ser superada a nivel
de la superficie de falla. La masa colapsa y se destruye su fábrica textural originándose un
flujo donde la proporción de agua y sólidos varía entre el 40% y 60%, dependiendo de la
pendiente del canal.

Según Fernando Sánchez en comunicación verbal (Sep. 2006), al examinar la estabilidad de


los depósitos de las cenizas volcánicas sobre la Formación Casabianca, utilizando métodos
determinísticos y probabilísticos, se encuentra una baja estabilidad de los llenos no
confinados, especialmente en las zonas de alta pendiente donde aparecen cicatrices de
deslizamiento. El investigador subraya cómo en los años 94, 95 y 96 se desencadenó fuertes
precipitaciones donde la situación involucra el comportamiento de la Formación Casabianca.
Considera también, al examinar los hundimientos en la microcuenca de la quebrada San Luís,
el control estructural causado por el sistema de fallas locales (Ver Fig. 5) y la vulnerabilidad
de la cubierta piroclástica a los procesos denudativos, es decir a la erosión y a los
movimientos en masa. Menciona la socavación de los piroclastos en los bordes de la
quebrada y los movimientos rotacionales sobre esa cubierta y sobre la Formación
Casabianca; además observa la presencia de fallas planares en depósitos piroclásticos,
Casabianca, y la Formación Manizales.

Ahora, durante las lluvias torrenciales de marzo de 2003, los eventos dominantes fueron
deslizamientos superficiales planares en laderas de fuerte pendiente, casi siempre
desprovistas de vegetación arbórea e incluso arbustiva. Esto ocurrió en las laderas del sector
occidental desde El Carmen, continuando por Chipre y llegando hasta Villapilar por el costado
norte.

Proagua en su estudio para Corpocaldas, titulado "Caracterización climatológica, hidrológica e


hidráulica de la cuenca del río Chinchiná describe la cuenca media de este cauce, la que
coincide con la zona de interés para este estudio.

Al respecto dice "Zona media de la cuenca: Esta zona de estudio inicia consecutivamente

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donde termina la zona alta en la bocatoma de Sancancio y termina en la bocatoma


Montevideo (CHEC), tiene un área de 299.87 km2. En esta parte de la cuenca se encuentran
las microcuencas de las quebradas San Juan, San Miguel, El Arroyo, La Floresta, El Molino y
la cuenca de su principal tributario el río Claro…”; y añade que existen unas cuencas de
quebradas que considera “descoles de aguas residuales de los municipio de Manizales y
Villamaría y pequeños afluentes directos los cuales tienen un área de drenaje de 18.87 km2”
; además dice que “ la longitud del cauce del río Chinchiná en la zona media de la cuenca es
aproximadamente 25.33 km”. INGESAM y Proagua observan que el cauce del Chinchiná en su
cuenca media y en los meses secos, resulta particular afectado porque su caudal es captado
por las bocatomas de las plantas intermedias y de Montevideo. Esta zona tiene una estación
hidrométrica al cierre de la misma 500 m aguas arriba de la bocatoma".

Al calcular caudales máximos y mínimos, Proagua observa que la tendencia en los caudales
mínimos contra el período de retorno es decreciente, contraria de lo que sucede para los
caudales máximos.

Aplica el método de Gumbel para estimar los caudales máximos y mínimos en las estaciones
hidrométricas Chupaderos, Sancancio, Montevideo y El Retiro, todas sobre el río Chinchiná,
que cuentan con un periodo de registro histórico.

Los resultados hallados para periodos de retorno de 5, 10, 15, 20, 25, 30, 50 y 100 años, en
las tres `primeras, son:

Periodo de retorno en años Estación Chupaderos Estación Sancancio Estación Montevideo


5 29.557 40.429 157.942
10 34.382 52.755 210.748
15 37.103 59.708 240.540
20 39.009 64.577 261.400
25 40.477 68.328 277.468
30 41.671 71.378 290.539
50 79.880
44.999 326.964
100 91.348
49.487 376.096

Tabla 10.11 a. Caudales máximos en (m3/s) para las 3 estaciones hidrométricas del río
Chinchiná en la zona de estudio.

Periodo de Estación Estación Estación


retorno en años Chupaderos Sancancio Montevideo

2 1.210 2.740 7.854


5 0.067 1.338 4.516

538
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10 --- 0.410 2.307


13 --- 0.070 1.497
15 --- --- 1.060
17 --- --- 0.187
20 --- --- 0.187
21 --- --- 0.040

Tabla 10.11 b. Caudales mínimos en (m3/s) para las 3 estaciones hidrométricas del río
Chinchiná en la zona de estudio.

Se puede observar que para los caudales mínimos registrados en las estaciones hidrométricas
de igual forma que para los máximos la estación que registra los caudales más altos en los
periodos de retorno es la estación de Montevideo. Según Proagua la estación Montevideo es
la que mayor periodo de ocurrencia alcanza debido a los altos valores de caudales mínimos
registrados en la estación, y contrario a esto los registros mínimos en las demás estaciones
no alcanzan para obtener caudales en otros periodos de retorno diferentes a los anotados.

Proagua también señala en las Conclusiones y Recomendaciones, que "El río Chinchiná por
ser un río de montaña de gran pendiente y al momento de presentarse un evento extremo
hace que las condiciones del lecho y la de sus orillas cambien". Agrega además que "Se
requiere por parte de la entidades encargadas de la planificación y gestión del recurso hídrico
de la región, que se planteen estudios continuos que permitan alcanzar un mejor
conocimiento del río y su cuenca, las características geomorfológicas, del régimen de
caudales, la geometría hidráulica del cauce y el transporte de sedimentos".

ESTUDIO DEL FACTOR TIEMPO

La presencia de zonas inestables en la ciudad de Manizales es muy común y se debe a varios


factores, entre ellos: la ubicación geográfica, la topografía, las características geológico –
estructurales, el clima (lluvias) y el uso del suelo.

Por la topografía escarpada de la ciudad y la limitación de espacios disponibles, es evidente la


necesidad de adecuar el terreno mediante modelados intensos para la construcción de áreas
de expansión urbana recurriendo al desarrollo y a la adecuación de tecnologías apropiadas;
pero igualmente las prácticas constructivas deficientes, la presión antrópica indebida sobre
las frágiles laderas y el descontrol hídrico y pluviométrico, han generado inestabilidad.

Para conocer la frecuencia y distribución de los eventos en las dimensiones espacial y


temporal en la ciudad de Manizales, se realizó la revisión bibliográfica de algunos trabajos
sobre la presencia de deslizamientos efectuados por investigadores sobre la materia, como

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Anne Catherine Chardón y Juan David Arango Gartner, además de dos trabajos de grado que
reportan la ocurrencia de deslizamientos presentados en las Carreteras: Manizales- Chinchiná
y Manizales- La Pintada, centrando la atención en la zona de estudio que nos ocupa.

Anne Catherine Chardón en su trabajo doctoral titulado "Un enfoque geográfico de la


vulnerabilidad en zonas urbanas expuestas a amenazas naturales". El ejemplo andino de
Manizales, Colombia, realizó un estudio de los desastres por barrio, entre 1.960 y 1.993,
donde la mayoría de los eventos corresponde a deslizamientos. Durante ese periodo de 33
años, encontró registros de 350 desastres coincidiendo principalmente con las épocas de
mayores lluvias, y de ellos el 60% de los eventos ocurridos en 12 barrios marginales, entre
ellos o principalmente los de las y los ubicados sobre rellenos para la construcción de
vivienda popular.

Fig. 10.14- Barrios en las frágiles laderas de Manizales: la convergencia de amenaza y la


vulnerabilidad.

Al examinar y recopilar la información de las áreas urbanas, en este trabajo, Chardon ha


centrado la atención, principalmente, en que los eventos en la ciudad de Manizales, aparecen
asociados a los barrios de estratos bajos y señala que estas comunidades que habitan las
zonas de mayor susceptibilidad a los procesos denudativos, debido a las características del
entorno en que se encuentran, resultan ubicadas en zonas expuestas a amenazas de
deslizamientos.

Arango, en su Tesis titulada "Relaciones lluvias – deslizamientos y zonificación geotécnica en


la comuna dos de la ciudad de Manizales", después de recopilar la información de 318
deslizamientos ocurridos en 38 años no consecutivos, entre los años 1.960 y 1.998,
encuentra que el 41% de los eventos se dan en mayo y noviembre y el 31% en octubre y
noviembre; pudo establecer dos mecanismos de falla típicos en la zona de estudio:

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deslizamientos ocasionados por la saturación de los estratos superficiales de suelo y


deslizamientos ocasionados por la existencia de niveles freáticos "colgados". Al observar la
relación de la magnitud y las consecuencias de los deslizamientos encuentra que son leves el
34.6%, menores el 18.6% y desastrosos el 15.4%. Observa además que la ocurrencia de los
deslizamientos concentrada en Galán 41.8% y La Avanzada 26.4%, está relacionada con el
área total y las pendientes de los diferentes barrios. Sobre geología y geomorfología afirma
que en la zona de estudio son factores que determinan directamente su estabilidad, en
especial suelos orgánicos y materiales de relleno, y entre los segundos señala los de cauces
más potentes y los de laderas menos potentes, acusando como causa directa de la
inestabilidad la baja la resistencia al corte de estos materiales.

Sobre las lluvias: según Arango, al considerar como precipitaciones máximas diarias las
superiores a 60 – 70 mm, las de 70 mm presentan una probabilidad de ocurrencia del 65% y
un periodo de retorno de 1,5 años, y las lluvias máximas diarias de 95 mm una probabilidad
de ocurrencia del 10% y un periodo de retorno de 10 años.

Al relacionar lluvias – niveles freáticos – deslizamientos, señala que "En términos generales,
se observa una aceptable relación entre el valor de las precipitaciones totales anuales y el
número de deslizamientos ocurridos". Y deduce para el caso que "las lluvias diarias por sí
solas o antecedentes de pocos días, no tienen mucha importancia en la generación de los
deslizamientos; parece que el factor determinante son las lluvias antecedentes de muchos
días".

Al final añade: "Es importante anotar que un gran porcentaje del área de estudio presenta
estabilidad crítica".

Hasta aquí es bueno concluir diciendo que la susceptibilidad parece entonces estar asociada a
la litología presente, al tipo de pendiente y a la precipitación más intensa después de avanzar
el invierno, lo que se suma al mal uso del suelo explicado por prácticas incipientes de
modelado para la construcción de las viviendas, como son la adecuación del terreno por
medio de rellenos sin la adecuación de los materiales, cauces y drenajes, cuando no a los
cortes de las frágiles laderas sin obras de refuerzo y a los vertimientos indebidos de aguas
lluvias y servidas.

Del examen conjunto de estos trabajos de Juan David Arango Gartner, Anne Catherine
Chardon y otros datos confiables reportados dentro del mismo período por el investigador
Fernando González, y después de recopilar, revisar y comparar la información obtenida de los
deslizamientos ocurridos en la ciudad de Manizales en un periodo de 38 años -entre 1.960 y
1.998-, se concluye que se reportaron 1.314 deslizamientos y de ellos 508 sucedieron en 62
barrios de la ciudad. Los barrios con mayor número de eventos ordenados por su número y
con diez o más de diez deslizamientos, fueron: Galán (26.4 %), La Avanzada (16.1%),

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Estrada (10.8 %), Marmato (5.7 %), Asís (4.9 %), San Ignacio (4.7 %), Los Alcázares (4.5
%), El Carmen (2.0 %), Fátima (2.0 %) y Uribe (2.0 %).

Fig. 10.15- Distribución espacial de los deslizamientos durante 38 años en Manizales. Fuente,
Cristina Murillo, Gonzalo Duque, et Al.

Relación de ocurrencia de deslizamientos por año:

En el año de 1.993 ocurrieron 52 deslizamientos, lo que representa el 10.2 % del total de los
eventos, mientras los años 1.968, 1.972, 1.973 y 1.997 registraron un sólo evento, para el
0.2 %. Los años que mayor cantidad de deslizamientos presentaron, ordenados de mayor a
menor número, se muestran a continuación:


AÑO
DESLIZAMIENTOS
1.993 52
1.984 44
1.982 42
1.969 41
1.981 37

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1.971 28
1.988 26
1.994 21
1.989 17
1.967 15
1.995 15

Tabla 10.12 a. Años con mayor número de deslizamientos

Los años de deslizamientos, de menor a mayor número, son los siguientes:


AÑOS
DESLIZAMIENTOS
1.968, 1.972, 1.973 y 1.997 1
1.961 y 1.975 2
1.976, 1.977 y 1.980 3
1.978, 1.979, 1.987 y 1.991 4
1.983 y 1.992 5

Tabla 10.12 b. Año con menos deslizamientos

Pero debe señalarse que en el año 2003 hubo alrededor de 300 eventos, ocurridos en los
meses de Marzo, Junio y Noviembre, y que el día de mayor número de eventos, sin
antecedente histórico alguno en la ciudad, fue el de la noche entre el 18 y 19 de Marzo de
2003 con cerca de 150 eventos, que son la mitad de los ocurridos ese mismo año.

SUSCEPTIBILIDAD A LOS DESLIZAMIENTOS

Para identificar las zonas más susceptibles a movimientos de masa, como factor
determinante de la inestabilidad del suelo, se recurre a una metodología adaptada a partir de
una propuesta del Observatorio Sismológico del Sur-Occidente Colombiano- OSSO-, titulada
"Modelo de susceptibilidad a movimientos de masa en el Eje Cafetero", elaborada por V.
Aguilar y D. Mendoza, dirigida por Andrés Velásquez, y que aparece publicada en:
www.osso.univalle.edu.co/doc/tesis/2002/aproximacion/modelo.pdf

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En la cual se utilizan a modo de determinantes tres variables: como factor geomorfológico,


las pendientes del terreno; como factor geológico- estructural, la geología; y como factor
climático, la humedad obtenida a partir de isoyetas.

Aunque el modelo de susceptibilidad del OSSO se ha elaborado sobre unos escenarios de


gran tamaño, cubriendo zonas del norte del Valle y Quindío que llegan casi a 2400 km2 para
definir las variables cartografiadas a escala 1: 100.000, y contrastarlo con un modelo digital
que proviene del inventario de las zonas con huellas de movimientos de masa
correspondiente al mismo territorio, en este estudio para Manizales que se extiende sobre
unos 20 km2 y por lo tanto que toma información a escala de mayor detalle, se incorporará
esa última variable independiente, la rugosidad y zonas con marcas de erosión, a las del
propio modelo para calificar la mayor o menor susceptibilidad a los movimientos de masa.
También se discriminarán suelos blandos con espesores que causen amplificación sísmica.

Los prestigiosos investigadores del OSSO afirman que las tres variables consideradas,
pendientes (P), geología (G) y humedad (H), son factores suficientes para determinar la
susceptibilidad a los movimientos de masa (S), mediante la expresión S = P x G x H. Citan
varios trabajos e investigaciones al respecto, donde cada uno difiere en las cuantías y rangos
con los que se califica o diferencia cada segmento del territorio.

Figura 10.16 a.- Modelo digitalizado del relieve de Manizales: laderas del norte en la Q.
Olivares (arriba), y laderas del sur en el R. Chinchiná (abajo). Fuente, Fuente INGESAM &
Aguas Manizales. 2006.
Es justo en este punto en el que se ha decidido para este estudio, hacer la primera
adaptación al trabajar las variables de modo más continuo, con el propósito de asimilar las
mayores posibilidades de la información y escala disponibles, ambas con mejor resolución, y
de la siguiente forma:

Para las Pendientes P en la parte gráfica se discriminará el terreno en 5 rangos de 15 en 15


%, desde menos del 15% hasta mayores del 75%. Ver Fig. 7 a. En el modelo de
susceptibilidad, más adelante, los cálculos se harán únicamente con tres rangos, lo que suele
ser de común uso.

Para la Geología G, el total de las diferentes unidades geológicas que contiene la estratigrafía

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del denominado Terreno Cauca-Romeral: formaciones, grupos y complejos, así como los
lineamientos estructurales de naturaleza tectónica asignándoles un ancho de 100 m.

Para la Amplificación A, las zonas de depósitos de suelos amplias y con espesores que
superen los 20 m, ubicados en lo alto de las laderas y cerca de las mismas, serán señaladas
como áreas con potencial de amplificación sísmica y que pueden fallar. La Amplificación de
los depósitos blandos hace que la intensidad de los sismos se incremente en un grado, o en
grado y medio cuando dichos depósitos están saturados.

Figura 10.16 b- Corredores de fallas y microcuencas en los sectores rur-urbanos de


Manizales: laderas del Norte (arriba) y laderas del Sur (abajo) de la ciudad. Fuente INGESAM
& Aguas Manizales.

Para la Humedad H, se utilizan las isoyetas promedio para el mes de octubre, el más lluvioso
del año en la cuenca del Chinchiná. No se hará uso isoyetas para promedios anuales de
lluvias. Ver Fig. 8 y fondos a color en la Fig. 11 a y la Fig. 11 b.

Figura 10.16 c- Mapas de pendientes. En verde claro y amarillo, pendientes suaves; en azul y
morado pendientes fuertes. Laderas del Norte (arriba)y del Sur (abajo). Según INGESAM &

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Aguas Manizales.

La Rugosidad que pone en evidencia la pérdida de la textura aterciopelada que le imprimen


las cenizas volcánicas a nuestras laderas, se obtiene de la observación de fotografías aéreas
con escalas mayores que 1:10.000 y de la textura de las curvas de nivel con intervalo de 2 m
ploteadas sobre una planta a escala 1:7500.

Las Fallas F: se anexa este factor incluyendo los corredores de falla que se muestran de color
anaranjado en la Fig. 11, de la misma forma como se hace con las zonas de rugosidad.

La Susceptibilidad S será estimada en función de los factores de inestabilidad, mediante la


siguiente expresión:

S= PxGxHxRxAxF

Donde:

S, es la Susceptibilidad a las amenazas consideradas, y que se relacionan con los


movimientos de masa.

P, la Pendiente, que se valorará con tres rangos, siendo las marcas de intervalo 30% y 75%.

G, la Geología, factor que se extiende al incorporar como factor la amplificación, A. Los tres
rangos se establecerán según se trate de suelos, regolitos y saprolitos, de rocas muy
blandas, y de rocas al menos medianamente competentes.

H, la Humedad, valorada a partir de las isoyetas de octubre, donde se establecen tres rangos
con marcas de intervalos en 220 y 250 mm.

R, la Rugosidad, factor que considera los depósitos visiblemente importantes que se


encuentran ubicados en las partes altas de las laderas.

F, el Fallamiento, es un factor que se define considerando afectado un corredor de 150 m de


ancho, donde se presentan las fallas.

Los pesos con los cuales se valorarán los 4 factores principales: Pendiente, Geología,
Humedad y Rugosidad, y dos adicionales: Amplificación y Fallamiento, como componentes
para estimar la Susceptibilidad a los movimientos de masas y otros fenómenos afines, son los
que a continuación se presentan.

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Parametrización de rangos
Nivel Nivel Nivel
Alto Moderado Bajo
Pendiente P: PA: Más de 75% PM: 30 a 75% PB: Menos de 30%

Geología G GA: Llenos, GM: Metasedimentos GB: F Manizales,


cenizas, del C, aluviones
aluviones Quebradagrande. cementados e
sueltos, Ígneas
coluviones, F masivas
Casabianca, (Lavas y
Depósitos de Gabros, p.e.).
Escombros.

Humedad H HA: Mayor que 250 HM: 220 a 250 HB: Menor que 220

Rugosidad R RA: Si - RB: No

Amplificación A AA: Si - AB: No

Fallas F FA: Si - FB: No

Tabla 10.13 a. Parametrización factores en tres niveles o categorías de intensidad.

Las formaciones rocosas de Manizales


A continuación, la Clasificación de los macizos rocosos de tres de las unidades geológicas de
Manizales, e imágenes de los mismos.

Tabla 10.13 b y Figura 10.17: Parámetros Geotécnicos de la Clasificación de Los


Macizos del Basamento de Manizales

RQD Q Barton Bieniawski - Denominación


Rocas
Categoría
Formación Manizales 60% 0,825 (60) – III (frontera Roca de calidad
Imagen Derecha con II) Regular a
buena

Formación Casabianca 6% 0,002 (10) – V Roca de calidad


Imagen Centro Muy mala

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Complejo 30% 0,011 (22)– IV (de rango Roca de calidad


Quebradagrande inferior) Mala cercana
Imagen Izquierda a muy mala

Rangos de valoración.

Los valores para cada una de las seis variables consideradas factores de la susceptibilidad a
los movimientos de masa, varían en el espacio tomando valores de 1, 2 o 3, dependiendo de
cómo contribuye en cada punto dicho factor a la inestabilidad de las laderas. Se le asigna 1 a
cada factor si su contribución a la inestabilidad es baja, 2 si es media y 3 si es alta. Una vez
se tengan los valores de los factores en cada punto del espacio, se valora S para ese punto
como el producto de los valores que toman las variables ya mencionadas en ese mismo
punto del espacio. Al llevar la información anterior a un Sistema de Información Geográfica,
aportado por INGESAM, ese resultado de S que representa los valores asignados a cada una
de las variables, va variando a lo largo del espacio, según lo haga el grado de severidad de
los seis factores ya señalados.

Si bien el máximo valor de S es 1 a la potencia 6 y el máximo 3 a la potencia 6, para este


modelo se aplicará la siguiente escala de valoración, y para su representación gráfica, se le
asignaran los siguientes colores:

Nivel de la susceptibilidad S Rangos de valores de S Colores según el nivel

Muy Bajo S<4 Verde claro


Bajo S entre 4 y 7 Amarillo
Moderado S entre 8 y 15 Naranja
Alto S entre 16 y 31 Rojo
Muy alto S>32 Violeta

Tabla 10.13 c. Valoración Nivel de la susceptibilidad S para los modelos de los cinco
escenarios de la susceptibilidad.

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Figura 10.18- Zonas susceptibles en las laderas del norte (arriba) y del sur (abajo) de
Manizales. Sancancio ofrece mayor estabilidad que el sector de La Linda y Tejares. Fuente
INGESAM & Aguas Manizales.

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Valoración del riesgo

Se ilustra con un croquis la planta de un sector idealizado de una ladera con dos
conducciones, una ubicada en la parte alta y otra más baja, pero ambas sometidas a eventos
diferentes: deslizamientos rotacional o traslacional, flujo y amplificación en caso de sismo
intenso. Además, las zonas del colector expuestas a las amenazas, para este ejemplo, que
sumen 60 m de longitud.

Al evaluar la historia de los eventos en el área de trabajo, se ha podido saber que estos
eventos pueden tener las siguientes frecuencias, intensidades y capacidades destructivas:

Figura 10.19- Amenazas por deslizamiento rotacional o traslacional (naranja), por


amplificación (violeta) y por flujo (verde), con posibilidad de afectar una conducción (rojo).
En café se muestran las curvas de nivel y en azul el drenaje.

Los deslizamientos, por lo menos cada 4 años suelen abatir el frágil escenario de las laderas
de la ciudad y por cualquier lugar. Si se han reportado 513 eventos en 38 años, pero en un
sólo día del año 2003 ocurrieron 150 eventos a causa de una lluvia con un retorno de unos
300 años, el promedio de 12 deslizamientos por año permite aceptar que en una zona
específica de amenaza alta; es decir, en un determinado lugar considerado de alta
susceptibilidad, la cuantía de 1 probable deslizamiento cada 4 años, parece adecuada.
Añadamos que esos eventos, sea el rotacional o el traslacional, cubren el 5% de la zona
declarada en peligro.

Los flujos de lodo, como los de La Carola, La Francia y el termal La Gruta, con un potencial

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alcance mínimo del orden de 1km y altura de 2m o más sobre la vaguada, por un drenaje en
mal estado, pueden resultar cada 15 años y cubriendo el 90% de la zona de amenaza
estimada.

Los sismos con intensidad superior a VI, suelen ocurrir en la ciudad, máximo cada 30 años.
Pero los eventos mayores de intensidad VII pueden resultar cada 475 años de acuerdo a la
información del CIMOC, así el sismo del Quindío sea un evento con un período de recurrencia
del orden de los 750 años. Para el efecto supongamos que el mapa de microzonificación
señala el doble del área realmente afectada en un evento como el propuesto.

Ahora bien, supongamos que el período de retorno de los eventos estimados para la
evaluación sean: para deslizamientos 4 años; para flujos 15 años; y para amplificación 30
años; y que la siniestralidad esperada de los eventos, por la magnitud señalada, alcance a:
40% para el deslizamiento rotacional; 80% para el deslizamiento traslacional; 100% para el
flujo de lodos; y 30% para el sismo.

Con esta información podemos obtener el Factor de Riesgo Probable (FR), anual en este caso
dada la unidad de medida para la magnitud temporal. Este Factor se calcula a partir del
grado de siniestralidad (SE), de la fracción que ocupe el evento evaluada como porcentaje
superficial de las zonas potencialmente amenazadas (AE/AH) y en cada evento específico, y
del período de retorno (TA) que para cada evento se ha estimado y expresado en años.
Todo, mediante la expresión:

FR= (% Área amenazada y afectada x %Siniestralidad del evento) / Período anual del
evento.

FR = ((AE/AH) x SE)/TA.

Luego, para un tramo de colector específico, valorado en $1.200.000 cada metro lineal, el
Factor de Riesgo Probable se multiplica por ese valor y por la longitud del colector que está
expuesto a la amenaza considerada entre el conjunto de amenazas que están superpuestas,
expresada esa longitud también en metros.

Finalmente se deben sumar las respectivas cuantías anuales, para obtener el valor total que
representa las contrapartidas de la prima técnica del seguro, evento por evento.

Para el caso, estos son los valores a sumar, dado que son cuatro los eventos que pueden
amenazar el sistema:

FR anual= (0.05x0.4)/4 + (0.05x0.8)/4 + (0.9x1.0)/15 + (0.5x0.3)/ 30= 0.08

El inverso de este Factor, 12,5, es el número de años en el cual se salva el valor del bien, o

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en los que hipotéticamente se destruye.

Como hemos hablado de 70 m de conducción expuesta, la Prima Técnica Anual, PTA, o


aporte económico neto por año y que no cubre el AIU, valor que se deberá destinar para el
cubrimiento del riesgo del colector a las amenazas consideradas, es el resultado de
multiplicar el FR anual por el valor del bien expuesto; Esto es:

PTA = FR anual x Valor del bien x longitud expuesta

PTA = 0.08 x $1.2 millones/m x 60m = $5760 anuales.

Y el riesgo de cúmulo es la suma de los riesgos de todos los elementos amenazados del
sistema, cada uno de ellos con un riesgo específico diferente según los diferentes grados de
exposición, y características de las amenazas.

A modo de ejemplos, los escenarios que son morfológicamente potenciales, para la


ocurrencia de flujos de lodo, socavación o avenidas torrenciales, se pueden obtener de una
sectorización o zonificación de las laderas.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Al estudiar la susceptibilidad a los deslizamientos en los escenarios periurbanos de Manizales,


se hace evidente la diferencia de los niveles de vulnerabilidad existentes en las laderas,
resultando superiores los del Norte con relación a los Sur. Aún más, los niveles de
vulnerabilidad en ambos escenarios son superiores en el entorno de la Falla Manizales –
Aranzazu, y al occidente de la misma. Además hacia el occidente, entre La Linda y Tejares,
las geoformas muestran basculamiento tectónico de bloques, advirtiendo cual es el ambiente
geológico del área de influencia del escarpe de Chipre.

Al examinar el perfil de las dos vaguadas de la ciudad, es notable el mejor comportamiento


estructural de las unidades litológicas por debajo de la línea saliente de las laderas de la
Olivares y el Chinchiná, habida cuenta de que en la parte superior y por encima de esta línea,
donde es mayor la ocupación del territorio, dominan los depósitos constituidos por Cenizas
Volcánicas, suelos residuales asociados a la Formación Casabianca y llenos antrópicos. Su
mayor nivel de erodabilidad, el de estos materiales de cobertura, se expresa a través del
fuerte entallamiento del drenaje, a pesar de las menores pendientes y bajos caudales en
dicho escenario. Por debajo de las salientes de las laderas (Fig. 4), los lugares más bajos de
las vaguadas, se han construido obras como el Canal de la CHEC, una estructura de exitoso
desempeño por más de 70 años.

Las laderas son las cuestas naturales de las montañas. Entonces, debe añadirse que en las
zonas ubicadas sobre las salientes de las laderas que no han colapsado, los depósitos de
suelos siempre asociados a cenizas volcánicas son más potentes. Cuando estos se

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desestabilizan dominan los movimientos rotacionales. En las partes inferiores y por debajo de
las salientes, los suelos, de origen volcánico si aún se mantienen, tienen menores espesores
y suelen saturarse con mayor rapidez. Si se desestabilizan, los movimientos característicos
suelen ser deslizamientos traslacionales; pero donde estos no aparecen y afloran los
conglomerados, los movimientos típicos suelen ser caída de bloques.

Las zonas más propensas a las aceleraciones sísmicas, aunque con mayor capacidad de
asimilación de aguas lluvias son las primeras, a causa de los mayores espesores de suelos;
contrariamente, las zonas más propensas a los deslizamientos son las de fuerte pendiente, en
especial cuando la ladera facilita la saturación de los suelos de cobertura al avanzar el
invierno y presentarse una lluvia que haga las veces de factor detonante.

Desde el punto de vista antrópico, sobresalen escenarios que requieren medidas de


planificación a largo plazo pero de extrema urgencia: es el caso de la vía sobre la antigua
banca del ferrocarril, cuya ocupación entre el Puente de Villamaría y la Falla Manizales –
Aranzazu, resulta intensa y ha empezado a extenderse a la propia vaguada del Río Chinchiná,
un escenario en el cual los caudales máximos para un periodo de retorno de 100 años
empiezan a superar los 100 m3/s. Igualmente, el de los barrios periféricos ubicados en las
laderas Norte y Sur vecinas a la zona reticulada característica del centro de la ciudad, lugares
donde se concentra la historia de deslizamientos con daños a la vida y a la propiedad, así
como las obras de estabilización de laderas adelantadas desde el año de 1974 por la
Corporación Autónoma de Caldas, antes CRAMSA y hoy CORPOCALDAS.

Desde el punto de vista estructural, es evidente que los factores de migración del campo a la
ciudad y de empobrecimiento de la población, se traducen en presiones sobre el medio
ambiente periurbano. Pero también, las prácticas urbanísticas no planificadas, que
desconocen fundamentos y características geotécnicas o condicionantes geológicas del
territorio, se traducen en conflictos que incrementan la presión sobre las laderas de la ciudad
y el mayor riesgo para la población pobre que es la más vulnerable (Ver Fig. 9).

Antes que dejar los usos y manejos del suelo a las fuerzas del mercado, debe fortalecerse la
presencia del Estado: sin su injerencia, en el nuevo modelo económico las empresas se
apropian de los beneficios y se desentienden de los costos asociados a la explotación del
suelo urbano, y cuando costos y beneficios se separan, es la sociedad la que asume los
primeros, ya por la vía de las corporaciones regionales, secretarías de obras y oficinas de
atención de desastres, ya por la del deterioro de la calidad de vida de la población, y en
especial la de los sectores más pobres que son los que no pueden acceder a los mejores
predios.

Referencia: Geomecánica de las Laderas de Manizales; Gonzalo Duque Escobar &


Eugenio Duque Escobar. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. Manizales,
Agosto 13 de 2009. Los autores de este trabajo, y la geóloga Cristina Murillo López quien
colaboró en el parte del mapeo de la “Distribución espacial de los deslizamientos”, en 2009,
son Profesores de la Universidad Nacional de Colombia sede Manizales.
***

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10.5- LECTURAS COMPLEMENTARIAS

10.5.1- Irma arrasa las Antillas Menores

Irma, el huracán que se formó el 30 de agosto de 2017 cerca de las islas de Cabo Verde a
partir de una onda tropical, rápidamente se intensificó convirtiéndose en un poderoso
huracán, hasta alcanzar categoría 5 en su recorrido de Este a Oeste transitando por el
Caribe; luego al salir de Cuba, pasa a categoría 4 para ir perdiendo potencia en su ruta desde
La Florida hasta Georgia. El fenómeno ciclónico calificado como la tempestad más poderosa
registrada sobre mar abierto en el Atlántico, con su anchura de 640 kilómetros deja gran
destrucción a su paso por las Antillas Menores y lugares señalados, al arrasar edificios,
arrancar árboles, causar inundaciones y dañar infraestructura, provocando además
evacuaciones masivas y cobrando vidas

Imagen 10.21: Ruta de IRMA, según NHC NOAA.

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Se escribe esta columna, cuando uno de los huracanes más fuertes y duraderos registrados
en el Atlántico, denominado Irma, ha llevado muerte y destrucción al Caribe para continuar
sobre la zona costera desde La Florida hasta Georgia, donde se debió declarar el estado de
emergencia desde mediados de la pasada semana. Inicialmente, con sus vientos de más de
297 kilómetros por hora, dicha tormenta que logra alcanzar categoría 5, tras la devastación
que provoca a su paso por Barbuda y San Martín, al surcar por el norte de República
Dominicana dejando atrás a Puerto Rico, disminuye levemente su intensidad hasta
convertirse en categoría 4, para continuar sobre la ruta prevista afectando a Haití y Cuba que
quedaron al sur de la trayectoria directa del huracán.

Harvey, Irma y José además de otras tormentas en formación, confirman el pronóstico que
meses atrás hacía el Centro de Predicción Climática adscrito a la Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, cuando anticipaba la posibilidad de que la
temporada prevista para el segundo semestre de 2017, con un estimativo de dos a cinco
huracanes fuertes en el Atlántico podría ser la más intensa desde 2010. La llegada de Irma al
sur de Florida ha provocado evacuaciones masivas de miles de residentes de zonas costeras
o en la probable ruta del ojo del huracán, generando inmensas colas en las autopistas que
van al norte: el pasado viernes, luego de que el pronóstico del Centro Nacional de Huracanes
indicara que era más probable que el fenómeno tocara tierra en el sur del estado, se dio la
mayor evacuación conocida desde los cayos y ciudades peninsulares.

La escala Saffir-Simpson, que califica el poder destructivo de un huracán valorándolo de 1 al


5, asigna categoría 1 al evento ciclónico cuyos vientos alcanzan velocidades entre 119 y 153
kilómetros por hora y olas que pueden llegar a 1,5 metros de altura; y grado 5 a una
tormenta en la cual ya los vientos sostenidos superan 250 kilómetros por hora y las olas
pueden superar los 6 metros. Dado que la intensidad de los ciclones varía con el cuadrado de
la velocidad de sus vientos, se puede inferir el daño que puede ocurrir cuando el fenómeno
natural toque tierra: mientras que en categoría 1 pueden darse inundaciones en zonas
costeras y daños menores, en categoría 5 colapsan techos de viviendas, al tiempo que
escombros y objetos derruidos son arrastrados por vientos severos.

555
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En la mitología griega, la deidad asociada a estos fenómenos es Tifón hijo de Gea, quien
intentó destruir a Zeus por haber derrotado a los Titanes; un monstruo que además de
erupcionar lava, con el batir de sus enormes alas crea huracanes y terremotos. De ahí que al
hablar de vientos extremadamente fuertes, consecuencia del giro del aire alrededor de una
región de baja presión, se aluda de igual manera a tifones y huracanes según estemos en
regiones del Pacífico o del Atlántico, para luego asignarles una denominación específica
según las diferentes regiones del planeta, dándoles nombres de personas y siguiendo en
todos los casos criterios unificados para evitar confusiones: esto a diferencia de lo que
ocurría antes, cuando el fenómeno atmosférico ciclónico lo bautizaba quien lo descubría.

Al recordar que también huracanes de categoría 5 -como Camille que llegó a tierra en
Mississippi con vientos sostenidos de 305 kilómetros por hora en agosto de 1969, Andrew
reconocido como uno de los ciclones tropicales más destructivos del siglo XX sucedido en
agosto de 1992, o Katrina en 2005 con un saldo de 1.833 víctimas mortales en Nueva
Orleans-, pese a las medidas de prevención siempre llevan sus consecuencias fatales a países
que se han preparado, también debemos tomar previsiones en Colombia: así como Irma se
constituye en el primer huracán que azota las Antillas Menores con esa intensidad, en San
Andrés y Providencia por ser nuestro escenario más expuesto deberemos ser conscientes, de
que frente a esta amenaza climática ahora exacerbada por el calentamiento global, se debe
trabajar en la prevención anticipada dado el alcance espacial y ruta incierta que presentan
dichas tormentas, como generadoras de lluvias copiosas, marejadas y vendavales, asociados
a sus extensos brazos que también traen inundaciones, riadas y deslizamientos, como
eventos secundarios.

* {Ref. La Patria. Manizales, 2017/09/11}

***

10.5.2- Perfil ambiental de Manizales y su territorio.

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A continuación, una perspectiva ambiental en su contexto regional para Manizales, una


ciudad intermedia emplazada sobre abanicos aluviales de la cuenca del río Chinchiná,
epicentro de un territorio pluriétnico y biodiverso sobre el cual establece sus relaciones
económicas y políticas.

A1- Medio ecosistémico natural.

Imagen 20.22: Relieve y Cuencas, y Precipitación, Temperatura, Evapotranspiración y Brillo


solar en Caldas. Fuente: https://godues.wordpress.com/2013/03/31/

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Gracias a las dos cordilleras, nuestro clima es bimodal: cada año, dos temporadas invernales
que inician con los equinoccios, cierran con dos veraniegas cuando llegan los solsticios.

Nuestro ecosistema biodiverso asociado al frágil medio tropical andino, se desarrolla en un


medio montañoso de suelos jóvenes de origen volcánico, en un ambiente tectónico activo.

El complejo Ruiz-Tolima, las fallas de los sistema Romeral, Palestina y Cauca-Patía, el Cañón
del Cauca, el Valle del Magdalena, los ecosistemas de páramo y bosques alto-andinos vecinos
a la Mesa de Herveo, y al Tatamá y Caramanta.

De las siete zonas agropecuarias de mayor productividad del país, cuatro benefician a la
región: la zona cafetera, la alta Cordillera Central, el valle del Cauca y el valle del Magdalena.

En el inventario minero, de 210 explotaciones y yacimientos que posee el Gran Caldas, 120
pertenecen a Caldas y 60 al Quindío. Sobresalen: por el oro el alto Occidente; por el
manganeso el Bajo Occidente; y por calizas, mármoles, uranio y un gran potencial hídrico,
todo el Oriente Caldense.

A2- El medio transformado.

Imagen 10.23: Indígenas del Viejo Caldas. Luis Duque Gómez. Imagen
en: https://godues.wordpress.com/2013/03/31

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El proceso de ocupación y de transformación del medio natural, comienza con la presencia de


comunidades amerindias organizadas en cacicazgos, distribuidos por toda la región: entre
estas tenemos Irras, Cartamas, Pícaras, Ansermas, Concuyes, Pozos, Paucuras, Carrapas ,
Quimbayas, Palenques, Amaníes, Marquetones y Pantágoras.

Luego, tras la conquista, se establecen nuevos asentamientos como Anserma, Supía,


Marmato, Cartago, Arma, Vitoria, Mariquita y Honda, en los que la minería, como la principal
actividad de la Colonia, se da mediante la esclavitud. Ya en el siglo XIX cambia ese modo de
producción por el del colono independiente y obreros asalariados.

Similarmente, si en las Provincia del Cauca y Cundinamarca desde la colonia hasta el siglo
XIX primaron las haciendas de régimen feudal, tras la colonización antioqueña ocurrida a lo
largo del siglo XIX y la consecuente ocupación de grandes baldíos y tierras de Concesiones
del territorio, se da la construcción del Paisaje Cultural Cafetero, soportada en una economía
cuyo modo de producción es capitalista, cambio que se debe a la presencia del colono quien
reza: “la tierra para quien la trabaje”.

Posteriormente, a esta transformación rural le sucede la urbana caracterizada por un modelo


de poblamiento bien distribuido que se explica por la estructura minifundista de la propiedad
gracias al café y al proceso colonizador, el que se empieza a invertirse a partir de 1970 tras la
irrupción de la Revolución Verde.

B1- Uso; transformación, flujo y disposición final de recursos.

Imagen 10.24: Manizales en 1916. Escuela de Arquitectura U.N.

559
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La ecorregión cafetera es un jardín biodiverso mal utilizado que alberga el 7% de las especies
de plantas y animales (Instituto von Humboldt, 1997), un patrimonio biótico hoy amenazado
por procesos antrópicos como deforestación, potrerización, uso de agroquímicos y desarrollos
urbanos.

Antes dominada por bosques, la ecorregión ahora sólo conserva una fracción de su cobertura
original, porque muchos paisajes son cafetales, plataneras, potreros, plantaciones forestales
y algunos cañaduzales. Según las coberturas en 2002, de un uso potencial del suelo para
usos forestales del 54% del territorio, los bosques solo llegaban al 19%; y en ganadería,
mientras el potencial de la ecorregión es sólo del 4%, la cobertura llegaba al 49%; además
en los usos agrícolas y agroforestales, de un potencial del 21% y 20% en su orden, la
cobertura en el uso agrícola subía al 30% y la agroforestería no se implementaba.

La ciudad, toma materia y energía del entorno y tiene sus propias “excretas”: Manizales
genera 300 toneladas diarias de basura, y vierte 20 toneladas de carga contaminante en las
aguas servidas de áreas no industriales, a sus tres distritos sanitarios (Olivares, Chinchiná y
La Francia), a los que se suman cerca de 17 toneladas adicionales de las aguas de origen
industrial que afectan cuerpos de agua, como la Quebrada Manizales donde se establece el
principal sector industrial.

B2- Las Zonas y sus Funciones en los medios rulares y urbanos (I-R-C-S)

La Zona Industrial, que vale por su posición con respecto a los medios de transporte, por no
ocupar el sector vecino al río Cauca en el occidente donde están los modos troncales
(Aeropuerto del Café, Troncal de Occidente y Tren de Occidente), está mal localizada si se
trata de persistir con industrias convencionales; y por quedar en la Q. Manizales presenta
severos conflictos ambientales, ya por amenazas mitigables asociadas al uso conflictivo del
suelo en su cuenca, ya por la afectación al ecosistema con sus vertimientos.

La Zona Residencial, que debe estimarse por su valor estético y paisajístico, muestra que las
urbanizaciones más costosas de la ciudad ocupan el paisaje contaminado de su zona
industrial, afectada por vertimientos industriales. Igualmente, falta desarrollar ciudadelas
autosuficientes en sectores populares como la Enea, La Sultana y Bosques del Norte, bien

560
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dotadas de infraestructura social y productiva, en lugar de expandir el hábitat favoreciendo


los apetitos de los urbanizadores e inviabilizando el sistema de transporte masivo, con severo
perjuicio para los sectores populares.

La Zona Comercial, cuya importancia radica en que alberga el Centro Histórico en el que se
soporta el carácter de nuestra ciudad y los edificios institucionales, se ha venido degradando
más por la irrupción del automóvil que por la informalidad. Allí los moradores de los viejos
inmuebles, no cuentan con garantías para mantener el valioso patrimonio arquitectónico e
histórico.

La Zona de Servicios, que suele valer por su nivel de equipamiento, debe incrementar el
potencial de generación de riqueza de la ciudad asociado al sector de los servicios: en ella,
más que por el número de camas, el sistema de salud o el hotelero se deben valorar por los
servicios que ofrecen para los habitantes locales; y las Universidades que deben valer por sus
programas de PhD, laboratorios y producción científica, se han venido valorando como
centros de docencia por el número de estudiantes que llegan a la ciudad, y no como centros
de investigación y desarrollo.

C1- Conflictos y contradicciones (Sociales, Ambientales, Económicos e


Institucionales)

Dada la crisis socioeconómica que se expresa en pobreza, desempleo e informalidad: 1. Se


debe ubicar a las personas en el centro del desarrollo, priorizando la formación de capital
social sobre el crecimiento económico. 2. Se deben implementar políticas de ciencia y
tecnología imbricadas con la cultura, para resolver la brecha de productividad que sume en la
pobreza los medios rurales. 3. Se debe consolidar la Ciudad Región del Eje Cafetero,
conurbar el territorio y fortalecer el transporte rural como catalizador de la reducción de la
pobreza. 4. Se debe desarrollar un nuevo modelo urbano más verde y más humano,
priorizando la conformación de ciudadelas autosuficientes, descentralizando la infraestructura
social y económica, densificando el medio urbano para desarrollar la movilidad soportada en
el transporte masivo y la peatonalización en lugar del carro.

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Imagen 20.25: Dinámicas en el territorio de Manizales. U. de Antioquia

Dada la amenaza del cambio climático y la falta de políticas públicas ambientales que
enfrenten la problemática de los riesgos en el medio rural y urbano: 1. Se deben ordenar las
cuencas, reforestar sus quebradas, implementar la cultura del agua, resolver los conflictos
entre uso y aptitud del suelo y replantear el modelo agroindustrial cafetero desde la
perspectiva ecológica, además de prevenir la especulación del suelo urbano que trafica con la
plusvalía urbana y el uso del suelo.

C2- Gestión ambiental

Entre los temas socio-ambientales emblemáticos para el departamento de Caldas y para su


capital Manizales, las propuestas verdes serían:

1-Una revolución educativa, con un modelo que desarrolle el talento humano, para lograr la
reconversión productiva rural y el desarrollo social.

2- Más bosques y ordenamiento de cuencas, para proteger la biodiversidad y mitigar el


impacto del calentamiento global.

3- El desarrollo de la identidad cultural en la ecorregión, soportado en su carácter triétnico,


en el marco del Paisaje Cultural Cafetero.

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4- Macroproyectos como el Ferrocarril Cafetero, el Puerto Multimodal de La Dorada, Aerocafé,


la Transversal Cafetera y el Tren de Occidente para articular al país por Caldas.

5- Un nuevo modelo urbano con “crecimiento hacia adentro“, que descentralice la


infraestructura social y económica, y conurbe el territorio.

6- Salvar el patrimonio material e inmaterial de Marmato y los ecosistemas de la zona de


amortiguamiento del PNN de los Nevados, amenazados por las dinámicas del mercado y
enclaves mineros.

Ref.: Aparte tomado de “Manizales: un diálogo con su territorio”. March 5, 2014.

10.5.3- La historia del Cerro Sancancio

Imagen 10.28: Cerro Sancancio. Imagen en www.galeon.com/smp-manizales

A continuación, la historia geológica e importancia de Sancancio, el cerro tutelar de


Manizales, donde entran en conflicto la actividad antrópica con el actual uso del suelo y las
funciones de sus laderas como áreas de protección, para soportar la propuesta de
recuperarlo dada su importancia como bien común, declarándolo Área de Interés Ambiental

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AIA. Este precioso cerro símbolo de la ciudad y contemporáneo del Ruiz- ubicado al pie del
río de Tacurumbí, hoy río Chinchiná-, es el resultado de una extrusión de magma de hace
unos dos millones de años; época en la cual el territorio sobre el cual aparece la zona urbana
de Manizales era un valle deprimido por el cual discurría el paleo-río Chinchiná, dado que el
relieve estaba a nivel de Villamaría y de Morrogacho.

Entre tanto el complejo volcánico que se conformaba, transformaba el relieve cordillerano,


donde la construcción de volcanes progresaba de sur a norte, primero con potentes y
sucesivos derrames de lava que en espesor acumularon cerca de un kilómetro, para luego
entrando el Pleistoceno pasar a un nuevo ciclo de cataclismos con destrucciones importantes,
hasta obtener su actual fisonomía: mientras las erupciones y procesos glaciares modificaban
el relieve, al derretirse los enormes hielos que en extensión superaban los mil kilómetros
cuadrados, los potentes flujos de lodo que descienden de la alta cordillera por ambos
costados de la cordillera, forman los grandes abanicos aluviales sobre los cuales se emplazan
hoy las capitales cafeteras, Ibagué y otras poblaciones vecinas, como Santa Rosa y
Mariquita. Para entonces, nuestro cerro tutelar fue testigo del gradual levantamiento del
costado occidental de la Manizales, donde la fuerza tectónica que levanta el paleo-valle del
Chinchiná formando el escarpe de La Francia, también es la misma que pudo exprimir el
magma del domo volcánico de Sancancio, lo que explica por qué este cerro de 2222 msnm,
en altura iguala a Villakempis y a Chipre.

Aún más, mientras el vulcanismo avanzaba y se conforma Cerro Bravo más al norte
ubicándose a 22 kilómetros de Sancancio, al presentar este volcán una actividad eruptiva de
mayor coeficiente explosivo y diez kilómetros más cercana que la del Ruiz, cubre las
empinadas laderas del cerro con sucesivas capas de cenizas volcánicas, materiales de
cobertura sobre los cuales se desarrollan los frágiles suelos que explican el carácter
aterciopelado a sus escarpada topografía, lugar donde florecerán los bosques andinos que
con sus raíces densas y profundas amarraron por siglos el suelo, gracias a un equilibrio que
se mantuvo hasta que la acción humana depredadora con la tala lo destruye.

Siendo esta la historia geológica del cerro tutelar de la ciudad, sólida estructura que no logró
convertirse en volcán porque no explotó cuando el magma en estado semisólido y caliente se

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exprimió a la superficie, bajemos el telón de los procesos geodinámicos que dan cuenta de la
construcción del relieve de la ciudad a partir del empuje tectónico compresivo que produce el
levantamiento de los depósitos aluvio-torrenciales del abanico del Chinchiná, según se
advierte en los flujos de lodo que afloran sobre los taludes de la Panamericana, La Francia y
Olivares, para ver ahora de la mano del Historiador Albeiro Valencia Llano, los procesos de
transformación antrópica que allí se han dado, aludiendo a los hechos fisiográficos del
contexto,

Se trata de los asentamientos humanos que conocemos a partir de las crónicas de la


conquista y de los relatos de la colonización: En primer lugar, a la llegada de los
colonizadores hacia 1540, es Hernán Rodríguez de Sosa quien a órdenes de Jorge Robledo,
entra a los dominios del cacique de Tacurumbí pisando y divisando el territorio de la capital
caldense, cacicazgo habitado por cerca de medio millar de indígenas Quimbayas según las
crónicas de Fray Pedro Simón, y a juzgar por los yacimientos arqueológicos encontrados en
Santa Inés y los relatos sobre la guaquería hecha en Sancancio. Y en segundo lugar, cuenta
el citado historiador caldense, que en 1837 el señor Fermín López se establece al pie del
cerro, hasta que toma la decisión de viajar hacia el sur del río Chinchiná buscando nuevas
tierras para colonizar, sucediéndole en el terreno hacia 1843 Joaquín Arango Restrepo, quien
le da nombre a Sancancio.

Con la colonización y sobre todo a partir de la fundación de Manizales empiezan las primeras
presiones antrópicas que aún continúa sobre el majestuoso cerro, sin importar que el lugar
que se mantuvo en forma durante los tres siglos que separan los tiempos del cacique y de la
fundación de Manizales, pese a una época de lluvias consecuencia de un período frio del
planeta ocurrido entre 1550 y 1850, durante el cual se dio una pequeña glaciación asociada a
una baja actividad solar, con lo cual los nevados del complejo Ruiz-Tolima alcanzaron casi
100 kilómetros cuadrados de extensión, superficie siete veces superior a la de 1985 y diez
veces mayor a la actual, dado que retroceso de los hielos que ahora se acompaña de
fenómenos climáticos extremos, consecuencia de un calentamiento global asociado al efecto
de invernadero causado por el uso de combustibles fósiles y la producción de metano, entre
otros gases con los cuales hemos desajustado la máquina atmosférica del planeta.

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Por lo tanto, para que no se repitan estas tragedias, invitamos a aprender la lección que nos
ha dejado nuestro cerro tutelar con los deslaves, donde no por causas divinas, sino por
acciones antrópicas como lo son el desequilibrio de la base ecológica como causa real de la
tragedia, y el régimen de lluvias modificado como factor contribuyente, para que no se repita
lo ocurrido sobre el sector de Aranjuez: lugar donde con la tala del cerro vecino, al perderse
las laderas de protección del barrio, las torrenciales lluvias que ha traído el cambio climático,
al encontrar la abrupta topografía desprovista de la espesura del bosque andino, no se
retuvieron, y entonces al convertirse en escorrentías desbordadas transformadas en
torrentes, logran erosionar el suelo desprovisto de raíces para producir los destructores
deslaves.

Finalmente, habida cuenta de lo que significan las laderas como estructuras de protección de
la ciudad, y por lo tanto lo que representa Sancancio para esta sociedad urgida de una
cultura ambiental que se podrá medir en lo que veamos en el cerro tutelar, toda vez que el
desastre de Aranjuez es la consecuencia de haber destruido el bosque natural, recuperemos
este símbolo natural del paisaje urbano más auténtico de la ciudad, si queremos hacer de
esta la ciudad un emblema de los poblados de laderas establecidos en los Andes más
septentrionales de América, razón por la cual proponemos su declaratoria como Área de
Interés Ambiental para Manizales, para proceder a su adquisición y recuperación con el
objeto de convertirlo en un bien público. * Especial para la Revista Eje 21. Manizales, 23-04-
2017.

10.5.4- Planeación preventiva y cultura de adaptación ambiental

RESUMEN: De la prevención al desastre la diferencia es de un orden y del desastre a su


recuperación, de otro orden: vale la premisa que invoca “más vale prevenir que curar”, para
orientar las políticas públicas del Estado Colombiano, de extremada urgencia y largo plazo,
necesarias en la adaptación que se corresponde con el gasto público, y sobre todo, para una
cultura de adaptación ambiental que responda a esta compleja crisis socioambiental de los
desastres hidrometeorológicos en Colombia.

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Imagen: 10.26: Manizales- Espacio Público. POT 2017.

En virtud de la inercia de un modelo asistencialista y socorrista en materia ambiental,


consecuencia de una planeación históricamente inspirada en la imprevisión y falta de
información para el soporte de los análisis del caso, y de la falta de una cultura ambiental
ciudadana, con las intensas lluvias de la primera fase lluviosa de 2011 volvemos a un ciclo de
desastres que no pareciera tener fin. En semejante situación, donde evidentemente, ni las
causas ni las consecuencias son sorpresa, dado que se trata de una serie de crónicas con
respaldo en la experiencia recién vivida y repetida por cada comunidad de damnificados,
entonces pregunto: por el carácter creciente y sostenido del Calentamiento Global y la
carencia de una cultura institucional y ciudadana para resolver la vulnerabilidad ambiental a
sus efectos ¿quién aseguraría este país contra desastres naturales causados por eventos
hidrometeorológicos y hasta dónde alcanzarían los ingresos de la Nación?

Finalizando el 2010, apreciábamos las aterradoras imágenes de pueblos desaparecidos bajo


el agua en Atlántico y Bolívar y escuchábamos descomunales cifras estimando en más de un

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millón los damnificados, lo que llevo al gobierno a declarar calamidad pública en 28


departamentos del país para atender las graves consecuencias del mayor invierno ocurrido en
30 años. Entonces, las voces y sugerencias no se hicieron esperar y los usuarios de las redes
sociales propusieron interesantes medidas, como reforestar cuencas e intervenir áreas de
interés ambiental, recuperar ciénagas, humedales y cuerpos de agua, implementar campañas
de educación ambiental, sensibilizar a la ciudadanía para su solidaridad con el planeta,
combatir la pobreza y la corrupción, no robar y orar, y mejorar las campañas de prevención y
solidaridad, entre otras.

Pero igualmente, en virtud de los pronósticos sobre la persistencia de La Niña para este
segundo trimestre de 2011, la cual llegaría hasta mediados de año, dado que nuestro clima
tropical andino presenta dos ciclos lluviosos que se exacerban cuando arrecia dicho
fenómeno climático causando torrenciales aguaceros, tormentas vendavales y chubascos;
eventos que a su vez, al encontrar cuencas deforestadas y poblados o barrios en condición
vulnerable, desencadenan inundaciones rápidas y lentas, procesos erosivos y movimientos en
masa como son los deslizamientos, flujos y avalanchas, cuyas consecuencias resultan trágicas
cuando no catastróficas, al dejar cientos de miles de damnificados e incuantificables pérdidas
de vidas humanas y bienes, tal cual lo empezamos a sufrir de nuevo en esta temporada de la
Semana Santa de 2011.

Para el efecto, si al examinar los costos ambientales, se tiene que de la prevención al


desastre la diferencia es de un orden y del desastre a su recuperación, de otro orden, vale la
premisa popular que invoca “más vale prevenir que curar” para orientar las políticas públicas
del estado Colombiano, de extremada urgencia y largo plazo, necesarias en la adaptación
que se corresponde con el gasto público, y sobre todo, para una cultura de adaptación
ambiental que responda a esta compleja crisis socioambiental de los desastres
hidrometeorológicos en Colombia, donde habrá que actuar identificando y separando
problemas causa y problemas consecuencia, para trazar estrategias y acciones más eficaces y
adecuadas, empezando por una planeación participativa y concertada de cara a los desastres.

Desde el OAM, Ed. Circular RAC 607. Abril 17 de 2011. http://oam.manizales.unal.edu.co


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10.5.5- Plusvalía, desarrollo urbano y mercado

RESUMEN: En Manizales se requiere un sistema moderno de cargas y beneficios que permita


un desarrollo citadino incluyente, como lo es la recuperación de la plusvalía urbana, ya
implementado en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Pereira. La Ley 9 de 1987 de
Reforma Urbana introduce el concepto de la Plusvalía Urbana desarrollado a profundidad en
Colombia por el Profesor Lauchlin Currie quien propone captar todas, o gran parte de las
ganancias derivadas de la valorización de la tierra urbana, al abrir espacios con mecanismos
de planificación y gestión del suelo. Posteriormente, la Constitución Política de 1991,
establece que “Las entidades públicas participarán en la plusvalía que genere su acción
urbanística y regularán la utilización del suelo y del espacio aéreo urbano en defensa del
interés común”; finalmente, la Ley 388 de 1997 define los alcances y procedimientos del
cobro de la contribución de la plusvalía urbana

Imagen 10.27: Estructura Ecológica Principal Urbana. POT de Manizales 2015.

La ciudad ha evolucionado: el poblado fundacional de 1849 nace como una aldea de tapia
pisada, apostada sobre una trama ortogonal; luego, avanza Manizales de forma serpenteante
a lado y lado de El Carretero sobre lo alto del ramal cordillerano, al tiempo que enriquece su

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arquitectura con formas eclécticas entre los años 20 y 30; posteriormente, se consolida como
una ciudad con forma de “cometa”, gracias al emplazamiento de barriadas residenciales en
tiempos de la naciente sociedad industrial; y hacia los 70, con el advenimiento de la
revolución verde cuando el país rural se urbaniza, la ciudad se fragmenta al surgir los guetos
que desestructuran el hábitat y se ocupan de forma conflictiva sus frágiles laderas;
finalmente ahora, en lugar de densificar el hábitat, por falta de previsiones, los desarrollos
urbanísticos van avanzando hacia la periferia, presionando la base ecosistémica que le da
soporte a la ciudad.

Entre los objetivos fundamentales del POT de Manizales, además de evaluar las condiciones
geológicas del entorno de los asentamientos y determinar las medidas para protegerlo, se
requiere implementar un sistema moderno de cargas y beneficios que permita un desarrollo
citadino incluyente, como lo es la recuperación de la plusvalía urbana por ser una propiedad
común que deber servir a la sociedad que la creó, optar por un modelo moderno de
estratificación urbana basado en información catastral actualizada y poner al día el catastro
de los predios rurales, en lugar de soportarse únicamente en la valorización por ser un
instrumento de bajo impacto social que sólo permite dotar sectores urbanos con capacidad
de pago, y que facilita la distorsión del mercado con la especulación del suelo.

Si se entiende que el beneficio deriva de la asignación de edificabilidad en los suelos y


normas que deciden la expansión urbana, y como carga la asignación de obligaciones
urbanísticas como el pago de parte de la plusvalía generada de dichas decisiones y no por la
cosa propia, otra pudiera ser la suerte de la ciudad, puesto que se podría implementar
proyectos que logren redistribuir la inversión en infraestructura social y productiva, y reubicar
asentamientos humanos vulnerables localizados en zonas de riesgo no mitigable, para no
repetir errores como los de San José y la Alta Suiza, o la presión sobre Monte León y la
reserva de Río Blanco resultado de procesos que han dinamizado un modelo de ocupación
conflictivo del territorio y viciado los necesarios proyectos de renovación urbana, o la
degradación del hábitat consecuencia de un sistema pre-moderno e insuficiente de cargas y
beneficios, como lo es la valorización que no permite avanzar en la solución al déficit de
equipamientos colectivos y espacios públicos.

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También el municipio puede actualizar el catastro para fortalecer el impuesto predial y


examinar las cuantías que por Ley pueden variar entre el 1 y el 16 por mil, llevando los
valores del avalúo catastral a montos más acordes con la realidad socioeconómica de los
pobladores para no depender de una estratificación soportada en la ubicación espacial de los
moradores, pudiendo así captar recursos que demanda el POT, y en el caso de las áreas
rurales actualizar el catastro para emprender inversiones que reduzcan el índice de NBI de 28
mil manizaleños, cuyo valor supera más de tres veces el de la población urbana estimado en
0,9.

Sabemos que Manizales, a pesar de contar con un 6% de déficit de vivienda y una cobertura
superior al 99% en servicios públicos, requiere desarrollo institucional e instrumentos
modernos para la gestión de la plusvalía y del suelo urbano, ya que además de lo señalado,
requiere: 1- avanzar con un nuevo modelo urbano más verde y más humano que dinamice
el hábitat en las barriadas populares, en lugar de la jungla de concreto que se promueven
actuando para el mercado inmobiliario; 2- además de recuperar el centro histórico, resolver
un déficit del 30% en espacio público, al contar con menos de 10 metros cuadrados por
habitante contra 15 como mínimo según indicadores internacionales; y 3 fortalecer el
transporte verde propendiendo por la movilidad autónoma y de medios colectivos, ya que el
uso de la motocicleta y del automóvil aumenta anualmente 11%, mientras el crecimiento
demográfico anual en la ciudad solo alcanza el 0,4%.[Ref.: La Patria. Manizales, 2016.09.25]

10.5.6- El Río Grande, su ecosistema y la hidrovía

RESUMEN: Se llama la atención sobre la recuperación del Magdalena y el respeto a los


derechos bioculturales del río, declarado sujeto de derechos. Igualmente, sobre la amenaza
de jarillones y otros factores que al dañar caños secan los humedales. También sobre la
importancia de extender la hidrovía a Purnio para que a los 3 millones de ton que mueve el
río en Barranca, incluidas 2 de hidrocarburos; se sumen 6 millones que movilizaría el Puerto
Multimodal de la Dorada, con lo cual el PIB de Caldas crecería 1,2% del PIB nacional, o se
duplicaría si se incluyen ocho plantas minero-energéticas propuestas en el Plan Minero de
Caldas 2010-2016 por Gabriel Poveda Ramos. Ver: Eje Cafetero minero-energético.

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Imagen 10.28: Gran Cuenca del Magdalena-Cauca (ars-els-cdn.com y


st4.depositphotos.com), e hidrovía del Magdalena (especiales.semana.com)

Bienvenida la declaratoria del Río Magdalena como sujeto de derechos (24-10-2019), en


beneficio de sus comunidades de pescadores artesanales y frágiles ecosistemas:
deforestación, contaminación agropecuaria o minera con mercurio, y vertimientos urbanos al
igual que el daño al río por la ganadería extensiva no paran; similarmente obras de
infraestructura y jarillones que arrasando caños y ciénagas fundamentales, alteran el ciclo de
crecimiento de los peces y la oxigenación y depuración del río. En su cuenca que alberga el
48% de los cuerpos lénticos del país anfibio (ciénagas, lagunas y embalses), la vida espiritual
y material para las comunidades ancestrales del “Río Grande” o Yuma, ha dependido del
territorio, y los soportes esenciales para preservar su cultura son: la tierra por ser el espacio
de donde manan los bienes que sostienen la vida: agua, semillas, plantas, y el propio río que
asimilado a un gran “árbol” tendido, tiene por raíces fuentes abastecedoras y por follaje
humedales que alimentan la subienda.

Es hora de poner fin a la contaminación desde los afluentes hasta el propio valle porque
deteriora la salud y la vida; de recuperar la economía de aldeas de pescadores en declive, y
de salvar especies nativas como el caimán, los manatíes y otras de peces cada vez más
escasas, todas ellas afectadas tanto por el impacto de embalses que han alterado el ciclo

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natural de inundaciones y la conectividad biológica, como por el daño a humedales para dar
paso a actividades agroindustriales y a la hidrovía. Con una longitud de 1.600 km entre el
Páramo de las Papas en el Macizo Colombiano y Bocas de Ceniza en el Caribe -de los cuales
900 al Norte de Caracolí y 400 al Sur de Arrancaplumas, son navegables-, transita el río para
bañar en su recorrido 125 municipios en tres zonas diferenciadas de su cuenca, ubicadas
aguas arriba y aguas abajo de Honda y de El Banco.

En la cuenca alta, Betania y El Quimbo con sus mega-embalses, al cambiar la vocación del
territorio han dejado al Magdalena en una especie de abandono: poblaciones como Neiva,
Purificación, Girardot, Ambalema y Honda como puertos o pueblos de pescadores están en
decadencia. Ya en la cuenca medía, no sólo el trasporte fluvial toma fuerza aguas abajo de
La Dorada, sino que poblados enteros aún dependen de la subienda en proceso de deterioro,
dada erosión y sedimentación de las subcuencas deforestadas, y los procesos de desecación
de complejos de humedales afectados por falta de irrigación y conectividad biológica.
Entrando a la cuenca baja donde aparece la Depresión Momposina, esa gran planicie
inundable que cumple una función reguladora fundamental, el río se bifurca para recibir por
El Brazo de La Loba a su principal afluente, el Cauca con la carga contaminante de 180
municipios; y al transitar desde El Banco, por Plato, Magangué, Mompós y Calamar, hasta
Barranquilla, pese a la grave problemática por falta de drenaje y sedimentos, aún se hace
evidente la riqueza ictiológica y ecosistémica del valle aluvial.

Pero ahora que se proyecta implementar un canal para la navegación a gran escala, los
dragados sistemáticos y operación de barcazas deben respetar los derechos bioculturales del
territorio: no se deben comprometer áreas ribereñas, ni calidad del agua, ni la pesca, porque
la declaratoria exige además de reforestar cuencas, recuperar áreas bióticas deterioradas
para preservar la diversidad ictiológica, de anfibios, batracios y demás especies nativas,
recuperando la conectividad longitudinal y lateral afectada por jarillones y obras que secan
caños y humedales que son soporte de los ecosistemas y la producción pesquera. En este
punto debo hacer un llamado al Gobierno Nacional sobre la concesión que se pretende
restringida al rentable tramo Barranca-Barranquilla, olvidando el nodo logístico Honda–
Salgar-La Dorada, lo que perjudica el interés nacional al dejar por fuera el segmento sur
estratégico de la hidrovía, fundamental para el sistema intermodal de carga del país, ya que

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Purnio como punto cero de la navegación es alcanzable con un canal de 40 m a bajo costo,
por ser un sitio no inundable que integraría carretera, ferrocarril e hidrovía con beneficio para
Cundinamarca, Tolima, el Eje Cafetero y Huila, una región con un potencial de carga de seis
millones de toneladas. [Ref.: La Patria. Manizales 2019-12-01]

10.5.7- Un país con grandes retos ambientales

Imagen 10.30: Colombia – Ecosistemas amenazados (IAvH) y Vulnerabilidad al cambio


climático (WFP)

RESUMEN: Los problemas ambientales en Colombia, generan un gran impacto severo no sólo
sobre su diversidad biológica y el patrimonio hídrico, sino también para la población y la
economía del país. Aún más, en sus diferentes regiones y en especial en la Andina y la Caribe

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que son las más pobladas, dada la deforestación y los usos conflictivos del suelo, con la
amenaza asociada al cambio climático, habrá que tomar previsiones y medidas locales y
sectoriales de adaptación ambiental, acordes con los planes y estrategias institucionales del
orden nacional ya formulados por el gobierno.

En Colombia, el segundo país latinoamericano en abundancia de agua y el segundo más


biodiverso del mundo, sabiendo que solo tratamos el 11% del agua utilizada y que hemos
deteriorado 27 tipos de ecosistemas de 85 identificados, caben dos preguntas: dadas las
problemáticas relacionadas con minería ilegal, deforestación, pérdida de ecosistemas y
contaminación de ríos y suelos, ¿cómo enfrentar los conflictos socioambientales?; y, para no
dejarle a las siguientes generaciones, montañas deforestadas y erosionadas, y ríos
contaminados y sedimentados, en un patrimonio natural cuya degradación se traduciría en
desastres, ¿qué hacer para reducir pasivos ambientales?

Como referente, un par de imágenes para ilustrar el problema colombiano: la primera, en el


escenario urbano de la capital del país con siete millones de habitantes, que depositan a
diario 6.400 toneladas de basura al relleno sanitario y que han convertido el río Bogotá en
una alcantarilla, por la desbordada ocupación conflictiva del territorio en los fértiles suelos de
la sabana, que en beneficio del mercado presiona la estructura ecológica secando humedales
y arrasando reservas forestales; y la segunda para el medio rural en el Cauca, uno de los
departamentos más azotados por la violencia que vive el país, por la implantación de un
modelo de explotación agresiva de recursos mineros desconociendo derechos ancestrales y
prácticas tradicionales del territorio, y la imposición de semillas transgénicas en detrimento
de las nativas, que al entrar en conflicto con la dignidad y supervivencia de comunidades
indígenas y afrodescendientes, estimulan los cultivos ilegales y dinamizan el problema.

Pero a la compleja problemática ambiental de Colombia, se suma ahora otro desafío: la


amenaza del cambio climático, uno de los problemas más importante de nuestros tiempos
relacionado con un modelo de desarrollo energívoro y consumista, que presiona e
instrumentaliza la naturaleza a costa de los servicios ambientales y de la biodiversidad, y
cuyo desafío supera las diferencias culturales y económicas de las regiones del país, a tal

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punto que el MADS y las demás instituciones afines han debido formular planes y estrategias
integrales que enfrenten dicho problema, cuya responsabilidad es de todos.

Habrá que acelerar la transición hacia fuentes de energía más limpias y a bajo costo,
reconvertir los sistemas de producción incorporando tecnologías amigables con el medio
ambiente, y proceder a una gestión eficiente en el uso y manejo de suelos de cultivo y de
aguas superficiales y subterráneas, que le ponga límites al mercado e involucre la cultura del
saneamiento. Proteger los ecosistemas como bienes comunes de interés general, por ser
soporte de la regulación hídrica comprometida por la deforestación y de la calidad del agua
afectada por sedimentos y vertimientos, garantizaría un ambiente sano si dicha gestión,
además de blindarse en políticas públicas, en el fortalecimiento institucional y en el
cumplimiento de la ley, incorpora educación, investigación e incentivos.

En el caso de Manizales, la preocupación debe pasar por nuestras reservas forestales en las
cuencas abastecedoras, amenazadas por megaproyectos mineros y urbanísticos que violan
sus derechos bioculturales, al poner en riesgo los servicios ambientales y las especies que
albergan; y en el de Caldas, por el alto nivel de deforestación fruto de un uso conflictivo del
suelo en su escarpado territorio, donde al 2010 las coberturas en pastos y rastrojos del 40%
contrastan con un precario 22% en bosques. Añádase, que los río Chinchiná, Otún y Quindío,
entran en el top 10 de los más contaminados de Colombia, dados los vertimientos
industriales y domésticos, y la huella hídrica gris de las zonas de producción ganadera,
agrícola y minera.

Que sea esta la oportunidad para mencionar un proyecto fundamental e histórico para la
historia ambiental de Manizales: la PTAR que se proyecta en los Cámbulos para tratar las
aguas servidas del Sur de la ciudad, ladera que recibe 2/3 de la carga contaminante urbana
estimada en cerca de 30 toneladas diarias, distribuidas así: 20 de origen residencial vertidas
por igual a las cuencas Olivares y Chinchiná, y 10 más provenientes de la zona industrial.
¿Será conveniente unificar tratamiento de aguas en la misma PTAR incorporando el riesgo de
socializar costos a través de tarifas compartidas entre ciudadanos dispuestos a recuperar el
río, e industriales que podrían tratar aparte sus propios vertimientos?

[Ref.: La Patria. Manizales, 2019.10.21]

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10.5.8- el agua en Colombia: glosas

A continuación una mirada general al agua en Colombia, un patrimonio que le aporta el 10%
al PIB, amenazado por la deforestación, la minería, la contaminación por vertimientos y la
presión sobre los ecosistemas estratégicos, y cuya problemática acentuada con el cambio
climático obliga a tomar previsiones integrales de extremada urgencia y largo plazo, dado
que pese a su abundancia en el país, según el IDEAM de 1.122 municipios, 521 consumen
agua sin tratamiento alguno, en el 70% de ellos con riesgo para la salud y en el 21%
sanitariamente inviable.

Imagen 10.31: El agua en Colombia - Cuencas hidrográficas, Demanda de agua y


Permeabilidad del suelo. F Salazar H 2007; GIRH2010 , IDEAM 2002.

E1- El panorama del agua en Colombia no es alentador: mientras la demanda hídrica


continúa expandiéndose, la oferta se afecta por factores como la deforestación, la
degradación de los ecosistemas y la contaminación antrópica.

La crisis del agua que se expresa en descontrol hídrico y pluviométrico, y en sequías y


desabastecimiento, obliga al desarrollo de políticas públicas ambientales que le apunten a un
modelo urbano más humano y más verde, implementando una planificación con un enfoque
biocéntrico y previsivo, donde se desarrollen instrumentos que permitan no sólo enfrentar la

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problemática socio-ambiental del riesgo asociado al cambio climático, sino también


garantizarle a los colombianos el derecho al vital líquido, lo que implica el acceso al agua
potable y a instalaciones sanitarias adecuadas.

Habrá que proceder con una ocupación del territorio más responsable, soportada en
estrategias participativas e incluyentes orientadas a la apropiación social de los procesos
socioambientales, mediante una normativa para un ordenamiento territorial que contemple
además de la adaptación al cambio climático y la función social y ecológica del suelo, el
aprovechamiento responsable de los activos de la Estructura Ecológica Principal de cada
territorio.

En relación con la ley ambiental, requiere el país una reorientación socio-ambiental que le
reconozca el verdadero carácter patrimonial al agua, al suelo y a la biodiversidad, en lugar de
considerarlos un recurso y como tal un objeto de mercado, y que reconozca los derechos
bioculturales de los territorios.

E2- Dado que la Constitución Política colombiana ha omitido enunciar el derecho al agua
como derecho individual, y que la normativa está profundamente fragmentada, antes que
preocuparnos por la escasez, deberá centrase el problema en la disponibilidad, acceso y buen
uso del agua, y en la integridad de las zonas de interés ambiental y en los derechos
bioculturales de los territorios. Además, habrá que enfrentar el flagelo de la contaminación
hídrica, que en Colombia está concentrada en cerca de 100 municipios, entre los cuales
sobresalen Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Villavicencio, Manizales y
Bucaramanga (ENA 1018).

Para el desarrollo del campo colombiano, además de implementar medidas estructurales que
permitan corregir la enorme inequidad que expresa el índice de concentración de la
propiedad de la tierra y el agua, el Nuevo Ordenamiento Territorial, deberá implementar
políticas de ciencia y tecnología imbricadas con la cultura, para resolver la brecha de
productividad que sume en la pobreza a los medios rurales.

Para corregir el uso conflictivo del suelo, y en particular para resolver la enorme problemática
de la deforestación y potrerización, el sector agropecuario deberá implantar la agroforestería
y emplear las prácticas silvopastoriles; de lo contrario, además de hacer inviable el territorio,

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en uno o dos siglos como máximo, con criterios desarrollistas centrados en el crecimiento y
por lo tanto en el consumo, en virtud de las falencias de un Estado débil y de una sociedad
indolente y no previsiva, además de comprometer el futuro de nuestros hijos habremos
agotado la biodiversidad del país.

E3- Cada 22 de marzo se celebra “el día mundial del agua” centrando la atención en
diferentes aspectos: para el 2019, fueron la calidad y cantidad del vital recurso, que pese a
los enormes avances de las últimas décadas hacia un cambio histórico en materia de
cobertura: actualmente, más de 768 millones de personas no tienen acceso al agua potable,
según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Colombia con el 5% del patrimonio hídrico mundial y un rendimiento hídrico que supera seis
veces el promedio mundial y tres veces el de Latinoamérica, solamente trata de manera
adecuada el 11% de los vertimientos que genera el país y en materia de cobertura, según el
DANE aún requiere extender el servicio de acueducto que no llega a 3,6 millones de personas
y el de alcantarillado para cubrir a 5,6 millones de colombianos que no lo tienen.

Al valorar la oferta hídrica superficial del país en un año medio según dicho estudio, mientras
el 77,4% del volumen se concentra en las regiones Pacífico, de la Amazonia Pacifico y de la
Orinoquia que son las más despobladas, el 13,5% le corresponde a la región Magdalena-
Cauca y el 9,1% a la del Caribe que concentran el 80% de la población del país. Y en cuanto
a la demanda de agua, donde el 15 % proviene de las aguas subterráneas, el sector agrícola
representa el 33% del total y el hidroenergético el 12,8%.

Según el Estudio Nacional del Agua ENA (IDEAM 2018)-, también tenemos grandes desafíos,
ya que por conocimiento insuficiente el 71% de los acuíferos no pueden aprovecharse, y 391
cabeceras incluidas 9 capitales del país presentan alta susceptibilidad al desabastecimiento en
temporadas secas de El Niño, de ellas el 70% ubicadas en la cuenca Magdalena-Cauca y el
22% en la región Caribe.

E4- Urgen acciones estratégicas para enfrentar el riesgo hídrico para el suministro de agua
en las tres capitales del Eje Cafetero, dado que las cuencas más comprometidas de toda la
ecorregión son las de los ríos Chinchiná, Otún y Quindío, e Incluso, las cuencas del

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Combeima y río Toche para el caso de Ibagué, toda vez que en estas urbes se concentran la
población y el PIB regional.

Entre los desafíos para lograr la sustentabilidad del territorio en un escenario de cambio
climático, aparecen las problemáticas socioambientales en las zonas de recarga de la
Ecorregión Cafetera, donde los procesos de potrerización y los usos conflictivos del suelo, al
comprometer la regulación hídrica ponen en riesgo el suministro de agua para las capitales
cafeteras.

Entre las zonas de recarga que alimentan las cuencas abastecedoras de Manizales, Pereira y
Armenia, sobresale no sólo el Parque Nacional Natural de los Nevados y las zonas del Roble y
Mesa de Herveo, sino también los bosques alto-andinos en las Reservas Forestales de Río
Blanco y Chec para la capital caldense, el PNN del Santuario de Flora y Fauna Otún Quimbaya
para la capital risaraldense, y el Distrito de Suelos de Cocora para la capital quindiana. Cabe
anotar, que también la ecorregión cuenta con otras zonas de recarga, en los Páramos de
Tatamá y Caramanta, y en el Bosque de Florencia.

Y en cuanto a los acuíferos para toda la Ecorregión Cafetera, –además del extenso valle del
Magdalena como gran reservorio–, están los valles del río La Vieja por la vertiente del río
Cauca, cuyo potencial de agua subterránea se asocia con el glacis del Quindío, el valle del
Risaralda y la zona de Santágueda.

Para el efecto, se propone seguir el ejemplo de Pereira que blindó el agua extendiendo la
figura de Parque Natural Nacional hasta el citado santuario para proteger las 5 mil hectáreas
de la cuenca alta del río Otún haciendo uso de una figura de conservación de mayor jerarquía
como lo es la de un Parque Natural Nacional, haciendo lo propio con las citadas Reservas
Forestales Protectoras de Río Blanco, Chec, Combeima y Toche, y sobre todo en el Distrito de
Suelos del Quindío como santuario que alberga el árbol nacional.

* Fuente: Epílogo del documento: “Agua como bien público“.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
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CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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ADJUNTOS:
A-1- El desastre de Armero *
.

Figura A1a: El V.N del Ruiz. Fotografía de Jaime Duque Escobar


Hipótesis para el prefacio
Una vez más estas notas para conmemorar una dolorosa fecha como la destrucción de
Armero, con la intención de hacer una lectura de la coyuntura previa a la erupción del Ruiz
del 13 de noviembre de 1985, de la que se deriven lecciones a partir de las experiencias
científicas en torno a un desastre que según mi convicción pudo ser por lo menos mitigado, a
pesar de que para entonces el Estado no contaba con políticas ambientales ni de planificación
ligadas a la dimensión de los riesgos, y que nuestra sociedad tampoco había desarrollado esa
cultura que demanda la apropiación del territorio buscando su adaptación a las amenazas
naturales.
Al estar desprovistos de instrumentos que proveyeran la capacidad efectiva de intervenir, se
dejó a su suerte a decenas de miles de pobladores expuestos y en sumo grado vulnerables,
sobre un escenario severamente amenazado por una erupción claramente anunciada, y
donde las acciones locales y nacionales de los diferentes actores sociales, resultaron
asimétricas, fraccionadas e insuficientes.
Si bien ese es el fundamento de la hipótesis que presento, a mi juicio existieron otros
factores contribuyentes, cuya intervención pudo desmovilizar o neutralizar de forma oportuna
los precarios activos del Estado dispuestos para prevenir la tragedia.
Entre ellos, las ideas que me asaltan, discutibles si se quiere por quedar en el plano de las
impresiones, es que pudieron más los intereses locales de quienes preocupados por la
economía, reclamaban la “desgalerización” de la ciudad – término ahora aplicado en Pasto
frente a las crisis del volcán Galeras-, y la irresponsabilidad de funcionarios claves
justificándose en flacas y tardías acciones que desatendieron las oportunas recomendaciones
de calificados expertos de UNDRO, para terminar calificando de apocalíptico el clamor de

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notables líderes locales, entre otros factores que finalmente restringieron al ámbito
académico las inequívocas señales del volcán, tales como la cenizada del 11 de septiembre
de 1985, además de la información obtenida de la historia eruptiva del volcán y del mapa
preliminar de amenazas elaborado un mes antes de los acontecimientos, entre otras tareas
así provinieran de un grupo inexperto del que hicimos parte al lado de varios compañeros
que hoy faltan, tras haber entregado su vida en acciones científicas al servicio de la sociedad.
En dicha historia, la del volcán, el insigne investigador Jesús Emilio Ramírez S.J. en su obra
Historia de los Terremotos de Colombia (1983), describía las erupciones del Ruiz de 1595 y
1845, dando cuenta de sendos flujos de lodo que se esparcen en el valle de salida del
Lagunilla, hechos que coincidirán con lo acaecido en 1985, sólo que para entonces no existía
la población de Armero, la que fuera fundada en 1895.
Los trabajos de Darrel Herd (1974), sobre vulcanismo y glaciación del complejo volcánico
sumados a los de Franco Barberi para la investigación del proyecto geotérmico del cual
participé, definitivamente le daban cimientos a las proyecciones del riesgo derivadas del
reconocimiento histórico del Padre Ramírez.
Si bien el motivo que nos congrega en cada efemérides es reflexionar para construir como
colectivo, mi aporte partirá de lo que ya he consignado hace diez años para similar propósito,
en “Las lecciones del volcán del Ruiz a los 20 años del desastre de Armero” (2005), de
nuevas reflexiones hechas a partir de la lectura de los desastres naturales que continúan
surgiendo en la geografía de nuestro convulsionado país, además de las experiencias ya
vividas con la coyuntura volcánica en los dramáticos sucesos de 1985, e incluso las
acumuladas desde el año 1979 cuando participaba de las investigaciones del potencial
geotérmico del complejo volcánico Ruiz Tolima.
.
El alba de la coyuntura

Figura A!b: Cráter Arenas del Volcán Nevado del Ruiz. Ingeominas

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Para empezar, un poco de historia sobre los antecedentes, correspondiente a un primer


período de esas inequívocas señales entregadas por el volcán, el de los meses previos a la
erupción freática del 11 de septiembre de 1985, y en especial a la erupción magmática del 13
de noviembre de 1985.
La reactivación del Volcán Nevado del Ruiz se anuncia desde el 22 de diciembre de 1984 con
ruidos y sismos locales, olores a azufre y manchas amarillas en la nieve, y las primeras
advertencias llegan a Ingeominas iniciando 1985 con las recomendaciones de John Tomblin
como responsable de la entonces Oficina de las Naciones Unidas para el Socorro en Caso de
Desastres -UNDRO-, invitado para el caso a Colombia. Dos meses después se publica la
noticia en el diario local La Patria, donde se dan a conocer los hechos, advirtiendo que la
actividad de las fumarolas no era motivo de alarma.
El 23 de marzo de 1985 realizamos un seminario abierto y concurrido en el Aula Máxima de la
Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales, en el que se informa sobre una
reactivación del Volcán, sus erupciones históricas y los riesgos, y los posibles eventos
esperados frente a una erupción.
Todo esto se consigna en el Boletín de Vías y Transportes Nº53, donde se publica el
resultado de una labor científica previa adelantada en el volcán por nuestro grupo de trabajo,
compuesto por expertos voluntarios, profesores de las universidades Nacional y de Caldas, y
miembros del Departamento de Geotermia de la Central Hidroeléctrica de Caldas CHEC, labor
cuyo propósito era mapear el cráter activo, describir la actividad fumarólica, generar una
información adecuada para dar respuesta a las crecientes inquietudes de la comunidad y
sugerir lo que fuera del caso.
En mayo se recibe la visita del científico Minard Hall como delegado de UNDRO, quien
reclama de nuevo la atención a las anteriores recomendaciones de dicha organización,
expresa su preocupación por la persistente actividad del Ruiz, y de paso señala la necesidad
de acometer una gestión para la atención oportuna del riesgo priorizando las zonas
habitadas, tras mostrarnos en el lugar el potencial de flujos de lodo del edificio volcánico,
asociado a la presencia de los glaciares y materiales de arrastre disponibles.
En julio, cuando ya se empieza a percibir el olor a azufre en Manizales, luego de intentar
infructuosamente durante los meses precedentes obtener unos sismógrafos para iniciar el
monitoreo del Volcán, y de haber recurrido al Cuerpo Suizo de Socorro para conseguirlos por
otra vía gracias a una gestión iniciada por Hans Meyer, se establece Ingeominas aportando
los cuatro sismógrafos y justificando su tardanza en la dificultad que tuvo para conseguir las
piezas de repuesto; el hecho en sí y la precaria justificación permiten mostrar la importancia
que se le daba al asunto en Bogotá.
En agosto llega el científico Bruno Martinelli como respuesta del Cuerpo Suizo de Socorro a
una solicitud del Gobernador de Caldas y del Alcalde de Manizales, tras un mes de
preparativos en el cual se decidió desarrollar la tecnología buscando adaptar los sismógrafos
para operar en ambientes a temperaturas bajo cero grados, lo que suponía hacer uso de la
electrónica militar. Indudablemente estos meses perdidos al lado de la inexperiencia que nos
asistía, será una de las causas más relevantes en el trágico desenlace de los acontecimientos.

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Para información de ustedes, varios de los que actuábamos éramos de algún modo parte del
equipo organizado desde 1979 por Ariel César Echeverri, con la misión de investigar el
potencial geotérmico del Ruiz; la mayoría ingenieros con 500 horas de instrucción en
Geofísica entre los años 1983 y 1984 impartida por eminentes profesores de las escuelas
italianas de Nápoles y Pisa, y dos entre los miembros del grupo, con estudios en Geotermia.
Del equipo hacíamos parte entre otros, Néstor García Parra QEPD, la geóloga Marta Lucía
Calvache y Bernardo Salazar Arango como miembros del Departamento de Geotermia de la
CHEC, además del grupo de geoquímica de aguas termales de la Universidad Nacional
liderado por la Profesora Adela Londoño Carvajal.
.
Luces y sombras de la tragedia

Figura A1c: Extensión espacial de los eventos del V. N. del Ruiz en 1985.
Fuente: www.tulane.edu
Estando presto a salir Bruno Martinelli para Suiza quien un mes antes había cambiado un
volcán de África, el Niragongo, por el Ruiz, este geofísico de enorme dimensión humana
debió esperar para la evaluación de la información sismológica recogida en los entornos del
antiguo refugio del Ruiz donde se hospedaba, porque al medio día de ese 11 de septiembre
se produce una erupción freática en el cráter Arenas, cuyas cenizas llegan a Manizales para
despejar las dudas de los más escépticos.

Confieso que si bien desde 1979 estábamos investigando el tema de los volcanes, el evento
nos llevó a esa extraña dimensión que señala Lévi Strauss en Tristes Trópicos, porque frente
a semejante fenómeno estábamos como quien cree saber de un extraño lugar porque
colecciona sus imágenes, al que no ha viajado para sentir su compleja naturaleza y
experimentar su carácter.

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Esta erupción temprana y desconocida que se hace sentir en la ciudad y genera pequeños
flujos de lodo que cierran la vía a Murillo, le da la connotación suprarregional al riesgo, y
sobre todo detona la ya aplazada confección del mapa de amenazas del Ruiz. De lo ocurrido
en ella, a finales de ese mes el equipo de Ingeominas pudo establecer, no sólo la velocidad
del pequeño flujo de lodo, sino también la certeza de su ocurrencia en caso de una erupción
mayor, dato importante para estimar el tiempo disponible para evacuar a Armero.
Igualmente Ingeominas informa de un represamiento del Lagunillas en la vereda El Cirpe,
consecuencia de actividades mineras, un elemento aislado pero fundamental porque
vinculará al imaginario de esos pobladores la amenaza temida con la suerte de Armero, así la
magnitud de tal represamiento con tan solo 200.000 m3 no compitiera en tamaño y alcance
espacial con los voluminosos lahares históricos.
Tras el evento, se crea el Comité de Estudios Vulcanológicos de la Comunidad Caldense, bajo
la coordinación de Pablo Medina Jaramillo con la secretaría científica de José Fernando
Escobar como coordinador de Ficducal, fundación que reunía a las cinco universidades de
Manizales y cuyas actas juiciosamente recolectadas dan testimonio de las actividades y
esfuerzos de diferentes instituciones y autoridades de la ciudad, buscando darle buen trámite
a una preocupante crisis que no encontraba el eco esperado en el gobierno nacional. Como
ilustración: cuatro meses antes de la catástrofe aparece la famosa carta de la Jefe de la
Oficina de Relaciones Internacionales del Ministerio de Educación, ofreciendo su mediación al
gobernador de Caldas para que se le solicite por ese conducto a la Unesco “evitar que el
volcán del Ruiz se reactive”.
A finales de septiembre, además del histórico debate del parlamentario caldense Hernando
Arango Monedero, calificado de apocalíptico en una respuesta del Ministerio que justifica con
un pálido balance sus acciones insustanciales, el citado Comité que también recibe las
advertencias de UNDRO sobre la posible ocurrencia de flujos de lodo por el río Chinchiná,
entre otros eventos de menor relevancia para Manizales, conoce del Censo efectuado por
Corpocaldas a lo largo del drenaje de sus tributarios, y revisa una carta del Gobernador de
Caldas para solicitarle al gobierno central acciones para atender la problemática. En ese
estado de cosas, recuerdo haber solicitado incluir en ella tareas de preparación para la
comunidad expuesta en las zonas de alto riesgo y llamar la atención al gobierno para proveer
lo que se requiriera para atender los evacuados, incluyendo entre ellos los que moran dentro
de un radio de 10 Km y los pobladores de Armero, además de los censados.
Para entonces, los temidos tremores del volcán identificados finalmente por Martinelli y
reportados ahora por el equipo de sismología, a juicio de éste resultaban preocupantes; la
columna de vapor alcanzaba alturas sostenidas que superaban los 10 km, y se
implementaban estrategias informativas que hacían uso del manual de UNDRO para el debido
manejo de las emergencias volcánicas. Además, la ya visible exacerbación de la actividad
fumarólica era interpretada por nuestro grupo de geoquímica, como evidencia de que se
empezaban a generar los efectos decisivos previstos por W. Giggembach sobre el tapón del
cráter Arenas, y con ellos una posible reducción en la presión del sistema que conduciría a la
erupción.
.
El estado de la previsión

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Entrado octubre, aunque en tan corto tiempo son notables los avances alcanzados en la
confección del mapa de riesgos encomendado al equipo de geólogos de Ingeominas y de la
Universidad de Caldas, y por la implementación del modelo metodológico y teórico propuesto
por el Neo Zelandés W. Giggembach, útil para la evaluación de la dinámica pre-eruptiva en
función de la volatilidad variable de los componentes gaseosos de los fluidos volcánicos –
según su composición dependiese de carbono, azufre o cloro -, entre otros logros, también
faltaba monitorear la topografía del edificio volcánico para advertir las posibles deformaciones
causadas por incrementos en el campo de esfuerzos de darse el ascenso del magma.

Figura A1d: Versión preliminar del mapa de amenazas. Ingeominas y U. de C.


Entonces se concretan gestiones en el Comité para satisfacer las deficiencias e
incertidumbres sobre un proceso urgido de complementos instrumentales y conceptuales,
como son traer hasta Manizales a Franco Barberi desde Italia, a Rodolfo Van der Laat desde
Costa Rica y a Minard Hall desde Ecuador. Esto se logra, al igual que la traída de Darrel Herd
del Servicio Geológico de EE UU, quien en concurrida conferencia en el Teatro 8 de Junio de
la Universidad de Caldas desestima la ocurrencia de un desastre en caso de erupción, a pesar
de haber señalado en el Comité la importancia de las tareas que hacíamos en virtud del
riesgo existente.
Iniciando la segunda semana de octubre, aparece la versión preliminar del Mapa de Riesgos
Potenciales del Volcán Nevado del Ruiz, donde además de consignarse la historia del Volcán
se señalan las amenazas, entre las que se incluyen: riadas gasopiroclásticas a alta
temperatura de alguna severidad con una probabilidad de 2/3 y alcance hasta los 20 km;
flujos de lodo de hasta medio centenar de metros de potencia dependiendo del nivel de
riesgo de las zonas, asignándoles una probabilidad del 100% en caso de erupción
importante, riadas que alcanzaban en dicha cartografía todas las zonas que efectivamente se

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bañaron de lahares, entre ellas Armero; y también caída de cenizas con igual probabilidad
extendiéndose solamente sobre una zona orientada hacia el noreste del cráter, y que por lo
tanto excluía de caída de estos piroclastos transportados por el aire a sectores del occidente,
omisión para la que sugerimos considerar esa posibilidad por el cambio de la dirección de los
vientos regionales entre el verano y el invierno relacionado con la dinámica del clima bimodal
andino, lo que se comprobaba con las cenizas del 11 de septiembre anterior y las que
alcanzaron a Cartago en 1595.
Aunque hubo discrepancias sobre las características de los flujos piroclásticos, relacionadas
no solamente con la distribución y alcance de los eventos, sino también con la inclusión de
una erupción dirigida de ángulo bajo o blast, inclusión soportada en un depósito asociado a
una erupción de alta energía que se observa sobre el talud de la vía a Murillo, por ser a
nuestro juicio un evento poco probable que ameritaría otro tipo de manejo, siempre se
consideró probable una erupción de entre 1 y 2 km3, con una columna eruptiva vertical y no
de colapso, dado el coeficiente explosivo de nivel moderado bajo del magma andesítico del
Ruiz, a diferencia de lo que puede esperarse de uno dacítico de nivel moderado alto como el
de Cerro Bravo o el Huila, donde la columna eruptiva típica es de colapso, y por lo tanto con
nubes ardientes de mayor alcance.
Entre tanto mientras las labores del monitoreo rudimentario continuaban, seguíamos
confiados en que a falta de un sistema telemétrico el volcán se anunciaría a distancia y en
que uno de nuestros miembros que permanecía en el lugar: el Ingeniero Bernardo Salazar
Arango, exponiendo su vida para observar los sismógrafos allá, informaría en tiempo real por
radio sobre cualquier evento de carácter sorpresivo: ambos, volcán y hombre, cumplieron a
cabalidad, pero la última señal no fue suficientemente interpretada, como tampoco las que ya
había dado el volcán anticipadamente desde horas de la tarde.
Hasta aquí la corta extensión espacial y temporal del monitoreo sismológico y geoquímico,
donde gravitaba la falta de observaciones de otras variables físicas, como las deformaciones
que dependían de medidas geodésicas no implementadas, y de unas observaciones
morfológicas, que al no ser sistemáticas a causa de las dificultades y condiciones
ambientales, resultaban insuficientes: todo este acerbo impedía generar una línea base para
el volcán, necesaria como instrumento para un diagnóstico adecuado y con suficiente
aproximación, para calificar el grado de anormalidad de los fenómenos observados.
Recuerdo cómo un día antes de la erupción, el grupo de geotermia descendió una vez más y
por última vez al fondo del cráter Arenas, para tomar otra muestra de los gases intentando
capturarlos en las fumarolas antes de que emergieran y entraran en contacto con la
humedad del aire, para malograrse. En esta riesgosa expedición que incluía la tarea adicional
de observar las eventuales dinámicas morfológicas, no se reportaron cambios significativos
del cráter.
Pero al día siguiente, el de la erupción del 13, siendo las 7:30 PM cuando procedíamos a dar
inicio al análisis geoquímico en el Laboratorio de la Universidad Nacional, observábamos las
muestras obtenidas, con un aspecto turbio inquietante, asunto éste que sumado a los
eventos preeruptivos del día, permite calificar la imposibilidad que teníamos de aventurar un
pronóstico.
.

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Noche de muerte y destrucción

Figura A1e: Armero 1985. armeroguayabal-tolima.gov.co


Y a los pocos días de haber concluido la elaboración del mapa de amenazas, a pesar de la
caída de cenizas que desde horas de la tarde afectaba a Armero, de las llamadas al cuerpo
de bomberos de la “Ciudad blanca” efectuada desde uno de los municipios cordilleranos, de
haberse informado el inicio de la erupción por la doble vía que se esperaba: la del volcán y la
del hombre, los flujos de lodo estimados después en 100 millones de metros cúbicos, que
descendieron raudos desde los glaciares del volcán nevado por las dos vertientes
cordilleranas, avanzaron arrasándolo todo hasta alcanzar los poblados ubicados en los valles
de salida de los ríos, pero la población no fue evacuada.
Por la vertiente del Cauca las riadas de lodo tardaron más de una hora hasta río Claro y parte
de Chinchiná, y por la del Magdalena unas dos horas hasta Armero, transitando por la cuenca
del Lagunillas, y dos horas hasta las partes bajas de Mariquita primero, para seguir luego a
Honda por el Gualí. En Armero los lahares, masas donde participaron agua y sólidos casi por
mitades, cubrieron con 2 m de lodos unos 30 km2 del valle, en varias direcciones incluida la
del río Sabandija por el norte, ajena a este drenaje.
Y como me he preguntado ahora: ¿por qué antes del 13 de noviembre no se produjo ninguna
acción ante la advertencia expresa de que en caso de una erupción, Armero sería borrado
por una avalancha? – esto de conformidad con lo que el mapa oficial mostraba desde su
primera versión de inicios de octubre, así fuese preliminar -.
Posiblemente el trabajo que emprendimos a la fecha fue tomado como un simple ejercicio
académico, o también la sistemática preocupación por la información que se daba en la
prensa, dudosamente calificada de alarmista, terminó con sus voces por apagar las luces de
sensibles periodistas, y por desmantelar una estrategia que pudo contribuir a la necesaria
apropiación social del territorio para lograr la prevención del desastre.
Calificados expertos de varios países, después de recopilar la información sobre los
antecedentes y analizar los hechos, coincidieron en denominar lo ocurrido como “una
catástrofe anunciada”, mientras aquí unos y otros rompían sus vestiduras amparados en la

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imposibilidad de predecir el comportamiento de un volcán, para decir que la suerte padecida


por unos 25.000 colombianos fue culpa de la indómita naturaleza y olvidando de paso que los
desastres no son naturales, así lo sean los eventos que los generan.
La erupción de 1595, tiene como antecedentes de importancia para estimar la duración de las
fases preeruptivas del Ruiz, que la identificación del volcán por los conquistadores, se hizo
varias decenas de años antes del paroxismo: hacia 1540 en crónicas desde Anserma y
Cartago y hacia 1553 en un mapa desde Victoria Caldas y Mariquita.
En comparación con los eventos históricos del Ruiz acaecidos en 1595 y 1845, la segunda
entre las tres erupciones históricas parece haber generado los mayores flujos de lodo, y la de
1985 no solo fue la de los lahares más modestos sino también la erupción de menor
magnitud por volumen de lava erupcionado. Si por volumen la erupción del 19 de febrero de
1845, con unos dos km3 acumulados y vertidos tras 250 años de calma volcánica, pudo
duplicar el volumen erupcionado en 1595, para la actual erupción después de 140 años de
calma, el volcán podría disponer de al menos 1 km3 de magma, dado que lo se ha vertido ha
sido solo una fracción de dicha unidad.
Respecto a la erupción de 1845, esto: la gran extensión de la fase de calma que le antecede,
el tipo y característica de la erupción, al tratarse de un evento de mayor volumen, pero
orientado y sin columna vertical notable, sumado a que el volcán no se anuncia con una
actividad preeruptiva visible a distancia desde principios del siglo XIX, son hechos que
permitirían inferir un taponamiento del cráter por aquella época, situación que no ocurre
ahora donde el conducto del cráter Arenas funciona adecuadamente según lo ocurrido en el
Ruiz desde 1985.
En cuanto a los ambientes glaciares, mientras las dos primeras erupciones citadas se dieron
durante una pequeña glaciación ocurrida entre 1550 y 1850, con picos fríos en 1650, 1770 y
1850, lo que se explica por una baja actividad solar, habrá que tener en cuenta el actual
deshielo, donde los 29 km del manto de hielo del PNNN existente en 1979 se han reducido
casi cuatro veces, como consecuencia del calentamiento global, fenómeno global donde
inciden factores antrópicos (emisión de gases de invernadero y deforestación) y causas
naturales (el incremento actual de la actividad solar).
Además, si bien la erupción de 1985 fue calificada de subpliniana o de nivel 3, al haber
cobrado unas 25.000 víctimas mortales queda la lección para no subestimar estos eventos,
dado que la del Ruiz (1985) con apenas 1/10 de km3 de magma vertido hasta ahora, por el
número de vidas cobradas se ubica en el tercer lugar entre los desastres volcánicos más
catastróficos del siglo XX, después del Tambora (1915) con 56.000 y del Krakatoa (1883) con
36.400 víctimas.
Esto es, hace 30 años a pesar del compromiso de la comunidad científica que asumió tareas,
del esfuerzo de la Cruz Roja y de la Defensa Civil locales en materia de prevención, queda
pendiente pagar un saldo que únicamente se liquida sin volver a repetir la tragedia de
Armero. Y lo digo porque antes de la erupción del 13 de noviembre de 1985, previo al
paroxismo de las 9:20 de la noche hora local, desde las 3:05 de la tarde hubo emisiones de
ceniza, y antes del anochecer a modo de señal premonitoria la arena volcánica y fragmentos
de pómez caían sobre al poblado tolimense, en un ambiente enrarecido por un extraño olor
azufrado.

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Todo, porque allí como en otros lugares se carecía de una instrucción precisa, de unos
medios mínimos y de unos procesos previos de preparación adecuados, para que la población
evacuara frente a un evento sorpresivo, el que también daba tiempo al menos para mitigar la
desgracia. Esto es, la insuficiencia de la información gravitó, ya que no resultó suficiente la
historia y que el mapa no se socializó; también faltaron las instrucciones y el protocolo para
evacuar, señalando el por qué, cuándo, cómo y a dónde ir, por lo menos, e incluso, los
simulacros del caso como parte de la información intangible.
.
Epílogo
Luego de los sucesos de Armero, cuando se dan las frecuentes noticias sobre las crisis
denlos volcanes Galeras, Huila y Cerro Machín, además de las del Ruiz, no dejamos de
preocuparnos a pesar de saber que nuestros científicos de Ingeominas están altamente
capacitados, que se hayan hecho estudios sobre el riesgo, y que se tienen mapas de
amenaza y un eficiente sistema de monitoreo.

Figura A1f: Armero, antes y después del desastre, en UN-Periódico


Esto porque a pesar de la existencia de un Sistema Nacional de Prevención y Atención de
Desastres que ha hecho grandes esfuerzos, se ha consolidado y reestructurado, siempre
quedan como preguntas: ¿por qué las personas no evacuan y qué falta en términos tangibles
e intangibles?
Como evidencia de lo primero, antes del terremoto del Quindío, el Comité Local de
Emergencias del pequeño municipio de Pijao, epicentro del sismo, no sólo se reunía
periódicamente y producía sus actas, sino que contaba con presupuesto y tomaba sus
propias decisiones, tal cual lo hizo el 25 de enero de 1999 y días siguientes, a pesar de
quedar incomunicado el poblado y desarticulada su comunidad del contexto regional y
nacional.
También, porque lo de haber “galerizado a Armero”, posiblemente habría salvado a muchos
armeritas de la hecatombe, del mismo modo que lo han hecho las comunidades indígenas de

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Belalcazar, Inza, Tesalia y otros asentamientos menores de Huila y Cauca en Abril de 2007,
cuando tras las erupciones del Volcán Nevado del Huila se generaron lahares que llegaron al
Magdalena, arrasando a su paso cultivos, vías y puentes por el cañón del río Páez, donde
unos 5.000 habitantes rivereños expuestos a las avalanchas, previamente habían evacuado a
zonas seguras.
La “galerización”, término extraño para entonces y para quienes no saben del Galeras,
refuerza la dialéctica del discurso como herramienta estratégica para entender la
problemática que existe en Pasto, donde se repite lo que se hizo en Manizales cuando se
desdibujó una estrategia comunicativa, con expresiones como “aquí todos éramos
vulcanólogos” cuya perversa intensión era detener el proceso de aprendizaje popular, en
beneficio del mercado.
La dimensión social, política, cultural y económica de los desastres en Colombia, podría
darnos esas respuestas que espero no se resuelvan con nuevos acontecimientos como los
que se han vivido fruto de la imprevisión, por no comprender la naturaleza socioambiental de
los conflictos en la construcción social del territorio, como lo ha sido el del proceso que
explica el desastre de Armero.
Con las leyes de la Cultura, del nuevo Sistema Ambiental y de la Reforma Urbana, y en
particular con la nueva Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, la LOOT, que pasa del
enfoque municipal al de regiones y asociaciones de municipios, contemplando aspectos
estructurales como la gestión integral del riesgo y el manejo responsable del medio
ambiente, hoy se contempla la dimensión de los desastres y se consagra el derecho de la
participación ciudadana; pero urge implementar la gestión del riesgo, primero, asegurando
las acciones misionales de institutos como el Ingeominas y las de complemento de las
autoridades ambientales; segundo, avanzando con los procesos de ordenamiento del
territorio previendo los usos conflictivos del suelo; y tercero, fortaleciendo los procesos
pedagógicos de apropiación social soportados en la participación comunitaria y de la sociedad
civil.
Al respecto, mientras la Previsión a corto plazo que se relaciona con los procesos
geodinámicos y afines, incluye las tareas de observación sistemática de variables físicas y el
desarrollo de modelos, tal cual lo hace ahora el Observatorio Vulcanológico de Manizales,
para la Previsión general que se materializa en mapas de amenaza para estudiar los riesgos
naturales y asegurar el uso sostenible del suelo, en materia de cartografía y de acciones de
las autoridades territoriales, aún encontramos profundas deficiencias, al igual que en los
procesos del ordenamiento del territorio por no ser concebidos con enfoques del orden
socioambiental.
Esta loable y muy difícil labor para el caso de los volcanes activos, la han desarrollado
oportunamente los científicos de Ingeominas en los tres segmentos de los Andes
colombianos; pero en los planes de desarrollo y ordenamiento territorial, y de ordenamiento
ambiental de cuencas, sabemos hoy se obliga a contemplar la dimensión regional y a aplicar
los mapas de amenaza durante los extensos períodos de calma sísmica y volcánica, para
proceder con una ocupación no conflictiva del suelo en términos de exposición a la amenaza
y mitigación de riesgos de esta naturaleza.

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Me temo que con una visión de corto plazo y la baja propensión a las acciones estructurales
señaladas, estaremos desaprovechando el esfuerzo de muchas instituciones del país, como la
de nuestros observatorios vulcanológicos y sismológicos que han perdido algunos de sus
miembros, comprometiendo la suerte de la Nación y exponiendo a varias comunidades
vulnerables de Colombia en lugares donde el riesgo no resulta racionalmente mitigable.

REFERENCIA: Autor: Gonzalo Duque Escobar. Profesor de la Maestría en Enseñanza de las


Ciencias Físicas y Naturales. U.N. de Colombia. Manizales, Noviembre 11 de 2015.
Imagen de portada: Fotografía del Volcán Nevado del Ruiz, por Jaime Duque
Escobar http://en.scientificcommons.org

Nota: Este documento preparado para la conmemoración del trigésimo aniversario de la


mayor tragedia socio-ambiental de la historia de Colombia, incluye algunos ajustes a la
publicación inicial de 2005 y a Las Lecciones del Ruiz a los 25 Años del Desastre de Armero.

2- Ecocidio en Río Blanco


Impactos de un modelo de expansión urbana en Manizales que responde a la especulación
con la plusvalía, sobre los servicios ambientales de la ciudad y un ecosistema estratégico
vulnerable que alberga especies endémicas en peligro de extinción.

Imagen A2.a: Reserva Forestal Central (UPME) y PNN como áreas protegidas de Colombia (Wikipedia).

Esta nota se ocupa de la violación de los DERECHOS BIOCULTURALES DEL TERRITORIO, al permitirse
un daño SEVERO y NO MITIGABLE sobre un bien fundamental de la Nación como lo es la Reserva

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Forestal Protectora de Río Blanco -por las especies endémicas vulnerables y en peligro de extinción
que allí se albergan-, y sobre un área de interés ambiental estratégica para Manizales -por los servicios
ambientales que le entrega a la ciudad, entre ellos la regulación hídrica de la Cuenca, la estabilidad
climática, y el suministro del 35% del agua para sus habitantes. “Por área protegida se entiende un
área definida geográficamente que haya sido asignada o regulada y administrada a fin de alcanzar
objetivos específicos de conservación.” (Ley 165 de 1994, art. 2).
Abrirle paso en La Aurora a una urbanización de 2220 unidades residenciales para cerca de 10 mil
habitantes que comportan una huella ecológica de unas 20 mil hectáreas, colindando con una
Reserva Forestal Protectora de 4936 hectáreas, es llevar la “jungla de concreto” a un predio que por
cumplir funciones de contención o de Zona con funciones de amortiguamiento ZFA, de conformidad
con el Decreto 2372 de 2010 debe destinarse a la prevención y mitigación de los impactos que le
genera la ciudad al frágil bioma andino en dicha área de interés ambiental, para la cual los estudios
previos contratados por la CAR en 2014 han recomendado un ancho de 700 m.

Imagen A2.b: en rojo, La Aurora a lindes de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco: al reducir la
Zona con Función Amortiguadora a su mínima expresión, con Tierraviva a 140 m de la reserva se

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destruirá el bosque de niebla afectando de modo severo e irreversible dicha reserva. Imagen: Plan
Parcial de La Aurora, en Centro de Estudios y Gestión de Derechos para la Justicia Espacial.

Además, si según la Ley 388 de 1997, Artículo 2, “el ordenamiento del territorio se fundamenta en los
siguientes principios: la función social y ecológica de la propiedad; la prevalencia del interés general
sobre el particular; y la distribución equitativa de las cargas y los beneficios”; y también , si al tratar
sobre la función pública del urbanismo, entre los fines del ordenamiento el Artículo 3 de dicha Ley
señala, que los procesos de cambio en el uso del suelo en aras del interés común, deben “procurar su
utilización racional en armonía con la función social de la propiedad a la cual le es inherente una
función ecológica, buscando el desarrollo sostenible”; y que se debe “propender por el mejoramiento
de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios
del desarrollo y la preservación del patrimonio cultural y natural”, ¿se estaría violando la
normatividad ambiental y del ordenamiento territorial del país?.

Como elemento para sustentar el daño que debe prevenirse, se argumenta que la URBANIZACIÓN
TIERRAVIVA ubicada en el predio LA AURORA, al emplazarse a tan solo 140 m de la Reserva Forestal
Protectora de Río Blanco, ocasionará además de impactos por ruido, contaminación lumínica y
radiación térmica DIEZ MIL VECES SUPERIORES a los impactos que recibe el Parque Nacional Natural
de LOS NEVADOS por las capitales cafeteras localizadas a catorce kilómetros de dicho parque, el daño
irreparable del bosque de niebla en el bien que se protege, como consecuencia de la afectación del
ciclo hidrológico en el lugar, dado el “efecto de pavimento” de la ciudadela sobre la precipitación, la
infiltración y la evapotranspiración, e incluso sobre la precipitación dado que entre las funciones de un
bosque está la regulación hídrica y pluviométrica, tal cual se ha señalado en el ítem 8.8.1- Bosques en
la cultura del agua.

Es que con el incremento de la temperatura en el lugar, ocasionado por el efecto de pavimento de la


urbanización, además de los efectos sobre la hidrología, generados por la reducción de la intercepción
de agua de precipitación y de vapor de agua de las nubes, también se producen alteraciones en los
ecosistemas, como lo son la pérdida de especies que dependen de un nivel promedio alto de la
condensación de las nubes. Ver: Evaluación del estado bosques de niebla bosques de niebla y de la
meta a 2010 en Colombia (IAvH 2007).

La anterior cuantía de los impactos, se explica por estar TIERRAVIVA-LA AURORA, CIEN VECES MÁS
CERCA de la RFP de Río Blanco, en comparación con la distancia QUE SEPARA A LAS CAPITALES
CAFETERAS DEL PNN LOS NEVADOS; esto según la física elemental ya que los efectos ondulatorios

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como sonido, luz y radiación térmica varían con el inverso del cuadrado de la distancia, de
conformidad con ley que presenta Johanes Kepler en 1604 al publicar “Ad Vitellionem paralipomena,
quibus astronomiae pars optica traditur”, un tratado dividido en once capítulos, los cinco primeros
dedicados a cuestiones de óptica y los restantes de astronomía. Ver: Ley de la Inversa del Cuadrado
en Wikipédia.

El Cambio Climático y el Bosque de Niebla

Ahora, si se toma en consideración la amenaza del cambio climático en el lugar, ya que según los
Escenarios de Cambio Climático 2011-2100 entregados por el IDEAM en 2015 para Colombia (Ver
Imagen), anunciando que el aumento de la temperatura media en para el país entre 1971 y 2000,
sería de 0.13°C/década, entonces habrá que pensar en la necesidad de ponerle límites a los procesos
de expansión urbana que presionan los ecosistemas andinos, máxime si se añádase a lo anterior que
el cambio altitudinal para las zonas de vida, será de 170 m por cada grado centígrado.

También el modelo del IDEAM prevé escenarios de cambio climático respecto al período de referencia
1971-2000, donde la temperatura promedio del aire aumentaría así: en 1.4°C para el 2011-2040, en
2.4°C para 2041-2070, y en 3.2°C para el 2071-2100. Y que a lo largo del siglo XXI los volúmenes de
precipitación, que decrecerían entre un 15% y 36% en zonas de las regiones Caribe y Amazónica,
aumentarán más del 20% en la Región Andina y parte de la Región Pacífica. Señala igualmente el
IDEAM que la humedad relativa del país disminuiría, especialmente en La Guajira, Cesar, Tolima y
Huila.

Imagen A2.c: Cambio Climático en Colombia, José D. Pabón C.

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Otras investigaciones sobre el calentamiento global, como el trabajo de José Daniel Pabón Caicedo,
que se muestra en el anterior panorama de Temperatura, Precipitación y Humedad Relativa para el
país (Imagen anterior de José D. Pabón C), resulta consistente con lo estimado por el IDEAM.

Imagen A2.d: Escenarios de Cambio Climático 2011-2100 para Caldas, en la que se advierte la
amenaza de precipitación alta para la cuenca del Río Bolanco-Olivares. IDEAM (2015).

Ahora, entre las medidas de adaptación al cambio climático que señala Corpocaldas para enfrentar la
amenaza sobre la biodiversidad, están:
“• Definir Áreas de Interés Ambiental – AIA para conservar la diversidad. • Armonizar las figuras de
conservación y protección con las autoridades indígenas. • Declarar en una figura de conservación, las
cuencas abastecedoras, áreas de protección, sitios sagrados y áreas por encima de 2.200 metros de
altitud. • Realizar un estudio de especies forestales nativas, que ayude a tomar decisiones de siembra
de árboles según el tipo de suelo y su susceptibilidad a la erosión. • Implementar un programa de
guardabosques para la protección y conservación de Áreas de Importancia Ambiental. • Conservar las

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fajas forestales protectoras de las fuentes hídricas, y nacimientos. • Definir Áreas de Interés Ambiental
– AIA para conservar la diversidad biológica y gestionar su declaratoria. • Crear y delimitar corredores
biológicos para recuperar áreas de importancia ambiental. • Comprar terrenos aledaños a las
microcuencas para reforestación. • Ordenar las cuencas, como una estrategia de adaptación al cambio
climático, con el objetivo de asegurar el suministro de agua potable y la preservación de los
ecosistemas. • Implementar programas de gestión ambiental para la conservación del suelo, la fauna y
la flora. • Crear un vivero municipal.” Ver: Agendas de Cambio Climático: Subregión Centro Sur –
Caldas.

Pregunta:
Dado que la amenaza relacionada con el régimen de precipitaciones es en sumo alta para la
Reserva (incrementos de más del 40%), ¿por qué no aplicar esto en el área de La Aurora?
Véase: Agendas de Cambio Climático. La Merced – Caldas.

Además, los frágiles ecosistemas altoandinos como el de Rio Blanco con sus bosques de niebla en la
interface entre la RFP y su ZFA sometida a un estado actual de gran presión y amenaza global, son
altamente vulnerables al cambio climático (Versegún Bubb et al. 2004, citado en: Evaluación del
estado bosques de niebla bosques de niebla y de la meta a 2010 en Colombia (IAvH 2007).

Estos bosques nublados también llamados bosques nubosos de montaña, son un ecosistema
fuertemente influenciado por fenómenos climáticos, especialmente por la persistente humedad
condensada en forma de nubes o niebla en la superficie, son en realidad muy vulnerables y están
formados por una densa comunidad de árboles, constituidos por plantas de origen templado y tropical,
con predominio de la flora tropical. Caracterizados por una alta biodiversidad y endemismos, al contar
con aproximadamente con 150 especies de plantas, 120 de aves, 40 de orquídeas, 15 de mamíferos,
50 de mariposas y 5 de mamíferos -además de especies frutícolas y medicinales nativas-, los bosques
de niebla demandan elevada humedad y copiosas precipitaciones, razón por la cual son ecosistemas
altamente vulnerables a los cambios climáticos regionales causados por la potrerización y la expansión
urbana. Su cercanía a Manizales, los ha hecho vulnerables a las presiones antrópicas, entre ellas la
construcción de vivienda, la deforestación y la ganadería. El estudio del Humboldt del año 2007
estableció que en 80 municipios en 19 departamentos de Colombia, entre ellos Caldas con sus bosques
de niebla como los de Manizales en Río Blanco y Aranzazu en la vereda El Laurel (Ver: Evaluación del
estado bosques de niebla bosques de niebla y de la meta a 2010 en Colombia (IAvH 2007).

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En dicho documento, se advierta sobre otros impactos negativos potenciales del calentamiento global
sobre el bosque de niebla analizados por Still et al. (1999) y Foster (2001) y sobre los impactos
climáticos que sobre los bosques de niebla tiene la deforestación en tierras bajas (Lawton et al. 2001).

La Zona con Función Amortiguadora ZFA

Imagen A2.e: Izq: ZFA en la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco. Der: Zonas de Reservas
Forestales en Colombia.
Debido a que algunas áreas de interés Ambiental de la Nación, que se declaran a perpetuidad con el
objeto de proteger la biodiversidad, están rodeadas de zonas habitadas y de otras áreas con
actividades productivas que generan impactos desfavorables para los ecosistemas, las Reservas
Forestales Protectoras al igual que los Parques Naturales Nacionales y que los Distritos de Suelo,
deben blindarse con unos anillos de contención o ZFA cuyo ancho o radio de acción, según estudio
elaborado para el SIDAP Caldas que contrata Corpocaldas en 2014 con la Fundación Grupo HTM -
misma que formuló la Estructura Ecológica de Manizales en 2013-, son:

 1000 metros cuando se trate de un Parque Natural Nacional.


 700 metros cuando el anillo de contención protege una Reserva Forestal Protectora.
 500 metros, cuando protege un Distrito de Suelos.

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Ver: Pag 31 en “Mecanismos para la articulación de zonas con función amortiguadora de áreas
protegidas regionales al ordenamiento territorial”. María Isabel Ochoa, Alba Lucía Marín; Diana
Marcela Otálvaro, Fundación Grupo HTM (Hábitat – Territorio – Medio Ambiente) 2014. Medellín –
Colombia. Igualmente, para apreciar las distancias, además de las Imágenes A2b y A2f, véanse las
Imágenes 5.8 y 5.9.

En la eco-región cafetera tenemos el Parque Natural Nacional de los Nevados, cuyo anillo de
contención debería ser de un kilómetro (1.000 metros), de acuerdo con el estudio anterior de la
Fundación Grupo HTM; ese anillo de contención denominado por ley ZONA AMORTIGUADORA, -
(Véase Imagen 5.8), tiene la función de proteger al Parque Natural de los impactos que generan las
zonas urbanas de la ecorregión cafetera -entre ellas Manizales y Pereira que se encuentran a una
distancia de 14 kilómetros del parque, distancia medida en línea recta-. Otros Parques Naturales
Nacionales no necesitan anillo de contención, porque las ciudades se encuentran muy aisladas de los
mismos, pero en este caso las ciudades se encuentran a 14 km del PNN de los Nevados.

Ahora bien, el Decreto 2372 de 2010 en su artículo 31, establece ZONAS CON FUNCIÓN
AMORTIGUADORA (ZFA), en el caso de las Reservas Forestales Protectoras como Río Blanco en
Manizales y el Río Combeima en Ibagué, para proteger a perpetuidad los ecosistemas que allí se
albergan, de los impactos que generan los habitantes de las ciudades cercanas, en este caso Manizales
e Ibagué. En el POT de Manizales, las ZFA son ZONAS CON DESARROLLO CONDICIONADO, en los
que se admiten usos sostenibles tendientes a atenuar y prevenir las perturbaciones sobre las áreas
protegidas, y contribuir a subsanar alteraciones que se presenten por efecto de las presiones en dichas
Áreas, cumpliendo con los objetivos de conservación de cada área, de acuerdo a las determinantes
ambientales definidas por Corpocaldas.

Entonces ¿qué debe hacer una Zona con Función Amortiguadora ZFA o anillo de contención?- Según el
Artículo 31 del Decreto 2372 de 2010, la función amortiguadora debe hacer como parte de los criterios
para la definición de las determinantes ambientales de que trata la Ley 388 de 1997. Dichos
determinantes están orientados a que los municipios dispongan de los insumos y sustento técnico para
reglamentar a través del POT, la clasificación y uso del suelo, y los aprovechamientos y mecanismos
de Gestión en las ZFA.

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Imagen A2.f: Los conflictos en el territorio de Manizales y ponderación de los factores de alteración.
Fuente: Fundación Grupo HTM.
Por lo tanto, las ZFA de una Reserva Forestal protegida corresponden a una franja colindante, externa
y adyacente, no necesariamente continua al área protegida, que tiene múltiples propósitos, como lo
son conformar la barrera de protección para aislar los procesos de alteración; complementar la
Reserva para garantizar sus procesos ecológicos y consolidar un área donde de que armonice la
función ecológica con los procesos del desarrollo socioeconómico del territorio y sus comunidades.
Según la Fundación Grupo HTM, la zona periférica, continua y paralela al límite del área protegida, la
que se denomina la ZFA, es “el Anillo de contención: concebido como un mecanismo de gestión del
suelo a manera de figura de “aislamiento” del área protegida para reforzar el control a la expansión de
los procesos de ocupación y transformación. Al interior del anillo de contención se pretende hacer
reconocimiento de los desarrollos urbanísticos y de edificaciones e infraestructuras existentes pero no
podrán tener lugar nuevos aprovechamientos, ni fraccionamientos prediales, ni construcciones”.

Dado lo anterior, en el caso de La Aurora como ZFA, el predio tiene que proteger a la reserva de los
impactos que le generan la zona urbana de Manizales, como la producción de dióxido de carbono -CO2
por la respiración de sus habitantes y por el uso de gas natural y de vehículos con motores de
combustión. Súmese a esto el que la ciudad como una jungla de concreto al ir avanzando sobre el
estratégico bioma andino, además de alterar la temperatura y con ello el clima y la regulación hídrica
de la cuenca, destruyendo el frágil bosque de niebla en el lugar, aporta ruido y luminosidad entre otros
impactos que necesariamente perturban los ecosistemas que debe preservar la Reserva Forestal de Río
Blanco.

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Pregunta:
¿Posee la Reserva Nacional Natural Protectora Río Blanco, un anillo de contención o ZFA que
la proteja de los impactos de la ciudad de Manizales ubicada a tan solo 1.4 kilómetros?

La respuesta es claramente que NO. La declaratoria en 2.003 de la zona de expansión La Aurora, le


cercenó a la RFP de Río Blanco el derecho a poseer un área con función amortiguadora (SFA), y a
pesar de que el Plan de Ordenamiento Territorial POT 2.017-2.031 le devolvió a esta área su carácter
rural, la Curaduría 2 de Manizales basada en actos administrativos realizados con antelación, expidió
licencias de urbanismo y construcción para erigir una ciudadela concentrada en el anillo de contención
de la reserva Río Blanco, sin importar que “detrás de los frentes de alteración vecinos, que demuestran
procesos de deterioro y degradación con posibilidades de expandirse sobre el APN y los elementos
vecinos que soportan su conexión ecológica regional” (Estudio de HTM Pag 14).

Imagen A2.g: Reserva Forestal Protectora de Manizales: Especies protegidas. Corpocaldas.

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Es que los fundamentos para establecer el ancho de la franja o ZFA entre Tierraviva y la RFP de Pío
Blanco, se concretan en la Tabla 1. Indicadores de los sistemas de alteridad - Pgs 23 y 24 del citado
documento. (Ver Estudio de la Fundación Grupo HTM)

Como reflexión, al urbanizar una ZFA, un ecosistema tan frágil como lo es su bosque de niebla,
elevando el índice de escasez hídrica al afectar el ciclo hidrológico, sustituyendo ecosistemas rurales y
naturales por densas áreas urbanas, ocasionando cambios y fragmentación de los ecosistemas,
elevando indicadores de presión demográfica como el tamaño de población, y de presión económica
por la actividad propia de un medio urbano, entonces, las consecuencias de la ciudadela Tierraviva
serían nefastas para la Reserva Forestal de Río Blanco.

Según la Fundación Grupo HTM, los OBJETIVOS DE AMORTIGUACIÓN, contemplan dos PROPÓSITOS
DEL MANEJO:
 La Productividad Sostenible, El Equilibrio urbano
 De desarrollo regional / local sostenible
En el primer Propósito (Productividad Sostenible), las diferentes claves apuntan Desarrollo en
ganadería sostenible, Desarrollo productivo sostenible, y Polos de desarrollo productivo sostenible.
Pero en el segundo Propósito (Equilibrio urbano), el elemento clave está en actuar sobre los Suelos
urbanos y de expansión con condiciones para la función amortiguadora, razón por la cual, la única
categoría DE ZONIFICACIÓN que procede debe ser el Control de la expansión urbana. Ver Figura 19.
“Alineación entre objetivos de amortiguación, propósitos de manejo y elementos clave para la
zonificación”- en el Estudio de HTM, Pag 29.
Un sencillo análisis matemático, aplicando los fundamentos de la Ley de Kepler (Ver Guía Astronómica,
Cap 11, Num 11.3, Figura 11.9 y Newton, Diapositiva 35) sobre la variación de la intensidad de la luz
con inverso del cuadrado de la distancia, para comparar la magnitud de impactos por fenómenos
ondulatorios en escenarios a diferentes distancias, permite obtener algunas conclusiones.

Comparación de impactos sobre la RFP


Distancia entre el PNNN y Manizales: 14 kilómetros
Distancia entre la RNFP de RB y Manizales: 1,4 Kilómetros.
Distancia entre la RNFP de RB y Tierraviva: 140 metros

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Por lo tanto, teniendo en cuenta que los impactos de los fenómenos ondulatorios varían de manera
inversamente proporcional al cuadrado de la distancia, siendo α la notación matemática de
proporcionalidad, se tiene la siguiente ecuación para comparar los impactos:

Impacto α 1/(distancia)2

Aplicando lo anterior si la distancia entre el Parque Nacional Natural de Los Nevados y Manizales, es 10
veces inferior a la distancia entre la RNFPRB y esta misma ciudad, entonces:

Primera conclusión:
Manizales genera un impacto cien veces superior sobre la Reserva de Río Blanco, que el que le genera
al Parque Nacional Natural de los Nevados y para el cual posee una Zona Amortiguadora de un
kilómetro que le permite protegerse de los impactos urbanos de una ciudad como Manizales.

Pero Tierraviva, urbanización proyectada y en ejecución ubicada en La Aurora, sobre una Zona con
Función Amortiguadora; se encuentra a 140 metros de la Reserva Río Blanco que debe proteger,
mientras que Manizales está a 1,4 kilómetros de dicha reserva, o sea a 1400 metros.

Segunda conclusión:
Tierraviva en La Aurora genera un impacto cien veces superior sobre la Reserva Río Blanco, que el
impacto que le generaría a esta reserva estando dicha urbanización tan lejos como Manizales.

Y finalmente, comparando los impactos de Tierraviva sobre la RFP de Río Blanco contra los impactos
de Manizales sobre el PNN de los Nevados, dado que la relación de distancias es 1 a 100, tenemos:

Tercera conclusión:
Tierraviva generará impactos negativos por fenómenos ondulatorios como los señalados sobre la
Reserva de Río Blanco DIEZ MIL VECES SUPERIOR, al impacto que le generaría al PNNN esta ciudadela
desde la ciudad de Manizales

Esta última conclusión lleva a la siguiente pregunta: conociendo la magnitud de los impactos de
Tierraviva sobre Río Blanco cuya cuantía es DIEZ MIL VECES SUPERIORES a los que generan las
capitales cafeteras sobre el Parque Nacional Natural de los Nevados, donde el anillo de contención es

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de 1 kilómetro (1.000 metros), entonces ¿Cuál es la dimensión de la ZFA que se requiere para
proteger a Río Blanco de Tierraviva? Esto es lo que ya ha resulto HTM en su estudio de 2014.

No obstante, la autoridad ambiental CORPOCALDAS se conformó con una franja “alelopática” cuando
los efectos de fenómenos ondulatorios (el caso de la luz, el ruido y el efecto térmico...), que generaría
la construcción de Tierraviva sobre la RFP ubicada al lindes, sin considerar el daño severo e irreversible
sobre el bosque de niebla, y las iones en la regulación hídrica y el microclima en el entorno y sobre la
RFP de Río Blanco.

La autoridad ambiental y las autoridades del municipio se conformaron con el hecho de que la
constructora argumentara que va a reducir 10 veces la huella de carbono, es decir que van a emitir 10
veces menos gases efecto invernadero que otras edificaciones, cuando el sólo hecho de ubicar cerca
de 10 mil habitantes al lado del bien que se protege, aportando una huella ecológica de 20 mil ha,
cuantía 4 veces mayor al tamaño de la Reserva, va a generar impactos incalculables, severos y no
mitigables sobre sus ecosistemas. Añádase, que la huella de carbono también depende del consumo
de los habitantes (uso de gas, los consumos, la preparación de alimentos, el carro, la respiración...)
razón por la cual el residente de Tierraviva por su estrato socioeconómico y nivel de vida, tendría una
huella que podría superar la de un habitante promedio de Colombia como lo sería el de Neira.

La autoridad ambiental y las autoridades del municipio dieron licencia para una construcción
concentrada tipo ciudadela con alrededor de 10.000 personas - tantos habitantes como posee el casco
urbano de Neira-, sobre un área con función amortiguadora, porque creyeron el argumento que una
ciudadela puede cumplir con una función amortiguadora para proteger un área que preserva un
ecosistema fundamental de doble importancia, por ser fundamental para la Nación y para la ciudad.
Quienes autorizaron las licencias creyeron ciegamente en los estudios realizados por la constructora,
estudios que aunque no se controvierten no son pertinentes para un área que debe cumplir una
función amortiguadora, ya que sólo se ocupan de amortiguar los impactos internos de la urbanización
sobre el predio, pero no de cómo la ZFA cumple la función de amortiguar los impactos de la ciudad
sobre la RFP.

No existe ningún estudio de la urbanizadora, ni de CORPOCALDAS, ni de la autoridad municipal, acerca


de cómo podrá el predio La Aurora convertido en ciudadela, cumplir con la función de un bosque
natural: capturando CO2, produciendo oxígeno, interrumpiendo el efecto luminoso de Manizales sobre

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la reserva, y atenuando el ruido y demás impactos de naturaleza antropogénica. Al contrario, la


ciudadela generaría ruido, luminosidad, produciría gas carbónico, consumiría oxígeno, generaría
basura, 10.000 habitantes y sus mascotas que en el lugar aumentarían la huella ecológica y una
mayor demanda y presión sobre los recursos naturales, y eso según el Artículo 31 del Decreto 2372 de
2010, es justamente lo que no puede ocurrir, cuando señala que una Zona con Función Amortiguadora
ZFA “deberá cumplir una función amortiguadora que permita mitigar los impactos negativos que las
acciones humanas puedan causar sobre dichas áreas. El ordenamiento territorial que se adopte por los
municipios para estas zonas deberá orientarse a atenuar y prevenir las perturbaciones sobre las áreas
protegidas, contribuir a subsanar alteraciones que se presenten por efecto de las presiones en dichas
áreas, armonizar la ocupación y transformación del territorio con los objetivos de conservación de las
áreas protegidas y aportar a la conservación de los elementos biofísicos, los elementos y valores
culturales, los servicios ambientales y los procesos ecológicos relacionados con las áreas protegidas.
Las Corporaciones Autónomas Regionales deberán tener en cuenta la función amortiguadora como
parte de los criterios para la definición de las determinantes ambientales de que trata la Ley 388 de
1997”.

Principio de precaución:

Imagen A2.h: Reserva Forestal Protectora de Río Blanco: Zonas de vida; Zonificación ambiental y
Conflictos de uso del suelo; y Estructura Ecológica Principal de Manizales (Corpocaldas Municipio de
Manizales).

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Cuando se trata del dilema dólares o preservación, o de poner en riesgo la función social y ecológica
de la propiedad cuando en nombre del desarrollo de forma no sustentable, se instrumentaliza la
naturaleza, se propone apelar al “Principio de prevalencia”, soportados en tres elementos: es un daño
no mitigable, además de nivel significativo, y que se ocasiona sobre un bien fundamental. Como
referente, al ubicar sobre 250 m del perímetro en vecindades de la Reserva de Río Blanco 2200
viviendas para 10 mil habitantes en 12,5 ha, lo que equivale a 204 mil habitantes por Milla cuadrada,
tendremos un escenario 3,7 veces más denso que las ciudades Europeas donde la densidad media es
de 55 mil habitantes por Milla cuadrada, y 12,7 veces más densa que las ciudades Norteamericanas
donde dicho parámetro es de 15 mil habitantes por Milla Cuadrada.

Por lo tanto, para prevenir un ecocidio, en primer lugar amparados en la Ley 99 de 1993 y soportados
en tres elementos: evitar un daño no mitigable, además de nivel significativo, y que se ocasiona sobre
un bien fundamental de la Nación y del Municipio, apelamos al “Principio de prevalencia o precaución”,
consagrado en su Artículo 1, numeral 6, que expresa:
“cuando una actividad hace surgir amenazas de daño para el medio ambiente o la salud humana, se
deben tomar medidas de precaución, incluso si no se han establecido de manera científica plena
algunas relaciones de causa-efecto”
Súmese a lo anterior, que para cumplir la Ley 165 de 1994 con la cual el país aprueba el “Convenio
sobre la Diversidad Biológica” para acoger el Protocolo de Río de 1992, y acogernos a los principios
rectores de la Ley 388 de 1997, se deberán declarar actos espurios, tanto la declaratoria de Zona
urbana hecha en el POT de 2003 para los sectores de La Aurora y Betania, como la sustracción de
sendos predios de la Reserva Forestal Centra por parte del MADS en 2013, atendiendo solicitud que le
hace el Municipio en 2010, al igual que las licencias ambiental y de construcción concedidas al
proyecto Tierraviva para llevar urbanizar un predio con que sirve de Anillo de contención o ZFA para la
Reserva Forestal Protectora de Río Blanco, por tratarse de actos administrativos que entran en
conflicto severo con los derechos bioculturales de un territorio estratégico, en detrimento de una
reserva forestal protectora que le pertenece a la Nación, y del interés general de Manizales.
Enlaces U.N. de referencia:
Amenaza para la Reserva de Río Blanco Los derechos y la reserva protectora. Río Blanco, como área de interés
en Manizales. Manizales: intervención y uso del suelo ambiental de Manizales.
Conflicto socioambiental en la reserva de urbano. Río Blanco, cuna “de vida”.
río blanco. ¿Regresión ambiental en la Reserva de "Tierraviva" y el caso de la Reserva de Río
El modelo de ocupación urbano – territorial Río Blanco? Blanco.
de Manizales. Río Blanco: el legado de Conrado Gómez Vulnerabilidad de Río Blanco frente a la
La Aurora v.s. la Reserva Río Blanco. Gómez. expansión urbana.

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LOS AUTORES:

Carlos Enrique Escobar Potes: Ingeniero Civil, con Maestría


en Hábitat y Consultor en temas geotécnicos, y Profesor de
la UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA en Manizales.

… ...


Gonzalo Duque Escobar: Ingeniero Civil, con estudios de
posgrado en Economía, Geofísica y Geotecnia, y Profesor de
la UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA en Manizales.

ENLACES U.N.

Acecha El Niño fortalecido por el calentamiento Geociencias y Medio ambiente.


global. Geomecánica.
Agua como bien público. Gestión del riesgo por sismos, volcanes y
Agua, ordenamiento territorial y desastres. laderas.
Arroyo Bruno, entre la muerte negra y la vida Guerra o Paz, y disfunciones socio-
wahuu. ambientales en Colombia.
Bioturismo y ruralidad en la Ecorregión Guía astronómica.
Cafetera. Más ecosistemas para enfrentar la crisis del
Cambio climático y pasivos ambientales del agua.
modelo urbano. Manizales: un diálogo con su territorio.
Ciencias naturales y CTS. Mecánica de los suelos.
Ciencia, tecnología y ruralidad en el POT de Opciones de Caldas en medio ambiente,
Caldas. cultura y territorio.
Diálogos con el Territorio y Gestión del Riesgo Participación de la sociedad civil en el
Natural. Ordenamiento Territorial.
Ecoparques turísticos: nodos para articular Riesgo en la zona andina tropical por
cultura y biósfera. laderas inestables.
Eje Cafetero: Construcción social e histórica del Procesos de Control y Vigilancia Forestal en
territorio. Colombia.
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***

A la Universidad Nacional de Colombia, en sus 150 años…

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CONTENIDO

Capítulo Descripción Lecturas complementarias

Dinámicas del clima andino Árboles, poblaciones y ecosistemas.


colombiano. El Ruiz continúa dando señales…
Introducción. Manizales, ¿ciudad del agua? Terremotos en el occidente
1 Pg 008 Medio tropical Un nuevo modelo urbano. colombiano.
y clima andino. Cambio climático y Riesgos para el agua en la
sustentabilidad del ecorregión cafetera de
territorio. Colombia.
El ocaso del bosque andino y la Cerro Bravo, tras trescientos años de
selva tropical. calma volcánica.
Caracterización Exordio de una tragedia Arroyo Bruno, entre la muerte negra
geotécnica de volcánica. y la vida wahuu.
2 Pg 055 El Estado y la función del suelo El Paisaje Cultural Cafetero: ¿sujeto
los materiales
térreos. urbano en Manizales. de derechos?
Desarrollo minero-energético de ¿Qué hacer con la vía al Llano?
Caldas..
Colombia biodiversa: potencialidades
El agua en la biorregión
y desafíos.
La caldense.
Agua, ordenamiento territorial y
degradación: Mohán: sin bogas ¿pa’ onde va
desastres.
el río?
3 Pg 108 Erosión y Prisas para tiempos de calma.
El territorio del Río Grande de la
Movimientos Magdalena.
La encrucijada ambiental de
en masa. El porqué de los aguaceros en
Manizales.
Colombia.

El Ruiz, amerita medidas de


Nuestras aguas subterráneas.
Métodos de prevención y no pánico.
Adaptación al cambio climático
análisis de Hidro-Ituango: una lectura a la
para Manizales.
crisis.
4 Pg 173 estabilidad. El Un diálogo con la dinámica
Minería metálica sí, pero
factor de urbana.
sustentable.
Seguridad. Huracanes y terremotos
La economía azul en la esfera de la
acechan.
producción.
Clima extremo, desastres y Antes que La Colosa a galerizar
refugiados. Cajamarca.
Manizales, ciudad de laderas. Otra vez El Niño: ¿cómo Adaptarnos?
Tratamiento Los guetos urbanos o la ciudad Llegó La Niña… ¿Y entonces?
5 Pg 247 amable. Acuerdo sectorial ganadero.
de taludes.
Anotaciones para un
crecimiento previsivo
con desarrollo.
El calentamiento global arrecia... ¿y
Nuestro frágil patrimonio
las heladas qué?
hídrico.
La previsión en la gestión del riesgo
Manejo de Llega el invierno, pero la
6 Pg 292 vulnerabilidad qué.
volcánico.
aguas. Antropoceno, concepto cultural o
Una agenda pública para
geológico?
Manizales.
Huella ecológica, y Huella hídrica.

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Geotecnia para el trópico andino http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

Sol, clima y calentamiento


global.
Ingeniería, Incertidumbre y Ética.
Un SOS por la bambusa guadua.
Dos notas para el Pacífico
Bioturismo y adaptación
Biogeográfico.
Estabilización ambiental para la
7 Pg 337 Ecorregión Cafetera.
Muelle de Tribugá.
de cauces. Una mirada a los mares de
Pobreza y ruralidad cafetera.
Colombia.
No todo lo que brilla es oro.
Bosques en la cultura del agua. Colombia, país de humedales
Paisaje Cultural Cafetero: amenazados.
disrupción para un Intimidades del Ruiz para un examen
Coberturas desarrollo sostenible. de la amenaza volcánica.
8 Pg 401 La identidad del territorio Clima, deforestación y corrupción.
vegetales.
caldense. Patrimonio hídrico: carencias en la
Aire urbano contaminado… ¿qué abundancia.
hacer?
Acuerdo Climático: avance COP21, un reto social y político a
necesario pero nivel global.
insuficiente. ¿Dónde está la gestión planificadora
Estructuras de Paramos vitales para la del riesgo volcánico?
9 Pg 447 Ecorregión Cafetera. Sismo, bahareque y ladera.
contención
Reflexiones sobre el POT de Vulnerabilidad de las laderas de
Manizales. Manizales.
Las cuentas del agua.
Irma arrasa las Antillas Plusvalía, desarrollo urbano y
menores. mercado.
Perfil ambiental de Manizales y Cambio climático y pasivos
10 Pg Auscultación su territorio. ambientales del modelo
505 de taludes La historia del Cerro Sancancio. urbano.
Planeación preventiva y cultura El agua en Colombia: glosas.
de adaptación Un país con grandes retos
ambiental. ambientales.
Pg 581 Dos historias El desastre de Armero. Ecocidio en Río Blanco.

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territorio, Conflictos socio-ambientales en Colombia, Gobernanza forestal en Colombia, Deforestación en Colombia, Ingeniería del suelo,
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Amenaza sísmica - Manizales (Colombia), Amenaza por deslizamiento - (Colombia), Susceptibilidad a los movimientos de laderas, Vulnerabilidad
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...

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


(1867-2017)

GEOTECNIA PARA EL TRÓPICO ANDINO


Carlos Enrique Escobar Potes y Gonzalo Duque-Escobar

MANIZALES, 2017
http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/
CONTENIDO: PDF (Presentación y Contenido) ; PDF (Capítulo 1 : Geotecnia) ; PDF (Capítulo 2 : Materiales
térreos) : PDF (Capítulo 3 : Erosión y movimientos en masa) ; PDF (Capítulo 4 : Análisis de estabilidad de
taludes) ; PDF (Capítulo 5 : Obras de estabilización de taludes) ; PDF (Capítulo 6 : estructuras de drenaje) ;
PDF (Capítulo 7 : Corrección de cauces torrenciales) ; PDF (Capítulo 8 : Coberturas vegetales) ; PDF
(Capítulo 9 : Estructuras de contención) ; PDF (Capítulo 10 : Auscultación de taludes) ; PDF (Bibliografía)

ANEXOS:

Anexo 1: Geomecánica. Anexo 13: Manual de geología para


ingenieros.
Anexo 2: Calentamiento global en Colombia.
Anexo 14: Túnel Manizales.
Anexo 3: Riesgo sísmico: los terremotos.
Anexo 15: Gestión del Riesgo.
Anexo 4: Introducción a la teoría económica.
Anexo 16: ¿Para dónde va el Magdalena?
Anexo 5: Agua y Clima.
Anexo 17: UMBRA: la Ecorregión Cafetera
Anexo 6: Fisiografía y geodinámica de los en los Mundos de Samoga
Andes de Colombia.
Anexo 18: El territorio Caldense, ¿un
Anexo 7: Aspectos geofísicos de los Andes constructo cultural?
de Colombia.
Anexo 19: Newton
Anexo 8: Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Anexo 20: Guía astronómica.
Anexo 9: ONG: desarrollo sostenible, gestión Anexo 21: Geociencias y Medio Ambiente.
del riesgo y calentamiento global.
Anexo 22: Preservación Ambiental e Hídrica
Anexo 10: Eje Cafetero: cambio climático y del Paisaje Cultural Cafetero.
vulnerabilidad territorial.
Anexo 23: Gestión del riesgo natural y el
Anexo 11: CTS, Economía y Territorio. caso de Colombia.
Anexo 12: Manizales: Foro del Agua 2019. Anexo 24: Textos “verdes”

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A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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