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Estudio Bíblico Varones: “Delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida”

Lección 6: Como debemos: “Guardar”


Primeramente, diremos que la acción de guardar corresponde a nuestro Dios en relación con sus
hijos, es decir, sus redimidos, en las escrituras leemos muchas promesas y afirmaciones de que Dios
nos guarda, porque además sabemos que él es un Dios y Padre lleno de gracia y misericordia, que
está al pendiente y cuida de nosotros ((1Pd.5: 7) Pero, ¿Qué es lo que se debe guardar en tanto se
espera la venida de nuestro Señor Jesucristo? Lo veremos en esta lección
El texto dice: “Y el mismo Dios de Paz os santifique por completo; y todo nuestro ser, espíritu, alma y
cuerpo, sea guardado, irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”
El apóstol aquí expresa su deseo para los tesalonicenses y para todos los redimidos: Que Dios nos
santifique por completo y que todo nuestro ser, también por completo, debe ser guardado, para que
en la venida de nuestro Señor Jesucristo lo encuentre irreprensible.
Este mismo versículo en una versión Bíblica con lenguaje actual dice:
Que el Dios de paz los mantenga completamente dedicados a su servicio. Que los conserve sin
pecado hasta que vuelva nuestro Señor Jesucristo, para que ni el espíritu ni el alma, ni el cuerpo de
ustedes sean hallados culpables delante de Dios.
Al expresar Pablo: espíritu, alma y cuerpo, está diciendo que todo nuestro ser. no solamente una
parte de él, sino en su totalidad se debe guardar de toda contaminación y pecado y así presentarlo
irreprensible al Señor y a su servicio. El apóstol dice: “Así que hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios…”
(Ro. 12: 1) este es el culto, el sacrificio aceptable al Señor, nuestras propias vidas consagradas a su
servicio. Es un error pensar que podemos separar parte de nuestra vida o tiempo y solo lo que sobre
o quede entregarlo al Señor, esto no debe ser así. Es por esto que el Señor pide de sus hijos:” Y
amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas…” (Mr. 12: 30) esto es lo que quiere y desea el Señor que le amemos en forma íntegra y
total.
Los que estudiaron la porción citada para esta lección que está en:1Tesalonicens 5: 12- 28 pudieron
darse cuenta que Dios a través del apóstol a manera de ruego exhorta a los creyentes citando un
total de 20 mandamientos o acciones que todo hijo de Dios debe ocuparse y cumplir en tanto se
espera la venida del Señor, con esta petición del apóstol Pablo nos podemos dar cuenta que Dios no
solo dejó los 10 mandamientos citados en Éxodo 20 sino que nos da estos 20 adicionales a través
de esta epístola. Estos mandamientos son prácticos y que tienen que ver con nuestra vida diaria.
Para el cristiano es muy importante continuar esperando con ansia la venida del Señor, pero es
también importante que, al continuar como peregrinos en esta tierra, debemos vivir en completa
obediencia en cualquier área o esfera de nuestra vida, como lo es en el templo, en el trabajo, sea en
oficina, fabrica o taller, en el aula de la escuela, en nuestros hogares, o en cualquier lugar que
frecuentamos o pasemos tiempo en el desarrollo propio de nuestra vida. El Señor Jesús dijo: “Si me
amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14: 15), es decir, donde estemos debemos guardar y
obedecer sus mandamientos.
Ya vimos al analizar nuestro texto, que debemos guardar todo nuestro ser en tanto el Señor viene,
aquí en los versículos 12 al 28 en forma específica se nos dan estas instrucciones o mandamientos,
los cuales algunas están en imperativo, pero todas se deben tomar como tales ya que están
indicadas por el Señor que es nuestro Capitán, nuestro Rey y nosotros somos sus soldados y
súbditos. En el versículo 8 dice: Pero nosotros que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos
vestido con la coraza de fe y de amor…” por tanto si estamos vestidos con las armas que el Señor
nos da y si se dan instrucciones, se tienen que cumplir en obediencia a sus mandatos.
Mencionaremos algunos de ellos, los cuales están citados en las preguntas y asimilación de esta
lección.
El primer mandamiento o instrucción que da el apóstol en forma de ruego y exhortación es “Que
reconozcáis o comprendáis a aquellos que os enseñan la palabra de Dios. Quiere decir que se debe
reconocer y mostrar gratitud por el beneficio espiritual recibido, orando por todos ellos, es decir, por
los Ancianos, diáconos y/o cualquier hermano que preside, entendiendo por presidir: Aquel hermano
que da el mensaje de la palabra de Dios, el que dirige y conduce los servicios en el templo.
A todos ellos se deben tener en alta estima y amor por causa de su obra, pues velan por nuestras
almas y están al pendiente de nuestro crecimiento espiritual, por esta razón al escucharlos debemos
prestar atención a sus palabras porque ellos dan el mensaje de la palabra de Dios. Hay muchos que
dicen creer en Dios y a su palabra, pero entonces, ¿Por qué no la obedecen? Y ¿Por qué no prestan
atención al escucharla cuando está siendo enseñada? Con que facilidad se aceptan las
distracciones. Así que, cualquiera que manifieste creer que la Biblia es la palabra de Dios tiene la
responsabilidad y se puede decir que, está obligado a escudriñarla y así conocer más de ella. Por lo
tanto, aquellos hermanos que predican y enseñan la palabra de Dios, deben ser el blanco de la
atención de todos los creyentes valorando su esfuerzo, dedicación y esmero, ya que lo hacen por
amor al Señor y a la iglesia en general. Dentro de estas instrucciones, hay varias responsabilidades
que debe atender todo creyente:
El versículo 14 cita La responsabilidad que se tiene para con los ociosos. Los ociosos son aquellos
hermanos que no llevan el mismo paso o ritmo que los demás, se han retrasado y por lo tanto se
aíslan del grupo, se concretan solo a asistir a los servicios y se limitan en hacer algo en la obra del
Señor o bien se separan y prefieren la ociosidad; en este caso la responsabilidad del creyente es:
amonestarlo y sobre todo animarlo. Entendiendo que el amonestar no es regaño o llamado de
atención, sino hacerle ver que considere su proceder, advirtiendo los riesgos que lo pueden llevar al
pecado.
Con respecto a los de poco ánimo, a estos hermanos se le observa desganados y sin ánimo,
temerosos en cuanto a su actuar en la obra del Señor y temerosos de aceptar o adquirir alguna
responsabilidad, por lo tanto, necesitan ser estimulados. Allá afuera es común los cursos
motivacionales para aquellos trabajadores que han bajado su rendimiento y/o productividad. Por lo
tanto, los capacitan porque quizá necesitan algunas palabras como las que algunos recibimos o
dimos a algún trabajador reconociendo la labor que desarrollan o desarrollaban por muy pequeña o
sencilla que esta haya sido. Pero amados hermanos nosotros tenemos tantos ejemplos en la Biblia
sobre este tipo de incentivos donde Dios mismo nos anima a esforzarnos y animarnos para llevar y
tener una vida victoriosa y sobre todo cumplir con la obra que nos ha encomendado. Ejemplos: A
Josué Dios le dijo: “Yo estaré contigo…; no te dejaré, ni te desampararé... Esfuérzate y sé valiente…
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en donde quiera que vayas” (Josué 1: 5, 6 y 9) a Timoteo Dios le dice a través de
Pablo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes…No descuides el don
que hay en ti…Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina…oh Timoteo, guarda lo que se te ha
encomendado…” estas solo son algunas palabras de ánimo que encontramos de parte de Dios que
ayudó a Josué y a Timoteo, y seguramente ayudará al creyente para cobrar ánimo, lo que sí
debemos hacer en forma permanente es: orar por el hermano para que el Señor le infunde ánimo.
No se necesita más
Otra responsabilidad del creyente es: “Que sostengáis a los débiles” aquí se refiere a la
responsabilidad con los débiles en la fe, aquellos que por descuido personal y poco interés en
instruirse y alimentarse de la palabra de Dios no se desarrollan, no crecen, por lo tanto, no pueden
llevar el mismo paso que los demás, porque en algunos casos son como niños, que les falta el
desarrollo espiritual, es aquí donde el creyente maduro debe ayudar en forma personal al débil en la
fe, también pueden ser hermanos recién convertidos a los cuales se debe ayudar, y sostener,
llevándolo de la mano y nutrirlos de la palabra hasta que solos puedan alimentarse de la misma.
Una responsabilidad más es: “Ser pacientes para con todos” esto significa que el creyente no debe
perder la paciencia, acción que es difícil de controlar, en nuestras propias fuerzas, pero
indudablemente que con la ayuda del Señor y del Espíritu Santo lo podremos hacer. Es muy común
en la vida cotidiana en el centro de trabajo o estudio, en la vecindad y con los vecinos, que se
encuentra uno con personas difíciles, conflictivas que están buscando hacer caer o equivocarse para
crear ambiente áspero, ríspido; aún en esta situación la instrucción es: “Si es posible, en cuanto
dependa de vosotros estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12: 18), esto nos habla
respecto a la buena relación que se debe tener con los demás teniendo o mostrando paciencia,
soportándoos los unos a los otros y buscando siempre la ayuda del Espíritu Santo para lograrlo. No
olvidemos al ejemplo supremo de paciencia: Nuestro Señor Jesucristo, “Quien soportó con mucha
paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, Él aconsejó diciendo: “Con vuestra
paciencia ganaréis vuestras almas” (Lucas 21: 19). Hermanos seamos prudentes y hagamos lo que
el Señor hizo: “Ser pacientes para con todos”
Como se ha dicho, en nuestra lectura observamos algunas acciones en imperativo tales como:
“Tened paz entre vosotros (Vr. 13); Mirad que ninguno de vosotros pague mal por mal y Antes
seguid siempre lo bueno (Vr. 15); estad siempre gozosos (Vr 16); Orad sin cesar (Vr. 17); Dad
gracias en todo …( Vr. 18) y Saludad a todos los hermanos…(Vr. 26) Si todos están en esta
condición de imperativo, debemos cumplirlas porque son mandamientos de Dios para todos
nosotros.
Oremos: Señor nuestro, gracias te damos, porque comprobamos que tu palabra es útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, y tu propósito, para que todos nosotros como
varones y siervos tuyos, estemos enteramente preparados para toda buena obra. Ayúdanos Señor,
para que esto sea una realidad en nuestras vidas. Amén

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