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T 721 12
T 721 12
Sentencia T-721/12
Magistrado Ponente:
LUIS ERNESTO VARGAS SILVA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
1.4 El señor Galeano ingresó por urgencias a la Clínica del Country, debido
a“caída de 10 metros de altura por aplastamiento con objeto pesado”.
Posteriormente, fue remitido a la Clínica Palermo, donde comenzó el
tratamiento médico que requería antes de someterse a una neurocirugía. El
29 de febrero de 2009 fue recluido en la Clínica Retornar Ltda., donde le
generaron varias incapacidades por trastorno mental no especificado,
“debido a lesión, disfunción cerebral y enfermedad física”.
1.9 Por último, el accionante refirió que no tiene seguridad social desde
octubre de 2009, que en 2011 sufrió una recaída, pues tiene la presión
arterial alta, y que todo esto, aunado a que su condición de discapacidad
mental no le permite valerse por sí mismo, lo ha sumido en una situación
económica y médica precaria, al punto de que ha sido su hermana quien ha
asumido los gastos y tratamientos médicos que ha requerido desde 2008.
2. La pretensión de amparo
5. La impugnación
Indicó que el actor lleva tres años haciendo trámites personales para lograr que
se reconozca su derecho pensional, a pesar de su estado de vulnerabilidad. Por
eso, la acción de tutela es el único medio judicial efectivo para proteger sus
derechos fundamentales, teniendo en cuenta que la deficiencia mental que le
causó el accidente le impide valerse por sí mismo y trabajar para colmar sus
necesidades básicas y las de su familia.
Además, ofició a ARP Positiva, para que explicara qué procedimiento sigue
cuando un empleador notifica el retiro de uno de sus trabajadores, antes de
hacer efectiva la desafiliación; las diligencias que llevó a cabo al ser
informada del accidente de trabajo sufrido por el señor Galeano; por qué
permitió que el actor fuera afiliado al Sistema de Riesgos Profesionales días
después de que ocurrió el siniestro y qué prestaciones le reconoció desde
entonces.
8.2 En escrito del 16 de agosto de 2012, la Administradora del Fondo de
Pensiones y Cesantías Protección indicó:
-Lo pretendido a través de la acción de tutela está a cargo del Sistema General
de Riesgos Profesionales.
8.3 Por su parte, ARP Positiva refirió que el señor José Lizardo Galeano Olaya
tiene como último empleador a José Ricardo Segura y que, en el sistema,
registra la última relación laboral con afiliación 24 de abril de 2008 y hasta el
pago del ciclo correspondiente al mes de agosto del mismo año, del cual se
canceló solo un día con novedad de retiro. Esto quiere decir que, cuando
ocurrió el accidente de trabajo – el 3 de septiembre de 2008- el actor no estaba
afiliado al Sistema de Riesgos Profesionales.
Con respecto a la forma como se lleva a cabo el retiro de los trabajadores del
Sistema de Riesgos Profesionales, la ARP explicó lo siguiente:
II CONSIDERACIONES
1. Competencia
2.1 A través de la acción de tutela, el señor José Lizardo Galeano pide que se
amparen sus derechos fundamentales a la vida, la protección especial de las
personas con discapacidad, el mínimo vital y el debido proceso, los cuales
habrían sido vulnerados por su empleador, José Ricardo Segura Arévalo; la
ARP Positiva y la Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías
Protección, al no haberle reconocido su pensión de invalidez, a pesar de que
sufrió un accidente de trabajo que le hizo perder el 68.10% de su capacidad
laboral.
14 En su escrito, el accionado afirmó: “Así mismo, manifiesto que respecto a los hecho objeto de la acción
de tutela de la referencia, en la actualidad cursan dos procesos ordinarios ante la jurisdicción ordinaria
laboral, los cuales se identifican así: - Expediente Rad. No. 0115/2012; Proceso Ordinario Laboral de José
Lizardo Galeano contra ARP Positiva Compañía de Seguros S.A., Administradora de Fondos de Pensiones y
Cesantías Protección S.A. y José Ricardo Segura Arévalo. -Expediente Rad. No. 0762/2011; Proceso
Ordinario Laboral de José Lizardo Galeano y otros contra Saenz Ruiz Cadena Ingenieros Civiles S.A. y José
Ricardo Segura Arévalo
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Sin embargo, la Sala encuentra que las particularidades del caso permiten
prescindir del primer interrogante, para abordar el problema jurídico desde
una perspectiva más concreta: la de las obligaciones que asumen las entidades
administradoras de riesgos profesionales y los empleadores frente a los
trabajadores que sufren una pérdida de su capacidad laboral a raíz de un
evento de origen profesional.
Nótese que, en este caso, la ARP demandada no discute el origen del accidente
que sustenta la pretensión formulada en la acción de tutela. En realidad, su
negativa al reconocimiento pensional tiene que ver con que el accionante fue
retirado del Sistema General de Riesgos Profesionales un día antes de que
ocurriera el referido accidente, lo cual, en su opinión, implicó la pérdida de la
cobertura que brinda el sistema y le trasladó toda la responsabilidad al
empleador.
En esas circunstancias, la Sala considera que el caso debe abordarse desde una
perspectiva que i) permita evaluar la conducta que asumieron el empleador y
la ARP ante el accidente de trabajo que sufrió el señor Galeano y que, desde el
punto de vista de la función de revisión que cumple esta corporación, ii)
conduzca a definir el contenido de los derechos fundamentales de los
trabajadores que no pueden acceder a su pensión de invalidez, cumpliendo los
15 Artículo 1° Decreto 1295 de 1994.
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requisitos para ello, por motivos imputables a otros actores del Sistema de
Riesgos Profesionales.
16 El artículo 6° del Decreto 2191 de 1991 consagra la improcedencia de la acción de tutela cuando existen
otros recursos o medios de defensa judiciales, a menos que se utilice como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable, y ordena apreciar la existencia de dichos medios en concreto, en cuanto a su
eficacia, atendiendo las circunstancias del solicitante. La Corte Constitucional ha reiterado que, cuando se
busca amparo del derecho a la seguridad social en su faceta prestacional, el examen de las circunstancias
particulares del accionante es la única vía para establecer si el conflicto planteado trasciende el nivel
puramente legal para convertirse en un problema de carácter constitucional. Al respecto, puede consultarse la
sentencia T-043 de 2007 (M.P. Jaime Córdoba Triviño).
17 La Corte ha llamado la atención sobre la importancia de que dichas circunstancias sean examinadas,
también, al realizar el análisis material de la acción de tutela. Al respecto, señala la sentencia T-093 de 2011
(M.P. Luis Ernesto Vargas): “(...) el reconocimiento de una pensión adquiere relevancia constitucional
cuando: a.) del conjunto de condiciones objetivas en las cuales se encuentra el accionante, por ejemplo, su
edad avanzada, su estado de salud, su precaria situación económica, se concluye que se encuentra en una
circunstancia de debilidad manifiesta; b.) se verifica la grave afectación del derecho fundamental a la
seguridad social y de otros de derechos fundamentales como la vida digna, la salud, el mínimo vital y el
debido proceso; y c.) se constata la afectación de principios constitucionales como el principio de
favorabilidad en la interpretación y aplicación de la ley, el principio de primacía de lo sustancial sobre lo
formal o el principio de irrenunciabilidad de los beneficios económicos establecidos en las normas que dan
contenido prestacional al derecho a la seguridad social”.
18 Cfr. Sentencias T-456 de 2004 (M.P. Jaime Araujo), T-888 de 2009 (M.P. Luis Ernesto Vargas) y T-979 de
2011 (M.P Gabriel Eduardo Mendoza).
19 La eventual configuración de un perjuicio irremediable se establece verificando su inminencia, su
gravedad y la necesidad de adoptar medidas urgentes para superar el daño. Sobre el particular, puede
consultarse la sentencia T-1316 de 2001 (M.P. Rodrigo Uprimny Yepes).
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Por último, el juez de tutela deberá considerar que la pensión de invalidez está
ligada a la satisfacción de otros derechos fundamentales y que, por eso, su
definición en la jurisdicción constitucional puede ser trascendental para evitar
las graves repercusiones a las que podría verse sometida una persona en
situación vulnerable, si tuviera que resignar sus pretensiones al trámite de un
proceso ordinario.
Con ese objetivo, el Decreto Ley 1295 de 1994 incorporó las definiciones de
accidente de trabajo y enfermedad profesional, estableció las prestaciones que
se derivan de cada una de esas contingencias –entre ellas, la pensión de
invalidez- los requisitos para acceder a tales prestaciones y las
responsabilidades que asumen, en esos casos, cada uno de los actores que
participan en el SGRP.
21 M.P. Jaime Córdoba Triviño. En esa ocasión, la Corte Constitucional advirtió que la competencia que la
Ley 100 de 1993 le dio al Presidente de la República para organizar la administración del Sistema General de
Riesgos Profesionales no incluía la posibilidad de unificar definiciones ni determinar el contenido normativo
del accidente de trabajo. Como dicha definición constituía un aspecto sustancial de suma relevancia para el
ejercicio de los derechos a la salud y a la seguridad social, expulsó la norma del ordenamiento.
22 Decisión 584 de 2004, artículo 1, literal n).
23 Ley 1562 de 2012, artículo 3°.
24 Decreto 1495 de 1994, artículo 5°.
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En esa dirección, hay qué tener en cuenta varias cosas. Primero, que el sistema
integral de instituciones, normas y procedimientos consignado en la Ley 100
de 1993 fue diseñado con la aspiración de hacer realidad los atributos de
obligatoriedad e irrenunciabilidad que la Carta Política le arrogó a la
seguridad social, en su doble dimensión de servicio público y derecho
fundamental.
El fallo, cuyos efectos fueron diferidos para que el Congreso expidiera una
nueva legislación sobre la materia, fue el origen de la Ley 776 de 2002,“por
la cual se dictan normas sobre la organización, administración y prestaciones
del Sistema General de Riesgos Profesionales”.
Posteriormente, se ocupó de los aspectos que quedaron sin piso jurídico tras la
sentencia C-452. La Ley 776 reguló los conceptos de incapacidad temporal, de
incapacidad permanente parcial, de auxilio funerario, el monto de las
prestaciones económicas y los casos en los que pueden ser suspendidas.
Para los efectos del caso, debe destacarse, también, el artículo 9°, que
considera inválidos a quienes pierden el 50% o más de su capacidad laboral
por una causa de origen profesional, de acuerdo con el Manual Único de
Calificación de invalidez vigente a la época de la calificación30.
28 M.P. Jaime Araujo Rentería. El fallo declaró inexequibles el artículo 36 (incapacidad temporal), el artículo
37 y sus parágrafos (monto de las prestaciones económicas por incapacidad temporal), los artículos 39
(reincorporación al trabajo en caso de incapacidad temporal), 40 y su parágrafo (incapacidad permanente
parcial), el inciso 2º del artículo 41 (declaración de la incapacidad permanente parcial), el artículo 42 y su
parágrafo (monto de la incapacidad permanente parcial), los artículos 45 (reincorporación del trabajador tras
una incapacidad permanente parcial), 46 (estado de invalidez), 48 y sus parágrafos (monto de la pensión de
invalidez), los artículos 49 (muerte del afiliado o del pensionado por riesgos profesionales), 50 (monto de la
pensión de sobrevivientes en el SGRP), 51 (monto de las pensiones), 52 y su parágrafo transitorio (reajuste de
las pensiones), artículos 53 (devolución de saldos e indemnización sustitutiva) y 54 (auxilio funerario) del
Decreto 1295 de 1994.
29 Decreto 1295 de 1994, Artículo 1°, parágrafo 2°.
30 Además, el artículo 9° establece ciertas reglas sobre la calificación de la invalidez, e indica que el costo
del dictamen será a cargo de la Administradora de Riesgos Profesionales, sin que ello impida al empleador o
al trabajador acudir directamente ante dichas juntas.
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Y el artículo 10°, que indica que el afiliado al SGRP tiene derecho a las
siguientes prestaciones, desde el mismo día en el que se define su invalidez:
b) Cuando la invalidez sea superior al sesenta y seis por ciento (66%), tendrá
derecho a una pensión de invalidez equivalente al setenta y cinco por ciento
(75%) del ingreso base de liquidación;
Por último, la norma aclara que los pensionados por invalidez deben seguir
cotizando al Sistema General de Seguridad Social en Salud, que no es posible
el cobro simultáneo de prestaciones por incapacidad temporal y pensión de
invalidez ni de pensiones otorgadas por los regímenes común y profesional
originados en el mismo evento.
4.8 Lo primero que puede concluirse a partir del anterior recuento normativo
es que las entidades administradoras de riesgos profesionales son las llamadas
a garantizar que los trabajadores que sufren un accidente o una enfermedad de
origen profesional reciban los beneficios que el SGRP contempló a favor
suyo, incluida la pensión de invalidez, cuyo reconocimiento se pretende en
este caso.
Para el efecto, es clave partir del supuesto de que el SGRP opera como un
sistema de aseguramiento mediante el cual los empleadores contratan con una
ARP la protección de sus trabajadores frente al riesgo que representa para
ellos el ejercicio de su actividad laboral. De ahí que se apoye en un régimen de
responsabilidad objetiva, cuya prioridad es la protección integral, oportuna y
eficaz del trabajador frente a aquellas eventualidades que menoscaban su salud
y su capacidad económica.
En efecto, el decreto identificó como características del SGRP que i) todos los
empleadores deben afiliarse; ii) que la afiliación de los trabajadores
independientes es obligatoria para todos los empleadores y que iii) las
cotizaciones están a cargo de los empleadores33. Más adelante, advirtió que los
empleadores deben efectuar las cotizaciones obligatorias al SGRP durante la
vigencia de la relación laboral34 y, por último, aterrizó dichos mandatos
responsabilizando al empleador del pago de “la totalidad de la cotización de
los trabajadores a su servicio y del traslado del monto de las cotizaciones a la
entidad administradora de riesgos profesionales correspondiente, dentro de los
plazos que para el efecto señale el reglamento”.35
dependen del reconocimiento de grado alguno de culpa por parte del empleador sino que, al contrario,
surgen de una obligación objetiva de reparación que, igualmente, surge del beneficio que reporta al
empleador el trabajo subordinado”.
33 Decreto 1295 de 1994, Artículo 4°, literales c), d) y h).
34 Decreto 1295 de 1994, Artículo 16.
35 Decreto 1295 de 1994, Artículo 21. Además de las obligaciones relativas a la afiliación y a la cotización
oportuna de los aportes, la norma encargó a los empleadores de procurar el cuidado integral de la salud de los
trabajadores y de los ambientes de trabajo; de programar, ejecutar y controlar el cumplimiento del programa
de salud ocupacional de la empresa; de notificar a la entidad administradora a la que se encuentre afiliado los
accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales; de registrar ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social al comité paritario de salud ocupacional o vigía ocupacional correspondiente y de informar a la entidad
administradora de riesgos profesionales a la que está afiliado, las novedades laborales de sus trabajadores,
incluido el nivel de ingreso y sus cambios, las vinculaciones y sus retiros.
36 En este punto, la Sala se referirá a dos fallos cuya ratio decidendi tiene que ver, específicamente, con las
estrictas obligaciones que adquieren las administradoras del riesgos profesionales dentro del régimen de
riesgos profesionales regulado en el Decreto 1295 de 1994 y la Ley 776 de 2002. Sobre el esquema de
aseguramiento que caracteriza el SGRP y la responsabilidad que cumplen las ARP dentro del mismo pueden
consultarse, además, las sentencias T-555 de 2006 (M.P. Humberto Sierra); T-904 de 2007 (M.P. Jaime
Araujo); T-642 de 2009 (M.P. Juan Carlos Henao) y T-552 de 2010 (M.P. Jorge Ignacio Pretelt), entre otras.
37 M.P. Clara Inés Vargas.
22
4.10 Lo dicho hasta acá da cuenta de que los debates sobre la eventual
responsabilidad en el reconocimiento de las prestaciones asistenciales y
económicas contempladas por el SGRP a favor de los trabajadores que sufren
un accidente de trabajo o una enfermedad profesional, o cualquier otra
contingencia de las amparadas por el sistema, deben resolverse desde una
perspectiva afín con la categoría de derecho fundamental que la Constitución
le reconoce a la seguridad social, con el principio de continuidad que le es
intrínseco y con el esquema de aseguramiento que diseñaron el Gobierno y el
legislador para hacer realidad las garantías de integralidad, oportunidad y
eficacia hacia las que apunta el sistema.
5.2 Las innumerables controversias que han promovido los trabajadores para
remediar la situación de desamparo a la que quedan expuestos cuando sus
empleadores no los afilian al SGRP o no pagan oportunamente las
cotizaciones se han resuelto a partir de esas premisas.
5.3 Para establecer en qué momento comienza la cobertura del SGRP basta
con acudir al literal k) del artículo 4° del Decreto 1295 de 1994. Allí se
establece, de forma expresa, que “la cobertura del sistema se inicia desde el
día calendario siguiente al de la afiliación”. Al tenor del parágrafo del
artículo 13 del decreto, dicha afiliación se realiza mediante el diligenciamiento
del formulario respectivo, y la aceptación por parte de la ARP, en los términos
que determine el reglamento.
5.5 Las precisiones que incluyó el Decreto 1295 de 1994 acerca del trámite
que antecede la afiliación al SGRP contrastan con su silencio sobre la forma
de realizar la desafiliación. No hay, en efecto, ninguna norma que indique qué
pasos debe agotar el empleador antes de desafiliar a un trabajador ni ninguna
disposición que vincule a las ARP con la tarea de verificar si la desafiliación
del sistema obedece, realmente, a que la relación laboral terminó. Tampoco se
ocuparon de ese tema la Ley 776 de 2002 ni la nueva Ley de Riesgos
Laborales (L. 1562 de 2012), expedida recientemente.
Aun así, es posible establecer algunas pautas sobre el tema, a partir de las
referencias que ha hecho al respecto la jurisprudencia constitucional, al
estudiar la posibilidad de que las ARP den por terminada la afiliación, cuando
el empleador deja de efectuar las cotizaciones al sistema.
5.6 Lo primero que hay que tener en cuenta es que el artículo 16 del Decreto
1295 de 1994 autorizó expresamente a las ARP para que desafiliaran
automáticamente a los trabajadores del SGRP, cuando sus empleadores
dejaran de pagar dos o más cotizaciones periódicas. Además, dispuso que, en
esos casos, la responsabilidad en el cubrimiento de los riesgos profesionales
quedaría a cargo del respectivo empleador.
La norma estuvo vigente 10 años. Durante ese tiempo, las ARP contaron con
un aval para trasladarles a los empleadores su responsabilidad en el
Eso quiere decir que el Decreto 1295 equiparó dos circunstancias disímiles, el
incumplimiento en la afiliación con el incumplimiento en la cotización, pese a
que, en el segundo caso, trasladarle al empleador las cargas del SGRP implica
vulnerar la garantía de continuidad en la seguridad social, que es un derecho
irrenunciable.
La corporación concluyó que la sanción de la mora solo debe operar entre las
partes involucradas -la ARP acreedora y el empleador incumplido- mediante
un proceso sancionatorio sujeto al control y vigilancia del Estado.
5.11 Para finalizar, la Corte advirtió que el trabajador no tiene por qué sufrir
las consecuencias de un incumplimiento del que no es responsable y que no
puede predecir, sobre todo, cuando el hecho de estar inmerso en una relación
laboral le permite confiar legítimamente en que está amparado frente a
cualquier riesgo profesional.
También, que tal vacío fue suplido por la jurisprudencia, al resolver casos en
los que la falta de claridad sobre los límites temporales de la cobertura que
otorga el sistema operó en contra de los intereses de los trabajadores, y que la
posibilidad de que la desafiliación se lleve a cabo sin agotar un debido proceso
y mientras la relación laboral esté vigente fue censurada, de manera enfática,
por esta corporación, en la parte motiva de uno de sus fallos de
constitucionalidad.
6. El caso concreto
6.2 Antes, la Sala deberá verificar si tal asunto podía ser sometido a
consideración del juez de tutela, a pesar de que la posibilidad de debatir
derechos pensionales en este escenario está a reservada a situaciones
excepcionales, en las que la negativa de la pensión compromete derechos
fundamentales que no pueden protegerse de manera efectiva, a través de los
mecanismos ordinarios de defensa.
6.3 Primero que todo, se tendrá en cuenta que los fallos objeto de revisión
coincidieron en declarar la petición de amparo improcedente, dada la
posibilidad de dirimir el derecho pensional en su escenario natural, el proceso
ordinario. El juez de primera instancia adujo que no había claridad sobre quién
era el llamado a reconocer la prestación reclamada y, el de segundo grado, que
la discusión superaba el ámbito de competencias del juez constitucional. Este
último advirtió, además, que no se demostró la inminente configuración de un
perjuicio irremediable.
También, que el hecho de que una persona padezca una disminución física o
mental hace prever que se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, y que,
por lo tanto, es destinatario de la protección constitucional reforzada que el
Estado les debe a quienes enfrentan una situación de debilidad manifiesta.
6.6 En esa dirección, vale la pena recordar que la acción de tutela se interpuso,
precisamente, con ese objetivo: lograr un amparo transitorio -ya está en curso
el respectivo proceso ordinario- para evitar un perjuicio irremediable que el
actor asoció a dos aspectos: su situación de debilidad manifiesta y el tiempo
que invirtió su familia reclamándoles a los demandados la pensión de
invalidez, sin haber obtenido un resultado efectivo.
Respecto a los trámites que agotó la familia del señor Galeano antes de que la
acción de tutela fuera promovida, basta con tener en cuenta que han
transcurrido cuatro años desde la fecha del accidente de trabajo, sin que la
pensión haya sido reconocida, a pesar de que la invalidez ya fue calificada y
de que, en el marco del Sistema General de Riesgos Profesionales, tal
prestación se somete a un régimen de responsabilidad objetiva, en el que su
reconocimiento no está ligado al cumplimiento de ningún requisito distinto a
la estructuración de la invalidez.
Se expuso, también, que en este caso no hay duda sobre el origen profesional
del evento que causó la invalidez. Tanto la ARP, como el empleador y el fondo
de pensiones accionado reconocieron que el mismo ocurrió en el marco de las
actividades laborales que el actor estaba desempeñando, desde abril de 2008, a
órdenes del ingeniero Segura.
6.10 Ahora, en este punto, y en aras de precisar el alcance del estudio que
efectuará la Sala, resulta pertinente reiterar que el derecho a la pensión de
invalidez de origen profesional surge automáticamente, una vez que tal
invalidez ha sido definida, sin necesidad de que el interesado acredite otra
condición en particular, ni de que se decidan las eventuales responsabilidades
del trabajador, del empleador o de terceros en la ocurrencia del riesgo52.
51 Supra 2.4.
52 Sobre el particular, señala el artículo 10° de la Ley 776 de 2002: “Todo afiliado al que se le defina una
invalidez tendrá derecho, desde ese mismo día, a las siguientes prestaciones económicas, según sea el caso: a)
Cuando la invalidez es superior al cincuenta por ciento (50%) e inferior al sesenta y seis por ciento (66%),
tendrá derecho a una pensión de invalidez equivalente al sesenta por ciento (60%) del ingreso base de
liquidación; b) Cuando la invalidez sea superior al sesenta y seis por ciento (66%), tendrá derecho a una
pensión de invalidez equivalente al setenta y cinco por ciento (75%) del ingreso base de liquidación; c)
Cuando el pensionado por invalidez requiere el auxilio de otra u otras personas para realizar las funciones
elementales de su vida, el monto de la pensión de que trata el literal anterior se incrementa en un quince por
ciento (15%).”
53 El dictamen no fue incorporado al expediente. No obstante, fue citado por la ARP demandada, en la
Resolución 01559 de 2010, que negó la pensión de invalidez reclamada por el accionante.
33
54 A la modalidad del contrato laboral y a la fecha en que se formalizó el mismo hizo referencia el señor José
Ricardo Segura, al contestar, en el trámite de revisión, la acción de tutela formulada en su contra. Folio 67 del
cuaderno 3.
55 Folio 71 del cuaderno principal.
56 Al expediente fue aportada la copia de la respectiva solicitud (folio 75 del cuaderno principal). Es preciso
aclarar que, en realidad, también se allegaron copias de las comunicaciones que el empleador le remitió en la
misma fecha al Fondo de Pensiones Porvenir y a Salud Total EPS, anunciándoles la rectificación del pago
realizado el 2 de septiembre de 2008 a nombre de José Lizardo Galeano, ya que la persona que realiza los
pagos lo retiró.
57 Así lo demuestran el informe de aportantes allegado por ARP Positiva (folio 33 del cuaderno 3) y la
relación de novedades del Sistema de Autoliquidación de Aportes, allegado por el accionante (folio 69 del
cuaderno principal).
34
Sobre la cobertura del SGRP y el debido proceso que debe agotarse antes de
desafiliar al trabajador del sistema
6.14 No hacen falta mayores consideraciones para concluir que ARP Positiva
era la responsable de reconocer y pagar la pensión de invalidez y todas las
demás prestaciones asistenciales y económicas a las que tenía derecho el
accionante por el solo hecho de haber perdido su capacidad laboral en un
accidente de origen profesional. Al menos, mientras la eventual
responsabilidad del empleador en la desafiliación se dirimía en las instancias
judiciales correspondientes.
Bajo esa óptica, es viable reiterar que las ARP son las llamadas a responder
por las prestaciones económicas y asistenciales que demanden sus afiliados
cuando quiera que su salud se vea afectada debido a un evento de origen
profesional, que no pueden evadir dicha obligación oponiendo pretextos de
índole administrativa ni ninguna otra discrepancia no imputable al trabajador
que cumple los requisitos para acceder a tales beneficios y que, en todo caso,
las entidades conservan la opción de iniciar las acciones de recobro
pertinentes, en los términos previstos por la ley y la jurisprudencia.
6.15 Antes de terminar, la Sala debe reconocer que el problema jurídico fue
dilucidado a partir del esquema de funciones que el SGRP le asignó a cada
uno de los actores que lo integran y de los precedentes constitucionales que
han privilegiado la garantía de continuidad en la prestación del servicio
público de seguridad social sobre cualquier tipo de divergencia que pueda
surgir entre los encargados de satisfacerla. ¿Cuál era, entonces, la relevancia
de revisar el marco normativo y jurisprudencial que rige la cobertura del
SGRP?
El caso objeto de estudio ilustra tal hipótesis de manera precisa. De ahí que la
Sala se haya detenido a estudiar los precedentes jurisprudenciales sobre la
beneficiarios. La gestión exige una atención personalizada en torno a los derechos y necesidades de
los usuarios y una sensibilidad social frente al entramado normativo para que el beneficiario no quede
aprisionado en un laberinto burocrático. (...) Por consiguiente, es deber de los funcionarios del Estado
concretar con prontitud en hechos positivos los derechos de la seguridad social. El impulso procesal le
corresponde a las entidades gestoras, porque no se trata de una administración rogada”.
37
Interrogada sobre ese aspecto, la ARP demandada refirió que lleva a cabo la
desafiliación del sistema una vez que el empleador retira al trabajador, por
Internet o en el punto de atención, “marcándose el estado como INACTIVO
para el trabajador desde el día de la recepción y hasta el día anterior a la
fecha de esta novedad, hasta cuando operaría la cobertura”. Después, al
concluir su exposición sobre las condiciones que preceden la afiliación señaló
que “la cobertura de la administradora opera hasta el día en que queda en
firme la novedad de retiro en la base de datos de afiliados”.59
III. DECISIÓN
RESUELVE: