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Ética en el ejercicio de la ciudadanía

El comportamiento ético para un ciudadano es comportarse acorde a los cánones y


costumbres impuestos por la propia sociedad en que se vive para así poder vivir en una
mejor sociedad en donde todos seamos miembros de ella y en donde nadie diste de
otra persona y la perjudique para así poder ejercer el derecho de ciudadano. Por
ejemplo en asesino o un delincuente no tienen un comportamiento ético en la sociedad
como ciudadanos porque no van con la sociedad, afectan a la correcta relación entre
los ciudadanos y el estado, nadan por decirlo de alguna manera "contra la corriente" y
por ende este comportamiento debe ser castigado con cárcel, despojo del grado de
ciudadano, etc, etc.

Como sujetos morales, podemos encarnar esos valores cívicos en nuestras propias
vidas como ciudadanos, conciliando así lo personal con lo público. Se refiere a: la
tolerancia radical, es decir, el reconocimiento de todas las formas de vida y de todas las
necesidades humanas; la valentía cívica, entendida como la capacidad de alzar la voz
por una causa y por los que no pueden acceder a la palabra; la solidaridad activa con
los grupos más desfavorecidos que sufren alguna forma de violencia u opresión - la
indiferencia es también una violencia- por parte de las instituciones; el juicio justo,
valorativo pero objetivo y sereno; la disponibilidad a la comunicación racional que nos
obliga a exponer nuestros argumentos y escuchar los de los demás y buscar acuerdos
en torno a las normas más justas; y la prudencia, es decir, el conocimiento crítico de las
normas y la aplicación de las mismas a los casos que se nos presentan y a las
decisiones que tomamos.

Así la democracia no es tanto un asunto de casillas electorales, sino de que la


ciudadanía comprenda la realidad, que explique su mundo para que pueda
transformarlo.

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