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PARA TI LIDER
Querido y muy amado líder, hoy cuando empieces a leer esta enseñanza y a prepararla
para tu grupo, quisiera que primero hicieras un alto en tu camino y empieces a recordar
cuando Dios te atrajo, cuando hiciste un alto en el camino y viste que la única solución
para lo que estabas viviendo o sintiendo era Dios. Él te ha perdonado y ha olvidado tu
pasado, ahora quiere que tú puedas transmitir esta enseñanza sabiendo que, así como
un día lo hizo contigo lo puede hacer con cada una de las personas que Dios ha prepara-
do para asistir esta semana a tu grupo.
INTRODUCCIÓN
Hoy queremos hablarles de una mujer que era conocida como Rahab la prostituta, los
hombres que acudían con ella no lo hacían por un consejo, ella no era psicóloga, ni con-
sultora financiera y mucho menos una estratega militar para que unos espías llegaran a
su casa. Ella solo prestaba un tipo de servicio, muy conocida por varios hombres de la
ciudad, algunos por su reputación y otros porque lo comprobaban. Las mujeres de esa
época no eran prostitutas por elección, sino porque eran impulsadas por sus mismos
padres a hacer esa tarea. Es esa época y cultura, donde no tenían conocimiento de Dios,
había otros valores, y la prostitución se veía como un trabajo regular. No tenían la cultura
de Israel y del del Dios verdadero, sino una mente reprobada sin valores y conocimiento
sin valores, y conocimientos del bien del bien y del mal. Seguramente fue obligada a ser
prostituta desde muy joven y estaba marcada por las personas de su alrededor para vivir
una vida sin amor, con mucho sexo, pero carente de amor. Tenia un destino marcado por
esas personas, el cual estaba lleno de rechazo y soledad. Muchos estamos atados a los
que los demás establecen para nuestras vidas, pero hoy vamos a explorar con esta histo-
ria que Dios cambia nuestro destino cuando nos atrae hacia Él.
Con este acto de fe que hizo Rahab podemos recordar las palabras de Martin Luther King
quien dijo: “Fe es dar el primer paso, incluso cuando no ves toda la escalera”
1. ¿Cómo podemos ser llenos de fe como lo fue Rahab?
Versículo: Josué 2:8-11 (TLA)
“Antes de que los espías se acostaran, Rahab subió a la terraza y les dijo:—Yo sé que Dios les ha
entregado a ustedes este territorio, y todos tenemos miedo, especialmente los gobernantes.
Sabemos que, cuando salieron de Egipto, Dios secó el Mar de los Juncos para que ustedes pudier-
an cruzarlo. También sabemos que mataron a Sihón y a Og, los dos reyes amorreos del otro lado
del Jordán. Cuando lo supimos, nos dio mucho miedo y nos desanimamos. Reconocemos que el
Dios de ustedes reina en el cielo y también aquí en la tierra.”.
En esta ciudad llamada Jericó, había una mujer de gran fe, que no solamente tenía este
maravilloso instrumento sino las herramientas necesarias para preservar la vida de los
espías y salvar la de los creyentes en Dios en el pueblo de Israel. Se convirtió en un canal
para traer justicia a todas las naciones de la tierra. Nuestra fe esta ligada el día de hoy a la
de esta mujer, porque ella se convirtió en la que daría a luz a uno de los precursores de
Jesús el salvador del mundo, demostrando que en su pasado había una historia, pero que
ella no detendría de ninguna manera su destino. Su fe se fortalecía porque ella escucha-
ba los grandes milagros y obras que el Señor había hecho con el pueblo de Israel, no-
sotros tenemos que escuchar y escuchar todas estas buenas noticias del Señor para
poder llegar a creer y luego actuar confiado.
Preguntémonos por un instante qué era lo que había escuchado Rahab. En el momento
en el que esta mujer era niña, y tenía aproximadamente 10 años fue cuando la nación
santa de Israel salió en libertad, lo que sucedió en Egipto se conoció en todas partes. Esta
niña, con esa tierna edad escucho que ese pueblo que estaba esclavo había salido por la
mano de Dios, escuchó que el mar se había abierto y los dejó pasar en seco, y que este
mar, a su vez, ahogó a las personas que se encontraban persiguiéndolos. Ella no solo lo
escuchó, sino que esto produjo algo en ella y lo creyó.
CONCLUSIÓN
Rahab, no es más la ramera, sino una heredera del propósito de Dios, el Padre borró de ella
su pasado y escribió en ella una nueva historia. Eso hace Dios con toda persona que se
atreve a creerle. Nuestro Padre tiene el poder de borrar nuestro pasado sin importar cual
sea, la autoridad y deseo de escribir un nuevo presente y profetizar un mejor futuro. Dejé-
monos atraer de Dios, El anhela llenarnos, anhela que nos acerquemos a Él sintiéndonos
sus hijos y sintiéndonos perdonados, Él no nos rechaza y quiere que nos unamos a sus
propósitos..
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