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Cambio de Armas es un relato que aparece dentro del libro de cuentos Cambio de armas de
Luisa Valenzuela publicado en 1982 en el que se narra la desmemoria de una mujer víctima
de torturas en el periodo de la dictadura militar argentina (1976-1983) (concretamente
corresponde, según la propia autora, “a la época inicial de la dictadura de Videla, cuando en
el aire ya latía la necesidad de cambiar las armas”, que se sumerge en el olvido y busca
encontrar respuestas, bajo la tutela de un enigmático y supuesto marido militar. No es un
testimonio directo, sino una manera de ficcionalizar y al mismo tiempo, sacar a la luz, la
crueldad de las torturas
Cambio de armas contiene cinco relatos, cinco aproximaciones a la realidad de otras tantas
mujeres, cada una vista desde su particular perspectiva. Son: <Cuarta versión>, <La palabra
asesino>, <Ceremonias de rechazo> y <Cambio de armas>.
Cambio de armas es un libro en el que se encuentran íntimamente entrelazadas
preocupaciones políticas, literarias y feministas, vistas siempre desde el punto de
encuentro de tres pianos: el real, el irreal y el alegórico. Luisa Valenzuela construye un
mundo propio en el que todos esos elementos forman una unidad indisoluble. Su única
arma es la palabra, que sirve para crear, recrear o contrastar realidades, frente a un lector
que es también la autora misma. La obra tiene así una construcci6n de cristales y espejos
que se cruzan, y su lectura puede hacerse desde múltiples perspectivas.
En <Cambio de armas>, relato que da título al libro, nos encontramos con Laura,
protagonista que sufre una amnesia total, por lo que su historia, y el cuento mismo, se
convierten en una necesaria re-creación del mundo. Laura se enfrenta a la tarea de
conocer (que no reconocer) el mundo. Lo habitual se convierte en misterioso. Laura esta
encerrada por un coronel, que la domina sexualmente, como ya vimos. Su lucha por
recuperar la memoria es una lucha por su libertad, por la libertad de la mujer, por la
libertad del género humano, de los pueblos.
“LAURA”
Nos encontramos con una mujer, al parecer llamada Laura, perdida, descompuesta, tras
haber sufrido crueles maltratos que han anulado su ser, pues si analizamos de forma general
la función con que estas se practican no es conseguir extraer información a los detenidos
sino más bien anular la identidad de la persona, su individualidad, destruir su base
ideológica, sus lazos sociales, acabar con la heterogeneidad de pensamiento, con la
experiencia de la colectividad… con el fin de modelar y reinsertar a los individuos en la
nueva sociedad que el poder pretende. La separación en fragmentos del cuento nos
transmite esa realidad desarticulada, fragmentada, que va descubriendo la protagonista
pasando de las palabras a las imágenes, de las imágenes a las cosas, de las cosas al
cuerpo y a la violencia escrita sobre este y finalmente, a la memoria que desencadena
más memoria y a un desenlace. Además, son frecuentes en el relato, las alusiones a la
anulación del ser y a la posterior modelación:
Cita: No pienses, no te tortures, vení conmigo, así estás bien, no cierres los ojos. No
pienses. No te tortures (dejame a mí torturarte, dejame ser dueño de todo tu dolor, de tus
angustias, no te me escapes).
Una ella borrada es lo que él quiere, un ser maleable para armarlo a su antojo
ALEGORÍA POLÍTICA
<Cambio de armas> es una gran alegoría política. El coronel que oprime a Laura es el
dictador que oprime al pueblo; pueblo lleno de cicatrices como la espalda de Laura; pueblo
golpeado y vigilado (encerrado) por los esbirros del gobernante; pueblo al que se le hace
perder la memoria a golpes, igual que a Laura; pueblo, pues, forzosamente amnésico, pero
al que se le obliga a pensar en el dictador como padre de la patria, padre benefactor; es un
dictador unido a la patria, parece ser que en matrimonio indisoluble (y así hay en la
habitación una foto de Laura y el coronel en la que aparecen casándose). Las armas del
coronel son la grandeza y el patriotismo; la recuperación de la memoria le permite a
Laura cambiar esas armas por otras: el mismo negro y frio revólver (re-volver)
apuntando a la espalda de su coronel particular
Cita: “El se alza los hombros y, como tantas otras veces, gira sobre sus talones y se
encamina a la puerta de salida. Ella ve esa espalda que se aleja y es como si por dentro se
disipara un poco la niebla. Empieza a entender algunas cosas, entiende sobre todo la
funci6n de este instrumento negro que él llama revólver. Entonces lo levanta y apunta”.
LAS PALABRAS/EL LENGUAJE
Al romper la relación del sujeto, en este caso de Laura, con el mundo, también se ha roto
con el lenguaje, la relación entre significante y significado. En este cuento hay un
fragmento dedicado a la conexión de la protagonista con las palabras en el que toma
consciencia de que el lenguaje tiene correspondencia con la realidad:
Cita: Lo que sí la tiene bastante preocupada es lo otro, esa capacidad suya para aplicarle en
nombre exacto a cada cosa y recibir una taza de té cuando dice […] quiero una taza de té.
Cita: La llamada angustia le oprime a veces la boca del estómago y le da ganas de gritar a
bocca chiusa, como si estuviera gimiendo. Dice —o piensa— gimiendo, y es como si viera
la imagen de la palabra, una imagen nítida a pesar de lo poco nítida que puede ser una
simple palabra.
Cita: Y la palabra azotada, que tan lindo suena si no se analiza, le da piel de gallina. Queda
así pensando en el poder de las palabras […] (pág.119)
Relacionado con la ruptura con el lenguaje, vemos llevado al extremo el vacío biográfico
que ha generado el trauma en la protagonista, ha expulsado de la representación de su vida
esas experiencias y le resulta muy difícil incluirlas
Cita: A veces quisiera meter la mano en sus recuerdos y hurgar un poquito, pero no, nada
de eso, más vale dejarlos como están: en agua estancada de profundidad insondable.
(pág.141)
Cita: El pozo negro de la memoria, quizá con una ventana a una pared blanca con ciertas
chorreaduras. Él nada le va a aclarar y en última instancia ¿qué le importa? Le importa tan
solo estar allí, regar su planta que parece de plástico, encremarse la cara que parece de
plástico, mirar por la ventana esa pared descascarada. (pág.126)
Por otra parte, nos encontramos también con la sensación de desapropiación de su propio
cuerpo y su fragmentación tras la violencia. Empieza a ser consciente de su cuerpo
cuando decide mirarse en el espejo del ropero, se ve toda entera y descubre la cicatriz de la
espalda que le trae malos recuerdos pero no consigue recordar por qué está ahí:
Cita: Allí está, de cabo a rabo: unas rodillas más bien tristes, puntiagudas, en general pocas
redondeces y esa larga, inexplicable cicatriz que le cruza la espalda y que solo alcanza a ver
en el espejo. (pág.119)
En el fragmento “Los nombres”, sin embargo, ella empieza a reconocer un cuerpo a partir
del del general, del cuerpo del hombre, mediante las caricias Cita: “como si le fuera
bautizando cada zona del cuerpo, hasta las más ocultas”.
https://literaturaculturaymemoria.wordpress.com/2013/01/26/cambio-de-armas-luisa-
valenzuela-y-la-enunciacion-testimonial/