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Tipos de disipadores

Hay una amplia gama de disipadores de energía que pueden ser aplicados en la prevención de sismos. “Hay dos
vertientes: uno de líquidos viscosos y otra de elementos a fricción o fluencia (metálicos). Estos últimos rigidizan más al
edificio y llaman más fuerza sísmica; el efecto no es tan beneficioso como ocurre con los de líquido ciscoso que no
aumentan la rigidez del edificio. El disipador metálico tiene sus aplicaciones pero es un elemento que requiere ser
cambiado después de un evento sísmico. Son productos de acero que tienen menos capacidad o resistencia y son los
primeros que una vez que pasa el rango elástico entran en fluencia; por ello hay que reemplazarlos luego de ocurrido el
evento”, refirió Casabonne.

Los comúnmente llamados disipadores viscosos representan una enorme ventaja comparativa respecto a los metálicos.
“Nuestra disipación sísmica viscosa tiene una tecnología patentada por la NASA y se diferencia de la metálica en que no
sobreesfuerza la estructura por lo que no hay que rediseñar o reforzar algunas partes. Además, no necesitan ser
cambiados después de un terremoto severo, incluso pueden soportar otro de mayor magnitud. A diferencia de los
disipadores metálicos, no sufren deformaciones permanentes por lo que si ya trabajaron intensamente durante un
sismo no requieren ser reemplazados y, por tanto, no hay lapsos en que la estructura esté desprotegida. Nuestros
disipadores viscosos se ensayan uno a uno, lo que significa que los clientes estarán seguros que funcionan antes de que
ocurra un sismo”, señaló el ingeniero Iván Gonzales, gerente de Ingeniería de CDV.

“Las diagonales se colocan justo en la intersección entre la columna y la viga del piso inferior y salen hacia el nudo
opuesto -un pórtico más-, desplazado hacia la unión de otra viga y columna. Cuando los edificios comienzan a moverse,
el amortiguador se estira o encoge. Esta diagonal no hace frente al movimiento como un puntal, sino que tiene la
capacidad de deformarse absorbiendo mucha energía”, manifestó el ingeniero Rivera Feijóo.

Aislador elastomérico

Aplicación del aislador elastomérico

Aplicaciones en auge

Los disipadores de energía de líquido viscoso fueron aplicados hace varios años en la torre del Aeropuerto Internacional
Jorge Chávez. Un centro de control aéreo tan importante como éste merecía contar con tales dispositivos y, con el paso
del tiempo la aplicación de estos ha concitado la atención de muchos inversionistas e ingenieros.

“El edificio de 15 pisos que estamos terminando con GERPAL en la avenida Benavides, tendrá disipadores mostrados no
sólo hacia adentro sino hacia fuera, para que las personas vean que el edificio está protegido. Ahora veremos unas
diagonales que tienen la magia de defender la estructura en la que han sido colocadas y es la primera vez que se instalan
en una nueva torre desde su diseño inicial. El concepto no ha sido evitar el costo que significa colocar estos y ahorrar en
algunos puntos de la estructura como vigas y columnas que, al estar menos esforzadas, van a requerir menos refuerzo.
La idea ha sido diferente: ¿qué grado de seguridad adicional puede lograr una edificación común cuando se le colocan
estos elementos? Este edificio ha sido concebido para superar dos escalas de seguridad a la que le corresponde
normalmente. El proyecto, que tenía las características iniciales de un edificio común, ahora tiene una distinción de
edificación esencial; es decir, que si un día se suscita un sismo muy severo, es probable que sea una de las pocas torres
en pie”, sostuvo el Ingeniero Rivera.

Tendencia hacia la retrocapacitación en aisladores

Conviene preguntarse dónde se sitúan las tendencias sobre el uso de elementos de protección sísmica en nuestro país.
“Por el tipo de construcción que hay en Lima, la mayor representación ha sido hacia los disipadores porque los edificios
son más altos y también porque existen muchos que estos casos los disipadores viscosos son los ideales. Sin embargo,
existe mucho potencial en el uso de aisladores para edificios de baja altura y de gran área, como museos, centros de
datos, hospitales, y cualquier otra estructura que debe seguir operando después de un terremoto de gran magnitud”,
explicó el ingeniero de CDV.Las instancias públicas que congregan mayor cantidad de personas a diario deben ser
reforzadas con este tipo de elementos de protección sísmica. “Debería ser una obligación el uso de estos dispositivos en
edificaciones como estaciones de bombero, comisarías, postas, hospitales, instituciones financieras y centros de data,
que deberías estar protegidos contra daños sísmicos muy resistente, pero el daño del contenido siempre va a existir y
eso puede causar deterioros mucho más costosos y perjudiciales a la sociedad que el costo inicial que representa este
dispositivo. Es una responsabilidad del ingeniero estructural promover el uso de aisladores y presentar a su cliente las
diferentes opciones que hay para luchar contra el sismo. Exhibir una perspectiva tal que el cliente vea con claridad las
ventajas y desventajas, para que pueda evaluar con conocimiento de causa y tomar una decisión acertada.
Hay varias edificaciones que se están retrocapacitando con disipadores sísmicos, tanto privadas como del Estado,
generalmente construidas en las décadas de los 50 ó 60, que por ser una tipología estructural previa a cualquier norma,
no reúnen las condiciones de seguridad básicas pues los anclajes de las vigas son pequeños.

Pocas personas hacen el análisis de qué es caro o barato porque eso depende en qué tiempo se mida esto, aunque si
uno lo mide en 100 ó 150 años de vida, hay una rentabilidad asegurada”, expresó.

“Cuando uno ve el costo de un edificio, que sería el costo real de construirlo, y después el gasto de repararlo
consecutivamente en el futuro con tantos sismos como se hayan presentado, resulta más barato y mejor concebida una
edificación que tenga estos elementos”, agregó Rivera Feijóo.

“Otro aspecto importante, es el precio de este sistema, que sólo puede representar entre el 2% y 3% del costo de un
proyecto convencional (aunque se puede reducir a cero). Esto pasa porque en un edificio con aislamiento físico se puede
disminuir en forma importante la cantidad de concreto, de fierro y secciones. El calculista del proyecto y la empresa
especializada en el diseño del aislamiento deben trabajar de forma coordinada para lograr soluciones más efectivas”,
agregó Vïctor Manzur, de Vulco.

Disipador Sísmico

Un disipador tiene como función principal absorber la energía sísmica que ha ingresado al edificio

Alternativas tecnológicas

Si bien es cierto que en promedio los aisladores sísmicos y los disipadores de energía han sido aplicados en edificios por
debajo y por encima de los 10 pisos, existe otra solución que es usada para edificios extremadamente altos. Se trata del
sistema de masa sintonizada indicado para estructuras afectadas por la fuerza del viento.

“En las torres que tienen entre 50 y 100 pisos se utilizan otros tipos de elementos colocando una gran masa en su tercio
superior. Esa gran masa, que en algunos casos pesa cientos de toneladas, recibe una señal electrónica de un dispositivo
a nivel del suelo de tal modo que cuando se inicia el movimiento telúrico envía un impulso a la masa y ésta comienza a
moverse de forma contraria al desplazamiento del terreno, compensado así al edificio y logrando mantenerlo más
quieto y menos esforzado. Esos sistemas son bastante caros”, detalló Rivera.

Otra alternativa para reducir la carga sísmica de las estructuras, son los amortiguadores de sintonía de masa, que son
dispositivos que se colocan generalmente en el último piso de los edificios altos, y que tienen un peso equivalente entre
5% y 10% del edificio y amortiguadores viscos elásticos en la base de dicho piso, los cuales incrementan el
amortiguamiento de la estructura reduciendo las aceleraciones, desplazamientos y esfuerzos en las estructuras hasta en
40%, disminuyendo los daños en la estructura. “Es ideal para proyectos de reforzamiento y de actualización de los
edificios que fueron construidos con normas más antiguas a las actuales, ya que no es intrusivo y es más económico que
los amortiguadores viscosos” agregó Víctor Manzur.

Además de los disipadores viscosos y metálicos, también existen otros dispositivos que sirven para atenuar el
rozamiento entre dos edificios contiguos, cuya distancia de separación es bastante reducida. “Nosotros también hemos
desarrollado productos que pueden servir para acoplar dos edificios que están separados por una junta de un ancho tan
pequeño que podría medir incluso menos de 5cm.

Hay cientos de edificios contiguos que se chocarían en caso de un terremoto, causándoles grandes daños. Este tipo de
disipadores sísmicos evitaría que se choquen, disipando energía, incluso para desplazamientos tan pequeños como de
milímetros” afirmó Iván Gonzales, de CDV.

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