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INTRODUCCION

Desde que el ser humano toma conciencia de sus actos se ve obligado a tomar
decisiones. En este sentido, el escritor argentino Jorge Luis Borges dice que la
vida es un jardín de senderos que se bifurcan. Casi en cada instante de la vida
hay que tomar decisiones, aunque algunas tengan más relevancia que otras, y con
alcances distintos.

La toma de decisiones es vista por algunos autores como la elección entre varias
opciones, sin embargo Chiavenato la entiende desde un punto de vista más
dinámico, definiéndola como “es un proceso que consiste en hacer un análisis y
elegir entre varias opciones un curso de acción. En esta definición se hace
hincapié en el carácter procesual de las decisiones. Esta es la postura propuesta
también por Robbin, quien presenta las decisiones, además de ser dinámico, con
un alcance mayor al que se presenta de forma inmediata.

Dentro del proceso de la toma de decisiones, según Borea, entran en juego dos
elementos que hay que tomar en cuenta: los elementos de hecho o proposiciones
fácticas y los elementos de valor o proposiciones éticas. Los primeros tienen que
ver con la manera de operar las decisiones, mientras que los segundos tocan la
cuestión de si la decisión es correcta o incorrecta, si debe ser o no debe ser, que
tanto bien se puede hacer con la misma.

dentro de las organizaciones se deben tomar decisiones todos los días. Gómez
habla de decisiones estratégicas, cuando están concebidas a largo plazo,
decisiones tácticas, cuando su alcance es de un año o menos, y decisiones
operativas que tienen una base diaria o semanal. Si se entiende, como lo hace
Amburgey, la organización como “un sistema estructurado de rutinas embebido en
una red de interacciones con el ambiente externo”, se le apreciará como una
ambiente complejo, en donde se toman decisiones de acción o se deja de existir.

El ambiente y la dinámica de la organización impulsan a estar en continuo


movimiento, adaptándose a nuevas condiciones, tanto internas como externas.
Esto implica una constante búsqueda de información para tomar las decisiones
más acertadas, generando el mayor bienestar posible, tanto para los trabajadores
de forma individual, como a la organización en su conjunto.
LA TOMA DE DECISIONES

Continuamente, las personas deben elegir entre varias opciones aquella que
consideran más conveniente. Es decir, han de tomar gran cantidad de decisiones
en su vida cotidiana, en mayor o menor grado importantes, a la vez que fáciles o
difíciles de adoptar en función de las consecuencias o resultados derivados de
cada una de ellas.

Es posible trasladar este planteamiento general al ámbito de la empresa. La toma


de decisiones abarca a las cuatros funciones administrativas, así los
administradores cuando planean, organizan, conducen y controlan, se les
denomina con frecuencia los que toman las decisiones.

Ahora bien: ¿qué se entiende por decidir? Se puede definir la decisión como un
corte entre el pasado y el futuro. También se puede definir que la decisión como la
elección entre varias alternativas posibles, teniendo en cuenta la limitación de
recursos y con el ánimo de conseguir algún resultado deseado.

Como tomar una decisión supone escoger la mejor alternativa de entre las
posibles, se necesita información sobre cada una de estas alternativas y sus
consecuencias respecto a nuestro objetivo. La importancia de la información en la
toma de decisiones queda patente en la definición de decisión propuesta por
Forrester, entendiendo por esta «el proceso de transformación de la información
en acción».

La información es la materia prima, el input de la decisión, y una vez tratada


adecuadamente dentro del proceso de la toma de decisión se obtiene como output
la acción a ejecutar. La realización de la acción elegida genera nueva información
que se integrará a la información existente para servir de base a una nueva
decisión origen de una nueva acción y así sucesivamente. Todo ello debido a una
de las características de los sistemas cibernéticos que es la retroalimentación o
Feed-back.

la toma de decisiones es un proceso que, llegado el momento de tener que


realizar una elección cualquiera, se encuentra potentemente influenciado por las
emociones y los sentimientos, y que de no contar con el mecanismo de los
marcadores somáticos (emocionales) que nos señalan de forma inconsciente
nuestras preferencias, la vía racional nos mantendría inmersos en un análisis sin
fin entre las diferentes posibilidades a considerar.

Esta es la causa por la que, en cualquier proceso de toma de decisiones, las


emociones y los sentimientos nos permiten escapar al riesgo potencial de ese
interminable análisis, abriéndonos un abanico de nuevas opciones que nos
posibilitan decidir teniendo en cuenta tanto la razón (lo racional) como las “razones
del corazón” (lo emocional), de las que ya nos hablaba Pascal. Esto nos induce a
pensar que, dado que las emociones y los sentimientos son tan importantes en la
toma de decisiones, un buen manejo de las mismas se constituye en un factor
diferenciador para estar más acertados en nuestras elecciones.

Es en este punto es donde nos encontramos con la inteligencia emocional descrita


por Daniel Goleman y definida por él como la capacidad de ser consciente de
nuestras emociones y de las de los demás, con cinco dimensiones anexas
diferenciadas: Autoconciencia Sugiere tener un entendimiento profundo de
nuestras emociones, fortalezas y debilidades, impulsos y necesidades. Una
persona con autoconciencia reconoce como sus sentimientos lo afectan a sí
mismo y a los demás, también sabe hacia dónde se dirige y por qué, y por ellos es
capaz de ser firme a la hora de tomar decisiones.

Autorregulación Es el control y manejo de los sentimientos e impulsos, siendo


capaz de crear ambientes de confianza y equidad. Una persona con esta
competencia fortalecida es capaz de mantenerse serena a pesar de las
circunstancias, suspender los juicios y buscar la mejor solución posible sin dejarse
dominar por sus emociones.

Motivación Las personas que tienen inteligencia emocional se sienten motivadas


por un profundo deseo de lograr algo por el simple hecho de hacerlo, los
motivantes externos son secundarios. Estas personas son persistentes y buscan
desafíos creativos, les gusta emprender y se sienten orgullosas de ellas mismas al
alcanzar las metas.

Empatía Capacidad de captar los sentimientos, intereses y necesidades ajenas y


ver las situaciones desde su perspectiva, logrando afinidad con una gran
diversidad de personas. Supone ser capaz de ponerse en los zapatos del otro. Es
común que las personas altamente empáticas disfruten de gran popularidad y
reconocimiento social.

Habilidades sociales Una persona con habilidades sociales interactúa con facilidad
y es capaz de persuadir, liderar, dirigir, negociar y resolver problemas con
personas de todo tipo; además, cuenta con una habilidad para encontrar puntos
en común con otras personas lo que hace que normalmente tengan un amplio
círculo social. El fortalecimiento de estas dimensiones tiene un efecto directo en la
forma como elegimos, ya que, al ser conscientes de las emociones propias y
ajenas podremos tener un mejor manejo de las situaciones donde nos vemos
enfrentados a tomar decisiones que nos involucran a nosotros mismos y los
demás.
CONCLUSIONES

Para que los gerentes sean eficaces deberán entender la estrategia, la técnica y el
procedimiento implícito en la toma de decisiones y saber cómo aplicarlos en sus
trabajo.

Todas las decisiones siguen un proceso común, que tiene los siguientes pasos:

 Estar conscientes de un problema o acción.


 Reconocer el problema y su definición.
 Analizar posibles alternativas y sus consecuencias.
 Seleccionar la solución.
 Implementar la decisión.
 Proporcionar retroalimentación.

Existe un costo de recoger información y, asimismo, surge un beneficio derivado


de esa información. En la medida en que se recogen más datos, se reduce el
riesgo de la incertidumbre. Sin embargo, a partir de cierto punto, el costo de
recoger información no incrementa la efectividad de la decisión final; cualquier
demora superaría el punto de decisión óptimo e incrementaría los costos totales.

Existen ingredientes que contribuyen a una mejor toma de decisiones. En la


medida en que la persona que toma una decisión tenga la información oportuna y
suficiente, los conocimientos y la experiencia necesaria, sumados a una buena
capacidad de análisis y juicio, se garantizará el éxito en la tarea.

El nivel recomendable para tomar la decisión dependerá de las características de


las decisiones. Si se trata de una decisión irreversible, excepcional, de gran
impacto, de alta calidad, es recomendable que la decisión se tome a un alto nivel.

En resumen, la toma de decisiones es una actividad típicamente humana, que


implica acciones y valores. Las organizaciones, concebidas como sistemas
complejos, están en continuo movimiento por lo que se ven obligadas a tomar
decisiones cada día. Cada decisión trae consigo una consecuencia que afecta la
vida personal de cada trabajador y a la organización en su conjunto.

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