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Karol Dayanna Álvarez Mosquera Código: u20201187661

                                                              MI CREACION 
Hoy todo es distinto no hay marcha atrás para recuperar lo que se pierde.
En la sala de mi casa se encuentra una mujer observando la ventana, ve transcurrir a los
transeúntes con una total peculiaridad y me pregunta: ¿No crees que ahora todo es
diferente, las calles, los autos, los hombres, mujeres y niños que reían sin cesar se han
detenido por el miedo?
Su pregunta me dejo atónita, pero no me sorprendió, pues, ya entendía la muerte como el
temor de todo aquel que no ha podido disfrutar sus logros.
Entonces para no ser grosera con aquella mujer hermosa, pero a su vez pálida y sombría
como los misterios de la noche le respondí:
Un clavel blanco siempre será blanco, sin importar cuánto sol obtenga y cuanto deba
esperar para que llueva, pero, si el tallo es cortado y a su vez es desechado su color se
tornará tan negro como el mismo cielo que espera a la luna en una noche de añoranza sin
fin.
Ella se levantó y me miró, su rostro era precioso; su cabello era tan negro como la noche y
sus ojos tan oscuros como el carbón.
Entonces me respondió: los seres humanos son tan hermosos como las gemas de cristal y
tan valiosos como los diamantes que guardas en aquel lugar, pero todo tiene sus límites,
los desastres, daños, y miserias ocasionados unos a otros ya no se pueden parar; el
universo debe llegar a un equilibrio para poder volver a su estado natural.
 Su cabello revoloteaba con el viento y su rostro se reflejaba apesadumbrado, podía sentir
su dolor y ver como aquellas lágrimas, que parecían gotas de oro, podían caer de aquellos
ojos.
No hubo más palabras……todo se quedó en silencio y mi alrededor parecía estar muerto. 
Yo quería consolarla, quería decirle que por favor parara.
Sentí como una parte de mi se agrietaba y como en mis ojos lágrimas de sangre
goteaban. Era tan espeso, tan espeso como el chocolate de aquellas mañanas, el
chocolate que compartía junto a mi familia en algunas circunstancias.
Nunca estábamos unidos, pues mi padre en parte me odiaba y mi madre no me
demostraba aquel amor que mi corazón necesitaba.
Peleas, conflictos, gritos y maltratos, hacían que mi corazón gritara de dolor y podía
ver como cientos de cuchillos me atravesaban sin el más mínimo pudor.
Una y otra vez quería odiarlos, quería olvidarlos.
Mi rostro en ese momento se sentía pálido y mi corazón se sentía un poco aliviado.
Era una mezcla muy extraña, pero a su vez muy necesaria.
Ella se rio, pero sus ojos no cambiaban su forma o color, se sentían opacados, sin
brillo, estaban por así decirlo…. muertos.
Aquellos ojos muertos que me notaban, perdieron otra vez su rumbo hacia aquella
ventana.
Me pregunto- ¿te sientes triste?
Yo no quería soltar ni una sola palabra, quería callar y evitar su mirada. Pero entonces
miles de frases salían de mi boca sin parar y mi corazón se aliviaba sin pesar.
hablaba de mi familia, mi padre, mi madre, y mis hermanos, sentía que no podía
odiarlos y tampoco quería olvidarlos. No quería borrar aquellos momentos, borrar
aquellas sonrisas, borrar aquellos sueños, todo aquello que me complementaba y me
hacía sentir feliz sin importar todo lo malo que tuve que sufrir.
Yo solo quería amor o eso era lo que pensaba sin saber que el amor se me otorgaba.
Que falta de concordancia la mía- decía a mí misma entre lágrimas.
Ella guardo silencio por un momento.
No sabia que era lo que en realidad observaba, limpie mis lagrimas y me acerque a su
lado como si fuera un movimiento involuntario el cual no esperaba.
Empezó a acariciar mi frente y a murmurar cosas de la gente, entonces dijo: las
personas no saben lo que tienen hasta que algo mas grande llega y se los arrebata, el
trabajo ha aumentado, pero con esto pude darme cuenta de cuan ignorantes son ante
los sentimientos que desean expresar por alguna razón, pero este motivo los hace
más interesante y atractivos.
Entendía a lo que se referían sus palabras, pero no entendía como esta mujer había
llegado a mi casa, una chica tan hermosa, inteligente, pero a la vez sombría que podía
hacer aquí, entonces comprendí, y pude recordar lo trágico de mi final.
Las paredes se empezaron a romper y aquellos reflejos se empezaron a acoplar, pude
ver un montón en una sabana y como mi familia gritaba y lloraba.
Estaba feliz porque por primera vez todos estaban allí para mí, pero no era lo que
quería, ya el sol oscurecía y yo estaba lista para partir a aquella llanura sin fin.

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