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Semana del 19 al 25 de octubre de 2020
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!
Martes 20 de octubre de 2020
EL PODER DE LA TRANSFORMACIÓN DEL LENGUAJE
1ª Pedro 3:10
“Porque el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no
hablen engaño”
Una de las primeras cosas que debemos aprender cuando comenzamos a caminar con
Cristo es cambiar nuestro lenguaje, podemos decir que es un proceso, ya que a medida que
vamos oyendo la palabra y aplicá ndola en nuestra vida, nuestro lenguaje va siendo
transformado a un lenguaje de fe y esperanza. Cuando permitimos que la palabra nos lea,
nos discierna y nos transforme, el cambio se va a notar en nuestra manera de hablar (Mateo
12:34)
Por eso, la transformació n de nuestro corazó n es vital para que nuestra confesió n esté
alineada a la palabra profética que Dios tiene establecida en este tiempo. La dureza de
corazó n hace que la palabra de revelació n rebote, no penetre en nuestra vida y seamos
transformados.
¿Cómo llegamos a tener dureza de corazón?
• La incredulidad, es una fortaleza que tiene su raíz en la altivez del corazó n, en la
arrogancia de nuestro conocimiento intelectual y todo lo que se oponga a la palabra de
fe en Cristo. Creer es una decisió n, toda la vida en Cristo está fundamentada en creer
por revelació n del Espíritu los dogmas abstractos de la palabra del eterno, son cosas
que no hemos visto con nuestros ojos físicos, pero decidimos creer por fe a la palabra.
Así que no espere ver algo concreto antes de creer, en el reino para poder ver algo en lo
natural, primero debemos creer a la palabra.
• La falta de perdó n endurece el corazó n, debemos entender que el perdó n es una
decisió n, y como toda decisió n necesitamos determinació n para llevarla a cabo, no
existe para Dios la excusa de decir “no puedo perdonar” es mejor ser sincero con Dios y
decir “no quiero perdonar, porque no quiero hacer el mínimo esfuerzo en hacerlo”.
Debemos entender que el perdó n es sanador y está en nuestras manos el adquirir el
poder sanador y liberador del perdó n.
• La amargura, es producto de dejar pasar cosas sutiles que contaminan tu corazó n, esas
sutilezas pueden ser traiciones y decepciones que piensas que has perdonado, pero el
dolor sigue allí y no terminas de acabar con él. La amargura no viene de la noche a la
mañ ana, es producto de la acumulació n de cosas no resueltas y tratarlas
superficialmente. Decide acabar con cosas no tratadas hoy para que la amargura no te
robe el futuro glorioso que Dios a preparado para ti.
Decidir acabar con la incredulidad, la falta de perdó n y la amargura es entender lo que
siente un enfermo de cá ncer, el médico le dice que debe someterse a un tratamiento que lo
va a sanar, pero el proceso es doloroso, la persona se somete al proceso, aunque sea
doloroso porque sabe que el medicamento lo sanará , y su vida depende de eso. No nos
aferremos a cosas que nos estorban en nuestra vida espiritual, la vida y la muerte está en el
poder de nuestra boca, debemos elegir la vida. Decide hacer los cambios en tu lenguaje hoy.
Declaración:
Hoy decidimos romper con mala confesió n que nos ha producido dureza de corazó n a causa
de la incredulidad, falta de perdó n y amargura, y declaramos que la palabra entra en
nuestra alma sin estorbos, la palabra nos transforma y nos cambia conforme a los diseñ os
divinos, determinamos cambiar nuestra manera de hablar para que cambie nuestra
manera de vivir.
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!
Viernes 23 de octubre de 2020
DISCERNIR EL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR TRAE LIBERACIÓN
Juan 6:35
“Yo soy el pan de vida. El que a mi viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá
sed jamás”
1ª Corintios 11:29-31
“Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si,
pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados”
En el caminar como hijos de Dios, hay cosas que son determinantes y son ley para una
saludable en Cristo Jesú s, y son: la oració n, la lectura de la palabra, tener vida de cuerpo,
diezmar y ofrendar, y tener vida discipular (ser impartidos e impartir de esa autoridad y
paternidad apostó lica), estas acciones son vitales, pero hay que agregar el compartir la
Cena del Señ or juntos como familia y como Iglesia; debemos pedirle al Señ or que nos revele
el misterio de comer de su carne y beber de su sangre.
Debemos entender que Jesú s es ese pan de vida, ese pan celestial que nuestro Padre envió
para nuestra salvació n y vida eterna; ese pan y esa bebida celestial que nos sacia y permite
que nuestro cuerpo físico y espiritual sea fortalecido y podamos seguir con nuevas fuerzas
para cumplir con el llamado.
Cuando tomamos la cena, usted podrá verlo físicamente en forma de pan, pero
espiritualmente cuando confesamos que es el cuerpo que fue partido por nuestros pecados,
literalmente es el cuerpo de Cristo, y cuando levantamos la copa para decir que es la sangre
del pacto eterno y que es derramada por nosotros, literalmente esa copa es la sangre de
nuestra redenció n.
No discernir esto, trae como consecuencias enfermedad y muerte ya que para Dios no fue
un juego el que su ú nico Hijo muriera en la cruz del Calvario, no entender la profunda
necesidad de mantener nuestro cuerpo sano y apartado para Dios emocionalmente,
espiritualmente y físicamente es traer juicio a nosotros mismos.
Antes de tomar la cena como familia hoy vamos a presentar nuestro corazó n delante del
trono, confesar todo odio, resentimiento, amargura, impotencia, falta de perdó n, celos,
envidias, contiendas, juicios injustos, calumnias, engañ os, todas nuestras debilidades, estar
conscientes de nuestra humanidad delante del Todopoderoso, y entender que si estamos
ante su trono es por su inmensa gracia y misericordia, solo podemos darle gracias por su
amor inagotable, por darnos una salvació n tan grande, que no merecíamos, pero que a él le
plació por amor venir a salvarnos.
Con esta revelació n basta con que estemos con un profundo gozo en el corazó n, porque
fuimos adoptados por amor sin merecerlo, nos dieron nuevas vestiduras sin merecerlo, nos
dieron autoridad sin merecerlo, nos dieron una herencia sin merecerlo. De gracias a Dios
por el lugar de privilegio que tenemos, ser llamados Hijos de Dios.
Tomar la cena del Señ or. 1ª Corintios 11:23-24.
Declaración:
Señ or Jesú s, hoy tomamos de tu cuerpo y de tu sangre creyendo firmemente que comer y
beber de esta comida celestial, los cuerpos enfermos son sanados, las emociones son
sanadas, y nuestro espíritu es revitalizado para caminar la senda que debemos caminar, y
hacer con eficacia lo que has demandado de nosotros. Gracias Señ or porque como sanidad y
bebo de tu paz. Amén.
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!
¡Ayuda viene todos los días, todos los días ayuda viene!