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EL DIOS CRUCIFICADO1
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Cf. MOLTMANN, Jürgen. El Dios Crucificado. Ediciones Sígueme. Salamanca. 1977.
Págs. 275-358.
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Nace en Hamburgo en 1926. Doctor en teología desde 1952. Es un Teólogo protestante,
primero hablo de la teología de la esperanza, pero se ha decidido, apoyado en Martín
Lutero, hablar de una teología de la Cruz.
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divinidad en el abajamiento. El acontecimiento de la cruz hay que entenderlo
en su sentido trinitario, y por ello se debe tener en cuenta, que el Hijo, sufre y
muere en la cruz. El Padre, sufre con él pero no de la misma manera. La cruz
se puso en medio del ser trinitario, se hizo dimensión teológica en donde surge
el acontecimiento de entrega y abandono de Jesús y el Padre en el Espíritu,
“no es la muerte de Dios, sino la muerte en Dios”.
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Dios, sino que, como cruz del Cristo rechazado y abandonado, es la revelación
visible del ser de Dios para el hombre en la realidad de su mundo.
Tesis 19: Lutero llama aquí teólogo, no aquel que descubre y comprende la
esencia verdadera de Dios mediante sus obras, pues estos son llamados necios
(Rom 1,22). Pues si el concepto de Dios, lo obtengo desde las cosas, Dios se
convierte para mí en: Divinidad, justicia, verdad… y estas nociones no hacen
sabio y digno a nadie. Para Lutero, todo cristiano es teólogo, es decir uno que
conoce a Dios, Lo que el critica es la manera como se le conoce, pues por las
cosas naturales, Dios es omnipotente, sabio… y según santo Tomás de
Aquino, se conoce a Dios por la percepción del movimiento, el efecto, el ser
posible, el finito el ordenado. A dios no se le piensa por sí mismo sino a causa
de otro, por razón del ser infinito.
Tesis 20: Lutero llama teólogo a aquel que entiende como representado en
el sufrimiento y la cruz lo visible de la esencia de Dios y lo que está vuelto al
mundo, puesto que los hombres malusan el conocimiento de Dios basado en
sus obras, quiso Dios por su parte que se le conozca por los sufrimientos
(1Cor 1, 21). En esta tesis, el autor puede descubrir que el verdadero teólogo,
es aquel que encuentra en el crucificado el conocimiento de Dios, aquí Dios
no está en el cielo sino que quiere algo sobre la tierra, conocer a Dios,
significa padecerlo, si la teología de la naturaleza se fija en las manos, la de la
cruz tiene su mirada puesta en el corazón.
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Dios me perdona pero yo sigo siendo el mismo miserable, así es difícil
comprender a un Dios contrario a la Ira, tal como él lo interpreta.
Este ateísmo, quiere tomar los postulados teístas y con ellos crear una
especie de protesta; pues bien, al tomar las vías de Santo Tomas, el ateo
descubre, no el orden y la perfección, sino el espejo roto de un mundo injusto,
los girones del absurdo y de la nada. También el ateísmo concluye del ser y
del ser así del mundo finito hasta llegar a causa y meta, pero allí no encuentra
ningún Dios bueno y justo, sino a lo más, un demonio caprichoso. Tal como el
mundo realmente está hecho, es más fácil creer en el diablo que en Dios.
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Cuando observo el planteamiento del ateísmo, recuerdo las palabras del
Judío Moisés Nachmanides, cuando hablaba que Jesús no podía ser el Mesías
porque supuestamente traería paz y hoy estamos en un mundo de guerra, en
la misma línea creo que el ateísmo, tiene que hablar de Dios no desde un
punto externo, porque solo llegaremos a decir que no existe porque las cosas
contradicen lo que él es; sino que Dios lo tenemos que mirar desde un punto
interno, ¿cómo he acogido su palabra?, la paz nace por cada hombre y en
cada corazón. Esta protesta ateísta según lo que hemos visto en las clases, se
contradice al separar Dios y sufrimiento, pues ellos no se contradicen, sino
que Dios es amor y el amor no se puede separar del dolor, y solo desde la
cruz podemos comprender esto, es Dios que comparte el dolor humano desde
la cruz.
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El teísmo piensa a Dios, a costa del hombre, como un ser supra-poderoso,
perfecto e infinito y como consecuencia el hombre queda aquí como un ser
infinito e imperfecto. Por otro lado, hay que recordar que el tiempo en que
surgen la teología y la filosofía teísta, fue pensada en tres sentidos:
Pero estas tres imágenes son ídolos si se les compara con el origen de la fe
cristiana en el crucificado, porque un Dios pensado en la omnipotencia,
perfección e infinitud a costa del hombre, no puede ser el Dios que es amor en
la cruz de Jesús.
Pero el ateísmo que se revela contra ese teísmo político, moral y filosófico
representa, en la edad moderna, no otra cosa con los distintivos cambiados,
Piensa al hombre a costa de Dios como un ser infinito, perfecto y creador.
Hace al hombre el ser supremo para el hombre. Pero esta concepción, ateísta
ha comprobado en los últimos años que el hombre-dios, se convierte en lobo
para el hombre.
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columnas de la Cristología, la Escritura, la tradición y la experiencia.
Cuando quitamos alguna de ellas, dejamos nuestra reflexión sin fundamentos.
CONCLUSIÓN
3
Cf. Liturgia de las horas (Tomo IV), Oficio de lectura, Jueves XXX, p. 451.
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