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ALBERTO
Bien, una vez superado este pequeño inconveniente,
¿por dónde íbamos? Ah sí, estabas explicándome
por qué me has abandonado como a un vulgar perro.
ANABEL
Lo siento, Alberto. Ahora me doy cuenta de que
estaba equivocada. Te amo con locura y si me
sueltas, tú y yo podremos volver a ser felices juntos.
ALBERTO
Anabel, sabes que lo que más me pone de ti es lo
buena actriz que eres pero esta vez no me vas a
engañar.
ANABEL
¿Por qué habría de mentirte? ¿Porque me tienes
atada? ¿Porque me has amenazado de muerte?
¿Porque tienes un cuchillo jamonero? Qué poco me
conoces...
ALBERTO
Tal vez podría empezar a creerte si… aceptaras
casarte conmigo.
ANABEL
(Bocas) Eeh, sí-sí, claro. Pero bueno. Tendrías
primero que soltarme para… para que pueda
probarme el vestido, presentarte a mis padres…
ALBERTO
(Ilusionadísimo) Olvídate de eso. Tengo un primo
concejal. Casémonos esta noche. ¡Hagamos una
locura!
ANABEL
(Para sí) Una locura, dice. Madre, cómo están las
cabezas.
ALBERTO
¿Qué?
ALBERTO
¿Por qué gritas?
ANABEL
¡Porque quiero que se entere todo el mundo! ¡Algún
técnico rezagado, el segurata que hace la ronda por
plató! ¡TE QUIERO! ¡ESTOY EN EL ALMACÉN
Y TE QUIEROOOO! (Como si gritara socorro)
¡¡TE QUIEROOO!!