Proceso constituyente

y Ciudadanía

Módulo 3t

El debate en la eventual redacción

de una nueva Constitución
Política de la República
 ¿Cuáles son los
principios de
la Constitución
del 80?
 ¿Cuáles son los El modelo constitucional de la Constitución de 1980 opta por

principios de
un Estado que, desde sus bases, reconoce la primacía de la
persona humana (“nace libre e igual en dignidad y
derechos”) y se posiciona al servicio de ésta.

la Constitución
Asimismo, reconoce y protege a los grupos intermedios
(desde partidos políticos a sindicatos, pasando por gremios,
empresas, asociaciones o todo grupo de personas que se

del 80?
reúnan) garantizándoles autonomía para sus propios
específicos, también reconoce la familia (sin definirla) como
núcleo fundamental de la sociedad, y reconoce ciertos

deberes o tareas del Estado, cuya finalidad es promover el bien común, esencialmente,
contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los
integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con
pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece y, en términos
colectivos, resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y a la familia,
propender al fortalecimiento de ésta, promover la integración armónica de todos los
sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de
oportunidades en la vida nacional. En este sentido, todos los actos del Estado deben estar
destinado a estos fines pues, de contrario, son inconstitucionales y por lo tanto nulos.

El Estado asume como deber el promover el fortalecimiento de la regionalización del país y el desarrollo equitativo y solidario entre
las regiones, proncias y comunas, así como el respeto y la promoción de los derechos esenciales que emanan de la naturaleza
humana (derechos fundamentales).
En cuanto a lo económico, el Estado reconoce el derecho a desarrollar toda actividad económica, siempre respetando la regulación
legal, y en tanto no sea contraria a la moral, al orden público o a la seguridad nacional. Admite también la actividad empresarial
del Estado (autorizado por ley de quórum calificado) y tolera un régimen excepcional para estas empresas (autorizado del mismo
modo). Establece la Constitución, también, el derecho de propiedad y señala que la ley puede limitarla por causa de su función
social, lo que comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la salubridad
públicas y la conservación del patrimonio ambiental y aun el Estado puede privarnos de nuestra propiedad con motivo de la
utilidad pública o de interés nacional, calificada por ley.

La Constitución establece que el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas, así
como el Código de Aguas señala que las aguas son un bien nacional de uso público. Finalmente, la Carta Fundamental también
reconoce el derecho de autor y la propiedad industrial.

Respecto de lo social, la Constitución reconoce derechos como relativos al

medio Salud Educación Trabajo Sindicalización Seguridad

ambiente Social
La Constitución reconoce el derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación, y el Estado asume el
deber de velar para que este derecho no sea afectado y
tutelar la preservación de la naturaleza, así como se
habilita a la ley para establecer restricciones específicas
al ejercicio de determinados derechos o libertades para
proteger el medio ambiente.
La Constitución también asegura el derecho a la
protección de la salud y al libre e igualitario acceso a las
acciones de promoción, protección y recuperación de la
salud y la rehabilitación del individuo, debiendo el Estado
coordinar y controlar todas las acciones relacionadas
con la sald, así como detenta el Estado el deber de
garantizar la la ejecución de las acciones de salud, sea
que se presten a través de instituciones públicas o
privadas y establece el derecho de elegir pertenecer al
sistema de salud estatal o privado.
En cuanto a la educación, establece dos grandes
dimensiones: el derecho a la educación, lo que
comprende el derecho preferente y el deber de los
padres de educar a sus hijos, debiendo el Estado
promover la educación parvularia gratuita y la
obligatoriedad y gratuidad de la educación desde el
segundo nivel de transición hasta la eduación media. En
cuanto a los niveles superiores (universidad, centro de
formación técnica, institutos profesionales, escuelas
matrices de las fuerzas armadas y de Carabineros), le
corresponde al Estado fomentar el desarrollo de la
educación en todos sus niveles; estimular la
investigación científica y tecnológica, la creación artística
y la protección e incremento del patrimonio cultural de la
Nación. La segunda dimensión es la libertad de
enseñanza, esto es, el derecho de abrir, organizar y
mantener establecimientos educacionales y el derecho
de los padres a escoger el establecimiento de
enseñanza para sus hijos.
En cuanto al trabajo, la Constitución reconoce la libertad
de trabajo, esto es, que toda persona tiene derecho a la
libre contratación y a la libre elección del trabajo con
una justa retribución; prohibiéndose toda discriminación
arbitraria; impidiéndose la prohibición del trabajo; el
derecho de los trabajadores a la negociación colectiva.
En cuanto a la seguridad social, la Constitución no
establece un modelo de seguridad social, sino la
exigencia al Estado de garantizar el acceso de todos los
habitantes al goce de
prestaciones básicas uniformes,
otorgadas a través de
instituciones públicas o privadas,
así como la posibilidad de
establecer cotizaciones
obligatorias. Impone también el
deber de supervigilar el adecuado
ejercicio del derecho a la seguridad
social.
Como se ve, el rol del Estado en nuestra
Constitución es de servicio,
reconocimiento y promoción de
derechos, permitiéndose la restricción de
estos cuando lo autorice el bien común,
el cual es el principal objetivo del Estado.
Desde luego la historia de Chile y del
mundo ofrecen modelos de Estados más
débiles y de Estados más interventores, pero este es el
que establece nuestra Constitución, el cual, desde luego
debe complementarse por las leyes que lo especifiquen.

El Estado y su forma de gobierno, están determinados por la posición que

ocupan y las relaciones que guardan entre si los diversos órganos

Formas de Gobierno
constitucionales del Estado. Para tales efectos, se diferencian
esencialmente dos formas de gobierno: Parlamentario y Presidencial.

Presidencialismo El primero de ellos, originado en Inglaterra, consiste en que se distingue un

Jefe de Estado, rey o presidente según sea el caso, y un Jefe de Gobierno,
primer ministro o canciller de acuerdo con el país. La responsabilidad por
las decisiones políticas recae solo en el jefe de gobierno.
Posee un parlamento bicameral, compuesto por dos
cámaras o ramas. El jefe de estado está facultado para
disolver el parlamento. Existe compatibilidad entre el
cargo de ministro y parlamentario, es decir, una persona
puede ocupar en forma simultanea ambos cargos.
Finalmente, se contempla la censura y el voto de
confianza. La primera consiste en la facultad del
parlamento de reprobar el gabinete y, si así fuere, se
puede producir un cambio de gobierno. La cuestión de
confianza la promueve el gobierno ante una idea de
legislar argumentando que si se aprueba existe
la confianza al gabinete y, en caso de
rechazo, se puede producir el cambio de
gobierno dada la pérdida de confianza en
éste.
La forma de gobierno presidencial
reconoce a un presidente elegido por la
ciudadanía, quien es jefe de estado y
jefe de gobierno. Tiene responsabilidad
por las decisiones políticas. Los ministros
son de su exclusiva confianza.
Es incompatible el cargo de ministro y de
congresal, es decir, no es factible ejercer al
mismo tiempo ambos cargos.
El congreso está compuesto por miembros
elegidos y no existe la posibilidad de disponer la
disolución por parte del presidente ni tampoco se
reconoce el voto de confianza o la censura como en el
otro sistema.
En nuestro país, en concordancia con algunas corrientes
latinoamericanas, se ha instaurado un presidencialismo
reforzando o un neopresidencialismo.
Esta forma de gobierno hereda las características
descritas del presidencialismo; sin embargo, adopta
reglas que favorecen el rol o poder del presidente en el
gobierno del país.
Entre esas reglas se cuenta la facultad colegisladora del
presidente, que se expresa en la iniciativa exclusiva, las
urgencias, el veto, los decretos con fuerza de ley, y en
las limitaciones al congreso en materia presupuestaria y
la debilidad en sus facultades fiscalizadoras.
En materia legislativa el presidente se la ha denominado
colegislador pues existen materias de ley que solo él
puede proponer al congreso impidiendo que los
congresales puedan presentar proyectos en esos
asuntos. Con las urgencias el presidente
determina los tiempos para la tramitación
de una ley, pues fija los plazos con ese
propósito. El veto consiste en la potestad
del presidente de rechazar un proyecto
de ley aprobado en el congreso,
obligando a este a una nueva discusión.
En los textos constitucionales chilenos,
desde el S XIX, se ha recogido la forma de
gobierno presidencial, lo cual se acentuó
con modificaciones a la Carta
fundamental de 1925 y con la
Constitución de 1980.
Estas formas de gobiernos son propias de
una democracia.
Como forma de gobierno la democracia reconoce
la representación política, la participación política,
los derechos fundamentales, el pluralismo político, el
principio mayoritario y la separación orgánica de
funciones.
La democracia es un sistema de diálogos: entre el poder
constituyente y los poderes constituidos, entre el
parlamento y el ejecutivo, entre la mayoría y la minoría,
entre gobernantes y gobernados por que estos exigen
cumplimiento de programas y normas y aquellos
explican el porqué de sus decisiones.
 Actualmente, nuestra Constitución actualmente vigente establece en su
El Derecho de propiedad artículo 19º Nº 23 establece el principio del Orden Público Económico, todos
los que son fundamento primordial del régimen de propiedad privada, la que
y su tratamiento tiene como limitaciones la imposibilidad de adquirir el dominio de las cosas
comunes a todos los hombres (el aire, los océanos, la luna o las estrellas), y la
Constitucional imposibilidad de adquirir el dominio de todos los bienes que pertenecen a la
nación toda (calles, plazas y playas).

Asimismo, consagra el derecho a poder adquirir el dominio de cosas o bienes, y establece que solo la ley puede establecer
los modos de adquirir la propiedad y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social. Actualmente la ley
que aborda estas materias es nuestro Código Civil.

La función social de la propiedad es una limitación al régimen de propiedad privada imperante en la Constitución, en
aquellos casos en que lo exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la salubridad
públicas y la conservación del patrimonio ambiental.

En suma, el concepto constitucional de propiedad privada consagra, como regla general, que nadie puede ser privado de
su derecho de dominio, teniendo como excepción a esta regla los límites que fija la función social.

En tal orden de ideas, la Constitución contempla un mecanismo reglado que pone termino al dominio cuando la función
social se haya comprometida, denominado expropiación, en el que el expropiado podrá reclamar de la legalidad del acto
expropiatorio ante los tribunales ordinarios de justicia, y en el que siempre tendrá siempre derecho a indemnización por el
daño patrimonial efectivamente causado, cuyo monto se fijará de común acuerdo con el Estado, o, mediante sentencia
definitiva dictada conforme a derecho.

En cuanto a la propiedad minera, nuestra Carta Fundamental establece sistema

regalista patrimonial, toda vez que el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo,
inalienable e imprescriptible de las minas ubicadas en territorio de la República.

En tal sentido, nuestro sistema establece concesiones de exploración y de explotación

a privados, pues se estima mucho más provechoso para el interés público que los
yacimientos mineros estén en explotación, ya sea en manos privadas o por parte del
Estado, con el fin de obtener a todo evento la consiguiente recaudación de impuestos
destinados a financiar una serie de políticas públicas de Estado.

En lo relativo al Derecho de aguas, el Estado solo concede un derecho de aprovechamiento de las aguas a los particulares,
de manera que, al igual que con los yacimientos mineros, el Estado tiene el dominio absoluto de las aguas, pero otorga un
derecho de aprovechamiento sobre ellas a las personas.