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PIENSA ANTES DE VOTAR

Por Agustín Pérez Reynoso

Ningún modelo económico o social puede crearse para siempre, según lo pretende Andrés Manuel
López Obrador (AMLO), a riesgo de quedar obsoleto. Ni las estructuras del pasado fueron
perfectas ni lo son las que la Cuarta Transformación pretende establecer permanentemente. Por
eso, es tan determinante que, lo que hagamos a favor de nuestro sistema representativo, vaya
afectar a las generaciones futuras de manera positiva o negativa. Porque ninguna ideología nunca
podrá ser capaz de establecer la igualdad por la fuerza, a riesgo de ser injusta para la mayoría ante
la Ley.

Porque las injusticias en contra de las que ha votado la gente a favor de AMLO no han tenido por
origen una falta de gobierno arbitrario, que no favorece a unos grupos sobre otros, sino a un
gobierno como el actual, precisamente, busca lo contrario: hinchar las facultades y el tamaño del
Estado con el fin de favorecer a unos grupos sobre otros, siempre que sean aliados sociales del
régimen. Al inicio, muchos esperaban que el presidente AMLO tuviera una actitud responsable por
las instituciones que vigilan el bienestar y la libertad de los diferentes ciudadanos del país.

Tampoco se esperaba que, en estos casi dos años de su presidencia, AMLO continuara con las
políticas o los puntos de vista de sus antecesores, pero al menos, sí que tuviera algún interés por
tomar su trabajo en serio y cierta reverencia por la democracia y las instituciones, haciendo causa
común por el bien del país, en vez de usar el enorme poder de su puesto para beneficiar a sus
amigos y como un espectáculo más para llamar la atención que tanto necesita. AMLO no ha
crecido en la presidencia, porque no puede, y las consecuencias pueden ser tan catastróficas como
la pandemia.

Decenas de mexicanos muertos por causa del COVID-19 y por homicidios dolosos, millones de
empleos perdidos, y los favorecidos apoyados por el partido de MORENA están ganando más que
nunca. Nuestros peores temores, recelos y odios han sido liberados con la política oficial, la
reputación de México ha sufrido merma ante el mundo y, como nunca antes, nuestras
instituciones democráticas están amenazadas. En este ambiente de polarización, muchos no están
seguros de si van a votar o por quién van a votar, porque no se ve un mejor camino que el que
ahora tenemos.

Tampoco se tiene a la vista a alguien que proponga un plan alternativo, que inspire confianza, que
sea perseverante y que tenga la empatía de tratar a cada persona o grupo social con respeto y
dignidad, y que, al mismo tiempo, tenga la integridad de vivir con los principios que le enseñaron,
pero que acepte reconocer los errores que cometa. En vista de los resultados sociales y
económicos que el gobierno ha tenido, tal vez sea lo que nuestro país más necesite en las
próximas elecciones. agusperezr@hotmail.com

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