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En 1877, lasegue describirá por 1ra vez el exhibicionismo, al que se considera un acto
impulsivo y obsesivizante.
Trabajos importantes nacerán en alemania:
Ulrichs, trabajo sobre homosexualidad: tendencia natural al uranismo, congénito pero en
modo alguno algo patológico.
Wesphall en 1870 habla de inversión sexual: lo relaciona con las categorías de las
neurosis. Patología degenerativa hereditaria.
Krafft-ebing, 1877, describe formas de desviaciones sexuales. Divide las “anomalías del
instinto sexual” en cuatro clases: anestesia; hiperestesia; paroxia y parestesia. Subraya la
naturaleza congénita y degenerativa de las perversiones.
Binet, 1887: dice que si la herencia ofrece el terreno favorable para la constitución de
perversión, no puede darle su forma característica, tiene que existir un determinismo histórico.
Un acontecimiento vivido en la infancia, dejando su huella bajo la forma de una asociación
mental.
Teoria evolucionista
Perversion: estructura subjetiva. Lo cual implica presentación del sujeto con la estructura
traumática de la sexualidad.
Neurótico Perverso
Sueña con la perversión. Mantiene la Lleva a cabo la satisfacción. Fantasma
fantasía perversa, en términos de represión. escenificado y llevado a cabo.
Icc.
Ligado a la indeterminación. Horror ante Consciente.
el goce ignorado, no sabido. Dimensión fantasmática con realización de la
satisfacción. Acto ligado a la certeza, sabe qué es lo
que le procurará un goce.
Sintoma Acto
División del sujeto por el sufrimiento, Manera de suturar al sujeto, en términos de una
luego por el saber (por el sgte y el goce). certeza, un saber sobre aquello que hace a la
satisfacción.
En “tres ensayos...”, la perversión es definida como desviación con carácter de fijeza con
relación al objeto. Carácter de exclusividad. Relacion fija y excluyente. Objeto constante, fijo.
Freud separa y divide pulsión y perversión (idealización en el núcleo mismo de la pulsión,
no sobre el objeto). Hay sujeto en la perversion: el perverso tiene una posición peculiar que
supone transformación con relación al montaje pulsional. No se trata de la satisfacción
inmediata de la pulsión, si no que hay una elaboración del sujeto con relación a la búsqueda de
satisfacción.
Mecanismo de la perversion: hay una oposición del sujeto con relación al saber y una
elección con relación al goce.
Freud toma varios binomios en los que intenta situar la perversión: exhibicionismo-
voyeurismo; masoquismo-sadismo.
Homosexualidad: ¿perversión? La homosexualidad aparece en todas las estructuras.
El fetichismo le permite situar la especificidad del mecanismo psíquico de la perversión.
Objeto sexual sustituido por otro inapropiado para servir al fin sexual normal. Lo que causa
deseo es un objeto que puede ser una parte del cuerpo, un objeto inanimado, específicamente
y sólo a través de él se consigue la satisfacción.
Freud se pregunta por el origen del fetiche: el fetiche es condición específica del objeto
sexual pero también se concentra en sí mismo toda la actividad sexual del sujeto, fijación y
exclusividad.
teoría sexual infantil = forma de elaboración de saber.
Complejo de castracion = interno al sujeto, estructural, allí se juega su
ser. Estructura en una elaboración mítica que es el complejo de edipo.
Fetiche: tiene su punto de partida en términos de una verdadera eleccion con relación al
sexo: posición del sujeto frente a la sexualidad. Adquiere valor de sustituto pero no es síntoma;
sustituto del objeto que no existe (coloca un objeto en lugar de aquello que falta, un objeto en el
lugar de la falta de objeto).
El ser del sujeto está pendiente de que la madre tenga o no tenga; se trata de una
constatación empírica. Depende de que se establezca una lógica peculiar, donde se arma un
universo fálico en el cual el niño se inscribe y en el cual todos los seres tienen falo. En ese
universo algo falló, hay un punto de falta en la madre.
Primer paso: reconocimiento de la castración de la madre: no tiene pene.
Segundo paso: desmentida. El sujeto reniega la herida, pero para desmentir es necesario
haber reconocido previamente. “no es cierto”. El sujeto necesita y requiere la castración del
otro en la perversión para elaborar su estrategia.
Implica el sujeto de la enunciación: la forma negativa. Supone el establecimiento del
sujeto, sólo puede negar lo que primero ha sido reconocido.
Peculiar forma de división del sujeto en la perversión: reconocimiento como condición para
una desmentida, forma específica de negación. Motor de la defensa = complejo de castracion:
reconocimiento de la falta en la madre.
El perverso obtura con el objeto la falta en el otro, haciéndose exponente del goce del otro.
Desmentida: opera a partir de colocar algo sobre la falta. Un movimiento sustitutivo y
recordatorio de lo que no está y de lo que ocurrió.
Castracion necesaria: operación que la contrarresta, situando en el agujero un objeto
(fetiche) que toma su valor sólo por estar en el lugar de lo que no está.
Realidad legal en el sujeto. Realidad simbolizada.
Mujer privada. El sujeto encuentra una falta. Reconocimiento suplido por un objeto tapón,
adquiere su valor como marca de la castración.
El velo es necesario porque el objeto esta situado en relacion, en el lugar de esa nada que
se oculta tras el velo.
Se ha producido una detención. El fetiche funciona como recuerdo encubridor.
La división que se produce en el fetichismo tiene una relativa importancia con la
observación de la creencia, con relación al uso del fetiche.
Transacción entre la madre fálica y su abandono; abandono que permite que el fetiche
adquiera su valor. Acceso al goce sexual: no supone el riesgo de la castración. Es gozar sin
correr riesgos.
El fetichista no es homosexual; rechazo marcado por el órgano femenino; el fetiche le
permite acceder a la mujer a través de él, y en otros casos el fetiche se convierte en esta
compañera sexual.
El sujeto mantiene una doble relación con el objeto fetiche: amarlo, mantenerlo y, a la vez,
agredirlo.
Primera mención, por parte de freud, fue en “tres ensayos...”(1905) como aberraciones
sexuales: desviaciones respecto de la meta sexual(transgresión anatómica). Uso sexual de
diferentes partes del cuerpo; objeto sexual normal reemplazado por otro objeto inadecuado
para la realización del acto sexual normal (acercamiento de los órganos sexuales). El sustituto
puede ser: una parte del cuerpo (pie, cabello) o un objeto inanimado (lencería, zapato).
Freud examina casos en que el objeto sexual tiene que estar marcado por ciertos rasgos
para que la meta sexual sea alcanzada = condicion fetichista.
Fetiche: más allá, no es una condición que especifica al objeto sexual. Concentra en sí
sólo la actividad sexual: sujeto fijado a acierto uso del fetiche; y el fetiche es el único partenaire
sexual del sujeto = fijacion o exclusividad que caracteriza al fetichismo.
Explicacion: “impresión sexual” formulada por binet
mecanismo ste icc, “sustitución del fetiche al objeto sexual” (pie =
arcaico)
1910: valor del fetiche como sustituto del pene de la mujer.
1915: mirada del niño dirigida al órgano sexual de la madre, se detiene en la imagen del
pie o del zapato, para permitir que el sujeto mantenga, en conformidad con su creencia, la
existencia de un órgano masculino en la mujer.
1920: freud rompe con la teoría de binet. Fetiche a la manera de un recuerdo encubridor,
representa una fase olvidada de la infancia.
1908: teorías sexuales infantiles. Freud descubre el privilegio que el niño concede al
pene en la economía libidinal; “zona erógena directriz”; objeto sexual autoerótico primordial. De
este valor, el niño deduce una posesión universal del órgano.
la fijación a este “fantasma de la mujer con pene” conduce al sujeto masculino a una
elección de objeto homosexual. El objeto sexual debe poseer el órgano.
el fetiche es el resultado de un tipo particular de represión. “la pulsión de mirar”, ha sido
reprimida mientras que la vestimenta fue elevada al rasgo de ideal, del que el sujeto se ha
hecho un fetiche.
1927: fetiche, responde a una elección de objeto. El propio fetiche es el objeto sexual
(sustituto del pene que le falta a la mujer). Signo de la negación y la afirmación de la castración
en la mujer. Responde a la comprobación por el niño de la castración materna; el sujeto se
defiende mediante una división: una corriente psíquica reconoce la castración; y otra, la
desmiente. El motor de la defensa es la angustia de castración.
En el fetichismo se produce un enlace entre angustia de castración y falta de pene
materno.
neurosis una spaltung alrededor de dos posiciones subjetivas, una fetichismo
de las cuales entraña una afirmacion primordial.
El resultado será una “formación de compromiso” (síntoma neurótico); “formación
sustitutiva”(fetiche, apéndice del cuerpo que recibe acción fálica.
Spaltung del fetichista: división del sujeto entre la reivindicación pulsional del onanismo y el
peligro real de castración. El sujeto tiene que decidir entre reconocer el peligro o desmentir la
realidad (realidad legal).
Reivindicación: demanda hecha en nombre de la pulsión ante el tribunal del otro (amenaza
encarnada en el otro). Algo no falta, él es instrumento de goce.
El campo de la realidad se sostiene de la extracción del objeto. Esto es lo se sostiene de la
extracción del objeto. Esto es lo intenta desmentir el sujeto fetichista: sobre el fondo de la
castración reconocida, el fetiche permite la recuperación del goce sustraído.
El campo del otro es incompatible con el goce: esta es la división estatuaria del sujeto.
Síntoma neurótico: compromiso, signo y sustituto de una moción pulsional reprimida.
Solución fetiche: concierne, no a cualquier representación, sino exclusivamente al pene de
la mujer. El sujeto echa sobre la castración femenina un velo, sobre el cual erige el fetiche. Así
se aparta de la realidad. No como el psicótico que alucina un pene donde no lo hay.
El fetichista procedió a un desplazamiento de valor, transfirió la significación del pene a
otra parte del cuerpo: metafora fetichista. Es el punto decisivo está en que la operación
concierne al cuerpo de la mujer, que queda completado en un valor de goce, estrictamente
localizado en uno de sus bordes (el pie, por ejemplo, desprendido de este cuerpo).
Lacan, cuando examina la relación de objeto pone en primer plano el hecho de que el
objeto siempre falta y detalla los modos de la falta los modos de la falta de objeto en lo real,
simbólico e imaginario.
En lo real, previo a toda simbolización, no hay falta. Es el sgte el que introduce la
posibilidad de que haya falta en algunos lugares (el pene está ausente en la madre, ella está
privada realmente del símbolo fálico, siendo el falo el símbolo d la falta).
Fetiche y fobia protegen al sujeto de la angustia que surge frente a la castración.
Fobia: llama al sujeto paterno para que de cuenta de la castración.
Fetiche: tapa la falta materna con una imagen, imagen que el sujeto toma prestada del
cuerpo de la madre o de sus alrededores.
Fetichismo: concebido como una respuesta imaginaria a un defecto simbólico. Imagen
sometida a una determinación simbólica. Luego, lacan, acabará otorgándole un valor real:
“objeto percibido en el corte del sgte”, detención de la cadena sgte.
En su búsqueda del falo materno, el sujeto fetichista detuvo la deriva metonímica del
objeto que falta, por eso el fetiche, aunque se constituya en una relación metonímica con el falo
materno es también una metáfora, y fijó su deseo en un punto de la anatomía femenina.
De ahí recibe el fetiche su estatuto de causa desencadenante del deseo. Lacan reconoce
en él esa “condición absoluta del deseo” que lo introducirá en la función del objeto “a” como
causa del deseo. El fetiche le explica la paradoja que se percibe en las relaciones del deseo
con su objeto.
El objeto del deseo es un objeto metonímico siempre huidizo, falo = sortija o “nada”, y sin
embargo, hay un objeto bien particular cuya presencia se exige, como lo muestra el fetichismo.
Lo que hay que hacer notar es la posición de este objeto; se trata, menos de un objeto de
deseo, en el sentido de un objeto al que apunta el deseo y que se unirá a él, que de un objeto
cuya presencia causa el deseo y que después va a engancharse donde puede.
El fetiche provoca en el sujeto este surgimiento del deseo, pero cuando se le pone la mano
encina, y se cree tenerlo agarrado: es el borde, lo considera un trasto viejo, es decir,
exactamente nada; y por eso lacan lo concibe como un sgte.
Al evocar el “brillo”, freud señala que dependía del capricho del sujeto el atribuir o no esta
cualidad a la nariz-fetiche. Lo cual confiere un estatuto incierto a este objeto, que no puede
definirse sino por una consistencia lógica.
Con el fetiche, el sujeto da a la madre el objeto que le falta y esta falización de la mujer,
realiza una completud del otro.
Lacan percibe con ello la función de tapón del agujero en el otro, implicada por el objeto
del deseo, en este sentido, el objeto tiene siempre ese carácter de fetiche.
Como destaca freud: “el fetiche conjuga en un solo termino tener el falo y la castración”.
La práctica fetichista permite al sujeto proseguir su actividad masturbatoria, haciendo a un
lado la castración que el otro le impone. Con ello el sujeto recupera un goce que es sustraído
por el otro, pero que también se encuentra borrado en el otro.
De ahí la significación de la maniobra consistente en restituir al otro ese goce. El fetichista
opera mediante una toma de goce, y podemos reconocer en estos objetos tomados en los
márgenes del otro el valor del objeto “a” como plus de goce, que es reatribuido al otro.
Lacan destaca ese uso particular del fantasma que consiste, para el sujeto, en identificarse
con el objeto, aquí el fetiche, para hacerse el instrumento de goce del otro.
Uso que ha tenido el fetiche para lacan: lo introdujo, partiendo del falo, en las funciones del
objeto “a”, y al mismo tiempo, fue su paradigma de la perversión.
A partir de 1966, cuando la categoría de objeto “a” quedó constituida, la referencia al
fetichismo se diluye. En la medida en que es la identificación con la posición del objeto lo que
especifica el uso perverso del fantasma; el masoquismo exhibe esta práctica y pasa a ser la
perversión fundamental.
Fetichismo y fobia
Dos movimientos de direccion y efectos opuestos en relacion con el objeto según que
sea fóbico o sea fetiche
El objeto fetiche es deseado y buscado. El encuentro con el objeto fóbico es
temido por el sujeto aún cuando le trace un
límite.
El objeto aporta lo necesario para la
satisfacción. Engendra placer. El objeto de la fobia impone al sujeto
El objeto fetiche se elige, por lo general imposible de soportar. Produce displacer. El
en función de su relación significante con la objeto fóbico es tomado de la realidad
imagen del cuerpo del otro. circundante, puesto que está estructurado
Lacan: se trata de un objeto exclusivo por el ste.
tanto más exclusivo y tanto más Toma un valor significante.
perfectamente satisfactorio cuanto que es
inanimado; como objeto, está al alcance del
deseo del sujeto, y como tal, no puede
decepcionarlo.
El fetiche es un símbolo, cumple una
función simbólica de un objeto que falta: el
falo materno.
El fantasma de la madre fálica subyace
bajo la relación satisfactoria con el objeto
fetiche.
El psicoanalisis articula sendos fenómenos con la función del falo en la estructura del
complejo de castración.
El fetiche es el sustituto del pene que le falta a la madre, como objeto, se convierte en
soporte del fantasma de la mujer fálica.
Lo que le falta a la madre, lo que le falta a la mujer, simboliza lo que se puede perder, lo
que puede faltarle al ser, es decir, lo que puede no acudir a su satisfacción.
El falo adopta, entonces, la función del significante de la falta en ser. Es el ste de la
pérdida, de esa pérdida que el sujeto padece a causa de la fragmentación del ste, al tener que
hacerse representar por un ste para otro.
El efecto del ste es introducir el goce. Esta función del falo simbólico en la estructura, da
cuenta del descubrimiento de freud del complejo de castración, y sólo este puede explicar las
particularidades clínicas de las respuestas del sujeto en la fobia y el fetichismo.
El complejo de castración es estructural al sujeto.
Lacan afirma que si, en lo simbólico, la prohibición del goce implica un sacrificio del que el
falo es el ste, este sacrificio se jugará en lo imaginario. Por desplazamiento de esta
negativización sobre la imagen del pene (falo imaginario) se opera la exclusión de esta parte en
la imagen especular, produciendo su falta constitutiva. En esta juntura se sitúa la problemática
neurótica de la fobia y la perversa del fetichismo.
Objeto fetiche y objeto fóbico: representan esta marca de la castración en lo imaginario,
supliéndola; pero cada uno de ellos lo hace en una forma diferente.
La fetichización del objeto fóbico: transmutación del objeto fóbico en fetiche pone a la vista
la existencia de un desplazamiento en la estructura, del síntoma al fantasma, por el acento
puesto ahora en el goce y ello a raíz del nuevo valor otorgado al objeto.
Hay un viraje de la función del sgte fóbico, permutable en una combinatoria múltiple, a la
fijeza de un objeto que marca una detención, un tope en la relación del sujeto con la cadena
sgte.
Este en-plus que él hace surgir sobre lo que el velo cubre, lo vuelve al mismo tiempo
atrayente, necesario inclusive para la consumación del comercio con el otro sexo. El sujeto ha
encontrado su fetiche, apto para sostener su goce.
La borradura del uno del sgte fóbico hace virar el objeto a esta nueva condición de
símbolo, fijando desde entonces el plus de goce adquirido con el viraje.
mientras que el sgte de la fobia acentúa la falta en ser del sujeto, subrayando su división
sobre un borde, el fetiche lo vela cerrándola sobre el otro, mediante la “fijación” del objeto
según el goce del objeto “a” del fantasma ( s a).
Mientras que el síntoma fóbico enfatiza el defecto del padre, que este síntoma trata de
suplir. Freud lo interpretó como una llamada al padre simbólico, al nombre del padre. El
fetichismo nos parece una tentativa de esquivar este aspecto, proponiendo su propia respuesta
frente al enigma del deseo del otro. El fetiche es el objeto que permite al sujeto este salto,
evitándole el paso por el otro del sgte, en el que su verdad está escribe.
Ante este otro el fóbico vacila, se angustia y se queja. En cambio el sujeto no se queja de
su fetiche; no tiene nada que demandar, pues la solución que le conviene se encuentra a su
alcance. El fetichista es un simple amante de la naturaleza, mientras que el fóbico es un
metafísico, ya que él hace recaer la pregunta sobre el punto en que hay algo que falta.
perversión saber hacer: referencia al otro primordial donde el sujeto se plantea como
no dividido. El perverso no demanda porque sabe qué es lo que el otro necesita.
Lacan dice que el masoquismo femenino debe atribuirse a un fantasma masculino (o sea,
el masoquismo femenino siendo puesto en evidencia por un hombre).
Freud hará que este masoquismo femenino se apoye en el masoquismo erógeno que es
pulsional en el sentido de la pulsión de muerte. Es el retorno de la pulsión sobre el cuerpo, o
sea, sobre la zona erógena. Se revela como determinante en el desarrollo de la libido.
El masoquismo femenino puede abordarse por el fantasma del hombre y el masoquismo
erógeno sobre el cual se apoya el masoquismo femenino se aborda por la cuestión de la
pulsión.
Encontraremos también este masoquismo erógeno en la tercera forma: el masoquismo
moral, forma compleja puesto que es icc. Se trata de una satisfacción obtenida en el castigo del
superyó, del exterior, o de un poder parental.
La moral y el superyó acarrearon una desexualización de los vínculos con los padres.
Masoquismo moral: consiste en una desexualización que restablece por vía regresiva, el
vínculo de la moral, con las pulsiones en juego en el complejo de edipo. El hecho de ser
castigado se convierte en el sustituto regresivo del castigo por el vínculo prohibido y la
excitación que proviene de allí encuentra cómo descargarse en actos onanistas. Este goce
prohibido se convierte en un goce por transgredir.
El masoquismo moral se debe relacionar con la fase icc femenina del fantasma de
flagelación, por consiguiente con el hecho de “ser pegado por el padre”.
Si la perversión fetichista pertenece al ámbito masculino, queda por saber por qué la mujer
escapa a esta perversión, y en qué se convierte el fetichismo para ella, a partir del momento en
que se sitúa, como el hombre, en la problemática fálica.
Lacan plantea que la relación icc de la mujer con el falo es doble y que por eso se puede
ver una similitud singular con el perverso.
Ella tiene y es el falo, del mismo modo que en el perverso se produce una identificación
especial que une en un solo término “ser y tener” el falo.
Con freud, sabemos que la joven sólo entra en el edipo porque se plantea la cuestión de
tener o no el falo. Sin embargo, ella sabe enseguida que no lo tiene: de entrada juzgó, y
decidió; vio eso, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo. Aproximó muy rápido imaginariamente,
este deslizamiento entre el pene imaginario, del cuál está frustrada, y el niño como falo
imaginario; o sea, ella misma en la medida en que se juzga insuficiente como niño, como falo,
para satisfacer a su madre. Algo la empuja entonces hacia el edipo sin riesgo de fijación al
fetiche, contrariamente al niño. Esta entrada en el edipo es más que un simple cambio de
objeto: es una “padre-versión” motivada por la represión materna de la actitud fálica. Lo que
explica que recurra al padre, transferencia que abrirá aquello de este goce que de aquí en más
deberá demandarse, inter-decirse entre los stes.
De su propio deseo, ella encuentra el ste en el cuerpo de aquel a quien se dirige su
demanda de amor. “la mujer encuentra su fetiche en el cuerpo del hombre”.
La privación ideal, consiste en una operación que asegura la castración, es decir, que
asegura a la joven una introducción suficiente al edipo para esperar convertirse en una mujer.
Le evita de esta forma una salida intempestiva, o sea, una regresión a una posición viril,
imaginaria, diferente de la identificación simbólica que puntúa la privación. Este tipo de salida
es la que encontramos en la joven homosexual de freud, por no haber sido privada por su
padre, se transforma en hombre.
Que la privación exprese lo referente a la castración de la mujer, quiere decir que la
representación de este otro que sería la mujer, falta. Sin embargo, la privación va a permitirle
que puedan representarse, para ella misma los ideales femeninos a través de la mascarada.
Se trata para la mujer de llevar sus atributos femeninos, “arrojarlos” en la dimensión fálica, es
decir, referirlos al ste de la falta fálica, ste de su deseo, y, por lo tanto, hacer sus atributos
“deseables” lo que quiere decir identificarse idealmente a su sexo. Las identificaciones que de
allí se desprenden resuelven los rechazos de la demanda en los que consiste la privación. La
mujer puede asumir así ella misma el rol de fetiche. Ella es a partir de ese momento el falo, en
la medida en que ella se vuelve el objeto del deseo del otro, es decir, del hombre. Pero
igualmente puede tenerlo, y más cuanto que está privada de él realmente.
Por intermedio de esa relación particular que tiene con el falo podrá establecerse una
equivalencia simbólica de este con los objetos que pueden separarse de ella. Lo que será
deseado inconscientemente es lo que puede separarse de su cuerpo de mujer, un hijo que al
sustituirse al falo, tomará un valor de ste, un valor de intercambio. Una mujer podrá dar un niño
a cambio del falo que recibirá simbólicamente. Este niño tomará para una mujer el valor de
fetiche. Ella satisfaría, según lacan, sus relaciones perversas en sus relaciones con sus niños.
Para la mujer, el fetiche no podría fijarse, no podría tener el carácter exclusivo e invariable
de la desviación perversa. Esta función se dispersó en el aprés-coup de la privación; función de
desplazamiento simbólico a través de sus diferentes avatares. Ella misma, luego el órgano que
ella encuentra en el cuerpo del hombre al cual dirige su demanda de amor, y por último, su
niño.
Que sea y tenga a la vez el falo, proviene, en la mujer, de una metaforización, de una
sustitución que vela su castración. Es lo que hace que esta relación permanezca icc para ella.
Pasaje del fetichismo al trasvestismo: “yo puedo ser la mujer que tanto busco”.
Homosexualidad: manera de escapar frente al terror de la omnipotencia fálica de la mujer.
Cómo funciona el valor del contrario en la escenificación del fantasma masoquista: el
objeto funciona en términos de recuperación de goce; el perverso se hace objeto (hay una
identificación al objeto “a”).
“Un caso de homosexualidad femenina”(1920)
El neurótico puede adjudicarle al analista el lugar del saber y el perverso no, porque es él
el que sabe sobre la sexualidad.
Se trata de una homosexualidad que no es actuada, va más por el lado del amor cortés, en
donde a lo que se tiende es a la idealización del objeto de amor, que es la dama, pero sin
ningún contacto corporal ni nada que tenga que ver con la sexualidad explícita.
La paciente no pedía por ella misma ser analizada, fue llevada por su padre, cuestión esta
importante para freud. La muchacha no estaba enferma, no sufría por motivos internos y la
labor analítica no consistía en resolver un conflicto neurótico, sino en transformar una de las
variantes de la organización sexual genital en otra distinta: tarea difícil, dice freud.
No se puede convencer a una persona de que abandone el objeto placiente, porque no se
le puede prometer que va a encontrar otro distinto, también placiente. En general, los
homosexuales se ponen en tratamiento por motivos distintos a su homosexualidad, por
ejemplo: desventajas en su situación social.
Freud dice, que la muchacha adopta, para con el objeto de su amor, un tipo de conducta
completa y absolutamente masculina, mostrando la humildad y la supervaloración de la mujer
que hace el hombre enamorado, la renuncia a toda satisfacción narcisista y prefiriendo amar a
ser amado. Es decir, que más que el parecido y en todos los rasgos personales de la joven
(altura de su padre, bruta como el padre, etc.) Lo que freud puntúa es esta identificación al
hombre en la elección de objeto. Con respecto a este, como freud dice que había pasado por el
proceso normal del complejo de edipo femenino en la infancia y comenzaba a sustituir al padre
por uno de sus hermanos, un poco menor que ella. No hubo trauma sexual, la comparación de
los propios genitales, con los del hermano, a los cinco años, dejó en ella una intensa impresión.
No había sido neurótica, no tuvo síntomas. En la pubertad recibió la información sexual
con curiosidad y rechazo.
A los 13/14 años demuestra interés por un niño de tres años (como era muy amiga de los
padres del niño queda la pregunta de si esta primera pasión era por el niño, la madre o la
madre y el niño) y se hallaba dominada por el deseo de ser madre. Poco después empieza a
mostrar interés por mujeres maduras y deja de estar con el niño. Estas mujeres son lindas, con
lujos y tienen entre 30 y 35 años.
Freud cuenta que el material del análisis es una serie de sueños enlazados entres sí y el
análisis demuestra que la dama era una sucesora de la madre. Esta mujer no era madre y
tampoco el 1er amor de la chica.
Estos amores con mujeres de entre 30 y 35 años, con lujos fueron abandonados, al igual
que la maternidad, por la belleza y el carácter de la dama que le recordaba a la persona de su
hermano mayor. Es decir, que el objeto que había elegido servía tanto a la homosexualidad
como a la heterosexualidad, era una mujer con los rasgos de su hermano.
Este pasaje que hace desde las mujeres casadas a la mujer madura coincide con la
aparición de un niño, ya que cuando ella tiene 16 años la madre tiene un hijo, y es allí donde se
produce este desplazamiento de las mujeres casadas con hijos a la dama sin hijos y con la
condición de ser ella y tener un carácter masculino como el del hermano.
¿por qué se produjo la homosexualidad a partir del nacimiento de este hermano?
Esto tiene que ver con que entre madre e hija había un desprecio y cierta envidia por la
competición entre ellas, intensificado esto por el nacimiento de ese hermano.
Freud explica que la joven se encontraba en la fase de reviviscencia del complejo de edipo
infantil cuando sufrió su primera gran decepción. El deseo detener un hijo del varón se hizo
consciente, lo que no podía ser conciente es que tal hijo debía ser de su padre. El hijo no lo
tiene ella sino esa competidora odiada en el inconsciente: su madre.
Indignada por la traición, se aparta del padre y del hombre en general. Rechaza su
femineidad y tiende a dar a su libido otro destino. Se transforma en hombre y toma por objeto
erótico a su madre.
Pero como la madre no correspondía a su cariño, busca un sustituto. Al adoptar como
conducta la homosexualidad, elimina el factor de rivalidad, cede los hombres a la madre.
La posición de la libido queda fortificada al encontrarse con la dureza del padre. Se
propone degustarle y vengarse de él según la ley del talión: “me engañaste, y ahora sufrirás
que yo te engañe”.
Freud dice que los pacientes perversos cuentan una “historia escasa” porque se trata de
un edipo precario, entonces la historia también es precaria. Retoma uno de los caminos
posibles del desenlace edípico en la mujer: el complejo de masculinidad, un punto de
identificación con el hombre.
Texto “sexualidad femenina”: freud da tres salidas y fases: 1) era la actividad fálica hacia la
madre y para ella la salida es el complejo de masculinidad; 2) fase de actividad fálica hacia el
padre donde aparece toda la dimensión de la envidia del pene, de querer castrar al padre, de
tener el pene del padre, y que, como salida del edipo, conduce a la inhibición de la sexualidad;
3) es la pasividad fálica hacia el padre, la espera de un hijo del padre, que es la que conduce al
hombre. En nuestro caso va a aparecer el complejo de masculinidad pero con relación a la
identificación a un hombre.
en esta paciente, la tercera salida está presente, pero con una complicación. El hecho de
que una mujer acceda a la maternidad no le da patente de femineidad porque está atrás la
historia pre-edípica. Tendríamos que ver acá si se trata del hijo que es sustituto del padre, un
hombre, o si se trata del hijo que le quiere hacer a la madre o que espera recibir de ella.
Freud dice que vemos un desengaño, una decepción amorosa con el padre y una
regresión al narcisismo que implica la anulación de la diferencia de sexos.
En este caso da una doble vertiente: la identificación al hombre, por un lado, y la regresión
al narcisismo, por otro; y no deja de haber elección de objeto.
Acá freud plantea la elección de objeto según el tipo masculino (condensa rasgos
masculinos del hermano y rasgos femeninos) por eso tiene que tener sus características:
sobrevaloración, degradación y redención de esa mujer elegida como objeto erótico. Esto es lo
que hace esta paciente cuando se entera quién es esta dama, intenta reivindicarla, correrla,
salvarla. Dice freud que esta fantasía se da tanto en el hombre como en la mujer y es aquí
donde está el hecho de ser necesario para el otro.
Esta homosexualidad es post-edípica y reaccional, es una reacción a ese hermanito tardío,
que revive lo vivido en la fase fálica, reacción ante la fantasía de que el padre le diera un hijo,
pero ahora se lo da a la madre.
Para freud la muchacha transita aparentemente por la fase fálica de un edipo normal y un
hecho tardío hace que se provoque la homosexualidad.
Todo esto ocurre en un momento en que la adolescente todavía no terminó de constituir su
elección de objeto heterosexual. Freud ubica este momento en la pubertad donde allí hay una
reviviscencia del edipo.
A diferencia de las muchachas normales, esta muchacha esperaba realmente que su
padre le diera un hijo. La particularidad de este caso es la dimensión de la realidad de un hijo
que le es dado a la madre y no a ella por el padre.
Freud en este caso, diagnostica homosexualidad y dice que es una perturbación y no una
enfermedad.
No es que freud diga que porque esta chica elige un objeto mujer es homosexual, sino
porque la condición erótica es que sea sobrevalorada, degradada y redimida, a la manera de
un hombre, como lo hace el hombre.
Para realizar el diagnóstico hay que poner el acento en la condición erótica, en el objeto y
en la repetición, o sea, sucesivos amores que terminan en este escandaloso.
La muchacha no está implicada en lo que le pasa y toma las explicaciones de freud como
si fueran de ella, recordemos que no hay demanda por parte de la paciente, y síntomas que la
aquejan, no se establece transferencia.
El episodio del puente es un acting-out (no lo pone en palabras, se tira).
Lo único que la sostiene a ella en el análisis es no contrariar a sus padres.
El análisis se termina cuando ella sueña que “le sueña”, desde ella dice: “me voy a casar y
voy a ser feliz”, esto lo hace para que freud piense que todo va bien, mientras ella sigue
haciendo lo que quiere.
La ruptura viene por parte de freud porque la manda a analizarse con una mujer, es él el
que interrumpe el análisis porque no se banca ser engañado por ella como al padre. Freud no
soporta la transferencia: “a mí no me va a embromar como al padre”.
El padre de esta muchacha funciona como un igual, en el plano de la semejanza, a tal
punto que puede sostener con él una relación vengativa. Este padre está funcionando como
una duplicación de la madre fálica del narcisismo, la madre omnipotente que satisface todos los
deseos. Ella lo eleva a una posición de padre sin fallas, de alguien que puede darle todo.
Desde lacan, la homosexualidad masculina estaría ubicada en el 2do tiempo del edipo.
Lacan, habla del enamoramiento excesivo del hombre hacia la mujer, lo que hace que descuide
la función paterna y hace que la mujer esté en condiciones de dictarle la ley.
En el historial, el enamoramiento al padre haría que la madre aparezca como no castrada.
Además, en el momento de la irrupción de la homosexualidad, la madre es una madre fálica
porque porta un bebé. Una madre muy narcisista, lo que habla de un apoca disposición libidinal
hacia la hija. Esta madre quiere anular a la hija porque la considera una rival (la madre ha
compartido los avatares de la homosexualidad de su hija hasta el escándalo social).
Si una chica llega a los 17 años pensando que su padre le puede dar un hijo de verdad es
porque piensa que su padre no está castrado, no está sometida a la ley del incesto, lo que falla
aquí en la dimensión de la castración del padre. La historia de este hijo real es la que hace
pensar y que este padre es un hermano o, en cierto modo, “el padre de la horda”, el único que
goza.
Lo que no hay aquí es un lugar para esta hija como hija, esto queda reflejado en este
“dejarse caer”, como un objeto, como un hijo, desde el puente, salirse de la escena.
Al padre le empieza a interesar su hija cuando le arma lío en los negocios, del lado de la
madre está todo lo que dijimos del narcisismo. Pero lugar para ella en la historia, no hay.
Ella no dice nada que pueda denotar cierta pasividad del lado de los padres, más bien
aparecen reaccionando en los momentos en que los molesta. Ella no está enojada, al contrario,
siente culpa, dice que los quiere mucho, que no quiere causarles disgustos, pero que va a
seguir con la dama.
Fetichismo: tipo particular de perversion
Las estructuras clínicas como diferentes estrategias. Las estructuras clínicas siempre como
una posición subjetiva; una determinada estrategia refiere a la estructura del otro dado que la
estructura del otro puede ser tomada como: otro de la palabra (referencia al a completo); ó
como otro que incluye la falta (como castración materna) (sem. 3)
Adquiere más importancia el ste de la falta en el otro; algo que es falla de estructura en
términos de falta de un ste, no hay un ste para nombrar el goce.
La clínica en lacan es clínica del padre: quiere decir, la relación con la metáfora paterna,
una manera de decir de una falta, se introduce con relación al deseo de la madre. Clínica del
padre en función de hacer significar esto que es el deseo de la madre.
Lacan encuentra una reformulación lógica para el edipo freudiano.
El paradigma freudiano de la perversión es el fetichismo con relación a una falta situada en
a en términos de castración materna. La dialéctica del edipo es la relación triangular niño-
madre-falo; ese elemento entre el niño y la madre que permite al niño adquirir una significación
de amor. Pasaje desde “ser el falo” a “tenerlo”, este pasaje es la manera en que lacan sitúa la
dialéctica edípica.
En un principio tenemos una identificación con el deseo. Situar el niño como al falo que le
falta ala madre. El falo como objeto imaginario, identificación imaginaria al falo con relación al
falo como objeto del deseo materno.
Para entender las perversiones, lacan abordará el problema del fetichismo teniendo como
estructura básica la relación con el a y la completud fálica en términos de la identificación
imaginaria con el objeto del deseo materno.
En primer lugar, el fetiche se constituye a partir de un desplazamiento de ese objeto fálico
que aparece como ausente en la madre; hay una sobrevaloración del falo ausente en la madre.
La castración materna es afirmada y negada, y esa denegación se manifiesta en el acto
perverso. Se trata de una denegación en acto.
El fetiche se hace presente en una ausencia, de ahí su valor de símbolo. El fetiche es una
forma de sustentar la presencia del falo en la madre. El fetiche es una estrategia que implica
una transformación del deseo. Es una defensa a dos puntas: como defensa contra la
homosexualidad y frente a la heterosexualidad; quiere decir que la problemática de la
diferencia de sexos está ene l fetichismo postergada a través de este recurso a este objeto.
Se trata de conjugar con relación al fetichismo esa relación de “ser el falo” que le falta a la
madre con el “tenerlo”: conjugación ser y tener el falo.
La metáfora paterna opera a partir de la madre en términos de qué función cumple el niño
para ella: el niño es el falo que le falta a la madre (juego de engaño) acá está la matriz de la
estructura perversa.
Hay un recurso al objeto identificándose con él. Se trata del abordaje que hace la
perversión de la tachadura en el otro como castración materna en términos de completarla con
el objeto fetiche e inscripto como falo.
Situamos la homosexualidad como una modalidad de la perversión, homosexualidad
masculina donde hizo su aparición el padre. Pero dice lacan que hubo una degradación de la
ley del padre (la palabra del padre con relación a su ley, no tiene cabida en la madre). En un
momento decisivo, la madre dictó la ley al padre, quiere decir que hubo un cambio de
posiciones. Dirá lacan que la homosexualidad es una identificación a la madre dictando la ley al
padre. Esta modalidad de elección de objeto puede tener una vertiente defensiva que se
presenta en la homosexualidad; una estructura defensiva, una huida a la angustia de lo que
implica la castración materna y en segundo lugar, puede construirse una estructura perversa.
Homosexualidad que se presenta en dos versiones:
Versión fetichista: hablar de perversión en la homosexualidad es cuando una significación
del “pene como objeto”; aparece una condición absoluta del deseo: que tenga el falo. El pene
como fetiche. Todos aquellos que lo tengan pueden procurar goce. De ahí esta vertiente de la
promiscuidad.
Versión masoquista: es la opción por parte del sujeto de la condición masoquista. Posición
masoquista fija de parte del sujeto: sólo puede gozar en esta posición de ser sometido,
castigado por el a.
Aquel que llamamos transexual no se presenta como una posición. Apela a una identidad
nueva que quiere tener. Hay diferentes tipos de transexualismo: transexualismo delirante, otro
que se presenta sin delirio. El transexualismo no es una perversión, porque no se trata de la
problemática del goce, sino que se trata del problema de la identidad del sujeto. El transexual
es aquel que pide la operación quirúrgica, pide que le saquen lo que le sobra, pide la mutilación
en la medida que el pene no tiene una investidura fálica, sino que es algo que le molesta y no
le permite ser la mujer que quiere ser.
La homosexualidad como tal es un mero avatar del edipo, es una mera elección de objeto
sexual. Freud aborda a leonardo da vinci. La homosexualidad en él implica una identificación
materna, pero que es una salida para liberarse de esa madre (se libera del amor por la madre,
por identificación). En lacan, de lo que no puede liberarse es de sí mismo en el lugar que
ocupaba para el deseo de la madre. Hay represión del amor por la madre pero persiste el amor
por el niño fálico que fue para la madre. Buscará niños-falo que ocupen el lugar en que él
estaba. La identificación materna implica el abandono del lazo libidinal pero no el abandono de
su posición, en tanto falo deseado por la madre.
Otra forma de situar la perversión es cuando lacan aborda el estatuto del fantasma. El
fantasma es una forma de juntar dos cosas heterogéneas: el fantasma como forma de
estructuración de la división del sujeto por el ste (que no se confunde con el icc freudiano). Dirá
en este momento que el fantasma es una respuesta a la abertura del a, una respuesta que
estructura al sujeto; cómo el sujeto se las arregla con su división, podemos decir con relación a
la falta del a. Podemos organizar una clínica, no sólo de las relaciones con el falo, sino una
clínica de la manera de suplementar al a (dar una respuesta a esto que aparece como fallido).
El fantasma aparece en la neurosis como un suplemento, como una forma de establecerse en
relación a la falla del a.
Fantasma en neurosis y perversión: es una forma de complementar con diferentes usos
esa falla en el a.
Cuasi fantasma en la psicosis: aquí falla el falo en tanto significación fálica. No se puede
armar el fantasma, no existe intermediario entre el sujeto y el otro por el fantasma. Por eso el
intento de elaborar un cuasi fantasma.
Lacan abordará las diferentes estructuras clínicas con relación al fantasma, a partir de
cómo entre los dos términos se desplaza al menos el falo (fi), que afecta al a y al sujeto.
En la neurosis hay un privilegio de la división del sujeto. El neurótico caracterizado como
falta de saber y como falta en ser, vía angustia y culpabilidad intenta asumir la falta en el otro,
intenta situar aquello que en el a está desarreglado.
En la perversión, como en la neurosis, el acento está en la división del sujeto por el ste,
hay un acento en el objeto “a” del fantasma, que adquiere una función peculiar. El objeto “a”
erige al objeto pulsional, tenemos recurso ala demanda del otro, llevando sobre sí la falta
(división del sujeto por el ste como falla en ser y falla en tener). En la perversión el fantasma no
se erige como en la neurosis (respuesta frente al deseo del a) sino que el fantasma se erige
como voluntad de goce, la forma de suplementar la falta en el a en la perversión debe leerse no
en términos de dialéctica del deseo sino en términos de la voluntad de goce: el perverso
traduce la dialéctica del deseo en términos de voluntad de goce, es una transacción para la que
es necesaria una estrategia especial; una posición peculiar del sujeto: el sujeto se identifica al
“hacer” con el saber cómo hacer gozar. Certeza del acto en la perversión (indeterminación: “no
sé” en la neurosis). El perverso no se pregunta qué quiere el a, como a del deseo.
En la perversión se trata de otro que sabe qué hacer con su goce, con su castración. La
estrategia de la perversión está con relación a suplementar lo desierto del goce en el otro (en el
otro como tal, hay una evacuación del goce). El perverso intenta suplementar esa parte de
vacío a través del objeto hace existir a otro que goza a través del instrumento con el que el
sujeto se identifica. Por eso en la perversión no se trata del otro del deseo sino del otro del
saber.
La pareja no debe considerarse, el otro no tiene importancia. El otro es un mero accidente
necesario para restituir el lugar vacío del goce. El compañero tiene sólo valor instrumental. El
perverso va a actuar dócilmente a favor de ser el instrumento que hará gozar al otro.
El sujeto supuesto saber en la perversión es el sujeto mismo, porque él sabe cómo hacer,
no tiene dudas, no hay antinomia entre saber y goce. En la perversión se trata de un goce que
no es interrogación, sino demostración para demostrar que al otro no le falta nada.
Neurosis: actitud interrogativa.
Perversion: actitud demostrativa.
El perverso se las va a arreglar, no para nombrara el goce, sino para demostrarlo (la
solución perversa apunta a colmar un ste que falta con un objeto). La perversión se caracteriza
como estructura porque intenta la restitución del objeto al campo del otro. El perverso que se
identifica con el objeto de la pulsión. El perverso identificado al objeto pulsional en lo imaginario
apunta a la división o castración del otro. El acto perverso se caracteriza por situar la división
del lado del otro, dado que el perverso se identifica con el objeto.
El perverso sabe que siempre tiene que pasar al acto: el acto es la condición de la
perversión. Así, implica una manera de negar la indeterminación del lado del sujeto no hay
indeterminación. El acto es el único medio de poner en obra la querencia de dar consistencia al
otro. La neurosis se trata de una pregunta; lacan dice que la neurosis se presenta como la
verdad en el lugar de la falla del saber en términos de pregunta. La perversión se presenta
como una verdad practicada.
Al principio el paradigma de lacan era el fetiche; luego es el masoquismo, el sadismo, el
voyeurismo y el exhibicionismo. La mirada y la voz son aquellos objetos relacionados con lo
que en el otro hace falta.
Voyeurismo: lacan, en el texto “kant con sade”, lo plantea como aquel que se dedica a
“mirar de una manera especial”, en la clandestinidad. Es una estrategia peculiar para situarse
mirando en relación a algo que impide ver directamente (una mirada escondida). Esta mirada
ocupa la función de lo que se oculta para ver más allá de lo que se ve; sólo cierra el circuito
cuando la función escópica adquiere una función de ser él descubierto por un tercero.
Valor del objeto mirada: el sujeto es mirado en relación a que el otro lo descubra mirando.
Exhibicionismo: opera con el objeto, algo escondido aparece en un lugar que no debía
aparecer (es el pene como falo). Lo importante es encontrar una mirada de horror. La
satisfacción del exhibicionista está en esta violación al pudor a través de la exhibición. Acá está
la dimensión del otro completado por el objeto, en este caso, la mirada.
El sujeto mismo se hace mirada o voz en la perversión, él como objeto recolocado en el
otro. El perverso no goza, él es un verdadero embajador del goce del otro.
En la neurosis el sujeto está determinado por el fantasma; en la perversión el sujeto se
determina así mismo como objeto.
Masoquismo: habla de gozar en el sufrimiento: “haz de mí lo que quieras” y “tú lo harás de
la manera más despótica que puedas, pégame, azótame”. La posición del masoquismo es un
intento de identificarse con el puro objeto, se presenta como objeto al servicio para completarlo
al otro.
La perversión no se aviene al psa. El perverso tiene respuesta, no es para él un conflicto.
En la neurosis el saber molesta, porque opera con relación a la demanda del otro y el deseo
del otro angustia. En la perversión se trata de una defensa por petrificación del goce; el
privilegio de esta petrificación del objeto implica la restitución en el lugar de la falta. ¿de qué
manera se restituye esta falta en el otro? En la perversión hay una búsqueda de los límites
(búsqueda del límite del goce), se trata de hacer aparecer el límite del dolor, de lo soportable,
de lo tolerable.
Es una manera de corroborar, de forzar el límite a ver hasta dónde. Por consiguiente, el
límite siempre tiene que estar presente en la perversión.
Lacan en los primeros tiempos da importancia al objeto fetiche y al objeto fóbico (sem. IV)
Todas las perversiones están referidas a la dimensión del falo. Estructura que no es ajena
a los avatares del complejo de castración.
Hay rasgos perversos en las psicosis y en la neurosis.
Lacan da importancia a la funcion del velo que permite imaginarizar la falta: pantalla como
recuerdo encubridor, para tapar lo que no hay.
Triángulo imaginario niño-madre-falo. En ese momento el niño buscará identificarse con el
objeto materno, lo que se imaginariza y no se sabe qué es; igualarse al objeto imaginario.
Pasaje del fetichismo al travestismo: puede haber un cambio donde el sujeto se identifique
a la madre llevando el falo debajo de la ropa; vestimenta que cubre pasa a tomar el lugar del
falo, estar arropado, oculto.
Fetichismo: paradigma de la perversión en freud; con relación al falo imaginario.
En la perversión se produce una recuperación peculiar del objeto, objeto “a”.
Masoquismo: viene del campo médico legal. Krafft-ebing lo introduce en su libro
“psicopatías sexuales”, inmortaliza el nombre de un escritor: masoch (experiencias relatadas
por este autor).
Existen dos perversiones cardinales y complementarias: sadismo y masoquismo.
El hombre y la mujer se encuentran en la pareja masoquista. No puede reducirse el
masoquismo al encuentro con un compañero sádico. Lo importante es el tema del contrato. El
compañero no tiene por qué ser sádico, si lo es, lo es bajo contrato. El contrato es obligatorio,
pautado.
Tampoco puede reducirse el masoquismo a la experiencia de dolor físico; no es ese el
objetivo que persigue el masoquismo, es el medio de ese teatro que se intenta representar.
Escena repetida regularmente. Organiza el libreto para que el otro lo actúe, única forma que
puede obtener satisfacción sexual. Víctima/verdugo.
El masoquismo es un fenómeno secundario en tanto es sadismo vuelto hacia el propio yo.
Después del giro de los ’20, el masoquismo será tomado como fenómeno primario
articulado por un lado con el edipo y la castración, y por otro, con la pulsión de muerte.