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13 de Julio del AD 2019

Sábado, XIV semana del Tiempo Ordinario, feria

—Santa Teresa de Jesús de los Andes—

Laudes + lecturas de Oficio

V/. -Señor, Ábreme los labios.


R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.

Invitatorio

Salmo 94: Invitación a la alabanza divina

Ant: Escuchemos la voz del Señor, para que entremos en su


descanso.

Venid, aclamemos al Señor,


demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

-se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,


soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

-se repite la antífona


Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

-se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:


«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

-se repite la antífona

Durante cuarenta años


aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

-se repite la antífona

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Padre nuestro,
Padre de todos,
líbrame del orgullo
de estar solo.

No vengo a la soledad
cuando vengo a la oración,
pues sé que, estando contigo,
con mis hermanos estoy;
y sé que, estando con ellos,
tú estás en medio, Señor.

No he venido a refugiarme
dentro de tu torreón,
como quien huye a un exilio
de aristocracia interior.
Pues vine huyendo del ruido,
pero de los hombres no.

Allí donde va un cristiano


no hay soledad, sino amor,
pues lleva toda la Iglesia
dentro de su corazón.
Y dice siempre «nosotros»,
incluso si dice «yo».

Salmo 91: Alabanza del Dios creador

Ant: Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de


noche tu fidelidad.

Es bueno dar gracias al Señor


y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,


y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados


y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,


los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera,


se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto


y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de


noche tu fidelidad.

Deuteronomio 32,1-12: Beneficios de Dios para con su


pueblo

Ant: Dad gloria a nuestro Dios.

Escuchad, cielos, y hablaré;


oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra,
como llovizna sobre la hierba,
como orvallo sobre el césped.

Voy a proclamar el nombre del Señor:


dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.

Hijos degenerados, se portaron mal con él,


generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿No es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?

Acuérdate de los días remotos,


considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad


y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.

Lo encontró en una tierra desierta,


en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.

Como el águila incita a su nidada,


revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.

El Señor solo los condujo,


no hubo dioses extraños con él.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dad gloria a nuestro Dios.

Salmo 8: Las maravillas de la creación

Ant: ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!


Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.


De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,


la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,


lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,


y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro,


¡qué admirable es tu nombre,
en toda la tierra!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!


Lectura

Rm 12,14-16a
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.
Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad.
Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes
pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde.

V/. Te aclamarán mis labios, Señor.


R/. Te aclamarán mis labios, Señor.
V/. Mi lengua recitará tu auxilio.
R/. Mis labios, Señor.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. Te aclamarán mis labios, Señor.

Lectura

V/. Señor, enséñame tus caminos.


R/. Instrúyeme en tus sendas.

Historia de los antepasados: de Salomón a Jeroboán

Si 47,12-24
Por sus méritos le sucedió a David un hijo prudente que vivió
en paz: Salomón, rey en tiempos tranquilos, porque Dios
pacificó sus fronteras; construyó un templo en su honor y fundó
un santuario perpetuo.
¡Qué sabio eras en tu juventud, rebosando doctrina como el
Nilo! Tu saber llenaba la tierra, cubriéndola con cánticos
sublimes; tu fama llegaba hasta las costas, que deseaban
escucharte. De tus cantos, proverbios, enigmas y sentencias los
pueblos quedaban pasmados; te llamaban con el nombre
glorioso con que llaman a Israel.
Pero reuniste oro como hierro y acumulabas plata como plomo;
te entregaste a las mujeres, dándoles poder sobre tu cuerpo,
echaste una mancha en tu honor e infamia sobre tu lecho,
induciendo la ira sobre tus descendientes, y desgracias sobre tu
tálamo. Pues el pueblo se escindió en dos partes con la
usurpación del reino de Efraín.
Pero Dios no retiró su lealtad ni permitió que fallaran sus
promesas; no aniquila la prole de sus escogidos ni destruye la
estirpe de sus amigos, sino que dejó un resto a Jacob, y a
David una raíz de su linaje.
Salomón descansó con sus padres y dejó por sucesor a uno de
sus hijos: Roboán, rico en locura y falto de juicio, que con su
política hizo amotinarse al pueblo. Surgió uno -no se pronuncie
su nombre- que pecó e hizo pecar a Israel: Jeroboán, hijo de
Nabat; fue un escándalo para Efraín, que lo condujo al
destierro; enorme fue su pecado, se entregó a toda maldad.

R/. Voy a congregar a los israelitas, y no volverán a ser dos


naciones ni volverán a contaminarse con sus ídolos; ellos
serán mi pueblo y tendrán todos ellos un único pastor.
V/. Tengo otras ovejas que no son de este redil; también a ésas
las tengo que traer, y habrá un solo rebaño.
R/. Ellos serán mi pueblo y tendrán todos ellos un único pastor.

L. Patrística

El Señor Jesucristo es el verdadero Salomón

San Agustín
Comentario sobre los salmos 126,2
El templo que Salomón edificó para el Señor era tipo y figura de
la futura Iglesia, que es el cuerpo del Señor, tal como dice en el
Evangelio: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Del
mismo modo que Salomón edificó aquel templo, se edificó
también un templo el verdadero Salomón, nuestro Señor
Jesucristo, el verdadero pacífico. Porque hay que saber que el
nombre de Salomón significa «Pacífico», y el verdadero pacífico
es Jesucristo, de quien dice el Apóstol: Él es nuestra paz. Él ha
hecho de los dos pueblos una sola cosa. Él es el verdadero
pacífico que unió en su persona, constituyéndose en piedra
angular, los dos muros que provenían de partes opuestas, a
saber, el pueblo de los creyentes que provenían de la
circuncisión, y el pueblo de los creyentes que provenían de la
gentilidad incircuncisa; de ambos pueblos hizo una sola Iglesia,
de la que es piedra angular, y por esto es el verdadero pacífico.
Cristo es el verdadero Salomón, y aquel otro Salomón, hijo de
David, engendrado de Betsabé, rey de Israel, era figura de este
Rey pacífico. Por esto, el salmo, para que pienses más bien en
el nuevo Salomón, que es quien edificó la verdadera casa de
Dios, empieza con estas palabras: Si el Señor no construye la
casa, en vano se cansan los albañiles. El Señor es, por tanto,
quien construye la casa, es el Señor Jesucristo quien construye
su propia casa. Muchos son los que trabajan en la construcción,
pero, si él no construye, en vano se cansan los albañiles.
¿Quiénes son los que trabajan en esta construcción? Todos los
que predican la palabra de Dios en la Iglesia, los dispensadores
de los misterios de Dios. Todos nos esforzamos, todos
trabajamos, todos construimos ahora; y también antes de
nosotros se esforzaron, trabajaron, construyeron otros; pero, si
el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles.
Por esto, los apóstoles, y más en concreto Pablo, al ver que
algunos se desmoronaban, dice: Respetáis ciertos días, meses,
estaciones y años; me hacéis temer que mis fatigas por
vosotros hayan sido inútiles. Como sabía que él mismo era
edificado interiormente por el Señor, por esto se lamentaba por
aquéllos, por el temor de haber trabajado en ellos inútilmente.
Nosotros, por tanto, os hablamos desde el exterior, pero es él
quien edifica desde dentro. Nosotros podemos saber cómo
escucháis, pero cómo pensáis sólo puede saberlo aquel que ve
vuestros pensamientos. Es él quien edifica, quien amonesta,
quien amedrenta, quien abre el entendimiento, quien os
conduce a la fe; aunque nosotros cooperamos también con
nuestro esfuerzo.

R/. El templo quedó terminado, y la gloria del Señor llenó el


atrio; el rey se alegró y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de
Israel, por todo lo que habló a David, mi padre.»
V/. Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
R/. «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, por todo lo que habló
a David, mi padre.»

Cántico Evangélico

Ant: Guía nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos


y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,


arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,


porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,


nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Guía nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz.

Preces
Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido
ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que
sufren, y supliquémosle insistentemente, diciendo:

Haznos perfectos en la caridad, Señor.

— Al recordar esta mañana tu santa resurrección, te pedimos,


Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos
los hombres.
— Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del
nombre cristiano y ofrezcamos nuestra jornada como un
culto espiritual agradable al Padre.
— Enséñanos, Señor, a describir tu imagen en todos los
hombres y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.
— Oh Cristo, vid verdadera de la que nosotros somos
sarmientos, haz que permanezcamos en ti y demos fruto
abundante para que con ello reciba gloria Dios Padre.

Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al


Padre, diciendo, como nos enseñó Cristo:

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;


venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Final

Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida


sean una continua alabanza en tu honor; y, pues toda nuestra
existencia es puro don de tu liberalidad, que también cada una
de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R/. Amén.
13 de Julio del AD 2019

Sábado, XIV semana del Tiempo Ordinario, feria

—Santa Teresa de Jesús de los Andes—

Completas

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.


R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Examen de conciencia

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha


concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.
Todos examinan en silencio su conciencia. Después se prosigue
con una de las fórmulas siguientes:

Primera fórmula:

Yo confieso ante Dios todopoderoso


y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,


a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

Segunda fórmula:

V/. Señor, ten misericordia de nosotros.


R/. Porque hemos pecado contra ti.
V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R/. Y danos tu salvación.

Tercera fórmula:

V/. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos:


Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
V/. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten
piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
V/. Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder
por nosotros: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión


siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

V/. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone


nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Himno

El sueño, hermano de la muerte,


a su descanso nos convida;
guárdanos tú, Señor, de suerte
que despertemos a la vida.

Tu amor nos guía y nos reprende


y por nosotros se desvela,
del enemigo nos defiende
y, mientras dormimos, nos vela.

Te ofrecemos, humildemente,
dolor, trabajo y alegría;
nuestra plegaria balbuciente:
«Gracias, Señor, por este día.»

Recibe, Padre, la alabanza


del corazón que en ti confía
y alimenta nuestra esperanza
de amanecer a tu gran Día.

Gloria a Dios Padre, que nos hizo,


gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.

Salmo 4: Acción de gracias

Ant: Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;


tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,


amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha,


si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?"

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría


que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,


porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 133: Oración vespertina en el templo

Ant: Durante la noche, bendecid al Señor.

Y ahora bendecid al Señor,


los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor.

Levantad las manos hacia el santuario


y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión,
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Durante la noche, bendecid al Señor.

Lectura

Dt 6,4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el
alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo
quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás
de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y
levantado.

V/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.


R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V/. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R/. Encomiendo mi espíritu.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico Evangélico

Ant: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras


dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,


a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones


y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras


dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Final

Oremos:

Después de las I Vísperas de domingo o de solemnidades que


coinciden con el domingo:

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al


clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la
alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Amén.

Después de las Vísperas de solemnidades que no coinciden con


el domingo:
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del
enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden
en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y


una muerte santa.
R/. Amén.

Se canta o se dice una de las siguientes antífonas marianas:

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia,


vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;


a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,


vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

o bien:

Madre del Redentor, virgen fecunda,


puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,


engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,


y ten piedad de nosotros, pecadores.

o bien:

Salve, Reina de los cielos


y Señora de los ángeles;
salve raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,


entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

o bien:

Bajo tu protección nos acogemos,


santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

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