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Separata La Familia y Su Rol Preventivo
Separata La Familia y Su Rol Preventivo
COMO AGENTE
PREVENTIVO
La familia constituye
la institución que
globalmente tiene
más influencia en la
formación y
desarrollo de los
niños y los jóvenes.
Es en su seno
donde éstos se van
capacitando para afrontar de forma adecuada las nuevas situaciones que se
les presentarán a lo largo de la vida,
Los adultos significativos son clave al momento de realizar prevención
temprana de conductas de riesgo, por la influencia que tienen en el desarrollo
de la identidad infantil, en sus hábitos de vida, en sus formas de expresar sus
afectos y relacionarse con los demás, modelando formas básicas de interactuar
con otros, de resolver conflictos, de desarrollar conductas de autocuidado,
entre otros. Estos adultos son, en edad temprana, los padres y, posteriormente,
los/las profesores/as. La relación que se establece con los padres, basada en
el cariño y el respeto, es un vínculo intensamente significativo y protector frente
a futuras situaciones complejas, propias del desarrollo de los hijos.
FUNCIONES DE LA FAMILIA:
La Familia cumple varias funciones; como institución social, apoyo económico, educa y
socializa a los hijos, y por último aporta apoyo emocional. Si nos centramos en las dos últimas
funciones hay que resaltar la importancia que las normas, reglas y valores cumplen en la
educación de los hijos. De igual manera, es necesario que se reconozca al hijo/a, como ser
único y demostrarle que, en muchas ocasiones, tienen el apoyo incondicional de los miembros
de la familia.
Somos conscientes de lo complicado que resulta educar a los hijos/as, las presiones a las que
se está sometido en el trabajo, la casa, el cansancio, etc.., lo cual influye en que en muchas
ocasiones no nos encontremos en las mejores condiciones para escuchar, comunicarnos y
educar a nuestros hijos.
Aún así, es importante destacar que los hijos necesitan normas, independientemente de su
edad, aunque sean diferentes según la edad, no según el sexo. Tanto el exceso, como la
carencia de normas tienen consecuencias negativas para el desarrollo de los hijos. Las normas
aportan sensación de seguridad, deben existir pocas normas pero mantenidas con seguridad y
firmeza. Habrá normas que no tengan posibilidad de cambio, otras que se podrán negociar, y
habrá otros temas en el que el hijo/a adquiera la responsabilidad sobre ellas. Hay que situarse
sobre el comportamiento, no sobre las emociones (tiene derecho a estar enfadado, pero no a
pegar por ello). Es importante que siempre haya razonamiento, sea cual sea la edad, el niño de
2 años no entiende todo el razonamiento, pero entiende que no se hace porque sí. Y hay que
reforzar la sensibilidad a las necesidades de los hijos.
A lo largo de la infancia y adolescencia de los hijos, nos podemos encontrar con diferentes
dificultades que en ocasiones nos sobrepasan y que en ocasiones no encontramos la
respuesta; “¿por qué se comporta de esa manera?”, “¿por qué es así, si nosotros hemos
intentado educar a todos nuestros hijos igual?”, “no me hace caso, da igual que se lo diga por
las buenas, que por las malas”, ¿por qué tengo que repetir todos los días lo mismo para que se
lave los dientes, recoja la ropa ó se ponga a estudiar?”, “siempre dice que no”, “parece que no
escucha cuando le hablas”, etc.
El cómo nos comportamos tanto los adultos como los niños, responde a un aprendizaje. Sin
quitar la influencia que el componente hereditario tiene en nuestra conducta, lo fundamental
en el comportamiento de las personas es el ambiente, porque en él se generan la mayor parte
de los aprendizajes. Nadie nace simpático, triste, ó desobediente, etc., sino que a lo largo de la
vida vamos aprendiendo a ser como somos. Se puede decir que en este aprendizaje hay dos
variables implicadas: nuestra propia conducta, lo que decimos, hacemos y pensamos. Y las
conductas de los demás, o dicho de otra forma, su reacción ante lo que hacemos.
Teniendo en cuenta todo esto, se hace visible la importancia que las normas, y las diferentes
técnicas de modificación de conducta tienen sobre la conducta de los hijos. Para el aprendizaje
de nuestros hijos, es importante la actitud que mostramos los adultos. Por una parte,
enseñando con nuestros comportamientos un modelo adecuado (al hablar con lo demás, al
resolver conflictos sin pelear, cuando damos opiniones que son distintas al resto, cuando
expresamos emociones de forma adecuada, etc.). Por otra parte, es importante valorar los
aspectos positivos, no se puede enseñar comportamientos a nuestros hijos sólo
recriminándoles lo que hacen mal. Resulta mucho más útil para el niño recibir elogios,
alabanzas ó una caricia por las conductas que hacen bien, ó que están intentando mejorar.
Agradecerle las cosas buenas que hace y trasmitirle lo contentos que esto nos hace sentir. Por
último, enseñarles que mi “forma” no es la única de resolver un conflicto, y se le puede ayudar
a que piense en varias soluciones y elija la más adecuada.
Por todo ello, se hace fundamental el papel de la familia en la conducta de los hijos. Es
necesario buscar un tiempo útil con nuestro hijo/a, donde se pueda hablar de lo que ha
ocurrido durante el día, lo que le preocupa y recordarle lo mucho que se les quiere. Todo ello
facilitará la relación padres–hijos, les aportará seguridad emocional, y contribuirá a una mejor
educación y socialización.
Factores protectores
.
PAUTAS BÁSICAS
Beneficios
su entorno.
vida
innecesarios.
familia
Higiene
❖ El baño no debe durar más de 20 minutos.
Poco a poco debemos enseñar a coger la esponja y limpiarse todo el
cuerpo.
Sueño
Desde los 7 u 8 meses tenemos que establecer la hora de dormir y marcar la
rutina de dormir las horas pautadas:
– Niños de 3 a 6 años dormir de 10 a 12 horas diarias.
– Niños de 6 a 12 años dormir 10 horas diarias.
– Adolescentes dormir 8-9 horas diarias.
El no dormir lo suficiente supone bajo rendimiento en la escuela.
de dormir.
● Fija una hora específica para dormir, avisando a su hijo media hora
seguridad.
La rutina aporta coherencia a nuestro quehacer diario, ya que esa rutina tiene
tiempo y energía mental que podemos destinar a otras cosas como a quedar
Pero el llevar a cabo una rutina no tiene por qué significar necesariamente
Los horarios del trabajo pueden ser todos los días iguales, pero no siempre
llevamos a cabo las mismas tareas ni tenemos por qué llevarlas a cabo
siempre del mismo modo; la universidad está siempre en el mismo lugar, pero
Podemos tener la obligación de seguir una rutina, pero eso no significa que esa
inesperada
llevar a cabo ese quehacer diario estimula el desarrollo del cerebro, lo que