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Por: José Luis Márquez Lorenzo.

Asignatura: Las Garantías y Seguridades.

Mtro: EDWARD L. MOYA DE LA CRUZ.

Tema: Análisis Sentencia sobre prenda.

"Objetivo": Analizar la sentencia 276-2020 de fecha 26 de febrero del año 2020


de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia.

Resumen. Crédito. Garantías. Seguridades. Prenda. Deudor. Acreedor


prendario y quirografario. Privilegios. Bancredit Cayman Limited. A & G
Servicios Multiples, C. por A. Artículos 2073, 2092, 2093, otros. Tribunal
Primera Instancia. Corte de Apelación. Suprema Corte de Justicia. Sentencia
276-2020.

Contenido.

En ocasión de una demanda en cobro de pesos y validez de embargo retentivo,


intentada por Bancredit Cayman Limited, contra la entidad A & G Servicios
Múltiples, C. por A., basada en el cobro de una acreencia por una suma
determinada de dinero, cuyo pago estaba asegurado mediante la constitución
de una garantía prendaria sobre dos certificados financieros otorgados por
terceos, el tribunal de primera Instancia dicto una sentencia acogiendo dicha
demanda, sustentada en el hecho de que la parte demenante tenia, como lo
hizo, el derecho a demandar y embargar retentivamente los bienes del deudor,
aun cuando dicho crédito estaba asegurado por una garantía prendaria, la cual
fue recurrida en apelación por la parte perseguida. La Corte en su caso, hubo
mal revocar la Sentencia recurrida, aludiendo entre otros aspectos que: …
“cuando se trata de acreedores privilegiados se produce una especie de
especialización de los bienes dados en garantía... y deben primero acudir a su
ejecución antes de proceder en contra del deudor por otras vías como el
embargo de sus demás bienes”, ...que todo lo anterior pone de manifiesto que
la parte demandante originaria y actual recurrida Bancredit Cayman Limited (en
proceso de liquidación) antes de proceder al embargo retentivo de la demanda
primitiva y actual recurrente A & G Servicios Múltiples, C. por A., debió tratar de
ejecutar la prenda acordada en el contrato, por lo que es de lugar revocar la
sentencia recurrida, (...)", criterio este que reposaba quizás, en un criterio
similar sustentando con anterioridad por la Suprema Corte de Justicia en esa
dirección; y no conforme con dicha decisión, la parte demandante originaria
recurrió dicha sentencia en Casación, por ante la Suprema Corte de Justicia,
sosteniendo como fundamentos legales bien fundados, entre otros, los
siguientes:

(…) “Si bien los artículos 2092 y 2093 precedentemente citados establecen que
todo el que se haya obligado personalmente, queda sujeto a cumplir su
compromiso con todos su bienes muebles e inmuebles, estos han sido
interpretados por esta Sala Civil de la Suprema Corte de justicia, en el sentido
de que el acreedor que tiene una garantía, para procurar el cobro de su
acreencia, debe en primer término proceder a la ejecución de la seguridad
convenida contractualmente por ante el juez competente, salvo que las partes
hayan pactado en el contrato alguna cláusula que establezca el derecho de
optar por otra vía para recuperar su crédito, previa renuncia de la garantía”.

(…) “No obstante, es generalmente admitido que un tribunal puede apartarse


de sus precedentes, siempre y cuando ofrezca una fundamentación suficiente y
razonable de su conversión jurisprudencial, lo cual se deriva de la propia
dinámica jurídica que constituye la evolución en la interpretación y aplicación
del derecho; que aun cuando en esta materia el precedente judicial no tiene un
carácter vinculante, los principios de imparcialidad, razonabilidad, equidad,
justicia e igualdad inherentes a la función judicial implican que todo cambio del
criterio habitual de un tribunal, incluida la Corte de Casación, debe estar
debidamente motivado de manera razonable, razonada y destinada a ser
mantenida con cierta continuidad y con fundamento en motivos jurídicos
objetivos, tal y como lo hará esta Sala Civil y Comercial de la Suprema Corte de
justicia, como Corte de Casación, al adoptar el criterio que se asumirá en la
presente sentencia, pues es el más adecuado y conforme al estado actual de
nuestro derecho”.

(…) “El criterio que ha sido sostenido hasta el presente será abandonado a
partir de esta ocasión en razón de que no es congruente con el sentido literal
de las disposiciones precedentemente transcritas, ni con el derecho que tiene
todo acreedor sobre la generalidad del patrimonio de su deudor, pues la
seguridad real convenida contractualmente constituye un accesorio a la
relación personal existente entre acreedor y deudor y que se origina can la
deuda convenida”.

(…) “En ese sentido, por medio del presente fallo, esta Suprema Corte de
justicia se aparta del criterio jurisprudencial de que cuando existe una garantía
prendaria no puedan ejecutarse los demás bienes del deudor: así como
también se aparta del criterio de que cuando existe una hipoteca no es posible
embargar conservatoriamente los demás bienes del deudor, con la única
limitación de no proceder a la venta en pública subasta de "los inmuebles que
no le hayan sido hipotecados".

Este cambio de criterio ha sido ampliamente criticado por algunos estudiosos


del tema, hasta el punto de afirmar que el mismo no permanecerá en el tiempo;
sin embargo, otros, a los cuales nos sumamos, lo hemos encontrado acorde y
ajustado a la ley, y hasta hemos criticado la posición anterior de la Suprema de
mantener dicho criterio de manera errada por tanto tiempo, pues la parte literal
del Código Civil no lo contempla así; y es por ello que aplaudimos esta nueva
posición, en el sentido de que suprime las limitaciones e impedimentos de
ejecución irracionales, creados contra el acreedor prendario que, ante la
imposibilidad de ejecución de la seguridad que garantiza su crédito por
diversas eventualidades, se veía obligado a acudir a procedimientos y acciones
alternas (acción oblicua o pauliana), con la finalidad de distraer dicha garantía
de las manos de terceros y así poder cobrarse, y hasta tanto no haya ejecutado
dicha garantía no podía ejecutar, o por lo menos embargar los demás bienes
de su deudor, corriendo el peligro de la insolvencia de este.
Es así que humildemente entendemos, que la Sala Civil de la Suprema Corte
de Justicia hizo un análisis, interpretación y aplicación correcta de la ley
(artículos 2073, 2092 y 2093 del Código Civil), que debió hacerlo con
anterioridad, atendiendo a las siguientes razones:

1. Esta Sentencia 276-2020 de fecha 26 de febrero del año 2020, no


equipara a un acreedor prendario como un acreedor quirografario, y por
tanto no quebranta el derecho de preferencia y privilegio sobre el bien
dado en prenda por su deudor; al contrario, abre las puertas que por
mucho tiempo tenia cerrada el acreedor prendario por efecto de dicho
criterio jurisprudencial, toda vez que literalmente la ley (Código Civil) no
establece en ninguna parte de sus articulados, que el acreedor prendario
tenía que ejecutar obligatoriamente la garantía prendaria primero, antes
de proceder con cualquier otro bien propiedad de su deudor, por lo
menos a embargarlos conservatoriamente (un error de la corte, pues
esto solo se sustentaba en el criterio jurisprudencial criticado y ahora
cambiado acertadamente). La prenda otorga un derecho de preferencia
sobre un determinado bien mueble a favor del acreedor el cual no pierde
con este nuevo criterio. Este derecho de preferencia es solo “frente a los
demás acreedores”, “no que lo limita a ejecutar los demás bienes de su
deudor”, lo cual no significa un derecho único y exclusivo sobre dicho
bien mueble, sino un derecho de preferencia frente a los demás
acreedores (quirografarios), los que con este nuevo criterio, seguirán
impedidos de ejecutar los bienes dados en prenda, y el acreedor
prendario conservara siempre su privilegio frente a estos; por el
contrario, ahora más aun, este criterio abre un abanico de posibilidades
adicionales a favor acreedor prendario de cobrar su acreencia
ejecutando los demás bienes de su deudor, ante la eventual
imposibilidad de ejecución del bien dado en prenda, sin necesidad de
tener que acudir a diferentes procedimientos de reivindicación o
distracción de dicho bien, como acción oblicua o pauliana por ejemplo,
lo cual era legalmente inconcebible.
2. El criterio viejo sostenido por la Suprema Corte de Justicia y argüido por
la Corte de Apelación para rechazar la indicada demanda, debió haberlo
cambiado cuanto antes, en el sentido de que este limitaba los derechos
de ejecución del acreedor prendario sobre los demás bienes de su
deudor, al someterlo al cumplimiento de reglas imperativas no existentes
en el ley, pues repetimos aquí que en ninguna parte del Código Civil se
estipula que dicho acreedor prendario obligatoriamente tendría que
ejecutar primero el bien dado en garantía y luego cualquier otro bien,
previo acta de carencia, máxime cuando dicha garantía eventualmente
fuera de difícil ejecución, lo que obligaría a este ultimo a someterse a
diferentes procesos muchas veces extraños o ajenos a la naturaleza del
aspecto procesal-civil, con tan solo hacer posible la ejecución de la
referida garantía, corriendo el riesgo inclusive de que su deudor
inteligentemente se convierta en insolvente, situación que no se exige si
quiera en la hipoteca, en donde el acreedor puede, aun teniendo una
hipoteca inscrita, embargar, al menos conservatoriamente los demás
inmuebles y ejecutivamente los muebles propiedad de su deudor, con la
salvedad de no poder venderlos en pública subasta, pero que garantiza
si los única finalidad de cobrar su acreencia que puede estar en peligro.
La obligación principal de todo deudor es pagar lo adeudado, y tendrá
que hacerlo con el conjunto de todos sus bienes, independientemente de
que haya constituido uno de estos como privilegio a favor de su deudor,
y como bien acota dicha alta Corte de casación, el hecho de tener una
garantía, no coloca al acreedor provisto de ella, en una condición de
inferioridad respecto a los demás acreedores quirografarios, pues aquel
también es un acreedor al igual que los demás, razón por la cual el
demandante original podía, como lo hizo, embargar retentivamente y
demandar su validez sin necesidad de ejecutar la prenda dispuesta a su
favor.

3. Es por ello que enfatizamos, que conforme a lo anterior, dicho nuevo


criterio jurisprudencial no violenta el principio de la autonomía de la
voluntad como sostienen algunos de mis compañeros colegas de
maestría y tampoco transgrede la seguridad jurídica.

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