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c ¿Agricultura sustentable?

Cuando nos remontamos a la historia argentina siempre vemos como ciertos hechos se
repiten constantemente y muchos de ellos se relacionan con la agricultura. La
Argentina, con sus ricos suelos y gran biodiversidad se ve afectada directamente por
cada cambio que afecte a sus tierras, plantas o animales, asimismo, estos afectan a la
economía y por ende a la sociedad.
En términos ideales, se espera que una civilización o en este caso un país logre un
desarrollo sustentable que involucre el cuidado del medioambiente, el desarrollo de la
economía y la equidad en la sociedad, no obstante, ¿Por qué este no es el caso de la
Argentina?
Desde el proceso de “agriculturización” de las regiones del norte argentino, es decir, de
aquellas zonas extra pampeanas, han surgido diferentes fenómenos que ponen en riesgo
el ambiente en el que se practican. Esto se debe principalmente a las acciones llevadas
adelante por agentes económicos originarios de afuera de la región. Estos productores
requieren predios cuya extensión supera largamente la de los pequeños productores,
dedicados a la agricultura familiar, o la de los pequeños agricultores, afectando de esta
manera a uno de los eslabones de un desarrollo sustentable: la sociedad.
En segundo lugar, se utilizó el sistema de sustitución en dónde se descartaron cultivos
previos de baja rentabilidad y se dedicaron a la soja o a criar ganado de calidad. La soja,
como consecuencia de su modificación genética y la cantidad de nutrientes que requiere
suele condicionar el uso de pesticidas de todo tipo, los mismos alteran el ecosistema, ya
que eliminan malezas o bichos que normalmente pertenecen a esas tierras o al mismo
cultivo de soja. Asimismo, contaminan aguas que luego pueden ser consumidas por
humanos y animales y si son regados por una avioneta perjudican la salud directa del ser
humano.
Nuestro país se encuentra liderando el uso de agroquímicos. Tiene un consumo de
glifosato que no lo tiene, ni siquiera, Estados Unidos. Lo que ocurre con Argentina, en
términos de modelo productivo, puede ser un ejemplo trágico para otras economías, que
igualmente ya conocen estas cuestiones.
El glifosato (principal agroquímico utilizado para la producción de soja transgénica) no
es biodegradable, se acumula en el suelo y está señalado como cancerígeno. El
glifosato, además de la presencia en la tierra, se traslada a través del viento, es ahí
dónde altera la salud humana.
Pero esto no es todo, muchas veces para conseguir tierras en dónde cultivar se requiere a
la deforestación o quema de los bosques nativos de la zona, desplazando a la flora y
fauna nativa de su ambiente y muchas veces llevándolo a la extinción. Un claro ejemplo
es el del Tatú Carreta un armadillo que habita en Formosa y Chaco, unas de las
provincias que se vieron altamente perjudicadas por la deforestación, en especial Chaco,
en dónde el porcentaje de tierras deforestadas de bosques nativos es del 14% en tan sólo
20 años y tanto Chaco como Formosa forman parte de las provincias que concentran el
casi 80 % de deforestación del país.
Asimismo, las inundaciones que actualmente sufren las provincias de Chaco, Formosa y
Corrientes se deben a la destrucción de los bosques nativos, nuestra esponja natural, por
el avance de la frontera agropecuaria y al aumento de las precipitaciones por el cambio
climático.
Tomando en cuenta todas estas consecuencias vemos como no se logra una armonía
entre la economía, la sociedad y el medioambiente, ya que se perjudica el ambiente en
dónde vivimos, la flora y fauna que lo habita y por si fuera poco este modelo sigue
trayendo problemas en la actualidad, ya que el hombre busca incendiar bosques, como
en el caso de Córdoba, para generar tierras fértiles y futuras para el monocultivo de soja
u otros.
El bosque nativo es clave en el problema de los incendios. El fuego recurrente lo va
quemando, transformándolo en otros ambientes, ya que pasan a ser arbustales o
pastizales, que son mucho más propensos a arder. Esto genera un círculo negativo, en
dónde cuanto más se quema, más se transforma en coberturas inflamables y se vuelve a
quemar.
Los incendios repercuten en la flora y la fauna, porque eliminan el bosque y todo lo
asociado a él. Afectando a su vez el suelo y la calidad del mismo. Si desaparece la
vegetación, se lleva consigo la retención del terreno, la cobertura fértil. Pero también la
cantidad de suelo, porque se pierde aquello que lo sostiene.
Todo aquello que se suelta, se arrastra, por la lluvia o por el viento, a los cursos de agua.
Colmando y contaminando los caudales, porque se llenan de ceniza y otros
componentes. Y además sumando a las inundaciones, ya que se pierde el monte que
capta el agua de lluvia. Es toda una red, la naturaleza es como una unidad, al tocar algo
se desequilibra todo.
Es por eso que debemos saber que la biodiversidad es importante, pero no sólo desde un
punto de vista turístico o recreativo. Las especies tienen un rol en los ecosistemas.
Desde dispersar semillas, a controlar insectos, para el suelo, para tener agua limpia se
necesita la biodiversidad.
Sumado a todas las consecuencias en el medio ambiente, la quema de monte tiene una
relación directa con el cambio climático. El bosque y los pastizales, que normalmente
asimilan el carbono de la atmósfera para crecer, al quemarse liberan este gas de efecto
invernadero, aportando a este proceso de forma negativa.
No obstante, ¿Qué se puede hacer para lograr una agricultura sustentable que lleve al
desarrollo?
La agricultura sustentable apunta al uso racional de los recursos para la agricultura, en
particular, del suelo, agua e insumos agrícolas. Su objetivo es producir más en menos
superficie de suelo, para satisfacer las necesidades básicas de fibra y alimentos; sin
provocar o minimizando impactos ambientales; de forma económicamente viable y sin
perjuicios para la salud de los productores y de la sociedad en general.
Para ello, es preciso intensificar de manera sostenible la producción de agroalimentos;
usar fertilizantes en forma más eficiente y menos contaminante; desarrollar
biofertilizantes; disminuir sustantivamente el uso de pesticidas y reemplazarlos por
biopesticidas; y contribuir a la meta nacional de reducir en un 30% las emisiones de
Gases de Efecto Invernadero para el año 2030, entre otras acciones.
Estas prácticas agrícolas combinan una serie de tecnologías y técnicas destinadas a
obtener productos frescos saludables, de calidad superior, con altos rendimientos
económicos, haciendo énfasis en el manejo integrado de plagas y enfermedades,
conservando los recursos naturales y el medioambiente, minimizando los riesgos para la
salud humana
Estas prácticas traen consigo ventajas como mejoramiento de la inocuidad (daño de los
alimentos), agricultura sostenible, gestión del proceso productivo, reducción de costos y
aumento de las oportunidades laborales.
Como sociedad debemos ser conscientes y revertir este tipo de situaciones y lograr
hacer de la Argentina, un país con una agricultura sustentable, en dónde el hombre
pueda vivir y convivir con el medioambiente.
Bibliografía
• https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/incendios-en-cordoba-detras-de-escena-
de-una-problematica-recurrente
• https://www.chacodiapordia.com/2020/07/30/informe-oficial-revela-que-el-
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anos/#:~:text=El%2087%20%25%20de%20la%20p%C3%A9rdida,de%20Suda
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• https://www.vidanimal.org.ar/24-animales-autoctonos-de-argentina-en-peligro-
de-extincion/
• https://noticias.uner.edu.ar/entrevistas/7089/contaminacion-con-agroquimicos-
en-argentina
• https://docs.google.com/document/d/1V0Dg-
vftF3UB4kE20oUw5ElXfh_elOchiVKdyLuPYqc/edit#
• https://www.inia.cl/ejes-estrategicos/agricultura-sustentable/

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