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CAPITULO IV

I.- La economía del Bienestar Clásica hasta 1939.

La maximización de el bienestar social, ha sido a la economía como la cura de


las enfermedades a la medicina, describir y explicar los fenómenos económicos, poco
aportarían si no es posible evaluar las políticas publicas en función del efecto que
generan sobre la sociedad. Para evaluar dichos efectos es necesario definir el bienestar
así como los criterios que permiten medirlos y evaluarlos, antes de contar con una
definición de eficiencia que serviría como parámetro evaluador.

Larga ha sido la discusión en la economía sobre el problema de la elección


social, la doctrina utilitarista que aparece a mediados del siglo 17, aporta ideas
revolucionarias y visionarias acerca de como maximizar el bienestar social, el padre de
dicha teoría fue el filosofo ingles Jeremy Bentham, a quien se le atribuye el concepto de
utilidad, quien manifestó que la sociedad debía organizarse en función de el “principio
utilitarista”, el cual definió como “la propiedad de cualquier objeto de producir placer,
bien o felicidad o de impedir el dolor, el mal o la infelicidad”. Considero además que
toda la legislación social debía elaborarse de acuerdo con los principios utilitaristas con
el fin de fomentar “la mayor felicidad al mayor numero de personas”, para lo cual era
necesario que el interés de cada individuo se identificara con el interés general. Las
ideas de Bentham se consideraron revolucionarias porque ponían énfasis en que la
política económica y social debía ser diseñada para lograr determinados resultados
prácticos. Dentro de la corriente utilitarista, autores como Gossen, Jevons y Walras,
consideraron la utilidad como una cualidad mensurable y propia de cada bien, de modo
que seria posible sumar las diferentes utilidades que a un sujeto produce cada uno de los
bienes que posee, por lo tanto la función se considera mensurable y aditiva, si esto era
posible el problema de la agregación quedaba resuelto construyendo una función de
bienestar social, al modo de las funciones de utilidades individuales (Azqueta, Diego).
De la forma:
Us = U( U1,U2, ....,Un), donde:
Us es la utilidad social y Ui la de la persona i(i= 1,...n), es decir, la utilidad social esta
en función de las utilidades individuales, sin embargo tres supuestos importantes son
necesarios para construir esta función:

1. Cada uno de los intereses individuales tenía que tener el mismo peso en las
mediciones de bienestar general.
2. Si la utilidad es mensurable como bien lo plantea el enfoque cardinal, el cálculo
del valor de la función no implica mayores dificultades.
3. El dinero se toma como medida del dolor y del placer, el cual esta sujeto a la
utilidad marginal decreciente.

Bajo este planteamiento, si algo añade mas al placer de un pobre de lo que quita a la
felicidad de un rico, debe ser deseable desde el punto de vista utilitarista, por lo tanto si
una acción gubernamental de cierto tipo aumenta la felicidad de la comunidad mas de
los que disminuye la felicidad de algún sector de la misma, la intervención queda
justificada.

Para los teóricos de la economía Neoclásica, la medición de la demanda y oferta ,


así como su interacción han representado el objetivo a estudiar para dar respuesta al
problema de la elección, en este sentido los aportes de Alfred Marshall a la
microeconomía están representados por herramientas de análisis importantes tal es el
caso del excedente del consumidor, como medida del bienestar económico, al cual
principalmente se refirió Marshall incorporando “la varilla de medir dinero” como
herramienta para medir el bienestar individual o colectivo. La misma consistía en que
dado que la renta de una persona tiene un valor monetario determinado, cualquier
individuo utilizara dicha renta ante todo para adquirir los bienes y servicios que
garanticen un nivel mínimo de bienestar material que el individuo recibirá al consumir
los bienes. Supuso además que la gran mayoría de la gente deriva la misma satisfacción
de la misma renta, según sus palabras: “lógicamente uno supondría que la satisfacción
que proporciona a un ingles el valor de un chelín se puede tomar como equivalente al
valor que un chelín tiene para otro ingles...hasta que no se demuestre lo contrario”,
este postulado de la igualdad, considera la misma capacidad de disfrute para diferentes
personas.
De igual manera Pigou, a quien se considera el fundador de la economía del
bienestar, formulo un gran numero de prescripciones influenciados por la filosofía
moral utilitarista, se planteo una serie de interrogantes sobre el bienestar social y
económico, y al igual que Marshall utilizo los términos “felicidad y bienestar” para
referirse simplemente a la producción o al bienestar económico y lo identifico con
aquellos estándares básicos de satisfacción humana y material que permiten o facilitan
la felicidad humana, entendida esta en su sentido mas corriente y elemental. Atendiendo
a esta definición el objetivo de cualquier política económica o gubernamental debía
evaluarse en función a la elevación del “Bienestar Humano Material” y por lo tanto era
necesario definir las condiciones que permitan mejorar o maximizar dicho bienestar y
planteo que la ordenación de una economía debía ser tal que maximizara el bienestar de
la sociedad y que los distintos individuos debían tratarse como si tuviesen un carácter
mas o menos igual lo cual queda planteado en la siguiente proposición “es evidente que
toda transferencia de un individuo relativamente rico a otro relativamente pobre y de
carácter similar, al permitirle satisfacer necesidades mas intensas, incrementa la suma
total de satisfacción”.

Pigou derivo esta proposición a partir de las siguientes premisas, cada una de las
cuales considero que estaban aproximadamente basadas en la realidad. (Nath, 1976 pp.
20)
1. La utilidad que el individuo obtiene de su renta, ocio y riqueza es medible
cardinalmente.
2. Las unidades en que se mide la utilidad de los distintos individuos es la misma
para todos ellos.
3. Todos los individuos tienen gustos similares, de modo que la curva (o tabla) de
utilidad marginal de la renta monetaria es la misma para todos ellos ( aunque,
naturalmente, individuos con distintas rentas monetarias se hallan sobre distintos
puntos de esta curva)
4. La utilidad social o utilidad de la sociedad en su conjunto es la suma de las
utilidades individuales.
5. Resulta deseable incrementar la utilidad social.
Pigou además, introdujo un concepto fundamental: el del dividendo nacional que
dentro de su esquema, esta directamente relacionado con el bienestar económico de la
sociedad.”las causas económicas-señalo el profesor Pigou_ no actúan directamente
sobre el bienestar económico de un país, sino a través de esa contrapartida objetiva del
bienestar que los economistas llaman “dividendo nacional”, están así coordinados, de tal
modo que la descripción del contenido de uno de ellos implica inmediatamente la del
otro”. La forma de medir este dividendo nacional según el propio autor, en el caso de un
solo individuo seria:

“Considerando un solo individuo, cuyos gustos se toman como fijos, decimos que su dividendo en el
periodo II, es mayor que en el periodo I, si los rubros que se le agregan en el periodo II, son rubros o
temas que se desean mas que los rubros que se desechan en el periodo II.” ( citado por Samuelson de la
obra de Pigou).

Con referencia a un grupo de personas manifiesta lo siguiente:

Pasando a un grupo de personas( de un numero dado), cuyos gustos se consideran como fijos y entre
las cuales también se adopte como fija la distribución del poder adquisitivo, decimos que el dividendo es
mayor en el periodo II, que en el I, si los rubros que se añaden al dividendo, en el periodo II, son
renglones para conservar los cuales las personas estarían dispuestas a dar mas dinero del que estarían
dispuestas a dar, para conservar los rubros de que se privan en el periodo II.

La interpretación a este planteamiento el autor lo aclara manifestando que el


dividendo será mayor en el periodo II que en el I, si la satisfacción económica medida
en dinero debida a los renglones añadidos en el periodo II que en el I, es mayor que la
satisfacción económica (medida en dinero) debido a los rubros eliminados en el periodo
II”.

Esta afirmación no significa que la cantidad o, si se quiere, el nivel de bienestar


económico que disfruta una sociedad varié, simplemente, al hacerlo el volumen del
dividendo nacional. El volumen de dicho dividendo nacional constituye la primera
dimensión, sin duda, pero otra no menos importante es la distribución del mismo entre
los distintos ciudadanos: e incluso hay que considerar una tercera, señala Pigou: sus
posibles fluctuaciones a lo largo del tiempo, que no son deseables. Citando a Pigou:
“Cualquier causa que -aceptada libremente- lleve a los individuos a trabajar mas de lo que lo
harían normalmente, a incrementar su productividad y a mejorar el ingreso nacional, siempre y cuando
no perjudique la distribución del ingreso, ni disminuya el nivel de consumo, mejora el bienestar
económico”

Pigou estableció las dos proposiciones que el considero esenciales para mejorar el
bienestar económico de la sociedad:

1. Aumentar la eficacia productiva, y mediante ello, el volumen de la renta o


dividendo nacional ( siempre que ello no perjudique la distribución, ni aumente
la variabilidad de la renta disponible del país)y

2. Mejorar la distribución de los ingresos entre ricos y pobres (siempre que esto no
conduzca a contraer el dividendo y no afecte desfavorablemente a su
variabilidad)

La ley de utilidad decreciente conduce a la siguiente proposición de Pigou:

“Cualquier causa que incremente la proporción del ingreso nacional que reciben los pobres, siempre
y cuando no ocasione una reducción del ingreso nacional, mejora el bienestar económico”

Según Dobb, (1971:102) ...la proposición de Pigou fue derivada directamente de lo


que se conoce hoy como la ley de la utilidad decreciente del ingreso, lo cual supone que
cuando un ingreso individual aumenta, como las necesidades mas urgentes e
importantes están supuestamente satisfechas y solo las menos importantes (en un orden
decreciente) no lo están, la utilidad marginal del ingreso decrece. Por lo tanto, transferir
100 libras esterlinas de un rico a un pobre privaría al primero de la satisfacción de
necesidades menos importantes que las que satisface el segundo, ya que permitirá la
satisfacción de deseos mas intensos a expensas de la no satisfacción de deseos menos
intensos y debería aumentar la suma total de satisfacción”.

Esto aunado al supuesto de la igualación social o igual capacidad de satisfacción


le permitió al autor identificar grupos homogéneos y establecer las transferencias de
recursos. Al establecer estas dos premisas logra conciliar la eficiencia con la justicia
distributiva, el bienestar general aumenta en mayor proporción cuando se incrementa la
utilidad del grupo menos favorecido.

Asimismo, incorporo el concepto de valor social, para referirse al alcance de la


producción ideal, la cual se distinguía del valor privado. Así se refirió al Producto Neto
Marginal Privado (PNMP), como el producto físico marginal del factor tal como pasa a
poder del productor, multiplicado por el precio de mercado de este producto, mientras
que el producto neto marginal social (PNMS), es la suma total de los productos y
servicios resultantes del empleo del incremento del factor, sea a quien sea a quien vaya
a parar multiplicando cada bien o servicio por el correspondiente precio del mercado.
Ambos deben igualarse para alcanzar la producción ideal, si el PNMS excede al PNMP
en una industria entonces la misma debe ser ampliada en caso contrario debe ser
reducida. (Mishan pp. 243)

De lo anteriormente expuesto se puede concluir que el utilitarismo dentro de la


economía del bienestar es de suma importancia, permitió una definición del concepto de
bienestar, “ todo aquello que produce placer , felicidad o bien a un individuo es un
generador de utilidad, por lo tanto si lo bienes permiten satisfacer necesidades y generan
en el individuo algunos de estos estados mentales, entonces se genera utilidad, el
individuo valora entonces el bien de acuerdo a las unidades que consume de el y la
expresa en la disposición de pago o sacrificio, que a su vez se refleja en la demanda, la
cual, entonces de alguna manera reflejaría la intensidad del placer.

De esto se desprende, el siguiente esquema: BIENESTAR - UTILIDAD –


RENTA, el bienestar se relaciona con la utilidad que se obtiene al satisfacer necesidades
renunciando a renta, mientras mayor renta se posea mayor numero de necesidades serán
satisfechas y mayores los niveles de bienestar alcanzados, de este sencillo análisis es
muy fácil evaluar entonces alguna política económica en base al efecto que sobre la
utilidad tendría. Se considera el utilitarismo como una doctrina consecuencialista, es
decir, las cosas deben juzgarse moralmente por sus consecuencias, prescribe una
estructura particular para la ética, si la utilidad es lo intrínsicamente valioso, entonces
una política se evaluara en función de su contribución y sus consecuencias sobre la
utilidad. La maximización de la utilidad como principio moral ignora los juicios de
valor incorporados en las acciones que llevan a tal fin, dado que solo importan los
resultados derivados de una política determinada, es decir será moralmente bueno solo
si mejora la vida de alguien. La tesis central del utilitarismo es que uno debe hacer
cualquier cosa que maximice el bienestar total o promedio; pero no es una doctrina del
egoísmo, por el contrario puede requerir de gran sacrificio.(Hausman 2007, pp. 167).
Sin embargo, la doctrina clásica utilitarista se basa en la hipótesis de igual
capacidad de satisfacción o disfrute, lo cual genero una discusión importante dentro de
la economía del bienestar que se mantiene hasta la actualidad, es posible realizar
comparaciones entre diferentes individuos que componen la sociedad, si se consideran
los individuos como iguales citando a Marshall : “ un chelín para un ingles es lo mismo
que un chelín para otro ingles”, esto nos lleva al eje central de la economía del bienestar
que no es solo como bien lo planteo Pigou un problema de producción sino que tiene
otra cara: el problema de la distribución, por lo tanto la consecuencia lógica para
aumentar el bienestar en una sociedad no depende solo del volumen del dividendo
nacional sino como queda distribuido, quedando justificada la redistribución de renta de
los que mas poseen a los que menos poseen. El máximo del bienestar social posible se
alcanzara entonces cuando exista igualdad de renta, para Pigou debido a su fe en la
filosofía moral utilitarista , considero a sus premisas morales fuera de toda controversia
y capaces de generar amplia aceptación.

Las problemas relativos a la distribución, así como las comparaciones


interpersonales de utilidad fueron satanizadas por muchos economistas durante largo
tiempo, considerando que le restaba objetividad como ciencia, pues necesitaba la
incorporación de juicios de valor para evaluar la distribución y el problema para el
economista era alcanzar la eficiencia en la utilización e intercambio de factores y bienes
en los mercados de libre competencia. Para Oscar Lange (1942:39), la economía del
bienestar se ocupa de las condiciones que determinan el bienestar económico total de
una comunidad. En la teoría tradicional se concebía el bienestar social como la suma de
los bienestares individuales (utilidades). El problema de la elevación al máximo del
bienestar total implicaba la ponderación reciproca de las perdidas de utilidad y las
ganancias de utilidad de individuos diferentes, lo cual supone la comparación
interpersonal de utilidad, como se advierte en el principio relativo a la utilidad marginal
de un peso par el hombre pobre y para el hombre rico, sin embargo tal supuesto es
epistemológicamente criticable por su falta de significación funcional. Entre los
principales críticos al planteamiento de Pigou se encuentra L. Robbins quien en su obra
: “Ensayo sobre la naturaleza y significado de la ciencia económica”, desacredito la
posibilidad de llevar a cabo comparaciones interpersonales con el argumento de que no
era posible establecer científicamente las diferencias de utilidad entre individuos, y aun
mas si se trataba de considerar poblaciones enteras y mas aun si integran a culturas
distintas. También argumento que aunque en la realidad se encuentra individuos con el
mismo nivel de utilidad, también se encuentran individuos con distintos niveles de renta
cuya utilidad es distinta. Es por ello que aun resulta dudoso comprobar que las
utilidades de dos individuos de una misma cultura y clase social puedan ser iguales o en
que magnitud diferirían las de un rico de las de un pobre. Citando a Brian Barry ( 1995,
pág. 119):

“ Robbins explícitamente planteo el argumento verificacionista de que las


afirmaciones acerca de la utilidad no tenían sentido porque no había pruebas empíricas a
favor de ellas. En el menor de los casos, una afirmación acerca de la utilidad era un
“juicio de valor”, elaborado sobre las líneas estándar del positivismo lógico como
expresión de una actitud mas que como algo que pudiese ser verdadero o falso. La
noción básica en funcionamiento aquí era que las otras personas son inescrutables:
nunca podemos realmente saber lo que la otra persona esta sintiendo, porque los
sentimientos son internos y a lo único que tenemos acceso directo es a los movimientos
externos”.

Robbins afirmaba que para realizar política económica se necesitaba de juicios


éticos, pero reitero que en la teoría económica no había lugar para los juicios de valor y
de allí su crítica a Pigou por utilizar estos en la elaboración de sus teorías. Con dichos
argumentos Robbins llamaba al abandono de consideraciones distributivas, pues no era
posible sostenerlas científicamente y en cambio sostenía que los economistas solo
tendrían que concentrarse en la maximización del ingreso nacional o social (crecimiento
económico), como una suma total y sin detenerse en su distribución.

Según Hicks, Pigou logra construir una teoría de política económica cuya base
(para la prescripción de política económica) es la teoría de la utilidad, deriva sus
prescripciones del postulado de que el objetivo de la política económica es la
maximización del valor real del ingreso social, el cual se obtiene al calcular las
cantidades de los diversos bienes producidos ponderados por un conjunto dado de
precios, que son los que rigen en el mercado en las circunstancias reales consideradas,
este planteamiento presenta tres dificultades importantes y sobre las cuales algunos
autores expresaron sus criticas en relación a:
1.- La aceptación de la correlación directa entre bienestar económico y el
bienestar social.
2.- La posibilidad de comparar las satisfacciones provenientes de su riqueza por
individuos diferentes
3.- La consideración de que la cantidad que debe maximizarse, que es la suma de
los excedentes de los consumidores derivados de los diversos bienes del producto
social, sea sustituida, debido a la dificultad en su manejo, por el valor real del producto,
lo que no es en modo alguno la misma cosa.

Es así como producto de estas criticas en cuanto a las dificultades reales que
constituye la concepción de utilidad como una magnitud cuantificable, aditiva y
comparable, surgen nuevas teorías para el análisis de la utilidad Wilfredo Pareto quien
rechaza la idea de satisfacción como una propiedad de la utilidad de un individuo
expuesta por Jevons fue rechazada por Pareto, quien introduciría un cambio en el
significado de utilidad para proponer que fuera entendida “simplemente como
‘deseabilidad’, o sea, la calidad de ser deseado por un consumidor, sin tomar en cuenta
la capacidad de dar satisfacción real y de contribuir a su bienestar” (Dobb, 1975, 229).

La naturaleza ordinal de la utilidad y la imposibilidad de hacer comparaciones


de utilidad entre las personas llegaron a ser axiomas generalmente aceptados por la
mayor parte de la gente que se ocupaba de estas materias, la mayoría de los economistas
teóricos estaban convencidos de que resultaba inamisible el calculo de la utilidad así
como sus consecuencias. Esta lesión fue posible gracias a la influencia que el
positivismo lógico tuvo en el mundo científico durante el siglo XIX y buena parte del
XX. Si bien Robbins recurrió a criterios físico-experimentales para desacreditar las
comparaciones interpersonales, la economía del bienestar se desarrolló ajena a la
experimentación empírica y optó por las matemáticas para construir un conjunto de
teorías que tomaban unas pocas observaciones empíricas y, bajo ciertos supuestos,
introducirlas como variables en modelos matemáticos, como en el caso de la mera
deseabilidad propuesta por Pareto, para poder trabajar con las utilidades sin enfrentarse
al problema empírico de su medición.(Aganafow 2004, pp.10) dando origen a la
aceptación de unos juicios éticos mínimos : a) El individuo es el mejor juez de su propio
bienestar y b) el bienestar social aumenta si aumenta al menos el bienestar (o mejor la
renta real) de un individuo y el de los demás no disminuye.

Fue entonces Pareto, el primer economista que presento estos supuestos, quien
estableció un criterio de eficiencia, el cual plantea que una situación de intercambio se
considera eficiente si es imposible mejorar a una persona, sin ver empeorada la
situación de otro, este concepto permitió definir un optimo económico, es decir puntos
(desde el punto de vista matemático) que representa la mejor utilización de un recurso o
bien, dado su costo de oportunidad. Se define un optimo de Pareto como una posición
desde la que resulta imposible mejorar el bienestar de alguien, en el sentido de
transportarlo a una posición que prefiera, transformando bienes y servicios mediante la
producción o el intercambio, sin reducir el bienestar de alguna otra persona.

Para escapar a la necesidad de hacer comparaciones interpersonales de utilidad,


Pareto se negó a evaluar los cambios ambiguos del bienestar, en consecuencia su
definición renuncia a la noción de un optimo social único y establece en su lugar un
numero infinito de óptimos no comparables, cada uno de estos óptimos corresponde a
una distribución diferente de niveles de utilidad entre los miembros individuales de una
sociedad. Las condiciones necesarias para un optimo paretiano requieren que la tasa de
sustitución subjetiva entre dos bienes cualesquiera, o entre un bien y un factor de
producción, sea la misma para todos los individuos, y que esta tasa sea también igual a
la tasa de transformación entre los dos bienes, o un bien y un factor que no es mas que
el cociente de los costes marginales para dos bienes, es decir, cuanto le cuesta a la
economía transformar un bien en otro. Así, bajo las condiciones de competencia
perfecta, aunado al comportamiento racional de los agentes tomadores de decisiones
( consumidores – productores), se alcanzara el equilibrio en todos los mercados
simultáneamente, por lo tanto el precio de cualquier bien será igual a su coste marginal,
el precio de todo bien será el mismo para todos los individuos y cada individuo para
maximizar su utilidad atado a su restricción presupuestaria igualara su tasa de
sustitución subjetiva entre dos bienes cualesquiera a sus precios relativos.

De forma análoga los productores igualaran sus tasas marginales de sustitución


técnicas al precio de los factores, minimizando los costes de producción, a su vez son
precio aceptante y ajustan su producción a los precios relativos por lo que igualan su
costo marginal al precio del bien. El cociente de los costes marginales para dos bienes
se conoce como la tasa marginal de transformación, es decir, cuanto le cuesta a la
economía transformar un bien en otro.

Dicha situación se refleja en el Gráfico 1, la combinación X 2,Y2, seria el optimo


de Pareto que daría como resultado la interacción entra demanda y oferta en el mercado.

Gráfico I.

Adaptación propia tomado de imágenes/google.

Al cumplirse estas condiciones la economía cumple con su principal objetivo la


utilización eficiente de recursos escasos pues minimiza los costes de oportunidad, o sea
el mejor uso alternativo del recurso, por lo tanto la competencia perfecta en todos los
mercados conduce a una posición de máximo bienestar social, dados los supuestos en
que se basa el análisis. El valor de la definición de Pareto consistió en hacer
perfectamente clara la separación entre la eficiencia y la equidad.

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