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Flotación y el principio de Arquímedes.

 
Cuando hablamos de que un objeto flota, probablemente pensamos en un barco
o un submarino que puede sumergirse en el océano. Pero seguramente no
pensamos en objetos que flotan en el aire, aunque de niños jugamos con globos
llenos de helio, o vimos globos aerostáticos. Sin embargo, para todos es claro
que no todo flota en el aire o en el agua. ¿Por qué algunos objetos pueden
flotar? ¿Qué es lo que permite que esto suceda?

Los griegos también se habían hecho estas preguntas. Una leyenda cuenta que
Arquímedes (287-212 a. C.), como sabio de Siracusa, fue llamado por el rey
Hierón II, quien deseaba confirmar si su corona estaba hecha solamente de oro
como decían los artesanos que la habían fabricado, o si también le habían puesto
plata.

Se dice que, al estar en el baño público, Arquímedes observó que al introducirse


en el agua, el nivel de ésta subía. Consideró que la cantidad de agua desplazada
estaba en relación con su peso. Pensó entonces que con la corona ocurría lo
mismo y como el peso (en realidad la masa) dependía de su densidad, una
corona que no fuera sólo de oro, desplazaría una cantidad de agua diferente a
una de oro puro. Esta experiencia dio pauta para que Arquímedes resolviera el
problema de la corona, pero además le permitió establecer lo que ahora
conocemos como principio de Arquímedes:
 
Un objeto total o parcialmente sumergido en un liquido, flotará debido a la
fuerza, de magnitud igual al peso del liquido desplazado, con la que el liquido
actúa sobre el objeto.
 
Esta fuerza se conoce como fuerza de flotación y actúa en sentido contrario al
peso del objeto. La fuerza de flotación tiene su origen en la presión del interior
del líquido.

Una característica diferente de cada material es su peso ademas, en objetos con


igual volumen, por ejemplo, una canica y un balín de acero, el peso del balín
sería mayor que el de la canica, lo cual indica otra característica que debemos
considerar: la densidad.

Consideremos primero el caso de un objeto que no se hunde, como un cubo de


madera. Si la madera flota, entonces el peso del cubo debe ser menor que la
fuerza de flotación. El peso del objeto es:
 

 
Fig.1 Además de establecer el principio que lleva su nombre, Arquímedes hizo
estudios sobre la balanza y construyó diversos artefactos que aún ahora se siguen
utilizando.
 
Según el principio de Arquímedes, la fuerza de flotación es igual al peso del
fluido desplazado, por lo que:
 

 
Como el peso del cuerpo es menor que la fuerza de flotación porque la madera
flota:
 
Pobjeto < Fflotación
 
entonces:
 

 
Como el volumen del objeto sumergido es igual al volumen del agua desplazada,
entonces:
 
objeto <  flotación

 
Si un objeto se hunde, su peso es mayor que la fuerza de flotación y, por tanto,
mayor que el peso del fluido desplazado, entonces:
 
Pobjeto > Fflotación
 
por lo que:
 

 
Como:
 

 
se tiene finalmente:
 
objeto   >  fluido  

 
Si el metal es más denso que el agua, ¿por qué flota un barco? Debemos
suponer que la densidad de todo el barco es menor que la del agua de mar, de lo
contrario se hundiría.
 

 
Fig. 2 La mayor parte del volumen de un barco está ocupado por aire. Esto hace que
su densidad sea menor que la del agua y pueda flotar.
El principio de Arquímedes
El principio de Arquímedes afirma que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia
arriba igual al peso de fluido desalojado.

La explicación del principio de Arquímedes consta de dos partes como se indica en la figuras:

1. El estudio de las fuerzas sobre una porción de fluido en equilibrio con el resto del fluido.
2. La sustitución de dicha porción de fluido por un cuerpo sólido de la misma forma y dimensiones.

Ampliamos el principio de Arquímedes, a un cuerpo sumergido en un fluido en rotación

Porción de fluido en equilibrio con el resto del fluido.

Consideremos, en primer lugar, las fuerzas sobre una porción de fluido en equilibrio con el resto de fluido. La fuerza que ejerce la
presión del fluido sobre la superficie de separación es igual a p·dS, donde p solamente depende de la profundidad y dS es un elemento
de superficie.

Puesto que la porción de fluido se encuentra en equilibrio, la resultante de las fuerzas debidas a la presión se debe anular con el peso de
dicha porción de fluido. A esta resultante la denominamos empuje y su punto de aplicación es el centro de masa de la porción de fluido,
denominado centro de empuje.

De este modo, para una porción de fluido en equilibrio con el resto, se cumple

Empuje=peso=ρf·gV

El peso de la porción de fluido es igual al producto de la densidad del fluido ρf  por la aceleración de la gravedad g y por el volumen de
dicha porción V.

Se sustituye la porción de fluido por un cuerpo sólido de la misma forma


y dimensiones.

Si sustituimos la porción de fluido por un cuerpo sólido de la misma forma y dimensiones. Las fuerzas debidas a la presión no cambian,
por tanto, su resultante que hemos denominado empuje es la misma y actúa en el mismo punto, denominado centro de empuje.

Lo que cambia es el peso del cuerpo sólido y su punto de aplicación que es el centro de masa, que puede o no coincidir con el centro de
empuje.

Por tanto, sobre el cuerpo actúan dos fuerzas: el empuje y el peso del cuerpo, que no tienen en principio el mismo valor ni están
aplicadas en el mismo punto.

En los casos más simples, supondremos que el sólido y el fluido son homogéneos y por tanto, coinciden el centro de masa del cuerpo
con el centro de empuje.
Ejemplos prácticos

Es esta fuerza la que "lleva" los barcos y hace que no se hundan, incluso si son de hierro. Para que un barco flote, es
necesario que el peso del volumen de agua que desplaza sea mayor que el peso del barco. El agua pesa
una tonelada por metro cúbico, el hierro pesa 8 toneladas por metro cúbico. Pero ya que hay mucho espacio vacío
dentro de un barco, este pesa de media, menos de una tonelada por metro cúbico, por lo que el principio de
Arquímedes es suficiente para hacerle flotar.
Es fácil sentir esta fuerza en una bañera, tomando una botella de plástico vacía con la tapa bajo el agua. Cuanto más
grande es la botella, mayor es la fuerza que se necesita para mantenerla bajo el agua.
El principio de Arquímedes no se aplica solo en el agua, el aire también lleva a cabo esta fuerza, pero como es mucho
más ligero que el agua, necesitamos volúmenes mucho más grandes para tener la misma fuerza. Así es como
los globos pueden subir, flotando en el aire.

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