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Darwin no fue el primer naturalista que afirmó que las especies se convertían en nuevas

especies a lo largo del tiempo (o, como diríamos ahora, que los seres vivos evolucionan). En el
siglo XVIII, Buffon y otros naturalistas comenzaron a plantear la idea de que era posible que los
seres vivos no estuvieran establecidos desde la «creación». A finales del siglo XVIII, los
paleontólogos habían hecho que crecieran las colecciones de fósiles europeas, que ofrecían
una imagen del pasado que estaba reñida con un mundo natural inmutable y, en 1801, un
naturalista francés llamado Jean Baptiste Pierre Antoine de Monet, caballero de Lamarck, dio
un gran paso conceptual y propuso una verdadera teoría de la evolución.

Lamarck comenzó su carrera científica como botánico, pero en 1793 se convirtió en uno de los
profesores fundadores del Musée National d’Histoire Naturelle, como experto en
invertebrados. Clasificó gusanos, arañas, moluscos y otros invertebrados, realizando un trabajo
muy adelantado para su época.

Giraffe neck extension

Lamarck creía que los largos cuellos de las jirafas evolucionaban a medida que las generaciones
de jirafas se estiraban para alcanzar hojas cada vez más altas.

Cambio mediante uso y desuso

A Lamarck le llamaron la atención las similitudes entre muchos de los animales que estudiaba y
también le impresionó el creciente registro fósil. Le llevó a sostener que la vida no era fija y
que, cuando el ambiente cambiaba, los organismos tenían que cambiar su comportamiento
para sobrevivir. Si comenzaban a utilizar un órgano más de lo que lo habían hecho en el
pasado, aumentaría durante su vida. Si, por ejemplo, una jirafa estiraba el cuello para llegar a
las hojas, un «fluido nervioso» fluiría hasta el cuello y lo haría más largo. Sus descendientes
heredarían el cuello más largo y el estiramiento continuado lo volvería todavía más largo con el
paso de varias generaciones. Entretanto, los órganos que los organismos dejaban de utilizar
encogerían.

Más información sobre realidad y ficción sobre Lamarck.

Derecha: Lamarck propuso también que los organismos experimentaban una tendencia desde
las formas más simples hacia otras más complejas.

La tendencia de los organismos hacia la complejidad

Lamarck es famoso en la actualidad por este tipo de evolución, pero ese fue sólo uno de los
dos mecanismos que propuso. A medida que los organismos se adaptaban a su entorno, la
naturaleza también los impulsaba inexorablemente desde formas simples hacia formas cada
vez más complejas. Como Buffon, Lamarck creía que la vida había comenzado por generación
espontánea, pero afirmaba que

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