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EL ESTATtno JURDICO DE LAS ORGANIZACIONES mTERNACIONALES 57

Por Otto lado, las 0.1. constituyen entidades muy individualizadas, dferenciåndose
notablemente unas de Otras tanto del punto de vista de sus funciones como de las com-
petencias que le han Sido conferidas para su realizaci6n, de manera que resulta imposi-
ble hablar de una personalidad juridica de igual alcance para todas ellas. Serå, pues, ne-
CAPiTULO 11 *
cesario examinar una a una dichas entidades y a través de un método de caråcter empirico
determinar el grado de subjetividad del que gozan en cada caso concreto, 10 que exige el
EL ESTATUTO JURiDICO DE LAS ORGANIZACIONES anålisis de de cada 0.1.
las reglas particulares
INTERNACIONALES Las 0.1. en
cumplimiento de sus funciones estån llamadas a actuar tanto en los 6r-
el
denes juridicos internos de los Estados como en el orden juridico internacional, 10 que
nos Ilevarå a examinar en Ias påginas que siguen, tanto su personalidadjuridica en los de-
1. IDEAS GENERALES rechos internos, como su personalidad internacional. Pero, ademås, como la personalidad
juridica de Ias Organizaciones no es una personalidad eståtica sino evolutiva, nos deten-
Las Organizaciones internacionales no constituyen tan s610 el foro donde coope- dremos, en un primer momento, a analizar someramente el establecimiento, continuidad
ran de forma permanente e institucionalizada diversos sujetos internacionales, Sino y desaparici6n de Ias 0.1.
que poseen ademås una existencia juridica propia distinta del conjunto de Estados
que la componen. Ello les permite mantener relaciones directas e inmediatas con Ios
ordenamientos juridicos en los que actåan y constituirse en sujetos de derecho clara- 2. LA EXISTENCLA JURiDICA DE LAS ORGANIZACIONES
mente diferenciados. De este modo y para el cumplimiento de los objetivos que le NTERNACIONALES
fueron asignados por sus fundadores, las 0.1. van a ser capaces, tanto de manifestar
una voluntad aut6noma cuyos eventuales efectos se les imputarån a ellas solas, como A) CREACIÖN
de relacionarse juridicamente con otros sujetos de derecho —internos o internacio-
nales— no s610 en calidad de mandatarias de sus Estados miembros, sino en su pro- Las son sujetos de derecho cuya creaci6n es el fruto de un acto juridico multila-
0.1.
pio nombre en virtud de las competencias que poseen (PESCATORE, P.: «Les rela- y exterior a las mismas, generalmente un acuerdo internacional entre Es-
teral, anterior

tions...», p. 20). tados. Este acuerdo suele negociarse en el marco de una conferencia internacional (por
Las 0.1. gozan, pues, de personalidad juridica, es decir, de la capacidad de ejer- ejemplo, la Conferencia de San Francisco en relaci6n con la Carta de las N.U. de 1945,
cer ciertos derechos y asumir determinadas obligaciones en el marco de unos siste- la Conferencia de Paris respecto del Tratado C.E.C.A. de 1951, la Conferencia intergu-
mas juridicos concretos: nacional o internacional. La existencia de esta personali- bernamental que preparö el Tratado de Niza de 2001 por el que se revisa el Tratado de la
dad juridica independiente ha Sido reconocida sobre todo en la pråctica de los Estados Uni6n Europea de 1992 y de 1997, o la que en 2004 examin6 el Proyecto de Tratado por
de sede, en la jurisprudencia interna e internacional, y de una manera indirecta en el que se establece una Constituci6n para Europa), que ha Sido precedida por unos traba.
disposiciones de Ios instrumentos constitutivos (LEWIN, A., y ANJAK, F.: «Princi- jos preparatorios de diversa duraci6n (asi, Ios efectuados por el comité intergubemamental

pes...», p. 3).
que bajo la presidencia de P. H. Spaak, elabor6 un informe que abri6 el camino a la fir-
Ahora bien, a diferencia de los Estados, sujetos soberanos y jurfdicamente iguales, ma en Roma el 25 de marzo de 1957 de los tratados C.E.E. y C.E.E.A., o mås reciente-
que poseen una personalidadjurfdica plena y general, la personalidad de las Organiza- mente, a 10 largo de 1995, la labor efectuada por el Grupo de Reflexi6n presidido por C.
ciones va a estar afectada por el principio de la especialidad que inspira todo su régi- Westerndorp preparatorios de la Conferencia Intergubemamental para la revisi6n del
menjurfdico; esto es, va a estar limitada a los objetivos y funciones que les fueron con- T.U.E., o, en fin, el Ianzamiento en el Consejo Europeo de Laeken de diciembre de 2001
fiados, taly como aparecen enunciados o pueden deducirse de sus tratados constitutivos de Ia Convenci6n encargada de preparar la reforma del T.U.E., bajo la presidencia del ex
y han Sido desarrollados en la pråctica (ver Dictamen de 8 de julio de 1996 sobre Ia li- jefe de Estado francés Valery Giscard D'Estaing, cuyos trabajos fueron presentados al
citud de Ia utilizacién de las armas nucleares por un Estado en un conflicto armado, Consejo de Ministros de Tesa16nica el 20 de junio de 2003).
punto 25). Se trata, por tanto, de unapersonalidadfuncional, cuyos limites podrån que- La entrada en vigor del acuerdo internacional por el que se instituye la Organizaci6n
brarse, no obstante, merced aljuego de los poderes implfcitos, como ha reconocido cla- sefiala el nacimiento de la misma. Esta entrada en vigor depende de las condiciones que

ramente el TIJ en su dictamen de 11 de abril de 1949 al afirmar que, se establezcan en el acuerdo, por 10 que varian de una a Otra Organizaci6n. En general va
a estat condicionada por Ia exigencia de que un nümero determinado de Estados ratifi-
«mientas que un Estado posee, en su totalidad, los derechos y deberes internacionales reconoci- quen eL tratado constitutivo. Este numero va a variar de unas a Otras Organizaciones, se-
dos por el Derecho internacional, los derechos y deberes de una entidad como la Organizaci6n de- gün sean éstas universales o regionales, y segån contemplen o no Ia existencia en su seno
i;
penden de los fines y de las funciones de ésta, enunciados o implicados en su acta constitutiva de-
de miembros que asuman responsabilidades especiales„
sarrollados en la pråctica» (C.I.J., Recueil, 1949, p. 180).
Aveces, bastarå con un minimo numerico de ratificaciones sin que se establezcan
offas exigencias, esto suele ocun-ir en los Organismos especializados de N.U. (por ejem-
plo: U.N.E.S.C.O., art. XV, hace depender Ia entrada en vigor a la aceptaci6n por parte de
* El presente Capitulo ha Sido redactado por el Dr. JOSÉ MANUEL SOBRINO HEREDIA, Catedråtico de veinte de sus signatarios; O.M.S., art. 80, fija la entrada en vigor a la aceptaci6n del mis-
Derecho Internacional Påblico de la Universidad de La Corufia.

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58 LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES EL ESTATUTO JURDICO DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES 59

mo por veintiséis Estados miembros de la O.N.U.; O.M.M., art. 35, exige la ratificaci6n 1983, confirmado por el Consejo europeo de Milån de 1985), un himno (asf, el «himno
por treinta de los Estados signatarios). Otras veces el mfnimo exigido serå proporcional europeo», constituido por la Oda a la Alegria de la Novena Sinfonia de Beethoven), etc.
(U.A., art. 28, requiere la ratificaci6n por 2/3 de los Estados firmantes). Estos signos distintivos van a gozar de Ia debida protecci6n contra una utilizaci6n co-
En cambio, en lasOrganizaciones regionales o restringidas, el nivel de exigencia va mercial abusiva (LEVIN, A., y ANJAK, E: «Principes...», p. 4).
a variar en relaci6n con Ia intensidad de Ios vfnculos de cooperaci6n o de integraci6n que Las Organizaciones internacionales a diferencia de las conferencias internacionales se ca-
se crean; asf, puede requerirse para la entrada en vigor la ratificaci6n por todos los Esta- racterizan por su permanencia, estån destinadas a durar (10 que, a veces, se declara explicita-
dos signatarios del acuerdo constitutivo (art. 52.2 del T.U.E.), o por un ntrnero determi- mente en tratados constitutivos, asi el art 51 del T.U.E., a cuyo tenor «el presente Tratado se
nado de Estados [tres paises en el caso del Pacto Andino, art. 110 del Acuerdo de Carta- concluye por un periodo de tiempo ilimitado»). La continuidad de la Organizacién no se verå
gena de 1969; siete ratificaciones exige el Consejo de Europa, art. 42.b), de su Estatuto]. afectada por Ios eventuales cambios que se produzcan en su seno como consecuencia de su
Existen, igualmente, acuerdos constitutivos de Organizaciones que hacen depender adaptaci6n a Ias cambiantes circunstancias internacionales, tanto por 10 que respecta a su com-
su entrada en vigor de Ia acumu1aci6n de dos requisitos. Un nårnero determinado de ra- posici6n (que puede aumentar, asf la O.N.U. en sus casi cincuenta afios de existencia ha visto
tificaciones, y que esas ratificaciones provengan de Estados que asumen responsabilida- casi cuadruplicado sus miembros; o que puede disminuir, tal y como sucede con la Asocia-
des particulares en la Organizaciån. Esto ocurre, por ejemplo, con la Carta de las N.U., ci6n Europea de Libre Comercio —la E.F.TA— que ha ido progresivamente perdiendo miem-
Cuya entrada en vigor, a tenor de 10 dispuesto en su art. 110.3, se hizo depender de Ia ra- bros como el Reino Unido, Portugal, Austria o Finlandia), como por 10 que se refiere a su åm-
tificaci6n por Ia mayorfa de los Estados fit-mantes, entre los que debian estar los futuros bito competencial (como demuesfra el proceso de integraci6n europea).
Cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Requisitos acumulativos de este Por Otra parte, esta continuidad de Ias Organizaciones internacionales va a verse faci-
tipo figuran en muchos Otros instrumentos constitutivos de Organizaciones internacio- litada por la existencia en ellas de mecanismos de adaptaci6n a las nuevas circunstancias;
nales (art. 21 .E del Estatuto de la A.I.E.A.; art. 21.3 de la Constituci6n de la F.A.O.; art. XI, como pueden ser, Ios procedimientos de revisi6n de los insfrumentos constitutivos, mås o
sec. 1, del Convenio del B.I.R.D.; art. XXXI, sec. l, del Convenio del EM.I.). menos rigurosos segån Ias Organizaciones de que se fraten y las materias objeto de modi-
Desde que entra en vigor el acuerdo constitutivo de Ia Organizaci6n, sus Estados par. ficaci6n (unanimidad, mayorias cualificadas, mayorfas simples; convocatoria de una con-
tes pasan a ser Estados miembros de la Organizaci6n que se establece. En este sentido, ferencia intergubernamental, adopci6n de un acuerdo internacional complementario) y que
estaremos ante un acuerdo de naturaleza especffica (como reconocen Ios arts. 5 de Ios han posibilitado transfonnaciones tan importantes corno, por ejemplo, la å1si6n de las ins-
Convenios sobre el Derecho de los &atados de 1969 y 1986), dotado de una dimensi6n tituciones comunitarias (Tratado de 8 de abril de 1965) o Ia significativa desaparicién del
convencional y de una dimensi6n constitucional (Dictamen del T.I.J. de 8 dejulio de 1996 adjetivo «econ6mica» en la C.E.E. que pasa a denominarse Comunidad europea (art. 8 del
sobre la licitud de la utilizaci6n de Ias armas nucleares por un Estado en un conflicto ar- T.UE.), o, en fin, el establecimiento en et Pacto andino de un Tribunal dejusticia (Acuer„
mado, punto 19; MONACO, R.: «Le caractére..-», pp. 153 ss.). Este ültimo rasgo deriva do de 28 de mayo de 1979). Otro mecanismo que permite a la Organizaci6n evolucionar
del hecho de que a través del acuerdo se crea un nuevo sujeto internacional dotado de una es el representado por la interpretaci6n de las disposiciones de su tratado constitutivo; esta
estructura orgånica permanente destinada a durar y capaz de expresar una voluntad juri- interpretaci6n es la tarea cotidiana de Ias instituciones de la Organizaci6n, y cuando sur-
dica propia. ge alguna controversia respecto a la misma habrå que acudir a los medios de soluci6n pre-
A1 carecer de base territorial las Organizaciones estån obligadas a establecerse en el vistos en dicho ü•atado (por ejemplo, art. 220 del T.C.E.; art. X"VT del Estatuto de la A.IE.A.;
territorio de uno o varios Estados (en el supuesto de que la Organizaci6n tenga una es- art. 29 del Convenio de la O.M.M.•, art. XXIX del Convenio del F.M.I.).

fructura descentralizada, tal como ocurre con Ia Uni6n Europea o con Ia Comunidad An-
dina) miembros o no de ella (como ocurre con la ciudad de Ginebra que es la sede de di-
versas 0.1. de Ias que Suiza no es miembro). Esta sede, que a veces estå prevista en el B) SUCESIÖN
propio h•atado constitutivo (art. 21.1 de la Constituci6n de la O.N.U.D.I.), puede variar
durante la Vida de Ia Organizaci6n (como ha ocurrido, por ejemplo, en el caso de la Liga Puede ocurrir, no que en un momento determinado de Ia Vida de la Organi-
obstante,
de Estados Arabes, que por avatares politicos se traslad6 de El Cairo a Ttnez, volviendo zaci6n, ésta tansfiera a Otra Organizaci6n algunas de sus fimciones (como ocurri6 en 1959
mås tarde a El Cairo; o, como parecia que iba a ocurrir con la Comunidad Andina, que entre Ia U.E.O. y el Consejo de Europa y de manera mucho mås proffnda, tras el Tratado
ante la amenaza de Ia retirada de Perfi habia previsto el traslado de la sede de la Secreta- de Niza de 2001, en relaci6n con Ia U.E., quien asume pråcticamente todas las funciones
rfa General —que sustituye a la J.U.N.A.C.— de Lima a Bogotå tal y como se acord6 en de la U.E.O., salvo las denominadas residuales). Puede ocurrir también que una nueva Or-
el IX Consejo Presidencial Andino, celebrado en Sucre, los dias 22 y 23 de abril de 1997, ganizaci6n venga a sustituirla completamente en el ejercicio de sus funciones y compe-
y que al no concretarse tal retirada no fue necesario Ilevar a cabo). Las consecuencias ju- tencias y en eL disfrute de su patrimonio. En este ültimo caso se produce un fen6meno que,
ridicas derivadasde este establecimiento, se regulan en los denominados Acuerdos de por analogfa con el de La sucesi6n de Estados, se denomina sucesibn de Organizaciones
sede concertados entre la Organizaci6n y el Estado huésped. internacionales, y que ha conocido diversas manifestaciones en la Vida internacional.
La existencia de la Organizaciön se plasma desde entonces en una serie de sfmbolos, Dado que la Organizaci6n es el fruto de un acuerdo de voluntades entre varios Estados,
similares a los de Ios Estados. Asf, va a tener un nombre, expresado a menudo de forma su sustituci6n por Otra Organizaci6n exige, igualmente, que dichos Estados den su confor-
abreviada por sus siglas (O.N.U., U.E., O.T.A.N.), una bandera (por ejemplo, la «bande- midad a ello, bien de manera expresa bien de forma tåcita, cuando no se oponen a la mis-
ra europea», formada por una corona de doce estrellas sobre fondo azul, adoptada ofi„ ma (SCI-ER&IERS, H.: «Les organisations...», p. 82). Dicha conformidad puede manifestar-
cialmente por la C.E., en virtud de la Decisi6n del Parlarnento europeo de 1 1 de abril de se a través de un nuevo acuerdo celebrado por sus Estados miembros (esto sucedi6, por
60 LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES EL ESTATUTO JURtDICO DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES 61

ejemplo, con ocasi6n de la sucesi6n de la O.E.CE. por Ia O.C.D.E., cuyos miembros fir- C) DISOLUCIÖN
maron un protocolo por el que se sustitufa la Convenci6n de 1948 por Ia de 1960; esta téc-
nica fue también la utilizada en el caso de Ia sucesi6n de la Agencia Espacial Europea a las Las Organizaciones internacionales pueden también desaparecer sin que ninguna nue-
Organizaciones preexistentes E.S.R.O. y E.L.D.O., via la Convenci6n de 30 de mayo de va Organizaci6n venga a retomar sus funciones. Las razones de tal disoIuci6n son diver-
1975). Este acuerdo puede ademås incluirse, bien en el fratado constitutivo de Ia nueva Or- sas. En ocasiones, el propio Tratado que lascrea Ies fija una duraci6n determinada (éste
ganizaci6n, como ocurri6 con el art. 15 de la Constituci6n de la O.C.D.E. de 1960; art. 80 es el caso del art.97 del Tratado C.E.C.A. que establece una duraci6n de cincuenta afios
de la Convenci6n de Chicago de 1946 creando la O.A-C-I. que sucedi6 a Ia C.I.N.A.; bien a partir de su entrada en vigor a esta Organizaci6n), 10 que es excepcional salvo para las
en una resoluciån de la Organizacién que desaparece; o también, como es mås frecuente, Organizaciones de productos båsicos, que por su naturaleza de reguladores de mercados,
a través de la asociaci6n de las resoluciones unilaterales y de Ios acuerdos internacionales, sus acuerdos constitutivos van a tener una Vida breve (Cinco afros), aunque suelen ser ree
cuyo ejemplo mås destacado es el representado por la sucesi6n de la S.D.N. por la O.N.U. creados.
resultado de Ia combinaci6n de los siguientes actos: Resoluci6n a 24 (O de 12 de febrero de Otras veces, Ia disoIuci6n de Ia Organizaci6n es consecuencia de un cambio profun-
1946 de la O.N.U., Resoluci6n paralela de la SD.N. de 18 de abril de 1946, Acuerdo O.N.U.- do de circunstancias que provoca Ia desaparici6n de aquellos intereses comunes cuya ges-
S.D.N. de 19 dejulio de 1946, Arreglo de 31 de julio de 1946 y Protocolo de I de agosto ti6n colectiva motiv6 su creaci6n. Esto ha ocurrido recientemente con Organizaciones ta-
de 1946 relativos a los bienes muebles e inmuebles y a Ias deudas, y finalmente Resoluci6n les como el Pacto de Varsovia o el C.A.E.M. que aglutinaban a Ios paises socialistas; o
de Ia Asamblea General de las N.U. 79 (I) de 7 de diciembre de 1946. en el Africa Oriental, con la Comunidad del Africa Oriental, vfctima de los enfrenta-
Como consecuencia de la sucesi6n se transfieren generalmente a la Organizaci6n su- mientos militares entre Uganda y Tanzania. La falta de funcionamiento por la retirada de
cesora las funciones, competencias y patrimonio de Ia Organizaci6n que desaparece. Esto los miembros mås significativos puede Ilevar, igualmente, a la desaparici6n de la Orga-
puede generar multiples dificultades, sobre todocuando Ia composici6n de ambas Orga- nizacién, como le pas6 a las Comisiones Internacionales del Elba y del Oder, al retirarse
nizaciones no es coincidente, o cuando las competencias no son absolutamente similares, Alemania en 1936.
como ocurri6 en el caso del régimen de ten-itorios bajo mandato de Ia S.D.N., y en con- La desaparici6n de una Organizaci6n puede, también, deberse a las dificultades
cretocon el Sudoeste africano, y las competencias que asumieron los érganos de Ia O.N-U. financieras que conocen, que ha podido conducirla a una situaci6n de bancarrota o de
que sucedieron a los de la S.D.N., problema éste que acabarfa siendo Ilevado ante el T.I. J. suspensi6n de pagos, 10 que sucedi6, por ejemplo, con el Consejo Internacional del
para que dictaminase al respecto (T.I.J., Dictamen de 11 de julio de 1950 relativo al esta- Estaüo que desde 1985 suspendiå las operaciones de su stock regulador al carecer de
tuto internacional del Sudoeste africano, C.I.J., Recueil, pp. 134-138). recursos financieros, dando lugar a un importante contencioso en el Reino Unido pro-
Ofro problema particular es el que afecta a los agentes de la Organizaci6n que desa- movido por sus acreedores, y que una vez alcanzada una soluci6n diplomåtica, sus Es-
parece, en relaciån con ello hay que distinguir los supuestos de sucesi6n-transformaci6n, tados miembros decidieron disolverlo el 31 de julio de 1990 (EISEMANN, P. M.:
como fue el caso O.E.C.E.-O.C.DE., o el de la C.AR.I.F.T.A.-CA.R.I.C.O.M., 0 en fin «L'épi10gue...», p. 678).
el de Ia U.A.M.C.E-U.A.M.-O.C.A.M., en Ios que por regla general se fransfiere Ia ge- Muy excepcional va a ser, en cambio, el caso de una disoIuci6n decidida por una 0.1.
neralidad del personal de la antigua a la nueva Organizaci6n. Y los casos de sucesi6n-di- al considerar que ya ha alcanzado todos los objetivos que motivaron su creaci6n; esto fue
soluci6n, como fue el de Ia sucesi6n de la Oficina Internacional para la Higiene Pfiblica 10 que ocurri6 en 1985 con la O.C.A.M. Aunque 10 normal en estos casos es que la 0.1.

por la O.M.S., en que se deja libertad a la nueva Organizaci6n para reclutar o no los agen- eluda Ia dis01uci6n y prefiera entrar en una fase de «hibernaci6n».
tes de la antigua, aunque eso si, salvaguardåndose Ios derechos sociales del personal de Por regla general los instumentos constitutivos de Ias Organizaciones no contemplan
la Organizaci6n que desaparece, a través, por ejemplo, de la transferencia de la caja de la posfflidad de dis01uci6n de las mismas (existen excepciones, por ejemplo, el art. XXV
pensiones a Ia nueva Organizaci6n. de la Constituci6n de la A.E.E.; art. 27, sec. 2, del Convenio del F.M.I.; art. 6, sec. 5, del
En cuanto a la situaci6n de los miembros de la Organizaciön que desaparece, Ia pråc- Convenio del B.I.R.D.). Por 10 que la decisiön de disolverse la toma la instituci6n en Ia
tica internacional muestra c6mo éstos pasan a tener la condici6n de miembros origina- que estån representados todos los Estados miembros, esto es, Ia asamblea general (por
rios de la Organizaci6n que Ie sucede, como ilustra el art. del Acuerdo de Marrakech ejemplo, en el supuesto de la S.D.N., la decisi6n fue adoptada por medio de una resolu-
de 1994 por el que se crea Ia Organizaci6n Mundial del Comercio sucesora del G.A.T.T. ci6n de su Asamblea general de 18 de abril de 1946), o los Estados a través de un acuer-
Por 10 que se refiere, finalmente, al patrimonio, éste se fransfiere a la nueva Organi- do especffico adoptado por unanimidad (en las Organizaciones restringidas) o por ma-
zaci6n en su totalidad o en la parte que corresponde a los miembros de la antigua Orga- yoria (en las universales).
nizaci6n que pasan a ser miembros de la que le sucede (por ejemplo, cuando la O.N.U.
sucedi6 a la S.DN., cuatro de los miembros de ésta no pasaron a integrarse en la nueva
Organizaci6n —Finlandia, Irlanda, Portugal y Suiza—, por 10 que recibieron una com- 3. LA PERSONALIDAD JURDICA LOS DERECHOS NTERNOS
pensaciön financiera proporcional a la parte de sus cont•ibuciones a la S.D.N.).
Puede ocurrir, como en el reciente caso planteado entre Ia Organizacién de Ia Uni6n A diferencia de los Estados que son sujetos de base territorial, las Organizaciones in-
Africana y la Uni6n Africana creada el 11 de julio de 2002, que el Acto constitutivo de ternacionales no disponen de un territorio propio, por 10 que en el ejercicio de las fun-
la nueva Organizaci6n contenga disposiciones previendo un periodo y mecanismos tran- ciones que Ies han Sido atribuidas deberån actuar en el territorio de los Estados. A tal fin,
sitorios con el fin de facilitar la transferencia de los bienes, derechos y obligaciones de se les ha conferido cierta personalidad juridica en los 6rdenes juridicos internos similar
la antigua Organizaci6n a Ia nueva (art. 33 U.A.). a Ia que éstos reconocen a las personas juridicas extranjeras.

ill

Iiii\l
62 LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES EL ESTATUTO JURiDICO DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES 63

A) FUNDANENTO tratar con terceros (personas fisicas y juridicas) aquellas prestaciones que sean necesa-
rias para su fancionamiento cotidiano (por ejemplo, contratos de tabajo, de suministro
La generalidad de los instrumentos constitutivos de Ias Organizaciones internaciona- de materiales, de prestaci6n de servicios, de asistencia técnica, etc.). Igualmente van a
les posteriores a la Segunda Guerra Mundial Ies reconocen a éstas la personalidad juri- poder comprar, vender, alquilar bienes inmuebles o muebles. Final-mente, si surge algu-
dica en los derechos internos de cada uno de sus Estados miembros. na dificultad relacionada con estos actos juridicos podrå comparecer en juicio.
Tal reconocimiento puede adoptar bien una forma general y abstracta, como ocurre En la realizacién de estos actos juridicos internos la Organizaci6n va a estar repre-
en el caso de la Carta de Ias N.U., cuyo art. 104 dispone que sentada por un agente de alto rango o por un representante de un Organo colegiado. Asi,
por 10 que respecta a la O.N.U., esta representacién se confia a su Secretario general quien
«La Organizaci6n gozarå, en ei territorio de cada uno de sus Miembros, de la capacidadjuri- puede ejercerla directamente o delegarla en algün miembro de su Secretariado, mientras
dica que sea necesaria para el ejercicio de sus funciones y la realizaciön de sus prop6sitos.»
que, por citar ofro ejemplo, en el supuesto de Ia Comunidad Europea esta actividad se
efectåa a través, principalmente, de la Comisi6n (art. 211, in fine, del T.C.E.).
O bien contener una descripci6n mucho mås detallada, como la que figura, por ejemw Por 10 que respecta al derecho aplicable a estos actos juridicos internos, rige el prin-
plo, en el art. IX, sec. 2, del Estatuto del F.M.I., segån el cual
cipio de Ia autonomia de la voluntad de las partes que inspira a los conffatos (art. 1 de Ia
Convenci6n de 19 de junio de 1980 sobre la ley aplicable a las obligaciones contractua-
Fondo tendrå plena personalidad juridica y, en particular, capacidad para: i) contratar;
ii) adquirir y enajenar bienes inmuebles y muebles, y iii) entablar procedimientos legales.» les), por 10 que las partes podrån someterlos bien al Derecho del Estado en cuyo territorio
se efectfie uno de estos actos [art. Ill.b).7 del Acuerdo de sede entre la O.N.U. y Ios Esta-

Las disposiciones de estos fratados constitutivos suelen completarse mediante la adop- dos Unidos de 26 de mayo de t 947], o bien a Otro derecho —incluso el de la Organizaci6n
ci6n de unos convenios particulares, donde se hace menci6n a Ios privilegios e inmuni- internacional de Ia que se frate—, aunque la tendencia actual es Ia de evitar referirse en los
dades de la Organizaci6n en el territorio de Ios Estados (por ejemplo, el Convenio sobre mismos a una ley nacional concreta y considerar que la ley aplicable al contrato debe ex-
inmunidades de las N.U., aprobado por Ia Asamblea General el 13 de fe-
los privilegios e traerse de Ios principios generales del derecho,-incluyéndose el Derecho Internacional, asi
brero de 1946, o el Convenio sobre los privilegios e inmunidades de los Organismos es- como de las clåusulas del propio contrato (GLAVNIS, P.: Les litiges..., pp. I ss.).
pecializados, aprobado por la Asamblea General el 21 de noviembre de 1947). Los eventuales conflictos que el ejercicio por la 0.1. de su personalidadjurfdica inter-
Otros textos internacionales tienen también por objetivo el precisar el contenido de na provoquen pueden ser resueltos acudiendo a distintos mecanismos. En primer lugar se
la personalidad juridica de la Organizaciön en Ios 6rdenes jurfdicos internos, entre ellos puede someter la controversia a los tribunales nacionales, pero esta posibilidad se encuentra
destacan los denominados Acuerdos de sede, celebrados entre Ia Organizaci6n y el Esta- muy limitada por Ia inmunidad dejurisdicciön de la que disfrutan las Organizaciones, de
do huésped, es decir, aquel en cuyo terfitorio Ia 0.1. establece su sede (por ejemplo, art. manera que s610 cuando éstas renuncien expresamente a dicha inmunidad podrån ser ci-
34 del Protocolo de Ouro Preto de 17 de diciembre de 1994 facultando al MERCOSUR tadas ante dichos ffibunales (por ejemplo, secci6n 2 del Convenio sobre privilegios e in-
a celebrar acuerdos de sede). Esto sucede, por 10 que respecta a una Organizaci6n inter- munidades de las N.U. de 1946; art. 49 del Protocolo de Trujillo, de 10 de marzo de 1996,
naciona.l que tiene su sede en Espafia, con el Convenio entre Espafia y la Organizaci6n por el que se crea Ia Comunidad Andina). En segundo lugar, el acto juridico de que se tra-
Mundial de Turismo, relativo al estatuto juridico de dicha Organizaci6n en Espafa, de I O te puede contener una clåusula compromisoria atribuyendo la competencia parajuzgar al

de noviembre de 1975 (B.O.E. de 6 de julio de 1977). Pero, ademås, estos Acuerdos de Tribunal de la Organizaci6n que 10 adopte; esto es 10 que ocurre en el caso de la
sede son particularmente necesarios cuando el Estado donde se establece la sede de una dad Europea, puesto que su Tribunal de Justicia és competente, a tenor de 10 dispuesto en
Organizaci6n no es un Estado miembro de la misma, ya que a fravés de dicho acuerdo se el art. 181 del T.C.E., parajuzgar en virtud de una clåusula compromisoria contenida en

reconoce Ia personalidad jurfdica de la Organizaci6n en su ordenjuridico intemo (acuer- un contrato celebrado por la Comunidad o en su nombre (por ejemplo, Sentencia del T.J.C.E.
do de sede celebrado entre la O.N.U. y Suiza el 19 de abril de 1946). Una finalidad de de 13 de noviembre de 1986, Société anonyme de droit belge Fadex NV, 220/85, Rec.,
precisar el contenido de esta personalidad es la que persiguen, igualmente, Ios acuerdos p. 3387; o Sentencia de 5 de marzo de 1991, Grifoni c. Comisi6n, 330/88, Rec., p. I-1045).

que celebran las Organizaciones internacionales con los Estados donde despliegan una Y, en tercer lugar, se suelen prever procedimientos de arbitraje internacional, de los que
asistencia técnica. la pråctica nos ofrece diversos ejemplos [asf, la sentencia arbitral de 29 de junio de 1972,
Finalmente hay que mencionar a las legislaciones nacionales de los Estados que pue- Balakhany (Chad) Ltd. confra Organizaci6n de las Naciones Unidas para la Alimentaci6n
den contener precisiones relativas a las modalidades de ejercicio de la capacidad juridi- y la Agricultura, o ia sentencia arbitral de 14 de enero de 1965 Aerovfas Panamå SA con-
ca reconocida a las Organizaciones en sus territorios. fra Organizaci6n de Ias Naciones Unidas, etc.] (DUPUY, P.-M.: Droit..., p. 1385).

B) CONTENDO 4. LA PERSONALIDAD JURtDICA NTERNACIONAL: SUFUNDAMnrro


EI ejercicio de la personalidad juridica de Ias Organizaciones en Ios derechos inter- Las Organizaciones internacionales para cumplir con los objetivos que Ies confian
nos estå limitado por el principio de Ia esto es, habrå de desplegarse dentro sus Estados miembros tienen, a veces, que actuar en la esfera internacional participando
del åmbito delimitado por los objetivos y ftnciones que Ies han Sido asignados. Pues bien, en las relacionesjuridicas internacionales y entrando en contacto directo e inmediato con
dentro de estos limites, Ias 0.1. van a gozar, por regla general, de la capacidadpara con- las normas internacionales. Se suscita entonces Ia cuesti6n de su personalidadjuridica in-
EL ESTATUTO JURjDICO DE LAS ORGANIZACIONES MERNACIONALES 65
64 LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES

ternacional, esto es, de su capacidad para ser titular de derechos y obligaciones en el or- Dentro de esta ültima posici6n, favorable al reconocimiento de la personalidad inter-
den juridico internacional, asi como de hacer valer internacionalmente di-
la posibilidad nacional de las Organizaciones, y hoy predominante, existen discrepancias respecto al
chos derechos y de responder también internacionalmente en caso de violaci6n de estas fundamento de esta personalidad, asi, para algunos autores desde que existe una 0.1., esto
es, desde que se dan los elementos que segån el Derecho internacional constituyen una
obligaciones.
Si en la actualidad las dudas surgidas en torno a la aptitud de Ias Organizaciones in- entidad de este tipo, ésta nace con una cierta personalidad, se trataria pues de unaperso-
ternacionales para ser sujetos de derecho y obligaciones de naturaleza internacional apa- nalidad objetiva: toda Organizaci6n posee de un modo inherente dicha personalidad (SE-
recen superadas por la pråctica, la jurisprudencia y la doctrina, esto no fue siempre asf. YERSTED, F.: «lnternational...», p. 259).
En efecto, por su Origen y evoluci6n hist6rica, el Derecho internacional ha tendido a acep- Oh-os autores estiman, en cambio, que en Derecho internacional general no existe nin-
tar como ünicos sujetos internacionales a los Estados; no obstante, el desarrollo de la guna norma que atribuya directamente a las Organizaciones la personalidad internacional,
cooperaci6n internacional y el papel creciente que en las mismas desempefian las Orga- sino que se limita a dar a los Estados la competencia para crear una 0.1. y dotarla de per-

nizaciones internacionales, fue posibilitando que a partir de Ia Segunda Guerra Mundial, sonalidad juridica (YASSEN, M. K.: «Création...», p. 45). En este caso, el fundamento de
y especialmente como consecuencia de Ia creaci6n de la O.N.U., se fuera abriendo pro- Ia personalidad se localizaria en el fratado constitutivo de la Organizaci6n internacional.

gresivamente paso el reconocimiento de la subjetividad internacional de Las mismas. La evoluci6n del fenömeno de la 0.1. parece dar raz6n a esta ültima aportaci6n doc-
En las påginas que siguen vamos a examinar primeramente el fundamento de esta per- frinal, solamente que esta misma evoluci6n ha ciertos matices, y de este modo

sonalidad, para 10 cual nos detendremos en el estudio de la pråctica y sobre todo de laju- el contenido de la personalidad internacional no va a ser finicamente aquel que resulte de

risprudencia internacional, puesto que la afirmaci6n de la existencia de Ia personalidad las disposiciones del tratado constitutivo que expresamente atribuyan competencias inter-

juridica internacional de las Organizaciones es sobre todo una construcci6n de lajuris- nacionales a la Organizaci6n, sino que también podrå deducirse del mismo. No serå, pues,
prudencia. Pero como la existencia de esta personalidad es el reflejo del ejercicio por par- necesario que el instrumento constitutivo de la Organizaci6n prevea expresamente la per-

te de la Organizaci6n de una serie, variable, de competencias internacionales, veremos, sonalidad internacional de la misma, basta con que ésta se deduzca implfcitamente.
en un segundo momento, cuåles son estas competencias, 10 que nos permitirå compren- Situåndonos, por nuestra parte, denE0 de esta ültima posici6n, considerarnos que el fim-
der mejor cuål es el contenido de la personalidad juridica internacional de las Organiza- damento de las competencias internacionales de una Organizaciån se encuenfra en las «re-
ciones, aspecto este låltimo que serå analizado en el Capftnlo siguiente. glas de la Organizaciön», que se hallan båsicarnente contenidas en los insfrumentos cons-
titutivos de Ia Organizaci6n, en sus decisiones y resoluciones adoptadas de conformidad
con éstos y en su pråctica establecida. El examen de las reglas propias de cada Organiza-
A) ELFUNDAMENTODELAPERSONALIDAD JURiDICAINTERNACIONALENLADOCTRINA ci6n nos permitirå determinar Ias competencias intemacionales que le han Sido a ésta at-i-
buidas o que pueden deducirse de las mismas. Del conjunto de estas competencias se ex-
La reacci6n de Ia doctrina internacionai a la aparici6n de las Organizaciones en la traerå la personalidadjurfdica internacional de la que goza cada Organizaci6n en concreto.

Vida internacional ha Sido muy variada y ha evolucionado a medida que estas nuevas en- Veamos a continuaci6n si esta posici6n doctrinal encuentra apoyo en la pråctica y en
tidades se iban afirmando y proliferaban. la jurisprudencia internacional.
Tres grandes corrientes de pensamiento se han ido perfilando al respecto: Ia primera
de ellas se ha decantado por asimilar las 0.1. a los Estados, reconociéndoles una perso-
nalidad internacional plena y la competencia general para realizar todo tipo de actos in- B) ELFUNDAVIENTO DE LA PERSONALIDAD JURfDICA NTERNACIONAL
ternacionales; se trata, obvio es decirlo, de una postura excesivamente radical que no tie- EN LA PRACTICA Y EN LA JURISPRUDENCIA INTERNACIONALES
ne en cuenta el hecho de que s610 los Estados gozan de soberanfa y que las Organizaciones
son sujetos derivados y funcionales, esto es, sus competencias se hallan limitadas por el Por 10 que se refiere a la pråctica internacional hay que destacar c6mo Ia generali-
principio de Ia especialidad. Un segundo grupo doctrinal se ha situado en una posici6n dad de Los instrumentos constitutivos de las 0.1. anteriores a la Segunda Guerra Mundial
absolutamente contraria a la precedente, al rechazar Ia subjetividad internacional de las no contienen ninguna referencia expresa a la personalidad juridica internacional de las
Organizaciones a Ias que considera merasformas de actuar colectivamente de los Esta- mismas, los primeros indicios los encontramos en textos colaterales y en interpretacio-
dos, esta posici6n fue la defendida por los juristas de los pafses socialistas hasta los afios nes jurisprudenciales de los mismos. Asi, a titulo de ejemplo, cabe mencionar el repre-
sesenta (KRYLOV, S: «Principes...», p. 439), y también porun grupo de juristas italianos sentado por el Acta adicional de 1881 del Acto püblico relativo a la navegaci6n en la de-
de la denominada escuela de Nåpoles (QUADRI, R.: «Cours...», p. 372); esta posici6n doc- sembocadura del (1865), donde se afirmaba que la Comisi6n Europea del Danubio

trinal se ha visto superada por el desarrollo de Ia pråctica internacional que muestra como funcionarfa con total independencia del soberano territorial; de ahf el que en alguna oca-
Ias 0.1. actåan en mültiples ocasiones como sujetos aut6nomos de Derecho internacio- si6n se le Ilegara a denominar «Estado fluvial». El Tribunal Permanente de Justicia In-
nal- Una tercera tendencia es la que defiende que las 0.1. poseen personalidad juridica ternacional, llamado aios después a pronunciarse sobre la naturalezajurfdica de Ia cita-
internacional, solamente que esta personalidad es diferente de la de los Estados, en tan.. da Comisiån, confirm6 de manera implicita la personalidad intemacional especffica de
to que circunscrita al cumplimiento de los objetivos que le han Sido fljados por sus fun- la misma, distinta a Ia de un Estado y propia a la de una instituciån internacional que go-

dadores; esta corriente doctrinal se apoya, como veremos, en el anålisis de los tratados zaba de ciertas competencias internacionales (C.P.J.I., Dictamen n. 14, de 8 de diciembre
constitutivos de las 0.1., en el desarrollo de los mismos a través de la pråctica y en la in- de 1927), con 10 que, como ha dicho P.-M. DUPIJY, Ia posesi6n de competencias interna-
terpretaci6n jurisprudencial que los Tribunales internacionales han dado a la misma. cionales se disocia de la soberania (DUPUY, P.-M.: Droit..., p. 118).
66 LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES EL ESTATUTO JURiDICO DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES 67

Otro ejemplo al que hay que referirse, dentro también de este perfodo, es el repre- vado de organizaci6n intemacional, y no podrfa responder a las intenciones de sus fundadores si
sentado por la S.D.N., pues, si bien el Pacto que Ia crea no menciona en ningün momen- estuviese desprovista de la personalidad internacional. Se debe admitir que sus miembros, al asig-
to la personalidad internacional de la misma, su propio funcionamiento la Ilev6 a parti- narle ciertas funciones, con Ios deberes y responsabilidades que les acornpaian, la hau revestido

cipar en diversos acuerdos internacionales donde si que se hacfa referencia expresa a su de Ia competencia necesaria para permitirle cumplir efectivamente estas funciones» (C.IJ., Rec.,
1949, p. 178).
personalidad jurfdica; asi, en Acuerdo de sede o Convenio sobre modus vi-
el art. I del

vendi entre la S.D.N. y Suiza, se decfa que «el Gobierno federal suizo reconoce que la
Ademås, en Ia linea iniciada por el Dictamen nåmero 14 de 1927 del T.P.J.I., antes
Sociedad de Naciones, poseyendo la personalidad internacional y la capacidad juridica,
mencionado, el T.I.J. va a distinguir expresamente la personalidad internacional de Ia Or-
no puede en principio, de acuerdo con las normas del Derecho internacional, ser Ilevada
ganizaci6n de Ia que poseen los Estados, en Ios términos siguientes:
ante los tribunales suizos sin su expreso consentimiento».
La conveniencia de una menciön expresa a la personalidad juridica internacional fue <kEn consecuencia, el Tribunai Ilega a la conclusi6n de que la Organizaciån es una persona in-
objeto de discusi6n por los redactores de la Carta de Ias Naciones Unidas en Ia Confe- temacionaI Esto no equivale a decir que la Organizaci6n sea un Estado, 10 que ciertamente no es,
rencia de San Francisco de 1945, durante la cual no prosper6 la iniciativa de Ia delega- o que su personalidadjuridica, sus derechos o deberes sean los mismos que los de un Estado, cual-
ci6n belga favorable a una disposici6n donde se hiciera textual referencia a Ia personali- quiera que sea el sentido de esta expresi6n. Ni que todos los derechos y de-
siquiera implica ello

dad internacional de Ia Organizaci6n que se establecfa. Como consecuencia de ello sali6 beres de ia Organizacién deban encontrarse en el misma manera que
terreno internacional, de la
no todos los derechos y deberes de los Estados deben encontrarse en él. Esto significa que la Or-
una redacci6n bastante ambigua que tom6 cuerpo en Ios arts. 104 y 105.1 de la Carta de
ganizaci6n es un sujeto de Derecho internacional, que tiene capacidad para ser titular de derechos
las N.U., donde se establece que y deberes internacionales y que tiene capacidad para prevalerse de estos derechos por via de re-
clamaci6n internacional» (C.I.J., Rec., 1949, p. 178).
Organizaci6n gozarå, en el territorio de cada uno de sus Miembros, de la capacidadjuridica
que sea necesaria para el ejercicio de sus funciones y la realizaci6n de sus propåsitos»,
El Tribunal reconoce pues la subjetividad internacional —capacidad para ser titular
de derechos y deberes internacionales— asf como la capacidad de obrar internacional de
y, también, la O.N.U., pero va mås Iejos aån, al estimar que esta personalidad internacional puede ser
implicita, esto es conteniendo los poderes necesarios para el ejercicio de sus funciones
«gozarå de los privilegios e inmunidades necesarios para la realizaci6n de sus propåsitos».
incluso en ausencia de una disposici6n expresa en su Carta constitutiva (C.I.J-, Rec.,
pp. 179, 180, 182 y 184), y ademås a terceros Estados no miembros de la Or-
es oponible
Este modelo fue seguido, posteriormente, en numerosos tratados constitutivos de 0.1.,
ganizaci6n independientemente de la existencia de un reconocimiento por éstos de aqué-
tanto de aquellas que se fueron creando o remodelando en aquella época (por ejemplo,
lla, es decir, se trata de una personalidad objetiva, puesto que
0.1.T., arts. 39 y 40; UN.E.S.C.O., art. XII; F.M.I., all. F.A.o., art. O.M.S, arts. 66
a 68; A.I.E.A., art. XV; etc.) como en Otras mucho mås recientes (por ejemplo, DITE- «cincuenta Estados [se refiere a los miembros otiginarios de las N.U.I, que representan una ma-
LAT, art. XV; EUTELSAT, art. WII; 0 creado en 1990).
el B.E-R.D., art. 45, yoria muy amplia de Ios miembros que integran ia comunidad internacional, estaban capacitados,
Estas disposiciones no permiten determinar con claridad la existencia en las 0.1. a tas de conformidad con el Derecho internacional, para crear una entidad dotada de personalidad in-

que se refieren de una personalidadjurfdica internacional. ternacional objetiva, y no simplemente de una personalidad reconocida por ellos exclusivamente,
asi como facultada para presentar reclamaciones internacionales» (C.IJ., Rec., p. 185).
Pero pronto el funcionamiento de Ia O.N.U. Ilev6 a que se planteara la cuesti6n de si
esta Organizaci6n constitufa en realidad un sujeto internacional. Los sucesos que la pro-
Los argumentos utilizados por el T.I.J. para reconocer la personalidad juridica inter-
vocaron fue la muerte en 1948 en atentado terrorista del diplomåtico sueco Conde Folke
nacional de la O.N.U. son en buena parte transponibles a Ia generalidad de Ias Organiza-
Bernadotte enviado como mediador de las N.U. en Palestina y de otras personas que le
acompaüaban. Como consecuencia de ello el Secretario General de las N.U. tuvo que abo-
ciones internacionales. Ciertamente el Tribunal de La Haya al analizar este problema estå
pensando en O.N.U. (como se deduce de ciertas frases utilizadas, por ejemplo, «ac-
la
nar en concepto de indemnizaci6n y Otros gastos unas sumas considerables de dinero, sus-
tualmente constituye el tipo mås elevado de organizaciön internacional» o «cincuenta Es-
citåndose en la Asamblea General de esta Organizaci6n Ia duda de si la O.N.U. tenia la
tados...»), por 10 que una extensi6n por pura analogia s610 es posible respecto de las or-
capacidad para presentar una reclamaci6n internacional contra el Gobierno responsable
ganizaciones de vocaci6n universal que disfruten de Ia representatividad de la O.N.U.
de los daios sufridos por ella, asi como por los causados a Ias victimas o sus causaha•
bientes. Esta duda se transmitiö el 3 de diciembre de 1948 al T.I.J.
(NGUYEN QUOC, DAILLIER, PELLET: Droit..., p. 590); no obstante, la referencia continua
Para responder a esta pregunta el T.I.J., en su Dictamen de 11 de abril de 1949, va a a la personalidad internacional de naturaleza funcional permite pensar que Otras Organi-
zaciones también poseen, para el desempeüo de sus funciones, dicha personalidad, aun-
examinar si la O.N.U. posee personalidad juridica internacional, a 10 que va a responder
de manera afirmativa. En efecto, el Tribunal de La Haya, apoyåndose en un met6do de que pueda ser de menor entidad. Lo que a Ia postre exigirå examinar las reglas propias de
interpretaci6n tele016gica, que Ie Ileva a examinar Ios caracteres generales de la Organi- cada Organizaci6n para determinar su personalidad internacional (tal y como, por 10 que
se refiere en particular a la capacidad para celebrar tratados de las Organizaciones, dis-
zaci6n, sus prop6sitos y principios, va a estimar que
pone el art. 6 del Convenio de Viena de 21 de marzo de 1986).
«la Organizacién estaba destinada a ejercer åtnciones y a gozar de derechos —y
asi 10 ha hecho— Ello plantea, en ültimo término, el problema de Ia oponibilidad de la personalidad
que no pueden explicarse må.s que si la Organizaciön posee en amplia medida personalidad inter- internacional de las 0.1. a los Estados no miembros, puesto que no se puede predicar de
nacional y la capacidad de Obrar en el plano internacional. Actualmente constituye el tipo mås ele-
•Ill
todas ellas una personalidad de naturaleza objetiva del alcance de la atribuida por el T.I.J.
LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES EL ESTATUTO JISRtDICO DE LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES 69
68

a la O.N.U. En efecto, el instrumento por el que se crea una Organizaci6n suele ser un tra- BIBLIOGRAFfA
tado y por tanto estå sujeto al efecto relativo de éstos (res inter alios acta), y no obliga a
Ios terceros, que pueden o no reconocerla (por ejemplo, Ios pafses socialistas se negaron A) Citada
durante muchos afios a reconocer la existencia juridica aut6noma de las Comunidades
PESCATORE, R: «Les relations extérieures des Communautés européennes: contribution la doctrine de la per*
Europeas). Ahora bien, la intensa participaci6n de las Organizaciones en las relaciones
sonnalité des Organisations internationales», R. des C, 1961-11, n. 103, pp. 1-242.
juridicas internacionales, que ha ido in crescendo desde el Dictamen de 1949, unido al LEWIN, A., y ANJAK, F.: «Principes communs aux Organisations internationales», Juris-Classeurs de Droit In-
principio de Ia efectividad que inspira el Derecho internacional, postula en favor del re- ternational, fasc. 112-3, Paris, 1989.

conocimiento a Ia personalidad de las mismas de una cierta objetividad, por 10 que el even- C.I.J.: Réparation des dommages au service des N.U. (Avis consultatif), Recueil, 1949, pp. 174 ss.
MONACO, R.: «Le constitutionnel des actes constitutifs des organisations internationales», en Mé-
tual reconocimiento por parte de los terceros Estados va a tener un valor mås politico que
langes Ch. Rousseau, Paris, 1974, pp. 153-172.
juridico; o, en offos términos, mås declarativo que constitutivo. SCHERMERS, H.: «Les Organisations internationales», en M. BEDJAOVI (dir.), Droit International: Bilan etpers-
En este sentido, cabe observar c6mo el desarrollo de la Vida internacional ha ido con- pectives, Paris, 1991, pp. 69 ss.

solidando Ias afirmaciones que el T.I.J. hacfa en el citado Dictamen de 1949: pråctica- C.I.J.: Affaire relative au statut international du Sud-Ouest africain,Recueil, 1950, pp. 134 ss., Recueil, 1955,

mente todas Ias Organizaciones internacionales —y existen mås de trescientas como pp. 102 ss.
EISEMANN, P. M.: «L'épilogue de la crise du Conseil International de l'Étain», A.F.D.I., 1990, pp, 678-703.
vefamos— realizan, en algån momento de su existencia, actos sometidos al Derecho
GLAVNIS, P.: Les litiges relatifs aux confrats passés entre organisations internationales etpersonnes privées,
internacional, y buen nümero de ellas participan en el tråfico juridico internacional de Paris, 1990.
manera muy intensa, superior incluso a la de bastantes Estados, 10 que ha Ilevado a al- T.J.C.E.: Sentencia de 13 de noviembre de 1986, Société anonyme de droit beige Fadex NV, 220/85, Recueil,
gunos autores a referirse a la formaciån de una norma consuetudinaria internacional re- p. 3387.
conociendo Ia personalidad objetiva de las mismas (LEWN, A, y ANJAK, E: «Princi- — Sentencia de 5 de marm de 1991, Grifoni c. Cornisiön, 330/88, Recueil, p. 1-1045.
DIJPVY, P,-M.: Droit international public, Paris, 1992.
pes...», p- 3), favoreciday acelerada por los reconocimientos tåcitos a los que da lugar KRYLOV, S.: «Principes de droit de gens», R. des C., 1947, pp. 484 ss.
la actividad cotidiana de las Organizaciones internacionales (YASSEN, K.: «La person- QUADRI, R.: «Cours général de droit international public», des C, 1964-ffl, pp. 372 ss.
nalité...», p. 47). SEYERSTED, E: «lnternational Personality of Intergovernmental Organizations», The Indian J.I.L., 1964, n. 4,

Numerosos son, por Otra parte, los instrumentos constitutivos de las 0.1. que han Sido pp. 233-268.
YASSEN, M. C: «Création et personnalité juridique des organisations internationales», en R--J. DUPIN (dir.),
creados con posterioridad al mencionado Dictamen de 1949, asi como otros textos inter-
Manuel sur les Organisations internationales, Dordrecht, 1987, pp. 47-78.
nacionales, donde ya se contiene una referencia expresa a Ia personalidad juridica in- C.P.I.J.: Commission Européenne du Danube, Avis du 8 décembre 1927, Série B, n. 14, 64.
ternacional de la Organizaci6n que instituyen o, en su caso, mencionan; tal como ilustran, C.I.J.: Réparation des dommages au service des Nations Unies (Avis consultatif de 11 de abril de 1949), Re-
entre otros muchos: el instrumento constitutivo de Ia Agencia Multilateral de las Inver- cueil, 1949, pp. 174 ss.

siones, creada en 1985; la Convenciån relativa a la constituci6n de un Fondo Comtn so- NGUYEN QUOC, D.; DALLIER, P., y PELLET, A.: Droit international public, 6.a ed., Paris, 1999.
T.J.CE.: Sentencia de 31 demarzo de 1971, Consejo c. Comisi6n (A.E.T.R.), 22/70, Recueil, p. 262.
bre las Materias Primas, abierta a Ia firma el I de octubre de 1980; Ia Convenci6n de las
— Dictamen 2/91, de 19 de marzo de 1993, relativo a Ia Convenci6n n. 170 de la 0.1.T., Recueit, p. 1-1061.
N.U. sobre el Derecho del Mar, que, por 10 que se refiere a Ia Autoridad internacional de — Dictamen 1/94, de 15 de noviembre de 1994, sobre Ia competencia de la Comunidad Europea para cele-
fondos marinos, afirma en su art. 176 que «tendrå personalidad juridica internacional y brar el Acuerdo por el que se establece la Organizaciön Mundial del Comercio, Recueil, p. 1-5267.

la capacidad juridica necesaria para el desempefio de sus funciones y el logro de sus fi-
nes»; el art. 48 del Protocolo de Trujillo de 10 de marzo de 1996 por el que se crea la Co-
B) Complementaria
munidad Andina, de Ia que dice que es una «organizaci6n subregional con personerfa o
personalidadjurfdica internacional»; el art. 34 del Protocolo de Ouro Preto, de 17 de di- Ver epfgrafe 26. Derecho de las organizaciones internacionales (con Q-clusiön de Naciones Unidas, UE
ciembre de 1994, sobre la estructura institucional del NIERCOSUR, establece que esta y organizaciones econåmicas), en particular el subepfgrafe 26.1 y 26.2, del catålogo de materias mås recien-
te de la revista Public International Law. A Current Bibliography ofBooks and Articles, publicada semestral-
0.1. «tendrå personalidad juridica de Derecho Internacional»; y, sobre todo, dada su im-
mente desde 1975 por el Max-Planck-Institut.
plantaciön en Ias relaciones internacionales, el bloque constitucional formado por 10s fra-
tados constitutivos de las Comunidades europeas y Ios textos que los modifican y am- ARROYO LARA, E. «Comunidades Europeas, Uni6n Europea y el problema de sucesi6n de Organizaciones in-
:

plfan, donde una serie de articulos (281 en relaci6n con el 282, en el caso de la C.E.; 6 en temacionales», enRIE., 1986, IL 2, pp. 413-432.
el supuesto de la C.E.C.A.), les reconocen la mencionada personalidad juridica interna- BARBER-IS, J. : Los sujetos del Derecho internacional actual, Madrid, 1984.
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cional, 10 que por 10 demås ha Sido confirmado en una amplisima jurisprudencia del
1979, pp. 567-578.
T.J.C.E. iniciada con la sentencia de 31 de marzo de 1971 [Comisi6n c. Consejo (A.E.T.R.), CERVERA VALLTERRA, M.: «La disoluciön de la Comunidad Europea del Carb6n y del Acero: estado actual»,
22/70, Rec., p. 262], y cuyos ültimos exponentes mås significativos son: el Dictamen 2/91 , RD. C.E., n.0 12,2002, pp. 393-434.
de 19 de marzo de 1993, relativo a la Convenci6n nümero 170 de Ia 0.1.T. (Rec., 1993, p. CKUECA, A: Acuerdos de sede con organizaciones internacionales celebrados en Espafia, Madrid, 1991.
1-1061), y el Dictamen 1/94, de 15 de noviembre de 1994, sobre la competencia de la Co- COLIN, J.-P., y SINKONDO, M. H.: «Les relations contractuelles des Organisations internationales avec les per-
sonnes privées», en Rev. de D.I. et de D. Comparé, 1992, n. 1, pp. 7-43.
munidad Europeapara celebrar el Acuerdo por el que se establece Ia O.M.C. (Rec., 1994, CH.: «Observations sur la personnalité juridique de droit interne des organisations internatio-
p. 1-5267), interpretaci6n que pensamos puede trasladarse a Ia afirmaci6n contenida en nales», en Liber amicorum Prof Ignaz Seidl-Hohenveldern, The Hague, 1998, pp, 85 ss.
el Tratado por el que se establece una Constituci6n para Europa de octubre de 2004, en FELDMAN, D: «lnternational personality», en R. des C, 1985-11, n. 191, pp. 343414,
cuyo art. 1-7 se dice, expresamente, que la Uni6n Europea tiene personalidad juridica. HUNGDAH CHIU: «Succession in international Organizations», en r. 1965, pp. 83-120.
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Las Organizaciones internacionales poseen las competencias internacionales necesa-
tions», AJ.I.L., 1971, pp. 502-521. rias para ejercer Ias funciones y realizar Ios prop6sitos que les han fijado sus fundadores,
RAMA-MONTALDO, M.: «lnternational legal personality and implied powers of international organizations», tal y como aparecen enunciados o pueden deducirse de forma implfcita de las reglas per-
B.Y.I.L, 1970, pp. 111-155. tinentes de cada Organizaci6n.
RANJEVA, R.: La succession des organisations internationales en 4frique,
SEYERSTED, E; «Objetive International Personality of Intergovernmental Organizations»,
Paris, 1978.
N.T.I.R,j 1964,
A diferencia, pues, de los Estados que disfrutan de la plenitud de las competencims inter-
pp. 1-112.
nacionales, las Organizaciones van a verlas limitadas funcionalmente. Pero, ademås, como las
— «AppIicable Law in relations between Intergovernmental Organizations et Private parties», R. des C, 1967, ftnciones y los prop6sitos no son los mismos en todas ellas, el alcance de Ia personalidad in..
n. 122, pp. 427-616. ternacional de Ias Organizaciones variarå por consiguiente necesariamente de unas a otas.
SPATAFORA, E.: La capacitå degli enti internazionali nell'ordinamento italiano, Milano, 1991. Esta pluralidad de situaciones ha Sido reconocida por el propio Tel.J., al constatar, en
WIEBRINGÆAUS, H.: propos du transfert des compétences entre Organisations internationales: le cas du
el ya reiteradamente citado Dictamen de 11 de noviembre de 1949, que
transfert de certains de l' UEO au Consen de l'Europe», A.F.D.I., 1966, pp. 537 ss.
activités

«los sujetos de derecho, en un sistemajuridico, no son necesariamente idénticos en cuanto a su na-


turaleza o al alcance de sus derechos» (C.I.J., Recueil, 1949, p. 178).

La personalidad internacional de las Organizaciones va a tener, por tanto, un conte-


nido variable, 10 que significa que para precisarlo serå necesario el descender a cada Or-
ganizaci6n en concreto y determinar en cada una de ellas qué competencias internaciow
nales es capaz de ejercer y cuål es el grado de efectividad que ha alcanzado en la Vida
internacional (CARRILLO SALCEDO, J. A.: Curso..., p. 30). No obstante, se pueden iden-
tificar unos derechos y obligaciones internacionales que conforman el contenido minimo
de Ia personalidad internacional de las Organizaciones, aunque, eso sf, la intensidad de
su ejercicio difiere considerablemente de unas a otras.
Dejando aparte ciertas competencias muy excepcionales que, a veces, se les ha con-
cedido a ciertas Organizaciones internacionales y que parecen chocar con su propia na-
turaleza, y estamos pensado en ciertas competencias territoriales parciales que se
yeron, por ejemplo, a la S.D.N. respecto de la ciudad de Dantzing o a la O.N.U., en relaci6n
li•i

con Irian Occidental, vamos, a continuaci6n, a referirnos a las principales


nes de la personalidad internacional de las Organizaciones internacionales.

2. DERECHO A CELEBRAR TRATADOS NTERNACIONALES


Las 0.1. pueden celebrar acuerdos internacionales con sus Estados miembros, con ter-
ceros Estados y con Otras 0.1.; y, en este sentido, 10 primero que hay que destacar es su

* El presente Capftulo ha Sido redactado por el Dr. JOSÉ MANUEL SOBRNO HEREDIA, Catedråtico de
Derecho Internacional Püblico de la Universidad de La Corufia.

[71]
72 LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES PRINCIPALES MANIFESTACIONES DE LA PERSONALIDAD rtJRfDICA NTERNACIONAL... 73

creciente participaci6n en las relaciones convencionales internacionales, como refleja la El paralelismo, que nos referiamos, no pudo ser respetado a la hora de establecer
al

pråctica intemacional donde se cuentan por centenares Ios acuerdos concluidos por éstas. una norma que regulase la capacidad contractual internacional de las Organizaciones.
Algunos de dichos acuerdos se refieren a la situaci6n y funcionamiento de la propia En este sentido cabe recordar c6mo, a diferencia del art. 6 del Convenio de Viena de 1969,
Organizaci6n, por ejemplo: Ios acuerdos de sede (acuerdo entre la O.N.U. y los Estados en el que se establece respecto de los Estados —y
sobre la base del principio de la igual•
Unidos, de 26 de junio de 1947, relativo a la sede de Nueva York; acuerdo entre Ia dad soberana de Ios mismos— que Estado tiene capacidad para celebrar fratados»,
U.N.E.S.C.O. y Francia, de 2 de julio de 1955, sobre Ia sede de Paris; convenio entre el los redactores del Convenio de 1986 se limitaron, por 10 que atafie a las Organizaciones,
Consejo Olefcola Internacional y Espafia de 13 de julio de 1989, sobre la sede en Ma- a una formula menos ambiciosa y mås pragmåtica, al disponer en su art. 6 que
drid), los convenios sobre privilegios e inmunidades (Acuerdo sobre los privilegios e in-
munidades del Consejo de Europa de 12 de septiembre de 1949, Protocolo sobre los pri- «La capacidad de una organizaciön intemacional para celebrar tratados se rige por las reglas

vilegios e inmunidades de las Comunidades europeas de 8 de abril de 1965), o, en fin, de esa organizaciån.»

los acuerdos de coordinaci6n o de cooperaci6n con ofras Organizaciones internacionales


Esta formula, que esconde un compromiso entre diversas corrientes doctrinales, re-
(O.N.U., art. 63; 0.1.T., arts. 12 y 13; CE., arts. 302 a 340).
coge textualmente la que ya figuraba en el Proyecto de artfculos de la Comisi6n de De-
Otros acuerdos, en cambio, reflejan directamente la intensidad de Ia participaci6n de
recho Internacional, quien en sus observaciones al mismo habfa declarado que este tex-
las Organizaciones en la Vida internacional y abarcan Ias materias mås diversas donde las
funciones que éstas ejercen les Ilevan a actuar y relacionarse convencionalmente con ter- to se basaba «esencialmente en el reconocimiento de que no debe considerarse en ningün
ceros sujetos; 10 que se produce generalmente a través de acuerdos bilaterales y menos caso que este articulo tenga por objeto o por efecto decidir la cuesti6n de la condici6nju-
frecuentemente —y mucho mås recientemente en el tiempo— por medio de convenios ridica de las Organizaciones internacionales en Derecho internacional; esta cuesti6n si-
multilaterales generales, debida esta escasez, esenciaLmente, a Ia fradicional reticencia de gue pendiente y la redacci6n propuesta es compatible tanto con la tesis segün la cual el
los pafses del Este. Vencidas estas reticencias, aparecen ya en este tipo de convenios, clåu- Derecho internacional general es el fundamento de la capacidad de las Organizaciones
sulas mås o menos detalladas, previendo la participaci6n de Organizaciones internacio- internacionales como con la tesis opuesta. El articulo 6 tiene simplemente por objeto es-
nales, como ocurre, por ejemplo, con el art. 305.9 y Anexo de la Convenci6n de las tablecer una norma del derecho de los tratados e indicar a los efectos exclusivamente del

N.U. sobre el Derecho del mar, de 10 de diciembre de 1982 (DEVNE, D. J: «Le carac- régimen aplicable a los tratados en que sean partes organizaciones internacionales, las
töre...», pp. 95 ss.). normas en virtud de las cuales debe determinarse La capacidad de tales organizaciones
La proliferaci6n de acuerdos internacionales en los que participaban 0.1. Ilev6 a Ia para celebrartratados» (A.C.D.I., 1981, vol. I, p. 133).
Conferencia de Viena que adopt6 el Convenio sobre el Derecho de los tratados de 23 de Y
estas normas, a Ias que refiere la Comisi6n del Derecho Internacional, son las «re-
mayo de 1969 (que de conformidad con su art. se aplicaba exclusivamente a los trata- glas de la Organizacibn», que, seglån establece el art. 2.1 j) del Convenio de 1986, estån
dos enfre Estados), a recomendar a la Asamblea General de N.U. la preparaci6n de un formadas
nuevo convenio, esta vez referido a los fratados celebrados entre Estados y Organizacio-
nes internacionales o entre Organizaciones internacionales. Respondiendo a este deseo «en particular por los instrumentos constitutivos de la organizacién, sus decisiones y resoluciones
adoptadas de conformidad con éstos y su préctica establecida».
la Asamblea General adopt6 Ia Resoluci6n 2.501 (XXIV), de 12 de noviembre de 1969,
encargando a la Comisi6n de Derecho Internacional el estudio de este tema, quien en 1970
Los instrumentos constitutivos de Ias Organizaciones no suelen contener disposicio-
10 incluy6 en su agenda de trabajo, nombrando relator especial al profesor P. REUTER.
nes atribuyéndoles a las mismas un ius contrahendi general, sino que 10 usual es que se
Después de mås de diez ados de tabajo se adopt6, el 21 de julio de 1982, un proyecto de
artfculos que fue objeto de discusi6n en la Conferencia de Viena desarrollada del 18 de les conceda Ia capacidad para celebrar ciertos acuerdos de un tipo determinado (por ejem-
febrero al 20 de marzo de 1986, de donde sali6 el texto del Convenio sobre el Derecho plo, el art.310 T.C.E. faculta a la Cornunidad Europea para que concluya acuerdos de
asociaci6n: el art. 77 de la Carta de las N.U. permite a ésta celebrar acuerdos estable-
de los tratados entre Estados y Organizaciones internacionales o entre Organizaciones
internacionales, abierto a Ia firma el 21 de marzo de 1986.
ciendo regfmenes de administraci6n fiduciaria; el art. V
del Acuerdo de Marrakech, de

Si comparamos ambos textos convencionales, el de 1969 y el de 1986, llama po- 15 de abril de 1994, por el que se establece la O.M.C., faculta a esta reciente 0.1. a con-

derosamente la atenci6n el paralelismo existente, fruto ello de la preocupaci6n cons- certar acuerdos apropiados de cooperaci6n efectivacon Otras organizaciones interguber-
tante por resaltar la unidad que existe entre los diversos sectores del Derecho de los namentales que tengan responsabilidades afines a las de la O.M.C). Ahora bien, por el
tratados. Por 10 que Ia mayoria de las disposiciones del Convenio de 1986 son un mero juego de la teoria de los poderes implicitos, tal atnbuci6n no es limitativa, Sino que pue-
calco —con pequeias modificaciones redaccionales— de Ias contenidas en el Convenio de ampliarse a todas aquellas materias cubiertas por los objetivos fijados en los citados
de 1969 (MANIN, Ph.: «La Convention...», p. 454; GAIA, G.: «A New...», p. 253). No obs- tratados instituyentes, 10 que en el caso de una Organizaci6n internacional particular, nos
tante, ciertas reglas particulares debieron infroducirse en el texto de 1986 para poder te- referimos a La Comunidad Europea, ha dado lugar a un desarrollo jurisprudencial consi-
ner asi en cuenta la especffica naturaleza de las Organizaciones internacionales. derable que ha acabado por consagrar La teorfa del paralelismo de competencias intemas
Dos de ellas se relacionan directamente con el problema de Ia personalidad interna- y externas; esto es, el reconocimiento de que aquello en que Ia Comunidad sea compe-
cional de las Organizaciones: una se refiere a la capacidad de Ias mismas para celebrar tente para realizar en el foro interno, también 10 serå en el foro externo a través, entre
y Offa afecta a la situaci6n de los Estados miembros de Ia Organizaci6n respec- otros medios, de un acuerdo internacional (T.J.C.E., Dictåmenes 1/76 de 26 de abril de
to de los acuerdos celebrados por ésta. 1977, Rec., p. 741; y 1/92 de 10 de abril de 1992, Rec., p. 1-2821).
74 LAS ORGANIZACIONES nrrERNACIONALES PRINCIPALES DE LA PERSONALDAD MERNACIONAL... 75

el treaty making power de las Organizaciones mås


Esta posibilidad de ser extendido De 10 que se desprende que corresponderå a las reglas pertinentes de la Organizaci6n
allåde 10 previsto expresamente en el tratado instituyente, parece recogerse igualmente aut6nomamente, los procedimientos a través de los cuales concluirå el tra-
el deterrninar,
en una precisi6n contenida en el Preåmbulo del citado Convenio de Viena de 1986, don- tado y los efectos que del mismo
se derivarån denfro de su ordenjuridico. Autonomfa de
de se indica que la Organizaciön que el Convenio de Viena de 1986 consagra en el pårrafo 13 de su
Preåmbulo, cuando declara que
«las organizaciones internacionales poseen la capacidad para celebrar tratados que es necesaria
para el ejercicio de sus ftmciones y la realizaci6n de sus propösitos».
de 10 dispuesto en la presente Convenciön se interpretarå de modo que afecte a Ias relacio-
nes entre una organizaci6n internacional y sus miembros, que se rigen por las reglas de esa orga-

Estas consideraciones permiten, en nuestra opini6n, realizar una interpretaci6n am- nizaci6n».

plia de las «reglas de de manera que la capacidad contractual interna-


Ia organizaci6n»,
clonal de Ias Organizaciones podrå apreciarse en relaci6n con: Ias disposiciones que ex-
presamente regulan tal capacidad, con Ios poderes que se deducen implfcitamente, con 3. DERECHO A ESTABLECER RELACIONES NTERNACIONALES
los actos adoptados por las instituciones en el marco de aquéllos tal y como se plasma en
la pråctica, y en los supuestos de existencia en Ia Organizaciön de un tribunal de justicia, Las 0.1. disfrutan del derecho de legaci6n pasiva y activa, esto es de la facultad de re-
con la interpretaci6n que éstos hagan de las citadas disposiciones y actos. cibiro enviar representantes diptomåticos. Prueba de la existencia de tal derecho y de la
La segunda regla a la que hacfamos menci6n es Ia que tiene en cuenta los efectos de intensidad de su pråctica internacional es Ia adopci6n del Convenio de Viena, de 14 de
los tratados concluidos por una Organizacién sobre sus Estados miembros, y se conecta marzo de 1975, sobre Ia representaci6n de los Estados en sus relaciones con Ias Organi-
directamente con la autonomfa de la personalidad internacional de la Organizaci6n. A1 zaciones internacionales de caråcter universal (que no ha entrado aün en vigor debido en
respecto hay que distinguir entre dos tipos de acuerdos: Ios acuerdos mixtos, en los que buena parte a los recelos de los Estados de sede), 10 que iba a ser completado en el futu-
por tratarse de materias a caballo entre Ia competencia de la Organizaci6n y la compe- ro con una denominada «Segunda parte del tema» referida a la representaci6n de las Or-
tencia de los Estados miembros, participan en su conclusi6n tanto la Organizaci6n como ganizaciones en los Estados y a la representaci6n entre Organizaciones, pero, cuyo estu-
sus Estados miembros (por ejemplo, el Acuerdo de Asociaci6n de Cotonü firmado entre dio que avanzaba lentamente en la Comisi6n de Derecho Internacional, ha Sido final-mente
los Estados A-C.P. y la C.E., el 23 de junio de 2000, donde se presencia c6mo la parte co- retirado en 1992 de su programa de trabajo tras seis informes presentados por el Relator
munitaria a la hora de Ia firma y ratificaci6n —o acto de confirmaci6n— del mismo in- Especial, L. DtAZ GONZÅLEZ, y un Proyecto de artfculos donde ya figuraban 22 disposi-
cluy6 a Ia instituci6n comunitaria competente y a los Estados miembros); y Ios restantes ciones (PONS RAFOLS, X.: Codificaciön..., p. II).
acuerdos en cuya conclusi6n participa ünicamente la Organizaci6n. Pues bien, respecto Por 10 que se refiere al derecho de legaci6n pasiva, la pråctica internacional ofrece
especialmente de estos ültimos se plante6, durante Ios trabajos de preparaci6n del Con- numerosos ejemplos de misiones permanentes de Estados acreditadas ante las 0.1. y no
venio de Viena de 1986, la cuesti6n de saber si los Estados miembros se debfan conside- s610 ante Ias Organizaciones del Sistema de las N.U. (misiones permanentes en el caso
rar partes en los mismos o eran terceros Estados en sentido propio, o, en fin, si consti- de Estados miembros, y misiones permanentes de observaci6n en el caso de no miem-
tuian una categorfa intermedia entre las precedentes.
bros, art. 5 del Convenio de Viena de 1975), sino también ante Organizaciones regiona-
En los trabajos de la Comisi6n de Derecho Internacional, esta situaci6n tom6 cuerpo les, como el Consejo de Europa, la O.E.A, o la Comunidad Europea y, en relaci6n con
en el art. 36 bis, que no Ileg6 a ser posteriormente recogido en el Convenio de Viena de esta filtima, cabe observar c6mo el derecho de legaci6n pasivo de Ia Comunidad Europea
1986 (REUTER, P.: «Sexto infonne...», pp. 127 ss.). De las discusiones a las que dio lugar ha conocido un desarrollo espectacular desde la creaci6n de esta Organizaci6n y asi en la
y de Otras disposiciones que pasamos a mencionar cabe considerar que los Estados miem- actualidad mås de 160 representaciones diplomåticas de Estados y Otros entes interna-
bros no son partes en Ios fratados celebrados por la Organizaci6n, a no ser que hayan par- cionales estån acreditados ante ella, al tiempo que se trata de un derecho de legaci6n en
ticipado en el mismo en calidad de Estados soberanos (10 que sucede en el supuesto de sentido propio, puesto que es ejercido por Estados que no son miembros de la C.E. El es-
i:
un acuerdo mixto), por 10 que el tratado no producirå efectos internacionales directos so- tatuto jurfdico de estas misiones permanentes es similar al de las misiones diplomåticas,
bre los mismos. Ahora bien, tampoco pueden ser considerados terceros en el sentido hæ
con la diferencia de que va a establecerse una relacién triangular y no bilateral, puesto
bitual del término, esto es, como sujetos completamente ajenos al tratado. Se trata en suma
que intervienen: Ia Organizaci6n, el Estado huésped y el Estado que envia la representa-
de terceros en sentido impropio, esto es terceros frente al tratado pero no frente a Ia Or-
ci6n. De este modo, las misiones permanentes se acreditan ante el 6rgano competente en
ganizaci6n que concluye el tatado, por 10 que los eventuales efectos sobre Ios Estados la materia de Ia Organizaci6n (por ejemplo, el Secretario general de las N.IJ. en el caso
miembros, no provienen del tratado mismo sino que son fruto de su condici6n de miem-
de la O.N.U.; Los presidentes del Consejo de Ministros y de la Comisiön en el supuesto
bros de Ia Organizaci6n (art. 300.7 del T.C.E; SOBRNO, J. M., y REY, A.: «Las relacio- de la U.E.), mientras que el Estado donde la Organizaci6n tiene su sede concederå, en el
nes entre...», pp. 599 ss.; MANN, Ph.: <<L'articIe...», pp. 289 ss-) y se desarrollan dentro marco de las estipulaciones contenidas en el acuerdo de sede, a Ias citadas misiones las
del ordenjurfdico de la Oroanizaci6n. Esta interpretaci6n nos parece reforzada por 10 dis-
facilidades diplomåticas usuales (inmunidad de jurisdicci6n, exenci6n de impuestos, co-
puesto en el art. 74 dei Convenio de Viena de 1986 que establece que
rreo diplomåtico..., 10 que a veces puede contrariar al propio Estado anfifri6n, como ocu-
rriö con Ios Estados Unidos de América que intentaron cerrar la Misi6n de Ya O.L.P. ante
«las disposiciones de la presenteConvenci6n no prejuzgarån ninguna cuesti6n que pueda surgir en
la O.N.U., dando lugar tal actitud a un Dictamen consultivo del T.I.J. de 1988 «sobre la
relaci6n con la creaci6n de obligaciones y derechos para 10s Estados miembros de una Organiza-
ciön internacional en virtud de un tratado en el que esa organizaci6n sea parte». aplicabilidad de la obligaci6n de someter una controversia a arbitraje con arreglo a la sec-
PRINCIPALES MANIFESTACIONES DE LA PERSONALDAD JURiDICANTERNACIONAL... 77
76 LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES

tro de Asuntos Exteriores de la Uni6n (art. 111-296 del Tratado por el que se establece una
ci6n 21 del Acuerdo de 1947 relativo a la sede de las N.U., y a un pronunciamiento de un
Constituci6n europea) que cada vez, en caso de que prospere, se parece mås a los siste-
Tribunal americano no autorizando al gobierno de este pais a cerrar la mencionada Mi-
mas diplomåticos tradicionales de los Estados (SOBRINO HEREDIA, J. M. «La cuesti6n de
:

si6n»). Es ilustrativo, por Otra parte, de cuanto acabamos de decir el art. 17 del Protoco-
Ia representaci6n diplomåtica de la Uni6n Europea.. .» p. 394). ,
10 sobre Ios privilegios y las inmunidades de Ias Comunidades Europeas de 8 de abril de
Por Otra parte, Ia presencia cada vez mås activa de las 0.1. en Ias relaciones diplomå-
1965, donde se establece que
ticas y el uso por las mismas de alguno de los medios de comunicaci6n propios a aqué-
Ilas, como son el correo diplomåtico y la valija no acompafiada por correo, explica el que
«el Estado miembro en cuyo territorio esté situada la sede de las Comunidades Europeas conce-
se haya incluido en el proceso de codificaci6n en esta materia, iniciado por la C.D.I. en
derå a las misiones de terceros Estados acreditadas ante las Comunidades las inmunidades y pri-
vilegios diplomåticos habituales». 0.1., 10 que se ha plasmado en un Proyecto de Pro-
1977, a la pråctica desarrollada por las
tocolo de firma facultativa sobre el estatuto del correo y de la valija diplomåtica y las
II
Organizaciones internacionales de caråcter universal, aprobado por la C.D.I. en 1989.
Las 0.1., en el ejercicio del derecho de legaci6n activo, pueden también enviar re-
Respecto, finalmente, al derecho de consulado, que no es ejercido actual-mente por
presentantes diplomåticos ante los Estados y Otras Organizaciones internacionales, y
las Organizaciones internacionales, compartimos Ia opini6n del profesor VILARINO PIN-
ello a pesar de la ausencia generalizada de disposiciones en sus instrumentos constitu-
TOS, de que «no serå inadecuado pensar que, al menos determinadas organizaciones en
tivos reconociendo tal facultad (una referencia, aunque indirecta, al ius legationis ac-
funci6n de sus fines culturales, cientificos o econ6micos, y con posibilidad de abande-
tivo, se puede encontrar por 10 que respecta a la Comunidad Europea, en los arts. 30.9
ramiento de buques o aeronaves, puedan acordar el establecimiento de relaciones consu-
del Acta Ünica Europea y 20 del Tratado de la Uni6n Europea). De este modo, es fre-
lares con Otros sujetos; por ejemplo, en el cercano futuro, podrian ser de particular utili-
cuente que las Organizaciones establezcan una representaci6n permanente ante las N.U.
dad tales relaciones para la Autoridad de los Fondos Marinos, dadas sus competencias y
(por ejemplo, la Comunidad Europea o de manera mås precisa su Comisi6n— esta-
la posibilidad directa de exploraci6n y explotaci6n de esos fondos a fravés de la empre-
bleci6 en 1964 una delegaci6n permanente ante los Organismos especializados con sede
en Ginebra, en 1976 cre6 una representaciön oficial ante las N.U. en Nueva York, en sa» (VILARnqo Pmrros, E.: Curso..., p. 44).
1993 estableci6 una delegacién en Roma ante Ia F.A.O., etc.). También, suelen Ias Or-
ganizaciones acreditar representaciones ante sus propios Estados miembros, bien para
coordinar operaciones de desarrollo y asistencia técnica o alimentaria (de este modo,
4. DERECHO A PARTICIPAREN LOS PROCED11vf1ENTOS DE SOLUCIÖN
las N.U. en el marco del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo va a enviar
DE LAS DIFERENCIAS NTERNACIONALES
a Ios pafses en desarrollo los denominados representantes residentes y Ios coordinado-
res residentes, destinados a coordinar Ia ayuda al desarrollo, actuando también como
En el ejercicio de sus funciones en la esfera internacional una Organizaci6n inter-
nacional puede enfrar en desacuerdo con un tercer sujeto internacional sobre un «punto
agentes de enlace con las Comisiones econ6micas regionales y, en ciertos casos, van a
de derecho o de hecho, una contradicci6n de tesis juridicas o de interés» (C.P.J.I., Asun-
representar al Secretario general de las N.U.), bien para informar sobre sus actividades
to de Ias concesiones Marvrommatis en Palestina, Serie A, n. 2, p. 11). La soluci6n de
(por ejemplo, los centros de informaci6n de las N.U., o las Oficinas de Informaci6n y
tai controversia habrå de someterse a los procedimientos de arreglo establecidos por el
Prensa de Ia U.E., en los quince Estados miembros, tales como las que tiene abiertas en
Derecho internacional. Estos procedimientos pueden ser: la negociaciön, la investiga-
Madrid y Barcelona).
ci6n, la mediaci6n, la conciliaci6n, el arbitraje, el arreglo judicial, etc. (art. 33 de la Car-
Menos frecuente es el establecimiento de representaciones diplomåticas permanen-
tes de laOrganizaci6n ante terceros Estados, el ejemplo, sin duda, mås destacado es el ta de las N.U.).
Esta facultad de Ias Organizaciones para intervenir en los procedimientos de soluci6n
•iii
proporcionado por la Comunidad Europea, que ha establecido una densa red de delega-
de diferencias aparece hoy en dia claramente reconocida en textos convencionales mul-
ciones, representaciones y oficinas de la Comisi6n en mås de 110 Estados y Organiza-
tilaterales generales de la transcendencia del Convenio de Viena sobre el derecho de Ios
ciones internacionales (Répertoire..., 1992), donde ejercen Ias funciones propias de Ia di-
tratados entre Estados y Organizaciones internacionales o entre Organizaciones interna-
plomacia fradicional, esto es, representacién, negociaci6n e informaci6n, y que gozan de
cionales de 21 de marzo de 1986 65 y 66 y Anexo), o de la Convenci6n de las N.U.
(arts.
1.1

Ios mismos derechos, privilegios e inmunidades diplomåticas que las acordadas a Ias mi-
sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982 (art. 7.2 del Anexo en relaci6n
siones diplomåticas de Ios Estados conforme al Derecho diplomåtico, y muy particular-
mente, merced a la aplicaci6n por analogfa de las disposiciones de Ia Convenci6n de Vie- con la Parte XV de la Convenci6n).
El desacuerdo internacional puede surgir en Ias relaciones entre 0.1., como conse-
na sobre las relaciones diplomåticas de 18 de abril de 1961, tal y como se deduce de los
cuencia, por ejemplo, del reparto de actividades entre Organizaciones que abarcan unmis-
nurnerosos acuerdos de establecimiento que ha celebrado con terceros Estados, asf como
de los actos unilaterales por los que los Estados de acogida aceptan el establecimiento de
mo campo de accién y estån sometidas al principio de Ia coordinaci6n, como ocurre con
la O.N.U y los Organismos especializados. En estos casos habrå que acudir a 10 que dis-
la misi6n (SOBRINO HEREDIA, J. Me: «La actividad...», pp. 3 y 25). Por ofro lado el desa-
pongan Ios tratados celebrados entre las mismas donde pueden haberse previsto la exis-
rrollo cada vez mås amplio de Ias actividades diplomåticas de Ia C-E., unido al proceso
tencia de tales controversias y Ias vias de soluci6n (por ejemplo, art. 4 del Acuerdo entre
de transforrnaci6n de los Tratados fundacionales, asi como la atribuci6n a la U.E. de per-
las N.U. y el Banco Internacional de Reconstrucci6n y Fomento), que en general descar-
sonalidad juridica internacional, estå conduciendo a un cambio en profundidad de estas
tan, como ha destacado el profesor GARZÖN CLARIANA, el sometimiento a través del pro-
actividades tanto en su åmbito institucional como competencial, de manera que se pre-
cedimiento consultivo de la diferencia al T.I.J. (GARZÖN, G.: «La soluci6n...», p. 739).
tende establecer un Servicio Europeo de Acci6n Exterior a cuyo frente estarå un Minis-
78 T AS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES PRINCIPALES MANIFESTACIONES DE LA PERSONALIDAD JURiDICA LNTERNACIONAL... 79

Pueden surgir también controversias entre las Organizaciones regionales y Ia O.N.U. con seria el caso del Tribunal internacional del Derecho del Mar establecido de conformidad
ocasiön de la aplicaci6n del art. 52.2 de la Carta de Ias N.U. y a Ia hora de repartirse la con el Anexo VI de la Convenci6n de Ias N.U. sobreel Derecho del Mar de 1982, segån
tarea de tratar de solucionar los conflictos de caråcter local. Y, finalmente, pueden apa- dispone el art. 7.1 de su Anexo IX y que, por cierto, ya ha conocido un primer ejemplo,
recer dificultades en las relaciones entre Organizaciones regionales respecto de Ia apli- al presentar Chile, en diciembre de 2000, una demanda contra la U.E. en el asunto rela-
caci6n de un acuerdo entre ellas, para cuya solucién habrå que pasar primeramente por tivo a la conservaci6n y explotaciön del
pez espada en el Océano Pacifico Sudoriental, y
10que disponga el propio acuerdo (por ejemplo, art. 5 del Acuerdo entre la C.E.E. y Ia cuya tramitaciön procesal se vio suspendida por auto de aquel Tribunal de 15 de marzo
Asociaci6n de Estados del Sudeste Asiåtico —A.S.E.A.N.— de 7 de marzo de 1980, de 2000), o que dicha comparecencia sea selectiva y s610 puedan acceder a los mismos
J.O.C.E., L 114/80, p. 1; art. 35 del Acuerdo C.E. y MERCOSUR, de 15 de di- determinadas Organizaciones y s610 en el marco del procedimiento consultivo y no del
ciembre de 1995, D.O.C.E., L 69/96, p. 1).
contencioso, 10 que sucede respecto del T.I.J, puesto que s610 ciertas Organizaciones pue-
La controversia puede plantearse entre la Organizaci6n y un tercer Estado, en estos ca- den solicitar un dictamen consultivo al mismo, art. 96 de la Carta de las N.U., y art. 65
sos su arreglo puede confiarse a las propias partes en Ia diferencia, por ejemplo, a través del Estatuto del T.I.J. En relaci6n con este filtimo punto, el Tribunal de La Haya, en su re-
de la negociaci6n que puede o no estar institucionalizada (numerosos acuerdos celebrados ciente Dictamen de 8 dejulio de 1996, solicitado por la O.M.S., ha tenido la ocasi6n de
por Ia Comunidad Europea prevén unos 6rganos de composici6n mixta encargados de su precisar qué condiciones deben reunir estas solicitudes para ser admisibles, seialando Ias
gesti6n y de Ia soluci6n de las controversias que se deriven de su aplicaci6n, asf, a titulo siguientes: el organismo especializado del que emana la demanda debe estar debidamente
de ejemplo, el hoy no renovado Acuerdo de cooperaci6n en materia de pesca marftima en- autorizado, de conformidad con la Carta, para solicitar un dictamen al Tribunal; el dicta-
fre la C.E. y el Reino de Marruecos, de 1 de diciembre de 1995 (D.O.C.E., L 30/97, p. 1). men solicitado debe referirse a una cuesti6n juridica; y esta cuesti6n debe plantearse den-
La soluci6n de Ia controversia puede también precisar Ia intervenci6n de un tercero, tro del marco de las actividades del organismo demandante (T.I.J., Dictamen de 8 deju-
cuyas decisiones pueden carecer de valorjurfdico obligatorio (buenos oficios, mediaci6n, lio de 1996 sobre licitud de la utilizaciån de las armas nucleares por un Estado en un
investigaci6n y conciliaci6n), estos mecanismos de arreglo estån previstos, por ejemplo, conflicto armado, punto 10). En el caso del procedimiento ante el T.I.J., y dada la exis-
en convenios multilaterales abiertos a Estados y 0.1. cuya ap]icaci6n puede desencade- tencia de numerosos convenios multilaterales en los que participan 0.1. junto a Estados,
nar algån desacuerdo entre ellos (por ejemplo, el art. 11.2 del Convenio de Viena para la donde se prevé este mecanismo de arreglo [por ejemplo, art. 11.3,b) del Convenio de Vie-
protecci6n de la capa de ozono de 22 de marzo de 1985; Anexo V de la Convenci6n de na sobre la conservaciön de la capa de ozono de 22 de marzo de 1985; o mås reciente-
las N.U. sobre el Derecho del Mar de 1982; art. 61 del Convenio Internacional del Cacao mente, el art. XXLI, del Acuerdo para la creaci6n de una Comisi6n del Attn para el Océa-
de 1986).
no indico, entrado en vigor el 27 de marzo de 1996 y al que se adhiriö, por ejemplo, la
A veces la soluci6n de la diferencia va a suponer la surnisi6n de las partes a un 6rga- Comunidad Europea el 18 de septiembre de 19951, parece conveniente, en nuestra opi-
no de naturaleza arbitral o jurisdiccional cuyas decisiones tendrån valor juridico obliga- ni6n, el que se abra a las Organizaciones la posibilidad de participar en el mismo.
torio. En el caso de que la soluci6n se encomiende a un Tribunal arbitral, la pråctica nos Finalmente Ia diferencia puede surgir entre ia Organizaciån y alguno de sus Estados
ofrece ejemplos de Organos predeterminados fue el caso, por ejemplo, del Tribunal
(tal miembros, en estos supuestos habrå que distinguir si Ia controversia afecta al derecho in-
arbitral contemplado en el art. 51 de la Convenci6n de asociaci6n de Yaundé I entre la terno de la Organizaci6n, en cuyo caso tendrån que examinarse los medios de soluci6n
C.E.E. y los Estados de Åfrica y Madagascar Asociados de 20 de julio de 1963) y de 6r- previstos en el mismo, que pueden Ilegar hasta el sometimiento del desacuerdo a un Or-
ganos ad hoc (por ejemplo, el art. I del Anexo del Convenio de Viena sobre el derecho gano judicial propio de la Organizaci6n (por ejemplo, el T.J.C.E., o el Tribunal de Justi-
de los tratados de 1986, o el Protocolo 33 del Acuerdo entre la Comunidad Europea y los cia del Acuerdo de Cartagena creado el 28 de mayo de 1979 y ampliadas sus competen-
paises de la Asociaci6n Europea de Libre Comercio sobre la creaci6n de un Espacio Eco- cias en virtud del Protocolo modificatorio de Cochabamba del 28 de mayo de 1996); o se
n6mico Europeo de 1992). refiere a una situaci6n exterior ai ordenjuridico interno pero estå relacionado con el fun-
La soluci6n jurisdiccional puede ser encargada a un Organo judicial, perteneciente a cionamiento de la Organizaci6n, por ejemplo, problemas conectados con la aplicaci6n de
una de las partes o totalmente ajeno a las mismas, El primero de estos supuestos, bastan„ los acuerdos de sede. En estos åltimos casos 10 usual es que la posible diferencia sea so-
te excepcional, aparece recogido, por ejemplo, en los acuerdos de asociaci6n entre la metida a arbitraje (T.I.J., dictamen sobre la aplicabilidad de la obligaci6n de arbitraje en
C.E.E. y Grecia (art. 67) y y Turqufa (art. 25), en los que se facultaba al
entre la C.E.E. virtud de la secci6n 21 del acuerdo de 26 de junio de 1947 relativo a la sede de la O.N.U.,
T.J.C.E. para conocer de las eventuales diferencias que surgieran enfre las partes en rela- de 26 de abril de 1988, c.i.J., Rec., 1988, pp. 24, 34-35, 42-43).
ci6n con la aplicacién de dichos acuerdos. Pr6xima a esta situaci6n es la recogida en de-
terminados Éatados que establecen un 6rgano judicial compuesto por representantes de
las partes en los mismos (asf, el Tribunal del Fondo Europeo de Inmovilizaciön de la Na- 5. DERECHO A PARTICIPAR ENLAS RELACIONES
vegaci6n Interior, previsto en el art. 43 del Proyecto de Acuerdo relativo a la instituci6n DE RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL
de un Fondo europeo de la navegaci6n interior, D.O.C.E., C 208/76, p. 258; o el proyecw
un Tribunal del Espacio Econ6mico Europeo, rechazado por el T.J.C.E. en su
to de crear Las Organizaciones internacionales poseen la aptitud general para participar activa y
Dictamen 1/91 de 14 de diciembre de 1991, Rec., p. 1-6079). pasivamente en las relaciones juridicas de responsabilidad internacional que surgen de la
La instituci6njudicia1 encargada de solucionar la controversia puede ser un Tribunal inobservancia injustificada de una obligaci6n internacional de Origen consuetudinario,
internacional especffico ajeno a Ias partes, al respecto se plantean dos posibilidades, que convencional u off0 (art. 17.1 dei Proyecto de articulos de la C.D.I. sobre responsabili-
la comparecencia ante los mismos esté abierta a las Organizaciones internacionales (éste dad internacional de los Estados).
80 LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES PRINICIPALES MANIFESTACIONES DE LA PERSONALDAD rtJRiDICA INTERNACIONAL... 81

Cuando el hecho ilfcito, consecuencia de Ia citada inobservancia, proceda del com- ca responsable, o si también 10 son sus Estados miembros, y en este caso si 10 son a titu-
portamiento de la Organizaci6n, el tercero podrå invocar la responsabilidad de la misma. 10 subsidiario o solidario.
Y, a la inversa, la Organizaci6n podrå reclamar la reparaci6n del daio que sufra como Este problema se plantea esencialmente en Ios supuestos de violaci6n de obligacio-
consecuencia de Ia violaciön de la obligaci6n intemacional por un tercero. nes convencionales, en tales casos el tercero contratante del acuerdo puede dudar contra
La doctrina se inclina mayoritariamente en favor del reconocimiento a las 0.1. de Ia quién debe dirigir su reclamaci6n. A1 respecto conviene distinguir enfre Ios acuerdos mix-
capacidad para ser sujetos activos o pasivos de la relaci6n juridica de responsabilidad, y tos y Ios acuerdos concluidos exclusivarnente por la Organizaci6n y en su nombre. En el
de la aplicaci6n, mutatis mutandis, a las mismas de las normas internacionales que regu- supuesto de que se trate de un acuerdo puramente de Ia Organizaci6n, va a ser ésta la que
Ian la responsabilidad internacional de los Estados (PÉREZ GONZALEZ, M.: «Les organi- responda directamente, tanto por los actos u omisiones de sus agentes como por los rea-
sations...», pp. 63-102). lizados por los servicios de alguuo de sus Estados miembros (por ejemplo, en un acuer-
Esta posibilidad aparece también tåcitamente aceptada en el art. 74.2 del Convenio do arancelario, o en un acuerdo de pesca firmado por una Organizaci6n es necesario que
de Viena sobre el derecho de los tratados de 1986, al senalarse que
participen activamente diversos 6rganos de sus Estados miembros), puesto que tanto és-
tos como aquéllos estån actuando en el ejercicio de «prerrogativas de poder pübiico» de
(das disposiciones de la presente Convenci6n no prejuzgarån ninguna cuesti6n que con relaci6n a
la Organizaci6n.
un tratado pueda surgir como consecuencia de la responsabilidad internacional de la organizaci6n
internacional Pero, puede ocurrir que la Organizaci6n carezca de los medios que Ie permitan hacer
frente a esta responsabilidad, en tal caso el tercero se sentirå naturalmente tentado a diri-
girse directamente contra los Estados miembros consideråndolos solidariamente respon-
En su comentario a esta disposici6n, que reproduce la que ya figuraba en el Proyec- sables por los perjuicios que ha sufrido. Para el tercero, el Estado miembro serfa un «ga-
to de articulos, la Comisi6n de Derecho Internacional afirm6 que es indiscutible que «exis- rante internacional» del cumplimiento de las obligaciones derivadas de Ia nueva relaci6n
ten casos en los que una organizaci6n puede incurrir en responsabilidad internacional: la de responsabilidad. La pråctica nos ofrece varios ejemplos relacionados con las dificulta-
pråctica, especial-mente convencional, ofrece ejemplos de ello» [An. C-D.I., 1982, Vol. II des financieras que conocen ciertas Organizaciones internacionales y que han Ilevado, en
(2. p. 73]. algün caso, a la suspensi6n de pagos por éstas y a Ia reclarnaci6n a sus Estados miembros
Por Otra parte, Ia pråctica internacional ofrece diversos ejemplos en los que se ha re- de las deudas confractuales que aquéllas habfan asumido (ejemplos elocuentes son los pro-
conocido a las 0.1. Ia capacidad para participar en las relaciones de responsabilidad in- blemas financieros que han colapsado e! Consejo Internacional del Estaüo o la Organiza-
ternacional. Asf, por Lo que se refiere al ejercicio activo, el T.I.J., en su tantas veces cita- ci6n Årabe para la Industrializaci6n; ANfER.ASNGHE, C. F.: '(Liability...», pp. 259 ss.).
do Dictamen de 11 de abril de 1949 afirm6 el derecho de Ia O.N.U. a interponer una Diversos de estos supuestos han conocido un desarrollo ante tribunales nacionales y
reclamaci6n internacional por los daios sufridos, como consecuencia de Ia violaci6n de ante tribunales de Organizaciones internacionales, un caso muy ilustrativo de ello es el
una norma internacional, por sus agentes en el ejercicio de la funci6n encomendada por representado por Ios acreedores de la C.I.E., y en concreto la Sociedad Maclaine Wetson
ella. Mientras que Ia actividad operacional de la O.N.U. ha provocado situaciones en las que interpusieron un recurso de responsabilidad extracontractual confra la C.E.E. en su
que se ha visto reclamar la reparaciön de los daffos causados por los mismos, como los condici6n de miembro del mencionado C.I.E. (ver Conclusiones del Abogado General
derivados de la intervenci6n de Ias fuerzas de urgencia de las N.U. en el Congo con oca- M. Darmon, en el asunto Sociedad Maclaine Wetson, C-241/87, Rec., 1990, p. I-1797).
si6n de la secesi6n de Katanga en los afios sesenta; responsabilidad reconocida por las En todos estos procedimientos las instancias judiciales han rechazado toda analogfa con
N.U. que concluyeron sendos acuerdos de indemnizaci6n, uno con la Repüblica del Con- el derecho de sociedades, justificåndolo en el hecho de que aqui los interesados (Estados
go el 27 de noviembre de 1961, y Otro con Bélgica el 20 de febrero de 1965. y Organizaci6n) son sujetos internacionales, es decir, tieilen una existencia juridica in-
La multiplicaci6n de incidentes similares como consecuencia de la intervenci6n cada dependiente, de manera que la personalidadjuridica de la Organizaciön impedirå Ia atri-
vez mås amplia de operativos de distintas Organizaciones internacionales en zonas con- buci6n de la responsabilidad financiera a sus Estados miembros (EISEMANN, P. M.:
flictivas ha Ilevado a incrementar el interés por estas cuestiones. En esta linea la Comi-
«Crise...», p. 781; SANDS, P.: Tin...», p. 367).
si6n de Derecho Internacional ha incluido en su programa de trabajo la cuesti6n de la res- Si nos situamos, ahora, en el terreno de los acuerdos mixtos, y dado que en éstos los
ponsabilidad internacional de las 0.1., creando a estos efectos un Grupo de Trabajo y Estados miembros (todos o algunos) son también partes junto a Ia Organizaci6n, es ne-
designando como Relator especial a Giorgio Gaja, quién desde entonces ha presentado cesario, de partida, el distinguir entre la responsabilidad exclusiva de Ios Estados miem-
tres informes, el ültimo de los cuales en mayo de 2005, donde se incluyen unas propues- bros derivada de Ia violaci6n de disposiciones convencionales que estån cubiertas por sus
tas de artfculos para un futuro proyecto sobre esta cuesti6n (Tercer Lnforme sobre la res- competencias, de Ia responsabilidad de la Organizaci6n surgida de inobservancias de dis-
ponsabilidad de las Organizaciones internacionales de 13 de mayo de 2005). posiciones convencionales que entran dentro de su åmbito competencial. Frente a tal si-
Ahora bien, Ia naturaleza derivada y funcional de Ia personalidad juridica de Ia Or- tuaci6n los terceros contratantes se encuentran en una posici6n de clara incertidumbre,
ganizaci6n va a provocar ciertas incertidumbres, tanto por 10 que se refiere a su eventual pues no conocer el derecho intemo de la Organizaci6n no sabrån a quién deben impu-
al
situaci6n como sujeto reclamante, como a su situaci6n como sujeto demandado en las re- tar la violaci6nde la norma convencional.
laciones de responsabilidad.
Para tratar de solucionar este tipo de dificultades cada vez es mås frecuente, sobre
Por 10 que se refiere a esta ültima situaci6n —sujeto pasivo—, Ia cuesti6n esencial todo en los convenios multilaterales y en Ios tratados constitutivos de 0.1. abiertas a Ia
. il
que se plantea al atribuir el hecho ilfcito a la Organizaci6n serå la del deslinde de res- participaci6n de otras 0.1. corno miembros de pleno derecho, el establecer clåusulas de
ponsabilidades entre ésta y sus Estados miembros. Esto es, si la Organizaci6n es la fini- deslinde de responsabilidades, como ilustran, entre otros muchos, el art. XXII.3 del Con-
82 LAS ORGANIZACIONES NTERNACIONALES PRINCIPALES MANIFESTACIONES DE LA PERSONALIDAD JURiDICA NTERNACIONAL... 83

venio sobre la responsabilidad internacional por daios causados por objetos espaciales 6. PRIVILEGIOS E INMUNIDADES
de 1972; el art. 6 del Anexo IX de la Convenci6n de las N.U. sobre el Derecho del mar
de 1982; o, el apartado 5 del art. II de la Constituci6n de Ia F.A.O. (tal y como ha resul- Las Organizaciones internacionales y sus agentes gozan de una serie de privilegios e
tado después de la enmienda de la Constituci6n de Ia F.A.O. operada por la Resoluci6n inmunidades destinados a garantizar la independencia necesaria para el ejercicio de sus
7/91 de 18 de octubre de 1991). Donde se delimitan Ias competencias de la 0.1. y de sus ftnciones. Por 10 que aparecen pues delimitados por el principio de Ia especialidaa esto
Estados miembros y donde se establecen sistemas de responsabilidad alternativa, de res- es, cubren la actividad ejercida por la Organizaci6n para la consecucién de los objetivos
ponsabilidad conjunta solidaria o subsidiaria, etc. (SItvWIONDS, K.: Community's...», enunciados o deducidos implfcitamente de sus reglas.
pp. 521 ss.). Tales privilegios e inmunidades suelen estar mencionados en los tratados constituti-
La 0.1. puede aparecer como sujeto activo en Ia nueva relaci6n de responsabilidad in- vos (por ejemplo, art. 105 de la Carta de las N.U.; art. 40 del Estatuto del Consejo de Eu-
ternacional. A1 respecto hay que partir de Ia capacidad que se Ie reconoce hoy en dia, ropa; art. 139 0.E.A.; art. 19 0.C.D.E.; art. 17 de la Carta Constitutiva del Consejo de
como ya dijimos, para presentar reclamaciones internacionales cuando sea necesario para Cooperaci6n de Ios Estados Årabes del Golfo; art. 49 del Protocolo de Trujillo de 10 de
el ejercicio de sus funciones y exigir, consiguientemente, la reparaci6n del dafio. Esta fa- marzo de 1996 por el que se crea la Comunidad Andina), en•los acuerdos de sede en los
cultad s610 conocerå las limitaciones, ya examinadas, derivadas de su imposibilidad de que la Organizaci6n define su estatuto en el pais huésped (asi, respecto de nuestro pafs,
participar en via contenciosa ante el T.I.J. (art. 34 del Estatuto del T.I.J.). el Convenio entre Espaöa y la O.M.T., relativo al estatuto juridico de dicha Organizaci6n

EI daüo puede haber Sido sufrido por un particular que actüa como agente al servicio en Espafia, de 10 de noviembre de 1975) y en convenios multilaterales, tales como la Conw
de la Organizaci6n; en este caso la Organizaci6n podrå aplicar Ia protecci6n funcional, venci6n general sobre Ios privilegios e inmunidades de las Naciones Unidas, aprobado
presentando una reclamaci6n por el daffo sufrido por su agente, y 10 va a hacer por la Asamblea General el 13 de febrero de 1946 0 el referido a Ios Organismos espe-
cando el incumplimiento de una obligaci6n que existe respecto a ella» (T.I.J., Dictamen cializados, recogidos en la Convenci6n sobre los privilegios e inmunidades de los Orga-
de 11 de abril de 1949, C.I.J., Rec., pp. 181-182). nismos especializados, aprobado por la Asamblea General de las N.U. el 21 de noviem-
La evoluci6n que conocen determinadas Organizaciones regionales, y en especial la bre de 1947, y adoptado posteriormente por los citados Organismos; o en un marco regional
Uni6n Europea, plantea en este terreno un nuevo interrogante, derivado de situaciones europeo como el Acuerdo sobre Ios privilegios e in-munidades del Consejo de Europa, de
originales como la de la «ciudadanfa comunitaria». A1 suscitarse Ia cuesti6n de saber si 12 de septiembre de 1949, o, en fin, el Protocolo sobre 10s privilegios e inmunidades de
dicha Organizaciån puede Ilegar a ejercer laproteccién diplomåtica o una acci6n de Ias C.E. de 10 de abril de 1965. Y desarrollados, a veces, en legislaciones internas (asi y
turaleza similar cuando el daffo sea ocasionadono a un agente comunitario que actüa en respecto, por ejemplo, a las N.U., la International Organizations Acts de 1945 adoptada
el marco de su funci6n, sino a un particular ciudadano comunitario. Como es sabido, el por los Estados Unidos) (DUFFAR, J.: «Contribution...», pp. 1 ss.). Finalmente, la doctri-
ejercicio de la protecci6n diplomåtica estå condicionado por una de requisitos, en-
serie na considera que Ias disposiciones contenidas en las Convenciones de las N.U. de 1946
tre ellos elde Ia nacionalidad (aunque hay ciertas excepciones como las de Ios refugia„ y 1947, dado el nümero de Estados adherentes y su aplicaci6n, tienen valor consuetudi-
dos y los apåtridas), por 10 que en principio esta posibilidad estå exclusivamente reser- nario y se aplican también a los Estados no miembros de la O.N.U. (BETTATI, M.: Le
vada a los Estados. droit..., p. 106).
En nuestra opini6n, dentro de una definici6n amplia de la protecci6n diplomåtica Entre los privilegios concedidos a las Organizaciones cabe mencionar el de Ia invio-
(DIEZ DE VELASCO, M.: Instituciones..., p. 757) podrfa reconocerse a la U.E. una acci6n labilidad de sus locales (por ejemplo, secci6n 3 de Ia Convenci6n general de 1946 en el
de protecci6n similar a la diplomåtica sobre los nacionales de sus Estados miembros, en caso de las N.U.; arts. 5 y 6 del Acuerdo de sede de 2 dejulio de 1954 entre la U.N.E.S.C.O.
esta linea podria inscribirse el art. 20 del Tratado C.E., a tenor del cual: «Todo ciudada- y Francia; art. I del Protocolo de 1965 de las Comunidades europeas), salvo casos de ex-
no de Ia Uni6n podrå acogerse, en el territorio de un tercer pafs en el que no esté repre- trema urgencia como, por ejemplo, un incendio (secci6n 4.2 del Acuerdo ente Ia O.A.C.I.
sentado el Estado miembro del que sea nacional, a la protecciön de las autoridades di- y Canadå); o el de la inviolabilidad de sus archivos (secci6n 2.4 de la Convenci6n Gene-
plomåticas y consulares de cualquier Estado miembro, en las mismas condiciones que los ral de 1946 de Ia O.N.U.). Otros privilegios de los que gozan las Organizaciones son de
nacionales de dicho Estado y el art. 16 del Tratado de Ia U.E., referido a la coope- naturaleza financiera y fiscal: posibilidad de tener fondos propios, de transferir divisas
raci6n entre las representaciones diplomåticas de Ios Estados miembros y las delegacioe al exfranjero, exenciones fiscales y aduaneras, etc. (art. 10 del acuerdo de sede entre la

nes de Ia Comisi6n en terceros pafses, asi como determinadas disposiciones de acuerdos O.M.S. y Suiza; art. 4 del Protocolo de 1965 de las Comunidades europeas). Asimismo,
firmados por la Comunidad que atribuye a las delegaciones de la Comisi6n establecidas se les conceden una serie de derechos destinados a facilitar su funcionamiento (por ejem•
en el pais contratante ciertas funciones cercanas a Ia protecci6n diplomåtica, tal como plo, facilidades en materia de inmigraciån y registro de extranjeros, trato favorable en
puede ocurrir en supuestos de apresamiento de buques de pesca, en el marco de acuerdos materia de telecomunicaciones). Por Otra parte, sus funcionarios también van a disfrutar
de pesca celebrados por la C.E. con terceros Estados (por ejemplo, Acuerdo de pesca en- de privilegios de orden fiscal, por ejemplo, el que su salario no esté gravado por un im-
tre la C.E.E. y Cabo Verde de 24 dejulio de 1990, D.o. C.E., L 212/90, p. 1). En efecto, puesto nacional (sobre los privilegios de los agentes internacionales el T.I.J. se ha pro-
la pråctica derivada de estos Acuerdos de pesca estå constituyendo un verdadero labora- nunciado en su Dictamen de 15 de diciembre de 1989, en el asunto Mazilu, C.I.J., Re-
torio donde testar el alcance de la asistencia diplomåtica ofrecida por la Comunidad Eu- cueil, 1989, pp. 177-199).
ropea tal y como ha puesto en evidencia la Sentencia del T.P.I. de 6 de julio de 1995, Odi- Las Organizaciones van a disfrutar igualmente de Ia inmunidad de jurisdicci6n que
gitria AAE c. Consejo y Comisi6n, T-572/93, Rec., p. 11-2025 (CARRERA HERNANDEZ, renuncia expresa, no comparecer ante los tribunales nacionales (por
Ies permitirå, salvo

F. J.: deber de asistencia...», p. 545). ejemplo, secci6n 2 de la Convenci6n general de 1946 de la O.N.U.; art. 14 del Estatuto
84 LAS ORGANIZACIONES MERNACIONÅLES PR-nqcrALES MANIFESTACIONES DE LA PERSONALIDAD JUR.fDICA INTERNACIONAL... 85

de la U.E.O.) e, incluso, tal renuncia no se aplicarå a medidas judiciales ejecutorias (art. Tercer Informe sobre la responsabilidad de las Organizaciones internacionales, DOC. A-CN.4/553, de 13 de

49 del Protocolo de Trujillo de 10 de marzo de 1996 por el que se crea la Comunidad An- mayo de 2005.
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dina). Sus agentes podrån, igualmente, acogerse, como veremos al estudiar los agentes
Principles and Judicial Precedents», AJ.I.L., 1991, n. 2, pp. 259-280.
internacionales de Ias 0.1., a esta inmunidad respecto de todos Ios actos que realicen en T.J.C,E.: Conclusiones del Abogado General M. DARIv10N en el asunto Maclaine Wetson c. Consejo y Comi-
el ejercicio de sus funciones, esto es, con caråcter oficial (por ejemplo, secci6n 1 1 de Ia si6n, c-241/87,Recuei1, 1990, p. 1-1797.
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