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'~e~ate rCi~~ui~iti ne~

. 1anón ~ el camDur
~uan Pedro Posani
~ "'Alberto Sato

ENSAYOS CRÍTICOS SOBRE LA A:RQUITECTURA VENEZOLANA


Juan Pedro Posani
1949 Colabora con el
Arquitecto Carlos Raúl
Villanueva en el pro-
yecto Ciudad Universt~
torio.
1958 Profesor de Histo-
ria de la Arquitectura
en la Escuela de Arquitectura de la UCV.
1961-1983 Docente fundador de la cátedra
de Historia de la Arquitectura Moderna, Es-
cuela de Arquitectura, UCV.
1969-1972 Forma parte del Taller de Arquitec-
tura BMPT, en varios proyectos de desarrollo
urbano y arquitectónico.
1991-1994 Director del Instituto de Artes Plátt~
cas Armando Reverón de Caracas.
1992. Premio Nacional de Arquitectura
1993-1999. Director del Consejo Nacional de
la Cultura y fundador-Prestdente del Instituto
del Patrimonio Cultural.
Desde 1994, participa en el proyecto Plan
Rector de Arquitectura y Diseño Urbano de
la Ciudad Universitaria de Caracas.
2000 Doctorado Honoris Causa UCV
Editor y coedtfor de revistas de arquitectura;
ha publicado ltbros y articulos para publica-
CIOnes per!odicas sobre arquitectura.

Alberto Sato Kotani


Arquitecto, Universidad
Nacional de La Plata,
Argentina, 1972; Magís-
ter en Historia de la Ar-
qutfectura, UCV.
Historiador y critico de
la arquitectura y el dise-
ño industnal. Profesor de
historia de la arquitectura de la Facultad de
Arqutfectura de la UCV. Profesor en el Magís-
ter de lngenier!a Mecánica de la Universidad
Simón Bolivar y Profesor invitado en la Univer-
Sidad de Los Andes, Colombtá y la Pontificia
Universidad Católica de Chtle.
Ha stdo Director del Centro de Investigacio-
nes Históricas y Estéticas de la Facultad de Ar-
quitectura y Urbanismo de la UCVy Asesor del
Centro de Arte La Estancta.
Ha publicado libros, artículos y ensayos sobre
arqUitectura, diseño y cultura material en di-
versos paises de Latinoaménca, Estados Um~
dos y Europa.
Debate y disquisiciones
sobre el anón y el cambur
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

Debate y disquisiciones
sobre el anón y el cambur
Juan Pedro Posani
Alberto Sato

Colección
ENSAYOS CRÍTICOS SOBRE
LA ARQUITECTURA VENEZOLANA

Ediciones de la
Biblioteca de Arquitectura
Caracas. junia 2000
ÍNDICE

CLASIFICACIÓN DATA Presentaci ón ..... ... ........... ..... ... ............. ............. ... ...... ... ..... ...... ..... 7
Abner J. Colmenares G.
Ensayos críticos sobre la Arquitectura Venezolana
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur/ Prólogo ... ........ .............. .... .... .... ........ ............. .... .... ...... .. .. ......... .... 11
Juan Pedro Posani; Alberto Sato. -- Caracas : Azier Calvo Albizu
Ediciones de la Biblioteca FAU / UCV, 2000
Vl: (119) p.; 24 cm. Aldea global, pero regionalista .......... .... ..................... .. ........... 15
ISBN 980-00-1 698-8 Juan Pedro Posani
l. ARQUITECTURA- ENSAYOS, CONFEREN CIAS, etc .
720.4/E 76 La soledad de la diferencia ............................................. ........ . 19
Depósito Lega l: lf 1752000720 1326
Alberto Sato
Más Frampton .. .......... .... ... ........ .... .... .. ............ .. .... ........ ···· ·· ········ 23
La presentación y disposición en conjunto de Debate y disquisiciones sobre
el anón y el cambur son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obra Juan Pedro Posani
puede ser reproducida o transmitida . sin consentimiento del editor.
Más sobre la diferencia .. ....................... .. ............... ................ -.. 27
Juan Pedro Posani
' y prac
l eona ' t'1ca d e 1anon
' ..................................... ...... ..... .... .. .. 31
Primera edición. junio de 2000 Juan Pedro Posani
© Juan Pedro Posa ni
La lección del cambur ...... ................ .................. ...................... 35
©Alberto Sato
Alberto Sato
Mangos y peras para cartografiar la cantata ....................... 39
Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela Juan Pedro Posani
Otra vez la identidad y no será la última ................... .. ........... 45
Ediciones de la Biblioteca de Arquitectura
Juan Pedro Posani
Diseño y diagramación: Michela Baldi Contra la ceguera ........ .. .... ...... .. ........ .. ...... ................ ............... 49
Corrección de textos: María Enriqueta Gallegos
Juan Pedro Posani
Cantidad de ejemplares: 1000
Impreso en los talleres de IESALCIUNESCO. Servicio de Artes Gráficas y ¿Dónde está e l norte? .... ....... ...................................... .. ............ 53
Publicaciones. Apartado Postal 68394, Caracas 1062 A. Te l. 284.2 175 Juan Pedro Posani

EDICIONES DE LA BIBLIOTECA DE ARQU ITECTURA En las Indias Occidentales ............... .. ............................... ......... 57
Facultad de Arquitectura y Urbanismo Alberto Sato
Universidad Central de Venezuela
Voyeurs de la cu ltura .................. .. ........... .............. .................... 6 1
Ciudad Universitaria. Los Chaguaramos
Caracas. Venezuela Juan Pedro Posani
Una lectura caníbal .......................................... ...... ......... ...... .... 65
Colección
ENSAYOS CRÍTICOS SOBRE LA ARQU ITECURA VENEZOLANA Alberto Sato
Coordinador: Abner J. Colmenares El canibalismo produce empacho ............ .. ............................ 69
Juan Pedro Posani
Una discusión sin e mpa cho ......... ..... ................... ... .................. 73
Alberto Sato
Australia por ejemplo ...... .. .................................... ......... ........... . 79
Juan Pedro Posani
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

Hic et nunc .... ............. .. ... ............. ..... ... .... ........... .. .. .. .................. 83 COLECCIÓN ENSAYOS CRÍTICOS SOBRE
Alberto Sa to

Aquí te quiero ver. arquitectura .. .. .................... .... .. .............. ... 87


LA ARQUITECTURA VENEZOLANA:
Juan Pedro Posan/ UNA PRESENTACIÓN
Racionalidad estratégica .... ..... .... ...... .. .... ... ........ .. ...... .. ...... .. ... 91 Abner J. Colm e na res G. •
Juan Pedro Posa ni

Tomar distancia ... .. .... ..... .. ... ... .. ........ ............... .... .... .. .... .. .... ...... . 93
" La pala bra se le vanta
Alberto Sato
de la página esc rita
la p alabra,
Caricaturas de ventanas ................ .. .. ................ ............ .. ......... 95 la brada estalactita,
Juan Pedro Posani grabada Columna,
una a una letra a le tra.
La arquitectura en Venezuela, una
El eco se c o ngela
proposición metodológica .... .. ................ .. ........ .. .. .... .. ............. 99 en la p ágina Pétrea"
Juan Pedro Posan/ Octavio Paz

¿Dónde está la arquitectura reciente? ...... .. .. ...... .. .... .... ....... 107
Alberto Sato
Con esta primera publicación, la Facúltdd de Arquitectura y
El trópico es una ventaja competitiva .. .. .. .... .. .... .... .... ...... .... . 11 1 Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela da inicio
Juan Pedro Posa n/
a una nueva colección , del Programa de Ediciones de la
Reglas y recetas ...... ........... .. ........ .... .... .......... ....... .. ...... .. ...... ... 117 Biblioteca de Arquitectura , la cual tiene como objetivo ofre-
Alberto Sato cer al lector los ensayos que sobre el tema de arquitectura y
ciudad han venido siendo publicados regularmente en la
prensa nacional por un grupo de arquitec tos venezolanos.

Tener conocimiento de la arquitectura que se produce en


el país, a través de la lectura de los productos crítico-perio-
dísticos, puede ser una actividad tendenciosa , parcial, ex-
cluyente y arriesgada , al abordarse cualquier tema trata-
do en unas pocas cuartillas y en un medio polifónico , con-
taminado por crónica s, noticia s y las más disímiles colum-
nas de opinión . Resulta difícil asimilar los valores de una obra
arquitectónica o de ia ciudad luego de leer los titu lares
económicos o políticos o de enterarse del último parte de
guerra de la crónica criminal . En este contexto , el crítico se
ve obligado a ser obje tivo y a sintetizar su opinión de una
manera clara y meridiana, sin rodeo s, ni elaboraciones ex-
cesivas. Además, el medio periodístic o obliga a la breve-
dad : la dictadura de pocas cuartillas y el número máximo
de caracteres permitidos, obliga al riguroso recorte de la
realidad para dibujar una visión excluyente o muy limitada
del tema tratado . El lector, mu c has veces, se ve desprovis-
to de los referentes y las claves del discurso del crítico al
enfrent-or un ensayo sólo percibiendo un destello ocasional
que apenas deja un ligero sabor y un impacto superfic ial

7
Debate y d isquisiciones sobre el anón y el c ambur
Ensayos críticos sobre la arquitec tura venezolana

del asunto. En este sentido, la colección Ensayos Críticos ción, su personalidad, sus ideas. El crítico se desnuda ante
sobre la Arquitectura Venezolana tendrá un alto valor la escritura, se arriesga con su palabra a ser un objeto de la
historiográfico y documental al recopilar en un solo texto opinión pública, como señala el poeta Paz: "la palabra se
los ensayos que ha venido siendo madurados y elaborados levanta de la página escrita" .
a lo largo del tiempo . Aspiramos también con esta colección ofrecer un espa-
Como producto de la labor crítica de un autor determina- cio para la valoración de la arquitectura como práctica
do, los críticos, que regularmente publican sus trabajos en cultural, de manera tal de poder superar la ambigüedad
la prensa, en cada ensayo van construyendo, lentamente y confusión que reina en el medio arquitectónico venezo-
en el tiempo, un ideario, una posición, una visión operativa, lano, el cual se ha caracterizado en los últimos años por la
un estilo metodológico, una poética: cada ensayo es un falta de rigor metodológico, por la discontinuidad de los
fragmento de una obra mayor que se va tejiendo, que se discursos y por la ausencia de la búsqueda sistemática del
va decantando, que va evolucionando en la mente del conocimiento ; por la poca experimentación , por la debi-
crítico. En este fin de siglo y de milenio, signado por la crisis lidad argumentativa en los juicios, por la carencia de sis-
disciplinar de la arquitectura , no sólo en el país sino a nivel temas de valores y por la maniquea tendencia a descali-
mundial. en el que han caído las ideologías, los paradig- ficar los discursos teórico-críticos.
mas y los discursos totalizadores, en el que se duda de las Abordar la comprensión de la arquitectura venezolana, a
teorías y los sistemas cerrados, adquieren un valor docu- partir de la lectura de los ensayos publicados en la prensa
mental indiscutible, los discursos fragmentarios, incremen- nacional. es una oportunidad para dilucidar los temas más
tativos y parciales que van definiendo conceptualmente relevantes de la práctica disciplinar, y nos puede permitir
los límites de la arquitectura, que van acortando las distan- cerrar la distancia entre los discursos teórico-críticos y las prác-
cias entre los discursos teórico-críticos y las prácticas ticas proyectuales; al hacer esto estaremos contribuyendo
proyectuales, y que van orientando a la opinión pública a consolidar la comprensión de la arquitectura nacional. a
hacia algún tipo de arquitectura particular. Así pues, nos través de la labor del crítico, cuyo papel y valor ha queda-
proponemos en esta colección publicar las recopilaciones do significado magistralmente por Marina Waisman al esta-
del trabajo ensayístico de un grupo de arquitectos venezo- blecer que: "La actividad del crítico consiste en el comenta-
lanos que han hecho del ensayo periodístico una manera rio de la arquitectura del presente, está referida al diario
de abordar la crítica, dilucidando la producción arquitec- acontecer de la arquitectura: a la identificación de nuevas
tónica , haciendo evidente los orígenes, y revelando los re- ideas, a la valoración e interpretación de nuevas obras o
ferentes disciplinares. propuestas, al descubrimiento de nuevas tendencias. Con-
Aspiramos con esta colección abrir un debate para re-ca- tribuye, con su reflexión, a la toma de conciencia de situa-
lificar el valor de la crítica arquitectónica en el contexto ciones y, en el caso del crítico latinoamericano, cumple un
nacional contemporáneo: reivindicando el papel de la ar- importante papel en la toma de conciencia del significado
quitectura como práctica cultural y como fenómeno esté- que el tema examinado puede tener para nuestra propia
tico. Queremos, además, valorar y celebrar la labor pacien- cultura o para nuestra praxis profesional.
te y continua del crítico de arquitectura, quien con su tra-
bajo creativo nos ofrece, cada uno en su estilo, su impre-
sión personalísima ante las cosas bellas y las cosas cotidia-
nas: recordando a Osear Wilde, cada ensayo crítico es una
forma de autobiografía, ya que el autor debe despojar los
objetos arquitectónicos del velo de misterio que los origi-
*Decano y profesor de Dise ño y Teoría de la Arq uitectura de la Facultad
nó, lo que se oculta en las formas, lo que intentó su crea- de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Ve nezuela.
dor; al hacer esto, el crítico nos ofrece su mirada, su valora-
Debate y disquisic iones sobre e l anón y el cambur

PRÓLOGO
Azier Calvo Albizu

El debate que sostuvieron a través de las páginas de "Ar-


quitectura Hoy" (encartado semanal del diario Economía
Hoy) Juan Pedro Posani y Alberto Sato entre noviembre de
1994 y febrero de 1995 es, sin lugar a dudas, un importante
punto de inflexión dentro del desarrollo del pensamiento
arquitectónico venezolano .

Posani, quien desde 1990, con rigurosa periodicidad , ya


había venido reflexionando y construyendo un sencillo y a
la vez contundente discurso en torno al problema de la es-
pecificidad de la arquitectura venezolana , no era la pri-
mera vez que tocaba los dos puntos en el que se centra
Voyeurs de la cultura (artículo del 12-11 -94 que da pie a la
reacción de Sato). Posani plantea en su escrito, por un lado,
la condición de espectadores de la cultura ajena y, en con-
secuencia, la poca capacidad creativa que manifiestan
los arquitectos venezolanos y, por otro, la posibilidad de
encontrar salida a este problema basados en razones sóli-
das, compartidas, elementales y lógicas : el clima , el paisa-
je, los materiales y las formas constructivas, por ejemplo.

La postura de Posa ni, inmersa dentro de la posmodernidad,


le lleva a rescatar buena parte de sus preocupaciones de
los años 50 nacidas a raíz de su estrecha relación con Villa-
nueva. En efecto, Posani reafirma en los 90 sus inclinacio-
nes existencialistas y, en consecuencia, retoma el realismo
como bandera y se preocupa por el asunto de la identi-
dad. De aquí que uno pueda encontrar con extremada
frecuencia dentro de su disertación la utilización de térmi-
nos como la autenticidad , el humanismo, la emoción, lo
esencial. También retrotrae buena parte del aprendizaje no
tqrto ideológico como fenomenológico de su contacto
con Bruno Zevi a comienzos de los 60 y la valorización de la
organicidad y espacialidad de la arquitectura. Es partien-
do de esta base que lleva a cabo un importante esfuerzo
por precisar la manera cómo identidad y autenticidad pue-
den ir tomadas de la mano en el proceso de aproximación
a la realidad construida sin ánimos necesariamente norma-
tivos, pasando, sin mayores incon ven ientes, a engrosar el
grupo de teóricos latinoamericanos que se alinearon du-
rante los '90 en torno a la ideología de los Seminarios de

ll
Ensayos críticos sobre la arq uitec tura ve nezolana
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

Arquitectura Latinoamericana (SAL). Es decir, de los que se rodea, es decir, que no es necesario hacer de ello un pun-
han empeñado en determinar, con todos los matices posi-
to de honor.
bles, aquello que en el fondo es o debe ser característico
de la arquitectura de la región y cada uno de sus países. Con respecto al recurrente tema del mimetismo de la ar-
Por su parte, Sato, ubicado más desde la óptica de la dife- quitectura venezolana o , como lo reformula el mismo
rencia que desde la de la identidad, desde la diversidad Posani, al hecho de que "somos, aunque nos duela y lo
más que desde la unicidad a la que someten muchos teó- disfracemos con el gusto -refinado o no del cosmopolitis-
ricos la producción arquitectónica latinoamericana y mo y la universalidad- espectadores de la cultura ajena" ,2
asentado más en la sabia tradición de la cultura universal Sato minimiza su importancia y la revierte al considerar que
que rastreando infructuosamente entre los pliegues de las «en arquitectura, por más pródigo y rico que sea nuestro
tradiciones, las realidades tecnológicas y las condiciones medio, es difícil prescindir de los aprendizajes y de los len-
específicas del territorio donde la arquitectura se instala, guajes aprendidosn3 por lo que es inútil ir en contra de una
a la par de Jorge Francisco Liernur, ya había detectado la tendencia que se encuentra en el centro mismo de la acti-
paradójica situación de un subcontinente que habiendo vidad del arquitecto tratando de "volver a descubrir los me-
siempre deseado ser idéntico a los diferentes "centros" canismos auténticos, autónomos y originales de la creación
ahora se plantea ser distinto, en momentos en que la pos- arquitectónica", 4 que como bien se sabe están llenos de la
modernidad le ofrece la oportunidad de romper las ca- más absoluta subjetividad.
denas que lo ataban. Pero, señala Sato, la indefensión que Mientras Sato parece apuntar a una dificultad intrínseca
ha generado la falta de paradigmas ciertos procedentes en el discurso de Posani cuando se encuentra enfrentado
del exterior ha llevado a que las certezas se intenten aho- a las condiciones del mercado, a la creciente globalización
ra generar desde el propio interior. De aquí que los teóri- o la vorágine de las metrópolis contemporáneas, Posani si-
cos latinoamericanos hablen de " arquitectura apropiada" , gue insistiendo que de lo que se trata es de un problema
de "otra arquitectura" o de "arquitectura del lugar" tras de cultura general en la que la consideración de los pro-
la búsqueda de la plataforma segura que la identidad blemas climáticos y, en consecuencia, la generación de
-actuando como preconcepto- puede proveer, sometien- una ciudad más confortable, se encuentran en el último
do a sus designios cualquier desenvolvimiento libre en el plano de las prioridades tanto profesionales como acadé-
terreno proyectual. micas venezolanas.
De aquí que cuando se suscita la polémica con Posani, En resumen, lo que Sato plantea para cerrar es una discre-
Sato manifieste de entrada la inutilidad de construir cual- pancia de índole metodológica con Posani sobre " cuáles
quier "gran relato" de la arquitectura latinoamericana en deben ser los instrumentos y actitudes que deben privilegiar-
torno a algún punto posible de confluencia . Su insisten- se para abordar el acto creativo de la arquitectura venezo-
cia , más que en desviar la mirada hacia los elementos del lana contemporánea", 5 incentivando a la discusión de los
paisaje, el clima, los materiales o las formas constructivas mismos asuntos en el seno de la Escuela de Arquitectura.
(puntos que señala Posa ni reiteradamente), es la de ubi-
Así pues, este interesante y rico debate que el lector puede
carnos en "la esfera de la calidad de los hechos creativos
ahora disfrutar reproducido en esta publicación creemos
y dentro del complejo tejido de realidades externas y pro-
que terminó de darle estatura a un peculiar momento en
pias ".1 En pocas palabras, apunta más a la actividad del
el que la prensa se convirtió en la tribuna más importante
individuo que a la del colectivo y al hecho de que es con-
para hablar de arquitectura en el país, ante la falta de pe-
dición natural de toda buena arquitectura en cualquier
riodicidad de las publicaciones más tradicionales . La perti-
tiempo y en cualquier lugar el estar referida y dar una res-
nencia de su aparición en el año que se conmemora el
puesta adecuada a las condicionantes del medio que la
centenario del nacimiento de Villanueva, coincidente con
Ensayos críticos sobre fa a rquitectura venezolana Debate y disq uisiciones sobre el anón y el c ambur

el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa a Posani,


además dará importantes argumentos a quienes en algu- Pedro Posani, 17 de novie mbre de 1990
¡il
na ocasión se dediquen a elaborar una historia de nuestra Una di m ·.. ~ importante~e las crisis actuales -una de las
E . ~r
arquitectura y quieran en ella darle algún espacio al pro- tantas- ~,Mriba en la contradicción cada vez más evidente
ceso de construcción de pensamiento que sin lugar a du- entre lb tendencia a la universalización de la tecnocultura
das acaeció al comienzo de la década de los 90. humr los nuevos estallidos reivindicativo s de las culturas
1 y de los valores locales.
Alberto Sato, "Una lectura c aníb a l" en Arquitectura Hoy, n° 87, Economía
Hoy, Carac as. 19- 11-94.
2
Juan Pedro Posani. " Voyeurs d e la c ultura ", op. cit. rica , Europa, Norte y Centroamérica esta contra-
3
Alberto Sato. "Una lectura c aníbal" , op. cit. dice!: OQÍganfódp de manera inédita. Desde los indí-
g} nes.•!Ce~ad,i~se.S .,.fl,;Jss;oJbaneses de Yugoslavia , desde los
4
Ju on Pedro Posani, "Australia, por ejemplo" en Arq uilectura Hoy, n° 91 ,
Economía Hoy, Carac as, 21 - 1-95.
5
Alberto Sa to. "Tomar d istancia " e n Arq uilectura Hoy, n° 94, Economía Hoy, países ls>ólticb s a los catdla"rles., los vascos, los irlandeses, los
Carocas. 11-2-95.
ucrani...~
a>os y los arm~i6s, ha;ta lo~· ha. ~bitantes de los peque-
ños aréhipiélagos de Oceanía, un hervo~;. un clamor, una ten-
sió7~EJ;t independencia y de autonomf~.h,e~c:>rren el planeta.
Á
1
u.~gNez ma~ a' 1 h' t . 1 d ~% d t 1
1s ona reo sorpren e , n1e?,a y~, erro a a a
\.

h1stona prev1sta o supuesta. La homogeneiZQCIOn del mun-


do -por lo m~nos en términos de técnica y d$
cfencia- no
ha disminuido. Pero la desa¡s¡ariéión de los naciobolis~qs que
se anunciaba como colorari25+· evitable de los a\á'~ feS del
"progreso", no se ha producido. aralelamente a lp difusión
del fenómeno archiconocido de ercado y de 'lo aldea
globales, la defensa a todo trance el perfil propid, de las
tradiciones y ·<O~ le lengua, de las cds~umbres y crJ e.ncias
loceles, con todbs los valores simbólicos y sociales que". los
acompañaben y que c on aquéllos se i~Jegren en bloque
indisoluble, se ha hecho actuelidad viviente y dolorosern~n-
te conflictiJq . \ •

Llame la ete~ción el que la única región que no he ,siJ o


afecteda por esta explosión combinada de deseos r~prf­
midos y de acciones impulsivas, es le parte sur de Am~rice i

Letine. Esta parte del mundo no ha sido tocada por'este


viento de resistencia (como dice Eduardo Subirat) , pories-
A dt
tos ganas de rebelión y de rechazo . Por estos qeséqs de
identided y de auto-reconocimiento, por este meceslded
improvisa de denu hcia del impE}rielismo ejeno. tílo e~ éste
el lugar para discutir las razones qe estos actuaiEi;s/fmpetus
regionalistas , en los ó uales se mezclan exigencias 9 b solute-
mente justas y sacrosantas (le eutonomía de estones o vas-
cos) con residuos importantes de o~k: ' urantis mos y revanchis-
¡
mas· peligrosos (la reivindicación de los zares y de le senta
madre Rusia) . i

\
~~
Ensayos críticos sobre la arquitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el onón y el cambur

Como siempre, la realidad es tremendamente compleja y Occidente, a la tradición moderna y a la novedad pos-
no es posible prever todas las consecuencias de semejan- moderna, y todo eso insertarlo como uno quiera y cuan-
te movimiento localista, que en forma contrapuesta, super- do quiera, en el cuerpo extraño y novedoso de una po-
puesta y paralela, abigarrada y ambivalente, propugna tente autenticidad en la cual, como en un espejo rudi-
contemporánea mente la restauración y la revolución. Vea- mentario, uno se vea reflejado, distinto y sin embargo idén-
mos, sin embargo, algunas conexiones que esta conmo- tico y reconocible.
ción regionalista, que sacude al mundo finisecular, tiene con
Se ha hablado de eclecticismo selectivo, de otra arqui-
la arquitectura. Por lo pronto, hay que reconocer que este
tectura, de regionalismo crítico, etc. Preferiría, personal-
clima internacional coincide con una cierta orientación en
mente -y descubro que Rogelio Salmona lo dijo hace años
la disposición teórica, aunque no podría asegurarse que
con las mismas palabras- hablar de una arquitectura de
exista una verdadera relación de causa y efecto.
la realidad .
¿Coincidencias? ¿Orden arcano de los astros? ¿O simple
Entender la realidad, a partir de ella, no significa, ni de le-
percepción de ellos ya reseñados en estas páginas- insis-
jos, disolverse en ella, asumirla como condición acotada y
ten en destacar el nuevo papel que debe jugar el arqui-
definitiva y renunciar a los saltos y tensiones del cambio.
tecto en la nueva realidad? El hecho es que por lo menos
Todo lo contrario: precisamente porque la realidad es com-
tres libros nuevos (* 1)dos -editados en América Latina-: a la
pleja y móvil, oscura y cambiante, llena de sorpresas y abier-
luz de las contingencias de una arquitectura "otra", o en
ta al azar, ella espera y admite la participación innovadora.
todo caso, de unos caminos de necesario recorrido que
Casi la exige. Es un deber de conciencia, por lo tanto, ha-
puedan conducir a una identidad percibida, en su varie-
cer que la captación de la realidad -en términos de con-
dad, como arquitectura latinoamericana .
texto y de símbolo, de imaginario y de memoria, de econo-
Todo esto, expresado de diferentes maneras, dicho con di- mía y de política, de estética y de goce de la creación- se
ferentes calificativos, viene a ser lo mismo, pensamos, que transforme en impulso de claridad y de decencia. Una ar-
lo que, recogiendo voces y sentimientos, se viene señalan- quitectura de la realidad es más que una arquitectura rea-
do como oportuno y actualísimo en un país como el nues- lista . Es una arquitectura que se hace cargo de la multipli-
tro. No se trata de nacionalismos acartonados y cursis. Ni cación de asociaciones, de referencias y de soportes cul-
de enfilar en retroceso hacia el pseudo-colonial, ni de re- turales, como un estímulo para controlar, sin complejos de
calar en un populismo folkclórico. Se trata, más simplemen- inferioridad, una situación históricamente definida como
te, de insistir (¡oh, Le Corbusier!) en la búsqueda paciente decadente, pero que no ha perdido -tal vez sea una ilu-
de formas y modelos expresivos, constructivos y ambienta- sión- todas las oportunidades de convertirse en el gran sal-
les qiJe se correspondan sanamente con la realidad. to civilizatorio .
La explosión mundial de los regionalismos y nacionalismos Por lo menos, desde aquí, desde América Latina justamen-
va, contemporáneamente, a contribuir a reducir y abatir te, zona relativamente vacía de nacionalismos irredentis-
las dependencias, si no las económicas y políticas, por lo tas, en esta inmensa crisis que la abate y sacude como un
menos las ideológicas y culturales . Aprovechando el consi- ciclón, hay que asumir la responsabilidad de asir el timón
guiente "permiso" de las culturas centrales, podremos, sin con más fuerza. Provoca casi, si el patrioterismo no lo
suspiros nostálgicos ni sifrinas añoranzas, concentrarnos en intimidara a uno, invocar a Bolívar y a Simón Rodríguez, el
nuestros problemas y en buscar nuestras soluciones. No se primero que se crece en la desventura y el segundo, cual
tratará tampoco, entendámonos, de poner la cómica in- Buckminster Fuller del siglo XIX, que clama por una inventi-
tentando la originalidad de volver a inventar la rueda, sino va salvadora, para recordarnos que es precisamente en
de apelar a lo conocido, a lo antiguo, a lo reciente, a las circunstancias críticas cuando se mide la pasión humana
experiencias ajenas y propias, a la historia de Oriente y de y la desmesura creadora .

l7
Ensayos críticos sobre lo a rquitectura venezolano Debate y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

La arquitectura , y por consiguiente la ciudad, no deben LA SOLEDAD DE LA DIFERENCIA


Alberto Sato, 3 d e agosto de 1992
sobrestimarse : con el diseño no se salva a la gente. Tan sólo
se la obstaculiza o se la estimula . Pero, por lo que valga, no
hay que dejar pasar esta ocasión que nos deparan los so-
La convocatoria al debate acerca de la arquitectura lati-
bresaltos de la historia , para probar, quizás por vez primera ,
noamericana es un torturante desafío a la imaginación de
a ser lo que nosotros queramos ser. Arquitectura de la reali -
quienes tienen como oficio principal o complementario
dad no debería ser otra cosa.
ma/gré luí construir textos acerca de la arquitectura . Tal
desafío es enfrentarse a una entelequia llamada Latinoamé-
1
Antonio Toco . ed . Nueva arquitectura en América Latina: presente y futuro. rica en tanto que unidad: Chueca Goitia había sentencia-
México: G .G .. 1990.
do dicha continentalidad desde España cuando declaró
Enrique Browne. Otra arquitectura en América Latina.
México: G .G .. 1988. que nos habían legado la lengua , la religión y la arquitec-
tura. Orgullosos de este legado y con los cuales pudimos
Jorge Fra nc isco Liernu r. Architettura gli u/timi vent'anni.
Ita lia: Electa. 1990. tener acceso al mundo civilizado y moderno, pero que tuvo
un gran ausente, la técnica, que convirtió en simulacro a
nuestra modernización.

Las aspiraciones unitarias -hermanados en la pobreza y el


atraso- han solidificado la noción continentalista . Pero, fren-
te al menor intento de unidad, surgieron diferencias que
han impedido su materialización. Los críticos y comentaris-
tas de arquitectura hoy parecen haber encontrado la pie-
dra filosofal y declaran sin recato la existencia de una
alteridad, apropiada o propia y casi hermafrodita.

Búsqueda de legitimación, intento de ganar un lugar en el


escenario internacional, con el asombro de la originalidad ,
a riesgo de parecer pintorescos ante los aburridos ojos me-
tropolitanos. El caso es que las artimañas y malabarismos
deberían ser más convincentes y trascender el autoengaño.

Representar relaciones interdependientes legaliza los


protagonismos derivados de la termodinámica del descen-
tramiento, ilumina con detalles la riqueza de la realidad,
pero no descuida la existencia del emisor, cuyas condicio-
nes actuales obligan a reconocer la multiplicidad de los
centros . Paradójico que el centro construya la ilusión de su
inexistencia, pero también paradójico que a un arquitecto
latinoamericano le sugieran la idea de que es distinto, cuan-
do sus desvelos fuE;ron provocados por un profundo deseo
de parecerse o pertenecer al centro . Aceptar esa condi-
ción entrópica de la cultura propone un dis<;::urso crítico que
elude la construcción de nuevos paradigmas, de nuevas
unidades, también de identidades nacionales, regionales
Ensa yos criticas sobre la arqu itec tura venezolana Debat e y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

o generacionales. En primera instancia , aceptamos hablar riza a la vida de las ciudades latinoamericanas y aquellas
de arquitectura latinoamericana para iniciar la tarea de vanguardias arquitectónicas que prefiguraron las formas de
dispersarla. una sociedad moderna, vieron diluirse su "cadena de mon-
taje" entre un mundo heterogéneo de múltiples expresiones.
Cuando el continente adoptó los lenguajes y nociones del
movimiento moderno, comienzan a distinguirse con mayor La crisis manifiesta en los grandes sistemas de pensamien-
nitidez las diferencias que no sólo se producen por los ras- to, de las grandes opciones contemporáneas , han deses-
gos particulares de la geografía, sino porque cada grupo, tabilizado el sistema de las referencias: hoy sería inútil pen-
en cada país, tuvo una manera particular de pensar e in- sar en formulaciones continentales de cómo debería ser la
terpretar aquella arquitectura y todas las manifestaciones arquitectura, como tampoco este intento se puede apli-
formales de la modernidad. El modernismo exaltado que car en un solo país. Si el debilitamiento (o el derrumbe) de
alentaba a los promotores de la Semana del Arte Moderno las hegemonías culturales destaca la producción de regio-
del 22 en San Pablo, BrasiL estaba lejos del ambiente sose- nes "bárbaras" como las de nuestro continente , no es por
gado de la oligarquía promotora de la modernidad argen- ello que hoy comiencen a ser realizadas. Borges o Gorda
tina . Por otra parte, México iniciaba sus incursiones por el Márquez, Tarsila de Amoral o Botero, Barragán o Clorindo
camino de un arte de la necesidad que acompañara el Testa relizaron su obra cuando el proyecto moderno goza-
proceso revolucionario, como expresara uno de sus más ba de excelente salud . Quizá nos adelantemos en arries-
conspicuos representantes, Juan Legarreta, mientras que gar que la disolución de esta cultura hegemónica ha deja-
en Venezuela el positivismo que impregnaba el régimen de do a los latinoamericanos en estado de indefensión y, de
Juan Vicente Gómez era permisivo de una modernidad in- esta manera , la ausencia de sólidas referencias que pro-
terpretada de modo diferente por cualquiera de los para- porcionaba el mundo desarrollado busca hoy una nueva
digmas, según europeos o norteamericanos. forma de sometimiento alternativo.

Todos estos procesos inaugurados en las décadas de los Hablar de una arquitectura apropiada parece un ana-
años 20 y 30 han dado como resultado suficiente variabili- cronismo, un modernismo, frente a la práctica de libertad
dad formal y tipológica para presentarse como puntos de como modo superior de las hegemonías . Ser libre es no
partida adecuados que evitan la generalización apresura- acatar los estatutos que obligan a mirar hacia los mode-
da en la lectura de la arquitectura contemporánea de nues- los metropolitanos, pero tampoco necesariamente aca-
tro continente. tar las razones del lugar. El riesgo de la libertad es precisa-
mente transgredir códigos , escapar inclusive a toda for-
Parafraseando a Octavio Paz podríamos adelantar que la
ma de generalización . La diferencia es intrínseca , no lo es
modernidad en el continente se anticipó a los aconteci-
respecto a los demás. La distancia que separa es condi-
mientos que la explican. En nuestras metrópolis la homoge-
ción igualitaria . Pareciera ser que se están buscando cer-
neización y la indiferencia , el b/asée de la tipología
tezas: certezas de una continentalidad cuya fragilidad es
simmeliana está atravesado por un complejo tejido de re-
ya historia; certezas de una nacionalidad y certezas de
ferencias campesinas, mágico-religiosas, oligárquico-gana-
paradigmas, de nuevos maestros a los cuales hacer refe-
deras, inmigrantes de todas las latitudes, aristocrático-co-
rencia frente a la orfandad.
loniales, etcétera, que dan lugar a respuestas nada indife-
rentes. La multitud, lejos de homogeneizarse, se identifica De esta manera, el continente latinoamericano se presenta
en cada acto con inesperada imaginación, el aparatico evasivo, como si poseyera una máquina de confusiones que
de Julio Garmendia : "Capacidad especial para adaptar- la preserva de cualquier generalización, pero un continente
se incontinenti a las condiciones de existencia, al medio en donde un acontecimiento que surge entre los pliegues de
ambiente y a la realidad circundante" sólo serviría de pisa- su trama cultural o para otros, de la espesura de la selva, to-
papeles. Esta resistencia es, creemos, un ra sgo que caracte- davía despierta entusiasmos y optimismos.
Debate y disquisiciones sobre el onón y el cambur

MÁS FRAMPTON
Juan Pedro Posani, 10 de agosto de 1991

Hace unos días, oyendo hablar a Kenneth Framp ton , el crí-


tico e historiador ingl és de la canbbean hui -la cabaña
caribeña- comparaba lo que él iba diciendo acerca de
ese símbolo arquitectónico con lo que acababa de ver y
oír en otro viaje a Canaima. En una isla del río Corroo, unas
estructuras para recepción de turistas, de palos desnudos,
techumbre de zinc y piso de arena, repre sentaban muy bien
la imagen de lo que se llama un caney que, al fin y al cabo ,
es una cabaña caribeña.

Debajo de la extensa estructura, dos o tres locales aisla-


dos, cerrados con paredes de bahareque, para depósito
y almacenamiento. La ceremonia de la comida, cocina -
da en una parrilla bajo techo , de fuego vivo y alegre, re -
cordaba fielmente la presencia del fire place citado por
Gottfried Semper en el siglo pasado y desenterrado del
olvido histórico por Frampton , en el nombre de la catego-
ría de lo tectónico.

Un caney, un tinglado, un bohío. una cabaña caribeña o.


si a eso vamos, una churuata o un shabono y, desde luego,
cualquier casa campesina de la costa , no son cosas tan
extraordinarias para que tengan que suscitar ningún asom-
bro, aun si refrendadas por el resplandor cultural que con
toda legitimidad produce el dúo Semper-Frampton .

Pero resulta que la imagen de la cabaña, caney, bohío o


casa campesina , tenía en mi mente una particular resonan-
cia , no tanto por la eficacia de su cercanía como experien-
cia, sino por la combinación con otro recuerdo paralelo.

Sentados en la playa de la laguna de Canaima , todavía


con los sentidos tensos por la visita al Auyantepui y por su
presencia de una monumentalidad espectacular, el visitan-
te ilustre a quien acompañaba, el psicosociólogo italiano
lvano Spano, me contaba de su casa en el norte veneciano.
De sus palabras surgía otra imagen muy real: la de una casa
campesina europea del siglo XVI, restaurada cuidadosa-
mente y convertida en residencia y estudio del professore.

La intensidad de la descripción, el uso de los adjetivos, lo


prolijo de la enumeración de los espacios, la precisión con
Ensayos críticos sobre lo arquitectura venezola no Debate y disquisiciones sobre el anón y e l cam bur

que iba recordando los detalles más pequeños, hacían re- El propósito, para volver a Frampton y a Semper, de señalar
saltar el peso definitivo que esa casa , en cuya remodelación la cartbbean hut como paradigma de una determinada
él mismo había participado trabajando manualmente, te- manera de entender la arquitectura, puede ser el de de-
nía en su vida afectiva y en su trabajo intelectual. volverle piso firme al diseño. Estipulando la importancia del
origen antropológico de la casa, se intenta equilibrar la
El contraste no podía haber sido más evidente, por un lado
balanza de la arquitectura actuaL enferma de excesos frí-
una estructura abierta, provisional, incidentaL el mínimo in-
volos, de teorías excéntricas y decadentes, de cinismo he-
dispensable para dar cobijo en un clima donde el peor in-
donista y de indigestión de kitsch historicista .
conveniente es el mosquito o la lluvia torrencial.
Pero, por amor de Dios, no hagamos otras teorías excesiva-
Hoy aquí. mañana allá. La vida es posarse en la tierra mo-
mente rígidas . Los herederos de la churuata y del caney,
mentáneamente y no construir eternidades. Una hoja de
añoran a veces los castillos y las catacumbas. Y a los here-
cambur sustituye al paraguas. Los materiales de construc-
deros de las casas eternas, maternales y perentorias, con
ción son los mismos que se hallan al alcance de la mano o
alguna frecuencia se les antoja el construir liviano, provisio-
del machete. El monte, la vegetación, los animales y el tiem-
nal o perecedero.
po forman un mundo continuo que no reclama más per-
manencia que la suya propia . La alternancia anual entre Los deseos de imagen y su significado estructurado en el
épocas de verano y períodos de lluvias, no es suficiente para recuerdo se entrecruzan y se fecundan en la memoria. Se
exigir cambios drásticos en los reductos artificiales que fa- invierten, procurando saltos imprevistos e imprevisibles, y
brican los hombres. aparentemente sin excusas, fuera del fenómeno de la
aculturación o más simplemente de la permanencia de los
Por el otro lado, una estructura sólida, cerrada , permanen-
hábitos.
te y definitiva. Construida con los materiales más sólidos y
pesados para durar para siempre. Sus muros, de espesor Agreguemos el impacto de la variedad de climas y de geo-
asombroso, enmarcan espacios donde se vive continua- logía en la misma región , en el mismo trópico. El resultado
mente. En siglos se mide la duración de esos arcos y esas será siempre, por suerte, más variado de lo que cabría es-
bóvedas, de esos sillares austeros, de esa mampostería real- perar a la luz fría de la razón.
mente "puesta con las manos" por unos trabajadores sa-
Es interesante notar cómo las vueltas y revueltas de la histo-
--Gios, callados y orgullosos de su maestría .
ria, conducen a revisiones y contrarrevisiones insospecha-
Dos resultados físicos obvia y diametralmente opuestos. Y das. Recuerdo aquí un artículo de Manuel López, de 1979,
cada uno de ellos respondiendo con autenticidad a sus intitulado "Sobre la arquitectura nacional científica y de ma-
propias condiciones. Las diferencias destacan algunas prio- sas" publicado en ese buen ejemplo de epilepsia editorial
ridades históricas, separan actitudes y hábitos milenarios, que es la revista Punto.
privilegian formas diferentes y profundamente enraizadas
En la fecha de su aparición, su línea ideológica nos pare-
de sentir el ambiente y de reaccionar con él o contra él;
cía resumir lo más avanzado y progresista del momento .
suscitan, en resumen, distintos perfiles de la relación hom-
Luego, los acontecimientos mundiales y la evolución del
bre-espacio construido.
pensamiento fueron mellando el filo de la argumentación
No cabe ya ninguna preferencia ni etnocentrismo. Más per- principal y enterrando bajo nuevas y viejas evidencias el
tinente y actual es, en cambio, destacar la oportunidad de cuerpo demostrativo del artículo. Llegó el momento en que
volver a encontrar el cariz de ese contacto con lo auténti- probablemente ni siquiera su autor querría recordar aque-
co, lugar por lugar, sitio por sitio, que han conseguido , para llas tesis belicosas. Y hoy llega Frampton con su caribbean
citar algunos de los casos más evidentes, algunos arquitec- huty su Semper a cuestas , y uno vuelve a ubicar unas par-
. 1tos australianos, muchos finlandeses, suecos y daneses, y tes de ese artículo olvidado y olvidable: los párrafos en los
unos españoles y mexicanos. cuales en el nombre de la "arquitectura nacional", Manuel
Ensayos críticos sobre lo arquitectura venezolana De bate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

López arremetía contra las referencias exclusivas a la arqui- MÁS SOBRE LA DIFERENCIA
Juan Pedro Posoni, 13 de junio de 1992
tectura colonia l y celebrada -en para lelo con ésta- las cua-
lidades de la arqu itectura indígena y africana .

Otra vez las cualidades y virtudes de una tectónica ances- Invitado por la Facu ltad de Arquitectura del Politécnico de
tral: la estru c tura libre, la autenticidad del uso de los mate- Milán, asistió a un Seminario con e l título bastante improba-
riales , la relación armónica con la naturaleza, y e l re speto ble de "confrontación con las áreas permanecidas en los
por el ritmo sociocu ltura l. Como decía, las o tras seccio nes márgenes lingüísticos y tipológicos de los desarrollos y de
del artíc ulo siguen sepultadas bajo los escombros de la dura las contradicciones más recientes de la arquitectura del Oc-
realidad histórica . Pero hoy parece sintomática esta posi- cidente industrializado". Junto con migo participan Domin-
ble reinserc ión, por lo menos de ese fragmento , en la co- go Álvarez de Venezuela , Roberto Fernández y Francisco
rriente de los acontecimientos . Frampton no lo sabe, pero Liemus de Argentina , Sergio Baro ni de Cuba y Sorin Vasilescu
tiene dignos precursores en el país. de Rumania. Por Italia participan Guido Canella , Enrico
En resumidas cuentas, si Frampton no ocu lta su escaso e n- Bordogna y Antonio Acuto , es decir, el equipo de la Revista
tusiasmo por las formas más decadentes del posmodernis- lodiac. Extraña conjun c ión de in tereses y problemas cu ltu-
mo arquitectónico ("la presente tenden c ia hacia la ausen- rales , alrededor de un tema que pretende insistir, con toda
cia de co ntenido"), tampoco hay que deducir de e ll o la razón de su actualidad, sobre la rela c ión entre las regio-
protervas intenciones de regresar al pasado próximo de un nes central es y las periferias, obviam ente desde la perspec-
obtuso racionalismo-funcionalismo del cua l, como ta l, nun- tiva de la arquitectura.
ca ha sido uno de sus defensores. Desfilan ante los ojos de los profesores y estudia ntes italia-
Colin Rowe , en su introducción a su libro sobre Stirling , po- nos panoramas y obras desconocidas para e llos. Desde la
drá ironizar sobre e l juicio positivo q ue acerca de la obra pampa hasta los llanos, desde Buenos Aires hasta Caracas,
de los Smithsons emite Frampton. Pero, en mi opin ió n, pien- se abre una vasta perspectiva que golpea fuertemente ,
so que es justamente ese pasado militante lo que a hora le con su novedad y ca lidad, la inte lig enc ia y los sentimientos
permite al crítico inglés observar co n mayor serenidad lo especia lm ente de los más jóvenes y menos informados .
que está aconteciendo en el panorama arquitectónico in- Ciertamente, para el ritm o constructivo italiano, violento y
ternac ional. tremendamente confuso pero realmente de muy poca no-
Las intervenciones de Frampton fu eron un llamado al senti- bleza realizada, con una enorm e población de arquitec tos
do común y a la cordura, a la compren sión de lo que es (sólo e l Po litécnico de Milán tiene más de 20.000 estudiantes
auténtico y real , y al trabajo partiendo de esas bases. Nues- de Arquitectura), acostumbrados más al dibujo de proyec-
tros ímpetus tropicales p robablemente hubieran preferido tos que a la visión y a la experiencia de lo construido, perci-
ver correr la sangre. bir el valor y e l significado de la obra de Jesús Tenreiro, Car-
los Gómez de Liare na, Jimmy Alcock, Jorge Rigamonti, Osear
Tendrán que esperar la próxi ma oportunidad. Tenreiro, Gorka Dorronsoro y naturalmente Fruto Vivas y C. R.
Villanueva, constituye una grata sorpresa.

Más allá del inevitable exotismo, llama la atención de nues-


tros anfitriones la inte nsidad expresiva de una arquitectura
que, por lo menos en el caso venezolano, manifiesta una
gran riqueza de búsquedas, posibilidades de desarrollo, co-
nocimiento e información y entusiasmo para la puesta al día .

Para nosotros, los latinoamericanos, el interés y el respeto con


que se observa el trabajo realizado durante los últimos c ua-
Ensayos crític os sobre la arquite ctura venezolana Debate y d isquisic io nes sobre el a nó n y e l cambur

tro años, nos llena de un orgullo que únicamente por no caer La segunda idea alrededor de la cual el debate se intensi-
en lo cursi, no llamaré legítimo. fica y permite alcanzar fácilmente acuerdos con los de-
más amigos latinoamericanos e italianos es la de las dife-
Como en el fondo se había previsto, y lo digo sin falsa mo-
rencias que caracterizan inevitablemente una región tan
destia, dos conceptos flotan a la superficie de las exposi-
extensa y heterogénea como la América Latina . Puede
ciones y de las discusiones finales , y permanecen en nues-
parecer contradictoria con la idea precedente, la cual a
tras mentes y en las de los oyentes. El primero se asienta
primera vista puede parecer incitar excesivamente a la
alrededor de la necesidad de respaldar con mayor firme-
moderación y a la uniformidad. En realidad es precisamen-
za y hondura, diría que filosóficas, el trabajo de diseño que
te en el resalte, el aprovechamiento y en la explotación de
se realiza en Venezuela.
estas diferencias donde debería fraguar una nueva arqui-
Cuando se disfruta de la ventaja -y de obligación- de resu- tectura latinoamericana, desprendida de la imitac ión y del
mir lo esencial de procesos de años frente a una curiosidad desespero por parecerse obligatoriamente a la de los gran-
despierta y ajena, junto con la amplitud de la gama de in- des centros culturales del mundo, así como de los resabios
vestigaciones formales y tipológicas que llevan a cabo los del tradicionalismo reaccionario .
arquitectos venezolanos, queda en evidente resalte la rela-
Éste es el tema que produce más discusión y a la vez ilumi-
tiva ausencia de una seria reflexión que la acompañe y la
na mejor las tareas del diseño de América Latina .
sostenga, demostrando, hasta donde sea posible, la validez
de las intenciones, demarcando la ruta de experiencias que
deberían disfrutar de una mayor hilación interna.

Ya está demostrada ampliamente la capacidad de los ar-


quitectos venezolanos de asumir con toda facilidad casi
toda clase de retos y de riesgos, bien sea en el ámbito de
la invención imaginativa como en el de la dimensión cuan-
titativa o constructiva . Lo que falta ahora, bajo la necesa-
. ria presión de los cambios contemporáneos, es definir con
mayor precisión intelectual -y esto quiere decir pensa, dis-
cutir y escribir- el proyecto que está debajo del proyecto:
la utopía de un diseño a la cual, de alguna manera, se pre-
tende que se adecúe y responda lo que se imagina en tér-
minos de arquitectura.

En otras palabras: menos sentimiento y más reflexión. Me-


nos improvisación momentánea de caso por caso y más
secuencias pacientes de investigación.

Dicho también de otra manera y tal vez con mayor preci-


sión y menor contenido polémico: no es necesario amorti-
guar o castigar la "inspiración" (recuerdo aquí unas cartas
recientes del profesor Gonzalo) . Lo que es preciso es ratifi-
carla y aun potenciarla, pero acompañándola con el es-
fuerzo metódico de una reflexión teórica y explicativa que
dé continuidad y relación .

En suma: ¿Para qué queremos hacer arquitectura?


Debate y disquisiciones sobre e! anón y e! ca mbur

TEORÍA Y PRÁCTICA DEL ANÓN


Juan f?edro Posani, 17 de octubre de 1992

Por unas razones misteriosas y en el fondo inexplicables no


probé la fruta llamada anón hasta que pasé de los 50 años.
Pero a partir de ese momento, me volví adicto a ella y se-
guidamente me prometí a mí mismo reparar mi error invo-
luntari'o, difundiendo, en la medida de mis modestas posi-
bilidades, mós que las bondades extraordinarias de seme-
jante regalo. d~ la naturaleza, el valor alegórico de su ex-
travagante autenticidad.

La mayoría de ustedes seguramente conoce esta fruta . Sin


embargo me atrevo a describirla porque de su reseña de-
tallada, pueden surgir advertencias tal vez insospechadas.
·,
Pertenece el anón a esa familia de las anonáceas que
incluye, según dicen los manuales de botánica, otras fru-
tas tropicales semejantes. Nace en las ramas enjutas de
un arbusto bien modesto ; sin grandes aspavientos ni exhi-
bición de hojas frondosas o especialmente llamativas, cosa
que ya de por sí es significativa a los efectos de lo que
pretendo señalar.

Su aspecto exterior
.. recuerda vagamente el de una peque-
ña piña cuya estructura está constituida por pequeñas pi-
rámides o escamas de base hexagonal, pentagonal o
romboidal , que se conectan entre sí, formando una pared
relativamente frágil. Estas protuberancias macizas y menu-
das, tienden .a un color verde tierno y claro en los resquicios
que las separan, para volverse más oscuras, casi un negro
azulado, en su ápice o superficie. Al tacto, la resistencia de
tan extraña corteza es viable según la fruta adquiere sazón
y, cuando ésta ya está madura, puede hundirse fácilmen-
te con el dedo revelando una pulpa que se anuncia con
un aroma delicioso e inconfundible.

Las protuberancias, fragmentándose en partes curiosamen-


te geométricas, me recuerdan ese magnífico pescado del
mar Caribe llamado "Torito", de consumición frecuente en
el oriente del país, a cuya cómica efigie taurina correspon-
de un exoesqueleto rígido de paredes compuestas tam-
bién por conformaciones poligonales.
Ensayos c riticas sobre la arquitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

Extrañas relaciones y correspondencias biomorfológicas do la regularidad geométrica de su e structura exterior y del


que probablemente más que en la realidad están situadas tierno interior que se arracima alrededor de su eje rígido . Y
en la imaginación de uno, en esa otra realidad deformada hasta el oído ha intervenido tomando nota del suave ra s-
y personalísima que es la memoria . Y es ésta, sin duda, la gado que produce la cucharilla al recuperar el contenido
que se despierta al evocar -como acabo de hacerlo- el dulce, raspando delicadamente las paredes internas de la
perfume del anón. Tal como ocurre con la música, el perfu- concha o del alegre rebote de las duras y negras semillitas
me -recientemente se ha escrito mucho, demasiado, so- en el plato o, inevitablemente, en el piso.
bre ello- se tiñe de manera indeleble con momentos de la
Las anonáceas son , como con toda razón dice el Larousse,
existencia. Así que no insistiré más sobre la extraordinaria,
"una de las frutas más exquisitas". Pero es la relación estre-
finísima cualidad del perfume que emite esta fruta incom-
chísima y continua entre todos los sentidos en la operación
parable y procederé a destacar la conformación de su mé-
casi ritual de com~rse un anón, que se revela el profundo
dula interna . Ésta está conformada por un cono rígido que
significado de un descubrimiento de diferencias, que en
parte de la base interior de la pequeña fruta y a partir del
ellas se fundamente y que de ellas extrae su posible origi-
cual se articula delicadamente una corona de semillas
nalidad . Porque, para mí. todo el sentido del análisis frutal
envueltas en una pulpa blanquísima; cada una de ellas co-
(y tal vez fructífero)que precede no atiende, finalmente,
locada simétricamente en un estuche aterciopelado de
sino a esto -y lo digo con toda la intención de la exagera-
consistencia variable , casi líquido en el exterior más próxi-
ción polémica- del desbalance que produce reflexión : el
mo a las paredes de la concha , y firme y consistente cerca
que come anón no puede hacer arquitectura como quien
de las semillas. A éstas, limpias, duras, negras, pulidas y bri-
come peras o nueces. Así de sencillo.
llantes, hay que separarlas, una por una, con lengua y dien-
tes, y expulsarlas lejos, nítidas y sólidas como un pequeño Hace una semana, José Ignacio Cabrujas, refiriéndose a
proyectil. Queda entonces el sabor insoslayable , dulce, otra especie, el mapuey, pero consignando un interés idén-
perfumado, distinto e incontroversible de la escasa masa tico en estas conmemoraciones quintocentenarias, decía
que las envolvía, regalo del mínimo y agradable trabajo lo siguiente :
de desentrañamiento del racimo de semillas. "El mapuey no es... sino un acontecimiento de la tierra , una
En todo este procedimiento que supone el convertir la pul- dejadez perezosa de la naturaleza, remitida , en todo caso,
pa de la fruta del anón en parte de uno, en materia orgá- a categorías como la prodigalidad o la exuberancia, pala-
nica de uno, en ese milagroso proceso de apropiación bras emblemáticas de la expresión americana . El mapuey
química del mundo que es el comer, han intervenido to- es una autenticidad barroca y por lo tanto abandonada al
dos los sentidos, aunque, como es usual. no estemos cons- ojo, al acto de mirar sin recibir otra respue sta que no sea la
cientes de ello. del parecido".

El tacto ha tenido su participación en sopesar y abrir la fru- Me parece dhora evidente. Por más teorías que hagamos,
ta, en medir su resistencia y variable con los dedos y con la por más fino que sea nuestro pensamiento crítico , no po-
lengua, en la operación de separación de l'as semillas de demos superar esta simple verdad: si la arquitectura que
su estuche pulposo, y ha confrontado el cambio desde la hacemos quiere responder a las contingencias que defi-
dureza de las semillas hasta la resistencia elástica de la nen este punto vital que llamamos Venezuela , en el cual se
médula comestible . El gusto ha tenido su centro en el con- conjugan una geografía y una historia determinadas -y no
tacto con el sabor maravilloso que constituye el valor su- otras- si queremos que en ella resuene como en una cam-
premo del anón. El olfato ha disfrutado de su aroma deli- pana, un timbre y un sonido determinados, será gracias a
cado y penetrante . La vista ha percibido la conformación un proceso orgánico de asimilación interior, sutil pero pro-
apiñada, los matices del color verdinegro de su exterior, en fundo como el sabor del anón, metabolizado por todos los
contraste con la blancura sedosa del interior y ha aprecia- sentidos, al e sc uc ha atenta del ritmo inc ontrolable de la
Ensayos críticos sobre lo arquitec tura venezolana Debate y disquisiciones sobre e l anón y el ca mbur

vida, y no por procedimiento abstracto y mecánico de


Soto, 14 de abril de 1993
acatamiento de decálogos ni de búsquedas voluntarias y
racionales de objetivos y metas planificadas.

Lo que puede y debe decirse es que la autenticidad, la n •1rrnnc1tamos frente a una frutería, no dejamos de
identidad verdadera, la individual , que es también medi- excitante sensación de un trópico que se revela ,
da de la colectiva, puede surgir espontáneamente de las
propiedades de un anón, de su asimilación y de su trans-
formación en otra cosa maravillosa, de espacio y de cons-
trucciones, y no por cierto de un programa establecido ios sumergidos en las profundida-
con anterioridad ni de una acción definida según pará- 1, de la raza que en infausta aven-
metros previos. s semillas, de la aldea glo-
las masas conti-
Sirva un ejemplo de prueba. Alvar Aalto ,hizo una estupen-
instantáneo vuelo
da arquitectura que es indiscutiblemente finlandesa -de esa
el tacto llega al
Finlandia de lagos, piedras, inviernos y pinos- sin haberse
del estremecimiento, cuando 1
sentado jamás a su mesa de dibujo con una concepción
boca provocando diferentes
preconcebida de hacer arquitectura finlandesa.
/ El maravillo~~spectáculo que ofrece
Puede que toda esta referencia emblemática al anón pa- versal es percibida por to.d os nuestros se 1
rezca demasiado naturalista y gastronómica. Más de uno histórica, el conocimient~~ evocación y la
realizará su posible interpretación en clave organicista, por fortuna es posible experi
animista, espontaneísta o sensualista y hasta deplorará su esta ciudad, hasta en seminó
postura aparentemente focalista y antiintelectual {¡ajó! Sólo
aparentemente, lo aseguro). parece haber ,, pertenecido desde ·~·empre a la
Pero, suponiendo éxito en la acción de proyectar e imagi- lugar, al clima, C!unque muchas de ell s han
\

nar, la racionalidad vendrá después y permitirá {con sere- nos y continentes para asentarse definit ivamente,
\

na disposición intelectual) ordenar, medir, recortar, corregir rándose de modo inseparable a estas ti'erras que 1
y justificar, comprender y avanzar. Pero hoy no me cabe la cibido ge~rosamente en su seno y las ha alimenta
menor duda, tenemos que volver a comenzar por el anón. sus virginales, nutrientes. Todo parece tener perte
identidad .
No sé si me entienden .
Excitantes espectáculos que descuida la cotidianid
tropolitana, aquella que hace perder la o
sumergirnos al conocimientoc,del mundo a través
placer de los sentidos. Una aprpximación más
ese reservorio de información,\despeja y agru
dades frutales . Designarlas c ~ mo el co
germinadores de anonáceas \ bromeliáceas
anacardiáceas, int{oduce a un \campo del so
co, como llamarlas.guanábanaJ, piñas, naranj
sumerge en el campo de empal9 gosos jugos d
mentarse y hacer vibrar las papilqs gustativas.

'\
l
1
Ensayos c ríticos sobre la arquitectura venezolano Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

También es posible establecer analogías enriquecedoras, Si bien Alexander von Humboldt afirmaba que las culturas
como la arquitectura de quien come anón con la fruición precolombinas conocían del placer de este fruto cuyo ori-
que desc ribía Juan Pedro Posani, que en comunión vital gen americano nadie ponía en duda , investigadores ac-
entre las múltiples determinaciones del lugar, metaboliza tuales sostienen que procede de las selvas tropicales de la
en ideas que han surgido de lo más profundo y sensibÍe de Malasia y los hindúes ya registraban en sus libros sagrados
la experiencia vital, desde ya ajenas a la fuerza .del acto en el año 600 antes de la era cristiana con el nombre de
volitivo de ser original. Si los diseñadores transitan por el te- ariena, según lo describía Plinio el Viejo. Pero rastrear su pro-
rritorio de la duda, la apasionada metáfora frutal de Posani cedencia originaria no es tan relevante como destacar su
es, no sólo poética sino que oportuna . (Juan Pedro Posani pertenencia inseparable al continente que nos alberga y a
escribió un sugestivo artículo en el periódico Econom/a-Hoy, la cultura tropical que nos alimenta, también de ideas. El
Caracas, marzo de 1993. Fue una invitación al diálogo frutal cambur o banana confirma trágicamente su pertenencia
acerca de la creatividad latinoamericana) . caribe por las desventuras de las llamadas no casualmente
«repúblicas bananeras», cuyos pueblos han sufrido por la
La riqueza referencial -además de gustativa- de los fru-
explotación de tan apreciado producto de exportación .
tos, sugiere también posibilidades de reflexión dentro del
Es un producto tan noble y humilde que crece en cualquier
territorio del diseño industrial que es un saber, paradójica-
parte de nuestra geografía y discreto al extremo que no
mente desconocido: prestemos atención a la acción ruti-
sólo es fruto sino que también es flor. Sus hojas han protegi-
naria de sostener con una mano un fruto , desgajar su con-
do maternalmente a nuestras culturas primigenias y tam-
cha con la otra hasta descubrir su pulpa y abriendo dis-
bién con ellas hoy se envuelven maternales hallacas, plato
cretamente la boca damos un primer mordisco sin que se
navideño típico de estas coordenadas geográficas .
produzcan derramamientos de jugos, estremecimientos
dentales, asperezas labiales ni contracciones papilares. Dis- El cambur es exportable, viene naturalmente encapsulado
frutamos el suave dulzor del fruto amarillo, carnoso , de con- y amarrado, es como un perro caliente o hot dog, es decir,
sistencia pastosa , sin la presencia de sorpresivas durezas tiene un diámetro apropiado para llevárselo a la boca sin
de semilla alguna; una deliciosa fragancia envuelve el dificultad , no requiere de cubiertos, vajilla y se emplea una
paladar, evocando suavidades y mansedumbres; un bo- sola mano para comerlo, mientras que con la otra pode-
cado tras otro, con la ayuda de la misma mano que sos- mos hojear un periódico. Su ligera curvatura impide que
tenía el fruto al desnudar su corteza protectora, hasta que ruede descontroladamente sobre las mesas inevitablemen-
completamos su deglución. te desbalanceadas, no ensucia ni chorrea y no produce
excitaciones incontenibles, es un excelente alimento y muy
Esta operación no ha necesitado de vajilla ni cubiertos, tam-
económico, es tan corriente que pasa inadvertido. En sín-
poco quedamos embebidos de ningún zumo pegajoso, ni
tesis, podemos extraer del cambur exquisitos lic ores y ese n-
siquiera hemos tenido que expulsar entre dientes y lengua
cias, pero también una lección acerca del dise ño industrial
las semillas. Nos hemos alimentado y nuestros sentidos se
en el trópico que requiere de nobles cotidianidades más
han llenado de sensaciones locales y cotidianas. Sólo nos
que orgullosas excepciones .
queda por botar su envoltorio, a falta de mayor imagina-
ción en el uso de esa corteza, protegida exteriormente por
un barniz natural que mantiene limpias nuestras manos,
aunque es necesario recordar que la corteza debe mante-
nerse al re sguardo de cualquier pisada y también no reco-
mendar su consumo en forma de cigarrillo . De este prodi-
gioso fruto, la experiencia comestible es inigualable. En efec-
to, nos hemos comido un cambur.
Deba te y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

MANGOS Y PERAS PARA CARTOGRAFIAR LA


CANTATA
Juan Pedro Posani, 2 de septiembre de 1993

Puede que a muchos de los lectores el tema de la identi-


dad les resulte ya algo aburrido. Años de discusiones inter-
mitentes, pero un tanto repetitivas , han convertido este
tema en un lugar común que muy a menudo presenta el
escaso interés que suelen revestir las cosas muy manosea-
das y obvias.

En todo caso , se me ocurre que no es totalmente inútil vol-


ver a insistir sobre ciertos aspectos del asunto de la identi-
dad por dos razones de fondo y una de circunstancia.

Las dos de fondo son: una , mientras el mundo siga funcio-


nando con las relaciones de centro y periferia, de grandes
centros dominantes en lo cultural, en lo productivo, en lo
económico y en lo tecnológico, rodeados por una gran pe-
riferia que intenta alcanzarlos y/o imitarlos, va a ser imposi-
ble que el tema de quiénes somos y de lo que queremos se
apegue en nuestras conciencias; dos, mientras permanez-
ca nuestra mezcla plural-y estoy hablando en especial de
América Latina, un continente inventado por Occidente- ,
sumada a la relativa juventud de nuestras instituciones so-
ciales, va a ser muy difícil que podamos comportarnos
como , por ejemplo, un francés que nunca se pregunta
quién es y que simplemente es un francés.

Esto por el lado de las razones de fondo. Ahora la razón


circunstancial: en estas mismas semanas, dos manifestacio-
nes interesantísimas y de muy alto nivel han divulgado su
contenido con alegatos, referidos a la identidad, totalmente
opuestos: la exposición de arte latinoamericano del Macao,
en La Rinconada, cuyo título es Cartografías, y el estreno
en el Centro Cultural Consolidado de la cantata "Música
para los Espacios Cálidos" , de Juan Carlos Núñez. No voy a
referirme , sin embargo, específicamente, a los componen-
tes visuales y sonoros en sí, que como ingredientes esencia-
les de las dos manifestaciones culturales en definitiva es lo
que cuenta desde el punto de vista de la calidad .

De paso, en relación con la cantata de Núñez, es difícil -si


no imposible- emitir algún juicio. En realidad, tal como fue
Ensayos críticos sobre la arquitectura venezolana De ba te y disquisic io nes sobre el a nón y el ca mbur

presentado su material sonoro el domingo pasado, luego artistas representen a nacionalidades, sino a sí mismos, a
de un interminable monólogo excesivamente "pobrista" del sus propias ideas, a sus imaginarios y a sus deseos. Mesquita
poeta colombiano Jaime Jaramillo Escobar, para el públi- se pregunta, en tal sentido, ¿por qué importa en la actuali-
co fue casi imposible entender nada , pues, dado el nivel dad la nacionalidad de un artista y no la de un científico?
de decibeles en que fue "emitida" , lo que se produjo en el ¿Hay un arte venezolano? Y si lo hay, ¿hay unas matemáti-
escucha fue únicamente una angustiosa sensación de des- cas venezolanas?
medido y estridente ruido, sin mucho sentido ni referencias
Afirma Mesquita: "Lo que menos quiero escuchar con esta
mediante las cuales establecer un puente de simpatía y
exposición es que esto es arte latinoamericano . Quiero que
comprensión.
se hable de arte contemporáneo. De otra manera existe el
En cuando a Cartografías, es más fácil expresar la enorme riesgo de consolidar una imagen de lo latinoamericano,
decepción que produce. Pocas veces se le hace a uno algo que le interesa a los demás. De algún modo, cuando
tan claro el panorama de vacío y de valores falsos e inven- se habla de arte latinoamericano se nos está ubicando en
tados artificialmente que domina el mercado artístico in- un espacio específico. Nos identifican y así nos dicen dón-
ternacional . Con mayor o menor claque editorial y perio- de vivimos y en dónde podemos ejercer nuestros derechos.
dística, de arriba o de abajo, de la derecha o de la izquier- Es algo muy autoritario, muy fascista".
da, lo que prevalece en la exposición es una ausencia
Y concluye el comentario de la siguiente manera : "Por ello
asombrosa de ideas, acompañada, por supuesto, de una
los artistas que escogió para la exposición, que pretende
discreta abundancia de talento mal empleado por estos
ser tan itinerante como nuestra frágil identidad . A su enten-
latinoamericanos, quienes, con demasiada evidencia, es-
der, no poseemos ningún tipo de estabilidad. ¿Entonces por
tán mirando con un ojo al mercado de su país y con el otro
qué buscarla en el arte?".
al mercado de Nueva York.
Por otra parte, Juan Carlos Núñez, en la entrevista que le
Más que a la exposición y a la cantata, conviene entonces
hace Hugo Colmenares en El Nacional, dice lo siguiente:
remitirse , para el tópico que quisiéramos comentar, a las
"No soy un compositor de la música culta o de la gran mú-
fundamentaciones teóricas que aparecen como telón de
sica. Voy integrando. Creo que mi música no la podría ha-
fondo de los dos acontecimientos.
cer en otro lugar del mundo. Estoy aquí en Venezuela , por-
Y esto porque son especialmente interesantes los apoyos que este universo es el único que conozco ... Trato de dife-
textuales, las declaraciones de lvo Mesquita , el curador renciarme de otros compositores y escuelas latinoamerica-
brasilero de la exposición; de A. Otero; y del propio Juan nas, peligrosamente universalistas. De lo que sí estoy seguro
Carlos Núñez, autor de la cantata, sobre textos de Vicen- es que existe una cultura del trópico y eso, como creado-
te Gerbasi. Las citaré en sus partes esenciales, tal como res de nuestra generación, estamos obligados a retener,
aparecieron en los periódicos de la capital , y los lectores plasmar y promover .. . Lo básico en la cantata y en el
podrán apreciar en toda su claridad su colocación , dia- poemario es lo resplandeciente del trópico y debemos re-
metralmente opuesta, en lo que concierne al tema de la saltar esa autonomía de la naturaleza que no se deja mol-
identidad. dear por el peso de la cultura occidental. .. Para mí el tema
no es un motivo . No podría escribir sobre la montaña, el
lvo Mesquita: "Cuando me propusieron realizar esta expo-
pájaro. Son elementos muy limitados. La poesía y la música
sición pensé que sería bueno un proyecto que desterrito-
siempre han viajado , aunque las magnitudes se separan.
rializase los estereotipos que se tiene en la audiencia norte-
Hay factores composicionales traducidos y presentes en la
americana del arte latinoamericano".
música que quieren hablar del trópico. Esto nos diferencia
Comenta R. Wisotzky, en El Diario de Caracas: "En parte, de las escuelas y discursos europeos, que buscan la música
esta posición se sustenta en que el curador no cree que los por la música ... Mi trabajo en "Música para los Espacios
Ensayos críticos sobre la arquitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

Cálidos" está muy lejos de un postulado nacionalista ... Yo tectura con carácter nacional, con identidad previsible y
pienso que para entender el trópico debemos tener una preformada .
sensibilidad y la palabra no termina de revelar ese misterio.
En primer lugar, porque nadie, absolutamente nadie, sabe
La esencia está en la obra misma, que es la música . El arte
a ciencia cierta cuál es la fórmula que nos identifica como
ancestral nos tiene en contacto con el trópico y no tiene
pueblo. En segundo lugar, porque la identidad no existe
relación con la cultura occidental".
en forma definitiva : ella se hace y se transforma paulati-
¿Qué tenemos entonces? Dos formas opuestas de percibir namente . Si existe como fórmula o como una etiqueta ,
la misión c read ora. De este lado no hay arte nacional ; el corre peligro de muerte por desnutrición y vejez. Y en ter-
arte, cuando lo es, es universal y, por lo tanto , no se le pue- cer lugar, porque la identidad no es sólo un recuerdo , es,
de pedir cédula. sobre todo , una química del presente y del futuro.

De este otro lad o: el arte, cuando lo e s, tiene raíces . Así de Así que el que come mango no lo hace porque se propone
sencillo . Querámoslo o no. tener una determinada reacción afectiva ha cia lo s
atardeceres de Barquisimeto o para que no se le olvide el
Pensando en arquitectura, me atrevería a afirmar que en
olor reseco de los techos de cañabrava . O puede que sí,
este campo -pero tambi én en tod os los demás, y seg ura-
también. Pero de todos modos, uno come mangos y no
mente en pintura y música-lo que no puede dar fruto s du-
peras. O vive en una temperatura de 27 grados centígra-
raderos y genuinos es la invención de formas artísticas pro-
dos o no de menos 1O. O lee a Borges y Paz con más fre-
gramadas, como si al arte se le pudieran poner tareas : un
cuencia que a los premios Nobel. Algo deberá transmitirse
arte nacional; la búsqueda de la identidad; la expresión de
por genes y neuronas. Experiencias e imágenes diferentes,
lo que somos, etcétera.
deseos d iferentes .
Y me atrevería también a decir, ahora tal vez con mayor
A esto aludo cuando vuelvo a citar -con excesiva co nfian-
pertinencia que cuando lo utilicé en otras ocasiones, así
za en las parábolas, lo admito- esta alegoría gastronómica .
como una perífrasis o un símbolo , un horizonte, aquello de
Me refiero a una arquitectura que no se proyecta como un
que hay que hacer una arquitectura gastronómica .
deber ideológico.
Y quisiera seña lar que esto, que parece una frase en bro-
Pero cuando se realiza , que en ella se pueda reconocer,
ma, posee más contenido de lo que uno puede captar a
casi de manera natural, el origen funcional y la tensión
primera vista . Efectivamente, como reza el dicho corriente,
afectiva. Para decirlo en los términos más simples, aunque
uno es lo que uno come.
uno no se lo proponga, habrá resultados que dan cuenta del
Nos nutrimos y tenemos unos resultados, entre otras cosas, lugar del mundo en el cual se construye.
un cuerpo y un rostro. No podemos establecer con absolu-
Es decir, que quien vive en Australia y está en profundo con-
ta precisión y con seguridad los mecanismos -en lo que ata-
tacto de simpa tía con el inmenso paisaje australiano y con
ña a nutrición- que conducen a algunos resultados en lu-
la cultura de los aborígenes y de los criadores de ovejas, es
gar de otros . Pero e l que come mangos no piensa igual al
difícil que imagine y produzca un espacio semejante al de
que come peras .
quien vive en Grecia y de Grecia aspira todos los días ese
Esto puede no significar nada -es perfectamente líc ito bur- viento de los sig los que baja desde el monte Olimpo hasta
larse de la afirmación anterior-, pero también puede signi- acariciar los capiteles del Partenón .
ficar mucho si nos atenemos a que lo que se quiere indicar
De otra manera uno no reconocería el ámbito estadouni-
con mangos y peras son ideas, experiencias y emociones.
dense, en el cual está inserta la obra de Frank Lloyd Wright,
De tal manera que es factible hacer la siguiente proposi- o lo finlandés de Al var Aalto o lo japonés de Tadao Ando .
c ión: no es deseable ni conveniente programar una arqui-
Ensa yos críti cos sobre la arquitec tura ve ne zolana De b a te y d isquisiciones sobre e l anón y el cambur

No lo buscaron ex profeso, pero se nutren de ciertas ideas, IDENTIDAD Y NO SERÁ LA


de ciertas pasiones, de algunos métodos y de algunos con- ÚLTIMA
flictos . No de otros. Por eso su arquitectura resultó lógica- Posani~2'5 de septiembre de 1993
mente con carácter -digámoslo ahora con comillas de pre-
caución- "nacional" .
orla información periodística el asunto tan men-
Mesquita y Núñez tienen razón - aun cuando, aparentemen-
1 famosa identidad sigue siendo un tema alrede-
te, están en dos esquinas ideológicas opuestas- si se en-
1se constituyen teorías y, sobre todo, se conju-
samblan entre sí algunos de los contenidos que expresan.
Fuentes, el excelente novelista mexi-
El arte es universal en la medida en que es auténtico y es
auténtico en la medida en que nace espontáneamente pues en la pureza cultu-
en un terreno específico del cual se nutre y en el cual pe- na identidad nacional no
netran sus raíces. Y con esto podríamos concluir por el mo- do cada día, por lo
mento, antes de que de la metáfora gastronómica empe-
cemos a saltar a las metáforas agrícolas, agrarias y hasta
agroindustriales.
luego que se trata de algunas
.~*discurso má~~xtenso , que el espacio
lo esenciai~Pero en ellas, con increíble pa
campo de la acción arqufr~~ónica, se resu
a mi juicio son fundamentale que coinci
desde hace años he trata de exponer
trastá~illando y con mucho esfu ~o, en la
una orientación, de un horizonte cr~ trabajo, de
tud qLe pued CI" enmarcar y servir d~eferencia
necesaria e importantísima multiplicidq d de enfoq
\
Veamos sL podemos acercarnos, una vez más y con
\
da esta ve z~ e la palabra exacta de Fuentes, a esta
sición dilemática de la identidad. Y veamos si pode
varia hasta el límite de las definiciones. Hasta ese
donde cesan los matices y comienza casi la artic
lógica de los enunciados geométricos. Un borde
porque también es limítrofe qe normas reguladora
das ortodoxias, que casi siempre terminan p
grandes sacerdotes que conc~rren para rege
nistración. \
i
Pero contamos, como vacuna, t; on la realidad
sociedad pragmátk a, en la cu~l finalmente a
resan demasiado las teorías y d q nde la prácti
es causa solícita de organizacioné s teóricas o, i ·. ersamen-
te, es continuación de un pensa ~iento ab de fuer-
te estructura intelectual. Ciertam\:l nte, nuestra sociedad ,
\
\
\
\
Ensayos críticos sobre la arq uitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

en todos los niveles y estratos, es reacia a la reflexión teó- radios, cancelar todos los vuelos en los aeropuertos y dete-
rica. Por otra parte, la formulación de teorías es útil en la ner en las aduanas a todos los libros y la s revistas .
medida en que la confrontación de ideas tiene libertad
Esto en lo que concierne al mestizaje, oportuno y desea-
para destruirlas antes de que se fosilicen. Nuestro ámbito
ble, pues, en la cita de Fuentes, " en la pureza cultural ani-
intelec tual, afortunadamente, no es suficiente estructura-
da la muerte". Pero de ninguna manera ello implica la anu-
do, como por ejemplo el mexicano o el argentino, como
lación de realidades que conservan sus diferencias. De la
para favorecer la formación excesivamente cristalizada,
necesidad y oportunidad del mestizaje no se deduce au-
en virtud de la autoridad académica o de su peso cultu-
tomáticamente que la cultura en la cual están insertos la
ral, de teorías para la acción.
novela, la arquitectura o e l cine, sea una suerte de batido
Pero estoy seguro de que, en nuestra actual etapa crítica homogéneo o de insípida papilla , igual para todos los gus-
de desarrollo, coinciden la necesidad de puntos de refe- tos y para todas las condiciones regionales, cortando raí-
rencia comunes y a la vez la urgencia de una fuerte diná- ces , cercenando memorias y desconociendo el enorme
mica de enfrentamiento, de discusión y, claro está, de duda. peso afectivo y material de cosas como la temperatura a
El temor a la rigidez de las teorías, en estas circunstancias, las 12 del día , el sabor de la guayaba o e l variable perfil
es plenamente legítimo. Siempre lo es. Pero también es pre- cromático del Ávila.
ciso tenerle miedo a una práctica un tanto simplista que se
El mestizaje es condición de identidad . Entiéndase bien: ésta
caracteriza por hacer cualquier cosa, sin pensar demasia-
se inventa, por decirlo así, sobre un terreno móvil . No sólo es
do y satisfecha por la contundencia de sus realizaciones,
recuerdo y tradición. No es "algo fijo: sino que se está cons-
siguiendo las modas importadas, dejándose llevar por las
truyendo cada día" . Y eso es posible porque "la historia, la
presiones de lo que podríamos llamar, con palabra muy
general y la individual, nunca está concluida y es posible
actual, el mercado.
reinventarla" .
Hay que comprender que construir marcos conceptuales y
Esta concepc ión de la identidad como tarea a realizar casi
someterlos a la crítica no sólo es juego de mesa. Es esfuerzo
todos los días, como meta colocada en el presente, que
que reinvierte su poder en la corriente de la práctica profe-
arranca de un pasado que no es fijo porque está sujeto a
sional. Es cemento que ayuda a cohesionar la pluralidad
interpretaciones variables y dinámicas, tiene un gran inte-
de intenciones y de interpretaciones alrededor de un eje
rés como material de referencia .
que nos permita aclararnos las diferencias y las oportuni-
dades comunes. Y como tal nos introduce a otro aspecto esencial: se dice
escritura, pero uno podría legítimamente decir arquitec-
Es por ello que cuando nos topamos con las palabras de
tura -entendiendo el sentido de las similitudes- , porque
Fuentes, con las cuales se precisa que "el mestizaje cultural"
(es siempre Fuentes el que habla) "al editor le surgen las
es origen y causa de "la identidad nacional", hay que admi-
ideas como en sueño, gracia s al milagro de la comunica-
tir que estamos en presencia de unos marcos conceptuales
ción entre nuestras individualidades y nuestra cultura ". ¿Po-
con los cuales hay que vérsela s para poder seguir elaboran-
dría decirse "al arquitecto" donde dice "al escritor" sin que
do algún nivel mejor de conciencia cultural.
rechinasen en nuestros oídos los dictados de la racionali-
Porque, hoy, el mestizaje, cuando lo es, es cultural, justa- dad , que siempre han estado, y deben estar desde lue-
mente, y no racial , como se suponía en el siglo pasado. La go, en la fuente de la práctica profesional y en su horizon-
aldea informática global no permite evadirse del intercam- te de realización?
bio, de la superposición y de lo que inevitablemente hay
Pues yo diría que sí, si se atiende al va lor y al ámbito de la
que calificar también como mestizaje. Para suponer lo con-
identidad y se evita e l falso dilema de la oposición entre
trario primero habría que apagar todos los televisores y los
sueño y racionalidad. No es deleznable este señalamiento
Ensayos críticos sobre la a rquitectura venezolano Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

del sueño como origen de la acción. Ni debe causar re- CONTRA LA CEGUERA
Juan Pedro Posani, 12 de febrero de 1994
celo la idea de una fuente de creación, paralela al pro-
ceso racional, que permite organizar una funcionalidad
cualquiera a partir también de las relaciones afectivas
Más uno viaja por el país y más uno se encuentra con un
(gastronómicas, para usar una tesis argumental que he
rosario inagotable de paisajes estupendos. De norte a sur,
empleado a menudo), inconscientes pero poderosas,
de este a oeste, se desgrana una inconmensurable cade-
como ingredientes constructivos de verdadero peso en la
na de situaciones geográficas admirables. Según las varia-
balanza de la identidad.
ciones de las estaciones, ríos, montañas, llanos, vegetación,
Una vez más, es el recurso imaginativo de los escritores y de mutan su aspecto y color. La imponencia de las lejanías se
los poetas, de la novela y de la poesía, lo que puede ayu- alterna con el lujo prepotente de lo vegetal y con el vigor
dar -en un campo como la arquitectura , que aparente- de la topografía más próxima.
mente está regido por las leyes de la pura materialidad físi-
El enorme derroche de la naturaleza reclama un ejercicio
ca- a registrar mejor, a hacer coincidir la reflexión y la ac-
permanente del sentido de la vista . Una de las cosas que
ción , a establecer un fructífero diálogo entre los deseos y la
Vargas Llosa le reprocha a la literatura costumbrista de Amé-
realidad y entre el presente y el futuro .
rica Latina -y dentro de ella a la de Gallegos- es precisa-
Estamos hablando, al fin y al cabo, del pequeño escalón mente la excesiva presencia en ella de lo natural como
que separa el trabajo profesional que se soporta como la- efecto visual, como excesivo y desbordante telón de fon-
bor obligatoria, de la tarea , hermosa y difícil, de construir do para las acciones humanas.
espacios con sentido creativo. '
¡Pero es que América Latina es así! Un inmenso telón de
fondo natural. Y de hecho, los libros del escritor peruano no
están exentos de la presencia -a veces avasallante- de los
grandes panoramas naturales .

Es de suponer, entonces, que la práctica incesante de lo


visual, en todas sus gradaciones, desde el panorama des-
medido de los Andes y de los grandes ríos , hasta el broca-
do de una quebrada o el refinamiento excepcional de una
flor, debe ser componente principal del ejercicio sensorial
del hombre americano. Y, por consiguiente, de la organi-
zación del espacio que le compete al arquitecto y al
diseñador urbano .

Sin embargo, en Venezuela , quien construye 90 veces so-


bre 100, ignora la vista y las vistas. Es sintomático y terrible.
Es como si el venezolano -que no sea artista plástico- hu-
biese desaprendido a ver. Es como si los ojos fueran ciegos
a las cualidades y al goce de la vista. Una extraña ceguera
perturba su visión. Una absurda y abyecta obstrucción o
deformación "cultural" le impide apreciar y aprovechar las
inmensas ventajas de repasar con la vista el perfil monu-
mental de las montañas, sopesar los colores del cielo de la
mañana y el de la tarde , apreciar las lejanías abrumadoras
y excitantes del llano.
Ensayos críticos sobre la arquitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre e l anón y el cambur

Se comprende que, para los finlandeses, por ejemplo, atrin- clientes. Una severa indigencia visual hace que se des-
cherados en sus casas, defendiéndose de la temperatura perdicie y embasure el inmenso patrimonio del sitio y de
de sus inviernos interminables, la arquitectura tenga una sus va lores.
enorme dimensión , cercana , densa, táctil.
¿Es excesivo este juicio de la incapacidad de ver de tantos
Un envoltorio que los protege durante la mayor parte del compatriotas? Hay que admitirlo.
año debe poseer un refinamiento cualitativo indispensable.
Pero es que cuando uno va anotando, una tras otra, las
Es casi un asunto de salud mental.
inmensas posibilidades de armar secuencias extraordina-
Pero para un país como el nuestro, de puro y envidiable rias de vistas sobre paisajes asombrosos, posibilidades y
clima tropical , donde en la mayoría de sus regiones tan sólo oportunidades que se han desechado, perdido o ignora-
una techumbre sería suficiente, las paredes se convierten do, le entra a uno una furia , un desespero amargo tan
en marcos de cuadro, con todos sus rangos, bodegones, grande que lo obliga a uno a saltar a conclusiones drásti-
medios campos, paisajes abiertos e infinitos. Desde el patio cas . Y en atención , no se trata tan sólo de las grandes
al corredor, las vistas hacia adentro y hacia afuera se tor- perspectivas de las suntuosas avalanchas de visua les que
nan esencia les, porque son el material con e l cual se deli- le inundan a uno el espíritu con las inmensas dimensiones
mita virtualmente el espacio. Enmarcar las vistas, desta- del Orinoco, de los Andes o de los tepuyes: en la pequeña
carlas convenientemen te , exaltarla con el respeto cui- escala de la plaza y de la calle, hasta el balcón y de la
dadoso y la admiración que se merece este pedazo de habitación, arquitectos y habitantes de la arquitectura
mundo -donde el so l y su compañera indivisible, la som- parecen ignorar esta referencia fundamental a los place-
bra, mod e la maravillosamente la luz, el co lor y las textu- res de la vista .
ras del paisaje cercano o lejano- son tareas inexcusables
Esta ausencia, ¿tendrá algo que ver con el descuido con
del arquitecto .
que tratamos los valores de la forma, con la indiferencia
Ver, el ejercicio de la vista, la apropiación de las visuales, el por una verdadera cu ltura de la forma y del objeto? Sin
goce de los panoramas, son ingredientes poco menos que embargo, la vista, como el gusto, se educa .
fundamentales en esta tierra tropical . Un patrimonio infini-
Se aprende a ver como se aprende a oír música . Y el vene-
tamente rico, para los ojos que quieran y sepan ver, está a
zolano sabía ver, lo prueban la historia de su pintura y la de
nuestra disposición.
su cultura plástica popular. ¿Por qué ha perdido esta capa-
Con una espléndida arquitectura de la vista y para las vis- cidad? ¿Qué fue lo que nos volvió tan miopes? ¿Qué nos ha
tas -más que para la epidermis y el sonido- deberíamos vuelto tan romo y deshilachado el disfrute de la vista?
haber compuesto nuestras ciudades. Nos conformamos, en
¿Será posible tanta ceguera?
cambio, con la mediocridad de nuestras calles o con la
indiferencia de nuestras ventanas absurdas.

Resulta inconcebible, como en ca mbio es usual, que sea


más importante dar la cara a la cal le poniéndoles tapaojos
a unas ventanuchas inútiles, que abrirse a esas vistas que
enaltecen el espíritu y transforman el alma. Pero ésta es la
verdad: no hablemos de Caracas, de Maracaibo o de
Mérida, hasta en ciudades nuevas como Ciudad Guaya na,
fren te a acontecimientos -no hay mejor sustantivo para
definirlos- naturales o artificiales como e l Caroní, el Orinoco,
los saltos o los lagos que forman las represa s, los arquitectos
se tapan los ojos y, lo que es más grave, se los tapan a sus
Debate y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

¿DÓNDE ESTÁ El NORTE?


Juan Bedro Posani. 12 de febrero de 1994

¿Dónde está el norte? Ésta era la primera pregunta que


Carlos Raúl Villanueva, con ese tono de voz suyo, entre in-
' enu urlón, le planteaba a sus estudiantes.

¡Quiel':les o acompañaban en las correcciones de la Facul-


tad de Arquitectura conocían muy bien el significado de
e a pregunta. Era la pregunta por el contexto, por el clima ,
por la•intrnación del ~1, por las brisas y las lluvias, por la
orient y por las vistas; por la temperatura , por la geo-
A
grafía la cosmografía.

Villanueva comenzaba sus críticas por el punto en el cual


ha fracasado demasiadas veces nuestra arquitectura ac-
t ~al: su relación con la tierra y con el clima. Ld vida y el azar
"''nos dieron un tiempo y un lugar. De allí -nos decía Villanue-
va- hay que partir.

Hace unos años, antropólo~os y sociólogos reavivaron un

1
viejo debate: en la historia de la evolución del hombre ¿qué
ha sido o es más determinante,, Gl cultura o la naturaleza?
La controversia acerca de la oposición culture-nature tomó
la senda de los enfrentamientos radicales para luego aquie-
/
1 '
tar sus contenidos en una coexistencia' crónica que atesti-
gua la salomónica verdad de que es. imposible separar
antagónicamente lo que es complejo . Ciertamente, tam-

1 bién en el~aso de la arquitectura es poco sensato separar


lo que es inseparable. Los hombres cuando han construido
bien han tomado en cuenta tanto la temperatura y la hu-
medad relativa como la suavidad de las curvas de los ca-
piteles. Pero únicamente para los fines de una mayor clari-
dad discursiva, podríamos dividir los dos campos: ponga-
mos sobre la mesa por un lado a la cultura, por el otro a la
naturaleza. Y examinemos separadamente las implicacio-
nes que tienen arr¡bas cosas para la enseñanza y Jo prác-
tica de la arquitectura. Lo primero que salta a la vista es
que en un país como el nuestro, que no tiene acumulada
la sofisticación de la cultura del objeto ni el refinamiento
de esas formas manoseadas, modeladas, negadas o con-
1 '
,¡ firmadas durante siglos y siglos, típicas de la historia
pea o asiática , la autenticidad -~eta de un buen diseño-
euro-

1 no puede ser alcanzada si no empezando por las condi-


En sayos críticos sobre la arquitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

ciones geoclimáticas y por los dispositivos que las corrigen, • Grandes puertas y ventanas, del piso hasta el tec ho, para
las hacen tolerables o que exaltan sus cualidades en lo que la máxima ve ntilac ión .
podríamos llamar sus indiscutibles ventajas comparativas.
• Cielorrasos altos y desvanes ventilados, para mayor confort.
No es el peso de la cultura arquitectónica lo que predomi-
• Persianas controlables, para proveer todas las combina-
na entre nosotros. No es la historia milenaria, la de las pirá-
ciones de ve ntilación y de privacidad.
mides abstractas, del blanco mármol de Grecia, del per-
fecto estetismo japonés o la de las aspiraciones intelectua- Como se ve, recetas del método selectivo o pasivo que no
les universales del Renacimiento lo que define nuestro hori- contemplan los recursos de la tecnología energética; pero,
zonte arquitectónico . Son las inmensas dimensiones de una en todo caso , una manera de poner las cartas sobre la mesa
vegetación opulenta, de calores avasallantes y de lluvias desde el comienzo, de dejar claro dónde están las defini-
que son torrentes , de una atmósfera cuyos elementos com- ciones iniciales.
baten una lucha sin piedad contra el tiempo , las que perfi- Una vez definidos los aspectos esenciales del enfrentamien-
lan los caracteres de las empalizadas arquitectónicas que to co n el clima y de haberlo asumido como factor que de-
los hombres cuerdos han levantado en este enclave geo- termina el horizonte del diseño arquitectónico, e l paso si-
gráfico determinante y primordial. guiente puede ser el de la manipulació n espacial y formaL
Por lo tanto , si se quiere que la arquitectura del país ad- atendiendo a los impulsos de las sensaciones individuales,
quiera y conserve el carácter y los rasgos de la autentici- de la memoria o a la cross-fertilization de la información
dad hay que partir entonces de la índole del clima en su cultural. Ahí es c uando la historia de la arquitectura univer-
doble aspecto, de condición de su atmósfera y de condi- sal en sus modalidades antiguas, modernas o posmoderna s
ción de su soporte geográfico. El clima tropical y la geo- cobra el va lor operacional de lo que Picasso llamaba "ha-
grafía que lo sostienen -frío en la altitud andina, caliente cer arte sobre el arte" . Y luego ve ndrá la invención o la
en el llano y en la costa- son el punto de arranque, el su- aplicación tecnológica . Seguramente ninguna de estas
puesto iniciaL el necesario marco sensorial y conceptual cosas podrá estar separada como en cajitas c hinas. Segu-
del cual hay que partir para ir diseñando. ramente, en la realidad de la práctica, un solo proceso con-
fundirá en una sola entidad, demasiado misteriosa para las
Aun cuando se crea que los recursos modernos de la tec-
clasificaciones , a todas estas etapas y a todos estos cono-
nología del acondicionamiento ambiental puedan resol-
cimientos sectoriales.
ver todos los problemas, la cordura aconseja considerar al
clima como factor prioritario. Pero que~a claro, en mi opinión, lo esencial: si algún día
podemos hablar de una arquitec tura ya generalizado, con
James Marston Fitch, por ejemplo, según cuenta Reyner
la cual nos identifiquemos y en la cual sintamos proyecta-
Banham, recomendaba para diseñar en el trópico húme-
das las coordenadas históricas y c ulturales de un país como
do algo que puede sonar a receta de la abuela, pero que
el nuestro , es porque habremos logrado generalizar una ar-
mantiene toda la serena verdad de la experiencia com-
quitectura y un diseño urbano basados sobre el latido de la
probada durante siglos.
temperatura y la re spiración de las brisas .
• Pisos separados de la tierra ... ofreciendo la máxima ex-
Diseñar partiendo del norte es poner los pies sobre la tierra;
posición a las brisas dominantes.
es abrazar la realidad ; es observarse en el espejo y acor-
• Grandes techos livianos a manera de protección contra darse de los abuelos. Diseñar partiendo del norte es, sobre
el sol y la lluvia tropicales . todo, orientarse hacia el futuro ; es disponer de un mapa en
el cual esté marcado un proyecto de vida y de país.
• Corredores y balcones continuos para proteger las pare-
des de la inclinación del sol y de la lluvia que las azota . ¿Dónde está el norte? Como e l maestro Villanueva, con-
viene que todos los días vo lva mos a preguntárnoslo.
Deb ate y disq uisicio nes sobre e l anón y el cambur

EN LAS INDIAS OCCIDENTALES


Alberto Sato, 17 de septiembre de 1994

Uno de los pocos arquitectos ligados al grupo holandés De


Stijl que ha realizado obro concreto de arquitectura ha sido
Guerrit Thomos Rietveld. Los proposiciones de este grupo
de lo vanguardia histórico se han expresado predominan-
temente en el terreno de los propuestos, de los proyectos y
los escritos, en los cuales el arte y lo tecnología convergían
en uno arquitectura de abstracciones radicales y lo formo ,
su principal argumento, se presentaba sin los mediaciones
de los funciones, de los contextos sociales y los complejida-
des de lo técnico: un muro ero un plano y varios de ellos
constituían un espacio, sin preocuparse demasiado por cuál
ero su materia y su finalidad.

Los proposiciones del grupo cumplieron un rol neutralizado


en el seno de los vanguardias artísticos afirmando valores
estéticos universales, desapasionando los negaciones del
dadaísmo, descorriendo el velo de lo ideología productivo
bouhosiono, desmoteriolizondo lo emblemático técnico del
constructivismo ruso y mostrándose indiferente por el asom-
bro maquinista de L 'Esprit Noveau. Lo abstracción se pre-
sentaba como tal, y o causo de ello, un profundo silencio
cargó durante años sobre sus proposiciones y, salvo lo pro-
ducción de J.J.P. Oud, los realizaciones de Jan Wils, Vilmos
Huszár, Rob von't Hoff y Guerrit Rietveld , se constituyeron
en piezas de demostración de problemas predominante-
mente estéticos. Si de alguno manero se hablo de vincula-
ciones con lo arquitectura de los primeros obras del maes-
tro estadounidense Wrigth , ha sido por el tratamiento de los
planos, más que por su compromiso con lo materia y el
ambiente.

Dentro de estos "demostraciones" de lo estético de este gru-


po de Rotterdom, el maestro carpintero y arquitecto Rietveld ,
ha puesto en escena de modo radical y o lo vez radical, los
principios abstractos de lo estético de De Stijl. Con sus
experimentaciones de silla , que concluyen en lo silla
elementaristo rojo-azul en 1923, y gracias o lo participación
de lo diseñadora Truus Schroder-Schoder, con lo ampliación
de lo coso en lo Prins-Hendrikloon número 50, en lo periferia
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur
Ensayos críticos sobre la a rquitec tura venezolano

se entrecruzan en ambas tramas y delgados límites entre el


de Utretch, Rietveld ha sido la figura más divulgada Y cono-
exterior y el interior ofrecen una imagen ligera, de geome-
cida del grupo.
trías dictadas por la lógica concreta de la materia y el cli-
La revalorización actual de De Stijl hace posible, por ejem- ma , por la razón económica y la razón ambiental. Así como
plo, explicar la arquitectura del mexicano Luis Barragán Y es también de frágil una choza, esta suerte de cobertizo
cuando se habla en términos de formas arquitectónicas mo- establece un punto de convergencia entre una nueva ra-
dernas fuera de cualquier otra argumentación, la referen- zón y el transitar manso y conservador de la tradición
cia a De Stijl es inevitable. Así, su arquitectura se presenta vernácula del bohío .
estableciendo principios, teorías y nociones, y la obra de su
En resumen, el edificio se compone de planos que se
epígono Rietveld -en la silla rojo-azul y en la casa Schroder-
intersecan virtualmente, y cada uno de ellos actúa con
sugiere los límites de su intervención sobre la realidad.
independencia de su propia función : techo para protec-
ción, piso para el tránsito y paneles de separación. Nada
11 parece sobrar, todo parece estar reducido a su mínima
expresión . Se trata de un ejemplo arquitectónico moder-
Geográficamente alejado de ese universo teórico , nos sor-
no que llama la atención, como una confluencia de dos
prende un pequeño asilo para niños disminuidos: el Mon-
poderosas fuerzas integradas por la voluntad estética y el
signor Virriet lnstitute de Willemstadt, Curazao, diseñado en
sentido común.
el año 1949.
Bajo el clima tropical de las Indias Occidentales, el caso no
evoca las imágenes acostumbradas de la arquitectura co- 111
lonial neerlandesa, que pudiera estar en América o en El asilo expresa las tensiones entre la estética y su confor-
Indonesia . Es otra imagen, conformada por un manto irre- mación dentro de una realidad poco optimizada, que para
gular de muy poco espesor que parece vencerse por su algunos rompe el encanto del manifiesto, pero para otros
propio peso, pero suficiente para proteger de la lluvia Y las constituye una lección de sabiduría. Suponer que en este
radiaciones solares. Este techo está soportado por delga- edificio están contenidos los principios de abstracción
das columnas metálicas cilíndricas, sin pedestales ni capi- neoplasticista exige, paradójicamente, una buena dosis de
teles, que se desarrollan con libertad alrededor de un patio abstracción, más aún cuando se advierte que está en el
y poco tienen que ver con su significación clásica. Simple- Caribe y los usuarios son niños inválidos.
mente soportan un peso físico y en nada contribuyen a la
solidez y consistencia de la imagen del edificio. Otro plano De acuerdo con el arquitecto e historiador Gerrit Oorthyus,
conforma un piso continuo y permite el desplazamiento sin que ha trabajado en el estudio de Rietveld , uno de los sue-
obstáculos: es una materia compacta que se diferencia de ños del maestro era construir una casa sin muros, con co-
la tierra y la grava por su firmeza , y demarca el tránsito entre rrientes de aire que protegieran a los habitantes y una de
el interior del edificio, cuyos límites no están conformados estas realizaciones fue este asilo de Curazao .
por muros, sino por tenues figuras que dibujan las sombras Y El asilo Monsignor Verrier, luego de 40 años de construido,
los bordes de sus espacios interiores, a la manera de peque- todavía cumple sus funciones originales y no sólo interesa
ñas plazas cubiertas y galerías. Planos verticales que no al- porque fue obra de este maestro holandés, quien falleció
canzan a tocar el techo, con pocas puertas y ventanas que en 1964 en el dormitorio de su casa Rietveld-Sc hroder.
horaden su superficie, son en realidad los muros.
Este sorprendente hallazgo, tan cercano a nuestras latitu-
La irregularidad de los patios centrales esconde una riguro- des, nos brinda interesantes lecciones, entre ellas que la
sa superposición de dos retículas : ortogonal para los muros rigidez de una doctrina demuestra, en manos talentosas,
y a 30 grados para las galerías y sus soportes, jardines que ser compatible con el buen juicio.
- Debates y disquisiciones sobre el anón y el cambur

La cola matutina de la avenida Bolívar. La emisora transmi-


"' Kleine Nachtmusik de Mozart. Hace unos días la
te la'Eine
é'scuc ,;den la Iglesia de S. Stefano en Venecia. En ese mo-
ment saltas bóvedas románicas, el público cuidadoso,
'el frío a radable de una noche de fin de otoño. La supre-
ma acurt'iulación de pasados eternos. Hoy, en cambio, la
agresión del trJ)Hc 0 desordenado, la violencia visual del
aband~~~ y de la ~ia .•J'o construido siempre a medias,
sin te1 fnar. Las inte~éíones sin éxito de un país que intenta

' y no logra y no cuaja.

Pero. en el radio de mi carro está Mozart. Y Tartini. Y Vivaldi.

una frente a la otra , gracias al poder de la comunicación


moderna. Lo que se me hace visible , de repen e. omo en
u~ espejo, es nuestra condidé>\. de voyeurs de .la cultura
aJena. \_
Ninguna novedad . Lo insólito es qu\ lo normal y corriente,
bruscamente; ~bandona el aspect · de lo acostumbrado
/ y uno asume la incomodidad de quie\ sentado en e bor-
de de la periferia, no tiene otra alternativa fuera de la de
asistir como espectador al transcurrir de la cultura bj~na .

1 Una gran e\ tura , desde luego, indispensable y nutricio. No


podría vivir sin ella, lo aseguro. Porque no se me escapa mi
total pertenencia al ámbito cultural de Occidente.

distorsionada , a los hábitos visuales, auditivos, de gvsto,


normales, de todos los días, d~ los caraqueños q~:~e transi-
'
f tan por la Bolívar. \

Porque esto somos, aunque nos i:;Juela y lo disfracemos con


el gusto - refinado q no del cosJ,opolitismo y la IUniversali-
dad-, espectadores de la culturo ajena .
\
¿Cuándo, en Venecia, escucharél,n como hech normal, y
no como fenómeno momentáneq y exótico, música de al-
1
guien de aquí?
Ensayos críticos sobre la arquitectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

Es verdad, para ello nuestro hipotético Mozart debería na- desarrollar los rasgos auténticos de quien también crea su
cer en Ca tia . Despejemos el asunto, por si acaso, de cual- propio espectáculo y no asiste simplemente al de los demás.
quier asomo de nacionalismo bobo, de cualquier hilacha
Porque citando otra vez a Carrera Damas, hablar el len-
de xenofobia idiota . A estas alturas de la vida y del mun-
guaje del "otro" significa también hablarlo "para el otro".
do, sería de tontos propiciar una suerte de nativismo o
Nada mejor que la arquitectura para apoyarse sobre razo-
criol lismo telúricos. El poeta Huidobro - y lo cita Paz- decía
nes só lidas, compartidas, e lementales y lógicas.
que el que quiera volar necesita alas y no raíces . Pero,
simétricamente , no deberíamos dejar que prevalezcan los El clima, el paisaje, los materiales, las formas constructivas.
complejos de inferioridad que se originan tradicionalmen- A partir de allí. ¡cuántos Mozart posibles!
te en el subdesarrollo. A partir de esa plataforma elemental, lejos de los cantos
Teóricamente Mozart puede nacer efectivamente en Catia: de sirena del papel glacé y del Star-System, puede abrirse
Jacobo Borges nació en El Cementerio, Villanueva en La la aventura de la erección de un mundo de formas, las nues-
Florida (ya sé, en Londres, pero su verdadero nacimiento, tras en el mundo .
lo que se llama nacer a la cultura , fue aquí. a la sombra de Pero, como se decía, ya éste es un país de creatividad. De
los samanes). Son nuestro orgullo . la nuestra.
Pero, ¿y la práctica? ¿Cuántos Borges y cuántos Villanue-
va? En unas páginas muy interesantes de Germán Carrera
Damas, De la dificultad de ser criollo -un libro al c ual por
cierto se le ha hecho un cierto vacío- se habla con toda
razón del "estado de baja creatividad de la cultura criolla".

Como voyeurs de la cultura ajena, que asumen satisfechos


su condición de espectadores, como europeos de segun-
da, no podremos producir sino una cultura de imitación,
de mala imitación . Atrapados en la carrera de ser como
ellos, de comer como ellos, de ver cine como ellos, de pin-
tar y diseñar como ellos, al final de los tiempos -que ahora
son cada vez más cortos- no nos quedará en las manos
sino un puñado de moscas: la gran satisfacción de una ex-
posición en Washington D.C., o de un concurso ganado en
Japón, pero nunca el encanto, el regalo, la gloria, el júbilo,
el goce dichoso de la creación, de la autenticidad, de la
superioridad compleja de quien hace y produce, de quien
lee a Derrida pero está en lo suyo.

Más allá del gran esfuerzo de un orinoso mimetismo, empe-


ñados como estamos en hacer creer que es normal para
nosotros comer peras, nunca se nos abrirá a la vista el fruto
fragante y perfecto del anón.

Recomendación final e imprescindible: vean, nada mejor


que la arquitectura como campo propicio para hallar ese
mecanismo de la diferencia que permite bien empleado
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

UNA LECTURA CANÍBAL


Alberto Sato, 19 de noviembre de 1994

Algunos aspectos de nuestra arquitectura, especialmente


aquellos que se refieren a la inveterada costumbre de mi-
rar hacia afuera y convertir la creatividad en una parodia,
no pueden ser resueltas simplemente, mirando hacia aden-
tro. Este enunciado, por obvio, es banal, pero tampoco se
puede resolver la cuestión con la enigmática y a la vez
anodina proposición de ni lo uno ni lo otro, que en definiti-
va ha sido la respuesta evasiva más frecuente ante la com-
plejidad de situaciones que se nos presenta en el debate
arquitectónico.

El esfuerzo por construir un nuevo gran relato de la arqui-


tectura latinoamericana es inútil : sólo es posible atender
aspectos parciales, y para ello cualquier recurso puede
ser interesante, siempre que permita iluminar algún rincón
de nuestras preocupaciones. No podría asegurar la perti-
nencia de esta incursión literaria , pero me ha sugerido la
condición que hay procesos históricos irreversib les y que
para cualquier proposición , ha y que cargar con ellos.

Sucedió el 1o de noviembre de 1611 en el palacio de White-


hall, Londres, cuando se recreó un naufragio: una tempes-
tad arrojó a la tripulación del «Sea Venture» sobre las costas
de la isla de los Diablos, actualmente islas Bermudas. Aque-
lla puesta en escena también había recurrido a otras fuen-
tes; históricas, literarias y especialmente al genio del autor.
Los personajes se enfrentaba n a la realidad fantástica de
una isla extremadamente alejada del mundo conocido que
exacerbaba , atenuaba, acercaba o alejaba la relación
entre los hombres y a éstos con el más allá .

La figura que se quiere destacar aquí es el único habitan-


te autóctono de la isla: Cáliban. Con esta lectura de La
Tempestad el personaje y el mundo donde se mueve, se
convierte en una metáfora dramatizada de una realidad
muy nuestra , muy latinoamericana . Coleridge describió al
personaje como:« ... c riatura de la tierra ( ... ) Participa de
las cua lidade s de los brutos por dos aspectos: por ser mero
entendimiento sin razón moral, y por no tener los instintos
que pertene cen en absoluto a los animales». Y Hazlitt:
«... Cáliban no só lo pone ante nosotros un lenguaje y ma-
En sayos críticos sobre la arquitectura venezolano Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

neras suyas propias, sino el escenario y la situación de la El plan fracasa, Cáliban pide clemencia y promete fiel obe-
isla encantada que él habita, la tradición del lugar, sus diencia a Próspero.
extraños ruidos, sus lugares ocultos, las frecuentes apari- La riqueza polisémica del texto de Shakespeare permite
ciones de sus antiguos habitantes, que se nos presentan
canibalismos como éste de seleccionar quirúrgica mente al
con milagrosa verdad de naturaleza y con toda la fami-
personaje más aborrecible de la comedia y utilizarlo -como
liaridad de una vieja reminiscencia». me propuse inicialmente- para reflexionar sobre algunos
Caracterizado de este modo, el personaje se somete al aspectos de la cultura arquitectónica latinoamericana, aun-
mundo de los náufragos de la tempestad, a los que el infor- que esta decisión desaproveche la oportunidad de abor-
tunio arrojó a su isla. Así, Cáliban sirve a Próspero «... porque dar aspectos más inquietantes de nuestra realidad. Es que
nos hace falta ... » y maldice su condición: Cáliban recuerda a quien brinda todos los atributos de su
territorio y obtiene a cambio esclavitud pero aprende a
rrEsta isla
Que me arrebatas, mía es por mi madre. hablar y maldecir. Su libertad consiste en cambiar de amo,
Cuando por vez primero aquí viniste, ya no desea recuperar la isla para sí y todas las bondades
Me acariciabas, me tenías en mucho,
Yagua con bayas a beber me dabas. que en ella se prodigan, sino el juego de odios contra el
Del astro grande y del menor, que brillan primer amo, en alianza con los marineros y luego contra
De día y noche, me enseñaste el nombre.
Amor te tuve entonces, y sumiso éstos, al amparo de Próspero . En esta bastardización circu-
Te revelé las propiedades todas lar se mueve Cáliban, que había deseado cándidamente
De nUestro suelo, sus salobres pozos,
Sus frescas fuentes, lo óndo y lo fértil. a la bella hija de Próspero, pero cuyo gesto había sido en-
¡Maldito sea; nunca tal hiciera!!!
tendido como un horrible intento de violación.
Cáliban reclamaba a Próspero:
Es cierto que no se trata de convertir en virtuoso a tan exe-
rrTú me enseñaste a hablar, y mi ganancia
Es que sé maldecir. ¡Maligna peste crable personaje, pero sí entender que su condición ha cam-
Te pague la enseñanza que me distel11
biado y que de allí en adelante deberá cargar con todo lo
Cáliban se dirige a _uno de los marineros, nuevos y circuns- aprendido en el vasallaje. Difícil tarea la de reconquistar su
tanciales amos, y repite su vocación vasalla : prodigioso entorno sin utilizar la maldición aprendida, de crear
rrTe besaré los pies; seré iu esclavoJJ. sin atender a la mirada de quien le enseñó. En efecto, a tra-
rrTe enseñaré las fuentes, las mejores;
Bayas fe cogeré, peces y leña. vés de nuestra historia hemos aprendido a hablar un lenguaje
¡Maldito sea el déspota a quien sirvo! cuyas palabras y conceptos pertenecen al mundo civiliza-
No volveré a llevarle ya más leños;
Servirte quiero, ¡oh, ser maravilloso! do, occidental y judeocristiano y para señalar si algo está
bien o mal, ordenado o caótico, bello o feo, deberá aten-
Cáliban canta:
rrNo le saco más peces del mar, derse a un patrón de referencia y éste proviene de quien
Ni le traigo más leña, construyó el lenguaje que designa a las cosas.
Ni le arranco más breña:
Ni más platos le quiero fregar.
Ban, ban, Co-Có/iban
En arquitectura, por más pródigo y rico que sea nuestro
Ya tiene otro dueño; busca otro gañón. medio, es difícil o imposible prescindir de los aprendizajes
¡Hola! ¡Ya soy libre! !Ya soy libre! ¡Viva la libertad! !Vivo. viva la libertad!
y de los lenguajes aprendidos, y son aquellos que obsta-
Y para destruir a Próspero, su antiguo amo, recomienda a culizan todas las miradas vueltas hacia la condición primi-
los marineros: genia. Desviar la mirada que siempre se ha fijado en Euro-
!!..Despacharle puedes
En cogiendo sus libros;....
pa o los Estados Unidos de Norteamérica, y dirigirla hacia
... No te olvides los rasgos del paisaje, clima, materiales y formas, no es una
De apoderarte de sus libros antes;
Pues es un zote como yo sin ellos:
opción, porque lo último es razonablemente obligante
Ni un duende le obedece; le odian todos para todos , en cualquier tiempo y lugar, aunque actual-
De muerte, como yo. ¡Quema sus libros/!¡
mente esto no ocurra.
Deb ate y disquisiciones sobre el anón y e l cambur
Ensayos crític os sobre lo a rquitectura ve nezolano

Si en aquellas coordenadas culturales las cosas son de ese


ELJCAÑIB,LISMO PRODUCE EMPACHO
edro Posa ni, 26 de noviembre de 1994
modo, todo parece indicar que la capacidad prepositiva, ~
r

interrogativa , cuestionadora, reflexiva de la arquitectura


se dirige hacia otras certezas, o se mueve sin ellas . Así, este 1
Venezuela tiene la satisfacción de contar con el mejor su-
asunto obliga a considerar a la arquitectura latinoameri- ple nto semanal de arquitectura del continente : éste, cu-
cana más allá de una opción y colocarnos en la esfera · ~"''' nas usted tiene en sus manos en este momento. Así
de la calidad de los hechos creativos dentro del comple-
a el premio que le ha sido otorgado en la IX Bie-
jo tejido de realidades externas y propias. Y, tomando el mericana de Quito (cfr. pp. 2 y 3).
toro por las astas, mencionamos a la Abadía Benedictina
de Güigüe de Jesús Tenreiro o el reciente Archivo Nacio- 'tenernos revistas de arquitectura pero cada
nal de Bogotá de Rogelio Salmona como ejempos de es- ortc:mte""d e'la capital e inclusive algunos del in-
tas reflexiones . n una secció~ fijG"de arquitectura o páginas dedi-
l/ . ·--, '•
k

cada a los problen¿éls de la ciudod. Es un caso muy peculiar


y alg t n día alguien podrá sacar interesantes deducciones de

,. j¡

estd situación tan desusada en Améric a Latina.


.
.~ir\ embargo, es preciso advertir que la relativa abundan-
cia de inf ~~ación y crítica periodística no.se vincula con
un correspondiente movimiento o debate oe id.eas acer-
ca de la arquitectura qlie, " interesa realizar. '~;ntendámo-
nos. no se trata de que s~"'esté reclamando la diatriba
personalista y sesgada que p~r lo general contu""n dimos
con discusión pública . Lo que se' p.ide son plante~:m'Íientos
razonados, consideraciones serend s de las argum~ntacio­
nes, enfrentd'!n.[entos inteligentes y ge,nerosos de ideas po-
lémicas. Desgraciadamente en nuest~6s huertos no es esta
hierba medicinal la que abunda , sino el gamelote de lo
obvio o d~el resentimiento .
'1,,
'\
Estas consideraciones vienen al caso porque el artículo de
Alberto Sato, publicado el sábado 19 de noviembre en esta
misma página, con el título "Una lectura caníbal" , ofrece
un tema excelente para una discusión comme 1! faut. Sato
en esa ocasión, hacía un elegante y controversia! comen-
tario a unas ideas mías un ta~to provocadoras expué'stas
de manera sintética en el N° 86 de este suplemento con el
título de "Voyeur.Yde la CulturO".

Resumo lo esencial de la argumentación de Satd y él me


dirá si acierto en la simplificación : l . Así como el Ca libán de
Shakespeare, al asumir el lenguaje de los descubridores ya
w
está condenado para siempre a,pensar también "para y
con el Otro" , del mismo modo. aun cuando pretendamos
partir del "grado cero" , en arquitectura nuestra acción y
Ensayos críticos sobre la a rquitectura venezolana De bate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

nuestro gusto están condicionados por el proceso de forma y de los espacios -entiéndase bien {y no simplemen-
aculturación o de implantación que ha dado origen y desa- te de una manera funcionalista)- avanzando desde facto-
rrollo a América Latina. 2. No tiene mucho sentido, por lo res de enorme importancia como los que ve ngo señalan-
tanto, destacar la necesidad o la oportunidad de replan- do desde hace muchos años y en particular en las páginas
tear la arquitectura que debería hacerse en Venezuela a hospitalarias y benemérita s de este diario, sí tiene el sentido
partir de circunstancias fenomenológicas elementales como y el valor de un interesa ntísimo programa de búsquedas,
el clima, los materiales, el lugar, etcétera. En cualquier caso de investigaciones y de experiencias.
el asunto está en hacer "buena" arquitectura y no "mala". Y
No tengo ninguna duda acerca de que nuestro gusto, nues-
el tema del clima, los materiales, el lugar, entre otros, no pasa
tra manera de apreciar y querer los objetos y los espacios,
de ser un tema que se resuelve y que debe resolverse tran-
están profundamente penetrados y conformados por la c ul-
quilamente en términos de rutina funcionaL de la misma
tura visual y estética del mundo occidental.
manera como cualquier arquitecto resuelve el diseño de una
escalera, las dimensiones de una ducha o la forma de abrir- Tampoco me preocupa que este proceder tiña de mane-
se una puerta. 3. En otras palabras, todo lo que concierne al ra esencial nuestro diseño. Lo que creo equivocado es ha-
clima, los materiales, el lugar, etcétera, caen bajo el rubro cer de este gusto y de esta estética el punto de partida y el
de las necesidades funcionales, cuyas soluciones se apren- de llegada. Como en la lotería , frotas y frotas y en el99% de
den en las universidades. Ahora bien, en cuanto a la Arqui- los casos no encuentras nada . En nuestra analogía lo que
tectura con la A mayúscula, la que tiene que ver con la cul- encuentras con las tentativas de imitación de siempre, el
tura, esa será objeto de un desarrollo superestructura! y ten- "hablar para el otro ", siendo el Otro las revistas, los libros, las
drá necesariamente que resolverse dentro del marco inexo- exposiciones, el gusto, la estética, las modas de Nueva York
rable expuesto en el punto l . Pruebas al canto : Los Archivos y de Tokio, de Barcelona, de Milán y de París.
Nacionales de Salmona en Bogotá y la Abadía de Jesús No pondré jamá s en discusión, vá lgame Dios, los aportes
Tenreiro en Güigue, cuya validez creativa se mide a partir de increíbles de la cultura occidental. Lo que quisiera que se
una valoración articulada con los parámetros de la mejor me aceptase es la idea de que es posible y conveniente
cultura occidental. que invirtamos el procedimiento de diseño. En lugar de
Pues bien, donde yo discrepo es en lo siguiente: para co- basarnos en los materiales divulgados por la cultura arqui-
menzar, no me consta que en nuestras universidades el tectónica occidental para competir absurdamente con ella
tema , para mí esenciaL del clima de los materiales, del lu- o para dejar constancia de que nosotros también pode-
gar, esté tratado ni lejanamente con la consideración ima- mos expresarnos en francés, inglés o en italiano, nos con-
ginativa ni con la prioridad funcional que se merecen. viene muchísimo má s insistir en la exploración crea tiva ,
interiorizada , formativa, vehemente y hasta redundante, de
En segundo lugar, pienso que es cierta la argumentación de
nuestra atmósfera , de su temperatura y color, de esta tierra
Juan Nuño {véase "Venezuela es un invento" Domingo Hoy,
colorada , de este verde que a veces es morado, de este
suplemento dominical de Economía-Hoy 20-11-94) , aunque
frío andino y de este tremendo calor que son siempre y todo
sea excesiva y polémica, de que Venezuela como país es
casos tropicales.
una invención y que el hecho de que "en tales condiciones
el venezolano ande siempre indagando por su identidad y ¿No fué así, como un método análogo, como surgió literal-
que, en el fondo, no tenga la misma sensación raigal de mente del vacío cultural, una magnífica arquitectura aus-
pertenencia que puede tener un mexicano o un peruano, traliana? ¿Acaso esas relaciones sujeto-objeto ya están re-
es algo no sólo comprensible, sino inquietante". sueltas? ¿Acaso ya están codificadas en una rutina funcio-
nal? Los anónimos cubitos en los cua les solemos encerrar-
Luego se deduce de lo anterior que desarrollar una arqui-
nos con nuestros dramas personales y nacionales ¿son tal
tectura creativamente en el plano de la tipología, de la
vez una respuesta aceptable y responsable al reto desme-

70 7T
Ensayos críti cos sobre la arquitectura ve ne zolana Deb a te y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

surado de esta existencia que Colón y Humboldt. Bolívar y UNA DISCUSIÓN SIN EMPACHO
Simón Rodríguez clavaron en el mapamundi? Alberto Sato, 3 de diciembre de 1994

Me miro alrededor, observo nuestras pobres ciudades des-


trozadas por la miseria y la ignorancia o la opulencia, ana- En honor a la verdad, Juan Pedro, «Una lectura caníbal>>
lizo la "buena" arquitectura de los arquitectos y no veo resultó de la lectura de tu artículo« Voyeurs de la cultura» y
sino muy pocos ejemplos de conciencia y voluntad crea- se inspiró en lo fatal comedia shakesperiana. A su vez, la
dora, de un deseo, sufrido pasionalmente, de refundar vinculación del personaje de marras con la arquitectura ha-
nuestro diseño. bía sido puesto en escena, años atrás, por Pancho Liernur,
¿Dónde está escrito que una casa por obligación debe en una refutación sobre el tema del nacionalismo y que
tener paredes o que una oficina debe tener una indispen- tomó de Fernández Retamar. Calibán ha sido víctima del
sable fachada de vidrio? ¿Dónde estamos cuestionando canibalismo cultural, o dicho en otros términos, hemos ha-
los hábitos mal importados y peor imitados, las tipologías blado de nosotros por boca de Shakespeare, un verdade-
mediocres, los espacios urbanos nefastos o mortales? ro inglés. Recurrir a un prestigioso regimiento de inmortales
siempre ayuda y, aunque estemos equivocados, lo podre-
Las respuestas que estamos dando son las mismísimas que mos disimular.
aparecen en las páginas lujosas de las publicaciones in-
ternacionales. Eso sí: menos opulentas y novedosas, por- Antes de entrar en tema me parece oportuno apuntar al-
que nuestra cultura arquitectónica, para ajustar sus de- gunas consideraciones que atañen a las formas del deba-
seos periféricos a los parámetros supuestos del centro, se te. Mi artículo estaba dirigido directamente a tus ideas, pero
comporta como un perrito jadeante corriendo detrás de no he querido personalizar la discusión porque quería tras-
su condescendiente dueño. Ignora sus propias tensiones, poner las fronteras de un diálogo que a veces se hace co-
se aparta del mundo feroz y difícil de su propia concien- tidiano y casi familiar, y los lectores podrían sentirse sólo es-
cia, evita las caídas y los aciertos, los cauces y los cami- pectadores de un disenso. Por el contrario, como tú propo-
nos llenos de peligros del pensamiento independiente y nes, sería más provechoso que éste se transforme en un
de la acción arriesgada. amplio debate colectivo. Estoy consciente de las posibles
derivaciones de semejante invitación, ya que involucrar a
No pretendo hacer de las soluciones a los factores geocli- terceros con dudas y preocupaciones que a uno le inquie-
máticos la panacea para nuestro diseño. Propongo algo tan, puede no interesar en absoluto, modalidad esta muy
más radical: la interpretación desmedida y obsesiva de todo frecuente en el territorio de la crítica arquitectónica latinoa-
nuestro territorio, de su estratificación cultural y de su reali- mericana: el hábito de desnudar en público las emociones
dad físico-geológica-botánica, como condición operativa personales como si ellas fuesen trascendentes es muy te-
fundamental para ir elaborando una arquitectura que sur- dioso. Por ello, mido este riesgo.
ja desde adentro, de la cual, con más frecuencia de lo
ocurrido hasta ahora, podamos sentirnos orgullosos y bien Estoy de acuerdo contigo; el debate debería ubicarse fue-
representados. ra de la arena de las falacias. Se trata de establecer una
discusión donde el lector no busque, en los recursos de la
Esto es, en lo esencial, mi querido Alberto, lo que quería escritura, quién es el vencedor de algo parecido a una
decir con eso de que hasta ahora en Venezuela hemos ejer- contienda y disfrutar la derrota del oponente. Acostumbra-
cido demasiado el papel de voyeurs de la cultura ajena. dos a leer los debates con falacias ad hominen, denigran-
Espero que tengas ganas de seguir discutiendo . Aprende- do al interlocutor en su condición racial, nacional, moral o
remos algo los dos. Y ojalá que otros lectores también ten- física, podemos convenir que esta vez lamentaremos no
gan ganas de debatir. Serían bienvenidos. satisfacer semejante expectativa . Cuando asisitimos a ese
tipo de debates, sólo quedan las confirmaciones de los
Ensayos críticos sobre la a rquitec tura venezolano Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

amigos de un contendor -que ya sabían lo que iba a de- están allí. pero son casi imperceptibles, están en el lugar
cir- y viceversa , en un círculo hermético donde los espec- necesario y sólo allí y nadie puede cuestionar que se trata
tadores tampoco cambian su opinión o , en el peor de los de la obra más árabe que se conoce . Este ejemplo podría
casos, terminan sin entender de qué se trata . servir para retomar el tema de las condiciones del sitio.

En ese inútil juego nadie aprende nada, porque si las cosas Juan Pedro, coincidimos en interesarnos en la c alidad y ori-
quedan siempre como están, vale la pena preguntarse en- ginalidad de la arquitectura australiana , pero debemos
tonces para qué sirve una discusión. La confrontación de tener en cuenta que los australianos son pragmáticos, y los
las ideas enriquecen y nos enseñan , la confrontación de latinos no. Esto marca cierta diferencia en cuanto si les in-
posiciones irreductibles son redundante s y la confrontación teresa el problema de la identidad y cómo ser creativos y
de agresiones cretiniza . Creo necesarios estos comentarios no morir en el intento, a fuerza de desprejuicios. Recuerdo
preliminares porque en este debate no sólo quisiera apren- que de niños, cuando nos invitaban a vacacionar en algu-
der contigo ideas, conceptos y nociones disciplinares, sino na hacienda , era costumbre refrescarno s en un tanque de
también dialogar comme il fout. Ambos propósitos me lu- agua circular de láminas onduladas llamado «australiano»
cen pertinentes. -referencia obvia a su procedencia formal y tecnológica-
que almacenaba el agua de los molinos de viento . En esta
Quise utilizar una metáfora y creo que la elección no ha
evocación no puedo desestimar la continuidad de la tradi-
sido muy afortunada , porque la citación siempre es enga-
ción funcionalista británica en los dispositivos australianos,
ñosa y el texto a su vez, polisignificativo. Calibán seguirá
y que su uso, adaptación y reinvención no les preocupa
signific ando y nosotros estamos metidos en un asunto que,
sobremanera; pero a nosotros, una apropiación cultural de
para mejor clarid ad, exige ir al grano .
este tipo nos pone en crisis. Por añadidura, la calidad de su
Señalo que es «razonablemente obliganten dirigir la mirada arquitectura no se manifiesta por una enunciación explíci-
proyectual hacia las condiciones ambientales y en reali- ta con la naturaleza , con el clima y el color de su tierra , que
dad no fue mi deseo que esto se mezclara con una simple por lo que he visto en el National Geographic, por momen-
determinante funcional . En efecto, no es lo mismo resolver tos, es de un color púrpura asombroso.
una escalera que proyectar con el clima o responder a la
Quiero insistir en la proposición que las condiciones ambien-
pregunta , ¿dónde está el norte? de Carlos Raúl Villanueva ,
tales son razonablemente obligantes, pero expresada des-
porque esto último atañe a un modo de abordar toda la
de una posición positiva y no decadente, porque nada se
arquitectura y no a un detalle, que bien puede ser impor-
puede agregar a la decadencia . Wittgenstein señalaba
tante, pero no la determina .
que: «Pueden llegar a hacerse una idea de lo que llama-
Es equivocado y exagerado afirmar que el color local es rían una cultura muy elevada , por ejemplo, de la música
presc indible y obstaculizador. La afirmación de Borges que alemana de los dos últimos siglos, y de qué sucede cuando
en el Corán no se mencionan a los camellos , para demos- se deteriora. Una idea de lo que sucede en arquitectura
trar que la obra de un buen árabe no necesita afirmarse cuando se imita, o cuando millares de personas se intere-
con señalamientos contextuales, es sospechosa. Y para san por los mínimos detalles ... ». Y según los apuntes toma-
evitar en la crítica el empleo de argumentos de autoridad , dos por James Taylor, el pensador agregaba: «Un período
me obligué a repasar las azoras para descubrir finalmente en el que todo está prefijado y se pone un extraordinario
que en realidad los camellos son citados repetidas veces y cuidado en ciertos detalles; y un período en el que todo se
mucho más, en ese texto se relata que la virgen María pa- copia y no se reflexionan. Así, en una cultura que se desea
rió al niño Jesús junto al tronco de una palmera (y no en un elevada -por lo menos para elevar la autoestima-, las con-
albergue, según San Lucas) . Gabriel le indicó que sacudie- diciones «prefijadas» son aquellas que en la otra situación
ra la mata para que se alimente de dátiles maduros (Azora son desestimadas. En nuestro caso , el clima , los materiales,
XIX, 21-25) . Las indicaciones del ambiente físico y cultural

75
Ensayos críticos sobre la a rquitectura ve nezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

el lugar, forman parte de las leyes prefijadas, que llamo «ra- En este aspecto, el estilo neocolonial desarrollado duran-
zonablemente obligantes», es decir, que todo el mundo te la segunda y tercera década de este siglo puede ser
debe tener en cuenta antes de proyectar, no como un dato, entendido como un baluarte hispánico ante las arremeti-
sino como condición general. Por cierto que si aplicamos das de arquitectura «gringa», sea académica como mo-
rigurosamente este modo de evaluación a nuestra arqui- derna . De hecho e históricamente, el problema de la iden-
tectura, podríamos caer en generalizaciones como la de tidad es más fuerte en esos países que aquí. Este antece-
afirmar que sufrimos un período bastante prolongado de dente de búsquedas y compromisos con e l sitio -físico y
decadencia. cultural- ha permitido, fuera de toda sign ificac ión ideoló-
gica y política, una comprensión inicial del tema. El mismo
Fuera de la decadencia, entonces, diseñar sin imitar exige
Carlos Raúl Villanueva incursionó por los senderos del esti-
acuerdos, normas, consensos especialmente con el lugar
lo neocolonial y creo que ha sido un legítimo acercamiento
que se ocupa, que es específico y que permite que milla-
a sus consideraciones sobre el ambiente en sus más pro-
res de personas se puedan ocupar de los más mínimos de-
fundos alcances: en efecto, el neocolonial no sólo es de-
talles , porque están involucrados y porque ello só lo es posi-
corativo, es el reconocimiento de raíces hispánicas, de un
ble en determinado sitio y, a partir de allí. es posible que la
gentilicio, son también materiales, climas equinocciales,
arquitectura tenga esa capacidad propositiva, interrogati-
pasillos, sombras y patios.
va, cuestionadora y reflexiva. Pido que no se confundan
los acuerdos y las normas como un límite a la originalidad Juan Pedro, permíteme entonces reformular las ideas: No
de la creación, sino que ésta lo será en tanto que se ubi- quisiera trasponer demasiado las fronteras de la crítica de
que dentro de un sitio específico, que de por sí siempre es los sucesos y proponer cómo proyectar, sólo opino que des-
original. Ubicados entonces en un lugar, las condiciones de el neocolonial hasta el presente, se ha dado muchas
ambienta les son obligantes y está prefijada como condi- vueltas alrededor de una esencia latinoamericana que sur-
ción proyectual. Así. es distinto abordar el clima a una es- ge de nuestras realidades ambientales físicas y culturales ;
calera , pero ahora me pregunto cómo se articula este fun- los hec hos indican que por más que se ha insistido en este
damental aspecto con «todo» el saber disciplinario. compromiso no se ha logrado el desenlace esperado, por
más razones y escasísimos ejemplos que lo respalden. Algo
Juan Pedro, el otro punto que me interesa conversar y es
ocurre en la proposición que no lo permite y creo que es
concomitante , se refiere a la universalidad , ante las recu-
una cuestión metodológica que habría que explorar.
rrentes apelaciones al problema de la identidad. No quisie-
ra contradecir a Juan Nuño, pero la preocupación por este No quise dirigirme a las universidades y lo que allí se ense-
aspecto ha nacido precisamente de esos países donde la ña, porque presiento que hay algo más profundo y no ten-
pertenencia cultural parece confirmarse por el peso y la go suficientemente claro: y es la enseñanza sistemática de
solidez de su arquitectura precolombina . En efecto, Federi- la disciplina. Una vez T.S. Eliot pensó en voz alta: «En la Fa-
co Marsical escribió uno de los primeros ensayos sobre este cultad de Letras no se enseña a ser escritor, se enseña a ser
problema en: La patria y la arquitectura nacional (México, crítico de literatura» y en la Facultad de Arquitectura , en
1915), y Héctor Velarde (Perú , 1939) en: El peruanismo en tanto que disciplina también práctica, se enseñan las des-
nuestra arquitectura actual. así como el indigenismo de trezas y los saberes de la arquitectura, pero de allí a ense-
Vasconcelos (México ) y Mariátegui (Perú) son pensamien- ñar cómo ser un auténtico creador creo que hay una gran
tos pioneros que confirman las preocupaciones de esos distancia, porque el talento arquitectónico no se enseña,
países sobre el tema de la identidad. Mientras tanto, en se tiene o no; y creo que esta confusión es el motivo de
Venezuela podríamos asegurar que el problema nació a la tantos equívocos en la enseñanza. En mi caso só lo me ocu-
luz de la teoría de la dependencia en los años sesenta. po de cómo son, a describir su condición, a descubrir sus
a tri butos, producidos con procedimientos comp lejos e
inextricables y señalar el valor relativo de lo que se expone.

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Ensayos críticos sobre la arquite ctura ve nezolana Debates y disquisiciones sobre el anón y el cambur

Ésta es la diferencia entre el acto de enseñar a proyectar y AUS:rRALIA POR EJEMPLO


· Juanfedro Poso ni, 21 de enero de 1995
el acto de describir sus cualidades . Las indicaciones de
cómo abordar el problema proyectual pertenecen a la
esfera de la ética, pero la calidad de la arquitectura es un
Luego de esta original suspensión en la nada que son las
problema estético.
" fiestas " de fin de año, luego de estos puntos suspensivos
A esta altura de los pensamientos, el punto que quisiera obligatorios, de este paréntesis categórico, de estas vaca-
enfatizar es el de los procesos articulados que reconocen ciones ~f'l el olvido y en la nostalgia, a que todos los años se
el sitio, «lo poseenn, lo asumen profundamente y donde con- somete la vida colectiva de la nación , se regresa al traba-
curren infinitas e inesperadas evocaciones, entre las cuales jo, a la rutina y también al drama de reconstruir a un país. Y
están, inevitablemente, todo el arsenal de conocimientos queda ·lctduda sino será a terminar de destruirlo.
de la cultura occidental y las experiencias obtenidas en la
De todos,modos el deseo es que el nuevo año sea lo más
vida. Los ejemplos que cité en el artículo anterior compro-
feliz posible para tooos los lectores de este esfuerzo llama-
metieron mi opinión e insisto que allí reconocí una particu-
do sup lemento de arquitectura , que no sabemos si es una
lar síntesis entre cultura universal y medio ambiente.
mutación local y maravillosa de la crítica e información ar-
«La calidad de los hechos creativos» enunciado en aquel qu[tectónica
,¡¡%,'
o simplemente una especie.·. en'
'
extinción.
'
artículo, me parece que es el punto y todavía no lo expuse,
~'Habíamos quedado, con esta página, en una interesante
no me quedó espacio. Juan Pedro, te propongo continuar,
discusión {supongo yo , y a lo mejor me equivoco) acerca,
y si algún lector se suma, mucho mejor, porque creo que el
nada menos y nada más, 'ele cómo hacer arql)itedtura en
tema tiene muchos pliegues que explorar.
un país como Venezuela .

De cómo enfocarla, plantearla, orientarla. De cómo hallar


estos nexos, amarres o nudos inteléduales o teóricos que
permitan establecer vínculos útiles, evolutivos, fuera de las
modas y de las imitaciones, entre la profesión y los grandes
problemas del asentamiento físico. De cómo poden identi-
ficar, tanteando en la nebulosidad de un pensamiento nue-
vo, algunos peldaños relati vamente seguros, ahí donde co-
mienza la larga escalera que lleva al paraíso -inventado
por los arquitectos- de la arquitectura grande y hermosa .

Tal vez, demasiada utopía, exceso de confianza teórica,


apuestas sin gran relación con la realidad dura de la vida.

Es posible. Pero vale la pena seguir moliendo las ideas. Pri-


mero, porque no se puede hacer otra cosa. Y segundo, por-
que quién quita que a punto de reflexiones no ayudemos a
encontrar resortes escondidos, no despertemos apetitos dor-
midos, no empecemos a recordar memorias del futuro.
\

Así que para no arrancar mal en este año que comienza


conviene intentar resumir la discusión en términos simples.

El que escribe consideraba {y considera ) que un país como


el nuestro ofrece {y no voy a repetir aquí lo que es conocí-
Ensayos críticos sobre la arquitec tura venezolana Debate y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

do o es un deber de conocimiento, a saber, sus circunstan- Yo afirmaría que hay que atreverse a dar un paso por el
cias geográficas, su historia, su evolución cultural y política) buen camino: el del reconoc imiento de que en los factores
ofrece, decíamos, de una manera muy diferente a lo que materia les, sensoria les, tectónicos, más que en el gusto y
puede ocurrir y ocurre en otras regiones planetarias de la en las modas estetizantes de las regione s cu lturales alta-
cultura humana, algunos elementos o factores digamos que mente desarrolladas, es donde y desde donde podemos
privilegiados, a partir de los cuales puede alcanzarse una intentar alcanzar una meta de independencia de criterios
identificación afectiva y funcional con el mundo que se está y de logros -paradójicamente- internacionales.
construyendo.
Y como siempre es bueno ofrecer ejemplos de lo que se
Uno de estos factores, insistía yo, es lo que se congrega bajo está diciendo: una pequeñísima prueba al canto . He teni-
la etiqueta de factores climáticos pero que necesariamen- do oportunidad de insistir que en Australia hay, desde hace
te hay que ampliar hasta incorporar métodos constructivos unos cuantos años, una buena arquitectura (hay otra mala,
y modalidades tipológicas . por supuesto) ejemplar, sensible, frágil, tal vez hasta provi-
sional, pero profundamente realista y creadora. Y que un
En otras palabras, antes de iniciar el viaje riesgoso por las
arquitecto que ha realizado obras realmente interesantes y
ideas y las formas (y las modas) de la arquitectura interna-
estimulantes es Glenn Murcutt, de quien hemos hablado
cional de ayer, de hoy y de mañana, ¿por qué no hacer de
ya varias veces. He aquí en una órbita minúscula pero su-
lo que sí es seguro, de lo que está directamente en nuestros
gerente una manera de hacer arquitectura que me pare-
pulmones y en nuestra piel, de la atmósfera y del suelo den-
ce sumamente correcta.
tro de la cual y sobre el cual vivimos, los materiales creativos
e inspiradores de formas y concepciones que de manera Veamos de qué se trata.
intrépida nos coloq uen en el umbral de una arquitectura
Una pequeña residencia para una artista aborigen, en el
con la cual el diálogo de diseñadores y usuarios sea real-
límite de los ostos y el clima violentamente tropical del nor-
mente, sanamente afectivo?
te de Australia . Un pequeño bungalow, abierto y simple, se
La otra parte del viaje , sin duda, es necesaria y corresponde supone que al nivel de lo que podrían ser nuestras infames
a nuestra idiosincrasia de pueblo en crecimiento, atravesa- viviendas rurales (las de ellos también lo son). Pero lo que
do por las grandes autopistas, viejas y nuevas, de la informa- Murcutt le regala a esta familia es un espacio, es una viven-
ción, pero no debería obligar a prescindir de estímulos crea- cia , es un recuerdo y una inspiración de vida y no un núme-
dores que por su propia naturaleza y realismo pueden ase- ro económico y burocrático. Justamente, una arquitectura
gurar una prevención adecuada de lo que a mi juic io pare- realista y soberbia, en lo mínimo de sus dimensiones, que
ce ser, junto con la desidia profesional, una infección per- hace del clima y sus condicionantes el re sorte desde el cual
manente de la arquitectura venezolana, esto es, la imita- inventar o desarrollar una relación afectiva con las formas
ción superficial de las grandes corrientes internacionales. y con el país.

Alberto Sato sostenía en cambio (ya nos dirá si es así o no) Y por favor, no se trata de imitar ahora a Australia. Se trata
que las referencias al clima, a los materiales, al lugar, son de otra cosa : de volver a descubrir los mecanismos auténti-
referencias obvias y sobrentendidas, que cualquier profe- cos, autónomos y originales de la creación arquitectónica.
sional debe desarrollar en plena normalidad y convenien-
No podría seña lar, para comenzar este año informativo,
cia. Que lo que sí pesa en la arquitectura de aquí, con una
nada mejor que esta proposición mínima y modesta pero
proyección superior e inevitable, es el conocimiento, la ab-
extraordinaria en sus implicaciones.
sorción sensorial e intelectual de las formas de despliegue y
crecimiento de la arquitectura internacional. Y que sería ab- Por mi parte estoy convencido, además, de que es un buen
surdo o demasiado inocente suponer que sea posible y/o ejemplo para ilustrar nuestra fraternal discusión.
deseable, colocar esta instancia en un plano segundón .
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

HICETNUNC
Alberto Sato. 28 de enero de 1995

Al inaugurar el año, Posani ha retomado la discusión con


nuevas energías. Pensé si era conveniente continuar ese
mismo debate ante las expectativas del lector sobre no-
vedades que siempre se abrigan en un nuevo período,
aunque sea calendario. Mucho más cuando el que pasó,
dejó algunos sabores amargos y desilusiones que golpea-
ron fuertemente al colectivo y se quisieran olvidar. Pero la
realidad interrumpe sueños, y para indicar duramente que
la historia es capaz de frustrar cualquier anhelo, ni siquiera
un cálido y maternal exorcismo amasado con las hallacas
y los bollos ha impedido que los bancos continúen alimen-
tando el descrédito y la inseguridad ronde como un fan-
ta sma por las calles, impidiendo el disfrute de muchas
cosas del trópico urbano. Al abrigo de esta cruel continui-
dad , insisto en un debate que permita enriquecer algu-
nos puntos de vista, frente a la recurrencia de argumen-
tos que tienen la apariencia de un virus mutante: adquie-
re nuevas estructuras formales pero es el mismo agente y
da los mismos resultados.

Si mis proposiciones se resumen como respaldo y estímulo


a : «... la desidia profesional , una infección permanente de
la arquitectura venezolana, esto es, la imitación superfic ial
de las grandes corrientes internacionales» y en el «gusto y
en las modas estetizantes», Posani me está acorralando
hacia el plano moral, donde se seleccionan los peores usos
de la cultura universal que se confrontan con las mejores
intenciones contextua listas; «gustos» y «modas», es decir, su-
perficialidad, contra razones profundas que emergen des-
de las raíces cu lturales y las tradiciones técnico-constructi-
vas . Ante esto, mi punto de vista no puede ser reconstruido .
Sería muy tedioso narrar nuevamente los desastres de los
enunciados contextualistas; la falacia maniquea del des-
plazamiento del tema hacia territorios éticos {el mundo de
los buenos y los malos) y finalmente, recon struir los procesos
de diseño para identificar el espacio y la temporalidad que
ocupan los saberes universales cuando se entremezclan con
las realidades contextuales. En efecto, en aquellos terrenos
no podría discutir, la lógica del sentido común que lo acom-
Ensayos críticos sobre la arquitec tura ven ezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

paño y en el fondo respalda , me dejaría sin palabras y ale- to de las opciones hacia otro modelo cultural que acepta
jaría toda posibilidad de analizar calmadamente los hechos nuestra ca'ndición actual y caótica que rec onoce la pérdi-
y las ideas. da de centralidades . Permítanme presentar un ejemplo, no
de una obra, que es polisignificativa y engañosa como la
Sin embargo, pensando en positivo, creo haber identifi-
de Murcutt, sino de un procedimiento. Tengo un cliente y
cado un punto de inflexión interesante que merece seña-
un programa, no en un predio rodeado de montañas en-
larse. Estoy seguro que la proverbial inteligencia , cultura Y
cantadas, aromas de mango, tierras rojas, climas sabrosos
agudeza crítica de Juan Pedro no me permite ni siquiera
y armónicos saberes rurales , sino en la dureza urbana de un
suponer que su punto de vista actual repita el tránsito por
edificio de oficinas en El Rosal, con determinantes de cons-
los callejones sin salida de la pérdida de la dimensión críti-
trucción, exigencias eco~ómicas, entornos casi abomina-
ca por la inclusión de categorías míticas; de las evasion8;$
bles y un calor insoportable . Aquí te quiero ver arquitectu-
antiurbanas; de los discursos extradisciplinarios elípticos,
ra , sin arrojar miradas a Kevin Rache, a Salmona , a los «dise-
tangentes y otras geometrías derivadas de las teorías de
ños sustentables», a las tipologías terciarias, a los sistemas
la dependencia , del tercer mundo, de la transculturación ,
estructurales de edificios de altura, a los sistemas técnicos
de las tecnologías alternativas, de la oposición centro-pe-
para servicios , es decir, a la cultura técnica y al repertorio
riferia , de la idealización de los espacios culturales popu-
de imágenes metropolitanas. Hic el nunc, Caracas ,
lares, que no han encontrado interlocutores ni mucho
Maracaibo, Valencia en Venezuela , la de grandes aglome-
menos realizaciones arquitectónicas que confirmen la
raciones; fin de los grandes relatos, muchas experiencias
validez de las proposiciones.
realizadas , muchos discursos políticos, pocos discursos
Estoy seguro que Juan Pedro no circula por estos fracasos, disciplinares.
no, por el contrario, creo descubrir en sus proposiciones el
Es aquí que el einfühlung remozado que creo entender en
procesamiento de un nuevo einfühlung que se identifica
Juan Pedro, abre un nuevo discurso en el aquí y ahora, que
con la pérdida de la centralidad, con un acercamiento
no podría ser solventado sólo con el enunciado, pero seña-
afectivo que coloca a la arquitectura afuera de los rigo-
la un camino de indagación que se reencuentro con la
res escolásticos, con una apertura hacia proximidades
disciplina arquitectónica . Eso sí, sin guiños tercermundistas
inexploradas. Pero si uno de sus propósitos es indicar ca-
ni miradas nostálgicas al pasado nacional y popular.
minos de enseñanza en las escuelas de arquitectura, po-
demos convenir que esas certezas, esos datos que están, Para no entrar en pánico, creo que ambos saberes, el uni-
cito a Juan Pedro: «.. .en nuestros pulmones y en nuestra versal y el local, deben acercarse a la misma mesa sin pre-
piel, de la atmósfera y del suelo dentro de la cual y sobre juicios ni dogmatismos y cuando se trata de crítica, encon-
el cual vivimos, los materiales creativos e inspiradores de trar los valores, las cualidades de la arquitectura.
formas y concepciones .. .», son difíciles de sistematizar en
Si en cambio es una cuestión de cómo hacerla: abrir to-
métodos académicos. ¿Cómo enseñar «Percepciones
dos los poros de la sensibilidad con cultura e inteligencia ,
epidérmicas 1», «Aire 2», «Qbjels á reaclion poétique 3», el
porque son inseparables y porque no se puede decir otra
al.? Sólo la sensibilidad ante el medio natural y cultural Y
cosa ante la imposibilidad de cualquier indicación sobre
en definitiva, el talento, permiten entrar.en ese mundo ; el
cómo hacer buena arquitectura . Esta conciliación es un
resto queda afuera, desconcertado y sin brújula. En el pla-
asunto de superviviencia disciplinar, por supuesto, si es que
no crítico, en cambio sólo faltarían ajustar algunos
ella se desea .
parámetros porque de otro modo podríamos legitimar un
autoritario perche mi píace.

Lejos estoy de instalarme como un abanderado de las ten-


dencias internacionales. Estoy señalando un desplazamien-
De bate y d isquisic iones sobre e l anón y e l cambur

AQUÍ TE QUIERO VER, ARQUITECTURA


Juan Pedro Posa ni, 4 de febrero de 1995

Me vas a perdonar, Alberto Sato , pero déjame pensar por


un momento que tu precioso artículo del sábado pasado
ha tenido origen, por alguna pequeña medida , en m is artí-
culos anteriores. Es decir, que me gustaría sentirme respon -
sable de haber provocado, aunque no sea sino por defec-
to de im itación, las ideas que expusiste en forma tan
hermosamente irónica, y que tanto me divirtieron y estimu-
laron. A mí y, espero, a tantos otros lectores.

Déjame decirte también , para continuar este intercambio


que ya tiende a parecerse a aquel las contiendas floreales
del medievo, que lo más alejado de mis intenciones polé-
micas ha sido la de atribuirte -en una maniobra de acorra-
lamien to- la categoría de portaestandarte de "la imitación
superfic ia l de las grandes corrientes internacionales" y de
defensor del gusto y de las modas estetizantes .

Nada de eso. Nunca he pensado que tus ideas, públicas o


privadas, están enmarcadas dentro de estos parámetros.
Cuando me he referido a e llos - y ciertamente lo he hecho-
ha sido señalando y acusando los defectos y errores graví-
/ simos que de ellos se desprenden en la práctica corriente y
dominante de la arqu itectura y del urbanismo del país. Y
así como no estoy adjudicando a las opiniones de Sato atri-

1
bu tos y rasgos que no tienen , y que sí, en cambio, los tiene
la realidad urbana del país, desearía , por favor, y si no es
mucho pedir, que no se abriera la posibilidad de colocar-
me la camiseta gastada de los " guiños tercermundistas y
de las nosta lgias nacionales-populares".

Ya sé que una pizca de pimienta cae bien , pero también


sé que no es preciso correr e l riesgo de confrontarse con
fantasmas .

Me consta que Alberto Sato no tiene nada que ver con


aquellos errores y defectos que mencionaba . Pero sí tienen
que ver con e llos -si no me engaño-las formulaciones teó-
ricas y las prácticas docentes que preva lecen en nuestras
facultades de arquitectura.

Las p ruebas a l canto . Miremos a lrededor. Leamos el rostro


1 de nuestras ciudades que en su esencia están en las ma-

j
nos y el saber de los arquitectos. En ellas no sólo constata- Como lo dijo Sato: ¡Aquí te quiero ver, arquitectura! Pero
mos con pesadumbre lo que Germán Carrera Damas ha precisamente: el reto, la apuesta, están en asumir que hay
calificado de "estado de baja creatividad de la cultura plataformás funcionales condicionantes que no pueden ni
criolla", sino el desacierto disparatado de un diseño urba- deben ser olvidadas. No emprenderemos, ciertamente, la
no y arquitectónico que se las apaña para olvidarse de las ardua tarea de formular, en las facultades de arquitectura,
nociones más elementales de relación con el contexto, que, el programa académico correspondiente a "Percepciones
dicho sea de paso, en el caso de Venezuela , es prevalen- epidémicas 1", porque eso no pasa de ser un bonito chiste.
temente geoambiental .
Pero sí vale, para el común de los mortales, sean o no ar-
Para decirlo en morrocotas: ¿Es cierto o no que 99% de lo quitectos, la pregunta de "¿dónde está el norte?".
que se construye no toma en cuenta el clima y que 1% que
Ahora ¿estamos conformes en que, para ir más allá de
lo toma en cuenta lo hace como si no existiera otra fórmula
este primer nivel, no cabe otro recurso que "abrir los poros
que la caja de vidrio con aire acondicionado? ¿Ésta es o
de la sensibilidad con cultura e inteligencia" y que para
no es la realidad de la arquitectura urbana venezolana?
ello no existen recursos académicos seguros, experimen-
Por supuesto que no es tu culpa, Alberto . Por supuesto. Esta
tados y codificados?
es la condición hacia la cual ha derivado de manera sos-
tenida la práctica de la arquitectura venezolana . Y no ha- En primer lugar, no estoy tan persuadido de que no existan
blemos de los demás factores que en el contexto, con el formas pedagógicas que instruyan al estudiante y que a la
contexto y por el contexto, tiene peso y función privilegia- vez estimulen su sensibilidad a que salte barreras, madure
dos, como los materiales, los procesos constructivos tradi- contaminaciones interesantes y reveladoras, y a que se en-
cionales y modernos, los análisis tipológicos o las referen- sanche libremente con el aire y los colores del mundo, y
cias culturales locales. Nada más consideremos el clima y descubra por su cuenta y riesgo el camino a seguir. En se-
la respuesta arquitectónica y urbana que se le han estado gundo lugar, es verdad, comparto la idea de que el talen-
dando; y la contundente trascendencia de aquella prime- to se estimula, simplemente, y de que no se inventa de la
ra pregunta que hacía el maestro Villa nueva -¿dónde está nada. Y que sólo el talento, como dice Sato, permite acce-
el norte?- nos explota entre los dientes. der a ese nivel inefable, en el cual -según Valéry- apare-
cen los edificios que cantan.
Que se trata de un problema de cultura general ; lo admito.
El hombre venezolano, el ciudadano venezolano, a fuerza ¿Un nuevo einfühlung, un nuevo "sistema de empatías"?
de creerse en la cima de la ola petrolera, en general, ha Tal vez. Ahí está sin embargo el punto que sostengo me
olvidado el significado cívico y la obligación solidaria de parece una diferencia entre nosotros: la relación contextua!,
crear el ambiente permanente que sea lo más favorable en lo que toca concretamente a los aspectos geoclimáti-
para la convivencia social. cos, que en nuestro país no puede ser devuelta tranquila-
mente a la enseñanza funcionalista convencional. Hay en
Pero dentro de este macro problema cultural hay otros igual-
ella un ingrediente formidable que, bien administrado y de-
mente medulares. Entre ellos, el de la cultura proyectual de
sarrollado, puede y debe jugar, en una primera instancia,
los arquitectos que en definitiva intervienen con mucha in-
un papel primordial en la construcción de una arquitectura
fluencia en la construcción del ambiente. No me estoy refi-
y de una ciudad en las cuales nos sintamos por lo menos
riendo a las metas de una producción arquitectónica que
confortables, a gusto, orgullosos de ellas. Y, en segundo ni-
aspire a los altísimos niveles de las obras maestra . De ésta ya
vel más elaborado, puede perfectamente constituirse en
hablaremos. Me estoy refiriendo ahora al nivel promedio, al
un lenguaje portador de valores estéticos inéditos, avanza-
que está constreñido, como Sato señala, por las condicio-
dos y originales. Insisto en algo que vengo repitiendo; aho-
nes urbanas, por la normativa, por la economía, hasta por
ra me doy cuenta con cierta perplejidad, desde hace años:
las preferencias arbitrarias de propietarios y promotores.
diseñar partiendo del norte es poner los pies sobre la tierra,
Ensayos c ríticos sobre lo arqui tec tura v enezola na Deba te y disquisicione s sobre el anón y el cambur

es abrazar la realidad , es observarse en el espejo y acor- c;:IQ.NALIDAD ESTRATÉGICA


"dro Posani, 11 de febrero de 1995
darse de los abuelos . Diseñar partiendo del norte es, sobre
todo, orientarse hacia el futuro , es disponer de un mapa en
el cual esté marcado un proyecto de vida y de país.
Toda dis usión comienza y termina. En el caso de esta que
he mantenido durante unos meses se han tocado va-
s que giran alrededor de un tema central. Antes
r terminada nuestra participación quisiera recor-
jor- insistir sobre algunos conceptos que parecen
·ie"felevancia, por lo menos en la opinión

En el h~,P o arquitectónico inf~rvienen -es cosa archisabi-


da- ':f' conjunto dedlementos de factores y determinan-
tes .··· e actúan entre sí en forma siml.JI.t ánea.

E mismo tiempo -en tiempo real- coinciden, entre otros


p nos menores, el desarrollo tipológico y 19 invención es-
/ pacial, el e~.!lJ,dio y aplicación de los métodos constructi-
vos y el modelado formal.
'
Teóricamente puede afirm~rse que la jerarquía de cada
~%,

uno de estos ámbitos de diseño ~s similar. De hecho, ni en


el período de la formación aca d~mica ni en la práctica
profesional, la realidad se conforma con tal teoría ni se ajus-

' \
"
ta con ella. En ambas situaciones uno o más de los factores
.
que a manera de ejemplo se han señalado, recaba una
valoración prioritaria o determinante. óra el juego, colu-
métrico-espacial, ora el constructivo-funcional, ora la ex-
ploración de~ lenguaje formal, según una infinita gama de
circunstancids variables, pesan con una mayor carga en lb
definición del proyecto o de la obra realizada.

Pues bien, nos parecía y nos parece cada vez más que
para un país como el nuestro - y que no es Suiza, según dijo
%
uno de nuestros próceres contemporáneos, y ésta ~s u.na
verdad como un templo- reviste especial interés i~éntificar
el campo de acciqn a partir de cuya exploración pqeden
lograrse mayores dividendos en los resultados finales del
proceso de diseño, si éstos se miden en términos de' auten-
ticidad, afectividad 'Y creatividad ..

Si nos parece lógico que Francia, Japón o Inglaterra, cada


una con sus propias peculiaridades, insistan especialmente
en el desarrollo arquitectónico a partir de un componente
Ensayos críticos sobre la arqui tectura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

tecnológico de altísima modernidad, y que Italia o España TOMAR DISTANCIA


se sientan particularmente obsesionadas por los riquísimos Alberto Sato, 11 de febrero de 1995

fantasmas del pasado, o que Australia inclusive tienda a


valorar las sugestiones de una arquitectura vernácula des-
Nuestros estimados lectores habrán advertido que el inter-
preciada hasta hace poco, no se percibe entonces por
cambio sostenido entre Juan Pedro Posani y Alberto Sato
qué en un país como el nuestro no debe tener suficiente
ha llegado a un punto que requiere oxigenación . Persuadi-
racionalidad metodológica o racionalidad estratégica el
dos de la impqrtancia de los temas tratados y apasionados
hurgar en los pliegues del clima, de la ecología, del mundo
por la búsqueda de preguntas bien formuladas , ocupamos
físico geoambiental, acotados en el territorio del país -de
un trimestre del semanario de arquitectura. Es éste un ver-
éste y no de otro- y hallar allí los recursos poderosos de una
dadero privilegio que sólo gozaban las novelas de folletín
inspiración y de una funcionalidad que, como mínimo, de-
de antaño: un paréntesis para decantar ideas y aguardar
berían poder ofrecernos el confort de un mejor ambiente
por otras opiniones que con seguridad enriquecerán el
urbano .
debate, podría resultar aconsejable.
Este punto parece fundamental pero también parece evi-
Algunas reverberaciones de SAL, últimamente con un poco
dente su omisión asombrosa en la docencia y su excesiva
de pimienta, aderezadas con la refrescante intervención
ausencia en la práctica contemporánea venezolana.
de Fernando Gonzalo, que nos recordó, más que el sabor,
Alguien debe estar equivocado. Y buscar las causas y los el precio de las hallacas, se presentaron como un prome-
rizos del error era también meta central de la discusión. tedor discurso culinario. Bases y condimentos están sobre
¿Nos hemos divertido o aburrido durante esta polémica? la mesa: el arroz universal y el tomate americano, pese a
¿Hemos aprendido algo o ha sido un ejemplo más de un las inevitables confusiones del imaginario colectivo de atri-
diálogo entre iniciados? Por parte mía debo declarar que buir origen oriental al primero y universal al segundo o más
ha sido una experiencia agradable que me ha obligado a bien, chino al primero e italiano al segundo o por el contra-
serias reflexiones. No es poca cosa, a mi entender, pues rio, cubano al primero y hallazgo de Marco Polo al segun-
desde ellas espero que puedan madurar mejores ideas y do. De todas maneras, no caben dudas que con ellos se
mejores actuaciones. pueden preparar excelentes platos típicos en cualquier
parte del mundo.
Si alguien más logra vencer la natural inercia que conspira
contra la palabra escrita y quiere intervenir, la página está Fuera de cualquier derivación graciosa o irónica que ha su-
abierta para ello, como siempre lo ha estado. frido el debate, está claro que el problema está formulado
en términos metodológicos; de cuáles son los instrumentos y
las actitudes que deben privilegiarse para abordar el acto
creativo de la arquitectura venezolana y, aunque por todos
los medios se quieran evitar las prescripciones, la crítica con-
temporánea siempre deja deslizar gustos y posiciones.

Así. finalmente, y a partir de tu última proposición acerca


de una contextualidad venezolana prevalentemente
geoambiental, me parece que hay mucho en qué pensar.
Por ello, Juan Pedro, pido un break, un receso, taima o,
como dicen los comentaristas deportivos, regresar a nues-
tros estudios, para no responder precipitada y alocadamen-
te lo primero que se me ocurra.
De ba te y d isquisiciones sobre el anón y el cambur

CARICATURAS DE VENTANAS
Juan Pedro Posani, 10 de junio de 1995

Durante la época colonial y la republicana , antes que el


petróleo y el modernismo atropellado embistieran nuestras
ciudades, las calles guardaban una discreta, casi anónima
coherencia. Las fachadas de las casonas mantenían una
alineación pareja y una altura semejante. En esas ca lles tra-
dicionales, sobre el plano de las fachada s apenas corru-
gadas por las molduras y las cornisas, separadas del cielo
por la línea oscura del corto alero y sus tejas o por el breve
bordado de los áticos, únicamente sobresalían los bultos
de las ventana s sombreadas, avanzando con entereza, con
presencia rítmica y noble. La ventana tradicional , la buena
ventana de poyo y reja, de quitapolvo y romanilla , no sola-
mente una ventana. Es la ventana. Mejor dicho, es el dis-
positivo complejo, catado por el uso, desarrollado por las
costumbres sociales, calibrado por el clima, ajustado a ven-
tilación , vista , lu z, resplandor, sol y sombra , resguardo,
privacidad y seguridad. Ventanas espléndidas, intensas, cons-
truidas en varias capas funcionales, distribuidas por etapas y
sectores, verdaderos dispositivos que combinan la adecua-
ción funcional con el entresijo de su modelado poético. Quien
haya vivido detrás de esas ventanas, quien las haya abierto
y cerrado, quien haya observado la calle desde sus visillos
por años, siglos y minutos, guardará en sus recuerdos la pro-
fundidad de su espesor, el olor de sus maderas, el tacto apa-
cible de sus barrotes, el menudo lenguaje de sus herrajes, la
solemne longitud de su altivez.

Pero todo esto se con fundió con pobreza, con decrepitud


y desgaste inútil. El va lor mercantil de la tierra urbanizable y
las oportunidades de seguro y rápido provecho convirtie-
ron en mercancía inmobiliaria lo que era residencia y ruti-
na popular.

Nada que objetas, bienvenido el progreso si con él se aporta


civilización y bienestar. Pero ocurre que al final del cuento la
ciudad desordenada e inculta que obtuvimos es tan inhóspita
que ahora alimentamos hasta la nostalgia de las calles de
antes, mudas, retraídas, simples de tanta disciplina. Y ellas so-
breviven únicamente donde e l "progreso" ha dejado man-
chas de olvido o de indiferencia, o donde algún buen espíritu
Ensayos críticos sobre Jo arqui tectura ve nezol ana

morfología de la ventana tradicional o los vanos en las fa-


de la conservación las ha defendido del derrumbe y el aban- chados se resuelven con imaginación y buen gusto, me-
dono o simplemente del asalto del dinero. diante el diseño radicalmente moderno de dispositivos es-
En los oasis de la coherencia tradicional (los centros históri- tético-funcionales para nuestro tiempo .
cos de nuestros pueblos de la provincia , por ejemplo) sitia- Dos alternativos. No hay otras. Con la segunda se corren
dos por los avances del bloque de cemento y del concreto menos riesgos que propiciando reinterpretaciones calami-
anodino, descocado e ignorante, los ventanos tienen en- tosos . Y sobre todo no puede ni debe admitirse la caricatu-
tonces un lugar destacado. Se han convertido en el símbo- ra bien intencionada. Ya sabemos que el infierno está pavi-
lo, en el emblema de una forma de vivir, tal vez menos dul- mentado de buenos intenciones. Seguramente debe te-
ce de lo que suponemos pero probablemente más huma- ner ventanas como las falsas-tradicionales caroreñas.
/

na, para muchos de la que hoy nos ha atrapado y que nos


conduce con velocidad vertiginosa hacia un futuro carga- No cabe duda, Carora, como Quíbor, La Postora, Coro, Ca-
do de relámpagos. labozo, La Guaira, como tantos otros lugares, espera en
vano el regreso del ángel de la autenticidad.
Advertimos, es cierto, que nada es más dañino para los
ideas que la añoranza en blanco y negro de situaciones
del pasado, que imaginamos -por efecto de la óptica
deformadora de la nostalgia- únicamente benignos, cuan-
do ellas en realidad nunca se desprendieron de la brutali-
dad contradictoria de la condición de la existencia.

Pero ahí están las ventanas tradicionales . Asomadas al ros


de las fachados, son más que nostalgia: son testimonios va-
lerosos y valiosos de una manera singular de concebir, dise-
ñar y construir la residencia en la tierra de los antepasados.

Sin embargo, llegas, digamos, a Carora. Y en lugar -te di-


cen , ¡oh! la ventana caroreña- de encontrarte con el celo
del resguardo, del mantenimiento cuidadoso - es lo poco que
queda- de conservación afectiva, lo que percibes es una
letanía de caricaturas, en las calles del centro histórico todo
-o casi todo, demasiado en todo coso- es falso . Falso y malo.
Comenzando justamente por los ventanas: atrofiados, dis-
frazadas, enanizados y reproducidos torpemente en un ce-
mento que es como cartón, rayados por rejos de taller me-
cánico, empobrecidos y deformadas hasta el ridículo por la
ignorancia visual. En los ventanos de las calles de Carora
desfila una colección de muestras muy tristes del abandono
de la doble, única cultura, la popular y la de la élite .

¿Qué hacer en tales circunstancias? ¿Cómo orientar o re-


orientar las normativas municipales que han favorecido se-
mejante degradación? No quedan sino dos alternativos,
dos simples alternativas: claros y tajantes. O se continúa y
se repiten con medios y manos tradicionales, la tipología y
Deba te y disquisiciones sobre el anón y el cambur

LA ARQUITECTURA EN VENEZUELA, UNA


PROPOSICIÓN METODOLÓGICA
Juan Pedro Posani, 30 de octubre de 1998

Si algo enseña la experiencia , es la dificultad de intentar


definir el cómo del ejercicio de la arquitectura desde el án-
gulo preceptivo. Años, décadas de esquemas, de doctri-
nas, de decálogos y puntos programáticos, han pasado a
la cesta de los recuerdos académicos, junto con las pre-
tensiones inanes de la ingenuidad y del voluntarismo.

La realidad ha seguido sus caminos, misteriosos e inespe-


rados . Los cambios sociales, económicos y políticos han
creado condiciones que también han suscitado cambios ,
hasta un nivel realmente insospechado e insospechable,
en las construcciones estéticas. ¿Quién hubiera podido
pronosticar, en los años 30, el cataclismo formal del pos-
modernismo o el más reciente del deconstructivismo?
¿Quién hubiera pensado que los cinco puntos de Le
Corbusier, tan determinantes ayer, pudieran ser vistos hoy
con ironía por parte de los estudiantes de arquitectura de
cuarto semestre?

Sin embargo, junto con el derrumbe de los grandes relatos


del Muro de Berlín y el abandono resignado de la utopía y
de las estéticas racionalistas y productivistas, también hay
que reconocer que es el caos de la realidad, ninguno de
esos cambios fundamentales se hubiera podido producir
sin la experiencia dura, agónica, de realizaciones concre-
tas y de proposiciones firmemente defendidas, ofreciendo
esa resistencia vital de lo construido que exige la agresión y
el afinamiento de la irreverencia .

De la acumulación progresiva y de la confrontación históri-


ca de tesis y de realizaciones y únicamente gracias a su
presencia en el devenir del mundo, es que se pudo desa-
rrollar el ritmo, complejo y dialéctico, de los acontecimien-
tos humanos.

En cierta manera, hoy, un poco más sabios y precavidos,


podríamos hablar de que estamos libres de dogmas -supo-
niendo que eso sea cierto- gracias a la experiencia de ha-
ber encerrado a la creación arquitectónica, durante dé-
cadas, dentro de una jaula de preceptos y doctrinas.
L.ICUUI C" Y UIJ"-!UIJIVIV I IVJ J V V I V VI \,Al IUI 1 r \,..d '-''-"1 1 IUVI

Ensayos críticos sobre la arquitec tura venezolana

ta inicial que el maestro Villanueva planteaba e n sus co-


Pensemos que no habría hoy un Ghery sin haber habido
rrecciones : ¿dónde está el norte?
también la magnífica experiencia histórica de un Le
Corbusier o de un Mies. Esta simple y esencial pregunta tiene la enorme ventaja de
situar el problema del diseño en términos c asi bíblicos, de
La evidente confusión del presente procede de las institu-
génesis: el comienzo, el cimiento, la raíz y el umbral. Nada
ciones sociales, ideológicas y estéticas del pasado: deriva
menos que los criterios que deberían presidir al proceso de
de ellas y de ellas trae razón de ser y justificación dialéctica.
diseño; dónde fundar correctamente lo que pretendemos
Sin embargo, en la situación actual de la arquitectura en diseñar: en la superficie del planeta, de esta pelotica de tie-
Venezuela , tomando muy en cuenta las señales de la ex- rra y de agua sobre la cual, como seres de una pequeñez
periencia que recomienda proceder con gran precaución infinitesimal pero de una ambición desmesurada y con una
en posibles intentos de definir preceptivamente cómo ha- conciencia agónica, intentamos encontrar razones de vida .
cer arqu itectura -sobre todo por lo que el cómo tiene de
Comencemos por orientarnos, por recordar dónde estamos
próximo debe- y sin abandonar el fondo metodológico de
ubicados, por reunir todos los datos ambientales, desde los
la reflexión, parece muy apremiante plantear una discu-
ritmos catastróficos de los terremotos y las estadísticas de las
sión acerca de cuáles pueden o deben ser, a juicio de cada
variaciones térmicas, hasta los aromas de la lluvia del trópi-
quien, los criterios a partir de los cuales podría alcanzarse
co y los colores severos del verano. No olvidaremos los perfi-
un diseño cuyos rasgos sean identificables con una percep-
les de los cerros ni la orientación cálida o fría de los vientos,
ción funcional y afectiva para nosotros, esto es: para quie-
la calidad orgánica de la vegetación y la consistencia del
nes vivimos, sin la menor duda, en este sector muy preciso
suelo. No dejaremos de un lado ninguno de los factores esen-
de la superficie terrestre. Porque en este punto de la Tierra ,
ciales que definen un paisaje físico , y los ordenaremos de
y no en otro, e n c onfrontación y aprovechamiento de una
acuerdo con una escala de valores que nos permita esta-
geología determinada, de un clima , de una biología y una
blecer prioridades.
botánica particulares, es aquí y no en otro sitio donde se
han acumulado historias, sentimientos, políticas, gastrono- Éste, insisto, será un buen comienzo . El punto de partida
mías, añoranzas, asesinatos, heroísmos, ideas prácticas y inexcusable, el de las características, los retos y las posibili-
propósitos ilógicos, todo lo que en definitiva constituye el dades del ambiente, del cual, sin embargo, la arquitectura
tejido de la vida social. Éste debería ser el primer punto de venezolana parece haberse olvidado casi completamen-
partida: recordemos que aun cuando no se trata de bus- te , a menos de que se trate de poner jardineras ornamen-
car una arquitectura que exprese la identidad -porque si tales en los balcones.
ésta existe realmente , cualquiera que ella sea, en algún
Vendrán luego todas las posibles consideraciones a c erca
momento, en algunos rasgos, aparecerá sola, sin que na-
de los materiales y de las técnicas constructivas. Se exami-
die tenga que solicitarla expresamente- de lo que puede
narán entonces materiales nuevos y antiguos. Su mejor ren-
ser equivalente, del sentimiento de presencia y de la com-
dimiento en un marco tecnológico y metodológico preci-
prensión del lugar podremos construir por lo menos un dise-
so, y con él los valores económicos y políticos que les han
ño razonable. Colocaríamos así a la memoria y a la sensibi-
otorgado una carga ideológica tan significativa y determi-
lidad en el lugar privilegiado de las primeras referencias,
nante. En el último capítulo de la segunda parte del libro
con lo que he llamado muchas veces un acercamiento
Caracas a través de su arquitectura hace más de tres dé-
gastronómico a la arquitectura . Cada vez, pues, con más
cadas y en un contexto cultural bien diferente, afirmaba
firmeza pienso que el punto de partida , que la plataforma
yo que " Si se medita ... acerca de los problemas de las
de arranque en la cual debería situarse conceptualmente
metodologías de la construc ción y del diseño, se ad vertirá
el proceso de diseño, es la del lugar geográfico. Estamos
cómo éstos continúan y se disuelven en dos campos ínti-
aquí, y no en otro lugar. Para decirlo con la clásica pregun-

TOT
Ensayos críticos sobre la arquitec tura venezolana Debate y disquisiciones sobre e l onón y el cambur

mamente relacionados entre sí: por un lado, el que está tenga que insistir en la importancia de los factores ambien-
determinado por la dimensión política de la planificación y tales y tecnológico-constructivos . Si es así, es por el aban-
de la programación de la producción y su estructura de- dono en que están sumidos aspectos elemental~s del dise-
mocrática, y por el otro, el que atañe a la conformación ño. Por otra parte, y esto es importantísimo, no se trata sim-
regulada y creadora de la ciudad". Con ello no hacía sino plemente de que donde hay sol debe haber viseras, de
ratificar el sen tido político y claramente ideológico que que donde hay lluvia deben haber aleros, etc ., sino que
conlleva la selección de un material o la tecnología de su lluvia, sol, temperatura, clima, geología, etcétera, se con-
uso. Es bueno advertir que eran los tiempos en que la uto- vierten en impulsos esenciales y centros de producción de
pía se sostenía en un paquete en el cual racionalización, la forma.
prefabricación y planificación venían siempre envueltas en
Volviendo al tema, es inevitable que apelemos a una con-
el rígido deber moral de la metodología. Probablemente
sideración histórica. Todo el recorrido de la arquitectura ve-
nunca quedó suficientemente claro de qué manera, a partir
nezolana, desde la misma conquista , es un recorrido mar-
del uso repetitivo de un método constructivo , puede y debe
cado por el sello de la mimesis . Esta disposición metodoló-
arrancar una investigación cuyos resultados formales , y
gica con nombre de diosa mítica , ha dominado al apren-
únicamente ellos, garanticen la calidad final de la obra en
dizaje y al proyecto. La imitación, con sus pocas vertientes
términos de arquitectura.
positivas (la aspiración a ser mejores y la incorporación de
Ha pasado el tiempo , y en el mundo se ha aprendido algo. valores universales) y las muchas negativas (la repetición
de las modas, las copias, el traslado abusivo de condicio-
En el caso de los problemas que plantea la técnica cons-
nes inapropiadas, la ineficacia funcional), ha sido la causa·
tructiva y el uso de los materiales -así como con muchísima
primordial de la incoherencia de la arquitectura más re-
más razón en el caso del primer aspecto que se señaló, el
ciente en Venezuela .
de las condiciones ambientales y del contexto físico- ningu-
no de los dos análisis de por sí vale de manera autónoma. Y Al ignorar los estímulos tectónico-ambienta les, al hacer sal-
por otra parte, no es posible olvidar que, obviamente, facto- tar los únicos puntos firmes a partir de los cuales podríamos
res como ambiente y tecnología son objeto de estudio nor- haber desarrollado un "estilo" , vigoroso y auténtico, la ar-
mal en cualquier ocasión de diseño en cualquier parte del quitectura venezolana se ha empastelado en un juego ab-
mundo. Lo que se pretende es proponer, en atención a las solutamente empalagoso de imitaciones (que en algún mo-
condiciones especialísimas en las cuales se desarrolla la ar- mento pudiéramos haber confundido con un cierto , sano
quitectura en Venezuela: Primero, se privilegie a estos fac- eclecticismo) hasta causar, sobre todo en los niveles de pro-
tores y se les coloque en la base y al comienzo del proceso ducción comercial, situaciones que claman al cielo por la
de diseño, y segundo, que se extraiga de ellos todo el in- culpable negligencia de sus autores.
menso potencial formal que ellos contienen.
Como relativa justificación de tales desventuras arquitec-
En ellos, y no en la búsqueda autónoma y apriorístico de la tónicas, acaso pueda seña larse que la enseñanza que se
forma , tal como se pretende hacer con excesiva frecuen- imparte en las universidades -y que no hace sino estimular
cia en la práctica profesional de la calle y en la práctica y acentuar tal desviación al poner en primer plano la imita-
de la enseñanza, es que podemos hallar felizmente los ele- ción de la forma internacional como fuente primaria de
mentos de una arquitectura en la cual vivir y reconocemos trabajo- tiene una inmensa responsabilidad en la deficien-
de manera auténtica y funcional. cia de la producción actual.
Veamos por qué. Pero antes una precisión. Que quede bien claro que queda completamente ajena
Parece increíble que a estas alturas del desarrollo de la edu- a mi intención, cualquier sugerencia fundamentalista que
cación universitaria y de la conciencia socioecológica, se pudiera estar impregnada de nacionalismos, de localismos
tnsayos cnncos soore 10 arquitectura venezolan a Debate y d isquisiciones sobre e l anón y el cambur

o folclorismos idiosincrásicos o de llamados patrióticos a la de que lo primero ha echado raíces en el alma, es que a lo
búsqueda de identidad . segundo s.e le deja libre para intervenir.

Lo que deseo destacar, una vez más y de manera necesa- En este aspecto es indispensable que nos detengamos
riamente esquemática, es la imperiosa necesidad de recu- algo más.
rrir a un ordenamiento diferente de las fuentes del diseño, si
Una vez colocados sobre la mesa de dibujo o en la panta-
queremos salir del atolladero actuaL mezcla de pasividad,
lla de la computadora, o más bien en el centro invisible de
de normalidad mal entendida y de copia mecánica. La
la mente, los temas perentorios del ambiente y de las técni-
destreza que, pese a todo, se manifiesta en algunos pro-
cas , también conviene recordar las herramientas podero-
yectos-intentos de simulación, no es sino una prueba más
sas de la tipología tradicional.
de la pésima inversión de talento , de la manera absurda
de malbaratar el ingenio, al perseguir modelos fantasmales, Pero no, aclaro, para repetir corredores, patios y aleros, se-
ajenos e intrascendentes en lugar de perseguir una respues- gún los esquemas alcanforados de la tradición , sino para
ta realista a las condiciones originales de un país como el deducir de ellos lo esencial de su mensaje funcional y
nuestro. En lugar, por ejemplo, de recubrir con cristales ano- afectivos: sombra, penumbra, escala, variaciones espacia-
dinos kilómetros cuadrados de fachadas, aplicando una les que suenan como acordes cuando está n sometidos a
ostensible dosis de imitación y simulando realidades, ya de la prueba del sol y de la lluvia. Identificaremos lo que es
por sí discutibles, de Houston o de Tokio ¿no sería mucho primordial: lo que constituye su valor humano de instrumen-
más interesante y productivo dedicar el talento disponible tos de vida y de se ntimiento. Habremos entonces comple-
a extraer formas originales, sugestivas y hasta provocadoras, tado la disposición de los factores de diseño más priorita-
del cúmulo intrincado y complejo de las condiciones am- rios. Habremos entonces asegurado las raíces y los sabores;
bientales? Si a ver vamos, y queremos sacar provecho de habremos evitado los errores que ahora son más frecuen-
las experiencias internacionales, ahí está el caso de la ar- tes, los que por su ordinariez aúllan en las calles de nuestras
quitectura de Australia. ciudades desastrosas .

¿Dónde se armó el juego firme y a la vez delicado de un Habremos evitado ventanas como huecos, espacios como
Murcutt o de un Leplastrier, de un Grose o de un Stutchbury, cajas, techos como lápidas, fachadas como papeles de
sino dentro del marco de las consideraciones ambienta- oficio.
les? Y el ejemplo metodológico de la buena arquitectura Podremos, entonces, apelar a los otros recuerdos, los de
australiana nos hace el favor de enriquecer el análisis, apun- la arquitectura culta . Podremos revisar -como ahora se
tando también a otros aspectos que hasta aquí no hemos dice-, escoger, inspirarnos. Sin complejos podremos recor-
tocado y que conviene añadir. dar a los maestros mayores y a los menores. Podremos,
El clima y el paisaje australiano, es cierto . Pero también la con toda legitimidad , discutir las últimas modas que apa-
arquitectura ruda de los galpones ovejeros, de los caneyes recen en las revistas y hasta hacerle guiños a la frivolidad
provisionales, de los hospedajes elementales perdidos en ingeniosa del star system international.
el desierto del bush . Y, maravillas del pensamiento comple- Podremos hacerlo, porque ya están aseguradas las funda -
jo o débil, también la experiencia de la limpieza argumental ciones; y porque, como decía, c uriosamente, Séneca "hay
de un Mies, de la arquitectura tradicional del Japón, la de que cambiar de alma , no de clima".
Escandinavia y la de la California de los años 50. Estupendo
ejemplo de cómo una relación intensa con el clima, el pai- Confío, permítaseme esta ilusión, que a partir de recobrar
saje y la tradición pobre, se integra admirablemente bien la brújula, la que señala el norte, la brújula del clima y de la
y, diríamos, se homogeneíza, con la experiencia refinada cultura -siempre y cuando sepamos usar la clave que da
de otras arquitecturas cultas. Pero, atención, sólo después acceso a la felicidad de la forma- habremos hallado en-
Ensayos críticos sobre lo arq uitec tura venezola na Debate y d isquisiciones sobre el anón y el c ambur

tonces el camino, si no del Tao, por lo menos de la buena ¿DÓNDE ESTÁ LA ARQUITECTURA RECIENTE?
arquitectura. Puede parecer, tal vez, una receta facilista , Alberto Sato, 15 d e mayo de 1993
convencional o demasiado simple para las tareas comple- No es nada reciente el tema del continuo proc eso de de-
jas que les esperan a los diseñadores del ambiente cons- molición-construcción que borra todo el pasado arquitec-
truido morrisiano, ahora globalizado. No lo creo así, pero tónico de la ciudad , que por habitual , está incorporado a
en todo caso la responsabilidad del esquematismo casi ar- la vida cotidiana : ya no causa asombro este fenómeno que
caico de la proposición que insisto en hacer, la tienen las Alejo Carpentier describiera magistral y demoníacamente
condiciones críticas de indecisión de la arquitectura vene- acerca de la Caracas de los años cincuenta: «... volarían
zolana que reclama remedios urgentes, claros y eficaces, y las techumbres, las romanillas , las rejas , las mamposterías,
a las cuales la imitación como solitaria y engañosa herra- los árboles, las estatuas, las fuentes , como en ciudades an-
mienta de diseño, la ha constreñido . tiguas condenadas a ser arrasadas por la ira del vencedor
( ... ). Los contratistas, inversionistas , compradores, vendedo-
res, negociantes, especuladores, banqueros, arquitectos,
ingenieros, maestros de obra, estaban poseídos por una furia
de destruir, construir, volver a destruir para volver a construir
que iba acabando con todo lo que de abolengo y con
alguna gracia conservaba la cuatricentenaria urbe ...». De
tal manera que volver a lamentarse de esta operación
carece de actualidad; no obstante , la arquitectura recien-
te se instala ca si siempre sobre las últimas demoliciones y
por ello Caracas se e xhibe como un laboratorio de
experimentaciones arquitectónicas en permanente activi-
dad , realizadas sobre los escombros de otras experiencias,
algunas de las cuales habían resultado exitosa s.

El territorio de experimentación arquitectónica más recien-


te de Caracas e stá conformado por una extensa área del
este, e incluye las urbanizaciones de El Rosal, Campo Ale-
gre, Chacaíto, Chacao, Bello Monte y San Antonio , muchas
de las cuales son el re sultado del crecimiento moderno de
la ciudad . La presencia de andamios, grúas y mezcladoras
indica que la formidable masa de edificaciones de media-
na altura, construida en menos de cinco años no detiene
su marcha: en efecto, la construcción concentrada en este
sector gravitará en la imagen urbana de modo determi-
nante. El aspecto general, salvo ocasionales y honrosas ex-
cepciones, es homogéneo gracias al empleo de métodos
de proyectación y de técnicas constructivas similares.

La técnica consiste en el vaciado de una e structura de


c oncreto, la ubicación de enormes equipos de aire acon-
dicionado que después no se podrían instalar, luego las
demás instalaciones, divisiones internas, pisos y cielorrasos,
t nsayos cnt1cos sobre 10 a rquitectura venezola no
Deba te y disquisiciones sobre el anón y el cambur

proporcionando un espectáculo tecnológico e industrial


Para identificar cualidades arquitectónicas en Caracas
público, ya que todo queda expuesto a la vista del tran-
habrá qu·e internarse entre la espesura de la indiferencia .
seúnte. En este proceso de construcción de la obra, se pue-
Un posible itinerario necesitará de visitas guiadas, de viajes
de observar un detalle que por pequeño, no deja de ser
hacia el interior o permisos especiales para acceder a inti-
relevante: se trata de tres o cuatro ventanas de distinto color
midades, porque la ciudad , espléndida en su gente y en su
y/o formato suspendidas en el vacío de sus fachadas. Un
geografía, no ha logrado conciliar su arquitectura, aquella
día, sorpresivamente, el esqueleto de concreto se cierra,
que queda impresa en la retina como imagen de ciudad
adquiere forma, color, y para el público se transforma en
acabada. Si el destino de estas arquitecturas indiferentes
un edificio . El método proyectual compartido fue detener-
cumple con el diagnóstico de Carpentier, habrá que tener
se en la acera de enfrente, observar detenidamente aque-
paciencia hasta su próxima y no tan lejana demolición.
llas muestras de ventana y señalar a una de ellas, y como
en una pasarela, la afortunada ventana será la estrella del La contrapartida de aquel abrumador escenario es la dife-
edificio. Pero si bien las técnicas y los procedimientos pue- rencia , muchas veces exageradamente original de un edi-
den ser similares, no ocurre lo mismo con los gustos, de allí ficio logrado por el esfuerzo proyectual y una creatividad
que el edificio resulta finalmente verde, negro, azul, dora- desligada de modas y tendencias internacionales, que se-
do gris o rosado, disponibles en el catálogo de colores de ñala haber dirigido su mirada hacia otros territorios cultura-
la empresa proveedora de cristales, que junto con los les. Hacer un comentario de la construcción del Hotel Meliá-
anclajes, marcos, herrajes y juntas es quien proyecta la ima- Caracas es presa fácil, pero su presencia, que a muchos
gen resultante del edificio. Gracias al empleo de este siste- puede parecer insolente, no deja de ser una provocación .
ma, que no requiere de demasiado esfuerzo proyectual, El conjunto obliga a pensar acerca del precio que debe
resultará una imagen homogénea que exigirá una gran pagarse por tanta demolición y ausencia. Una ciudad lati-
demanda energética, muchas más que las ahorradas por noamericana que se respete , debe tener edificios eclécti-
el arquitecto para pensar un poco en la arquitectura. Como cos . Ellos son testimonio de las autocracias ilustradas que
una mancha, la indiferencia de estas edificaciones se va resolvieron con pompa la oposición civilización y barbarie.
extendiendo en esta parte de la ciudad . Mal que le pese a los historiadores de la autenticidad, la
ciudad liberal del siglo XIX construyó sus instituciones repu-
La cualidad de lo indiferente está referido a la imposibili-
blicanas con las consagraciones y despojos de las acade-
dad de crear algún estado de ánimo, y esta regularidad,
mias europeas y ello permitió conformar la imagen monu-
que no es más que el producto de simplificaciones y re-
mental que sus habitantes han incorporado como parte
ducciones, promete una imagen urbana de repeticiones,
de su identidad y pertenencia urbana .
exacerbada por el moderno efecto multiplicador de los
reflejos del cristal: el próximo espectáculo de su inevitable Caracas no construyó en cantidad suficiente este tipo de
demolición tendrá la originalidad de producir mucho vidrio edificios, hasta el punto que la ciudad guzmancista se ha
molido, que por fortuna es reciclable . Pero mientras ello disuelto rápidamente en la vorágine contemporánea. Si a
ocurra, Caracas puede llegar a ser una ciudad virtual de esta condición se agregan las demoliciones de otros patri-
enormes dimensiones comparable a la metrópoli, a expen- monios, tales como el colonial o el moderno, la angustia y
sas del clima , del ahorro energético, y de la gente que bus- la ansiedad puede conducir a los arquitectos a extremos
ca por todos los medios, no aburrirse. Cabe consignar que desesperados. Para cubrir ese vacío, o para redimir culpas ,
no se trata de condenar genéricamente el muro-cortina , en cualquier momento la ciudad puede tener su corres-
sino a su banalización y al empleo indiferenciado, porque pondiente monumento, como un castigo divino por la des-
no se trata tanto de posiciones metropolitanas radicales, trucción de tanto patrimonio arquitectónico. Para la me-
sino de pereza intelectual o creativa . moria colectiva , caro argumento de historiadores y críticos,
mucha gente posará frente al Meliá y muchos turistas regis-
Ensayos críticos sobre lo arquitectura venezolano Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

trarán su paso por Caracas con testimonios fotográficos de


este edificio (que por cierto no tiene previsto un sitio para
las fotografías) y por más que desagrade a los especialis-
tas, Caracas tendrá el edificio que tanto buscaba, es decir,
Más de ¡jna vez, desde el bochorno del mediodía de nues-
de ciudad importante, porque los edificios modernos no se
tra l<:~f ud, hemos deseado esa frescura casi de aire acon-
fijan fácilmente en la memoria colectiva, son indiferentes y
¡áicio de la primavera, o hasta ese frío cortante del
como tales carecen de identidad. El Meliá-Caracas acusa
ípicos de los países con cuatro estaciones. Tam-
un síndrome, producto de ideas acerca de lo popular, la
erto que más de una vez, desde el hielo de esos
memoria y el monumento, también exacerbado, más por
inviernas·norteños, hemos añorado el calor del sol del trópi-
nostálgico que por moderno.
co.~Pqdemos cmgarle a la natural insatisfacción humana
la facilicla.d con que se invierten estos deseos relativos al
clima ty~ a la temperaf'u ra ambiental. Pero conviene dete-
nernó{ un poco más, en aras de un¡;:¡ mejor ubicación fren-
te a ,fos cometidos de la arquitectura en un país como el
n1;1estro, en lo que podríamos llamar, para utilizar una frase
nil~ socorrida en estos tiempos, en las ver;¡tajas competiti-
/ vas del tró.Bicro, atendiendo, claro está, q los aspectos
climáticos por un lado y a los requerimientos de t::Jna arqui-
tectura que deseamos útil y "amistosa", para e!Jlplear tam-
bién un término típico de la jerga computarizada actual.

El trópico tiene sus ventajas. Este trópico , que al fin y al cabo


no dista mucho de la imagen estereilJipada del trór::1ico para
turistas, se nutr~ de una de las más oJásicas ilusiones de la
civilización occidental, pero no sólo\ de ella pues desde
Babilonia y pasando por los árabes, jardín, paraíso y place-
res inefables, se reúnen en una unidad conceptual, ideoló-
~
gica y religic¡¡sa que está siempre enmarcada por la deo y
la representación de un clima cálido . Con todo derecho,
reconozcámoslo, esta ilusión mítica de un paraíso terrenCSli,
siempre añorado y jamás alcanzado, está alojado hoy, más
reducido a las exigencias de un ocio de masas, en las tarje-
tas postales de los turistas y en los trípticos de las agen~ias
de viajes. En las playas de agups tibias y a la sombra de las
consabidas palmeras, sigue el sueño blando de millones de
\
seres humanos ahítos de climas y ambientes rígidos, duros,
hostiles. Es ése un trópico , lo sabemos muy bien, estereoti-
pado, para turistas, depurado de miserias y huracanes, de
zancudos y culebras, de terremotos y de pestes contagio-
sas. Pero aun así: también debemos reconocer que trau-
mas y defectos del trópico real son más consecuencias de
los traumas y de los defectos humanos, esto es, de los con-

llO Til
\
Ensayos críticos sobre lo arquitectura venezolana
Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

tenidos sociales, que una circunstancia orgánicamente ins-


zas y valores semejantes hasta ahora se han producido jus-
talada en su ser geográfico.
tamente lejos del trópico: ni Wright, ni Le Corbusier, ni Aalto ,
Es por ello que podemos declarar -con la autoridad de la ni física ni culturalmente, se bañaban a diario en el Caribe .
experiencia vivencia! y cultural que produce el existir en el Ni Ando o Calatrava, surgen hoy desde las playas tropica-
trópico, e incurriendo quizás en una exageración ilustrativa les o desde las dimensiones infinitas de los llanos.
pero no en un absurdo- que éste nuestro trópico tiene gran-
El control climático de los famosísimos briso/ei/ de Le
des ventajas comparativas .
Corbusier de antaño o los grandes aleros metálicos de tan-
Sin acudir a una comparación sistémica o globalizadora, tos arquitectos alemanes, holandeses y franceses contem-
constatemos simplemente las que conciernen más de cer- poráneos, curiosamente no han tenido su origen en el sol
ca al oficio del arquitecto. del trópico.

Y comencemos por la más evidente : construir en el trópico Pues bien, creo necesario, para seguir adelante con esta
es más barato. Sin ir muy lejos, la eterna primavera cara- tesis del trópico aventajado y ventajoso, asumir esta posi-
queña de un solo golpe nos elimina la necesidad de recu- ble contradicción como parte de un importante aprendi-
rrir a todas esas capas protectoras, a todos esos muros, ta- zaje histórico ...
biques y techos, espesos y costosos, a las envolturas de pie- Los éxitos de la cultura arquitectónica de los países desa-
dra, mármol, estuco, ladrillo, friso, lana de vidrio , madera, rrollados no son una prueba de que allí únicamente es don-
cerámica, cobre y plomo, que por ejemplo, en Suecia, son de la razón y la sensibilidad conducen a resultados efica-
absolutamente indispensables para protegerse del frío que ces en lo que afecta al clima.
baja a -40° centígrados. Con ellos se van también las cos-
tosísimas instalaciones para calentar el ambiente: redes de Aquí sigue estando este mundo paradójico del trópico , con
condiciones hasta ahora escasamente aprovechadas des-
calefacción , serpentinas empotradas en el piso, etc. La re-
de el punto de vista de la arquitectura , esperando el soplo
ducción de las cargas reduce a su vez las secciones resis-
inteligente del talento que esté realmente dispuesto a los
tentes y la estructura portante es potencialmente más eco-
retos y a las tareas de ser sensatos y coherentes.
nómica que la equivalente de los países de cuatro estacio-
nes. Si todo lo que necesito en el trópico -por supuesto afi- Cabe avanzar algunas apreciaciones que pueden pare-
nando el hilo demostrativo hasta reducirlo al modelo pri- cer blasfemas: la herencia constructiva y espacial de la
mordial de la cabaña ideal- es un techo liviano, un mos- arquitectura colonial tal vez no nos ayude demasiado en
quitero, un chinchorro y un ventilador; nadie podrá poner la búsqueda de una mayor coherencia . Precisamente no
en duda que los costos de la construcción de un caney son es en la pesadez y en el grave encierro, en la masiva evi-
infinitamente más reduCidos comparados con los de la Vi- dencia de los volúmenes coloniales de origen andaluz, don-
lla Mairea de Alvar Aalto. de hallaremos indicios fructíferos de sugerencias nuevas.

Si pasamos a las oportunidades formales y espaciales que Se me ocurre, si nos parece indispensable revisar raíces y
consiente y sugi~re un ambiente como el del trópico, tam- anudar relaciones, que sería provechoso buscar más por el
bién constataremos la posibilidad concreta de la aplica- lado de la ligereza de las experiencias africanas y asiáti-
ción de una inmensa libertad, de una originalidad innova- cas, y de la indígena de las islas y de las costas caribeñas y
dora únicamente limitada por los condicionamientos de de la selva, multiplicada por la volubilidad de la estética
nuestra imaginación y nuestra cultura visual. de un Calder, por ejemplo, y el talante antimonumental del
sentido del gusto moderno.
El trópico promete, permite y favorece una riqueza espa-
cial, constructiva, estructural y visual, que puede alcanzar Si observamos desde una óptica global -es decir, con la
valores y cotas insospechados. Podría objetarse que rique- intención de un análisis comparativo y cuestionador del

m
Ensayos críticos sobre lo arquitectura venezolano Debate y disquisiciones sobre el anón y el c ambur

problema eternamente nuevo de la arquitectura- debe- ¿Por qué no centrar la atención en nuestras ventajas com-
mos reconocer que nos hemos acostumbrado a esta ex- petitivas, en esas condiciones que objetivamente nos envi-
traña deformación cultural que consiste en darle la espal- dian europeos y norteamericanos en plan de turistas a la
da al clima. Que a éste muy pocas veces lo hemos consi- caza de exotismo, y que nosotros en cambio podemos
derado, por lo que lo define como modalidad tropical, manejar con la mayor naturalidad, con la naturalidad de
.c omo un r~to., y una v~nt<;:~ja. Casi siempre segu.imos pen- quien come todos los días (o casi) aguacate y tajadas?
s.ando y diseñando cas.i pidiendo perdón por esta circuns-
1 · . ",· ' / Para salirnos de las metáforas: el clima y el ambiente de la
tancia ge.ográfica e_n la cual el destino nos ha relegado .
franja tropical son una condición tan buena como cual-
Hemos. llegado a sentí( vergüenza por .el trópico, y .a lg
quier otra en el mundo o, mejor, poseen rasgos perfecta-
aceptación pasiva de la superioridad climática de las
mente identificables y, lo que no terminamos de asumir, una
cuatro estaciones, con su variedad implícita , su amabili-
potencialidad formal extraordinaria .
dad primeveral o nostalgia otoñal y ·sus excesos tolerados
con comprensión y hasta suf"uestarhente estimulantes. Mientras no aceptemos este reto con la integralidad , el en-
Afianzadós sObre estos materiales, con todos sus ingredien- canto y el alborozo del disfrute, y no le dispensemos la aten-
tes colaterales , más sentimentales que funcionales, y au- ción funcional y la ingeniosidad que hasta ahora se ha de-
nado a una cierta justificaciór) pseudociE?ntífica, se ha dicado a la imitación, no terminaremos de salir del proble-
cor:1struido una amplísimaoretór~CQ artística, literario y ma angustioso de encontrarnos, arquitectos y habitantes
afectiva , que sin duda algu,na h.a tenido un efecto pode- de este país, en el mismo lugar, el de la felicidad de la for-
roso para que en estos aspectos, como. e.n . tantos otros, ma y de la utilidad social urbana .
nos hayamos asentado, en lo práctica social y profesio-
nal, en 'und actitud <:ie imitación, de gen'utlexión y de en-
vi~ia hacia 'el clima' de los países de cuatro e's faciones, en
especial hacia los debfranja desarrollada.
)., .; ~i ' ,.

Sin embargo, en esta cqndición bienay entvrada de re-


fl~xión y cambio a la cual hoy está por fin sometido todo el
cuerpo social de Venezueia', puede 'y debe también
reconsiderarse ó fondo el papel que le hem'ós asignado al
'ambient'e, en lo que atañe, para considerar ta~ sÓlo ·IÜ's ra·s-
gos fí~icos, ~ clima,. .geología , biologla· y b~tá~i~~
.
"\
.
¿Por qué .no atrevernos a considerqr con verdadero entu-
siasmo.a la condición tropical como un estímulo, como una
.ventaja, como un incentivo adicional y gratuito que nos
regala la geografía, como ~n aliciente pa¡a una nueva dí-
~~mb? de lá inventiva? ,. .· ,

¿Por qué razón seguir en la imitación empalagoso de las


formulaciones (esto es, literalmente, los juegos formales del
.diseño {;lrquiteatónico) · que la abundancia mercantil y pro-
ductiva de los países desarrollados genero y regenera con la
velo~idacj del Internet y_ con ,el lujo de las revistas y que nada
O muy PQCO ~fenen' gJe V~~ COn lOS COndÍCÍOna~ientos origi-
nales a partir del ambiente que estamos discutiendo?

m
Debate y d isquisiciones sobre el anón y el c ambur

REGLAS Y RECETAS
Alberto Sato. 22 de enero de 1999

"Se 'viva en una gran ciudad o en un pueblecito, tanto ayer


como hoy es en el mercado donde se descubren los bue-
nos productos... actualmente en el mercado central de la
Part-Dieu o en el mercado-estaCión de Lyon encontramos
toda clase de productos durante todo el año, pero a mí
me entristece ver en Nav1dad fresas traídas del otro extre-
mo de mundo. lyfe subleva verlas allí mientras nosotros va-
mos vesfldos como los esquimales. Sé que están duras como
la madera e insípidas. Decididamente, yo jamás cubriré un
plato de fresas con una salsa perfumada para disimular la
falta de sabor" (La dieta de la buena mesa) .

La denominada nueva cocina seguía esta regla : "... no es-


tablecer anticipadamente un menú sin antes ir al mercado
a la mañana. El menú se hace luego de conocer qué es lo
que allí se encuentra" (La cuisine du marché) . Fuera de los
acostumbrados vínculos entre arquitectura y gastronomía.
estas líneas. extraídas de algunos textos del célebre Paul
Bocuse, permiten establecer asociaciones, irremediable-
mente libres. entre arquitectos y cocineros.

Con espíritu conservador y amante de la naturaleza, Bocuse.


epígono de Fernand Point, como los hermanos Troisgros,
Chapel u Outhier. ha formado parte del grupo de maestros
que instalaron en el mundo refinados y sencillos procedi-
mientos de cocina trascendiendo el rigor de las recetas clá-
sicas. la angustiosa búsqueda de ingredientes exóticos. y la
necesidad de saciar el hambre. Evidentemente. la primera
asociación es posmoderna; el segundo aspecto se refiere
a la costumbre moderna. en su búsqueda de originalidad y
capacidad de sorprender, de colocar elementos inespera-
dos y descontextualizados, citando cansonamente los ges-
tos vanguardistas de Marcel Duchamp; y finalmente , trata
de la recup~ración de la dimensión artística frente a ese
gesto primario de alimentarse.

Sin embargo, y exprimiendo un poco más los textos de


Bocuse. la "cocina del mercado" indica que el menú nace
de conocer qué se encuentra de bueno en el lugar, y des-
de allí pensar creativa mente en lo que se habrá de produ-

lT7
Ensayos críticos sobre la arqui tec tura venezolana Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur

cir. Es sabido que para realizar estas faenas es necesario in- arte culinario reconoce la diferencia entre el hambre y el
vertir una enorme cuota de sacrificio y estudio para obtener deseo de comer, abandonando esa entidad metafísica de
los saberes que permitan transformar con destreza y acierto " el pueblo " extrayendo de cada lugar y cada tradición sus
la potencialidad de los elementos encontrados q~e, en su mejores virtudes sin el riesgo de un aplanamiento c araótico.
estado natural, pueden ser atractivos. No se podría negar el
Recuerdo que estas divagaciones también se referían a la
aroma, los colores y las formas sensuales del mango, pero
arquitectura , presiento que es un poco tarde. Bocuse ha-
una vez sometido a las manipulaciones de la cocina, no sólo
bía divulgado su arte a mediados de los años setenta, en
habrán de transformarse alguno de estos atributos, sino que
ese entonces hubiera sido oportuno que los arquitectos se
podría resultar repugnante si no se aplican con cuidado los
aficionaran en el arte de la nueva cocina. Hoy, arrojando
conocimientos adquiridos de la experiencia y del estudio:
una mirada en derredor, pareciera más interesante retro-
apostando sólo a la creatividad se corre el riesgo de produ-
ceder y dedicarse a la literatura, especialmente en lectu-
cir gestos de desagrado, descomposturas e indigestiones.
ras del tipo Estup1dario y el Diccionario de Prejuicios, de
Así, parece necesario conocer el clima y sus variaciones, la
Gustave Flaubert. quizás el siguiente paso sea, en conse-
geografía en sus características tectónicas y nutrientes, la
cuencia, hojear con espíritu crítico y ateo las lujuriosas pá-
química de los alimentos, los instrumentos de cocina, las tem-
ginas de El Croquis.
peraturas y tiempos apropiados de cocción, las tradiciones
culinarias y las enseñanzas de los maestros para evitar resul-
tados azarosos y desafortunados.

El saber y el amor por el lugar que se habita han sido la


fuente de inspiración de esta nueva cocina que potencia-
ba hasta el estremecimiento los sabores de la naturaleza.
El mundo conoció esta modalidad culinaria nacida de las
entrañas de una tierra que vio morir al Absolutismo y nacer
a la Revolución, junto con el magnífico Anthelme Brillat-
Savarin y una de las grandes culturas gastronómicas de Oc-
cidente. Aquella influencia llegó hasta nuestras costas. Pero
ocurrió lo culturalmente inevitable y copiaron las recetas
más que las reglas . Así fue que la gente salió en busca del
imprescindible beaujolais, grosellas negras de Dijon ,
échalotes, carpas, anguilas, trufas de invierno o semillas de
vainilla, todos ellos de fácil adquisición en Délicatesses, en
Margarita o en tiendas de Miami. Luego de este primer en-
tusiasmo , y advertidos de la estupidez, se recapacitó acer-
ca de las tradiciones gastronómicas regionales y los recur-
sos comestibles , colocando en valor a este oficio que ac-
tualmente puede considerarse de un nivel comparable en
oficio, calidad, innovación y creatividad con los mejores
del mundo, no obstante, el común de la gente insiste en
afirmar que las ha llacas maternales siguen siendo las mejo-
res. El detalle, aunque insignificante, es revelador porque
advierte la diferencia que existe entre la ritualidad y la in-
novación . Otro detalle no menos importante es que este
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