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Imaginar el futuro de la educación

blog.crifacacias.es/2017/03/imaginar-el-futuro-de-la-educacion

joseluiscabello

Cuánto y cómo habrá cambiado el mundo dentro de 20 años, cuál es la mejor educación
que podemos proporcionar a los niños de ahora para ese futuro en el que tendrán que
vivir, preguntaba Marc Prensky el pasado 28 de febrero en el foro WISE Madrid. WISE
(World Innovation Summit for Education) es una iniciativa que comenzó en 2009 para
promover la innovación educativa y proporcionar un foro global para el desarrollo de
nuevas ideas y soluciones en la construcción del futuro de la educación. «Hemos
entrado en la era digital y estamos en medio de la Cuarta Revolución Industrial, sin
embargo la educación parece estar ampliamente desconectada de estos trascendentes
acontecimientos. Las llamadas globales para repensar, rediseñar y modificar la
educación son cada vez más urgentes«, se podía leer en la introducción al programa de
la jornada.

A medida que la tecnología reemplaza cada vez más roles humanos, el aumento masivo
de información y datos (big data) que tenemos que manejar, la inteligencia artificial y
la nueva forma de vida con dispositivos «inteligentes» crean nuevos
paradigmas sociales y laborales que requieren nuevas habilidades. La preparación para
esos nuevos paradigmas requiere una renovación de la educación de hoy
pensando en el futuro. ¿Cómo pueden los sistemas educativos transformarse para
anticiparse al futuro? ¿Qué herramientas, innovaciones y procesos serán los verdaderos
transformadores?

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En la conferencia marco de la jornada, Marc Prensky volvió a incidir en la idea de que
necesitamos transformar el currículo para orientar la educación hacia el
futuro y que pueda ser válida para estudiantes nacidos en la era de Internet y los
nuevos medios digitales. Necesitan nuestra ayuda para desarrollar las habilidades y
experiencias que les permitirán vivir y prosperar en el nuevo y muy diferente contexto
del tercer milenio. Seguimos con sistemas educativos del siglo XIX y tenemos que
reflexionar seriamente sobre lo que significa ser una persona cualificada y un buen
educador en este nuevo milenio en el que han nacido los estudiantes de nuestras
escuelas. El mundo está cambiando mucho más rápido que lo que pensamos con la
convergencia de muchas nuevas tecnologías, nuestros estudiantes tienen nuevas
posibilidades de aprendizaje y participación con esas tecnologías y debemos
proporcionarles una educación que les capacite para mejorar el mundo con los
nuevos medios que tienen a su alcance, con proyectos y retos que les permitan aprender
haciendo, colaborar y mejorar su entorno.

Necesitamos pensar en la educación de un nuevo modo, no solo cómo podemos


complementar la educación tradicional o qué podemos añadir al sistema actual;
necesitamos una nueva visión que capacite mejor a nuestros estudiantes
para el mundo del futuro. Una nueva educación que incluya nuevos objetivos, un
nuevo currículo por competencias en lugar de asignaturas, una nueva forma de enseñar
y aprender y un uso significativo y relevante de la tecnología. Pero hay enormes
barreras que lo impiden y que tenemos que pensar en cómo superar lo antes posible.

La pedagogía consistente en explicaciones de contenidos que después hay que


reproducir en exámenes tiene cada vez menos sentido y es poco eficaz. Hay que
transformar la forma de enseñar para que el aprendizaje de los estudiantes
conecte con su nueva realidad y sea útil para su futuro, desarrollando las
competencias que van a necesitar a lo largo de toda su vida. La entrega de contenidos es
algo que pueden hacer las máquinas, el rol docente debe cambiar hacia un trabajo
especializado más relacionado con la facilitación y mejora de los procesos de
aprendizaje de cada estudiante, con la empatía, la motivación, la guía y el apoyo a la

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pasión por aprender. Necesitamos innovación en los procesos, pero también creer en lo
que nuestros estudiantes pueden ser capaces de hacer mediante proyectos con objetivos
relacionados con su realidad y que propongan resolver problemas que les importan.
Tenemos que escuchar a nuestros estudiantes, comprender sus intereses, su nueva
forma de ver la realidad y comunicarse con su entorno.

Vamos a imaginar el futuro de la educación. Proponemos hacerlo respondiendo


a estas 3 preguntas:

1. ¿Qué cambios habría que introducir en el currículo?


2. ¿Cuáles son las metodologías más apropiadas y en qué debe cambiar la evaluación
del aprendizaje?
3. ¿En qué debería cambiar la formación de profesorado y el acceso a la profesión
docente?

Esperamos vuestras respuestas en los comentarios a esta entrada o vía Twitter con la
etiqueta #FuturoEducación.

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