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UN BALBUCEO PARA EL MISTERIO DE UN DIBUJO

Belén del Rocío Moreno Cardozo


Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura
Universidad Nacional de Colombia
bdmorenoc@unal.edu.co
imposition of the language system as
well as its incorporation. The writer
El breve
RESUMEN texto de Clarice Lispector teaches that the calling addressed to
Niño dibujado a pluma despliega con the infant, in order to becoming as a
extrema sutileza el misterio del language’s subject, will be branding
comienzo absoluto de la by an unexpected and opening
humanización del infans. Este artículo violence.
trata de seguirlo a la letra,
permitiéndose a la vez el amplio KEYWORDS: Niño dibujado a pluma,
campo de resonancias que engendra. infant, subject, humanization, invocation.
El paso de infante a sujeto implica una
domesticación que supone tanto la
imposición del aparato del lenguaje I. ITINERARIO
como su incorporación. La escritora
enseña que el llamado dirigido al niño, Quizá convenga empezar por interrogar el
para que advenga como sujeto del prejuicio que supone que aproximarse a la
lenguaje, estará signado por una infancia es una labor menos ardua que
violencia inesperada y fundacional. descifrar los escenarios y laberintos que un
adulto construye para su desazón y, tantas
PALABRAS CLAVE: Niño dibujado a veces, para su miseria. Este tiempo
pluma, infante, sujeto, humanización, fundacional de cualquier vida humana que
invocación. llamamos “infancia” designa un trayecto en
que el recién llegado queda inmerso en un
ABSTRACT hábitat de palabras que le es ajeno, al tiempo
que padece los efectos de tal inmersión, y
The brief text of Clarice Lispector Niño simultáneamente se esfuerza por hacer suyo
dibujado a pluma with extreme ese raro universo que lo precede. El adulto
fineness unfolds the mystery about que dirige su mirada hacia ese ser inerme, a
the absolute beginning of infans la vez distante y entrañable, habrá de toparse
humanization. This paper tries to con el misterio del comienzo absoluto de su
follow it to the letter, in turn, be misma condición humana, en tanto que ese
allowing itself the wide field of niño evocará como en sordina a la criatura
resonances that breeds. The passage que él, en su momento, también fue. El paso
from infant to subject implies a de infans a sujeto del lenguaje, paso
domestication that involved the enigmático que cada uno de nosotros estuvo

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conminado a dar, ocurrió sin que Este escrito, diáfano y al tiempo denso de
conserváramos memoria discernible alguna sugerencias, que fue publicado en una
de tal acontecimiento. Simplemente, colección de cuentos llamada “Felicidad
suponemos que el paso fue dado porque clandestina” en 1971, comparte con otros
quedamos incluidos, sin retorno posible, en el cuentos de Lispector los rasgos que otorgan
campo del lenguaje, en el entramado de sus ese tono singular a sus delicadas miniaturas:
sustituciones sorprendentes, de sus la narración de un hecho cotidiano, el sutil
remisiones incesantes y, con unas y otras, giro para que ese hecho se convierta en
engarzados también en las ficciones que paradigma de una condición más
urden la realidad para cada cual. Pero, generalizada del obrar humano, con esto
¿cómo comenzó esta vida humanizada por último también un inusitado y envolvente
las palabras? ¿Cómo ocurrió que, después vuelo ensayístico; todo lo cual la escritora
de su nacimiento, esa criatura prometida a suele acompañarlo de claros acentos
ser un miembro más de nuestra extraña poéticos que tanto revelan como cifran la
especie, finalmente diera el paso hacia su misteriosa persistencia de la vida, que es uno
segundo nacimiento, cuando hizo suyas las de los asuntos mayores de su obra, según lo
palabras que le fueron impuestas? ¿Por qué veremos más adelante.
tal escenario, que podríamos figurarnos
revestido con los primorosos velos del amor, II. EL NIÑO INASIBLE
queda asistido sin embargo por una violencia
inesperada? ¿Cómo entonces aproximarse, Las primeras líneas de Niño dibujado a
con estas palabras que ya nos resultan pluma plantean, más que un interrogante,
familiares, a aquel tiempo en que no lo eran una afirmación sobre la imposibilidad de
en absoluto, tiempo de tránsito en que el conocer a un niño. Aunque el texto se abre
infante, simplemente, era o existía en un con una pregunta, este interrogante deriva
entorno de palabras que no podía articular? enseguida en una respuesta negativa, que se
Para abrir el espacio no a una respuesta, precipita en imposibilidad:
sino a un campo de resonancias que no
agoten la cuestión sino que preserven la viva ¿Cómo llegar alguna vez a
médula del enigma, –pues tampoco yo podría conocer al niño? Para
hacer otra cosa–, voy a ocuparme de un conocerlo tengo que esperar
breve texto de Clarice Lispector (1961) que a que se deteriore; solo
se llama “Niño dibujado a pluma” 1. En unas entonces estará a mi
pocas páginas, menos de cuatro, esta alcance. Helo allí, en un
escritora, quien con sobradas razones fue punto de infinito. Nadie
llamada “La Hechicera Exquisita”, ha logrado conocerá su hoy. Ni siquiera
proferir un condensado ensalmo para él mismo. En cuanto a mí,
convocar ese repetido misterio de la miro, y es inútil: no consigo
humanización del infans. Con esa comprender algo que solo es
conmemoración, que no rememoración, del actual, totalmente actual.
tiempo del comienzo, la autora se adscribe,
acaso sin saberlo, a la vieja literatura del La narradora no puede conocer al niño, el
“Érase una vez...” Érase una vez, entonces, mismo niño ignora su realidad, nadie puede
un “Niño dibujado a pluma”. acercarse a su experiencia. Así que un niño
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encarna con su mera presencia un agujero meses; diremos entonces que se trata de un
en el saber, que no cede ante las infante, una criatura que está en camino de
pretensiones imaginarias de comprensión y adquirir la palabra, pero a la que le hablan y
conocimiento. Advertimos en ello una idea de quien probablemente hablan.
contraria a aquella del sentido común que Me permitiré, en este punto con Soca (2010,
predica que los asuntos de la infancia son 110), un brevísimo excurso etimológico, para
siempre más sencillos que los de la vida recordar que en latín
adulta, dado que entonces el mundo era más
simple; acá no hay nada de eso, pues lo que [L]a palabra infans –ntis (de
se dice es que a un niño no hay modo de la cual proviene infante) se
asirlo con palabras, y no solo a ese a quien formó con el prefijo privativo
con tanta atención observa la narradora, –in antepuesto a fante, que
pues ese niño es más bien la figura era el participio pasado del
enigmática de muchos otros en su misma verbo fari (hablar), o sea que
condición. Para conocerlo, habría que infans significaba
esperar a que el niño se deteriore, esto es, literalmente ‘no hablante’, es
habría que esperar a que pase el tiempo, decir, era un niño tan
aguardar entonces a que ese niño deje de pequeño que todavía no
serlo. Con nuestros términos, diríamos hablaba, un bebé o un
entonces que en su ex-sistencia esa lactante, diríamos hoy (...).
pequeña criatura es presencia real. De modo
que, en estas primeras líneas, no solo hay Así que el infante es el que aún no habla, de
una objeción al sentido común, sino que donde se deriva la singular temporalidad de
también, y de manera más sustancial, es su ser que es una suerte de estando sin
posible apreciar que con extrema concisión pasado ni futuro. Por ello, la incomprensión y
queda formulado un asunto de carácter el desconocimiento engendrados por la
epistemológico, pues ese pequeño ser es existencia del niño recaen en su “hoy”, en
límite al saber, objeción a los poderes de la “algo que solo es actual, totalmente actual”.
observación que tanto han redituado a las Así que el vórtice real de su estando es la
arduas labores del conocimiento. Queda temporalidad del instante, esa actualidad
declarada entonces la inutilidad de la absoluta, que después le será por completo
observación, pues esta nada permite conocer ajena, atenazado como quedará entre tantas
ni comprender. La observación solo entrega anticipaciones y retroacciones fallidas. Por
unos pocos datos sobre la situación del niño, ahora, el único tiempo en que ese niño habita
no sobre su real condición: “Lo que conozco es el presente de su existencia, tiempo que
de él es su situación: el niño es aquel a quien se levanta como una muralla para quien
acaban de nacerle los primeros dientes […]”. atento lo observa y termina siendo mirado
Dado que esta información es pobrísima, por el misterio que él actualiza: ¿cómo
habrá que agregar una vaga anticipación ocurrió que ese ser terminara por hablar?
sobre su porvenir: “[…] y es el mismo que ¿Cómo empezaron nuestros intercambios de
será médico o carpintero”. Nos percatamos palabra en virtud de los cuales nos
entonces con esas últimas indicaciones, sostenemos? Si nos tomamos en serio estas
sobre la salida de los dientes, de que este preguntas, es inevitable experimentar un
niño es, en realidad, un bebé de pocos cierto vértigo, pues apuntan al fundamento
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de nuestra misma condición de hablantes, donde la acción no se realiza o se ejecuta en
que no es naturaleza, pues esta se perdió pérdida, fracasada, por defecto. Es este el
con la cosa misma que quedó desvanecida tiempo del intento fallido ante un fin que
tras la palabra. Seguramente para evitarnos persistirá incumplido: atrapar el presente del
la gravedad de estos interrogantes han niño cuyo ser es actualidad radical.
quedado sepultados, de modo que solo un Si el goce es ajeno al saber, si el Uno es alter
decir sustraído de los usos habituales podría del Otro, la única posibilidad que resta es el
traerlos de regreso. ¿Cómo entonces trazado de un litoral, que es función de la
comenzó este nuestro común destino? letra. De ahí que sea necesario señalar que
En efecto, recién habíamos dicho que ese estas líneas también dejan testimonio del
niño era en realidad muchos niños en su propósito de una escritura que se empecina
misma condición, pues la pregunta que abre en un imposible al que la narradora se
el texto, “¿Cómo llegar alguna vez a conocer orienta sin poder asir cabalmente con su
al niño?”, no lo particulariza: trazo: es como si ella se asomara al tiempo
mítico del comienzo para intentar traerse de
Treinta mil de esos niños allá una brizna de eternidad hacia este
sentados en el suelo, nuestro tiempo histórico tejido con palabras.
¿tendrían la oportunidad de Estamos leyendo ya no solamente a “La
construir otro mundo, que Hechicera Exquisita”, sino a una suerte de
tuviese en cuenta la memoria “Prometeo de lo Inefable”. De modo que en
de la actualidad absoluta a la Niño dibujado a pluma también se juega un
cual ya pertenecemos? La problema de escritura, pues es con letras que
unión haría la fuerza. se traza el litoral del misterio; es con letras
que se transmite el eco del enigma que el
Treinta mil niños, dice la narradora; quizá, niño constituye.
entonces, sean muchos más, una amplísima Ahora bien, si hay dibujo en la escritura, este
generalidad, si prescindimos del número, concierne antes que nada a la descripción
pues la cifra apunta más que a precisar una que traza un primer esbozo de la figura del
cantidad, a designar una común escena de niño: ya sabemos que a ese bebé le han
origen de nuestra condición de hablantes, de salido sus primeros dientes. Enseguida, por
la cual no tenemos huellas para traer a obra del mismo dibujo, sabremos que el
voluntad, apenas resentimos los enigmáticos pequeño está sentado en el suelo: “Allí está
embates de sus consecuencias. Es entonces sentado (...)”. Pero ahora nos resulta patente
en relación con la imposibilidad de conquistar que este dibujo está, en realidad, siendo
la huella de esa actualidad absoluta que trazado a pluma, pues esta se aguza al
surge esa invocación con tono de lugar perder la referencia inmediata, para
común, “La unión haría la fuerza”, para con comenzar a delinear un invisible:
ella darse ánimos frente a una meta que se
anticipa inalcanzable. Salvo que, como la Allí está sentado,
meta es huidiza, el tiempo en que se conjuga empezando todo de nuevo
esa voz de aliento es el condicional que en pero para su propia defensa
este caso habría de nombrarse más bien el futura, sin ninguna
imposible, con lo cual ganaríamos el oportunidad verdadera de
oxímoron de un modo de conjugación verbal empezar realmente.

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se trata de cómo con el señuelo de la palabra
Esta frase se divide en dos partes: la parte se pesca la no-palabra 2 , se ve entonces
inicial transcurre en el tiempo convencional y precisada a volver al punto de partida, para
conserva la referencia espacial, y la segunda repetirse su ignorancia e imposibilidad, y con
parte, que no es inicial sino más bien ese aliento en negativo, que es la potencia
iniciática, apunta al acontecimiento que se fundamental del arte, avanza unas cuantas
fragua en ese tiempo mítico del comienzo. líneas más:
Este nuevo comienzo, que se repite
incesante para cada criatura que devendrá No sé cómo dibujar al niño.
humana, parece alojar algo más Sé que es imposible dibujarlo
fundamental, pues lo que se constituye, en al carbón, pues hasta la
ese momento, habrá de quedar instalado pluma mancha el papel más
como defensa futura. Diremos entonces que allá de la finísima línea de
allí acontece el primer y prematuro actualidad extrema en que él
emplazamiento subjetivo. ¿Cuál es pues la vive. Un día lo
amenaza que se cierne sobre ese ser para domesticaremos hasta
que tan tempranamente decida su defensa hacerlo humano, y entonces
futura? ¿Ante quién o ante qué se produce podremos dibujarlo. Pues
tal defensa? eso hemos hecho con
Este comienzo que hemos calificado de nosotros mismos y con Dios.
absoluto tiene, sin embargo, una El propio niño contribuirá a
precedencia, pues el inicio de la partida está su domesticación; se
sostenido invariablemente por una tras- esfuerza y coopera.
escena que determina que el niño no tenga
“oportunidad verdadera de empezar Quizá sorprenda leer la palabra
realmente”, que no pueda partir de cero, “domesticación” al hablar de un bebé, pues
pues “Niñito, antes de que llegaras, muchas se suele pensar que con ese término solo
palabras circulaban sobre ti y tantas otras no nos referimos a la acción con la cual
dichas se dirigían a ti”. Estamos en el tránsito metemos un animal salvaje en nuestra casa
donde el infans da el paso hacia su [domus]. La domesticación no es educación
humanización: ni mera instrucción, menos simple
entrenamiento, es sujeción para hacer
Y así seguirá progresando ingresar al niño en la casa del hombre. Y esa
hasta que, poco a poco –por casa, su único hábitat, es el lenguaje. Para
la bondad mediante la que ingresar a la domus del lenguaje ese infante
nos salvamos–, haya pasado tuvo que experimentar el poder que sobre él
del tiempo actual al tiempo ejerció ese dominio ajeno que le fue
cotidiano, de la meditación a impuesto y que pegó en él como el injerto 3
la expresión, de la existencia adhiere a la planta. Acabamos de situar qué
a la vida. es la domesticación del niño, pero ¿cómo es
que ahora hago una referencia a la planta?
Dado que la tarea que acomete la escritora ¿No será que por un desliz provocado por la
está signada por una cierta desmesura primera comparación doy un salto precipitado
respecto de los medios de que dispone, pues de la zoología a la botánica? En realidad,
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esta comparación con una planta, que puede congelada. Pero, el niñito de quien acá nos
parecer aquí insensata, está sin embargo ocupamos sí se esfuerza y coopera,
obligada por el mismo texto: “Mientras tanto,
allí está él sentado en el suelo, con una Coopera sin saber que la
realidad que he de llamar vegetativa para ayuda que le pedimos está
poder entenderla”. Entonces, lo animal y lo destinada a su autosacrificio.
vegetal asoman aquí como depositarios En los últimos tiempos se ha
míticos del goce que hubimos de perder con entrenado mucho […]
la entrada en el lenguaje. Ahora bien, el Realizando el gran sacrificio
resultado de esta domesticación, o de este de no ser un loco. No soy
injerto, es un humano, que ya podrá pintarse loco por solidaridad con los
incluso al carbón, pues las palabras habrán miles de nosotros que, para
esculpido su rostro, enderezado su torso, construir lo posible, también
adiestrado su mano. Entonces, rostro, torso, han sacrificado esa verdad
mano, serán dóciles a la figura y a la que sería una locura.
descripción, mientras un resto del primer
indómito no dejará de alentar tras ellos: ese Entonces, la domesticación no solo implica la
mismo que, por ahora, se halla “en un punto imposición del Otro, sino que también cuenta
de infinito”. Todo lo que toca la palabra se con la participación del infante, quien admite
humaniza, como si esta fuera una especie de la doma. Para sorpresa de todos, ese ser
Rey Midas no del fasto, sino de la ausencia. inerme dispone de la posibilidad de una
El niño se ha humanizado, Dios se ha decisión que nada tiene que ver con las
humanizado, nosotros mismos nos hemos alternativas que luego se le plantearán, sino
humanizado. ¿Qué es ese Dios humanizado que es más bien condición de posibilidad de
sino aquel que está agitado por las pasiones sus posteriores elecciones. Y así como ahora
de sus criaturas? ¿Qué es ese Dios hecho en constatamos que cada decisión supone una
la casa del hombre sino aquel que detenta la pérdida, puesto que si hay verdadera
potencia de esa extranjería ingobernable del decisión, la alternativa se esfuma tras el
lenguaje?... Un Dios que, como decía Freud, portazo, esta primera implica un sacrificio
sería mera “psicología proyectada al mundo que es, para decirlo con Lispector, el de su
exterior” (1905, 251). Ahora bien, que “realidad vegetativa”, el de su “algo
nosotros mismos nos hayamos humanizado totalmente actual”, el de su “punto de infinito”,
implica no solamente que cada generación le el de su “vacío profundo”. Todo sacrificio
transmita ese don del lenguaje a la siguiente, siempre supone la entrega de un objeto al
sino a que el niño, como lo dice Lispector, se Otro, pero en este caso no se cede algo que
esfuerce y coopere. De modo que ese ser se tenga sino lo que se es, y por tal razón se
que no habla contribuye a su domesticación, trata de un autosacrificio. Sacrificar su ser de
pues no basta con que se dirijan a él, será goce lo salva de la locura que sería
necesario que él consienta en los efectos de preservarlo. Dado que sacrificar es hacer
esas palabras. Sabemos, por lo que nos [facere] algo sagrado [sacro], y lo sagrado es
enseña la clínica psicoanalítica, que hay lo que no podemos alcanzar con medios
casos en que ello no ocurre; entonces, el humanos –que son los del lenguaje–, el ser
oído no se abre al lenguaje y la doma queda de goce del infante, su “realidad vegetativa”,
no podremos jamás alcanzarlos, una vez el
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mundo se ha hecho posible, por la potencia interno. Conseguido esto,
de este acto inaugural. En realidad, es lo ahora toda la atención es
posible creado con ese acto originario lo que hacia fuera: observa lo que
a su vez engendra a posteriori lo imposible, el acto de levantarse ha
aquel vacío al que ya no se tendrá acceso. provocado. Pues el acto de
Es por ello que la pregunta por el ser, que incorporarse ha tenido
podemos formular con palabras, jamás consecuencias y más
podremos responderla en los mismos consecuencias: el suelo se
términos. Quizá, ya se habrá notado, que mueve incierto, una silla lo
hace un momento, la voz narratorial cedió su supera, la pared lo delimita.
lugar, por un breve instante, a uno de los ya
domesticados, quien comenzó a hablar en Vamos atisbando que la cooperación que el
primera persona: niño presta es su esfuerzo por responder a la
voz de la madre, a su llamado. El pedido que
No soy loco por solidaridad ella le hace es una pregunta que le dirige a
con los miles de nosotros su hijo, cuyo efecto es nada menos que el
que, para construir lo acto de ponerse en pie. Esta pregunta,
posible, también han “¿sigues ahí quietecito?”, acaso condensa
sacrificado esa verdad que las incontables que la madre le hace a su
sería una locura. pequeño, durante los primeros meses de
vida. Como ha sido descrito, en no pocas
Estos que he comentado hasta acá son observaciones sobre los intercambios que
apenas los dos primeros párrafos del texto: la acontecen entre la madre y el niño, durante
concisión, bien lo decía Pessoa, es la lujuria ese primer tiempo, buena parte de las
del pensamiento... interpelaciones que ella le dirige, están
construidas bajo la forma de preguntas. La
III. “HIJO, VEN POR ACÁ…” función de este modo de dirigirse a su hijo es
crear el espacio potencial para el sujeto por
Lo que viene enseguida, de nuevo es dibujo, venir (Leader, 2006, 155-156), deportando en
descripción que muestra la imagen nítida de gran medida a ese ser que estaba inmerso
un breve episodio en la vida de ese niño. “en un vacío profundo”. Una función
Pero, ahora el cuadro se amplía y aparece la semejante a aquella de las preguntas es la
madre del niño; entonces, podemos apreciar que desempeña el silencio posterior de la
cómo y ante quién es que el niño “se madre, pues su espera silenciosa, para que
esfuerza y coopera”: él responda, es el precioso don del intervalo
donde el sujeto podrá advenir. Si quisiera
Desde la cocina la madre se apresar con un solo término lo que el
cerciora: ¿sigues ahí llamado, las preguntas y la espera silenciosa
quietecito? Convocado al de la madre dicen, sería esto: “¡Ven!”. Ese
trabajo, el niño se levanta “¡Ven!” es ¡Advén!, con lo cual surge la
con dificultad. Se tambalea posibilidad de su advenimiento, de su
sobre las piernas, con toda la segundo nacimiento; parido ahora al campo
atención vuelta hacia dentro: del lenguaje y llegado también a la vez al
su equilibrio entero es espacio del discurso como lazo social. Cabe
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recordar, en este punto, las elaboraciones organizado de otra manera: los objetos de su
sobre la domesticación que anotaba más mundo quedan dispuestos en un nuevo lugar,
arriba, para aportar un discernimiento más al puesto que él puede ahora verlos desde otra
respecto: toda domesticación requiere de un parte. Es necesario subrayar no solamente
amo, que no es acá simplemente un señor que el término “acto” es mencionado en dos
que profiere órdenes, ni una señora que ocasiones, en estas líneas del texto, también
gobierna como un ama de casa; este amo es es preciso advertir que levantarse, ponerse
ante todo un discurso que impone un orden en pie, es nombrado además con el
que es el del lenguaje; tal orden tendrá sus significante “incorporarse”: “Pues el acto de
voceros, que dado el caso podrán ser incorporarse ha tenido consecuencias y más
señoras y señores, agitados por un deseo y consecuencias”. Este término, que proviene
revestidos de una cierta impostura. del latín, tiene dos elementos compositivos:
Recordemos rápidamente que el discurso, en el prefijo in [hacia el interior] y la raíz de
las elaboraciones de Lacan, está sustentado corpus, corporis [cuerpo]; de modo que
en cuatro lugares: agencia, trabajo, producto incorporar es meter algo en el cuerpo; por
y verdad. No voy a abundar en ello, solo ello quizá para levantarse del suelo sea
quiero decir que, en las últimas líneas que necesario incorporar-se, meter dentro del
transcribí, se halla el germen vigoroso del cuerpo ese injerto que es el aparato de
discurso del amo, fundamento de todos los lenguaje.
otros discursos. He aquí una suerte de Pero además, para levantarse del suelo, el
micropolítica, donde el prefijo “micro” no tiene niño toma apoyo en una imagen que está
por función indicar que está involucrado un colgada en la pared:
niño pequeño, ni que semejante asunto se En la pared está el retrato
plantea en brevísimas líneas, sino que sirve de El Niño. Es difícil mirar
al propósito de señalar que aquí se halla la ese retrato alto sin apoyarse
célula fundamental de los vínculos sociales. en el mueble, para eso
Entonces, “¡Ven!” es el llamado que agencia todavía no se ha entrenado.
la madre y que dirige al niño; él, por su parte, Pero he aquí que su propia
se halla en el lugar del trabajo pues, como dificultad le sirve de apoyo:
dice claramente el texto, con la pregunta que lo que lo mantiene de pie es
le dirige la madre, él ha quedado “convocado justamente la atención que
al trabajo”, que lo lleva a incorporarse; y ello pone en el retrato alto, mirar
produce “consecuencias y más hacia arriba le sirve de grúa.
consecuencias”; la verdad de todo esto es Pero, comete un error:
que ella lo llama desde una falta insondable parpadea. Pestañear lo
que la hace hablar, que la lleva a transmitir desliga por una fracción de
un orden que otrora también le fue impuesto. segundo del retrato que lo
El niño responde al llamado de su madre estaba sustentando. Se
levantándose del suelo, poniéndose de pie, y deshace el equilibrio: en un
a pesar de que se tambalea, aún inseguro único movimiento total, el
con la novedad, la eficacia de su acto lo niño cae sentado.
sostiene. Que el niño se levante del suelo no Acaso el prestigio de esa imagen enmarcada,
es mero movimiento, es verdadero acto, en que le permite ponerse de pie, sea indicio del
tanto que con ello su mundo queda despunte de una especularidad naciente en
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virtud de la cual habrá de conformar su una rara particularidad, pues si bien están
cuerpo. El hecho de que cada uno tenga que dotadas de un delineado al milímetro, este
ganar, en este mismo recorrido, la postura de solo cobra su aguda sutileza, al estar trazado
nuestra especie, parece entonces concernir desde la mirada supuesta de la criatura. Solo
al poder formador de una imagen que nos una pluma que logre establecer tal
yergue y nos hala hacia lo alto. Esa imagen, continuidad entre la mirada de la narradora y
que es la del niño ideal, empujará a este la focalización del niño sería capaz de
pequeño, que apenas si se sostiene semejante dibujo: escritura moebiana,
tembloroso en sus piernas, a conquistar una entonces.
posibilidad que lo excede en relación con su
incoordinación motriz, y a la vez, lo empuja a IV. UN ESFUERZO DE VIDA
intentar gobernar su organismo, que en
principio, también le resulta extraño. Enseguida una nueva experiencia, ahora
con la propia baba:
Esta detallada descripción parece entonces
concernir a una experiencia que gravita en el De la boca entreabierta por
mismo espacio de aquella que el niño tiene el esfuerzo de vida escapa
ante el espejo; aunque en este caso, no se una baba clara que escurre y
halla ante la superficie bruñida del artilugio gotea hasta el suelo. Mira la
óptico, sino ante un retrato, el efecto de gota muy de cerca, como si
sostén del cuerpo que este tiene da indicio fuera una hormiga. El brazo
de que él no se podría levantar solo, sin esa se alza, avanza en un arduo
imagen de donde ganará finalmente su forma mecanismo de etapas. Y de
erguida. La imagen del retrato, que señala al golpe, como para sujetar lo
niño ideal, que acaso sus padres han inefable, con inesperada
enmarcado, y que le prestará apoyo violencia aplasta la baba con
necesario para hacerse a un cuerpo, también la palma de la mano.
es metáfora de cómo se constituye el cuerpo Parpadea, espera.
apoyándose en una unidad imaginaria Finalmente, pasado el
revestida de cierto prestigio. El pequeño tiempo necesario de espera
accidente que le ocurre al niño cuando deja de las cosas, aparta
de apalancarse en el retrato que le sirve de cuidadosamente la mano y
grúa, es quizá el anuncio de todos los examina en el parque el fruto
posteriores en que la imagen ya no podrá del experimento. El suelo
sostenerlo... Aunque los pasos del niño son está vacío. En una nueva y
precarios e inciertos, también son brusca etapa se mira la
considerables respecto de todo aquello que mano: la gota de baba está
tiene que volver suyo, en el lapso de la pegada en la palma. Ahora
infancia. Ese era el tiempo en que todo nos también de esto sabe.
acontecía por primera vez y, es ese aire de Entonces, con los ojos
comienzo del mundo el que transmite este abiertos, lame la baba que
breve escrito. pertenece al niño.
Quisiera ahora señalar que la precisión de la
última descripción y de las próximas tiene
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Dado que este es un dibujo a pluma, no se sobra recordar, en este punto, que antes de
trata de exponer las razones fisiológicas del la migración de sus padres al Brasil, a ella le
babeo del bebé; y aunque sabemos que habían puesto el nombre Haia, que en
acaban de salirle los primeros dientes, la yiddish significa vida. Entonces, la vida no es
baba queda mejor atribuida a su “esfuerzo de solo un tema, es un significante fundamental
vida”: ¡Que levantarse! ¡Que sostenerse en que obcecado vuelve en cada una de sus
pie! ¡Que mover su brazo! ¡Que aplastar la producciones.
baba!, y en todo ello, ¡Que responder al Ahora bien, los artificios de Lispector
llamado!, y entonces, “¡Ve, pequeño, al sitio desdoblan la cuestión de la vida, según dos
donde te llaman, haciendo tu esfuerzo de caminos radicalmente distintos: la vida
vida!”. humanizada por las palabras y la vida
Hagamos una estación sobre este último despojada de “su montaje humano”,
significante, pues con él podremos advertir el desprovista entonces de palabras. Respecto
campo donde se despliega la indagación de la vida humanizada, sobre todo, en los
incesante de la escritora y el lugar preciso cuentos, aparecen animales que portan
que allí tiene este breve escrito. El nombres de humanos, vestidos con falditas
significante “vida”, que está en toda la obra de carnaval, o que han sido amaestrados,
de Clarice Lispector, es el eje sobre el cual pero en todos los casos, irrumpe el fracaso,
gira su indagación fundamental. Dado que cuando no la ridiculez del aturdido empeño
recién nos topamos con ese significante, será de humanizar al animal, pues la bestia
necesario en este punto, situar las líneas de impenitente puede, de un coletazo o con un
fuerza en que esta obra despliega la cuestión picotazo, deshacerse fácilmente de las
de la vida, pues es allí donde podremos enseñanzas de su amo. De Otra parte, en
ubicar correctamente el asunto que venimos recorridos más amplios e inquietantes, sobre
siguiendo. Puede sonar demasiado vago todo en las novelas, Lispector hace el camino
afirmar que una producción literaria se contrario: animalizar la vida humana, esto es,
organiza en torno a la vida, pues en algún arrebatarle cuerpo y palabras, a efectos de
sentido todas lo hacen; sin embargo, acá no actos tan radicales como los que acontecen
se trata de ese “algún sentido”, sino en en La manzana en la oscuridad (1961) y en
realidad, de lo que da sentido, orientación, a La pasión según G. H. (1964). Es entonces,
la andadura de esta escritura. Quizá por ello, en relación con estas coordenadas, que
la autoría, que cubre como un manto cada podemos situar al “Niño dibujado a pluma”,
recodo de una obra, pues el autor, quien se pues su empeño radica en cernir qué hay de
desliza en la elección de cada palabra, en la un lado y de otro de la vida: por un lado, vida
arquitectura de las frases, en la respiración Real, no domesticada, vegetativa y, por el
que les insufla, puede también puntualmente otro, vida domesticada, vida humana, vida de
firmar su obra, con un significante que, para hablante. Advertimos ahora que de la mano
el caso, es el significante “vida”. Entonces, de la escritora avanzamos sobre un filo,
“Vida” es la firma de Clarice Lispector, el estamos acompañando su tránsito sobre la
Made in Germany de su obra, y como línea fija de una bisagra que abre a dos
nombre propio merecería una mayúscula localidades vecinas y a la vez distantes. Si en
inicial. Más precisamente, Vida es el nombre otros textos, la sustancia viva fue la materia
propio con el cual su obra construye, de una cucaracha destripada en las puertas
desbarata y vuelve a armar el mundo. No de un armario o lo que llamó el plasma vivo,
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acá esa sustancia es la baba clara que gotea la imposibilidad de saber. De cualquier forma,
hasta el suelo. El movimiento del bebé, que será necesario empeñarse en grandes
lo lleva a lamer su propia baba, no deja de esfuerzos de voz para producir tal fallo,
evocar actos análogos que pretenden fundamento de nuestro universo; no caben
incorporar la materia misma del ser, en otros aquí los atajos de astuto, que pontifica de
recodos de esta obra. manera anticipada la insuficiencia de la
Por otra parte, el esfuerzo por agarrar la palabra, pues siempre se trata de hacer el
propia baba es comparado con un intento de recorrido, para con el decurso mismo de la
“sujetar lo inefable”, y, ¿no es acaso este palabra, engendrar su límite.
también el mismo empeño de la narradora?
Así también, cuando él mira el fruto de su V. INVOCACIÓN
experimento y constata que “el suelo está
vacío”, ¿no transmite acaso allí la narradora Después de leer la firma de Lispector en este
su afirmación inicial sobre lo fallido del dibujo episodio con la baba, volvamos al niño. Aún
a pluma pretendido? En este último sus movimientos son bruscos, pues apenas
fragmento, hemos podido advertir no solo está ejercitándose para ponerse en pie, para
esa detallada descripción del experimento del levantar su brazo, para agarrar con su
niño, sino también la firma de una poética mano… Surge aquí una “inesperada
que no se vierte en un sesudo escrito de violencia”, cuando el niño da un manotazo
declaración de principios, sino que se dice y sobre la propia baba, pero tal violencia solo
se disemina en el texto mismo. El niño es la torpeza propia de quien no dispone aún
intenta agarrar lo inefable y atrapa de las sinergias corporales requeridas para
justamente nada: el suelo está vacío. Ese ejecutar acciones que ahora nos parecen
mismo movimiento devenido acto de poca cosa, pero que en su momento,
escritura es el que se repite incansable en la implicaron una enorme conquista. Tales
obra de la escritora brasileña. Para recordar sinergias, que comportan la participación
el saldo de uno de esos experimentos, activa y concertada de varias partes del
evoquemos La pasión según G. H. (1964, cuerpo para realizar una función, dependen
146): de la especularidad naciente, y contribuirán
también a darle al niño algún gobierno sobre
El lenguaje es mi esfuerzo su cuerpo.
humano. Por destino tengo Lo que viene enseguida es una vocalización
que ir a buscar y por destino del niño, quien “Piensa en voz alta: “niño”; es
regreso con las manos la primera palabra que se nos deja escuchar
vacías. Mas regreso con lo aquí, brotada del arduo camino transitado en
indecible. Lo indecible me tan pocos meses de vida. Y luego, una nueva
será dado solo a través del pregunta de la madre:
lenguaje. Solo cuando falla la
construcción obtengo lo que –¿A quién llamas? –pregunta
ella no logró. la mamá desde la cocina.
Con esfuerzo y gentileza, él
Estos son experimentos no para saber y mira la sala, busca a quien la
conquistar alguna maestría, sino para saber mamá dice que está
en negativo, esto es, para palpar realmente
11
llamando, se voltea y cae de esa voz es el de sostener la existencia del
hacia atrás. sujeto por venir, puesto que la madre le
habla, mientras él no la tiene a la vista;
Pensar en voz alta es hablar, salvo que este haciendo esto, lo hace existir, pues más allá
hablar tiene algunas particularidades. Del de lo que le dice, y porque le habla, ella
continuo sonoro de la madre, el bebé ha dirige esta frase silente y constitutiva: “Tú
separado la palabra “niño”, aquella con la eres...” (Lacan, 1963, 294). Esa orientación
cual ella se habrá referido y dirigido a él, de la voz acontece sobre el fondo de un
tantas veces. Si el pequeño puede hacer ese cierto registro de la ausencia, pues en ese
recorte significante es porque la madre logró momento, el niño no la ve; entonces, la voz
hacerle oír tal cesura. Con el recorrido que de la madre lo sostiene y lo orienta dándole
hemos acompañado hasta acá, podemos ya sus coordenadas.
advertir que la humanización del infans Ocurre que mientras el pequeño busca con la
cuenta con un operador fundamental que es mirada “a quien la mamá dice que está
la voz de la madre: a esta responde el niño llamando”, otro accidente lo deposita
levantándose del suelo; también por medio nuevamente en el suelo, comienza a llorar,
de esa voz se organiza y orienta su
percepción, pues el niño “busca a quien la […] ve la sala distorsionada y
mamá dice que está llamando”; además a refractada por las lágrimas,
esa misma voz él responde apropiándosela, el volumen blanco crece y se
mucho antes de saber el significado de las le acerca –¡mamá!– lo
palabras que pronuncia. Al parecer, por lo absorbe con brazos fuertes,
pronto, esas unidades discretas no han sido y he aquí que el niño está de
subjetivadas, pues el bebé no sabe aún que pronto muy alto en el aire,
la palabra que él mismo ha emitido, como un muy en lo caliente y lo
eco de la voz de la madre, lo tiene a él como bueno. Ahora el techo está
referente. En tanto su cuerpo no ha más cerca; la mesa debajo.
terminado de constituirse, no cuenta aún con
la matriz simbólica que le permita decir “yo”, Esta visión refractada por las lágrimas parece
“ese niño de quien mamá habla soy yo”. Por estar en el mismo ámbito de aquella en la
otra parte, advertimos que el niño tiene la que halló fuente un pintor que quiso recobrar
experiencia de escuchar esa voz, sin poder la forma como él veía cuando el mundo aún
ver el rostro de su madre, pues ella habla no había sido amansado por las palabras.
desde la cocina, ha desaparecido de su Muchísimo antes de que el cubismo entrara
campo visual. He aquí el origen de las voces en la escena de la pintura del siglo XX, cada
acusmáticas (Chion, 2004, 36) que, en la quien lo pudo atisbar, caleidoscópico,
experiencia subjetiva, aparecen luego inmemorial, a efectos del velo deformante de
dotadas de mayúsculos poderes: ubicuidad, sus propias lágrimas. Pero, ese lloroso ya ha
omnipotencia, omnisciencia y hasta probado el valor de llamado que adquirió su
panoptismo (Chion, 2004, 29). Este raro llanto, pues su madre responde levantándolo
término, “acusmático”, acuñado por Pierre en brazos. Así que si bien su llanto no es
Schaeffer, califica las voces que oímos, pero palabra articulada, ya ha sido incluido en el
cuya fuente no podemos ver. Es necesario circuito de la demanda del sujeto dirigida al
señalar que el poder fundamental y primero Otro. A la madre, quien lo alza en sus brazos,
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la narradora le asigna las cualidades simples bebé durmiendo en su cama: una mosca que
y redondas de lo caliente, lo bueno y lo alto. aletea en el cristal. De modo que la claridad
Estos términos son, sin embargo, que surca el sueño del niño, tiene su
aproximación delicada a lo que se supondría mancha, su mosca: una pesadilla. Lo
serían los gruesos juicios del comienzo, inquietante es que esa pesadilla está
determinados por las sensaciones de placer causada por una palabra que el niño ha
y displacer. En este caso, desde luego, no se aprendido: esa extranjera se le volvió íntima,
trata de que el niño articule esas palabras, en la operación fundacional que más arriba
“bueno”, “alto”, “caliente”, sino de que estas evocábamos como acto de incorporación. La
son las categorías más cercanas a la voz que él escuchó de su madre, ahora lo
naturaleza de las sensaciones por él habita, se le ha vuelto causa íntima,
experimentadas. habitante intestina, hasta una especie de
parásito del que no se librará en adelante.
VI. LA MOSCA DE LA HUMANIZACIÓN ¿Esta última sería entonces la mosca que
trae la humanización?
El niño agotado de tantos rendimientos, va Hasta donde sabemos, respecto de la vida
cayendo en el sueño: adulta, la pesadilla rompe la pantalla del
sueño dado que hace presente un real de
Y como no puede más de goce opaco e insoportable; de ahí que la
cansancio, empieza a salida de ese despertar traumático que la
desviar las pupilas hasta que pesadilla misma constituye sea justamente
las va hundiendo bajo la tratar de asirse nuevamente a las palabras y
línea del horizonte de los a las imágenes con que pretendemos
ojos. Los cierra sobre la reinstalar cierto confort, y apantallarnos
última imagen, los barrotes durante la vigilia, para entonces seguir
de la cama. Se duerme durmiendo. Sin embargo, hemos de notar
agotado y sereno. El agua se que esta pesadilla del niño acontece no
ha secado en la boca. La porque quede desprovisto de palabras, pues
mosca aletea en el cristal. El solo dispone de unas pocas, sino porque
sueño del niño está surcado justamente le retorna una de las palabras
de claridad y calor, el sueño aprendidas. Entonces, el hecho de que la
vibra en el aire. Hasta que, palabra que vuelve ahora desde dentro tenga
en repentina pesadilla, forma de pesadilla nos resulta por entero
sobreviene una de las enigmático. Podríamos preguntarnos,
palabras que ha aprendido: entonces, ¿qué del goce enigmático de la
se estremece violentamente, madre puede transportar esa palabra que de
abre los ojos. súbito le llega y lo arranca de su sueño?
Con esta pregunta presente, hagamos ahora
El plácido cuadro de la entrada en el sueño, una breve digresión por otro cuadro, esta vez
con su aire tranquilo, cede abruptamente un óleo sobre lienzo, del pintor suizo Johann
lugar a un aire que no es solo aire caliente o Heinrich Füslli, denominado justamente “La
aire apacible, sino aire de pesadilla. La pesadilla” (1781), del que dejó varias
ruptura de la tranquila escena está anunciada versiones. En él aparece un íncubo posado
por algo que mancha el hermoso cuadro del sobre el cuerpo de una mujer que yace
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desmadejada sobre una cama, parece que el oído sea el único afectado,
probablemente entregada a las delicias sino el organismo todo el que se ve entonces
lúbricas de su sueño, y del fondo, conmocionado por tal irrupción, puesto que
asomándose por entre la sugerente abertura “el niño se estremece violentamente”, cuando
de un cortinaje, emerge la cabeza de un lo asalta intempestivamente una palabra que
caballo con los ojos desorbitados. De este ha migrado desde fuera hacia dentro. De
cuadro solo quiero destacar que se trata de donde podríamos derivar que el cuerpo se
un ser demoníaco y que su presencia pesa vuelve sensible no a efectos de la función
sobre el cuerpo de la joven; es decir que se general de los órganos de los sentidos, sino
trata de una alteridad enemiga y que la masa fundamentalmente a causa del material que
de ese demonio contrahecho le oprime el le entró por el oído, que entonces puso a
abdomen, de donde su peso se vuelve operar estos órganos según las
pesadilla por el “goce extranjero” que impone modulaciones del decir y de lo escuchado.
(Lacan, 1963,73). Por extensión, y centrando Quizá sea ese en su fundamento el
nuestro interés exclusivamente en los dos materialismo del que hablan los
únicos puntos recién destacados, en lo que psicoanalistas, pues las palabras no nos
nos concierne con relación al niño, ¿cuál dejan quietos: resuenan, alcanzan y sacuden
sería, entonces, la alteridad enemiga y nuestra materialidad. Entre tanto, reparamos
angustiante que oprime y estremece su que nos hemos vuelto a encontrar con una
cuerpo? Al parecer, ese niño, que es todos, y referencia a la violencia, esta vez bajo su
que también hemos sido todos, ha tenido que forma adverbial. Ya no se trata de la violencia
probar tempranamente la dimensión opaca y como brusquedad de los movimientos aún
angustiante del goce de aquella que lo llamó toscos del bebé, sino de un acontecimiento
a la vida de las palabras. Pero, quizá, para de palabra que conmociona su cuerpo.
formular de manera más precisa esta Acaso ese “violentamente” sea el único modo
cuestión, ¿es que acaso la dimensión en que se pueda acusar recibo de lo que no
angustiosa que transmite este aire de tuvo otras vías de apertura que la imposición.
pesadilla concierne al traumatismo que ¡Acepta esto que te entrego! ¡Admite estas
supone la imposición misma del lenguaje? palabras con que te hablo! Y para que no te
En todo esto nos queda la pregunta de pese tanto el fardo, ¡aduéñate entonces de
porqué la hora del sueño sería la más las palabras que así te impongo!
propicia para la incorporación de la palabra
¿Porqué es al momento de entrar en el
sueño que ese sujeto por venir acoge las VII. LA MAGIA Y EL TERROR
palabras que durante la vigilia escuchó
incesantemente? No puedo responder a tal La violenta conmoción se vuelve enseguida
pregunta, solo decir, al sesgo, que quizá de estrepitosa, pues recién abre los ojos,
tal cohabitación proviene la preeminencia
que habrá de cobrar luego el sueño como vía “[…] para su terror no ve más
regia de acceso a lo inconsciente. Que esa que esto: el vacío caliente y
vía regia también podamos denominarla claro del aire, sin mamá. Lo
como vía real, nos conduce interrogar qué que piensa estalla en llanto
pasa con ese organismo real y precario, por toda la casa. Mientras
cuando la palabra se le instila por la oreja. No llora va reconociéndose,

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transformándose en aquel por entero activa, “se esfuerza y coopera”.
que la mamá reconocerá. Que ese ser inerme tenga “que transformase
Casi desfallece de tanto urgentemente en alguien que pueda ser visto
sollozar, tiene que y oído [...]”, señala bien que la real urgencia
transformarse urgentemente de la vida no concierne tanto al registro de
en algo que pueda ser visto y las consabidas necesidades vitales –hambre
oído porque si no se quedará y sed– como a la necesidad vital de
solo, tiene que volverse insertarse en el campo de los significantes
comprensible porque si no donde habita aquella que lo llamó a la
nadie lo comprenderá, si no existencia. Por tal razón,
nadie se acercará a su
silencio, si no dice y cuenta el llamado del niño es un
nadie lo reconoce, haré todo llamado de socorro, y [él]
lo necesario para ser de los tiene que llegar a hacerse
demás y que los otros sean entender como tal, es decir
míos, brincaré por encima de hacerle dimensionar al otro
mi felicidad real, que sólo me su calidad de prójimo
traería abandono, y seré (Chaumon, 2000, 66).
popular, hago trampa para
que me amen, es totalmente Advertimos además que el reconocimiento de
mágico esto de llorar para su existencia está sostenido por dos
recibir a cambio: mamá”. engarces pulsionales que circulan en el
ámbito del deseo. Hacerse reconocer implica
Aparece un nuevo episodio de llanto, esta hacerse ver y hacerse oír, que son
vez causado por “lo” que piensa el niño. Este respectivamente las metas de las pulsiones
llamativo artículo indeterminado señala escópica e invocante. Si al comienzo la voz y
también otro límite infranqueable, pues por lo la mirada fueron las de la madre sobre su
pronto, ese bebé no puede decir qué piensa, hijo, he aquí que él ingresa en el circuito del
solo hace manifiestos los efectos de eso que funcionamiento pulsional, pues su llanto al
ya lo habita como pensamientos, ante la ser escuchado, también lo hace visible para
ausencia de mamá. El llanto disemina una el Otro. Por la forma en que queda planteada
onda expansiva por toda la casa, de donde el aquí la imbricación de estos dos montajes
espacio todo parece quedar teñido por la pulsionales, podríamos decir que la
invocación por él proferida. Advertimos, de escopicidad se funda en la invocación,
nuevo, cómo ocurre que un material vocal, puesto que es gracias a que el niño llora que
desde el comienzo, marque, curve y organice también logra hacerse ver. Estos circuitos
nuestro espacio humano. El llanto mismo pulsionales acarrean algo más primordial que
ingresa en el campo del lenguaje, pues es algunas satisfacciones localizadas, pues con
expresión dirigida y reconocida en el campo el arribo a las metas de hacerse ver y oír
del Otro. Tal reconocimiento implica tiene lugar nada menos que la aurora del
considerarlo en su valor de pedido, de sujeto. Este niño ha consentido en la
demanda; al tiempo que ese llanto es el domesticación y su elección queda planteada
modo en que la criatura, no solo desvalida, en el texto por una seguidilla de frases
sino también, en este aspecto fundamental, adversativas que presentan, en breves
15
líneas, aristas diversas de la alternativa anonadante de su siendo, que lo llevará
sacrificada: también a las trampas y equívocos del amor,
allí mismo donde podrá probar el poder de
[...] porque si no se quedará convocación que porta su llamado. Entre una
solo, tiene que volverse y otra cosa, entre la voz de la narradora y la
comprensible porque si no supuesta al niño, no hay sino una coma,
nadie lo comprenderá, si no apenas un respiro; esa continuidad es
nadie se acercará a su también la moebiana de la incorporación: lo
silencio, si no dice y cuenta que estaba afuera, de pronto está adentro,
nadie lo reconoce […] solo por efecto del recorrido, que es camino
de palabras. La maravilla de este momento
Así, la soledad, el sin-sentido sin la cobertura consiste en experimentar la magia del
del sentido y el silencio sin compañía serían llamado: ¿cómo así que llora y recibe a
el producto del rechazo de la doma. La cambio la presencia de mamá? No puedo
secuencia de frases trae además los evitar, en este punto, recordar uno de los
términos mismos de la alternativa, admisión o primeros textos de Freud, “Tratamiento
rechazo, con sus insistentes “si no”. Si no psíquico, tratamiento del alma” (1890), donde
hay mundo parlanchín, esto sería mudo, el psicoanalista hace un largo rodeo para
desnudo, desierto... transmitir cómo “la ciencia consigue devolver
Después de ello, dado que este niño a la palabra una parte, siquiera, de su
responde al llamado y también llama, prístino poder ensalmador (1890, 115)”,
aparece la enunciación, no articulada en mientras en nuestro hablar cotidiano las
palabras aún, pero desde ya sustento de un palabras nos parecen apenas ensalmos
lugar, desde el cual él dará testimonio de su desvaídos. En ese escrito, Freud trata de
existencia; recordémoslo, entonces: situar la eficacia de la palabra sobre
padecimientos orgánicos y anímicos; acá con
[…] haré todo lo necesario Lispector, podemos apreciar que parte de
para ser de los demás y que ese prístino poder ensalmador de la palabra
los otros sean míos, brincaré arraigó en el llanto, en tanto este quedó
por encima de mi felicidad inserto en el circuito de la palabra, que
real, que sólo me traería supone siempre una respuesta del Otro. Esta
abandono, y seré popular, respuesta es la magia con que el niño se
hago trampa para que me sorprende de que el llanto provoque cambios
amen, es totalmente mágico en su mundo, mientras el milagro fue que él
esto de llorar para recibir a se hiciera sensible a la extranjería de la
cambio: mamá. palabra. Una vez sellado el tiempo mítico del
comienzo, el previo a la represión originaria
Notamos que pasamos, sin transición alguna, [Urverdrängung], llega el tiempo de la magia.
de la voz de la narradora, que presenta un Pero no ha de creerse que la magia de que
camino ya cerrado, a la voz supuesta del acá se trata es la misma con la que se
niño, dicha en primera persona; entonces añoran mundos encantados e ideales. ¡Nada
esta última empieza a transitar por una vía de eso! Pues el domesticado comienza a
que le permitirá establecer lazos con los hacer uso de su recién conocido poder,
otros, camino que le supondrá perder el goce también trampea, y cae él mismo en los
16
ardides del amor. Su vida humana ha No bien ve el pañal, él se
comenzado. “Solo una palabra /Una palabra hecha a llorar de nuevo./ –
y se inicia la danza / de una fértil miseria”, ¡Pero si estás todo mojado!/
dice el poeta Álvaro Mutis (1993, 38). La noticia lo sorprende, se
renueva la curiosidad, pero
Hasta que un ruido familiar ahora es una seguridad
entra por la puerta y el niño, cómoda y garantizada. Mira
mudo de interés por lo que con ceguera la humedad
es capaz de provocar el propia, en una segunda
poder de un niño, para de etapa mira a la mamá
llorar: mamá. Es mamá, no (Lispector, 1961).
se ha muerto. Y su seguridad
consiste en saber que tiene Ahora la madre le apalabra la sensación, lo
un mundo para traicionar y cual anuda un significante a una zona
vender, y que lo venderá localizada de su cuerpo, asunto de la mayor
(Lispector, 1961). importancia, pues de este modo se horadan
los orificios de su cuerpo, para que
El mundo al que el pequeño decide traicionar aparezcan en su valor propiamente erógeno.
es el de su “felicidad real”, calificativo al que De las palabras que acompañaron tal
decidimos escuchar en el campo de uso en circunscripción y de las vocalizaciones que el
psicoanálisis. Se trata entonces de expulsar niño entonces emitió, quedarán fragmentos,
lo real del goce, admitir la doma, y con ella el acodos que luego harán valer su marca, en
intercambio, que acá es planteado en las formaciones de la otra escena, en las
términos de venta. Hay que decir que el manifestaciones del inconsciente producto de
gesto del traidor, de quien a cambio de un la domesticación. Esos fragmentos le
beneficio se entrega para que lo compren, enredarán la lengua en los momentos más
resulta una imagen inusitada para la inesperados e infiltrarán su decir como “una
humanización. De donde podemos advertir especie de contra-canto que sobrepone
que Lispector arroja una mirada a la constantemente sus trazas” (Dufour, 1999,
domesticación desde la otra orilla, desde 58). Las palabras de la madre habrán
aquella supuesta, a la que le atribuimos, en acompañado este episodio y seguramente
nuestras nostalgias vanas, la plenitud de tantos otros cuando acudió a encargarse de
goce del ser. Entrar en la “lengua de trapo de su niño que llora, come, orina, defeca. Y de
la nación”, como la denomina Quignard nuevo, las palabras de ella orientarán su
(2011, 17), para con ella insertarse en las percepción, pues el niño “mira con ceguera”
estrategias y estratagemas del toma y daca su propia humedad; en efecto, no se trata de
de la demanda con la madre: “te doy esto a que él se vea orinado, sino de sentirse
cambio de esto otro”; goce, “vacío profundo”, mirado en la propia sensación de humedad y
“felicidad real”, a cambio de palabras, amor, después mirar a mamá, lo cual le permitirá
reconocimiento. luego verse y ver.
Con su llanto el niño se ha transformado en Finalmente, el prodigio que se repite
alguien reconocible, de modo que mamá incesante en esa vida, que ya sabemos
llega con un pañal en la mano: porqué calificar de “doméstica”… El término
despreciado puede ahora cobrar su dignidad.
17
con el cual el nuevo sumiso a las leyes del
Pero de pronto se estira y lenguaje podrá conocer otra libertad que la
escucha con todo el cuerpo del tiempo “de la realidad vegetativa”. Es
el corazón latiendo pesado necesario precisar que esta equivocidad
en la barriga: ¡pii-pii!, lo entre el nombre para la humedad que
reconoce de golpe con un experimenta el niño con su orina y el carro,
grito de victoria y de terror. también está presente en la lengua original,
¡El niño acaba de reconocer!/ pues en portugués, el significante “fonfom”
–¡Claro que sí! –dice que el niño pronuncia, está registrado en el
orgullosa la mamá–. ¡Claro diccionario como “fom-fom”, palabra con la
que sí!, mi amor, es el pii-pii que también se designa el sonido de la
que ha pasado por la calle, le bocina del automóvil.
contaré a papá que ya lo has El orgullo exultante de la madre no es tan
aprendido. Y vaya si no se solo vanidad imaginaria, narcisista, con los
dice así: ¡pii-pii, mi amor! – logros de su niño, también está causado por
dice la mamá tirando de algo más fundamental: el don del lenguaje
arriba abajo y después de fue recibido por su criatura. Habrá entonces
abajo arriba, levantándolo un júbilo compartido, victoria de él, orgullo
por las piernas, echándolo para ella, que llega a convertirse en pacto
hacia atrás, tirando de nuevo con la referencia a un tercero garante;
de abajo hacia arriba. En entonces la madre le contará a papá la
todas las posiciones el niño palabra que el niño ha aprendido. Ahora bien,
conserva los ojos bien a la conquista de ese anudamiento, entre el
abiertos. Secos como un cuerpo y el lenguaje, responde también otra
pañal nuevo. conmoción corporal, pues la victoria del
reconocimiento de la palabra quedó
El pequeño pudo anudar la palabra “pii-pii” anticipada cuando el niño escuchó, ya no con
con su sensación de humedad, y la evidencia lo oreja, sino con todo su cuerpo. Entonces
de este lazo solo se convierte en nos topamos aquí también con la aurora de
acontecimiento en tanto la madre acoge, la enunciación, en tanto el sujeto naciente se
celebra y reconoce esta expresión como un juega su cuerpo en ello. Pero esta victoria no
significante que hace parte de su hábitat está desprovista de terror, el mismo de la
lenguajero. Pero, además, advertimos que la pesadilla cuando una palabra incorporada
madre le entrega también, en el mismo expulsó al niño de la serenidad de su sueño.
momento de reconocimiento de la palabra ¿Es que entonces, el verdadero despertar es
“pii-pii”, la equivocidad propia del significante, ser precipitados por una palabra inesperada
pues con “pii-pii”, también designa al carro al abismo de goce del cual partimos? O ¿es
“que ha pasado por la calle”, onomatopeya que acaso las palabras no son mero sueño,
del pito del auto. Vamos apreciando, velo del horror, sino la verdadera pesadilla?
entonces, cómo la doma se aligera, pues no ¿Qué terror es ese del triunfo de la palabra?
solo resulta patente ese peso-pesadilla de la ¿En qué recodos nos vuelve a asaltar?
imposición del lenguaje, también queda
abierto el juego con el significante, que alivia *
la carga, y procura un espacio de levedad,
18
_______________. 1964. La pasión según G.
He titulado este recorrido con una referencia
H. Barcelona (2000): Muchnik.
aquí ausente: Balbuceo para el misterio de
_______________. 2010. “La pesca
un dibujo. En efecto, no escuchamos los
milagrosa”. En Para no olvidar. Crónicas y otros
balbuceos del niño, mientras lo textos. Madrid (2010): Siruela.
acompañamos, en este brevísimo episodio Mutis, Álvaro. Obra poética. Bogotá (1993):
de su vida; sí supimos de una palabra que lo Arango Editores.
asaltó como una pesadilla, y recién, de la Quignard, Pascal. Butes. México (2011): Sexto
victoria de un reconocimiento, pero no piso.
estuvimos en el tiempo de sus balbuceos. Soca, Ricardo. 2010. La fascinante historia de
las palabras. Bogotá (2010): Rey Naranjo
Entonces, ese término, en realidad, solo llega
Editores.
acá para señalar la lejanía en que me hallo
respecto de los balbuceos con que comenzó
la doma. Así que “balbuceo” designa apenas
una pretensión, pues con este habríamos
acotado, a años luz sin embargo, el vacío 1 Clarice Lispector (1964, 284-287). Todas las
profundo, el tiempo de la actualidad extrema, citas de este texto, que en adelante transcribo,
el de su realidad vegetativa. corresponden a esta misma referencia.

2 Entonces escribir es el modo de quien usa la


BIBLIOGRAFÍA
palabra como un cebo: la palabra que pesca lo
que no es palabra. Cuando esa no-palabra
Chaumon, Franck. “El grito”. 2000. Essaim, muerde el cebo algo se ha escrito. Cuando se ha
Revue de Psychanalyse 6 (2000): 55- 75. pescado la entrelínea se puede con alivio tirar la
Chion, Michel. 2004. La voz en el cine. Madrid palabra. Pero ahí cesa la analogía: la no-palabra
al morder el cebo, la ha incorporado. Lo que salva
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