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DERECHO CONSTITUCIONAL— 1º E-3 ANALYTICS

TEMA 5. TRATADOS INTERNACIONALES

1. Concepto y naturaleza

La importancia de los Tratados Internacionales, tanto entre distintos Estados como los desarrollados
en el seno de las organizaciones internacionales, ha crecido paulatinamente. Se distinguen tratados
bilaterales (un país negocia con otro país) y multilaterales (varios países). En determinadas
materias como el campo de la defensa y protecció n de los derechos fundamentales, las Declaraciones,
Pactos o Convenios Internacionales, han representado un compromiso para los Estados, ademá s de
constituir el motor de la labor legislativa en el á mbito estatal. Consecuentemente, los tratados
sujetos a un doble régimen, en cuanto a estar sometidos a la Convención de Viene sobre Derechos
de Tratados por el Derecho Internacional, y al deber de ajustarse a la norma constitucional, ya que
pasan a formar parte del ordenamiento jurídico interno.

La tradició n jurídica españ ola otorgó en el artículo 7 de la Constitució n de 1931 la posibilidad a las
Normas Internacionales de integrase directamente en el Derecho españ ol con su adopció n automá tica.
Esto no fue seguido por los constituyentes de 1978 que obviaron dicho artículo estableciendo que no
existe una recepción automática de los Tratados Internacionales, pero tampoco se requiere una
transformación jurídica de los tratados.

Cabe destacar primero el artículo 10.2 CE, precepto que se incluyó por el Senado para facilitar su
incorporación debido a que no existía una legislació n y jurisprudencia sobre esta materia, y que
obliga a una interpretació n de las normas relativas a los derechos fundamentales y libertades
reconocidos por la Constitució n acorde con “la Declaració n Universal de Derechos Humanos y los
Tratados y Acuerdos Internacionales sobre las mismas materias una vez ratificados por Españ a”. Sin
embargo, la doctrina opina que éste es innecesario, debido que la existencia del artículo 96.1 CE que
declara que “los Tratados Internacionales vá lidamente celebrados, una vez publicados oficialmente
en Españ a, formarán parte del ordenamiento interno. Sus disposiciones só lo podrá n ser derogadas,
modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las
normas generales del Derecho Internacional”. Este artículo asegura pues la permanencia de los
tratados al quedar protegidos frente a las fuentes internas. Se discute la posició n que ocupan en el
ordenamiento jurídico interno, ya que, por ejemplo, en el ámbito internacional prevalecen sobre las
normas de Derecho interno (la invocació n de una norma estatal no justifica la inaplicació n del
tratado).

Indudablemente, los tratados está n subordinados a la Constitución por el principio de


sometimiento. Inmediatamente después de ella, jerá rquicamente hablando, está n las normas con
rango de Ley (Leyes Orgá nicas, los RCD y RS, las Leyes autonó micas…). Son normas que emanan de
distintos ó rganos de producció n, con diferentes procedimientos y contenidos; y que se relacionan
entre sí mediante los principios de competencia y procedimiento. Los Tratados Internacionales se
incluyen en este bloque, ya que disponen de un procedimiento de producció n, reforma y derogació n
distintos. El artículo 27.2 c) LOTC los incluye entre las normas con rango de Ley susceptibles de
declaración de inconstitucionalidad.

La Constitució n prevé ademá s la posibilidad de adopció n de un tratado posiblemente contrario a ella


en cuanto a contenido, por que un “tratado que contenga estipulaciones contrarias a la Constitució n”
exige un “previa revisión constitucional” (art. 95 CE). Corresponde al Tribunal Constitucional
dictaminar “si existe o no” dicha contradicció n, aunque recae sobre “el Gobierno y cualquiera de las
Cámaras” la legitimació n para iniciar el procedimiento ante el T.C (art. 95.2 CE). Este procedimiento
puede llevarse a cabo antes e incluso después de que el tratado se haya aprobado e incluido (art. 78.1
LOTC).
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Esta declaració n del T.C tiene carácter vinculante para los ó rganos constitucionales afectados por la
decisió n. Esto lo afirmó el propio Tribunal en su Declaración de 1 de julio de 1992 sobre los
preceptos del artículo 96 CE. La razó n de dicha solicitud, llevada a cabo por el Gobierno, fue debido a la
firma del Tratado de la Unión Europea cuyo artículo 8 b) exigía el derecho de sufragio activo y
pasivo para los nacionales de cualquier Estado miembro en las elecciones municipales de dicho
Estados. Por eso, se reformó la Constitución, el artículo 13.2 CE en concreto, para añ adir el “ pasivo”
con el fin de ampliar el sufragio y cumplir con las estipulaciones del Tratado.

2. Procedimiento de adopción

2.1 Negociació n y consentimiento

La negociació n y adopció n de los tratados corresponde al Gobierno, que dirige “la política interior y
exterior” (art. 97 CE), y requiere que el Rey debe “manifestar el consentimiento del Estado para
obligarse internacionalmente por medio de tratados, de conformidad con la Constitució n y las Leyes”
(art. 63.2 CE), es decir, la sanción regia, precepto que luego fue declarado innecesario y
desautorizado por el ATC 114 / 1991. Aú n así como Jefe de Estado y “má s alto representante del
Estado españ ol en las relaciones internacionales”, parece má s ajustado a las CE que la firma del Rey
fuera inexcusable, al igual que el refrendo obligado del Presidente del Gobierno o del Ministro
de Asuntos Exteriores (art. 64 CE). Este debió corresponder al criterio de los constituyentes al
dictar el artículo 63.2 CE, aunque la expresió n “de conformidad con la Constitució n y las Leyes”
autoriza un régimen má s restringido de la funció n del Rey.

La regulació n específica de los Tratados Internacionales se encuentra en el Capítulo III del Título III
dedicado a las Cortes Generales, y no en el del Gobierno. La razó n es por la regulació n de los
procedimientos parlamentarios exigidos para su adopció n, consecuencia del establecimiento en
Españ a de un Estado democrático de naturaleza parlamentaria.

2.2 Trá mites parlamentarios

Por su procedimiento parlamentario, los Tratados Internacionales se clasifican en tres tipos:

1) Artículo 93 CE: La mayor complejidad para la adopció n interna de un tratado, reside en las
clá usulas del artículo 93 CE, dado el carácter de estos tratados. Exige la aprobació n de una Ley
Orgánica para autorizar “la celebració n de tratados por los que se atribuya a una organizació n o
institució n internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitució n”. Por lo tanto,
se cede la soberanía a alguien. Este artículo se elaboró para la entrada de España en la Unión
Europea (ya que se cede las competencias de la soberanía a la UE propia de la soberanía
españ ola), pero este objetivo no empañ a la posibilidad de utilizar el mismo precepto para otras
adhesiones cuando se cumplan los supuestos constitucionales.

Durante el proceso de adhesió n al Tratado Atlántico del Norte (OTAN), surgió un debate
parlamentario basado en las previsiones del artículo 94.1 CE. Algunos diputados solicitaban la
adopció n de dicho tratado mediante el artículo 93 CE, es decir, mediante Ley Orgá nica, pero
esta propuesta fue denegada, ya que supondría seguir un procedimiento de
inconstitucionalidad por razones formales.

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En cuanto a la “Ley Orgá nica de autorizació n”, debe ser tramitada por las Cortes Generales
conforme al procedimiento establecido para las Leyes de esta naturaleza, es decir, “que se
tramitará conforme a lo establecido en el presente reglamento para las Leyes de este carácter”
(art. 154 RCD). En el Senado existe la posibilidad de “propuestas de no ratificación, de
aplazamiento o de reserva, respecto de los Tratados y Convenios”, ya que el texto no puede
ser objeto de enmienda. Las propuestas de no ratificació n se tramita del mismo modo que las
propuestas de veto (art. 144 RS).

2) Artículo 94.1 CE: El segundo tipo está contemplado en el artículo 94.1 CE: “la prestació n del
consentimiento del Estado, para obligarse por medio de tratados o convenios requerirá la
previa autorización de las Cortes Generales”. El Gobierno es el ú nico ó rgano legitimado para
solicitar dicha autorizació n. La solicitud deberá adoptar la forma de acuerdo con el Consejo de
Ministros y será enviada al CD en el plazo de 90 días, que podrá n ser prorrogados hasta 180
siempre que el Gobierno envía una comunicació n documentada que justifique la dilació n (art.
155 RCD).
Estos tratados deben versar sobre las siguientes materias para requirir la autorizació n de las
Cá maras:
 Cará cter político
 Cará cter militar
 Que afecten a la integridad del Estado
 Que afecten a los derechos y deberes fundamentales establecidos en el Título I
 Que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda Pú blica
 Que supongan derogació n o modificació n de alguna Ley o exijan medidas legislativas para
su ejecució n

La Constitució n no exige que se aprueba un Ley para autorizar estos tratados, só lo exige
“autorización”. Sin embargo, el artículo 156 RCD constata un procedimiento que es bá sicamente
el procedimiento legislativo común u ordinario, con algunas modificaciones.

La Cortes Generales no pueden cambiar lo que les ya llegado, es decir, el tratado en sí, por lo
tanto se restringe el derecho a enmiendas, ya que estas que se presentan en relació n con un
Tratado Internacional tendrá n con carácter general la consideració n de enmiendas de
devolución. Es decir, que por regla general, solo se aceptan las enmiendas de devolució n (se
acepta el tratado o no), salvo en casos especiales muy concretos:

 Que el tratado venga ya negociado con el Gobierno mediante reservas, es decir, que la
exclusió n o modificació n de una cláusula derivada del tratado que no se aplica al país (por
ejemplo Inglaterra rechazó el Euro). Si el tratado viene con reservas se puede enmendar la
reserva, que supondría una enmienda al articulado.
 Art. 74: En caso de discrepancias entre el CD y el S sobre la concesió n de autorizació n
para la celebració n de un tratado o convenio internacional, también es aplicable el artículo
74.2 CE: se dispone un procedimiento que permite a ambas Cámaras llegar a un acuerdo a
través de la creació n de una Comisión Mixta (Art. 158 RCD y 145 RS). É sta deberá elaborar
un texto alternativo que será presentado a votació n por los Plenos de ambas Cá maras. En
caso de que se mantengan las discrepancias, decidirá el CD por mayoría absoluta (art.
158 RCD).

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3) Art. 94.2 CE: Aquellos tratados no señ alados expresamente en los artículo 93 y 94.2 CE se
regirá n por el artículo 94.2 CE por lo que podrá n ser celebrados sin intervención
parlamentaria previa, siendo la ú nica obligación del Gobierno la comunicación a posteriori
a ambas Cá maras: “El Congreso y el Senado será n inmediatamente informados de la conclusió n
de los restantes tratados o convenios”. Esta disposició n incumbe por lo tanto a tratados de
menor transcendencia, puesto que no requieren autorizació n parlamentaria previa, solo la
inmediata comunicació n posteriori. El Gobierno remitirá a las Cámaras el texto completo del
tratado “junto con las reservas formuladas y las declaraciones que Españ a haya realizado, con
los informes y dictá menes recabados” (art. 18.1 de la Ley 25 / 2014).

Las previsiones constitucionales sobre los tres tipos de tratados exigen la calificación previa de la
naturaleza del tratado que le corresponde en principio al Gobierno. Esta competencia está
implícitamente reconocida en el artículo 94.2 CE, puesto que permite al Gobierno informar a las
Cámaras de la conclusió n de tratados que no necesitan autorizació n. No obstante, el Gobierno está
obligado a consultar a la Comisión Permanente del Consejo del Estado acerca de “la necesidad de
solicitar previa autorizació n de las Cortes Generales para la presentació n del consentimiento del
Estado” de tratados o convenios internacionales (art. 22 LOCE). Dicho precepto conlleva, por lo tanto,
a la obligació n de la emisió n del correspondiente dictamen por parte de la CPCE, acerca de la
calificació n del tratado a celebrar. Cabe recordar que dicho dictamen, aunque preceptivo, no es
vinculante (art. 2.2 y 3 LOCE).

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