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Control del movimiento

Control nervioso del movimiento

Organización funcional de la médula espinal: La médula espinal es la


porción del sistema nervioso central contenida en el interior de la columna
vertebral. Se extiende desde el Foramen Mágnum hasta el espacio vertebral
L1-L2 en adultos. La organización funcional de la médula es metamérica, de
manera que a cada segmento medular le corresponde la innervación de un
área específica del cuerpo mediante los nervios espinales, que se dominan
de acuerdo con el agujero intervertebral por el cual pasan y se dividen en
segmentos cervicales, dorsales, lumbares y sacros. La función de la médula
espinal consiste en llevar la información sensitiva hacia el encéfalo y hacer
llegar las órdenes motrices desde el encéfalo a las diferentes partes del
cuerpo.

Tractos espinales descendentes: La substancia gris está rodeada de


substancia blanca constituida por haces de axones que forman tractos
ascendentes (van al cerebro) y descendentes (vienen del cerebro) Los
tractos son unidades funcionales ya que se originan de un mismo núcleo o
territorio y van a terminar también en un área común.

Tractos descendentes o motores importantes son:

 los tractos córtico-espinales laterales, que son responsables del


movimiento voluntario, de las manos y de los pies y de los dedos. Son
vías contralaterales.
 los tractos córtico-espinales anteriores, que son funcionalmente
idénticos a los anteriores pero ipsilaterales.
 los tractos retículo-espinales laterales, que son responsables de la
modulación facilitadora de las motoneuronas a.
 los tractos retículo-espinales mediales, que son inhibidores de las
motoneuronas a.
 el tracto rubro-espinal, que participa en la regulación del movimiento y
de la postura.
Centros motores: La organización de los movimientos más complejos y
elaborados se lleva a cabo a través de estructuras situadas en los niveles
medio y superior del encéfalo, ejerciendo el llamado control supra espinal.
Estas estructuras son la corteza cerebral, el cerebelo y los ganglios basales.
La corteza cerebral interviene en el control de los actos motores, desde que
se establece la finalidad de los mismos (áreas de asociación), y se organiza
un programa o un plan, hasta que se dan las órdenes de cómo se ha de
realizar ese programa que culminará con éxito el acto motor (áreas motoras).

Control cortical del movimiento: Las áreas corticales responsables de la


planificación, control y ejecución de los movimientos voluntarios se
encuentran en la denominada corteza motora primaria (área 4 de Brodmann)
y esta, a su vez, se sitúa en el lóbulo frontal, junto a la corteza
somotasensorial, aunque separada de aquella por el surco central. Como
ocurre con la información sensorial, también la información motora que sale
del hemisferio derecho tiene su destino en el lado izquierdo del cuerpo, y
viceversa; por esa razón, los daños producidos en la corteza motora dan
lugar a parálisis o problemas de movimiento en el lado opuesto a aquel en
que se produjo el daño

Control muscular del movimiento: Las funciones del sistema muscular son
ejecutadas solamente por tres tipos de músculos:

1- Esquelético

2- Cardíaco

3- Liso

a) Los músculos esqueléticos (también llamados voluntarios), unen y mueven


el esqueleto. El cuerpo humano contiene más de 600 músculos esqueléticos.
Solamente el pulgar, está controlado por nueve músculos independientes. El
ejercicio requiere movimiento del cuerpo, lo cual se consigue a través de la
acción de los músculos esqueléticos.
b) El músculo cardíaco se halla solamente en el corazón, abarcando la
mayor parte de su estructura. Al igual que los músculos lisos, no se halla
bajo nuestro control consciente; se controla a sí mismo.

c) Los músculos lisos reciben la denominación de músculos involuntarios,


porque no están directamente bajo nuestro control consciente. Se hallan en
las paredes de la mayoría de vasos sanguíneos, capacitándolos para
contraerse o dilatarse a fin de regular el flujo sanguíneo. Se hallan también
en las paredes de la mayoría de los órganos internos, permitiéndoles
contraerse y relajarse, como por ejemplo para mover la comida a través del
tracto digestivo, para expulsar la orina o para dar a luz un niño.

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