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REFLEXIONES

FEBRERO 2020

º º º
En este nuevo año 2020, nos reunimos como comunidad educativa para vivir la
acogida, por lo tanto, nuestro compromiso se encuentra en vivir con alegría y
pasión con el lema “Belén es acogida”

Lunes 03 de febrero
Iniciamos invocando la presencia de Dios diciendo en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo…
Ponemos una intención grupal para vivir este día.

Leemos atentamente el siguiente texto:


Dios se hace huésped y se revela como Amor
Dios se hace huésped para todos. Dios sale para dejarse acoger, para permitir al
hombre que le sirva. Dios llena de vida y fecundidad lo estéril… Son tantos los
elementos del texto que nos permiten contemplar el ser de Dios, que por ello los
maestros iconógrafos eligieron esta escena para representar, en los tres huéspedes,
al Dios que se hace huésped.
“Acogiendo al otro”: Jesús es el primero a acoger. Él es el “otro”, tan cercano y
tan distante. Sus palabras y actitudes nos desconciertan, nos hacen tomar caminos
inesperados, decisiones insospechadas… Su omnipresencia a nuestro lado es un
misterio que sólo percibimos por un simple rastro. Paso a paso Él camina con
nosotros, paso a paso caminamos con Él, a menudo sin reconocerlo. Él pretende
irse… Él espera nuestra invitación, “quédate con nosotros”. Él viene a quedarse,
Él entra y humildemente se queda.
Nos preguntamos de forma grupal:

• ¿Cómo siento que Dios me acoge en este nuevo año?


• ¿Cómo puedo acoger a Dios en mi historia de vida?
• ¿Qué significa “Dios se hace huésped?

Terminamos con una oración final.


Martes 04 de febrero
Iniciamos invocando la presencia de Dios diciendo en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo…
Ponemos una intención grupal para vivir este día.

Leemos atentamente el siguiente texto:


“Acoger al extranjero”
Jesús fue condenado a muerte por acoger al extranjero. Acoger al Extranjero es
acoger lo que es extraño a nuestras percepciones, lo que nos perturba, lo que no
queremos aceptar o ver. La persona pobre y pecadora no tiene lugar en una visión
dónde todo es para sí mismo. El pobre puede asustar y puede revelarnos lo que
nosotros podríamos perder y lo que podríamos llegar a ser. Dios se hizo hombre,
palabra de verdad, la opción de vida más fuerte que la muerte. Aquéllos que han
seguido, y todavía siguen, a Jesús intentan con sus propias debilidades seguir su
camino hacia la vida, en Él, con Él y en Él, ser testigos de la ternura de su presencia
en su propia experiencia.
“Acoger al extranjero” las promesas de Dios para su pueblo son promesas que se
nos confían para ser realizadas. Pero esas promesas son maravillosas, idealistas y
extrañas a la razón. ¿Cómo habrá lugar para creer en esta nueva vida en un mundo
donde tanto se publican las dificultades y obstáculos, en la oscuridad que da lugar
a la luz? Cristo, ha tomado el camino hacia la nueva Jerusalén, no sin obstáculos,
pero con la plena confianza en el amor que supera toda prueba.
¡Atrevámonos a creer en el poder de la acogida!

Nos preguntamos de forma grupal:


¿Cómo acoger al extranjero?
¿Qué compromisos me lleva a vivir Jesús con el otro?
Desarrollar un compromiso grupal sobre la acogida.

Terminamos con una oración final.


Miércoles 05 de febrero:
Iniciamos invocando la presencia de Dios diciendo en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu santo…
Ponemos una intención grupal para vivir este día.
Leemos atentamente la siguiente lectura:
Ser como el papel...

El mejor ejemplo de la capacidad de acoger es el que nos ofrece el papel. El papel,


que como se dice, lo aguanta todo. Sobre el papel podemos escribir verdades.
Podemos escribir mentiras. Podemos utilizarlo para elogiar o para criticar.
Y el papel, simplemente sirve de soporte a lo que le pongamos encima. Y nos sirve
para crear con sus caras lo que nos parezca. El papel puede ser ámbito para la
justicia o espacio para la diatriba (discurso escrito u oral en el que se injuria o
censura a alguien o algo) y el deseo destructivo vital que a tanta gente anima a
vivir de pleito en pleito, de confrontación en confrontación.
Del papel podemos aprender la mansedumbre y la humildad. Del papel podemos
tomar la referencia de que podemos ser seres iluminados que transforman su vida
en amor y servicio, en baluarte al amor y a la belleza. Acoger a quienes no nos
gustaría acoger Los seres humanos tenemos serias diferencias entre nosotros, nos
separa el ego, esa condición tan particular que nos lleva, a cada cual, a creernos el
único ser potable del planeta. Y en ese festival de vanidades, nos permitimos el
derecho de clasificar y juzgar a los demás seres humanos. Y nos damos el lujo de
tener una lista dorada de gente preferida. Y una lista tenebrosa de gente que no
nos agrada. La gente que consideramos adecuada y agradable es nuestra
preferencia- Es gente que acogemos. Gente queremos tener a disposición. Y hay
otras personas que por diferentes razones, queremos estar lo más lejos posible de
ellas. Gente que separamos en razón de su raza. Gente que separamos en razón
de cómo piensan Gente que separamos en razón del mucho o poco poder que
detenta. Gente que separamos de nuestra vida en función del mucho o el poco
dinero que tengan. Gente que separamos de nosotros porque no son completos o
no tienen las habilidades físicas o intelectuales que nos agradaría que tuvieran.
De forma grupal comentamos sobre la lectura leída y la realidad que se vive al
interno del grupo.
Jueves 06 de febrero
Iniciamos invocando la presencia de Dios diciendo en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu santo…
Ponemos una intención grupal para vivir este día.
Leemos atentamente la siguiente lectura:

Acoger la gente es acoger la vida. Cuando acogemos la gente tal cual es, sin
pretender cambiarla ni subordinarla a cómo queremos que fuera, estamos
acogiendo la vida. Cuando aceptamos a nuestros hermanos y hermanas, tal cuales
son, estamos abriendo nuestros corazones al mejor de los amores posibles.
Acoger la gente equivale a romper nuestros prejuicios y limitaciones. Acoger la
gente equivale a elevar nuestra conciencia. Acoger la gente equivale a ascender
con el alma hasta los preciosos pasillos de un paraíso terrenal posible.
En eso consiste el valor de la acogida.
¡Levantemos el vuelo!
Todas las personas tenemos una parte «sana» (capaz de encontrar alternativas hacia
la vida, hacia la resolución de nuestras propias necesidades) y una parte «herida»
capaz de ser lastimada, de sufrir, de no ser capaces de resolver una necesidad que
llega. Tener confianza en la parte sana de la persona que acogemos es un punto
de partida clave para todo el proceso.
La herida de todo ser humano sólo reacciona ante su poder de curación. Éste es
otro punto de partida clave para el proceso de inserción que comienza en la
acogida. Cuántas veces tenemos que acompañar y esperar a que la persona herida
descubra su poder de curación. Esto es devolverle la confianza, esto es reforzarle
sus «dinamismos vitales», esto es acogerla: favorecer que llegue a ser su propio
sanador.
¿Qué puede aportar este texto para los que realizan la acogida?
¿Según tu opinión qué puntos básicos deberían estar presentes a la hora de hacer
una buena acogida a una persona que acude a nosotros?
Viernes 07 de febrero
Iniciamos invocando la presencia de Dios diciendo en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu santo…
Ponemos una intención grupal para vivir este día.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto
de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para
ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y
den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Palabra del Señor

Reflexión:
Cuando Jesús proclamó las bienaventuranzas, dijo a los que le seguían y que
estaban dispuestos a cumplirlas esta felicitación tan preciosa: "Vosotros sois la sal
de la tierra y la luz del mundo". Pero también les advirtió que si la sal se vuelve
sosa, eso es, si dejamos a un lado las bienaventuranzas, seríamos como esa sal que
no sirve para nada.

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