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- Felipe es un nombre griego que quiere decir «amante de los caballos».

- El apóstol Felipe «era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro » (Juan 1.44).

- Todo lo que esperaba de ellos era su disposición. Los atraería a Él, los
entrenaría, los dotaría y les daría poder para servirle.

- Quizás una de las razones de Jesús para seleccionar y llamar a este grupo
particular haya sido que en su mayor parte, ya se llevaban bien los unos con los
otros. De todas form as,
después de haber escogido a Pedro, Andrés y Juan, Jesús localizó y llamó a Felipe,
oriundo de la mism a aldea de la que había llamado a Pedro y Andrés.

- Era un hombre de hechos y números, un hombre práctico que se guiaba por las
reglas, y no era propenso a pensar en lo que estaba por delante. Era la clase de
persona que tiende a ser el
aguafiestas del grupo, un pesimista, un individuo de visión estrecha, a veces
incapaz de ver el cuadro global y a menudo obsesionado por identificar las razones
por las que las cosas no
se pueden hacer, en lugar de encontrar nuevas formas de hacerlas. Su predisposición
era hacia el pragmatismo y el cinismo, y a veces hacia el derrotismo en lugar de
ser un visionario.

- SU LLAMADO: « El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le


dijo: Síguem e.» (Juan 1 .43 ). De manera que esta es la prim era vez que leem os
que
Jesús m ism o buscó y encontró a uno de ellos. Este es el primero a quien Jesús
buscó físicam ente, y el primero a quien Jesús dijo:«Sígueme».

- Nos damos cuenta de que Felipe tenía un corazón anhelante por la forma en que
respondió a Jesús. «Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a
aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo
de José, de Nazaret» (Juan 1.45).

- Felipe ya había estudiado la palabra de Dios y por eso sus oídos, sus ojos y su
corazón ya estaban abiertos, y él estaba preparado para seguirlo.

- Por la gracia de Dios, él había sido fiel y un verdadero buscador. Era dedicado a
la Palabra de Dios y creía en la promesa del Antiguo Testamento de que vendría un M
esías.
Ahora lo había encontrado o, más bien, Él lo había encontrado a él.

- Felipe no solo tenía un corazón que buscaba, sino que tam bién tenía el corazón
de un evangelista personal.

- Permítanme decirles que estoy convencido de que la amistad provee el terreno más
fértil para la evangelización. Tal dinámica se ve en el instinto espontáneo de
Felipe de ir a
buscar a su amigo Natanael y hablarle del Mesías. Juan 1:45-46

- Cuando la realidad de Cristo se integra en una relación de amor y confianza que


ya se ha establecido, el efecto es poderoso. Y parece que, invariablemente, cuando
alguien llega
a ser un verdadero seguidor de Cristo, su primer im pulso es querer encontrar a un
amigo y presentar a ese amigo a Cristo.

- Eso, francam ente, no corresponde al carácter de Felipe, y revela hasta qué grado
el Señor había preparado su corazón. Su tendencia natural debió haber
sido refrenarse, dudar, hacer preguntas, y esperar y ver.
- Juan 6.5 dice: «Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él una gran
m ultitud, dijo a Felipe: ¿De dónde com prarem os pan para que coman
éstos?» ¿Por qué la pregunta únicamente a Felipe? Juan dice: «Pero esto decía para
probarle; porque él sabía lo que había de hacer» (v. 6 )

- Aparentemente, Felipe era el adm inistrador apostólico, el analítico; quien


estaba a cargo de los arreglos para las com idas y otros aspectos de logística.

- Era el tipo de persona que en cada reunión dice: «N o creo que podamos hacer eso
»; el maestro de lo im posible. Y, aparentemente, en lo que se refería a él,
casi cada cosa caía dentro de esa categoría.

- Estaba probando a Felipe de modo que Felipe pudiera tener una revelación de cómo
era él mismo. Por eso fue que Jesús se dirigió a Felipe, la
clásica personalidad administrativa, y le preguntó: «¿Cómo te propones alimentar a
toda esta gente?»

- «Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno
de ellos tomase un poco» (Juan 6.7).

- En lugar de pensar ¡Qué ocasión más sublim e! Jesús va a enseñar a esta multitud.
¡Qué tremenda oportunidad para el Señori, lo que Felipe vio en su
pesimism o fue la imposibilidad de la situación.

- Cayó en el error de pensar en lo material. Y cuando Jesús probó su fe, respondió


con abierta incredulidad: No se puede hacer.

- Sus pensamientos eran pesimistas, analíticos y pragmáticos, totalmente


materialistas y terrenales.

- Estaba tan obsesionado con esta difícil situación temporal que no se daba cuenta
de las posibilidades trascendentales que se encontraban en el poder de Jesú s.

- Necesitaba echar a un lado sus preocupaciones m aterialistas, pragm áticas y de


sentido común y aprender a apropiarse del poder sobrenatural de la fe.

- Le faltaba intrepidez y visión, lo que lo hacía demasiado tímido y demasiado


ansioso.

- Obviamente, Felipe no era un hombre decidido. No había precedentes en cuanto a


presentar gentiles a Jesús, de modo que buscó la ayuda de Andrés
antes de dar cualquier paso.

- Por tres años, Felipe había contemplado la faz misma de Dios y aun no veía las
cosas con claridad. Su pensamiento terrenal, su materialismo, su
escepticismo, su obsesión con los detalles mundanos, su preocupación con los
asuntos adm inistrativos y su pequeña mentalidad lo habían privado de una
comprensión plena de Aquel cuya presencia había disfrutado.

- «Es exactamente lo que ando buscando. Mi poder se perfecciona en la debilidad.


Haré de él un predicador. Será uno de los fundadores de la iglesia..
Lo haré uno de los gobernantes en el reino y le daréuna recom pensa eterna en el
cielo. Y escribiré su nombre en una de las doce
puertas de la Nueva Jerusalén».

- «que lo necio del mundo escogió D ios, para avergonzar a los sabios; y lo débil
del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del m undo y
lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin deque
nadie se jacte en su presencia» (1 Corintios 1.27-29).

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