Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ANTECEDENTES
2.4.- La medida cautelar se llevó a cabo el 9 de julio de 1986, y salvo JAIME REINEL
RODRIGUEZ GARCIA, hoy sus herederos, los demás demandados se presentaron a la
diligencia como poseedores materiales del inmueble, reputándose dueños sin serlo,
pues el título lo derivaban de quien no era su legítimo propietario.
4.2.- A tono con la demanda reivindicatoria y evocando lo sucedido con el lote desde
1959, el reconvenido se opuso a las pretensiones, para lo cual formuló la excepción de
mérito que nominó petición antes de tiempo, señalando que no es cierto que la
posesión de los prescribientes sea pacífica, porque el 6 de marzo de 1984 se adelantó
contra el invasor JAIME REINEL RODRIGUEZ GARCIA una querella ante la Inspección
Primera "B" Distrital de Policía, la cual no prosperó por los "motivos" que "ampliamente"
conocieron los reconvenientes.
2
5.- Adelantado en esos términos el proceso, el Juzgado Veintinueve Civil del Circuito
de esta ciudad, mediante sentencia de 6 de noviembre de 1996, negó la declaración de
pertenencia y acogió la reivindicación, con todas sus consecuencias, partiendo de la
buena fe de los demandados, a quienes condenó a restituir el inmueble, salvo a
LEOPOLDO CORTES SANCHEZ y HECTOR MANUEL SAAVEDRA JIMENEZ, los
cuales absolvió y benefició con costas.
1.- El Tribunal empieza sus consideraciones dejando por averiguado los requisitos de la
pretensión reivindicatoria, en consideración a que ninguna objeción formularon las
partes sobre el particular.
Subraya que el demandante hace derivar la mala fe de los demandados en "un error de
derecho en punto a los contratos de compraventa invocados". Pero como ese error
debe recaer sobre el contenido y alcance de las normas jurídicas, ningún yerro puede
imputarse a aquéllos, porque la posesión material la hacen derivar de títulos que
constituyen una "justa causa adquirendi", así los contratos de compraventa no haya
sido documentados en instrumento público. Esto porque si la jurisprudencia ha
considerado que "se puede ser poseedor de buena fe sin tener título", en casos de
títulos que no se adecuan "a la forma prevista para la adquisición de bienes raíces", con
mayor razón se puede poseer de buena fe en los "casos en que no se requiere de
formalidad alguna".
Concluye que los poseedores de buena fe vencidos tenían derecho a que se les
abonaran las "mejoras útiles" efectuadas "antes" de la contestación de la demanda, a la
par que estaban obligados a restituir los frutos causados "después" de esa
contestación, en las cuantías y forma señaladas por el juzgado, todo actualizado, en su
orden, al momento del pago y a la restitución del inmueble.
CARGO UNICO
4
1.- Con apoyo en la causal primera del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil,
se denuncia la sentencia del Tribunal por haber violado indirectamente, por los
conceptos indicados, los artículos 673, 762, 764, 765, 780, 786 y 2518 del Código Civil,
como consecuencia de errores de hecho en la apreciación de la prueba testimonial.
2.- Luego de identificar que el Tribunal desechó los testimonios de SAUL GOMEZ
CASAS, SAULO VARGAS GALINDO y JOSE CARLOS RODRIGUEZ, por haber
omitido las "circunstancias de tiempo, modo y lugar" acerca de la forma como tuvieron
conocimiento de los "hechos por ellos narrados", al no constarles la "posesión" material
del antecesor JAIME REINEL RODRIGUEZ GARCIA, los recurrentes manifiestan que
esa conclusión contradice lo que objetivamente se observa en las actas que contienen
dicha prueba.
En efecto, al ratificar lo declarado fuera de proceso, el testigo SAUL GOMEZ GARCIA
expresa que "desde…1964 conoció al señor RODRIGUEZ en el lote", quien fue
"presentado por sus familiares", que él venía a Bogotá "cada tres…o seis meses" y que
"cuando se hicieron los locales en el año de 1980 a 1984 ya era poseedor", pues "en
años anteriores" ya lo "había cercado de alambre" y "después lo encerraron en
material". Por su parte, SAULO VARGAS GALINDO aseguró que "hace veinticuatro
años" fue al lote y cuando declaró "tenía treinta y siete años", luego "el tiempo, el modo
y el lugar es claro y sin titubeos". Del mismo modo, JOSE CARLOS RODRIGUEZ "da
una explicación clara y exacta" en la respuesta a la pregunta del juzgado sobre qué
destinación le daba al inmueble JAIME REINEL RODRIGUEZ desde 1967 o 1968: "Ahí
había una cancha de tejo, había una caseta de…lata, en donde vivía el dueño de las
canchas, lo tenía arrendado a un señor ORTIZ, pues al principio estaba el lote, después
hicieron las canchas de tejo y la caseta y a lo último quitaron eso e hicieron los locales".
3.- Afirman los recurrentes que la posesión material de RODRIGUEZ GARCIA por más
de veinte años, concretamente desde mayo de 1961, tiene respaldo en la aludida
prueba, pues contrariamente a la conclusión del Tribunal, los testigos sí informan las
"circunstancias de modo, tiempo y lugar" de los hechos que narraron, incurriendo en el
error denunciado, lo cual lo llevó a no "reconocer la prescripción extraordinaria
adquisitiva de dominio del predio objeto de la litis".
CONSIDERACIONES
1.- Según se colige de los artículos 946 y 952 del Código Civil, la acción reivindicatoria
debe dirigirse contra el actual poseedor del inmueble, por ser uno de los que tiene
aptitud jurídica y material para disputarle al demandante el derecho de dominio, en
cuanto no sólo llega al proceso amparado por la presunción de propietario (artículo 762,
ibídem), sino porque su situación de hecho le permitiría consolidar un derecho de
5
propiedad cierto, ganado por el modo de la prescripción adquisitiva, ordinaria o
extraordinaria (artículos 2518 y 2527, ejusdem).
Ese poderío, dice la Corte, debe reflejarse en "una serie de actos de inconfundible
carácter y naturaleza, que demuestren su realización y el vínculo directo que ata a la
cosa poseída con el sujeto poseedor. Tales actos deben guardar íntima relación con la
naturaleza intrínseca y normal destinación de la cosa que se pretende poseer, y así
vemos que el artículo 981 del Código Civil estatuye, por vía de ejemplo, que la posesión
del suelo deberá probarse con hechos positivos de aquellos que sólo da derecho el
dominio, como el corte de maderas, la construcción de edificios y cerramientos, el
cultivo de plantaciones y sementeras y otros de igual significación".
Por supuesto que la posesión puede ser originaria o derivada, según se integre el
corpus y el animus con la aprehensión y poder de hecho posesorio, o proceda de un
poseedor por acto entre vivos, verbi gratia, venta o cualquier título traslaticio de
dominio, o muerte, sucesión posesoria mortis causa. Tratándose de la posesión
derivada, los artículos 778 y 2521 del Código Civil, confieren al sucesor, según
convenga a sus intereses, la prerrogativa de iniciar una nueva posesión o el derecho de
añadir a la suya la posesión de sus antecesores, evento en el que se la apropia con sus
calidades y vicios, por tratarse de una excepción a la regla general de la posesión
originaria.
6
Cuando se trata de sumar posesiones, la carga probatoria que pesa sobre el
prescribiente no es tan simple como parece, sino que debe ser "contundente en punto
de evidenciar tres cosas, a saber: Que aquéllos señalados como antecesores tuvieron
efectivamente la posesión en concepto de dueño pública e ininterrumpida durante cada
período; que entre ellos existe el vínculo de causahabiencia necesario; y por último, que
las posesiones que se suman son sucesivas y también ininterrumpidas desde el punto
de vista cronológico".
2.- En el caso, para ganar el dominio del inmueble por el modo de la prescripción
extraordinaria, los demandantes en reconvención optaron por añadir a la posesión
propia que dijeron adquirieron mediante contratos de compraventa suscritos en julio de
1984, la posesión de su vendedor JAIME REINEL RODRIGUEZ GARCIA, la cual,
según afirman, venían ostentando desde 1961. Pero como el Tribunal no reconoció la
posesión del antecesor, fundado en que los testigos omitieron indicar la razón de la
ciencia del dicho, con explicación de las circunstancias de tiempo, modo y lugar como
conocieron los hechos narrados, pasa a verificarse si al apreciar dicha prueba, el
sentenciador tergiversó su contenido objetivo.
2.1.- SAUL GOMEZ CASAS, nacido en Suesca (Cund.) el 18 de enero de 1960, dice
que conoció el lote cuando tenía "tres o cuatro años" y distinguió por la misma época,
en el terreno, a RODRIGUEZ GARCIA, porque a pesar de vivir en el lugar donde nació,
siempre ha pasado por ahí cada "dos", "tres" o "seis meses", pequeño cuando lo traían
a Bogotá su mamá y sus tíos, otras veces escapado. En el "año 80 u 82", época en la
que vivía en el barrio Las Ferias, porque tenía un negocio de cambio de aceites que
luego de venderlo a quien no recuerda su nombre, fue trasladado a uno de los locales
construidos.
Sobre los actos de posesión material, expresa que JAIME REINEL inicialmente
mantuvo cercado el inmueble en alambre, después lo encerró en material, y finalmente,
"entre…1980 o 1984", construyó los locales que están funcionando, aunque en el "78 u
81" lo arrendó para un negocio de tejo a MARCOS ORTIZ. Al preguntársele sobre
cuándo se cercó el lote contestó no saber, pues "siempre se veía cercado y él venía a
revisar las cercas".
2.3.- JOSE CARLOS RODRIGUEZ, expresa que por vivir cerca conoció el inmueble en
"1967 o 1968" y dentro del mismo a JAIME REINEL RODRIGUEZ, quien "lo tuvo hasta
que construyó unos locales" en "1981 o 1982", época hasta la que "sabía" eso era de
él. Al inquirírsele sobre qué destinación le daba al inmueble respondió que al "principio
estaba el lote", "encerrado en ladrillo y cemento", "después hicieron las canchas de
7
tejo", había una "caseta en latas" donde vivía el dueño de las canchas de tejo, un señor
ORTIZ, a quien se lo había arrendado, a lo "último quitaron eso e hicieron los locales", y
que aparte de las canchas "cultivaban zanahoria y maíz".
3.- El poder demostrativo de la prueba testimonial pende de que las declaraciones sean
responsivas, vale decir, exactas y completas, lo cual acaece cuando los órganos de la
prueba indican la razón de la ciencia del dicho, con explicación de las circunstancias de
tiempo, modo y lugar como conocieron los hechos por ellos narrados, para así lograr
producir en el juez la convicción de su ocurrencia.
Frente a lo anterior, surge diáfano que en ningún error de hecho, con las características
de manifiesto y trascendente, que son los requisitos para que el yerro se estructure,
pudo incurrir el juzgador al apreciar la prueba testimonial, porque si esos fueron los
motivos para negarle mérito probatorio, las circunstancias a que se alude en el cargo,
no pudieron pasar desapercibidas para el juzgador.
Lo que pasa es que las circunstancias dichas el Tribunal no las tuvo en cuenta como
constitutivas de posesión del suelo, porque los únicos actos que eventualmente podrían
tener esa connotación ocurrieron aproximadamente en 1978, cuando RODRIGUEZ
GARCIA arrendó el inmueble a MARCOS ORTIZ para el funcionamiento de unas
canchas de tejo, y cuando, subsecuentemente, al pasar la avenida séptima construyó
los locales comerciales, sin olvidar, desde luego, que la demanda de reivindicación fue
presentada al reparto el 28 de junio de 1988. Con anterioridad a esa fecha, ningún acto
material de propietario es manifestado por los declarantes como realizados por el
vendedor de la posesión, aceptando, inclusive, en gracia de discusión, la aprehensión
material del inmueble, corpus, y sin parar mientes en la edad, para la época, de algunos
de los declarantes.
8
Por su parte, SAUL GOMEZ CASAS, fuera de guardar silencio sobre los cultivos, no
sabe cuándo se instalaron las cercas, pues siempre lo "veía cercado", y sólo atina a
decir que él, se refiere a RODRIGUEZ GARCIA, venía a revisarlas, pero no precisa
desde cuándo y en qué condición las revisaba.
De los hechos iniciales de "sembrar" y "cercar" hace 24 años, narrados por SAULO
VARGAS GALINDO, como así se expresó el testigo, según quedó extractado, no se
desprende el elemento subjetivo de la posesión, porque no siempre esos actos son
ejecutados por quien se considera señor y dueño. Además, fuera de la indeterminación
de la posesión en el tiempo, la única referencia a propietario que hace, es porque
RODRIGUEZ GARCIA se lo dijo y no porque le conste directamente la exteriorización
de actos de dominio.
CARGO PRIMERO
1.- Denuncia la sentencia del Tribunal por haber violado indirectamente, los artículos
863 del Código de Comercio, 739, 764, 768, 769, 859, 964 inciso 3º, 947, 965, 966
incisos 1º a 4º, 967, 969, 970, 2182, 2258, 2265, 2272, 2417, 2421, 2426, 2429, 2463,
2497 del Código Civil, 174 a 177, 185, 187, 194, 195, 200, 248 a 253, 258, 268, 276,
277, 279 y 289 del Código de Procedimiento Civil, como consecuencia de errores de
derecho probatorios.
Por último manifiesta que el Tribunal se "apartó" de las reglas de la experiencia y del
diario devenir, porque simple y llanamente tomó el tenor literal de los contratos de
compraventa y de los documentos que los integran, para dejar constituida la "causa
adquirendi" de la posesión por parte de algunos de los demandados, omitiendo
sopesarlos con la versión de ANA BERTHA LINARES LINARES en el Juzgado 79 de
Instrucción Criminal, donde confiesa que no tuvo en cuenta para nada tales anexos,
pues únicamente se los mostraron y no los leyó, sin olvidar que dicha señora sólo
autentica su firma el 10 de marzo de 1987, y coincidentemente un día después el citado
juzgado continúa con el secuestro del inmueble, pero no presenta contrato alguno a la
diligencia, como tampoco lo hizo durante la investigación penal MARCO AURELIO
RODRIGUEZ SAENZ, a pesar de haber cancelado el impuesto el 7 de julio de 1986,
todo lo cual hace pensar que por los menos aquélla conocía la problemática que existía
en torno al inmueble.
3.- Afirma el recurrente que la trascendencia de los errores es tal que sólo así el
Tribunal "pudo concluir que los demandados eran poseedores de buena fe", para
consecuentemente condenar al demandante a pagar a aquéllos unas "mejoras útiles" a
las cuales no tenían derecho, pues los contratos de compraventa no constituyen base
atendible para suponer un convencimiento real de la calidad de su vendedor, y porque
al pretender hacerlos valer al unísono, esto indica que su conducta es de mala fe,
inclusive con mucha anterioridad al proceso.
10
La presunción de buena fe, entonces, aparece desvirtuada, porque la posesión a
espaldas del verdadero propietario, es clandestina y subrepticia, como bien dan cuenta
los testigos JORGE MAYORGA DIAZ, MARIA RICARDA CHINCHILLA BAYONA,
PATRICIA ARANGO BOTERO, BLANCA ROLDAN BERNAL, CECILIA RODRIGUEZ
CASTILLO, MIGUEL ANTONIO PALOMINO LOPEZ, ELVIRA SIERRA DE LADINO,
JULIO ENRIQUE MATEUS CASALLAS, VIDAL ZABALETA NIÑO y JUAN DE JESUS
GOMEZ DIAZ, quienes reiteran que en febrero de 1984 el vendedor JAIME REINEL
RODRIGUEZ GARCIA invadió el inmueble y levantó las construcciones, mientras sus
compradores, al esgrimir los contratos de compraventa, sólo pretendieron cohonestar
una situación apartada de la realidad, llena de fraude a los intereses del propietario.
CARGO SEGUNDO
1.- Acusa la sentencia del Tribunal por haber violado indirectamente las mismas
disposiciones citadas en el cargo anterior, salvo las del Código de Procedimiento Civil,
como consecuencia de errores de hecho en la apreciación de las pruebas.
11
3.- Extractado cada uno de los testimonios, el recurrente expresa que su contenido
permite establecer que JOSE REINEL RODRIGUEZ GARCIA "jamás ostentó la Calidad
de Poseedor" del lote reclamado. A lo sumo, subraya, quizá alcanzó la "calidad de
invasor", tal cual lo confirmó el Tribunal al decir que los demandados "no acreditaron la
posesión de su causante".
CONSIDERACIONES
Síguese, entonces, que si para nada se deben tomar los hechos que se atribuyen al
causante RODRIGUEZ GARCIA, así se encuentren demostrados, es claro que ninguno
de los errores de hecho en la apreciación de las pruebas que en el cargo segundo se
denuncian, tienen trascendencia en la buena fe posesoria que se predicó de los
demandados.
3.- Distinto es el caso de una posesión iniciada en el comprador, pero sin la conciencia
de haberse adquirido esa posesión por medios legítimos, bien porque los contratos de
compraventa y sus anexos no constituyen base suficiente para suponer un
convencimiento real de la calidad de poseedor en el vendedor, ya porque quienes
adquirieron la posesión sólo tenían como mira "cohonestar una situación apartada de la
realidad", ora porque de cualquier manera los demandados, especialmente ANA
BERTHA LINARES LINARES y MARCO AURELIO RODRIGUEZ SAENZ, conocían la
"problemática existente" en torno a la situación que rodeaba el inmueble desde mucho
antes de los contratos de compraventa, según se plantea en términos generales en el
cargo primero, mediante la denuncia de errores de derecho probatorios.
4.- Empero, interpretando que tales errores son de hecho, pues en verdad a esa
especie de yerro se contrae el cargo, tampoco por este cauce se abriría paso el
recurso, porque aceptando en gracia de discusión la comisión de dichos errores, con
las características de manifiestos, en todo caso no serían trascendentes.
13
Sobre las fechas ciertas de los contratos, por cuanto el límite temporal que debe
tenerse en cuenta para reconocer las mejoras útiles al poseedor de buena fe, es la
contestación de la demanda, en septiembre de 1988, luego ningún sentido práctico
tendría elucidar la época en que realmente los demandados entraron en posesión del
inmueble, menos cuando el mismo actor es quien reputa a éstos como poseedores
desde febrero de 1984.
El único hecho que respecto de ese conocimiento se menciona en uno de los cargos,
existente al momento de la adquisición de la posesión, se hace derivar de haber sido
considerada una de las demandadas, concretamente ANA BERTHA LINARES
LINARES, ocupante del inmueble en un proceso de policía que por ocupación de hecho
infructuosamente se adelantó. Aparte de no ser cierto el hecho, pues lo que se
consignó en la actuación, el 14 de marzo de 1984, es que dicha señora se negó a firmar
la notificación, de todas formas en esa constancia, que entre otras cosas proviene de
un tercero, no se menciona, como tampoco se infiere, ese conocimiento.
5.- Por lo demás, como la buena fe posesoria que se exige, para atenuar las cargas del
demandado vencido, es la simple y no la calificada, es decir, la sola "conciencia", que
no la "conciencia y certeza", de haberse adquirido una cosa por medios legítimos,
según doctrina de la Corte, resulta claro que al exigirse en el contexto de la
impugnación, además del elemento objetivo, conciencia, el requisito subjetivo, certeza,
ninguna trascendencia existiría en los yerros de hecho identificados, en el evento,
repítese, de haber existido.
Sobre el particular no se puede pasar por alto que la citada prueba testimonial no fue
obtenida concomitantemente con los contratos celebrados en julio de 1984, sino que
fue recibida el 19 de enero del mismo año, y protocolizada el 18 de abril de 1984, según
escritura pública No. 2621 de la Notaría Sexta de Bogotá.
14
6.- Así las cosas, ninguno de los cargos puede abrirse paso.
DECISION
15