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(UASD)
FACULTAD:
HUMANIDADES
LICENCIATURA:
PSICOLOGÍA ESCOLAR
ELABORADO POR:
MABEL GERMAN
MATRÍCULA:
100452154
TAREA:
ASIGNATURA:
PSICOPATOLOGÍA I
FACILITADOR:
FECHA:
14-10-2020
SANTO DOMINGO
REPÚBLICA DOMINICANA
INTRODUCCIÓN
Universidad de Harvard, piensa que quienes creen que las personas que no
son de raza blanca y los judíos son responsables de los problemas del mundo
y por ende deben ser eliminados, son ilusos. Poussaint afirma que los actos
violentos de Buford Furrow y de las personas que caen en el fanatismo racial y
que cometen crímenes de odio, demuestran que sufren de trastornos mentales.
«La enfermedad mental no fue la causa.» Esta diferencia de opinión se
relaciona con diferentes preguntas que se encuentran en el centro de la
psicología anormal.
Billy Henderson es diferente de Bob Cates, Buford Furrow, Nancy Raine y Jerry
Calabrese debido a que lo que está pasando en su interior es tan confuso que
solamente uno puede imaginar las fuentes de su angustia.
El ministro aceptó la invitación que le hice para que visitara mi casa para
conversar acerca de su filosofía sobre los enfermos y las enfermedades
mentales. No sólo veía la maldad en la enfermedad mental, sino que adoptó
una actitud implacable hacia los que tenían la desgracia de residir en hospitales
mentales. El estigma asociado con la enfermedad mental puede expresarse en
forma directa, como cuando las personas rechazan rotundamente a las que se
comportan de forma anormal, o indirecta, como cuando los que alguna vez
fueron pacientes mentales imaginan el rechazo a pesar de que no han sido
rechazados por nadie. En el curso de la socialización, todos desarrollamos
ideas acerca de la forma en que se trata y se ve a los pacientes mentales.
Por medio del chamán, una persona afligida puede conocer qué espíritus son
los responsables de su problema y lo que debe hacer para aplacarlos. Para
lograr esto, el chamán conduce una sesión espiritista en la cual despliega una
intensa excitación y con frecuencia imita la conducta anormal que desea curar.
Mediante expresiones místicas, movimientos violentos y la representación de
sus sueños, el chamán revela los mensajes de los espíritus. Con frecuencia, la
liberación de un espíritu maligno del cuerpo del paciente se expresa con un
juego de manos por medio de lo que parece ser la expulsión real de un objeto,
como una piedra, del oído o la boca del paciente.
Se cree que estas personas tienen un defecto orgánico. Uno de los logros de la
era moderna es la sólida evidencia de que, no sólo pueden relacionarse los
procesos orgánicos con muchos tipos de conducta desadaptada, sino que
también, para ciertos tipos de trastornos, la corrección de procesos biológicos
defectuosos puede dar como resultado un mejor funcionamiento biológico. A
diferencia de lo que sucedía en el pasado donde un componente orgánico de
conducta desadaptada era con mucha frecuencia una cuestión de fe, hoy en
día la evidencia científica es decisiva. El hallazgo de cráneos antiguos, con
orificios que no fueron hechos por heridas de batallas, ha llevado a que algunos
antropólogos conjeturen que, en ocasiones, la conducta anormal se trataba por
medio de un procedimiento que se conoce como trepanación.
La Edad Media
Hasta cierto punto, este control reflejó un sentimiento de caridad hacia las
personas que sufrían penas de diferentes tipos donde la Iglesia tuvo un papel
positivo. El legado de racionalidad que la Edad Media había heredado de los
filósofos griegos se abandonó con rapidez durante el último periodo medieval.
La demonología y la superstición adquirieron una importancia renovada en la
explicación de la conducta anormal. Aunque muchas personas continuaron con
un punto de vista benigno y naturalista de las enfermedades mentales, a finales
de la Edad Media se incrementó el antiintelectualismo y la creencia en la magia
y la brujería.
Un tonto natural era una persona con retraso mental cuya capacidad mental
nunca progresó más allá de la de un niño. Las personas non compos mentis no
mostraban una incapacidad mental al nacer. Su conducta desviada no era
continua y podían mostrar largos periodos de recuperación. También hay
evidencias de que, desde el siglo XIII, se realizaban audiencias para juzgar el
estado mental y la competencia legal de una persona.
El Renacimiento
Weyer tuvo el valor de insistir en que las brujas eran personas mentalmente
perturbadas y no criaturas de Satanás. Defendió con firmeza la necesidad de
tratar a esas personas mediante la medicina y no por medio de la teología.
Estableció que el tratamiento clínico debería orientarse a cubrir las
necesidades de las personas perturbadas y no a meramente seguir reglas de
instituciones religiosas. Dedicó muchísimo tiempo a hablar con y a observar a
sus pacientes debido a que pensaba que no podía dar tratamiento a la
psicología anormal sin tener un conocimiento de primera mano. Weyer
representa un paso significativo hacia la separación entre la psicología anormal
y la teología.
Sin embargo, durante los siglos XVII y XVIII, ambos grupos, los que analizaban
la experiencia subjetiva y quienes trataban de identificar los defectos físicos,
finalmente rechazaron la idea de que los demonios y las causas sobrenaturales
provocaban la conducta anormal. Como consecuencia de ello, a finales del
siglo XVIII, la superstición había sido reemplazada casi en su totalidad por un
compromiso con la racionalidad, la observación científica y el trato humano de
los enfermos mentales. Este evento precipitó una crisis constitucional e hizo
que muchas personas tomaran conciencia de que ni siquiera los individuos
sobresalientes eran inmunes al trastorno mental. Los manicomios existían en
Inglaterra desde hacía varios años, pero a principios de 1774 Gran Bretaña
aprobó la primera ley que autorizaba esas instituciones y reguló la admisión de
pacientes en ellas.
A fines del siglo XVII y principios del XIX, surgió interés por la fisiognomía, el
arte de juzgar el carácter, la personalidad y los sentimientos a partir de la forma
del cuerpo, sobre todo del rostro. Durante los primeros años del siglo XIX,
surgió otro nuevo planteamiento con respecto de la psicología anormal. Franz
Joseph Gall, médico que estudió el cerebro de diferentes tipos de personas,
recopiló evidencias que sugerían que el tamaño del cerebro y el desarrollo
mental estaban relacionados. Un ejemplo del creciente interés en los
planteamientos físicos de la enfermedad mental es William Cullen, quien creía
que la conducta neurótica era provocada por los defectos físicos del sistema
nervioso.
Trataba a sus pacientes con baños fríos, sangrías, inducción de vómito, dietas
especiales, programas de ejercicio y fisioterapia. Un ejemplo aún más famoso
de la búsqueda de explicaciones orgánicas de la conducta anormal es la
carrera de un médico vienés, Franz Anton Mesmer. En 1774, Mesmer escuchó
hablar del trabajo de algunos médicos ingleses que trataban ciertas
enfermedades con imanes. Entonces, dio tratamiento a una paciente
haciéndola ingerir una preparación que contenía hierro y sujetando tres imanes
a su cuerpo, uno en el estómago y dos en las piernas.
Ya hemos llegado al final de este trabajo y he entendido los diversos retos que
se enfrentan los profesionales de la salud mental, los trastornos mentales como
cualquier cosa fuera de lo normal, hacen sentir incomodas, e incluso un poco
atemorizada a las personas.
Cualquier persona que padece un trastorno mental no debe ser vista como
malvada, sino simplemente como alguien diferente, pero la mayoría de las
personas no lo ven así. La psicología anormal es el área de la psicología que
se enfoca en la conducta desadaptada junto con sus causas, consecuencias y
tratamientos. Las personas siempre se preocupan más por su propio bienestar
físico, sus relaciones sociales y hasta el lugar que ocupan en el universo, pero
no se preocupan por su salud mental.
Opinión personal