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PRINCIPIO DE INCORPORACION

El título valor es un documento probatorio, constitutivo y dispositivo. Contiene una declaración


unilateral de voluntad, de la que deriva un derecho a favor del beneficiario y una carga respecto a
los obligados. El derecho patrimonial está compenetrado en el título; ello determina que el
documento sea indispensable para que el legítimo tenedor pueda reclamar las prestaciones que
contiene.
El título valor contiene un derecho patrimonial que le permite al tenedor del mismo obtener un
beneficio cuyos alcances se encuentran determinados en el texto del documento.

PRINCIPIO DE LITERALIDAD
Por este principio los derechos y obligaciones que representa el título valor deben constar por
escrito en el documento. Esto significa que para determinar el contenido y alcances del título valor
solamente podrá recurrirse a lo que se haya expresado en el título mismo o en una hoja adherida a
éste. De esta manera, ni acreedor ni deudor podrán alegar cuestiones que no emanen literalmente
de lo manifestado en el título valor.

En la Ley de Título Valores encontramos una serie de disposiciones que se desprenden de este
principio:

 Importe del Título valor


La Ley de Títulos Valores establece sobre este tema una serie de disposiciones distintas a las de la
Ley derogada, que establecía la prevalencia del monto en letras. Actualmente, en caso de que
exista diferencia entre el importe expresado en letras y en números, prevalece la suma menor. En
caso de que exista diferencia en la referencia de la unidad monetaria, prevalece el signo monetario
nacional. En caso de que ninguno de los signos corresponda al signo nacional, el título valor no
surte sus efectos cambiarios.

 Firmas y documentos oficiales de identidad


La Ley de Títulos Valores prevé la posibilidad de sustitución de la firma autógrafa por una impresa,
mecánica o electrónica, siempre que existan los siguientes presupuestos:

               .  Que exista acuerdo previo y expreso entre el obligado principal y las partes
intervinientes.
                         .      Que se haya pactado dicha sustitución como condición de la emisión del título
valor.

Para otorgar mayor seguridad se ha dispuesto que toda persona natural que firme un título valor
deberá consignar su nombre y el número de su documento de identidad ; si se trata de personas
jurídicas, deberá anotarse su número de registro único de contribuyente y los nombres de los
representantes que intervienen en el título.

 Falsus Procurador
De acuerdo con la Ley vigente, el falsus procurador queda obligado personalmente frente al tercero
en virtud de la confianza depositada en él. Este seudo representante se obliga personalmente
como si hubiera obrado en nombre propio.

En la Ley se plantean dos situaciones:

. Se presenta como representante sin serlo o, siéndolo, carece de facultades para obligar a su
representado.

. Es representante, pero se excede de sus facultades. V.gr: El representante legal, el tutor, el


curador o el gerente de una sociedad.

 Alteración de los títulos valores


La alteración consiste en una modificación material del título valor, que cambia la manifestación
literal hecha en él por alguno de sus firmantes. La alteración se presenta cuando cualquier firmante
del título valor modifica alguna obligación  cartular, mediante adiciones, sustituciones o supresiones
(de palabras, sellos o signos, etc.): no hay alteración cuando un título firmado en blanco se llena en
forma contraria a lo pactado.

La norma cambiaria vigente establece que las firmas posteriores a la alteración importan
responsabilidad en los términos del texto alterado; en tanto que las firmas anteriores a la alteración
importan responsabilidad en los términos del texto auténtico. El hecho de que cada obligación
tenga una existencia propia e independiente de las otras obligaciones que figuran en el título
origina que quien pone su firma en un título valor que ha sido alterado, se obliga en las condiciones
establecidas en el documento que firmó.

 Título valor incompleto


La emisión de un título valor incompleto implica la falta de algún requisito que señala la ley,
permitiéndose que el título pueda ser completado posteriormente, según los acuerdos adoptados.

La integración del título debe ser efectuada de conformidad a los acuerdos concluidos, y en
ausencia de previsiones particulares, de conformidad con el contenido de la relación subyacente a
la emisión del título. Si tales formalidades no son observadas, la integración es abusiva. La Ley
16587 en su artículo 9° señalaba que si un título valor incompleto al emitirse hubiera sido
completado contrariamente a los acuerdos adoptados, la inobservancia un puede ser opuesta al
poseedor, a menos que éste hubiera adquirido el documento de mala fe.

La nueva Ley en este supuesto establece mayor protección para el deudor:

. El emitente o aceptante de un título valor incompleto tiene derecho a obtener una copia del
mismo, que debe estar firmado por el acreedor, con lo que podrá demostrar el estado y texto que
originalmente tenía el título.

. El emitente tiene derecho de agregar la cláusula  que limite su transferencia.

. Para la eficacia del título valor, éste debe ser completado hasta antes de su presentación para su
pago o cumplimiento.

 Responsabilidad solidaria
La solidaridad cambiaria otorga a los títulos valores las mayores seguridades para obtener el pago,
superándose el criterio de que el tenedor debe justificar la insolvencia del demandado en primer
término para poder dirigirse contra los demás obligados.

Por esta disposición, el tenedor puede iniciar la acción correspondiente contra los obligados, sin
tener que observar el orden en que “intervinieron”, a diferencia de la antigua Ley que se refería al
orden en que éstos se hubieran “obligado”.

En virtud de la solidaridad cartular se faculta al tenedor del documento a accionar contra el girador,
el aceptante, el endosante y el avalista, individual o conjuntamente, sin tener que observar el orden
en que se hubiesen obligado. El giro, aceptación, endoso y aval importan actos de enajenación y
cada uno de los sujetos que practican estos actos, responden por la obligación contenida en estos
títulos dinerarios.

 PRINCIPIOS DE ABSTRACCION
La obligación cambiaria no requiere expresión de causa para justificar su existencia. El derecho
patrimonial que surge del título valor es independiente de los derechos y obligaciones que existen
en la relación causal.
La relación que dio origen al título valor toma el nombre de relación causal, que establece
claramente todos los derechos y obligaciones de las partes; en cambio, la relación cambiaria nace
en el momento de emitir un título valor y es abstracta porque no se señala su origen.

La relación cambiaria no sustituye a la relación causal, coexisten; por esta razón, si el título valor
no cumple con un requisito de forma establecido en la Ley (pierde el mérito ejecutivo), el acreedor
de este título valor puede hacer efectivo su derecho acudiendo al Poder Judicial invocando el acto
jurídico que dio origen a la emisión del título, vía proceso declarativo.

 PRINCIPIO DE AUTONOMIA
Por este principio, las relaciones cambiarias existentes entre los sujetos que intervienen en el título
valor son independientes unas de las otras.

En consecuencia, si un título valor fue transferido a diversas personas “tenedores”, en distinto


tiempo y circunstancia. Cada una de esas relaciones cambiarias que se van generando son
independientes las unas de las otras. Así el último tenedor será considerado como el actual titular
sin importar quien o quienes le antecedieron. Es decir como si no se hubiese transferido al título.

 PRINCIPIO DE LEGITIMACION
Al ser el título valor por naturaleza un bien mueble, la legitimidad la adquiere quien lo posee; éste
es requisito indispensable para ejercer los derechos incorporados en él. La legitimidad tiene dos
aspectos:

. Legitimación activa.- Concierne a la posición del titular como habilitado para exigir el


cumplimiento de la obligación o para transmitir válidamente el documento.
. Legitimación pasiva.- Determina que el deudor cumpla las prestaciones frente al tenedor
legitimado. El deudor que cumpla la obligación quedará liberado aunque el poseedor del título valor
no sea el titular verdadero del derecho, sino un titular aparente.
La buena fe es la condición para ser tenedor legítimo de un título valor,  y ello se encuentra en
concordancia con el artículo 948° del Código Civil que regula la adquisición de dominio de bien
mueble, el mismo que debe recibirse de otro de buena fe y como propietario.
El tenedor legítimo del título valor, para poder exigir las prestaciones que éste contiene, deberá
presentarlo e identificarse ante su deudor cambiario, quien, a su vez, debe cumplir con la
prestación a su cargo, surtiendo un efecto liberatorio de la deuda.

En caso de valores representados por anotaciones en cuenta, el derecho a exigir las prestaciones
corresponde a quien figure como titular en el registro que lleve la Institución de Compensación y
Liquidación de Valores.

 PRINCIPIO DE BUENA FE
Significa que al adquirir el título, deben tomarse las precauciones para asegurarse que quien
trasmite tenga poder de disposición del documento. El tercero de buena fe, al adquirir el título,
adquiere con él la propiedad del mismo.

 PRINCIPIO DE CIRCULACION
El título valor ha sido creado para ser transmitido de una persona a otra, mediante el endoso, en el
caso de los títulos valores a la orden, o a través de la tradición o entrega; en el caso de los títulos
valores al portador, y en caso de los títulos nominativos a través de la cesión de derechos.

El destino circulatorio del título valor es destacado por PINO CARPIO, cuando expresa que el
hecho de que el documento emitido no circule y se quede en poder del primitivo girador, no atenta
contra su destino, pues la esencia del título valor es que pueda circular; mas no que en realidad
circule.
CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES EN LA LEGISLACIÓN PERUANA

Debido a la diversidad de clasificaciones respecto de los títulos valores existentes en la doctrina,


hemos considerado analizar aquellas clasificaciones que de una u otra forma tienen concordancia
con nuestra legislación o que se encuentran insertas dentro del contenido de algunas nomas de la
Ley de Títulos Valores. En este sentido, tenemos las siguientes clasificaciones:
2.1 POR LA CAUSA DE SU EMISIÓN
Una de las más conocidas clasificaciones que existen para los documentos cambiarlos es la que los
distingue entre: a) títulos causales, y b) títulos abstractos.
a) Los títulos causales.
También llamados causados, son aquellos en los cuales el acto jurídico que les dio origen se
encuentra expresado en el propio documento cambiarlo.
b) Los títulos abstractos.
Por su parte, los títulos abstractos son los que se desvinculan totalmente del acto jurídico o causa
que les dio nacimiento, o sea, prescinden de la fuente que los originó.
Corno puede apreciarse, esta clasificación distingue a los títulos valores según si contienen o no la
causa de su emisión. Los títulos valores son, por regla general, documentos abstractos, en el sentido
de que para su validez no se requiere expresar el motivo de su emisión y, lo más importante, su
ejecución y cobro no se encuentran supeditados a la verificación del acto jurídico del cual derivan.
En ese sentido, el profesor Gómez Contreras señala que "en cuanto a los títulos considerados como
abstractos, tal expresión no debe entenderse en forma literal: no se trata que esos títulos carezcan de
causa, sino que este se desdibuja, pierde relevancia, por cuanto el título consiste, pura y
simplemente, en el pago de una sumó de dinero"([1]).
De esta manera se tiende a facilitar la circulación del título valor (que es uno de los principios
cambiarlos más característicos) y resguardar a los sucesivos tenedores de buena fe del documento,
pues contra ellos no procederían las excepciones o personales previstas en el artículo 19.3 de la Ley
de Títulos Valores ([2])
Tan así es que en el pagaré, título valor que tradicionalmente se consideraba como causal hoy ya no
lo es, pues conforme al artículo 159 de la vigente Ley de Títulos Valores, en el pagaré podrá dejarse
constancia de la causa que dio origen a su emisión, pero esto no será obligatorio, pues el pagaré que
no exprese la causa de su emisión no perderá de ninguna manera mérito cambiario.
2.2 POR LOS DERECHOS INCORPORADOS EN EL TÍTULO.
Esta clasificación responde al tipo o clase de derecho que se incorpora en el título valor. Como se
recordará, todo título valor incorpora o representa un derecho patrimonial, el mismo que el legítimo
tenedor podrá exigir al deudor cambiario cuando llegue la fecha de vencimiento prevista en el
documento. Así, atendiendo al derecho patrimonial que representan, los títulos valores pueden ser
clasificados en: a) aquellos que contienen la obligación de pagar una suma de dinero, b) aquellos
que representan derechos reales; y c) aquellos que representan derechos de participación.
a) Títulos que contienen la obligación de pagar una suma de dinero.
Son aquellos en los que el derecho incorporado en el título es una suma de dinero, ya sea que esta se
exprese en letras o en números. Peña Nossa los denomina de contenido crediticio, añadiendo que
"son aquellos en los que el derecho incorporado es una suma de dinero, ya sea mediante una orden,
como sucede en la letra y en el cheque, o mediante una promesa, como el pagaré” ([3]).
Ejemplos tenemos varios: un pagaré, una letra de cambio, un cheque, y todo aquel título que
otorgue a su titular el derecho de exigir el pago de una suma de dinero (ya sea en moneda nacional o
extranjera) al deudor cambiario. Cuando estemos frente a un título valor de esta clase, debemos
tener presente que el valor patrimonial expresado en una suma de dinero constituye un requisito
esencial, por lo que debe cuidarse que el título señale la respectiva unidad o signo monetario que
corresponda. En caso de no expresarse algún importe, el documento perdería toda eficacia
cambiarla.
Un caso que podría presentarse sobre el particular es que se consignen en el mismo documento dos
importes diferentes, la que sucedería, por ejemplo, si es que en una letra de cambio se exprese en
números un importe determinado, y en letras se haya consignado un importe superior. En este caso,
el artículo 5.2 de la Ley de Títulos Valores ha establecido que el documento conservará mérito
cambiario, debiendo prevalecer la suma menor ([4]).
b) Títulos que representan derechos reales.
Estos confieren a su titular un derecho real sobre determinados bienes muebles (tales como
productos o mercaderías) o bienes inmuebles. El derecho real contenido en el título puede ser uno
de propiedad (como sucede con el certificado de depósito ([5])) o de garantía (lo que ocurre con el
warrant ([6]) o el título de crédito hipotecario negociable, de tal manera que la transferencia del bien o
de la garantía solo podrá operar a través del endoso o cesión del título valor. Por ejemplo, el
derecho real incorporado en un warrant es uno de garantía, y la transferencia de esta solo podrá
realizarse con el endoso del warrant igualmente, el derecho real incorporado en un certificado de
depósito representa la propiedad de los bienes depositados en un almacén general de depósito, por
lo que su transferencia operará con el endoso de dicho título valor.
c) Títulos que representan derechos de participación.
En este caso, el título no confiere a su titular un derecho de crédito ni un derecho real sobre
determinada mercadería, sino los derechos de participación en determinada organización
empresarial. El caso emblemático de esta clase de títulos son las acciones, que confieren a su titular
la calidad de titular de una persona jurídica de capitales prevista en la Ley General de Sociedades,
ya sea una sociedad anónima o una comandita por acciones.
De esta manera, el título valor denominado acción le confiere a su beneficiario el derecho de
participar en las juntas de socios y en la formación de la voluntad social, de fiscalizar el desarrollo y
cumplimiento del objeto social de la empresa, percibir las utilidades que le correspondan, etc.
2.3 POR LA PRESENCIA DE LOS REQUISITOS FORMALES.
Se suele definir a los títulos valores como aquellos instrumentos que permiten agilizar el tráfico
comercial, materializados en documentos que representan o incorporan derechos patrimoniales, que
están destinados a la circulación, y, sobre todo, que reúnen los requisitos formales esenciales
exigidos por ley.
Esta última característica se deriva de uno de los principios de mayor importancia, el de formalidad.
Según este principio, los títulos valores, para ser considerados como tales, deberán reunir los
requisitos formales esenciales que exige la ley para cada tipo especial de título valor. Esto quiere
decir que el título deberá observar los requisitos fundamentales que nuestra legislación prevé,
porque de faltar alguno de estos, el título perdería eficacia cambiarla, es decir, su titular no podría
ejercer los derechos que le corresponderían en circunstancias normales, como exigir judicialmente
el pago de la deuda.
Sin embargo, esta regla admite excepciones. Así, se permite que alguno de estos requisitos
esenciales no se encuentre presente en un título valor al momento de ser aceptados, bajo la
condición de ser incorporados antes de su presentación a cobro. Es de esta permisión legislativa que
se deriva esta clasificación de los título valores, la misma que los distingue en a) títulos valores
completos; b) títulos valores incompletos, y c) títulos valores en blanco.
a) Títulos valores completos.
Son aquellos que presentan todos sus elementos formales esenciales y se encuentran expeditos para
su cobro. Así, por ejemplo, tratándose de una letra de cambio, diremos que se trata de un título valor
completo cuando presente todos los elementos contenidos en el Artículo 119° de la Ley de Títulos
Valores, como la denominación de letra de cambio, la indicación del lugar y fecha de giro, la orden
incondicional de pagar una cantidad determinada de dinero o una cantidad determinable de este,
conforme a los sistemas de actualización o reajuste de capital legalmente admitidos, el nombre y el
número del documento oficial de identidad de la persona a cuyo cargo se gira, el nombre de la
persona a quien o a la orden de quien debe hacerse el pago, el nombre, el número de documento
oficial de identidad y la firma de la persona que gira la Letra de Cambio,  etc.
b) Títulos valores incompletos.
Los títulos valores incompletos, denominados también títulos valores empezados o incoados, se
caracterizan porque en ellos el aceptante ha implantado su firma (único requisito que no puede
faltar), dejando en forma deliberada, total o parcialmente, espacios en blanco para ser llenados por
el tenedor legítimo de acuerdo con lo convenido previamente. Estos títulos deberán ser completados
por el beneficiario del título antes de que sean presentados al obligado principal para su pago. Una
vez completados, estos documentos adquirirán la condición de títulos valores completos, por lo que
procederá su cobro. En nuestro país se encuentra regulada la forma de emisión de estos títulos en el
artículo 10 de la Ley de Títulos Valores ([7]).
c) Títulos valores en blanco.
A diferencia de los anteriores, en estos documentos no aparece la firma del obligado principal, ni
reúnen los otros requisitos formales esenciales de un título valor, siendo simples papeles que
carecen de mérito cambiaría. En la práctica suele suceder que las partes hayan previsto la emisión y
aceptación de un título valor incompleto, pero la ausencia de la firma del aceptante del título
convierte a dicho documento en uno en blanco, lo cual acarrea la pérdida de toda eficacia cambiarla
y la imposibilidad de que estos documentos lleguen a ser títulos valores completos.
2.4 POR LA MODALIDAD DE SU EMISIÓN.
Los títulos valores pueden emitirse individualmente, se puede emitir una letra de cambio, aceptarla
y ponerla a circular. Generalmente estos títulos tienen una circulación restringida a un número
limitado de personas. Pero también se puede emitir una serie de bonos para ser libremente
colocados y negociados en los mecanismos de rueda de bolsa. Estos últimos son los títulos valores
emitidos en serie.
Los títulos valores pueden ser creados en serie o individualmente: los primeros se refieren a una
pluralidad de personas, subdivididos en partes iguales, mientras que los segundos se vinculan a una
operación determinada. El ejemplo más claro de documentos cambiarlos en serie son los valores
mobiliarios, que son emitidos en forma masiva, con características homogéneas o no en cuanto a los
derechos y obligaciones que representan. Se encuentran previstos en el Artículo 255° de la Ley de
Títulos Valores, en donde se precisa que los valores mobiliarios son libremente negociables, en
forma privada o mediante oferta pública a través de los mecanismos centralizados de negociación
respectivos o fuera de ellos, observando la ley de la materia.
2.5 POR EL SOPORTE QUE LOS REPRESENTA.
Si bien lo más frecuente es que los títulos valores se representen a través de soportes materiales,
como el papel, también puede representarse mediante anotaciones en cuenta, lo cual implica su
previa desmaterialización. Así, tenemos:
a) Títulos valores materializados.
Son aquellos que representan derechos incorporados en un título o certificado físico. Son los más
tradicionales, pues entre ellos tenemos a la letra de cambio, el cheque, el pagaré, la factura
conformada, entre otros.
b) Títulos valores desmaterializados.
El título valor desmaterializado es aquel representado mediante anotaciones en cuenta e inscrito
ante una Institución de Compensación y Liquidación de Valores, es decir, que no se incorpora en un
soporte material o físico. Las acciones de una sociedad anónima abierta, los bonos, los papeles
comerciales, por ejemplo, pueden constituir títulos valores des materializados. Ahora, debe
precisarse que no todos los títulos valores sin pasibles de desmaterialización. En efecto, solo pueden
des materializarse aquellos valores mobiliarios que por su naturaleza estén destinados a circular
masivamente y a ser negociados en rueda de bolsa. No se podría, por ejemplo, desmaterializar una
letra de cambio.
Esta desmaterialización se efectúa mediante su inserción en el registro contable que lleva una
Institución de Compensación y Liquidación de Valores. Actualmente, en nuestro país la única
institución autorizada para efectuar dicha labor es CAVALI ICLV S.A.([8]) Como puede apreciarse, el
régimen de valores representados por anotaciones en cuenta constituye una forma de representación
alternativa a la tradicional incorporación del título valor a un documento, siendo que la inscripción
de los valores en el registro contable de una Institución de Compensación y Liquidación de Valores
produce los mismos efectos que la impresión y entrega de títulos físicos a sus titulares.
2.6 POR LA COMPLEJIDAD DE LOS DERECHOS INCORPORADOS EN EL TÍTULO
VALOR.
Esta clasificación incide en el número de derechos incorporados o representados en el título valor.
Así, los títulos valores simples serán aquellos que incorporan solamente derechos de una sola clase;
mientras que los títulos valores complejos serían aquellos que representan más de uno. Por ejemplo,
la letra de cambio o el pagaré incorporan la obligación del deudor cambiario de pagar una
determinada suma de dinero, por lo que se trata de títulos valores simples.
Por su parte, el título de crédito hipotecario negociable representa a la vez la garantía hipotecaria y
el crédito consignado en favor de su tenedor, por lo que con los subsiguientes endosos, se
transfieren ambos derechos, tanto el crédito como el derecho real de hipoteca que lo garantiza.
Estamos, entonces, ante un título valor complejo.
2.7 POR SU FORMA DE TRANSMISIÓN.
Esta es la clasificación más relevante que atañe a los títulos valores y que nos demandará mayores
comentarios. Según esta los títulos valores se clasifican en: a) al portador, b) a la orden y c)
nominativos.
La importancia de esta clasificación radica en que es la que nos permite distinguir la manera como
debe operar la enajenación de los títulos valores, es decir, cómo pueden ser transferidos, pues
responde a la forma prevista en la ley para que proceda su circulación.
a) Los títulos valores al portador
Los títulos valores al portador son aquellos que tienen la particularidad de no designar a una
persona determinada como su beneficiario (lo que sí sucede en los títulos valores a la orden y
nominativos), sino que confieren la titularidad legítima del documento cambiario a su simple
poseedor. En otras palabras, un título valor será al portador cuando no sea necesario que figure el
nombre de su tomador o beneficiario, es decir, cuando carece de la indicación expresa de a quién
debe hacer el pago del importe señalado en el título, porque se considerará que dicho rol lo asumirá
quien posea o detente el título valor.
Por lo tanto, el deudor estará obligado a pagar el importe estipulado en el título valor a quien se lo
presente a cobro. Ahora bien, esta clase de títulos valores deben contener la cláusula "al portador",
pues será mediante esta estipulación que se podrá calificar al poseedor del título como su legítimo
beneficiario. Si no tuviera dicha cláusula, el título no podrá ser considerado como título valor al
portador. Conforme a nuestra legislación nacional, pueden ser títulos valores al portador las
obligaciones (como los bonos y los papeles comerciales emitidos por una sociedad ([9]) los
cheques[10]), etc. Definitivamente, el título al portador es el que responde con mayor inmediatez al
llamado de rápida circulación propia de los títulos valores, pero, sin embargo, es el que mayores
problemas de seguridad jurídica puede traer.

En efecto, el no designar expresamente al beneficiario del título puede propiciar que un tercero de
mala fe, habiendo sustraído el título a su legítimo titular, pretenda su cobro, aprovechando
precisamente que el documento cambiarlo no designa a su beneficiario. Es por eso que su uso se
encuentra muy restringido, casi exclusivamente al caso de los cheques de escaso importe.
Por tales razones, el profesor Beaumont Callirgos advierte que con "el término 'portador' se califica
a todo aquel que posee el título, siendo indiferente a los ojos del deudor, el modo como el título
haya llegado al poseedor, salvo los casos de que su entrada en circulación sea irregular o de
conocimiento del deudor acerca de la irregular tenencia del título por parte del poseedor" ([11])
La transferencia de los títulos valores al portador opera con la simple entrega o tradición. Por lo
tanto, un título valor al portador no podrá ser transferido mediante endoso ni mediante cesión de
derechos, que constituyen los medios por los que se transfieren los títulos valores a la orden y
nominativos, respectivamente. En consecuencia, para que la transferencia de un título valor al
portador opere válidamente, bastará que el tenedor lo entregue al adquirente del título, quien desde
que lo posee adquirirá todos los derechos y garantías que dicho documento cambiarlo representa o
confiere.
Para poder exigir al deudor el pago de la prestación contenida en el título, el tenedor de un título
valor al portador deberá únicamente identificarse. Posteriormente, una vez que el obligado efectúe
el pago, el tomador –en el mismo título o en un documento aparte– podrá colocar su nombre, el
número de su documento oficial de identidad y firma, a fin de dar fe de la cancelación de la
obligación contenida en el título, sin que ello le genere obligación cambiaría alguna. Por otro lado,
si en el título valor al portador se indicara a una persona determinada como el beneficiario del título,
este hecho no alterará su naturaleza cambiaría, es decir, seguirá siendo un título valor al portador.
Esto es así porque un título valor es al portador cuando contiene una cláusula que lo indica
expresamente, siendo irrelevante que en él aparezca el nombre de un beneficiario.
Esto conlleva a que, si en el título valor al portador se hubiese consignado que "A" es el
beneficiario de este, pero resulta siendo "B" quien reclame al deudor "C" que cumpla con la
obligación señalada en el título, "C" no puede negarse a pagarle a "B", argumentando que en el
título aparece un nombre distinto *a quien pretende cobrar el importe señalado en este, porque se
entiende que en los títulos valores al portador el poseedor es el legítimo tenedor del documento
cambiarlo, siendo irrelevante alguna indicación contraria contenida en él. Asimismo, aun cuando el
título valor al portador hubiere entrado en circulación contra la voluntad de su emisor u obligado
principal, este queda obligado a cumplir la prestación a favor del tenedor de buena fe.
Finalmente, cabe señalar que solo se puede emitir un título valor al portador en los casos permitidos
expresamente por la ley. Así, no podría emitirse una letra de cambio al portador, porque la misma
Ley de Títulos Valores establece que las letras de cambio deben emitirse a la orden. Si se
pretendiera emitir una letra de cambio al portador, dicho documento no contendrá la calidad de
título valor.
b) Los títulos valores a la orden
Título valor a la orden es aquel que se caracteriza por llevar inserta la cláusula "a la orden", en la
cual se señala el nombre del tomador o beneficiario del título valor. Debe tenerse presente que es
característica de los títulos valores a la orden, en tal grado que, de no poseer esta cláusula, el título
no podría ser considerado como uno a la orden.
Algunos títulos valores solo pueden emitirse a la orden, como es el caso de la letra de cambio, la
factura conformada, el certificado de depósito, el warrant y el título de crédito hipotecario
negociable. En estos casos particulares es posible omitir la cláusula "a la orden", pues se entiende
que estos títulos valores se emiten necesariamente a la orden de alguna persona. También existen
otros títulos valores que, a la par de poder ser emitidos a la orden, también pueden ser emitidos
nominativamente: es el caso del conocimiento de embarque o la carta de porte. En estos casos, si se
omite colocar la cláusula a la orden, se entenderá que son nominativos por permitirlo expresamente
así la ley.
Los títulos valores a la orden se transfieren mediante endoso y su consiguiente entrega por parte del
enajenante del título (llamado endosante) al adquirente del título valor (llamado endosatario). No
obstante, podrá prescindirse de la entrega del título valor si entre endosante y endosatario, ambas
empresas del sistema financiero, existiera previamente un pacto de truncamiento. El pacto de
truncamiento es el acuerdo adoptado por los bancos que tiene como una de sus finalidades evitar la
entrega física al endosatario del título valor endosado a su favor, reemplazándolo por otra
formalidad mecánica o electrónica, de lo que se deberá mantener constancia fehaciente.
Por otro lado, si un título valor a la orden es transferido mediante una vía distinta al endoso –vale
decir, mediante cesión de derechos o de alguna otra forma–, esto conllevará a que el adquirente, si
bien es cierto asume todos los derechos que represente el título valor, quedará expuesto a todas las
excepciones personales y medios de defensa que el deudor pueda haber ejercitado en contra del
transferente. En este caso, de igual modo a lo que sucede en el caso del endoso sin pacto de
truncamiento, el transferente no endosante de un título valor a la orden se encuentra obligado a
entregar el título valor al adquirente.
c) Los títulos valores nominativos.
Título valor nominativo es aquel que se expide a favor de una persona determinada, quien asume la
calidad de titular (tomador o beneficiario) de dicho título valor. Se diferencia de los títulos valores a
la orden porque los nominativos no llevan la cláusula "a la orden"; sin embargo, el hecho de que el
título valor nominativo por error lleve esa cláusula, no lo convierte en título a la orden ([12]).
Las acciones y los certificados de suscripción preferente son ejemplos de títulos valores
nominativos, porque en ellos se señala en forma expresa el nombre de la persona que es su titular,
sin que en ellos se presente la cláusula "a la orden". Existen otra clase de títulos valores
nominativos que también Pueden emitirse a la orden, como los pagarés bancarios.
Los títulos valores nominativos se transfieren únicamente por cesión de derechos, la misma que
puede constar en el mismo título o en un documento aparte. Basta, pues, el acuerdo de partes para
que la transferencia del título valor nominativo sea válido. Sin embargo, para que la cesión tenga
eficacia frente a terceros y frente al emisor, la cesión de derechos deberá ser comunicada a este
último para su anotación en la matrícula respectiva o su inscripción en una Institución de
Compensación y Liquidación de Valores.
En cuanto a la entrega del título, este es un derecho del adquirente del título valor nominativo
(llamado cesionario), quien en virtud de este derecho puede exigir al transferente (llamado cedente),
la entrega del documento cambiarlo. No obstante, cabe advertir que la entrega no constituye un
elemento indispensable para la transferencia del título valor, como sí sucede tratándose de los
títulos valores al portador, ni tampoco es imperativo que se produzca, como ocurre tratándose de
títulos valores a la orden. A diferencia, pues, de los títulos valores al portador y a la orden, la
transmisión de los títulos valores nominativos requiere la intervención del deudor cambiarlo, a
quien se le debe notificar la cesión, a fin de que este sea quien proceda a la anotación de la
transferencia en el registro correspondiente. Es solo a partir de la anotación en dicho registro que
surtirá efectos el acto frente al emisor.
Definición de Garantia real y personal
Cuando se solicita un préstamo a una entidad financiera con algún fin ésta exige algún tipo
de garantía, es decir, algún respaldo para poder satisfacer la devolución del dinero. Así, el
prestatario (la persona que recibe el dinero) tiene que ofrecer alguna prueba que sirva como
aval para quien otorga el préstamo (por ejemplo, una nómina de su salario mensual o
la hipoteca de la vivienda, entre otros). Este tipo de requisitos actúan como garantía de
pago. En la mayoría de operaciones financieras para obtener un crédito se utiliza una
garantía real o bien una garantía personal y ambas forman parte de un concepto general, la
garantía crediticia.
Garantía real
Es aquella en la que el deudor ofrece como aval un bien propio o de otra persona para
obtener un crédito. Hay varias modalidades de garantías reales, siendo la prenda y la
hipoteca las más comunes. La prenda es una modalidad de contrato mediante el cual un
deudor ofrece a su acreedor un bien mueble para trasmitir seguridad en el crédito y dicho
bien deberá restituirse cuando se extinga la obligación contraída. La hipoteca se aplica
sobre algún bien del deudor o de una tercera persona, de tal forma que el acreedor es el
beneficiario de dicho bien. Ambas garantías reales están desarrolladas en
una ley hipotecaria. La garantía real es objetiva, pues se basa en un bien tangible y
concreto.
El origen de las garantías reales proviene del Derecho Romano, en el que ya se
contemplaba algún procedimiento legal para cumplir con las obligaciones contraídas (por
ejemplo, la fiducia o el pignus).
Garantía personal
Se denomina garantía personal porque no se tiene en cuenta ningún bien concreto que
funciona como aval de pago. Lo relevante en este tipo de garantía es la persona que, a título
privado, ofrece una garantía de que va a cumplir con una responsabilidad (por ejemplo, la
devolución de un préstamo).
La garantía personal es subjetiva, ya que no está asociada a nada concreto sino al
compromiso de una persona con otra persona o entidad (por ejemplo, el compromiso de
pago de las cuotas de la hipoteca). Sin embargo, en algunos casos la garantía personal está
reforzada por un avalista, de tal forma que si el deudor no cumple con sus obligaciones el
avalista tendrá que asumir con sus bienes el compromiso del deudor.
Los préstamos basados en garantías personales se fundamentan en la propia solvencia del
deudor, por lo que este tipo de préstamos no están asociados a una hipoteca ni a otro tipo de
garantía. El titular de un préstamo con garantía personal puede ser una persona física o una
persona jurídica (por ejemplo, una sociedad limitada). Por otra parte, también se puede dar
la circunstancia de ser dos los titulares y en dicho caso la garantía personal podría ser de
dos tipos: solidaria (el que presta el dinero puede reclamarlo a cualquiera de los titulares) o
mancomunada (cada titular respondería por una parte).

El Endoso es una manifestación unilateral de la voluntad que tiene como


consecuencia trasladar el valor de un determinado titulo de crédito a otra
persona, consistente en una constancia puesta al dorso del título o en hoja adherida a él con
el fin de  poner a otro en su lugar, transfiriéndole el título con efectos.
La principal función del endoso es su función legitimadora: el endosatario se legítima por
medio de una cadena ininterrumpida de endosos.

Concepto de protesto en los títulos valores


El protesto es el procedimiento mediante el cual el portador del título reclama a la entidad
financiera las razones por las cuales no le fue pagado el valor contenido en el mismo.
Procedimiento o acto solemne a través del cual el tenedor del título valor pretende reclamar
lo que este contiene, con base en la comprobación de que el obligado del mismo no puede o
no quiere efectuar el pago.  Es de iniciativa del portador del título cuando el librado ha
hecho caso omiso a su obligación de cancelar el precio incluido en el mismo. Este acto va
dirigido a comprobar la negativa del pago por parte del girado.
¿Cuándo se presenta?
Se presenta cuando no existe ninguna restricción para cobrar el título; por ejemplo, si se
trata de un cheque, en el momento en que el beneficiario se acerque a la ventanilla de la
entidad bancaria y el cajero le informe que no existe orden de pago, o que la cuenta no tiene
saldo suficiente, el beneficiario podrá indicar al funcionario del banco que hará uso de
“protesto”. El funcionario anotará en el cheque la expresión “protesto”, así como también,
las razones por las cuales no fue pagado el título, el lugar y la fecha de presentación de
quien solicitó el pago, el número de la cuenta sin fondos, el nombre o razón social de la
entidad bancaria y, por último, la firma o sello del representante del banco que realizó las
anotaciones mencionadas.
El “protesto” de cheques que se encuentra contenido en el artículo 727 del Código de
Comercio, indica que este no es diferente del “protesto” bancario, y señala que es el
proceso de anotación al reverso de la hoja adherida al título, sobre las causales de negación,
en el pago total o parcial del mismo por parte de la entidad bancaria.
Requisitos Generales
 Presentar el título valor original que se desea protestar (letra de cambio, pagaré,
etc.), dentro de los 08 primeros días posteriores al vencimiento de la fecha de pago
establecida en el documento.
 El secretario notarial se encarga de verificar las formalidades de su emisión y su
vencimiento.
 La notificación se efectúa los días de lunes a viernes y en día hábil.
 El protesto se realiza un día hábil después de efectuada la notificación.

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