Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lectura
Lectura
PRINCIPIO DE LITERALIDAD
Por este principio los derechos y obligaciones que representa el título valor deben constar por
escrito en el documento. Esto significa que para determinar el contenido y alcances del título valor
solamente podrá recurrirse a lo que se haya expresado en el título mismo o en una hoja adherida a
éste. De esta manera, ni acreedor ni deudor podrán alegar cuestiones que no emanen literalmente
de lo manifestado en el título valor.
En la Ley de Título Valores encontramos una serie de disposiciones que se desprenden de este
principio:
. Que exista acuerdo previo y expreso entre el obligado principal y las partes
intervinientes.
. Que se haya pactado dicha sustitución como condición de la emisión del título
valor.
Para otorgar mayor seguridad se ha dispuesto que toda persona natural que firme un título valor
deberá consignar su nombre y el número de su documento de identidad ; si se trata de personas
jurídicas, deberá anotarse su número de registro único de contribuyente y los nombres de los
representantes que intervienen en el título.
Falsus Procurador
De acuerdo con la Ley vigente, el falsus procurador queda obligado personalmente frente al tercero
en virtud de la confianza depositada en él. Este seudo representante se obliga personalmente
como si hubiera obrado en nombre propio.
. Se presenta como representante sin serlo o, siéndolo, carece de facultades para obligar a su
representado.
La norma cambiaria vigente establece que las firmas posteriores a la alteración importan
responsabilidad en los términos del texto alterado; en tanto que las firmas anteriores a la alteración
importan responsabilidad en los términos del texto auténtico. El hecho de que cada obligación
tenga una existencia propia e independiente de las otras obligaciones que figuran en el título
origina que quien pone su firma en un título valor que ha sido alterado, se obliga en las condiciones
establecidas en el documento que firmó.
La integración del título debe ser efectuada de conformidad a los acuerdos concluidos, y en
ausencia de previsiones particulares, de conformidad con el contenido de la relación subyacente a
la emisión del título. Si tales formalidades no son observadas, la integración es abusiva. La Ley
16587 en su artículo 9° señalaba que si un título valor incompleto al emitirse hubiera sido
completado contrariamente a los acuerdos adoptados, la inobservancia un puede ser opuesta al
poseedor, a menos que éste hubiera adquirido el documento de mala fe.
. El emitente o aceptante de un título valor incompleto tiene derecho a obtener una copia del
mismo, que debe estar firmado por el acreedor, con lo que podrá demostrar el estado y texto que
originalmente tenía el título.
. Para la eficacia del título valor, éste debe ser completado hasta antes de su presentación para su
pago o cumplimiento.
Responsabilidad solidaria
La solidaridad cambiaria otorga a los títulos valores las mayores seguridades para obtener el pago,
superándose el criterio de que el tenedor debe justificar la insolvencia del demandado en primer
término para poder dirigirse contra los demás obligados.
Por esta disposición, el tenedor puede iniciar la acción correspondiente contra los obligados, sin
tener que observar el orden en que “intervinieron”, a diferencia de la antigua Ley que se refería al
orden en que éstos se hubieran “obligado”.
En virtud de la solidaridad cartular se faculta al tenedor del documento a accionar contra el girador,
el aceptante, el endosante y el avalista, individual o conjuntamente, sin tener que observar el orden
en que se hubiesen obligado. El giro, aceptación, endoso y aval importan actos de enajenación y
cada uno de los sujetos que practican estos actos, responden por la obligación contenida en estos
títulos dinerarios.
PRINCIPIOS DE ABSTRACCION
La obligación cambiaria no requiere expresión de causa para justificar su existencia. El derecho
patrimonial que surge del título valor es independiente de los derechos y obligaciones que existen
en la relación causal.
La relación que dio origen al título valor toma el nombre de relación causal, que establece
claramente todos los derechos y obligaciones de las partes; en cambio, la relación cambiaria nace
en el momento de emitir un título valor y es abstracta porque no se señala su origen.
La relación cambiaria no sustituye a la relación causal, coexisten; por esta razón, si el título valor
no cumple con un requisito de forma establecido en la Ley (pierde el mérito ejecutivo), el acreedor
de este título valor puede hacer efectivo su derecho acudiendo al Poder Judicial invocando el acto
jurídico que dio origen a la emisión del título, vía proceso declarativo.
PRINCIPIO DE AUTONOMIA
Por este principio, las relaciones cambiarias existentes entre los sujetos que intervienen en el título
valor son independientes unas de las otras.
PRINCIPIO DE LEGITIMACION
Al ser el título valor por naturaleza un bien mueble, la legitimidad la adquiere quien lo posee; éste
es requisito indispensable para ejercer los derechos incorporados en él. La legitimidad tiene dos
aspectos:
En caso de valores representados por anotaciones en cuenta, el derecho a exigir las prestaciones
corresponde a quien figure como titular en el registro que lleve la Institución de Compensación y
Liquidación de Valores.
PRINCIPIO DE BUENA FE
Significa que al adquirir el título, deben tomarse las precauciones para asegurarse que quien
trasmite tenga poder de disposición del documento. El tercero de buena fe, al adquirir el título,
adquiere con él la propiedad del mismo.
PRINCIPIO DE CIRCULACION
El título valor ha sido creado para ser transmitido de una persona a otra, mediante el endoso, en el
caso de los títulos valores a la orden, o a través de la tradición o entrega; en el caso de los títulos
valores al portador, y en caso de los títulos nominativos a través de la cesión de derechos.
El destino circulatorio del título valor es destacado por PINO CARPIO, cuando expresa que el
hecho de que el documento emitido no circule y se quede en poder del primitivo girador, no atenta
contra su destino, pues la esencia del título valor es que pueda circular; mas no que en realidad
circule.
CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES EN LA LEGISLACIÓN PERUANA
En efecto, el no designar expresamente al beneficiario del título puede propiciar que un tercero de
mala fe, habiendo sustraído el título a su legítimo titular, pretenda su cobro, aprovechando
precisamente que el documento cambiarlo no designa a su beneficiario. Es por eso que su uso se
encuentra muy restringido, casi exclusivamente al caso de los cheques de escaso importe.
Por tales razones, el profesor Beaumont Callirgos advierte que con "el término 'portador' se califica
a todo aquel que posee el título, siendo indiferente a los ojos del deudor, el modo como el título
haya llegado al poseedor, salvo los casos de que su entrada en circulación sea irregular o de
conocimiento del deudor acerca de la irregular tenencia del título por parte del poseedor" ([11])
La transferencia de los títulos valores al portador opera con la simple entrega o tradición. Por lo
tanto, un título valor al portador no podrá ser transferido mediante endoso ni mediante cesión de
derechos, que constituyen los medios por los que se transfieren los títulos valores a la orden y
nominativos, respectivamente. En consecuencia, para que la transferencia de un título valor al
portador opere válidamente, bastará que el tenedor lo entregue al adquirente del título, quien desde
que lo posee adquirirá todos los derechos y garantías que dicho documento cambiarlo representa o
confiere.
Para poder exigir al deudor el pago de la prestación contenida en el título, el tenedor de un título
valor al portador deberá únicamente identificarse. Posteriormente, una vez que el obligado efectúe
el pago, el tomador –en el mismo título o en un documento aparte– podrá colocar su nombre, el
número de su documento oficial de identidad y firma, a fin de dar fe de la cancelación de la
obligación contenida en el título, sin que ello le genere obligación cambiaría alguna. Por otro lado,
si en el título valor al portador se indicara a una persona determinada como el beneficiario del título,
este hecho no alterará su naturaleza cambiaría, es decir, seguirá siendo un título valor al portador.
Esto es así porque un título valor es al portador cuando contiene una cláusula que lo indica
expresamente, siendo irrelevante que en él aparezca el nombre de un beneficiario.
Esto conlleva a que, si en el título valor al portador se hubiese consignado que "A" es el
beneficiario de este, pero resulta siendo "B" quien reclame al deudor "C" que cumpla con la
obligación señalada en el título, "C" no puede negarse a pagarle a "B", argumentando que en el
título aparece un nombre distinto *a quien pretende cobrar el importe señalado en este, porque se
entiende que en los títulos valores al portador el poseedor es el legítimo tenedor del documento
cambiarlo, siendo irrelevante alguna indicación contraria contenida en él. Asimismo, aun cuando el
título valor al portador hubiere entrado en circulación contra la voluntad de su emisor u obligado
principal, este queda obligado a cumplir la prestación a favor del tenedor de buena fe.
Finalmente, cabe señalar que solo se puede emitir un título valor al portador en los casos permitidos
expresamente por la ley. Así, no podría emitirse una letra de cambio al portador, porque la misma
Ley de Títulos Valores establece que las letras de cambio deben emitirse a la orden. Si se
pretendiera emitir una letra de cambio al portador, dicho documento no contendrá la calidad de
título valor.
b) Los títulos valores a la orden
Título valor a la orden es aquel que se caracteriza por llevar inserta la cláusula "a la orden", en la
cual se señala el nombre del tomador o beneficiario del título valor. Debe tenerse presente que es
característica de los títulos valores a la orden, en tal grado que, de no poseer esta cláusula, el título
no podría ser considerado como uno a la orden.
Algunos títulos valores solo pueden emitirse a la orden, como es el caso de la letra de cambio, la
factura conformada, el certificado de depósito, el warrant y el título de crédito hipotecario
negociable. En estos casos particulares es posible omitir la cláusula "a la orden", pues se entiende
que estos títulos valores se emiten necesariamente a la orden de alguna persona. También existen
otros títulos valores que, a la par de poder ser emitidos a la orden, también pueden ser emitidos
nominativamente: es el caso del conocimiento de embarque o la carta de porte. En estos casos, si se
omite colocar la cláusula a la orden, se entenderá que son nominativos por permitirlo expresamente
así la ley.
Los títulos valores a la orden se transfieren mediante endoso y su consiguiente entrega por parte del
enajenante del título (llamado endosante) al adquirente del título valor (llamado endosatario). No
obstante, podrá prescindirse de la entrega del título valor si entre endosante y endosatario, ambas
empresas del sistema financiero, existiera previamente un pacto de truncamiento. El pacto de
truncamiento es el acuerdo adoptado por los bancos que tiene como una de sus finalidades evitar la
entrega física al endosatario del título valor endosado a su favor, reemplazándolo por otra
formalidad mecánica o electrónica, de lo que se deberá mantener constancia fehaciente.
Por otro lado, si un título valor a la orden es transferido mediante una vía distinta al endoso –vale
decir, mediante cesión de derechos o de alguna otra forma–, esto conllevará a que el adquirente, si
bien es cierto asume todos los derechos que represente el título valor, quedará expuesto a todas las
excepciones personales y medios de defensa que el deudor pueda haber ejercitado en contra del
transferente. En este caso, de igual modo a lo que sucede en el caso del endoso sin pacto de
truncamiento, el transferente no endosante de un título valor a la orden se encuentra obligado a
entregar el título valor al adquirente.
c) Los títulos valores nominativos.
Título valor nominativo es aquel que se expide a favor de una persona determinada, quien asume la
calidad de titular (tomador o beneficiario) de dicho título valor. Se diferencia de los títulos valores a
la orden porque los nominativos no llevan la cláusula "a la orden"; sin embargo, el hecho de que el
título valor nominativo por error lleve esa cláusula, no lo convierte en título a la orden ([12]).
Las acciones y los certificados de suscripción preferente son ejemplos de títulos valores
nominativos, porque en ellos se señala en forma expresa el nombre de la persona que es su titular,
sin que en ellos se presente la cláusula "a la orden". Existen otra clase de títulos valores
nominativos que también Pueden emitirse a la orden, como los pagarés bancarios.
Los títulos valores nominativos se transfieren únicamente por cesión de derechos, la misma que
puede constar en el mismo título o en un documento aparte. Basta, pues, el acuerdo de partes para
que la transferencia del título valor nominativo sea válido. Sin embargo, para que la cesión tenga
eficacia frente a terceros y frente al emisor, la cesión de derechos deberá ser comunicada a este
último para su anotación en la matrícula respectiva o su inscripción en una Institución de
Compensación y Liquidación de Valores.
En cuanto a la entrega del título, este es un derecho del adquirente del título valor nominativo
(llamado cesionario), quien en virtud de este derecho puede exigir al transferente (llamado cedente),
la entrega del documento cambiarlo. No obstante, cabe advertir que la entrega no constituye un
elemento indispensable para la transferencia del título valor, como sí sucede tratándose de los
títulos valores al portador, ni tampoco es imperativo que se produzca, como ocurre tratándose de
títulos valores a la orden. A diferencia, pues, de los títulos valores al portador y a la orden, la
transmisión de los títulos valores nominativos requiere la intervención del deudor cambiarlo, a
quien se le debe notificar la cesión, a fin de que este sea quien proceda a la anotación de la
transferencia en el registro correspondiente. Es solo a partir de la anotación en dicho registro que
surtirá efectos el acto frente al emisor.
Definición de Garantia real y personal
Cuando se solicita un préstamo a una entidad financiera con algún fin ésta exige algún tipo
de garantía, es decir, algún respaldo para poder satisfacer la devolución del dinero. Así, el
prestatario (la persona que recibe el dinero) tiene que ofrecer alguna prueba que sirva como
aval para quien otorga el préstamo (por ejemplo, una nómina de su salario mensual o
la hipoteca de la vivienda, entre otros). Este tipo de requisitos actúan como garantía de
pago. En la mayoría de operaciones financieras para obtener un crédito se utiliza una
garantía real o bien una garantía personal y ambas forman parte de un concepto general, la
garantía crediticia.
Garantía real
Es aquella en la que el deudor ofrece como aval un bien propio o de otra persona para
obtener un crédito. Hay varias modalidades de garantías reales, siendo la prenda y la
hipoteca las más comunes. La prenda es una modalidad de contrato mediante el cual un
deudor ofrece a su acreedor un bien mueble para trasmitir seguridad en el crédito y dicho
bien deberá restituirse cuando se extinga la obligación contraída. La hipoteca se aplica
sobre algún bien del deudor o de una tercera persona, de tal forma que el acreedor es el
beneficiario de dicho bien. Ambas garantías reales están desarrolladas en
una ley hipotecaria. La garantía real es objetiva, pues se basa en un bien tangible y
concreto.
El origen de las garantías reales proviene del Derecho Romano, en el que ya se
contemplaba algún procedimiento legal para cumplir con las obligaciones contraídas (por
ejemplo, la fiducia o el pignus).
Garantía personal
Se denomina garantía personal porque no se tiene en cuenta ningún bien concreto que
funciona como aval de pago. Lo relevante en este tipo de garantía es la persona que, a título
privado, ofrece una garantía de que va a cumplir con una responsabilidad (por ejemplo, la
devolución de un préstamo).
La garantía personal es subjetiva, ya que no está asociada a nada concreto sino al
compromiso de una persona con otra persona o entidad (por ejemplo, el compromiso de
pago de las cuotas de la hipoteca). Sin embargo, en algunos casos la garantía personal está
reforzada por un avalista, de tal forma que si el deudor no cumple con sus obligaciones el
avalista tendrá que asumir con sus bienes el compromiso del deudor.
Los préstamos basados en garantías personales se fundamentan en la propia solvencia del
deudor, por lo que este tipo de préstamos no están asociados a una hipoteca ni a otro tipo de
garantía. El titular de un préstamo con garantía personal puede ser una persona física o una
persona jurídica (por ejemplo, una sociedad limitada). Por otra parte, también se puede dar
la circunstancia de ser dos los titulares y en dicho caso la garantía personal podría ser de
dos tipos: solidaria (el que presta el dinero puede reclamarlo a cualquiera de los titulares) o
mancomunada (cada titular respondería por una parte).