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SEXUALIDAD Y DIVERSIDAD FUNCIONAL, TRASCENDIENDO EL CUERPO

Carolina Araque Álvarez


Yarleidy Gutiérrez Quiroz
Sandra Isabel Mejía Zapata. Asesora
Fundación Universitaria Luis Amigó, 2015

“Siento que desde nuestro lugar de origen hemos estado juntos,


que somos de la misma materia, de las mismas ondas,
que llevamos dentro el mismo sentido”.
(Frida Kahlo, 1947)

Resumen

El presente artículo es producto de una investigación formativa para aspirar al


título de pregrado en Psicología en la Fundación Universitaria Luis Amigó. Posibilita
evidenciar la evolución que a lo largo del tiempo ha tenido el concepto de
discapacidad, hasta llegar al de diversidad funcional, que será la noción en la que
basaremos este trabajo, ya que nos permite el reconocimiento de las capacidades
diversas que tienen los seres humanos, en relación a la construcción del sentido de
vida y fundamentalmente al ejercicio de la sexualidad por parte de este colectivo.
Palabras clave

Discapacidad, diversidad funcional, Sentido de vida, sexualidad, educación superior.

Diseño Metodológico

Esta investigación es de corte cualitativo con enfoque fenomenológico, en


ella se tuvieron en cuenta, la fase de recolección de la información, los testimonios
de 3 participantes que cumplen los criterios de inclusión para el proyecto. La
obtención de la información se logra por medio de la aplicación de una entrevista
semiestructurada y a profundidad que posteriormente es categorizada bajo el
software Atlas.ti. Del estudio se derivan las siguientes categorías de análisis: El paso
de la discapacidad a la diversidad funcional, diferencia entre la autonomía y el
sometimiento, Vínculo a partir de la autoestima, promotor del sentido de vida y la
sexualidad, más allá de lo corporal.

El paso de la discapacidad a la diversidad funcional, diferencia entre la


autonomía y el sometimiento.

En las culturas antiguas, la discapacidad se explicaba desde un enfoque


mágico religioso, estas personas eran maltratadas por sus familiares e incluso
muchos llegaron a ser sacrificados, debido a que su condición diversa era
considerada un castigo de los Dioses.

Este modelo de prescindencia o eugenésico puede ilustrarse en el siguiente


pasaje Bíblico: Juan 9:1-3
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido
ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las
obras de Dios se manifiesten en él”

Para algunos, este pasaje puede ser alentador, podría existir para ellos un
propósito divino, para otros; este pasaje simplemente hace parte de la historia. Aquí
puede reconocerse evidentemente como la discapacidad fue materia de juicios
fundamentados en la diferencia física, cognitiva o sensorial de un cuerpo, situación
que por demás generó exclusión y rechazo para quienes no cumplieran con los
esperados criterios de “normalidad”.

Siguiendo el recorrido en la evolución del concepto de la discapacidad,


aparece otro modelo, que aun cobra vigencia significativa, según Rodríguez &
Ferreira (2008): La discapacidad es concebida, en general y por la gran mayoría de
las personas, como la consecuencia de una deficiencia fisiológica que padece, a
título personal, un “individuo”. La discapacidad, por tanto, remitirá a un substrato
fisiológico y expresaría una situación individual. Desde esta óptica, el modo
adecuado de abordar el “problema” de la discapacidad ida”; la causalidad se trasladó
desde lo divino a lo médico-científico, a su sustrato fisiológico. (p.292).

Este modelo implica la necesidad de ser rehabilitados para poder ser


incluidos, surge entonces a este punto la institucionalización y la medicalización
como requisito para encajar en los estándares, generando el sometimiento del otro
en aras de la “normalización” lo que remite ineludiblemente a la enajenación de la
libertad y la autodeterminación.
Es precisamente desde la misma terminología y por ende desde sus
implicaciones, que la discapacidad podría aludir a la privación de tal libertad, ya que
parte de este colectivo ha tenido que someterse a las decisiones de otros, este
concepto remite implícitamente, a un modelo asistencialista, médico-rehabilitador,
donde estas personas son consideradas como enfermas, dependientes de otros que
están “sanos”, que necesitan de los cuidados y atenciones permanentes,
parafraseando a Rousseau (1999), nadie quiere perder la libertad a menos que se
sienta en desventaja y tenga que darla a otro a cambio de suplir una necesidad.(P.
6-7). Con lo anterior, no se pretende desconocer que todos pasamos por momentos
de dependencia, donde es necesario contar con el apoyo de la familia y los amigos,
tal vez sea necesario el apoyo de un bastón, de muletas o una silla de ruedas, lo
importante en cualquiera de estas situaciones es que en medio de la dificultad el
individuo puede crear estrategias de afrontamiento y potenciar esas fortalezas que
van surgiendo y le permiten encontrar un equilibrio emocional, físico y psicológico.

Por ultimo aparece el modelo social, que según centre lo fisiológico y lo


social: la deficiencia no se ha considerado digna de atención, puesto que se
presupone que es el ámbito de competencia colonizado por la ciencia médica, y se
ha puesto el énfasis en la discapacidad, en las estructuras sociales erigidas en torno
a la deficiencia. Entendemos que eso es un grave error: no hay un substrato
fisiológico incuestionable sobre el que se erigen unas estructuras sociales opresivas,
sino que ese propio substrato es el resultado de dinámicas sociales, económicas,
políticas y culturales. Se trata de reintegrar ambos niveles en una perspectiva que
pueda dar cuenta, a ambos niveles, de las lógicas de dominación a las que son
sometidas las personas con discapacidad embargo son los apoyos, las condiciones
y las oportunidades que se brinden a las personas con diversidad funcional (modelo
que surge en el recorrido histórica de la discapacidad. (P. 17).
Desde esta perspectiva no se articula el reconocimiento de las deficiencias,
en tanto condición biológica, se da mayor predominancia al asunto de las
perspectivas y condicionamientos sociales para esta población, lo que no posibilita
un abordaje desde los apoyos en tanto se reconoce un asunto de funcionamientos
(biología) que necesita situaciones significativas para potenciar y promover lo
diverso, pero que además se consolida en oportunidades significativas,
contempladas dentro de un enfoque de derechos, que es la reivindicación propuesta
por el modelo de la diversidad funcional.

En la actualidad han surgido movimientos, como el foro de vida independiente


(2005), que nace en España a favor de este colectivo y cuya lucha es superar el
concepto de discapacidad y posicionar el de diversidad funcional, concepto que
promueve la dignidad humana, el respeto, la independencia y el derecho a la
igualdad. Se puede evidenciar que muchas personas con diversidad funcional tienen
un empleo, estudian en las instituciones de educación superior y disfrutan con sus
amigos, actividades que anteriormente eran casi imposibles de realizar debido a las
barreras sociales, las dificultades de infraestructura y de transporte. Adicional a esto
hay una ventaja al respecto y es que el modelo de la diversidad funcional les permite
apropiarse de la toma de decisiones para ellos aludiendo a la frase emblema del foro
de vida independiente “nada para nosotros sin nosotros”, esto les posibilita unas
implicaciones incluso legislativas empoderándolos de sus condiciones.

Todo lo dicho hasta ahora explica por qué es preciso hablar de diversidad
funcional y no de discapacidad, como nuevo término que reivindica al sujeto de
derechos y por tanto de oportunidades, no existen discapacitados, existen personas,
esto se puede reconocer en el siguiente testimonio:

¿Qué es para usted la discapacidad?


“Para mí no existe, eso es más un rótulo que nos tiene que poner la sociedad,
para lo que no está dentro de sus estándares, por eso se llama Diversidad
Funcional, ustedes caminan yo ruedo, nosotros leemos con los Ojitos, las personas
ciegas leen con los dedos, todos hacemos lo mismo de manera diferente, entonces;
para mí, es hacer las cosas de una forma que no lo hace el resto del planeta. Es una
patología que se tuvo que inventar la sociedad y la medicina para nombrar lo que no
está dentro de lo común” (Informante 1, 2015)

Pareciera ser que la reivindicación terminológica y por ende las implicaciones


que a ello conllevan, es una asunto de voluntades políticas que han legitimado una
construcción social erigida por los modelos anteriores, no pretendiendo que el
modelo propuesto aquí, llegue a ser la panacea, sin embargo si es claro que es
mucho más dignificante que los anteriores y que puede convertirse en un peldaño en
aras del mejoramiento de las condiciones para el colectivo con diversidad funcional.

Presentamos aquí unos datos estadísticos que revelan la información más


actualizada que se tiene en el país con relación a esta población: De acuerdo con el
ministerio de salud, en el censo realizado por el DANE 2005, el número total de
personas con diversidad funcional, según el registro es de 1.062.917, equivalente
al 2.3% de la población colombiana proyectada a 2013. Sin embargo; es probable
que el gobierno colombiano no tenga una cifra exacta de las personas con
diversidad funcional, lo que dificulta el surgimiento de nuevas políticas públicas que
mejoren la calidad de vida y brinden cobertura en la mejora de infraestructura,
transporte y las instituciones de educación básica / superior. Esta podría
considerarse una de las principales barreras a las que tiene que enfrentarse a diario
este colectivo. No se puede esperar que si no existe un estimativo real de esta
población, se propenda por opciones significativas que trasciendan las adecuaciones
locativas y en algunos casos las curriculares, especialmente las ultimas que para el
contexto de la educación superior no solo son escasas sino casi inexistentes. El
problema real no radica en la ausencia de políticas, ya que existen y en el papel son
bastante ideales, sin embargo la dificultad subyace en que escasamente son
implementadas.

Vínculo a partir de la autoestima, promotor del sentido de vida.

Abordaremos otro aspecto materia de este ensayo y que consideramos como


fundamental en el hombre, el sentido de vida, independientemente de las barreras y
dificultades que existen, el ser humano tiene la tarea implícita de darle sentido a su
existir, de acuerdo a sus motivaciones, aspectos que lo hace feliz o el impulso de
seguir adelante, evitando a toda costa caer en los estereotipos del mundo
contemporáneo donde el sentido de vida gira en torno al consumismo, la fama, el
poder, entre otras situaciones superfluas. ¿Qué es el sentido de vida?, ¿Quiénes
somos?, ¿A dónde vamos?, ¿Para qué estamos en este mundo?, ¿Para qué vivir?
son algunos cuestionamientos que acompañan al sujeto, sin embargo, realizar este
trabajo permitió comprender que la vida no está sujeta a un solo sentido de vida.

De acuerdo con Gustavo Bueno (1996) quien afirma que: La vida tiene
múltiples sentidos y sobre todo múltiples pseudo sentidos (los que le atribuyen los
iluminados, los fanáticos, los profetas y los salvadores de la humanidad), ahora bien,
debemos alegrarnos que la vida no tenga un sentido predeterminado: no es este un
"descubrimiento terrible", sino por el contrario "tranquilizador”. Pues si efectivamente
nuestra vida tuviera un sentido predeterminado, tendríamos que considerarnos como
una saeta, lanzada por manos ajenas, es decir, tendríamos que tener de nosotros
mismos una visión que es incompatible con nuestra libertad. (P.418).
Lo anterior supone que respecto al sentido de vida o a las fuentes que lo
dispensan, se puede encontrar un abanico de posibilidades, ya que es cada sujeto
quien asume en que lo consolida y desde donde lo construye, para el caso ilustramos
la respuesta de uno de los informantes:

“el sentido de vida es el que me impulsa a seguir adelante y el motivo por el


cual me levanto cada día” “nosotros no sabemos qué es lo que vamos a vivir todos
los días, entonces a medida que uno va viviendo y descubriendo que es lo que está
escrito para nuestra vida vamos descubriendo los sueños que tenemos y a medida
que descubrimos esos sueños vamos descubriendo un camino para ellos, por eso se
descubre y se construye” (Informante 2, 2015).

Es así como se puede convenir que el sentido de vida se construye y se


descubre día tras día y además que estas estrechamente relacionado con los
vínculos a lo que Holzapfel, (2005) plantea: Visiblemente el sentido se genera a
partir del vínculo y la afinidad que tenemos con algo. Así encontramos sentido en
espacios o momentos, con ciertas personas, respecto de algunos temas, y otros (P.
19), Desde este postulado se halla la posibilidad de generar el sentido en tanto
vinculo se tenga con objetos, personas, situaciones, entre otros, posibilitando un
significado y determinando una acción, es decir es un asunto de decisión en la
medida que estos constituyen un motor, pero además de ello es necesario que el

Individuo tenga desarrollado un auto concepto positivo, lo cual es fundamental


para llevar a cabo el proyecto de vida que cada uno se ha trazado.

Al respecto, Solano & Pérez (2013), definen el auto concepto citando


(Restrepo & Quintero 2007), Como una combinación de sentimientos y creencias
que la persona tiene acerca de sí misma, estos son adquiridos a través de la
interacción social; sin embargo no son simplemente el reflejo de las opiniones de los
demás, sino la síntesis creativa que surge como resultado del proceso de
interacción. (P. 35).

Para el caso de la población materia de este artículo, personas en


condición de diversidad funcional, se establece la necesidad en aras de una
construcción del sentido de vida, de consolidad vínculos significativos que se hallan
en lo relacional, de empoderarse de sus condiciones y desarrollar el auto concepto
que les permita ser auto determinantes de la vida que quieren tener y donde una de
las dimensiones a resaltar es la sexualidad connatural a ellos, desvirtuando
creencias e imaginarios sociales al respecto, que están más asociados a la
completud de un cuerpo y su fisiología, que al sentir de personas que están
absolutamente facultadas para ello.

La sexualidad, más allá de lo corporal

Uno de los ejes centrales de este artículo es el tema de la sexualidad, esta es


propuesta por la Organización Mundial de la Salud, como un aspecto central del ser
humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades, los papeles
de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual,
Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias,
actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La
sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se
vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de
factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos,
legales, históricos, religiosos y espirituales (2006).

Desde esta perspectiva, la sexualidad implica una multiplicidad de asuntos


en la vida de un sujeto, de ahí la importancia de no limitarla solo a alguna de sus
dimensiones, puede asociarse con el desarrollo de la afectividad, el auto concepto,
la capacidad de ponerse en contacto consigo mismo y con otros elementos que
integran la autoestima, ya que es un asunto inherente al ser humano y debe ser
tratada en el conjunto de sus necesidades esenciales.

El individuo es concebido desde su nacimiento como un ser sexuado que en


el transcurso de las etapas de desarrollo va trascendiendo el significado y
significante de la sexualidad; es decir, en la medida que el ser humano va formando
su propia identidad sexual, puede reconocer la del otro y posteriormente puede crear
vínculos que le permiten sentir, expresar, vivir libre y placenteramente su sexualidad.
Sin embargo no puede desconocerse que frente al cuerpo como vehículo de la
sexualidad se han idealizado construcciones sociales, un cuerpo perfecto y en
completud, es una de las más notorias para la época, esto posibilita una de las
exclusiones más significativas para las personas con diversidad funcional, ya que no
solo se parte de la vivencia de la sexualidad, que por demás parece arrebatada e
incluso inadmisible, sino además con un cuerpo diferente a lo propuesto por los
estándares sociales.

Lo anterior, teniendo en cuenta el modelo de la diversidad funcional, implica


que el sujeto asuma el derecho por el desarrollo de sus dimensiones, incluida la
sexualidad como forma de relacionamiento con el otro; la autodeterminación se
consolida como fundamento en esta lucha por la autonomía y el alcance de las
condiciones dignas para este colectivo. Es así que una persona con diversidad
funcional que acepte las limitaciones en sus funcionamientos, pero identifique sus
capacidades, vive su sexualidad que en cuanto a su sentir no difiere de alguien que
no tenga una discapacidad, esto se puede reconocer en el siguiente testimonio:

“Para mí fue muy difícil asumir el tema de las vergüenzas especialmente con
mi pareja actual por mis múltiples cicatrices, pero su respuesta fue: es que yo me
acuesto contigo no con tus cicatrices yo te amo a ti no a tus cicatrices. Me hacen
sentir atractiva mi inteligencia, mis ojos, la manera como me expreso y mis piernas
“(Informante 1, 2015)

Se evidencia como sus vivencias en cuanto a su sexualidad son las mismas


que podría expresar una chica que no tenga diversidad funcional, pero que no le
guste la forma de sus piernas o quizás su abdomen, o cualquier otra parte de su
cuerpo que quede expuesta al otro. Esto parece confirmar que “No existen dos tipos
de sexualidad, dependiendo si se tiene o no discapacidad, existen tantos tipos de
sexualidades como personas. Todos somos iguales y al mismo tiempo diferentes.
Iguales porque tenemos los mismos derechos y necesidades, diferentes porque
cada uno vivimos la sexualidad a nuestra manera”. (DISCASEX, 2013)

Se hace importante a este punto resaltar que a la mayoría de personas con


diversidad funcional, se les vulneran los derechos sexuales, ya que son sometidos a
violencia sexual, procedimientos quirúrgicos y consumo de anticonceptivos, entre
otros, limitando su sexualidad solo al asunto sexo genital y la procreación. En el
caso de esta investigación que se realiza con estudiantes universitarios en condición
de diversidad funcional, se pudo encontrar que el contexto universitario no incide
para nada en su relacionamiento sexual, menos aún se concibe como un espacio
orientador de las dudas que al respecto puedan tener, esto se ilustra en el siguiente
testimonio frente a la pregunta por la incidencia de la universidad:
“En ningún momento recibido orientación sexual e información por parte de la
universidad” (Informante 2, 2015)

Para finalizar es propicio dejar un cuestionamiento respecto a las


concepciones mentales y los estigmas que se poseen sobre las personas con
diversidad funcional y el derecho a ejercer su sexualidad, asunto que trasciende los
límites de lo corporal, que haya territorio en el encuentro con el otro, dotando de
sentido.

Consideraciones finales

El modelo de la diversidad funcional tiene implicaciones políticas y de


derechos, lo que amerita sea considerado y más en un contexto como el nuestro
donde la medicalización y la institucionalización aun abogan por ellos, unge una
condición dignificante que les provea de un lugar en aras de la autodeterminación.

El logro de la autodeterminación para las personas con diversidad


funcional, implica el empoderamiento de sus condiciones y dimensiones
fundamentales, posibilitando un sujeto con capacidades diferentes y por tanto
oportunidades.

El sentido de vida, provee de un significado, que ineludiblemente lleva al


hacer, esto sugiere que las personas con o sin diversidad funcional, evidencian la
apropiación de sus vidas, tomando una posición activa y no resignada frente a sus
condiciones.

La sexualidad es una sola, en tanto implica el relacionamiento con el otro,


el vínculo que genera sentido, que promueve la acción y que implica el sentir de
quien participa de este encuentro, situación que no se exime para las personas con
diversidad funcional y por el contrario hace parte de sus derechos fundamentales.
REFERENCIAS

- Bueno, G. (1996).El sentido de la vida, Pentalfa.

Departamento Administrativo Nacional de Estadística (2005)

Discapacidad y sexualidad (2013) Recuperado de:


http://discapacidad-sexualidad.com/tag/discasex/.

- DANE 2005

- DISCASEX, 2013
Tomado de: http://discapacidad-sexualidad.com/tag/equipo-discasex/

- Ferreira, M. (2010) De la minus-valía a la diversidad funcional: un nuevo marco


teórico-metodológico en Revista Politica y Sociedad. Vol 47. Universidad
Complutense de Madrid.

- Foro de vida independiente Recuperado de:


http://www.forovidaindependiente.org/.

- Holzapfel, C. (2005). A la búsqueda del sentido. Sudamericana.

- Rousseau, J, J. (p.6-7). El contrato social o principios de derecho político

- Rodríguez Díaz & Ferreira A.V,(2008). Desde la dis-capacidad hacia la


diversidad funcional, Un ejercicio de Dis-Normalización, Vol.68 (2) Mayo-agosto,
289-309, 2010 (p.292-294) doi:10.3989/ris.2008.05.22
Revista científica complutense
Recuperado de:
http://revistas.ucm.es/index.php/CRLA/article/viewFile/CRLA1010120151A/32218

- Master, W. Y Johnson, V. El vínculo del placer. Grijalbo, Barcelona. 1975.

- -Organización mundial de la salud (2006).

- Solano, L & Pérez, A. (2013). Autoconcepto y sentido de vida en universitarios

con diversidad funcional, Volumen 17(3), 2244-7296 ppi201002LA3674- ISSN

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