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Entre los muchos males que tenemos en nuestro sistema

penitenciario, el retardo procesal es uno de los más graves, de las 96 mil


personas que hay en Venezuela privadas de libertad tanto en cárceles
nacionales como en centros de detención preventiva un aproximado del
70% está aún en proceso, no han sido condenados, son presuntamente
inocentes.

Esto, junto a la falta de construcción de nuevos recintos carcelarios


es la causa del grave problema de hacinamiento que se vive en todos los
recintos carcelarios del país y que ha creado que  tengamos un sistema
penitenciario paralelo que funciona en los retenes policiales del país,
donde hay 40 mil reclusos del total de privados de libertad del país.

A pesar de que desde hace ya cinco años el Ministerio para el


Servicio Penitenciario  creo el “Plan Cayapa” con el fin de disminuir el
retardo procesal el mismo  no ha dado resultados satisfactorios y los
procesos siguen sin avanzar.

La alta movilidad de personas privadas de libertad de los sitios


donde se encuentran sus procesos a lugares distantes imposibilitan el
seguimiento de sus procesos y ocasiona por consecuencia retardo
procesal. Por citar un caso, a principios de este año se cerró la única
cárcel que se encontraba en el estado Nueva Esparta y sus reclusos
trasladados a sitios remotos como los estados Bolívar, Monagas Sucre y
otros, es evidente que sus causas están paralizadas porque al no estar en
los sitios donde están sus procesos y la falta de capacidad operativa para
efectuar los traslados a tribunales ocasiona un grave retardo procesal.

La Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, en uno de


sus artículos publicado en el diario Últimas Noticias, señalaba que en
Venezuela, la celeridad de la decisión jurisdiccional tiene rango
constitucional “El incumplimiento de este mandato produce la conocida
“justicia tardía”, la cual, lejos de dar la respuesta esperada, genera
nuevos conflictos humanos, siendo el más grave de ellos “el preso sin
condena”.

Igualmente el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en su


informe sobre Venezuela en el 2015 señalo lo siguiente: “El Comité nota
con preocupación que hasta 2014 más del 60 por ciento de las personas
privadas de libertad se encontraba en prisión preventiva y lamenta no
haber recibido información desagregada al respecto. El Estado parte debe
incrementar sus esfuerzos con miras a reducir el elevado porcentaje de
personas en prisión preventiva. En particular, debe adoptar las medidas
necesarias para garantizar que la prisión preventiva no sea la regla
general y que en la práctica se priorice la imposición de medidas
alternativas a la misma”.

Conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5


años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos
dentro de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios
del mundo nunca resarcidos

En la teoría, una persona detenida no debería de pasar más de 6


meses en un proceso judicial, lamentablemente sabemos todo que es
simple teoría y que en la práctica no se cumple y nuestras cárceles y
centros de detención preventiva están abarrotadas de presos sin
condena, conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o
5 años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro
de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo
nunca resarcidos.
Si hay algo en que están de acuerdo todas las instituciones
relacionadas al tema como el Tribunal Supremo de Justicia, Ministerio
Publico, Defensoría del Pueblo y hasta el mismo Ministerio para el
Servicio Penitenciario, aunque su titular a veces lo niegue, es que existe
un gran retardo procesal, sin embargo no vemos actuaciones importantes
para solucionar este grave problema.

El problema del retardo procesal es una culpa compartida de todos


los actores que intervienen en el proceso judicial, vemos con
preocupación que una de las principales causas de diferimiento de causas
en los tribunales del país sean la falta de traslados de los reclusos a los
actos procesales que son requeridos, en muchos casos por falta de
transporte, falta de personal para el traslado o cosas tan absurdas como
la carencia de esposas para efectuar el traslado.

Lamentablemente la falta de coordinación y trabajo conjunto entre los


diferentes sectores que intervienen en el proceso trae como consecuencia
esta terrible situación que estamos viviendo actualmente y que cada día
tiende a empeorar y que como consecuencia aumenta el nivel de
conflictividad en los recintos carcelarios y centros de detención
preventiva.
El retardo procesal aparte de ser violatorio al debido proceso establecido
en el artículo 49 de nuestra Constitución Nacional es una violación a los
derechos humanos y hay que recordar que estas no prescriben.

Frecuentemente el proceso se inicia en sede policial y se continúa


la investigación sin intervención fiscal. El control fiscal de la actividad
policial en las pesquisas es una falacia y esta se prolongará hasta que la
“superioridad” policial lo decida, sometiendo al investigado a la
consternación propia que despierta verse preso en una de las mazmorras
venezolanas.

Lo anterior, que es un poder sin control, es propicio para alentar la


corrupción a través de actos propios del delito de concusión por parte de
funcionarios policiales. Es allí en donde se inicia el flagelo del retardo
procesal, pues los límites previstos en los artículos 295 y 296
comentados, no son respetados, prolongándose el “poder policial” en el
proceso penal indefinidamente. A través de diferimientos violatorios de la
ley, las fases preparatoria e intermedia una vez detenido el imputado
(pesquisa policial, investigación del Ministerio Público, medidas judiciales
acerca de la libertad, presentación de la acusación) se prolongan por
años, cuando no deben durar más de sesenta y cinco días, incluyendo la
prórroga para presentar la acusación fiscal. Personalmente tengo
conocimiento del hijo de una empleada doméstica allegada a la familia
que fue detenido en marzo de 2014, sin que se haya realizado la
audiencia preliminar hasta la fecha que escribo este artículo, octubre de
2018.

Más de cuatro años preso sin fórmula de juicio, y este caso no es la


excepción sino la regla. La audiencia oral y pública a cargo del juez de
juicio, que debe fijarse entre los diez y quince días después de aquel en el
cual se recibieron las actuaciones del tribunal de control, se retarda con
frecuencia meses o, en el peor de los casos, años, a través de
diferimientos sucesivos.

Otra circunstancia que retarda el desarrollo del proceso es la orden


emanada del Despacho del Fiscal General, mediante la Retardo
PROCESAL instruyó a los fiscales para que no permitieran al investigado
y su defensa acceder a las actas de la causa hasta producirse el acto
formal de imputación, lo cual no está previsto en el COPP. Esta
“invención” del Ministerio Público retarda la preparación de la defensa, ya
que los defensores se ven obligados a solicitar diferimientos para conocer
el contenido de la causa, a los cuales los jueces, con tal de retardar la
oportunidad de decidir, acceden gustosamente.

Según el COPP, el imputado lo es desde el primer acto de


investigación y puede examinar las actas desde el principio. No es
necesario que el fiscal lo declare imputado, pues lo es por ser tratado así
debido a que es investigado. Al respecto, el COPP en su artículo 126
ordena: “Se denomina imputado a toda persona a quien se le señale
como autor o partícipe de un hecho punible, por un acto de procedimiento
de las autoridades encargadas de la persecución penal conforme a lo
establecido en este Código”.

Del texto copiado se deduce claramente que la condición de


imputado no la adquiere quien es investigado porque el fiscal lo haya
ordenado así, sino por el simple hecho de que se cursa una investigación
penal en su contra. Entonces, cualquier acto de procedimiento de la
policía, un allanamiento, una declaración sin juramento, el decomiso de
objetos en su posesión o su detención, automáticamente le confieren la
condición de imputado, sin necesidad de que el fiscal abra la boca,
incluso antes de que conozca de la causa que se sigue.

La ilegal orden de la Fiscalía General resucita la perversa


institución del secreto sumarial del sistema inquisitivo: el imputado podrá
examinar las actas luego de que el fiscal prepare todas las pruebas en su
contra, a sus espaldas. Inexorablemente el sistema inquisitivo está
regresando al proceso penal venezolano de la mano del Ejecutivo, de la
Asamblea Nacional, del Tribunal Supremo de Justicia y del Ministerio
Público, con el silencio cómplice del obediente Poder Judicial.

El último desatino que está tomando auge en la jurisprudencia del


país en lo que concierne a violaciones de los principios del proceso y de
las garantías procesales, es el siguiente: una vez que el juez hizo pública
la dispositiva, tiene diez días para publicar la sentencia. Ahora resulta que
ese lapso se extiende sin límite y además, si entra otro juez a sustituir a
aquel que dirigió la Retardo PROCESAL audiencia oral y pública, este
podrá sentenciar a pesar de que no estuvo presente en esa audiencia en
la cual se presentó el cúmulo probatorio, no estuvo presente en el juicio.
Se viola el principio de inmediación y del juez natural.

El colmo es que aquel que ya no es juez en el tribunal también


podrá dictar la sentencia. Esto retarda el proceso, pues difiere la ocasión
en la cual el acusado debe conocer la decisión que recaerá sobre él. Tuve
conocimiento personal y directo, pues me solicitaron asesoramiento al
respecto, del caso de un ingeniero en el oriente de Venezuela, condenado
desde hace más de tres años a treinta de prisión por un secuestro. La
única prueba en su contra fue la utilización de su cuenta bancaria por
parte de quien fungía de amigo y, según declaración del condenado no
desvirtuada, este nada sabía de su utilización ilegal.

Esta sentencia condenatoria a treinta años de prisión consta en la


dispositiva publicada al final de la audiencia oral por la juez, quien luego, y
antes de publicar la sentencia completa, fue removida; sin embargo, el
nuevo juez está esperando desde hace tres años que dicha ex juez le
lleve la sentencia, mientras el acusado se encuentra recluido en una
vergonzosa cárcel venezolana aguardando que se produzca esta
inverosímil forma procesal.

LAPSO PARA LA PRESENTACIÓN DEL ACTO CONCLUSIVO


Dispone el COPP (2012) que el Ministerio Público procurará dar término a
la investigación con la “diligencia” que el caso requiera; sin embargo, tal
diligencia varía según la condición del imputado, es decir, de si este se
encuentra sometido a la medida de privación judicial preventiva de
libertad o a una medida cautelar sustitutiva, o incluso disfruta sin
restricciones de su derecho a la libertad personal. Imputado detenido
Desde el COPP original (1998) ha contemplado el legislador un lapso
expreso para la presentación del acto conclusivo que debe poner término
a la fase preparatoria del proceso penal cuando el imputado se encuentra
privado de libertad.

En este sentido se disponía que el fiscal del Ministerio Público


debía presentar el acto conclusivo, en los casos de detención del
imputado, dentro de los veinte días siguientes a la detención, no
previéndose prórroga alguna para esta actuación. En efecto, se establecía
en el entonces artículo 259: 2 Disponible en:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/junio/985-170 608- 03-
1573.HTM 3 Artículo 295. Retardo PROCESAL copy12p.indd 42 1/24/19
12:04 PM 43 Decretada la privación preventiva judicial de libertad durante
la fase preparatoria, el fiscal deberá presentar la acusación, solicitar el
sobreseimiento o, en su caso, archivar las actuaciones a más tardar
dentro de los veinte días siguientes a la decisión judicial. Vencido este
lapso sin que el fiscal haya presentado la acusación, el detenido quedará
en libertad, mediante decisión del juez de control quien podrá aplicarle
una medida sustitutiva.

A partir de la segunda reforma al COPP, verificada el 14 de


noviembre de 2001, se extendió el plazo en cuestión, el cual pasó de
veinte a treinta días contados a partir de la detención del imputado, con
una posibilidad de prórroga de quince días adicionales, y así se mantuvo
en las siguientes reformas de 2006, 2008 y 2009 hasta que en junio de
2012 el plazo máximo de cuarenta y cinco días que podía operar en razón
de la prórroga, se contempló como lapso regular; con ello, además de
institucionalizarse y legitimarse la posibilidad de que el imputado sea
privado de la libertad por un tiempo mayor sin que se conozca si el
Ministerio Público ejercerá o no la acción penal en su contra, se facilita la
prolongación del proceso, sobre todo en un sistema como el venezolano
en el que la tendencia es a dejar transcurrir los lapsos procesales en su
totalidad.

Imputado individualizado no detenido Contemplaba el COPP de


1998 en su artículo 3214 que en el caso de que el imputado estuviere
individualizado, pasados seis meses desde tal acto, aquel podía solicitar
al juez en funciones de control la fijación de un plazo prudencial para la
conclusión de la investigación. Ciertamente, la norma no indicaba a
cuánto podía ascender ese plazo “prudencial”, sin embargo, podía
entenderse que en ningún caso debía exceder el plazo inicial que hacía
nacer el derecho del imputado de requerir el pronunciamiento al juez 4
Textualmente contemplaba esta disposición que “pasados seis meses
desde la individualización del imputado, éste podrá requerir al juez de
control la fijación de un plazo prudencial para la conclusión de la
investigación. Vencido el plazo fijado, el Ministerio Público deberá dentro
de los treinta días siguientes, presentar la acusación o solicitar el
sobreseimiento”. Retardo PROCESAL copy12p.indd 43 1/24/19 12:04 PM
44 de control.

Una vez vencido el plazo fijado, debía el Ministerio Público


presentar la acusación o solicitar el sobreseimiento dentro de los treinta
días siguientes. En la reforma de 2001 el citado artículo 321 fue
modificado, disponiéndose que el plazo prudencial para la conclusión de
la investigación no podía ser menor de treinta días ni mayor de ciento
veinte días y para su fijación el juez debía ir al Ministerio Público y al
imputado y tomar en consideración “la magnitud del daño causado, la
complejidad de la investigación y cualquier otra circunstancia” que a su
juicio permitiera alcanzar la finalidad del proceso. En la modificación
realizada al código adjetivo en 20125 se prevé que pasados ocho meses
desde la individualización del imputado (o imputada), este o la víctima
pueden requerir al Juez de Control la fijación de un plazo prudencial no
menor de treinta días ni mayor de cuarenta y cinco días para la conclusión
de la investigación. Para la fijación de este plazo, dentro de las
veinticuatro horas de recibida la solicitud, el Juez debe fijar una audiencia
a realizarse dentro de los diez días siguientes para oír al Ministerio
Público, al imputado y a su defensa, debiendo tomar en consideración la
magnitud del daño causado, la complejidad de la investigación y cualquier
otra circunstancia que a su juicio permita alcanzar la finalidad del proceso.

Se incorpora un catálogo de delitos, a saber, homicidio intencional,


violación; delitos que atenten contra la libertad, integridad e indemnidad
sexual de niños, niñas y adolescentes; secuestro, corrupción, delitos que
causen daño al patrimonio público y la administración pública; tráfico de
drogas, legitimación de capitales, contra el sistema financiero y delitos
conexos, delitos con multiplicidad de víctimas, delincuencia organizada,
violaciones a los derechos humanos, lesa humanidad, delitos contra la
independencia y seguridad de la nación y crímenes de guerra, en cuyas
investigaciones el plazo prudencial a que se refiere la norma no puede ser
menor de un año ni mayor de dos.

Ahora bien en el caso de la flagrancia La definición se encuentra


contenida en el artículo 248 del COPP, el cual indica como delito flagrante
el que se esté cometiendo o el que acaba de cometerse. También, se
tendrá como delito flagrante aquel por el cual el sospechoso se vea
perseguido por la autoridad policial, por la víctima o por el clamor público,
o en el que se le sorprenda a poco de haberse cometido el hecho, en el
mismo lugar o cerca del lugar donde se cometió, con armas, instrumentos
u otros objetos que de alguna manera hagan presumir con fundamento
que él es el autor.

En estos casos, cualquier autoridad deberá, y cualquier particular


podrá, aprehender al sospechoso siempre que el delito amerite pena
privativa de libertad, entregándolo a la autoridad más cercana, quien lo
pondrá a disposición del Ministerio Público dentro de un lapso que no
excederá de doce horas a partir del momento de la aprehensión, sin
perjuicio de lo dispuesto en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela en relación con la inmunidad de los Diputados a la Asamblea
Nacional y a los consejos legislativos de los estados. En todo caso, el
Estado protegerá al particular que colabore con la aprehensión del
imputado.

En el sistema penal venezolano, las dilaciones indebidas en la


emisión de una decisión judicial, menoscaban el derecho a la libertad de
todas aquellas personas privadas de la misma por mandato judicial, más
aún, cuando en el contexto actual de emergencia humanitaria compleja, el
sistema penitenciario venezolano no garantiza ni la salud, ni la vida de las
personas que se encuentran detenidas y bajo custodia del Estado. Sobre
este último planteamiento, es necesario mencionar que Una Ventana a la
Libertad, denunció que en los 174 centros de detención policial
monitoreados por esa organización en el año 2018, ocurrieron 305
muertes de personas que se encontraban detenidas bajo la custodia del
Estado venezolano. La gran mayoría presentó deterioro físico por
tuberculosis y por desnutrición aguda, lo que demuestra la compleja
situación de hacinamiento en la que allí viven; así mismo, se registraron
114 lesionados, de los cuales, la mitad fueron a consecuencia de huelgas
de sangre realizadas en protesta a las condiciones de hacinamiento y
violencia que se vive dentro de esos recintos. Para nadie, es una novedad
la situación de retardo judicial en Venezuela, de hecho es una situación
grave, de larga data, sobre la cual se ha escrito mucho y en distintos foros
nacionales como internacionales, se han denunciado sus consecuencias
nefastas; sin embargo, la situación continúa y parece agravarse, en este
caso, las acciones del Estado venezolano no atinan con la respuesta
esperada y ocasionan un grave daño a las personas detenidas en la
espera de justicia; además, es menester señalar que las acciones
adoptadas por el Estado, resultan ser más espasmódicas que
sistemáticas.

Al mismo tiempo, el artículo 44 constitucional, contiene


expresamente la garantía de que toda persona a la que se le impute la
comisión de un hecho punible, deba sea juzgada en libertad, salvo ciertas
excepciones que la ley establece, pero definitivamente, la privación de
libertad no es la regla según la norma venezolana. Considerando las
máximas anteriores, ¿por qué un gran número de personas que deberían
estar siendo procesadas en libertad, aún permanecen privadas de su
libertad personal? En principio, pareciera que el Estado no tiene las
condiciones para prevenir que una persona imputada, se pueda abstraer
del proceso, lo cual es una teoría que hace años atrás algunos
Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, como la Dra. Blanca Rosa
Mármol, han considerado exigua, ya que para esta Magistrada, el Estado
“… siempre va tener la capacidad de conducir a una persona a la que se
le haya dado la libertad a juicio…” (Sentencia # 340 del 04/07/2007).

La otra razón tiene que ver, con la existencia o no de un Estado de


derecho, cuya lógica sea la de un sistema acusatorio, en donde la libertad
personal es la máxima y que solo por medio de un juicio contradictorio, se
podría afectar el ejercicio de ese derecho fundamental. Entonces, ¿cuál
es el caso de Venezuela? El caso es, que mientras el Estado y los
operarios de justicia ignoran la garantía de derechos fundamentales como
los descritos en el párrafo anterior, son miles las personas que privadas
de libertad sufren en condiciones inhumanas los efectos del retardo
procesal.

Por lo tanto, ¿existe una relación entre la transgresión del derecho


fundamental a ser procesado en libertad y el retardo procesal?
Ciertamente que sí, ya que la investigación sugiere que el retardo
procesal permite la sobrevivencia de un sistema, que es anómalo y que
desvirtúa los principios que rigen el proceso judicial en un país
democrático, pero en el que ciertamente la libertad tiene un costo y la
celeridad procesal también; libertad y celeridad procesal, son dos
conceptos que se complementan en un sistema judicial apegado a los
principios de un estado de derecho, mientras que, en un Estado en donde
se han fracturado las garantías constitucionales, los conceptos que se
complementan son restricción de la libertad personal y retardo procesal.
18 La hipótesis descrita en el párrafo que antecede, nace de un análisis al
patrón que siguen las causas más evidentes del retardo procesal y que
los entendidos en el tema han venido denunciando. Para el Dr. Maikel
Moreno, quien es presidente del Tribunal Supremo de Justicia, las causas
del retardo procesal en Venezuela son de carácter estructural, en
consecuencia el Dr. Moreno ha dicho que: “… hemos hecho una serie de
nombramientos de nuevos tribunales, hemos creado o terminado nuevas
estructuras para que los jueces y juezas, funcionarios y funcionarias
trabajen de una manera adecuada…”6 , entonces, la postura del máximo
representante del Poder Judicial en Venezuela, es que con la ampliación
de las sedes judiciales y el aumento en el número de funcionarios, se
debe superar la situación de retardo procesal. En el fondo, no es un
planteamiento descartable, ciertamente este forma parte del análisis que
los expertos en la materia han aportado a la presente investigación; sin
embargo, presentar una conclusión de ese tipo, sin conectarla con otras
posibles causas y sub-causas, demuestra que el planteamiento hecho, no
se corresponde con los resultados de un estudio o un diagnóstico
situacional que permita evidenciar, las causas que mayor impacto
producen y los posibles mecanismos de mitigación.

En general, los criminólogos y periodistas investigadores, han


avanzado en otros planteamientos y van más en la línea de indicar que, el
retardo procesal no es únicamente una consecuencia de un inadecuado
funcionamiento de los Tribunales, sino que también obedece a un cúmulo
de situaciones tales como, la ausencia de alguna de las partes que deba
estar presente en la audiencia, como es el caso del Fiscal del Ministerio
Público o del mismo privado de libertad; al respecto, un funcionario, que
pidió mantener el anonimato, del Palacio de Justicia del Estado Zulia7 ,
indicó que en una semana estaban fijadas 1.275 audiencias, de las cuales

La mayoría de los Abogados consideran que entre las principales


consecuencias del retardo procesal se encuentra, el hecho que se genere
un estado de indefensión, la violación de derechos fundamentales y las
condiciones de hacinamiento en los Centros de Detención Preventiva que
ocasionan graves afectaciones a la salud e integridad de los detenidos. El
estado de indefensión, es un concepto jurídico amplio, que pareciera
abstracto, pero lo cierto es, que cuando una persona privada de libertad
invoca a su favor principios fundamentales y normas propias del proceso,
de las cuales se siente despojado y no existen las condiciones jurídicas
para que le sean repuestas, la persona pierde la esperanza y con ella la
voluntad para hacer valer sus derechos, lo cual se convierte en un
obstáculo psicológico al momento de ejercer su defensa en un proceso
judicial.

Durante la consulta, la gran mayoría de los Abogados, considera


que en el actual contexto judicial, interponer recursos contra las
decisiones de los jueces es prácticamente una pérdida de tiempo, es
imposible, que un Juez ordene reponer el proceso a un estado en
específico del juicio o que se logre levantar una medida de privación de
libertad alegando el decaimiento de la acción penal. La Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, es el máximo instrumento jurídico
del país, allí se reconocen derechos fundamentales para los ciudadanos y
que el Estado está obligado a garantizar, en consecuencia, la
aplicabilidad de esos principios constitucionales no es potestativo para
alguna de las instituciones que conforman los Poderes Públicos; sin
embargo, es difícil identificar los esfuerzos por parte de la administración
de justicia en la instrumentalización de principios constitucionales como la
presunción de inocencia y el juicio en libertad, por el contrario, los
consultados plantean observar un retroceso sostenido en cuanto a la
aplicación de las garantías contenidas en el texto constitucional. 29 Para
los Abogados consultados, las condiciones de hacinamiento en la cual se
encuentran sus representados afectan las condiciones de salud de los
mismos, colocan en riesgo su vida, pero además trastocan la vida y la
economía de los detenidos, quienes son testigos de las condiciones de
sufrimiento de sus familiares y deben pagar hasta por hacerles llegar el
agua

Al ser interpelados sobre cuáles buenas prácticas se han


implementado para combatir el retardo procesal, todos los Abogados
coincidieron que, aunque no se puede hablar de buena práctica, la más
común es el denominado “Plan Cayapa” o como lo llaman ahora “Paso a
la Libertad”. Para los Abogados litigantes, no es un ejemplo de éxito o de
buena práctica, ya que son del pensar que éste tipo de actuaciones
espasmódicas solo favorecen al Estado venezolano en cuanto a las
estadísticas que puede exhibir. En agosto de 2019, la Viceministra de
Atención al Privado de Libertad Mirelis Contreras, informó que se han
venido realizando estos operativos en distintos estados del país, el cual
consiste en “…la revisión de expedientes que permita agilizar procesos
judiciales y en los casos posibles, otorgar medidas sustitutivas o
definitivas de libertad, de acuerdo a lo establecido en la ley por buen
comportamiento o cumplimiento al Plan de la Patria…”12 .
En ese sentido, resalta en la información suministrada, que en el
caso del estado Nueva Esparta, el objetivo, es lograr disminuir los índices
de hacinamiento en los 20 centros de detención preventiva que existen en
el estado, esperando impactar en unos 1.416 detenidos; sin embargo,
considerando que el retén de San Antonio, no tiene aún las características
ideales para albergar a esta población, se estima que aquellos que deban
cumplir condena, sean trasladados a otros estados del país. Con relación
al traslado a centros ubicados en otros estados del país, es oportuno
hacer mención al contenido de la Regla N° 59 de las Reglas Nelson
Mandela13 y que recomienda, que en la medida de lo posible, los
reclusos sean internados en establecimientos penitenciarios cercanos a
su hogar o a su lugar de reinserción social.

Para los profesionales del Derecho consultados, el plan cayapa no


hace una propuesta que permita resolver las situaciones de hacinamiento
en los centros de detención preventiva, por el contrario, puede tender a
agravar la situación del privado de libertad, como lo hacen a través de la
ya instalada práctica de trasladar a estas personas por distintos centros
penitenciarios del país, tal como se indicaba en el párrafo anterior y que
no solo afecta a la familia del privado sino que vulnera el derecho que
tiene el privado de libertad a permanecer en la jurisdicción de su domicilio.
De cualquier modo, los Abogados rescatan algunas otras prácticas
implementadas más tímidamente, como es, que los Tribunales Penales
laboren los fines de semana y días feriados o el proceso de digitalizar la
información relativa al proceso de manera que los Abogados puedan
tener acceso a la misma.

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