Entre los muchos males que tenemos en nuestro sistema
penitenciario, el retardo procesal es uno de los más graves, de las 96 mil
personas que hay en Venezuela privadas de libertad tanto en cárceles nacionales como en centros de detención preventiva un aproximado del 70% está aún en proceso, no han sido condenados, son presuntamente inocentes.
Esto, junto a la falta de construcción de nuevos recintos carcelarios
es la causa del grave problema de hacinamiento que se vive en todos los recintos carcelarios del país y que ha creado que tengamos un sistema penitenciario paralelo que funciona en los retenes policiales del país, donde hay 40 mil reclusos del total de privados de libertad del país.
A pesar de que desde hace ya cinco años el Ministerio para el
Servicio Penitenciario creo el “Plan Cayapa” con el fin de disminuir el retardo procesal el mismo no ha dado resultados satisfactorios y los procesos siguen sin avanzar.
La alta movilidad de personas privadas de libertad de los sitios
donde se encuentran sus procesos a lugares distantes imposibilitan el seguimiento de sus procesos y ocasiona por consecuencia retardo procesal. Por citar un caso, a principios de este año se cerró la única cárcel que se encontraba en el estado Nueva Esparta y sus reclusos trasladados a sitios remotos como los estados Bolívar, Monagas Sucre y otros, es evidente que sus causas están paralizadas porque al no estar en los sitios donde están sus procesos y la falta de capacidad operativa para efectuar los traslados a tribunales ocasiona un grave retardo procesal.
La Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, en uno de
sus artículos publicado en el diario Últimas Noticias, señalaba que en Venezuela, la celeridad de la decisión jurisdiccional tiene rango constitucional “El incumplimiento de este mandato produce la conocida “justicia tardía”, la cual, lejos de dar la respuesta esperada, genera nuevos conflictos humanos, siendo el más grave de ellos “el preso sin condena”.
Igualmente el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en su
informe sobre Venezuela en el 2015 señalo lo siguiente: “El Comité nota con preocupación que hasta 2014 más del 60 por ciento de las personas privadas de libertad se encontraba en prisión preventiva y lamenta no haber recibido información desagregada al respecto. El Estado parte debe incrementar sus esfuerzos con miras a reducir el elevado porcentaje de personas en prisión preventiva. En particular, debe adoptar las medidas necesarias para garantizar que la prisión preventiva no sea la regla general y que en la práctica se priorice la imposición de medidas alternativas a la misma”.
Conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5
años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo nunca resarcidos
En la teoría, una persona detenida no debería de pasar más de 6
meses en un proceso judicial, lamentablemente sabemos todo que es simple teoría y que en la práctica no se cumple y nuestras cárceles y centros de detención preventiva están abarrotadas de presos sin condena, conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5 años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo nunca resarcidos. Si hay algo en que están de acuerdo todas las instituciones relacionadas al tema como el Tribunal Supremo de Justicia, Ministerio Publico, Defensoría del Pueblo y hasta el mismo Ministerio para el Servicio Penitenciario, aunque su titular a veces lo niegue, es que existe un gran retardo procesal, sin embargo no vemos actuaciones importantes para solucionar este grave problema.
El problema del retardo procesal es una culpa compartida de todos
los actores que intervienen en el proceso judicial, vemos con preocupación que una de las principales causas de diferimiento de causas en los tribunales del país sean la falta de traslados de los reclusos a los actos procesales que son requeridos, en muchos casos por falta de transporte, falta de personal para el traslado o cosas tan absurdas como la carencia de esposas para efectuar el traslado.
Lamentablemente la falta de coordinación y trabajo conjunto entre los
diferentes sectores que intervienen en el proceso trae como consecuencia esta terrible situación que estamos viviendo actualmente y que cada día tiende a empeorar y que como consecuencia aumenta el nivel de conflictividad en los recintos carcelarios y centros de detención preventiva. El retardo procesal aparte de ser violatorio al debido proceso establecido en el artículo 49 de nuestra Constitución Nacional es una violación a los derechos humanos y hay que recordar que estas no prescriben.
Frecuentemente el proceso se inicia en sede policial y se continúa
la investigación sin intervención fiscal. El control fiscal de la actividad policial en las pesquisas es una falacia y esta se prolongará hasta que la “superioridad” policial lo decida, sometiendo al investigado a la consternación propia que despierta verse preso en una de las mazmorras venezolanas.
Lo anterior, que es un poder sin control, es propicio para alentar la
corrupción a través de actos propios del delito de concusión por parte de funcionarios policiales. Es allí en donde se inicia el flagelo del retardo procesal, pues los límites previstos en los artículos 295 y 296 comentados, no son respetados, prolongándose el “poder policial” en el proceso penal indefinidamente. A través de diferimientos violatorios de la ley, las fases preparatoria e intermedia una vez detenido el imputado (pesquisa policial, investigación del Ministerio Público, medidas judiciales acerca de la libertad, presentación de la acusación) se prolongan por años, cuando no deben durar más de sesenta y cinco días, incluyendo la prórroga para presentar la acusación fiscal. Personalmente tengo conocimiento del hijo de una empleada doméstica allegada a la familia que fue detenido en marzo de 2014, sin que se haya realizado la audiencia preliminar hasta la fecha que escribo este artículo, octubre de 2018.
Más de cuatro años preso sin fórmula de juicio, y este caso no es la
excepción sino la regla. La audiencia oral y pública a cargo del juez de juicio, que debe fijarse entre los diez y quince días después de aquel en el cual se recibieron las actuaciones del tribunal de control, se retarda con frecuencia meses o, en el peor de los casos, años, a través de diferimientos sucesivos.
Otra circunstancia que retarda el desarrollo del proceso es la orden
emanada del Despacho del Fiscal General, mediante la Retardo PROCESAL instruyó a los fiscales para que no permitieran al investigado y su defensa acceder a las actas de la causa hasta producirse el acto formal de imputación, lo cual no está previsto en el COPP. Esta “invención” del Ministerio Público retarda la preparación de la defensa, ya que los defensores se ven obligados a solicitar diferimientos para conocer el contenido de la causa, a los cuales los jueces, con tal de retardar la oportunidad de decidir, acceden gustosamente.
Según el COPP, el imputado lo es desde el primer acto de
investigación y puede examinar las actas desde el principio. No es necesario que el fiscal lo declare imputado, pues lo es por ser tratado así debido a que es investigado. Al respecto, el COPP en su artículo 126 ordena: “Se denomina imputado a toda persona a quien se le señale como autor o partícipe de un hecho punible, por un acto de procedimiento de las autoridades encargadas de la persecución penal conforme a lo establecido en este Código”.
Del texto copiado se deduce claramente que la condición de
imputado no la adquiere quien es investigado porque el fiscal lo haya ordenado así, sino por el simple hecho de que se cursa una investigación penal en su contra. Entonces, cualquier acto de procedimiento de la policía, un allanamiento, una declaración sin juramento, el decomiso de objetos en su posesión o su detención, automáticamente le confieren la condición de imputado, sin necesidad de que el fiscal abra la boca, incluso antes de que conozca de la causa que se sigue.
La ilegal orden de la Fiscalía General resucita la perversa
institución del secreto sumarial del sistema inquisitivo: el imputado podrá examinar las actas luego de que el fiscal prepare todas las pruebas en su contra, a sus espaldas. Inexorablemente el sistema inquisitivo está regresando al proceso penal venezolano de la mano del Ejecutivo, de la Asamblea Nacional, del Tribunal Supremo de Justicia y del Ministerio Público, con el silencio cómplice del obediente Poder Judicial.
El último desatino que está tomando auge en la jurisprudencia del
país en lo que concierne a violaciones de los principios del proceso y de las garantías procesales, es el siguiente: una vez que el juez hizo pública la dispositiva, tiene diez días para publicar la sentencia. Ahora resulta que ese lapso se extiende sin límite y además, si entra otro juez a sustituir a aquel que dirigió la Retardo PROCESAL audiencia oral y pública, este podrá sentenciar a pesar de que no estuvo presente en esa audiencia en la cual se presentó el cúmulo probatorio, no estuvo presente en el juicio. Se viola el principio de inmediación y del juez natural.
El colmo es que aquel que ya no es juez en el tribunal también
podrá dictar la sentencia. Esto retarda el proceso, pues difiere la ocasión en la cual el acusado debe conocer la decisión que recaerá sobre él. Tuve conocimiento personal y directo, pues me solicitaron asesoramiento al respecto, del caso de un ingeniero en el oriente de Venezuela, condenado desde hace más de tres años a treinta de prisión por un secuestro. La única prueba en su contra fue la utilización de su cuenta bancaria por parte de quien fungía de amigo y, según declaración del condenado no desvirtuada, este nada sabía de su utilización ilegal.
Esta sentencia condenatoria a treinta años de prisión consta en la
dispositiva publicada al final de la audiencia oral por la juez, quien luego, y antes de publicar la sentencia completa, fue removida; sin embargo, el nuevo juez está esperando desde hace tres años que dicha ex juez le lleve la sentencia, mientras el acusado se encuentra recluido en una vergonzosa cárcel venezolana aguardando que se produzca esta inverosímil forma procesal.
LAPSO PARA LA PRESENTACIÓN DEL ACTO CONCLUSIVO
Dispone el COPP (2012) que el Ministerio Público procurará dar término a la investigación con la “diligencia” que el caso requiera; sin embargo, tal diligencia varía según la condición del imputado, es decir, de si este se encuentra sometido a la medida de privación judicial preventiva de libertad o a una medida cautelar sustitutiva, o incluso disfruta sin restricciones de su derecho a la libertad personal. Imputado detenido Desde el COPP original (1998) ha contemplado el legislador un lapso expreso para la presentación del acto conclusivo que debe poner término a la fase preparatoria del proceso penal cuando el imputado se encuentra privado de libertad.
En este sentido se disponía que el fiscal del Ministerio Público
debía presentar el acto conclusivo, en los casos de detención del imputado, dentro de los veinte días siguientes a la detención, no previéndose prórroga alguna para esta actuación. En efecto, se establecía en el entonces artículo 259: 2 Disponible en: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/junio/985-170 608- 03- 1573.HTM 3 Artículo 295. Retardo PROCESAL copy12p.indd 42 1/24/19 12:04 PM 43 Decretada la privación preventiva judicial de libertad durante la fase preparatoria, el fiscal deberá presentar la acusación, solicitar el sobreseimiento o, en su caso, archivar las actuaciones a más tardar dentro de los veinte días siguientes a la decisión judicial. Vencido este lapso sin que el fiscal haya presentado la acusación, el detenido quedará en libertad, mediante decisión del juez de control quien podrá aplicarle una medida sustitutiva.
A partir de la segunda reforma al COPP, verificada el 14 de
noviembre de 2001, se extendió el plazo en cuestión, el cual pasó de veinte a treinta días contados a partir de la detención del imputado, con una posibilidad de prórroga de quince días adicionales, y así se mantuvo en las siguientes reformas de 2006, 2008 y 2009 hasta que en junio de 2012 el plazo máximo de cuarenta y cinco días que podía operar en razón de la prórroga, se contempló como lapso regular; con ello, además de institucionalizarse y legitimarse la posibilidad de que el imputado sea privado de la libertad por un tiempo mayor sin que se conozca si el Ministerio Público ejercerá o no la acción penal en su contra, se facilita la prolongación del proceso, sobre todo en un sistema como el venezolano en el que la tendencia es a dejar transcurrir los lapsos procesales en su totalidad.
Imputado individualizado no detenido Contemplaba el COPP de
1998 en su artículo 3214 que en el caso de que el imputado estuviere individualizado, pasados seis meses desde tal acto, aquel podía solicitar al juez en funciones de control la fijación de un plazo prudencial para la conclusión de la investigación. Ciertamente, la norma no indicaba a cuánto podía ascender ese plazo “prudencial”, sin embargo, podía entenderse que en ningún caso debía exceder el plazo inicial que hacía nacer el derecho del imputado de requerir el pronunciamiento al juez 4 Textualmente contemplaba esta disposición que “pasados seis meses desde la individualización del imputado, éste podrá requerir al juez de control la fijación de un plazo prudencial para la conclusión de la investigación. Vencido el plazo fijado, el Ministerio Público deberá dentro de los treinta días siguientes, presentar la acusación o solicitar el sobreseimiento”. Retardo PROCESAL copy12p.indd 43 1/24/19 12:04 PM 44 de control.
Una vez vencido el plazo fijado, debía el Ministerio Público
presentar la acusación o solicitar el sobreseimiento dentro de los treinta días siguientes. En la reforma de 2001 el citado artículo 321 fue modificado, disponiéndose que el plazo prudencial para la conclusión de la investigación no podía ser menor de treinta días ni mayor de ciento veinte días y para su fijación el juez debía ir al Ministerio Público y al imputado y tomar en consideración “la magnitud del daño causado, la complejidad de la investigación y cualquier otra circunstancia” que a su juicio permitiera alcanzar la finalidad del proceso. En la modificación realizada al código adjetivo en 20125 se prevé que pasados ocho meses desde la individualización del imputado (o imputada), este o la víctima pueden requerir al Juez de Control la fijación de un plazo prudencial no menor de treinta días ni mayor de cuarenta y cinco días para la conclusión de la investigación. Para la fijación de este plazo, dentro de las veinticuatro horas de recibida la solicitud, el Juez debe fijar una audiencia a realizarse dentro de los diez días siguientes para oír al Ministerio Público, al imputado y a su defensa, debiendo tomar en consideración la magnitud del daño causado, la complejidad de la investigación y cualquier otra circunstancia que a su juicio permita alcanzar la finalidad del proceso.
Se incorpora un catálogo de delitos, a saber, homicidio intencional,
violación; delitos que atenten contra la libertad, integridad e indemnidad sexual de niños, niñas y adolescentes; secuestro, corrupción, delitos que causen daño al patrimonio público y la administración pública; tráfico de drogas, legitimación de capitales, contra el sistema financiero y delitos conexos, delitos con multiplicidad de víctimas, delincuencia organizada, violaciones a los derechos humanos, lesa humanidad, delitos contra la independencia y seguridad de la nación y crímenes de guerra, en cuyas investigaciones el plazo prudencial a que se refiere la norma no puede ser menor de un año ni mayor de dos.
Ahora bien en el caso de la flagrancia La definición se encuentra
contenida en el artículo 248 del COPP, el cual indica como delito flagrante el que se esté cometiendo o el que acaba de cometerse. También, se tendrá como delito flagrante aquel por el cual el sospechoso se vea perseguido por la autoridad policial, por la víctima o por el clamor público, o en el que se le sorprenda a poco de haberse cometido el hecho, en el mismo lugar o cerca del lugar donde se cometió, con armas, instrumentos u otros objetos que de alguna manera hagan presumir con fundamento que él es el autor.
En estos casos, cualquier autoridad deberá, y cualquier particular
podrá, aprehender al sospechoso siempre que el delito amerite pena privativa de libertad, entregándolo a la autoridad más cercana, quien lo pondrá a disposición del Ministerio Público dentro de un lapso que no excederá de doce horas a partir del momento de la aprehensión, sin perjuicio de lo dispuesto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en relación con la inmunidad de los Diputados a la Asamblea Nacional y a los consejos legislativos de los estados. En todo caso, el Estado protegerá al particular que colabore con la aprehensión del imputado.
En el sistema penal venezolano, las dilaciones indebidas en la
emisión de una decisión judicial, menoscaban el derecho a la libertad de todas aquellas personas privadas de la misma por mandato judicial, más aún, cuando en el contexto actual de emergencia humanitaria compleja, el sistema penitenciario venezolano no garantiza ni la salud, ni la vida de las personas que se encuentran detenidas y bajo custodia del Estado. Sobre este último planteamiento, es necesario mencionar que Una Ventana a la Libertad, denunció que en los 174 centros de detención policial monitoreados por esa organización en el año 2018, ocurrieron 305 muertes de personas que se encontraban detenidas bajo la custodia del Estado venezolano. La gran mayoría presentó deterioro físico por tuberculosis y por desnutrición aguda, lo que demuestra la compleja situación de hacinamiento en la que allí viven; así mismo, se registraron 114 lesionados, de los cuales, la mitad fueron a consecuencia de huelgas de sangre realizadas en protesta a las condiciones de hacinamiento y violencia que se vive dentro de esos recintos. Para nadie, es una novedad la situación de retardo judicial en Venezuela, de hecho es una situación grave, de larga data, sobre la cual se ha escrito mucho y en distintos foros nacionales como internacionales, se han denunciado sus consecuencias nefastas; sin embargo, la situación continúa y parece agravarse, en este caso, las acciones del Estado venezolano no atinan con la respuesta esperada y ocasionan un grave daño a las personas detenidas en la espera de justicia; además, es menester señalar que las acciones adoptadas por el Estado, resultan ser más espasmódicas que sistemáticas.
Al mismo tiempo, el artículo 44 constitucional, contiene
expresamente la garantía de que toda persona a la que se le impute la comisión de un hecho punible, deba sea juzgada en libertad, salvo ciertas excepciones que la ley establece, pero definitivamente, la privación de libertad no es la regla según la norma venezolana. Considerando las máximas anteriores, ¿por qué un gran número de personas que deberían estar siendo procesadas en libertad, aún permanecen privadas de su libertad personal? En principio, pareciera que el Estado no tiene las condiciones para prevenir que una persona imputada, se pueda abstraer del proceso, lo cual es una teoría que hace años atrás algunos Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, como la Dra. Blanca Rosa Mármol, han considerado exigua, ya que para esta Magistrada, el Estado “… siempre va tener la capacidad de conducir a una persona a la que se le haya dado la libertad a juicio…” (Sentencia # 340 del 04/07/2007).
La otra razón tiene que ver, con la existencia o no de un Estado de
derecho, cuya lógica sea la de un sistema acusatorio, en donde la libertad personal es la máxima y que solo por medio de un juicio contradictorio, se podría afectar el ejercicio de ese derecho fundamental. Entonces, ¿cuál es el caso de Venezuela? El caso es, que mientras el Estado y los operarios de justicia ignoran la garantía de derechos fundamentales como los descritos en el párrafo anterior, son miles las personas que privadas de libertad sufren en condiciones inhumanas los efectos del retardo procesal.
Por lo tanto, ¿existe una relación entre la transgresión del derecho
fundamental a ser procesado en libertad y el retardo procesal? Ciertamente que sí, ya que la investigación sugiere que el retardo procesal permite la sobrevivencia de un sistema, que es anómalo y que desvirtúa los principios que rigen el proceso judicial en un país democrático, pero en el que ciertamente la libertad tiene un costo y la celeridad procesal también; libertad y celeridad procesal, son dos conceptos que se complementan en un sistema judicial apegado a los principios de un estado de derecho, mientras que, en un Estado en donde se han fracturado las garantías constitucionales, los conceptos que se complementan son restricción de la libertad personal y retardo procesal. 18 La hipótesis descrita en el párrafo que antecede, nace de un análisis al patrón que siguen las causas más evidentes del retardo procesal y que los entendidos en el tema han venido denunciando. Para el Dr. Maikel Moreno, quien es presidente del Tribunal Supremo de Justicia, las causas del retardo procesal en Venezuela son de carácter estructural, en consecuencia el Dr. Moreno ha dicho que: “… hemos hecho una serie de nombramientos de nuevos tribunales, hemos creado o terminado nuevas estructuras para que los jueces y juezas, funcionarios y funcionarias trabajen de una manera adecuada…”6 , entonces, la postura del máximo representante del Poder Judicial en Venezuela, es que con la ampliación de las sedes judiciales y el aumento en el número de funcionarios, se debe superar la situación de retardo procesal. En el fondo, no es un planteamiento descartable, ciertamente este forma parte del análisis que los expertos en la materia han aportado a la presente investigación; sin embargo, presentar una conclusión de ese tipo, sin conectarla con otras posibles causas y sub-causas, demuestra que el planteamiento hecho, no se corresponde con los resultados de un estudio o un diagnóstico situacional que permita evidenciar, las causas que mayor impacto producen y los posibles mecanismos de mitigación.
En general, los criminólogos y periodistas investigadores, han
avanzado en otros planteamientos y van más en la línea de indicar que, el retardo procesal no es únicamente una consecuencia de un inadecuado funcionamiento de los Tribunales, sino que también obedece a un cúmulo de situaciones tales como, la ausencia de alguna de las partes que deba estar presente en la audiencia, como es el caso del Fiscal del Ministerio Público o del mismo privado de libertad; al respecto, un funcionario, que pidió mantener el anonimato, del Palacio de Justicia del Estado Zulia7 , indicó que en una semana estaban fijadas 1.275 audiencias, de las cuales
La mayoría de los Abogados consideran que entre las principales
consecuencias del retardo procesal se encuentra, el hecho que se genere un estado de indefensión, la violación de derechos fundamentales y las condiciones de hacinamiento en los Centros de Detención Preventiva que ocasionan graves afectaciones a la salud e integridad de los detenidos. El estado de indefensión, es un concepto jurídico amplio, que pareciera abstracto, pero lo cierto es, que cuando una persona privada de libertad invoca a su favor principios fundamentales y normas propias del proceso, de las cuales se siente despojado y no existen las condiciones jurídicas para que le sean repuestas, la persona pierde la esperanza y con ella la voluntad para hacer valer sus derechos, lo cual se convierte en un obstáculo psicológico al momento de ejercer su defensa en un proceso judicial.
Durante la consulta, la gran mayoría de los Abogados, considera
que en el actual contexto judicial, interponer recursos contra las decisiones de los jueces es prácticamente una pérdida de tiempo, es imposible, que un Juez ordene reponer el proceso a un estado en específico del juicio o que se logre levantar una medida de privación de libertad alegando el decaimiento de la acción penal. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es el máximo instrumento jurídico del país, allí se reconocen derechos fundamentales para los ciudadanos y que el Estado está obligado a garantizar, en consecuencia, la aplicabilidad de esos principios constitucionales no es potestativo para alguna de las instituciones que conforman los Poderes Públicos; sin embargo, es difícil identificar los esfuerzos por parte de la administración de justicia en la instrumentalización de principios constitucionales como la presunción de inocencia y el juicio en libertad, por el contrario, los consultados plantean observar un retroceso sostenido en cuanto a la aplicación de las garantías contenidas en el texto constitucional. 29 Para los Abogados consultados, las condiciones de hacinamiento en la cual se encuentran sus representados afectan las condiciones de salud de los mismos, colocan en riesgo su vida, pero además trastocan la vida y la economía de los detenidos, quienes son testigos de las condiciones de sufrimiento de sus familiares y deben pagar hasta por hacerles llegar el agua
Al ser interpelados sobre cuáles buenas prácticas se han
implementado para combatir el retardo procesal, todos los Abogados coincidieron que, aunque no se puede hablar de buena práctica, la más común es el denominado “Plan Cayapa” o como lo llaman ahora “Paso a la Libertad”. Para los Abogados litigantes, no es un ejemplo de éxito o de buena práctica, ya que son del pensar que éste tipo de actuaciones espasmódicas solo favorecen al Estado venezolano en cuanto a las estadísticas que puede exhibir. En agosto de 2019, la Viceministra de Atención al Privado de Libertad Mirelis Contreras, informó que se han venido realizando estos operativos en distintos estados del país, el cual consiste en “…la revisión de expedientes que permita agilizar procesos judiciales y en los casos posibles, otorgar medidas sustitutivas o definitivas de libertad, de acuerdo a lo establecido en la ley por buen comportamiento o cumplimiento al Plan de la Patria…”12 . En ese sentido, resalta en la información suministrada, que en el caso del estado Nueva Esparta, el objetivo, es lograr disminuir los índices de hacinamiento en los 20 centros de detención preventiva que existen en el estado, esperando impactar en unos 1.416 detenidos; sin embargo, considerando que el retén de San Antonio, no tiene aún las características ideales para albergar a esta población, se estima que aquellos que deban cumplir condena, sean trasladados a otros estados del país. Con relación al traslado a centros ubicados en otros estados del país, es oportuno hacer mención al contenido de la Regla N° 59 de las Reglas Nelson Mandela13 y que recomienda, que en la medida de lo posible, los reclusos sean internados en establecimientos penitenciarios cercanos a su hogar o a su lugar de reinserción social.
Para los profesionales del Derecho consultados, el plan cayapa no
hace una propuesta que permita resolver las situaciones de hacinamiento en los centros de detención preventiva, por el contrario, puede tender a agravar la situación del privado de libertad, como lo hacen a través de la ya instalada práctica de trasladar a estas personas por distintos centros penitenciarios del país, tal como se indicaba en el párrafo anterior y que no solo afecta a la familia del privado sino que vulnera el derecho que tiene el privado de libertad a permanecer en la jurisdicción de su domicilio. De cualquier modo, los Abogados rescatan algunas otras prácticas implementadas más tímidamente, como es, que los Tribunales Penales laboren los fines de semana y días feriados o el proceso de digitalizar la información relativa al proceso de manera que los Abogados puedan tener acceso a la misma.
Cómo Conversar Con Cualquier Persona: Mejora tus habilidades sociales, desarrolla tu carisma, domina las conversaciones triviales y conviértete en una persona sociable para hacer verdaderos amigos y construir relaciones significativas.