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Apertura:
¿Crees que hay familias perfectas?
Tenemos estándares de cómo nos gustaría que fuera nuestra familia y nos perdemos de
momentos importantes y poderosos con nuestras familias por pensar en lo malo o en las
cosas que cambiaríamos de ellas.
Las familias perfectas no existen y nos guste o no, nuestro núcleo familiar siempre será el
primer lugar donde experimentamos alguna herida.
A veces podemos enfrentar problemas con otros miembros de nuestra propia familia
(padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, etc.). Algunos problemas pueden llegar a ser tan
fuertes o complicados,que nos generan incomodidad, enojo o tristeza, y pareciera que sería
mejor soltar el lazo familiar y cortar relaciones para que nuestra vida sea más fácil. Sin
embargo, cualquier tristeza, enojo o incomodidad que nos pueda causar nuestra familia, no
se compara con el hermoso sentir de poderlos superar juntos y gozar de nuevo de una
relación.
Hoy veremos lo que Dios es capaz de hacer en nuestros corazones para restablecer
nuestras relaciones familiares a través del perdón.
En la historia de hoy, veremos un personaje llamado Jose, quien tuvo que enfrentar
diferentes situaciones que hirieron su corazón, sus hermanos lo odiaban, era el menor y por
eso tramaron un plan muy al estilo de película.
La realidad es que todas las familias en algún momento experimentan decepción y también
sufren heridas, por eso es tan importante otorgar el perdón ya que, aunque como familia
podamos tener gran amor, muchas veces no es tan fácil perdonarnos.
Para poder resolver sanamente los desafíos de la vida dentro de la familia es necesario
soltar el pasado y vivir intensamente el presente.
Muchas veces queremos sentir el deseo de otorgar perdón hacia algo que hizo nuestra
familia, pero es imposible, porque perdonar no es un sentimiento sino una decisión que
debemos sostener hasta que las heridas estén sanas.
Reflexión:
José apuntó a dar gracias a Dios en todo momento. Pudo haberse vengado.
Pudo hacer esclavos a sus hermanos.
Pero él decidió perdonar a pesar de los errores de su familia.
Hoy tú también puedes tomar una decisión de perdonar a tu familia. Como la familia de
José, tu familia no es perfecta. Y es muy posible que alguna vez puedan lastimarte.
Pero recordemos que podemos amarlos, perdonarlos y bendecirlos.
Esta decisión agrada a Dios y nos permite caminar en libertad por la vida, sin odio, sin
rencor y con paz en nuestro corazón.
Construiremos un estilo de vida que agrada a Dios cuando decidimos perdonar como Jesús
lo hizo con nosotros: con gracia abundante, olvidando la ofensa, extendiendo misericordia y
transformando nuestra manera de vivir.
Oración:
Señor ayúdame a confiar en tus propósitos para mi vida, confiando en que Él sabe por qué
me ha permitido la tristeza, dolor o sufrimiento que tu familia te haya podido causar, o que tú
has podido causarles, y que te ayude a procurar el perdón ante los desacuerdos y
situaciones que se presente de dolor, sufrimiento, crisis con algún miembro de mi familia.
Hoy elijo perdonar y que mis heridas sean sanas, pido por mi familia para que podamos vivir
en armonía y mantener buenas relaciones.