Está en la página 1de 1

China, Estados Unidos y el nuevo orden mundial.

Sí, nos acercamos a un nuevo orden mundial sin duda. O al menos estamos en la pelea por la
conformación de éste. Y no, no tiene nada que ver con George Soros, Bill Gates, los gays, chips, el
coronavirus y el 5G. O quizá sí tiene algo que ver con estos últimos dos.

El nuevo orden mundial se distingue por ser una cuestión geopolítica y económica. Aunque usted
no lo crea, vivimos en un orden mundial que no existía hace 50 años y, que al igual que ahora,
recibió críticas y fue objeto de múltiples teorías de la conspiración. Lo cierto es que desde que los
europeos colonizaron territorios de Ultramar en América, Asia o África en el siglo XVI, ha existido
un sistema mundial. Es tan solo que nosotros nos acostumbramos en demasía a un sistema
mundial que por primera vez se caracterizó por ser unipolar. Donde solamente había una
autoridad, Estados Unidos de América, con un proyecto cultural claro e incuestionable. No
obstante, errores en política internacional de Estados Unidos y, sobre todo, aciertos de políticas
económicas de otros países como Rusia o China, han hecho temblar el orden mundial en el que
vivimos.

Hoy, en medio de la pandemia del coronavirus, las luchas por una hegemonía mundial entre China
y Estados Unidos continúan. El episodio más reciente se dio tan solo esta semana: Estados Unidos
ordenó a China cerrar su consulado en Houston por supuesto robo de propiedad intelectual. China
no tardó en responder, y mandó cerrar el consulado estadounidense en Chengdu, por “interferir
en asuntos de política interna”, como Hong Kong o el Tíbet.

El conflicto, aunque agravado por la administración de Donald Trump, no es de ahora y ha tomado


importancia, más que nada en el aspecto económico, por el rampante crecimiento de China y
como se aprovechó, tanto en política interna y como en la política exterior, de ser “la fábrica del
mundo”. A través de una economía planificada y fuertemente centralizada por el Estado, China
rápidamente dejó de ser una potencia manufacturera a una potencia tecnológica. De ahí se
desprende el conflicto de Estados Unidos con Huawei y la red 5G que se instala en el mundo.

Estados Unidos dormitaba cuando comenzó a escuchar pasos en la azotea. La cuestión va más allá
de la económica, porque no se puede olvidar que en el mundo tan interconectado en el que
vivimos, las economías están estrechamente enlazadas, que romperlas equivale a dispararse al
propio pie. El asunto es más profundo. Desde la caída de la URSS, se creó una narrativa que el libre
mercado y la democracia sería lo que nos acercaría al progreso. Hoy, China le demuestra al mundo
que una economía centralizada y una política autoritaria también pueden traer crecimiento y
riqueza a millones de ciudadanos.

Este conflicto apenas se cocina y el coronavirus no hace más que agravar una situación política y
económica desdeñable en el mundo. Al final, solo quedará esperar que nos traiga el porvenir.
¿Cuál será la medicina? ¿La receta china o la receta estadounidense?

También podría gustarte