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ramona
revista de artes visuales
nº 91. junio 2009
10 pesos

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Gustavo Bruzzone

Concepto
Jacoby

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Graciela Hasper, Roberto Jacoby,
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ISSN 1666-1826 RNPI

El material es responsabilidad de los autores


y no puede ser reproducido sin su autorización
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índice

EDITORIAL
7 Latido latino

INTRODUCIÓN
8 ¿Podemos seguir hablando de “Arte Latinoamericano”?
Juan Pablo Pérez

ENTREVISTA
9 Contra el arte latinoamericano
Juan Pablo Pérez

16 Para evitar falsos problemas


Suely Roknik

24 Derivaciones periféricas en torno a lo intersticial


Nelly Richard

31 La tierrita sagrada
Juan Pablo Pérez

39 La emergencia del arte “periférico-global”


Joaquín Barriendos

44 Conversaciones en un transatlántico: sobre la nueva Colección Fortabat


Fermín Eguía, Roberto Amigo y José Fernández Vega

RESEÑA DE LIBRO
59 Por una nueva iconología
Mariano Oropeza

COMENTARIO DE MUESTRA
61 La apariencia de lo que no tiene apariencia
Mara De Giovanni

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EDITORIAL

Latido latino
n medio de los primeros festejos del Grupo Bicentenario Latinoamericano (el grupo que in-

E tegran Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México y Venezuela, en tanto países
de América Latina que festejan doscientos años de sus revoluciones independentistas
entre 2009 y 2011), invito a los intrépidos a probar una combinación de alto voltaje en el marco
de un debate muy palpitante: el que se desarrolla hace unas décadas en torno a la posibilidad y
las implicancias de pensar en un “arte latinoamericano” y en el que –como buena latin lover que
soy– no he dejado de participar con mis dossier de arte y activismo en Latinoamérica, mis cola-
boraciones en las discusiones de Documenta 12 magazines, mis números dedicados a la es-
cena artística de distintos países y ciudades de la región (México, Lima, y muy pronto… Brasil!).
“Periferia”, “tercer mundo”, “subdesarrollo / en vías de desarrollo”, “sur”, son etiquetas que
la teoría política y cultural naturalizó de manera más o menos determinista y general con paí-
ses, regiones, continentes y hasta hemisferios, que no participan de la hegemonía política y
económica del orden mundial en un momento histórico dado. En algunos casos se ha inten-
tado establecer además un correlato, en términos de identidad, entre esas ‘ubicaciones’ en
el ranking internacional y las formas de subjetividad que allí emergen.
En este número reúno a reconocidas voces críticas que asestan duros golpes a las posturas
sustancializadoras del ser latinoamericano y proponen reflexiones originales en torno a la re-
lación entre territorio, globalización y cultura. Por ese palpitar, Juan Pablo Pérez –docente e
investigador en artes visuales, impulsor y editor de este dossier– instala una pregunta que re-
correrá todas las intervenciones para pensar cómo se fue gestando, transformando y resigni-
ficando la idea de internacionalización del arte latinoamericano. “Contra el arte
latinoamericano” se manifiesta el crítico y curador cubano Gerardo Mosquera, en una entre-
vista exhaustiva en la que periodiza la exigencia de exotismo para con los artistas latinoame-
ricanos y señala que desde hace una década el arte latinoamericano comienza a apreciarse
fuera de su ghetto, como una práctica general que no tiene por necesidad que exponer su
contexto. En “Para evitar falsos problemas”, Suely Rolnik explica los alcances del concepto
de ‘subjetividad antropofágica’ como noción superadora de los binarismos centro/periferia,
en tanto implica que lo que importa de las imágenes e ideas consumidas no es su origen
sino qué tipo de fuerzas las invisten. En “Derivaciones periféricas en torno a lo intersticial”,
Nelly Richard reflexiona sobre los conceptos de hibridez, traducción cultural y sur, para indi-
car que la relación adentro/afuera/entremedio de las instituciones sólo se convierte en micro-
política cuando somete sus enunciados locales al desmontaje de sus propias gramáticas de
producción. En el artículo de Juan Pablo Pérez “La tierrita sagrada”, la propuesta es repensar
los conceptualismos latinoamericanos de los setenta a partir del caso de Alfredo Portillos, en
cuya obra encuentra distintos procedimientos de inversión y reposición de signos: una rebel-
día de los símbolos que indaga los modos de reformular las identidades de América Latina.
En el último texto del dossier, Joaquín Barriendos vislumbra la emergencia de un arte perifé-
rico-global en el cual existe se produce una ‘translocación estratégica’ que permite a las
obras que se hayan vuelto objetos y conceptos globales la posibilidad de generar una men-
talidad ‘geoestética’ necesariamente contestataria, crítica y reflexiva.
Sube la presión pero este número no afloja, porque a continuación del dossier entramos en
otra polémica, que también pone en cuestión las ideas de representación y el problema de lo
nacional, esta vez en torno a la apertura al público de la Colección Fortabat. Roberto Amigo,
Fermín Eguía y José Fernández Vega conversan después de la visita al edificio y discuten for-
talezas y debilidades de la infraestructura, la ausencia de curador, la organización del material,
el gusto puesto en juego en la adquisición, los artistas más representados y mucho más.
Pasen y vean… tengo una corazonada: ¡les va a encantar!

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INTRODUCCIÓN

¿Podemos seguir
hablando de “Arte
Latinoamericano”?

Juan Pablo Pérez de América Latina y sus alternancias con la


actual crisis y proceso de reoccidentaliza-

¿ Cómo pensar el lugar que ocupan hoy


las producciones estéticas, simbólicas
y críticas en América Latina? ¿Cómo
resignificar la condición “esencialista” de
ción del arte globalizado.
En ese sentido, las condiciones culturales de
neocolonización, poscolonialidad y los dis-
cursos sobre lo subalterno, periférico y mar-
los “latinoamericanismos”? ¿Existe un arte ginal frente a los centros hegemónicos fue
latinoamericano? ¿Es plausible hablar artís- puesto en discusión a partir de nuevas lectu-
ticamente de una “problemática latinoame- ras que buscan desmontar, descentrar y des-
ricana” o de desoccidentalizar lo “latinoa- bordar los esquemas intersticiales y las grie-
mericano”? ¿De qué manera podemos re- tas que escapan a la seducción neoliberal.
formular la construcción moderna de la La propuesta del dossier pone en tensión y
“identidad latinoamericana” a través del ta- conflicto las nociones preconcebidas acer-
miz del paradigma posmoderno, poscolo- ca de lo “latinoamericano” e instala nuevas
nial y posoccidental? respuestas para seguir reflexionando sobre
Los textos que incluye el dossier intentan las estrategias de producción y circulación
responder estos interrogantes desde dife- artística entre los asimétricos esquemas bi-
rentes perspectivas de análisis; atendiendo narios de centros y periferias.
a cómo se fue gestando, transformando y Quizá, un interrogante que sobrevuela mu-
resignificando la idea de internacionaliza- chas de las reflexiones aquí reunidas –y aún
ción del “arte latinoamericano”. Se des- latentes– es asumir potencialmente la nece-
prende de los escritos la noción de apropia- sidad de reencauzar las estrategias y expe-
ción, transculturación e hibridación asocia- riencias artísticas desde los márgenes y pe-
da al concepto de “antropofagia”; idea cla- riferias, pero articulando en dichas tramas
ve que intenta ser abordada por algunos culturales la manera de concretar situacio-
autores desde una mirada crítica acerca de nes de coagulación de nuevas fuerzas de
los recorridos históricos en la modernidad poder desde América Latina.

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¿PODEMOS...? > ENTREVISTA

Contra el arte
latinoamericano
La entrevista al crítico y curador cubano Gerardo Mosquera1,
realizada a través del correo electrónico, tiene como eje central
abordar y discutir las especificidades del arte contemporáneo
e instalar un debate en relación a lo “latinoamericano” hoy;
reflexiones que se desprenden en el recorrido desde las
categorías modernas de principios del siglo XX instaladas
en el discurso crítico de América Latina hasta la resignificación
actual del mainstream por incluir en sus relatos curatoriales el
lugar de legitimación de las periferias.

Juan Pablo Pérez2 resistencia anticolonial de la cultura latinoa-


mericana por vía de su inclinación a copiar –
Juan Pablo Pérez ¿Existe un arte latinoa- como es sabido, sólo los japoneses nos su-
mericano? ¿Cuáles serían las estrategias peran en esto—, así como para aludir a su
para pensar la identidad, la singularidad relación con el Occidente hegemónico. El
del lenguaje artístico y las categorías mo- mismo carácter multi-sincrético de la cultu-
dernas como la “antropofagia”, que fueron ra latinoamericana facilita la operación,
asumidas en toda América Latina como pues resulta que los elementos abrazados
forma de esgrimir una resistencia político- no son del todo foráneos. Podríamos inclu-
cultural no occidental? so decir que América Latina es el epítome
de este tipo de dinámica cultural, dada su
Gerardo Mosquera El modernismo brasile- problemática relación de identidad y dife-
ño construyó el paradigma de la “antropofa- rencia con Occidente y sus centros, en vir-
gia” para legitimar su apropiación crítica, se- tud de la especificidad de su etnogénesis y
lectiva y metabolizante de tendencias artís- de su historia colonial. Así, la práctica de la
ticas europeas. Esta noción ha sido usada antropofagia permitió al modernismo perso-
extensamente para caracterizar la paradójica nificar y aun potenciar complejidades y con-

1> Gerardo Mosquera es curador Artes (FFyL-UBA) y Profesor Nacional de Cultural de la Cooperación (Buenos Aires).
independiente y curador adjunto del New Bellas Artes (IUNA-Prilidiano Pueyrredón). Forma parte de la Red de Investigadores
Museum of Contemporary Art, Nueva York. Docente de Arte Contemporáneo sobre Conceptualismo en América Latina.
2> Juan Pablo Pérez es Licenciado en (UNTREF-IUNA-IES). Becario del Centro

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tradicciones críticas en la cultura del Conti- minante como expediente de resistencia y


nente. Ahora bien, el paradigma va más allá afirmación de los sujetos subalternos se ma-
de América Latina para señalar un procedi- nifiesta también en el término “transcultura-
miento característico del arte subalterno y ción”, acuñado por Fernando Ortiz en 1948
postcolonial en general. para destacar el intercambio bilateral implíci-
Los pensadores de la llamada “Santa Trini- to en toda “aculturación”.3 Aunque el papel
dad” de la teoría postcolonial (Bhabha, Ed- activo del receptor de elementos exteriores –
ward Said y Gayatri Spivak), en cambio, ba- quien los selecciona, adapta y renueva– ha-
san su reflexión en las tensiones culturales bía sido señalado hace tiempo por la antro-
bajo el régimen colonial, principalmente bri- pología, la proposición del nuevo término
tánico, y las secuelas de la descolonización por Ortiz introducía un planteamiento ideoló-
después de la Segunda Guerra Mundial. La gico: enfatizaba la energía de las culturas
situación de América Latina es muy diferen- subalternas aun bajo condiciones extremas,
te debido a que los colonizadores se asen- como en el caso de los esclavos africanos
taron y acriollaron, el régimen colonial con- en Brasil, Cuba y Haití. La noción establecía
cluyó temprano en el siglo XIX, y los intentos una reafirmación cultural de lo subalterno al
de modernización y el modernismo tuvieron nivel del vocablo mismo, y a la vez proponía
lugar tras una larga historia post y neocolo- una estrategia cultural desde su paradigma.
nial. Por otro lado, es necesario señalar que Si bien la apropiación es un proceso siempre
el material de base de estos importantes presente en toda relación entre culturas, re-
pensadores y, en general, de la teoría pos- sulta más crítica en condiciones de subalter-
tcolonial, procede en su casi totalidad del nidad y postcolonialismo, cuando hay que li-
mundo de habla inglesa, ignorando todo lo diar de entrada con una cultura impuesta
demás, incluida América Latina entera. desde el poder. En este sentido, se ha llega-
A partir de su lanzamiento poético, la metá- do a afirmar que las periferias, debido a su
fora de la antropofagia ha sido desarrollada ubicación en los mapas del poder económi-
después por los críticos latinoamericanos co, político, cultural y simbólico, han desarro-
como noción clave en la dinámica cultural llado una “cultura de la resignificación” de los
del continente. Por un lado, describe una repertorios impuestos por los centros. Es una
tendencia presente en América Latina des- estrategia transgresora desde posiciones de
de los días iniciales de la colonización euro- dependencia. Además de confiscar para uso
pea; por otro, plantea una estrategia de ac- propio, funciona cuestionando los cánones y
ción. Su línea no sólo ha sobrevivido al mo- la autoridad de los paradigmas centrales.
dernismo peleador de sus orígenes: se ha
visto impulsada por el auge de las ideas JPP ¿Cuál es tu lectura sobre la condición
postestructuralistas y posmodernas acerca apropiacionista como representación de los
de la apropiación, la resignificación y la vali- latinoamericanismos a partir del interés del
dación de la copia. La antropofagia fue in- mainstream por legitimar de manera canóni-
cluso el núcleo temático de la memorable ca una nueva estetización de la otredad, lo
XXIV Bienal de San Pablo, curada por Paulo subalterno, marginal y periférico?
Herkenhoff en 1998.
El énfasis en la apropiación de la cultura do- GM Es necesario romper con la visión dema-

3> Fernando Ortiz, Contrapunteo Cubano (publicado en inglés en Nueva York por
del Tabaco y el Azúcar, La Habana, 1940 Alfred Knopf en 1947).

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siado afirmativa que implican tanto la antro- ciones responden a procesos muy relevan-
pofagia como la transculturación y otras no- tes en la interacción cultural de un ámbito
ciones basadas en la apropiación. Siguiendo tan complejamente diverso como América
la metáfora de la antropofagia, es necesario Latina, con sus contrastes de todo tipo, su
subrayar la batalla digestiva que la relación variedad cultural y racial, su coexistencia de
que aquella plantea lleva implícita: a veces temporalidades múltiples y sus modernida-
las consecuencias son la adicción, el estreñi- des zigzagueantes han demostrado ser muy
miento o, peor aun, la diarrea. Según ha ad- productivas para analizar la cultura del con-
vertido Buarque de Hollanda, la antropofagia tinente y sus procesos.
puede estereotipar un problemático concep- La cooptación amenaza a toda acción cultu-
to de una identidad nacional carnavalizante ral basada en el sincretismo, a pesar de que
que siempre procesa en su beneficio todo lo éste, en menor o mayor grado, ha sido siem-
que “no es suyo”. Aunque la antropofagia re- pre una vía de resistencia y afirmación para
fiere a una “deglución crítica”, en palabras de los subalternos. En nuestra época global y
Haroldo de Campos, hay que estar alerta postcolonial, los procesos sincréticos se de-
frente a las dificultades de semejante progra- finen como negociación básica de las dife-
ma pre-postmoderno, pues no se lleva ade- rencias y el poder cultural. Pero aquellos no
lante en un terreno neutral sino sometido, pueden ser asumidos de manera acomodati-
con una praxis que asume tácitamente las cia, cual solución armónica de las contradic-
contradicciones de la dependencia. Hay que ciones postcoloniales. Tienen que conservar
tener en cuenta también si el grado de trans- el filo crítico. No hay sincretismo real como
formación que experimenta el devorador al unión de antagonismos no contradictorios,
incorporar la cultura dominante apropiada no sino como estrategia de participación, resig-
lo subsume dentro de ésta. Además, la apro- nificación y pluralización antihegemónicas.
piación, vista del otro lado, satisface el deseo Otro problema es que los sujetos subalter-
de la cultura dominante por un Otro reforma- nos apropiadores reinscriben el modelo oc-
do, reconocible, quien posee una diferencia cidental del sujeto soberano de la Ilustra-
en la semejanza –que en el caso de América ción y la modernidad, sin que se discuta la
Latina crea quizás la alteridad perfecta—, fa- falacia de estos sujetos centrados y, más
cilitando la relación de dominio sin quebrar la aun, en qué medida los sujetos subalternos
diferencia con un Otro “inferior” que permite son ellos mismos un efecto del poder domi-
establecer la identidad hegemónica. nante y sus discursos. No quiere decir que
Pero este casi-Otro actúa a la vez como un se niegue su capacidad de acción, que los
espejo que fractura la identidad del sujeto paradigmas apropiadores ponen en primera
dominante, rearticulando la presencia subal- línea en un giro muy valioso en términos
terna en términos de su otredad repudiada. epistemológicos y políticos. Pero esta ca-
Antropofagia, transculturación y, en general, pacidad tampoco puede sobredimensionar-
apropiación y resignificación se relacionan se como una figura acomodaticia que re-
con otro grupo de nociones propuestas suelve los problemas de la subalternidad
desde la modernidad para caracterizar las cultural por medio de una sencilla reversión.
dinámicas culturales en América Latina, y Es preciso transparentar la constitución de
que hasta han llegado a ser estereotipadas los sujetos subalternos y sus acciones, y
como rasgos-síntesis de la identidad latino- analizar la apropiación de un modo más
americana: mestizaje, sincretismo e hibrida- complejamente ambivalente.
ción. Al igual que la apropiación, estas no- Como paradoja, los paradigmas apropiado-

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res, que se basan en la incorporación de di- GM: Más allá de estas interpretaciones de
ferencias, subrayan la oposición polar entre los procesos culturales, persiste un proble-
culturas hegemónicas y subalternas. Hoy ma quizás más arduo: el flujo no puede que-
parece más plausible ver el entramado del dar siempre en la misma dirección Norte-
poder y las diferencias dentro de una rela- Sur, según dicta la estructura de poder. No
ción dialógica, donde la cultura impuesta importa cuán plausibles sean las estrategias
pueda sentirse como “propia-ajena”, según apropiadoras, implican una acción de rebote
decía Mijail Bajtín hablando del plurilingüis- que reproduce aquella estructura hegemóni-
mo literario4, es decir, asimilando lo extran- ca aunque la contesten. Es necesario tam-
jero como propio. Los elementos culturales bién invertir la corriente. No por darle la
hegemónicos no sólo se imponen, también vuelta a un esquema binario de transferen-
se asumen, confrontando el esquema de cia, desafiando su poder, ni por establecer
poder mediante la confiscación de los ins- una “repetición en la ruptura”, según diría
trumentos de dominación, y a la vez mutan- Spivak, que mantendría los antagonismos
do de forma ambivalente al sujeto apropia- bipolares, sino para pluralizar dentro de una
dor hacia lo apropiado, sus sentidos y dis- participación activa múltiple, enriqueciendo
cursos. Así, por ejemplo, el sincretismo en la circulación internacional. Puede apreciar-
América de dioses africanos con santos y se que no hablo de un pluralismo neutral,
vírgenes católicos, hecho por los esclavos “multiculturalista”, donde las diferencias
cristianizados a la fuerza, no fue sólo una permanecen neutralizadas dentro de una
estrategia para disfrazar a los primeros tras suerte de bantustanes, relativizadas en rela-
los segundos –para continuar adorándolos ción con las culturas hegemónicas, ni tam-
en forma trasvestida–, ni siquiera una mez- poco en calidad de un surtido de opciones
cla sintética: implicó la instalación de todos disponibles, intercambiables, listas para ser
a la vez en un sistema inclusivo de muchas consumidas. Me refiero a una pluralidad co-
capas, aunque de estructura africana. mo toma de acción internacional por una di-
versidad de sujetos culturales, quienes, al
JPP: A partir de un pasaje de tu texto “El actuar desde sus propias agendas, diversifi-
Síndrome de Marco Polo. El mundo de la can productivamente, para todos, la dinámi-
diferencia: Notas sobre arte, globalización y ca cultural. Por supuesto, esta toma de ac-
periferias” aparece como propuesta desde ción se ve limitada o manipulada por las es-
las periferias la readecuación al sistema tructuras de poder establecidas y sus circui-
global del arte: “La expansión de la práctica tos y mercados. Pero también puede, por un
artística en el Tercer Mundo, además de lado, valerse de ellos para intereses y fines
quebrar el monismo occidental, puede con- propios, mientras que, por el otro, establece
llevar cambios estructurales”. Pues enton- una presión general hacia el cambio.
ces, ¿cuáles serían las estrategias para Condicionados por toda esta constelación
confrontar “estructuralmente” el centralismo de procesos y situaciones, hoy se están
dominante como forma de reactivar las pro- produciendo reajustes en las ecuaciones
ducciones desde las periferias? entre arte, cultura e internacionalización, y

4> Mijail M. Bajtín, “De la prehistoria de la Sobre toda la cuestión ver Gerardo Mark Nash y Octavio Zaya (editores),
palabra de la novela”, en sus Problemas Mosquera, Global Islands, en Okwui Créolité and Creolization. Documenta 11,
literarios y estéticos, La Habana, Editorial Enwezor, Carlos Basualdo, Ute Meta Platform 3, Ostfildern-Ruit, Hatje Cantz
Arte y Literatura, 1986, pp. 490-491. Bauer, Susanne Ghez, Sarat Maharaj, Publishers, 2003, pp. 87-92.

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éstas, a su vez, contribuyen a aquellos mo- JPP: ¿Queda claro que si ya no hablamos
vimientos. En un proceso lleno de contra- de lo “latinoamericano” desde una perspec-
dicciones, el salto geométrico en la prácti- tiva esencialista y unívoca sino que, en
ca y la circulación del arte contemporáneo tiempos de globalización, es menester tener
por todos lados está empezando a trans- en cuenta la noción de identidad en un sen-
formar el status quo. Los artistas lo están tido claramente dinámico, migrante, deslo-
haciendo sin programa o manifiesto alguno, calizado, descentrado, qué cabida tendrían
sólo al crear obra fresca, al introducir nue- el legado modernista en su condición “pele-
vas problemáticas y significados prove- adora”, fagocitante y aglutinadora de cier-
nientes de sus experiencias diversas, y al tas prácticas artístico-políticas como sedi-
infiltrar sus diferencias en circuitos artísti- mentación cultural de América Latina?
cos más amplios y hasta cierto punto más
verdaderamente globalizados. El viejo para- GM: La cultura en América Latina ha padeci-
digma de la antropofagia y las estrategias do una neurosis de la identidad de la que no
culturales de la apropiación y del sincretis- está curada por completo, y de la que este
mo están siendo reemplazados cada vez texto mismo forma parte, así sea por oposi-
más por una nueva noción, que podríamos ción. No obstante, ya a fines de los años se-
llamar el paradigma del “desde aquí”. En tenta Frederico Morais vinculaba nuestra ob-
lugar de apropiar y refuncionalizar de modo sesión identitaria con el colonialismo, y suge-
crítico la cultura internacional impuesta, ría una idea “plural, diversa, multifacética” del
transformándola en beneficio propio, los ar- Continente5, fruto de su multiplicidad de ori-
tistas están haciendo activamente esa me- gen. Aun las nociones mismas de América
tacultura en primera instancia, sin comple- Latina e Iberoamérica siempre han sido muy
jos, desde sus propios imaginarios y pers- problemáticas. ¿Incluyen al Caribe anglófono
pectivas. Esta transformación epistemoló- y al holandés? ¿A los chicanos? ¿Abarcan a
gica en la base de los discursos artísticos los pueblos indígenas que a veces ni hablan
consiste en el cambio de una operación de lenguas europeas? Si reconocemos a estos
incorporación creativa (teorizada por la últimos como latinoamericanos, ¿por qué no
apropiación) a otra de construcción interna- hacerlo con los pueblos indígenas al norte
cional directa desde una variedad de suje- del Río Grande? ¿Lo que llamamos América
tos, experiencias y culturas. Latina forma parte de Occidente o de No Oc-
En general, la obra de muchos artistas de cidente? ¿Acaso contradice a ambos, resal-
hoy, más que nombrar, describir, analizar, tando el esquematismo de tales nociones?
expresar o construir contextos, es hecha En todo caso, hoy Estados Unidos, con más
desde sus contextos –personales, históri- de treinta millones de habitantes de origen
cos, culturales y sociales– en términos in- “hispano”, es sin duda uno de los países lati-
ternacionales. El contexto deja así de ser un noamericanos más activos. Dados el auge
locus “cerrado”, relacionado con un con- migratorio y las tasas de crecimiento de la
cepto reductor de lo local, para proyectarse población “hispana” (la migración sin movi-
como un espacio desde donde se constru- miento), en un futuro no lejano podría ser el
ye naturalmente la cultura internacional. tercer país de habla castellana, después de
México y España.

5> Frederico Morais: Las Artes Plásticas Transitorio, La Habana, 1990, pp. 4-5.
en la América Latina: del Trance a lo Primera edición de 1979.

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Sin embargo, la idea de América Latina no somos siempre nosotros, nunca ellos. Esta
se niega aun hoy día, según hacen algunos situación fue motivada también por mitolo-
intelectuales africanos con la noción de Áfri- gías nacionalistas que expresaban un culto
ca, considerada una invención colonial. La tradicional a “las raíces”, y por la idealiza-
autoconciencia de pertenecer a una entidad ción romántica de convenciones acerca de
histórico-cultural mal llamada América Latina la historia y los valores de la nación. Con
se mantiene, pero problematizándola. No frecuencia el poder usa o manipula el folclo-
obstante, el “What is Africa?” de Mudimbe rismo nacionalista como retórica de una na-
aumenta cada día su vigencia transferido a ción supuestamente integrada, participati-
nuestro ámbito: ¿qué es América Latina? En- va, disfrazando la exclusión real de los es-
tre otras cosas, una invención que podemos tratos populares, en especial los pueblos in-
reinventar. Ahora tendemos a asumirnos un dígenas. Al final, el culto a la diferencia cir-
poco más en el fragmento, la yuxtaposición cunscribe al arte dentro de ghettos de cir-
y el collage, aceptando nuestra diversidad y culación, publicación y consumo, que de in-
aún nuestras contradicciones. El peligro es mediato limitan sus posibilidades de difu-
acuñar, frente a las totalizaciones modernis- sión y legitimación, tanto dentro de circuitos
tas, un cliché posmoderno de América Lati- “Sur-Norte” como “Sur-Sur”, al reducirlo a
na como reino de la heterogeneidad total. campos predeterminados.
Ahora bien, a pesar de la diversidad de Cuando en un viejo texto de 1996 decía que
América Latina, y de la tendencia a la balca- el arte latinoamericano estaba dejando de
nización en su historia, las afinidades geo- serlo6, me refería a dos procesos que obser-
gráficas, históricas, económicas, culturales, vaba en el continente. Por un lado, la supe-
lingüísticas y religiosas que constituyeron la ración de la neurosis de la identidad entre
región, y su ambivalente posicionamiento los artistas, críticos y curadores. Esto ha
ante occidente, han hecho que continue- traído una paz que permite mayor concen-
mos identificándonos como latinoamerica- tración en la labor artística. Por otro, el arte
nos. Se trata de una conciencia real que latinoamericano comienza a apreciarse en
puede conducirnos tanto a la solidaridad cuanto arte sin apellidos. En vez de exigír-
como al provincianismo. sele declarar el contexto, se le reconoce ca-
Durante los años ochenta y parte de los no- da vez más como participante en una prác-
venta se pedía con frecuencia al arte de tica general, que no tiene por necesidad
América Latina manifestar explícitamente su que exponer el contexto, y que en ocasio-
diferencia o satisfacer expectativas de exo- nes refiere al arte mismo. Así, los artistas de
tismo. Con frecuencia, no se miraban las América Latina, como los de África o Asia,
obras: se pedían de entrada sus pasapor- están exhibiendo, publicando y ejerciendo
tes, y se revisaban los equipajes ante la influencia fuera de los circuitos ghetto.
sospecha de algún contrabando desde La cultura de América Latina, y en especial
Nueva York, Londres o Berlín. Como resul- sus artes plásticas, han jugado frecuente-
tado, algunos artistas se inclinaron a otrei- mente de rebote, devolviendo las pelotas
zarse ellos mismos, en un paradójico auto- que les llegaban desde las metrópolis,
exotismo. La paradoja resulta aún más agu- apropiando tendencias hegemónicas para
da si nos preguntamos por qué el “Otro” usarlas desde la inventiva individual de los

6> Gerardo Mosquera: “El arte ARCO Latino, 1996, pp. 7-10.
latinoamericano deja de serlo”, Madrid,

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artistas y la complejidad de sus contextos. Resaltar la práctica en sí del arte como


La crítica ha puesto el énfasis en estas es- creadora de diferencia cultural confronta la
trategias de resignificación, transformación orientación de los discursos del modernis-
y sincretismo. La posmodernidad, con su mo en América Latina. Éstos tendían a
descrédito de la originalidad y su valoración acentuar la dirección contraria, es decir, la
de la copia, nos ayudó mucho. Pero serían manera en que el arte se correspondía con
también plausibles desplazamientos de en- una cultura nacional ya dada, que contri-
foque que discutieran cómo el arte en Amé- buían a construir y reproducir. Lo hacían,
rica Latina ha enriquecido las tendencias hasta cierto punto, para legitimarse en el
“internacionales” dentro de ellas mismas, cuadro del nacionalismo imperante, al cual
como parte de un proceso de modernismos tanto contribuyeron. Ahora los artistas, por
plurales e interactuantes. el contrario, más que representar los con-
Además, mi texto polémico refería a la pro- textos, construyen sus obras desde ellos.
blemática totalización que conlleva el térmi- Las identidades y los ambientes físicos,
no “arte latinoamericano”. Algunos autores culturales y sociales son ahora más opera-
prefieren hablar de “arte en América Latina” dos que mostrados, contradiciendo las ex-
en lugar de “arte latinoamericano”, como pectativas de exotismo. Suelen ser identi-
una convención desenfatizadora que procu- dades y contextos concurrentes en la
ra subrayar, en el plano mismo del lenguaje, construcción del metalenguaje artístico
su rechazo a la dudosa construcción de una “internacional” y en la discusión de temas
América Latina integral, emblemática, y, contemporáneos “globales”. Sus interven-
más allá, a toda generalización globalizante. ciones introducen diferencias anti-homo-
Dejar de ser “arte latinoamericano” significa geneizantes que construyen lo global des-
alejarse de la simplificación para resaltar la de posiciones de diferencia, subrayando la
variedad extraordinaria de la producción emergencia de nuevos sujetos culturales
simbólica en el continente. en la arena internacional.

“Todos los ciudadanos, de aquí en adelante, serán


conocidos por la denominación genérica de negros”.

Artículo 14, Constitución Haitiana de 1805.

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¿PODEMOS...?

Para evitar falsos


problemas
Políticas de la hibridación

Suely Rolnik1 Desde ese entonces he venido retomando y


reelaborando este concepto de tiempo en
n un mundo irreversiblemente globali- tiempo –no para “corregirlo”, sino para do-

E zado se delinean cartografías mixtas


de toda índole, al mismo tiempo que la
compleja creación de territorios existencia-
tar de voz a la singularidad del proceso que
lo convoca y lo constituye una y otra vez–,
en función del contexto en el que vuelve a
les se hace y se deshace. El preguntarse si ser operatorio. Sus reapariciones más re-
a los universos que traen la impronta de la cientes surgieron movilizadas por el panora-
hibridación, la flexibilidad y la fluidez (más ma del arte contemporáneo, que a partir de
recientemente se los ha calificado como “lí- los años noventa se ha convertido en una
quidos”) debe rechazárselos o celebrárse- arena privilegiada de confrontación entre las
los constituye un falso problema: se trata fuerzas que delinean la(s) cartografía(s) del
únicamente de la forma de nuestra actuali- presente transnacional.
dad que, como la forma de cualquier reali-
dad, se produce en el embate entre las dife- El otro se talla en la carne
rentes políticas de su(s) construcción(es). Tal como sabemos, la noción de “antropofa-
Es precisamente esto lo que pretendo abor- gia” planteada por los modernistas brasile-
dar aquí, recorriendo la trayectoria de esta ños remite originariamente a una práctica de
cuestión en mi propio trabajo, donde la mis- los indios Tupinambaes3: un complejo ritual
ma aparece por primera vez en los años de muerte y devoración de los enemigos, los
ochenta, con la formulación del concepto prisioneros de guerra. Lo que en general no
de “subjetividad antropofágica”, inspirado sabemos, a no ser que estemos algo familia-
en parte en el Movimiento Antropofágico, rizados con los estudios antropológicos, es
una importante vertiente de la vanguardia que este ritual podía durar meses e incluso
modernista del Brasil de los años veinte.2 años, y el canibalismo era tan sólo una de

1> Suely Rolnik es psicoanalista, Nacional Centro de Arte Reina Sofía Brasil. El Manifiesto Antropófago, lanzado
investigadora y curadora. Vive en San (MNCARS) y del Departamento de Danza en 1928, y escrito por Oswald de Andrade
Pablo, donde es Docente Titular de la de la Université de Paris 8. Es autora entre –poeta, autor teatral y novelista
Pontificia Universidad Católica / PUCSP. otros libros de Micropolítica. Cartografías experimental–, constituye la referencia
Es docente invitada del Programa de del deseo, en colaboración con Félix más conocida del movimiento.
Estudios Independientes (PEI) del Museu Guattari, publicado en varios países. 3> La denominación Tupinambá abarca
d’Art Contemporani de Barcelona (MacBa), 2> La fuerte singularidad del Movimiento una gran variedad de grupos indígenas
del Master Oficial en Historia del Arte Antropofágico en el contexto que habitaban el vasto territorio invadido
Contemporáneo y Cultura Visual, internacional del modernismo es y colonizado por la corona portuguesa y
Universidad Autónoma de Madrid y Museo relativamente ignorada todavía fuera de en el cual ésta “fundó” Brasil.

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sus etapas. Curiosamente, ésta es la única (o que, según los jesuitas, los Tupinambaes re-
casi la única) registrada en el imaginario occi- cibían fácilmente sus enseñanzas de euro-
dental, probablemente por el horror que debe peos católicos, y con la misma facilidad se
haberles causados a los invasores europeos. las olvidaban, o sencillamente las abando-
Y más curioso todavía resulta que ésta tam- naban. Lo que para los curas era “incons-
bién haya sido la etapa privilegiada por los tancia” revela, a decir verdad, la inexistencia
modernistas en la construcción de su argu- de un sentimiento de sí sustancializado o de
mento. Con todo, otro aspecto podría sumi- una cartografía vivida como supuesta esen-
nistrar una clave complementaria a las cues- cia individual y/o colectiva, sea cual sea la
tiones que abordó el Modernismo; en todo misma; de allí el desapego y la libertad para
caso, sería sin duda una etapa esencial para deshacerse de elementos de la propia cultu-
las cuestiones que aquí pretendo plantear. ra para absorber elementos de otras y tam-
He aquí cómo la describen los antropólogos bién para dejarlos de lado cuando carecie-
Manuela Carneiro da Cunha y Eduardo Vivei- sen de sentido. No es casual que el único ri-
ros de Castro: “Luego de matar al enemigo, tual que los Tupinambaes se rehusaron fe-
el ejecutor se cambiaba el nombre y era mar- rozmente a abandonar haya sido la antropo-
cado con escarificaciones en su cuerpo, du- fagia5. Aceptaban incluso desestimar su eta-
rante un prolongado y estricto retiro”.4 Y así, pa caníbal, cuando se hacía imposible no
con el correr del tiempo, los nombres se iban someterse a esta exigencia de los portugue-
acumulando, con cada incorporación del ses, pero lo que no podían perder en ningu-
combate con un nuevo enemigo, acompaña- na hipótesis era esta “técnica de memoria
dos de los respectivos dibujos tallados en la del enemigo”, aquél radicalmente otro que
carne: y cuantos más nombres se grababan sostenía y aseguraba la “apertura a lo ajeno,
en su cuerpo, más prestigio se granjeaba su al lugar otro, al más allá”6. En definitiva, un
portador. La existencia del otro –no uno sino ritual de iniciación al Afuera y al principio
muchos y diversos– se inscribía así en la me- heterogenético de producción de sí mismo y
moria del cuerpo, con lo cual producía im- del mundo que éste implica. Y el mantenerlo
predecibles devenires de la subjetividad. a cualquier costo, ¿no sería una forma de
Obedece a esta misma lógica el hecho de exorcizar el peligro de contagio por el princi-

4> Cf.: Manuela L. Carneiro da Costa y llenos de soberbia (...) Lo ideal era que de la práctica de captura de los enemigos
Eduardo B. Viveiros de Castro, “Vingança muriera de un solo golpe de Ibirapema para hacerse de esclavos, pero los indios
e temporalidade: os Tupinambás”, en: [nota del traductor: Iwera-Pemme, bastón se resistían. Cuando no lograban escapar
Anuário Antropofágico 85 (1986), Río de del sacrificio], que le debía partir el a las órdenes de los colonizadores,
Janeiro. Los autores describen del cráneo.” [Traducción del portugués] preferían ofrecerles a sus familiares para
siguiente modo el ritual: “Al prisionero, al Posteriormente, se devoraba su cuerpo la esclavitud en lugar de entregar a sus
cabo de vivir algunos meses o incluso siguiendo un riguroso ritual de enemigos y abandonar el ritual
algunos años entre sus captores, se lo distribución de sus partes, y el matador antropófago, con la matanza en el terrero
mataba en plaza pública. Decorado con partía hacia su retiro. y sus demás etapas.
plumas y pintado, éste entablaba con su 5> De acuerdo con estos mismos autores,
matador, también paramentado, diálogos los portugueses pretendían echar mano

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pio identitario y su disociación del cuerpo principalmente a la exigencia de asumir y po-


que regía la subjetividad y la cultura de los sitivizar el inexorable proceso de hibridación
invasores? Es como si algo en ellos supiese resultante de las sucesivas oleadas de inmi-
que de dicho contagio dependería el poder gración que configura desde siempre la ex-
colonizador de los europeos. periencia vivida en el país.7
Al proponer la idea de antropofagia, la van-
guardia del modernismo brasileño extrapola El know-how antropofágico
la literalidad de la ceremonia indígena para En los años sesenta y setenta culmina en va-
extraer de ella su fórmula ética, que ocupa un rios países de Occidente un largo proceso
lugar central en la cultura de aquellos pue- de absorción y de capilarización de las in-
blos y hacerla migrar hacia la cultura de la venciones del modernismo: éstas desbordan
sociedad brasileña como un todo. Dicha fór- el territorio restringido de las vanguardias ar-
mula se basa en la existencia de una ineludi- tísticas y culturales y cobran cuerpo en una
ble alteridad en nosotros mismos que este ri- amplia y audaz experimentación cultural y
tual evoca y reitera al inscribirla en la memo- existencial de toda una generación, en el
ria de los cuerpos. Con este gesto, la presen- contexto del movimiento al que se le asignó
cia activa de esta fórmula en un modo de el nombre de “contracultura”. Una reacción
creación cultural que se practica en Brasil epidérmica a la sociedad disciplinaria, propia
desde su fundación adquiere visibilidad y se del capitalismo industrial con su subjetividad
afirma como valor: la devoración crítica e y su cultura identitaria, que componían la fi-
irreverente de una alteridad siempre múltiple gura del llamado “burgués” en su versión
y variable. Y si le añadiésemos a la fórmula hollywoodense de la posguerra.
modernista aquello que nos señala la etapa Ése fue el caso también en Brasil, donde en
del ritual indígena antes mencionada, definirí- aquel momento, también se reactualizó el
amos a la micropolítica antropofágica como ideario antropofágico de la vanguardia local.
un proceso continuo de singularización, re- Reavivado y transfigurado, éste fue un as-
sultante de la composición de partículas de pecto crucial de la originalidad de dicho
innumerables otros devorados y del diagra- movimiento en el país, en la vida cotidiana y
ma de sus respectivas marcas en la memoria en diferentes terrenos de la cultura (el Tropi-
del cuerpo. Una respuesta poético-política – calismo, el más conocido internacionalmen-
regada con sarcástico humor– ante la necesi- te, constituye tan sólo una de sus expresio-
dad de afrontar la presencia impositiva de las nes, pese a que a menudo se comete el
culturas colonizadoras (o que torna patético equívoco de poner todo bajo este
el deslumbrado mimetismo de la intelligentsia paraguas8). Esto daba a los brasileños un
local), una contestación también y a lo mejor cierto know-how para la experimentación de

6> Cf.: Manuela L. Carneiro da Costa y nosotros mismos, a pesar de tales que su trabajo no tenía nada que ver con
Eduardo B. Viveiros de Castro, op. cit. designios, tal cual somos, tan opuestos a la propuesta estética del movimiento. Ver
7> Así lo describe el antropólogo blancuras y civilidades, tan al respecto la película de la entrevista
brasileño Darcy Ribeiro: “La colonización interiorizadamente deseuropeos como que Caetano Veloso concedida a Suely
en Brasil se llevó a cabo como un desindios y desafros”. (En: O Povo Rolnik para el archivo de su autoría:
esfuerzo persistente de implantar aquí Brasileiro. A formação e o sentido do “Lygia Clark, do objeto ao
una europeidad adaptada en estos Brasil, San Pablo, Companhia das Letras, acontecimento: ativação da memória de
trópicos y encarnada en estos mestizajes. 1995). [Traducción del portugués]. uma obra e seu contexto” (MinC,
Pero tropezó siempre con la resistencia 8> Es el caso de la obra de Lygia Clark, Cinemateca Brasileira y SESC-SP, 2008).
tozuda de la naturaleza y con los que suele incluírsela en el Tropicalismo,
caprichos de la historia, que nos hizo a cuando la artista declaraba abiertamente

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otras políticas de subjetivación, de relación haga para monumentalizar el contexto en el


con el otro y de creación que surgían en el que se da esa elaboración sino, al contrario,
ámbito internacional en la contracultura. es porque en la filigrana del diagrama que
Fue seguramente mi intensa implicación con en ese entonces se anunciaba urgía nom-
esta experiencia y la necesidad de actualizar- brar y reafirmar este modo de subjetivación
la en concepto de manera tal de integrarla a que habíamos inventado en los años sesen-
la cartografía del presente lo que me llevó al- ta y principios de los setenta, en el seno del
gunos años después a concebir la noción de movimiento contracultural. Sucede que tal
“subjetividad antropofágica”. Por eso yo la política había sido el blanco de la truculen-
describiría en líneas generales así: es la au- cia de la dictadura militar a lo largo de los
sencia de identificación absoluta y estable años setenta y comienzos de los ochenta,
con cualquier repertorio y la inexistencia de que había reactivado y enrigidecido el prin-
una obediencia ciega a cualquier regla esta- cipio identitario, tal como suele ocurrir des-
blecida, que generan una plasticidad de con- de el punto de vista micropolítico en regíme-
tornos de la subjetividad (en lugar de identi- nes de esta índole11. Algunos años después,
dades); es una fluidez en la incorporación de en 1994, cuando escribí “Esquizoanálisis y
nuevos universos, acompañada de una liber- antropofagia” para un coloquio organizado
tad de hibridación (en lugar de asignarle valor en torno al pensamiento de Deleuze, publi-
de verdad a algún universo en particular) y un cado en el libro Gilles Deleuze - Una vida fi-
coraje de experimentación llevado al límite, losófica12, aún se hacía necesario afirmar es-
acompañado de agilidad de improvisación en te modo de subjetivación. Pero lo que en
la dinámica de creación de territorios y de ese momento estaba en foco era la relación
sus respectivas cartografías (en lugar de terri- entre aquello a lo que le asignaba el nombre
torios fijos con sus representaciones prede- de subjetividad antropofágica y la concep-
terminadas, supuestamente estables). ción de subjetividad planteada por Deleuze
Utilicé este concepto por primera vez en y Guattari, para a partir de allí comprender la
1987, en mi tesis doctoral, publicada en amplia repercusión del pensamiento de di-
19899, precisamente el año del fin de la dic- chos autores en el campo de la clínica en
tadura en Brasil10 y de la caída del muro de Brasil (cosa que, por cierto, sigue estando
Berlín. Si destaco estos hechos no es que lo vigente hasta los días actuales)13.

9> Cartografia Sentimental. vie philosophique, París: Synthélabo, col. compleja transversalidad como síntomas
Transformações contemporâneas do Les empêcheurs de penser en rond, 1998, de un contexto y de una época y crear
desejo, San Pablo, Estação Liberdade, pp. 463-476. Traducción brasileña: dispositivos de intervención en la
1989, agotado; 2a y 3a ediciones “Esquizoanálise e Antropofagia”, en Gilles densidad de lo real en función de dicha
revisadas + prefacio (Porto Alegre: Deleuze. uma vida filosófica. (San Pablo: comprensión. En Brasil, esta singularidad
Sulinas/ UFRG, 2006, 2007). Editora 34, 2000, pp. 451-462). se propagó en las prácticas terapéuticas
10> La dictadura militar duró hasta 1985, 13> En Latinoamérica en general –y más de las instituciones públicas y en los
cuando fue electo –todavía ampliamente en Brasil– las obras de consultorios privados (e incluso entre los
indirectamente– el primer presidente civil Guattari, Deleuze, Foucault y de toda una psicoanalistas), como así también en la
del país. Las primeras elecciones directas tradición filosófica en la cual éstas se formación universitaria (va en aumento la
se realizaron en 1989. insertan (especialmente Nietzsche y cantidad de programas de doctorado en
11> La contracultura y la militancia, Spinoza) tuvieron fuerte influjo en el este línea de investigación en varias
ambos polos del movimiento de la campo psiquiátrico. Esto resultó en una universidades). Para dar una idea de la
generación de los años sesenta y setenta, postura crítica interesada en extensión de este movimiento, el grupo
fueron los dos objetos del terrorismo de problematizar las políticas de de treinta profesionales que asumieron el
Estado durante la dictadura en Brasil. subjetivación en la contemporaneidad, Ministerio de Salud en el primer mandato
12> “Schizoanalyse et Anthropophagie”, para hacer frente a los síntomas que de del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva
en Alliez, Eric (Org.), Gilles Deleuze. Une ellas surgen, comprenderlos en su se ubican todos en este paisaje.

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En 1998, cuando retomé este concepto, en había denominado como subjetividad antro-
un ensayo solicitado para el catálogo de la pofágica. Describí estas diferencias en la
XXIV Bienal Internacional de San Pablo (cuyo época, proponiendo los conceptos de “baja”
tema fue precisamente la Antropofagia)14, era y “alta antropofagia”, inspirada en el propio
ya otro el problema que sentí que me convo- Oswald de Andrade (y también, inspirada en
caban a afrontar: la política de producción Nietzsche, las denominé a su vez “antropo-
de subjetividad y de cultura que la genera- fagia activa” y “antropofagia reactiva” 17.
ción de los años sesenta y setenta había in-
ventado venía siendo instrumentalizada por Políticas de la creación
el capitalismo financiero transnacional, que El criterio que adopté para distinguir a estas
por ese entonces se establecía en todo el políticas de la subjetividad antropofágica se
planeta. Transformada en esta operación, di- basó en el modo de reaccionar al proceso
cha micropolítica se volvía dominante (de allí que convoca y dispara el trabajo de creación.
que ciertos autores califiquen al nuevo régi- Me refería a la dinámica paradójica entre el
men como “capitalismo cognitivo” o “cultu- plano extensivo, con su mapa de formas y re-
ral”15). No describiré este proceso, pues el presentaciones vigentes y su relativa estabili-
mismo es ampliamente tratado en el texto en dad, de un lado, y el plano intensivo y las
cuestión y en varios de mis ensayos durante fuerzas del mundo que no cesan de afectar
los últimos seis años16. Si bien este cambio nuestros cuerpos, redibujando el diagrama de
ya había empezado en Europa Occidental y nuestra textura sensible, del otro. Tal dinámi-
en Norteamérica a finales de los años seten- ca tensa los territorios en curso y sus respec-
ta, en Latinoamérica y en Europa Oriental a tivos mapas, y termina haciendo que entren
partir de mediados de los años ochenta (con en crisis nuestros parámetros de orientación
la disolución de los regímenes totalitarios, en en el presente. Es en ese abismo y en la pe-
buena medida engendrada por el propio ne- rentoriedad de producir sentido que se con-
oliberalismo), fueron necesarias al menos voca al trabajo del pensamiento. Ya al mo-
dos décadas para que sus efectos perversos mento de este impulso inaugural de la crea-
se hicieran sentir y se planteasen como pro- ción se definirán sus diferentes políticas, en
blema –tal como sucede con todo cambio función de cuánto se toleran los colapsos de
histórico de tamaña envergadura. Recién en- sentido, la inmersión en el caos, nuestra fragi-
tonces se hacía posible notarlos, lo que im- lidad. Para describir someramente esa dife-
ponía la necesidad de distinguir las políticas rencia, apunté dos polos opuestos en este
de la plasticidad, de la fluidez de la hibrida- proceso, aunque los mismos no existan como
ción y de la libertad experimental de crea- tales, ya que en realidad, además de ser mu-
ción que caracterizan a aquello a lo que yo chos los matices de este proceso, éstos varí-

14> Subjetividade Antropofágica/ Multitude, constituye en parte un despliegue 2006 (“Machines and Subjectivation”) y
Anthropophagic Subjectivity. En: Herkenhoff, de las ideas de Deleuze y Guattari relativas mayo de 2007 (“Extradisciplinaire”).
Paulo y Pedrosa, Adriano (Edit.). Arte al estatuto de la cultura y de la subjetividad 17> La noción de “baja antropofagia”
Contemporânea Brasileira: um e/entre en el régimen capitalista contemporáneo. aparece en el propio Manifiesto
Outro/s, XXIVª Bienal Internacional de San 16> Algunos de estos ensayos se Antropófago, que se refiere a ella como la
Pablo. San Pablo: Fundación Bienal de San encuentran reunidos en una edición bilingüe “peste de los así llamados pueblos cultos
Pablo, 1998, pp. 128-147. Edición bilingüe (español / inglés) de Brumaria, Nº 8: “Arte y y cristianizados”, y declara que es
(portugués / inglés). Revolución. Sobre historia(s) del arte”, en precisamente contra ella “que estamos
15> La noción de “capitalismo cognitivo” o Documenta 12 Magazine Project, 2007. O en actuando los antropófagos”. (Cf.: “Manifesto
“cultural”, planteada a partir de los años la edición multilingüe de Transversal Antropófago” [1928], en A Utopia
noventa, principalmente por investigadores multilingual webjournal: antropofágica, Obras Completas de Oswald
actualmente asociados a la revista francesa <http://transform.eipcp.net>; noviembre de de Andrade. San Pablo, Globo, 1990).

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an en el tiempo de una misma existencia in- producto de la acción de fuerzas totalmen-


dividual y/o colectiva. te distintas, que se diferencian esencial-
La creación a partir de la inmersión en el mente por incorporar o no los efectos dis-
caos para dar cuerpo de imágenes, pala- ruptivos de la existencia viva del otro en la
bras o gestos a las sensaciones que piden invención del presente.
paso participa en la toma de consistencia En definitiva, estaba claro en aquel momen-
de una cartografía de sí mismo y del mundo to que si en los años sesenta y setenta era
que trae las marcas de la alteridad. Es un pertinente oponerle al capitalismo industrial
proceso complejo y sutil que requiere un (con su sociedad disciplinaria y su lógica
largo trabajo. ¿No sería algo así lo que hací- identitaria) una lógica híbrida, fluida y flexi-
an los Tupinambaes en su prolongado y ri- ble, se había tornado ahora un equívoco to-
guroso retiro, en el ritual antropófago? mar a esta última como un valor en sí mis-
Con todo, la creación puede ser en cambio ma, ya que la misma había pasado consti-
producto de una denegación de la escucha tuir la lógica dominante del neoliberalismo y
del caos y de los efectos de la alteridad en su sociedad de control. Es por lo tanto den-
nuestro cuerpo, en lugar de hacerse a partir tro de esta lógica –entre las diferentes polí-
de ella. Extirpada de su vitalidad político-po- ticas de la flexibilidad y de la hibridación en
ética, la fuerza de creación tiende entonces a los procesos de creación– que se dan los
producir cartografías basadas en el mero embates en el trazado de las cartografías
consumo de ideas, imágenes y gestos prêt- de nuestra contemporaneidad globalizada.
à-porter. La intención es recomponer rápida- Resulta evidente que el foco aquí abarca so-
mente un territorio de fácil reconocimiento, lamente una parte de las políticas de produc-
con la ilusión de silenciar las turbulencias que ción de subjetividad y cultura en embate en
provoca la existencia del otro. Se produce así la actualidad. Otras fuerzas participan de di-
una subjetividad aeróbica portadora de una cho embate, entre las cuales se encuentran
subjetividad acrítica, adecuada al tipo de mo- los nuevos fundamentalismos que surgieron
vilidad que solicita el capitalismo cognitivo. Y precisamente con la instalación del neolibe-
en esto poco importa si las ideas e imágenes ralismo y su flexibilidad capitalística. En ese
consumidas provienen del mercado cultural tipo de régimen el principio identitario se re-
de masas o de su contrapartida, el mercado actualiza en sus formas más extremistas. Tal
erudito de lujo; en el dominio micropolítico, política de subjetivación merece un análisis
las cosas no se distinguen por su pertenen- cuidadoso, no solamente en su régimen de
cia a una clase social o económica ni por el funcionamiento, sino también –y sobre todo–
lugar que ocupan en una cierta jerarquía de en su relación con la política de lo flexible-hí-
saberes, sino por las fuerzas que las invisten. brido-fluido. Éste será probablemente uno de
Pues bien, ambas políticas de creación que los despliegues de la presente investigación.
he descrito reúnen todas las características
que enumeré anteriormente cuando descri- Antropofagia cafisheada
bí aquello que designé como “subjetividad Más recientemente, en un nuevo ensayo
antropofágica”. No obstante, éstas son que escribí al respecto18, sentí la necesidad

18> “Zombie Anthropophagy”, en Curlin, bilingüe (alemán / inglés). En español: portugués: “Antropofagia Zumbi”, en op.
Ivet, Iilic, Natasa (Org), Collective Creativity “Antropofagia zombi”, en Brumaria 8: “Arte cit. (V. nota 16).
dedicated to anonymous worker, Kassel, y Revolución. Sobre historia(s) del arte”,
Kunsthalle Fridericianum, 2005, Edición Documenta 12 Magazine Project, 2007. En

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de crear una nueva noción, la de “subjetivi- se como una verdadera salvación. El capi-
dad flexible”,19 para poner en evidencia el talismo cultural parecía liberar a las fuerzas
contexto histórico que yo tenía en mente de creación de su represión, y más aun: las
–la política de subjetivación de los años festejaba y les daba el poder de ejercer un
sesenta y setenta y su clon capitalístico– y rol destacado en la construcción del mun-
dejar la calificación de “antropofágica” pa- do que por esos tiempos se instalaba. Este
ra su versión brasileña. Problematizo el hecho agravó la confusión existente entre
proceso que desembocó en esta instru- el modo contracultural y su versión pos-
mentalización y la describo más precisa- cafisheo capitalístico, como así también
mente; apunto también la confusión que sus efectos nefastos de ello decurrentes.20
muchos de la generación de los años se- En Brasil, un tercer factor se sumó además
senta y setenta hicieron entre estas dos a esta compleja situación: precisamente, la
políticas de la subjetividad flexible y el es- presencia de la tradición antropofágica. Si
tado de alienación patológica que dicha bien ésta había desempeñado un rol en la
confusión provocó. Por último, examino la radicalidad de la experiencia contracultural
especificidad de tales efectos en países de los jóvenes brasileños de los años se-
que recién habían salido de regímenes dic- senta y setenta, ahora, al contrario, tendía a
tatoriales, en particular aquéllos cuyo pa- contribuir a una adaptación más soft al am-
sado había estado signado por un singular biente neoliberal (incluso de una buena par-
y audaz experimentalismo. Tal es el caso te de la misma generación, ya entre sus 35
de varios países Latinoamérica y de Euro- ó 45 años). El país demostró ser un verda-
pa Oriental. En esos contextos, paralizado dero campeón atlético de la flexibilidad al
por la micropolítica de las dictaduras, di- servicio del mercado21. Seducida sobre todo
cho experimentalismo habría sido reactiva- en su polo más reactivo, esta tradición pro-
do con la instalación del capitalismo cultu- dujo aquello a lo que le asigné entonces el
ral, pero para canalizárselo directamente nombre de “zombis antropofágicos”.
hacia el mercado, sin pasar por la elabora- También en este texto hago mención a un
ción de la herida de la potencia de crea- movimiento crítico que empezaba a tomar
ción, la condición para reactivar su vitali- cuerpo internacionalmente en una nueva
dad política que había sido interrumpida. generación a finales de los años noventa
Esto hizo que en dichos países el adveni- en varios países, especialmente entre los
miento del nuevo régimen tendiera a vivir- jóvenes artistas.

19> “Subjetividad flexible” es una noción <http://transform.eipcp.net/transversal/ toda índole al que se hace mención en el
que creé en 2003 y se inspira parcialmente 1106>; publicado por: Eipcp – European cuerpo del texto.
en la de “personalidad flexible” sugerida Institute for Progressive Cultural Policies; 21> Algunas señales de este fenómeno:
por Brian Colmes en un texto escrito en contact@eipcp.net; <http://www.eipcp.net>. las agencias brasileñas suelen ganar
2001. La desarrollo desde la perspectiva 20> Europa Oriental comparte con todos los concursos internacionales de
de los procesos de subjetivación (V. Brian Latinoamérica situaciones que llevaron a publicidad; las novelas de la red Globo de
Holmes, “The Flexible Personality”, en que la instalación de la flexibilidad televisión se difunden en más de 200
Hieroglyphs of the Future. Zagreb: WHW / capitalística generase efectos similares a países; la mujer brasileña es según las
Arkzin, 2002; o en el blog del autor: los sugeridos en el texto (lo que merecería estadísticas la que más se identifica y se
brianholmes.wordpress.com). Holmes ser objeto de una investigación común). somete a los modelos ideales del cuerpo
retomó la idea, más recientemente (en Sin embargo, un fenómeno totalmente femenino que establecen los medios, lo
2006), en el ensayo “The Flexible distinto entra en juego en algunos países que ubica a Brasil en la cima del ranking
Personality. For a New Cultural Critique” de Europa Oriental en este mismo de consumo de cosméticos, de
(transversal 11/06: machines and contexto, que es precisamente el medicamentos para adelgazar y de
subjectivation - surgimiento de los fundamentalismos de cirugías plásticas.

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¿Y qué tiene que ver el arte con todo esto? críticos que las acompañan y en las direc-
Así llegamos al terreno de la producción trices de los museos que las reciben, y por
artística. No resulta una mera coincidencia último (o por empezar), en todas las prácti-
que sea en este terreno que el referido mo- cas que se hacen en el marco de una deriva
vimiento se manifieste con mayor vehe- ubicada más allá del terreno institucional
mencia: la situación antes descrita lo afec- del arte, en la cual se encuentra embarcada
ta directamente. Las artes plásticas nunca parte de la producción contemporánea.
habían tenido tanto poder en el trazado de La fuerza que predomina hoy en día en este
la cartografía cultural del presente como territorio es la de la denegación de dichas
en estos últimos diez o quince años. Más turbulencias, propia de una flexibilidad reac-
allá de la prominencia que la imagen en tiva: la baja antropofagia descrita anterior-
general ha adquirido en este trazado en el mente. Las megaexposiciones se han con-
transcurso del siglo XX, en el campo espe- vertido en una de las principales fuentes de
cífico del arte, las exposiciones internacio- cartografías prêt-à-porter vacías y sin relie-
nales se han convertido en un dispositivo ve, adaptables al consumo en cualquier pun-
privilegiado para el desarrollo de lenguajes to del planeta y a la rápida adquisición de un
planetarios. De hecho, en ellas se concen- repertorio globalizado. Ésta es probablemen-
tra y se compone, en un mismo espacio y te una de las razones por las cuales este tipo
tiempo, la mayor cantidad posible de uni- de exposiciones se propaga por todas par-
versos culturales, tanto del lado de las tes a vertiginosa velocidad, a punto tal que
obras como de su público. podamos suponer que, en un futuro para na-
Al comienzo de este texto señalé que el da lejano, tengamos bienales, gigantescas
preguntarse si a las cartografías que traen ferias de arte y museos de arte contemporá-
consigo la impronta de la hibridación, la fle- neo con sus despampanantes arquitecturas
xibilidad y la fluidez debe rechazárselas o en las capitales de todos los países del pla-
celebrárselas constituye un falso problema. neta (el franchising de museos europeos y
Pues bien, es tan falso como preguntarse norteamericanos forma parte de esta lógica).
sobre la pertinencia del rol del arte en la in- Sin embargo, paralelamente y a contrapelo
vención de dichas cartografías. También en de ese mainstream, se agitan otras fuerzas
este caso, lo que importa son las fuerzas que, de diferentes modos, trabajan en la
que están en juego en cada propuesta ar- construcción de cartografías basadas en las
tística: cuánto de la creación parte de las tensiones de la experiencia contemporánea y
turbulencias de la experiencia sensible con- no en su denegación. Por entre ellas se afir-
temporánea. Dichas fuerzas resultan de los ma el poder poético del arte: dar cuerpo a las
inevitables rozamientos, las tensiones y las mutaciones sensibles del presente. El volver-
imposibilidades que la compleja construc- las aprehensibles participa de la apertura de
ción de una sociedad globalizada implica posibles en la existencia individual y colecti-
singularmente en cada contexto y en cada va: líneas de fuga de modos de vida estériles
momento. En el terreno de las artes plásti- que no sustentan cosa alguna a no ser la
cas, las mismas cobran cuerpo no sola- producción de capital. ¿No será ésta precisa-
mente en las propias obras, sino también mente la potencia política propia del arte?
en sus exposiciones y en los conceptos cu-
ratoriales que éstas expresan, en los textos Traducción del portugués por Damián Kraus

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¿PODEMOS...?

Derivaciones
periféricas en torno
a lo intersticial
Alrededor de la noción de “Sur”

Nelly Richard1 ta. Otra forma de entender lo local lo plan-


tea ya no como la derivación natural de una
Lo local como defensa reactiva o bien territorialidad de origen, sino como una “di-
como pliegue táctico ferencia situada”2: una diferencia cuya loca-
¿Qué valor de inscripción asignarle a lo “lo- lización táctica interviene en las geografías
cal” en un paisaje transfronterizo de signos de poderes, es decir, en los mapas de las
globalizados; un paisaje que ha reemplaza- instituciones y los circuitos metropolitanos
do los símbolos fieles del arraigo y la perte- que fijan y administran centralmente el valor
nencia por la velocidad mutante de la des- de la diversidad cultural. Lo local como “lo-
territorialización? calización táctica” desplaza significados
Lo local puede expresarse como temor re- entre lo globalizante (las cadenas de signos
activo frente a la disolución de los grandes asimiladas a la red-mundo) y lo micro-dife-
relatos de la duración, la estabilidad y la co- renciado (los pliegues y las estratificaciones
herencia que protegían a las identidades y de zonas irregulares y hablas disímiles).
las tradiciones homogéneas de antes con Las prácticas latinoamericanas de interven-
sus límites de separación nacional. Lo local ción artística y cultural se hacen locales en
–como respuesta defensiva frente a la ame- el mapa de lo global, al rescatar las texturas
naza globalista de la borradura de todas las de experiencia histórico-sociales de su es-
fronteras– se convierte así en el refugio nos- pecificidad de contexto(s). Pero cada locali-
tálgico de la pureza de una cultura origina- dad debe estar pendiente de las líneas dis-
ria, una cultura que debería aislarse de las continuas de los bordes y las fronteras que
contaminaciones de signos exacerbadas la rodean, ya que lo entrecortado de sus zo-
por los tráficos de la globalización capitalis- nas de contacto entre el interior y el exterior

1> Nelly Richard es crítica y ensayista. en Estudios Culturales. Es miembro del 2> Para Appadurai, “una diferencia
Estudió Literatura Moderna en La Claustro de Profesores del Doctorado de situada” es “una diferencia con relación a
Sorbonne, Paris. Desde 1990 es directora Filosofía con mención en Estética de la algo local, que tomó cuerpo en un lugar
de la Revista de Crítica Cultural. Se Facultad de Arte de la Universidad de determinado donde adquirió ciertos
desempeña actualmente como Directora Chile, y del Advisory Council for the significados”. (Appadurai, Arjun, La
de Extensión Académica y Cultural de la Department of Spanish and Portuguese modernidad desbordada, Trilce / FCE,
Universidad de Arte y Ciencias Sociales de Princeton University. En 1996 recibió la Montevideo / México, 2001, p. 28.)
ARCIS, donde también dirige el magister Beca Guggenheim.

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les permite a las fuerzas culturales disemi- lonización) con la velocidad de desarraigo de
narse a través de roces y fricciones de su- los flujos metropolitanos del capitalismo
perficies entre “nosotros” y “los otros” en lu- transnacional. El beneficio teórico del con-
gar de sustancializarse en la profundidad del cepto de “hibridez” radica, primeramente, en
“ser latinoamericano”. “Sur” sería aquel vec- su efecto desustancializador, ya que sirve
tor de intersección y descentramiento que para abrir los rígidos binarismos de antes
impide que una localidad (continente, terri- (modernidad / tradición, cosmopolitismo /
torio o región; campo o institución) coincida regionalismo, desarrollo / subdesarrollo, Pri-
realistamente con los trazados unificadores mer mundo / Tercer mundo, etc.) a la fluidez
de su composición de lugar, por mucho que de nuevos sistemas de préstamos intercultu-
este lugar se llame “periferia”. “Sur” es el rales entre identidades fragmentadas y móvi-
entre-lugar que exhibe sus marcas de for- les. El concepto de “hibridez” insiste –antie-
mación latinoamericana y de pertenencia sencialistamente– en que las identidades
histórico-cultural pero que, al mismo tiem- son el resultado contingente de prácticas ar-
po, genera descalces para que lo bifurcado ticulatorias que se hacen y se deshacen me-
y lo desviante de sus escenas sub-locales diante transacciones de signos entre reper-
se zafen de los relatos de integración plena torios culturales discontinuos.
a una macro-referencia continental. La relación entre globalización e hibridez
pasa por la problemática de la “traducción”
Hibridez y traducción culturales cultural. La traducción cultural es el juego
La globalización intercultural tiene a la hibri- de desinscripciones y reinscripciones de
dez como palabra-código para designar la significados que son trasladados de una
mezcla y el reciclaje de fragmentos de cul- cadena de signos a otra, de una matriz de
turas e identidades que circulan, transloca- cultura e identidad a otra, mediante proce-
lizadamente, por las redes simbólicas y co- sos de conversión de lenguajes.
municativas de la economía globalizada. La verticalidad del eje Norte / Sur supone
El concepto de “hibridez”3 surgió para carac- que la jerarquía del centro condena la perife-
terizar la experiencia disjunta de una cultura ria a los efectos miméticos de una recepción
latinoamericana atravesada por procesos de pasiva. Sin embargo, los procesos de traduc-
incrustación, superposición y desensamblaje ción cultural siempre generan desconexiones
de materiales que hacen chocar los signos violentas entre, por un lado, la matriz de asig-
de identidad y de pertenencia continentales nación hegemónica del sentido y, por otro, la
(tradiciones autóctonas y memorias de la co- materialidad específica de los contextos lo-

3> Así lo elabora el autor en: Néstor estrategias para entrar y salir de la
García Canclini, Culturas híbridas: modernidad, México, Grijalbo, p. 19- 89.

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cales que se rebelan contra la univocidad de ñamiento que sacude la conversión bien or-
su captura homogeneizante en el lenguaje de denada de las identidades y las diferencias
referencia metropolitano. Estas desconexio- reconocidas, al agudizar los conflictos de
nes violentas entre lo global y lo local testi- traducción entre el repertorio metropolitano
monian de la potencialidad rebelde del in situ de la otredad cultural y las sub-identidades
que rechaza la conversión uniforme de sus locales. Al discrepar de lo ya convenido en
signos al sistema hegemónico de traslación materia de representacionalidad latinoameri-
del valor cultural, y que lo hace desatando cana, estas sub-identidades locales se
luchas de significación, de identificación y de muestran rebeldes a toda identificación sim-
apropiación que movilizan los significados ple con una región o una identidad de origen.
antagónicos de los textos de la cultura en
contra de la autoridad del centro que preten- Localizaciones intermedias:
día monopolizar el privilegio de lo fundante, lo periférico-intersticial
lo original y lo verdadero. Sabemos que las nuevas formas globales de
James Clifford llama “traducción soberanía capitalista dibujan una cartografía
imperfecta”4 a aquella traducción que experi- del poder económico-cultural en la que éste
menta con la capacidad irruptiva y disruptiva ya no se agencia desde un foco central sino
de los materiales a traducir. El ritmo “Sur” a través de una red multicentrada. Las seg-
debería llenar los textos culturales de la peri- mentaciones dispersas de flujos transversa-
feria latinoamericana de asperezas y diso- les de esta red multicentrada impiden que
nancia, para que alguna huella refractaria – “centro” y “periferia” sigan siendo conside-
negatividad, excedente, residuo, impureza– radas como localizaciones fijas y polarida-
se oponga al discurso relativista de la asimi- des contrarias, rígidamente enfrentados en-
lación cultural. Las “traducciones imperfec- tre sí por antagonismos lineales. Se ha de-
tas” que se dan entre contextos distintos y simplificado la macro-oposición centro / pe-
distantes batallan contra la tendencia a inte- riferia que guiaba emblemáticamente la tra-
grar pasivamente las diferencias al mercado dición identitaria del “ser latinoamericano”,
de la diversidad cultural como si se tratase en su versión anticolonialista y antiimperia-
de “diferencias diferenciadas”, es decir, de lista. Pero la dominante capitalista sigue ge-
diferencias habladas por las definiciones me- nerando asimetrías de poder que reparten
tropolitanas que las preceden y condicionan. desigualitariamente las claves de acceso y
Las maniobras tácticas del “Sur” resaltan la participación de lo local en las redes globa-
potencia enunciativa y performativa de las les de acumulación y transacción del valor
“diferencias diferenciadoras”, es decir, de semiótico-cultural de todo lo que circula y
aquellas diferencias que desafían el sistema se intercambia. Estas asimetrías y desigual-
de clasificación de las propiedades y atribu- dades crean focos de resistencia local a la
tos de lo que ha sido nombrado autoritaria- saturación uniforme de lo global y a la con-
mente por el centro como “identidad” o co- densación homogénea del sentido que per-
mo “diferencia”5. “Sur” es la fuerza de extra- sigue la axiomática dominante. Lo periféri-

4> James Clifford, “The Global Issue: a cultural, Madrid, Amorrortu, 2003, p. 103: “intersticial” que rechaza la
Symposium”, en Art in America, julio, “Las estrategias de hibridación revelan un representación binaria del antagonismo
1989, p. 87. movimiento de extrañamiento en la social” a través de una negociación “que
5> Remito a: Homi Bhabha, “El entre- inscripción “autorizada” y hasta no es ni asimilación ni colaboración”.
medio de la cultura” en Stuart Hall y Paul autoritaria del signo cultural... que hace
du Gay (comp.) Cuestiones de identidad posible el surgimiento de una agencia

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co-latinoamericano es hoy una localización relatos lisos de lo universal (lo abstracto-ge-


intermedia cuyas zonas, disparejas, no ofre- neral del fundamento del valor) y lo global (lo
cen todas por igual la misma disposición de interconectado de las redes de traspaso y
signos a dejarse irradiar por la primacía del conversión del signo-mercancía) con los frac-
centro6. Los juegos de dependencia y con- cionamientos y las roturas de las cadenas de
tradependencia de lo “intermedio” formulan signos locales. Lo periférico-intersticial de lo
una conceptualidad híbrida que impide que latinoamericano es el modo que ocupa lo lo-
lo periférico-latinoamericano se deje naturali- cal (“Sur”) para realizar disyunciones de con-
zar por el centro como una diferencia origi- textos que agudicen las contradicciones in-
naria. “Sur” es la línea de ambigüedad que ternas de la globalización entre homogenei-
lleva lo latinoamericano a no renunciar a dad y heterogeneidad; entre nivelamiento y
contrastar sus diferencias sub-locales con el reestratificaciones; entre velocidad de circu-
dispositivo metropolitano de equivalencias lación y huella de inscripción; entre desmate-
multiculturales pero que, a la vez, desconfía rialización histórica y agencias corpóreas; en-
de que se romantice la otredad de estas di- tre máquinas de abstracción y singularizacio-
ferencias regionales por medio del exotismo nes intensivas; entre vaciamiento del sentido
o la folclorización de lo primitivo. e incapturabilidad de los restos.
Appadurai dice que “entiende lo local como
algo relacional y contextual, en vez de algo Referencialidad de contexto
espacial o una mera cuestión de escala”7. Si y políticas identitarias
lo local es relacionalidad y contextualidad, En el actual paisaje de la globalización y del
es decir, si lo local es delimitación y, a la vez, multiculturalismo, el eslogan de la “diversi-
puesta en tensión de los límites, tiene más dad cultural” –agenciado por la instituciona-
que ver con los desplazamientos inciertos lidad metropolitana– llama a marginalida-
entre la centralidad y sus bordes que con des, subalternidades y periferias a recurrir
una ocupación literal del territorio. Las ten- al arte para denunciar condiciones de mise-
siones entre lo global y lo local –como térmi- ria y opresión sociales, reconfigurar identi-
nos inestables que no pueden reducirse a la dades y comunidades, visibilizar memorias
fijeza de una oposición binaria– se expresan históricamente sepultadas, disputar hege-
a través de simultaneizaciones y desfases, monías de representación sexual o bien re-
de interacciones y saltos, de mezclas y des- alizar intervenciones públicas ligadas a de-
conexiones. Lo local designa la tensión irre- mandas ciudadanas. El multiculturalismo ha
suelta de un entre-lugar fluctuante que, al orientado un creciente proceso de sociolo-
surgir de las discontinuidades y variaciones gización y antropologización del arte que,
de lo global, nunca logra autoafirmarse natu- en el caso latinoamericano, espera que sus
ralmente como una territorialidad satisfecha prácticas testimonien un compromiso direc-
que se concibe propietaria de sí misma. to del arte contra las violencias históricas y
La intersticialidad de lo latinoamericano usa las exclusiones culturales a través de una
la oblicuidad táctica del repliegue y del des- mayor referencialidad de contexto.
pliegue para llevar lo concreto-singular y lo Es cierto que las marginalidades y las subal-
material-específico de cada contexto traspa- ternidades han tenido el mérito, a través de
sado de historicidad cultural a accidentar los la crítica feminista y la teoría poscolonial, de

6> Ver, en especial, el capítulo crítico” en: Alberto Moreiras, Tercer Latina, ARCIS / Lom, Santiago, 1999.
“Localización intermedia y regionalismo espacio: literatura y duelo en América 7> Arjun Appadurai, Op. Cit., p. 187.

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revelar las arbitrariedades, las censuras y las mo de estas políticas de la identidad y la re-
exclusiones que impuso el canon modernista presentación parece otorgarle al subalterno
de la cultura occidental-dominante y su idea- el privilegio –reparatorio– de ser depositario
lismo estético basado en el dogma de la au- de una “verdad” moralmente superior al iden-
tosuficiencia de la forma. Desocultar los si- tificarse con la miseria, la violencia y la opre-
lenciamientos y las tachaduras de la diferen- sión: una verdad literalmente basada en una
cia ejercidos por ese modernismo occiden- identificación realista con un contexto retra-
tal-dominante forzó las instituciones del arte tado en su máxima denotatividad que, como
internacional a abrir sus fronteras a relatos tal, eximiría a la periferia de que reflexionar
no-canónicos, a narrativas de la otredad, sobre las mediaciones discursivas que tra-
que el imperialismo del valor absoluto ejerci- man la relación entre imagen y mirada; entre
do por el centro había querido censurar o vivencia y narración; entre realidad y signifi-
discriminar. Para los márgenes y las perife- cación; entre formación cultural e interrela-
rias culturales, fue vital reivindicar el contex- cionalidad de espacios y tiempos. A partir del
to y los contextos, para combatir el universa- supuesto naturalizado de una continuidad
lismo del valor abstracto. “Contexto” quiere auténtica entre lugar, cuerpo y habla, el multi-
decir aquí: localidad de producción, sitio culturalismo ha reducido la cuestión de la
enunciativo, coyuntura de debate, particula- identidad y de la diferencia a la simple afir-
ridad histórico-social de una trama de intere- matividad de una condición predeterminada
ses y luchas culturales que especifican el va- (ser latino, ser chicano, ser afro, ser feminis-
lor situacional y posicional de cada realiza- ta, ser gay, etc…) que debe ser funcional a
ción discursiva en oposición a la síntesis ho- los avances de la lucha cultural contra la dis-
mogeneizante de la “función-centro”8 que criminación de género y raza en el centro de
tiende a borrar lo singular y distintivo. las instituciones metropolitanas. El lenguaje
Pero algunas prácticas artísticas y culturales clasificatorio de las marginalidades tipifica-
latinoamericanas insisten, naturalistamente, das se basa en una falsa correspondencia li-
en transcribir sus identificaciones de sujeto y neal entre “ser”, “hablar como” y “hablar des-
contexto al régimen –estandarizado– de las de”, que llevan sujetos y contextos al lengua-
políticas de identidad y representación de las je reivindicativo y militante de una represen-
instituciones internacionales que promueven tación de identidad ya montada, unívoca-
la diversidad cultural. Son prácticas que do- mente designable y asignable. Las políticas
cumentan –en vivo y en directo– la carga tes- identitarias del multiculturalismo buscan faci-
timonial de las acciones combativas de la pe- litar el “reconocimiento de un sujeto que im-
riferia para que finalmente el centro extraiga plica la representación de la diferencia pero
de ellas la energía que necesita para volver a no cuestiona las condiciones de representa-
intensificar una historicidad del sentido que bilidad en las que esa diferencia se configura
fracasa en tiempos hipercapitalistas, debido como tal”9. Para ello, el multiculturalismo de-
a la desmaterialización de la experiencia y la be censurar el diferir interno de las paradojas
inmaterialización de la imagen. El contenidis- y las ambivalencias que mantienen en estado

8> Decimos “función-centro” (Derrida) en descontextualizarse incesantemente), la estructura” de acuerdo a reglas de


lugar de “centro”, para evitar toda “función-centro” representa autoridad prefijadas. (Jacques Derrida,
sobredeterminación topográfica. Sin simbólicamente aquella instancia que L´ècriture et la différence, Paris, Editions
ocupar un lugar fijo, siendo incluso un condensa el poder de organizar “un du Seuil, 1967, p. 408).
“no-lugar” (debido a cómo la globalización número infinito de sustituciones de
mediática lleva flujos y acontecimientos a signos” y de “ponerle límite al juego de la

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de incompletud, de suspensión y oscilación, donde la crítica puede exacerbar la tensión


los procesos de identificación cultural que no entre apertura y cierre, entre totalidad e inte-
se alinean según un único guión de enrola- rrupción, entre centralización y dispersión.
miento basado en denominaciones fijas10. Es precisamente en los bordes de las insti-
El concepto-metáfora “Sur” debería exacer- tuciones donde se libran los “conflictos de
bar el plural heterogéneo de los márgenes aceptabilidad”11 entre el libreto metropolita-
de des-identificación cuyo zigzag fisura el no de la diversidad cultural que fabrica los
interior de los bloques homogéneos de con- estereotipos de lo otro y lo no-registrado de
solidación identitaria. Sólo así, el otro y lo las subjetividades alternativas a las identifi-
otro se muestran en vía de problematizar su caciones previamente consignadas.
propia formulación inestable en el juego El teórico Paul Bové nos dice que “para cap-
mutante entre identidad, diferencia y alteri- tar algo de la fuerza de un acto ‘crítico de
dad. Sólo así el otro y lo otro desorganizan oposición’, se debe ver éste, antes que nada,
críticamente los contenidos-de-identidad en como un acto y en acción”12, es decir, impli-
los que el discurso metropolitano desea cado en el juego institucional cuyas reglas se
capturar la subalternidad periférica para propone afectar. Esto supone que la crítica
que se parezca a lo predeterminado por él. de las instituciones metropolitanas desde la
periferia (“Sur”) tiene siempre que ver con la
El dentro / fuera de las instituciones tensión entre, por un lado, su marco de inclu-
Al igual que cualquier otro territorio social o sión de lo otro trazado en nombre de la diver-
político, las instituciones metropolitanas son sidad cultural y, por otro, lo heterogéneo (lo
campos atravesados por una multiplicidad disímil, lo antagonista, etc.) de signos a los
de fuerzas variadas y variables, que desor- que no les basta con ser incorporados tran-
denan y reordenan los diagramas de poder quilamente a este marco sino que pugnan
en función de la emergencia de lo nuevo y lo por desestabilizar los límites de lo convenido
cambiante. También las instituciones del en materia de definiciones y pertenencias.
centro son escenarios móviles donde es Las cadenas de valor y poder internacionales
siempre posible experimentar una performa- que reproducen lo metropolitano no poseen
tividad crítica que puede activar las luchas la sistematicidad absoluta de un todo unifor-
entre lo constituido y lo constituyente, entre me. Son constelaciones dinámicas de fuer-
lo sedimentado y lo reactivo, entre lo legiti- zas en conflicto que reinterpretan permanen-
mado y lo no-unánime: entre las representa- temente el conflicto entre incorporación y
ciones-de-identidad y las desalineaciones- desincorporación. A medida que los contor-
de-habla. En particular, los confines de las nos institucionales van urdiendo nuevas ma-
instituciones, sus bordes, designan la zona niobras de asimilación de lo disímil, la crítica
estratégica en la que actúan los sistemas de periférica (“Sur”) debe imaginar los cambios
inclusión y exclusión culturales. Es ahí, en de dirección capaces de reorientar su discur-
los bordes o confines de lo institucional, so de oposición para impedir que las fronte-

9> Leticia Inés Sabsay, “Deseo y discurso diferencia entra la voz y el cuerpo, del diferencia, editor: Benjamín Arditi,
en el sujeto (feminista) de la performatividad” intervalo entre identidades… El lugar de un Caracas, Nueva Sociedad, 2000, p. 101.
en: Pretérito imperfecto. Lecturas críticas sujeto político es un intervalo o brecha: es 11> Omar Calabrese, La era neobarroca,
del acontecer. Compiladoras: Leonor estar juntos en la medida que estamos Madrid, Cátedra, 1989, p. 65.
Arfuch, Gisela Catanzaro, Buenos Aires, entremedio, esto es, entre nombres, 12> Paul Bové, En la estela de la teoría,
Prometeo, 2008, p. 193. identidades, culturas, etc.”. Jacques Valencia, Cátedra, 1992, p. 84.
10> Dice J. Ranciére: “La vida de la Ranciére, “Política, identificación y
subjetivación política depende de la subjetivación” en: El reverso de la

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ras de control logren retener lo fugado y con- de sus propias gramáticas de producción, a
trolar internamente lo sobrante. En todo caso, sabiendas de que cualquier nueva vecindad
no hay nada enteramente predeterminado ni genera otras redes de afiliación y desafilia-
nada completamente a salvo. Las institucio- ción de intereses que van a modificar la rela-
nes metropolitanas, que han aprendido a res- ción entre lo consensual y lo divergente, lo
ponder a la presión de lo limítrofe y lo excén- mayoritario y lo minoritario, etcétera. “Sur” es
trico, diseñan estrategias siempre nuevas de el vector de desestabilización de lo latinoa-
redelimitación de sus fronteras de integración mericano que hace que los márgenes y las
de lo diverso. Tampoco las redes periféricas, instituciones cambien incesantemente de po-
por el sólo hecho de ser marginales o subal- sición en los mapas de convertibilidad del va-
ternas a los poderes constituidos, articulan lor de la “identidad” y la “diferencia” latinoa-
necesariamente significados contra-hegemó- mericanas, para que la crítica periférica expe-
nicos. La territorialidad del estar “fuera”, rimente con trazados de lugar e identidad que
“dentro” o “entremedio” de las instituciones, prefieren lo “no garantizado” (Guattari) de lo
sólo se convierte en micro-política cuando fluctuante a la seguridad del “estar en casa”,
somete sus enunciados locales al desmontaje en la casa “propia”.

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¿PODEMOS...?

La tierrita sagrada
Repensar los “Conceptualismos Latinoamericanos” en los setenta:
el caso de Alfredo Portillos

Juan Pablo Pérez** teriales y conceptuales desplegadas en su


obra. En este sentido, sus experiencias ritua-
“El desanclaje de aquellos términos les desbordan la mirada “neoprimitivista” y
(centro-periferia) posibilita de “exotización” de lo periférico, en múltiples
reivindicar la diferencia de lo tensiones con lo señalado por Joaquín Ba-
latinoamericano no a partir de su rriendos para el arte de las periferias en plena
oposición abstracta al modelo central, globalización, cuya “sublimación de lo subal-
sino de sus posiciones terno o romantización de lo marginal genera
propias, variables, determinadas una poética de lo reivindicativo que objetuali-
por intereses específicos.” za la alteridad, codificándola y haciéndola fá-
cilmente consumible y absorbible”2.
Ticio Escobar1 La serie que analizaremos articula un cor-
pus reducido de obras que abarca sus ins-
a exotización de lo “telúrico” es una de talaciones y performances realizadas junto

L las interpretaciones que circunscriben


de manera unívoca y restrictiva las obras
de Alfredo Portillos de los primeros años se-
al Grupo de los Trece3 a partir de 1972, por
ejemplo: “Transposición en el tiempo de la
ex-Asistencia Pública de la Ciudad de Bue-
tenta como resorte estético homogeneizador nos Aires a la plaza Roberto Arlt” en la
de las experiencias poético-políticas en los muestra Arte e ideología en el CAYC al aire
“conceptualismos” de América Latina. libre; su participación en el Cuarto Salón de
Las obras de Portillos son plausibles de ser Acrílicos Paolini de 1973; y desprendiéndo-
interpretadas de manera diferente sobre no- se de esta última, la instalación titulada
ciones comunes a lo “latinoamericano” como “Cementerio de guerrilleros latinoamerica-
idea “esencialista”. Presentaré aquí tres posi- nos” de 1974, en la muestra Arte de Siste-
bles lecturas a partir de las condiciones ma- mas en América Latina (Bélgica).

*> Este texto es parte de un trabajo mayor Cultural de la Cooperación (Buenos Aires). Geopolítica del arte periférico en la
de investigación sobre la obra de Alfredo Forma parte de la Red de Investigadores víspera de los bicentenarios de América
Portillos desarrollado como becario del sobre Conceptualismo en América Latina. Latina”, en Revista Des-bordes desde el
Fondo Nacional de las Artes (2007), que 1> Ticio Escobar, El arte fuera de sí. Arte y la Política, Nº 0, México (DF), 2009.
continúo como becario investigador en el Asunción del Paraguay, CAV/Museo del <www.des-bordes.net>
Centro Cultural de la Cooperación (2008- Barro, Fondec, 2004, p. 76. 3> El Grupo de los Trece lo integraban
2009). Algunos ejes problemáticos del 2> En la actualidad asistimos por lo tanto originariamente: Jacques Bedel, Luis
proyecto fueron discutidos con Roberto a un inexpugnable aprovechamiento Fernando Benedit, Gregorio Dujovny,
Amigo y Ana Longoni, a quienes estético del subdesarrollo. Esta plusvalía Carlos Ginzburg, Víctor Grippo, Jorge
agradezco sus sugerencias. estética agenciable es la que está en González Mir, Vicente Marotta, Luis
**> Juan Pablo Pérez Licenciado en juego en los procesos de exotización, Pazos, Alberto Pellegrino, Alfredo
Artes (FFyL-UBA) y Profesor Nacional de internacionalización y comercialización Portillos, Juan Carlos Romero, Julio Teich,
Bellas Artes (IUNA-Prilidiano Pueyrredón). del arte contemporáneo. En: Joaquín Horacio Zavala y el director del CAYC
Docente de Arte Contemporáneo Barriendos, “Desconquistas (Políticas) y Jorge Glusberg.
(UNTREF-IUNA-IES). Becario del Centro Redescubrimientos (Estéticos).

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Lejos de cualquier tipología académica, su materialidad asumida por nuestro artista, en


obra desarma y disloca las condiciones de consonancia con otros conceptualistas de
representación. Presenta una operación ri- América Latina, no responde a la herencia
tual desde otro tipo de accionar disruptivo sesentista de la desmaterialización4 del arte
dentro del campo del arte. Las coronas de conceptual, sino que, tal como plantea Luis
papel y de plástico son encontradas y apro- Camnitzer5, obedece a un proceso de recon-
piadas de sus sitios originales, y reaparecen textualización de la obra que busca operar,
recurrentemente en las imágenes de sus al- transformar y situarse reflexivamente como
tares y cementerios latinoamericanos. Cierta horizonte utópico en su propia realidad.
marginalidad es lo que reelabora y resignifica En este sentido, la condición material no só-
Portillos al colocar las cruces de cañas de lo habla de un proceso de producción socio-
forma “torcida” –o corrida–, en alusión a la histórico diferente. Además, dicha reducción
diferenciación en los entierros colectivos for- funcionó como solución económica a la pro-
zados de los pueblos indígenas, como en el puesta efímera, de emergencia y comunica-
grupo cultural de los Quilmes, y al recurso ción inmediata, esquema necesario para in-
visual utilizado por el conquistador para dis- cidir en los límites del arte y la política.
tinguir selectivamente un muerto común (in- En esa misma línea de lectura nos encontra-
dio) de la sepultura del verdadero cristiano, mos con la noción de no-objetualismo de
cuya presencia formal se constituye concep- Juan Acha de 1972-1973. En él aparece una
tualmente en una identidad material. mirada crítica desde la propia categoría ideo-
lógica que intenta revertir las condiciones de
La recontextualización de los la desmaterialización, ya no en una clave de
conceptualismos en América Latina lectura formalista, sino en la que proponen
Por fuera de cualquier tipología de un arte Miguel López y Emilio Tarazona: “(s)e trata de
conceptual canónico, sin caer en lecturas de un ‘activismo’ sedicioso y desfetichizador que
bloques unitarios y antagónicos, Portillos in- no se asume como una renuncia total al obje-
troduce un gesto diferente en la praxis artísti- to, sino como una forma de intervención críti-
ca al recuperar el “objeto” de manera resi- ca sobre su condición de mercancía”6.
dual a partir de su revalorización ritual y sim- La desmaterialización también fue definida y
bólica. A través de las cruces de caña de ta- discutida por Edgardo Antonio Vigo como
cuara, las estampitas religiosas y las coronas conceptualismo objetual-sin objeto. El “arte
de papel o de plástico de colores tomadas pobre” en su mirada latinoamericana hizo hin-
de los cementerios del noroeste argentino; la capié en los proyectos artísticos que iban

4> Concepto desarrollado en paralelo por largamente en el conceptualismo vehículo oportuno para la expresión
Lucy Lippard (1967) y Oscar Masotta en norteamericano–, sino del desplazamiento política; útil debido a su eficiencia, su
Argentina (1967), quien acuñó la frase a materiales antes no considerados como accesibilidad y su bajo costo (Luis
“Después del pop, nosotros artísticos. En: Ana Longoni, “Oscar Camnitzer, Didáctica de la Liberación.
desmaterializamos”. Tal tensión, como Masotta: Vanguardia y Revolución en los Arte Conceptualista Latinoamericano,
sostiene Ana Longoni, nos obliga a sesenta” (Estudio Preliminar) en Oscar Montevideo, Casa editorial HUM / CCE-
pensar y desmontar la relación de Masotta, Revolución en el Arte. Pop-art, CCEBA, 2008, p. 48 y p. 216). Lo efímero
subordinación y dependencia entre centro happenings y arte de los medios en la como eficacia política acompañado de la
y periferia. La afirmación de Longoni década del sesenta. Buenos Aires, escasez y pobreza de recursos es una de
resulta útil para analizar la obra de Edhasa, 2004, p. 88. las nociones que viene desarrollando
Portillos en cuanto a que, además de este 5> En el contexto Latinoamericano, la Fernando Davis en su análisis sobre la
desplazamiento del énfasis (concepto y desmaterialización no fue una obra de Edgardo Antonio Vigo.
proceso), tampoco se trata de la ausencia consecuencia de la especulación
absoluta de materiales –como se debatió formalista. En su lugar, se convirtió en un

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desde la pobreza material a la imposibilidad Por un lado, encontramos entre otros artis-
de realización como arte, y es ahí, en dicho tas del grupo, las piezas de: Luis Pazos,
pasaje o proceso, donde radica el potencial Juan Carlos Romero, Horacio Zabala y Vi-
crítico. Para Vigo, el arte conceptual latinoa- cente Marotta, cuyas temáticas abordaban
mericano deviene intrínsicamente en una “for- un lenguaje claramente de lectura política
ma real de arte pobre, torpedeado constante- en relación al contexto de represión y vio-
mente por Instituciones que pregonan una lencia que se vivía en plena dictadura del
sofisticada realización, basada en general por General Lanusse (1972). Y por otro, Alfredo
los últimos gritos provenientes del exterior”7. Portillos y Víctor Grippo tenían afinidades
El contexto de politización del arte a princi- basadas en una formalidad poética y her-
pio de los años setenta atraviesa varias de mética con mayor preponderancia en su in-
las producciones de los artistas del Grupo terpelación a través de metáforas visuales
de los Trece vinculados al Centro de Arte y que en el aparato teórico-conceptual.
Comunicación. Los trabajos adoptaron irre- Sin embargo, la heterogénea experimenta-
mediablemente un imaginario colectivo que ción “conceptual” del grupo nos induce a in-
afloró en la escena del arte argentino como terpretar que la obra de Portillos fue contami-
respuesta al compromiso de los intelectuales nada por dicho contexto de politización. Cla-
y artistas que pensaron orgánicamente un ro está que, como señala Ana Longoni, no
espacio simbólico y un lugar como destino podemos reducir las producciones experi-
acuciante y emancipador: América Latina8. mentales y críticas en América Latina como
La organización de los artistas en torno al una subtendencia periférica denominada
CAYC aparecía dispersa en pequeños sub- “conceptualismo político” o “ideológico”, por-
grupos de cierta afinidad que enfrentaron que en todo caso los “conceptualismos” que
internamente contradicciones y condiciones nos interesa reactivar siempre son, a todas lu-
inestables de expresión, con un lenguaje ces, proyectos políticos (lo que no niega su
discursivo radicalizado depositario de un condición poética, sino que la amplifica más
conceptualismo explícito. allá de los límites modernos del arte).9

6> “Acha articula la categoría luego de su México DF, 10 de junio, 1973, p. 4.). No 8> “¿Unidad histórica? ¿Unidad de
llegada a México, en oposición frontal con obstante, en la lectura hecha por Augusto lucha? ¿Unidad de cultura? ¿De qué
cierto ‘arte objetual’ burgués Del Valle, aun cuando es inexacta en hablamos cuando hablamos de América
occidentalista, que intenta resguardar un términos históricos, se aborda la Latina? Para responder a esta pregunta
orden tradicional y en calma. Para el proximidad del no-objetualismo con las se recurrió a una serie de ensayistas que,
crítico las nuevas y jóvenes reflexiones en torno a lo popular y lo al menos desde finales del siglo pasado,
manifestaciones –las cuales refiere desde indígena, que es, sin duda, el trayecto se habían preocupado por cuestionarse
1969– marcaban ese final del ‘objeto de que luego Acha le imprime”. En: Miguel sobre la unidad cultural del continente y
arte’, en tanto noción de ‘arte culto’. Así, López y Emilio Tarazona, “Juan Acha y la sobre sus diversas denominaciones:
Acha celebra entonces aquella ‘muerte revolución cultural. La transformación de Hispanoamérica, Latinoamérica,
del arte’ no entendida como muerte física, la vanguardia artística en el Perú a fines Iberoamérica, Indoamérica.” En: Claudia
sino como un creciente proceso de de los sesenta”, Barcelona/Lima, Gilman, Entre la pluma y el fusil. Debates
desfetichización, que empieza a restarle noviembre de 2008. y dilemas del escritor revolucionario en
‘importancia’ a las ‘artes objetuales’ a fin 7> El “arte povera” europeo fue una América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI
de eliminar falsas jerarquías; e incluso nueva dinámica estética y comercial editores, 2003, pp. 79-80.
observando también, de forma crítica, la como reacción a la técnica y de cara a la 9> Ana Longoni, “Bajo el signo del no-
escalada de tendencias estéticas que naturaleza. En cambio, en Latinoamérica nato”. Ponencia presentada en la
afectó el continente a mediados de los el “arte pobre” nace a partir de la falta de Charla-debate: Miradas y Reflexiones
Sesentas y que él acompañó inicialmente medios, surge por carencia y no por sobre el Arte Conceptual
con entusiasmo (Juan Acha, “Crisis del exceso. En: Edgardo Antonio Vigo, Latinoamericano, Centro cultural de la
arte culto. Desfetichización, no muerte”, “Sellado a mano”, Hexágono ’71, Cooperación, Julio de 2008.
en Excélsior, Supl. Diorama de la Cultura, La Plata, 1975.

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La muestra Arte e ideología en el CAYC al tiva de “La realidad subterránea” de Eduar-


aire libre en la Plaza Roberto Arlt de Sep- do Leonetti, Roberto Duarte Laferriere y Ri-
tiembre de 1972, conjuntamente con la pre- cardo Roux, intervención fuera del catálogo
sentación de Arte de Sistema II en el Museo que provocó el cierre y clausura de la mues-
de Arte Moderno de Buenos Aires, tuvo co- tra con motivo de su explícita referencia a la
mo objetivo grupal salir al espacio público y reciente Masacre de Trelew del 22 de agosto
desafiar la realidad de la calle10, sorteando de ese año, con lo cual, dichas obras alcan-
los riesgos de una enmascarada violencia zaron instancias inmediatas de discusión y
institucionalizada. cierta urgencia en la materialización concep-
Si mencionamos solamente la propuesta te- tual frente al contexto político represivo.12
órica de Luis Pazos para avalar nuestra hi- La revisión contextual de estas obras cen-
pótesis, su obra dependía de una argumen- trales en la muestra de la plaza Roberto Arlt
tación mayor previa a la muestra en la pla- imprimió su huella política a una obra olvi-
za, donde el artista advertía en cinco propo- dada de Portillos, pero significativa en
siciones el grado de conciencia y el futuro nuestra lectura. La propuesta hacía referen-
del “arte latinoamericano”, estipulando las cia a los muertos en un sentido histórico y
consignas de: “1- Hacer del arte la concien- geográfico determinado. Su trabajo “Trans-
tización del presente, 2- Liberar nuestra cul- posición en el tiempo de la ex-Asistencia
tura colonizada oponiéndole una contracul- Pública de la Ciudad de Buenos Aires a la
tura de la violencia, 3- Hallar una apertura plaza Roberto Arlt”, en colaboración con
hacia lo popular como único medio de inte- Hebe Conte, abordaba la idea de memoria
grar el arte a la realidad, 4- Crear de fronte- histórica sobre el espacio físico y simbólico
ras para adentro, y 5- Amar nuestra propia donde funcionó la ex-Asistencia Pública de
cultura con la más feroz de las lealtades; la ciudad. Simplemente había instalado una
odiar a las culturas dominantes con el más especie de “altar” con una camilla blanca
implacable de los odios. Porque sólo la fe- como recordatorio del mal desempeño, y
rocidad nos hará libres.”11 por ello los muertos, según el artista, de la
En esa oportunidad Pazos presentó “Monu- institución de salubridad que se desempe-
mento al prisionero político desaparecido”, ñaba en el predio de la plaza.
tres lápidas sepulcrales que al mismo tiem- Estos planteos trabaron un diálogo fuerte
po fueron escenario de una acción perfor- entre la recontextualización de los muertos
mática, acompañada además por “Proyecto de la ex-Asistencia Pública, las lápidas del
de solución para el problema del hambre en monumento al prisionero desaparecido
los países subdesarrollados, según las gran- presentadas por Pazos, y la exhibición de
des potencias”, que mostraba un enorme las fotos de los campos de concentración
fardo de pasto envuelto para regalo. El mis- del nazismo que formaron parte de la obra
mo Pazos colaboró en la producción colec- colectiva “La realidad subterránea”, en

10> En diálogo con uno de los uno de sus miembros y que a su vez ésta títulos: “Descansemos hoy: Mañana
coordinadores del grupo, David Cooper no puede alcanzarse sin la liberación de comienza la lucha” de Vicente Marotta;
incitaba a salir a la calle y desafiar la la sociedad global. La única terapia eficaz “300 metros de cinta negra para enlutar
violencia en el espacio público (entrevista es, entonces, la creación de la revolución. una plaza pública” de Horacio Zabala;
con el artista - 09-06-2002). A través de la Ver: La Opinión, 16-07-1972. “Liberación = Socialismo Nacional” de
idea de anti-psiquiatría, para Cooper en el 11> Luis Pazos, CAyC, GT-136, 12-6-72. Roberto Duarte Laferreire; y
Tercer Mundo es abundantemente claro 12> Muchas de las obras en la plaza “Construcción de un horno popular para
que la sociedad global no puede quedar propusieron una contaminación entre el hacer pan” de Jorge Gamarra y Victor
liberada sin la liberación personal de cada arte y la política, como por ejemplo en Grippo entre otras.

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tensión con las dieciséis cruces pintadas El repertorio de imágenes y conceptos ela-
de blanco en la pared en homenaje a los borado por Portillos encuentra asidero en
guerrilleros fusilados en Trelew; cuyas las ideas del indoamericanismo, término
tumbas “graffitadas” y cuerpos ausentes que en el año 1924 elaboró incipientemente
vuelven a poner en conflicto los marcos José Carlos Mariátegui, y luego de 1961 re-
interpretativos del “arte” y la “política”. aparece en la lucha social y nacional con
los hermanos Santucho desde el Frente Re-
La sedimentación de lo “latinoamericano” volucionario Indoamericano Popular (FRIP).
Para el año 1973 se presentó la Cuarta Edi- El pensamiento indoamericanista tuvo su
ción del Salón auspiciado por Acrílicos Pao- origen en 1954 en El Indio en la provincia de
lini. En esta entrega Alfredo Portillos realizó Santiago del Estero de Francisco René San-
una obra haciendo uso del material acrílico tucho, quien indagó sobre el idioma de la
brindado por la empresa. Construyó una er- cultura quichua. Una década después, éste
mita transparente donde depositó en la par- materializó en La lucha de los Pueblos Indo-
te superior un pequeño cajón de madera o americanos13 las ideas que sostenían la lu-
urna funeraria. En el interior de la ermita de cha revolucionaria como un proceso en sí
acrílico –de manera vertical a lo largo del mismo creador.
prisma–, ordenó y estructuró en el trabajo En las páginas de la “Revista Dimensión”
una cruz sepulcral de caña con una corona que el “Negro” Santucho dirigió en Santiago
de papel crepé blanco. La cruz opera en del Estero entre 1956 y 1961, buscó dar
diálogo entre la urna funeraria y la base del cuenta de un itinerario teórico que conden-
cubículo que contiene tierra y velas a su al- saba en su propio contexto el legado eman-
rededor. Con este trabajo Portillos comenzó cipatorio y la unicidad de la identidad indo-
a utilizar los materiales y objetos descriptos americana de todos los pueblos margina-
con anterioridad como recurso estructural dos de América. En su escrito “América co-
en gran parte de sus producciones hasta la mo conciencia”14 reinstaló en sentido crítico
actualidad. En la lista de obras que aparecí- la posibilidad de entender ciertas condicio-
an en el catálogo del Premio, la pieza del ar- nes de resistencia que mantenían en común
tista llevaba por título “Urna Funeraria de los nuestra identidad, sin perder como herencia
Caídos por la Liberación Latinoamericana”. vital el grado de heterogeneidad constituti-
Su imagen le permitió ahondar en la huella va de las diferencias culturales.
de la tradición visual de los santuarios po- Resulta clave para nuestro análisis la impor-
pulares en la cima de los cerros o a la vera tancia que adquiere el pensamiento de
del camino, y conferirle conflictivamente Francisco Santucho –a quien conoció Porti-
cierta ritualidad devota absorbida de un llos en un viaje a Santiago del Estero– des-
imaginario que lo acercaba mucho más a lo de un espacio descentrado, marginado y ol-
rural, al mundo campesino, y por ende, a la vidado en esos pocos números de la Revis-
cultura andina. ta Dimensión, pero elocuente en su propio

13> En el ensayo Integración de América lo que importa como realidad, cuanto por Nuestra América, Tomo I, Vol. 1,
Latina de 1959, Francisco René “el lo que sugiere a la inteligencia, como 2004, pp. 49-97.
negro” Santucho (Hermano de Mario proyección o como futuro”. Véase el 14> Francisco René Santucho,
Roberto Santucho) hablaba de la documento de “La Lucha de los pueblos “América como conciencia”, en
integración continental donde “lo Indoamericanos” en: Daniel De Santis, A Dimensión, Revista Bimestral de Cultura
Indoamericano es una realidad vasta y Vencer o Morir. Historia del PRT-ERP y Crítica, Nº 4, Año 1, Santiago del Estero,
creo perfectamente definida. De por sí Documentos. Desde los orígenes hasta la Argentina, Octubre de 1956.
existe como magnitud histórica, tanto por fundación del ERP, Buenos Aires, Ed.

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contexto socio-histórico. Porque la densi- de la decoración del espacio ceremonial o


dad teórica de aquellos escritos de finales sagrado organizado por Portillos, adquieren
de la década del 50 no sólo gravitó en los una relevancia constitutiva en dicho acto a
años siguientes sobre la praxis política y re- través de lo elementos que en colores, for-
volucionaria del FRIP y posteriormente del mas, materiales e imágenes se traducen en
PRT-ERP15. Al mismo tiempo, sus elucubra- una compleja formulación de signos y sím-
ciones formaron parte del sustento político- bolos arraigados en la conciencia práctica e
discursivo que permitió pensar en los años histórica del ritual. La segunda concepción
setenta –ya extendido en todo el continen- incorpora la práctica ritual desde el carácter
te– la construcción histórica de la “unidad” performático de la acción ceremonial como
político-cultural de América Latina. un proceso práctico-funcional de clara “des-
La referencia a lo indoamericano amplía el estetización” de la obra de arte. La primera
interés y la potencialidad artística de Porti- abarcaría la organización previa del escena-
llos, que dentro de los espacios del sistema rio para la presentación, y la última, esgrime
del arte, incluye el rescate de ciertos tópicos la potencialidad de la acción en sí.
a partir de los rituales y cultos populares co- En abril de 1974, Alfredo Portillos realiza
mo un aporte sustancial a la construcción por primera vez la instalación “Cementerio
conceptual sobre las identidades locales. de guerrilleros latinoamericanos” en la
Desde otra mirada sobre lo latinoamerica- muestra colectiva con el Grupo de los Trece
no, reactivar y poner en vigencia ciertas lí- en el Internationaal Cultureel Centrum de
neas discursivas implica resituar el legado Antwerpen (Bélgica)16, obra que posterior-
histórico-cultural de los márgenes, redise- mente conservaría sólo el nombre de “Ce-
ñar su lugar simbólico como práctica desde menterio Latinoamericano”. En esa ocasión
la periferia, haciendo hincapié en que las utilizó por segunda vez la ermita de acrílico
nuevas identidades dinámicas, deslocaliza- con la urna funeraria de madera, y alrede-
das y descentradas, puedan adicionar e in- dor de ella, organizó un enorme círculo de
cluir en los repertorios poético-políticos la tierra al que sumó en ese mismo espacio
sedimentación fagocitada de la memoria y instalado otras cruces torcidas de cañas de
las luchas populares de América Latina. tacuara, con coronas y velas. En este pri-
mer Cementerio realizó una “performance”
El ritual como práctica disruptiva cuya operación ritual consistía en el proce-
del sistema del arte so-tiempo de ir encendiendo cada una de
El ritual podría pensarse en dos líneas de in- las velas del espacio sacrosanto.
clusión-disrupción desde la perspectiva de Si para el artista el “Cementerio Latinoame-
las prácticas artísticas modernas. La prime- ricano” hacía alusión a los campos santos o
ra tiene que ver con el carácter objetual del enterramiento durante el período de la con-
rito, y de la experiencia del ritual en su for- quista y colonización, resulta interesante in-
mulación espacial. Los objetos, como fruto dagar sobre la resignificación y puesta en

15> Aunque Portillos no haya tenido to the fallen in the struggle for Latin influenciado muchas de las obras, pero en
ninguna vinculación orgánica con el FRIP o American liberation (Northern Argentine una forma algo velada, y por lo menos para
el PRT-ERP, resulta pertinente destacar el tradition)”. “Alguien que ha conservado la nosotros, no lo suficientemente fuerte. La
peso y la contaminación política ejercida memoria del pasado de su país es Alfredo prensa y publicaciones ilegales nos
por dichas organizaciones sobre el campo Portillos. En el centro de su ‘Cementerio de familiarizaron con otras situaciones de la
del arte y la cultura de los años setenta. guerrilleros Latinoamericanos’ fue ubicada que han querido informarnos los artistas.”
16> Al lado de una imagen del altar o una espléndida y significativa urna. El clima Roger D’Hondt, en New Reform, Nº 22,
cementerio latinoamericano dice: “Homage turbulento que vive esa parte del mundo ha Aalst, Bélgica, 1974.

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valor que adquiere en su propio contexto la ración de energía que Víctor Grippo realizara
propuesta de una “huaca”, o cementerio en 1971 en la Serie de las Analogías.
para guerrilleros, donde un año antes, la Mucho se ha señalado también de la in-
misma urna funeraria –en tensión con las fluencia de Joseph Beuys en Portillos, la
velas encendidas– simbolizaba el lugar de relación metafórica del artista como “he-
los caídos como héroes y el sacrificio en la chicero” o “chamán” a partir de la idea de
lucha por la liberación de América Latina. circulación térmica que incluye el uso sim-
La impronta de esos altares fijó la idea de bólico y enérgico de los materiales. Peque-
instalar dentro del ámbito artístico un espa- ños objetos que juegan con elementos
cio sagrado entendido como espacio-cosa. precarios, insignificantes en sí mismos, pe-
En la lectura de Rodolfo Kusch, se estable- ro que nutren la obra de Alfredo Portillos
ce una oposición del espacio que enfrenta no sólo desde una reactualización social
lo humano a lo inhumano, y que en la con- del gesto arte-vida de Beuys, sino a raíz de
cepción del arte indígena, involucra una in- la reactivación de dicha materialidad como
cautación del espacio como cosa, puesto fuerza transformadora.
que éste surge del espanto humano ante el En esta ocasión, presentó una mesa recu-
espacio inhumano, como cristalización san- bierta de plomo que soportaba una peque-
grienta y tremenda de ese constante estar al ña montaña de tierra de la que partían dos
borde de la muerte y de la aniquilación17. La electrodos que conducían la energía de la
acción ritual “desfetichizadora” en las insta- tierra a una caja acrílica con azufre y luego
laciones de Portillos podría ser pensada de a un voltímetro. En la versión de Portillos no
manera funcional en diálogo con las cos- interesa la relación de la energía acumulada
mogonías prehispánicas a través de dicho como en la obra del tubérculo latinoameri-
enfrentamiento, reelaborando el sistema de cano homologado al proceso de acumula-
creencias que permite hablar de otras cate- ción de conciencia social, sino que con otro
gorías de pensamiento como forma de re- tipo de jerarquización, vemos cómo el obje-
sistencia a la noción de “arte”. to ritual utilizado por Portillos recupera cier-
ta discursividad de sus obras de los seten-
A modo de puente ta, pero teniendo en cuenta a la tierra como
Restablecer la energía que poseen algunos energía material. Deja de lado cualquier lec-
de los símbolos visuales utilizados por Por- tura de un conceptualismo en clave “cientí-
tillos en sus rituales crea la posibilidad de fica” o de “sistemas”, y obedece concreta-
desarrollar empíricamente la carga afectiva mente a la carga energética y vital, provo-
y de fuerza real que ofrece la tierra como cada real y simbólicamente por el montículo
materia vibrátil y de culto en una escena ar- de tierra que representa a la Pachamama.
tística enceguecida por los resplandecien- La “Mesa energética” reasume entonces un
tes brillos de la tardomodernidad. horizonte simbólico que disloca y pone en
En la “Mesa Energética” presentada en la tela de juicio la ensimismada mirada ciuda-
muestra Veinte críticos eligen a veinte dana, racional, descreída de las posibilida-
artistas18 de 1994 en la Fundación Banco des potenciales de una naturaleza viva en
Patricios, retoma la reflexión sobre la elabo- relación con lo humano.

17> Rodolfo Kusch [1956], “Anotaciones Bellas Artes (UNLP), Año 15, N° 11, color (video-instalación), y Mensaje a los
para una estética de lo Americano”. BOA, noviembre, 1995, p. 106. del tercer milenio desde el vientre de la
Boletín de Arte. Instituto de Historia del 18> Las otras dos obras exhibidas en dicha Pachamama (objeto), elegidas y prologadas
Arte Argentino y Americano, Facultad de ocasión fueron De la misma sangre distinto en el catálogo por Rosa Brill.

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La intención ritual de invertir, torcer y repo- podemos intentar pensar dicha operación
ner un signo visual tradicional como las como rebeldía de los símbolos, situando la
cruces mortuorias de caña de tacuara utili- obra de Alfredo Portillos en un horizonte
zadas en sus instalaciones, parece no propio de sentido que indaga –de manera
romper con la matriz poscolonial aún vi- incisiva e irreverente– sobre las posibles
gente en las estrategias inherentes al po- maneras de reformular las identidades
der y a la autonomía del arte. Sin embargo, desde América Latina.

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¿PODEMOS...?

La emergencia del
arte “periférico-global”
Políticas de la movilidad, translocalización del arte e
hibridación cultural

Joaquín Barriendos1 manera directa con el poder instituyente de


lo híbrido en tanto estrategia política, cogniti-
n nuestros días la pureza –cultural, de va y performativa.

E género, racial o disciplinaria– suele ser


entendida como una construcción artifi-
cial y academicista irreconciliable con la he-
En consecuencia, la pureza se percibe hoy
como una lectura antropologizada de la
identidad y de la diferencia. En su antípoda,
teroglosia de las múltiples modernidades del lo mestizo, lo híbrido, lo heterogéneo, lo “en-
mundo contemporáneo. Las luchas episte- tre” o lo contaminado ha sido reinterpretado,
mológicas que emergieron con la idea de de- a partir de la apología de la alteridad y de la
bilitar las políticas de la identidad y los esen- celebración de la diferencia globalizada, co-
cialismos culturalistas pusieron en el centro mo algo positivo y operativo, como un prin-
de su mira el racismo semiótico que se es- cipio de subsistencia y fortaleza natural de la
condía detrás de la cultura blanca-patriarcal- interculturalidad. “El paradigma de la hibri-
capitalista-occidental. Fueron principalmente dez, en la mayoría de los discursos contem-
las teóricas feministas negras y chicanas, así poráneos –nos recuerda Amaryll Chanady–
como sus críticas a las múltiples y paradóji- se presenta como más acorde con nuestra
cas formas de alienación de la alteridad quie- realidad (en todas las esferas de la vida hu-
nes, en consonancia con la inoculación del mana, pero sobre todo en las prácticas cultu-
esencialismo cultural promovido por las filo- rales), mientras que su contrario, la pureza,
sofías pluralistas, por las teorías del recono- es considerada como una construcción ideo-
cimiento político y por la reivindicación de la lógica o antropológica. El antropólogo francés
igualdad en la diferencia, se confrontaron de Jean-Loup Amselle, por ejemplo, considera

1> Joaquín Barriendos es en la actualidad en diálogo con universidades de Eslovenia, 2006 a 2008 fue editor asistente de
investigador asociado del Programa en México, España y Estados Unidos). Es Brumaria. Prácticas artísticas, estéticas y
Estudios de Museos de la Universidad de miembro fundador del proyecto políticas. Escribe para la revista FlashArt
Nueva York. Desde 2006 es profesor Tristestópicos. Ejercicios de crítica cultural (Nueva York) y es columnista del diario
visitante del master en Estudios Avanzados sobre los imaginarios de América Latina (el Reforma (México). Trabaja como editor,
de Arte Contemporáneo de la Universidad cual aborda asuntos de política cultural, crítico y curador independiente. Sus áreas
de Barcelona (Departamento de Historia transnacionalidad y economía cultural entre de interés son las políticas de
del Arte) en donde imparte cursos de crítica Europa y América Latina). Es coordinador representación, la economía cultural, la
institucional, estudios visuales y geopolítica del simposio anual Culturas Visuales / geopolítica de las instituciones culturales,
del arte contemporáneo. Es coordinador Diseños Globales, el cual se celebra desde la transculturalidad y la circulación global
del Grupo de Investigación en Arte 2007 en el centro Arts Santa Mònica. De del arte contemporáneo de América Latina.
Contemporáneo, Interculturalidad y 2006 a 2009 fue editor asistente de los La Fundación Espais publicó su libro
Globalización Cultural de la Universidad de proyectos Transversal y Transform (ambos Geoestética y Transculturalidad. La
Barcelona y del proyecto Global Visual desarrollados por el European Institute for internacionalización del arte
Cultures (una plataforma interdisciplinaria Progressive Cultural Policies de Viena). De contemporáneo.

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lo que él denomina la “lógica mestiza” (logi- orígenes y si todos respiramos híbridamen-


que métisse), no en el sentido de mezcla ra- te, viene siendo la hibridez una tautología
cial, sino en el de hibridez cultural, como el cuya suposición vale más como punto de
único paradigma que corresponde a la com- partida que como punto final en los análisis
plejidad de las culturas humanas. Critica lo de la política y de la cultura” (Bary, 1997: I).
que llama la “razón etnológica” por su pro- En sintonía con esta fetichización de lo híbri-
cedimiento “discontinuista”, es decir su ex- do, las políticas de la movilidad que atañen
tracción, purificación y clasificación de los al sistema internacional del arte contempo-
grupos étnicos y las prácticas culturales” ráneo suelen ser utilizadas como argumen-
(Chanady, 1990: 5). tos para justificar los procesos de interna-
Sin embargo, las políticas pragmáticas de la cionalización de las culturas subalternas así
identidad y la utilización funcionalista y pro- como la globalización misma de las estéti-
selitista del multiculturalismo que vemos cas periféricas y marginales. En palabras de
efervescer en zonas fronterizas y en puntos Gerardo Mosquera, “supuestamente vivimos
de denso tráfico cultural por un lado, y la en un mundo de intercambios y comunica-
estetización de los propios bordes cultura- ciones globales. Cada vez alguien menciona
les a través de la museización de la diversi- la palabra ‘globalización’ uno tiende a imagi-
dad y de los subalterno por el otro, hacen nar un planeta en el cual todos los puntos
pensar que, tanto fuera de la institución del se interconectan en una red reticular. En rea-
arte como en el interior de la escena inter- lidad, las conexiones solamente suceden
nacional, la migración y la movilidad siguen dentro de un patrón radial hegemónico alre-
siendo vistas como conflictos transfronteri- dedor de los centros de poder, en el que los
zos entre Estados nacionales; es decir, en- países periféricos (la mayor parte de los del
tre contenedores a través de los cuales cir- mundo) permanecen desconectados uno del
culan grupos y categorías culturales fijas otro, o se conectan solamente indirecta-
(Pries, 2004: 17). Estas nuevas polarizacio- mente mediante –y bajo el control de– los
nes (en la mayoría de los casos muy cerca- centros. Yo viví lo anterior en carne propia
nas a las viejas ideas del “choque entre cul- durante los años en los que viajé a través de
turas”) no sólo entienden la movilidad a par- África, en donde la mejor forma viajar, inclu-
tir de una especie de lógica de la física so- so entre países contiguos, es vía Europa.
cial positivista, sino que hacen de lo híbrido Como no tenía suficiente dinero para hacer-
una nueva categoría jerarquizante. Esta re- lo, me vi desconectado del sistema y sus-
esencialización de lo híbrido lo que hace es, pendido en una zona de silencio y precarie-
entonces, establecer un patrón a partir del dad. Esta estructura de globalización axial y
cual se distinguen unas culturas como más de zonas de silencio es la base de la red
híbridas que las otras, de lo cual, como es económica, política y cultural, la cual confor-
evidente, emerge una nueva fetichización ma, a un macro nivel, el planeta entero. La
de lo mestizo: una nueva antropologización globalización desde / hacia es realmente
objetivada y estetizada de la alteridad. “En una globalización para/a través de los cen-
ese sentido –afirma Leslie Bary– el discurso tros, con conexiones Sur-Sur muy limitadas.
del multiculturalismo contemporáneo repite Tal globalización, a pesar de sus límites y
el gesto de los mestizajes oficiales, que fun- controles, ha mejorado indudablemente la
cionan hegemónicamente al cooptar la opo- comunicación y ha facilitado una conciencia
sición y al crear un nuevo ser superior, el hí- más plural. La globalización ha introducido,
brido. Y si toda cultura es híbrida en sus sin embargo, la ilusión de un mundo trans-

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territorial de diálogo multicultural con co- objetividades como las subjetividades den-
rrientes que fluyen en todas las direcciones” tro de un orden de conocimiento puede ser
(Mosquera, 1994: 138). encontrado en este doble concepto” (Ro-
El arte “periférico-global” es entonces, por goff, 2000). De manera diferente, para auto-
donde quiera que se le vea, aquél que cum- res como Kaja Silverman la metonimia es
ple con el profile de internacionalidad que más operativa que la metáfora pues trata de
marcan las propias instituciones centraliza- las contigüidades y no de las similitudes:
das de la escena internacional del arte con- “Mientras que la metáfora se vale de las re-
temporáneo. Su perfil responde, por lo tan- laciones de similitud de las cosas, no de las
to, a una necesidad de corrección política palabras, la metonimia hace uso de la rela-
frente al discurso del propio proyecto pos- ción de contigüidad de las cosas, no de las
colonial y a las exigencias de alteridad apa- palabras; entre una cosa y sus atributos, sus
recidas en el interior mismo del mainstream. entornos y sus elementos adjuntos (puesto
Así, el “arte” asiático, africano o latinoame- que las cosas están disponibles para nos-
ricano es internacional en la medida en que otros solamente de forma cognitiva) la metá-
una parcela de dichas categorías es tomada fora es esencialmente el empleo de la simili-
metonímicamente como representante de tud conceptual y la metonimia es el empleo
toda la producción artística de este territo- de la contigüidad conceptual” (Silverman,
rio simbólico cultural, determinado a su vez 1983: 112). Sin embargo –y a pesar del inte-
por instituciones geográfica y simbólica- rés que despiertan ambas posturas y sus
mente localizadas. La parte es tomada por respectivos matices–, lo que no debe per-
el todo. La estereotipificación funciona en- derse de vista a la hora de considerar la di-
tonces como domesticación de la alteridad mensión simbólica de la movilidad como un
y de lo subalterno. Con ella, la estetización “tropo” es la manera en la que dicho movi-
de la diversidad cultural rinde sus frutos en miento lingüístico resuelve, perpetúa o en-
el mercado global del arte. cubre las tensiones transculturales que de-
Como puede verse, lo que persiste aquí es vienen del vínculo que se establece entre la
una suerte de metaforización permanente de geografía, la subjetividad, las políticas de la
las tensiones geopolíticas poscoloniales. De movilidad y la localización de los saberes di-
este tipo de lecturas trópicas de la movilidad ferenciales. (Moreiras, 2001: 127).
global, en consecuencia, devienen formas Si llevamos esta crítica al terreno de los dis-
fetichizadas de la subjetividad las cuales en- cursos geográfico-curatoriales podemos
cuentran sus fundamentos en estereotipos observar cómo el propio Hou Hanru, al ha-
geográficos, culturales e identitarios. “La blar del artista africano Pascale Martine-Ta-
metáfora –afirma Irit Rogoff– es en efecto un you, se refiere a su condición transmigrato-
camino limitado y es también un patrón de ria en los siguientes términos: “Pascale
entendimiento de las condiciones y las arti- Martine-Tayou es cien por cien africano y, al
culaciones que termina por ser demasiado mismo tiempo, cien por cien no africano.
confortable. La metáfora se basa en lo simi- Nacido y criado en Camerún, es, sin duda,
lar, lo cual es también, por definición, lo que uno de los más africanos. Actualmente tra-
nos es familiar. Es más bien a partir de la re- baja y vive sobre todo en Europa, por lo que
lación entre las estructuras de la metáfora y de algún modo queda también “excluido”
la metonimia que puede desarrollarse una de los aspectos más africanos de su origen.
percepción elaborada y compleja de la “ge- Sin embargo, visita habitualmente su tierra
ografía”. La dualidad de intersecar tanto las natal. Y esta experiencia migratoria, este ir

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de acá para allá que configura su vida coti- cando la manera en la que operan los dis-
diana es en sí mismo un fenómeno que ca- cursos internacionalizadores por un lado y,
da vez comparten más africanos en la era por el otro, la translocalización estratégica
de la globalización de la economía y la cul- del arte contemporáneo; para ello, es indis-
tura, y de la migración transcontinental. En pensable que dichos discursos sean anali-
este sentido, Pascale Martine-Tayou es un zados bajo la luz de las hibridaciones glo-
africano típico de nuestro tiempo. Como ya bales específicas y no a través de la univer-
he dicho, Pascale Martine-Tayou es un ar- salización de la condición postcolonial. To-
tista a la vez cien por cien africano y no afri- memos como ejemplo el proceso de inter-
cano. Su trabajo se centra en este aspecto nacionalización del artista mexicano Ga-
de cómo ser un africano, tanto en la vida briel Orozco. Desde la óptica de las políti-
diaria como en aquello que afecta a la me- cas decolonialistas de la movilidad a las
moria, la fantasía y la felicidad, viviendo en- que nos hemos venido refiriendo en este
tre Occidente y África. En todo caso, su len- ensayo, parece evidente que la absorción
guaje artístico es absolutamente “global”, y global de su obra tiene menos que ver con
recurre a las más contemporáneas formas la supuesta superación del localismo lati-
de expresión, desde el dibujo, la instalación noamericanista emprendida consciente-
y la performance, al cine e, incluso, la poe- mente por el artista o con la consecución
sía” (Hanru, 2001). de un neoconceptualismo potentísimo de
Desde cualquiera de sus ángulos, esta con- talante universal (pretendidamente a la altu-
sideración ontológica del artista rebusca, a ra de los ready-made de Duchamp) que
través de metáforas y metonimias, la pureza con la propia coyuntura poscolonial del ar-
tanto de lo africano (y de lo no africano), co- te, la cual permitió que su obra fuera re-
mo de lo internacional bajo la etiqueta de la querida y asimilada (deseada, diría Baudri-
hibridez. Lo “entre” se vuelve en esta opera- llard) por el mainstream internacional. Dicha
ción narrativa algo fuerte, superresistente, absorción posibilita (y al mismo tiempo
geográficamente sólido y, en consecuencia, condiciona) que su obra pueda ser leída
exageradamente estable. Esta estabilidad, como arte legítimamente global; digamos
como puede deducirse, negaría la capaci- que dicha absorción neointernacionalista
dad misma de resistencia de lo híbrido en ha universalizado su obra y su nombre en
tanto que no-sustancia, es decir, anularía la tanto que sujeto-capital simbólico asociado
capacidad política de lo impuro al situarse a una territorialidad estratégica. Sobre este
en concordancia con contextos geográfica y tipo de condicionamientos heterárquicos
culturalmente localizados. La pregunta que del discurso universalizador del arte con-
sigue es entonces: frente a las nuevas colin- temporáneo global, Gerardo Mosquera ha
dancias entre la internacionalización del arte comentado lo siguiente: “se erige una ex-
contemporáneo y la globalización de la di- traña estratigrafía que clasifica las obras de
versidad cultural ¿pueden las políticas de la acuerdo a si su valor es ‘local’, ‘regional’ o
movilidad vincularse con las subjetividades ‘universal’. Se comenta que un artista es
transculturales para funcionar como herra- importante a escala ‘continental’, que otro
mientas críticas de los procesos de esencia- lo es a nivel del ‘Caribe’. De más está decir
lización poscolonial de lo híbrido? que si tienen éxito en Nueva York serán
Sin pretender agotar las posibles respues- universales de inmediato. La producción
tas que se derivan de dicho cuestionamien- elitaria de los centros es automáticamente
to, me gustaría cerrar este texto ejemplifi- considerada ‘internacional’ y ‘universal’, y

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sólo se accede a estas categorías al triun- multiculturalidad; podría no convertirse sis-


far en ellos” (Mosquera, 1994: 139). temáticamente en un amor perro pero insin-
Desde nuestro punto de vista, la compleja cero por lo periférico; podría dejar de ser
condición poscolonial y la única fuerza críti- una fetichización de la otredad y podría
ca que podemos deducir ante los procesos abrirse ante la dimensión simbólica y deco-
de internacionalización de obras como la de lonial de las políticas de la movilidad.
Orozco no radica en ellas mismas en tanto
que obras universales del mainstream glo- Bibliografía citada
bal, ni tampoco en el hecho de que corrobo- Barriendos R., Joaquín, Geoestética y
ren el carácter global de los circuitos inter- transculturalidad. Políticas de representación,
nacionales del arte contemporáneo. Todo lo globalización de la diversidad cultural e
contrario, los procesos de translocalización internacionalización del arte contemporáneo.
estratégica a partir de los cuales dichas Girona; Fundaciò Espais, 2007.
obra se han vuelto objetos y conceptos legí- —, “Identidades periféricas y alteridades
timamente globales no hacen sino abrir la centrales en el arte contemporáneo
posibilidad de que ante tales fenómenos se translocal”. Nuevas Identidades/Alteridades en
genere una mentalidad geoestética necesa- el Espacio Euro-Latino-Americano. Actas del
riamente contestataria, crítica y reflexiva; de 52º Congreso Internacional Americanista.
tal forma que, ante la apropiación de lo hí- Diálogos entre globalidad y localidad, julio de
brido, ante la absorción de lo marginal, ante 2006, Sevilla, Universidad de Sevilla.
la internacionalización de lo periférico y ante Bary, Leslie, “Síntomas criollos e hibridez
la universalización de lo impuro se articulen poscolonial”, ponencia preparada para el
nuevas subjetividades realmente imbricadas congreso de LASA, en Guadalajara, México,
con las políticas transculturales de repre- 17 de abril, 1997.
sentación. En este sentido, el potencial des- <http//www.henciclopedia.org.uy/autores/Bar
colonizador de aquel arte que ha sido estra- y/Hibridacion.htm>.
tégicamente translocalizado en el interior del Chanady, Amaryll, “La hibridez como
sistema internacional del arte contemporá- significación imaginaria”, ponencia preparada
neo debería radicar en el hecho de que, a para el congreso de LASA, en Guadalajara,
través de dicho proceso, se desvelaran los México, 17 de abril, 1997.
intereses sobre los que se sostiene la para- <http//168.96.200.17/ar/libros/lasa97/
doja de ser al mismo tiempo heroicamente chanady.pdf>.
universalista y mesiánicamente localista, y Moreiras, Alberto, The Exhaustion of
se evidenciaran también las políticas de re- Difference, The Politics of Latin American
presentación, circulación y comercialización Cultural Studies, Durham, NC, Duke University
que mantienen vivo el siguiente oxímoron: Press, 2001.
“Orozco: nuevo arte internacional latinoame- Mosquera, Gerardo, “Some Problems in
ricano”. Si esto se consiguiera, la globaliza- Transcultural Curating”, en Fisher (ed.), Global
ción de la diversidad cultural a través del Visions, A New Internationalism in the Visual
nuevo internacionalismo del arte podría no Art, Londres, Kala Press, 1994.
devenir automáticamente una satisfacción Rogoff, Irit, Terra Infirma. Geograpy’s Visual
del exotismo estético bajo la etiqueta de la Culture, Nueva York, Routledge, 2000.

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Conversaciones
en un transatlántico:
sobre la nueva
Colección Fortabat
El artista Fermín Eguía, el historiador del arte Roberto Amigo y el
investigador del Conicet en temas de filosofía José Fernández
Vega visitaron la Colección Fortabat de Puerto Madero poco
después de su apertura y luego se reunieron a intercambiar todo
tipo de impresiones sobre la experiencia.

Fermín Eguía, Roberto Amigo y ciones no identifican a alguien que la haya


José Fernández Vega organizado. Ni en los catálogos ni en la
página web se menciona un solo nombre.
José Fernández Vega: Nuestro simple pro- ¿Qué efectos tiene esto a la hora de ver la
pósito es conversar un poco sobre la colec- colección?
ción Fortabat que acabamos de visitar. Fuera A mí me parece que, en parte, este anonima-
de algunas notas puramente informativas que to podría verse como un gesto despótico pe-
aparecieron en el momento de su inaugura- ro también revolucionario. La señora, Forta-
ción, en octubre de 2008, nadie se ocupó de bat, que tiene una colección inmensa, quiere
hacer un comentario acerca de este nuevo mostrarla (acaso sólo en parte), y prescinde
espacio de exhibición en Buenos Aires. Un –o al menos simula prescindir— de interme-
espacio así no se inaugura todos los días en diarios. La quiere mostrar como le da la ga-
este país, pero el periodismo cultural tiene, na. Quizá se trata de una actitud soberana y,
según parece, cosas más importantes que re- si es así, se puede valorar de diferentes ma-
señar.1 Tampoco desde la crítica o la universi- neras. Se notan, por ejemplo, defectos en la
dad provino ninguna reacción, pero eso es, organización de la colección o la falta de un
por desgracia, todavía menos sorprendente. diseño en su disposición, en especial en el
Sólo para empezar, me parece que hay algo último subsuelo, donde se encuentran la ma-
que llama mucho la atención si considera- yor parte de las obras importantes. Es una
mos la centralidad que en el mundo del arte sala inmensa que da la impresión de ser me-
han adquirido los curadores. Esta colección ramente cuatro paredes llenas de cuadros
no parece tener un curador; las presenta- dispares. ¿Qué les pareció a ustedes?

1> En el tiempo transcurrido entre esta culo de María Gainza, “Los caprichos”, 2009, pp. 12-13.
charla y su publicación apareció un artí- suplemento Radar de Página 12, 15-03-

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Fermín Eguía: Creo que allí un curador hu- creo que es un edificio interesante para
biera hecho una “purga”, o hubiera puesto Buenos Aires.
separaciones, enlaces. Hubiera trabajado el
tema, concretamente. Se encuentra todo FE: Ubicado, como bien decís, en un lindo
colgado, de corrido... lugar.

Roberto Amigo: Uno de los temas de los RA: Sí, y en ese sentido tiene una relación
que hay que hablar cuando uno viene a es- interesante con el entorno. No sé si como
tos lugares es sobre el edificio. El edificio edificio de museo, pero sí como construc-
tiene ventajas y desventajas. Como museo ción autónoma, más allá de su finalidad.
no parece una obra tipológicamente muy Y creo que la colección tiene una organiza-
revolucionaria en sus aciertos, pero sin em- ción, que de hecho es muy rigurosa, a pe-
bargo se inserta muy bien en el paisaje. Tie- sar de su aparente no-organización. Lo que
ne una cosa de transatlántico, que es muy puede llevar a confusión, es que, en primer
agradable en el entorno. Es decir, se inserta lugar, no es un museo, sino una colección.
en el paisaje y se violenta como museo. Por lo tanto, cuando uno entra a estos luga-
Aquí, hasta la circulación parece como la res acepta echar una mirada, espiar el gus-
de un transatlántico, con escaleras corta- to de una persona, que en este caso hace
das. El techo es magnífico, aunque pare- un edificio para mostrarlo, en lugar de ha-
ciera poco apto. De hecho, es uno de los cerlo en su casa, o de donar post-mortem
techos más lindos y complejos que hay su casa con la obra.
acá, en Buenos Aires, y encaja muy bien En ese sentido hay una organización clara
en la zona. Y en cuanto a la carcaza, que que se ve en un proceso evolutivo de las ar-
en los museos en los últimos tiempos han tes en la Argentina. Se ve el siglo XIX orde-
sido más importantes que las colecciones, nado, se ve el grupo Nexus, se ve Malharro,

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aunque hay interferencias iconográficas, y FE: No es anticontemporánea, es figurativa.


no hay una idea de tradición visual. Esto
termina con la obra de Léonie Matthis, co- RA: Yo digo anticontemporánea en su dis-
mo una idea de tradición y de representa- posición y su organización. Ya que su orga-
ción de la patria, y en la sala internacional nización tiene un relato, en el cual hay una
con el arte que se considera como tal, o tradición figurativa, que es clásica y atem-
sea, hay una organización de la colección. poral, colorística, de representación de la
Hay una división entre un arte nacional y un figura humana, del paisaje, genérica. Inclu-
arte de la nación, que es internacional. Así, sive lo que hay de figuración contemporá-
podemos decir que, estemos de acuerdo o nea está puesto en un discurso que lo vin-
no, hay una organización. cula más a un recorrido de la tradición. Por
eso se justifica que esté el arte tradicional
FE: Pero esto no podría ser de otra manera… junto con todos los avatares de la Escuela
de París. Por eso, cuando uno entra a una
RA: ¿Por qué? Si están mezclados Turner sala se encuentra en la misma pared con
con Lascano en el mismo espacio, y bien Lascano, Benedit, Presas y Berni. Es decir,
podrían haber puesto a Turner con Pueyrre- actúa una tradición figurativa, que es el so-
dón o Malharro. porte del buen arte.

FE: Pero está Turner con Brueghel, por JFV: Fermín, ¿te parece que es coherente
ejemplo, que es la obra colgada en la pared que en el último piso esté Soldi y que más
firme que da contra el dique; son esas dos abajo, en el primer piso, estén los más o
obras las únicas que están protegidas por menos contemporáneos a él como Noé o
una vitrina. Gorriarena? ¿Y que después, en el subsue-
lo, ubiquen a Berni y a Presas? ¿Cuál es la
RA: Pero más allá de la disposición, lo que coherencia de esta disposición?
asombra es que se trata de una colección
netamente figurativa y de un gusto conser- FE: No tengo idea.
vador, excepto por tres o cuatro cuadros
tardíos. Si hay artistas modernos, su obra JFV: Lo que dice Roberto es cierto. En la
es generalmente tardía. Si uno ve la colec- colección hay un peso de lo figurativo muy
ción en su conjunto, más allá de algunas importante, aunque se detectan también
obras que posiblemente adquirieron para algunas excepciones. Pero me parece que
abrir la colección al público, la muestra es eso tiene que ver con una característica
netamente figurativa. Hay muy poca obra muy notable de la colección, y es que, por
abstracta. En ese sentido, la política de co- un lado, están las obras que parecen ser
lección se asimila mucho más a las com- más obviamente del gusto de quien las
pras que hace el Museo de Arte del Tigre compró, pero, por el otro, existe un con-
que a las del MALBA, aunque el edificio de junto de obras cuya adquisición parece
la Fortabat se emparente más con una ser más bien el producto de un asesora-
construcción contemporánea. Digámoslo miento. Entonces, parece que la colección
así: es mucho más contemporáneo el edifi- estuviese dividida en dos. Y así hay obras
cio que aquello que alberga, que es tradi- que están al lado de otras, y esa proximi-
cional y figurativo. Es una colección, en dad, esa relación insinuada por la cerca-
gran parte, anticontemporánea. nía, no se llega a comprender si aplicamos

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algún criterio referido a la importancia, o al gustaron, siempre hablando de los pintores


tema, o a la técnica, o a la historia. locales. Hay varias obras que no conocía de
estos maestros. Si bien no las registré todas,
FE: Sí, seguro. Posiblemente la coleccionis- en esta colección me llevé sorpresas. Sucede
ta tenía asesores. lo que decíamos antes: de repente alguien
produce una obra de una determinada cali-
RA: Eso puede ser un dato: lo que compró dad. Luego, cuando está harto de pasarla
ella, y lo que compró por asesoramiento, mal, hace negocio con su trabajo. El ejemplo
aunque eso es poco importante. Pero creo sería Soldi. Puede haber un momento de sin-
que la organización es clara, hay toda una ceridad de un artista. De alguien que se gana
pared que arranca desde Berni y que da to- la vida haciendo figuritas estereotipadas y
da la vuelta hasta Xul Solar, que son todos que, de repente, va un día al campo y pinta
los que se formaron en la Escuela de París, cosas que valen la pena. No es siempre el ca-
en la década del 20 y del 30. so de los soldis que tienen aquí. Aunque hay
una figura de Soldi que tiene una blusa pinta-
JFV: Y esa supuesta organización que afir- da de una manera muy linda y entretenida.
más, ¿en qué sentido es tan visible?
JFV: ¿Cuál te parece la estrella de la colec-
RA: Como no hay ninguna señalización mu- ción, dentro de la pintura nacional, y a partir
seográfica, no se entiende la organización. del interés personal tuyo como artista?
Están juntos todos los artistas que se forma-
ron en la Escuela de París: Butler, Basaldúa, FE: Hay varias cosas que me gustaron, pero
Forner, Berni, Spilimbergo. Hay disonancias, en especial me llamaron la atención algunas
porque si bien se formaron juntos en esas obras de Antonio Alice. Alice es un buen re-
décadas, las obras que hay de ellos son en tratista, pero del género aburrido, de próce-
su mayoría más tardías, cuando ya tenían res y notables. Pero también he visto obras
trayectorias distintas. Lo interesante de esta menos convencionales. Recuerdo un auto-
colección es que nos permite ver obras que rretrato que sólo vi en reproducciones, la fi-
jamás veríamos, porque no son museográfi- gura se esfuma en un vidrio opaco, como
cas, sino que son obras de calidad mediana. sucio, y le brilla la pelada. Apenas se ve la
cara. Y el pequeño trabajo que vi acá me
JFV: Está bien oficiar de abogado del dia- gustó, y no es un retrato.
blo, pero sigo sin ver la organización, con
señalización o sin ella. En cuanto encontra- RA: No hay casi retratos en la colección, ex-
mos un criterio, nos abruman las excepcio- cepto los de la familia.
nes. Pero prosigamos ahora con una fuga
hacia la calidad, como dicen los economis- JFV: Arriba, después del Pérez Celis, que
tas. A vos Fermín, ¿qué obras de las que vi- marcaría el punto donde termina la colec-
mos te parecieron de mayor calidad o te lla- ción más formal, digamos, hay cinco cua-
maron más la atención? dros de Amalia Amoedo, creo que es una
nieta de la señora Fortabat. Entre ellos hay
FE: Bueno, es la primera vez que veo esta co- uno que se llama “Malibu Beach”, y otro,
lección. Y si mi gusto personal coincide con “Happy New Year”. Y también hay uno de
el de otros, me animo a decir que hay cua- Ernesto Sábato, denominado “Tacita con
dros que no me gustan para nada. Otros me fruta”, de 1990.

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FE: Malo para escribir, malo para pintar [risas]. RA: Hay dos cuadros de Seguí3, y uno es
tardío. Son interesantes.
JFV: Pero Amalia Amoedo es casi un caso
único en esta colección, porque hay en ella FE: El de la lección de anatomía4, por ejemplo.
cinco cuadros suyos y además aparece re-
tratada en un cuadro de Berni de 19792. Hay JFV: ¿El de la lección de anatomía es de
tres cuadros de Berni del año 1979, que son Seguí? Es muy bueno.
retratos de las nietas de la coleccionista, y
uno de ellos es el de Amalia Amoedo. FE: Es de la época en que pintaba, en ge-
neral, sobre un fondo oscuro.
FE: Pero es un retrato de Amalia Amoedo
hecho por Berni. RA: Volviendo al tema de los de Soldi, ahí
se ve la organización de la colección, que
JFV: Exacto. parece desordenada.

FE: Yo he visto sólo un amoedo. JFV: ¿Y entonces por qué Soldi está en el
piso de arriba y Alonso abajo?
JFV: ¡Hay cinco!
RA: Soldi está arriba, porque está en el lu-
FE: Pero no me pareció malo lo de Amoedo, gar que le corresponde: con los objetos de-
me gustó. corativos. [risas]

RA: Los de Amoedo me parecieron mejores JFV: Qué comentario miserable...


que algunos de los cuadros que están cerca.
RA: No, porque está el arte egipcio y etrus-
FE: Eso me llamó la atención. co, el art nouveau: el arte pensado como
decorativo por un coleccionista. Soldi está
JFV: ¿Cuál es el artista más representado? al lado del vitral para la Iglesia de Olavarría.
Para mí, es Alonso, que tiene un montón de En ese sentido, Soldi está en el lugar que le
cuadros. Y Soldi. corresponde.

FE: Eran el plato fuerte de una época, y ella JFV: ¿Querés decir con eso que es casi un
los empezó a comprar. comentario irónico de quien sea que haya
organizado la colección?
JFV: De dos épocas distintas, ¿no? Uno su-
cedió al otro en el gusto de la coleccionista. RA: No. Es la percepción correcta de dónde
entra la pintura de Soldi en este lugar. Entra
RA: Y los de Alonso son del 70 en adelante. como un objeto bello, decorativo, de ador-
no, agradable para la vista, como puede ser
FE: La obra de Soldi es mucho más intere- recirculada una estatuilla egipcia, o un obje-
sante que la de Alonso. También se ve muy to art nouveau. Y vinculado a los vitrales,
bien lo de Seguí. como decoración del espacio público…

2> Antonio Berni. “Retrato de Amalia 3> Antonio Seguí. “Con la premura del 4> Antonio Seguí. “Encore Dr. Tulp”,
Amoedo”, 1979. caso”, 1998 y “Encore Dr. Tulp”, 1979. 1979.

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JFV: O sea que a vos no te parece irónico, FE: Matta me gusta, en general. Pero es un
sino que te parece que hoy, en la historia cuadro chico.
del arte, Soldi es decorativo.
RA: “El agua”, del 39, una buena época.
RA: Se compraba porque era agradable Del resto, lo que me interesa es que uno
a la vista. puede ver, por ejemplo, obras de los artis-
tas de la Otra Figuración. Salvo “La novia”7
JFV: ¡Pero con ese criterio debió comprar de Deira, todo el resto son obras mucho
por lo menos la mitad de la colección! Por más tardías que uno prácticamente nunca
ejemplo, ¿por qué el Quinquela Martín está ve en los museos. Porque son muy nuevas,
ubicado abajo? ¿Acaso porque es unánime- del 70 o del 80 en adelante. Por ejemplo,
mente considerado “gran arte” y para dife- ver un macció del 838, cuando él organizaba
renciarlo del “decorativo” Soldi? ¿Por qué acá algunas de las pinturas de la transvan-
Quinquela Martín está abajo y Soldi arriba? guardia, es interesante.

RA: Me pasé por alto el de Quinquela Mar- FE: Y además yo, que tal vez no voy regular-
tín, no lo vi. mente a todas las muestras, tampoco re-
cuerdo haber visto reproducciones de mu-
FE: Sí, hay un Quinquela Martín, el del Par- chas de las obras que hay acá, de pintores
que Lezama5. tradicionales e históricos argentinos: las veo
por primera vez en esta colección. Los de
RA: Pero es distinto, porque Soldi está Lacámera no me parecieron de lo mejor de
puesto como un objeto decorativo, ya des- don Fortunato. Pero eso es lo jubiloso que
de antes. Como una decoración. puede tener esta colección: que hay muchas
obras que no se han visto. Eso es bueno, y
JFV: Entonces a vos no te parece que sea yo la miré sin un criterio crítico en ese senti-
un comentario irónico. do. De todas maneras, me llamó la atención
el edificio y estoy de acuerdo con lo que de-
RA: Siempre puede ocurrir que lo hayan cías vos sobre esto. Tiene una formación ti-
puesto ahí por azar, más que por lucidez. po galería, no tiene compartimentos.

JFV: ¿Cuál es la mejor obra de la colección? JFV: Hay una cosa que es muy divertida,
que me parece algo único, y es que Amalia
RA: Lo internacional es absolutamente des- Lacroze de Fortabat parece ser, si no me
parejo, más allá de Turner y Brueghel. De la equivoco, la personalidad local del siglo XX
parte internacional, que no es toda la colec- más retratada.
ción, ya que una parte de ella sigue en Nue-
va York y no la han traído, elijo “L´Eau”6, que FE: No te olvides de Mirtha Legrand, por
es un matta del treinta y pico. ejemplo. [risas]

JFV: ¿Coincidís con eso, Fermín?

5> Benito Quinquela Martín. “Jardín con El agua”, 1939. (Puerto de La Boca)”, 1983.
estatuas (Parque Lezama)”, 1916. 7> Ernesto Deira. “La novia”, 1962.
6> Roberto Matta Echaurren. “L´Eau o 8> Rómulo Macció. “Vuelta de Rocha

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JFV: Es muy llamativo eso. Además, los re- JFV: Esos retratos son bastantes similares
tratos son de tres épocas muy distintas. El entre sí. Y me llamó la atención que sean
primero es de 19469, el segundo es de tan tardíos. Uno tiende a pensar que a esa
196210, ambos del catalán Vidal-Quadras, y altura de su carrera Berni podía prescindir
el último, de 1980 es de Warhol11, algo es- de estos ejercicios remunerados. Hace poco
pectacular porque muestra, de paso, a qué leí en la autobiografía de un coleccionista
se dedicaba el pop en su declinación. Y unas justificaciones patéticas del artista pa-
además la fotografía de Aldo Sessa (de ra este tipo de cosas.13
1980) me parece que es de la hija de Forta-
bat, María Inés de la Fuente. RA: Porque estos retratos son un subgéne-
ro, rápidos, todos iguales, retratos de plaza.
RA: Lo interesente es la posibilidad de ver
malas pinturas de algunos artistas. Porque el JFV: Estos retratos de Berni no sólo son re-
arte también es eso, ¿no? Los museos se en- tratos rápidos, o sea, la máquina de hacer
cierran necesariamente en los cappolavori, y chorizos de un pintor puesta en funciona-
las colecciones nos permiten ver obras que miento, sino que se parecen a soldis. Fermín
jamás veríamos. Un butler de los años 60, o me decía que no, que de ninguna manera se
un retrato de Berni hecho por encargo parecía a Soldi. ¿No te parece que el berni se
de1979, por ejemplo. parece a un soldi, o a algún otro? Ya sabemos
que es un berni: el chiste es a qué se parece.
FE: Son tres esos retratos12. Eran todos
iguales. RA: Soldi lo hubiera hecho mejor, se hubiera
dedicado mucho más. Primero, porque él
RA: Me dieron cierta nostalgia. Me hicieron hubiese trabajado con los rasgos desde la
recordar a esos pintores de retratos que ha- línea y no con el peso del papel. Soldi lo hu-
bía en la playa, que estaban en una galería y biese hecho con mayor delicadeza.
hacían ese tipo de retratos rápidos a carbo-
nilla o pastel. Y uno se volvía de sus vaca- FE: O a las acuarelas de Lola Freixas, por
ciones, de Mar del Plata o de Miramar, con ejemplo.
el rollo del retrato para después colgarlo
con un marquito dorado. Acá sucede más o JFV: Hagamos un esfuerzo y hablemos bien
menos lo mismo. de Berni. “El almuerzo”14, que es una de las

9> Alejo Vidal-Quadras. “Retrato de la luego se sentó y me dijo, con la mayor de los santiagueñitos que me ayudan, y
señora Amalia Lacroze de Fortabat”, sinceridad que se pueda imaginar: ‘Jor- que son como de mi familia, pinto los
1946. ge, vos sabés que porquerías como és- grandes ojos del pibe (sic) y cuando vie-
10> Alejo Vidal-Quadras. “Retrato de la tas no son arte. Espero que eso no te im- ne la mamá o el papá siempre lanzan el
señora Amalia Lacroze de Fortabat”, porte. Sucede que para pintar lo que ver- mismo ‘oh’ de admiración fingida. Y
1962. daderamente quiero, necesito un des- siempre dicen ‘es hermoso... sólo me
11> Andy Warhol. “Retrato de la Sra. ahogo económico que en este país nadie gustaría que se le vieran un poquito más
Amalia Lacroze de Fortabat”, 1980. te asegura. Sucede que tengo que vivir, y las manos’. Entonces comprendo: tengo
12> Antonio Berni. “Retrato de Bárbara que, seamos francos, me gusta vivir que agregarle la pulserita de oro que le
Bengolea”, 1979; “Retrato de Alejandro bien; soy un viejo con una mujer joven, y regalaron para el cumpleaños. O me di-
Bengolea”, 1979 y “Retrato de Amalia no quiero hacer sacrificios en mérito a no cen: ‘sólo me gustaría que no se viera
Amoedo”, 1979. sé qué abstracciones. Hay gente estúpi- tan niña’, y yo pienso para mí, ‘¿así que
13> “Un día, mientras preparaba un ma- da capaz de pagar mucho por un retrato querés más tetas? Pues le pondré más
te, [Berni] me descubrió mirando un re- ‘moderno’ de la hija que cumple quince tetas’”. Jorge Helft, Con pasión. Recuer-
trato todavía sin terminar que había en su años. Muy bien, yo finjo mirar cuidadosa- dos de un coleccionista, Buenos Aires,
caballete; se sobresaltó un poco, pero mente a la nena, después llamo a alguno Ediciones de la Flor, 2007, p. 247.

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tres, cuatro o cinco grandes piezas que hay puestos como objetos decorativos.
en la colección, ¿qué les pareció?
JFV: Pero se ve también algo muy extraordi-
RA: Yo creo que la obra buena de Berni es nario, una figura egipcia de guerrero sobre
la parte que hay de la instalación de “La di- un fragmento de muro17. Debe ser el objeto
funta Correa”15. no americano más viejo intervenido por el
hombre, quiero decir, la pieza no natural, ni
JFV: Esa es una obra muy peculiar en el proveniente de una cultura precolombina, ni
contexto, porque creo que es la única obra con funciones utilitarias, que existe en la Ar-
de todo el museo que sobresale de la pared. gentina, porque es de la Dinastía VI.

RA: Si no me equivoco, la compraron para RA: Creo que en el Museo de Ciencias Na-
abrir el museo. turales de La Plata hay cosas más viejas...

JFV: Es muy interesante la reinterpretación JFV: No, esto es de la Dinastía VI, cuyo inicio
que uno puede hacer de esa obra, porque la se data en el 2360 a. C. En La Plata hay una
terminó en 1976, y es la idea de una madre sala egipcia pero en ella no hay nada tan an-
muerta, que después de muerta le da vida a tiguo que sea un objeto de arte, es decir, de-
su hijo. Es una instalación que tiene objetos jando de lado utensilios de otra civilización
en el piso, y es una pieza muy rara dentro previa a la egipcia o restos naturales (esque-
de esta colección. letos, etc.). Lo consulté con un egiptólogo,
aunque me dijo que tenía que estudiar mejor
FE: No, hay un benedit16 también. el tema. Me vine bastante preparado.

RA: Sí, el “Zorro lobo de las Malvinas”, de RA: También habría que hacer la datación
1987, que tiene una estructura que sobresa- de estas cosas con mucha precisión. No es
le al costado. En la colección no hay escul- un museo para ese tipo de objetos...
tura tampoco, lo cual es muy interesante
porque muestra que a la burguesía argenti- JFV: ¿No te parece que si hacemos dema-
na le gusta la pintura, no la escultura. siado ruido el gobierno egipcio va a pedir
que lo devuelvan? Además, ninguno de
JFV: Las únicas esculturas que hay son o nosotros tiene la confianza necesaria para
bien decorativas o bien arqueológicas... pedir la factura.... [risas]

RA: Que son vistas como objetos decorati- RA: En esas piezas, dependen la proceden-
vos. Como Soldi. cia y otros factores... Hay que ser especia-
lista para comprender muy bien esas pie-
JFV: Hay un ánfora griega, unas telas bizan- zas. Lo que sí hay es una tradición ecléctica
tinas, hay unos mosaicos. del gusto. En cada piso, hay como una in-
tervención simbólica, que define a la planta.
RA: Hay fragmentos de tela. Pero están De distintos niveles de calidad artística.

14> Antonio Berni. “Domingo en la 1971-1976. 1987.


chacra o El almuerzo”, 1945-1971. 16> Luis Fernando Benedit. “Zorro lobo de 17> Figura egipcia de guerrero, Dinastía
15> Antonio Berni. “La difunta Correa”, las Malvinas (Dusicyon Australis-Warrah)”, VI, 2360-2195 a. C.

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JFV: Querés decir que no hay curador, pero RA: No hay escultura; no hay arte abstracto.
hay curaduría... Hay una apuesta por la figuración.

RA: No hay curador, pero hay un criterio, JFV: ¿Faltan algunos nombres?
que a veces es azaroso, porque las relacio-
nes entre las obras cuando uno las pone en FE: No lo tengo presente, pero seguro que
un espacio pueden ser azarosas. Pero lue- sí, porque hay muchos. Es muy probable.
go uno ve un lascano al lado de un benedit Por ejemplo, uno que falta es Gramajo Gu-
y le choca ¿no? Porque no tienen nada que tiérrez. Entre la pintura folklórica, faltaría
ver. Y no deja de ser interesante semejante Gramajo, con un brillante colorido. Yo hu-
contraste. Uno ve, por ejemplo, que en el biera comprado un Gramajo Gutiérrez.
piso de arriba lo que predomina es lo egip-
cio y que en la otra punta de la sala está el RA: Tenés razón. Tal vez, dentro del gusto
vitral de una iglesia. de la colección, falta algo.

JFV: Son los dos extremos espaciales FE: Gramajo Gutiérrez tiene mucho más es-
y culturales. tilo que cualquiera de los que tienen acá,
por ejemplo. [risas]
RA: En el subsuelo, está “El almuerzo” de
Berni, que no deja de ser una última cena, RA: En eso estoy completamente de acuer-
y en el otro piso están las obras esotérico- do. Es más, yo creo que muchos de esos
místicas de Joaquín Molina18, como el artistas vivos, deberían pedir que, por favor,
“Ouroboros estelar”, al lado de los amoedo. retiren algunas de sus obras. Tal vez dirían
“vení que te la cambio”. [risas]
FE: Son como signos del alfabeto hebreo.
FE: Gramajo no está, y sin embargo hay
RA: Hay un Ouroboros, que es una serpien- mucho de Quirós.
te que se toma la cola, esotérica. Han bus-
cado como cierta pintura que dé cierta pro- JFV: ¿Y el berni qué te pareció? ¿Se ve
tección religiosa a cada una de las plantas. quién lo vendió? Con la mirada que tienen
ustedes, ¿pueden detectar la galería donde
JFV: Está bien pero, por ejemplo, en el otro se compraron?
lado de la última cena de Berni, enfrentado
a la distancia, ubicaron al turner... FE: Sí, puede ser. Si hay una galería que tie-
ne un artista…
RA: Por lo menos en cada una de las plan-
tas hay algo que tiene que ver con una posi- RA: Uno puede decir, “esto lo vendía Rub-
ble lectura religiosa. bers”, pero es tan ecléctica la colección que
no se ve un predominio mercantil en la elec-
JFV: ¿Qué es lo que falta en la colección ar- ción, sino un gusto por lo figurativo y por las
gentina? ¿Qué huecos o ausencias notaron? obras de calidad media de quienes las fir-
man. Hay obras de buena calidad, como la

18> Joaquín Molina. “Laberinto sefiróti-


co”, 1997; “Ouroboros estelar”, 1995.

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“Tormenta en la Pampa”19 de Noé. La colec- por otro lado no era argentino, era francés.
ción tiene, en este sentido, y por más que a Los pintores viajeros...
uno le puedan gustar o no, obras destaca-
das dentro de la producción de un artista, RA: Acá lo que se nota es un coleccionista
como en el caso de Alonso, y están al lado que proviene de lo industrial, que elige de la
de obras sin ninguna relevancia. modernidad, que es la “figura sucia”, antes
que la imagen limpia de lo rural.
JFV: Las de Alonso son obras bastante cer-
canas a nosotros en el tiempo, aunque me FE: Eso es muy cierto respecto a la colec-
parece que hay una de los años 80. ción. Es muy probable que la oligarquía
agraria haya tenido un gusto específico.
RA: Hay algunas de los 90, y hasta hay una Amalia de Fortabat conserva, de todas ma-
del 2004. neras, a Prilidiano Pueyrredón, etcétera.

FE: Lo que recuerdo de Noé como un mito JFV: Porque en la colección del siglo XIX es
es Cristo habla en el Luna Park, era un ma- todo muy rural; evidentemente, todo es
marracho muy cómico. Después, todo lo bastante rural en la Argentina de cierta épo-
demás, los paisajes y la cultura americanis- ca. Pero también la colección podría haber
ta, no me gustan. elegido ser algo menos enfáticamente rural.
Incluir retratos o cualquier otro tema.
RA: A mí me encanta la obra de Noé, así
que soy poco objetivo... FE: Por ejemplo, las excelentes acuarelas
de Pellegrini, el padre del presidente, que
JFV: Sorprendentemente, hay poco polesello. están en el Museo Sívori ahora...

RA: Me extraña, porque creo que Fortabat RA: Esas obras ya están distribuidas en mu-
tiene un buen polesello temprano, del se- seos públicos, esta parte de la colección
senta y pico, pero no estaba colgado. deriva de remates, de desmembramientos
de colecciones previas. El de Della Valle me
JFV: Decime Fermín, ¿hay algo que eches encanta, es el de la señorita viendo el retra-
de menos en la colección de arte argentino to de Eusebio.
del siglo XIX? Al final, terminamos hablando
mucho de pintura argentina. Podemos dar FE: Lo notable de Della Valle es que utiliza
la equivocada impresión de que somos pa- el atardecer con nube blanca atrás. A menu-
rroquiales, argentinos. También habría que do usa ese efecto, por ejemplo, con el ma-
mezclar pintura argentina con ejemplos de lón, y ahí está en grande. Pero hay un traba-
grandes maestros internacionales. jito chiquito de él, en donde se ve ese oca-
so, o amanecer, una nube blanca en el fon-
FE: Habría que ver, porque son cosas muy do y todo arriba oscuro. Me llamó mucho la
caras... Echo de menos toda la cosa de ti- atención ese trabajo.
pos que fueron cronistas y dibujantes, pue-
de ser Rugendas, o por ejemplo Bacle. Que

19> Luis Felipe Noé. “Tormenta en la


Pampa”, 1991.

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RA: Hay un buen paisaje de Spilimbergo, a proteger totalmente la sala. Cae a plomo
temprano, de 1929, mientras todo el resto el sol del oeste toda la tarde. Es muy raro
de las obras son tardías. tener tantas pinturas expuestas más o me-
nos directamente al rayo del sol.
JFV: Y hay un fader sin cabras... [risas]
FE: Pero tiene las condiciones.
FE: Ninguno de los fader que hay acá
me gusta. JFV: Ojalá sea así.20

RA: Esos caballos que se le vienen a uno RA: Es muy interesante esta colección. No
encima... Son muy feos, o tienen poco es- como museo, sino como colección, porque
pacio para ser vistos. Está muy encimada uno se acerca a la comprensión de los esti-
toda la pintura del Grupo Nexus, más Mal- los de los artistas y a la medianía de sus
harro, todo junto, y a uno lo agobia. obras, en gran parte.

JFV: Es demasiado abigarrada la muestra JFV: Lo que te atrae es que, como dijiste an-
en el piso donde están las obras más im- tes, la colección muestra un conjunto que es-
pactantes. O sea, el segundo subsuelo, que tá más cerca del taller que del cappolavoro...
es un rectángulo gigantesco. Es un espacio
amplio y hay un cuadro al lado del otro. Qui- RA: Está más cerca de la cotidianeidad, de
zá también remite al estilo de exhibición de los resultados estéticos de los artistas, que
otra época, y se note el gobierno de la co- de las grandes obras museográficas.
leccionista. Le faltan, como dijo Fermín al
comienzo, descansos y separadores. FE: Bueno, por otro lado, lo que pasa es
que la “gran obra museográfica” es la obra
RA: Yo creo que le falta una larga mesa de que nosotros tenemos como canónica, y
comedor imperial. [risas] eso tiene su peso. Si algunas obras que no
son tan malas hubieran estado en el Mu-
FE: Así están más cómodos. Porque tiene seo de Bellas Artes, las veríamos de otra
unos bancos de descanso medio humildes manera. Quiero decir que si cambiás un
¿no? [risas] quirós que está en el Bellas Artes por un
quirós de los que están acá, no habría di-
RA: Y arriba podrían poner reposeras. ferencias mayores. Que estén en el Museo
de Bellas Artes tiene una especie de peso
JFV: A mí me llamó mucho la atención la canónico. Tal vez, no ahora para mí, que
orientación del edificio, porque ahora, que soy más crítico, pero cuando era joven, lo
son las cuatro de la tarde de un día de vera- que estaba en el Museo era “la obra”, lo
no, esto está cocinándose. que tenía que estar. Por eso, a mí me gus-
taba mucho Batlle Planas cuando tenía 20
RA: No, porque tiene un techo complejísimo. o 30 años. Hoy no me gusta tanto. Tam-
bién cambia el gusto.
JFV: En realidad, creo que el techo no llega

20> Posteriormente se informó que el Fortabat: pinturas argentinas en riesgo


problema existía; cfr.: M. Oybin, “Museo por el sol”, en Clarín, 26-03-2009.

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JFV: En síntesis, ¿hay algo que te haya sor- una especie de estilización de la pintura con
prendido de esta colección? fines de afirmación nacionalista.

FE: No. [risas] RA: Lo interesante es que ahí se filtra la mu-


jer porteña de Rugendas22, que es una oda-
JFV: El siglo XIX, que es tu especialidad, lisca, tomando mate, una figura orientalista.
Roberto. ¿Lo ves reflejado de modo ade-
cuado en la colección? ¿Mal reflejado? FE: Pero yo recuerdo retratos gauchescos
¿Aleatoriamente reflejado? de pintores del sur de Brasil, más o menos
de la misma época, y uruguayos (no me
RA: Hay una idea de un siglo XIX como ima- acuerdo ahora quiénes son), donde hay qui-
gen de nación, que es el gaucho. Hay una lombo en los boliches y ves sangre, puñala-
idea de tradición, con obras que segura- das, ves la cosa del hombre malo, alzado.
mente las adquirieron para la apertura del
museo. A mí me sorprendió “La cautiva”21 de RA: A mí me parece extraordinaria la sec-
Blanes en esta colección, una obra alegóri- ción de la Escuela de París. Si uno com-
ca, de pintura literaria que deriva hacia la prende lo que es la medianía estilística de
idea de lo rioplatense, una colección neta- esta Escuela. Los butler, los basaldúa, los
mente argentina. forner, ninguna obra temprana. En ese sen-
JFV: ¿Vos decís que antes de abrir salieron tido es una cuestión muy reveladora para
a comprar algunas obras? ¿Algunos gau- entender las obras.
chos de urgencia, concretamente? [risas]
JFV: Incluso, sin quererlo, un poco desmiti-
RA: Supongo que en determinado momen- ficadoras de algunas grandes firmas.
to, cuando ya sabía que su colección se
destinaba a un museo, compraba una obra RA: No desmitificadoras, porque uno sabe
pensando en esto. lo que son esas grandes firmas. Pero, por
ejemplo, esa complejidad de la obra de Pre-
JFV: Parece que demoraron mucho la aper- sas, la mediocridad de alguna obra de Cas-
tura por una cuestión económica, una dis- tagnino. Los bernis del 79, retratando…
puta financiera.
JFV: ¿Por qué te parece que una coleccio-
RA: El proyecto es anterior al 2001. nista, bien asesorada, compraría una obra
tan mediocre?
FE: Ahora, sobre el siglo XIX, lo notable es
una cosa: toda la pintura es de tema rural y FE: Y no es que esa obra, inclusive, fuera
gauchesco, sobre todo. Y muestra el estere- barata.
otipo de nobleza criolla, cuando el gaucho,
en realidad, era también un desarrapado y RA: Lo que demuestra esta colección es
un fuera de la ley. que el gusto, durante mucho tiempo, estuvo
determinado por los que se formaron en la
JFV: Es lo que insinuó un poco Roberto: hay Escuela de París.

21> Juan Manuel Blanes. “La cautiva”, 22> Johan Moritz Rugendas. “Mujer
c. 1880. porteña en el diván”, s. f.

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JFV: Y tanto por izquierda como por dere- hacían la cabeza, porque los que ponían en
cha del espectro artístico-político, ¿no? galerías, como la Peuser, Witcomb, o la pri-
mera Van Riel. Eran las que más frecuente-
RA: El gusto era lo que legitimaba la calidad mente visitábamos.
de un artista cuyo puente era haberse for-
mado en la Escuela de París. JFV: ¿Cómo era esa historia del gusto?
¿Cuando vos eras estudiante, influía tam-
FE: Además, no olvidemos que lo que nos- bién en tu escuela?
otros llamamos Escuela de París era medio
una ensalada. Estaban Foujita, Chagall, Mo- FE: Influía, porque inclusive había colores
digliani y creo que Utrillo. Pero en el grupo que estaban de moda.
inicial de los argentinos que van a estudiar a
París estaban Butler, Aquiles Badi, Bigatti; y JFV: ¿Vos cuándo fuiste a la escuela?
depués llegaron Spilimbergo, Basaldúa, Ber-
ni, etcétera. Otro que influyó mucho en la FE: A fines de los años 60.
pintura latinoamericana por esos años fue
Andrés Lhote, que era muy buen teórico y JFV: Había una enseñanza muy académica
docente, pero regular pintor. Creo recordar todavía.
que Kenneth Kemble fue alumno de él, y es-
toy hablando de un pintor abstracto. FE: Pero yo ya había empezado a ir a ver
muestras con anterioridad. Empecé cuando
JFV: Entonces pareciera que, en definitiva, tenía 18 o 19 años. Estaban de moda los
hay algo de esta colección que resulta muy re- colores lilas pastel que usaba Soldi. [risas]
velador porque muestra una historia del gusto.
JFV: O sea, la paleta de Soldi estaba de
RA: Muestra una historia del gusto, y una moda.
historia de la evolución de las prácticas de
los artistas. FE: Claro. Los colores lilas y apastelados.
Los rosas, el rosa viejo. No se enseñaba en
FE: Habría que ver esa evolución, por otro la escuela, sino que eso se veía en las gale-
lado, profesional, que tiene cierta trascen- rías. Y sobre todo en Soldi, claro.
dencia fuera del gusto de la coleccionista.
JFV: Es divertido porque hay una historia de
JFV: Habría en escena, por lo que dicen us- los años 60, que es una historia muy con-
tedes, algo así como dos historias del gusto vencional, muy distante del superizquierdis-
paralelas y con cierta complejidad interna: mo ultravanguardista.
una historia personal del gusto de la colec-
cionista, que a veces choca con el asesora- FE: Pero también está lo que cuenta esa
miento que recibe, y otras veces se inter- historia, que había tipos que a ese ñato de
secta con él; y una segunda historia, la de Soldi no lo podían ni ver. Que lo considera-
un gusto de época, donde la Escuela de Pa- ban lo peor, lo más decadente.
rís dominaba la escena de los compradores
con cierto nivel. JFV: Cuando algunos piensan en el arte ar-
gentino de los años 60, no piensan inmedia-
FE: Y que a nosotros inclusive, muchos nos tamente en los tonos de Soldi. Porque no

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entra en el fetichismo histórico-cromático contrás? ¿Qué es lo que hace esta colec-


que nos legaron los historiadores y los cro- ción sea especial o bien corriente?
nistas de los años 60. [risas]
FE: Yo tengo a la de los Blaquier como más
FE: No, porque el fetichismo cromático de la selecta, más refinada, según cierto criterio.
vanguardia son los ocres, los negros, los Además, hubo muchas colecciones que en
colores aceitosos. este momento no recuerdo. La de Acquaro-
ne, por ejemplo, y la de Mauricio Neumann,
JFV: Quizá esa paleta estaba mucho más vi- que es específicamente surrealista.
gente al comienzo de los años 60 que al final.
RA: Hay muchas otras... por ejemplo, la de
RA: Hay, por ejemplo, obras de Butler sobre Marcos Curi, que no existe más. Ésta es
la isla del Tigre, hechas con collage... Eso una colección muy personal, en un punto,
habla de un decadentismo, el collage ya co- en la cual uno puede ver los gustos perso-
mo técnica antimoderna y casi femenina... nales. Supongo que le gusta Lascano, y
es casi un bordado... En este sentido, uno colgó a Lascano al lado de Berni. Y eso es
puede entender mucho más el arte argenti- muy meritorio, porque demuestra una gran
no desde esos lugares, que desde los luga- independencia del gusto y una gran sober-
res de la discusión de la vanguardia. bia también.

JFV: Estabas por decir algo sobre el gusto JFV: Un curador convencional se lo hubiera
hace un minuto.... desaconsejado.

RA: Que es interesante que muchas de es- RA: Un curador tradicional no se hubiera
tas obras las debe haber comprado en la atrevido a colgar un Lascano. Y menos en la
misma época en la cual los Di Tella forma- misma pared con Benedit y Berni.
ban sus colecciones.
JFV: Ésa es la parte positiva de que no haya
JFV: Eso es un tema importante. Comparar un curador. Así, se puede ver algo fuera del
esta colección, que es una gran colección, protocolo, fuera de la convención estableci-
por cantidad y calidad, con alguna otra. El da por el “promedio curador”.
punto fuerte de esta colección es la pintura
argentina. Pintura, sobre todo; principal- RA: Lo que lamento es el orden discursivo:
mente argentina, y también un poco de to- los de la Escuela de París, todos juntos. Si
das las épocas (siglos XIX y XX), y con un hubiese sido todo mucho más mezclado…
énfasis, quizá, en la Escuela de París. Entre
los que tienen más obras expuestas están, JFV: Ahí, en cambio, se ve la presencia de
en un extremo, Alonso, que no perteneció a algún curador. Cuando veamos algo que no
la Escuela de París, y en el otro, Soldi. Di- nos agrade podemos decir: Ecce curator...
cho esto a beneficio de inventario, y si- [risas]
guiendo ahora tu razonamiento: al comparar
esta colección con otras colecciones famo- RA: En otros espacios se ve la presencia de
sas, o representativas, de la Argentina; por un orden monográfico, por artista, el caso
ejemplo, la de los Di Tella o la de los Bla- de Alonso.
quier, ¿qué diferencias y qué similitudes en-

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JFV: Mi pregunta era, más bien, si en ese RA: Está lleno de obras menores.
orden monográfico se ve la intervención de
algún ojo más convencional. JFV: Del patrimonio que conocés de esta
coleccionista, ¿qué cosas sustrajo de esta
RA: Pudo haber sido la propia coleccionista. exhibición pública? Por ejemplo, hay muy
poco impresionismo, y sospecho que debe
JFV: ¿Te parece que la coleccionista pudo tener al menos alguna obra.
haberlo organizado estrictamente así?
RA: Porque creo que eso era lo que tenía
FE: Se paseó, seguro. en el exterior, y deben haber quedado allí.
Simplemente, creo que pagar los derechos
RA: Pudieron haberlo ordenado de alguna aduaneros para entrar una pieza impresio-
manera, y ella hizo el corte final, seguramen- nista acá no se justifica. No creo que le ha-
te. No ha hecho un corte profesional, aun- yan dado exención impositiva para entrar
que hay una lectura ordenada de la colec- pinturas.
ción, que nos puede parecer buena o mala.
FE: Y a mí me dijo Sarita que había compra-
JFV: Es más fácil organizarlo agrupando las do en la Feria, pero no sé si es cierto o no.
firmas y las fechas, que por sus tendencias,
sus escuelas; eso es más complicado. JFV: Quizá sería una buena idea visitar la
colección dentro de un tiempo para ver si
RA: Organizados por nombre, todos los ber- nuestras primeras impresiones se sostienen.
nis juntos. Lo cual produce algunas distor-
siones muy fuertes, porque al lado de una FE: Si, porque las obras parecen puestas
obra del 20 hay una del 70, y eso genera como para no ser movidas. Hasta los no-
una distorsión visual tal que parece que no mencladores en la pared están colocados fi-
hubiese un orden... jos, en bronce.

JFV: Y como colección, ¿es una colección Desgrabación de Victoria Villalba


más inclinada hacia el lado de los grandes
nombres, o más bien hacia las obras?

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RESEÑA DE LIBRO

Por una nueva


iconología
Mariano Oropeza
rol fundamental de soporte de la imagen.
Afirma el profesor berlinés: “somos nosotros
Antropología de la imagen
mismos el lugar de las imágenes”. Con esta
Hans Belting
afirmación quiebra la reducción funcionalis-
Katz Editores
ta de las diversas semióticas de la imagen,
Buenos Aires, 2007
aún perdidas en las imposibles simetrías en-
321 páginas
tre signos lingüísticos y signos visuales, sin
entender la praxis de la comunicación.
Yo quisiera una Historia de las Miradas
Por otra parte, la opción existencialista, o
Roland Barthes
más bien antropologista del autor, se enfren-
ta a la academicista historización que pade-
I want to make something that has more of
ció la historia de la imagen. Para Belting re-
the truth and not so much of art
sulta impensable comprender las temporali-
Robert Frank
dades que juegan en la percepción actual,
los significados que pueden tener las repre-
anto Barthes como Frank anuncian las sentaciones en un tiempo y espacio particu-

T fronteras epistemológicas que el heu-


rístico Antropología de la imagen de
Hans Belting proyecta como plan de obra.
lar, sin delinear las correas de transmisión
históricas sustentadas en la atávica expe-
riencia de la muerte, el tiempo y el cuerpo.
Caminando sobre los campos minados de Tenemos pues en Antropología de la imagen
la representación, cuya crisis repercute en una Historia Cultural de la Imagen que es
las correspondientes crisis de la imagen (p. análoga a una Historia Cultural del Cuerpo.
e. posthistoria) y la crisis del cuerpo (p. e. De esa manera, Belting se transforma en un
posthumano), el historiador y arqueólogo compañero de ruta de la impronta warbur-
alemán emprende una serie de restituciones giana. Así pretende cartografiar el teatro de
en el estudio de las imágenes que amplían las imágenes humano que obliga en cada
el radio de acción fuera de las interpretacio- transformación a nuevas formas de mirada,
nes habituales de la imagen en la historia adecuando el imaginario histórico-social, y
del arte. Demasiado centradas en las carac- simultáneamente, regulando las fuerzas
terísticas del medio, sea pintura, fotografía simbólicas –y reales–. Ello no implica exal-
o imagen digital, es cierta su crítica en tar acríticamente las “nuevas imágenes” de
cuanto a que mucho del acercamiento a la la era virtual sino trazar genealogías que
heterotopía imagética reduce discrecional- nos pueden llevar a la teoría de la imagen
mente la percepción al aspecto cognitivo, y en Dante como los antecedentes de los
promueve una retórica de la imagen. El ma- avatares de los internautas y el neomisticis-
yor esfuerzo del libro se centra en restituir la mo del ciberespacio.
faz sensorial de la representación icónica y Fruto de sus trabajos en Karlsruhe, donde en-
en eso cobra interés la tríada medio-cuer- seña e investiga desde 1992, y con los apor-
po-imagen que coloca al ser humano en el tes de su grupo de antropología e imagen ini-

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ciado en 2000 con historiadores del arte, crí- dores estudios culturales. ¿O acaso la antro-
ticos literarios, filósofos, especialistas en pología de Belting, que indaga cualquier re-
neurociencias y psicólogos, los principales presentación “buscando comprender los me-
artículos constituyen los tres primeros capítu- canismos simbólicos que seguimos en nues-
los, especialmente “El lugar de las imágenes tro trato con las imágenes” (pág. 178), no es
II. Un intento antropológico” que justifica la una versión de los visual studies que propo-
veta antropológica en la relación entre ima- nen rebajar la pregunta por la condición esté-
gen y cuerpo-persona, y el final, “La transpa- tica-ideológica de la imagen?
rencia del medio”, no por su singularidad teó- Ya en las primeras páginas contradice cual-
rica, de mucho menor calibre del grueso de quier intento de abstracción filosófica que
las reflexiones de Georges Didi-Huberman o pueda disecar el nexo corporal en el devenir
Barthes, sino por el vuelo poético con el que histórico. De acuerdo en una primera lectura
analiza una fotografía que intenta actuar con- queda el interrogante de si volver a localizar
tra el artefacto técnico, liberar la información la imagen en el cuerpo es suficiente para in-
frente al cúmulo ensordecedor de imágenes cluir la dimensión ideológica-política. Las es-
de los medios masivos. El ejemplo de Robert casas líneas que deja abiertas se hacen rui-
Frank sirve al historiador alemán, en princi- dosas en ejemplos como la resemantización
pio, corroborando la elisión permanente de la de la Virgen de Guadalupe en México, que
fotografía moderna entre representación me- trae a colación en varios pasajes, sin preci-
dial e representación mental; y además justi- sar que la mirada se recicló por circunstan-
ficando la noción de que las imágenes ani- cias histórico-sociales precisas del joven es-
dan en una corporalidad que conjuga esta- tado mexicano, ávido de imágenes que soli-
dos, acciones y tiempos. difiquen una sociedad en armas fragmenta-
Entre estos capítulos aparecen algunos que da y por castas. Falta en Belting buscar en
llamarán la atención a no historiadores del ar- los corrimientos de las miradas formas del
te, haciendo visibles las pertinencias de la devenir político y no sólo imaginológico, y de
imagen en la cuestión de los escudos y los ese modo completar el espíritu de una gesta
retratos; a los no antropólogos, en lo referido de historia cultural. De otra manera, su ambi-
a la imagen y la muerte; y a los no críticos li- valente antropología visual, con el remolino
terarios, con una lectura renovada del Dante gnoseológico y documental de yuxtaponer
en clave teoría de la imagen. Especie de diferentes objetos y soportes a las “obras de
ejemplificación documental e histórica de las arte”, no hace más que restar el sentido, y
tesis que sostiene el autor, el tramo central solapar las fisuras y heridas, que justamente
del libro en definitiva contrapesa negativa- el profesor alemán pretende reencontrar en
mente por su recursividad, repitiendo casos, su nueva “iconología”.
y además no aportando un desarrollo con- Paradójicamente, la deficiencia de este tra-
ceptual que ahonde en algunas de las pre- tado “antropológico” contra la idea de la
guntas que matizan las primeras páginas: imagen asesina de lo real –y el sujeto– , y del
“¿Qué aspecto podría tener entonces en la reinado tecnológico del artefacto-medio so-
actualidad un discurso acerca de la imagen y bre el cuerpo, es no sumergirse en las impli-
de lo que constituye la cualidad de la ima- cancias de la imagen hecha carne, aquella
gen?” (pág. 19); o directamente si no sería primordial experiencia del sujeto y sus expe-
conveniente llamar “visual studies” a esta se- riencias ante/con/del mundo. Un movimiento
lección de papers de “antropología de la ima- corporal y cosmológico que lleva las marcas
gen”, y así emparentarlos con los uniforma- de las luchas políticas por la identidad.

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COMENTARIO DE MUESTRA

La apariencia
de lo que no tiene
apariencia

Autora de la reseña Mara De Giovanni Porter comprende que la rebelión moderna


Muestra Matiné “contra la apariencia de la apariencia de
Espacio Ruth Benzacar. Galería de Arte no ser apariencia” es ilusoria (Adorno).
Artista Liliana Porter Y, en tanto ilusión, juega a disfrazar la
Técnicas Instalación, Objeto, Pintura, Otras apariencia con la apariencia misma de esa
Inauguración 13-05-2009 apariencia. Así, en este juego de desplaza-
Cierre 19-06-2009 mientos de las apariencias, surge aquella
otra apariencia que, hasta el momento,
Si tenés la tarde libre, date una vuelta por no tenía apariencia.

“ la Matiné. Hoy dan una de Porter con


música de Meyer. En apariencia es light,
porque en los anuncios hay imágenes de pe-
La exhibición está conformada por obras-
registro de esas leves intervenciones de ob-
jetos, fácilmente reconocibles, recopilados
rritos, conejos y unos patos con picos de o producidos en diferentes tiempos. Entre
plástico y plumas al viento.” ellas se incluye la presentación del cuarto
Y sí, en la consideración de la apariencia, es- video que Porter realizó en 2009 que da
ta supuesta apreciación es acertada. Sin em- nombre a la muestra: Matiné. Éste se com-
bargo, como explica Adorno en su Teoría Es- pone de veintiún micro-escenas que, con
tética, “la definición del arte mediante la apa- música de Sylvia Meyer e impecable imagen
riencia estética es incompleta: el arte tiene la y sonido, hacen cómplice y partícipe al es-
verdad como apariencia de lo que no tiene pectador de ese juego de apariencias. Entre
apariencia”. Entonces la cuestión comienza a otras, un pollito a cuerda, lechugazo me-
complicarse, porque detrás de la apariencia diante, se transforma en “Ensalada de po-
estética de Porter hay más apariencia… llo”; soldaditos, carretas, cañones y caba-
En conversación con Ana Tiscornia, Porter llos de juguete son resbalados en pintura
define su obra como “leves modificacio- roja; siete patitos, a pico cerrado, forman un
nes, pequeños gestos que hacen que lo “Coro” que hace vibrar sus cuerpos; un co-
que [los objetos] son y lo que quieren ser nejo dibujado es disfrazado con una másca-
se parezca mucho. Un perro disfrazado de ra de tigre y “Lulú”, llena de brillantes plu-
perro, por ejemplo, se trata de una apa- mas, se presenta como “corrompida, perfu-
riencia que cubre otra apariencia”. Es que mada y ofrecida pa’ los goces del amor“.

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muestras

espacio muestra / artista fecha


713 Sistemas de caminos / Florencia Levy 11.06 al 18.07
Sobre domesticación / Carla Graciano 11.06 al 18.07
Alberto Sendrós El Pedimento / Ana Gallardo 15.05 al 10.06
Appetite El volcán, ceferino, el fantasma… / Mauro Guzmán 15.05 al 11.07
Caras maquilladas / Patricia Martínez 15.05 al 11.07
Ápice Arte Pinturas y Objetos / Sergio Schmidt 19.06 al 17.07
Barbarie Sin perder el hilo / Artistas varios 29.03 al 30.07
CC Borges Conjuros del color / Juan Carlos Lasser 20.05 al 15.06
CCEC (Córdoba) Homenaje a Nicolás García Uriburu 11.06 al 11.08
CCEBA - Sede Florida V. Gómez, M. Rubio, M. Robles, L. El Halli Obeid, y otros 28.04 al 26.06
CC Moca Equipaje en mano / Sabrina Mezzaqui 05.05 al 28.06
CC Rojas Historias de amor / Artistas varios 14.05 al 17.06
Espacio Fundación Telefónica Blue sky / Francisco Ruiz de Infante 26.03 al 16.06
Federico Towpyha Muestra erótica colectiva / S. Donovan, M. Bordese, y otros 14.05 al 15.06
Fundación Klemm Estados de la materia / L. Battistelli, E. Bairon, M. Harte, y otros 28.04 al 19.06
Fundación PROA Espacios urbanos /A Gursky, C. Höfer, A. Hütte, T. Ruff, T. Struth 01.05 al 30.07
Fundación Standard Bank Inmanencias / Lucrecia Seligra, Bruno Stecconi, Victoria Sagayo 20.05 al 25.06
Imán de la Boca Fabiana Barreda, Giselle Bliman, Julieta Anaut y otros 25.04 al 30.06
Jacques Martínez Rizoma 4 / I. Hartavi, V. Gutiérrez, R. Conlazo, R. Oller 13.05 al 26.06
Jardín Oculto La Trampa / Constanza Piaggio 18.05 al 14.06
Jorge Mara - La Ruche Un diálogo de signos / León Ferrari, Henri Michaux 09.05 al 30.06
La Casona de los Olivera Infancia / Laura Ortego, entre otros, Pablo Mattioli 04.04 al 14.06
macro (Rosario) Maquinaciones / Edgardo Antonio Vigo 07.05 al 28.06
Residencias Malincué 2008 / J.I. Pfaffen, A. Goldstein 07.05 al 28.06
Malba Equinus Equestris / Luis Fernando Benedit 15.05 al 27.07
Mapa líquido Planetícolas / Emiliano López, Silvina D' Alessandro, Nat Oliva 15.05 al 20.06
MNBA Diversidad y Memoria / Artistas varios 05.05 al 10.07
Museo Caraffa (Córdoba) Gerardo Repetto, Dolores Cáceres 13.04 al 15.06
Ernesto Berra 30.04 al 15.06
Premio Fernet Branca / Artistas varios 30.04 al 15.06
Juan Carlos Castagnino 30.04 al 15.06
MMBA F. Félix de Amador (Luján) Inauguración Simultánea / B. Fernández, V. Lemme, G. Mc Loughlin 23.05 al 20.06
Museo de Arte Tigre (Tigre) Carlos Alonso, Carlos De la Mota 28.04 al 16.06
Museo Sívori Anhelo Hernández 16.05 al 07.06
Ruth Benzacar Matiné / Liliana Porter 13.05 al 19.06
Victor Najmías Trastienda / R. Aizenberg, R. Forner, A. Heredia, y otros 30.04 al 30.06
Wussmann Obra reciente / Juan Astica 10.06 al 21.08
masotta-torres Obra inédita / Jorge Pirozzi 05.06 al 17.07
VVVgallery Desiertos Antrópicos / Sofía Silva 04.06 al 27.06

Éstas y muchas más muestras y espacios en www.ramona.org.ar

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espacios

713 Defensa 713 MA-SA: 13 a 19hs


Agalma Libertad 1389 LU-VI: 12 a 20hs; SA: 11 a 13.30hs
Alberto Sendrós Pje.Tres Sargentos 359 LU-VI: 14 a 20hs
Ápice Arte Juncal 685 - PB LU-VI: 10 a 19hs
Appetite Chacabuco 551 LU-SA: 14 a 19hs
Arte x Arte Lavalleja 1062 LUN-SAB: 13 a 19 hs
Braga Menéndez Humboldt 1574 LU-VI: 11 a 20hs; SA: 11 a 20hs
Casa 13 (Córdoba) Belgrano y Pje. Revol DO: 19 a 22hs
Casa de la Cultura FNA - Fondo Nacional de las Artes Rufino de Elizalde 2831 MA-DO: 15 a 20hs
CC Borges Viamonte esq San Martín LU-SA: 10 a 21hs; DO: 12 a 21hs
CC Parque de España (Rosario) Sarmiento y el río Paraná MA-DO: 15 a 20hs
CC Recoleta Junín 1930 LU-SA: 11 a 22hs
CC Rojas Av. Corrientes 1543 LU-SA: 11a 22hs; DO: 17 a 20.30hs
CC San Martín Sarmiento 1551 LU-DO: 11 a 21hs
CCEBA - CC de España en Buenos Aires - Sede Florida Florida 943 LU-VI: 10.30 a 20hs; SA: 10.30 a 14hs
CCEBA - CC de España en Buenos Aires - Sede Paraná Paraná 1159 LU-VI: 10 a 14 y 16 a 20.30hs; SA: 16 a 20.30hs
CCEC - CC de España en Córdoba (Córdoba) Entre Ríos 40 LU-VI: 10 a 20hs
Dabbah Torrejón El Salvador 5176 LU a VI: 15 a 20hs; SA: 11 a 15hs
Daniel Abate Pasaje Bollini 2170 LU-VI: 12 a 19hs
Daniel Maman Av. del Libertador 2475 LU-VI: 11 a 20hs; SA: 11a 19hs
Del Infinito Av. Quintana 325 - PB LU-VI: 11 a 20hs; SA: a combinar
Elsi del Rio Arevalo 1748 MA-VI: 15 a 20hs; SA: 11 a 14hs
Empatía Carlos Pellegrini 1255 LU-VI: 11 a 20hs; SA: 10 a 13hs
Enlace Guido 1725 LU-VI: 12.30 a 20hs; SA: 13 a 16hs
Ernesto Catena Honduras 4882 MA-SA: 12 a 20hs
Espacio Fundación Telefónica Arenales 1540 MA-DO: 14 a 20.30hs
Fondo Nacional de las Artes Alsina 673 LU-VI: 10 a 18hs
Fundación Klemm Marcelo T. de Alvear 626 LU-VI: 11 a 20hs
Fundacion OSDE Suipacha 658 - 1° LU-SA: 12 a 20hs
Fundación Proa Av. Pedro de Mendoza 1929 MA-DO: 11 a 19hs
Isidro Miranda - Sede San Telmo Estados Unidos 726 MA-DO : 12 a 19hs
Jacques Martínez Av. de Mayo 1130 4to G LU -VI: 11:30 a 20hs SA: 10:30 a 13:30hs
Jardin Oculto Venezuela 926 MA -DO: 12 a 20hs
Jorge Mara - La Ruche Paraná 1133 LU-VI: 11 a 13.30hs y 15 a 19.30hs; SA: 11 a 13.30hs
La Casona de los Olivera (Parque Avellaneda) Av. Directorio y Av. Lacarra MA-VI: 14 a 20 hs; SA-DO-FE: 11 a 20hs
LDF - Espacio de Arte Perú 711, 1º N2 MI-VI: 17.30 a 20 hs / Otros horarios con cita previa.
MAC - M de Arte Contemporáneo de la UNL (Santa Fe) Bv. Gálvez 1578 MA-VI: 9 a 13 y 16 a 20hs; SA-DO: 16 a 20hs
MAC - M de Arte Contemporáneo de Salta (Salta) Zuviría 90 MA-VI: 9 a 13 y 17 a 20.30hs; SA-DO: 17 a 20.30hs
MACLA - M de Arte Contemporáneo Latinoamericano (La Plata) 50 entre 6 y 7 MA-VI: 10 a 20hs ; SA-DO: 15 a 22hs
macro - M de Arte Contemporáneo de Rosario (Rosario) Sarmiento 450 LU-VI: 14 a 20hs; SA-DO: 16 a 20hs
Malba - Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires Av. Figueroa Alcorta 3415 JU-LU: 12 a 20hs ; MI: 12 a 21hs; MA: cerrado
masotta-torres México 459 LU-SA: 10 a 18hs
MAT - M de arte de Tigre Paseo Victorica 972 (Tigre) MI a VI: 10 a 19; SAB, DOM y FER: 12 a 19
Mite Av. Santa Fe 2729 - Local 30 LU-VI: 12 a 21hs
MNAD - Museo Nacional de Artes Decorativas Av. del Libertador 1902 MA-DO: 14 a 19 hs
MNBA - Museo Nacional de Bellas Artes Av. del Libertador 1473 MA-VI: 12.30 a 19.30hs; SA-DO: 9.30 a 19.30hs
Muntref - Museo Universidad Tres de Febrero (Caseros) Valentín Gómez 4828 LU-VI: 8 a 21hs; SA: 9 a 18hs
Museo Caraffa (Córdoba) Av. Hipólito Irigoyen 651 MA-DO: 10 a 20hs
Museo Castagnino (Rosario) Av. Pellegrini 2202 LU-VI: 14 a 20hs; SA-DO: 13 a 19hs; MA: cerrado
Museo Sívori Av. Infanta Isabel 555 MA-VI: 12 a 20hs; SA-DO: 10 a 20hs
Niundiasinunalinea Defensa 1455 MA-VI: 15.30 a 20.30hs; SA-DO: 11.30 a 20.30hs
Objeto a Niceto Vega 5181 LU-SA: 10 a 19hs
Pabellón 4 Uriarte 1332 LU-SA: 16 a 20hs
Palais de Glace Posadas 1725 MA-DO: 14 a 20hs
Ruth Benzacar Florida 1000 LU-VI: 11.30 a 20hs ; SA: 10.30 a 13.30hs
Vasari Esmeralda 1357 LU-VI: 11a 20hs; SA: 11a 13hs
VVVgallery Aguirre 1153 - 2º MI-VI: 16 a 20hs; SA: 15.30 a 18.30hs
Wussmann Venezuela 570 LU-VI: 10.30 a 20hs; SA: 10.30 a 14hs
Zavaleta Lab Venezuela 571 LU-VI: 11 a 20hs; SA: 11 a 14hs

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