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CHICLAYO - 2020
ARCO REFLEJO
1. RESUMEN
ARCO REFLEJO:
Las estructuras fundamentales del arco reflejo son los receptores, las fibras
nerviosas aferentes o sensitivas, los centros nerviosos, las fibras nerviosas
eferentes o motoras y los efectores.
ESTRUCTURA Y COMPONENTES:
Compone de distintas partes que funcionan de manera integrada y coordinada: los receptores, las
neuronas sensitivas o aferentes, las neuronas motoras o eferentes y los órganos efectores.
a) Los Receptores
Los receptores sensoriales ubicados en las distintas terminaciones nerviosas y distribuidos por todo el
cuerpo se encargan de transmitir la información que reciben del exterior en impulsos nerviosos. Estos
receptores se constituyen de neuronas especializadas que se encargan de transformar los estímulos en
función de su modalidad, ya sea ésta visual, olfativa, auditiva, gustativa o táctil (por prensión, dolor,
temperatura, etc.)
d) Órganos Efectores
Los órganos efectores constituyen el último componente del arco reflejo. Son las estructuras
encargadas de ejecutar la respuesta automática e involuntaria que proviene de los centros nerviosos de
la médula espinal. Existen de distintos tipos: pueden ser glándulas exocrinas (p. ej. las glándulas salivales
o las del sudor) y músculos (p. ej. músculos esqueléticos o el músculo cardíaco).
FUNCIONES
Tienen como objetivo prevenirnos o responder de forma rápida y efectiva ante situaciones
potencialmente peligrosas. Por este motivo han sido y son tan necesarios para nuestra supervivencia:
nos alertan cuando existe un riesgo de exposición a elementos tóxicos, a través de los receptores del
olfato; o cuando estamos a punto de quemarnos, a través de los termorreceptores.
En definitiva, existen distintos tipos de reflejos con diferentes funciones; algunos son necesarios
desde el nacimiento y se vuelven prescindibles con el tiempo; y otros permanecen de por vida
porque cumplen una función adaptativa esencial para la supervivencia y la conservación de la propia
especie humana
Clásicamente se describen 5 órganos de los sentidos: tacto, gusto, olfato, vista y oído, mientras que los
receptores se clasifican de diversas maneras, al tener en cuenta distintos criterios.
De acuerdo con la naturaleza del estímulo y el carácter de las sensaciones se distinguen: los
mecanorreceptores (sensaciones del tacto, presión, audición y equilibrio), termorreceptores (sensaciones
de calor y frío), nocirreceptores (sensación de dolor), quimiorreceptores (sensaciones del gusto y olfato) y
fotorreceptores o receptores electromagnéticos (sensación visual).
Según su localización en el organismo los receptores se pueden clasificar en 2 grandes grupos: de las
sensibilidades general y especial, los cuales a su vez pueden ser somáticos y viscerales.
Al estudiar los órganos de los sentidos hay que tener presente que los receptores no son estructuras
aisladas, sino que están íntimamente relacionados con el cerebro, y forman un sistema funcional
considerado por algunos autores como un “aparato sensorial” y denominado por Pavlov, “analizadores”,
que está compuesto por 3 partes asociadas:
2. La conductora formada por las fibras nerviosas aferentes o sensitivas 3. La central localizada en la
corteza cerebral.
Los receptores de la sensibilidad general están ampliamente distribuidos por el cuerpo, se localizan en la
parte somática (superficial y profunda) y en la parte visceral, constituyen los exteroceptores,
propioceptores e interoceptores.
Se pueden clasificar en 2 grupos principales: libres y encapsulados.
Entre los receptores libres o desnudos (no encapsulados) se destacan las terminaciones nerviosas libres,
las terminaciones nerviosas en los folículos pilosos y los corpúsculos nerviosos no encapsulados (meniscos
táctiles o discos de Merkel).
Las terminaciones nerviosas libres están relacionadas con la sensación de dolor y se localizan
principalmente en la piel, córnea y mucosa, donde forman un amplio plexo cuyas ramificaciones se
insinúan entre las células epiteliales de los órganos donde se encuentran.
Entre los receptores encapsulados que se encuentran en la dermis y la hipodermis se distinguen: los
corpúsculos táctiles (de Meissner), bulboideos (de Krause y Ruffini) y laminados (de Pacini)
Los corpúsculos bulboideos (de Krause) están relacionados con la sensación de frío, se ubican en el
espesor de la dermis.
Los corpúsculos bulboideos (de Ruffini) están relacionados con la sensación de calor, se encuentran en la
región profunda de la dermis, tienen la forma de un bulbo alargado
Los corpúsculos laminados (de Pacini) están relacionados con la sensación de presión, se hallan en la
hipodermis o tela subcutánea, el tejido conectivo que rodea los tendones, músculos y cápsula articular, en
las membranas mucosas y serosas.
Entre los receptores encapsulados también se destacan los husos neuromusculares y los husos
neurotendinosos situados en los músculos y tendones respectivamente, los cuales están relacionados con
las sensaciones de posición y movimiento del cuerpo
Las vías de conducción nerviosa son un conjunto de estructuras nerviosas que tienen la función de
transmitir el impulso nervioso en un solo sentido, desde la periferia (receptores) hasta los centros
nerviosos y a la inversa, desde los centros nerviosos hasta la periferia (efectores), lo que permite al
sistema nervioso la regulación e integración de todas las funciones del organismo y de relacionarlo con el
mundo circundante.
VIAS DE LA SENSIBILIDA
Vías de la sensibilidad general procedente de la mayor parte del cuerpo: exteroceptiva o superficial (del
tacto, térmica y dolorosa), propioceptiva o profunda consciente (de presión, vibratoria y actitudes
segmentarias del cuerpo) e inconsciente (relacionada con el cerebelo en la regulación de la actividad
muscular), y la interoceptiva (de la actividad visceral).
Vías de la sensibilidad especial procedente de los órganos de los sentidos (gustativa, olfatoria, óptica,
auditiva y vestibular o del equilibrio estatocinético).
VIAS DE LA MOTILIDAD
• La motilidad estática mantiene el cuerpo o parte de este en una actitud o postura determinada,
mediante contracciones lentas y duraderas (contracciones tónicas).
• Las vías de la motilidad conducen los impulsos nerviosos desde los centros nerviosos superiores,
corticales y subcorticales, hasta los núcleos motores de los nervios espinales y craneales situados en la
médula espinal y el tronco encefálico, respectivamente, de donde parten los nervios que se dirigen hacia
los órganos efectores, representados por los músculos.