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Después de veinte años finalizan su contrato a término indefinido sin justa causa.

Por varios

años desempeña dos cargos que la llevan a sufrir trastorno depresivo ansioso, de origen común,

agravado por factores laborales. Las recomendaciones dadas por la EPS son expuestas ante

talento humano, al igual que el proceso del desarrollo de la enfermedad que tuvo que llevar la

señora Flor P. por 6 años aproximadamente, y todas sus vicisitudes.

Desde mi punto de vista, la empresa incurre en el error de sobrecargar las actividades

laborales de la señora Flor Pérez, aunque su jornada laborar manifestada en el documento es de 8

horas, su funciones y actividades junto con su responsabilidad aumentaron causando según los

dictámenes médicos, problemas físicos y psiquiátricos a los que la empresa hace caso omiso

ignorando sus derechos laborales y los dictámenes médicos que causaron con el tiempo mayores

problemas en la enfermedad de la señora. Considero que la empresa abusó de su poder y de la

necesidad de una persona para no incurrir en gastos al contratar otra y sin embargo fue cruel

cuando la señora Flor ya no les aportaba la totalidad de sus capacidades (se convirtió en un

problema) y fue despedida sin tener en cuenta que la enfermedad era causada por el abuso de la

empresa y sus derechos laborales fueron ignorados.

Los derechos vulnerados están relacionados con el derecho al trabajo en condiciones de

discapacidad, primando el respeto, la solidaridad, el servicio entre otros. La constitución en

su artículo 13 se refiere a las personas que “se encuentren en circunstancia de debilidad

manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan” y en este caso es

evidente que se atentó en contra de estos derechos constitucionales.

Según la ley 361 de 1997 en el artículo 26 “Lo que pretende garantizar la norma es la no

discriminación laboral por la existencia de limitaciones físicas, garantizando así una

estabilidad laboral mayor” “protección laboral reforzada, no ser despedido sin previa
autorización, sino también el derecho al reintegro” para proteger más al trabajador la empresa

debe pedir autorización de despido a la oficina del trabajo, y esto tampoco se hizo.

Como solución al caso debe hacérsele una valoración médica a la señora que permita

establecer si sus capacidades físicas y psicológicas son aptas para seguir laborando o no. Si

es positiva la posición médica, debe reintegrarse a su trabajo bajo las reglas establecidas por

la EPS y habérsele pagado todo lo que dejó de pagársele y lo que la ley contemple. Pero si el

dictamen médico asegura que no es posible que siga laborando o que ha perdido algunas de

sus capacidades físicas… es necesario que sea pensionada bajo todos lineamientos legales

que la favorezcan sin vulnerar sus derechos como trabajadora.

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