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A través de las nuevas reglas de transparencia fiscal, se grava ahora, en cabeza de las personas
domiciliadas, las rentas pasivas que obtengan sus vehículos o entidades instaladas en paraísos o
territorios de baja tributación, lo que se logra imputando como propias las rentas de estos vehículos.
Aún cuando la transparencia fiscal tiene varios precedentes en el exterior, particularmente en los
países exportadores de capital, la aplicación del régimen de transparencia fiscal en el Perú está
condicionada a la concurrencia de las siguientes situaciones:
Las rentas pasivas sobre las que aplica el régimen, son los dividendos, alquileres, regalías,
ganancias de capital e intereses. También califican como rentas pasivas, las obtenidas por la
entidad controlada por operaciones con sujetos vinculados domiciliados en el país, si son deducibles
como gasto en Perú, y califican como renta de fuente extranjera o calificando como renta de fuente
peruana les resulta aplicable una tasa inferior al 30%. Con esto, se busca que las entidades
controladas no sean usadas como vehículos para erosionar la base imponible del impuesto a la
renta peruano, o instrumentos para eludir o diferir el pago del impuesto a la renta en el país.
Se presume, que todas las rentas de las entidades controladas son pasivas. Asimismo, se presume,
que las rentas pasivas obtenidas en el año por la entidad controlada no pueden ser inferiores al
resultado que provenga de multiplicar la tasa de interés activa más alta (cobrada por las empresas
financieras del país de constitución de la entidad controlada), por el valor patrimonial que
corresponda a la participación, directa o indirecta, de la entidad controladora local. Ambas
presunciones admiten prueba en contrario.
Considerando el carácter antielusivo del régimen, se establecen ciertos supuestos que pese a
calificar como rentas pasivas no resultan atribuibles a la controladora local. Así por ejemplo, no son
atribuibles las rentas pasivas extranjeras gravadas con una tasa superior al 22.5%, la renta neta
pasiva obtenida por la entidad controlada igual o menor a 5 Unidades Impositivas Tributarias, y las
rentas pasivas cuando las mismas representen el 20% del total de rentas que genera la entidad
controlada. En estos casos resultará claro que dicha entidad no fue constituida como un mero
vehículo para el eludir el impuesto a la renta en el Perú, sino como una entidad operativa.
Finalmente, quienes tengan que incluir dentro de sus rentas gravadas las rentas atribuibles según el
régimen de transparencia fiscal, podrán deducir de su impuesto a la renta local el impuesto a la
renta pagado en exterior, sujeto a los límites, claro está, de cualquier crédito tributario por rentas de
fuente extranjera.
La primera foto sobre nuestra situación tributaria nos será tomada el 31 de diciembre de este año.
Sin embargo, es probable que antes de dicha fecha, la Administración ya haya dictado algunas
normas encaminadas a declarar la situación de nuestras empresas, por ello conviene que tengamos
muy claro el nuevo escenario tributario en el cual nos toca desenvolvernos.