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Parte 1

Transcurrían los años 80, una bella helada noche de agosto en la finca La Oculta, el cielo
alumbrado por las estrellas y una hermosa luna llena que iluminaba con la fuerza de veinte
radiantes soles. La hermosa campo verde llena de plantas de café y gulupa en el pueblo de Jericó
contaba historias por si misma. El abuelito Josué mientras tanto estaba enseñando a sus nietos
Héctor y María sobre las constelaciones y sobre los valientes guerreros del cielo. Estos dos
personajes ya estaban cansados de escuchar sobre las constelaciones y cosas que no sabían si eran
mínimamente reales querían cambiar la emisora. A sabiendas que su abuelo era una persona culta
que disfrutaba leer llevó a Héctor a preguntar.

—Abuelo, hoy mientras escuchabas la radio estabas un poco disgustado, refunfuñando y tirando
alegatos hacía el radio ¿Qué pasó? ¿Acaso el Independiente Medellín volvió a perder? —

—No mijito, no era solo eso. Ya el que ese equipo pierda no me quita el sueño, mi problema el día
de hoy con la radio era sobre un tema de política, no sé si quieran escuchar sobre eso— Afirmó
Josué

—¡Claro que sí abuelo! Sería un honor para nosotros— Exclamó María con euforia

—Está bien, escuchen con atención. En estos momentos muchos países están haciendo planes
decisivos para la forma de vivir de las personas y es escoger cómo van a organizar su forma de
gobierno, lo que afecta tanto la esfera política cómo la económica y la social. Imaginen lo
siguiente, resulta que en estos momentos se está desarrollando un problema enorme a nivel
mundial y es que a partir de la decisión de una o un conjunto de personas, la vida tanto de
nosotros como la de muchas personas va a cambiar drásticamente— Contaba el abuelo

—Pero abuelo ¿Qué está pasando? ¿Cómo así que nuestra vida puede cambiar por la decisión de
una persona? — Exclamaba María con preocupación

—Sí mijito, como lo escuchas. Te lo voy a explicar todo con el ejemplo de nuestra hermosa finquita.
Resulta que hay personas poderosas que están tomando la decisión de cómo van a organizar el
país, y no sólo está pasando acá en Colombia, también está pasando en todo el mundo y nadie se
salvará. Dependiendo de qué forma de gobierno escojamos acá pasarán muchos cambios en el
país— Narraba con voz de preocupación el abuelo

—¿En serio? ¡No te lo puedo creer abuelo! ¿Cuáles son los escenarios posibles? — Preguntaba
Héctor consternado

—Bueno muchachos, pónganse cómodos. Resulta que en estos momentos pueden pasar cuatro
escenarios… El primero es que haya un Estado Liberal en el que reine el derecho individual sobre
el colectivo, lo que no me haría perder para nada el sueño porque esta hermosa finca la herede de
mi padre y seguirá en la familia siempre y cuando no la vendamos. Cualquier persona que quiera
entrar acá a robar gulupa por más pobre que sea, estará violando la ley de propiedad privada. En
esta forma de estado no hay ningún control del gobierno en el mercado, lo que hace que nos
ayudaría mucho porque imaginen que pudiéramos contratar y despedir a personas fácilmente. En
este sistema la forma de ser exitoso es que tan duro trabajes, entonces si algún trabajador
empieza a dormir mientras recoge la cosecha, el despido sería muy fácil y sin problemas, sin
mencionar que, si por ejemplo el día de mañana de la finca La Oculta empieza a salir todo el café y
la gulupa que abastece a todo Colombia, el Estado no haría nada al respecto— Decía el abuelo con
un tono de tranquilidad.

—¡Abuelo, abuelo! Yo creo que se de qué estás hablando— Contestó María entusiasmada.

—Bueno mijita entonces cuéntale a Héctor que pasaría si se escoge un Estado Marxista— Dijo
sorprendido Josué por la brillantez de su nieta.

—Bueno, creo que es todo lo contrario a lo que acabaste de decir. Si se escoge un estado Marxista
no sería bueno para ti abuelo porque ahora no sería bien vista la propiedad privada y podrían
incluso darle pedazos de la finca a personas que no conocemos sólo porque son pobres. Por otro
lado, la plantación de café y gulupa correría riesgo ya que nos la quitarían y pasaría a ser bien
público, porque creo no equivocarme al decir que ya el gobierno es quien controla toda la
actividad económica, entonces el Estado ganaría dinero a costas de lo que sembraste y cuidaste
con tanto ahínco abuelito— Afirmó María

Josué replicó —¡Muy bien! Y sabes qué es lo peor de todo eso, es que el Estado a demás de
apoderarse de todo esto y repartirlo entre las personas para luego vendernos los frutos de nuestra
propia tierra, es que los trabajadores que lleguen acá y se adueñen de esto, serían unas personas
casi que muy poderosas, porque en esta forma de Estado el trabajador es la persona más
importante, y en parte tienen razón porque si nos ponemos a pensar sin ellos no se podrían hacer
muchas cosas realidad. Las camisas que tienen ustedes puestas en estos momentos es porque un
trabajador cosechó el algodón, otro la volvió un telar, otro la cortó y coció para poderla vender—.

—Pero abuelo ¿Sólo están esos dos escenarios? — Preguntó Héctor con tono de preocupación

—No hijito, no todo tiene por qué ser blanco o negro, tranquilo. Hay otro escenario que es el de
un Estado de Bienestar, volviendo al ejemplo en la finca, resulta que acá con la producción de café
y gulupa estamos empleando a 3 trabajadores por cuadra. El día de mañana por circunstancias
desconocidas las personas no consumen tanto café y gulupa cómo lo hacían antes, lo que
obviamente llevará a la finca a tomar decisiones sobre qué hacer, ya que, al no poder vender
tanto, pues tocará o despedir personas o bajar los sueldos de los empleados. En un estado
benefactor en esa situación habría una ayuda económica a la finca para poder pagar los sueldos de
los trabajadores y así poder seguir dándole la misma cantidad de beneficios a los empleados—
Respondió Josué

—Pero abuelo ¿De dónde sacan entonces ese dinero? Creería yo que, si por el contrario a la finca
le está yendo muy bien vendiendo sus productos, el Estado nos cobraría más impuestos para así
poder financiar las empresas que están mal económicamente o para poderle dar subsidios a
personas desempleadas o a las personas que por alguna razón no pueden trabajar— Dijo Héctor.

—¡Es correcto! Siempre buscan que todos estén bien. Ahora, el último escenario que puede pasar
es que se haga un Estado Social de Derecho. Imaginemos otra vez el mismo escenario, la finca no
está vendiendo lo mismo por cualquier razón, en este tipo de Estado no habría ningún tipo de
ayuda ni nada parecido. Este tipo de estado garantiza que las personas puedan vivir, pero es tarea
de cada uno el construir el emporio en el que quiera vivir— Dijo Josué.
—Abuelo y ¿Cuál crees tú que es el tipo de estado que más nos beneficiaría? — Preguntó María.

—Bueno, pues la verdad nietos míos es que yo amo con mi corazón esta finca y me gustaría
cualquier cosa menos que vinieran a quitarme lo que con tanto esfuerzo he construido. Ya de ahí a
qué tipo de estado prefiero me es indiferente, pero bueno, lo único que queda por hacer es
esperar que nos depara el destino y creo que ya está tarde, mañana recuerden que hay que
despertarse temprano para ordeñar las vacas. Descansen hijitos— Decía el abuelo con los ojos
llorosos.

—Feliz noche abuelo— Dijeron Héctor y María

(Personalmente considero que el Estado debe intervenir en lo más mínimo en el mercado, a pesar
de que haya fallas de mercado que deban arreglar, entre mayor poder tengan ellos, mayor
número de fallas de estado pueden causar. Entonces por tratar de hacer bien muchas veces, casi
siempre hacen más daño del que había en un inicio)

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