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Las “mujeres

computadoras” de
Harvard
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Las “mujeres computadoras” de
Harvard

A finales del siglo XIX y comienzos del XX las “mujeres computadoras”


llevaron adelante en el Harvard College Observatory un impresionante
trabajo de clasificación de datos astronómicos.

La historia comenzó cuando el astrónomo Edward Charles Pickering,

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director del Observatorio entre 1877 y 1919, decidió contratar a un
grupo de mujeres para realizar la clasificación de las estrellas.

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Las “mujeres computadoras” de Harvard


El motivo de emplear mujeres tuvo con ver con el hecho de que en ese
momento sus salarios eran inferiores a los de un hombre, por lo que
podía contratar a un número mayor. Esto se volvió un factor
fundamental ya que la cantidad de datos que debían procesarse era
/
considerable[i]. Otra versión señala que Pickering estaba frustrado por
el trabajo de su último asistente masculino y decidió probar con
mujeres[ii]. Una tercera explicación es que Pickering tenía ideas
progresistas para la época. Mientras el médico y docente de Harvard
Edward Clarke sostenía en su libro Sex in Education (1873) que el
desarrollo intelectual en las mujeres jóvenes afectada su capacidad
reproductiva[iii], Pickering les daba un empleo en donde pudieran
desarrollar su intelecto.

La primera en ser contratada en 1881 fue la escocesa Williamina


Fleming, quien trabajaba como empleada doméstica para Pickering.
Rápidamente mostró gran eficiencia para ese trabajo, lo que contentó a
su empleador.

En 1886 el observatorio de Harvard recibió una generosa donación de


Mary Anna Palmer Draper en honor a su difunto esposo, el médico y
astrónomo aficionado  Henry Draper. Con este dinero, se contrató a un
número mayor de mujeres, quedando Fleming como la encargada del
equipo. Entre 1885 y 1927, el observatorio empleó cerca de 80 mujeres 
que pasaron a ser conocidas como “las Computadoras de Harvard”, “las
mujeres computadoras” o –de un modo malicioso- “el harén de Pickering”.

El trabajo se desarrollaba en un abarrotado sótano de la Universidad.


Durante los casi 40 años del proyecto analizaron más de 500 mil placas
fotográficas obtenidas por observatorios de Norteamérica, Perú, Nueva
Zelanda, Sudáfrica y Chile, y calcularon el brillo y posición de las
estrellas[iv].

En el 134 AC Hiparco de Nicea clasificó 850 estrellas en seis clases: a las


más brillantes las llamó magnitud 1 o “primera magnitud”, al siguiente
grupo las llamó “de segunda magnitud”, y así sucesivamente hasta llegar a
las más tenues, “las de sexta magnitud”[v]. Aunque se trataba de un
sistema innovador, tenía las limitaciones propias de la época. En primer
lugar, en este sistema no había sitio para las estrellas más brillantes
cuando se medían con mayor precisión (en la actualidad tenemos
estrellas de magnitud negativa). En segundo lugar, Hiparco no tenía una
magnitud para asignar a las estrellas demasiado tenues que no podían
ser observadas a simple vista o con los métodos con los que se
/
contaba entonces. En el siglo XVIII el francés Charles Messier publicaría
su famoso Catálogo, en donde clasificaba los objetos astronómicos
utilizando el sistema de Hiparco.

Como resultado del trabajo de las “mujeres computadoras” se publicó en


1890 la primera edición del Henry Draper Catalogue, en el que se
compilaban 10.351 estrellas con sus magnitudes estelares. Este sería el
primero de los muchos logros científicos de este equipo. Sin embargo
como editor solo figuraba Pickering.

Pese a no tener formación universitaria, la líder del equipo Williamina


Fleming realizó numerosos aportes en los campos de la astronomía y la
astrofísica: se encargó de corregir los originales de las publicaciones
del Observatorio, diseñó un sistema de clasificación estelar que
asignaba una letra a cada estrella de acuerdo a la cantidad de
hidrógeno en su espectro (que asignó con las letras A a la Q), descubrió
59 nebulosas (entre ellas la Nebulosa Cabeza de Caballo que se le
atribuye falsamente a Pickering), 310 estrellas con brillo variable junto
con los estándares fotográficos para poder medirlas y 10 novas. Fue la
primera mujer en recibir el título de Conservadora del Archivo de
Fotografías Astronómicas de Harvard y en ser miembro de la Royal
Astronomical Society de Londres. Recibió el Premio del Wellesley
College y  la Medalla Guadalupe Almendaro de la Sociedad Astronómica
Mexicana. Falleció en Boston el 21 de mayo de 1911 de un ataque de
neumonía.

Otra integrante destacada fue Antonia Maury. Graduada en 1887


del Vassar College,  discípula de la reputada astrónoma Mary Mitchell y
miembro de una familia de científicos, mejoró el sistema de clasificación
heredado de Hiparco y Messier –aunque recién sería aceptado en la
edición de 1943 del Catalogue- y descubrió nuevas estrellas. Tras alejarse
del equipo por diferencias con Pickering, trabajó como docente y en
1944 recibió el Premio de la American Astronomical Society.

Annie Jump Cannon –integrante desde 1896- amplió el sistema de


Fleming, subdividiendo cada categoría alfabética en un código
numérico que iba del 0 al 9. Este sistema se aceptó rápidamente, por lo

/
que su nombre pasó a figurar como editora del Catalogue junto con
Pickering.

Henrietta Swan Leavitt –contratada en 1895-  es una de las más


destacadas, ya que fue la creadora de lo que hoy se conoce como Ley
de Leavitt, un sistema para medir distancias galácticas e intergalácticas
utilizando como base las estrellas de brillo variable Cefeidas[vi].

Pese a sus logros estas mujeres no fueron suficientemente reconocidas,


ni siquiera desde lo salarial Aunque la segunda generación eran
graduadas universitarias (Canon, Leavitt), su salario oscilaba entre los 25
y 50 centavos de dólar la hora, más que una trabajadora fabril, pero
menos que una oficinista o un hombre sin formación profesional.

Hasta hace unos años no se conocía siquiera el nombre de todas estas


mujeres. Solo habían trascendido las figuras más notorias y que
realizaron los mayores descubrimientos. Pero en 2005 la curadora
Lindsay Smith Zrull comenzó un proyecto mediante el cual lograron
rescatar de los sótanos de la universidad 118 cajas, miles de páginas
con sus cálculos astronómicos y las placas fotográficas con las que
trabajaron.

También compiló un listado de 130 nombres, aunque no todos


corresponden a las astrónomas sino que algunos son de administrativas
o esposas de astrónomos que ayudaron en algún momento. Gran parte
de este material fue escaneado para que sea accesible a aquellas
personas interesadas en la astronomía y la historia de la ciencia[vii].

Autor: Luciano Andrés Valencia para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

[i] Wikipedia, la enciclopedia libre, www.wikipedia.es, artículo:


“Computadoras de Harvard”.

[ii] Newman, Alex; “La increíble historia de las «mujeres computadoras»


de EE.UU. que quedó perdida en un sótano de Harvard”, BBC News,
https://www.bbc.com/mundo/noticias-41073205, 28 de agosto de 2017.

[iii] Geiling, Natasha; “The woman who mapped the Universe and still
/
couldn’t get any respect”, The Smithsonian Magazine,
https://www.smithsonianmag.com/history/the-women-who-mapped-the-
universe-and-still-couldnt-get-any-respect-9287444/?no-ist, 18 de
septiembre de 2013.

[iv] Woodman, Jenny; “The «Woman Computer» who revolutionized


astronomy”, The Atlantic,
https://www.theatlantic.com/science/archive/2016/12/the-women-
computers-who-measured-the-stars/509231/, 2 de diciembre de 2016.

[v] Asimov, Isaac; El Universo, Madrid, Alianza, 1973.

[vi] Asimov, Isaac; El Universo…, op. cit.

[vii] Newman, Alex; “La increíble historia…”, op. cit.

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