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Pneumatología
Pneumatología
Es la fuerza vital excepcional que el Dios nacional le da al jefe que ha escogido para salvar a
su pueblo, y especialmente al «ungido del Señor», al vástago de Jesé, nuevo David, no
solamente «reposa sobre él» el espíritu, como don permanente y no transitorio como para Saúl
(1 Sm 16, 14), sino que «hace respirar» en torno a él ese espíritu que inspira el temor de Dios
(Is 11, 1-3)
Aparecida por primera vez en los siglos V y VI, la adición al credo de las palabras «y del
Hijo» (Filioque) se hizo común en el Imperio franco desde comienzos del siglo IX. La
fórmula «del Padre a través del Hijo» (a Patre per Filiutn) vio la luz en Nicea II (787). Al ser
introducidas estas palabras en su liturgia por los monjes francos de Jerusalén, algunos monjes
orientales se opusieron a ellas. Carlomagno el año 810 apeló al papa León 111 (795-816),
quien aprobó la doctrina pero rechazó las adiciones al credo. Focio, patriarca de
Constantinopla, el año 860 condenó tanto el contenido como el hecho de la adición al credo.
Consideró que destruía el papel del Padre como principio único en la Trinidad. Pero se trataba
más de un ataque contra los misioneros latinos de Bulgaria que contra Roma, que aún no
había introducido la adición en su liturgia. En el sínodo de Focio celebrado el 879-880
(Constantinopla IV) un grupo anatematizó cualquier añadido de «falsas palabras» al credo,
pero sin mencionar expresamente el Filioque. A mediados de la década del 880 Focio volvió a
atacar el añadido en una carta al arzobispo de Aquileya. El año 1014 Benedicto VIII introdujo
oficialmente el Filioque en el credo que se recitaba normalmente en la misa. La cuestión
del Filioque jugó un papel importante en las excomuniones mutuas del 1054.
El problema en esta primera fase de la controversia era una diferencia de lenguaje trinitario
entre la teología de Oriente y la teología de Occidente, que era todavía algo flexible en la
terminología. Occidente, siguiendo a Agustín, tendía a partir de la unidad de Dios; Oriente
partía de la Trinidad manifestada en la historia de la salvación, y luego se esforzaba en
afirmar la unidad de la Divinidad trina y una. A medida que las posturas se endurecían,
el Filioque se convirtió en la principal queja de la Iglesia oriental contra Occidente. Dejó de
ser sólo una cuestión de teología trinitaria, para convertirse en una querella en torno al papel
del papado. En la Iglesia latina se defendió la adición. Anselmo valoró pero rechazó la
fórmula griega «del Padre a través del Hijo» y aceptó el Filioque, pero otros teólogos, como
santo Tomás de Aquino, señalaron la equivalencia esencial de las diferentes fórmulas usadas
en Oriente y en Occidente.
Después de un intento fracasado de resolver la controversia en Lyon II en 1274, se acordó en
el concilio de Florencia que tanto la fórmula latina como la oriental eran válidas; los griegos
admitieron que los latinos no estaban en la herejía y el Filioque, por su parte, no fue impuesto
en Oriente. Tras el rechazo de Florencia por los griegos, el Filioque siguió siendo un
contencioso entre Oriente y Occidente. Aunque Occidente reclamaba de Oriente la aceptación
del Filioque, nunca rechazó la legitimidad de la expresión oriental «a través del Hijo».
Las posturas orientales son por lo general extremadamente negativas en relación con
el Filioque, aunque hay en la actualidad un renovado interés en la visión del teólogo ortodoxo
B. Bolotov (1854-1900), que consideraba el Filioque como un «theologoumenon» occidental
legítimo, es decir, una posición especulativa legítima más que una verdad dogmática
necesaria. La postura de Bolotov fue aceptada por S. Bulgakov y P. Evdokimov, pero es
rechazada por V. Lossky (1903-1958), N. Nissiotis y J. D. >Zizioulas.
En la actualidad el magisterio de Occidente usa el Filioque, pero distingue entre este uso y la
fe común de Oriente y Occidente. En el diálogo ecuménico se han producido algunos avances:
las Iglesias luteranas y anglicanas están dispuestas a prescindir del Filioque en la celebración
litúrgica en determinadas circunstancias. La Iglesia católica acepta que sea omitido en
servicios ecuménicos con los ortodoxos. Hay algunos signos de flexibilidad de posturas por
parte del patriarcado de Moscú, que no vería el Filioque como un impedimento insuperable
para la unión. Es necesario profundizar en el estudio con el fin de captar, por un lado, los
valores que Occidente quiere proteger con la inserción y retención del Filioque y, por otro,
comprender las verdades que Oriente desea salvaguardar rechazando dicha fórmula.
Apuntes de clase 26/AGO
La unidad se logra por medio de la unidad doctrinal. Ortodoxia y ortopraxia.
Herejía: en los primeros años de la Iglesia había grupos que dividen negando ciertas verdades.
La herejía se distingue de la apostasía, pues la primera es la negación pertinaz de una verdad
que ha de creerse con fe divina y católica. La apostasía, por su parte, es el rechazo total de la
fe cristiana. A su vez, estos dos se distinguen del cisma que es la separación. Los ortodoxos,
por ejemplo, que son la principal Iglesia cismática, no aceptan la sujeción del Papa.
Una herejía surge de un juicio erróneo de la inteligencia.
Gnosticismo: Los miembros afirmaban un conocimiento especial, superior a la fe y al
conocimiento de los creyentes, pudiendo solamente alcanzar la salvación de este modo. Eran
dualistas. Había que liberarse de la materia del cuerpo.
Docetismo: Niegan la humanidad del Verbo encarnado. El cuerpo de Jesús no era real, solo
apariencia. Visión pesimista de la carne y de toda la materia.
Mandeismo: Secta gnóstica similar a los maniqueos. Creen que el alma está encerrada en la
cárcel del cuerpo. Puede liberarse mediante la ética.
Maniqueísmo: Dos deidades, el bueno y el malo. Realidad desgarrada en bien y mal. El AT
era malo y el NT, bueno. Ascetismo para liberar la luz atrapada. Jesús vino a la tierra para
salvar su propia alma.
Monarquianismo: En Dios no hay más que una persona y una sola esencia divina. Habla de la
adopción como Hijo de Dios.
Arrianismo: Jesucristo no era Dios sino criatura. Negaban su eternidad y la consustancialidad
con el Padre.
Semiarrianismo: El Espíritu Santo es criatura del Padre y del Hijo
Modalismo: Solo una persona. El Espíritu Santo es la tercera forma en que se apareció en el
mundo.
Montanismo: Exageraban en la valoración que le daban a la profecía y a los carismas, don de
lenguas, etc. Solo ellos eran los receptores de la divinidad y solamente por ellos hablaba el
Espíritu Santo.
Archivo enviado por el Profesor
Pneumatómacos
Se conoce con este nombre a los propugnadores de una herejía trinitaria, de finales del s. Iv y
principios del s. v, que negaba la divinidad del Espíritu Santo (v.). De ahí les viene el nombre
de p., o sea, «guerreadores contra el Espíritu»; son conocidos también como «macedonianos»
de Macedonia (v.), patriarca de Constantinopla, y «maratonianos», por Maratonio, obispo de
Nicomedia.
Esta herejía, afín y derivada del arrianismo (v. ARRIO), es propagada por Oriente unos años
después del Conc. de Nicea (a. 325). Afirma que el Espíritu Santo es una mera criatura, un
ángel más de los que sirven a Dios y que sólo se diferencia de los otros en que tiene mayor
grado de perfección. S. Atanasio (v.) descubre a los nuevos herejes y les llama «tropicistas»,
pues interpretaban con tropos o metáforas los pasajes de la S. E. contrarios a sus opiniones.
Consideraban a la tercera persona de la Stma. Trinidad como subordinada al Padre y al Hijo, o
más bien como una criatura del Hijo. Estas ideas se difundieron entre los semiarrianos (v.),
tanto los rígidos como los más transigentes, ya que se acoplaban a lo que ellos decían acerca
del Hijo, en quien no reconocían más que una criatura semejante al Padre.
Se les condena en el sínodo de Antioquía del a. 362, pero ello no impide que se extiendan por
el Asia Menor y en Constantinopla. Se pone al frente del grupo el patriarca de esta ciudad,
Macedonio, que unos años antes había sido arrojado de su sede por los arrianos rígidos o
anomeos. Éste daría forma definitiva a la nueva herejía y pronto se le unen otras figuras como
Eustacio de Sebaste, que pretendía una vía media en que el Espíritu Santo no fuera
considerado ni como Dios ni como creatura, Eleusio de Cizico, Marciano de Lampsaco y el ya
citado Maratonio de Nicomedia.
La reacción católica no se hace esperar. En 375 soncondenados los herejes en un sínodo de
lliria; escriben contra ellos S. Basilio, S. Epifanio, S. Gregorio Nacianceno y Anfiloquio de
Iconio. Cuando llega a Roma la noticia del nuevo error, es anatematizado en varios sínodos y
de una manera especial por el papa S. Dámaso (v.) en una carta escrita ca. 374 (Denz.Sch.
147).
La condenación más importante le iba a venir del II Concilio ecuménico, tenido en
Constantinopla el a. 381. En él 150 Padres, después de la secesión de 36 obispos
macedonianos, condenaron la herejía de los «semiarrianos o pneumatómacos», adoptando con
leves modificaciones el símbolo bautismal, que por el 374 había recomendado S. Epifanio de
Chipre en su obra Ancoratus. En los dos primeros artículos conciliares, que hablan de Dios
Padre y del Hijo, se reproduce casi a la letra el símbolo niceno, mientras en el tercero, a la
primera fórmula «y creemos en el Espíritu Santo», se le añadieron los términos
antipneumatómacos: «Señor y vivificador, que procede del Padre y del Hijo y que con el
Padre y con el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas»
(Denz.Sch. 150). El Conc. romano del a. 382 reitera la condena (Denz.Sch. 156, 168-177).
Vanos fueron los esfuerzos que se llevaron a cabo para convertir a los p. El emperador
Teodosio llegó a castigarlos con penas civiles. Se les combate con escritos, pero todavía
conservaban sus iglesias en Constantinopla y en otros lugares a principios del s. v. El mismo
Nestorio (v.) lucha contra ellos en el a. 428, y S. Cirilo de Alejandría (v.) rebate sus doctrinas
en su obra De Sancta et consubstantiali Trinitate Dialogi (PG 75,657 ss.).
Montanistas
Los montanistas fueron cismáticos del siglo II d.C., conocidos primero como frigios o como
“aquellos entre los Frigios” (oi kata Phrygas), después como montanistas, pepucianos y (en
Occidente) catafrigios. La secta fue fundada por un profeta, Montano, y dos profetisas,
Maximila y Prisca, a veces llamada Priscila.
Cronología
El Montanismo en Occidente
La biblia nos presenta a Dios como el único Dios (Deuteronomio 6:4), pero luego habla de
tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 28:19). Cómo armonizar estas dos
verdades es algo inconcebible para la mente humana. Cuando intentamos comprender lo
inescrutable, siempre fracasaremos en mayor o menor medida. Pero la escritura es clara: Dios
existe en tres personas que son eternas e iguales. Jesús oró a Su Padre (Lucas 22:42) y ahora
se sienta a la diestra del Padre en el cielo (Hebreos 1:3). El Padre y el Hijo enviaron al
Espíritu al mundo (Juan 14:26; 15:26). El modalismo y el monarquianismo modalista más
específico son teológicamente peligrosos porque atacan la misma naturaleza de Dios.
Cualquier enseñanza que no reconoce a Dios como tres personas distintas, es anti bíblica.