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CONCEPTOS TEÓRICOS SOBRE VOCABULARIO POLÍTICO

Lexema: unidad léxica y semántica que con otros integra el mismo campo.

Lexicología: ciencia de las palabras desde el punto de vista de su origen y significación.

Semántica: "Debe definirse en realidad como la ciencia del cambio de significación." (Américo
Castro, "La significación de las palabras", en Lengua, Enseñanza y Literatura, 1924, p. 88, ap., J.
Ferrater Mora, Diccionario..., s.v., semántica, colum. 3).

Semiología: "Ciencia consagrada a estudiar la vida de los signos en el seno de la vida social, y las
leyes que los rigen. (J. Sazbón, v. infra).

Según Carnap la semántica "contiene la teoría de lo que es usualmente llamado el significado


de las expresiones." (s.v., semántica).

Sausurre creía "que ningún estudio histórico podía prescindir de una fundamentación
epistemológica o -como se diría hoy- de la construcción de los conceptos con que opera. Faltando
esa fundamentación, las investigaciones sólo se apoyaban en el sentido común."(José Sazbón,
"Estudio preliminar", en Sausurre y los fundamentos de la lingüística, Buenos Aires, Centro Editor
de América Latina, 1977, 11).

Signos distintos deben corresponder a ideas distintas.

"La originalidad de Sausurre consiste en no tomar ya el término en su carácter analógico o


descriptivo, y hacer de él, en cambio, un concepto operatorio, derivado de una perspectiva
consecuentemente relacionista." (Ibíd., 16).

"Cada término del sistema lingüístico asume un valor que se define por las relaciones que
mantiene con todos los demás términos." (Ibíd., 19).

La incorporación del principio de la arbitrariedad del signo por otras disciplinas [..] tuvo lugar
en base a la formulación más general efectuada por Sausurre. La faz material y la faz conceptual del
signo recibieron tardíamente los nombres respectivos de significante y significado." (p.21).

"La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística [...] Por ser el signo
arbitrario (inmotivado y susceptible de alteración) no conoce otra ley que la de la tradición, y por
fundarse en la tradición puede ser arbitrario." (F. de Sausurre,Curso de lingüística general, en
Sausurre..., 92-s). No obstante, aunque parezca contradictorio, el tiempo altera "los signos
lingüísticos. En última instancia los dos hechos son solidarios: el signo está en condiciones de
alterarse porque mantiene su continuidad. Lo que predomina, en toda alteración, es la persistencia de
la materia antigua; la infidelidad al pasado no es más que relativa. Esa es la razón de que el principio
de alteración se funde en el principio de continuidad. (Ej.: "desplazamiento de la relación entre la idea
y el signo).(Ibíd., 93-s.).

"Cuando se habla del valor de una palabra, se piensa generalmente y ante todo en su
propiedad de [re-presentar] una idea". "El valor [es] un elemento de la significación."
"Todos los valores [...] están constituidos:
1ro. por una cosa disímil susceptible de cambiarse por aquella cuyo valor está en cuestión;
2do., por cosas similares que se puede comparar con aquella cuyo valor está en cuestión."
(Ibíd., 114-s)..

"De la arbitrariedad del signo, se desprenden dos atributos opuestos de la lengua: su


mutabilidad en el curso del tiempo y la estabilidad del sistema en el tiempo. [...] Mientras los
significantes y los significados se transforman, el sistema lingüístico se mantiene. Estas
características, y otras debidas al principio de la arbitrariedad, tienen su fundamento último en la
dimensión profundamente social de la lengua, que no respondiendo a ninguna exigencia externa,
posee como única y sólida base de sustentación el consenso social." (J. Sazbón, ibíd., 23).

"El valor del signo depende [...] de las contingencias históricas de la sociedad, pues el valor
lingüístico es fundamentalmente social e histórico" (p.23).

La lengua "está principalmente condicionada por la sociedad que le da vida en función de sus
propias necesidades. Por eso la lengua es radicalmente social e histórica." (Ibíd., 27).

"Si consideramos el proceder normal y real del conocimiento científico, difícilmente podrá
decirse que las denominadas convenciones lingüísticas dimanen del afán de originalidad y del deseo
de novedad a cualquier precio; más bien derivan del imperativo de reducir las ambigüedades y de
agudizar el poder analítico de los conceptos. En todo caso, las convenciones lingüísticas son el
resultado de un largo proceso reflexivo y resuelto de elección entre los significados conocidos y
aceptados de una palabra plus un elemento ocasional de innovación basada en argumentos, esto es,
no arbitraria. (Giovanni Sartori, Teoría de la Democracia, Buenos Aires, Rei, 1990. 2 t. T. II, 327).

Las palabras (y los conceptos que evocan) no son entidades aisladas; pertenecen a
CAMPOS SEMÁNTICOS compuestos de conjuntos de términos próximos y asociados que son tales
-esto es, permanecen juntos- porque la redefinición (el cambio de significado) de uno de ellos implica
la redefinición de algunos, o de todos, los términos asociados (p. 328).

Las palabras son nuestros lentes mentales y [...] su proyección semántica representa una
forma de concebir y percibir cosas (objetos, procesos). En suma, las palabras moldean el
pensamiento. Por lo tanto, el proceso de selección de un vocablo determinado no tiene nada en
común con la arbitrariedad. (p.328).

Siempre que la definición dada a un término altere el campo semántico al que pertenece el
término hay que demostrar que: a) no se arroja por la borda "campo semántico" alguno, y b) que no
aumenta al ambigüedad general del campo (la confusión, la falta de límites, el desorden). (p. 329)

"El lenguaje evoluciona y se depura «provechosamente» por necesidades heurísticas con


grandes dosis de disciplina intelectual y no mediante la indisciplina arbitraria." (p. 329)

Las palabras, portadoras de experiencia [...] La pregunta ¿qué es la democracia? no


puede referirse al término de manera aislada, sino que debe hacerlo, aunque sea implícitamente, a su
campo semántica, es decir, al conjunto de conceptos que complementan o significan la realización de
la «democracia» (p. 329).

"La lengua es, entre otras cosas, un almacén de aprendizaje y prueba del pasado. En este
sentido, John Stuart Mill afirmó: «La lengua es el depósito del volumen de experiencia acumulada a la
que las épocas pasadas han contribuido con su aportación.» Así, pues, para Mill, la lengua es un
«mantenedor de vida», un «conservador» de prácticas anteriores." (p. 330)

"La historia [...] somete a prueba nuestras ideas -una prueba reflejada en la HISTORIA DE
LOS CONCEPTOS. Nos conviene recordar, en consecuencia, que cada concepto tiene su historia y
que, en esa historia, las vicisitudes de la terminología están
relacionadas con el destino de las sociedades y de sus organizaciones políticas." (p.330)

"Las palabras no sólo tienen una historia, sino, invariablemente, una historia muy efectiva.
Ignorar la razón para su acuñación, variaciones y subsiguientes desviaciones de los significados
originarios, equivale a renunciar a la brújula en una navegación peligrosa. Particularmente, el
significado originario no es nunca una quimera o un capricho." (I, 41)re creía "que ningún estudio
histórico podía prescindir de una fundamentación epistemológica o -como se diría hoy- de la
construcción de los conceptos con que opera. Faltando esa fundamentación, las investigaciones sólo
se apoyaban en el sentido común."(José Sazbón, "Estudio preliminar", en Sausurre y los
fundamentos de la lingüística, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1977, 11).

Signos distintos deben corresponder a ideas distintas.

"La originalidad de Sausurre consiste en no tomar ya el término en su carácter analógico o


descriptivo, y hacer de él, en cambio, un concepto operatorio, derivado de una perspectiva
consecuentemente relacionista." (Ibíd., 16).

"Cada término del sistema lingüístico asume un valor que se define por las relaciones que
mantiene con todos los demás términos." (Ibíd., 19).

La incorporación del principio de la arbitrariedad del signo por otras disciplinas [..] tuvo lugar
en base a la formulación más general efectuada por Sausurre. La faz material y la faz conceptual del
signo recibieron tardíamente los nombres respectivos de significante y significado." (p.21).

"La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística [...] Por ser el signo
arbitrario (inmotivado y susceptible de alteración) no conoce otra ley que la de la tradición, y por
fundarse en la tradición puede ser arbitrario." (F. de Sausurre,Curso de lingüística general, en
Sausurre..., 92-s). No obstante, aunque parezca contradictorio, el tiempo altera "los signos
lingüísticos. En última instancia los dos hechos son solidarios: el signo está en condiciones de
alterarse porque mantiene su continuidad. Lo que predomina, en toda alteración, es la persistencia de
la materia antigua; la infidelidad al pasado no es más que relativa. Esa es la razón de que el principio
de alteración se funde en el principio de continuidad. (Ej.: "desplazamiento de la relación entre la idea
y el signo).(Ibíd., 93-s.).

"Cuando se habla del valor de una palabra, se piensa generalmente y ante todo en su
propiedad de [re-presentar] una idea". "El valor [es] un elemento de la significación."
"Todos los valores [...] están constituidos:
1ro. por una cosa disímil susceptible de cambiarse por aquella cuyo valor está en cuestión;
2do., por cosas similares que se puede comparar con aquella cuyo valor está en cuestión."
(Ibíd., 114-s)..

"De la arbitrariedad del signo, se desprenden dos atributos opuestos de la lengua: su


mutabilidad en el curso del tiempo y la estabilidad del sistema en el tiempo. [...] Mientras los
significantes y los significados se transforman, el sistema lingüístico se mantiene. Estas
características, y otras debidas al principio de la arbitrariedad, tienen su fundamento último en la
dimensión profundamente social de la lengua, que no respondiendo a ninguna exigencia externa,
posee como única y sólida base de sustentación el consenso social." (J. Sazbón, ibíd., 23).

"El valor del signo depende [...] de las contingencias históricas de la sociedad, pues el valor
lingüístico es fundamentalmente social e histórico" (p.23).

La lengua "está principalmente condicionada por la sociedad que le da vida en función de sus
propias necesidades. Por eso la lengua es radicalmente social e histórica." (Ibíd., 27).

"Si consideramos el proceder normal y real del conocimiento científico, difícilmente podrá
decirse que las denominadas convenciones lingüísticas dimanen del afán de originalidad y del deseo
de novedad a cualquier precio; más bien derivan del imperativo de reducir las ambigüedades y de
agudizar el poder analítico de los conceptos. En todo caso, las convenciones lingüísticas son el
resultado de un largo proceso reflexivo y resuelto de elección entre los significados conocidos y
aceptados de una palabra plus un elemento ocasional de innovación basada en argumentos, esto es,
no arbitraria. (Giovanni Sartori, Teoría de la Democracia, Buenos Aires, Rei, 1990. 2 t. T. II, 327).

Las palabras (y los conceptos que evocan) no son entidades aisladas; pertenecen a
CAMPOS SEMÁNTICOS compuestos de conjuntos de términos próximos y asociados que son tales
-esto es, permanecen juntos- porque la redefinición (el cambio de significado) de uno de ellos implica
la redefinición de algunos, o de todos, los términos asociados (p. 328).

Las palabras son nuestros lentes mentales y [...] su proyección semántica representa una
forma de concebir y percibir cosas (objetos, procesos). En suma, las palabras moldean el
pensamiento. Por lo tanto, el proceso de selección de un vocablo determinado no tiene nada en
común con la arbitrariedad. (p.328).

Siempre que la definición dada a un término altere el campo semántico al que pertenece el
término hay que demostrar que: a) no se arroja por la borda "campo semántico" alguno, y b) que no
aumenta al ambigüedad general del campo (la confusión, la falta de límites, el desorden). (p. 329)

"El lenguaje evoluciona y se depura «provechosamente» por necesidades heurísticas con


grandes dosis de disciplina intelectual y no mediante la indisciplina arbitraria." (p. 329)

Las palabras, portadoras de experiencia [...] La pregunta ¿qué es la democracia? no


puede referirse al término de manera aislada, sino que debe hacerlo, aunque sea implícitamente, a su
campo semántica, es decir, al conjunto de conceptos que complementan o significan la realización de
la «democracia» (p. 329).

"La lengua es, entre otras cosas, un almacén de aprendizaje y prueba del pasado. En este
sentido, John Stuart Mill afirmó: «La lengua es el depósito del volumen de experiencia acumulada a la
que las épocas pasadas han contribuido con su aportación.» Así, pues, para Mill, la lengua es un
«mantenedor de vida», un «conservador» de prácticas anteriores." (p. 330)

"La historia [...] somete a prueba nuestras ideas -una prueba reflejada en la HISTORIA DE
LOS CONCEPTOS. Nos conviene recordar, en consecuencia, que cada concepto tiene su historia y
que, en esa historia, las vicisitudes de la terminología están
relacionadas con el destino de las sociedades y de sus organizaciones políticas." (p.330)

"Las palabras no sólo tienen una historia, sino, invariablemente, una historia muy efectiva.
Ignorar la razón para su acuñación, variaciones y subsiguientes desviaciones de los significados
originarios, equivale a renunciar a la brújula en una navegación peligrosa. Particularmente, el
significado originario no es nunca una quimera o un capricho." (I, 41)

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