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La Obediencia de Andrés

Andrés, es un joven que hoy ha ingresado a la escuela de militar, como es


costumbre, se realiza la ceremonia de presentación; los oficiales a los cadetes
y viceversa; está muy contento pues desea llegar a ser un oficial del ejército.

Llevaban algunas semanas de instrucción y Andrés estaba en su semana de


guardia; una noche el oficial de guardia estaba bebiendo licor, cuando se le
acabó éste le pidió a Andrés que le trajera más, Andrés muy cortésmente le
contestó que en el reglamento indica que bajo ningún concepto podía dejar
su puesto a menos que sea por un motivo de fuerza mayor, el oficial que
apenas podía mantenerse en pie por su embriaguez, con sonrisa irónica le
ordenó nuevamente que lo hiciera, él volvió a contestar que no podía, el
oficial enfurecido le dijo “ Tú no eres nadie para decirme que hacer y peor
desobedecerme, te ordeno dar 50 vueltas a la pista a paso veloz”; Andrés
volvió a decirle que no podía dejar el puesto, fue entonces cuando el oficial
comenzó a pegarle; él trataba de evadir los golpes y se cubría el rostro pero
el oficial tenía tanta ira que lo cegaba; en un momento Andrés lleno de
indignación e ira, empujó al oficial quien cayó, pero al levantarse lo castigó
aún con más fuerza; el escándalo era tan grande que el capitán de la base
quien descansaba se levantó, al entrar vio el suceso e inmediatamente
detuvo al oficial y levantó a Andrés, pidió que lo llevaran a la enfermería para
que lo atiendan.

Al día siguiente; el capitán luego de revisar los informes llamó uno a uno a los
implicados y les dijo: “ Andrés, quiero felicitarte por la obediencia presentada
a las normas, pero quiero que revises cuidadosamente cada una de ellas,
pues las mismas indican que, cuando encuentres a un oficial o compañero en
estado de embriaguez debes notificar inmediatamente a un superior, si lo
hubieras hecho tal vez no nos encontraríamos en esta situación, además
agrediste a un oficial lo que es una falta, pero por esta ocasión y debido a los
acontecimientos no te aplicaremos ningún castigo, puedes retirarte”.

El capitán le dijo al oficial: “Espero que estés consiente de las graves faltas
que has cometido y entiendas que no puedo pasarlas por alto, por eso
permanecerás arrestado en tu habitación por quince días; no quiero que esto
se vuelva a repetir”.
Situaciones así son cotidianas en la rama militar, pero ¿sabes?, Suelen
suceder también en las relaciones que mantenemos con nuestros padres.

Como hijos algunas veces nos comportamos como Andrés; y basados en las
circunstancias tratamos de justificar nuestros actos sin agotar todos los
recursos que tenemos al alcance como son buscar el consejo de nuestros
familiares, líderes, pastores, la palabra de Dios y sobre todo la presencia de
Jesús.

Hoy te quiero animar a ti joven a buscar la sabiduría que viene de lo alto para
que tus relaciones familiares sean como Dios las anhela para ti, llenas de
bendiciones y satisfacciones; y a ustedes padres a recordar que Dios les ha
encargado en sus manos el tesoro llamado hijos; los cuales deben cuidar con
responsabilidad, amor y sabiduría, no olviden que lo que ustedes reflejen y
enseñen marcará la vida de ellos; estoy segura que la manera en que la están
haciendo no es a golpes como en este caso, pero quiero recordarles que hay
palabras y actitudes que lastiman mucho más que ellos. Busquen la dirección
de Jesús, él les está esperando con los brazos abiertos para guiarlos en este
difícil camino de amar y formar.

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a


tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que
te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación
del Señor” Efesios 6:1-4.

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