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DEBATES Y CRÍTICAS

MUJER Y PODER (EL DEBATE FEMINISTA EN LA ACTUAL


FILOSOFÍA POLÍTICA ESPAÑOLA)

Rosa Cobo Bedía


Universidad de La Coruña

Introducción pio las reivindicaciones necesarias eran de


carácter formal —derecho al sufragio y
Nuestro propósito en este artículo es reco- acceso a la ciudadanía— ahora se dirigen
ger los debates teóricos que se han susci- a los contenidos que subyacen a la forma-
tado en nuestro país en/cl marco de la lidad —redefinición de la dicotomía pú-
teoría política feminista. No obstante, hay bUco/privado—.
que señalar que éste no será un análisis del Desde esta perspectiva, la teoría femi-
movimiento feminista sino de las polémi- nista, de una u otra forma, siempre nos
cas teóricas que se han producido en el remite a la reflexión sobre el poder. Femi-
marco de las diversas tendencias del femi- nismo y poder son conceptos inseparables
nismo español. y sus lazos de unión pese a ser muy varia-
Como veremos a continuación, el deba- dos —las reflexiones sobre el poder se
te feminista que existe en nuestro país en realizan desde distintas disciplinas y des-
tomo al poder ha alcanzado unos niveles de diversas opciones políticas y éticas—
notables de complejidad y profundidad. apuntan en la misma dirección: el poder de
De ninguna manera puede decirse que la las mujeres en las sociedades patriarcales.
teoría política feminista en España empie- En consecuencia, nuestra primera tarea
za ahora su andadura; al contrarío, los será la de definir el concepto de poder. En
años de reflexión e investigación están prímer lugar, el poder remite al dominio
dando sus frutos. En este sentido puede de un individuo sobre otro o de un colec-
afirmarse que la teoría feminista ya ha tivo sobre otro —en este caso de un género
traspasado un prímer período centrado en sobre otro—; en segundo lugar como fa-
la deconstrucción de las categorías analíti- cultad, potencia o competencia de un indi-
casfílosófícasy políticas patriarcales, y ha viduo. Por tanto, los conceptos claves se-
iniciado una fase de redefínición y recons- rán los de dominio e influencia por una
trucción del aparato conceptual de las di- parte y los de grupo e individuo por otra.
ferentes disciplinas. Así, por ejemplo, si El concepto sobre el que reposa toda la
en un primer momento la teoría feminista teoría feminista y que ordenará los con-
revelaba las insufíciencias de la universa- ceptos anteríores es el de patriarcado. Hei-
lidad ilustrada, ahora postula la reformu- di Hartman explica el patriarcado como el
lación del propio concepto de universali- conjunto de relaciones sociales entre los
dad. Dicho de otro modo: si en un princi- varones, relaciones que si bien son jerár-

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quicas, establecen vínculos de interdepen- oposición ancestral entre hombre y mujer,


dencia y solidaridad entre ellos para domi- no le adjudicarían, sin embargo, la función
nar a las mujeres." El dominio por tanto lo de motor de la sociedad y de la historia que
ejercen los varones como genérico sobre le atribuye el feminismo radical. La ten-
el colectivo de las mujeres. Si bien, dentro dencia llamada radical considera que el
de una sociedad patriarcal pueden existir colectivo de los varones y el colectivo de
mujeres concretas con influencia o poder las mujeres se enfrentan en la sociedad,
—y de hecho existen—, ese poder siem- bien a título de clases sexuales, bien como
pre está condicionado por el grado de clases sociales en el sentido marxista del
poder de su genérico. En efecto, el poder término».^ En el mismo artículo, Amorós
no es de los individuos sino de los grupos. añadía a estas tendencias la irrupción por
El sentido de las precisiones anteriores aquel entonces del «feminismo de la dife-
tiene como objeto subrayar que, si bien el rencia» en nuestro país, si bien matizaba
patriarcado es un poderoso y complejo que dicha tendencia parecía entrar en reflu-
sistema de dominación, todo sistema de jo algunos años después.
dominio es susceptible de ser transforma- En cualquier caso y a efectos de clari-
do cuando las vindicaciones se transfor- dad expositiva vamos a realizar una clasi-
man en luchas organizadas. La conquista ficación desde las distintas disciplinas, con
por parte de las mujeres de espacios de la absoluta convicción de que aquí no está
poder —si estas mujeres son feministas todo el debate que se ha producido en
mejor que mejor— significa siempre el nuestro país, aunque espero que sí el más
debilitamiento del poder patriarcal. En este relevante. Razones de espacio y de falta de
sentido, la potencia y vitalidad que de- información espero que justifiquen las
muestra el desarrollo de la teoría feminista ausencias.
en nuestro país es síntoma de que el pa- Antes de comenzar los diversos aparta-
triarcado padece una fuerte crisis de legi- dos quisiera hablar de un libro —Diccio-
timación. nario ideológico feminista—, que, por el
Por último, y antes de entrar de lleno en hecho de desbordar todas las disciplinas y
las actuales polémicas teóricas feministas ser necesario para todas ellas, no se ha
sobre el poder, quizá sea conveniente ha- introducido en ninguna en concreto. Vic-
blar del origen y evolución del movimiento toria Sau, la autora, ha escrito un texto
feminista en España. Señala Celia Amorós básico para acercarse a la teoría feminista.
que sólo a partir del año 1975 puede ha- Como ella misma afirma en la introduc-
blarse de movimiento feminista y de ten- ción, este diccionario, pese a que sólo con-
dencias feministas en el Estado español, al tiene una mínima parte de todas las pala-
tiempo que traza un mapa ideológico del bras que la teoría feminista ha reconcep-
feminismo español de los setenta:«[...] po- tualizado, sin duda, puede decirse que son
dríamos destacar como meridianos impor- las más significativas. El parentesco, la
tantes el que divide el llamado feminismo sexualidad y algunas formas de poder son
radical, que se define por considerar que el las áreas en las que más se centra este libro.
antagonismo entre hombre y mujer es el
fundamental y determinante en última ins- Filosofía, ética y política
tancia de la dinámica de las sociedades y de
los procesos históricos, y el feminismo no Es necesario retrotraerse al año 1985, a un
radical. En este último [...] se incluirían título —Hacia una crítica de la razón
aquellas orientaciones que, si bien no nece- patriarcal— y a unafilósofa—Celia Amo-
sariamente minimizan la importancia de la rós— para hablar de filosofía feminista en

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España. Si bien es cierto que este libro es un tario en la medida en que es identificado
conjunto de artículos organizados temáti- como el género en su capacidad de elevar-
camente y publicados antes del año 1985 se a la autoconciencia».^ Opina Amorós
en diversas revistas o congresos, también que el sesgo patriarcal es tan potente en las
es cierto que hasta su publicación, que construcciones simbólicas e ideológicas
coincidió con su acceso a una cátedra de que hasta las filosofías más radicales y
Historia de la Filosofía en la Universidad honestas acusan aquél de algún modo.'
Complutense de Madrid, no puede decirse Celia Amorós examina críticamente una
que la filosofía feminista haya tenido pre- de las constantes de los discursos filosófi-
sencia en la Academia Española. Y esto por cos: la asociación conceptual de la mujer a
dos motivos principales: en primer lugar la naturaleza y del varón a la cultura. Las
porque como acabamos de decir, la autora repercusiones de este constructo apuntan
no sólo es catedrática sino que, por decirlo a legitimar la privación del estatuto de
de algún modo, ha puesto su espacio aca- individualidad para las mujeres: «Siendo
démico al servicio de lafilosofíafeminista. naturaleza en última instancia, la mujer no
Y en segundo lugar porque es la primera accede al estatuto de la individualidad,
vez en nuestro país que el feminismo dialo- estatuto cultural por excelencia: la indivi-
ga rigurosamente con la filosofía clásica. dualidad requiere un determinado des-
A partir de estas líneas y para entrar en arrollo de la autoconciencia y un despegue
el discurso que la autora sostiene en el de la inmediatez [...] que no puede lograr
libro mencionado hay que señalar que está la esencia de lo femenino, compacta en un
dividido en tres partes: en la primera re- bloque de características genéricas en la
flexiona acerca de la relación entre femi- que cada uno de sus ejemplares individua-
nismo, filosofía y razón patriarcal. La se- les es irrelevante en tanto que tal y carece
gunda parte gira en tomo a ética y feminis- de entidad en la medida en que no es
mo, mientras que la tercera constituye una representación del Género. A su vez, en
reflexión acerca de la relación entre el cuanto género, no puede orientarse hacia
marxismo y los nuevos movimientos so- el otro como individualidad, carece de
ciales con el feminismo. toda capacidad de objetivación discrimi-
La premisa de la que parte la autora es la nante del otro en cuanto individuo».*
de que la Razón se ha constituido históri- Desde esta perspectiva es lógico que
camente como un lógos patriarcal. Si la C. Amorós se pregunte si puede hablarse
filosofía es una reflexión a través de la cual de una ética feminista. Tras responder
se expresan determinadas formas de la afirmativamente y poner de manifiesto
autoconsciencia de la especie, el hecho de que la misma no debe confundirse con una
que la mitad de la especie se quede al ética para las mujeres, la autora señala que
margen producirá necesariamente distor- una ética feminista es, sobre todo, una
siones gnoseológicas en el discurso filo- crítica de la ética: «No puede ser sino
sófico, que se define precisamente por sus denuncia de la ficción de universalidad
pretensiones de universalidad.' En suma, que se encuentra como presupuesto ideo-
todos los discursos filosóficos han sido lógico en la base de las distintas éticas que
producidos por varones que han asumido se han propuesto a través de la historia,
acríticamente el orden patriarcal: «[...] el sobre todo, de las éticas filosóficas. No
discurso filosófico es un discurso patriar- puede ser sino crítica de la actitud acrítica
cal, elaborado desde la perspectiva privi- de la ética que construye su destinatario
legiada a la vez que distorsionada del va- sobre la base de la mala abstracción —la
rón, y que toma al varón como su destina- de una universalidad sin determinaciones

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de contenido o un contenido sin universa- los discursosfilosóficosno están perverti-


lidad— y la mistificación».^ dos por sus propios intereses genéricos.
También es particularmente interesante Este libro no sólo significa una interro-
y esclarecedor el análisis que realiza la gación crítica en un sentido fuerte a la
autora de la polémica entre el feminismo filosofía, sino que además ha abierto nu-
de la diferencia y el feminismo de la igual- merosas vías de investigación que, como
dad. C. Amorós señala la raíz ilustrada del posteriormente veremos, se han comenza-
feminismo y sitúa su origen, tanto teórico do ya a transitar. Los numerosos textos que
como práctico, como un proceso de radi- Amorós ha escrito después de Hacia una
calización de otros movimientos emanci- crítica... y que reunirá en breve en un
patoríos y como una crítica radical de las volumen, suponen un salto cualitativo
insuficiencias de dichos movimientos. Por —¿podemos llamarlo así?— respecto al
el contrario relaciona el feminismo de la libro que hemos comentado anteriormen-
diferencia con ciertasfilosofíashelenísti- te. Habría que decir que, si bien sus nuevos
cas (epicureismo, estoicismo...). El dis- escritos constituyen un continuum con su
curso ilustrado de la igualdad tiene la ven- anterior libro, tienen la especificidad de
taja «de tener un punto de referencia polé- constituir una reflexión sobre el poder del
mico claro al manejar en la discusión tér- patriarcado. C. Amorós reflexiona sobre la
minos precisos como los de superioridad e política como un espacio específicamente
inferioridad para establecer las impugna- masculino y como el ámbito de «la elisión
ciones de las definiciones patriarcales».' práctica y simbólica de las mujeres».'^
Las mujeres, a juicio de la autora, se en- Celia Amorós no describe únicamente
cuentran con un dilema: o bien se aceptan como se autorrepresenta el poder patriar-
las definiciones de la cultura, los valores, cal —también lo hace y es necesario que
la trascendencia y la universalidad y se así sea— sino que, y me parece más im-
pide que se nos apliquen o bien se impug- portante, apunta hacia la construcción de
nan sus definiciones y se reivindica nues- una teoría original sobre el poder. En efec-
tra diferencia con el peligro de que dicha to, la autora reflexiona sobre los podero-
diferencia no sea otra cosa que la acepta- sos mecanismos prácticos y simbólicos
ción de las definiciones patriarcales.' del poder patriarcal y aborda la construc-
Habría que señalar que Hacia una críti- ción de una teoría nominalista del pa-
ca... es en primer lugar una impugnación triarcado: «Un sistema de dominación es
de los sesgos patriarcales de los discursos un conjunto de prácticas y de representa-
filosóficos. La autora investiga minucio- ciones simbólicas conscientes e incons-
samente los encubrimientos ideológicos cientes que tienen, ejercen y en el que se
de las categorías analíticas de la filosofía, insertan los individuos de tal manera que,
hasta el extremo de descubrir que los con- siendo éstos quienes lo nutren de su subs-
ceptos más aparentemente inocentes es- tancia y lo hacen ser —el sistema es cons-
conden su trampa epistemológica en un tituido—, es el sistema a su vez quien los
sentido patriarcal.'" Amorós deconstniye troquela y configura de forma tal que
categorías epistemológicas y recorre filó- reproduzcan in re unos universales en
sofos modernos" y antiguos al objeto de serie —en el sentido sartreano de totalida-
localizar no sólo ios explícitos argumen- des deshilachadas que no llegan a totali-
tos legitimadores de la opresión política y zarse en acto en ninguna parte [...] Apun-
social de las mujeres, sino también los tamos aquí [...] a una teoría que nos gusta-
sinuosos caminos que produce el patriar- ría llamar nominalista del patriarcado, ins-
cado para ofrecemos la apariencia de que pirada en buena medida en las posiciones

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del segundo Sartre. Se trataría de elaborar lugar al espacio de las idénticas: «En el
los distintos niveles de cohesión totaliza- espacio de las idénticas todo es anomía y
dora —con su precario efecto virtual de reversibilidad: todas pueden hacer de todo
estabilización ontológica, constantemen- y suplir en todo, siempre que sea de forma
te intentada y nunca lograda— que tienen interina e intermitente, sin que se ñjen
las prácticas reales [...] prácticas que pro- tumos ni rangos sustantivos ni se pongan
ducen la situación de inferiorízación y condiciones de reciprocidad [...]».'*
subordinación en que se encuentra el co- El patriarcado, a juicio de la fílósofa,
lectivo de las mujeres [...]. En buena n»edi- aun no teniendo una unidad ontológica
da seguimos siendo objeto de pactos sim- estable, sí podría decirse que constituye
bólicos entre los varones, pero estos pac- «el conjunto metaestable de pactos [...]
tos no suelen tener el estatuto de práctica entre los varones, por el cual se constituye
concertada, de grupo de fusión, se diría en el colectivo de éstos como género-sexo y,
la jerga de Sartre, sino raras veces en que correlativamente,el de las mujeres [...]».'^
la hegemonía patriarcal se pone a la defen- Los pactos patriarcales pueden ser de dis-
siva [...]»." tinto tipo, o mejor dicho, pueden tener
Señala la autora siguiendo a Foucault, diferentes grados de tensión sintética. Los
que el poder no se tiene, se ejerce: no es pactos seriales son los más débiles y su
una esencia o una substancia; es una red de violencia se expresa a través de la exclu-
relaciones. El poder nunca es de los indi- sión de las mujeres —constituyendo el
viduos, sino de los grupos. Desde esta topos de lo 'no-pensado'—; estos pactos,
perspectiva, el patriarcado no es otra cosa ante determinadas circunstancias históri-
que un sistema de pactos interclasistas cas —conflictos generacionales fuertes,
—metaestables— entre los varones.'* El situacionesrevolucionarias[...]—, pue-
poder, al ser un sistema de relaciones, se den perder fluidez y volverse especial-
implanta en el espacio de los iguales: «por mente violentos yrepresivoscon las mu-
espacio de los iguales entenderemos [...] el jeres: «nos encontramos, entonces, ante lo
campo gravitatorio de fuerzas políticas que Sartre ha llamado 'el gmpo juramen-
deñnidas por aquellos que ejercen el po- tado' . Este tipo de grupo es un constructo
der reconociéndose entre sí como los titu- práctico querespondea una situación re-
lares legítimos del contrato social, a la vez flexiva del grupo enrelacióncon su propia
que reconocen la expectativa de otros po- constitución; la situaciónreflexivase pro-
sibles titulares que aguardan su tumo en duce a su vez bajo la presión de una ame-
calidad de meritorios, que no están actual- naza exterior de que el grupo se disuelva o
mente en ejercicio pero sí en actitud de se diluya como tal, de manera que el pro-
espera ante un relevo siempre posible pio grupo es percibido como condición
[...]».'^ Los iguales existen en tanto tienen sine qua non del mantenimiento de la
algo que repartirse: su dominio y hegemo- identidad, los intereses y los objetivos de
nía sobre las mujeres. Es la propia distri- todos sus miembros»."
bución de ese poder lo que produce el El espacio 'natural' donde se realizan
principio de individuación, constituyendo los pactos patriarcales es el de la política,
el espacio de los iguales. Por el contrarío, porque ésta constituye el ámbito del jura-
en el caso de las mujeres no existe la mento de los iniciados." La expresión
posibilidad de repartirse el poder porque moderna de la constitución de los grupos
éste es inexistente. Si no hay poder no juramentados es el cuerpo de individuos
puede haber individuación. La ausencia queresultandel contrato social. Por esto
de poder y, por ende, de individuación de este último aparece como un pacto patriar-

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cal. En Hobbes por negación de la natura- ción—, es decir, la salida del ámbito priva-
leza y en Rousseau por negación de una do y la liberación de 'la tiranía de la falta de
sociedad corrompida. La idea de Amorós estructuras' podrá homologamos con los
es que el acto de constitución del grupo varones y acceder al poder en una situa-
juramentado —cuerpo político que se ex- ción de igualdad.^^
presa a través de la voluntad general en En el aflo 1987 comenzó a funcionar^'
Rousseau— es un acto iniciático, cuya en Madrid un seminario de carácter per-
característica deñnitoría es el apartamien- manente denominado «Feminismo e Ilus-
to o separación de lo femenino, de las tración», coordinado por Celia Amorós, y
mujeres. Sólo los varones son guerreros y que aún sigue en funcionamiento. El obje-
sólo los varones son ciudadanos. El resul- to de este seminario consiste en estudiar lo
tado del contrato social es una fratría o que se ha dado en llamar la querelle des
grupo juramentado de iniciados. femmes desde el Renacimiento hasta nues-
Pactos patriarcales, grupos juramenta- tros días. En esta línea el movimiento
dos, espacio político de iniciados... ¿Qué ilustrado constituye el centro de toda la
hacemos las mujeres —las idénticas— ante tarea investigadora. Se analizan las dos
tan poderoso y bien organizado sistema de vertientes de la Ilustración: la patriarcal
dominación? —Hobbes, Locke, Rousseau, Kant...— y
Frente al patriarcado, la reivindicación la feminista —Poullain de la Barre, Mary
de la individualidad «es un momento irre- Wollstonecraft...—. Amelia Valcárcel,
nunciable e imposible de obviar para la de- Neus Campillo, M.-Xosé Agrá, Margarita
construcción de una identidad coloniza- Pintos, Raquel Osbome, Concha Fagoaga
da».* Esto es lo que C. Amorós denomina y algunas extranjeras como Severine Au-
la vertiente nominalista del feminismo. La ffret, Marfa Isabel Santa Cruz y María
conquista de la individualidad por parte de Luisa Femenías entre otras, acuden cada
las mujeres es el auténtico ritual iniciático y aflo al seminario para hablar de sus diver-
signiñca en cierto modo el apartamiento de sas investigaciones.
nuestro genérico. Sin embargo, «la necesa- Cabe seflalar que a partir de este semi-
ria desidentificación del genérico coloni- nario se han realizado ya varias tesis doc-
zado a que nos hemos referido, en nuestro torales que enumeraré cronológicamente:
caso ni puede ni debe ser renegación de «Poder sexual o control de la reproduc-
nuestro lugar de origen, por más que este ción entre el mythos y el lógos. Análisis de
lugar de origen sea un lugar genérico colo- los relatos de Hesíodo» de Inmaculada
nizado qua tale sin residuos».^' Cubero; «Dialéctica feminista de la Ilus-
Esta conquista de la individualidad, no tración» de Cristina Molina; «Del pesi-
obstante, sería sólo uno de los dos mo- mismo a la moral de la transgresión. Frag-
mentos precisos para acabar con el siste- mentos del discurso moderno acerca de la
ma de dominación patriarcal. El segundo sexualidad», de Alicia Puleo; «Élites y
momento implicaría la reconstrucción de participación política en la obra de John
un genérico a través de pactos. C. Amorós Stuart Mili», de Ana de Miguel; «Demo-
concluye su reflexión sobre el poder con cracia y Patriarcado en Jean Jacques Rous-
la idea de que la igualdad con los varones seau», de Rosa Cobo; «Lo femenino en
en el espacio de la política trae consigo Platón», de Amalia González; y «La her-
necesariamente para las mujeres la cons- menéutica existencial en Simone de Beau-
trucción de un grupo juramentado basado voir», de Teresa López Pardinas. Asimis-
en la sororídad. Sólo los pactos entre mu- mo Luisa Posada Kubissa ha trabajado a
jeres, la desatomización —deserializa- Kant y la Ilustración alemana y Ángeles

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Jiménez Perona investiga sobre Maquia- Viejo Topo en 1980. Según señala la propia
velo, Hobbes, Kant y Condorcet; M. Luisa autora, el motivo de la reedición es la nota-
Cavana a su vez investiga la Ilustración ble polémica que levantó su reivindicación
alemana —Von Hippel—. del 'derecho al mal' para las mujeres, bien
Asimismo, en Vdencia, Neus Campillo entendido que no es lo núsmo el derecho al
ha puesto en funcionamiento y coordina mal que la defensa del mal. Esta reivindica-
otro seminario de las mismas característi- ción sintetiza lúcidamente el antieseiKia-
cas que también se denomina «Feminismo lismo de A. Valcárcel y el camino propues-
e Ilustración». Esta filósofa se ha ocupado to para alcanzar una auténtica igualdad
de investigar la vinculación entre la teoría entre los géneros. A su juicio, sólo queda
feminista y la Escuela de Francfort. En la una vía abierta al par universalidad-igual-
actualidad está trabajando en la obra de dad: que las mujeres hagan suyo el actual
Habermas. código de los varones. Y las mujeres tienen
Amelia Valcárcel ocupa un espacio im- toda la legitimidad ética del mundo para
portante en el contexto de la teoría femi- hacerlo. En palabras de la autora: «No
nista actual. Su libro Sexo yfilosofía.So- reclamemos entonces nuestro mal, el mal
bre mujer y poder (1991), así lo indica. por el que se nos ha definido y no queremos
Sexo y filosofía... es, sobre todo, un tampoco el bien que se nos imputa, sino
catálogo interminable de reflexiones lúci- exactamente vuestro nal. Este es un dis-
das sobre los problemas más relevantes de curso moral feminista verdaderamente uni-
la teoría feminista. versal en el que no se pretende mostrar la
De todas las reflexiones quisiera desta- excelencia, sino reclamar el derecho a no
car una por su radical pertinencia en estos ser excelente. Como vuestro lógos moral
momentos. En efecto, A. Valcárcel utiliza desde siempre ha funcionado».^'
a fondo todo su arsenal conceptual para En el año 1990 se ha celebrado en Ma-
combatir las posiciones naturalistas. Su drid un taller de discusión, organizado por
afán por desnaturalizar el sexo, por de- el Fórum de Política Feminista, y coordi-
construir ese constructo normativo, está nado por Alicia Puleo, con el objeto de
presente en todo el libro, desde la primera reflexionar sobre la relación entre femi-
hasta la última página. nismo y poder. En ese foro se produjeron
Las reflexiones de Valcárcel reposan intervenciones interesantes, de las que
sobre la idea de que el sexo como cons- quisiera destacar tres de ellas en la medida
trucción normativa fue descubierto críti- en que arrojan luz sobre la complicada
camente por la Ilustración. Tras reivindi- relación de las mujeres con el poder.
car un fenúnismo de raíz ilustrado y reali- El discurso de Maria-Xosé Agrá
zar un diagnóstico sobre la teoría feminis- —«Teoría política, teoría feminista y Es-
ta, Valcárcel argumenta acerca de las rela- tado»— entra de lleno en la reconceptua-
ciones entre el feminismo y el poder. Su lización de la teoría política. Para Agrá,"
punto de arranque se situaría en la defensa la teoría feminista debe reconceptuali-
de principios nominalistas a fín de des- zar la teoría política, con la consiguiente
montar los genéricos, con la convicción de modificación del entramado teórico de los
que de la deconstrucción de los genéricos conceptos del pensamiento político. E)es-
no brota la individualidad de forma es- de esta línea teórica señala dos cuestiones
pontánea. La vía que propone transitar es básicas: 1) el feminismo carece de una
aquella que va «del nosotras al yo». teoría del Estado; y 2) el feminismo tiene
En el hbro, a título de apéndice, Valcár- en su haber una experiencia política lo
cel recupera un viejo texto aparecido en El suficientemente relevante como para ha-

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ber roto el marco tradicional en que se por eso son necesarios los pactos entre
piensa la política. El feminismo ha ensan- mujeres y las alianzas con otros grupos
chado la política al aportar una nueva sociales que tengan posiciones más fuer-
concepción de la maternidad y al reflexio- tes. Mayte Gallegodistingue entre política
nar sobre la familia, no como un espacio fuerte (institucional) y política débil (aso-
pre-político, sino como un ámbito que ciaciones) y cree que quizá la crisis de la
requiere una política sexual determinada. política pueda resolverse si la misma se
Finalmente, estafílósofaresalta la necesi- abre a otros grupos de intereses sociales.
dad de los pactos entre mujeres como la Sin embargo, a su juicio, la militancia de
forma más adecuada de contrarrestar el las mujeres en asociaciones no resuelve el
espacio masculino construido institucio- problema de la existencia de una política
nsjmente. institucional fuerte. Las mujeres en Espa-
María Jesús Miranda reflexiona sobre ña, pese a su reciente incorporación a las
«Legitimación del poder y participación instituciones, han dejado de constituir una
femenina» en un intento de releer a Weber presencia simbólica para convertirse en
desde una perspectiva feminista. Esta so- una minoría exigua. La meta de las muje-
cióloga explicó los tres tipos de domina- res españolas debe ser la transformación
ción según Weber —tradicional, burocrá- de esa minoría exigua en una minoría
tico-legal y carismático— y desde dos de consistente, como la de los países nórdi-
ellos, el segundo y tercero, explica la si- cos (30 % de masa crítica femenina). La
tuación actual de las mujeres. Partió de la solución debe venir por la vía de los pactos
idea de que los sistemas democráticos ac- entre mujeres y uno de los instrumentos
tuales pierden legitimidad racional cuan- posibles es el sistema de cuotas.
do pierden efícacia, es decir, cuando son Asimismo hay que señalar algunas re-
incapaces de atender adecuadamente a los flexiones importantes para la teoría políti-
intereses de los dominados, pero la pérdi- ca feminista por parte de Judith Astelarra.
da de legitimidad racional se ve compen- En este sentido, hay que destacar sus escri-
sada con el incremento de la legitimidad tos sobre las mujeres y la política." La
carismática mediante el uso y abuso de los autora pone de manifíesto que la política
medios de comunicación. La hipótesis de forma parte del sistema de género y que
M.J. Miranda es que, cuanto más carismá- sólo teniendo en cuenta este concepto po-
tico y menos corporativo es el sistema de drá entenderse el comportamiento políti-
administración de un Estado, más desfa- co y electoral de las mujeres. Astelarra
vorecidas salen las mujeres en el reparto subraya que las actividades políticas y sus
del poder político. Y a la inversa, cuanto organizaciones no están al margen de la
más racionalidad legal hay en un sistema y división sexual del trabajo, puesto que es
menos carisma, cuanta más distribución ésta la que determina las diferentes formas
de poder en pequeñas unidades, más favo- de participación política de hombres y
recidas salen las mujeres. mujeres. Por esto, el sistema de género es
El trabajo de Mayte Gallego —«De la la única categoría de análisis que da cuenta
minoría exigua a la minoría consisten- de los condicionantes que subyacen a la
te»— aborda la noción de sistema políti- participación política de las mujeres. En
co.^ La premisa de la que parte es el una línea de investigación similar, la so-
reconocimiento de la crisis de los canales cióloga Pilar Martínez está trabajando so-
mediadores —^partidos políticos y grupos bre la creación de indicadores que midan
de presión—. La relación de las mujeres los grados diversos de participación polí-
con estos grupos es minoritaria y débil; tica de las mujeres.^'

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DEBATE

Finalmente, analizaremos las posicio- sentación puedenreproducirsegracias a


nes de Lidia Falcón sobre el poder. Esta los diversos modos de socialización.
feminista sostiene desde mediados de los Durante el año 1990, auspiciado por el
años setenta que las mujeres constituyen Instituto de Filosofía del CSIC, varías in-
una clase social en un sentido marxista a vestigadoras^' trabajaron en un proyecto
causa del lugar que la sociedad les ha asig- sobre «Mujer y Po(ter». Las antropólogas
nado en la producción de la vida material. Teresa del Valle y M. Carmen Diez presen-
Lareproduccióny el trabajo doméstico taron al final del proyecto un interesante
serían las dos fuentes básicas de someti- trabajo acerca de la «Socialización en el
miento y opresión y, precisamente, aque- aprendizaje del poder y/o del no poder».
llas que determinarían a las mujeres como La investigación pane de una premisa
una clase: «El papel subordinado de las de carácter más general: la adjudicación
mujeres en la esfera superestructural re- de poder a las niñas y mujeres está estre-
fuerza la opresión que sufren como clase chamente ligado con el poder que tiene su
explotada, y como todas las clases explota- propio genérico. El trabajo de estas inves-
das son apartadas del poder político y de tigadoras gira en tomo a la centralidad de
sus instituciones, en una época por impera- la socialización en la creación de identida-
tivo legal, y a partir de lasreformasobteni- des genéricas y en las formas en que se
das por el Movimiento Sufragista, median- transmiten los contenidos de los momen-
te los mecanismos típicos de la opresión de tos críticos del ciclo de la vida. Pese a que
clase».^' La conclusión de todo ello es la el trabajo de estas antropólogas es un reco-
necesidad de que las mujeres como clase rrido por los diferentes estadios de la so-
social se constituyan en un sujeto político cialización, lorelevantepara nuestro pro-
emergente. Para conseguir este objetivo pósito es señalar la existencia de una ma-
postula la necesidad de organizarse como nera diferenciada de iniciación al poder en
grupo político y la construcción de una el proceso de la construcción genérica.
conciencia de clase explotada.^ Para Teresa del Valle «el punto de par-
tida es la existencia generalizada de for-
Antropología mas de socialización diferenciadas para
las mujeres y los varones que se corres-
Al comienzo de este artículo decíamos ponden, generan y sirven de apoyatura a
que feminismo y poder son dos conceptos las diferencias que se consideran impor-
con una profundarelación.Pues bien, no tantes para unas y otros. Estas diferencias
hay poder que pueda sobrevivir sin un tienen unreflejoimportante en la asunción
poderoso sistema derepresentaciones.El derolesque llevan de una forma implícita
sistema derepresentacionescontiene to- y explícita al ejercicio del poder en su
das las normas, valores y creencias que sentido más amplio y a sus especificida-
hacen posible que una sociedad exista des. El punto de partida es la creencia de
como tal. Las identidades individuales y que a las niñas se las introduce de formas
las identidades colectivas, la imagen que directas e indirectas en el rechazo al poder;
los individuos tienen de sí y que las socie- en que se sientan incómodas con él; en que
dades tienen de ellas mismas, componen prefieran delegarlo; en que lo consideren
los núcleos de los sistemas de representa- como un ámbito ajeno, extraño, muchas
ción. Desde esta perspectiva, los géneros, veces hostil; un campo lleno de dificulta-
en tanto construcciones sociales, forman des en el que los precios a pagar no tienen
parte de los contenidos de los sistemas de su correlato en las satisfacciones, logros
representación. Y los sistemas de repre- que puedan obtener».^^

RIFP/1(1893) 173
DEBATE

Esta antropóloga propone que la socia- que en este caso la dominación que nos
lización debe ser vista como un proceso interesa subrayar es la masculina—.
cuya duración es la propia vida de una Como señala Sáez: «En toda sociedad el
persona, porque «sólo asf se podrán incor- cuerpo queda prendido en el interior de
porar los cambios que experimenta la mujer poderes muy ceñidos que le imponen coac-
y aquellos que ella crea»." ciones, interdicciones u obligaciones, es
Por otra parte, M. Carmen Diez analiza decir de una "anatomía política" que es
los juegos como un elemento más de so- igualmente una "mecánica de poder", es-
cialización, puesto que «a la vez que van tructurada a través de una multiplicidad de
marcando etapas al desarrollo físico, son a procesos, de origen diferente, de localiza-
su vez importantes como marcadores de la ción diseminada, coincidentes a veces, dis-
individualidad y de la vivencia social: las cordantes otras, que se repiten y refuer-
clases de juegos, el momento en el que se zan, convergen con determinados ritmos
accede a ellos, lo que signifícan».^ La [...]»." C. Sáez presta especial atención a
hipótesis de esta antropóloga es que en el la asunción fragmentada y destrozada que
mundo infantil aparece representado el las mujeres hemos hecho de nuestro cuer-
lugar que las mujeres ocupan en la vida po, y lo relaciona con el colectivo mascu-
adulta, tanto en el ámbito público como en lino —lo humano— en cuanto poseedor y
el privado. Asimismo, M. Carmen Diez defínidor de lo uno, y el colectivo femeni-
analiza las nuevas socializaciones desde no, donde aparece la homogeneidad y se
una perspectiva de cambio, partiendo de la niega la individuación.
idea de que las personas, al contar con un Por otra parte, Emilce Dio Bleichmar,
dispositivo simbólico en continua interac- psiquiatra argentina que desarrolla su tra-
ción con la memoria y el conocimiento, bajo teórico y práctico en nuestro país
permiten la introducción de nueva infor- desde hace bastantes años, ha publicado
mación durante toda la vida del individuo. dos trabajos especialmente importantes
El universo simbólico, pues, puede am- para la teoria feminista desde una línea de
pliarse y poner en entredicho sistemas investigación psicoanalista no ortodoxa.
adquiridos durante la infancia. El primero de ellos, Elfeminismo espontá-
neo de la histeria, tiene como objeto el
Psiquiatría estudio de la histeria, para la cual introdu-
cirá el concepto de género en la teoría
En el marco del proyecto que mencioná- psicoanalítica sobre la sexualidad femeni-
bamos anteriormente —«Mujer y Po- na. Piensa la autora que sólo la introduc-
der»— realizó una investigación particu- ción de tal categoría analítica —el géne-
larmente interesante Carmen Sáez. Esta ro— podrá eliminar los restos de natura-
psiquiatra analiza el cuerpo de la mujer lismo que aún permanecen en la teoría
como un lugar en el que se proyectan las freudiana. Sexo y género son dos concep-
relaciones de poder. El título de su trabajo tos pertenecientes a dominios diferentes,
es explícito en este sentido: «Hacia una el de la biología y el de la cultura, que no
anatomía política de la impotencia». Par- sólo no guardan una relación de simetría
tiendo de la idea de que los sentimientos, sino que hasta pueden seguir cursos total-
los comportamientos o las reflexiones cons- mente independientes.'*
tituyen formas de expresión históricas de Dio Bleichmar analiza minuciosamente
los individuos —en este caso de las muje- el sistema narcisista, del que se desprende-
res—, ni unos ni otras se sustraen a las rá la fuerte oposición que rige tanto las
influencias de los diversos poderes —aun- relaciones entre feminidad y narcisismo

174 HIFP/1(1993)
DEBATE

como entre sexualidad femenina y narci- Puleo como Raquel Osbome, es que ésta
sismo. La autora pone de manifiesto «el es un constnicto social más.
profundo déficit narcisista de organiza- Este es el punto de arranque del magní-
ción de la subjetividad de la futura mujer, fico libro de Puleo Dialéctica de la sexua-
ya que lo habitual en la niña es que, en el lidad. Género y sexo en lafilosofíacon-
proceso de identifícación a la madre [...] temporánea. El segundo aspecto a tener
encuentre serios obstáculos para conside- en cuenta y que señala Puleo es que la
rarla un modelo a quien parecerse, y en sexualidad es el tema de lafilosofíaen el
lugar de desear identificarse a ella, se desi- que con más claridad aparece el sesgo
dentifique y localice el ideal en el hom- patriarcal. La tarea que emprende la autora
bre».'^ De esta forma, la histeria constitu- es la deconstrucción del discurso filosófi-
ye el núcleo de un conflicto de índole co sobre la sexualidad. Según su recons-
narcisista, «que impulsa a la mujer a una trucción, la sexualidad, tradicionalmente
suerte de feminismo espontáneo, pues lo apartada de la reflexiónfilosófica,irrum-
que trata es de equiparar o invertir la valo- pe con fuerza en este discurso en el mo-
ración de su género, no el comportamien- mento de crisis de la razón. Cuando el
to sexual» }* Concluye la autora señalando individuo descubre la angustia existen-
que la histeria y la feminidad no pueden cial, la sexualidad, ésta se configura como
ser abordadas al margen del discurso pa- clave ontológica y gnoseológica privile-
triarcal. A su juicio, la «histeria no es más giada, única capaz de reponer el ser y el
que una salida aberrante, un grito desespe- sentido de la existencia.
rado de la mujer acorralada en tanto géne- Puleo rastrea tres momentos diferentes
ro femenino. La histeria no es sino el de la dialéctica de la sexualidad. En el
síntoma de la estructura conflictual de la pesimismo metafísico de Schopenhauer la
feminidad en nuestra cultura»." sexualidad se conviene en la trampa de la
El segundo texto relevante —La de- especie: el instinto encargado de reprodu-
presión en la mujer*"— analiza las causas cir al infinito una vida que no es sino
de este malestar tan frecuente entre las absurdo y error. En un segundo momento,
mujeres. La autora llega a la conclusión representado tanto por los surrealistas como
de que «lo que deprime a las mujeres son por la izquierda freudiana —Reich y Mar-
las consecuencias derivadas de la forma cuse—, la sexualidad se convierte en clave
en que deben vivir su feminidad».^' De gnoseológica privilegiada y en motor del
esta forma, E. Dio propone una revisión sujeto revolucionario y el hombre nuevo.
de lo que se ha escrito sobre salud y Finalmente, en la moral de la transgresión
enfermedades típicamente femeninas. En —Bataille— se encuentran elementos de
efecto, el malestar femenino podría mo- las dos teorías anteriores que se materiali-
dificarse si se deja de considerar una zan en la entronización del erotismo como
enfermedad que hay que curar y se tiene lugar privilegiado de la unidad sujeto-ob-
en cuenta que es expresión de una situa- jeto y triunfo sobre los límites y sinsentido
ción de marginación y, en muchos casos, de la existencia. A. Puleo utiUzará la her-
de explotación. menéutica feminista para descubrir cómo
la conceptualización de 'la mujer' corre
Sexualidad pareja a las distintas valoraciones de la
sexualidad, y quizá uno de sus méritos es el
El dato del que hay que partir necesaria- de iniciar el ajuste de cuentas con teorías
mente para abordar el tema de la sexuali- que se han considerado tradicionalmente
dad, como nos recordarán tanto Alicia progresistas —léase Reich o Bataille—.

RIFP/1(18S3) 175
DEBATE

Las aportaciones de Raquel Osbome a del mundo ante los desastres ecológicos
la teoría feminista son tan relevantes como o de la guerra, cosas ambas de hom-
difíciles de hacer justicia con estas pocas bres».*^ A su juicio, con el feminismo
líneas. Aquí sólo nos detendremos en sus cultural se pasó de culpabilizar al patriar-
rigurosos análisis sobre el debate en tor- cado a atacar directamente a los hombres,
no a la pornografía. En efecto, R. Osbor- individual o colectivamente, es decir, se
ne analiza minuciosamente las dos postu- concibió la naturaleza masculina como
ras que en el seno del feminismo se han esencialmente agresiva. En otro sentido,
producido acerca de este fenómeno.Por los postulados teóricos del otro sector del
una parte analiza las posturas del sector movimiento feminista son que la pomo-
del movimiento feminista que cree que la grafía es un síntoma más del sexismo que
pornografía es la manifestación principal impregna la sociedad y enmarca el pro-
del sexismo, a la vez que la ideología que blema de la pornografía en otro más am-
promueve la violencia contra las muje- plio, el de la sexualidad.
res. Esta concepción de la pornografía va Osbome se sitúa en clara sintonía con
acompañada de una defínición esencia- estos postulados teóricos. El mayor méri-
lista de la mujer: «La mujer fue defínida, to de la autora radica en poner de maniñes-
entonces, como la antítesis del hombre, to los tremendos peligros que para el pro-
toda dulzura y solidaridad, provista de pio feminismo puede tener la normativi-
una sexualidad difusa y no jerarquizada. zación de la sexualidad femenina. A su
Estas cualidades le vendrían sobre todo juicio, esta prescripción sobre los com-
del hecho de que ella es madre, dadora de portamientos sexuales entraña un patema-
la vida, y quizá también a causa de su iismo difícilmente compatible con el con-
tradicional exclusión de las esferas de cepto de autonomía que el feminismo de-
poder. Por ello la mujer sería la salvadora manda para las mujeres.

NOTAS

1. Cf. H. Haitman, «Un matrimonio mal aveni- 11. Cf. C. Amorós, Soren Kierkegaard o la sub-
do: hacia una unión más progresiva entre marxismo y'eíivttiaí/í/Wca¿>a//ero, Barcelona, Anthropos, 1987.
y feminismo». Zona Abierta (Madrid), 24 (1980). 12. C. Amorós, «El nuevo aspecto de la polis»,
2. C. Afflorós, «Algunos aspectos de la evolu- U Balsa de la Medusa (Madrid), 19-20 (1991),
ción ideológica del feminismo en España», en La 119-135, p. 120.
mujer española: de la tradición a la moderni- 13. C. Amorós, «A vueltas con el problema de
dad (1960-1980), Madrid, Tecnos, 1986, 41-54, los universales. Guillerminas, Roscelinas y Abelar-
pp. 47-48. das», en Actas del Encuentro Hispano-Mexicano,
3. C. Amorós, Hacia una crítica de la razifn México, 1987, p. 483.
patriarcal, Barcelona, Anthropos, 1985, pp. 23-24. 14. C. Amorós, «Mujeres, feminismo y poder»,
4. Ibíd., p. 27. en Fórum de Política Feminista, Madrid, 1988,
5. ¡b(d, p. 52. pp. 8-11.
6. Ibíd, p. 48. 15. C. Amorós, «Espacio de los iguales, espacio
7. ¡bíd.,p. 116. de las idénticas. Notas sobre poder y principio de
8. Ibíd, p. 140. individuación», Arbor (Madrid)(noviembre-diciem-
9. Ibíd,, p. 137. bre 1987), 113-127; p. 121.
10. Cf. C. Amorós, «El filósofo y la covada 16. Ibíd,p. 124.
epistemológica», en Mujeres y hombres en la for- 17. C. Amorós, «Violencia contra las mujeres y
mación del pensamiento occidental (Actas de las pactos patriarcales», en V. Maquieira y C. Sánchez
Vil Jomadas de Investigación Interdisciplinaria), (comps.): Violencia y sociedad patriarcal, Madrid,
Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Pablo Iglesias, 1990, 39-53, p. 49.
Madrid, 1980, pp. 5-12. 18. Ibíd., p. 49.

176 niFP/1(1993)
CRÍTICA DE LIBROS

19. C. Amorós, «El nuevo aspecto de la polis», 29. L. Falcón, Mujer y poder político. Madrid,
art. cit., p. 122. Vindicación Feminista. 1992, p. 24.
20. lb(d.,p. 134. 30. Ibíd., p. 480.
21. ¡b(d.,p. 135. 31. Celia Amorós (directora del proyecto), Ame-
22. C. Amorós, «Hongos hobbesianos, setas ve- lia Valcárcel, Raquel Osbome, Inmaculada Cubero,
nenosas». Mientras tanto (Barcelona), 48 (1992), Carmen Sáez, M.C. Diez, Teresa del Valle, Oliva
59-67; p. 66. Blanco.
23. El lugar del Seminario es la Facultad de 32. Cf. T. del Valle y M.C. Diez, «Socialización
Filosofía de la Universidad Complutense de Ma- en el aprendizaje del poder y/o del no poder».
drid. Instituto de Filosofía, Proyecto «Mujer y Poder»
24. A. Valcárcel, Sexo y filosofía. Sobre mujer y (inédito).
poder, Barcelona, Anthropos, 1991, p. 183. 33. Ibíd., p. 32.
25. También hay que señalar que M.-Xosé Agrá 34. ¡bíd, p. 58.
ha trabajado sobre «Fraternidad y patriarcado». 35. Cf. C. Sáez de Buenaventura, «Hacia una
26. En relación con el tema que estamos tratando anatomía política de la impotencia» (inédito).
se puede consultar otro trabajo de Mayte Gallego: 36. B. Dio Bleichmar, El feminismo espontáneo
«Violencia, política y feminismo. Una aproxima- de la histeria. Estudio de los trastornos narcisistas
ción conceptual», en V. Maquieira y C. Sánchez de la feminidad, Madrid, Adofraf, 1985, p. 26.
(comps.): Violencia y sociedad patriarcal, op. cit., 37. Ibíd, p. 29.
pp. 67-80. 38. rbíd., p. 230.
27. J. Astelarra, «Las mujeres y la política», en 39. Ibíd., p. 34.
J. Astelarra (comp.): Participación política de las 40. E. Dio Bleichmar, La depresión en la mujer,
mujeres, Madrid, CIS / Siglo XXI, 1990. Madrid, Ediciones de Hoy, 1991.
28. P. Martínez, «Mujeres y participación políti- 41. lbíd.,p. 13.
ca». Ponencia presentada en el Seminario de «Indi- 42. R. Osbome, La construcción sexual de la
cadores para la Evaluación de las Políticas de Igual- realidad. El debate sobre la pomogrttfía en el seno
dad de Oportunidades» (septiembre, 1992). del feminismo coraemporáneo (tesis inédita).

EL INTELECTUAL METECO Y LA NUEVA GENERACIÓN

Antonio Garcfa-Santesmases
UNED, Madrid

F. CoLOM, Las caras del Leviatán, cias entre un Kautsky y un Adorno, un


Barcelona, Anthropos, 1992. Lenin y un Horkheimer y expresa muy
bien la dificultad, tras la segunda guerra
Decía Perry Anderson en sus considera- mundial, de aunar la praxis política y la
ciones sobre el marxismo occidental que reflexión teórica si exceptuamos algún caso
frente a la gran preocupación del marxis- extraordinario como el de P. Togliatti.
mo clásico por la economía política, la No es el menor mérito de este libro de
estrategia revolucionaria y las luchas del Francisco Colom el subrayar la dimensión
movimiento ot»«ro, el denominado mar- específicamente política de algunos de los
xismo occidental aparece centradoen aque- representantes de la teoría crítica. No esta-
llos temas que puñlen completar el legado mos tanto, a pesar del título, ante un estu-
clásico supliendo sus lagunas en el campo dio que desarrolle una «Lectura política de
de la estética, el psicoanálisis y la crítica de la teoría crítica» (lo que puede confundir
la cultura. La apreciación de Anderson está al lector al imaginar un debate acerca del
muy justificada si pensamos en las diferen- compromiso político de los grandes repre-

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