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Diócesis de Cabimas
Secretariado de Pastoral de Liturgia
Considerando la actual situación sanitaria, en consonancia con las últimas actuaciones del
ejecutivo Nacional y de la Presidencia Episcopal Venezolana, con el fin de contribuir a la
lucha contra la expansión de la Pandemia Coronavirus Covid-19.
La pastoral Litúrgica propone un subsidio para que los fieles puedan compartir en familia
una celebración de la Palabra y así poder darle al hogar Iglesia domestica un espacio para
orar y pedirle a Dios por esta terrible situación que nos asedia. Se propone lo siguiente:
1.- Ambientación:
2. Rito de inicio:
El ministro o Familiar dice:
Todos: Amén.
Y con tu espíritu.
El ministro o Familiar:
Con toda humildad y confianza pongámonos en la presencia de Dios
preparándonos para rezar juntos.
Ministro o familiar:
Tú que has sido enviado a sanar los
Corazones afligidos. Señor, ten piedad
Ministro o familiar:
Tú que has venido a llamar a los
Pecadores. Cristo, ten piedad
Ministro o familiar:
Tú que estás sentado a la derecha del
Padre para interceder por nosotros.
Señor ten piedad
Ministro o familiar:
Del profeta Ezequiel leemos hoy, no el famoso oráculo de los huesos que revivirán, sino
unas palabras esperanzadoras para los desterrados: "abriré vuestros sepulcros y os traeré a
la tierra de Israel... os infundiré mi espíritu y viviréis". Palabras que se corresponden muy
bien con el evangelio de la resurrección de Lázaro para este día.
A la lectura de Ezequiel respondemos con el salmo 129, poniendo nuestra confianza en
Dios, de quien viene la misericordia y nuestra redención. Responderemos todos:
Las afirmaciones que leemos hoy, de la carta de San Pablo a los Romanos, son ciertamente
valientes y nos dan un mensaje de esperanza de cara a la resurrección de los muertos, por el
Espíritu que habita en nosotros. Esta lectura nos prepara a la escucha posterior de la
resurrección de Lázaro, en el evangelio de hoy.
Escucharemos hoy, en el Evangelio de San Juan, el relato del último de los grandes signos
de Jesús que aceleró su muerte por la reacción de sus adversarios: la Resurrección de
Lázaro. Pongamos mucha atención, porque en Cristo está nuestra resurrección y nuestra
vida.
Escuchemos atentos...
Esto dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros
sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel.
Palabra de Dios
A. Te alabamos, Señor.
V/. Desde lo hondo a ti grito, Señor; escucha mi voz: estén tus oídos atentos a la
voz de mi súplica.
R/. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
V/. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más
que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora.
R/. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
V/. Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
R/. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
“Estamos en la misma Barca y vamos hacia el mismo Puerto” EG 99
Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que
está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.
¿Crees esto?
Ella le contestó:
Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
[Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja:
El Maestro está ahí, y te llama.
Apenas lo oyó, se levantó y salió a donde estaba él: porque Jesús no había entrado todavía
en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban
con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron,
pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo
se echó a sus pies diciéndole:
Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. ]
Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y
muy conmovido preguntó:
¿Dónde lo habéis enterrado?
Le contestaron:
Señor, ven a verlo.
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:
¡Cómo lo quería!
Pero algunos dijeron:
Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?
Jesús, sollozando de nuevo, llegó a la tumba. (Era una cavidad cubierta con una losa.)
Dijo Jesús:
Quitad la losa.
Marta, la hermana del muerto, le dijo:
Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.
Jesús le dijo:
¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo
digo por la gente que me rodea para que crean que tú me has enviado.
Y dicho esto, gritó con voz potente:
Lázaro, ven afuera.
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario.
Jesús les dijo:
Desatadlo y dejadlo andar.
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús,
creyeron en él.
“Estamos en la misma Barca y vamos hacia el mismo Puerto” EG 99
Los videntes que dicen haber visto en alguna de sus apariciones a la Santísima
Virgen -y la ven en cuerpo glorioso como es Ella después de haber sido elevada al Cielo- se
quedan extasiados y no pueden describir, ni lo que siente, ni la belleza y la maravilla que
ven. Así es un cuerpo resucitado.
Pero... ¿cuándo será nuestra resurrección? Algunos creen que la resurrección
sucede enseguida de la muerte. Pero no es así. El Catecismo de la Iglesia Católica dice
que sin duda será en el “último día”; “al fin del mundo”... “cuando se dé la señal por la
voz del Arcángel, el propio Señor bajará del Cielo, al son de la trompeta divina. Los que
murieron en Cristo resucitarán en primer lugar” (1Ts. 4, 16) (#1001).
Pero sucede que hoy día la gente anda encantada pensando en la re-encarnación. Y
¿en qué consiste esta falsa creencia?
Recordemos, primero que todo que la re-encarnación está negada en la Biblia:
Una sola es la entrada la vida, y una la salida (Sb. 7, 6). Los hombres mueren una
sola vez y después viene para ellos el juicio (Hb. 9. 27)
Además, está condenada por la Iglesia Católica. Sin embargo ese mito y lo
llamamos mito, pues es algo falso, imposible de realizarse contempla la vuelta a esta misma
vida como sucede en la revivificación, pero la diferencia está en que se cambia de cuerpo.
¿Cómo? Sí, los que creen en ese engaño piensan que se regresa a un cuerpo que no es el
mismo que se tenía antes, pero que -igual al anterior- se va a envejecer, a corromper, va a
volver a morir. ¿Cuál es la gracia, entonces?
Si tenemos la promesa del Señor de nuestra futura resurrección, ¿cómo puede ser
que la gente de hoy, algunos inclusive cristianos y católicos, estemos pensando que es más
atractiva la re-encarnación que la resurrección que Cristo el Señor nos promete?
Aunque la re-encarnación no fuera un mito y fuera posible, ¿cómo nos puede
parecer más atractivo reencarnar en un cuerpo decadente, enfermizo, corruptible, sujeto a la
muerte -y que además no es el mío- que resucitar en cuerpo glorioso, como el de Jesucristo
y la Virgen, para nunca más morir, ni envejecer, ni enfermar, ni sufrir... para ser
inmortales? Pensemos en estas cosas antes de dejar contaminar nuestra fe cristiana por
falsas creencias venidas del paganismo. Son mentiras. Son mitos. Son patrañas.
Se dice Credo.
ORACIÓN UNIVERSAL
Ministro o familiar:
Hemos escuchado la palabra de Dios.
Elevamos ahora, hermanos como familia, nuestras súplicas y Oraciones al padre quien
siempre nos escucha:
3. Por los que sufren la presión social y las acechanzas del demonio que les
impulsan hacia el aborto, para que valoren y dignifiquen la vida con valentía
heroica. Roguemos al Señor
4. Por los médicos y todos aquellos hombres y mujeres que luchan para cuidar
nuestra salud. Roguemos al Señor.
5. Por los que este día estamos reunidos en la casa de Dios, para que también
un día podamos disfrutar de la resurrección de Cristo y gozar de su presencia
en el cielo. Roguemos al Señor.
Ministro o familiar:
Llenos de la paz y el amor de Cristo, y llenos de su gracia hacemos nuestra
comunión espiritual diciendo:
Señor JESUCRISTO, te damos gracias por tu presencia entre nosotros y por el gran amor
que nos tienes. Quédate con nosotros, señor, en este día y todos los días porque Tú eres el
Camino, la Verdad y la Vida. Ayúdanos a vivir más estrechamente contigo y ayúdanos,
Señor, en el camino hacia tu Padre. Tú, que vives y reinas con Él y el Espíritu Santo por los
siglos de los siglos.
Todos: AMÉN
Ministro o familiar:
Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
Todos: AMÉN
Oh María,
Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de
esperanza.
Nosotros confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste
asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo, sabes que tenemos necesidad y estamos seguros que
proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría u la
fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y
hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y
ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz. A la alegría
de la resurrección.
Amén.